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Una vez que se ha trabajado en las alternativas, es necesario que los participantes del diálogo
adopten una resolución operativa. Vale decir, que se tome una decisión que pueda ser
implementada y orientada hacia acciones concretas. Pero combinar diferentes preferencias
particulares en una sola decisión colectiva no es una empresa directa o sencilla. En ella, el contar
con un mecanismo apropiado para la toma de decisiones puede llegar a ser crucial. Este apartado
tiene como objetivo ilustrar por qué son relevantes los procedimientos o las reglas que se emplean
para que la adopción de una decisión colectiva pueda ser considerada “legítima”.
El resultado ideal del proceso de diálogo es alcanzar el consenso, aquel acuerdo en el que todas las
partes logran identificar una opción satisfactoria colectivamente. El grado en el que se satisfacen
las preferencias de los grupos involucrados, por tanto, determina la fuerza, la viabilidad y la
legitimidad de un acuerdo (FAO, 2015). Aunque el mediador desea encausar el diálogo hacia el
mejor acuerdo posible, en ocasiones actores en conflicto pueden preferir acuerdos parciales o
incluso no llegar a ningun acuerdo. La FAO (2015) identifica cinco posibles escenarios según los
resultados del diálogo:
La construcción de acuerdos requiere, además, que las alternativas elegidas en la mesa de diálogo
sean ratificadas posteriormente en instancias ampliadas. Las partes, por tanto, requieren tiempo
para validar las opciones acordadas con sus mandantes y/o representados. Los mayores obstáculos
en las negociaciones pueden ser producidos cuando un negociador excede la autoridad conferida
para alcanzar un acuerdo.
El desafío de la nueva IDT es dotar de la mayor legitimidad posible a los acuerdos que se alcancen
en ella. La legitimidad máxima solo puede ser garantizada por la unanimidad en la toma de
decisiones. Este mecanismo es evidentemente superior a cualquier otro, porque indica un acuerdo
absoluto. La aprobación unánime suele ser espontánea y pareciera responder a un consenso
motivado por la razón, que ha permitido alcanzar argumentos persuasivos para todos los
participantes.
Si se manifiesta que en la Mesa de Diálogo existe disenso ¿Será posible alcanzar alguna
formulación para establecer qué es lo que conviene a todos los involucrados? ¿o al desarrollo del
territorio? La unanimidad es el único procedimiento que permite distinguir de manera clara aquello
que es conveniente para todos y, por tanto, dota de legitimidad tácita a cualquier resolución
adoptada. Lamentablemente, en este diagnóstico aún no se ha considerado que la operatividad del
criterio de unanimidad depende de un supuesto subyacente crítico: la homogeneidad de las
preferencias. En efecto, el mecanismo de unanimidad se ha empleado con éxito en grupos más bien
homogéneos, simples y poco numerosos porque en ellos resulta más sencillo identificar un
propósito o bien común (Colomer, 2004)1.
El empleo del mecanismo de unanimidad puede resultar riesgoso para las minorías. El disidente,
por ejemplo, puede prever que mantener su opinión será demasiado costoso y, por tanto, someterse.
Es común que al exigirse que las decisiones sean unánimes se dispongan mecanismos morales,
legales y/o de coerción para forzar el consenso, o evitar que el desacuerdo se exprese.
1 A nivel histórico, es posible identificar el uso de la unanimidad como mecanismo para alcanzar decisiones de carácter
vinculante en asambleas de las antiguas Mesopotamia, Siria y Sumeria; las ágoras de Atenas y Esparta; comunidades
cristianas del siglo V; tribus y comunas germánicas, pueblos amerindios precolombinos; asambleas locales inglesas y
americanas; entre otras unidades sociales comparables (Ibíd).
2 En la práctica, este mecanismo tomó muchas formas: la sumisión explícita de la minoría a la mayoría, el reconocimiento
de una parte calificada (más sabia) a la que todos se someten, votaciones preliminares y ratificaciones públicas de decisiones
unánimes, entre otras.
