You are on page 1of 84
Francesco ea ee eee NBS ILO Poste erg PRON es eae Cece Perea a) er meee rca OC ee rea error tae) See ONC Ey todos ereiamos personal ¢ inefable: el cnameramiento. eee ence) Pier eee) Precromieenceniert erence at tee aed eRe MSZ.) eRe ‘guarda semejanza con las Pre intt [cal een Tey eC LTC Francesco Alberoni OOO on DNacimionto y desarrollo de une impetuosa y crealiva eee ery Fecei Francesco Alberoni ENAMORAMIENTO Y AMOR COLECCION LIBERTAD Y CAMBIO, Euitorial Gedisa ofrece los siguientes titulos sobre et EL ENAMORAMIENTO, EL AMOR YLAPAREJA perteneciente a sus diferentes ‘colecciones y series undo cel anata a sid pore Heraua oay sesys cuss psi ser expert conn bide canine ee a gue Se acubeal yo sys ea peralo execs, Es Noo tin Ie ues seni, coe ee am ec eee socks dea ae FRANCESCO ALIERON! Enamoramiento y amor GILUERT TORDIMAN La aventura de vivir en pareja GHLHERT TORDIMAN La violencia, et sexo yelamor ANNE TRISTAN La aleoba de Barba Azut Guext ToRDIMAN Conquista ta felicidad FRANCESCO ALBEKONI La amisudd ROLLO MAY Amory votuntad ALAIN FINKIELKRAUT La sabidurta del amor ENAMORAMIENTO Y AMOR Nacimiento y desarrollo de una impetuosa y ereativa fuerza revolucionaria por FRANCESCO ALBERONI gedisa “Toto orginal entation: Innamoramentocamore © Garzaat, 1979 “Tradoecn: Juana Bignont ‘Coblerta: Nollay Mir ‘9, reimpretibn en Nese, 1991 Shasta casectesedeaeee n= ome Derechos pera todas as edielones en castellano © Esitral Gea, A. ‘Mabtanor 460, eto a ‘soe Barcelo Expats ests, epesentacisn ydrecisn para esta etieisn Faitonal Gedisa Mexicana, S.A. Guanajuato 202-302 (05700 Col Rome Mético, DE. “elesS6e- 1908 @ $64.57 sw; 968-852-1041 Derechos reservados conform a ey Impresoen Mexico Printed in Mexico INDICE Capitulo uno Capitulo dos Capttulo tres Capitulo cuatro Capitulo cinco Capitulo seis Capitulo siete Capitulo ocho Capitulo nueve Capitulo diez Capitulo once Capitulo doce Capitulo trece Capitulo catorce Capitula quince Capitulo dicciséis Capitulo diecisiete Capitulo diectocho Capitulo diecinueve Capitulo veinte Capitulo veintiuno Capitulo veintidés 15 a 29 a7 45 31 59 a 2B Bp ot 01 109 us 123 i 137 14s 153 tot CAPITULO UNO. Qué es el enamoramiento? Es el estado naciente de un movimiento colectivo de dos. Esta definicién podria colocarse como conclusién de un largo examen de he- cchos y de interpretaciones. He preferido escribirla al comienzo de manera que nos sirva de gula en este breve viaje a un territorio por todos conocido, ya que todos lo hemos vivido por experiencia directa e igual- ‘mente nos resulta enigmdtico y huidizo, Esta defini. ién plantea el problema del enamoramiento de ma pera nueva, segiin una éptica diferente de la transmi- tida por Ia psicologia, a sociologia y el arte mismo. El fenamoramiento no es un feaémeno cotidiano, una su blimacién de la sexualidad o un eapricho de ia imagi- nacién. Tampoco es un fenémeno sui generis inefable, divino 0 diabélico. Es un fenémeno que puede colo: ccarse en tina clase ya conocida, Ia de los ferémenos colectivos. Entre éstos, por cierto, tiene su innegable {individualidad y no puede ser confundido con otro tipo dde movimientos colectivos como la reforma protestan: te, el movimiento estudiantil, el ferinista, lm miento de David Lazzaretti o el iskimico de’Jomeini 1, Sobre el protiem tetsico general wate Francesco Alberoal Mosimena’ © itusions, i Mag, Bolin IT ° Esth claro que esta confusiin no es posible. Pero tenece al mismo género, es un ess0 especial de mo- Vimiento colectivo. Entre los grandes mvimientos eo lectivos de la historia y el enamoramiento hay un parentesco bastante estrecho, el tipo de fuerzas