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Magíster en Mediación:
Gestión Colaborativa de Conflictos con
Salida Intermedia en Postítulo en Mediación,
Familia e Infancia
Alumnos:
Verónica Kindel Conejeros
Waldo Antonio Latrach S.
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INTRODUCCIÓN
En una de sus reconocidas publicaciones, Marinés Suares (1996) señala que para
que haya una mediación debe haber conflictos, entendiéndose este último a posiciones y
pugnas interpersonales, entre personas y organizaciones, como también entre dos o más
organizaciones, entendiéndose el conflicto siempre como de carácter relacional. Además
debemos agregar que a través de la historia la humanidad, el conflicto y las formas de
conducir el mismo han tenido diferentes modalidades, dependiendo si es negociación sin
terceros involucrados, terceros con el rol de árbitro, o un tercero como ayuda llamado
mediador. La mediación se caracteriza por ser un proceso voluntario por las partes, siendo
más caro que una negociación, pero más barato que un juicio.
constructivista se adscriben a la visión que sostiene que, el conflicto es una fuerza positiva
que estimula la productividad y necesaria para su eficaz desempeño.
Cada época soluciona sus conflictos de acuerdo a sus costumbres y creencias del
momento, Marinés Suares dice que a pesar de no haber terminado con la discriminación
negativa de todo tipo, nuestra época tiende a una concepción de “ser humano” más
igualitaria, como también un ser humano más activo y participativo en la toma de
decisiones. Así como dice el pensador francés“…cada época crea sus propios saberes y
sus propios dispositivos…” (Michel Foucault citado en Suares, 1996). Así, no es extraño
que la propuesta de la resolución de conflicto a través del proceso de mediación sea una de
las modalidades más ocupadas hoy en día.
Es importante señalar lo que no creemos respecto de la mediación; para argumentar
esta convicción rescataremos nuevamente algunos puntos expuestos por (Valdebenito C,
2016) en su cátedra, que dice explícitamente que “ este proceso no es una terapia, ni es un
asesoramiento de consejería, ni representa una de las partes en una negociación, ni
propone fórmulas de arreglo conciliatorio, ni menos tiene poder decisorio, ni fórmulas
matemáticas de repartición, finalmente, la mediación no es perfecta” De acuerdo Suares
(1996) el sistema de mediación se caracteriza por crear un contexto más flexible para la
conducción de disputas, la inclusión de “una tercera parte” llamado mediador que actúa
como ayudador a las partes a alcanzar un acuerdo, aunque las partes no están obligadas a
aceptar sus intervenciones, siendo una decisión voluntaria de las partes, entrar en este
proceso como así mismo permanecer en él. Otra característica de la mediación es que mira
dos aspectos del conflicto; el tema en sí y la relación de las partes.
Las ventajas y desventajas del sistema de mediación se miran desde las siguientes
perspectivas: Por un lado, el evidente alivio que significa para los tribunales, solucionar
innumerables casos antes de entrar al sistema judicial, además del ahorro en tiempo y
dinero para el sistema. Y desde el punto de vista de las personas en conflicto, evitar que
haya ganadores y perdedores, que las partes sean protagonistas de sus propios procesos, lo
que podría implicar acuerdos con efecto a mayor largo plazo y un aprendizaje importante
por parte de las personas.
Sin embargo, algunas pensadoras feministas plantean que las mujeres logran peores
acuerdos que en el sistema judicial formal, ya que mantendrían la misma pauta
interaccional que existía en la pareja. Por otro lado, plantean que la VIF no se ventilaría en
la mediación, cosa que refuta terminantemente Sara Cobb (citada en Marinés Suares, 1996),
entre otras críticas.
Este modelo se basa en los nuevos paradigmas de las ciencias; Teoría de Sistemas
(Von Bertalanffy L., 1980), Teoría Cibernética, (Wiener N., 1949), Teoría del Observador,
(Maturana H., 1997), Pragmática de la Comunicación, (Watzlawick, 1980), entre otros.
Su concepción epistemológica es la causalidad circular que implica que el conflicto
tiene múltiples causas que se retroalimentan.
Su fundamento es la comunicación y parte de los nuevos modelos
comunicacionales, prestando mucha atención al aspecto relacional.
