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Piglia y Arlt
Noel Luna
1. Todas las citas del texto “Homenaje a Roberto Arlt” provienen de: Ricardo Piglia,
Prisión perpetua, Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1988. pp. 135-185.
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reconstruye su vida en el interior de los textos que lee” y “[l]a crítica es una
forma postfreudiana de la autobiografía” (19), en “Homenaje a Roberto
Arlt” la nota al calce es – como veremos – uno de los lugares más
propicios para la lectura de ciertas zonas que esa inflexión autobiográfica
intenta reprimir.
4 – Supongamos que este cuento narra la historia lineal del desciframiento
de un enigma. El narrador, un crítico llamado Ricardo Piglia, cuenta la
investigación meticulosa que llevó a cabo para descifrar el enigma de la
desaparición de un inédito de Arlt. En esa investigación, después de haber
seguido diversas pistas, se topa con Kostia, amigo de Arlt, poeta fracasado
de carácter anarquista, quien poseía el texto. El narrador compra el texto –
hago énfasis en el verbo “comprar” – después de una serie de regateos y
dilaciones. Se trataba de “un montón de hojas sucias y arrugadas, escritas a
máquina, a un solo espacio”. Kostia, sin embargo, aparentemente se
arrepiente de venderlo, y tras la negativa del narrador a devolvérselo, lo
publica bajo su nombre. Había conservado el original. Kostia plagia,
falsifica. Piglia, el narrador/crítico/detective, se enfurece, y en este momento
es que lo vemos más cercano a ‘la ley’. Dice: “Lo voy a hacer meter preso”.
Un poco antes, había dicho: “¿Me había dejado estafar? En principio la
culpa había sido mía: para evitar toda publicidad me había negado a
anunciar el descubrimiento de un relato inédito de Arlt antes de que la
edición estuviera lista. ¿Mi trabajo de seis meses destruido por la
irresponsabilidad de un borracho?” (183) El narrador, de ese modo,
establece una dicotomía nítida, de índole moral, entre su “trabajo” y la
“irresponsabilidad de un borracho”: dicotomía entre ‘la verdad’ y “la
mentira”, “la propiedad” y “el robo”, “el bien” y “el mal”. De ese modo, el
crítico, un “experto” en la obra de Arlt, en la que hay toda una teoría de la
falsificación, se muestra totalmente distanciado de su objeto de estudio.
Distanciado, es decir, no contaminado. En un momento de la narración dice:
“Tenía la sensación de que Kostia había intentado ocultar el relato de Arlt
durante todos estos años. Me sentía como el detective de una novela policial
que llega al final de su investigación; siguiendo rastros, pistas, yo había
terminado por descubrirlo” (175). Una vez más, la posición de
crítico/detective queda establecida como lugar de ‘la verdad’, y por lo tanto
de ‘la ley’. Hay que señalar, por otro lado, que el pathos del crítico
“fracasado” está cargado de un tono paródico irreprimible: lo que se
pretendía como desinteresada búsqueda de ‘la verdad’ cede ante el marcado
sesgo personal del interés del crítico. Hay ahí, como veremos, un
ocultamiento. Una vez (des)cifrado el enigma, vuelve a afirmarse el lugar
del crítico como lugar de ‘la verdad’: “A partir del manuscrito y del texto
mecanografiado que me había entregado Kostia establecí la versión final del
relato. En el Apéndice se podrá ver que he respetado las variantes
propuestas en el texto”. El supuesto inédito de Arlt – “Luba” – se publica
como apéndice del “Homenaje a Roberto Arlt”, incluido en la sección
“Nombre falso” del libro Prisión perpetua de Ricardo Piglia. La laberíntica
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4. Resulta interesante que ésta también es una cita, pero de Brecht. Véase el
fragmento “Sobre el escribir” en El compromiso en la literatura y arte (Barcelona:
Ediciones Península, 1973, pp. 12-13.)
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