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Sumario:
Introducción
1. La identidad y la filiación.
2. La interpretación del artículo 56 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela.
3. La sentencia N° 1443, de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia de fecha 14 de agosto de 2008. 3.1. La
Introducción
1. La identidad y la filiación
4 D'Antonio, Daniel Hugo: Derecho de menores. 3a, Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo
Depalma. Buenos Aires, 1986, p. 150.
5 Vid., artículo 235 y ss., del Código Civil.
6 Domínguez Guillén: Ob. Cit., (Ensayos sobre capacidad. ..), p. 547.
7Así D'Antonio: Ob. Cit., (Derecho de menores), p. 150, afirma “La filiación, parece obvio
señalarlo, tiene exclusivo origen biológico”.
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8 De allí que Zannoni, citado por D e Lorenzi, Mariana y Tavip, Gabriel Eugenio: “Fertiliza
ción humana asistida y derecho a la identidad (con esj>ecial referencia al Derecho argentino y
al Derecho español)”. En: XIV Congreso Internacional de Derecho de Familia. Disco
compacto N° I y II de la Revista Jurídica Universidad Interamericana de Puerto Rico. San
Juan, 2007, p. 860, afirme “que la noción de identidad personal admite tres acepciones, en
referencia a: 1) La realidad biológica (que garantiza el derecho de la persona a conocer su origen
biológico y a ser emplazada en el estado de familia que, de acuerdo a ello, le corresponde), que
refiere tanto a la identidad genética (patrimonio genético heredado de los progenitores bioló
gicos) y filiatoria (que resulta de la pertenencia a un determinado estado de familia, en relación
a quienes aparecen jurídicamente como sus padres). 2) Los caracteres físicos de la persona
(rasgos externos, tales como el nombre, la imagen, la voz, el sexo). 3) La realidad existencial de
la persona (proyección del modo de ser en la realidad social)”.
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9 Así Guillén: Ob. Cit., (Ensayos sobre capacidad. ..), p. 511, afirma que si bien “La Cons
titución de 1999 no hace mención expresa al derecho a la identidad”, el mismo se deduce del
artículo en examen y de otras normas relacionadas.
10 Vid., los artículos 1 (valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional), y 2 (valores
superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la
igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia
de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político), así como el Preámbulo de Cons
titución de la República Boli variana de Venezuela. Sobre el carácter normativo de los mismos,
vid., Freixes Sanjuán, Teresa y Remotti Carbonell, José Carlos: “Los valores y principios en
la interpretación constitucional”. En: Revista española de derecho constitucional. N° 35.
Centro de Estudios Constitucionales. Madrid, 1992, p. 100 y ss., donde se indica “los
valores también son normas prescriptivas, es decir, vinculantes, obligatorias, eficaces y
expresivas de un contenido material”, y entre sus propósitos destaca, las funciones
“orientadora, informadora y crítica de todo el ordenamiento, tanto en la producción de
normas como en la interpretación de las mismas”.
11Sobre el nombre civil, remitimos al lector a lo indicado con detalle en nuestra monografía: La
modificación del nombre propio en los niños y adolescentes. Departamento de Publica
ciones de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, UCV. Caracas, 2008, p. 21 y ss.
Domínguez.
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12 Vid., Instructivo para la aplicación de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente en materia de adopción nacional, dictado por el Consejo Nacional de Derechos
del Niño y del Adolescente, Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N°
37.295, de fecha 02 de octubre de 2001, donde se identifica este derecho como “búsqueda de
raíces” y se establece que “El interesado debe estar debidamente asistido desde el punto de
vista biopsicosocial legal por la respectiva Oficina de Adopciones”. Por su parte, la Ley
Aprobatoria de la Convención sobre la Protección de Menores y la Cooperación en Materia
de Adopción Internacional, texto aprobado el 29 de mayo de 1993 por la Conferencia de La
Haya de Derecho Internacional Privado, publicada en Gaceta Oficial N° 36.060, de fecha 08
de octubre de 1996, señala en su artículo 30, “Las autoridades competentes de un Estado
asegurarán la conservación de la información de la que disponga relativa a los orígenes del
niño, en particular la información respecto a la identidad de sus padres, así como la historia
médica del niño y su familia. 2. Dichas autoridades asegurarán el acceso con el debido
asesoramiento del niño o de su representante a esta información en la medida que lo
permita la ley de dicho Estado”. (Negrillas añadidas). Vid., Parra-Aranguren, Gonzalo: “La
Convención de La Haya de 1993 sobre la Protección del Niño y la Cooperación en Materia
de Adopción Internacional”. En: Víctor Hugo Guerra, coord.: Adopción internacional.
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, UCV. Caracas, 1998, p. 75.
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13 Domínguez Guillén: Ob. Cit., (Ensayos sobre capacidad...), p. 512. Vid., Domínguez
Guillén, María Candelaria: Manual de derecho de familia. Tribunal Supremo de Justicia,
Colección Estudios Jurídicos N° 20, Caracas, 2008, p. 259.
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Por otra parte, es obvio que la inscripción debe ocurrir después del na
cimiento porque antes no se disfruta de personalidad jurídica en los tér
minos del artículo 17 del Código Civil; en todo caso cabe recordar que
el derecho en estudio es de los denominados por la doctrina como un
derecho de la personalidad, facultades que en palabras del eximio pro
fesor Aguilar Gorrondona son “derechos subjetivos, privados, absolutos
y extramatrimoniales que posee todo ser humano por el solo hecho de
serlo y que protegen la esencia de la personalidad y sus más importan
tes elementos o atributos” 18, es decir, son facultades intrínsecas que
emergen simultáneamente con el “ser” y por ello su garantía y tutela
debe establecerse de manera coetánea al nacimiento.
