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del magisterio
Guía del Participante
Coordinación General:
Adela Guerrero Reyes
Coordinación Académica:
José Juan García Ávalos
Autores:
Claudia Escobar López Velarde
Gilberto Ramón Guevara Niebla
ISBN
México, D.F., junio de 2013
Cada una de las Propuestas Académicas que integran esta Colección, a cargo de
especialistas,- docentes e investigadores-, con una gran trayectoria académica y experiencia
en aula, permite una aproximación a la realidad escolar actual, ya que el contenido de ellas
corresponde al nuevo enfoque por competencias que la Reforma Integral de la Educación
Básica ha adoptado.
El material que ahora tiene en sus manos, es para ser trabajado bajo una modalidad
presencial, dándole la posibilidad de formar parte de un diálogo académico en donde el
análisis y la reflexión serán elementos esenciales para el mejoramiento de su desempeño
profesional y así, adquirir herramientas básicas para renovar sus conocimientos y fortalecer
su quehacer docente.
Estamos seguros de que este esfuerzo que invierte en su Formación Continua se verá
reflejado positivamente en su labor educativa y, sobre todo en la calidad de los aprendizaje
de sus alumnas y alumnos.
Destinatario
Dirigido a:
–– los docentes frente a grupo
–– directores escolares.
–– asesores técnico-pedagógicos
Nivel Educativo
01 Inicial, 02 Preescolar, 03 Primaria, 06 Secundaria General, 07 Secundaria Téc-
nica, 08 Telesecundaria, 09 Educación Física, 10 Educación Especial, 11 Educación Ex-
traescolar y 12 Educación Artística.
Introducción
El curso que aquí presentamos tiene como primer propósito involucrar al docente
en la reflexión sobre los valores y deberes éticos que entraña su profesión. Con base
en el artículo tercero constitucional y en cumplimiento de las atribuciones que le otor-
ga la Ley General de Educación, la Secretaría de Educación Pública plasmó en el Plan
Nacional de Desarrollo 2013 - 2018 los siguientes planteamientos:
“Se espera que el docente sea eficaz en dotar de conocimientos y ha-
bilidades que les permitan desenvolverse y participar activamente en la
construcción de una sociedad democrática a sus alumnos”.
(...)“Y estos conozcan los derechos humanos y los valores que favorecen
la vida democrática y los pongan en práctica al tomar decisiones con res-
ponsabilidad y apego a la ley”.
(Que los maestros) “Reconozcan y valoren distintas prácticas y procesos
culturales, contribuyendo a la convivencia respetuosa. Asuman la inter-
culturalidad como riqueza de nuestro país y la forma de convivencia en la
diversidad social, étnica, cultural y lingüística”.
“Conozcan y valoren sus características y potencialidades como ser hu-
mano y se esfuercen por lograr sus propósitos asumiendo con responsabi-
lidad las consecuencias de sus acciones”.
“La eduación debe impulsar las competencias y las habilidades integra-
les de cada persona, al tiempo que inculque los valores por los cuales se
defiende la dignidad personal”.
En el curso esperamos que este contacto inicial rinda frutos en el corto plazo, dada
la problemática que en el campo de la ética enfrentamos.
Tiene una duración de 40 horas. Se ha organizado en 6 sesiones de 6 horas, así
como 4 horas de trabajo extra-clase, las cuales están orientadas a fortalecer las com-
petencias de los docentes, los directivos y los asesores técnico pedagógicos a quiénes
está dirigido el curso.
Las sesiones son independientes. Se han pensado para que un solo facilitador pue-
da desarrollarlo con ayuda de lecturas previas para cada uno de los participantes, los
cuales tendrán que elaborar trabajos individuales, en equipos y colectivos.
Propósito general
El propósito general del curso es que el profesor participante reflexione y sea capaz
de enfrentar los dilemas éticos que encierra su profesión, al mismo tiempo que apren-
da a identificar los principios y valores de la democracia, así como los problemas y
situaciones que pueden favorecer la formación ética y moral de sus alumnos.
El facilitador desarrollará su actividad mediante el desarrollo de estrategias en las
que se ofrezca a los docentes una información mínima para que analicen situaciones
reales que les permitan ejercitar su juicio moral y ético, así como reconocer el valor
del trabajo en equipo para que puedan resolver las problemáticas a las que se enfren-
tan en la vida cotidiana y logren mejores aprendizajes en el aula y en la participación
ciudadana .
Esperamos que con un curso de esta naturaleza, el profesor reconstruya una sensi-
bilidad básica para proyectar en su práctica profesional los valores fundamentales de
nuestra convivencia. El docente debe “saber ser” en el universo de la escuela.
Contenidos generales
Sesión 1. ¿Qué es moral y qué es ética? Fines de la educación
• Analice los fundamentos teóricos de diferentes autores para identificar en el
lenguaje, temas y problemas de la ética y la moral del trabajo docente.
• Reflexione acerca del valor de trabajar en equipo para identificar y resolver di-
lemas éticos de la profesión.
Fines de la educación
• Analice los fines de la educación básica establecidos en la Constitución y aque-
llos que se derivan de la democracia.
• Identifique el impacto que tiene ordenar la práctica docente conforme a los
fines de la educación.
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Productos de trabajo
El curso comprende diferentes actividades, es por ello que cada una tiene un pro-
ducto de trabajo final, el cual es indispensable entregar al término de la sesión; por
ejemplo, tarea(s) individuales, en equipo o en grupo y los ejercicios realizados duran-
te el desarrollo de la misma.
Presentación
Actividades de desarrollo
–– El facilitador entregará una tarjeta a los participantes para que anoten su nombre
y la coloquen en un lugar visible de la mesa.
–– Posteriormente solicitará a algunos participantes que expresen sus expectativas
del curso y las anotará en una hoja de rotafolio para revisarlas al final del curso.
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Actividad de inicio
–– El facilitador solicitará a los participantes que por medio de una “lluvia de ideas”
expresen su opinión sobre las siguientes preguntas:
a. ¿Qué es ética, para qué sirve en un país, en la sociedad, en la familia, al
interior de la escuela?
b. ¿Qué es moral?
–– El facilitador escribirá en el pizarrón o en una hoja de rotafolio las ideas que el
grupo exprese.
Actividades de desarrollo
Actividad: Mi autobiografía.
–– El facilitador sugiere que cada docente escriba su autobiografía teniendo en
cuenta los aspectos más significativos de su vida.
–– Cuando la hayan terminado, responderán las siguientes preguntas:
a. ¿Cómo me siento y veo en este momento de mi vida?
b. ¿Cuáles son mis mayores cualidades, habilidades y posibilidades de tra-
bajo?
c. ¿Cuáles son mis dificultades y mis debilidades en el trabajo que realizo?
d. ¿Qué me gustaría hacer para resolver los conflictos que enfrento en mi
profesión?
–– Compartirán sus respuestas con el grupo.
Actividad: Lecturas 1
–– El facilitador divide al grupo en cuatro equipos de trabajo para que lean los Ane-
xos 03 al 05 y elaboren un resumen, en pliegos de rotafolio para presentarlo al
grupo.
–– Harán las conclusiones en la plenaria y se escribirán en un archivo electrónico
o en pliegos de papel rotafolio.
Actividad: Cuestionario 1
–– El facilitador entregará hojas tamaño carta para que con base en sus conoci-
mientos y experiencia, los participantes contesten brevemente por escrito las
siguientes preguntas:
a. ¿Cuáles son las finalidades de la educación pública en México?
b. ¿Qué principios filosóficos y legales la orientan?
c. ¿Por qué la educación es al mismo tiempo un derecho y una obligación?
Actividad: Cuestionario 2
–– Los participantes de acuerdo a sus conocimientos y experiencia contestarán las
siguientes preguntas:
–– ¿Cuáles son las finalidades que se le atribuyen a la educación en México?
–– ¿Cuáles son los principios filosóficos y legales que la orientan actualmen-
te?
–– ¿Qué importancia tiene para maestros y directivos de educación básica
conocer los principios filosóficos y legales de la educación en nuestro
país?
Actividad de cierre
–– Se entregan los productos de cada actividad de la sesión 1.
