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PLANIFICACION PARA EL SIGLO XXI: EL DESAFIO DEL POSMODERNISMO JoutN FRIEDMANN Universidad de California, Los Angeles Revista EURE (Vol. XVII, N* 55) pp. 79-89, Santiago 1992 LA IDEA Y LA PRACTICA DE LA PLANIFICACION Desde los comienzos del siglo XIX la plani- ficacién ha sufrido un sesgo poderoso de cara al positivismo. Aquellos en favor de la planifi- cacién, tales como Saint-Simon y Auguste Comte, creyeron que la planificacién represen- taba la incorporacién de la Razén cienttfica en el conjunto de los asuntos humanos. Lo que empez6 sencillamente como fe en la Ciencia evolucioné a lo largo del siglo XIX hacia disci- plinas distintas: economfa politica, sociologia, antropologta, economfa neoelésica, ciencia po- Iitica y geografia, En mayor o menor medida, todos los practicantes de estas ciencias compar- tfan la creencia comtiana de que “conocer” —savoir— tenfa como objetivo principal “prever” -prévoir-. La facultad de predecit el futuro baséndose en leyes naturales y socia- les —asf se crefa~ se convertir(a en la base de una compensaci6n eficaz entre accién y control. De esta manera, muchos entendfan la planifica- cién como un medio para perfilar las fuerzas sociales y econémicas —en una palabra, la his- toria— a través de la Razén, Era una vision grandiosa, pero totalmente errénea. Con respecto al entomno fisico 0 construido, Ja planificacién tenfa, naturalmente, una tradi- cin més antigua sobre Ia cual basarse. Desde los tiempos ms remotos, la mayorfa de las ciu- dades se habfan creado de acuerdo a un disefio que correspondfa a la intencién humana y ala estética, por lo que “el plan” y “el disefto” vi- nieron a tener casi significados idénticos. En la mente de muchos arquitectos el plan de una ciudad no era inherentemente distinto al plan de una construccién individual, Se concebia meramente a escala mayor. Naturalmente, también habfa diferencias temporales. Consi- derando que un constructor realiza la mayorfa de los edificios en un perfodo relativamente corto de tiempo, las ciudades son artefactos histricos cuya configuraci6n general es una combinacién de lo que ya existe, de las inter- venciones del poder puiblico, de las fuerzas del mercado, de los intereses privados y de la re- sistencia popular al cambio. Por lo tanto, las ciudades nunca pueden planificarse enteramen- te, incluso cuando sean Ciudades Nuevas dise- fiadas por un arquitecto o capitales planificadas como Nueva Delhi, Ankara o Canberra. Res- 80 pecto a las regiones, el problema de control es incluso més grave. Aparte del hecho de que el término regign es ambiguo en sf y esté sujeto a miiltiples inter- pretaciones, no se puede hablar de la forma re- gional como de Ia forma urbana. Mas que las ciudades incluso, los paisajes tegionales son re- sultados histéricos con determinantes complejos y antecedentes antiguos. La intervencién hu- mana supone naturalmente una influencia prin- cipal en el paisaje sistemas de regadio, presas hidrocléctricas, rutas de transporte~ pero una regiOn entera no se puede proyectar por ade- lantado a modo de plano que trace su evolucién futura. Con 1a Revolucién Industrial del siglo XIX, Ia sociedad se volvié mas dinémica y compleja Las ciencias humanas, y especialmente las Ciencias sociales recientemente codificadas, in- tentaron lo mejor que pudieron, seguir el ritmo a los cambios emergentes y capturar su esencia ei. forma de leyes generales (0 declaraciones a modo de ley). Por desgracia, esta quimera positivista continiia hoy y ha dado lugar a mil- tiples profesiones que dicen ser experias a la hora de tratar las complejidades de una sociedad industrial (ahora postindustrial). Persisten en ello a pesat de su probada incapacidad para prever el desarrollo de los acontecimientos ac- tuales. Estas profesiones est4n principalmente relacionadas con la planificacién de iniciativas politicas y sociales, donde la planificacién se ve principalmente como un instrumento de ges- tidn protegido de los procesos decisorios politi- cos, pero finalmente subordinado a cllos. Mu- chos ven la planificacién como una funcién técnica principal, muy parecida a la ingenierfa, cuya experiencia consiste en relacionar medios eficaces con ciertos objetivos. Este punto de vista ténico de la planifica- ci6n —que ya tenfan los saint-simonianos en el siglo pasado- alcanz6 su tiltima encamacin en el sistema de planificacién central de la econo- mfa soviética, donde en un perfodo de seis dé- cadas reemplazarfa a lo que negativamente se habfan referido como anarqufa del mercado. Naturalmente, los pafses capitalistas occidenta- les también se comprometieron a Ja planifica- ci6n central. Pero la planificacién de occidente no buscaba