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Elementos para una caracteriza- cin del capitalismo of ig&rquico Marcelo Cavarozzi Documento CEDES/G.E. CLACSO/N° 12 Una versién preliminar de este trabajo fue preseatsda en el Seminario sobre Burguesia ea AwSrica Latina que se realiz6 en Marzo de 1978 en la Universidad de Biele feld, Alemania Federal. Quiero agradecer los comenta~ ios y sugerencias formlados por los participantes en dicho seninario y por mis compaieron del CEDES, en es~ pecial Jorge Balan, Maria Grossi, Oscar Landi y Oscar Oszlak, a dicha version. Buenos Aires, Junio de 1978.- Toa andiisia de los srocescs do fomaciéa y deserrotin de tas so- siedades capitaliatas latianamericanas, ror lo peneral, so he amtradh ea Tan radalidadns de orgenizactén dx las actividaies econdnicas. Ticho Snfaais, que an los Gltimos quince afea eutuvo asociads con los inasta~ bles avances qua se ban peodueids on tn commrensida de las reraciiciia des da asos caitalienos, Ya tenide cone facto esductr los apnactos 92 ifzioos de aquelloe procanoe a la categoria fe fendmenos cuyas causa se nrofuncas deben buscarse en io econémico. Heats ensayo constituys mia tentative de privilesiar los aspactos rolfticos del origs: dei canitalig. no en Andrica Latina, partiando ds conedtorar que las rslaciones soci da _doniaacién no se_ayoten en gun eanectos aconémicos sino que tanbiéa iz hyen intrfaseca y originariareste « las naneras con conaticuys y dasniiera snifticanente, tn relacida a elle an iroresciadi- Sle cener an cusnts que las derilidaces inteturetativas sefaladas resvon der fimdanentelmente a le carencia de una tsorfa en le cus el nesbiene de in creaciés y renrodueeiin de m orden polftics ascionat as quede auh foqico o1 In caractertsecién de 1a orpatizacién de loa aracesos de traba~ Jo seciat y les formas de crasciéa v avroviactéa del velor. La inteneifn de axronar ua conjunto de {dean nara ef snilinis det capitalions sligkresico apuata también a destacar elmumos atributos de a— modalided de dominecdn canitaliata que hebrf{an de contribuir, en la tape de dominastéa mis nrovdamente bureuese que ae inaururarfa on 61 ee- wumdo cuarco dal afgio XX, a le debiiided de 1a denoeracia en Anirica Le- Durante la asgunde mitad del siplo 19 en América del Sur se coafor~ m6 nn conjunto d6 sociedades como una veriferia mile plenamnta interrade 4 los adcleom del sistena capitatisra mmdiel. Hasta comanzos de ese ei- tlo La insereiéa depandiants at aiatema mmdin? hubta astads intarvediada LBOr dos coronas eurosaas va decadentas cone Yapafia y Portugal y habfa ai- @o varalela @ un eacuso demavrsiio de lan relacioaen selarieles, Dessuge * dal largo hiato, que seg el caso se exrendi6 apraximadamente entre 1820 y 1860, la integraciéa wis plena al sistema capitalists mundial se_ Sen el amplio desarroiic intemo de tas relaciones capitalistas y en _ 2s constitucién y/o consolidaciéa de sociedades nacionales polfeicameate independientes. La no cesual contemporancidad de dichos procesas en loa casos de Argentina, Brasil y Chile facilita la posibilidad de un enéli- sis comparativo que, a partir da 1a exploractén simultinea de las simiii tudes bisicas -la existencia de rasgos comunes tipicos del dasarrelle ca pitalista dependiente y primario-expottader y la fomaciéa de politicos nacionales de cardcter constitucional y no demserdtico- y ins temas caracterfsticas espectficas de cade uno de los casos, permite ir aportan do elementon para ln alaboracién de le teorfa cuya debilidad sefsLebs.”™ A principios de le primera guerra mundial ias sociedades latinoame vicanas se habfan transformado radicainente con relaciGn a 1850. En las prSximes paginas ma raferiré casi exclusivenente a cavbios que ocurrie- ron durante ese periodo; esta éafssis implicaré inavitablemente dejar de ado rasgos de esas sociedades que més bien cunstituyeron una coutinui~ ane dad de algunas caracterfsticns preevistentes. Hacha esta salvedad quiero explicitar los ejes en toro ¢ los cualee se enudan lus temas que desarrollo ea El primer punto que deseo enfatizar es que la integrecia mis plena_ e ensayo. el sistems capitalista mundial implicd 1a creaciéa de nuevos sujetos se- giales. Dichos sujetes se entazaron con los nfcleos hegeménicos de dicho aistema en modes diferentes a los hasta entoncas imperantes y organizaron * Halperin Donghi (1969) caracteriza como hiato a las décadus que tranacurrieron eatre cl memento del desmembramiento de los impe- ries coloniales y In constitucién de) “orden neo-coloniel”. ** Las observaciones que formulo en ol texto haciendo referencia a América Latina, 0 a las sociedades latinoamerieatas, son aplica~ bles Gnicameate a los tres casos alndidos: no pretende generalizar los a otros. *#* Un ejemplo de ello fue 1a presencia de sistemas de organizaciéa agraria del tipo de la hacienda. Por cierte que antes y después de 1850, el peso de la hacienda fue diferente tanto inter— como intra~ nacionalmente. Jas actividades econdmicas de exportecién con una racionalidad de tipo mis capitalistas adenis tendieron en mayor medida que sua predecesores a impo ex ou predoninic en torno al proceso de constituciéa de un orden polfti- oo ascional. Durante la,etapa colonial 1a dominaciéa habfa sido ejercida fundamen, talnente por las prolongaciones on América de aperatos burocraticos impe- ‘ziales, con lo que el elemento politico-aduinistrativo fue aquél en tomo ‘al eval se articulS 1s dominecién. De todas maneres, al funcionaniento de dichos aparatos centralizades y jerdrquicos no exeluyé le fornecién de wai dades woleculares de dovinacién,” como las haciendas que utilizaban mao de obra servil o las fazendas esctavistes, dentro de las cuales 1a domine- ciéa del "sedor” sbarcaba tanto el planc econdmico, como el politico « ideo, Légico. En sintesis, dentro del marco de nw estructura pre- y supra-nacig nal de dominacién cooxistieron &mbitos de poder local de cardcter rotal. En la atapa inmediatamente ‘post-colonial no existié un eje articulador de Ja dominaciéa de peso senejanté a les desintegrados aparates burocraticos y milita: colonial defros se reforzé y amplié (en la medida que lom 4mbites donde se ejercfa La doufnacién molecular ejercica por ams y fazen- dejaron de estar subordinadamante insertos en las estructures burocréticas coloniales) y se extandié (en tanto la produccién de algunos bienes agrico Jas sobre 1a base de ta utilizaciéa de trabajo servil y esclavo -como el trigo en el Valle Central chiles y el café en Rrasil- se extendié durante @l segundo cusrto del siglo 19). Asimiamo en los casos de Chile y Brasil se crearon instituciones estatales que postularon con relativa legitimidad Ja exiatencia de jurisdicciones polfricas nacionales.""* sin embargo, in~ ¢luso an los casos en los que existis um gobierno nacional, el parfodo se * Hn el sentido que da Anderson (1975) al término. ** — Etedond (1964, p. 71) define como toteles a aquellas instituciones en les que se desarrollan 1a tayor parte de ias actividades de los indi vidvos que las integran. #4 En el caso de Argentina el perfode 1820-1862 se caracterizé por la sugencia de un gobiemo nacienai uaificado. Entre 1828 y 1852 no exis tieron siquiera instituctones politicas de car&cter nacional. cavacteris6 por la falta de engarce entre 1° el proceso de expansién y re edecuacién de la dominacién molecular en haciendas trigueras y fazenda: cafetaleras dentro del movimiento de apertura y lento crecimiento del co- sercio mmdial de las décadas posteriores a las guerras napolednicas y:2) el manrenimiento de instituciones gubernamentales que fueron fundemental- mente un legado del perfodo colonial, incluso formalmenta como en el caso del imperio brasileio, o como an Chile donde las inatituciones republica— nas se constituyeron en el principal resguarde del viejo orden y lac tra- diciones. En sfntesis, en La etapa post-independentista no se modi ficd _dicalnente le situaciém colonial en ia cual laa inatituciones polfticas_ ~dalegadas de poderes extra-territoriales~ no "representaban" a lae cla~ sea dominantes locales, uno de cuyos sectores nés importantes estuve cong tieufde por los terratenientes. Con ie independencia se quebré bruscemen- te la Ligazén de las instituciones estatales en Anérice Latina con las bu rocracias imperiales europess sin que s¢ estableciera innediatanente una vinculacién plena de aquellas instituciones con les estructuras de domina ci6n molecular cuye soporte principal era le baciende orientada bisicanen, te 4 satisfacer el consumo privilepiade de los terratenientes.” Bn cferto sentide se podria afirmar que el Estado "nacional" ~donde esa postulacién existié~ quedd en el aire y que su Gnico lopro decisive fue, en los casos ée Brasil y Chile, el evitar el demenbrantento de los territorios que originarimente heredaron. Retornangs finalmente al punto de partida de esta disgresién, es de, cir al selialaniento de las transformaciones que se operaron en 1a segunda mitad del siglo XIX. Uno de los atributos de este parfodo fue el eatable- cimiento de ima ligazéa nds firue entre los procesos de consolidacién, e * Por cierto que el gradual cambic de orientacién de las haciendas en ciertas regiones a partir del segundo cuarto del siglo 19 (pasando a producir crecientenente pars 1a exportacida) y 1a mda estrecha in terrelaciéa que se estableci6 antre los terratenientes y las casas comerciales fueron dos factores que contribuyeron progresivamente a disminuir 1a debitidad de 1a vinculacién entre