VELOCIDAD DEL AGUA EN TUBERIAS
Por ENRIQUE MENDILUCE ROSICH
trenio Fundacion Jon Narco para lveatcisn
Diver Genwal de FAROUT, §
EL autor, tras de exponer su punto de vista respecto a la aplicacién de las distintas
formulas més conocidas para el calcula de tuberias, tanto en conducciones rodaday
como en impulsiones, cxpone su desco de contrastar sus. ideas con las de aquéllos
que descen exponer las suyas sobre el tema,
1. Generalidades.
El conocimiento de la velocidad, que si
lu pendiente pueda aleanzar el agua en una te
era dleterminada o la pérdida de carga produ-
cis por determinada velocidad, impreseindible
pant el estudio de un proyecto de conduecién,
inpnlsiin 0 distribucién, podemos obtenerlo por
wean variedad de férmulas que, de manera ge-
news, nos Drindan los numerosos tratados so-
bre el tema.
Nuestra intencién es hacer unas considera.
ciones de cardeter general y por ello la meneién
vspecilica de determinadas formulas no es el fin
dle este trabajo, sino el medio para obtener las
conclusiones que mas adelante expondremo
Lia labor del Ingeniero se inicia, con caricter
general, a partir del momento o situacién en’
sjue los matemiticos o investigadores establecen
las formulas idéneas para cl céleulo, siendo en
geweral motivo de sw preocupacién ka eleccién
det mtado de eéleto mis adecnado al proble-
ima que precisa resolver, y sobre todo la vigi-
lucia respecto a la umiforinidad en la exactitud
de todos los elementos que intervienen en di-
cho cileulo.
De la misma forma que es preciso dotar de
inten vesistencia a todas las argollas de una
culena, el Ingeniero debe preocuparse de que
4a tolerancia de aproximacién resulte uniforme
ex todo el calenlo, sin caer en el frecuente de-
lecto de obtener unos datos con varias cifras de-
ines, mientras que otros se aproximan en
tunidades 0 décimas.
‘ste defecto puede producirse ficilmente en
cl estudio de los proyectos que hemos citado
\ por ello creemos que pueden ser interesantes
los comentarios que exponemos a continuacién,
EERO 1966
que no deben ser interpretados, sino como el de-
seo de elevar el punto de visidn sobre la mesa de
trabajo, para obtener un puesto de observacién
del conjumto del estudio a realizar, que nos per-
mita adoptar las medidas conducentes a esta
uniformidad en la aproximacién de los clemen-
tos que intervienen en el caleulo y en los méto-
dos operatorios empleados
Han sido constantes los esfuerzos de los in-
vestigadores para determinar lt capacidad de
conduceiin de canales y tuberfas, desde que co
menzaron a utilizarse,
Una de las expresiones amis antiguas a este
objeto, es kv ideada por Chezy en’ 1775 que
dejé establecida la proporeionalidad entre la pér-
dida de carga v el cnadrado de la velocidad
V=A|a
Se atribuye a Darey, en 1858, la introdi
cién de la rugosidad del conducto, realizando
mente con Bazin experiencias cuya con-
ia Fie la primera formula de este espe-
ectienc
ialista,
En 1871 Gotthelf Hagen pr
cién de ka forma:
ents una ecua-
v
cry
Despnés, Gaukler la conereté en la forma si-
guiente:
Rea
1 3
y Manning hizo G = } de la ceuacién de Gan-
guillet; mis tarde Stvi
ler determind experi-
mentalmente el valor de |.
n
31Sucesivamente fueron apareciendo otras fér-
mulas que, sobre la base de la proporcionalidad
establecida por Chezy, introdnjeron pequefias
variaciones en el coeficiente y en los exponentes,
respondiendo al deseo légica de los especialis-
tas en aportar su esfuerzo a Ia mas exacta reso-
Iucién de los problemas de caileulo, que el trans-
porte de agua plantea.