Actividad de inicio
–– El facilitador invita a los participantes en plenaria a discutir y hacer conclusio-
nes sobre los temas que investigaron. Anotando en el pizarrón o en una hoja de
rotafolio las ideas que el grupo exprese.
Actividades de desarrollo
Actividad: Cuestionario 4
El facilitador dividirá el grupo en cuatro equipos de trabajo para realizar las siguien-
tes actividades:
–– Escriban sus ideas respecto a lo que es ser un “buen docente” en nuestras escue-
las públicas. ¿Qué aspectos valorales incluirían?
–– Propongan una serie de medidas para mejorar su relación con las autoridades de
su escuela. Expliquen su criterio.
–– Escriban algunos principios básicos para tener una buena relación con sus co-
legas.
–– Identifiquen las situaciones de dilema moral en la escuela y las posibles solu-
ciones.
–– En plenaria los equipos debatirán sus respuestas y elaborarán conclusiones.
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Actividad: Lecturas 3
–– El facilitador dividirá el grupo en tres equipos de trabajo para que analicen los
textos de los anexos 08 y 09, hagan un resumen y presenten a la plenaria sus
conclusiones.
–– Elaboren grupalmente una opinión sobre los temas presentados por los equipos.
Actividad de cierre
–– El facilitador invitará al grupo hacer una recapitulación de los temas analizados
en la sesión mediante la pregunta ¿Qué fue significativo para mí el día de hoy? y
escribirá las respuestas en el pizarrón o en una hoja de rotafolio.
–– Se regresará a los participantes los productos de la sesión 1 calificados y se reci-
birán los productos de la sesión 2, así como la tarea de investigación.
Actividad de inicio
–– En plenaria y en hojas de rotafolio se analizarán los aspectos y los conceptos que
conforman un código ético y un código ético profesional.
Actividades de desarrollo
Actividad: Lectura 4
–– Los participantes continúan trabajando en equipo para analizar las lecturas de
los anexos 10 al 13. En plenaria hacen una conclusión de lo que debería ser un
código ético y la escriben en pliegos de papel rotafolio.
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Actividad de cierre
–– El facilitador invitará al grupo a realizar las conclusiones de la sesión y las escri-
be en el pizarrón o en una hoja de rotafolio.
–– Se regresarán los productos de la sesión 2 calificados y se recibirán los productos
de la sesión 3, así como la tarea de investigación de conceptos.
Actividades de desarrollo
Actividad: Cuestionario 6
–– Individualmente contestarán las siguientes preguntas.
a. ¿Algunos de estos principios forman parte de sus propios objetivos o pro-
pósitos docentes?
b. ¿Cuáles?
c. ¿De qué forma se expresan en su quehacer cotidiano?
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Actividad de cierre
–– El facilitador invita al grupo a escribir las ideas más significativas del trabajo de
la sesión y se escriben en un archivo electrónico o en hojas de rotafolio.
–– Se regresarán los productos de la sesión 3 calificados y se recibirán los productos
de la sesión 4, así como el resumen de lectura.
Actividad de inicio
–– Se discutirá en plenaria la lectura del anexo 17 para recuperar las ideas princi-
pales.
Actividades de desarrollo
Actividad: Reglamentación
–– El facilitador solicita al grupo participante que en plenaria se redacte para cada
norma una sanción o un premio, en una tabla como la siguiente:
Actividad de cierre
–– El facilitador invita al grupo a escribir las ideas más significativas del trabajo de
la sesión y se escriben en un archivo electrónico o en hojas de rotafolio.
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Actividades de desarrollo
Actividad de cierre
–– El facilitador invita al grupo a realizar las conclusiones de la sesión y a escribirlas
en hojas de rotafolio.
–– Se regresarán los productos de la sesión 5 y 6 calificados y se recibirán los pro-
ductos de la sesión 6, así como la tarea del resumen de lectura y el portafolio de
productos.
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Materiales de apoyo
Para las seis sesiones se requiere de:
• Hojas carta de papel bond
• Hojas de rotafolio
• Plumones y plumas
• Cinta adherible
• Seis impresiones del extracto de: Victoria Camps, Los valores de la educación,
Madrid, Anaya, 1994: 22-23 pp.
“Por fin, una última pregunta sobre la posibilidad de la enseñanza de
la ética: ¿vale la pena enseñar e inculcar valores morales a unos niños y
niñas que deberán moverse y, a ser posible, destacar en una sociedad que
no respeta ni cuenta con tales valores? ¿No será maleducarlos, educarlos
contra una corriente que es imparable? ¿No es todo una pérdida de tiempo
poco justificable? ¿No sería más prudente reducir la educación a la mera
instrucción o formación sobre unos conocimientos teóricos –matemáticas,
lengua, física, historia-?
Sólo se me ocurre una respuesta. Aunque queramos, no podemos dejar
de educar en un sentido o en otro. La escuela es un lugar donde se hace
algo más que dar clase. Los alumnos aprenden comportamientos más o
menos civilizados, según sean los criterios que los guían. Es inevitable que
aprobemos unas conductas y desaprobemos otras, aunque no hagamos juicios
de valor explícitos y evitemos el premio y el castigo. El gesto, la voz, la mirada
delatan a veces más nítidamente, lo que sentimos o pensamos. Y el niño o la
niña registran esa reacción favorable o desfavorable a su conducta. Vale la
pena, pues, asumir esa tarea conscientemente, como dice Hanna Arendt que
debe hacerse: transmitiendo a nuestros hijos y alumnos aquellos aspectos de
nuestro mundo que quisiéramos conservar. Por críticos que seamos con todo,
algo querremos mantener o no perder. El afecto hacia lo más humano de
nuestro mundo, y la explicitación de ese afecto, es la única retórica que nos
hará convincentes.
Queremos conservar ciertos valores porque, en definitiva, preferimos un
mundo que los respete a un mundo que pasa de ellos. Pero ¿vale la pena
enseñarlos contra una realidad que los repele? Vale la pena si estamos
convencidos de que, aunque no sean rentables económica o incluso socialmente,
son valores imprescindibles para llevar adelante tanto la democracia como la
autonomía individual. Nuestra ética es, básicamente, una ética de derechos,
y si exigimos el respeto a los derechos, alguien tendrá que hacerse cargo de los
deberes correspondientes, que también son de todos, universales. La libertad,
la igualdad, la vida y la paz nos obligan a ser más justos, más solidarios, más
tolerantes y más responsables. A todos y cada uno. Sólo con esos objetivos en
el horizonte es posible formar a unos individuos que no renuncien a ninguna
de sus dos dimensiones: la dimensión social y la dimensión individual.”
• La impresión para cada participante de los siguientes textos:
1. Cortina, Adela (1996) El quehacer ético. Guía para la educación
moral. Parte I: 15-28 pp.
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Bibliografía complementaria
Aisenson, K. A. (2001). El desafío moral.Vías para el cambio: filosofía, psicología, educación. Editorial Biblos.
Buenos Aires.
Fierro M. C. y Carbajal P. (2003). Mirar la práctica docente desde los valores. Gedisa-UIA. Barcelona.
Haynes F. (2002). Ética y escuela. ¿Es siempre ético cumplir las normas de la escuela? Gedisa. Barcelona.
Sastre V.G. y Moreno M. M. (2007). Resolución de conflictos y aprendizaje emocional. Una perspectiva de
género. Gedisa. Barcelona.
Trilla, J. (1992). El profesor y los valores controvertidos. Paidós. Barcelona.
Van Haaften W., Wren T. y Tellings A. (2000). Sensibilidades morales y educación. El niño en la edad escolar.
Dos Vols. Gedisa, Barcelona.
Ventura, L. M. (1992). Actitudes, valores y normas en el currículo escolar. Editorial Escuela Española. Madrid.
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Propósito General
El propósito general del curso es que el profesor participante reflexione y sea capaz
de enfrentar los dilemas éticos que encierra su profesión, al mismo tiempo que apren-
da a identificar los principios y valores de la democracia así, como los problemas y
situaciones que pueden favorecer la formación ética y moral de sus alumnos.