Lo importante en este modelo, es fomentar las relaciones humanas, transformando
dos aspectos fundamentales del perfil de los participantes: Por un lado, la revalorización del
individuo, al potenciar su protagonismo, fortaleciendo el yo, entendiendo que "una parte
resulta revalorizada en la mediación cuando: alcanza una comprensión más clara de lo que le
importa y por qué, de cuáles son sus metas y sus intereses" (Bush y Folger;1996 y citado en
Tesis sobre Mediación para obtener a Título de Asistente Social de U. Academia de
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Este modelo teórico creado por Sara Cobb, tiene por objetivo ayudar en la creación
de nuevas alternativas para solucionar los múltiples conflictos generados al interior de las
relaciones familiares. Asistidas por diversas técnicas aplicadas por el mediador, las partes
en conflicto construyen una nueva narrativa de elaboración propia, que a futuro les
proporcionará una mayor satisfacción por ser justamente de su propia autoría.
Este modelo facilita y estimula entonces a las partes, a que sean capaces de
construir por sí solos, una nueva historia por sobre las antiguas y arraigadas narrativas que
han creado y acentuado los conflictos familiares, desestructurándolas a modo de poder
elaborar una narrativa diferente. De esta forma, se hacen cargo de la responsabilidad y no
de la culpa que les cabe en el conflicto, distanciándose de la figura de víctima o victimario
y asumiendo a su vez, el rol de protagonistas de sus propias vidas.
Los fundamentos teóricos de este proceso, se basan en la psicología del yo, donde
el mediador refuerza y facilita el aprendizaje de liberar, estimular y orientar la motivación
de la persona para que realice un cambio de emoción, pensamiento y conducta frente a la
situación de conflicto.
En este mismo método, las pautas de interacción familiar son vistas como circuitos
de retroalimentación que no poseen comienzo ni fin, donde la causalidad, es decir, la
causa-efecto es circular y no lineal, como es considerada en el modelo tradicional. Aun
cuando existe una causa originada en el pasado, se trabaja en el aquí y en el ahora, ya que
es en el presente donde se está apreciando el conflicto emanado de una relación
confrontacional.
En resumen, el mediador gestiona el conflicto mediante la desestabilización de la
narrativa primaria y a través de la construcción de una nueva, permite a los participantes
resignificar sus experiencias, narrativas y por ende, su vida.
Las competencias del mediador según lo que señala el reglamento del Ministerio de
Justicia, son presentadas poco atractivamente y más estructuradas, entre las cuales
encontramos: vocación de servicio, compromiso y responsabilidad, manejos de crisis o
conflictos, flexibilidad, autocontrol y especialmente empatía con las partes involucradas en
el proceso de mediación..
No obstante lo anterior, el rol del mediador visto indistintamente por los tres
modelos, está centrado fundamentalmente en guiar la interacción de las partes para buscar
la solución colaborativa y así satisfacer los intereses de las partes. Además, debe ejercer su
labor bajo el principio de la neutralidad con el fin de apreciar objetivamente la realidad de
cada parte, siendo capaz de separar el problema de las personas.
A su vez, es un regulador de la comunicación y de la interacción, es decir, un
verdadero catalizador del proceso, a fin de disminuir las diferencias que se presenten.
Es un agente de realidad, revisando y analizando en su quehacer, riesgos y buscando
la mejor alternativa de solución al conflicto que proviene finalmente de las mismas
personas interesadas.
En el desempeño de su rol y dependiendo del caso, es un facilitador de la
transformación de la relación, promoviendo que las partes encuentren un camino
alternativo, con una nueva mirada para la resolución del conflicto.
Asimismo, ayuda a los interesados a elaborar una nueva historia a partir de sus
historias primarias, revalorizándose a sí mismo y al otro participante del conflicto.
También, se encarga de fomentar las discrepancias entre los participantes para luego
desestructurar sus narrativas, y en base al resultado, construir una nueva y mejor historia
con un enfoque positivo.
Por otra parte, el mediador debe enunciar y respetar los principios básicos de la
mediación, que son los siguientes:
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- Imparcialidad
- Voluntariedad
- Confidencialidad
- Neutralidad
- Reglas de Juego
- Duración / Horarios
1 .La meta de desempeño por centro licitado se fijó en un 63% de acuerdos, cada mes de
gestión.