El cumplimiento de la norma de unanimidad se vuelve problemático cuando esta no se logra
alcanzar. Los grupos minoritarios pueden no sentirse obligados a respetar decisiones que no han
votado a favor3. Sin embargo, cuando un grupo toma decisiones colectivas por unanimidad no
decide solo en consideración de quienes están de acuerdo. En ello se advierte otro problema del
mecanismo, que la participación queda ligada a la decisión. Si la regla de unanimidad es adoptada
de antemano, es posible anticipar que actores cuyos intereses son poco populares o minoritarios no
tendrán incentivo para participar del diálogo. Esta confusión entre participación y decisión deriva
del supuesto de homogeneidad en las preferencias de los participantes.
La unanimidad exige que la determinación adoptada sea persuasiva y verdadera para todos.
Supone, por tanto, la existencia de un interés común y la posibilidad de que todas las partes puedan
acceder a él en el uso de la razón. Si se consideran las sociedades democráticas liberales actuales,
así como el contexto en el que opera el Sistema de Diálogo, es evidente que se requiere contar con
un mecanismo de toma de decisiones que sea operativo no solo en aquellas situaciones en las que
existe un interés común, sino que también en aquellas en las que la multiplicidad de intereses divide.
Unanimidad
Ventajas Desventajas
- Garantiza validez y legitimidad de los acuerdos - El desacuerdo lleva a la fractura social y al conflicto
- Garantiza la auto implementación de las medidas - Genera incentivos perversos para forzar el consenso
- Permite alcanzar los mejores argumentos sobre el- Desincentiva la manifestación y participación de
bien común posiciones minoritarias
- Todos los actores cuentan con poder de veto - La participación queda ligada a la decisión de
antemano
Comentarios
Se recomienda el empleo de esta regla en grupos homogéneos, simples y reducidos en número. En grupos
heterogéneos y poco numerosos solo es recomendable su empleo sobre materias en las que el acuerdo total
sea probable. No se recomienda su empleo para grupos heterogéneos y numerosos.
Regla de la Mayoría
3Según Przeworski (2010), este es el caso de antiguas tribus germánicas, así como algunos nobles ingleses del siglo XVI
que no se sentían obligados a pagar impuestos si habían votado en contra de su cobro.
compromiso operativo sin que la minoría acepte -aun sin estar de acuerdo- una decisión tomada
por la mayoría.
Los mecanismos de toma de decisión por regla de mayoría aceptan la posibilidad del disenso. Su
ventaja es que, aun en presencia de desacuerdo, permiten adoptar decisiones operativas sin grandes
riesgos de conflictividad. La exigencia de unanimidad estricta, por el contrario, puede llevar a la
incapacidad de alcanzar decisiones y, por tanto, a la inacción e indeterminación4. De cualquier
forma, en contextos de relacionamiento comunitario es importante que se considere adecuadamente
la legitimidad del disenso, para que no se desencadenen tensiones o conflictos indeseados.
La regla de la mayoría es el único mecanismo de toma de decisiones que satisface cuatro axiomas
fundamentales para un acuerdo justo: igualdad, neutralidad, responsiveness y resolución (May,
1952). Si se sostiene que estos axiomas son deseables, entonces también lo es la regla de la mayoría
simple. Mediante este procedimiento, entonces, sería posible asegurar -en contextos de preferencias
heterogéneas- que las decisiones colectivas reflejan las preferencias particulares y que el mayor
número de actores vivirá bajo las decisiones que son de su preferencia.
La regla de la mayoría, así descrita, es aplicable cuando hay dos opciones posibles y los actores
prefieren una o son indiferentes. Como el empate siempre es posible, sobre todo en grupos poco
numerosos, es necesario establecer previamente un mecanismo para resolverlo.
