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LIBROS DEL TALLER EL ZUMBIDO ig EL MOSCARDON Taller y consultorio ‘de ética periodistica NUEVO PERIODISMO Construyendo el concepto de ética En véspetas de iniciar un nuevo encuentro con periodistas, con- vocados por la Fundacién para un Nuevo Periodismo (rvr1), repa- so las tres acepciones de la palabra “taller” en el Diccionario de la Real Academia Espanola: “\ugar en que se trabaja una obraide ma- nos’; “escuela o seminario de ciencias o de artes”; “conjunto de colaboradores de un: maestro”. Por una maravillosa coincidencia, en uno de los apartados del texto con el que se invité a partici- par en este nuevo taller hay una metéfora relacionada con el pri- mer significado. En efecto, en algtin lado dice “obra de manos”, e intuyo que se refierea los textos con que trabajaremos a lo largo de estas jornadas, que se reviven en estas paginas, y a una serie de actividades relacionadas con la discusién en grupos; el debate co- lectivo, la elaboracién de listados de ideas, definiciones 0 conclu- siones, y las respuestas a retos creativos y a problemas extraidos de la experiencia profesional de cada uno de los participantes. Estamos por empezar y observo rostros atentos, aunque algo tensos. Es seguro que no se conocen entre sf y a la mayorfa les debe crear expectativa saber cémo transcurrird esta primera jor- nada. A muchos de ellos la palabra “¢tica” puede sonarles a dis- cusién religiosa, a condena moralista 0 a la densa parrafada de un profesor de filosofia. En las autobiografias que escribieron para ser elegidos becarios de la rnvi, algunos expusieron dilemas éticos 7 18 que se les habian presentado en el camino profesional. Ahora es- peran esclarecer si obraron bien o mal. Otros tienen la mente abierta porque intuyen que pueden encontrar claves; asi lo mani- fiestan a medida que van haciendo su presentacién ante el grupo. Hay aqui redactores de medios grandes y pequefios. Repor- teros jévenes sentados junto a veteranos del oficio con hojas de vida cargadas de méritos. Pero no se siente ningtin signo de supe- rioridad, todos parecen coincidir en la conviccién de que en perio- dismo siempre hay algo para aprender: ya sea en la lectura de tex- tos o en las experiencias ajenas. Cada uno de los que estan senta- dos frente a mies portador potencial de material para el taller, sus vivencias pueden ser decisivas para los demas. De hecho, muchos de los elementos que se utilizardn esta vez han sido tomados de los hallazgos de encuentros similares. Inicio contindoles que cada taller me trae ensefianzas y sien- to que asumen mis palabras como una expresién de cortesia. Sin embargo, sus gestos se tornan serios cuando hago la siguiente obscrvacién convertida ya en ritual: “En la vida, pero especial- mente en periodismo, se aprende de los errores, no tanto de los aciertos. Los viejos hemos tenido mds tiempo para equivocarnos y ese saber es el que vamos a compartir”. Luego de un pequefio silencio y de algun cruce de miradas escribo las reglas de juego de este taller: * Vayan al grano. Eviten introducciones y rodeos. Llamen pan al pan y vino al vino. *. Limitense al tema. Al intervenir héganlo sobre el asunto que se esté tratando. Estén seguros de que en el taller se cubrirdn todas las inquietudes que tengan sobre ética pe- riodistica. * Sean breves. Tengan en cuenta que todos sus compafieros quieren aportar. PRIMERA PARTE: Talller de ética periodistica * No repitan. Si sus ideas fueron expuestas anteriormente por otro, cedan el curno. * Sean positivos. Aprovechen sus intervenciones para pro- poner soluciones y alternativas. * Respeten las opiniones distintas. Es natural que en estas reuniones existan mds opiniones disimiles que undnimes. Enriquezcan con ellas sus puntos de vista o sométanlos a examen. © Apaguen sus celulares. HISTORIA DE QUIJOTES Y UTOPIAS Avuno-de'los’primeros talleres convocados en Cartagena por el Instituto Interamericano para el Desarrollo Social (ves), del Banco Interamericano de Desarrollo, asistieron periodistas de 12 pafses. Durante los tres primeros dias trabajaron con pasidn sobre las técnicas para comunicar de modo eficaz la realidad econémi- cay social de sus pafses. Yo asisti a uno de esos ejercicios de redac- cién, respiré el ambiente de entusiasmo de la sala y luego lef los trabajos resultantes. Pocas veces como aquella yi un grupo de pe- riodistas tan convencidos de su misién: iban a reparar agravios, a proteger viudas y a castigar malandrines. Mi intoduccién parece confundir al grupo. No sé si los estoy ofendiendo por la comparacién, 0 tal vez piensan que me es- toy burlando de ellos o tomandoles el pelo con el ejemplo. Antes de que me