reemplazar a los mercados de ope- raciGn, excepto en los sectores donde prevale- ciera la posesién publica; su propdsito princi- pal era intervenit en los mercados para REVISTA EURE NE 55 promocionar el bienestar general. El resultado de tal planificacion se Ilam6é economfa mixta. En las ciudades la planificacién se hacfa a menudo a través de 1a oficina del ingenicro jefe, que era responsable de la regulacién de la wtili- zaci6n del terreno y de la construccién de edil cios, al igual que de la disposiciGn de sistemas para el servicio puiblico tales como agua y al- cantarillado, Sin embargo, en 1920 la planil cacion empez6 a emerger de 1a ingenieria con identidad profesional propia, y con el paso de los aitos asumirfa funciones adicionales que, en Estados Unidos por lo menos, abarcarfan la preparacin de una plan general, la planifica- ci6n de las rutas principales de transporte, la localizacién de las instalaciones publicas, vi viendas asequibles, reserva de espacios abier- tos y zonificaciones para la explotacién de la tierra. En las tltimas décadas se han afiadido al repertorio de planificaciones tas polfticas so- ciales y los servicios humanos junto con la pla- nificaci6n del medioambiente. La metropoli moderna —o megaldpoli como Jean Gottman la Iamé- se ha con- vertido en un monstruo que esta empe- zando a aleanzar las dimensiones fisicas y demograficas de algunos paises occidenta- les europeos. Este esquema ofrecié dificultades desde el principio, Las comentaré desde la perspectiva americana, aunque las ciudades europeas se es- tén enfrentando a problemas similares, La me- tr6poli moderna 0 megaldpolis como Jean Gottman la Hamé- se ha convertido en un monstruo que esté empezando a aleanzar las dimensiones ffsicas y demogriticas de algunos paises occidentales europeos. Estas vastas re- giones urbanizadas estan concebidas para diez ¢ incluso quince millones de personas, y su cre- cimiento continuado sigue en todo el mundo. Hace ya un siglo, las ciudades se salfan de sus Iimites, pero se aceler6 el ritmo. Yo crecf en la ciudad de Viena que, con una poblacién de dos millones de habitantes, se consideraba por aquel entonces una gran metrépoli. Hoy vivo en la ciudad regional de Los Angeles cuya poblacién es de doce millones de habitantes jel 70% mas de la de Austria! Una parte cada vez mayor de la poblacién mundial vive en estos asenta- mientos humanos monstruosos. LA DESAFIANTE PLANIFICACION DE LAS MEGACIUDADES Entre otras cosas, 1o que hace que la planifi- cacién de estas megaciudades sea algo tan desafiante es que normalmente no les corres- ponde un solo gobierno, En vez de esto, las megaciudades se extienden en jurisdicciones multiples que, en mi pats, pueden fécilmente ser cientos para una sola regién urbanizada, Sencillamente no existe una autoridad basada torritorialmente para planificar las formas urba- nas contemporaneas preeminentes. Por lo tanto, todos los proyectos para las megaciudades de- ben hacerse territorialmente de forma politica. La fragmentacin funcional de la planifica- cién da lugar a un segundo desaffo. En los Estados Unidos tenemos miiltiples agencias pi- blicas que, con varios grados de autonomfa y responsabilidad, planifican cl transporte, la vi- vienda para los pobres, cl redesarrollo urbano, Ia conservacién histérica, la calidad del medioambiente, los principales puertos y aero- puertos, el agua y la energfa, los parques ptibli- cos y la educacidn. Cada una de estas agencias tiene limites territoriales diferentes que pocas veces, si alguna, coinciden con la extensién ff- sica de la ciudad regional. EI resultado es ineficacia, confusién y negligencia, De nuevo, si no se evita el estancamiento, la mediacién politica es critica. Un tercer desaffo surge de la aparicién du- rante la segunda mitad de este siglo de movi- mientos sociales significativos que actizan en la escena piblica, La sociedad civil ha emergido como una fuerza politica a considerar, en parte por la incapacidad del gobierno de mancjar el rapido crecimiento urbano y en parte por la creciente marginacién de los sectores despro- vistos de poder. En los aitos 60 hubo un movi- miento contra la construccién de autopistas; después un movimiento para salvar los drboles; después los movimientos para el control del crecimiento y por el medioambiente. A través de varios modelos de resistencia, destle Ia de- fensa de politicas clectorales y de manifesta- ciones pacificas a los levantamientos violentos, estos movimientos tuvieron un impacto defini- do en las ciudades, Pero éstos también requie- ren mediacién politica. Un cuarto desaffo es la pérdida de concien- ciacién civica y consenso que hizo que preva- leciera una planificacién anterior aunque refle- 81 jara los intereses