El facilitador desarrollará su actividad mediante el desarrollo de estrategias en las
que se ofrezca a los docentes una información mínima para que analicen situaciones
reales que les permitan ejercitar su juicio moral y ético así como reconocer el valor
del trabajo en equipo para que puedan resolver las problemáticas a las que se enfren-
tan en su cotidianeidad y logren mejores aprendizajes en el aula y en la participación
ciudadana.
Esperamos que con un curso de esta naturaleza, el profesor reconstruya una sensi-
bilidad básica para proyectar en su práctica profesional los valores fundamentales de
nuestra convivencia. El docente debe “saber ser” en el universo de la escuela.
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Primera sesión
¿Qué es moral y qué es ética? Fines de la educación
Propósitos de la sesión
• Analice los fundamentos teóricos de diferentes autores para identificar en el
lenguaje, temas y problemas de la ética y la moral del trabajo docente.
• Reflexione acerca del valor de trabajar en equipo para identificar y resolver di-
lemas éticos de la profesión.
• Analice los fines de la educación básica establecidos en la Constitución y aque-
llos que se derivan de la democracia.
• Identifique el impacto que tiene organizar la práctica docente conforme a los
fines de la educación.
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Actividades
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Productos de trabajo
–– Conclusiones sobre:
–– ¿Qué es ética, para qué sirve en un país, en la sociedad, en la familia, al
interior de la escuela?
–– ¿Qué es moral?
Actividad. ¿Qué es moral y qué es ética?
–– Resumen de las lecturas anexo 01 y 02 por equipo.
Actividad: Mi autobiografía.
–– Autobiografía
–– Respuestas a las preguntas:
a. ¿Cómo me siento y veo en este momento de mi vida?
b. ¿Cuáles son mis mayores cualidades, habilidades y posibilidades de tra-
bajo?
c. ¿Cuáles son mis dificultades y mis debilidades en el trabajo que realizo?
d. ¿Qué me gustaría hacer para resolver los conflictos que enfrento en mi
profesión?
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Segunda sesión
La educación moral en la escuela democrática. Vida ética de la escuela
• Muestre una actitud de empatía frente a las reflexiones que involucren al “otro”,
considerando el diálogo como búsqueda de soluciones a problemas determina-
dos.
• Identifique la ética y la moral como herramientas que favorecen la construcción
de una escuela más humana y democrática.
• Valore y comprenda la importancia de la dimensión ética en los medios de comu-
nicación social.
• Analice diferentes dilemas morales que enfrenta en la práctica docente.
• Reconozca la importancia de la relación entre autoridades, colegas y alumnos.
• Identifique las valoraciones implícitas en la enseñanza y la evaluación.
• Reconozca e identifique que es parte importante del sistema educativo, valore
la profesión docente y proponga conductas éticas de acuerdo a su propia re-
flexión para elaborar un código deontológico.
Materiales requeridos
• Hojas carta de papel bond
• Hojas de rotafolio
• Plumones y plumas
• Cinta adherible
–– Woldenberg J. y Salazar L. (1995) Principios y valores de la democracia:
39-51 pp. (Anexo 06)
–– Deval, Juan (1991) Los fines de la educación. Cap. 8: 49-56 pp. (Anexo
07)
–– Suckling, A. y Temple, C. (2006) Herramienta contra el acoso escolar. Un
enfoque integral. Primera parte: 16-21 y 44-57 pp. (Anexo 08)
–– Jares, Xesús R (2006) Pedagogía de la convivencia: 20-45 pp. (Anexo 09)
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Productos de trabajo
Actividad de inicio
–– Conclusiones de los temas investigados.
Actividad: Lecturas 2 y cuestionario 3
–– Resumen de las lecturas anexos 06 y 07
–– Respuestas al cuestionario
a. ¿Es democrático un país que tiene elecciones?
b. ¿Es democrática la vida interna de las escuelas?
c. ¿Por qué?
d. ¿Es el SNTE un organismo democrático?
Actividad:Valores y sentimientos individuales
–– Lista de valores y sentimientos que caracterizan su personalidad ética.
Actividad: Análisis de valores y sentimientos
–– Conclusiones sobre los valores y sentimientos del grupo.
Actividad: Cuestionario 4
–– Respuestas al cuestionario: el “buen docente”
–– ¿Qué es ser un “buen docente” en nuestras escuelas públicas?
–– ¿Qué aspectos valórales incluiría?
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Tercera sesión
Códigos Éticos para docentes.
Propósito de la sesión
Reconozca áreas de actividad dentro de su ejercicio profesional donde es impera-
tivo el cumplimiento de la ética deontológica.
Materiales requeridos
• Hojas carta de papel bond
• Hojas de rotafolio
• Plumones y plumas
• Cinta adherible
• Juramento de Hipócrates (Anexo 10)
• Código Ético de los docentes de España (Anexo 11)
• Código Ético de los docentes de Chico, California, EEUUAA. (Anexo 12)
• Código Ético de los docentes de Nebraska, EEUUAA (Anexo 13)
Actividades
Actividades de desarrollo
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Productos de trabajo
Actividades de inicio
–– Presentación y conclusiones sobre conceptos: código ético, código ético profe-
sional.
Actividad: Elementos relevantes en la docencia
–– Conclusión sobre elementos y aspectos éticos relevantes para el ejercicio do-
cente.
Actividad: Lecturas 4
–– Resumen y conclusión sobre lo que debería ser un código ético, anexos 10 a 13.
Actividad: Elementos de un Código Ético del Magisterio
–– Conclusiones sobre el Código Ético del Magisterio en México y en el Distrito
Federal.
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Cuarta sesión
Derechos Humanos
Propósito de la sesión
Analice los Derechos Humanos para reflexionar sobre los Derechos de los niños en
el desarrollo de su labor profesional.
Materiales requeridos
• Hojas carta de papel bond
• Hojas de rotafolio
• Plumones y plumas
• Cinta adherible
–– Torquemada, Alma Delia (2002) Las actividades de enseñanza-aprendizaje
en la formación de valores referidos a derechos humanos en primaria. Capí-
tulo 8: 272-284 pp. (Anexo 14)
–– Victoria Camps, Los valores de la educación, Madrid, Anaya, 1994: 22-
23 pp.
–– Carta Universal de los Derechos Humanos de la ONU (CUDH-ONU)
(Anexo 15)
–– Carta de los derechos de los niños (Anexo 16)
–– Porro, Bárbara (1999) La resolución de conflictos en el aula. 11-23 pp.
(Anexo 17)
Actividades
Actividades de desarrollo
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–– Presente las respuestas del equipo al grupo y en plenaria elaboren las conclu-
siones.
Productos de trabajo
Actividades de desarrollo
–– Resumen y conclusiones sobre la lectura: Torquemada, Alma Delia (2002)
Actividad: Lectura 5 y cuestionario 5
–– Respuestas al cuestionario
a. ¿Qué principios menciona Camps?
b. ¿Cuáles de esos principios son universales?
c. ¿Cómo se expresa la reciprocidad de esos principios?
Actividad: Ejemplos reales
–– Conclusiones sobre los ejemplos tomados de la vida escolar.
Actividad: Cuestionario 6
–– Respuestas al cuestionario
Quinta sesión
La organización en el aula y los conflictos
Materiales requeridos
• Hojas carta de papel bond
• Hojas de rotafolio
• Plumones y plumas
• Cinta adherible
–– Porro, Bárbara (1999) La resolución de conflictos en el aula 11- 23 pp.
(Anexo 17)
–– Perrenoud, Philippe (2007) “Diez nuevas competencias para enseñar. Ca-
pítulo 9”: 121-132 pp. (Anexo 18)
–– García, Susana y Vanella, Liliana (1992) Normas y valores en el salón de
clase. Conclusiones: 82 - 92 pp. (Anexo 19)
–– Martínez, Miquel (1998) El contrato moral del profesorado. Condiciones
para una nueva escuela: 109 -125 pp. (Anexo 20)
–– Altarejos, Francisco [et al.] (1998) Ética Docente. Capítulo 2: 51- 66 pp.
(Anexo 21)
Actividades
Actividades de desarrollo
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Actividad: Reglamentación
–– Redacten en plenaria una sanción o un premio, para cada norma, anótenlas en
una tabla como la siguiente:
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• Anexo 19. García, Susana y Vanella, Liliana (1992) Normas y valores en el salón
de clase. Conclusiones: 82 - 92 pp.