que se liberan y actan son de la misma clase, muchas de las expericncias de solidaridad, alegria de vivir, reno vacién, son andlogas. La diferencia fundamental resi deen et hecho que los grandes movimientos colectivos etn constituides por muchisimas personas y se abren al ingreso de otras personas. El enamoramiento, en cambio, aun siendo un movimiento colectivo, se cont tituye entre dos personas solas; su horlzonte de per- tenencia, con cualquier valor universal que pueda apre hhender, est4 vinculado al hecho de completarse ‘con sélo dos personas, Este es el motivo de su especifict ddad, de su singularidad, lo que le confiee algunos ca. racteres inconfundibles, ‘Muchos socidlogos ya se han ocupado de Jos movi mientos colectives y han descrito el tipo particular de ‘experiencia que se produce en ellos. Por ejemplo, Dur. heim, al hablar de los estados de efervescencia colec: tiva eseribe: «EI hombre tiene la impresién de estar dominado por fuerzas que no reconoce como suyas, ‘que lo arrastran y que no domina... se siente transpor. tado a un mundo diferente de aquel en el quc se desa rrolla su exisiencia privada. La vida en él no es solo intensa, sino que es cualitativamente diferente... s¢ desinteresa de sf mismo, se olvida de si mismo, se en. tega enteramente a los fines comunes.. (Las fucrzas) sienten la necesidad de expandirse por juego, sin to fin... En tales momentos, esta vida superior se vive con ‘una intensidad tal y de una manera tan exclusiva que ‘ocupa casi por completo la coneieneia, de la que ex pulsa mas o menos por corapleto las preocupaciones 10 egoistas y vulge es.»* Durkbeim no se referia al ena ‘morarniento, tenfa in mente la Revolucién Francesa y ‘otros grandes episodios revolucionarios. En realidad, Ja experiencia que describe esta bastante mas difun: dida. Se la reencuentra en los grandes procesos his. 1éricos como la Revoluciéa Francesa, el desarrollo del cristianismo o del Islam, pero también en otros movi ‘mientos de menor alcance. Todos los movimientos co- lectivos en st fase inicial, que Iego definiremos como estado naciente, tlenen estas caracteristicas. Lo curio- 0 e¢ que las palabras de Durkheim pueden aplicarse también al enamoramiento, Un segundo ejemplo nos lo ofrece Max Weber en su estudio de los fenémenos fen que se manifestan plenamente Ia creatividad, el fentusiasmo y la fe, Weber los considera como forma de poder, es decir, como algo que depende de la apa- 6n de un jefe ‘earismatico" que aparece rompien- do con Ia tradicion, arrastra a sus seguidores hacia ‘una aventura heroica, y produce en ellos la experien- ‘Ga de una renacimiento interior, una emetanoiae en fl sentido de San Pablo. Bajo la conduccién del jefe carismético las preceu ppaciones econdmicas dejan paso al libre despliegue de Ia fe y el ideal, a una vida de entusiasmo y pasiéa. Weber atribuye todas estas cosas al jefe, a Sus virtu: des, En suma, comete un error semejante al que come- temos nosotros en el enamoramiento: atribuir la ex periencia extraordinaria quo estamos viviendo a las Virtudes de la persona amada. Ea cambio, la persona mada no es diferente de las dems, al igual que noso- tos no somos diferentes de los demés. Es el tipo de relacién establecido entre nosotros y los que amamos, €l tipo de experiencia extraordinaria que estamos Wi 2, Durkan, scudat dh wlore luda eats, x Sopiotgia Boric Conan, an, 1, pp. 26317 "Sores, "Bconomia boda un viendo lo que hace diferente y extraordinaria a Ia persona amada, y més profundamente, lo que hace di- ferentes y extraordinarios a ambos. Este es, pues, muestro punto de partida. En Ia his. toria, en ta vida social, existen