e ideales de una clase media cada ver, més numerosa, que todavia tenfa asc- gurada su posicién de poder hegemé6nico. La fragmentaci6n espacial y funcional, la resisten- cia civil y las profundas divisiones de clase y étnicas, han contribuido a una cacofonfa de vo- ces que manifiestan que la planificacién “en el interés piblico” es imposible porque tal interés no se puede discernir. Ante la ausencia de ta “yoluntad general” de Rousseau, los intereses de clase y particulares son de los més podero- sos que prevalecen. El objetivo final al que me gustarfa referir- me es la determinacién extralocal cada vez ma- yor de la forma urbana por las decisiones de las corporaciones internacionales y las institucio- nes financicras. A los intereses extraterritoria- les les encanta pescar en las aguas turbulentas de la politica de la megaciudad, donde se pueda enfrentar a una localidad contra otra, ya que todas desean el “irato” mas ventajoso, La com- petencia por el capital de inversién entre las jurisdicciones locales es verdaderamente feroz, y las localidades a menudo estan preparadas para ir extraordinariamente lejos para demos- trar su generosidad al capital internacional. En un contexto de fragmentacién territorial y fun- cional, el control social sobre la economfa local es casi enteramente una promesa vacta, Todas estos cinco desaffos Hevan a un resul- tado: una politizacién y planificacién cada vez mayor, y por Io demas, una confianza ciega en los mercados. Como invencién del Siglo de las Luces, la planificacion era parte de la idea maestra de la modernidad, Su objetivo cra crear una sociedad mejor en todos los planos de la integracién te- rritorial, imponiendo sobre la dindémica de las fuerzas sociales un orden concebido de racionalidad guiado por preceptos cientificos. Bajo esta concepcidn de orden, especialmente durante las dos décadas inmediatamente poste- riores ala Segunda Guerra Mundial, existfa un contrato social entre 1a mano de obra y el capi- tal que dio lugar a lo que ahora algunas veces se hace referencia como Ia era fordista o el estado keynesiano. En los aflos 80, sin embargo, este contrato social habia colapsado, puesto que tanto cl thatcherismo como el reaganismo proclamaron su fe en cl milagro del mercado como asignador de los recursos de la sociedad y retiré al go- biemo de la gesti6n de la economia lo mas ré- 82 pido posible, El nuevo slogan era liberalizar y privatizar. Al mismo tiempo los idedlogos de la posmodemidad celebraron la diversidad y la diferencia a la vez que se cuestionaban la pro- pia existencia de los conceptos tolalizadores. Una reestructuracién econémica masiva marc6 el nuevo designio ideolégico. Se esta- ban reorganizando sectores industriales com- pletos tanto técnica como geogréficamente, y por primera vez se hablaba seriamente de “fuentes globales” y “ciudades globales”. A esto le siguié el colapso del imperio sovistico, de forma inesperada incluso para los propios responsables del pafs, mientras que Europa del este se sumergfa en una guerra civil, Florecié la reemergencia de los regionalismos y en todo el mundo los movimientos sociales proclamaron los derechos de la mujer, de fa juventud, de los animales, de las minorfas étnicas, de los feios y otros seres vivientes desprovistos de poder ¢ incluso sin voz. El fordismo, que representa la planificacién regional y urbana moderna, se concibié como una forma de ingenierfa social. Aungue todavia se practique aquf y allf (ciertamente todavia se ensefia en la academia), su influencia y prestigio se han reducido estrepitosamente puesto que et mismo estado nacional estaba perdiendo su ca- pacidad de defender, y no digamos de desarro- Har, el bien comtin por el que se habfa estable- cido en un principio, El incremento de los cos- tes de los servicios sociales Iev6 a revueltas sobre los impuestos; ef poder cada vez. mayor de las empresas intemacionales y de los regula- dores del mercado comin retrocedi6 ante la au- loridad del estado; y desde el interior de tos movimientos étnicos regionales se desafié a su autoridad. A las ciudades no les iba mucho mejor. En los Estados Unidos muchas ciudades centrales se convirtieron en guettos ocupados por gente pobre que no era de raza blanca -muchos de ellos eran nuevos inmigrantes- a los que les imieresaba muy poco la reestructuracién de ta economia, La base de impuestos en disminu- cidn de las ciudades demostré no estar a la al- ura para asumir la concentracion de pobreza. Por lo tanto, incluso aqui estaban desaparecien- do consistentemente las condiciones para Ia planificacién fordista, REVISTA BURE N? 5S Pero si la planificacién esta verdadera- mente muerta qué podria reemplazarla, de haber algo? Ante la ausencia de plani- ficacién, dirfa