las uidades de de— minacién molecular (para las cuales se fue toraande cada ver més im portante ¢l contexto extemno) y las instdtuciones estateles. incluso establecimiento, de patrones de dominacién social en tomo a las actividades erfentadas a la exportacién de productes primaries y las acx ciones de los instituciones estatales. Las acciones del Estado, cuyos re. cursos se expandieron vigorasamente, no sSlo culmiaaron en la eliminaciéa definitiva de los peligros de fragmentacién territorial y en el estable~ cimiento de gobiernos nactonales donde Estos no habfan existide o habfan do sumamente débiles. E1 Ketado ademfs, fue al principal agente inpul- aor de un proceso de mayor subordinacién del conjunto de las actividades econéuicas desarrollsdas dentzo de los territorios acicnales a las nece-_ _sidades de los ndcleos decisivos de 1a economfa, Gon todo esto quiero sub, rayar que 1a constitucién de nuevas sociedades en las filtinas éécadas del siglo pasado fue el resultado de un proceso puralelo da foruacién de mer~ cados nacionales” y de estructuracién de sistemas de doninacign nacional. En el caso argentine fue aquél ea el que se produjeron los cambios més va dicales. La incorvoracién de la produccién agropecnaria de 1a Pampa Réue- da al mercado mmdial coincidié, no easualmente por supuesto, con 2a con: titucida de ua aparate de Estado nacionsl que entre 1863 y 1891 increnea- °6 dieciedis veces el yolunen de recursos gastados,”” y con ia formacién de ma clase de terratenientes capitalistas que ripidamente estebleci§ au hegemonia dentro de la sociedad argentina. EL seguado atributc de las nuevas sociedades latinoanericanas que quiero destecar ea que el establecimiente de sistenas de dominacién nacio “nal, y de La concomitante hegenonfa do las oligargufas terratenientes, 90 “gener6 antagonionos sociales fuertes. En otras palabras, Le domiaaciéa oligérquica no fue contestada ino d&bilmente por as otras clases socie- tes."** Sata debilidad respondié a dos tipos de factores cuya relevencia quiero seflalar debido « su contribucién a la implantacién de nodalidades * ‘Sin embargo, dentro del espacio de estos mercados nacionales sobre- vivieron bolsones no integradoa a log misnoe #* Bate dato ha sido suministrado por Osnlax y Gutiérres, inveatigado~ rea del CEDES. #* Loa elementos esenciales de La dominacién oligdrquica son definidos an la préxima secciéa (p. 10-11). de dominacién politica de 1a burguesfa que se ceracterizaron por 1a es- casa vigencia de los mecanismos democratico-representatives y el desarro-_ ne * “He de formas de Estado excluyentes y relativamente poco auténomas.~ El primer factor fue la escasa resistencia que presentarca las cle~_ es ascciadas a los modos de produccién anteriores al avance ¢ Ligne exportaror. Cone ae habfa sefelado, en 1a socfedad pre-independen— tiata predoming una variedad de coerctén extra-econémica apoyada sobre to do en 1a capactdad represiva de Las administraciones coloniaies y delege- dos directos coro los encomenderes (cuye poder era resultado de una conce siéa del Betado) mucho ude que en 1a subordinacién cultural e ideolSgica de los productores directos a los sefiores de lm tierra. En 1a medida que el niicleo articuladar de 1a sociedad colonial fue 1a doninaciéa politico— adninistrativa ejercida por los aparates burectéticos inpericles las buses de poder propio de las clases terratenieates “antiguas” fueron exigues.”” Ni los terratonientes "tradicionales” ni los diferentes estratos de campa sinos Uegaron a estructurar un mado de organizacién social 7 econémice Jo auficiencenenta arraigado y congolidade come para que la anenaza du su extincién 0 euperaciéa como resultade de la axpansién capitalists fuera motivo suficiente para produclr reeccioaes que Llegaran « tenez trascen- dencia polftica.“*" tar al cantrarie, les sectores rerratenientes ms atra sados, en los casos en que no se produjoron cambios en las modalidades de organizacién productiva, mAs bien se crateformaron en sotios menores de las oligarguias que controlaron el proceso de desarrolla prinario-exporta dor. Tampoco axistieron en Anérica Latina concentraciones inportantes de Pequefioe preducrores urbanos y masas pauperizadas @ los que a2 desarrollo capitaliste condenara a la liquidacién o a un empeoramianto sustancial de * Miia abajo se definen las cateporfas de exclusién y autonomfa. ** Ee por ello quo Uricoechea (1977) caracteriza a los estadon colonia les come burocratico~patrimoniales. ## Un cago conocido de este tipo de reacciones, pero de fuera del area considerada, fue la rebeliGn de los campesinos de Morelos y zonas vecinas en México a principica del siglo 20 frente al gradual proce, so de liquidacidn de sa modo de vide debido al evance de 1a agricul tura capitalista. sus condiciones de vida a la manera que sucedié en Europa Occidentel con el avance de 1a industria candtaliata. Si bien un conjunto de bienes pro ducidos con tecnologfas rudimentarfas y artesanales fueron desplezados _ por las manufacturas importadan, e1 peso relative de lss clases producto ras fue relativemente escaso y su desaparicign (0 teduccién dristica de importencia) no generé resistencias sociales de magnitue, BL segundo factor que influyé sobre la debilidad de Lae contesta- ciones saticlig&cquicas estuvo vincviado con el grado relstivamente bajo de desarrollo que alcanzaron las formas més propianente capiralistas de_ “orgenizacign de 1a producciéa, es decir las caracterizatas yor el prede- minio de modalidades complejas de cooperaciéa y el uso extendido de 1a naquinaria.” Ea otras palabras, si bien 1a extensién de les relaciones selarieles legé en algunos casos a reemplazar casi totalmente otras for maa de relaci6n entre los productores directos y los propieterios de los medios de produccién, dicho proceso no fue acompaiiade por un paratelo de arrollo de 1ae modalidades organizativas eipicas de le gran industria. Esto signific6 que, excepto en ciertos sectores controladcs prepoaderante, mente por el capital extranjero -como los servicios urbanes y de traus~ porte, los talleres ferroviarios, los frigorfficos y las usiaas selitre— vas- le fornacién de grandes concentraciones de obteros asalariados y la utilizacién de tecnologfes que requiriesen un grado elevado de coopara~ eign y de integraciéa de las actividades febriies fueron fenémenos ais, dos. A ello se agregd que le clase obrera fue constituyéadose como el otro polo de una relaciém en 1a que su antagoniata en la produceién, los capi- talis aparecta esfumado: los asalariacos rurales en auy pocos casos ae enfrentaron dixectanente con un capitalieta agrario que los organize ra como “obreros colectivos";** 108 cbreves manufactureres s6lo excepcio nelmente fueron sonetidos en la planta uma direccién capitalista efecti * Esto es, le que Marx define cono gran industria. *+ Sin embargo, aunque no fueron abundantes, hubo ejemplos de fame y caneias més propianente capitalistas en los tres paises. ® ve y necesaria.” Ambas razones, 1a escasez de grandes concentraciones de operarios y la debilidad del polo (burpufe) contradictorio que aglutiaara por oposiciée a la clase obrera, contribuyeron e socavar ins bases de su cohesin interna. Las ban materiglee que le permitieran al obrero parci birse como parte da un colectivo enfrentado a otro (come expiotade, pero también como parte no escindible de un organism de produceiém en el que su trabajo estuviera sustantivamente integrado, y no espacialmente super— pueata simplenente, al trabajo de los denés) fueron precaries.”” Como consacuencia de los factores apumtados la imposicién de sista~ nas de dominacién nacional a vartir del @ltimo quarto del siglo 19 encon- tré, en términos comparativos, resiatencias no demasiado fuertes por par te de aquellas clases aujetas a dicha dominacién, Si bien esto no signifi ca negar 1a temprena existencia de luchas obreras v populares de naturale, za anti-capitalieta, éatas consticuyeron hecho aislades y ein ninguna, o con muy escasa, repercusién nacional. Por elic, ia contribucién de dichas * Marx apumtaba en el Capfrulo Tnédfto (1971) que te imposicién dei del mode de produceién rapitalista se dio -en el caso tipico de los capitalismos centrales~ en dos etapas. Za le primera, 1a de sub, sunciéa formal, se produjo una traneformciéa formal (esto es de Jas relaciones) del proceso de trabajo por la cual el ttabajadox se bordiné (subaumid) al cavitaiista vendiéndole su fuerza de traba- jo, nica marcancfa de la que efa poeeedor. A pesar de allo no se operé una modificacién del proceso laboral sreexistente que ere an~ terior a la subsuncidn del trabajo en el. capital y que estaba confi, gurado sobre 1a base de diversos modos de producciéa anteriores. Es decir, el reemplazo de ia coereién extraeconSmica por 1a coereéén puranente econémica no implicS ia transfarmacifn sustantiva del pro, cose de trabejo, Esta Gltina transformaciéa, a le que Marx descri- bia como 1a metemorfogis de la naturaleza real del proceso ¢e tra- bajo se produjo en la segunda etapa del desarrollo capitaliste an la cual se operé 1a subsmcién real del trabajo oz el capital. En América Latina el avance del proceso de subsuncidn real fue particu, larmente débil fuera de los sectores controlades por el capital ex- tranjerc. ** Como aofiale Torre (1977), p- 3, "..