hagan alguna pregunta les explico que resulta ser tan alarmante la’situacién econémica y social del continente, tan es- cdndalosa la:cifta de pobres y miserables, y tan grande la magni- tud de los poderes ¢ intereses que los generan, que los trabajos de radio, prensa o televisién parecen tan insignificantes como el in- tento quijotesco de vencer las aspas de un molino con una lanza. (CONSTRUYENDO EL CONCEPTO DE ETICA 19 20 En realidad se necesita en esta profesién una dosis de idealismo tan grande como la del Quijote para mantenerse en la conviccién de que las palabras impresas o habladas de un periodista pueden cambiar ese panorama de injusticia. Siempre hemos creido —digo al grupo— que somos la parte realista y pragmdtica de la sociedad porque nos atenemos a los he- chos. No le creemos a nadie si antes no hemos comprobado la verdad de sus palabras. Y sentimos, a veces con demasiada sober- bia, que ante nuestros ojos ha corrido el rio de la historia. Pese a ese perfil de hombres duros, somos en el fondo idealistas con alma de Quijotes. Les pregunto si creen que esto es bueno o es malo. Antes de que se desate una ronda de preguntas y reflexiones, les explico que intento establecer desde el principio un puente entre sus experiencias inmediatas y el tema central del taller para dejar sentado, desde el comienzo, que vamos a hablar de la reali- dad cotidiana. En otros talleres, el puente se ha construido a par- tir de noticias coyunturales, pero no sera ése el método que aqui vamos a utilizar. ‘Tras esta explicacién pronuncio la palabra utopia y de inme- diato invito a los asistentes al primer ejercicio, a pensar. Bjercicio 1..;Qué significa\para ustedes’ la. palabra utopla? Les pido que hagamos una lista de todos los significados posibles. De inmediato aparece un listado de palabras: suefios, ilusiones, fantasfas, ideales, metas altas, imposibles, a la que agrego nefeli- batas, que significa personas sofiadoras que andan por las nubes. Luego de la ronda de definiciones se genera la primera discusién entorno a si se puede o no aplicar a esta profesidn la utopia. Al final acuerdan que el sentido de la palabra no se ajusta al talante quijotesco del periodista cuando se entiende como ilusién, suefio PRIMERA PARTE: Talller de ética periodistica o fantasia. En cambio, si es concebida como un ideal, como una meta alta, entonces’si corresponde al propésito permanente de cambiarlo todo, de eliminar la corrupcién y la injusticia. De ma- nera que la’ utopia del periodista es una insubordinacién, una rebeldia frente a las realidades que hieren a los inocentes. Para ampliar atin mds la lista de acepciones, me uno con una cita del filésofo colombiano Dario Botero’ Uribe, seguin la cual: “La utopfa es sensibilidad, es goce, arte; creacién, juego”. Ellos me siguen con otras definiciones mds elaboradas que las iniciales: “Es la subversién de la imaginacién contra la racionalidad domi- nante”, dice uno. Ouro agrega que “la utopfa explora lo posible y libera de los dogmas establecidos porque revela que mds all4 de eso hay otras posibles verdades”. En este punto de la reflexién es claro que la utopfa es una necesidad de los hombres. Es el momento de escribir el siguiente esquema elemental para que todos lo vean: Re ae En un extremo estd la realidad (R) y en el otro la utopia (U); dos puntos de la vida humana que siempre estaran separados. El esfuerzo por alcanzarla —que puede ser’ una meta personal de Progreso econémico, de ascenso profesional o comodidad—es lo que le imprime dinamismo a la vida. A ello puede llamarsele ambicién, voluntad de progreso o idealismo, pero en el fondo son lo mismo: la biisqueda de una utopia personal. Ahora le formulo al grupo la siguiente hipotesis: Es 0 no de- seable que la realidad y la utopia se encuentren? El silencio domina el lugar. Todos estén pensando qué res- ponder: casi se puede sentir el susurro de la maquinaria fina de sus cerebros en movimiento, pensando. Alguien vence la timidez y lanza la primera respuesta: “Seria la realizacién de los ideales de CONSTRUYENDO EL CONCEPTO DE ETICA 21 22 uno”. De inmediato otro le pregunta: “:Y después qué?”