yo, todo lo que nos queda en la esfera publica es Ja politica del po- der, Con el colapso del fordismo y mas amplia- mente del modemismo y el surgimiento de una concienciacién posmoderna que celebra la di- versidad o la fragmentaci6n, porque eso es todo lo que puede celebrarse, podrfamos vernos ten- tados de declarar la muerte de la planificacién. Pero si la planificacin est4 verdaderamente muerta, ,qué podria reemplazarla, de haber algo? Ante la ausencia de planificacién, dirfa yo, todo lo que nos queda en la esfera publica es la politica del poder. La experiencia no dice que Ja politica del poder no ofrece una solucién a los males sociales con los que vivimos. Estoy tentado de agrupar todos estos males sociales bajo la rubrica general de entropla social cada vez mayor. Con esto me refiero a un descenso gradual hacia el desorden social y a la aleatoriedad con la consecuencia psicolégica de la alienacién y el descontento, a la retirada de a gente a muchas esferas privadas de la vida, al miedo # los demés, a la violencia y al deseo irracional de un “mesfas” politico que nos li- brard a todos de la oscuridad y nos conduciré a un futuro més esperanzador. La otra promesa de salvaci6n es el tan admirado mercado. Pero éste también es un fantasma. Lejos de ser auto- correctora, una economfa de mercado no regu- ada s6lo aftade desacticulacién y entropfa. Por lo tanto yo diria que 1a planificaci6n no es una idea tan mala después de todo, pero ne~ cesita radicalmente una nueva concepcién. Lo que resulta imposible hist6ricamente es la pla- nificacién modernista con sesgo positivista (y racionalista). Necesitamos entonces concebir una forma de planificacién que sea capaz de funcionar dentro de un desorden y una comple- jidad creciemtes. En esencia, la planificacién es el vinculo entre el conocimiento y la accién. El verdadero tema al que nos enfretamos es: {qué tipo de conocimientos y las acciones de quién? PLANIFICACION PARA EL SIGLO XXI Seftalaré ahora algunas de las condiciones formales bajo las que habrfa de Mevarse a cabo la planificacién de hoy, al menos en mi pafs. Después haré una serie de sugerencias para reconcebir el tiempo y el espacio de ta plan cacién en los términos més generales, seguido de los elementos de un modelo nuevo que yo creo que est4 més adaptado a estas condiciones que el modelo modernista, un modelo de plani ficaci6n que tenga una oportunidad justa de dar a vuelta a las cosas y alejarlas de la violencia, del miedo y de la entropfa acelerada del pre- sente. LAS CONDICIONES DE LA PLANIFICACION Seguin nos adentramos en el proximo siglo, hay cuatro condiciones hist6ricas mundiales que, en mi opinién, forman el contexto de cual- quier planificacién. Estén presentes en todos los sitios en mayor 0 menor grado y ya me he referido a algunas de ellas antes: ¢1 colapso de la continuidad tiempo-espacio en un Ahora discontinuo; la ruptura incipiente de la comuni- dad politica; la pérdida de control politico so- bre las jurisdicciones tertitoriales, y 1a crisis epistemolégica engendrada por la pérdida de fe en la ciencia nomocética, que es una ciencia basada en las leyes naturales y sociales. El colapso de la continuidad tiempo-espacio es cl resultado de los avances tecnolégicos que han hecho posible la transmisién instanténea, oral, escrita y gréfica de informacién a través de la superficie de la Tierra por vfa del cable, las fibras Opticas y el satélite de comunicacio- nes. El transporte de mercancfas (y personas), que sin ser demasiado rapido es 1o suficiemte- mente répido para permitir que cmerja un siste- ma econémico global que funcione sin 1a conti- nuidad tiempo-espacio, muy independiente de Jos limites de la nacién y del control del estado. Todo esto se comprende y se conoce bien. En una economfa que depende cada vez més de una informacién precisa no se ahorran esfuer- zos para mejorar 1a calidad de las comunicacio- nes globales. Lo que no se entiende tan bien es c6mo afecta la revolucién actual de las comu- nicaciones a las posibilidades de planificaci6n. Mencionaré tres dreas donde la investigacién nos permita comprender, al menos en parte, su impacto. 