-en el marco de la industrializa cién latinoamericena..., 1a fabrica capitalista no ha llegado a ops rar eon principio de articulacién de clase de los trabajadores". luchas a uoldear un eistema de dominacién (que fuera al mismo tiempo re- sultado de tos avences de la burguesfa y de conquistas de las clases sub- alternas) fue minima. Resumiendo, una particularidad esencial dei desarrollo del capita~ _Lismo en anérica Latina fua au constitucién originaria cono sistena de do, “ninaciéa nacional de cardcter oligdrquico; dicho sistema no se estable-. _sié gobre le base de wa superecién de sbsolutiamos de naturateze feudal “sino en el vecfo dejado por 1a disolucién de sistemas sociales cuyos ejee_ “astaban constitufdos por instituciones politico-administretivas subordina _ En parte debido a la debilidad de las contestaciones sociales de origen proletario, la transicién del sis~ wdae 8 monarquias oxtra-territoriale _tewa oligrquico hacia formas polfticas nds democrdticas no tuvo aia le burguesfa ni a la clase obrexa como protegonistas centrgles. Esta circuns tancia iba a tener que ver con la escasa asociacién que existié entre los procesos de ruptura del régimen oligfrquico {y las paralelsas demandas por wna dewocratizacién polftica) y 1a profundizacién del capitslisme con el desarrollo del sector industrial y de las clases vinculadas con ia indva~ trializaciéa.” La politica y el Estado en ol sistena oligdrquice Algunas de las interpreteciones nde difundidas de le politica latino americana -como las de Eisenstadt (1966) y Germani (1962)- han partido de la imagen del “desarrolle institucional débil". De acuerdo a esta imagen, * BL antagonisme principal deatro de les sociedades oligérquicas se conformd con un antagonismo especificamente polftico que opuso, por m lado, al Estado oligdrquico -es decir, un Estado particule- vista, no de todos- y a le oligarguis, no cefinida com clase (capi, talista ono) en 1a produccién, sino como ma “clase politica” que coronaba um patrén de dominacién, y por el otro, a las clases subal temas, que esteban exciufdas del Estado, incluso en los casos en que, como la clase obtere, estaban iasertas en relaciones capitalis tas. Este antaponisno eapecfficamente politico no sélo tuvo impor- tencia por lo que fue, sino también por el hecho de que contribuys @ dloquear 1a confermacién como antagonismo principal de wie oposi-~ cin secial entre burguesfa y clase obrere. 10 teletivamente aceptada hace quince afios atriis, en las aociedades lating- avericanas, por una serie de razones histéricas y culturales, se habria _Produciéa un desfasaje entre el desarrollo econémico-sacial y el desarro~_ lo polfticovinstituctonal; en otras palabras, a un vigoroso desarrollo de las releciones sociales ao babrfa correspondide un avance paralelo cel proceso de institucionalizaciéa.” La interpretacién propuesta en_este do- cumanto apunta en 1a direccién epuesta: 61 predominio de un antagoniano de naturaleza emlnentenente politica se correspondid con el hecho de que Ja hepenonfa de las burguesfas latincanericanas en el perfodo primarig~ exportador tuyiera un carécter asinétricn; 1a hagemonia "sticopolftic xda_en el Estado oliparquics y en su sustrato social wads prefun- do de representatividad seegada, paternalism y exclusién, esS mucho née cecisivanente que la hegenonis deserrollads en ¢} fmbito propiamen~ oe te productive, E1@Perfodo oligdrquics) se carecterizS por 1a constitucite paralela de un modo de organizaciém econdmice capiteliste en el que, subordinadas a la intermediacién financiera y comercial, coexistfan formas capitalis~ tas y de pequefia produccién y de im modo de dominacién oligérquico. in e2 orden oligérquico 1a dominaciéa polStica no fue ejercida exelusivamente x log agentes sociales "privados"-com en ol caso de la dominacién ce~ lular de ia clase terrateniente del feudalisto occidental descripto por Anderaon- sino par un Estado nacional que constituyS y garancizd velacie nes sociales de dominacién en las que, ademfis de ser, apareci&, y por eso su cardcter particularista, como el aparato coactive de una clese, 1a bur * A esta primera visign que deede 1a sociologia intent6 interpreter el desarrollo histérico latinoamericano siguieron las diferentes versiones de la teorfa de 1a dependencia que, en general y con la excepeign de algunos excelentes trabajos precursores con el de Cardoso y Faletto, le dieron un énfasis casi absoluto a ia econo~ wfa presténdole escase consideracién al problema de le constitu- eiga de un orden politico nacional. ** Gramsci apumta que "...2 pesar que la hegenenfa es ético-polftica, debe ser también econémica; ella debe eatar necesariamente basada en la funcién decisiva ejercida por el grupo dirigente en el niicleo decisive de actividad econdémica". (1955; p. 1591) u questa, y no del conjunto de las clases sociales. 1 Estado cligdrquico fue un componente decisive de las relacicnes de doninacién y, a 1a vez, fue un Estado excluyente. Su carficter decisive reault6 de la circunstan~ _sia de que, tanto a través de la coercién, como de 1a amenaza de_coereién: @ seceré y garantizé la reproducciéa de relaciones sociales en las cuales las clases subalternas no habfan entrado volunteriamente, o no podfan 1: bremente romper,” ¥@) fue el nGcleo articulador de los mecenismos que Permitieroa a la burguesia apropiarse de uma porcién considerable de exce dentes cuyo volumen no dependfa fundamentaimente de la manera como estab organizada le produceién, sino de las ventejas absolutes que tenfa dentro del sistema mundial 1a produccién agropecuaria y minera latinoamericana. La presencia constitutiva del Estado en las relaciones de cowinacién fue Ja contrafaz de una hegenonfe "privade" déb41 que alcanzé mayor firmeza ea lo que fue, en todo caso, el aspecto més arcaico de la variedad de ce~ pitaliomo oligdrquico latincamericeno: ia sujecifm paternalistica y per- sonal a la que estaban scmetidss Las mesas canpesinas. Un Hatado Ligade a la modalidad de dominacién oligarquica no podfa sino ser excluyentes @1 tenfa necesariamenta que aparecer respaldando desnudemente a la clase cepitalista. Es decir que la nodelided de relacién entre clases dominan- tes y clases dominadas cornorizada en el Estado oligérquico con Que Sete eparecié transparentemente como atributo, y aparato de imposicién, coer: una_de los polos BL spareto de Eatado oligérquico fue a menudo, para usar la expre- de Francisco de Oliveira (Cfr. CEBRAP; 1976) un Estado capturado; es decir, _un Estado en al quo la presencia de aiguiae fracciones de 1as cle ses dominant stis en en las institucicnes estatales era directa y no requeria agentes polfticos que 1s intermediaran. Ge podria decir, inciuso, que la La falta de voluntariedad y libertad contractual, que fue née evi- dente en el caso da campasincs y semi-campesinos, también se did con jos eealariados rurales y urbanoz, que atm en los enson en los que no fueron compelidos extra-econémicamente a vender su fuerza de tra bajo, fueron impadidos de constituirse como fuerzas sociales organi sadas capaces de nagociar las condiciones de contrataciéa con los capitalistas. 1z burguesfa "se prolongaba” en el Estado colonizanda sua insticuciones. Es te, tipo de prolongactén era congruente con el tipo de acumulacién de 2a gtapa olighrquice; los intereses corporarives de los capitatsstes cue “Predouinaban en, y exan prowvides por Las instituciones capturadas, no Adades de. repro — ma capitalinta en eu conjunto, El Eatado capturade oligérquico fue, a la vez, liberal ¢ intervencioaiata. Su liveraliomo consistid bésicamente on Le avsencia de Ifmives y condistenanientos a los comportenientos indivi- duales de los capitalistes.” Pero esta circunstancia no debe oculraracs da participacign deciaiva que tuvo el Estado en la construccién y manejo _ del nuevo orden econéaico y en el paratele proceso de constitucién de la entraban en contradiceiéa con las ne ciéa dal borguesfa. Ast, hubo va seri de tareas esencieles para la organizacién, del sistema productive y da intercambio y para le apropiacién dal exca~ deate por parte de La durgvesfa que, davde un cotiento, fuaron realizadas por un aparato centralizado: el mamejo de le polftica camblaria y moneta~ ria, el diseiio y control de los mecasisnos crediticios ~genevalmente 3 través de 1a dieposicién de fondos pablicos que eran otorgados @ nenude eon tasas de inter&s reales nepativas, contra garant{as hipoteraria.; ta * La variedad latinoavericana de Liberalismo fue muy diferente ai 1i beralismo de los capitelicmos clésicos de Europa Occidental ~come Inglaterra, Francia, y Suecia~ donde, en realided, las restriccio- nes ai poder de los soberanes contenido an las nosicienes liberales correspondieron a Ia contenci6n del poder ne de el Ferado, sino de um Estado histéricamente situado, es decir e1 Estado que los terra~ fenientes feudales. Estos terratenisaces, y su Eatado, si bien se fueren vinculando crecientemente al mercado, lo hicieron dentro de una madalidad de otganizaciéa del sistema productive en ef cual 2a coercién extrseconémica era componente principal, tanto para ia exaceién a la que eran sonetides Lea clases aubalternas como para impedir que la tierra y 1a fuerza de trabajo se trenaformasen en mercancfas. En realidad las "pasiones" del soberanc, desde el punto de vista de la naciente burguesfa, no eran en parte sino In menifes tacién de un modo de dowinacién ajeno a 1a primacfa dei capital. (GEx. Hirschnan, 1977). El Hetado Latinoamericano de fines del si- glo XIX fue, ea cambio, un Estado de los capitalistas agrarios y ur banos, on seciedades on laa cuales persistieron fornas precapitalis tas viejas y se