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La Gestión en Seguridad contra Incendios es aún un campo para

muchos inexplorado pero que cada día crece en forma exponencial


resultado de diversos eventos catastróficos que vienen sucediendo en
la industria, y que replantea las reales necesidades de estudio e
inversión en ésta dirección.

Un estudio de Análisis de Riesgos Industriales llevado a cabo con


responsabilidad, debe siempre tener en cuenta el Análisis Histórico de
Accidentes, herramienta extremadamente útil que estudia
pormenorizadamente cada accidente que se ha producido a nivel
global, y que, mediante un equipo interdisciplinario, emite un informe
de las posibles causas y cadena de sucesos. Esto permite que se
tomen las medidas en aquellas instalaciones similares sean nuevas o
existentes, a fin de evitar hechos similares.

La CSB (Chemycal Safety Board) es una agencia independiente que


estudia cada uno de éstos casos y emite los correspondientes
informes y documentos normativos y hasta legislativos, para corregir
aquellas desviaciones en los procesos que puedan desencadenar
hechos similares.

Aquí les acerco un caso muy estudiado y que merece que lo


analicemos muy bien, para comprender la importancia de la
prevención de incendios y explosiones y también saber que muchas
veces no hace falta inversiones inalcansables para lograr los niveles
de seguridad necesarios.

Carlos Alberto Lestón

Explosión en Imperial Sugar Company, Georgia, Estados Unidos, 7 de


Febrero del 2008.

"Muchas personas no sabían que el azúcar podía explotar hasta el 7


de febrero de 2008, cuando una explosión conmocionó a la Imperial
Sugar Company, de Port Wentworth, Georgia, dejando un saldo de 15
muertes y 40 personas heridas. Situadas justo en la periferia de la
ciudad de Savannah, estas instalaciones de 91 años de antigüedad
procesaban azúcar granulada e impalpable."

Si bien este incidente aún está siendo investigado por la Junta de


Seguridad Química e Investigación de Riesgos de los Estados Unidos
(CSB), la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA)
informó que la explosión inicial se produjo en un elevador de
cangilones. Creen que las actividades en el silo crearon una
acumulación de polvo de azúcar suspendido, combustible. La
explosión dio origen al incendio y provocó el derrumbe parcial del
edificio de cuatro pisos. La explosión inicial agregó más polvo
combustible en la atmósfera, lo cual provocó una serie de explosiones
secundarias que se extendieron en forma sucesiva por toda la galería
del silo y el túnel. El fuego proveniente de las explosiones secundarias
se propagó por las instalaciones de empaque y hacia el interior de los
edificios adyacentes.

Sin embargo, la explosión en Imperial Sugar no fue la única explosión


atroz de polvo ocurrida en los Estados Unidos en los últimos años. De
acuerdo con la CSB, hubo más de 280 explosiones de polvo desde
1980 hasta 2005, que provocaron 119 muertes y 718 heridos. No
obstante ello, muchos trabajadores —aún aquellos bien entrenados en
las rutinas de seguridad de sus instalaciones—desconocen los riesgos
del polvo.

En el año 2006, la CSB admitió esta falta de conocimientos y emitió un


informe recomendando que la OSHA regulara los polvos para la
industria en general—en función de lo establecido en las normas de la
NFPA.¹ OSHA todavía debe indicar que iniciarán un proyecto de
desarrollo reglamentario para los polvos, aunque la explosión en
Imperial Sugar impulsó al Congreso a involucrarse en la permanente
intención de obligar a la OSHA a crear una reglamentación para
polvos. Como evidencia de la necesidad de reglamentaciones
gubernamentales, la OSHA inspeccionó Imperial Sugar en el año 2000
y no emitió ni una sola citación, según expresa Edwin Foulke,
secretario adjunto del Departamento de Trabajo para la Seguridad y la
Salud Ocupacional, en su testimonio ante el Subcomité del Senado
sobre Educación para la Salud, Trabajo y Pensiones del 29 de julio de
2008.
En el año 2006, la CSB admitió esta falta de conocimientos y emitió un
informe recomendando que la OSHA regulara los polvos para la
industria en general—en función de lo establecido en las normas de la
NFPA.¹ OSHA todavía debe indicar que iniciarán un proyecto de
desarrollo reglamentario para los polvos, aunque la explosión en
Imperial Sugar impulsó al Congreso a involucrarse en la permanente
intención de obligar a la OSHA a crear una reglamentación para
polvos. Como evidencia de la necesidad de reglamentaciones
gubernamentales, la OSHA inspeccionó Imperial Sugar en el año 2000
y no emitió ni una sola citación, según expresa Edwin Foulke,
secretario adjunto del Departamento de Trabajo para la Seguridad y la
Salud Ocupacional, en su testimonio ante el Subcomité del Senado
sobre Educación para la Salud, Trabajo y Pensiones del 29 de julio de
2008.