. “Des- pues vendrfa el aburrimiento”, concluye un tercero. El debate genera més conclusiones: <> Hay un encuentro env realidad y utopia cuando ésta es pequefia o de bajo costo, es decir, facilmente alcanzable. © Quienes se contentan con poco, no miran hacia la utopia sino hacia pequefias metas. <® Una vida activa y en constante progreso se explica por un alto nivel de utopia. No se trata de perseguir la propia sombra, sino de ira la caceria de una estrella que se puede ver pero no tocar. © La utopia es necesaria porque impide el estancamiento y la resignacién. Al final, todos nos ponemos de acuerdo en una afirmacién central: “La ética es una utopfa”. La anterior es la primera aproximacién al tema de la sesién. Su propésito es dejar atrds la concepcién de la ética como una im- posicién reglamentiria.0:como tin conjunto de normas de abu- trido cumplimiento, Es una busqueda mds cercana a la realidad en la que la ética es entendida como un impulso a la excelencia, como la decisién individual de hacerse feliz intentando alcanzar esa maxima meta. EL GRAN PERIODISMO ES ETICO. Ya entramos en el calor del taller. Siento que el grupo esté’ mds eémodo después del primer trabajo colectivo de reflexién y buisqueda. Entre todos encontramos la nocién de ética como utopfa. Ahora es conveniente detenerse en algunos hechos con- PRIMERA PARTE: Taller de ética:periodistica cretos. Para que no pierdan el ritmo, les propongo un segundo Ejercicio 2. Organicense en grupos de cuatro. Cada uno tome la primera pégina del diario local y Kkanla. Luego discutan con los demas sobre cudles fueron los posibles dilemas éticos que se les plantearon’a los editores o periodistas que decidieron elaborar sas primeras planas. Empiezo a recorrer el lugar y a pararme, cada tanto, junto a los grupos. Los oigo discutir entre ellos utilizando sus propias ideas sobre ética. Aspectos técnicos como la ubicacién, el tamajio o el Angulo de una fotografia empiezan a ser analizados bajo una dimensién ética: Hablan de justicia y de responsabilidad —valo- res éticos— mientras se detienen en los titulares y la redaccién de los encabezados. Han pasado 10 minutos y ahora la discusién gira en torno a una pagina que le da todo el despliegue a un hecho deportivo y deja arrinconado un doloroso drama social. Parecen estar vislum- brando que todo en el proceso de decisién de una primera pégina implica valores éticos. Es una percepcidn atin vaga y sin contor- nos precisos, pero el panorama entero parece aclararse cuando, tras la presentacién y-discusién de los resultados del ejercicio, surge la idea de que la ética y la técnica son indisolubles en el periodismo. La primera es el alma de la segunda e impone actitudes: quien se proponga ser el mejor periodista, tendr4 que ser también el mas ético. De la misma manera, el periodista ético serd también técnico. Esta relacién no se encuentra en todas las profesiones, pero sien el periodismo. Les pregunto por qué. Alguien hace una aproximacién vilida: “Esta no es una pro- fesién como las dem4s, que también sirven a la sociedad y a la CONSTRUYENDO EL CONCEPTO DE ETICA 23 24 gente pero no como un objetivo absorbente. En periodismo ese servicio condiciona todo lo demis”. Cédigos de ética como los de Israel y Liberia nos sirven de apoyo pues ambos coinciden con el centro de la anterior idea: “Un alto nivel de conducta profesional requicre devocién por el interés puiblico”. El utépico enunciado hace pensar en los periddicos, canales de televisidn, y estaciones de radio que, o estén al servicio de in- tereses politicos y personales, o estén en funcién del negocio de sus duefios y directores. Esta realidad hace todavia més distante la utopfa ética que se ha comenzado a entrever. La degradacién de los objetivos del ejercicio periodistico nos aleja de una defini- cién para el quehacer del periodista. A partir de la afirmacién: “La ética de una profesién se revela sobre una clara identidad profesional”, el taller entra en una nue- va fase, la de encontrar esa identidad. Pero primero es necesario definir términos y conceptos. ¢Son dos éticas distintas la periodistica y la general? La primera, también llamada deontologfa periodistica, menciona los deberes de quien opta por el periodismo. Igualmente hay deontologia para médicos, para abogados, para arquitectos. Cada profesién tiene sus deberes propios, pero todos tienen una base comin: los valores éticos de una buena persona. No se puede pretender for- mar aun periodista ético si previamente no se ha formado a un buen ser humano, eso seria como intentar construir una casa en el aire. Ejercicio 3. Armen grupos de tres personas y respondan la si- guiente pregunta: ;Qué es un periodista? Esta pregunta, obvia y simple, los pone en una situacién distinta a la que estan acostumbrados: hacer preguntas y analizar respues- tas. Se esfuerzan por hacer definiciones concisas que diferencien PRIMERA PARTE: Taller de ética periodistica claramente su oficio de otros. Tras cinco minutos de discusién aparecen las siguientes frases: <® El periodista es el intermediario entre los hechos y los lectores. c® El periodista es el profesional que sirve a la comunidad a través de la informacién. =® El periodista es:un relator de historias. <® El periodista es un testigo de la actualidad. = El periodista es la voz, los ofdos-y la lengua de la comu- nidad. Mientras trabajamos en la busqueda de semejanzas entre estas frases, alguien me pregunta: “;[.a tarea del periodista es la de in- termediario o la de mediador?”