crearon nuevas, subordingndose a la légica del capi tal. 1B apropiacién y distribucién de la tierra; le aegociacién de lan concesio— nes de axplotacién de recursos minerales.” A ello se agreg6 que, frente 2 gobiernos y financistas extranjeros, debfa existir m garaate @ltino capaz de tonar decisiones y de imponerlas coercitiveneate, de las obliga clones aswides por mienbros individuales de 1a clase dominance.” La polftica oligdrquica tuvo dos dimensiones, ung! tdcita y restric tiva: el bloqueo de toda participacida y organizacién politicas de las clases subalternas;'otra expresa y participative, limiteda a las clases propierarias; en ambas los agentes polfticos t{picos de 1a Epoca, Jos_ partidos de notables, jugaron un rol preponderante. Coxo deciamos mis ‘arriba la oligarqufa fue 1a clase politica del capitalismo oligérquico: los partides predominantes -el Partido Autonomista Nacional Argentine, los partidos Republicanos estaiuales del Brasil y los partidos Liberal y Gongervador y sus diferentes escisiones en Ghile- fueron partidos de 1a oligarqufa. Vale is pena precisar qué partides fueron Saros y cual fue 1a oligarquia que los controlé. En primer lugar, los partidos olinérquicos fueron wecanismos de ex- clusiéa (aunque ver cierto no fueron los Gnicos); el répimen electoral combiné disnosiciones y pricticas qua permitieron, por un lado, menejar éiscrecionalmante 1a "participacién" electoral de sectores heteronomiza~ dos de las clases svbalternas (fundamentaluente de campesinos y peones my rales sonetides @ 1a volumtad del patrén),""* y por otro lado, reducir * —-Eatas actividades del Betado fueron taa decisivas en ei proceso de formacién de la burguesfa que por eso se habla de le constitucién peralela de una economfa capitalista y de una doinacién burguesa. En cierto sentido la burguesfa fue constitufda "desde" el Estado. #* En tal sentido, 2a historia de las décadas que siguieron # la Inde- pendencta estuvo repleta de episcdios en bs cuales dicha garantfa Gitima resulté inguficiente a los ojos de los gobiernos europeos Que trataton ce tomar la tarea de exigir el complimiento de obliga~ eiones en sus propias menos. La preocupacién de los gobiernos dei sur de América Latina de anarecer manejando Racados eatables y res— ponsables fue muy evidente « partir de 1a segunéa aited del siglo *k En ostos casos, evidentemente, ta midad electoral no era al supues to votante, sinc el patr6n o el caronel euyo peso poifrico se media por el nfimero de votos de que disponfa. 14 dréaticamente la significacién electoral de loa sectores subaltemos po- tencialgente capaces de gestar accion autGnomae. Esto Gltimo fue logrado a través del fraude, la veda a le participa, cién electoral de los extranjeros -que fue de particular importencia en “La Argentina y en los estados del Centro Sur del Brasil donde la propor- ciGn de extranjeros dentro de la poblacién maseniina mayor de edad supe~ x6 ea algunos casos el cincuenta por ciente, y el peso desproporcionado de in veraifn latinoamericana de los rotten boroughs (es decir de los distritos rurales relativamante menos poblades y controlados paternalfs~ ticanente). En todo caso, ein enbargo, ta existencia de sectores campesi nos capturables por los partidos oligrquicos fue el requisito fundamen- tal para que el réginen excluyeate aicanzara cierto grado de ostabili~ * dad. El no cumplimiento de este requisite determing que en la Argenti- ~ na se planteavan mucho més tempranamente que en Brasit y Chile conteara~ ciones a le politice de exclusién que repercutieron dentro del seno de Ja misme oldgerqufa.”* Mientras que los mecaismos da exetuaién de los sectores subaltemos implementados a través de 1os partidos de notables tuvieron una serie de atributes commes a todos les casos, el papel que jugaron diches parti- dos en relacién a las clases dominantes tuvo mayor diversided. Tanto en Brasil como @n Argentine s¢ conformaton repimenes virtualmente uniparti~ ae También fue condicién para que los partidos oligdrquicos sobrevi: ran la crisis det tégimen oligarquico y se transformaran en lo que ea ua trabajo anterior denomindbanos "partidos del orden" (Cavazo~ zzi, 1977), es decir on partidos conservadores de maser en sistemas de civdadanfa amplinda como los de Chile en laa décades de 1930 a 1960 y Brasil de 1940 2 1960. Los Liberaies y Conservadores en Chi Le fueron tinicos partidos del orden, mientras que en Brasil 1a UDY y el PSD compartieron algunos de los atributos de ese tipo de partidos. Uno de los elementos de 1a crisis de 1890 fue, precisamente, el pro bles de la apertura polftica a sectores sociales no burpueses con ‘Ln consipuiente empliacién de la ciudadanfa. La cuestifn se pleated nuevanente en 1902 y 1906, hasta que finalmente en 1912, con la san ei6a de is ley de voto universal, obligatorio y secreto, se puso dvdaticamente fin al répimen de ciudadanfa restringida. us daries alrededor del partido de la situasie, 0 sea ol partido oficialis- ta,” Estos partidos resolvieron més eficaznente el problema de vincular los intereses concretos de La burguesta al proceso de fornacién del Es- tado nacional que el problena mis especfficamente polftico de proveer re, plas para desatar el nudo gordimo de la polftica eligérquice en Brasil y Argentina; 1a sucesién presidenciel.”* a Chile, 1a implantacién del men parlanentario a principios de 1a década de 1890 proveyé herra~ sientas politicas pare poder establecer ua red de cabiantes coalicio- nes -cuya fornacién y ruptura signaba la suerte de cada gebinete- que permitié ta existencia de numerosos partidos (de los cuales al nenos cin co tuvieron importancia durante el perfodo 1891-1924) que anudaron un juego sunamente estable por debajo de 1a vordgine de los permanentes cam bios de gabinece. Claro esti que el sistema politico chileno no tuve que resolver las complicaciones darivadas de 1a multiregionalidad. Mientras que en @l caso chileno, desde el punto de vista politico, nacién y re nign coincidleron, en Brasil y Argentina el réginen oligitquice se enfren, £6 con el problema regional; en el primer caso, con el trénsito del rela tivanante centralizado sistema imperial a wa federaciéa con dos estados como socies mayores y doe oligarqufas que adquirieron y no peréieroa wa perfil estadual);""" en e1 segundo, con el pasaje de una federaciéa de provincias casi compleranente auténomas a un mado de organizactén cada vez menos federai y cada ver mas dominado por ua oliparquia de cardeter * En Brasil el Partido Republicano nacional répidemente desaparecié después de 1a disoluctén del Imperio y los partidos se organizaron astadualmente; en la Argentina si bien versistieron las organizacio Aes pattidarias provinciales, funciond tanbién una estructura de cardcter federativo. . ** Bn aste sentido, 1a thcita regla brasilefia de le altemencie en le presidencia de mineiros y paulistas, ptodujo, en todo caso, situacic nes mde estables que la virtual crisis que se abrid en la Argentine ante cada sucesida presidencial. #tK Ineluso estos dos socios mayores tuvieron pesos disimiles en la me- dida que Sio Paulo tuvo um desarrollo m&s potente que Mines, y el capital paulista fue subordinando gradualnente a las economias re- gionales. 16 nacional. En ambos casos, 1a articulacién ae 4i6 a través de 1a "polfti- ca de gobemadores” orgenizada vor Campos Sales y Roca, respectivamente. Los gobemadores, ademis do ser jefes de los Ejecutives provinciales, na nejaron los partidos de sus provincias y, en buena medida, Las bancadas provinciales en ¢1 Congreso Nacional. Nos preguntébamos, por diltimc, por la naturaleza de las oligarquias dominentes latincamericanas a las cuales, en principic, habfamos califi- endo como clases polfticas del capitelisme cligérquico, en base a su con, ‘ron preferencial de los mecaniswos de acceso al aparato de Estado y al hecho de que 1a modalidad de dominacién que dichas oligaraufas ejercie~ ton sobre las clases eubalternas 4 las que estaban vinculadas mie direc~ tanente se transforné en el elemento central del modo de dominacién po~ 2ftica en el conjunto de la sociedad. Ei definir 2 las oligarqufas en ba ge a aus atributes polfricos no debe ocultarnos que tuvieron, paralela- vente, maneras diferentes de anclarse en la producciéa, que se inbrica- fon, a su ver, de diverses modos con aquellos atributos polfticos. Bl ca 90 en el qua reauité més mercada, y casi exclusiva, la preponderancia 1 factor polftico fue el chileno. La inaerej6n en la produceién de la aligarquia del Valle Central, que le hebfa permitido durante el orden conservador (1830-1875 aproximedanente) apropiatse del excadente agra tio generado por e1 caupesinado, pasé a tener una inportencia secundaria frente 4 la ée les rentas generadas por la explotecién salitrera, contra ladas por el cepital extranjero, de las que se apropié por 1a via poli~ tico-estatal, El hecho de que el grueso del excedente apropiado por le oligeroufa dejara de estar ligado a su insercién directa en 1a produc- ein tuvo profendas consecuencias acbre ia sociedad en ex conjunto. Por una parte, se redujeron los incentives para inerementar al, de por si Telativamente modesto dinamismo de la eccnowfa agraria del Vaile Central. Los sectores vineulados con los productos m&s importantes durante buena parte del siglo XIX se estancaron, y les relaciones sociales estableci~ {das en tomo @ ellos tendieron a congelarse. Por otra parte la domina— ein celular ejercida sobre el cempesinade dejé de servir preponderante- mente, como