Estos esfuerzos laudables, de los que nos-
otros nos aprovechamos, fucron realizados de
forma individual, obteniendo expresiones. tan
similares que mis que a la elaridad y conereci6n
del cileulo, han contribnido a Ia desorientaeién.
Refiriéndonos por el momento a las formulas
exponenciales tipo Chezy, mencionaremos las
siguientes
Manning:
1
ye past os
ickler:
V = nip prs
Hazen-Williams:
V = 085 %
sh Resa post
Scimemi
V = Cy RU p
Meyer-Peter:
v
Con Rs
Ludin:
VS cr nies ps
Scobey:
V=CsR
Podriamos afiadir algunas més, pero con las
expuestas nos sobran, a in finalidad de este tra-
bajo.
Facilmente se aprecia Ia similitud de estas
formulas, que justifiean la posible indecisibn del
proyeetista en la eleecién de ka més adecuada
para el eiilento, en cada caso.
2. Conducciones,
Céleulo de la velocidad.
Si analizamos los datos que se precisan par
comenzar el estudio de una conduceién para
abastecimiento de agua, nos encontramos con
que el primer ealeulo que es necesario reali
s la dotacién de agua que se desea.
En el caso de poblaciones, se parte de ma
dotacién de agua por habitante, que se fija en
consideraciones a Ia categoria de la misma,
32
A continuacién se hacen las previsiones de.
mograficas de lx poblacién, por un periodo de
tiempo demasiado amplio para que estas previ.
siones puedan ser confirmadas por la realidad,
puesto que ademas, en general, no se tiene en
cuenta el aumento que, ef s6lo hecho de disponer
de agua, provoca en Ia poblacién.
Un ejemplo aleceionador lo constituye Cua
dalajara y Alcala de Henares, ya que mientras
la primer capital pricticamente tiene la misma
poblacién que hace diccisiete aiios, la segunda,
225 Km. de la primera, ha visto cuadrupliear
su poblacidn en ese periodo, debido a que, dese
hace el mismo ntimero de aiios, dlispone de wn
buen abastecimiento de agua que naturalmente
ha quedado pequeiio.
Ya tenemos fijada la cantidad de agua y por
a nivelacién la diferencia de cotas de’ que dis
ponemos para la pérdida de carga.
Aplicando cualquiera formula de las que in
dicamos, podemos obtener el didmetro de a tu
heria de un determinado material, mediante ¢l
coeficiente adecnado, y entonces nos encontra
mos con que el valor ‘obtenido no coincide, en
Ja casi totalidad de los casos, con el didmetro
mercial y, por lo tanto, hay que tomar el inme.
diato superior
En estas condiciones, gqué repereusién pu.
den tener las pequefias diferencias que ofrecen
las distintas formulas de que disponemos, cua
do prejuzgamos el crecimiento a experimentar
por una poblaciin a largo plazo y, ademas, he
mos ampliado el didmetro tedrico’ para buscar el
comercial? Es evidente que en estas condiciones
exalt a de las formulas citadas es buena part
el caleulo.
En apoyo de este punto de vista, comparamos
a continuacién los caudales obtenidos por alg
nas de las formulas citadas para un mismo ma
terial, didmetro y pérdida de carg:
Consideremos tuberia de amianto-cemento
de 300 mm, de diimetro y 0,003 m. por metro
de perdida de carga y ealelamos Ia celocidlal
y ef caudal por las formulas siguientes
Scimemi:
Vs 158 AMS J" = 19 ms Q = 7343 L's
Ladin:
St RNS JH
Hazen W.:
0,85. 140 Res
53 Ws
1,079 mss Q=7
1,009 m_ 843 Q = 70.6318
REVISTA DE OBRAS PUBLICSObservamos la escasa diferencia de velocida-
des proporcionada por estas tres formulas y por
jo unto de caudales
Es muy frecuente que el proyectista tenga
ye cefise a una determinada pérdida de carga,
Y a este respecto presentamos el siguiente cua-
ro obtenido por Scimemi, que establece el dis-
metro de tuberfa necesario para determinados
caudales, siendo J = 0,003 m. por metro.