19Así indica Domínguez Guillén: Ob. Cit., (Ensayos sobre capacidad...), p. 512, que “desde
una perspectiva amplia, el derecho a la identidad también supone la necesidad de una identi
ficación, es decir, un instrumento que acredite la identidad”.
20La Ley Orgánica de Identificación, indica: “Artículo 5.- Los venezolanos, desde el momen
to de su nacimiento, tienen derecho a poseer un medio de identificación otorgado por el
Estado, a través del organismo competente.. en concordancia con el artículo 22 de la Ley
Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes. Igualmente la Ley Orgánica de
Identificación, señala cuáles son los medios de identificación de las personas naturales, en su
artículo 3, indicando “se entenderá por medios de identificación: la partida de nacimiento,
cédula de identidad y pasaporte”.
21 En este orden, la Sala Primera del Tribunal Supremo español en sentencia de fecha 21 de
septiembre de 1999, señaló que “la coincidencia entre filiación legal y paternidad y materni
dad biológica deben ser totales”, por lo que toda norma que imponga restricciones a dicha
simultaneidad en principio tiene visos de inconstitucionalidad por contradecir el “principio
de libre investigación de la paternidad” y el “derecho de las personas a conocer su herencia
genética” (artículo 39 numeral 2 de la Constitución Española). Vid., Ballesteros de Los Ríos:
art. cit., (Reclamación de filiación materna frustrada...), p. 37 y ss.
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Lo anterior es por demás lógico si nos paseamos por el hecho cierto que
el derecho es un posterius a la realidad familiar24, es decir, el legislador
está lejos de inventar las instituciones familiares y lo único que racional
mente puede efectuar es reconocer la realidad ya manifestada, regular
la según sus intereses y protegerla25, un ejemplo podría iluminar esta
posición, una norma que hubiere regulado la institución de las uniones
estable de hechos en los mismos términos que lo realiza la actual Cons
titución en su artículo 77, ubicado en el Código Civil de 1922, no habría
tenido sentido y especulando hubiere generado rechazo e indiferencia
en la sociedad, o al menos eso creemos26. Empero, lo dicho no quiere
decir que no deben efectuarse adecuaciones en la legislación cuando
las circunstancias lo demanda; es más, en la realidad generalmente dichas
modificaciones llegan tarde y después de un penoso trajinar, pero ya
sabemos de las limitaciones intrínsecas de los órganos legislativos, por
lo que hasta aquí dejamos la cuestión.
27 De allí que Kemelmajer de Carlucci: art. cit., (“El derecho humano a conocer el origen
biológico...”), p. 7, parafraseando a Malaurie, sentencia que “en materia de filiación no existe
una sola verdad. Tal como lo muestran las expresiones del lenguaje vulgar, hay muchas
verdades: la afectiva (verdadero padre es el que ama); la biológica (los lazos sagrados de la
sangre); la sociológica (que genera la posesión de estado); la verdad de la voluntad individual
(para ser padre o madre es necesario quererlo); la verdad del tiempo (cada nuevo día la
paternidad o la maternidad vivida vivifica y refuerza el vínculo)”.
28 Sobre este tema se recomienda la lectura de Casal H., Jesús María: Los derechos humanos
y su protección (estudios sobres derechos humanos y derechos fundamentales). Publi
caciones UCAB. Caracas, 2007, en especial el Capítulo III denominado: “Condiciones para
la limitación o restricción de derechos fundamentales”, p. 57 y ss.
29 Domínguez Guillén: Ob. Cit., (Manual de derecho de familia), pp. 256 y 259.
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30Al respecto aclaramos que lo indicado es únicamente a los efectos de la filiación, ya que el
acceso a la información con fines de poseer los datos necesarios para corroborar la identidad
genética o conocer los orígenes, continúa teniendo un fundamento concorde con la dignidad,
libertad e igualdad que fundamenta todo derecho humano, lo único que de dicha información
no podrá pretenderse establecer un vínculo de filiación en estos casos restringidos, todo
según los argumentos antes anunciados. A sí como hemos indicado en otra oportunidad, igual
situación ocurre en el derecho español según la Ley 14/2006 sobre técnicas de reproducción
humana asistida, que establece en el artículo 5 numeral 5, en concordancia con los artículos 3
numeral 6, y 7 numeral 3, que “La donación será anónima y deberá garantizarse la
confidencialidad de los datos de identidad de los donantes por los bancos de gametos”, sólo
en casos excepcionales expresamente determinados en la Ley, como verbigracia cuando impe
re peligro la vida o la salud del hijo podrá accederse a la información sobre la identidad del
donante sin que la misma se publique e implique determinación legal de la filiación. Lo
expuesto no es obstáculo para que los nacidos a través de dichas técnicas “por sí o por sus
representantes legales” puedan “obtener información general de los donantes que no incluya
su identidad”. Sobre el conflicto entre anonimato y derecho a conocer los orígenes, De
Lorenzi y Tavip: art. cit., (“Fertilización humana...”), p. 854, destacan que la discusión se
debe centrar en determinar “la extensión del no anonimato”, lo cual partiría de considerar que
“del derecho a conocer el origen, no obstante ser un derecho fundamental, no es absoluto”.
31 Domínguez Guillén: Ob. Cit., (Manual de derecho de familia), p. 226. Aclarando la
autora que lo anterior no es obstáculo para ejercer el derecho a la información sobre los
orígenes regulado igualmente en el artículo 56 de la Constitución.
