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LA CALIDAD EDUCATIVA
Resumen de Ponencia
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En la década del 70, el sociólogo estadounidense Daniel Bell introdujo la noción de la “sociedad de la
información” en su libro El advenimiento de la sociedad post-industrial, donde formula que el eje principal de
ésta será el conocimiento teórico y advierte que los servicios basados en el conocimiento habrán de
convertirse en la estructura central de la nueva economía y de una sociedad apuntalada en la información,
donde las ideologías resultarán sobrando.
Esta expresión reaparece con fuerza en los años 90, en el contexto del desarrollo de Internet y de las TICs. A
partir de 1995, fue incluida en la agenda de las reuniones del G7 (luego G8, donde se juntan los jefes de
Estado o gobierno de las naciones más poderosas del planeta). Se ha abordado en foros de la Comunidad
Europea y de la OCDE (los treinta países más desarrollados del mundo) y ha sido adoptada por el gobierno de
los Estados Unidos, así como por varias agencias de las Naciones Unidas y por el Grupo Banco Mundial.
Todo ello con gran eco mediático. A partir de 1998, fue elegida, primero en la Unión Internacional de
Telecomunicaciones y luego en la ONU, como el nombre de la Cumbre Mundial a realizarse en 2003 y 2005.
Para poder lograr este tipo de personas flexibles que se adapten y funcionen en un
contexto de continuo cambio, que respondan a los desafíos evolutivos de la tecnología, de
la cultura y de la sociedad, se espera que el proceso educativo sea redefinido
coherentemente dentro de la actual “knowledge society”2.
Situándonos en esta noción de la “sociedad del conocimiento” comprendemos que
la educación en correlación con las demandas sociales asume el compromiso de poner el
acento en el conocimiento, pues, al centrar la mirada hacia el saber, en su amplia gama de
significaciones, está proyectando perspectivas futuras hacia la sociedad.
Al respecto, destacamos que la producción de conocimientos y la producción de
saberes forman parte de la Dimensión Técnico-Pedagógica ya que dentro de la organización
del sistema educativo, esta importante dimensión contempla:
-Las líneas epistemológicas vigentes con modelos específicos de conocimientos
enmarcados en una cultura actual, tendiente a primar lo tecnológico, lo científico y lo
comunicacional.
-Las concepciones pedagógicas que el imaginario social maneja teniendo en cuanta:
a) al sujeto de enseñanza con sus características, compromisos y protagonismos;
b) al sujeto que aprende con sus modos de pensar y de sentir;
c) cómo aprende este sujeto y en consecuencia cómo necesita que se le enseñe de acuerdo a
sus procesos cognitivos y niveles de conceptualización.
Así también, la organización de las propuestas didácticas en las Instituciones
educativas, de manera consensuada y articulada, resultan necesarias contemplarlas en esta
Dimensión pedagógica puesto que en las trayectorias escolares se espera que los estudiantes
vayan desarrollando y afianzando su formación integral acorde al perfil de egresado que se
espera en educación general básica y superior y con las particularidades de cada
modalidad.
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La noción de “sociedad del conocimiento” (knowledge society) surgió hacia finales de los años 90 y es
empleada particularmente en medios académicos, como alternativa de algunos a “sociedad de la
información”. La UNESCO ha adoptado estos términos, dentro de sus políticas institucionales, con variantes
como: “sociedad del saber” desde una perspectiva pluralista y desarrolladora de la sociedad y de la cultura en
general, para diferenciarla de la “sociedad de la información” que se orienta más a las innovaciones
tecnológicas.
Para Gorz (2004), la “inteligencia” cubre toda la gama de capacidades que permite combinar saberes con
conocimientos. Sugiere, entonces, que “knowledge society” se traduzca por “sociedad de la inteligencia”.
Entonces surge una vez más el interrogante: ¿Qué entendemos cuando hacemos
referencia a la formación integral en los estudiantes?
Una formación integral implica:
-Favorecer en los estudiantes instancias permanentes de alfabetización inicial,
avanzada y funcional para que puedan comprender y producir mensajes adecuados, orales y
escritos, en diversas situaciones comunicativas y de la vida cotidiana.
-Adecuar sus trayectorias escolares y los procesos de enseñanza y de aprendizajes
según el perfil de egresado que se espera en cada modalidad (siempre teniendo presente el
desarrollo de las habilidades múltiples: kinéticas, cognitivas y afectivas o emocionales).