lo habia sido durante el orden conservador, para 1a extrac- a7 ciéa del excedente agrario; perdié eu carfcter de fin en sf mismo para transformarse en ua instrumento que funcionaba hacis afuera de las rela~ orienténdose hacia wm proceso productive ciones de produccién agrari en el que 1a oligarqufe no participaba. Mientras que en Chile, con el congelaniento del oréen agrario, la clase terrateniente, salvo algunas excepeiones como en ¢] caso de la vitivinicultura, no 4ié origen ni fue reemplazada por me burguesfa agraria, ea Brasil y Argentina 1a expan- 16n exportadora tuvo como uno de los principales protagonistaa (el otro fue el capital internadiario financiero y comercial) a nuevas claves te~ rratenieates que transformaron las relaciones agrarias tanto en le direc cia de uns expaneiéa de 1as formas capitalistes como de la creacién de tun nueve tipo de cempesinads subordinade al capital (esto Gltimo en el caso brasileio) . fn el Centro-Sur brasilete 1a economfa caferalera introdujo un cam bio fumdanental con 1a abolicifn del trabajo esclevo y le extenién de La economfa monetaria. Adenée la incroduccia del trebaje Libze rompié La autarquia de las entiguas unidades osclavécratas con ia consiguiente expansién del intereanbio entre uidedes productives.” tie celeciéa que se establecié entre la nueva econoxSe agraria y in econoria urbana fue relativanente conplesentaria grocias a la expansia/cveaciéa del seni- campesinado; el cefé, que fue bien de exportacién exclusivanente, fue la principal fuente de divisas necesaries para las importaciones y para afrontar los servicios de una deuda extema que creeié, preciemente, pa ra pernitir mantener los precios interes del café."" Loa bienes de ta * Ba el Nordeate 1a trensformaci6n de 1a produccifm azucerera en 26 @irecci6n de ser la base de una economia mis capitelista shores y el latifundio algodonero-pecuario se constituyé en el ndcleo da una economfa regional dependiente de Sao Paulo ea le que se cominaron La produceién extensive escaeanente capitalizeda y la pequeia pro~ dueciéa campesina de subsistencia. (Cir. CEBRAP, 1976). #4 Zn la exacerbactén de ese proces, tos requerimientos de financia- mieate extemo acababan por consumir todo el valor de 1a economia agro-exportadora, con lo que nagaban la propia forma de produccidns en el Gltimo andlisis, el valor generado por la economla agro~expor, tadora acabé por destinarse sustancialmente a pagar lor costes de la intermediscign comercial y financiers externa. (OLiveire,1975; Pe 408). 18 canasta de consumo de los asalariados (y de los campesinos por suoueato) fueron sbastecidos, en buena parte, por la pequefia produccidn camp que emmplis para €l naciente modo de produccién de mercaderfas interno e1 papel de acumulacién primitive que la economfa colonial habla de— sempefiado para el modo de produccién de mercederias externo. (Oli veira, 19755 p. 404) (Su Enfaeis) ~ La produceién campesina penitié mantener los salarios bajos, amen tendo, por ende, las ganancias del conjunto de los capitalistes sin per~ Judicar @ los capitatistas agrarios, caso qua se hubiera dado de haber side os asalariados. La falta de una colisién direc toa iiitimes los producteres de las alimentos para el consumo de en ralactn 4 esta cuestifn entre los intereses de los terratenientes capitalistas, gor un Jado, y los de los asalartados (y 1e burguesfa industrial), por el otro, también tendrfa, mAs adelante, consecuencias a nivel politico: a los car gos qua 1a oligarqufa en casos como el argentine tendria que responder ‘después de 1930 no se agregaria en Brasil la “culpa de haber sido 1s causante directa del encarecimiento de los bienes de consims de los asa~ Lariados. . En la reign cantral de la Argentina a partir de le segumda nitad gel eigio XIX, 1a expansién agro-exportadare fue mucho més homopfneemen~ * ke capitalista que en Brasil; por ende tanbiéa lo fue la burguesfe agra, A partir de 1860, y sobre todo despufls de 1280, comenzaron « desarro. Liarse nuevas modalidades de produccién agrarias. La explotacidn de la lana, 1as carnes congeladss y enfriadas y los cereales estuvieron agocie~ (605 @ la inplantacién permanente en la regién pampeena de unidades produc, tivas an las cuales los patrones de relaciones més tipicos fueron los six * — Fuera de 1a Pampa Hiineda, hubo otras regiones en les que el proceso de desarrollo agrario se inicié a fines del siglo pesado: Cuyo (vi~ no) y Tucunéin (azficar). Las burguesfas cuyana y tucumana tuvieron caracterfaticas bastante diferentes a la pampeana y entre si. (Cfr- Belén, 1977). Ac& s6lo nos interesa sefialar que su peso relativo dentro de 1a economfa nacional fue poco significetivo y que ambos bienes fueron producides para el mercado interna. guientes: deba 19 en la agricultura, el de wn terrateniente propietario que arren la tierra merced al pago de una renta de dinero en earecie @ pro- ductores familiares que s61o ocasionalmente enpleaban mano de obre asala— riada en cantidades significativas (fundamentaluente en la época de cose- cha), y en la gmaderfa, un arreglo muy semejante al pradominante en la agricultura” y la estancia ganadera donde, por un lado, ef propietario de le tierra estaba « cargo da la gestién productiva y se empleabs mano de obra asalariada pero, por el otro, la organizacids de le produceiéa staba Fundamentalmente determinada por lag condiciones naturales y no por Las condiciones sociales, y la explotaciéa de los asalarisdos agrfco las no tenfa demasiada importancia dentro del beneficio obtenido per los ae capitalistas. Eete determin6 que, a pesar del relativamente alto gra~ do de desarrolic capitelista, no se dieren conflictos entre burguesfa y * proLetariads ea el camo." Esta ausencia de conflictos en el, Ambito Tural mismo fue la contrapartida de permanentes y renovados antagenismos entre la oligarquia/burguesfa agraria y las clases urbanas, que hesta 1930 Diaicamente se ordenaron a lo large del clivaje oliparqufa-ciudada— nfa y despuds de 1940, iban a responder fundamentalmente al livaje oli~ peer’ garquie~pueblo. La especial virulencia de estos antagonismos zecong, cié varios tipos de causas de log cuales nos interesa remarcar dos. Las primeras tuvieron mis significnet6n antes de 1930 y las segundas después. En primer lugar, 1a circunstancia de que a diferencia de los casos de * wane Flichman (Cfr.1977) ha sefialado que los arrendatarios faniliares tu vieron en la ganaderfa uma presencia mucho més significativa de lo que habitualmente ge reccnoce. En todos los caeos 1a explotaciéa extensiva de la regidn pampeana se caracteriz6 por im escaso nivel de capitalizaciér; 1a tierra consti— tuyé, casi sin excepciones, el grueso de la invereién. Los conflictos rurales néa bien se suaciteren entre grandes terrate- nientes y pequefios y medianos productores familiares en tore a dis- putes por los precios de los arrandamientos y de ies bienes produci- dos. EL sentido y contenido de estos clivajes se desartolla en um trabajo sobre la etapa de dominaciéa mis plenamente burguesa que es continua cin de este ensayo. 20 Brasil y Chile, donde e2 régimen de ciudadanfa restrictive se apoyé més sBlidamente, y fue coherente con ei mantenimients de los vineules de su~ bordinac: sectores camp personal que permitié la integraciéa controlada de algunos inos, en la Arpentina el végimen olig&tquico fue patente~ mente contradicroric. Por um lado, existié in postulaciém de que todos * Libremente mercancfae (incluyendo la fuerza de trabaje); esta postu: Jos kabitantes eran iguales eu cuanto a la capecidad de comprar y vender ein ne fue pure declamacién: el rea de relaciones sociales nercantiles se expandié, tante en términos abeolutos com relatives, de manera signi, ficativa. Por el otro Lado, la ciudadanfa quedé rfgidamente cixcumscrip- * ta a los esttatos superiores de laa clases propietarias.”” Bn segundo ‘Lugas el hecho de que los bienes de exportazién producidos en la Pampa Hinede fueran taubiée bienes-salaric, con lo que ef interés de 1a burgue ofa agraria de mantener elevados sus precios intemos ara potencialmente conttadictorio con los interases de 1a clase obrera... y de las fraceio— nes burguesas(urbanas) para las cuales los salarios eran un componente [mae importante de aus costos de produceién. Como sefialfbamos més arriba, Yeota Gitina eireunstancia no pesé densaiads hasta la década de 1920, en jla medida que los alimentes de la Pampa Hineda se destinaban fundanental nente a 1a exportaciéa. Cuando més adelante iz relecién comanzé a rever~ tirse en la direccifa de un mayor consune inteme se reforsarfen Las ba~ ses en las que ee fundaban las reivindicaciones antivcligirquicas (por su lado de burgueefa azraria) precisameate cuande dichas reivindicacio- nes podrian haberse atenuade por el costado polftica. Si bien se debe tener en cuenta, como sefiala Laclau, que "... a lo Largo del siglo XTX is cosccida extraaconéuice coustituyS la forma fundamental de obtener meno de obra...” hey que reparar, como agre~ gé e miemo autor que "...dicha coacciéa extteecontnica no estaba destinada a meximizar el excedente econdmico extrafde de une mano de obra fljada a la tierra, o sometida a la supetexplozacién propia de un régimen de plantaciones, sino a resolver la escasez de fuerza da trabajo". (1975; p. 35). Eeta oposieién consticuyS lo que Botana (1977) celificS de "insalva le contradiccién de 1a férmula alberdiana". 