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35 Para soportar esta afirmación no se ofrece ningún dato estadístico que lo corrobore; siendo
que según el artículo 137 literal r), de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del
Adolescente de 1998, dicho ente debía conocer perfectamente la situación concreta del derecho
a la identidad.
36 El término amante en este caso no tiene ninguna connotación peyorativa, no pretendemos
efectuar un juicio de valor sobre las circunstancias que pueden llevar a que la hipótesis
planteada ocurra, mas como estudiosos del Derecho de Familia resulta difícil de endilgarle un
rótulo a esta persona, que es un tercero ante la relación matrimonial, pero el fondo aquí no es
el matrimonio, sino la filiación por lo que podría ser parte; por otro lado, no puede ser
considerado un concubino o unido estable de hecho, ya que para que el anterior status surja
ninguno de los unidos debe estar casado. La doctrina mexicana representada por Pérez Duarte
y N., Alicia Elena: Derecho de familia. UNAM. México D.F., 1990, p. 32, se refiere a esta
figura como el “amasiato”. Por su parte, Perera Planas, Nerio: Análisis del nuevo derecho
civil. Editorial Fitell. Maracay, 1983, p. 370, utiliza la denominación “queridato” para refe
rirse a dicha situación, así también Pemía, Humberto Alí: El concubinato venezolano.
Paredes Editores. Caracas, 1988, p. 19, emplea los términos “amancebamiento o queridato”.
37 En realidad en los antecedentes que reproduce la Sala Constitucional no se indica ninguna
sentencia que corrobore dicho argumento.
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38 Al respecto nos hemos pronunciado en otras oportunidades sobre dicho punto, Varela
Cáceres: Ob. Cit., (La modificación del nombre propio...), p. 38 y ss., valga sólo ratificar
que todas las normas constitucionales son de aplicación directa e inmediata, o como lo indica
la doctrina, tienen “carácter normativo” y no programático, lo que genera que no sea necesario
para su aplicación una regulación ulterior legislativa; esto da al traste con la atávica posición
de negar la ejecución de los derechos constitucionales por falta de desarrollo legal, ya que
dichas carencias son imputables al Estado y no al ciudadano, al cual se le debe salvaguardar
sus derechos fundamentales.
39En realidad la oscuridad es sólo aparente, en el sentido que como se indicó, en el punto 2 de
este trabajo, los artículos citados son multicomprensivos, así como también exigen de una
interpretación conforme con los principios que sustenta el nuevo Estado social, de derecho y
de justicia.
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40 Concretamente los artículos de la Convención sobre los Derechos del Niño, señalan:
“Artículo 7.- 1. El niño será inscripto inmediatamente después de su nacimiento y tendrá
derecho desde que nace a un nombre, a adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo posible,
a conocer a sus padres y a ser cuidado por ellos. 2. Los Estados Partes velarán por la
aplicación de estos derechos de conformidad con su legislación nacional y las obligaciones que
hayan contraído en virtud de los instrumentos internacionales pertinentes en esta esfera,
sobre todo cuando el niño resultara de otro modo apátrida”; y “Artículo 8.- 1. Los Estados
Partes se comprometen a respetar el derecho del niño a preservar su identidad, incluidos la
nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares de conformidad con la ley sin injerencias
ilícitas. 2. Cuando un niño sea privado ilegalmente de algunos de los elementos de su identidad
o de todos ellos, los Estados Partes deberán prestar la asistencia y protección apropiadas con
miras a restablecer rápidamente su identidad”. De lo anterior se extrae la ineludible conclusión
que las facultades en examen no son absolutas y que sobre las mismas pueden establecerse
limitaciones racionales, por lo que toda privación del derecho que sea “ilegal” o que “repre
sente una injerencia ilícita” debe censurarse por ser contraria al derecho fundamental.
Kemelmajer de Carlucci: art. cit., (“El derecho humano a conocer el origen biológico...”), p. 8,
al analizar el artículo 7 de la Convención, es de la opinión que “ningún derecho es absoluto y
tampoco lo es el derecho a conocer el origen biológico”. Vid., Parra-Aranguren, Gonzalo: “La
tarea complementaria de la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño
realizada por las Convenciones de la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional
Privado”. En: Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, UCV. N° 106,
Caracas, 1998, p. 55, donde destaca que “La Convención de las Naciones Unidas se limita a
imponer condiciones mínimas, que no admiten excepciones, pero no consagra ninguna restric
ción al derecho del Estado Parte a conceder derechos adicionales a los niños, o derechos
consagrados en forma más amplia”.
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41Ya hemos comentado algunas excepciones, agregamos el supuesto, por demás polémico de
“los vientres en alquiler” o “madres subrogadas”, donde en aplicación del aforismo “mater
semper certa est” regulado en el articulo 197 del Código Civil, y la ilegalidad del convenio que
fundamenta la subrogación, se debe, preferir a la madre que ha alumbrado al niño, aunque se
advierte que dicha solución no es uniforme en la doctrina y la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia (sentencia N° 1456 de fecha 27 de julio de 2006, Exp. N° 05-1471), no
ayudo a su resolución. Vid., Guerrero Quintero: art. cit., (“Genética y filiación...”), p. 474 y
ss., donde señala que dichos contratos carecen de objeto (artículo 1.155 del Código Civil) por
ilicitud y de causa (artículo 1157 ejusdem)', donde además agrega en relación al axioma conte
nido en el artículo 197 del Código Civil, que “Esta presunción legal se otorga al hecho del
embarazo y en relación con el nacimiento de la criatura, por lo cual se comprende que en el
caso de la reproducción humana asistida, tal principio queda incólume”. Por otra parte, se
reitera que el derecho a la información sobre los orígenes sigue protegido en estos casos.