Causas de las explosiones de polvo

Parte del problema en la reglamentación de las explosiones de polvo


es la confusión acerca de cuáles son los polvos que pueden explotar y
bajo qué condiciones. Todavía se desconoce cuál es la cantidad de
polvo que constituye un riesgo.

Una gran cantidad de sustancias sólidas se transforman en explosivas


cuando se presentan en forma de finos polvos. Dichas sustancias
incluyen materiales orgánicos, como granos, azúcar, madera y carbón;
materiales orgánicos sintéticos, como plásticos, tinturas, espumas,
productos farmacéuticos y químicos; y metales combustibles, como
aluminio, magnesio, zinc y hierro. No son explosivos los polvos
minerales, como silicatos, sulfatos, nitratos, carbonatos y fosfatos; sal;
yeso; arena; piedra caliza y cemento.

En términos generales, cuanto más pequeña sea la partícula de polvo,


mayor será el riesgo. Una regla general de aplicación frecuente
sostiene que el polvo con un tamaño de partícula de 420 micrones
(tamiz de malla de 40) puede actuar como combustible en una
explosión de polvo. Como marco de referencia, el azúcar de mesa
habitual oscila entre aproximadamente 850 a 150 micrones, en su
mayoría entre 350 y 450 micrones, según sostiene Paul Caulkins,
gerente de Garantía de Calidad de Imperial Sugar. Con bastante
frecuencia, los polvos comprenden una mezcla, o distribución, de
tamaños. En el caso de las mezclas, otra regla general establece que
sólo el 2 por ciento de los polvos debe ser de 420 micrones o menos
para constituirse como potencialmente explosivo. Las fibras, debido a
su formato no esférico, podrían no atravesar el tamiz de malla de 40,
pero aún así representar un problema, como se ha comprobado en la
explosión de Malden Mills, ocurrida en 1995, en Lawrence,
Massachusetts, en la que se vieron involucradas fibras de telas. (Para
obtener mayor información sobre este incidente, consulte el recuadro).

Son cinco las condiciones que aumentan el riesgo de una explosión de


polvo. Si un polvo combustible se suspende en aire o en otro medio
oxidante, se halla en la concentración explosiva mínima (MEC, por sus
siglas en inglés), en presencia de una fuente de ignición, y confinado,
entonces están dadas las condiciones para la explosión del polvo. La
eliminación de al menos uno de los elementos del pentágono del polvo
constituye la estrategia de control establecida en las normas sobre
polvos de la NFPA.
El principal documento sobre polvos de la NFPA, NFPA 654, Norma
para la prevención de incendios y explosiones de polvo en la fabricación,
procesado y manipulación de partículas sólidas combustibles, abarca los
procesos de riesgo con polvos, y se hace referencia a ella en los otros
documentos sobre polvos de la NFPA. Los documentos sobre polvos
específicos para mercancías que abarcan carbón, sulfuro, metales
combustibles, polvos de maderas, aserrín y polvo agrícola incluyen la
identificación de riesgos y medidas de control similares a aquellas que
se describen en la norma NFPA 654, y además hacen referencia a los
requisitos exclusivos para un polvo en particular. La NFPA aborda de
manera integral los riesgos de los polvos en siete documentos
relacionados y ha sido así desde el año 1923, mediante la norma
NFPA 61, Norma para la prevención de incendios y explosiones de polvo en
establecimientos agrícolas y de procesamiento de alimentos (ver recuadro).
Puede obtener información adicional sobre los riesgos de los polvos
suministrada por la OSHA, que desarrolló un Boletín Informativo sobre
Seguridad y Salud en el año 2005, e instituyó una Programa de
Énfasis Nacional en el año 2007.