-Propiciarles saberes emancipadores orientados hacia el camino del conocimiento
que les enseñe a pensar, a tomar decisiones, a preguntarse cuál es la mejor elección.
-Prepararlos para la vida, potenciando la praxis creadora enfocada hacia la acción y
la reflexión
Una formación integral que los prepare en el saber cultural y disciplinar, en el saber
hacer con creatividad e innovación, en el saber decidir con responsabilidad y criterio, en el
saber ser con valores necesarios para realizar acciones éticas y morales, en el saber actuar y
convivir priorizando el respeto, el diálogo y el consenso y sin lugar a dudas, hablamos de
una formación en el saber decir que les brinde las herramientas necesarias para
comunicarse, para comprender y producir distintos tipos de mensajes, para seguir estudios
superiores, para desenvolverse en diferentes circunstancias con una preparación sólida y
comprometida en el contexto en el que se inserten.
No obstante como directivos y docentes comprometidos, nos preguntamos: ¿Cómo
lograr una formación integral en los sujetos?
¿Cómo lograr que los procesos educacionales favorezcan dicha formación?
A nuestro criterio y con la experiencia de lo observado, investigado y analizado,
dentro y fuera de los ámbitos educativos, consideramos que la buena formación en los
estudiantes se logra elevando a diario la calidad educativa y la calidad en la educación,
atendiendo a todas sus dimensiones desde la contextual hasta la organizativa a nivel
institucional, por la sencilla razón que brindar una educación de calidad es estar atento a las
demandas y necesidades para propiciar, paulatinamente, espacios de reflexión y
autoevaluación en donde se identifique los problemas, las debilidades, se encuentre
soluciones y se proponga mejoras continuas.
Enfocarnos en nuevas líneas de acción en la educación, obliga a dejar atrás
paradigmas tradicionales y plantear, con compromiso y creatividad, perspectivas de trabajo
distintas recuperando el carácter central de la escuela como ámbito flexible, abierto,
innovador e inclusivo.
Sin embargo, la experiencia nos dice que esta nueva organización requiere
principalmente:
-Un cambio de las mentalidades en Educación y en Gestión (y por supuesto en todos
los miembros de una comunidad educativa)
-Un mejoramiento de las Instituciones, equipándolas, flexibilizando los espacios, los
tiempos de trabajo y las dinámicas de trabajo.
-Una ampliación y diversificación de los recursos humanos, didácticos y demás.
-Una redefinición de las concepciones y prácticas cotidianas en los procesos de
enseñanza y de aprendizajes (se trata de pensar cómo aprenden los sujetos, qué habilidades
cognitivas ponen en juego en la construcción de los saberes y conocimientos, y a partir de
allí, diseñar las estrategias de enseñanza acorde a cada nivel y grado de conceptualización)
-Propuestas de nuevas estrategias didácticas variadas, acordes a los distintos temas y
a los diversos contenidos a abordar.
-Una certera incentivación en el trabajo investigativo, reflexivo, constructivo, con
saberes que sean significativos y puedan ser aplicables a la realidad.
-Promoción de prácticas profesionalizantes efectivas, interactivas que posibiliten un
verdadero trabajo con aprendizajes prácticos y significativos.
-Y fundamentalmente, una profunda concientización a los docentes sobre la
importancia de una formación permanente (una formación basada en competencias) y de
una capacitación que eleve sus niveles de conocimientos disciplinares, culturales y éticos.
A partir de lo expuesto, llegamos a la conclusión de que la educación involucra
múltiples dimensiones, todas necesarias, como eslabones que se articulan entre sí en
beneficio de un buen funcionamiento de todo el sistema educativo. Y para lograr su calidad,
resulta necesario que haya:
a) EFICIENCIA y EFICACIA en la Gestión
b) PERTINENCIA para actuar y resolver conflictos en los momentos precisos en
un clima de consenso y democracia, pues se trata de volver a poner el acento en
el saber, en todos sus órdenes, y en la responsabilidad pedagógica para
transmitir saberes emancipatorios, compartir e impartir valores y desarrollar el
pensamiento crítico de manera responsable
c) EFECTIVIDAD para lograr los objetivos propuestos por el sistema educativo y
subsanar las necesidades de los sujetos que aprenden y las demandas sociales.