fendmenos particula- res “Hos movimientos colectivos— en los que las re: laciones entre los hombres cambian sustancial, radi- calmente, y se transfigura la calidad de la vida y la experiencia. Son los nacimientos de las religiones —el lam, el cristianismo, la Reforma, pero también de las sectas, las herejias, los movimicntos sindicales 0 estudiantiles. En una palabra, unos movimientos que ‘dan origen a un nuevo «nosotros» colectivo hecho por s6lo dos personas, como en el enamoramiento, En una estructura social existente el movimiento divide lo que estaba unido y une lo que estaba dividido para formar tun sujeto colective nuevo, un enosotross que, en el ‘caso del enamoramiento, ests formado por la pareja amanteamado. El tipo de fuerzas que acta en ambos ‘casos tiene la misma violencia y determinacisn, “asta ahora los soci6logos, los psicélogos y filésofos hhan manifestado una especie de repugnancia o de ver. sllenza y se han resistido a admitir que haya algo de ‘comiin, mas bien de idéatico, entre grandes procesos histéricos tales como el Islam, la Revolucién Francesa y la rusa y los fendmenos triviales, particulares, como ‘el enamoramiento. Hay en ellos un orgullo de la gran- eza, como si quisieran ocuparse de cosas importan- ‘es, Signifcativas, de las cosas centrales en la vida s0- cial, ¥ el enamoramiento entre dos burgueses 0 dos rmuchachitos, la pasién entre una maestra y un jardi hero, entre un sefior de mediana edad y su secretaria es parecen totalmente miseras, tan despreciables carentes de valor como para que ni siquiera se les ocil- ra que las fuerzas en movimiento son las mismas. Lo ‘mismo ha sucedido con la vieja biologia. Por un lado tenemos al hombre, sefior de la creacién hecho a se R ‘mejanza de Dios, luego los animales superiores, el her: ‘mosisimo caballo, el lo6n y luego, muy en el fondo, los gusanos, las hormigas, los moluscos, Pero en la actua- Tidad sabemos que la estructura de las células es la ‘misina en todos los animales, iguales son las protef- ‘nas que las componen, igual el DNA, igual Ia sinapsis de Ins células nerviosas. Es clerto que el hombre y los animales superiores son diferentes; sabemos muy bien distinguir un caballo do wn gusano. Pero la diversidad provede del hecho de que, en los primeros, los meca- ‘nismos blolégicos, bioqulmicos y genéticos bésicos es- ‘én integrados en sistemas mucho més complejos. Para comprenderlo hay que estudiar unos y otros, los me- canismas comunes y los diferentes. Fl enamoramiento es la forma més simple de movimiento colectivo, no puede ser confundide con la Revolucion Francesa y el entusiasmo de los primeros protestantes. Y tampoco fs verdad que una revolucién se haga por la suma de ‘muchos enamoramientos, al igual que un caballo no est hecho por la suma de gusanos, ni es un gusano ‘muy grande. Son cosas diferentes, pero todas pertene- cen al mismo reino animal, sustentadas por los mis. ‘mos procesos de base. Ta definicién —el enamoramiento es el estado na ciente de un movimiento colective de dos— nos ha proporcionado un lugar te6rico (un género) en el cual Colocar el misterioso fenémeno del enamoramiento; el ‘campo de los movimientos colectivos. Pero el desca- bbrimiento de que el enamoramiento es un movimiento colectivo nos ofrece a su ver un instrumento formida- ble de indagacién de los movimientos. En efecto, é tos aparecen de tanto en tanto. Bien puede ocurrir que un hombre no conozca nada parecido en toda su Vida, o qui sf, tan sdlo una ver. Ademas cuando hay ‘en juego millares o millones de personas, con todos los intereses econémicos o de clase, con todas las ela boraciones ideoldgicas posibles, la