Según Colomer (2004) la regla de la mayoría se usó en instituciones antiguas y medievales, pero
fue redescubierta e investida del poder para crear legitimidad en tiempos modernos. Muchos
filósofos políticos modernos validaron esta regla como mecanismo apropiado para encontrar la
4 Con mayor precisión, la probabilidad de acuerdos por unanimidad aumenta en la medida en que disminuye el nivel de
especificidad del acuerdo. En otras palabras, acuerdos amplios y ambiguos son más probables de ser aceptados
unánimemente; mientras que acuerdos concretos, específicos y operativos son poco probables.
Como el SD busca acuerdos operativos y que puedan ser monitoreados, es bastante improbable que sean alcanzados por
regla de unanimidad.
5 El criterio de anonimato, por otro lado, sugiere que la decisión adquirida habría sido la misma si los actores intercambiaran
sus preferencias. Si esta condición es aplicable, entonces se puede hablar de igual peso y se satisface la condición de
igualdad. Se hace notar que la igualdad debe ser efectiva y no solo formal
6
Suele decirse que las decisiones no deben depender de los “nombres/etiquetas” unidas a las alternativas. Si las decisiones
colectivas cambian al cambiar las preferencias no se viola esta condición. Solo se viola si las decisiones cambian como
consecuencia de cambiar las “etiquetas” de las alternativas, manteniendo las preferencias constantes.
7 Por ejemplo, si las preferencias de los actores cambian y se inclinan por una alternativa, la probabilidad de adoptar una
decisión que refleje este cambio aumenta o se mantiene, siendo imposible que disminuya.
voluntad colectiva. Algunos argumentaron que aquello que era decidido por la mayor parte era
aquello que le convenía a la totalidad Grocio, 1925; Locke, 1997; Rousseau, 1988; Sieyès, 1989;
Hobbes, 1992)8. Ya sea porque el mecanismo permitia encontrar un “verdadero” interés común o
porque demostraba que la opsoición de las minorias era inutil, históricamente se consideró que la
regla de la mayoría sería el mejor sustituto de la unanimiad (Przeworski, 2010).
La mayor contribución de May (1952) fue la demostración de que el dominio de la mayoría sobre
la minoría se justificaba en principios que todos los actores pueden encontrar razonables y
aceptables, al margen de los potenciales resultados de su aplicación. En efecto, la regla de la
mayoría es la única que permite que todas las posturas sean consideradas por igual; que tengan la
misma influencia; que ninguna alternativa sea favorecida sin considerar los demás intereses; y que
se pueda adoptar una resolución operativa aun en situación de disenso.
Es evidente que de no ser posible la satisfacción de todos los intereses particulares, al menos
deberían ser satisfechos la mayor cantidad posible9. La ventaja de la regla de la mayoría es que es
la única que garantiza que la menor proporción de personas se encuentre en desacuerdo con la
decisión tomada. En otras palabras, es la única que permite optimizar al máximo posible la
correspondencia entre los valores individuales y las decisiones políticas colectivas (Rae, 1969). De
cumplirse los cuatro axiomas de May (1952), con independencia del resultado alcanzado, se
garantiza que la decisión tomada por regla de mayoría sea conforme con las preferencias del mayor
número posible de actores. Sin embargo, debe considerarse que este mecanismo es insuficiente
para garantizar que los actores que defienden posiciones minoritarias se encuentren satisfechos con
el resultado obtenido. Es más, el cumplimiento de los axiomas no garantiza, tampoco, estándares
sobre condiciones de igualdad efectiva en la toma de decisiones, ni sobre las condiciones en las que
la participación incidente es efectiva (son axiomas formales del mecanismo).
8
Los argumentos que se esgrimen para sostener esta posición son múltiples y entre ellos se encuentran: la autoridad natural;
la tendencia de la razón y de la verdad a prevalecer sobre el error en la deliberación; o la simple lógica de la anulación por
oposición de elementos igualmente válidos. Otra línea de interpretación del procedimiento mayoritario sugiere que
corresponde a un mecanismo que permite evitar el conflicto violento por medio de una lectura previa de la fuerza física de
las facciones (Herodoto citado en Bryce, 1921; Condorcet, 1986; Simmel, 1950). Según esta última perspectiva, al
considerarse a todos los individuos iguales, el recuento de votos por mayoría simula el potencial resultado de un encuentro
violento entre las posiciones y convence a las minorías de que su resistencia sería inútil.