• Anexo 20. Martínez, Miquel (1998) El contrato moral del profesorado. Condi-
ciones para una nueva escuela: 109 -125 pp.
• Anexo 21. Altarejos, Francisco [et al.] (1998) Ética Docente. Capítulo 2: 51- 66
pp.
Productos de trabajo
Actividad de inicio
–– Conclusiones sobre la lectura del anexo 17.
Actividad: Conductas Incómodas
–– Lista detallada de conductas molestas percibidas en su quehacer docente “los
problemas de cada día”.
–– Elaboración grupal de normas contribuirían a evitar dichas conductas.
Actividad: Reglamentación
–– Tabla de: Normas, premios y sanciones.
Actividad de cierre
–– Conclusiones sobre los temas abordados en la sesión.
Sexta sesión
Un Código Ético para la Docencia en México.
Propósito de la sesión
• Analice los elementos que contiene el Código Ético de la SEP.
• Valore misión, visión y los lineamientos que rigen la educación primaria y se-
cundaria para proponer un código ético para el magisterio.
Materiales requeridos
• Hojas carta de papel bond
• Hojas de rotafolio
• Plumones y plumas
• Cinta adherible
–– Perrenoud, Philippe (2007) “Diez nuevas competencias para enseñar. Ca-
pítulo 9”: 121-132 pp. (Anexo 18)
–– García, Susana y Vanella, Liliana (1992) Normas y valores en el salón de
clase. Conclusiones: 82 - 92 pp. (Anexo 19)
–– Martínez, Miquel (1998) El contrato moral del profesorado. Condiciones
para una nueva escuela: 109 -125 pp. (Anexo 20)
–– Altarejos, Francisco [et al.] (1998) Ética Docente. Capítulo 2: 51- 66 pp.
(Anexo 21)
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Actividades de desarrollo
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Productos de trabajo
Actividad: Código de ética docente
–– Elaboración de código de ética.
Actividad: Ética en el Magisterio
–– Conclusiones acerca de temas como:
• La libertad de cátedra.
• El compromiso institucional.
• La confidencialidad de los informes escolares.
• Los conflictos con las autoridades.
–– Conclusiones sobre “Ética en el Magisterio”, temas:
a. La escuela como centro de aprendizaje y trabajo
b. El perfil del profesor
c. Los padres de familia
d. Las conclusiones de está actividad se presentarán en hojas de rotafolio.
Actividad: Proyecto de Código Ético Profesional
–– Elaboración individual de proyecto de Código Ético Profesional de los docentes
de México y el Distrito Federal.
Actividad de cierre
–– Conclusiones sobre los temas abordados en la sesión y en el curso.
–– Presentación de los portafolios con los productos elaborados durante el curso.
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Bibliografía complementaria
Aisenson, K. A. (2001). El desafío moral.Vías para el cambio: filosofía, psicología, educación. Editorial Biblos.
Buenos Aires.
Fierro M. C. y Carbajal P. (2003). Mirar la práctica docente desde los valores. Gedisa-UIA. Barcelona.
Haynes F. (2002). Ética y escuela. ¿Es siempre ético cumplir las normas de la escuela? Gedisa. Barcelona.
Sastre V.G. y Moreno M. M. (2007). Resolución de conflictos y aprendizaje emocional. Una perspectiva de
género. Gedisa. Barcelona.
Trilla, J. (1992). El profesor y los valores controvertidos. Paidós. Barcelona.
Van Haaften W., Wren T. y Tellings A. (2000). Sensibilidades morales y educación. El niño en la edad escolar.
Dos Vols. Gedisa, Barcelona.
Ventura, L. M. (1992). Actitudes, valores y normas en el currículo escolar. Editorial Escuela Española. Madrid.
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Anexo 01
Extracto de:
Cortina, Adela. (1996) El quehacer ético. Guía para la educación moral. Parte I
(pp. 15-28). Aula XXI. Santillana. Madrid.
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Moralita: no «moralina»
¿Y por qué no nos entrenamos? En definitiva, porque aunque la ética está de
moda y todo el mundo habla de ella, nadie acaba de creerse que es importante,
incluso esencial, para vivir. Sea por lo de la policía de la playa o por la moral del
camello, en el fondo a la gente le parece que eso de la moral es simple «mora-
lina».
OTROS VOCABLOS TERMINADOS EN «INA»
En realidad «moralina», si miramos el diccionario, viene de «moral», con la
terminación «ina» «nicotina», «morfina», o «cocaína», y significa «moralidad
inoportuna, superficial o falsa». A la gente le suena en realidad a prédica empa-
lagosa y ñoña, con la que se pretende perfumar una realidad bastante maloliente
por putrefacta, a sermón cursi con el que se maquilla una situación impresen-
table. Y es verdad que la moral se puede instrumentalizar, convirtiéndola en
«moralina», pero también es verdad que es posible instrumentalizar la política,
convirtiéndola en «politiquina», la ciencia en «cientificina», el derecho «juri-
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Creemos, finalmente, que buena parte de los motivos que impulsan a plan-
tearse la educación moral pueden sintetizarse en la necesidad de apreciar, man-
tener y profundizar en la democracia, así como de incorporarla a los propios
hábitos personales de interrelación. Desde sus versiones político-institucionales
hasta sus manifestaciones interpersonales, la democracia es un procedimiento
de fuerte contenido moral, ya que nos permite plantear de forma justa los con-
flictos de valor que genera la vida colectiva. Por tanto, la democracia, como
procedimiento dialógico que permite tratar conflictos y adoptar principios y nor-
mas, es un valor moral fundamental, cuya persecución justifica sobradamente la
preocupación por la educación moral.
1.2. ¿Qué entendemos por educación moral?
La educación moral no tiene por qué ser necesariamente una imposición he-
terónoma de valores y normas de conducta, pero tampoco se reduce a la adqui-
sición de habilidades personales para adoptar decisiones puramente subjetivas.
La educación moral pretende colaborar con los jóvenes para facilitarles el desa-
rrollo y la formación de todas aquellas capacidades que intervienen en el juicio
y la acción moral, a fin de que sean capaces de orientarse de modo racional
y autónomo en aquellas situaciones que les planteen un conflicto de valores.
Porque, precisamente, la educación moral supone orientarse autónomamente
en situaciones de conflicto de valores, no se la puede catalogar de práctica re-
productora o inculcadora de valores, sino que, probablemente, sería mejor en-
tenderla como lugar de cambio y de transformación personal y colectiva, como
de emancipación. Si, por otra parte, la educación moral supone ser racional y
dialógicamente en situaciones de conflicto de vas, no se la puede catalogar de
práctica individualista o subjetivista, sino que, probablemente, sería mejor con-
siderarla como lugar de entendimiento y de creatividad colectiva, como lugar
de diálogo y, quizá, de lo entre personas y grupos.
Tal y como se ha intentado mostrar, la educación moral puede ser un ámbito
de reflexión que ayude a:
1. Detectar y criticar los aspectos injustos de la realidad cotidiana y de las nor-
mas sociales vigentes.
2. Construir formas de vida más justas tanto en los ámbitos interpersonales
como en los colectivos.
3. Elaborar autónoma, racional y dialógicamente principios generales de valor
que ayuden a enjuiciar críticamente la realidad.
4. Conseguir que los jóvenes hagan suyos aquellos tipos de comportamientos co-
herentes con los principios y las normas que personalmente hayan construido.
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Anexo 03
Artículo 3o. Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado —fe-
deración, estados, Distrito Federal y municipios—, impartirá educación prees-
colar, primaria, secundaria y media superior. La educación preescolar, primaria
y secundaria conforman la educación básica; esta y la media superior serán
obligatorias..
La educación que imparta el Estado tenderá a desarrollar armónicamente to-
das las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la patria,
el respeto a los derechos humanos y la conciencia de la solidaridad internacio-
nal, en la independencia y en la justicia.
El estado garantizara la calidad en la educación obligatoria de manera que
los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura
educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo
logro de aprendizaje de los educandos.
