Professional Documents
Culture Documents
En la segunda mitad del siglo XX, Guy Debord -fundador y principal impulsor de la
Internacional Situacionista- acuñó el concepto de “espectáculo”, elemento central de su
actividad teórica y práctica, que constituye probablemente uno de los legados imprescindibles
para posibilitar la comprensión actual del Modo de Producción capitalista. (iba a decir, “y para
reemprender colectivamente sus intentos de superación”, pero no es así necesariamente: El
concepto también ha servido para ser banalizado, sembrar confusión, y/o facilitar repeticiones
estériles. Sin embargo, en este diccionario vamos a entender este concepto en el sentido que
él quiso darle y no en otro) (1).
Pero el concepto es algo mucho más profundo. Para comprenderlo, es bueno recordar
que Debord era, dentro de los hegelianos, de la variedad lukacsiana. Veamos lo que Georgy
Lukacs decía en su “error de juventud”: “No es en modo alguno casual que las dos grandes
obras maduras de Marx dedicadas a exponer la totalidad de la sociedad capitalista y su
carácter básico empiecen con el análisis de la mercancía . Pues no hay ningún problema de
ese estadio evolutivo de la humanidad que remita en última instancia a dicha cuestión, y cuya
solución no haya de buscarse en la del enigma de la estructura de la mercancía.” (La
Cosificación y la Consciencia del proletariado, en Historia y Consciencia de clase, Grijalbo,
1967, páginas 89 y siguientes).
El concepto de espectáculo y sus ramificaciones (al igual que la afirmación del Lukács
de 1919-1922) nos seguirán afectando por mucho tiempo más. De paso, señala el camino a la
buena y revolucionaria teoría crítica (o teoría crítica radical, o teoría revolucionaria si se quiere:
en nuestro diccionario lo que con esto se quiere nombrar es el momento pensante-reflexivo en
la actividad de las fuerzas que aspiran a la superación del capitalismo).
Lecturas recomendadas:
Guy Debord, “La sociedad del espectáculo”. Publicada originalmente en 1967. La
versión en español más conseguible es la editada por Biblioteca de la Mirada, Buenos Aires.
Disponible en http://www.sindominio.net/ash/espect.htm
Guy Debord, “Comentarios a la sociedad del espectáculo”. Editado en 1988,
versión en español de Editorial Anagrama, 1990. Disponible en http://www.nucleodeira.cjb.net/
Anselm Jappé, “Guy Debord”. Capítulo 1: “El concepto de espectáculo”. También
disponible en el sitio del núcleo de la IRA, sección “archivo”.
Anselm Jappé, “Las sutilezas metafísicas de la mercancía”. Disponible en
http://www.giga.or.at/others/krisis/a-jappe_las-sutilezas-metafisicas_spanisch.html
NOTAS:
1. “-La cuestión es saber –dijo Alicia- si se puede hacer que las palabras signifiquen cosas
diferentes.
“-La cuestión es saber –dijo Humpty Dumpty- quien dará la norma....y punto”.
2. Pioneras de esta forma serían Francia e Italia, caracterizadas por una débil tradición
democrática, largos años de un partido en el poder, un fuerte rol sindical, político y cultural del
estalinismo, y por haber tenido que enfrentar contestaciones revolucionarias surgidas de manera
sorpresiva.
MODERNIDAD Y POSMODERNIDAD
La relación entre estos dos conceptos esta marcada por la periodización histórica que
intentan reflejar y el contenido normativo e interpretativo que asumen. Raymon Williams
(“Palabras Clave. Un vocabulario de la Cultura y la Sociedad”), propone que “lo moderno”, con
su intención de dar cuenta sobre las tendencias sociales que existían en un tiempo histórico
concreto, y visto también como lo contemporáneo para ese momento, surgió como
contraposición a lo antiguo. Señala además que en algún momento, para periodizar la
transición entre lo antiguo y lo moderno, se recurrió a un concepto que diera cuenta del
proceso intermedio, utilizándose para este efecto la idea de un periodo medio o medieval.