dificultad de esta 3B dio de los mecanismos elementales se vuelve dificil ma. Pero el enamoramiento es una experiencia que todos hemos pasado, y eada quien es buen testigo de lo que ha vivido y puede contarlo, De esta manera el estudio del enamoramiento se convierte en la llave para abrir la puerta a fendmenos mucho més comple jos e inaprehensibles para la experiencia de una sola persona. Pero todo esto carece de importancia para nuestra argumentacién, més bien interesa a los sociélogos, los filbsofos y los’ historiadores. Ahora nos corresponde cecupamnos de este particular tipo de fendmeno colec- tivo, del enamoramiento, Para hacerlo hemos de pro- fundizar en su experiencia, Identiicar al menos uno de sus caracteres distintivos. Esto significa sustraerse también al modo de pensar corriente que no reconoce en el'cnamoramiento un status diferente del de la vida cotidiana y la sexualidad. Para romper con este modo de pensar que oculta el problema, partiremos justa mente de la sexuslidad, pero descubriendo que aun en ella hay una diferencia, algo ordinario y algo ex taordinario, El enamoramiento —como todos los mo- vimientos colectivos— se coloca en el plano de lo ex traordinario. 4 CAPITULO DOS Sein una idea muy difundida, la diferencia entre la sexualidad humana y Ia animal reside en que la a tales cfclica, aparece de manera explosiva en la esta: ‘ign de los ameresy luego desapareee. En el hombre, en cambio, suele deirse, el deseo Sexual cs algo con nuo, siempre presente y si no se manifista con tensidad ex porgue se Halla reprimido. La sexvall dad se coloca al mismo nivel que otras «necesidades», {ales como el sueso 0 la comida, algo siempre pre sete en cantidades casi constantes, dla tras dia. Esta oncepeidn se ha difundido con la vulgarizacin del icoandlisis. Bn electo, Freud, que buscaba una ener a vital originara, la {dente en un primer momen {o con la sexualidad. Ahora bien, la energia vital ya fue estamos vivos, debe cjorcerse de mancra conti tua. Sobre este postulado se basan en la actualidad todos los discursos sobre la miseria sexual, fruto de la represién y del dominio. que, de acuerdo con las concuras relleriones de Reich y Marcuse, nutren los co- Imentaros de tantas indagaciones demoscopicas. 4, Giampacie Fabris y Romeaa Davies, I mio de sess, Moe sider, ida, pp. 32. 15 2Qué se descubre continuamente en estas investiga. ciones? Que los hombres y las mujeres tlenen un nd- ‘mero limitado de relaciones sexales a la semana, mas bien breves y casi slempre con el mismo compafiero/a, La sexualidad es asi continua, eseasa y poco intensa; ‘casi tanto como el comer y ei beber. A pesar de ello nos queda la impresién de que no deberia ser asf y, ‘mas ain, de que puede ser totalmente diferente. De ‘qué deriva esta certeza? Esta me parece la respuesta: todos los hombres y ‘mujeres tienen periodos de su vida en los que la ex perlencia sexual es frecuente, intensa, extraordinaria yemultante y desearian que siempre fuera asi, Estos periodos extraordinarios se toman como patrén de la Semualidad cotidiana, ordinaria, que se mide en las investigaciones demoscépicas y que es la que vivimos casi habitualmente. Si reflexionamos sobre el hecho de que todos hemos experimentado breves periodos de sexualidad extraor- ‘dinar iy largos perfodos de sexualidad ordinaria de- Deriamos concluir que, en realidad, también en el hombre la sexualidad no es algo continuado como co- ‘mer y beber. Es més bien algo que exisie siempre, ‘como las otras «nccesidades-, en su forma ordinaria, ¥ que asume una forma y una intensidad totalmente ferente, extraordinaria, en ciertos periodos: los del En el hombre