I. Garantizada por el artículo 24 la libertad de creencias, dicha educación
será laica y, por tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina
religiosa;
II. El criterio que orientará a esa educación se basará en los resultados del
progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres,
los fanatismos y los prejuicios.
Además:
a) Será democrático, considerando a la democracia no solamente como una
estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado
en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.
b) Será nacional, en cuanto sin hostilidades ni exclusivismos atenderá a la
comprensión de nuestros problemas, al aprovechamiento de nuestros recursos, a
la defensa de nuestra independencia política, al aseguramiento de nuestra inde-
pendencia económica y a la continuidad y acrecentamiento de nuestra cultura, y
c) Contribuirá a la mejor convivencia humana, a fin de fortalecer el aprecio
y respeto por la diversidad cultural, la dignidad de la persona, la integridad de
la familia, la convicción del interés general de la sociedad, los ideales de fra-
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Anexo 05
Extracto de:
Puig, Josep M. [et al.] (2000) Cómo fomentar la participación en la escuela.
Capítulo III (pp.65-66 y 83-85). Grao. Barcelona.
La asamblea de clase.
¿Qué es una asamblea?
Si en el capítulo anterior se analizaron y se dieron indicaciones para interve-
nir en los distintos niveles constitutivos de la escuela -los sujetos, los pequeños
grupos, el grupo-clase y la institución escolar-, a partir de ahora nos centraremos
en una de las prácticas educativas esenciales: las asambleas. Pero, ¿qué es una
asamblea?
Qué nos contestarían los alumnos y alumnas de un grupo-clase si les formulá-
semos esta pregunta. Es muy probable, y bastante lógico, que su respuesta fuese
distinta a la que nos darían sus profesores y profesoras si les hiciésemos idéntica
cuestión. Los respectivos puntos de vista, intenciones y responsabilidades in-
fluirían decisivamente en las respuestas. Luego veremos cuál acostumbra a ser
la concepción del profesorado sobre las asambleas, así como la imagen de las
asambleas que llegan a adquirir los chicos y chicas. Sin embargo, ahora quisié-
ramos destinar unas líneas a recordar algo sobre las asambleas ya dicho en un
apartado anterior. Se trata de una aproximación casi física a las asambleas que
nos informa de sus rasgos más visibles y superficiales. Más adelante hablaremos
del trasfondo que dan a las asambleas los adultos y de la visión que se hacen de
ellas los alumnos y alumnas.
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Calidez y respeto
El primer aspecto se refiere a la actitud cálida y respetuosa del educador. Sólo
en la medida en que los alumnos y alumnas perciban una actitud de acogida
incondicional, alejada de juicios de valor sobre sus opiniones y su persona, se-
rán capaces de hablar libremente, de emitir opiniones sinceras, de disentir de la
mayoría, o de aportar puntos de vista distintos ante cada situación.
Acoger la diversidad
Es interesante destacar la capacidad del adulto no sólo para admitir y respetar
sino también para fomentar la diversidad y el pluralismo de opiniones. Es fre-
cuente, sobre todo con alumnos y alumnas de educación primaria, que al iniciar
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Actitud de exigencia
Un aspecto complementario de los anteriores es el que se refiere a la actitud
de «exigencia» que debe caracterizar la intervención del educador. La asamblea
tiene, entre otras, la función de clarificar situaciones, de solucionar conflictos, y
también de exigir responsabilidades a cada uno de sus miembros. Si en ella se
establecen acuerdos y compromisos, éstos deberán ser revisados posteriormen-
te, y el educador deberá exigir a sus alumnos y alumnas responsabilidades con-
cretas y una implicación directa en la puesta en práctica de sus compromisos.
Los alumnos y alumnas deberían saber que en la asamblea no pueden inhibirse
sino que tienen que explicar el porqué de su comportamiento, ya sea en torno
a acuerdos establecidos o a problemas de convivencia cotidianos. Asimismo los
alumnos y alumnas deben saber que también en la asamblea se les exigirá que
participen, colaboren y se impliquen en la realización de las actividades que allí
se proponen, igual que ocurre durante el tiempo dedicado a las materias aca-
démicas. En ocasiones, los alumnos y alumnas, tienen un sentimiento excesiva-
mente «justiciero» y entienden que la asamblea debe servir para que cada uno
«dé cuentas» ante el grupo de su comportamiento. En tales situaciones el tutor
o la tutora deberán relativizar esta actitud radical. El sentido común, el conoci-
miento de los chicos y chicas, y un cierto tacto y sensibilidad le indicarán hasta
donde les puede exigir. Sin embargo, y en la medida que sea posible, deberá
exigir a cada alumno el máximo de lo que puede aportar al grupo, brindándole
así la posibilidad de aprender también al máximo de sus compañeros y de la
experiencia de asamblea.
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Anexo 06
Extracto de:
Woldenberg J. y Salazar L. (1995) Principios y valores de la democracia. (pp. 39-
46). IFE. Cuadernos de Divulgación de la Cultura Democrática. México
2.1. PLURALISMO
Las sociedades modernas están cruzadas por una diversidad de intereses,
concepciones, puntos de vista, ideologías, proyectos, etc. Las diferencias de ofi-
cio, de riqueza, de educación, de origen regional, etc., construyen un escenario
donde coexisten diferentes corrientes políticas.
Para quienes piensan que un grupo social, un partido o una ideología encarna
todos los valores positivos, y que sus contrarios o antagonistas de igual forma
encarnan todos los valores negativos, el tema de la pluralidad solamente puede
observarse como algo indeseable, que reclama su supresión para organizar a la
sociedad bajo una sola concepción del mundo, una organización y unos inte-
reses igualmente monolíticos.
Puede afirmarse que, desde esa óptica, el pluralismo es entendido como un
mal que debe ser conjurado agrupando a la sociedad bajo un solo mando. Tan-
to las concepciones integristas religiosas como las revolucionarias dogmáticas
coincidirían en la necesidad de superar el pluralismo, construyendo la unidad
monolítica del pueblo-nación.
Por el contrario, la fórmula democrática parte de reconocer ese pluralismo
como algo inherente y positivo en la sociedad que debe ser preservado como
un bien en sí mismo. No aspira a la homogeneización ni a la unanimidad por-
que sabe que la diversidad de intereses y marcos ideológicos diferentes hacen
indeseable e imposible —salvo con el recurso de la fuerza— el alineamiento
homogéneo de una sociedad.
Ese pluralismo, además, permite no sólo relativizar las certezas políticas, sino
que teóricamente obliga a un procesamiento más cuidadoso y racional de los
asuntos públicos. De tal suerte que el pluralismo, de suyo, es evaluado como
un valor positivo.
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2.5. LEGALIDAD
La mayoría no puede, en un régimen democrático, simple y llanamente des-
plegar su voluntad, sino que tiene que apegarse a la legalidad e institucionalidad
vigentes. En otras palabras, la decisión de la mayoría tiene que cursar y expre-
sarse a través de los mecanismos e instituciones previamente diseñados para
que sus decisiones sean legales. Puede modificar las normas legales existentes
pero solamente a través del propio procedimiento legal.
Esta fórmula otorga garantías a la mayoría pero también a las minorías, por-
que finalmente se aspira al imperio de la ley, en cuya confección deben partici-
par mayoría y minorías.
Ese criterio ofrece seguridades a los individuos que saben que los cambios
en las orientaciones del gobierno tienen que seguir un procedimiento público
antes de convertirse en normas que obligan a todos. A lo largo de ese proceso,
quienes se sientan afectados tienen recursos para intentar modificar la iniciativa
que consideran contraria a sus intereses. De esta manera, la legalidad protege
a los miembros de una sociedad determinada de las arbitrariedades y los tratos
discrecionales.
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2.7. IGUALDAD
La legalidad supone, además, en términos democráticos, la igualdad de todos
los ciudadanos ante la ley. La ley pretende universalizar derechos y obligacio-
nes y normar, en este caso, la vida política. Esa igualdad ante la ley —que tras-
ciende las diferencias de riqueza, propiedad, sexo, religión, ideología— rompe
con los privilegios estamentales y corporativos de las sociedades premodernas y
predemocráticas, construyendo una nueva figura: el ciudadano.