Ahora bien, la modernidad, como proyecto político y social, implicaba una serie de
interpretaciones comunes en el ámbito de la filosofía, la teoría de la sociedad, la economía y la
interpretación del mundo. Este proyecto se basaba en la relación e idealización de la razón, el
proyecto social ilustrado y la acción de un sujeto histórico homogéneo, central y constituyente.
Y fue esa conjunción la que le dio dinamismo y resultados prácticos.
Si la critica de ese proyecto, anclado en la razón y el sujeto racional moderno, se vuelve
radical, entonces se abre una brecha de sentido del propio proyecto moderno, y surge un
momento critico explosivo que cuestiona teórica y filosóficamente a la razón ilustradora de, por
ejemplo, Hegel y el idealismo europeo en su conjunto. Ahí tenemos a Walter Benjamin con la
formulación de una critica radical a la noción de progreso, idea consustancial a la modernidad
política; a Adorno y Horkheimer con la deconstrucción y desmitificación de la razón occidental
y, en consecuencia, el develamiento de su parte oscura en términos de razón instrumental; a la
estética y la dialéctica volcadas a la negatividad en manos de Adorno en sus últimos trabajos.
Interesa resaltar que en el centro de este proceso nos encontramos con una critica
histórica y conceptual a la Ilustración Europea: “ La Ilustración, en el más amplio sentido de
pensamiento en continuo progreso, ha perseguido desde siempre el objetivo de liberar a los
hombres del miedo y constituirlos en señores. Pero la tierra enteramente ilustrada resplandece
bajo el signo de una triunfal calamidad.” (Adorno y Horkheimer, Dialéctica de la Ilustración,
Pagina 59).
La crisis de sentido aparece también con la emergencia de nuevos aspectos
articuladores del capitalismo: la producción y mercantilización de las cosas por nuevos medios,
la conversión en espectáculo del arte antes dotado de potencial critico, la transformación de las
relaciones entre el capital y el trabajo humano, la actual estructuración del capital financiero y
los procesos de industrialización e integración positivista de la cultura.
La modernidad, como producto del eurocentrismo, eclosiona y abre paso a un momento
de búsqueda conceptual en el que el momento posmoderno es una problematización que
intenta entender este proceso, y que incluye la noción de modernidad inacabada. Es un intento
de dar cuenta teóricamente de la experiencia colectiva y las vivencias individuales de la ultima
mitad del siglo XX. Entre estos acontecimientos tenemos: el devenir de las vanguardias
artísticas y políticas que lograron cierta indiferenciación en la relación entre Arte y Política; la
ampliación del potencial tecnológico autónomo, es decir, sin apego necesariamente a las
necesidades humanas de primer orden y que conlleva la perdida del sentido social respecto de
la potencia de los desarrollos tecnológicos y técnicos; la masificación de los medios de
comunicación y la constitución social de la historia como pura contingencia. Se trata de
acontecimientos que en su conjunto marcan un cambio en la comprensión y la forma de la
conciencia actual. “En efecto, la premisa misma que posibilita el debate gira en torno a un
supuesto inicial, estratégico acerca de nuestro sistema social: Conceder alguna originalidad
histórica a una cultura posmodernista es también afirmar implícitamente cierta diferencia
estructural radical entre lo que a veces se llama sociedad de consumo y los momentos
anteriores del capitalismo del que surgió” ( Fredric Jameson, “El Giro Cultural”, Página 39).
Albrecht Wellmer señala que hoy en día la forma de entender ambos conceptos es a
través de un tratamiento dialéctico de los significados y contenidos de una y otra noción. Lo
anterior implica hacernos cargo de la interpretación del estado actual del capitalismo y llevar a
la estructura interna de los proyectos anticapitalistas la sentencia de Adorno contra Marx (en un
aspecto especifico de este ultimo), respecto de un nuevo proceso de interpretación del mundo.