42 Sobre el derecho a la igualdad y no discriminación, es oportuno traer a colación la doctrina
inveterada de la Sala Constitucional que señala: “ .. .el derecho subjetivo a la igualdad y a la no
discriminación, es entendido como la obligación de los Poderes Públicos de tratar de igual
forma a quienes se encuentren en análogas o similares situaciones de hecho, es decir, que este
derecho supone, en principio, que todos los ciudadanos gocen del derecho a ser tratados por
la ley de forma igualitaria, y se prohíbe por tanto, la discriminación. Ahora bien, no todo trato
desigual es discriminatorio, sólo lo será el que no esté basado en causas objetivas y razona
bles, pero el Legislador puede introducir diferencias de trato cuando no sean arbitrarias, esto
es, cuando estén justificadas por la situación real de los individuos o grupos, es por ello, que
el derecho a la igualdad sólo se viola cuando se trata desigualmente a los iguales; en consecuen
cia, lo constitucionalmente prohibido es el trato desigual frente a situaciones idénticas...”,
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, sentencia N° 1197 de fecha 17 de
octubre de 2000, Exp. N° 00-1408. - Vid., fallo de la misma Sala, sentencia N° 0190 de fecha
28 de febrero de 2008, Exp. N° 03-2630, donde se reitera el precedente citado.
43La indicada interrogante nos permitimos aclararla de inmediato, así como se apuntó supra,
la maternidad y paternidad presuponen un hijo, lo cual produce que si una persona prueba
que tiene un hijo puede disfrutar de ciertas prerrogativas o ventajas que se establecen para
disminuir la carga familiar y a su vez proteger a este grupo vulnerable; así también al existir un
derecho implícito “a procrear” según la Sala Constitucional (sentencia N° 1456 antes identi
ficada) y conforme Domínguez Guillén, María Candelaria: “Situación del nasciturus en la
Constitución de 1999”. En: Asdrúbal Grillet Correa, coord.: Libro Homenaje a Enrique
Tejera París. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, UCV. Caracas, 2008, p. 149, se
incluyen facilidades para que las personas tomen la decisión sobre procrear, supeditándolo,
como un buen deseo, a que la misma sea “responsable” y no un acto casual o divino.
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"A nte dicha posición categórica, que orienta a apuntar una contradicción sobrevenida entre
el texto legal y la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la cuestión se
desplaza a determinar cómo debe quedar el mencionado artículo 201 del Código Civil, es
decir, es inconstitucional total o parcialmente. Por otra parte, no se trata la hipótesis sobre las
“mujeres que extramatrimonialmente conciben un hijo”, sino de un supuesto más restringido
y contrario, de mujeres con vínculo matrimonial que engendran un hijo de una persona
distinta al cónyuge y donde a tenor de lo expuesto por el recurrente cercena el derecho a la
identidad del hijo.
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3.1 La d o c t r i n a q u e f i j a la s e n t e n c i a N ° 1 4 4 3 d e la S a la
C o n stitu c io n a l
4,1 Vid., Aguilar Gorrondona: Ob. Cit., (Derecho civil...), p. 53, quien además agrega “El
fundamento de la presunción es que se estima que en el caso particular debe ser venjaíero lo
que de ordinario ocurre en la mayor parte de los casos en que se da el hecho conocido”, pues
bien, en el presente caso estamos al frente de una presunción inris tamtum, es decir, que
admite prueba en contrario. Dominici, Aníbal: Comentarios al Código Civil Venezolano
(reformado en 1896). Tomo I. Editorial “REA”. Caracas, 1962, p. 276, al comentar el
artículo 188 del Código Civil de 1896, similar al artículo 201 del Código vigente, apunta “Es
una ficción fundamental y necesaria, sobre la cual descansan los principios generales que
determinan la materia de la filiación (...), y que á su vez se deriva de dos presunciones: la
primera es que ha habido cohabitación de los cónyuges, anterior á la concepción del hijo; y la
segunda que la mujer le ha guardado al marido la fidelidad debida”. Guerrero Quintero: art. cit.,
("Genética y filiación...”), p. 471, indica que “La presunción del artículo 201 del Código
Civil se ha establecido en orden a proteger al matrimonio, la familia, y por eso el marido se
tiene p orrad re...”. Vid., Delgado Ocando, José Manuel: Ficciones y Presunciones en el
Código Civil Venezolano. Tribunal Supremo de Justicia. Caracas, 2001, p. 100 y ss., donde
se indica que el artículo 201. representa un ejemplo de “presunciones de procedimiento”, es
decir, "un medio técnico que subsume un hecho conocido en una categoríajurídica, mediante
el establecimiento de un hecho desconocido, a fin de atribuirle a éste las consecuencias
derivadas de la subsunción”.
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49 La inconstitucionalidad del primer párrafo del artículo 136 del C ódigo C ivil espa
ñol es ratificada en sentencia 156/2005 de fecha 09 de junio de 2005 del Tribunal
C onstitucional. Concretamente señala dicha disp osición “Artículo 136.- El marido
podrá ejercitar la acción de im pugnación de la paternidad en el plazo de un año
contado desde la inscripción de la filiación en el R egistro Civil. Sin embargo, el plazo
no correrá mientras el marido ignore el n a cim ien to ...”.
