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Dirección de

Bienestar
Universitario

PRODUCTO Nº 12

ANÁLISIS DE CASOS

CASO 1: LA LECCIÓN DE KIM


Era la guerra de Vietnam, exactamente el 8 de noviembre de 1972. La familia de
Kim Phuc intentó guarecerse en una pagoda cercana al escuchar el ruido de los
aviones estadounidenses. Pero el refugio no fue suficiente contra las bombas de
napalm que caían del cielo, y el lugar comenzó a incendiarse.

Un corresponsal de la agencia de noticias Associated Press, Nick Ut, sacó en ese


momento la foto famosa y triste que recorrió el mundo. Allí estaba Kim, de nueve
años, desnuda y llorando en un grito, con gran parte de su cuerpo cubierto de
quemaduras de tercer grado. A pesar de eso, Kim sobrevivió. Tuvo que someterse
a 17 cirugías y luego de años de ser utilizada como símbolo de la resistencia por
su país, pidió asilo en Canadá. Pero lo destacable en su historia es que Kim
perdonó al capitán John Plummer, el oficial que ordenó tirar las bombas sobre su
pueblo.

En El don de arder, Kim cuenta a la periodista Ima Sanchís que al encontrarse con
el militar en un evento no lo insultó, sino que lo abrazó: “La guerra hace que todos
seamos víctimas. Yo, como niña, fui una víctima, pero él, que hacía su trabajo
como soldado, también lo fue. Yo tengo dolores físicos, pero él tiene dolores
emocionales, que son peores que los míos”.

Kim ha capitalizado sus viejas heridas en una forma positiva. En la actualidad,


viaja por el mundo pidiendo por la paz, y es presidenta de la Fundación Kim
Internacional, organización dedicada a dar asistencia a víctimas de conflictos
armados

Pero ¿cuál es el secreto para actuar con esa entereza?

El secreto de Kim fue saber perdonar a la persona que le hizo tanto


daño en su niñez ya que como ella misma dice ella tendrá dolores
físicos pero el tiene dolores emocionales que son muchos peores que
los suyos. En una guerra todos somos víctimas por eso ella misma
capitaliza sus emociones y heridas del pasado de una forma positiva
brindando ayuda a personas que como ella sufrieron por los
conflictos armados.
Dirección de
Bienestar
Universitario

CASO 2: HISTORIA DE LAS PLUMAS


Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo, todo por la
envidia que le tuvo al ver el éxito que este había alcanzado. Tiempo después se
arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visitó a un
hombre muy sabio a quien le dijo:

"Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?", a lo que
el hombre respondió: "Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suelta
una donde vayas".

El hombre muy contento por aquello tan fácil tomó el saco lleno de plumas y al
cabo de un día las había soltado todas.

Volvió donde el sabio y le dijo: "Ya he terminado", a lo que el sabio contestó: "Esa
es la parte más fácil. Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas
que soltaste. Sal a la calle y búscalas".

El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba y no pudo juntar
casi ninguna.

Al volver, el hombre sabio le dijo: "Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas
que volaron con el viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el
daño ya está hecho. Lo único que puedes hacer es pedirle perdón a tu amigo,
pues no hay forma de revertir lo que hiciste.

En este caso nos muestra que a veces podemos tener acciones negativas
hacia nuestros compañeros o camaradas pero dicho daño que les
ocasionamos en cierto modo es irreversible y no hay forma más justa de
enmendar nuestros errores que siendo sinceros con nosotros mismos y la
persona a quien hicimos daño y buscar su perdón para así intentar revertir
de cierto modo el daño que hemos causado.

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