no existe un ciclo bioldgico de la se xualidad. En él, como en los animales, la sexualidad es discontinua y se presenta en toda su magnificencia s6lo en los petiodos del amor. Ea estos periodos la ‘semualidad es algo inagotable y, sin embargo, llega a fextinguirse por completo. En esos pertodos vivimos dias y dias abrazados permanentemente a la persona ‘amada y no s6lo no tenemos en eueata las arelaciones sexuales» y su duracién, sino que cada mirada, cada contacto, cada pensamiento ditigido al amade tiene 16 una intensidad erdtica cies, ‘de una «relacién sexual> comin, En esos momentos toda nuestra vida fisica y senso. Hial se dilata, se hace mds intensa;_sentimos olores que no sentiamos, percibimos colores, luces que no velamos habitualmente, y también se amplia nuestra vida intelectual porque descubsimos relaciones que an tes crefamos opacas. Un gesto, una mirada, un movi ‘miento de Ia persona amada nos habla en’ profundi- dad, nos habla de ella, de su pasado, de cuando era un nif o nifia: comprendemos sus sentimientos, com. prendemos los nuestros. En los otros y en nosotros ‘mismos intuimos de pronto lo sincero y lo que no lo fs y sélo porque nos hemos vuelto sinceros. Pero sa- bemos erear un universo de fantasta en el que nunca ros cansamos de reencontrar a nuestro ser amado- Y la sexualidad que irrumpe, el deseo de placer y de dar placer invade todo lo que proviene del amado, del que amamos todo, hasta el interior de su cuerpo, sus Srganos, sus entraiias. Ta relacin sexual se convierte entonces en un deseo de estar en el cuerpo del otro, un vivirse y un ser ivi o por él en una fusién corpérea pero que se prolongs ‘como ternura por las debilidades del amado, sus inge- nuidades, sus defectos, sus imperfecciones. Entonces logramos amar hasta una herida de él transfigurada por la dulzara. Pero todo esto se dirige a una persona sola y solo aaclla, En el fondo no importa quién sea, sino que con el enamoramiento nace tina fuerza terrible que tiende ‘nuestra fusion y hace a cada uno de nosotros insus- Utuible, nico para el otro. El otro, el amado, se con- Vierte en aquel que no puede ser sino dl, el absoluta. ‘mente especial. ¥ esto ocurre aun contra nuestra vo- Juntad y no obstante durante mucho tiempo seguimos cereyendo que podemos pasar sin él y encontrar esa ‘misma felicidad con una persona diferente. veces superior a la 7 Pero no es ai, basta una breve sparaciin para vol veios ft cnfona qe le portador de al non Fundble, algo que sempre nos flléy que se ha reve lado a través de ' que sin 1 no podremos volver tncontrarY a metado heriapodemor Identear un Getler ae manos, Informa del seno, un pliegue del facto, Ia vox, cusiguier cosa, que represent, simbo- fen ov diveretad y ou uniedad Es ol cignos loom risa. El eos, It sextalided exttaordinera, es mo esto, Los echos, por lo mismo, nos demvestran que nues- tra sexualldad se manifesta de manera coma, ett tion y de manera extraorinaria,dscontinua,Y eto fcurre en momentos prtlulaes, queso Tos del ena ‘oramiento y del amor apasionado, total. La sexual dad ordinaria, com el comer y el beber, nos acompaia txando mestra vid acta de manera homogenea como fl tempo lineal del reo}. La sexualldad exraordiva Fa sparece, en cambio, en los momentos en ue ol i Palo vital busca nuevos y diferentes caminos; enton fos la sexafidad se convert en ef medio con a que In vida explora las fronteras de To posble, los bar ontes de lo imagination natwalea: el estado na ‘tent. sta serualidad ext vinculada a la intligencia y Ja fantasia, el entuslatm, In pasion fundida con ellos Pero su naturaloza es la de subvertir, transormer, omer los gos