Q
Tails.
15 a 175
115 0%.
95 0 AB creeee
45a 7 ..
74a Ml
| | TLL a 160...
i \
P50) 160 220 cane 480
115 | 220 8 200 nes 500
“999 | 290 480 00
950 | 480.8720 vse) 700
BO) 72D 8 OR vases 800
35011025 4 1400 sees 900
4001400 @ 1900 wiser 1000
Vemos, por lo tanto, que ante la necesidad
de acomodarse a los didmetros comerciales que
proporcionan en la mayorfa de los casos, cauda-
{rs may superiores a los fijados en funcidn de
las necesidades previstas, las pequefias diferen-
cias que se obtienen aplicando unas w otras f6r-
nulas pueden ser aceptables. ;
Hasta aqui venimos expecilanda sobre for-
anilas de tipo exponencial, pero no podemos
continnar sin utilizar las teorias de Prandtl, Kar-
min, Nikuradse_y Colebrook, consideradas como
las mis ajustadas a las condiciones reales del
‘lujo, motivo por el que en el IL Congreso Inter-
nacional de Distribuidores de Agua (IWSA), ce-
Iebrado en Paris en 1952, se acordé emplear en
cl futuro la ecuacién de Prandtl-Colebrook, en
lugar de las expresiones empleadas anteri
mente,
Segiin estas teorfas:
a
K
a ) .
En el 11 Congreso de la IWSA, celebrado en
Londres en 1955, se acordé adoptar el valor
K = 0,025 para Ia tuberia de amianto-cemento,
mis desfavorable que el establecido por expe-
riencias anteriores.
El coeficiente de resistencia 2 no puede ser
obtenido fécilmente de Ia ecuaeién de Prandtl-
3nd
ENERO 1966
Colebrook, y por ello nos basamos, para nues-
ros comentarios, en la tabla obtenida en las
condiciones citadas, que aparece en la publica-
cién: “El cdlculo de las conducciones tubulares
a presion”, del Dr. K. Hiinerber. Springer-Ver-
lac, Berlin, 1963,
Aplicando esta ecuacién a la tuberia de 300
con pérdida de carga de 0,003 m./m,, obtene-
mos fa velocidad de 1,061 y eaudal de 75 L/s,re-
sultando que revaloriza Tas formulas de Ludin
y Scimenii.
Teniendo en cuenta que, en ocasiones, el pro-
yectista dispone de flexibilidad en la pérdida de
‘carga y entonces puede manejarla de forma que
le proporcione el maximo rendimiento, vamos a
plantear el problema desde otro punto de vista.
Supongamos que en mn primer tanteo del
didmetro se establece el de 300 mm. para cl
caudal y pérdida de carga previstos, pudiendo
Hegar ésta viltima a 0,003 m./m., aproximada-
mente,
Tomando el caudal de 75 1./s. que conoc
mos, puede transportar, vamos a calcular las pér-
didas de carga que habria de prever segin dis-
tintas formulas:
Scimemi:
,003068. m/m,
Ludin:
J =0,00299 m/m.
Colebrook:
= 0,002983.m/m.
33Vemos, pues, que la diferencia maxima es
de 77 inm. por kilémetro, que fécilmente se pro-
duce involuntariamente en la ejecucién y fun-
cionamiento de una instalacién por diferencia de
altura de agua en Ia captacién, 0 depésito, de
colocacién del tubo de Iegada al depésito, 0
por otras muchas causas cuya repercusién hi-
dréulica a veces pasan inadvertidas a la direc-
cién de la obra y pueden decuplicar facilmente
esta diferenei
Hay que tener presente que en los proyectos
se liende a no especificar el tipo de tuberfa y,
en tal caso, los céleulos han de realizarse con
cocficientes en las f6rmulas, que permiten el ac-
ceso a las tuberias rugosas, y si en definitiva se
coloca una lisa, los caudales obtenidos realmen-
te rchasardn notoriamente las previsiones,
Gonsideramos interesante presentar un cua-