248 Edison Lucio Varela Cáceres
50 Casal H., Jesús María: “Las colisiones constitucionales y su resolución”. En: Revista de
Derecho, Tribunal Supremo de Justicia. N° 27, Caracas, 2008, p. 24, destaca justamente
que “aun después de desentrañar su sentido, algunas normas constitucionales se encuentren
en una situación de tensión con otras de igual rango, dado que su dirección o proyección
normativa se cruza con la de las otras. (...) Ello puede ocurrir por ejemplo, (...) entre el
derecho a conocer la propia filiación o la propia paternidad y el interés en la protección de la
familia y el matrimonio”.
51 Por su parte, la sentencia 138/2005 emitida por el Tribunal Constitucional español,
relatada por la Sala Constitucional, señala en el mismo FJ 4, que “Al articular el régimen
jurídico de las relaciones de filiación el legislador no puede obviar la presencia de
concretos valores constitucionalmente relevantes, cuales son la protección de la familia
en general (art. 39.1 CE) y de los hijos en particular (art. 39.2 CE), así com o la seguridad
jurídica (art. 9.3 CE) en el estado civ il de las personas. Y, al mismo tiem po, debe
posibilitar la investigación de la paternidad (art. 39.2 CE), mandato del constituyente
que guarda íntima conexión con la dignidad de la persona (art. 10.1 CE), tanto desde la
perspectiva del derecho del hijo a conocer su identidad com o desde la configuración de
la paternidad com o una proyección de la persona” .
250 Edison Lucio Varela Cáceres
51 Vid., Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, sentencia N° 1917 de fecha 14
de junio de 2003, Exp. N° 02-2865, donde se indica: “¿Implica lo anterior que el concepto
jurídico indeterminado ‘Interés superior’ del niño se antepone a cualquier otro derecho
subjetivo o interés legítimo de los ciudadanos? No, sólo significa que, bajo ningún concep
to, ha de prevalecer, en el Derecho de Menores, otro interés que el que la propia Ley tutela:
El del niño y el del adolescente, sin obviar que dicho interés debe aplicarse en forma
adecuada y razonable respetando el resto del sistema constitucional y legal, ya que no
puede llevar a subvertir o derogar implícitamente las demás normas del ordenamiento
jurídico, y así se declara. En casos como el presente, el Juez constitucional debe ser
cauteloso, pues detrás de la alegación de conceptos ju rídicos indeterminados como el del
'interés superior del niñ o’, independientemente de su evidente y legítimo carácter tuitivo
hacia los menores de edad, pueden escudarse y configurarse auténticos supuestos de
fraude a la Ley, con miras a desvirtuar el proceso y su fin último, cual es la consecución de
la justicia ” (destacado añadido).
53A sí Vladimirsky, Viviana Isabel: “Impugnación de paternidad matrimonial o nuevas formas
de ‘apropiación legalizada’ de menores: breve análisis de los discursos, sociológico, psicoló
gico, procesal y de género”. En: XIV Congreso Internacional de Derecho de Familia. Disco
compacto N° I y II de la Revista Jurídica Universidad Interamericana de Puerto Rico. San
Juan, 2007, p. 899, al criticar la actuación de la jurisprudencia argentina apunta “El discurso
del ‘Interés superior del niño’ de la sentencia de la CSM: ¿De qué elementos se vale ese
organismo para decir que ése es ‘el interés superior del niño’? No refiere ninguno. Porque no
hay ninguno. El ‘interés superior’ del niño suele ser convertido en una entelequia, que cada
juez o tribunal la utiliza vacío de contenido (en realidad vacío de fundamento). Pero que
siempre encierra una ideología o un discurso, según el sentido en el cual se dirigen sus
sentencias”. Por su parte, Quicios Molina, Susana: “Legitimación activa del progenitor para
reclamar la filiación no matrimonial según el Código Civil (comentario a la STS de 9 de mayo
de 1997)”. En: Revista derecho privado y Constitución. N° 11. Centro de Estudios Cons
titucionales. Madrid, 1997, p. 422, cita jurisprudencia donde se afirma que “La protección
del interés del menor, digna y obligada, está atribuida en primer lugar a los progenitores, pero
no es verdad absoluta entender que el bien del menor está en la obtención de una declaración
de filiación paterna y materna”. Obsérvese de lo anterior las complicaciones prácticas que
pueden devenir de la aplicación sin escrúpulos o maquinal del mencionado principio de rango
constitucional. Lo que sí queda claro es que cuando en el asunto estén inmiscuido los dere
chos de un niño se debe buscar aclarar el mencionado interés, lo que obliga a ponderar en
supuestos como la reproducción asistida con donantes de gametos, siguiendo a De Lorenzi y
Tavip: art. cit., (“Fertilización humana...”), p. 863, que determinarlo “dependerá de las
particulares circunstancias del caso, algunos dirán que la verdad siempre es más sana y que
inscribir a ese niño en el Registro Civil es institucionalizar el engaño, debiendo priorizarse su
derecho a conocer el propio origen; en tanto que otros opinarán que es correcto que sean los
padres quienes decidan si explicarle o no su forma de concepción (legitimándose así su
ocultamiento)”, en realidad una respuesta escapa de nuestras pretensiones porque siempre
será especulativa y sólo podrá tener un verdadero asidero cuando se pondere el caso concretc
que es lo que exige el ordenamiento jurídico al establecer este principio.