2 La crisis del capitalisno oligdrquico Los atributos esenciales de los capitalienos oligérquicos latinoame ricmos fueron, como he sefialado, por um lade, modalidades de orgeniza— cién econémica en las que la involucracién de las clases dominantes en le produccifm fve mfis bien indirecta y por el otro, un Estado particula- riste y “capturado" con dos formas opuestas de imbricacién con 1s socie~ dad civil -ma con Lae clases dominentes en La cual Estado y soctedad ei vil estaban casi fusionados, y otra con las clases subalternas frente a Las cuales el Eateds no aGlo sparecta couo algo antaséaico, sino también extemo” y un réginen oligdrauico de exclusin politica expifcita en el cual 1, Gnicas formas de participacién de ias clases subaltemas eran, en realidad, una combinaciéa de manipulaciéa y control patemaiistico. ui crisis de las sociedades capitalistas oligérauicas y su pavla~ tina traneformaciéa en sociedades en les cuales se inplantaron formas née plenamente burguesas de dominacién durante el segundo cuarto del si glo XX, fue un proceso sumanante complejo y en el que se inbricarfan, conbinfindose diferentenente en caéa uno de los tres casos, varios tipos de causas. En esta seccidh resumirenos los elementos principalca de les frontes de fractura de aquellas scciedades: 1) ¢1 progresivo ensanchs~ wiento de la brecha entra los compartamientos corporativos de la burgue— sfa y las polfticas del Estado, como resultado de que 1a "inclinacién natural" de Ta economfe -resultante de la agregeciin de los comportemien tos individuales de los capitalistas~ tendid a ser cada vez menos compa~ tible con las necesidades de teproduccién del sistema capitalista en su * Bete cardcter de externalidad dei Estado det capitelisno oligérqui- co estuvo ascciade al predominio de ut tipo de henenonfa diferente 4 1a de los Estados propianente burgueses. in estos Gltimos 1a domi nacién se basa en um consentimiente de las masas que parte de le creencia de ejerciter su auto-gobiemo en el Estado representativo. (€ft. Andorsoa, 1975). En caithio en el capitalisne oligarquico, Las clases subalternas estfn insertas en una relacién asinétrica en la eval el elemento esencial es sv exclusién absoluta y monifiesta det control del aparato instirueional del Estado. 22 conjunto. El ensanchamiento de esta brecha iba a estar asociado con un proceso por el cual las instituciones estatales, y las pelfticas qua di- chas inscitueiones generaron ¢ implementaron, se transformaron en port: doras de intereses més generates y aparecieron crecientemente come la ex . presiéa de une racionalided més generai, y superior, a le de los capita- ‘Listas individuales.” 2) Una mayor wiversalided del Estado que paulati namente fue dejando de ser un Estado (exclusive y particular) de los ca- pitalistas para paner a ser un Ratade capitalista, es decir un Ratado ga vente de las relaciones capitalistas y por ende garante de 1a existencia y reproduceiéa cono clase no sélo de la burguesia, sino también de la clase obrera y otras clases no Ligedes directamente en la producetén & 1a burguesia. Este Estado pudo invocar mAs legitimanante su condicién de Estado de todos. Dicha invocaciéa fue parslela a le pavlatina pérdida det carfcter de atributo de una clase, la dominante, que habfa tenido el Es~ tads olig&rquico. 3) La progresiva desintegraciér de ios mecanismos de caticter oligérquico de acceso al control del aparato estatal. Esta de~ sintegraciéa ciéndelasdisposiciones constitucionazes que babfan servido para consol truvo vineulada, por ana parte, la crisis y/o trausferme dar el predominio pelftico de la oligarquia sobre le base de norman 1i~ beral-democr&ticas qua fueron a la vez fachada @ instrumento apto para Ja implementacién de pr&cticas mtideroeraticas y autoritaries y, por la otra, a la dessparicién da los partidos oligdrquices de notables © au traneformaciéa en partidos de nesas. (nas y otros habfan permitido insti vuir formas vicarias de reprasantacién de sectores subalternos. Bxamin« * Por onde, las politicas eatatales, comenzaron a mostrar més abundan- temente ejemplos de aquelles intervenciones "Limitantes” y “acondi~ cfonantes" que 0'Tonnell sefiela coro rasgos tipicos del Estado capi. talista (1977; p. 14), es decir, La imposicién de ifmites las ac— ciones de los capitalistas, en el primer caso, y desatrolle de accio nes para el necesario accadicionamiento ¢el contexte social de las cuales los capitalistas no se ocupan, en el segundo. A tipos de intervencién habrfa que agregar laa acciones "sustitutivas” por las que el Estado asunié ciertas taveas a trevéa de las cuales reewpl 26 a 1a gestign econSnica, productive y no productiva, de los capi- talistas 4 fin de inducirlos a desarrollar actividades que “natural mente" no bubieran desarrollado. 23 mos un tento mis detenidamente el desenvolvimiento de cada uno de estos frentes. Ua Estado més auténome. A partix de fines de la d&cada de 2910, y sobre todo durante la década siguiente, 1a exnamsién de las economias exporte~ doras latinoamericanas, y en algunos casos incluso hasta su continuada operacién de acuerdo « las modelidades implantadas durante las fiitimas Gécadea del sinie XIX, se tom crecientenente problengtica. En 1a Argen. tina se fue Ilegando al ifmice de expanai6a de 1a frontera agropecuaria, es decir que se fue coupletando 1a ocupaciéu de le zona que permitfa una explotaci6n sltanente rentable sobre 1a base de 1a produceién extensiva y de baja inteneidad en el uec dal capital. En Brasil, donde 1a interven ein astatal aa, cuando uo permanente, habfa sido esencial para el man— tenimiento del precis interno del café deode principios de siglo, se co— menzaron a vislumbrar los Lfnires de un eistems por el cusi el Ratadc in tervenia, socializande los costes, para defender los precios cuando és- tos deacendfan, pero dejaba de intervenir, privatizande 106 benefictoa, cuande dichos precios ascendfan. E1 sistema exa, por supvesto, self- defeating: La “defense permmente"”” da los precios del café fomenté In expansign ce los cafataics y, a su vaz, alimenté la tendencia ia baja de los precios al incrementarse 1s oferta. £1 desecuilibrio entre la pre. dueeifn bresilera y las posibiiidades de sbeorcién del mercads mmdial se agravé con el surgimiente de la competencie colombiana y africana des, pode de la guerra. (Fausto; p. 250). Les presionas en favor de une inter venci6n estatal nfa aquilibrada, y por to tanto menos avbordinads a los interases de la fraccién fs poderosa de la burguesfe apraria, provinie~ ron tanto de los sectores agrarios que podfan recurrir a mecanisnos de defense nfs aucondticos, y menos eapitalistaa,”” como de sigmes de los * Rl debate en torne a 1a defansa permanente que se desarrelis deren~ te los afos 20 conté cone defensores més acérrimos de Las medidas de defensa a los sectoras mde capitalistas de 1a burguesfe cafetale ra, loa fazendairos paulistas. ** En el caso de Minas Gerais, que en 1921 tenfa casi ei 20% de Las plantacienes de café ~mientras Sdc Paulo tenfa «i 48%- el sistema de aparceria parmitia descargar parcialnente el peso de las crisis Sobre el campesinado, que ectuaba com amortiguador del efecto de las mismas sebre ios terratenieates. 24 ocupantes de las posiciones supericres de las instituciones estatales nacionsles. El hecho de que algunos de estos funcionarios hubieran sido los agentes politicos mis conspicucs de 1a burguesfa paulista sugiere que, més allé de su pertenencia de clase, las acciones de las institu- efones qua ellos dirigfan comenzaron a responder a una tacionelidad née claramente diferenciada de la racionalidad corporativa “privada" de los grandes fazendairos pauliates.” chile, durante Le etapa oligérqvica, fue el cao on el cual 1a cligarqufa estuvo menos implentada en uma pro, duccién de caraécter capitalista y donde le intervencién estatal fue nis constitutive y originarianente decisive para el funcionamients del capi talismo clig&rquico. B1 Eacedo fue duramte el perfods 1889-1920, el principal redistribuidor de los recurdos transferides por 61 enclave, con lo que la principal fuente de apropiaciéi de recursos de la oligar- qufa fue 1a capture de insticuciones estatales a través de les cusles maxinizaba la "renta” que extrafa bajo 1a forms de fondos pibiicos.”” Tanbiéa fue en Chile donde, 2 refz de wn agotamionto que se insinvd nde radical y ms temprenamente que en Argentina y Brasii con la crisis de las expertaciones selitrerae n partir de la Privera Guerra Mundial, om manifestS con mas fuerza desde principios de la dfcade det 20, le contra diceién de les inteveses de 1a oliparqufe agraria y los de? Hatade. BL aparato estatal habfa sido el instrumentador de mececiemos qua, sienco expresign directs de los intereses corporatives de 1a cligarqufa, al mig mo tiempo, amenazaban la continuidad de 1a acimulaci&m capicalista y del orden secial sobre el cual se apoyaba, y dilufan la base material sobre 1a cual se asentaba 1a actividad de ous fmcionariee y de sus inaritucia. ‘* Sin embargo, durante la década de 1920 las tensicnes entre arvas ti pos de racicnalidaé no dieron lugar a ua cambio cecisivo on las mo- dalidades de intervene{én eatatates. ** Una de las manaras como se reflejé et control de los terratenientes sobre dicha redistribuciéa fue a través del mecanisno de los présta mos hipotecarios. Con la sostenida inflacién que afectd al pais, oo bre todo deapufs de 1870-1880, 1a falta de reajuste de los présta- nos pernitié a loa terratenientes apropiarse de una importante mase de recursos. (Bauer, 1975; po. 403-404). 