. Yo le respondo con la cita de Jestis Martin-Barbero, que dice: E] intermediario establece relaciones entre creadores y ptiblicos, entre politicos y electores, 0 entre gobernantes y gobernados. Las relaciones que proponé no son de uso, de apropiacién ode goce, sino de obediencia, reverencia y culto: El mediador, en cambio, se sabe socialmente necesario; busca la participacién de la gente en la historia comin. Descentra la cultura, la politica y la economia; activa la capacidad de la gente para analizar, criticar, y proponer. Como era mi intencién, veo que cada uno hace un examen del oficio buscando la definicién de su identidad profesional. Pero es necesario que amplien su propia indagacién, asi que les ofrezco cinco posibilidades, que proyecto en una de las paredes. El cjetcicio que les propongo consiste en que cotejen cada una de las frases y escojan la mds préxima a sus propias defini- ciones. CONSTRUYENDO EL CONCEPTO DE ETICA 25 Un periodista es: © El profesional que potencia la palabra ciudadana. © El profesional que pone al servicio de la ciudadania el podleesie basin farmecsous * El notario de la historia diaria de la sociedad. * El trabajador de una empresa de prensa que participa en la realizacién de la produccién intelectual del medio de comunicacién. (Tomada de un texto de ética periodistica de Niceto Blazquez). * La persona que profesionalmente prepara o presenta las noticias en un periddico o en otro medio de difusién. (Diccionario de la Real Academia Espanola.) Se toman su tiempory luego todos opinan acerca de cada una de las frases. La primera los convence poco; les gusta mds la se- gunda, porque coincide con algunas de sus propias definiciones. La tercera les suena ret6rica y poco realista: “Parece sacada de un discurso para el Dia del Periodista’, dice una redactora. Son pocos quienes se inclinan por las dos uiltimas definiciones. Sien- ten, a pesar de la precisién verbal, que describen més a un ofici- nista o a un burécrata que a un periodista. Para ahondar mds en la identidad profesional, menciono un caso real que ha provocado nutridas discusiones en otros talleres. Lo vivid un periodista mexicano, del que todavia recuerdo sus pa- labras de introduccién:' Han pasado muchos afios de lo que les voy a contar y atin no sé si obré bien o mal. Espero que me ayuden. Camino a ciudad de México, para retornar a su trabajo en una emisora radial, nuestro amigo pasé por una poblacién en la que acababan de estallar unas tuberfas de gas. Aquel lugar se hallaba PRIMERA PARTE: Taller de ética periodistica estremecido por la tragedia, los destrozos y los heridos. Como buen periodista, nuestro amigo conccté su celular, llamé a la emisora y empez6 a relatar todo lo que ocurrfa, hasta que se le agotaron las baterias del teléfono. Para entonces la emisora habia enviado una unidad mévil en la que venia un joven reportero, que por casuali- dad habia tomado un curso de socorrismo, para que apoyara el tra- bajo de su compaiiero. Poco antes de que el vehiculo de la emisora Ilegara a la pobla- cidn, se produjo una segunda explosién que aumenté el mimero de heridos. Cuando el reportero que veniaen el automévil vio la esce- na quedé impresionado por la cardstrofe y sin pensarlo dos veces, Je propuso a su compafiero que abandonaran temporalmente el tra- bajo periodistico y se dedicaran a socorrer a la gente: Aqui nuestro deber es olvidarnos de la transmisién y convertir esta unidad mévil en ambulancia para trasladar heridos, le dijo. Nuestro amigo, mucho mds experimentado que aquel joven, decidié no hacerle caso: “Lo nuestro —dijo— es transmitir y eso es lo que haremos desde esta unidad mévil”. Asombrado por la respuesta, el joven reportero lo miré a los ojos y le dijo: “No estoy de acuerdo. Voy a atender a los heridos, all4 ni con tu conciencia”. Al final, la unidad mévil terminé convertida cn ambulancia y quien nos conté esta vivencia continué con la transmisién. Les propongo un cjercicio a partir de este relato: Ejercicio 4. En el lugar de esos periodistas ustedes qué harian. No se trata de hacer teorfas ni discursos moralistas, sino de actuar. 2Cémo actuarian? Apremiados: asi se ven los 15 periodistas después de ofr la histo- ria. Muchos intentan situarse mentalmente en el lugar de los hechos. Otros recuerdan situaciones parecidas en las que fueron (CONSTRUYENDO EL CONCEPTO DEETICA =. 27

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