“La filosofía, que antaño pareció superada, sigue viva porque se dejó pasar el momento de su
realización. El juicio sumario de que no ha hecho mas que interpretar el mundo y mutilarse a si
misma de pura resignación ante la realidad se convierte en derrotismo de la razón, después
que ha fracasado la transformación del mundo.“ (Adorno, Dialéctica Negativa).
El estudio de esa “originalidad histórica” a que se refiere Jameson la encontramos por
ejemplo en David Harvey, quien asume los cambios en el capitalismo contemporáneo y coloca
el énfasis en la necesidad de interpretar sus condiciones de posibilidad y desarrollo: “La
intensidad de la comprensión espacio - temporal en el capitalismo occidental a partir de la
década de 1960, con todos sus rasgos congruentes de transitoriedad y fragmentación
excesivas en lo político y en lo privado, así como en el ámbito social, parece revelar un
contexto de experiencias que convierte a la condición posmoderna en algo especial. Pero si
situamos esta condición en su contexto histórico, como parte de una historia de olas sucesivas
de comprensiones espacio temporales generadas por las presiones de la acumulación
capitalista con su constante afán de aniquilamiento del espacio por el tiempo y de reducción de
los tiempos de rotación , al menos podremos situar la condición de la posmodernidad en el
espectro de una situación accesible al análisis y la interpretación materialista de la historia.”
(David Harvey. La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio
cultural.)
Si la sensibilidad moderna, centraba en la temporalidad, abre paso a una sensibilidad
marcada por la espacialidad y lo posterior de la modernidad se delimita por la asunción de una
nueva pauta cultural que genera una nueva totalidad (Jameson), se trata, en consecuencia, de
repensar dialéctica y críticamente categorías y nociones como razón, totalidad, cultura y una
serie de ideas que arrancan de la modernidad, con la mirada puesta en la critica radical del
actual modo de vida capitalista. La consciencia de esta dialéctica histórico social, es una forma
categórica de entender también la práctica.
Lecturas recomendadas: Perry Anderson,“Los Orígenes de la Posmodernidad”; Josep
Picó, compilador, “Dialéctica de Modernidad y Posmodernidad”; Fredric Jameson, “El
posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado”,“ El Giro Cultural”; Albrecht
Wellmer, “Sobre la dialéctica de modernidad y postmodernidad. La critica de la razón después
de Adorno”; Adorno y Horkheimer, “Dialéctica de la Ilustración”; Raymon Williams ,“Palabras
Clave. Un vocabulario de la Cultura y la Sociedad”, Walter Benjamin, “Poesia y Capitalismo”,
“Sobre el concepto de historia”; Theodor Adorno, “ Dialéctica Negativa”, “Teoría Estética”; David
Harvey, “La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio
cultural”; Slavoj Zizek, “ ¿Lucha de Clases o posmodernismo? ¡Sí, por favor!”, (En
Contingencia, hegemonía, universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda); Andreas
Huyssen, “ Después de la gran división. Modernismo, cultura de masas, posmodernismo”.
Teoría Crítica
Para una aproximación a la “Teoría crítica”, se pueden consultar los siguientes textos:
M. Horkheimer: Teoría tradicional y teoría crítica, Madrid, 2000; M. Horkheimer: Ocaso,
Barcelona, 1991. M. Horkheimer y Th. W. Adorno: Dialéctica de la Ilustración, Madrid, 1998; Th.
W. Adorno, Minima moralia, Madrid, 2000; H. Marcuse, Filosofía y cultura, Buenos Aires, 1969;
A. Wellmer: Finales de partida, Madrid, 1998; C. F. Geyer, Teoría crítica, Barcelona, 1985, H.
Mansilla, Introducción a la Teoría crítica, Barcelona, 1986.