¿Son el orden y la limpieza la respuesta “fácil”?

Sólo porque el producto final de sus instalaciones no involucre polvos,


no lo hace necesariamente seguro contra este riesgo. Al evaluar el
riesgo de los polvos de sus instalaciones, debería tomar en
consideración todo el proceso, incluidas las materias primas,
ingredientes y productos intermedios, así como los subproductos del
proceso. Si trabaja con algún componente combustible sólido de
cualquier tamaño o forma, la manipulación, transporte o cualquier otra
operación con dichos materiales en alguna etapa del proceso pueden
generar polvos combustibles. Toda vez que las partículas de mayor
tamaño son corroídas, molidas, cortadas o lijadas, pueden generarse
polvos. Aún si los sólidos son habitualmente almacenados o
manipulados cuando están húmedos, el mismo potencial de riesgo
surge cuando dichos materiales se secan. Por tal motivo, es esencial
que en su evaluación de riesgos identifique todos los sólidos
particulados combustibles en sus procesos.

Incluso las capas de polvo delgadas, de 1/32 de pulgada (0,8


milímetros) o 1/16 de pulgada (1,6 milímetros) pueden constituir un
problema, de modo que si observa la presencia de polvo, no lo ignore.
Limpie hasta eliminarlo completamente y examine de dónde proviene.
Selle todas las aberturas de los equipos de procesamiento y
transporte para evitar la fuga de polvos en el entorno de trabajo. Al
inspeccionar su lugar de trabajo, los límites generalmente incluirán las
áreas obvias y visibles, pero también debe contemplar las vigas
superiores, bandejas para cables eléctricos, artefactos de iluminación,
superficies de equipos y áreas “invisibles”, como aquellas ocultas
sobre cielorrasos falsos.

El polvo que no puede ver es aún más peligroso que el polvo que se
encuentra a la vista, dado que generalmente no se le presta atención.
Tome en cuenta el incidente del año 2003, en West Pharmaceuticals,
Inc., de Kinston, Carolina del Norte. En las fotografías tomadas antes
de la explosión, el área de trabajo general de las instalaciones
aparentaba estar relativamente libre de polvo. Pero durante el proceso
de fabricación se liberaron polvos que de manera imperceptible se
acumularon sobre un cielorraso falso. Al quedar el polvo acumulado
suspendido, concentrado y encenderse, provocó una explosión que
mató a 6 personas y ocasionó lesiones en otras 38.

Un correcto orden y limpieza podrían parecer una respuesta simple


para mantener sus instalaciones seguras, aunque la creación e
implementación de una rutina efectiva podría resultar complejo. El
orden y la limpieza adecuados constituyen un elemento esencial del
programa de gestión de la seguridad para riesgos de los polvos, dado
que limitan el combustible que potencialmente podría ser transportado
por el aire y provocar una explosión.

Sin embargo, el orden y la limpieza son sólo parte de un programa


polifacético sobre manejo de polvos. Incluso la limpieza completa e
ininterrumpida de instalaciones en las que se generen y liberen polvos
en un alto porcentaje podría no ser adecuada para eliminar el riesgo.
Aún así podría quedar una capa que potencialmente alimentaría una
explosión.

Si puede garantizar que el polvo nunca se libera hacia afuera de los


equipos de procesamiento, transporte o recolección, el sistema será
intrínsecamente más seguro. En la medida en que fuera factible, la
contención es importante, junto con los sistemas de recolección de
polvo. Los equipos de transporte y recolección deberían ser instalados
y mantenidos de manera que se evite que el polvo se transforme en
una fuente de ignición. Obviamente, los sistemas de detección y
supresión de incendios en estas áreas se consideran una parte
integral de los métodos de protección y prevención de incendios.

Otro aspecto importante que debe contemplar en la revisión del orden


y la limpieza es el peligro que plantean las explosiones secundarias.
Las explosiones secundarias ocurren cuando la onda expansiva
proveniente de la explosión inicial, que podría incluso no haber
involucrado polvos, provoca que la acumulación de polvo en otras
áreas, tal vez remotas y no relacionadas con los procesos, comience a
ser transportada por el aire y explote. Ello puede generar un efecto
dominó, que posiblemente provoque más explosiones que se
desplacen por toda la planta.