Cada 20 causas atendidas en sesión conjunta, 13 deben ser acuerdos y sólo 7 pueden
frustrar, para así lograr la meta del 15% del ingreso remunerativo.
La fórmula es: A/(A+Fcon1)x100 esto nos proporciona el 15% de los ingresos
mensuales remuneracionales.
2. La meta de frustradas es el indicador de la gestión de citaciones, se estima entre un 35%
a un 40% no concurren a una sesión conjunta, el cumplimiento de este indicador nos
proporciona un 5% de los ingresos mensuales.
La fórmula es: (F/F+A+Fcon1) + 100 el resultado de esta operación no puede ser
superior a 40 frustradas.
3. La meta de sesiones conjuntas semanales es de 20 por cada mediador con cartera
completa, lo cual deben hacer un mínimo de 4 por cada día. Esta meta aporta un 10% de
nuestros ingresos.
CONCLUSIONES:
Es indudable que aún queda mucho trabajo por hacer para que los centros licitados
de nuestro país, ofrezcan un servicio de mejor calidad, donde las personas que participan
en el proceso de mediación, se sientan acogidas y escuchadas con total seriedad, prolijidad
y esmero y no pasen a ser finalmente, sólo cifras dentro de las estadísticas del sistema.
La inyección de más recursos al sistema, significaría mejorar por un lado, las
remuneraciones del mediador, y por otro, ajustar a tiempos reales las sesiones y el número
de éstas,
Toda persona que trabaja con otras, como es el caso de los mediadores, está
propensa a un gran desgaste o al llamado “burn out”, por lo que es necesario que el sistema
le proporcione instancias de autocuidado, a través de técnicas, trabajos grupales,
reflexiones, encuentros nacionales o regionales, ejercicios, etc. Este factor ha quedado, a
nuestro juicio, más en el papel que en la efectividad, cosa lamentable, ya que la salud
mental y física del mediador juega un rol imprescindible en la tarea de la mediación.
En el escenario expuesto, el mediador puede aportar a mejorar la calidad de la
atención, aun cuando los medios no sean los más propicios, contribuyendo con su
compromiso personal, sentido ético y la reflexión crítica permanente de la labor que
desempeña.
Lo que sugerimos, para que el mediador mantenga un trabajo de calidad y
humanizado, es evitar la mecanización del trabajo, no perdiendo el foco en la persona, para
que no se convierta en un número más dentro del sistema, debiendo reconocer al otro con
nombre y rostro. Cabe resaltar además, que la connotación de las palabras “usuarios” y
“partes”, inexorablemente cosifica a las personas.
El conjunto de funciones diarias exigidas por reglamento al mediador, lo mantienen
en tensión constante y lo sitúan en un dilema ético, conjugando el cumplimiento de la
carga laboral con una atención de calidad a los usuarios. Frecuentemente, se cede ante el
sistema para lograr el cumplimiento de las metas.
Existe una tendencia gradual de éxodo de los mediadores licitados a la mediación
privada, que podría evitarse elevando la curva de remuneración al punto de equilibrio
respecto de las horas dedicadas a esta función. De este modo, se incentivaría la
permanencia o incorporación de más mediadores al sistema licitado.
Finalmente, creemos que un servicio de calidad pasa por que las personas entiendan
que la mediación es un proceso y no un trámite, que a veces no se soluciona un conflicto en
una o dos sesiones y que además, se les asigne el tiempo necesario para puedan ser los
protagonistas reales de sus propios acuerdos. Sin embargo, en rigor al presupuesto
asignado, el sistema completo está enfocado en terminar los procesos en el menor tiempo
posible, forzando sutilmente a las personas a tomar acuerdos precipitadamente. Esto lleva a
que los acuerdos no se sostengan en el tiempo y las personas concurran nuevamente al
servicio pidiendo ayuda, lo que los convierte finalmente en los llamados “clientes
frecuentes”.
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BIBLIOGRAFÍA:
“Anexo 12, Perfil del Mediador”, Subsecretaría del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos, 2015