La id e n tid a d b io ló g ic a y l a filia c ió n : C o m e n ta r io a l a s e n te n c ia .. 251
54 Casal H., Jesús María: Oh. Cit., (Los derechos humanos y su protección. . p. 62, ve en
esta expresión una referencia directa al legislador para establecer determinadas limitaciones a
los derechos fundamentales, concretamente afirma “La restricción no reduce el alcance cons
titucional del derecho, que permanece incólume, pero sí prohíbe o condiciona algunas accio
nes o facultades en principio amparadas por la libertad reconocida, o implica o autoriza una
injerencia en el bien jurídico garantizado. Dado que los derechos fundamentales poseen rango
constitucional, sus limitaciones o restricciones han de establecerse siempre por la Constitu
ción o con base en la Constitución”, y agrega “Así, expresiones como ‘con base en la ley’, o
'de acuerdo a la ley’, entre otras, que formen parte de la consagración constitucional del
derecho, se traducen generalmente en reservas de restricción del mismo, o sea, en el reconoci
miento de un derecho bajo reserva de restricción”. Ahora bien, se aclara que lo expuesto sólo
representa el elemento formal, al cual se debe adherir determinados aspectos de fondo como:
“la licitud del fin perseguido”, “la proporcionalidad”, “la intangibilidad del contenido esencial
del derecho” y “la compatibilidad con el sistema democrático”, esto último, conforme lo
preceptuado en los siguientes textos internacionales: Declaración Universal de los Derechos
Humanos (artículo 29 numeral 2) y Convención Americana sobre Derechos Humanos (artícu
lo 32 numeral 2). Únicamente cumpliendo los anteriores requerimientos pueden establecerse
restricciones a los derechos fundamentales.
55 Verbigracia en Argentina se ha hablado de un derecho a no saber, igualmente digno de tutela,
donde el sujeto sobre el que se pretende clarificar su identidad no desea conocer si la misma
es o no conforme a la realidad biológica y solicita un respecto a su intimidad biológica.
56 Domínguez Guillén: Ob. Cit., (Manual de derecho de familia), p. 258.
252 Edison Lucio Varela Cáceres
57A sí se hace patente, en general, el exhorto de Müller-Freienfels, Wolfram: art. cit., (Obser
vaciones al Derecho Comparado...), p. 183, según el cual “hoy por hoy el Derecho de
Familia es un campo que requiere constante renovación de pensamiento”.
58 Domínguez Guillén: Ob. Cit., (Manual de derecho de familia), p. 229.
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60 De allí que se indique por Sanojo. que "Estas presunciones, cuando están de acuerdo con los
principios establecidos, tendrán lugar no obstante que la madre y un tercero, o éste o aquélla,
reconozcan al hijo como natural, porque la presunción de la legitimidad se ha establecido a
favor del hijo y por lo mismo no puede destruirla la madre ni mucho menos un tercero”, citado
por Domínguez Guillén: Oh. Cit., (Manual de derecho de familia), p. 231.
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63 La Sala olvida que si la intención del legislador hubiera sido equiparar la relaciones
extramatrimoniales a las relaciones adulterinas de uno o ambos progenitores, en los términos
que expone el recurrente, la respuesta resultaría no del artículo antes transcrito sino de la
disposición contenida en el artículo 469 del Código Civil que indica a texto expreso: “Si el
nacimiento proviene de unión no matrimonial, no se designará al padre en la partida, sino
cuando haga la presentación él mismo o por medio de mandatario auténticamente constitui
do”. De lo anterior se evidencia que el asambleísta ha establecido un sistema que diferencia
para precisar la filiación cuando existe matrimonio o unión estable de hecho y en otros
supuestos cuando aquellos vínculos están ausentes entre los progenitores, garantizando de
esta forma mayores garantías para la prole.
64 Cfr., D ’Antonio: Ob. Cit., (Derecho de menores), p. 144. De allí el carácter indivisible del
estado civil destacado por autores como: Sanojo, Luis: Instituciones de derecho civil
venezolano. Tomo I. Imprenta Nacional. Caracas, 1873, p. 210; y López Herrera: Ob. Cit.,
(Derecho de familia), t. I, p. 73.
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65 Molina Quiroga, Eduardo y Viggiola, Lidia E.: “Protección constitucional del derecho a la
identidad del hijo extramatrimoniar. En: Congreso Internacional Derechos y Garantías
en el Siglo XXI (Abril, 28,29 y 30 de 1999). Ponencia consultada en: http://www.aaba.org.ar/
bi 150701 .htm, al comentar la legislación argentina apunta que “El respeto al derecho de todo
ser humano a conocer su origen, implica que la madre sea colaboradora activa y oportuna. No
puede diferirse a la época en que el hijo pueda accionar por filiación por sí mismo (...). En el
difícil conflicto entre dos derechos personalismos de elevada jerarquía como son el derecho
a la intimidad de la madre, y el derecho a la identidad del menor, deben conciliarse ambos
aspectos, teniendo en cuenta el interés superior del niño (...). En consecuencia, existe obliga
ción legal de la madre del hijo no reconocido de informar el nombre del padre e impulsar su
reconocimiento forzoso”. Por su parte, Kemelmajer de Carlucci: art. cit., (“El derecho huma
no a conocer el origen biológico...”), p. 10, indica que “aunque la ley argentina toma algunas
medidas para que la mujer revele el nombre del padre extramatrimonial (art. 255 Código
Civil), la mujer no puede ser obligada a hacerlo sin violar su derecho a la identidad”, así
también cita que “el Tribunal Constitucional alemán, afirmó en sentencia del 6/5/1997 que ‘ni
mediante el derecho del niño a conocer su origen, protegido por la constitución federal
alemana, se ha dado una respuesta precisa a la pregunta de si el hijo extramatrimonial tiene
derecho a que su madre le revele el nombre de su padre”’; por último ofrece una referencia a
la legislación de Dinamarca donde “la madre tiene el deber de informar a las autoridades en el
plazo de un mes desde el nacimiento de su hijo quién es, o puede ser, el padre de la criatura.