3 En primer lugar, el sistema econdmico global se ha consolidado en unas dos docenas de “‘ciu- dades del mundo” o centros de acumulacién de capital. Estos abanderados det capitalismo global dirigido por Londres, Nueva York, Los Angeles y Tokio~ muestran caracteristicas co- munes en sus estructuras de empleo, demogra- fia, distribucién de ingresos y poder. Cada vez més el futuro de las economfas locales, regio- nales e incluso nacionales, se decide en las ofi- cinas de los actores internacionales situadas en estas ciudades. En segundo lugar, el sistema que resulta de la economfa politica mundial se ha hecho més inestable, segtin se expanden las oleadas conti- nuas de innovaciones técnicas de procesos y productos a través del mapa a velocidad incref- ble, forzando nuevas alianzas (a la vez que se disuelven las antiguas), haciendo brotar manio- bras agresivas y defensivas de los actores inter- nacionales y de los estados nacionales, y en- gendrando ajustes locales continuos en las in- dustrias, Los pafses que limitan con el Océano Pacffico son los “milagros” econémicos més recientes, pero su futuro puede ensombrecerse si cualquier otra regién del mundo ascendiera répidamente. La inestabilidad politica también se ve favorecida por la instantaneidad de las comunicaciones, a medida que se imitan répi- damente los acontecimientos de un pafs en otra docena de ellos, las nuevas modas politicas se transmiten por via del satélite de comunicacio- nes, y los acontecimientos hist6ricos se trans- forman en sucesos en los medios de comunica- ci6n. En general, los medios de comunicacién tienden a proporcionar una retroalimentacisn positiva desestabilizando el sistema. En tercer lugar, los que toman las decisiones en cada campo estan sufriendo una sobrecarga de informacién mal recibida, por lo que sus decisiones tienden a estar menos fundadas que cuando disponfan de menos informacién, pero Jo que tenfan se sometfa a un escrutinio més largo y mas detallado, Por ponerlo de otra ma- era: tendemos a conocer més entendiendo me- nos. Por lo tanto, las decisiones se toman de cara a una mayor incertidumbre; los riesgos que se asumen son mayores, La ruptura incipiente de la comunidad politi- ca es el segundo acontecimiento histérico mun- dial que condiciona la planificacién. Aquf me refiero principalmente a las democracias occi- 8 dentales donde todavfa existe un concepto bien desarrollado de la comunidad politica, En la Europa del este tendria que hablarse de comu- nidades politicas incipientes que emergen des- pués del colapso del comunismo totalitari Lo que quiero decir es que el consenso minimo esta en peligro de desintegracin a medida que la retorica y Ia violencia es- tridentes desplazan al discurso politico. En otra ocasién definf comunidad politica como “el lado politico de la sociedad civil que emerge del pacto implicito entre individuos y familias al mismo tiempo para tratar los intere- se8 que comparten como resultado de la convi- vencia dentro de unos confines territoriales de- terminados” (Life Space and Economic Space, pag. 240). La comunidad politica hace referen- cia al consenso minimo que existe como base de una vida politica més agitada a través de la cual se fijan las diferencias de intereses y de puntos de vista, Lo que quiero decir con esto €s que el consenso mfnimo est4 en peligro de desintegracién, a medida que la ret6rica y la violencia estridentes desplazan al discurso po- Mico. Lo que observamos, especialmente en las grandes ciudades de Estados Unidos, es la extensién venenosa de la sospecha muta, det miedo y de la hostilidad. Cada vez més parte del presupuesto municipal y del estado se dedi- ca al aparato represivo de la policfa y de las prisiones. En otros lugares, el terrorismo re- gional se ha convertido en parte de la vida cot diana. En todos los lugares existe un rechazo a escuchar otras voces que no sean las de uno mismo y una falta de inclinacién al compromiso, La reestruturacién econémica ha causado la ruptura del contrato social fordisia entre cl ca- pital y los trabajadores, y las desigualdades es- tin creciendo tanto verticalmente en términos sociales como horizontalmente en cuanto a las regiones. Los ricos cada vez son més ricos y los pobres més pobres. A medida que las em- presas se hacen més bipolates, los sectores de ingresos medios van perdiendo terreno. Al mis- mo tiempo, se est excluyendo a una parte cada vex mayor de la poblacién de la produccién y del consumo y millones de campesinos despro- vistos de poder estin emigrando a las principa- REVISTA EURE N? 55, les ciudades del mundo, aftadiéndose a su di- versidad cultural, a la ya existente subclase de los no representados y a las rupturas periddicas del orden politico. Lo que significa todo esto para la planifica- cién es que en muchas circunstancias falta in- cluso el mfnimo consenso politico sobre la pla~ nificacin a largo plazo. Los estados se ven cada vez més incapaces de actuar construc- tivamente, y se acusa a menudo a Ia accién del estado de empeorar los problemas y de crear problemas donde no existfan, La resistencia de los estados a la planificacién se ha convertido en algo comin, La pérdida de control pol{tico sobre las ju- tisdicciones es la tercera condicién que media en la planificacién. Especificamente, lo que tengo en mente es la creciente