Esa igualdad jurídica que no acaba con las desigualdades reales (y que al-
gunas corrientes han considerado, por ello, una mera ficción), es el basamento
a partir del cual se puede construir un entramado democrático soportado por
hombres y mujeres que adquieren su reconocimiento como ciudadanos. Al ser
iguales ante la ley y al gozar de los mismos derechos, la competencia equitativa
entre las distintas agrupaciones puede ser posible, pero además garantiza que
independientemente del triunfo de unos u otros, el individuo seguirá siendo tra-
tado igualitariamente.
2.8. CIUDADANÍA
En ese marco, el presupuesto básico es que existen en una sociedad moderna
hombres con capacidad de discernir racionalmente entre las ofertas que se les
presentan, que pueden contribuir con su opinión a la toma de acuerdos, que
ellos mismos pueden agruparse para participar en los asuntos públicos y que
como individuos gozan de una serie de derechos. En una palabra, que los indi-
viduos son considerados ciudadanos.
La familiaridad que esta palabra ha adquirido hace pensar que los ciudadanos
siempre han existido. Sin embargo, parece necesario subrayar que la construc-
ción de ciudadanos es un proceso histórico que precisamente se engarza con
la modernidad y tiene su cabal expresión en un régimen democrático. El ciuda-
dano, piedra de toque del edificio democrático, tiene una serie de derechos y
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2. 11. REPRESENTACIÓN
De hecho, el ejercicio de una función pública se entiende en la democracia
como una representación que otorga la mencionada soberanía popular.
Un presidente o un primer ministro, los diputados y los senadores, goberna-
dores y presidentes municipales, etc., son representantes populares y al pueblo
se deben. Esta idea de la representación es la que permite, además, que la misma
sea revocada.
Históricamente, la representación surge ante la imposibilidad de ejercer real-
mente la democracia directa en comunidades numerosas y complejas. Ante
la imposibilidad de que cada ciudadano incida directamente en la política sin
intermediarios, se crean las instituciones representativas, cuya fuente es la vo-
luntad ciudadana. Pero esa necesidad se convierte en virtud porque quiere decir
que gobernantes y legisladores actúan en representación de los ciudadanos y
que a éstos se deben.
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Anexo 07
Extracto de:
Deval, Juan.(1991) Los fines de la educación. Cap. 8 (pp. 49-52). Siglo XXI. España.
LA EDUCACIÓN MORAL
La educación moral tiene, sin duda, una gran importancia y los individuos
para vivir en sociedad y relacionarse con los demás siguen normas morales.
Pero, como ha mostrado Piaget (l930), hay en el niño, y también en los adultos
aunque en diferente medida tipos de moral: una moral basada en el respeto uni-
lateral y otra basada en el respeto mutuo. Cuando las normas se imponen por la
autoridad del que manada, por la autoridad del que tiene el poder, el individuo
lo que hace es incorporar esas normas que le son externas y seguirlas por esa
presión que la autoridad ejerce. Lo que se establece así es una moral «heteróno-
ma», en la cual las normas vienen de fuera y se establecen relaciones de sumi-
sión a la persona y a la norma. Pero pueden también establecerse relaciones de
cooperación entre individuos que se ven como iguales y que necesitan estable-
cer reglas por las que regir su conducta. Así se construye una moral «autónoma»
que es producto de la reflexión y las prácticas propias, más que de la coerción.
Piaget señala que la moral heterónoma y el respeto unilateral corresponde
sobre todo a las prohibiciones rituales (tabúes) propias de las sociedades lla-
madas primitivas, donde predomina el respeto a la costumbre encarnada en los
ancianos. Señala, en cambio, que la moral de la cooperación es un producto
reciente de sociedades mas complejas en las que existe diferenciación social y
es resultado del tipo «civilizado de solidaridad». (Piaget, 1930, p. 18)
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Anexo 08
Extracto de:
Fundamentos Racionales
La base racional que subyace a este libro es compleja e incluye muchos as-
pectos, que examinaremos en las páginas siguientes. Sin embargo, hay un fac-
tor común, que es la necesidad de adoptar un enfoque global del centro y de
plantear algunas cuestiones a profesores y educadores, de manera que puedan
revisar su proceder habitual en el centro y sus convicciones subyacentes.
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Expectativas de la comunidad
La comunidad alberga ciertas expectativas y creencias en relación con la obli-
gación del cuidado de los alumnos, que las hace legalmente responsables de su
desarrollo educativo mientras están en el entorno escolar. “Los centros educati-
vos tienen la responsabilidad de facilitar ambientes de aprendizaje seguros y que
les brinden apoyo, en los que puedan participar todos los alumnos sin discrimi-
nación ni temor” (House of Representative Standing Commite of Employment,
Education and Training, 1993).
En cuanto enseñantes, ¿nuestra práctica está actualizada y tenemos la com-
petencia necesaria para crear un entorno de aprendizaje seguro para todos los
alumnos y alumnas?
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Extracto de:
Jares, Xesús R. (2006) Pedagogía de la convivencia.(pp.20-21). Grao. Barcelona.
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Juramento hipocrático.
Wikipedia.
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Anexo 12
Extracto de:
Código ético de los docentes de Chico, California.
Preámbulo
El educador cree en el merecimiento y dignidad de los seres humanos. El edu-
cador reconoce la importancia suprema de la búsqueda de la verdad, la devo-
ción por la excelencia y el fomento de la ciudadanía democrática. El educador
juzga como esencial para lograr estos objetivos el proteger la libertad de enseñar
y aprender, y garantizar la igualdad de oportunidades para todos. El educador
acepta practicar la profesión de la enseñanza de acuerdo a los más altos están-
dares éticos.
El educador reconoce la magnitud de la responsabilidad que ha aceptado al
escoger una carrera de educación y se compromete individual y colectivamente
con otros educadores a juzgar a sus colegas y a ser juzgado por ellos, de acuerdo
con las estipulaciones de éste código.
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Conducta no profesional
Este código es un conjunto de ideales que la profesión educativa espera que
sus miembros honren y cumplan.
Cualquier violación al código es no profesional. Sin embargo, para que la
conducta no profesional implique suspensión, revocación o negación de un tí-
tulo profesional, tales violaciones deberán involucrar peligro para el bienestar
del estudiante; malicia evidente; incompetencia grave o juicio disparatado; o
mostrar un patrón de conducta inmoral.
Por último, éste código no contiene una enumeración exhaustiva de los actos
o conductas que pueden juzgarse no profesionales.
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PREÁMBULO
El educador debe creer en el valor y dignidad de los seres humanos. Debe re-
conocer la suprema importancia de la búsqueda de la verdad; debe mirar como
esencial para el logro de estos objetivos la protección de la libertad de aprender
y de enseñar y el apoyar la igualdad de oportunidades para todos. Los educa-
dores aceptan las responsabilidades para practicar la profesión cumpliendo con
estos estándares éticos.
El educador reconocerá la magnitud de la responsabilidad que entrañan para
ella, o para él, el haber escogido la carrera educativa y haberse comprometido
con otros educadores. ,para juzgar a sus colegas y ser juzgado por ellos, de
acuerdo a las premisas que incluye este texto.
Los estándares enlistados en esta sección son aceptados generalmente como
estándares mínimos para las escuelas públicas autorizadas de Nebraska con res-
pecto a conducta ética y profesional para el desempeño de acuerdo a las estipu-
laciones legales que rigen a quienes poseen título profesional autorizado.
Si los profesores titulados se encuentran trabajando en una escuela privada,
esa circunstancia deberá considerarse en la aplicación de estos principios.
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personas dignas y bien calificadas. El educador cree que una sana relación con
sus colegas se construye sobre la base de integridad personal, la dignidad y el
mutuo respeto.
En el cumplimiento de sus obligaciones con la profesión, el educador:
1. Proveerá a solicitud de una parte agraviada un testimonio escrito de las ra-
zones específicas para recomendar la negación de incrementos salariales,
cambios significativos en el empleo o terminación de la relación de trabajo.
2. Jamás falsificará sus calificaciones y certificados profesionales, o los de sus
colegas.
3. Practicará la profesión sólo cuando cuente con la certificación adecuada y activa-
mente se opondrá a la práctica de la profesión por personas que se sepa no cuenta
con la calificación correspondiente.