El fenómeno de las explosiones secundarias remarca la importancia


de un orden y limpieza adecuados, no sólo en el área en la que se
llevan a cabo los procesos de riesgo con polvos, sino en toda la
extensión de las instalaciones.

Si el orden y la limpieza adecuados y constantes no son demasiado


complejos, esta medida preventiva puede ser en sí misma la causa de
la explosión si no se la implementa del modo adecuado, según se
evidenció en la explosión en CTA Acoustics, Inc. en Corbin, Kentucky,
en el año 2003. Se dejó abierta la puerta de un horno y el calor
encendió una pequeña dispersión de polvo generada por las tareas de
limpieza habituales. (Para obtener mayor información sobre dicha
explosión, consulte el recuadro de la página siguiente).

Anecdóticamente, muchos empleados de la industria de polvos hacen


comentarios a los investigadores sobre “estallidos”, o pequeñas
explosiones, que “suceden todo el tiempo”. Dichos estallidos son
advertencias que no deberían ser ignoradas, dado que pueden
preceder a una explosión de mayor dimensión y potencialmente
mortal. Los empleados deben estar entrenados para reconocer las
condiciones que señalan el desarrollo de una situación peligrosa.

Cómo garantizar que sus instalaciones sean seguras contra


explosiones de polvo
El entusiasmo de la gerencia, o su falta, es crucial para los programas
de seguridad. En el caso de la compañía Imperial Sugar, la falta de
entusiasmo podría haber sido la diferencia entre la vida y la muerte.

En la audiencia en el Senado, celebrada el 29 de julio de 2008,


Graham H. Graham, el vicepresidente recientemente nombrado para
el Departamento de Operaciones de Imperial Sugar, testificó que
había advertido a la cúpula gerencial sobre los peligros del polvo de
azúcar en sus dos instalaciones. A mediados de enero, Graham se
había reunido con el equipo de la gerencia en Port Wentworth y les
había expresado que “...algunos de ustedes probablemente no
regresarán a sus hogares a tiempo debido a que podrían estar en la
morgue de la ciudad a causa de las potenciales propiedades
explosivas... debido al excesivo volumen de polvos...”.

Contó detalles de las terribles condiciones existentes en la planta y del


modo en que el CEO de Imperial Sugar le había dicho, sólo un mes
antes de la explosión, que, respecto de la mejora de las condiciones
relacionadas con polvos en la planta, “... su pasión era extrema y
debía moderarla...”. Debido a este y otros incidentes, la Cámara de
Diputados de los Estados Unidos le ha solicitado a la OSHA la
creación de una reglamentación sobre polvos, mediante el envío del
proyecto para la promulgación de la Ley de Protección de los
Trabajadores contra Explosiones de Polvos Combustibles e Incendios
(H.R. 5522).
Las normas de la NFPA que podrían haber evitados dichas
explosiones existen, pero no son de aplicación obligatorias en toda la
nación. Se desconoce si serán tomadas en cuenta por la OSHA, por lo
que las instalaciones no deberían esperar su reglamentación sobre
polvos. Los trágicos incidentes informados por la Junta de Seguridad
Química (CSB) en su estudio sobre polvos y ampliados por este último
incidente nos colocan en lo que los educadores llaman un “momento
de aprendizaje”. No perdamos la oportunidad de tomar mayor
conciencia y reforzar la comprensión de los fundamentos que
caracterizan a este problema. Como el Sr. Graham, seamos todos
apasionados. Garantice que sus empleados estén seguros y no
modere su pasión por la seguridad.

Referencias

1. Informe de la investigación de la Junta de Seguridad Química e


Investigación de Riesgos de los Estados Unidos: Estudio sobre
riesgos de los polvos combustibles, 2008.
Amy Beasley Spencer es gerente de división de la NFPA, Administración de
Códigos y Normas, y secretaria del Consejo de Normas de la NFPA. Se
desempeñó hasta hace poco como personal de enlace para diversos códigos y
normas sobre polvos de la NFPA.

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