disyuncidn entre el espacio econémico y vital de las comunida- des organizadas tertitorialmente. Hasta hace re~ lativamente poco era de sentido comin asumir que las economfas nacionales e incluso regio- nales eran unidades razonablemente estables en cuanto a polftica publica se refiere. Aunque estaban comprometidas en el comercio exterior, ese comercio y los flujos financieros que le acompaflaban no eran lo suficientemente im- portantes como para hacer que sus decisiones carecieran de significado. Pero todo esto ha cambiado. Dentro de un sistema territorial de estados y regiones cada vez mAs compelitivo, las elites gobernantes han comprado parte del paradigma politico dominante del ilimitado ac- ceso global a los mercados, la busqueda sin inhibicién de} beneficio propio y la indiferen- cia premeditada ante el destino de las poblacio- nes desprovistas de poder. La pérdida del control politico debe enten- desse como 1a causa y la consecuencia de lo que he comentado antes sobre la ruptura inci- piente de la comunidad politica. Debido a que los estados ya no son capaces de acatar las con- secuencias del crecimiento acelerado de las principales regiones centrales, como el creci- miento de la desigualdad, ta formacién de una subclase excluida, el agotamiento de los recur- sos, el deterioro de Ia calidad del medioam- biente y de la misma calidad de vida, la gente ya no siente simpatia por los estados, cuya ca- pacidad de proaccidn se debilita también. Finalmente me gustaria mencionar la crisis epistemolégica. Esto es importante porque los planificadores siempre se han enorgullecido de PLANIFICACION PARA EL SIGLO XXI su racionalismo y de la base cientifica de sus determinaciones. La planificacién se basaba, y en muchos casos todavia lo est, en nociones positivistas de la “verdad” cientifica estableci- da de forma objetiva. Pero fuera del dominio de la planificacién, el positivismo esté atrave- sando una mala racha. Cada vez hay més du- das sobre si son leyes de comportamiento so- cial universalment validas, ¢ incluso si lo fue~ ran tendrian que someterse a las significativas “historias” 0 textos de la realidad que intentan representar. La ecuacién elemental de savoir y prévoir ya no se acepta como vélida. La historia posee la facultad constante de sorpren- dernos y se ve marcada por discontinuidades principales que nunca se predicen de forma precisa. Por lo tanto, las epistemologfas posposivistas han abandonado Ia busqueda de una “verdad” absoluta simple. El universo no se puede co- nocer con certeza. La biisqueda de la “verdad” ha sido reemplazada por multiples perspecti- vas, una preocupacién renovada por el trabajo cientifico interpretativo (hermenéutico) cuyo objeto es narrar las historias, la validacién del conocimiento experimental y la sustitucién de la accién comunicativa por los procedimientos incoloros del andlisis objetivo. Lo que estos cambios recientes de 1a contro- versia epistemoldgica han causado a la planifi- caci6n, es socavar su demanda cientffica como la ciencia maestra para gobernar, Asf han baja- do los humos de los planificadores a una estre- cha experiencia técnica en Areas. limitadas de accién publica. El modelo técnico de la planificacién que nos sirvié durante este periodo, su incli- nacién a tomar decisiones y proyectar por adelantado y su reivindicada superioridad con respecto a otras formas de procesos decisorios debido a su caracter cientifico, ya no es valida y debe abandonarse, Déjenme que resuma mis ideas hasta ahora, Vivimos en una época sin precedentes que se enfrenta a problemas sin precedentes. Supon- go que toda generaciGn cree en la naturaleza sin precedentes de su época y lugar, y en cierta medida esta creencia esté bien fundada, Pero todo lo que estamos viviendo a lo largo de las 85 Uillimas décadas de este siglo es algo distinto. Es nada menos que el colapso del orden mun- dial euclidiano de entidades estables y asuncio- nes de sentido comin que han gobernado nues- tro entendimiento del mundo en los tltimos doscientos afios. El modelo técnico de la pla- nificacién que nos sirvié durante este perfodo, su inclinacién a tomar decisiones y proyectar por adelantado, y su reinvidicada superioridad con respecto a otras formas de procesos decisorios debido a su cardcter cientifico, ya no es vélida y debe abandonarse. Estamos avan- zando hacia un mundo no euclidiano con mu- chas geografias de espacio-tiempo y el recono- cimiento de este hecho nos obliga a pensar en modelos nuevos y mas adecuados, 0 a abando- nar la planificacién como tal. REFLEXION SOBRE LA PLANIFICACION El concepto convencional de la planificacién esté profundamente relacionado con el modo euclidiano; alguno puede verse tentado a decir que si ha de