precedente. El eros es una furroa Fevolacionaria nque limitada s dos personas, y em In vida, se levan a eabo pocas revoluciones. Por eto mttmo Ta serulidad exttaordnarla no. puede, mane: Jarse cegin nuestro gusto, sino. que marca nuestros fires vias las tentativas de cambio es por ella Fesgosa, Para nosotros es una continan aspiracién 4a fuente de permanente nostalgia pero Ta tne. tnos. Para dfendernos de ella sams la misma pal bra para indica e eros y la sewualdad eoddiana, © sea el comer y el beber del sexo, sabre lo que hacemos Indagaciones demoscépicas para volver a descubrit siempre las mismas coses, cosas que ya sabemos pero {que Nos tranquilizan porque nos dicen que también los otros viven Ia misma emiseria sexuals, es decir, nuestra misma cotidianeidad, Pero las indagaciones también sirven para engafiar nos. ¥ lo hacen indicéndonos la posibilidad de aumen- tar nuestra felicidad pasando, por ejemplo, de cuatro a diez relaciones sexuales, tal ver. mas largas y —esto ‘es lo excitante— con personas diferentes. Engafiarnos porque, cuando nos movemos dentro de la sexualidad ordinaria, tener relactones con la misma persona 0 con. noventa y ocho personas diferentes no cambla nada, Quien Jo ha probado lo sabe, porque en general lo ha probado justamente cuando queria reemplazar a la Sinica persona que, por s sola, hubiera podido ore cerle la totalidad y la paz para esos momentos de tiem po que, subjetivamente, son momentos de eternidad. ‘Acostumbrados como estamos a medit cada cosa con el patréin del tiempo fsica del reloj, olsidamos que en la sexualidad extraordinaria del amor el tiempo es diferente. En el budismo japonés, para indicar las dos formas de vida feliz se usan las expresiones nin y ten. El nines el mundo de la paz y la tranquilidad co tidiana, el fer ef momento extraordinario de la emo. ida y el amor. Por lo tanto el nin es alegria, y un dia de nin corresponde a un afio de un mundo sin tranqui lidad. Pero un dia de ten corresponde a mil o diez mil aos de tiempo, En el estado naciente directamente s¢ tiene la eternizacién del presente. ¥ cuando perdemos nuestro amor la espera de una hora se convierte en. tuna espera de afios 0 de siglos, y la nostalgia del ins tante de eternidad nos acompata siempre 9 CAPITULO TRES En el enamoramiento, la persona mis simple y des: poseida para expresarse se ve obligada a usar el len- ‘guaje de la poesia, la sacralizacién y el mito, Esto puede parecernos risible, pero es asi, porque la sacra Tracién y el mito esconden tambien ‘ellos i experien. cia extriordinaria que es comin a los diferentes mo. vimientos, el estado naciente. Los salmos de David, la poesia mistica de Rumi o Dante, la poesia de Neruda © Quasimodo, tienen diferentes objetos de amor. En Rumi es Dies, en Dante una transfiguracién mistica de la mujer, en Neruda y Quasimodo la patria, los ‘compafieros, los amigos. Poro al tono, Ia esperanza, e sentido del destino, el ethas, son los mismos. Hay algo més: Ta declaracién de los derechos del hombre de los Levellers puede ponerse en boca de las personas ‘Que se aman y que estin impedidas de hacerlo, Lo que vyolvemos a encontrar, pues, es el lenguaje universal del deseo por uma cosa que se anhela par encima de + Movimiento republican y demoeltico radial que to unt ‘nmprtante prtcpeclén eu las ucts elvis de i Inglaterra al ‘iow. (Md 2) a cualquier otra; el lenguaje universal de la liberacin y el derecho; el lenguaje de la vida triunfonte que se Ince étiea Lo que se crea, en todos los movimientos ¥ por lo tanto también en el enamoramlento, se da {en contraporicién a la costumbre de los inteeses. y Ins institucones y para hacerlo, para