Si el presunto padre rechaza la paternidad, ésta se establecerá por los tribunales”, siendo que
“la eficacia de la obligación impuesta a la mujer puede ser puesta seriamente en duda, pues no
existen modos de hacerla hablar, o hablando, que diga la verdad”. Rivera Hernández, Francis
co: “Preterición de hijo extramatrimonial en sucesión abierta después de la Constitución y
antes de la entrada en vigor de la Ley 11/1981, de 13 de mayo (comentario a la STS de 17 de
marzo de 1995)”. En: Derecho privado y constitución. N° 6-año 3. Centro de Estudios
Constitucionales. Madrid, 1995, p. 247, comenta la postura del Tribunal Constitucional
alemán, quien en fallo de 18 de enero de 1988, sostiene que el derecho “a conocer su origen y
su verdadera filiación” se encuentra en superioridad “respecto del derecho a la intimidad de la
madre (obligada a revelar la identidad del padre)”. Finalmente Casal H., Jesús María: art. cit.,
(“Las colisiones constitucionales...”), p. 31 y ss., efectúa unos comentarios sobre la
jurisprudencia alemana en el sentido aquí analizado, parafraseando al Tribunal Constitucional
Federal, donde se indica que en estos casos se exige una ponderación de intereses no pudiendo
actuarse "como si los intereses de la hija debieran prevalecer a toda costa, con el argumento de
que no cabía atribuir a ella la responsabilidad de lo ocurrido, cerrando así las puertas a una
ponderación amplia y minuciosa de las circunstancias del casos.. tales como las alegadas
por la madre referente a “su derecho a preservación de su esfera privada o íntima, conectado
con su vida sexual y relación de pareja”.
I
258 Edison Lucio Varela Cáceres
66 Ya la doctrina representada por González Medina. Miriam: “La mujer violada doblemente
victima”. En: Mujer, familia y derecho. Livbrosca. 2001. p. 83. ha sostenido enfáticamente
que “La mujer violada, es sujeto pasivo de un acto de violencia, donde sé atenta contra su
integridad física y moral, produciendo secuelas que afectarán toda su vida personal, laboral,
familiar, social y sexual, motivo por el cual se puede considerar doblemente víctima; porque
además de haberse cometido sobre su persona un delito, deberá demostrarlo y someterse a
título personal a exámenes médicos, interrogatorios y demás trámites legales a fin de esclare
cer la acción delictiva, actuaciones éstas que desde el inicio van acompañadas de una gran carga
de violencia verbal y psicológica, aunado a la violencia física que ya ha recibido como víctima
de la acción delictiva”.
67 Acta que en palabras de Domínguez Guillén: Ob. Cil., (Manual de derecho de familia),
p. 339, es provisional y en tal sentido la “indicación paterna carente de valor probatorio hasta
que sea conformada en un procedimiento administrativo que puede prolongarse en el tiempo,
creando una temporalidad inicial enteramente perjudicial para el niño o niña, puesto que dicho
instrumento fundamental inicialmente extendido está llamado -según la nueva le y - a quedar
sin efecto".
** Así incluso, como indica Ballesteros de Los Ríos: art. cit.. (“Reclamación de filiación
materna frustrada...”), P- 41. en los supuestos ordinarios donde “el Derecho presume que
todo reconocimiento es veraz porque, como regla general la persona que reconoce un hijo lo
hace porque cree (o sabe si se trata de la madre) que ese hijo es suyo, el legislador somete su
eficacia a requisitos complementarios, es decir, a la voluntad de otras personas distintas del
reconocedor, con el fin de dar entrada en la determinación de la filiación al otro sujeto de la
relación paterno o matemo-filial, al hijo y sus intereses’". Por lo expuesto, no puede ser la
exclusiva voluntad la que desvirtúe una presunción legal y más si impera discordancia entre
dos sujetos que se la atribuyen.
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10La Ley para la Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad, en su artículo 27,
introduce un elemento contrario al sistema registral, ya que autoriza dejar sin efecto un acta
y elaborar una nueva, cuando el sistema tradicional pero vigente, establece un mecanismo de
notas marginales para corregir aspectos de las actas del registro civil, salvo el caso especial de
la adopción donde se elabora una nueva partida (artículo 504 Ley Orgánica para la Protección
de Niños, Niñas y Adolescentes).
71Cabe destacar que la sentencia 138/2005 del Tribunal Constitucional español, citada por el
fallo aquí comentado tiene dos votos particulares, uno de ellos emitido por el Magistrado
Guillermo Jiménez Sánchez, donde señala “ ...n o es tarea del Tribunal Constitucional pro
nunciarse sobre el mayor o menor acierto de la obra del legislador, sino que únicamente le
corresponde enjuiciar su conformidad o disconformidad con los preceptos constitucionales,
a los que, en el aspecto particular que aquí interesa, parece ajustarse en principio un sistema
que hace posible la investigación de la paternidad, aun cuando en algunos extremos o casos
específicos la limite temporal o causalmente, puesto que la Constitución sólo exige que la ley
posibilite la investigación de la paternidad, no que ésta posibilidad de investigación se confi
gure en términos absolutos y sin restricción alguna”. No obstante, se aclara siguiendo a Casal
H., Jesús María: art. cit., (Las colisiones constitucionales...), p. 34, que no se pretende
negar el rol de los jueces en la solución de los conflictos constitucionales, pero se exige que los
mismos se atengan en un primer orden “a lo dispuesto en la ley al decir casos que presupongan
colisión entre bienes constitucionales y han de guiarse por las pautas o criterios de armoniza
ción que legalmente se hayan establecido”, y sólo cuando “la solución legislativa es insufi
ciente, bien por incurrir en una omisión absoluta, bien por no proporcionar todos los elementos
que permitan resolver el caso concreto en un modo cónsono con los bienes constitucionales
en conflicto, los jueces pueden contribuir a colmar la deficiencia legislativa.” En fin, no
observamos claros fundamentos que objetivamente justifiquen la interpretación que efectúa
la Sala Constitucional en el caso bajo examen.