abandonarse el modelo tradicional habré que abandonar también la propia idea de la planificacién. La tnica manera de resolver este dilema -cuclidiano o nada- ser(a definien- do la planificacién independientemente de la ingenierfa. Tal definicién, que yo he empleado con cierto éxito como el concepto gufa de un libro sobre las tradiciones de la teorfa de la planificaci6n, es el vinculo de unién entre el conocimiento y la accién. La planificacién, en- tonces, se define coma aquella prictica profe- sional que busca especificamente conectar las formas de conocimiento con las formas de ac- cign en el dominio piblico. Aunque esta defi- nicién sea bastante abstracta, nos permite reconcebir la planificacién como algo distinto a la ingenieria, donde los medios estan eficaz- mente relacionados con los abjetivos y los pro- yecios trazan el curso de la accién que han de seguir otros. Nos permite pensar en un modelo no-euctidiano de planificacién. Bésicamente lo que necesitamos hacer es reflexionar sobre las cuestiones del conocimiento y de la accién. {Cual es el conocimiento relevante y qué ac- ciones implica? Para comenzar nuestra excursion en este t rreno desconocido necesitamos considerar pri mero las implicaciones de lo que he identifica do como el colapso de 1a continuidad espacio- 86 tiempo. {Cudles serfan el tiempo y el espacio de una forma de planificacién no euclidiana? El tiempo de la planificacién, yo diria que es el tiempo real de los sucesos cotidianos en vez de un tiempo futuro imaginado. Consecuentemen- te, los planificadores estarfan mas en el pleno_ de las cosas en vez de alejados de las acciones que su planificacién pretendfa guiar bajo el vie- jo modelo. Vista de esta manera, la planifica- cién ya no es tanto una manera de preparar documentos, tales como andlisis y planes, sino de acercar el conocimiento y Ia préctica de la planificacién a la accién misma. Con el paso del modelo de planificacién central al no-euctidiano, los planificadores actiian como profesionales y responsables, individuos que piensan en vez de ser burécratas sin rostro rela- cionados con la produccién de documentos anénimos, El modelo de planificacin es la interacci6n frente a frente con el tiempo real. Esto no quiere decir que sea fuitil imaginar un tiempo futuro, que no sirva hacer proyectos, simulaciones y otros estudios hipotéticos sobre lo que podria 0 deberfa pasar el ato proximo 0 en cinco 0 quince afios a partir de ahora. La imaginacién humana no puede confinarse a la solucién practica de los problemas aqui y ahora. Alestar abierta al futuro, la mente da saltos en el tiempo. La preocupacién por el futuro conti- nuaré jugando un papel importante en Ja plani- ficacién, Pero el énfasis de la planificacidn no- euclidiana deberfa ponerse en los procesos que operan en el tiempo actual o real, porque los planificadores sélo pueden esperar ser eficaces enel presente efimero y atin sin decidir. En cuanto al espacio de la planificacién, creo que necesitamos dar prioridad al espacio regio- nal y local sobre el nacional y el internacional. Esto nos lleva al punto de vista descentralizado de la planificacién Quiero asegurarme de que se me entiende bien en este punto. No estoy diciendo que la planificacin nacional e internacional sea in- litil. La planificaci6n se establece en todos los planos de los procesos decisorios piiblicos, pero ala hora de pensar en un modelo nuevo gdénde se debe hacer mAs énfasis? Existen varias ra- zones que explican mi eleccién de la escala regional y local. Primero, hemos de estar mas aientos que nunca a la variedad y a la diferen- cia regional y local. Los problemas y las con- diciones de la planificacién no son los mismos en todos los sitios, y 1a especificidad del lugar REVISTA EURE N? 5S ha de guiarnos en la planificacién. Otra forma de decitlo es sugiriendo la verdad de un viejo adagio que dice que la solucién debe ser tan compleja como el problema que se proponga resolver. Los problemas de 1a infraestructura de la planificacién, la vivienda, el empleo y el medioambiente han de resolverse donde se sienta su impacto. No existe una misma solu- cién para todos los problemas del dominio pi- blico. La segunda raz6n es la presencia cada vez mayor de una sociedad civil organizada en los procesos decisorios piiblicos, Como he inten- lado hacer ver antes, este es un fenémeno rela- tivamente nuevo, Significa que ha de encon- arse un espacio para la participacién de todo un grupo de factores nuevos ademés de los del estado y el capital de la nacién. Las regiones, las ciudades y los barrios son los lugares donde puede tener lugar una participacién ciudadana significativa. Es mucho menos probable que se de en un plano més superordenado. La tercera razén es