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Fragmento de una conversación entre Ernesto Castro y Yung Beef (noviembre

de 2017).

Ernesto Castro: Yo creo que en parte el éxito de PXXR GVNG se explica a través de
los directos. Hay varios que marcan la trayectoria del grupo y han ido ampliando el
radio de oyentes de vuestros temas. Yo señalaría dos fechas: el directo en las Fiestas
de la Mercé en 2014, y el Sónar de 2015. Y esto es curioso ya que vosotros no sois un
grupo particularmente virtuoso en el directo en el sentido clásico. De hecho vosotros
os echáis los temas por encima, y se trata más de una fiesta que de un concierto
propiamente dicho. De hecho vosotros habéis participado en muchas fiestas,
especialmente en el Trap House que se organizaba una vez por semana en
Razzmatazz, y en Perreo 69 luego ya con la Vendición. ¿Seguís manteniendo esa idea
del directo? ¿Cómo concibes tú el directo, por contraposición a como se conciben los
directos tradicionalmente?

Yung Beef: A ver: eso es el trap. Nuestro directo era trap puro. Los cantantes de trap
no son cantantes. Hacemos canciones y después la ponemos para escucharla. Era
otro concepto de directo que a la gente le chocaba y le gustaba a partes iguales;
además que en aquel momento el grupo en sí era algo nuevo, desde la producción, el
sonido, hasta el directo. Ahora sí, ahora PXXR GVNG no es nada nuevo, pero hace
tres años era indiscutiblemente lo único fresco en el panorama. Esa era la razón por la
que atrajimos tanto público.

Pero Dani, por ejemplo, ya no lo hace así. En sus directos canta durante todo el
concierto; Sabe cantar, mejor o peor, pero sí que sabe hacer un directo. Yo al revés, a
mi me interesaba seguir el camino opuesto. Mis directos son cada vez más oscuros,
como el de Sónar este año, o uno que hice en Valladolid hace poco. En mis directos la
música, las instrumentales, son las que te tienen que elevar, las que te mueven, y yo
soy como el que se encarga de manejar al público, llevarlo arriba y abajo. En verdad lo
que hacemos es punk. También le meto un poco de concepto, pero no porque necesite
añadir algo a mis conciertos, mi directo, tal y como es, ya es novedoso y único. Pero
en esta gira vamos a desarrollar un poco el concepto de destrucción que llevo
trabajando desde el principio. Me interesa unir a artista y público en una misma
persona. La figura de ídolo, la del ser superior en el escenario, me mola para verlo,
pero no para serlo, nunca. No me veo en ese papel, ni me gusta. A mi me gusta lo
colectivo.

EC: Esto mismo me dijo C. Tangana cuando le entrevisté pero por la vía individualista.
Precisamente como no le gusta la masificación del público frente al ídolo, se sentía
incómodo frente al registro del directo. Un formato que él tampoco ha sabido gestionar,
justamente en el último concierto que dió, cuando le concedieron el premio revelación
de Los 40 Principales, se echaban los temas por encima y demás.

Quisiera preguntarte por La Mafia del Amor. Yo creo que ese es el momento en el que
se produce un corte con la tradición del rap español que estaba muy cerrada a otros
tipos de estilos. Mientras que se podría contemplar una mímesis del trap
estadounidense, lo que nadie parecía dispuesto a aceptar es que el trap español tenía
que pasar sí o sí por América Latina. En esto juega un papel esencial que la mayoría
de los raperos clásicos de los 90 provenían de clases medias y tenían incorporando
algún cierto prejuicio de clase hacia la música de esas latitudes.

YB: Pero eso solo ha pasado un poco, que yo sea consciente, en España, en Italia, en
Colombia y Venezuela a lo mejor. Y es algo muy tonto. En Puerto Rico, Panamá, a
Estados Unidos, incluso en Inglaterra—aunque allí el dancehall, el reggae y la música
jaimacana serían lo que el reggaeton y la música latina es para nosotros—; en todos
estos sitios nunca ha habido problemas con estos géneros, siempre ha habido
colaboraciones, mezclas de sonido, respetadas al máximo. En España se perdió la
conexión con esos sonidos, básicamente porque han sido niños pijos los que han
estado manejando esa música, han hecho eventos de estos géneros y los han llevado
a sitios donde no pertenecían por su origen, su espíritu y su procedencia. Para mí el
hip hop no puede tirar a la vida separatista y clasista; no es su estado natural. El hip
hop se vuelve soso en esos ambientes. Pero, gracias a nosotros y a otros artistas, se
ha roto un poco el panorama y ahora hay más gente que acepta estos sonidos y les
gusta. Mira a C Tangana: ahí tienes al máximo ejemplo. Pregúntale a C. Tangana, ya
no te hablo de hace tres años, te hablo de hace seis meses, de un año: ¿tú harías un
tema de reggaetón? Se podría haber vuelto loco. Claro, han pasado muchas cosas, y
ahora C Tangana está en una posición en la que solo va a hacer temas de reggaeton.
Es su género ahora.

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