tener el sdere chor a hacerlo, se debe acceder a una regién de los valores que es del mismo rango que aquéllas. El ena- ‘moramiento desafa las instituciones enel plano de sts fandamentos de valor. Su naturslera reside justamen teen esto, en no ser un deseo, un eapricho personal, sino un movimiento portador de proyecto y creador de instiuciones. “Tados los procesos colectivos separan_algo que es taba unido y-umen algo que estaba dividido (siempre por Ia tradicin, la costumbre, las Jnsttuciones), EL Cristanismo de Tos origenes separa a los hebreos de su religion nacional, alos eiudadanos romanos del calto imperial y une a hebreos y gentles. El slam separa alos egipcios del culto a sus reves, alos persas de Zoreastro y une drabes, persasy egipelos de manera nueva. Cuando aparece en la historia dle Occidente también cl enamoramiento se nos presenta. como una Inceracion, una separacion, ‘Todas las socicdades. ar ‘aicas tribales, pero también las agricolas ¥ las feu dales, estaban basadas en estructuras de_parentesco. ‘Com® lo demostré Lévi-Strauss ol sistema de parentes: 0,5 un sistema de diferencias e intercambios. Una {sibu, una fratvia, un clan, cede una mujer a otro clan y recibe a cambio otra mujer. La pareja es el suceso {que se constituye en las Telaciones de esta estructura Ta eleccion de Ia mujeres una transaccién entre dos clanes y en general se hace directamente entre ellos, augue’ pueda hacerse por individuos pero dentro de ierto clan y s6lo as En el mundo feudal se hace en tre familias feudales y slo entre cleras familias. ero on el debilitamiento del feudalismo y cl desarrollo 2 de 1a burguesfa, por ende, con la posibilidad de acu. mular riquera, de tener éxito, con el desarrollo de la cultura y la adguisicién de prestipio, estos lazos righ dos se aflojan y se abre Ia exploracin de otros cam nos, Entendémonos, las reglas dol sistema de_paren: tesco ain existen, infringirlas significa cumplir una transgresién y ser castigado. Pero ast como antes no cabia escapar del sistema de parentesco, ahora si es posible, Las condiciones sobre las que se basan los movi mientos colectivos son siempre éstas: por un lado te nemos un sistema de reglas, instituciones que siguen existiendo mientras que en la sociedad se han abserto paso las transformaciones, han surgido nuevas clases, ‘nuevos poderes, nuevas posibilidades, Esto también es vélida para el enamoramiento. En ia sociedad feu: dal, en la que subsist Ia estructura de Ias relaciones: de parentesco, nace una nueva burguesia y una neva intelectualidad, el enamoramiento surge como una chispa entre dos individuos que pertenecen a dos sis: temas separados ¢ incominicables. Se buscan y se lunen transgrediendo las reglas endogdmicas del siste. ma de parentesco o de clase. Es el caso de Abclardo y Blofsa. Su enamoramiento es una transgresién que se afirma como ejemplaridad y derecho, como valor Es verdad que la pasidn de Abelardo y Flotsa era una pasion erdtico sexual, pero lo que hace de ella un ena moramiento no ese hecho de que fuera sexual, sine que esa sexualidad, ese amor, esa pasion, ese placer, se presentaba y se afirmaba como derecho a estable cer relaciones en contraste con las reglas de parentes ©0.y clase. Abelardo y Bloisa estaban easados, pero st enamoramiento es el que da legitimidad a ese matri monio. Cuando Shakespeare, siglos después, represente el amor de Julieta y Romeo ‘ios mostrard una situa cidn anéloga: dos familias enemigas entre las cuales l matrimonio esté prohibido, En este caso el amor se 2 presenta también como transgresién, divide lo que es taba unido (Julieta a su familia, Romeo a la suya) y