25 nes. No reaulté casual, entonces, que en Chile fuera donde aparecieran con més nitidez y mis temprananente institucioes estatales cuyas pols— ticas fueron Le exprasién de una racionalidad diferente a la légice de un capitelismo de saqueo de 1a oligarquia.” La crisis mundial de fines de 2s década de 1920 acentué loa aspec top erfticos de los procasos que se habfan iniciado pravianente y agre- g6 algunos elenentos nuevos ~como Le interrupctén del flujo de capita les de los pases capitelistas cencrales y 1a cafda de 1a denanda de ma terias primas y alineatos producidos en Anéries Latina- que agcavaron aga ais in situaci6n de Las economfes latinoamricanas. Como se asbe, Gicha crisis no fue im episodio coymtural sino que marcé transformacio. nes decisives en el sistema capitalista mundial. Con relaciéa a laa eco nonfas latinoanericanas tuvo como consecuencia forzar el tréasite de una economfa en 1a cual el eje era el sector dotadc de ventajes absolutes comparativas # nivel mmdial, es decir el sactor primario-exportador, & (otra en la cual, sin que aque! sector perdiera au cardcter de principal proveedor de divisas, el eje paed « ser el sector, industrial y no in- dustrial, productends exclusivamente para el mercado interno. Este tréig sito, que se completarfa durante las das décadas siguientes, no hizo mds que acentuar la separacién entre los intereses de la oligarquia/bur guesfa egraria y los de un Estado que refirnd su carficter de expresion de intereses was generales de un orden capitalists, cuya reproduceitn result cade vex mda incompatible cou el pradominio irrestricto d= ios iatereses corporativos de 1a clase terrateaiente. Sin embargo, més que iatemamos a asta altura en cl andlisie de esa cuestién, queremos onfa~ * Ast we craaron antes de 1930 ¢1 Banco Central, Ios Insiitutos de cré ! dito, 1a Supertatendencia de Salitre y Yodo, el cuerpo de Carabine~ rom y la Contraloxfa General, instituciones sustancialmente difezen {fee a lee del Estado capturade oligarquico. También se incrementd le capacidad da regulacién del Estado a través de medidas cone 1a sanciéa dal Cédigo de Trebajo y del primer estatuto administrativo, la reorganizacifn del servicio de imneatos internos y 1a creacién de los tribunales leborales. (Cfr. Cavarazei, 1975). tigar que las tranaformactones posteriores ai efio 30 consclidaron la tendencia de crescifm de instituciones esracales ne capturadas por la oligarqufa, u otra fraccién de las clases dominantes, y a que el apara~ to astaral en au canjunto perdiera las caracteristicas de um Estado cap turade por los capitalistes (terratenientes) y de log capitalistas.” Donde fue inicielmente mis dfbil aara tendencia fue en la Argentina, & pesar de que fue ca ese caso donde 1a oligarqufa pardié nis prematurenen, te el coutrol exclusive de los mecanismos de acceso a los roles superio~ rea del Eatada.”” face hecho ao fue casual: por un Lado, 1a economfe ~ agropeccaria argentina, deapués del big push inicial del perfode 1875- 1890, funcionaba comparecivamente en forma més automftica que tanto el sector exportador del Brasil para el cual le intervenciés tutelar del Estado fue uma condiciéa necesaria para el mantenimiento de un ritmo acep table de expansién, como los mecanismos de captacién y redistribucién de una parte cel excedente producids por el enclave salitrero chileno, que exigieron ima intervencién permanente y deLibsrada del Estado, desnudar— do de manera evidento 1a condiciéa parasitaria de 1a oligarqufa tarrace~ niente. Por otre lado, 1a eccnomfa exportadora argentina fue mds exitosa que las de los otros dos nafses, lo que permitié una mayor distribucién de beneficios entre sectores no burpueses y uma cemora mayor en las medi das de ajuste frerte a los cambios de le economfs mundial. Las priseras politicas de cardcter explicitamente limitante y acondicionante fueron im plenentadas a certir de 1933 por ua gobiemo... de "La oligarquta" * Claro est& que esto ao signified 1e desaparicia absoluta » inmedia~ ta de todas las instituciones capturadas, muchas de las cuales si- guieron cosxistiends junto a otras de! nuevo tipo. Una innger que se aplica a esta superposicién de instituciones de “edades", y por ende catacteristicas, diferentes es 14 que sa deriva de las ideas del in- teresante articulo de Stinchconbe aobre organizeciones complejas.(Cér. 1966). ** El caso argentiae, donde la coalicida oligdrquica en 1916 perdié el control del Peder Ejecutivo ¢a las primeras elacciones presidencia— les con aufragio univereal y secreto, demuestra que la implantacion de mm régimen nis denoerGtico no fue condiciéa suficiente para el au wento del grado de autononfa del aparato estate’. a7 do. m&s universal. Uno de los frentes de la crisis del capitalism oligérquico fue, entonces, la adquisicién de mayor autonomfa por parte de las instituciones del Estado en relacién a la clase dominante. En otro sentido, y entendiendo ahora al Estado como aspacto de las relaciones so- ciaies de dominacién,” un segundo frente de le crisis se abrié ea torno a la treneformacién del Estado en una relacién aparancial y sustantive- wente uds igualiteris on 1a que el ejercicic de 2a dominaciéa se fue con virtiendo en soporte y gavante del nanteniniente de un detersinade orden social -el cepitelista y sus diferentes clases- diluyéndosa lo que kabfe sido predominante en 1a etapa oligérquica, es decir au cardcter de respal, do dizacto de los intereses coxporetivos de 1a clase dominante. Las universalizacién del Estado (y 1a mayor inportencie de su carie- ter de elemante de ima relacién de clases con Ia pérdida consiguiente y progresiva de su carfcter de atributo de une clase) consistié fundamantal \ente ¢a un proceso por el cual el aperate estatal gradualmente fue pos— tulando, con wm creciente grado de credibilidad en relacién a laa clases "po burguesae, que su condicién de soporte y garante de las relacionea so- ehales capitalistes -y por ende su catdcter de garentZa Gltine dol cumpli, wiento del contrato de trebajo-, no respondfa al interés particular de wa nica clase, Ia capitalista, sino al interés general del conjunto de lus clases. Bl proceso de uiversalizacién del Eerado, a un nivel m&s ebstracto, consistiS, como sefalgbaros nfs arriba, en una transformacién de la rola- ciéa entre clases dominantes y clases dominedas. A un nivel més concrato, * O'Donnell (1977; p.2-3) propene una definicién de Estado que marca adecuadamente au catéicter de relaciéa social: "Entiendo por estade al componente especfficamente polftico de 1a dominacién ea una socie dad tertiterialmente delinitada. Por dominacién (@ poder) eaticnds Za capacidad; actual y potencial, de inpouer regularmente la volun~ tad sobre los otroa, incluso pero no necesariemente contra su resis tencia. Lo politico en sentido propio © especffico lo entiends, en- tonces, comp uma patte analitica del fendneac nds general de 1a do- minacdén: aqueila que se halla respaldada por la marcada suprenacia ea el control de los medios de coercién fisica en un territorio ex~ cluyentemente delimitado". 28 el proceso se materializd a través de una serie de fenémenos més eapect- fico! 4 gradual pérdida de importancia, e incluso desaparicién en al- gunas de lag regiones y/o sectores nés penetrados por el capitalismo, de 1a coacciém extra-econdmica como elemento que compelia los proletarios a vender eu fuerza de trebajo. Aaf se extendia a los asalariades, y se universalizaba, 1a presuncién de que se comportarfan de acuerdo con La Spica dal mercado, es decir enajenando la Gaice nercancfa de la que eran propiatarios y adquirienda las neceseriae para au subsistencia, y para cy ya produceléa directa careefan de los madios. A su vez, a0 tendid a le eliminaedén de las formas de costei6a entatal nés seapadanente antiprele~ teries y ade explfcita y brutalmente antegéaicas con el estableciniento de un orden consentide por él conjuate de las clases sociales. 2) La execiente reguiecién estatel de las condiciones ea que se ne- gociaba o inponfa wm determinado precio a la fuerza de trabajo, es decir tm determinade nivel de salario, en el sentido de evitar que este nivel je acercéra devasindo, 0 incluso igvalara o fuera renor, ab ifnite neque, ride para Le subsigtencia y reproduccién de la clase obrera. Contraria~ wente al fenSueno seiialado en el punto anterior, este auevo tipo de remy lacién se rradujo en Le creacia de fornss novedosas de coercién estacal, que implicaban im disciplinaniente de algunas de aquelias madalidades de couportamicute coxporativo de la burguasfs que cendfan a ia imposicién ab soluta @ irrestricta de los intereses inuediatos de los capitelistas in- dividuales.” * ‘La contraparte complementaria de la igualded del mercado fue la de- sigualdad (contradictoria) del mundo de le produceién; 2s contrapar te complementaria de m Estado més miversal (y per ende més iguali tario) fue 1a constitucién de modalidades de dominacién creciente~ mente consentidas. ssf como le explotaciéa y el antagonisno de la produccién fue ocultada por is igueldad, @ le ver real y aparente, del mercado, ie dominacién estatal, cono aspecto constitutive de las relaciones de producciéa, fue mistificada por un Estado objetivado en inatituciones que crecientemente aparecieron cono de todos. Sin embargo, coro analige on una continuacién de este trabejo, anbos pa~ ves complementatios no se egarfan a desarroller plenanente en ol caso de América latina. 