9 Kelsen 1929, citado en Przeworski, 2010.
10 En el Anexo se presenta una tabla más completa, que detalla 12 fórmulas diferentes para operativizar la Regla de la
Según Adam Przeworski (2010), el sistema de toma de decisiones colectivas que mejor Commented [V2]: Es posible homologar las condiciones
refleja las preferencias individuales heterogéneas y que “deja a una gran cantidad de personas de los 2 autores que presentas, de modo de mostrar sólo
una de las 4 condiciones? O, escoger el que sea más
lo más libre que sea posible” debiese cumplir con cuatro condiciones: pertinente para el Sistema de diálogo en el cuerpo del texto
y poner el restante en nota al pie.
- Igual influencia en el proceso de toma de decisiones colectivas (Igualdad)
- Influencia efectiva en las decisiones colectivas (Participación)
- Las decisiones colectivas deben ser tomadas por las personas electas para ellos
(Representación)
- El orden legal debe permitir la cooperación segura sin interferencias indebidas
(Libertad)
Aun cuando no se tenga certeza sobre el mecanismo de toma de decisiones para llegar a acuerdos, el
asegurar estas cuatro condiciones (independientemente del resultado) permite hablar de legitimidad en los
procesos de toma de decisiones colectivas. En otras palabras, aun si el resultado es el desacuerdo total -
como ejemplo extremo- se puede decir que “dicho desacuerdo es democráticamente legítimo” si se ha
cumplido con estas 4 condiciones. Commented [V3]: Esto es importante como conclusión,
refrasear para que quede en el cuerpo del texto. Se trata
Consideraciones para la aplicación del mecanismo de toma de decisiones en el sistema entonces, de aspectos formales que aseguran la legitimidad
de diálogo de la toma de decisiones.
(I) Es necesario advertir que no existe necesidad alguna de que el mecanismo de toma de Commented [SP4]: Estos puntos pasarlos al siguiente
decisiones sea único. En otras palabras, dependiendo del tipo de decisión que se deba adquirir punto del documento (3.1.8). Frasearlos de acuerdo a esa
lógica. [Violeta]
es posible concebir diferentes mecanismos de toma de decisión que se adapten a las
necesidades de la Mesa de Diálogo.
Los acuerdos que contempla la nueva institucionalidad para el diálogo territorial son de
cuatro tipos: iniciales, de diseño, ambientales y de beneficio compartido. Se sugiere que
dentro de los acuerdos iniciales -en específico en el protocolo de derechos y deberes- se debe
incluir un apartado en el que se especifiquen los procedimientos y mecanismos de toma de
decisiones que serán considerados para cada una de las etapas del proceso, así como los
procedimientos que se emplearán para su actualización (si está es pertinente).
(II) En contextos de diálogo territorial, así como en cualquier instancia de deliberación
democrática, el potencial desacuerdo es una realidad ineludible. De no ser por la existencia
de una multiplicidad de preferencias heterogéneas respecto de los fines y los medios para
alcanzar dichos fines, la existencia de mecanismos de toma de decisión no tendría sentido
alguno. Es debido a que el desacuerdo existe que los mecanismos de toma de decisiones se
presentan como instrumentos útiles para llegar a compromisos operativos. Dado que el
desacuerdo es una manifestación legítima de la incompatibilidad de fines y medios, el
problema fundamental del sistema de diálogo no es la existencia de posiciones heterogéneas.