lune lo que estaba dividido (dos’enemigos). No existe ‘movimiento sin una diferencia, no existe enamora- ‘miento sin la transgresién de una diferencia, Cualquier diferencia y cualquier transgresi6n, no una determi nada. En cada caso separa, y lo que se transgrede es diferente. Puede ser simplemente que el muchacho esié emotivamente unido a su madre (oa su padre) ‘como en el mundo moderno y enionces Ia transgre- sién es totalmente interior: es la ruptura de la ado- lescencia con la familia de la infancia, Durante siglos cl enamoramiento se presenté como ruptura de la pa reja conyugal: adulterio. Pero el adulterio cs sélo el ‘caso particular de una regla general: la de que el ena ‘moramiento puede existir sélo si separa lo que estaba tunido y une lo que debia estar dividido. En términos el estructuralismo de Lévi-Strauss, se instaura otro sistema de diferencias e intercambios. A esta altura podemos comprender mejor los limites de lo escrito ppor Denis de Rougemont,” quien ha dicho que el ena. ‘moramiento, en Occidente, se presenta siempre como amor probibido, obstaculizado. En realidad, los obs thoulos son deseados, queridos. Los amantes, sostienc, no se aman realmente, recaban placer de los seres le Janos, son felices s6lo consumiéndose por lo imposi ble. ¥ es verdad efectivamente, que en Ia literatura se representa el amor obstaculizado o imposible (Dante, Petrarca, Shakespeare, Gocthe, etc), pero es probable ‘que Ja explicacién resida en fo siguiente: si no hay lun obstéculo no puede haber movimiento y por lo tan- to no puede haber enamoramiento, En otras palabras, sin la diferencia, sin el obstaculo, no hay ninguna necesidad de instaurar otro sistema de diferencias © 5 Denis de Rougemoat, Vamore © Fooidnt. oa {ntercambios, es decir, de fundar otra Institue, En In fccion Hterara el obsticulo et un artiflo. para construir una historia de amor dotada de sentido, El are, para representar esta situacién, construye obs- ttcvionimegirarios, la familias enemigas de Shakes. peare, el matrimonio de Isolda, el nacimiento del nue Wollijoen lat Afinidades Electivas de Goethe, la mer te de Beatriz en Dante, eteétera ‘Veremos abora que esta fccin artistica sire para introducir otro elemento esencial de los movimientot ; POF consiguient, del enamoramiento el dilema-— aun més profunéamente, para introdacr el prable: ia de la perpetuacién del estado naciente. De mo- ‘mento pademos contentarnos con esto. En conclasin, To que cuenta no es un upo de barrera especial sind Ja extencia de una barrera, Si en un momento estwve representada por la estructura de parenteeco, luego Pod estar consttuida por un anterior matrimonio, lina fe poltica, una diferencia cultural o lnguistica 0 de edad, © directamente por una diferencia sexial, como en el caso del amor homosexual, El enamora: tiente porlo tanto siempre consiste en construt algo ‘nuevo a parti de dos estrcturas separadas. ‘Ahora retrocedamos. Antes de enamorarse, Zqué re lacién existfa entre el individuo y st famil, su clase, su iglesia, su eéayuge, su grupo cinco o linghistic, on todo lo que el ensmoraiiento rompera? Podemos fuponer que en un primer momento exiti6 tna rela Cid agradable © por lo menos sceptable, considerads normal, legitima, En verdad que en todas las relaco res humatas, de cualquer tipo, bay slempre un mat gen més_o menos amplio de insatiseccion y desl Siénz_ existe slompre la ambivalencia, Dentro de si familia, el nino atna a su padre ya au madre, a sos hermanos y ama también a ia familia como wna uni dad. La familia 3 un objeto colectivo de amor, pero 5 tambien un lugar de fensiones y frusraciones de 25

You might also like