262 Edison Lucio Varela Cáceres
No podemos cerrar este punto sin indicar que es obvio que las circuns
tancias indicadas por el recurrente no pueden implicar una negación a la
inscripción del nacimiento en el registro del estado civil, ya que en dicho
caso el registrador debe sencillamente inscribir el nacimiento y si la
madre está casada establecer en el acta dicho hecho y con ello queda
ría establecida la paternidad del cónyuge. Ese es el sistema que permite
garantizar con mayor certeza la verdadera identidad del menor de edad.
Por otra parte, si efectivamente una persona distinta al cónyuge mani
fiesta su paternidad sobre el niño inscrito, el registrador deberá levantar
un acta donde dejara constancia de la manifestación de voluntad74 y
remitir la misma al fiscal de protección del niño y del adolescente a los
efectos que este último ejerza las acciones judiciales y pueda el tribunal
Es claro que el niño puede que según lo indicado posea una identidad
legal que no corresponda con la biológica, pero como lo indica la Sala
Constitucional, eso sólo se estará al corriente con absoluta certeza cuan
do se efectúe la prueba de ADN, así también lo anterior no es culpa del
niño, pero el contraer un vínculo como el matrimonio implica para los
cónyuges consecuencias que no pueden diluirse, lo mismo puede decir
se de la persona que tiene relaciones sexuales con una mujer casada.
75 Vid., artículos 170 literal d) y 177 Parágrafo Primero, literal a) de la Ley Orgánica para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, en conexión con el artículo 227 del Código Civil.
En el sistema de registro español, la Ley de 8 de junio de 1957, sobre el Registro Civil,
estipula en su artículo 26, lo que sigue: “El encargado del Registro velará por la concordancia
del Registro y la realidad, excitando al Ministerio Fiscal, advirtiendo a los interesados y
comunicándose con los demás órganos del Registro Civil”, en el caso venezolano no existe una
disposición similar pero la misma se desprende de la naturaleza administrativa del registro y
en atención a los principios de coordinación y cooperación (artículos 23 y 24 de la Ley
Orgánica de la Administración Pública).
76 A sí Vladimirsky: art. cit., (Impugnación de paternidad m atrim onial...), P- 901.
destaca que cuando se dilucida la identidad biológica en un juicio no sólo se encuentran en
el tapiz los intereses de las partes, “También está el interés social, que debe ser resguarda
do. En la averiguación de la verdad biológica, no sólo están enjuego intereses privados sino
también un interés público, como lo es el estado de las personas. Existe una responsabili
dad social de garantizar al niño el derecho a conocer su origen, es decir, que la justicia no
aspira exclusivamente a llegar a una verdad judicial, de acuerdo con las pruebas aportadas
por los litigantes, sino que va más allá al buscar la verdad objetiva: la existencia o no de nexo
filial”. Quedando en evidencia que esto último únicamente se puede garantizar cuando las
partes intervienen en la defensa de sus derechos en el proceso, lo demás seria una dilación
en la indagación de la verdad.
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3 .2 El voto particular
77En dicho orden de ideas, Wemer Goldschimdt, citado por Pemía: Ob. Cit., (El concubina
to...), p. 44, destaca que es por “la indisolubilidad del matrimonio” o la dificultad del divor
cio, las “causas de un número relativamente grande de concubinatos adulterinos" y, en
consecuencia, de supuestos de discordia en la filiación.
266 Edison Lucio Varela Cáceres
78 Vid., artículo 360 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes.
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79 Quicios Molina: art. cit, (Legitimación activa del progenitor...), p. 435, resalta que la
jurisprudencia española ha sostenido que “En materia de investigación de la relación patemo-
filial o matemo-filial el principio que debe prevalecer es el de la veracidad material en su
vertiente de verdad biológica, procurando hacer coincidir la filiación jurídica con la real, si bien
el legislador puede introducir alguna atemperación por atendibles razones de seguridad jurídica
y paz familiar. Una vez determinada la generación, cuestión eminentemente fáctica, entra en
juego el segundo gran principio regulador de la materia: el del favor filii. Con la aplicación del
principio favor filii los Tribunales deben impedir que la constatación del hecho biológico
produzca al hijo más inconveniente que los inevitables que en ocasiones puede acarrear la
mera declaración de paternidad o maternidad”.
268 Edison Lucio Varela Cáceres
Conclusión
Las violaciones al derecho al registro del estado civil, aludidas por los
solicitantes de la interpretación del artículo 56 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, no dudamos que ocurran pero
ellas se deben en gran sentido a las deficiencias en la formación pro
fesional de los funcionarios del registro y otro tanto en lo vetusto que
es nuestro sistema, pero no por lo anterior debe recurrirse a m ecanis
mos alternativos que vulneran la seguridad jurídica y aumenta la dis-
crecionalidad en el funcionario en detrimento de la obra del legislador
que ha quedado plasmada en determinadas presunciones que protegen
al hijo, así como al matrimonio y con ello a una de las formas de mani
festación de la familia.