Professional Documents
Culture Documents
La concepción que tiene Wallon del desarrollo es el resultado de las relaciones entre un ser
organizado yo el medio. En dicho intervienen una serie de factores relacionados: emoción,
el otro, el medio, el movimiento y la imitación. No son factores aislados sino en constante
interacción unos con otros. Por tanto, es importante como educadores que conozcamos
cuáles son esos factores para poder potenciarlos. Siguiendo a Wallon (1980), los factores
son:
-El papel de la emoción: Las emociones provocan una especie de simbiosis afectiva entre
el niño y su entorno. Es gracias a las emociones por lo que el niño se convierte de ser
biológico en ser social.
- El papel del otro: El niño parte de una situación en la que sus reacciones tienen
necesidad de ser interpretadas, compensadas y completadas. Es “manipulado” por el otro.
Es el otro el que le hace pasar de las manifestaciones espontáneas a las reacciones útiles; el
que le lleva al plano de la expresión y la comprensión.
El papel del medio y de los grupos: Las relaciones entre la persona y sus medios no son
mecánicas, sino de transformación mutua y afectan, modifican y estructuran la personalidad
del niño.
- El papel del movimiento: Antes de que aparezca la palabra el niño puede expresarse
mediante gestos o movimientos. De esta forma el niño podrá modificar sus relaciones con
el medio.
- El papel de la imitación: Wallon distingue entre imitación espontánea e inteligente. Es
decir, al plano de la acción pura se sucede el de la representación, que significa
pensamiento. Para que se produzca el desarrollo es necesaria, especialmente, la relación del
niño o niña con los adultos, con los otros niños y con el medio en general. Dicha relación es
la constante en el proceso de desarrollo; siendo, a la vez, causa y efecto del mismo.
Para que el desarrollo cognitivo y por lo tanto también la inteligencia del niño pueda
madurar con normalidad, tiene que existir una base biológica sana, así como también una
ambiente favorecedor y estimulante. Por otro lado, dicho desarrollo cognitivo está sujeto a
las diversas eventualidades o circunstancias que puedan acontecerle a cada ser humano,
como por ejemplo determinadas enfermedades o traumatismo que puedan llegar a afectar a
su estructura biológica.
Una de las principales teorías sobre las etapas del desarrollo de la inteligencia en el niño es
la del psicólogo suizo Jean Pieget. Según esta teoría, el desarrollo cognitivo es una
reorganización progresiva de los procesos mentales como consecuencia de la maduración
biológica y la experiencia ambiental.
Para Piaget, en primer lugar los niños van asimilando una comprensión básica del mundo
que les rodea desde los reflejos y la percepción, es decir, desde la etapa sensorio motora
que tiene lugar desde el nacimiento a los 2 años. En esta etapa, el niño comienza, de modo
progresivo, a experimentar acciones y desarrollar conductas en base a la experiencia de los
sentidos y su destreza motriz.
El desarrollo emocional
Es a partir de los 4 años, coincidiendo con los inicios de la escolarización, cuando entra en
juego otro aspecto fundamental: el desarrollo de un lenguaje más rico y fluido, con un
léxico emocional mucho más complejo, que le permitirá comprender la realidad, comunicar
experiencias y expresar sentimientos mucho más elaborados.
Desarrollo social
El desarrollo social del niño comienza en realidad antes del propio nacimiento, desde el
momento en que los padres se están planteando tener un bebé y se imaginan cómo será
físicamente, si se parecerá a ellos. Esta actitud tan corriente, normal y lógica implica que,
de alguna manera, el medio social está teniendo una cierta influencia sobre el futuro niño.
La influencia de lo social desde antes del propio nacimiento ejemplifica muy bien la
enorme importancia de los aspectos sociales en el desarrollo y crecimiento del niño. El
ámbito social va a moldear, de algún modo, todo lo que tiene que ver con el desarrollo del
niño, en consonancia con los aspectos biológicos y emocionales.
Los primeros valores que van a influir en el niño desde los primeros meses de vida serán
los aspectos culturales, familiares y de la sociedad en el que va a estar inmerso.
Lógicamente, luego se sumarán, con gran fuerza y poder de influencia, las diversas
instituciones que tendrán contacto con el niño a lo largo de su vida: hospitales, guarderías
y, por supuesto, la escuela.
A la hora de determinar los factores responsables del desarrollo del niño he estudiado por
qué unas personas se diferencian de otras en cuanto a su personalidad, inteligencia,
habilidades… se plantea el problema sobre cuál es el origen de los mismos: La HERENCIA
que se recibe o el MEDIO en el que se crece.
Es necesario establecer una clara distinción entre estos dos grupos de factores aunque
también es importante recordar que ambos se interrelacionan y acontecen al mismo tiempo.
Así, podemos distinguir según Palacios, J., Coll, C., Marchesi,A. (1990).
Biológicos: es básicamente la naturaleza del individuo. Según la estructura genética del ser
humano así como su proceso de desarrollo, el niño presenta diferencias en cuanto a
maduración del sistema nervioso, muscular y sensorial, pudiendo incluso presentar
anomalías en su desarrollo si estas incidencias son negativas.
Dentro de estos factores podemos señalar una serie de aspectos que condicionan el
desarrollo. Entre estos, cabe señalar:
Prenatales: son aspectos que ya están presentes antes de que el niño nazca, como
son la situación física de la madre (alimentación, enfermedad, el tabaco o el alcohol
durante la gestación, accidentes traumáticos…) y la situación psíquica (espera
ilusionada, tensión, angustia entre otros).
Perinatales: problemas en el parto pueden causar trastornos que aparten el
desarrollo de su trayectoria prevista (parto traumático, aceptación o rechazo del
hijo…)
Postnatales: experiencias sociales a las que el sujeto se ve expuesto después del
nacimiento. Aspectos como la enfermedad o debilidad física, la raza, el sexo…están
muy determinadas por la herencia y determinan el tipo y número de experiencias
que tendrán el niño para su desarrollo.