29 Lua unverselizacién del Estado requiriS de cambios profundes en Jas formes do régimen que fueron correlate de la crieis de los necanie- nos de representaciéa y de acceso a los roles suneriores del Eetedo in- heventes el criterio de cludadenfa acorade que fue fundanente del Estado oligarquico.” Ese fue ol texcer frente do fracture del capitalisno oli- gdrquico. La conformacién de fornas de réginen nfo representative nés importantes del réeinea oligdcquico fueron: __B) La vigencia de un patréa de ciudadanfa acotada por el cual dich Los elementos ciudadanfa hebLe quedado de facto restringida @ las clases propietarias ¥ sus agentes politicos”, y la participacién polftice de los seetores subalteraos era bioqueada coercitivamente o implenecteda vicarianente través de ia sustitucisa de la volutad de los miembros de dichos secto- res por la dal “patzén”. Gono sefalfbams afs arriba cl aictena de ciuda danfa acotads co baad en una modalidad peculisrmente distorsionads de funcionaniento de las normes Likeral-democrétices y en el predominio de los partidos oligftquicos de notables. . __' SB Bl predoninie de nodos de acceso # loa roles suvericzes del Es- tade que combinaron criterios adseriptives ¥ Ln capacidad de control de cliontelas electorales cautivas. ° Una de Lan cizeustencise que wée ho oscurecido 1a comprensién de Joa procesos polfticos que se desencatenaron cueationande in doninacién oligdrquica ha sido el hecho de que on Jos tres pafses analizados el pro caso de constituciéa de un Estado wis propismente burgufs -entendiendo co me tal aun Estado mis auténome y universal on ol sentido seialade en los puntes precedentes- coincidié en algin momento con la interrupcién de las 4 Entendenos per fundamente del Estado al titulo que éste inveca pa~ ra mandar y coercionar. (Cfr. O'Donnell; 1977). ** Las disposiciones que expresamente limitaron el sufragio a las cla~ sea propietarias no tuvieron demasieda inportancia en América Lati- na; de los tres casos analizados el tmico en el cuel alcanzaron wa vigencia significativa -antes de la implantacida de 1a Repiblica Parlamentaria en 1291- fue el chileno. 30 renovaciones constituctouales de gobierno, régimen inaugurads y consolis do bafe el predominio oligérquico. Asf los polnes de 1924 en Chile y de 1930 an Argentina y Brasil vinieren a poner fin a perfodes de estabilidad institucional que se hebfan iniciado, resnectivamente, en 1891, 186Z y 1889, : En realidad,la rupture de le institucionalidad fue un resultado que condenad, ea cada caso, fendeencs diferentes. Sin embargo, se pueden se falar un par de elementos, en parte contradictorios, que. en proporciones diferentes, fearon commes. FL primero fue que en todos los casos, aque nés manifiestamente en Argentina que en Chile y Brasil, kubo wma reaceidn de los sectores oligétquicus ultrammntanos frente a la circuastancia de que wia aplicaciéa un tanto nfs efectiva de los preceptos desocratico-re- presentativos contenides en ias normas liberales decimonénicas tuvo como efecto el de contribuir a debilitar y relajar el control polftico oligdx, quico. Bl hecho de que la reaccién oligérquica fuera mds fuerte y visible en Argentina ao fue casual. Respondié, obviamente, a ios mayores, y més tempranos, efectos que las presiones de les "clases medias” tuvierom, ea el case argentino, sobre los mecauismos del régiman oligérquico. EL segundo fue que las cewendes populares de une mayor participaciss en los beneficios del crecimiento -que precfsamente tendieron a ineremen~ tarse eumds este crecimientu se estaba tamande més problendtico- fueron, 9 parecieron ser, bloqueadas por el marco legal-institucional en el que apoyaban las practicas olig&rquicas. Este marco, an ex los casos en los cuales fue lo suficientenente flexible para permitir cierta apertura como ei argentino donde La oligarquia perdié el control del Poder Ejecu- tive en 1916 y el chileno donde se produjeron las primeres apelaciones al apoyo polftica de los sectores populares a fines de ia d&eade ue 1910~ aparecié, on buena medida porque le era, com uno de les princivales obs~ téculos para la implementacién de politicas favorsbles @ les intereses de Jos sectores populares. Asi fue como el marco institucional y las précti- vas adociadas @ dicho marco (es decir los necanisnos parlenentarios y las Amtermediaciones de um sistema de partidos polfticos dentro eel cual co- exiatian, con pesos diferentes en cade casc, las viejas agrupaciones de 31 notables, los partidos de masas con una importante base clientelfstica y 10s teducidos partidos obreros que comenzaron, en alguna medida, a poder funcionar Legalmente) aperecieron al misma tiempo com vehfculos de ma denocratizacién incontrolable y excesiva y como barreras para is satis~ facciéa més efectiva y rés proata de las demandes populares. Ahora bien, el hecho de que el marco institucional, las prdcticas \Parlanentaries y los partidos fusren percibides, y atacados, com los culpables de problemas tan dis{miles no resulta demasiado sorprendente; ello no hace ms que confirmar la pesibilided de que distintos sectores y organizaciones sociales desarrollen percepciones y orienteciones dispa tes, y hasta opuestas. Lo que sf constituyé um fendmenc mis complejo, y “que no enalizar€ en este trabajo, fue el hecho de que a partir de la dé- cada de 1920 aparecieron agentes polfticos que « través da la implante- cién de wecanismos de organizaciin y movilizaciéa controlados de secto- rea subalternos, que hasta eutonces habfen estado préeticamente excluf- dos de 1s polftica, apunraron precisanente « yostular frente a dichos sec tores uaz mayor capacidad de promover sus intereses que le que hebfan de~ noatrado los partidos oligrquicos y reformistas que coexistseron en las postrimerfas del Ancien Regina. Al mismo tiempo esos agentes postularon frente a la burgueafa ia capacidad de evitar ios avetares crecientenence Encontvolables resultentes de una novilizecién auténora de las clases sub alternas a0 pasible de ser contenida per las inatituciones parlanentarias ¥ partidariae. Esos agentes fueron primero les alianzas nacicnalistas-au- toritarias de militares jévenes y en alewios casos anti-oligdrquicos, te: nécratas avant 2a leetre y nolfticos de sepimén 1fnea que intentaron im plenentar un modelo nicorporativista, y luego los poyulismes cuyo ejem- plo nis dilufdo y sui generis fue el frente populism: cailenc. Los prime xos -el temprano Ibaiisms de fines de la década de 1920 en Chile, Las he- terogéneas couliciones que se aglutinaron ea torno de Vargas hasta 1945 y los interregnos militares de 1930-1922 y 1943-1945 en 1a Argentina- inten, taron establecer una tutela estatal de toa aectorea aubslternos que no Llegé a consolidarse en instituctones relativanente estables. Los segun~ dos, que habrfan de constituix los principales vehicules para el esteble 2 cimiento de un sistema de pol{tica de masas, cubrieron un amplio espec- tro que fue deade el Feronisto, en un extreno, que ropresentS ia rupture mfa radical con los modog previos de hacer polftica y que fue mas lejos en el proceso de ampliaeién de la ciudadanfa -aicanzando a airededor del 50% de 1a poblaciéa total eizca 1950° hasta el Erente-populieno chileno que integré a todos jos actores de le Gltima etapa oligitquica el parti. do Radical, las agrupaciones de hase obrera y tos partidos de derecha (como opeaiciéa leal)- en un sistema en el que la continuidad institucic nal se spoyé en una modesta expansién de la ciudedanfa que sélo alcanzé al 10% de la poblacién total hacia fines de la d&écada de 1940. Ep nayor © menor medida los populismes fueron més uavitizantes que di oa de participaciGa tutelada (per inatituciones del Estado) de los sac tores gubelterncs que tuvieron la contradictoria cualidad de contribuir alianzas nacionalistas-autoritarias y tendieron a establecer mecanis, al proceso de universalizacién del Estado pronoviendo, al mismo tiempo la creacién de formas intrfasecanente mti-denocrétices de organisacién ae polftica de las clases populace: Cono deciatos mis arriba estan cues tiones son deserrolladas en una continuacién de este trabajo. a Glave eat4 que 1a expansiéa previa de 1a ciudadanfa hebfa avanzads antes de ese momento mucho més en la Argentina que en Chile y Bra- sil. ** Por cierto que donde menos se aplica esta afirmacién es con respec to al caso chileno. 33 En estas consideraciones sobre el capitalism cligarquico latino- americano he intentado puntualizar los aspectos polfticos de st natura- Jeza y dinfimica. Mas particularmente he querido destacar como ese, y todo proceso de acumulaciga de capital, se articula, @ la vez, como re sultado de una expropiacién de valor (explotacién) y como formas de efec tivizacién y justificacién de dicha expropiacién (dowinacida). Estas formas estuviezon definidas en el caso de Las burguesies exportadoras Latinoamericanas por 1a constitueién de Estados dotados de un bajo grado de universalidad y autonomfa y de regimenes politicos excluyentes. En #1 caso de Anérica Latina esos Estados y esos regimenes cuvieron 1a ca- racteristica de ser genéticamente constitutivos de la dominecién burgue~ say no herencia “transformada" de un pasado feudal pre~capitalista. 34 CETAS BIBLIOGRAFICAS Anderson, Perry, 1975. Lineages of the abgolutist State. London: New Left Review. Bauer, Arnold, 1975. “La hacienda El Huique en la estructura agraria de Chile decimondnico" en Florescano, R. (comp.) Hacienda, La- tifundios y plantaciones en América Latina. 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