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CAPÍTULO 8
CONCLUSIONES
Los resultados reportados en el presente trabajo permiten plantear una serie
de situaciones que ilustran el panorama actual que sigue el proceso de ense-
ñanza aprendizaje de los derechos humanos y de los niños en primaria. De esta
manera, a partir de los hallazgos encontrados se pueden discutir algunas cues-
tiones relevantes para la enseñanza de dichas temáticas en el nivel de educación
básica.
Partiendo del análisis curricular, se puede vislumbrar que a pesar de que en
los planes y programas de educación primaria (SEP, 1993) se plantea como eje
rector de los contenidos cívicos, el conocimiento y comprensión de los derechos
y deberes a lo largo de toda la primaria, no se contemplan los derechos humanos
como contenidos prioritarios de enseñanza, pues sólo se trabajan de forma muy
general en algunas unidades temáticas en el área de conocimiento del medio en
primero y segundo año, y civismo de tercero a sexto año, siendo en los primeros
grados de primaria en donde se abordan los derechos de los niños (primero a
cuarto año) y en los grados siguientes se comienzan a abordar nociones básicas
sobre derechos humanos.
Un aspecto importante es que en primero y segundo grado se hace referencia
a los derechos de los niños y sus deberes en la escuela y en los siguientes grados
ya no se marcan los deberes. En quinto año especialmente llama la atención la
presencia de diversos derechos: garantías individuales, sociales, de la niñez y
del ciudadano, sin especificar la diferencia entre ellos. No obstante, es en este
grado donde aparece el término de derecho humano como tal.
Lo anterior pone de manifiesto que esta presentación esquemática de los de-
rechos representa serias dificultades al docente dado que no se aprecia clara-
mente la orientación que deben tomar pues se carecen de objetivos específicos,
obligándolo así, a explorar y clarificar estos contenidos por cuenta propia, abor-
dando los derechos desde un enfoque muy personal pocas veces fundamentado
en una pedagogía concreta.
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Anexo 15
Artículo 2
1. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta De-
claración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición econó-
mica, nacimiento o cualquier otra condición.
2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, ju-
rídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una
persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo
administración fiduciaria, no autónoma o sometida a cualquier otra limita-
ción de soberanía.
Artículo 3
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su
persona.
Artículo 4
Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de
esclavos están prohibidas en todas sus formas.
Artículo 5
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o de-
gradantes.
Artículo 6
Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su
personalidad jurídica.
Artículo 7
Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual
protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda
discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal
discriminación.
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Artículo 9
Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.
Artículo 10
Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída
públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la
determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier
acusación contra ella en materia penal.
Artículo 11
1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocen-
cia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio
público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para
su defensa.
2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometer-
se no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco
se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión
del delito.
Artículo 12
Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia,
su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación.
Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o
ataques.
Artículo 13
1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en
el territorio de un Estado.
2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a
regresar a su país.
Artículo 14
1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfru-
tar de él, en cualquier país.
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2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente ori-
ginada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios
de las Naciones Unidas.
Artículo 15
1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar
de nacionalidad.
Artículo 16
1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restric-
ción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una
familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el
matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.
2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá
contraerse el matrimonio.
3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene dere-
cho a la protección de la sociedad y del Estado.
Artículo 17
1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.
2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.
Artículo 18
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de
religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia,
así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colec-
tivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el
culto y la observancia.
Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este de-
recho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y
recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras,
por cualquier medio de expresión.
Artículo 20
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.
2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.
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Artículo 22
Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad so-
cial, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional,
habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción
de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad
y al libre desarrollo de su personalidad.
Artículo 23
1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a
condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el
desempleo.
2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por
trabajo igual.
3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y sa-
tisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a
la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cuales-
quiera otros medios de protección social.
4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa
de sus intereses.
Artículo 24
Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una
limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas paga-
das.
Artículo 25
1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así
como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el
vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios;
tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, in-
99
Artículo 26
1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita,
al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La
instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional
habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para
todos, en función de los méritos respectivos.
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad huma-
na y el fortalecimiento del respeto a los derechos comprensión, la tolerancia
y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos,
y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el
mantenimiento de la paz.
3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que
habrá de darse a sus hijos.
Artículo 27
1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la
comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en
los beneficios que de él resulten.
2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y mate-
riales que le correspondan por razón de las producciones científicas, litera-
rias o artísticas de que sea autora.
Artículo 28
Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e interna-
cional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se
hagan plenamente efectivos.
Artículo 29
1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella
puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona
estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único
fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de
100
Artículo 30
Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere
derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desa-
rrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los
derechos y libertades proclamados en esta Declaración.
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Anexo 16
Artículo 1°.
El niño disfrutará de todos los derechos enunciados en esta declaración.
Estos derechos serán reconocidos a todos los niños sin excepción alguna ni
distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión,
opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económi-
ca, nacimiento u otra condición, ya sea del propio niño o de su familia.
Artículo 2°.
El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y
servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda
desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y
normal, así como en condiciones de libertad y dignidad. Al promulgar leyes con
este fin, la consideración fundamental a que se atenderá será el interés superior
del niño.
Artículo 3°.
El niño tiene derecho desde su nacimiento a un nombre y a una nacionalidad.
Artículo 4°.
El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social.
Tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena salud; con este fin deberán
proporcionarse, tanto a él como a su madre, cuidados especiales, incluso aten-
ción prenatal y postnatal. El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación,
vivienda, recreo y servicios médicos adecuados.
Artículo 5°.
El niño física o mentalmente impedido o que sufra algún impedimento social
debe recibir el tratamiento, la educación y el cuidado especiales que requiere
su caso particular.
Artículo 6°.
El niño, para el pleno desarrollo de su personalidad, necesita amor y com-
prensión. Siempre que sea posible, deberá crecer al amparo y bajo la responsa-
bilidad de sus padres y, en todo caso, en un ambiente de afecto y de seguridad
102
Artículo 7°.
El niño tiene derecho a recibir educación que será gratuita y obligatoria por
lo menos en las etapas elementales. Se le dará una educación que favorezca
su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad de oportunidades,
desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad
moral y social y llegar a ser un miembro útil de la sociedad. El interés superior
del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su
educación y orientación; dicha responsabilidad incumbe, en primer término, a
sus padres.
El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deben
estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación; la sociedad y las
autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho.
Artículo 8°.
El niño debe, en todas las circunstancias, figurar entre los primeros que reci-
ban protección y socorro.
Artículo 9°.
El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y ex-
plotación. No será objeto de ningún tipo de trata. No deberá permitirse al niño
trabajar antes de una edad mínima adecuada; en ningún caso se le dedicará ni se
le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar
su salud o educación o impedir su desarrollo físico, mental o moral.
Artículo 10°.
El niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar la discri-
minación racial, religiosa, o de cualquiera otra índole.
Debe ser educado en un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre
los pueblos, paz y fraternidad universal, y con plena conciencia de que debe
consagrar sus energías y aptitudes al servicio de sus semejantes.
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Anexo 17
Extracto de:
Porro, Bárbara. (1999) La resolución de conflictos en el aula. (pp.11-19). Paidós
Educador, Barcelona.
Capítulo 1
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siva al hablarme de una despedida de soltera que yo le había dado a una amiga
hacía poco tiempo. “Seguramente se dará cuenta de que esa reunión fue un
tanto inoportuna, ¿verdad?”, me preguntó. Doce mujeres habíamos pasado dos
horas bordando y leyendo poesías en mi jardín un domingo por la tarde. Le dije
que nunca se me había ocurrido que lo que hacía en mi jardín pudiera importu-
nar a nadie. “Como esas cosas no me molestan”, reconocí, “supongo que di por
sentado que tampoco le molestarían a usted.” Eso se aplicaba a la mayoría de las
cuestiones sobre las que teníamos distintos puntos de vista.