(III) La nueva institucionalidad de diálogo territorial tiene como objetivo el acuerdo. Sin
embargo, la existencia de desacuerdos irreconciliables -de haberlos- no puede ser
considerada necesariamente como un síntoma del fracaso del sistema de diálogo. Con
independencia del resultado alcanzado, el sistema de diálogo tiene la responsabilidad de
garantizar que los procedimientos y mecanismos empleados en el transcurso de la
deliberación legitimen la validez democrática de los acuerdos y desacuerdos. Por lo tanto, el
interés principal de la institucionalidad de diálogo, en lo que a esto respecta, es dar certeza a
los actores involucrados de procedimientos justos. En ello radica la posibilidad de alcanzar
compromisos sostenibles, específicos y transparentes que puedan ser defendidos como
legítimos.
*Teorema de la Imposibilidad de Arrow Commented [V5]: Hacer un box breve (ver en el capítulo
de acuerdos el formato) que explique someramente qué es
Se podría llegar a pensar que el problema de la incoherencia en las decisiones grupales -que (especialmente su paradoja) y las implicancias para el
las decisiones grupales no satisfagan las preferencias individuales de todos los actores sistema de diálogo del mismo.
adopte un enfoque poco exigente respecto de las condiciones que el sistema de toma de
decisiones debe cumplir, la imposibilidad persiste. Aun cuando las condiciones son
razonables, débiles y mínimas, el teorema se sostiene. Y la imposibilidad se plantea como
sigue:
“No existe ningun mecanismo para traducir las preferencias de individuos
racionales en preferencias grupales coherentes que satisfaga simultáneamente las Commented [SP14]: Como se ha dicho, esto se encuentra
condiciones U, P, I y D” (Bonchek & Shepsle, 1997, pág. 67) demostrado matemáticamente en la obra de Arrow.
También en obras posteriores de la literatura en economía
Puesto de forma dramática, cualquier sistema que satisfaga las condiciones U, P e I (pero no política. De hecho, existe todo un campo de la literatura que
se dedica a la discusión de este teorema.
D) es dictatorial o incoherente. Esto sugiere una tensión que pareciera ineludible: existe, en
la vida social, un trade off entre la racionalidad social y la concentración del poder. Las Commented [SP15]: Un intercambio inversamente
sociedades en las que el poder se encuentra disperso tienen menos probabilidades de alcanzar proporcional que es necesario (inevitable).
soluciones coherentes, mientras que las sociedades que concentran el poder tienen mayores
probabilidades de alcanzar soluciones coherentes. Commented [SP16]: Entiéndase en un plano ceteris
paribus. No se malinterprete.
¿Significa esto que cualquier mecanismo de toma de decisiones es inconsistente o es
injusto? No. El método de decisión por mecanismos mayoritarios satisface todas las
condiciones (U, P, I, y D). Simplemente no es capaz de garantizar la coherencia social en
todos los escenarios posibles (Ibíd). Pero es el mecanismo que permite alcanzarla en la
mayoría de las situaciones posibles. El supuesto de racionalidad es violado en aquellas
situaciones en las que no se alcanza la coherencia. La demostración de que la regla de la
mayoría es preferible a otras reglas, en este sentido, se encuentra en el ya expuesto Teorema
de May.
Si la coherencia y la justicia no pueden ser garantizadas en algunas ocasiones excepcionales,
este teorema no parece implicar un problema tan grave. Sin embargo, el hecho de que no
puedan ser garantizadas para todas las situaciones posibles por ningun mecanismo de toma
de decisiones significa que esta debilidad puede ser aprovechada por actores creativos,
estratégicos y manipulativos para su propio interés y beneficio.
Se podría decir que las condiciones impuestas por el Teorema de Arrow son, en realidad,
exigentes. Sin embargo, en más de 50 años de investigación -2500 publicaciones
consideradas aprox.- no se ha encontrado una solución alternativa al problema que no
involucre renunciar a la condición de No Dictadura (Bonchek & Shepsle, 1997). Commented [SP17]: De hecho, el Teorema le valió a
Arrow un Nobel de Economía.
ANEXO