Definir el problema en función de las necesidades
A continuación, vino la parte difícil. Teníamos que reformular el problema en
función de lo que necesitábamos, de nuestros intereses de fondo, lo cual es algo
muy distinto de lo que decimos que queremos. Ella quería que me echaran de
la casa, pero lo que realmente necesitaba era una vecina sosegada, que mantu-
viera bien cuidado el jardín del frente y no la asustara trayendo caras extrañas.
Mi contraofensiva podría haber sido demostrar que ella estaba loca. Pero mi
verdadero interés era conseguir que dejara de quejarse ante el propietario de la
casa y de intentar que éste la vendiera.
A esta altura de la conversación, es conveniente poner de relieve los intereses
que ambas partes tienen en común. Antes de tomar el curso, me habría costado
mucho imaginar que pudiera tener algo en común con mi vecina. Pero había
aprendido que, en situaciones conflictivas, uno siempre tiene más cosas en co-
mún que discrepancias. Después de todo, somos seres humanos, con las mismas
necesidades básicas.
Tomando en cuenta la lista de quejas de mi vecina, reformulé la situación.
“Tenemos muchas cosas en común. Ambas valoramos nuestro hogar. Ninguna
de las dos quiere mudarse. Y queremos sentirnos seguras.” Para terminar, expresé
mis buenas intenciones “Estoy segura de que podemos resolver esto de un modo
conveniente para ambas”
Buscar soluciones en conjunto, escoger y planear.
Para encontrar soluciones que satisficieran las necesidades de ambas, tenía-
mos que ponernos a pensar las dos juntas.
Propuse una idea. “¿Qué le parece si le presento a mis amigos cuando vengan
a visitarme? ¿Eso le serviría para sentirse más segura por la noche?”
“Sí”, me contestó.
A continuación, ella propuso que yo dejara de recibir invitados en el jardín
del frente. “En este vecindario”, me informó, “no es apropiado utilizar las áreas
comunes del frente para hacer reuniones sociales.”
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la contradicción entre los valores que afirma y las costumbres existentes. ¿Cómo
se puede inculcar una moral en un mundo donde se masacra encarnizadamente,
sin ton ni son? El contraste nunca ha sido tan grande entre la miseria del mundo
(Bourdieu, 1993) y lo que se podría hacer con las tecnologías, los conocimien-
tos, los medios intelectuales y materiales de los cuales disponemos. Vivimos en
una sociedad donde la expansión de los teléfonos móviles compensa el aumento
del número de parados y los sin techo, donde el progreso consiste en instalar
los aparatos electrónicos más sofisticados en el barrio de chabolas donde no hay
agua corriente. Miseria y opulencia, privaciones y derroches conviven de forma
igual de insolente que en la Edad Media, a escala planetaria así como en cada
sociedad.
¿Cómo se puede enseñar serenamente a una sociedad como esta? ¿Y cómo no
enseñarla? Las competencias necesarias de los profesores de la escuela pública
son incomparables con la «fe comunicativa» que todavía basta a los misioneros.
En una sociedad en crisis y que se avergüenza de sí misma, la educación es un
ejercicio de funambulismo. ¿Cómo reconocer el estado del mundo, explicarlo,
asumirlo, hasta cierto punto, sin aceptarlo, ni justificarlo?
Se vuelve a hablar de la educación cívica o, como se dice hoy en día, de
«la educación a la ciudadanía». Las buenas intenciones no bastan, ni una hábil
mezcla de convicción y realismo. Todavía falta crear situaciones que favorez-
can verdaderos aprendizajes, tomas de conciencia, la construcción de valores,
de una identidad moral y cívica. Si se inicia este trabajo didáctico, nos damos
cuenta de que una educación a la ciudadanía no puede encerrarse en un horario
y que «la formación del ciudadano se esconde, en la escuela, en el corazón de
la construcción de los conocimientos» (Vellas, 1993). Yo añadiría que esta pasa
también por el conjunto del currículo, ya sea explícito o escondido (Perrenoud,
1996a, 1997a) . ¿Cómo prevenir la violencia en la sociedad si se tolera en el re-
cinto escolar? ¿Cómo apreciar la justicia si no se hace en clase? ¿Cómo inculcar
el respeto sin encarnar este valor en el día a día? A veces se dice que «uno ense-
ña lo que es». En el ámbito que nos ocupa, todavía es más cierto. El «haz como
yo digo, no como yo hago» apenas tiene posibilidades de cambiar las actitudes
y las representaciones de los alumnos.
Podemos tener en cuenta las cinco competencias específicas retenidas por el
referencial adoptado aquí igual que tantos recursos de una educación coherente
con la ciudadanía:
• Prevenir la violencia en la escuela y en la ciudad.
• Luchar contra los prejuicios y las discriminaciones sexuales, étnicas y socia-
les.
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Anexo 19
Extracto de:
García, Susana y Vanella, Liliana. (1992) Normas y valores en el salón de clase.
Conclusiones (pp. 82-89). Siglo XXI. México.
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Orientación necesaria:
Respeto mutuo: reconocimiento de los alumnos entre sí y el maestro como
individuo.
Responsabilidad individual: compete a cada uno cumpliendo con las tareas y
las normas.
Disciplina: respetar los acuerdos de trabajo.
Dirección coercitiva:
Respeto formal: acatar las reglas de cortesía en función del adulto.
Responsabilidad: cumplir con las tareas aunque no se tengan claros sus ob-
jetivos.
Disciplina: subordinarse y acatar órdenes e instrucciones del maestro.
12. Las normas escolares de asistencia, puntualidad y limpieza se promueven
a través de la orientación necesaria como motivación interior, pues se facilita
la comprensión del por y para qué. Por el contrario, a través de la dirección
coercitiva se imponen como requisitos obligatorios, pues se promueve como
valor la obediencia a lo establecido por el adulto.
13. Las experiencias regidas por el dejar hacer se promueven la obediencia
y el respeto entendidos como sometimiento al maestro únicamente cuando
éste se impone como autoridad. Por otra parte, las normas de asistencia, pun-
tualidad y limpieza son promovidas en los niños sólo a través de la dinámica
general del plantel.
14. El patriotismo se promueve como respeto a los símbolos y héroes o en el
sentido de cumplir con las ceremonias y homenajes. Esto es así porque el
patriotismo se promueve fundamentalmente a través de la memorización de
textos, canciones y la preparación de arreglos y vestimentas alusivas a las
fechas patrias.
15. Con base en las conclusiones mencionadas se considera la problemática
central en la formación en valores en la escuela primaria es que el maestro
centra su atención en lograr la incorporación de normas de comportamiento
sin percatarse de los resultados que tendencialmente va favoreciendo respec-
to de la formación en valores.
En la mayoría de los casos la normatividad asume el carácter de dirección
coercitiva y dejar hacer, lo que repercute diversamente en el desarrollo de la
capacidad de elección en los alumnos, principio básico de la formación en va-
lores.
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Anexo 20
Extracto de:
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del trabajador y no sólo para rendir mejor en función de los objetivos de la em-
presa en concreto a la que pertenece; el rediseño del trabajo que garantice que
la especialización no debe ser un nicho en el que aprenda a morir cuando su
especialidad no sea valorada, sino una excusa para desarrollar al máximo sus
potencialidades y aplicarlas a nuevas tareas en las que la novedad y la necesi-
dad de aprender fortalezcan sus capacidades en un mundo laboral en continuo
cambio; y la dirección como entrenamiento que permita integrar en la toma de
decisiones no sólo los informes de los responsables de cada nivel de gestión sino
su participación real e implicación en el diseño de las estrategias, adoptando
éstas la forma de debate compartido.
Como consecuencia de estos criterios emergentes en la empresa preocupada
por la aptitud para el empleo y la autoestima de sus empleados, se obtienen
mejores equilibrios entre la racionalización y la revitalización en el trabajo, ma-
yor flexibilidad interna en la ocupación y mayor orientación y atención hacia
el usuario del producto. Todos estos objetivos son igualmente necesarios en la
escuela y las organizaciones educativas en general, y además son especialmente
convenientes para el logro de un clima moral que facilite la promoción de la
autonomía y del diálogo en los educandos y la aceptación de contrariedades de
forma más natural y ejemplar al ser estos objetivos los que también presiden el
ejercicio del desarrollo profesional del profesorado en el marco de la institución.
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