que las regiones y las localidades son el espacio de la vida diaria de las personas y por Io tanto tienen una importan- cia suprema. El espacio nacional e internacio- nal es tipicamente el espacio de las entidades empresariales y de las burocracias superorde- nadas. No es un espacio donde la gente normal pueda influir mucho en los acontecimientos. Pero la gente normal afecta a los espacios don- de se ganan Ja vida y donde discurre su vida cotidiana. Asf, la calidad de ese espacio es ex- cepcionalmente importante para ellos. Una planificacién desceniralizada resulta atractiva también por otras razones, tales como por la mayor distribucién de los riesgos, por las posibilidades de la experimentacién social y por Ta reanimacién de las practicas democréticas. Es verdad, naturalmente, que las condiciones nacionales e internacionales tienden a limitar las acciones locales y regionales, y que a me- nudo se requieren cambios estructurales en las altas esferas antes de que se dé un progreso considerable a escala local. Ni la politica ni la planificacién se pueden abandonar en estas es- feras superiores de gobierno y su papel es ver- daderamente crucial. Pero hayan cambiado o no, estas condiciones constituyen meramente el marco de la practica diaria de la planficacién, y os planificadores deberfan centrar su mayor atencién en las regiones, las ciudades y los ba- rrios. Me doy cuenta de que esta formulacién PLANIFICACION PARA EL SIGLO XX1 suscita muchos temas, pero en interés de 1a bre~ vedad me gustarfa pasar a algunos otros aspec- tos detallados de mi modelo no-euclidiano, Dentro de la continuacién nueva del tiempo real y del espacio local, un modelo de planifi- cacién no-euclidiano tendrfa cinco caracteristi- cas. Serfa normativo, innovador, politico, ne- gociador y se basarfa en el aprendizaje social’ Antes de dirigirme a cada una de ellas, podria resultar titil contrastar el nuevo modelo con la conocida planificacién euclidiana 0 modelo técnico, Considerando que la planificacién en el nuevo modelo es normativa, es normativ: mente neutral en el antiguo, donde su criterio principal es su eficacia para lograr los objeti- vos fijados de forma externa. Considerando que Ia planificacién del nuevo modelo es innovadora (una definicién de la accién de este modelo serfa “establecer algo nuevo en el mun- do”), el viejo paradigma se centra en la asigna- cidn de los recursos de los presupuestos, la uti- lizacién de los mapas terrestres, la localizacién de las instalaciones pablicas, etcétera. Consi- derando que el nuevo modelo dice que los pla- nificadores deberfan ser politicos en el sentido de preocuparse por la puesta en marcha de la estrategia y de las técticas, el viejo modelo aboga por la adherencia estricta al cédigo de servicio civil para una préctica efectiva neutral y No politica, Y, considerando que el nuevo modelo defiende un estilo de planificacién ne- gociador y facultativo, los impactos del viejo modelo centrista estan esencialmente despro- vistos de poder. Finalmente, el nuevo modelo se basa en el aprendizaje social y el modelo antiguo es principalmente una actividad orien- tada a documentos, cerrada por mucho tiempo al escrutinio del publico y por Io tanto tiene poco potencial de aprendizaje. Examinemos cada uno de estos términos més de cerca. 1 Durante los dltimos veinte aflos los elementos de este modelo se han comentado en algunos de mis trabajos, ¥ se han reunido por primera vez como sltemativa completa al ‘modelo racional del proceso decisorio, todavia defendido por muchos tedricos de la planificacién, de forma mis notable por Andreas Paludi. Los lectores encontrarsn las siguientes referencias penicularmente diiles: Retracking America: A Theory of Transactive Planning (Garden City, N.Y. Doubieday and Anchor, 1973); The Good Society (Cambridge, Mase.: Mit Prets, 1982); Planning in the Public Domain: From Knowiedge to Action (Princeton: Princeton Unversity Press, 1987); y Empowerment: The Politics of Alternative Development (Cambridge, Mass.: Basil Blackwell, 1992). 87 La planificacién ha de ser innovadora. La planificacién innovadora se dirige a las solu- ciones de los problemas sociales, fisicos, eco- n6micos y del medioambiente que surgen en la concienciacién politica del dominio piblico. Como consecuencia no abarca todo, pero esté enfocada a cierlos temas; est4 orientada en el presente en vez de en el futuro; se preocupa principalmente de los cambios institucionales y procesales adecuados en cada caso. En este sentido especffico 1a planificacién innovadora se preocupa mAs de la movilizacién de los re- cursos que de 1a asignacién central. Funciona en un tiempo real en vez de imaginario. Y, sobre todo, es una forma de planificacién em- presarial. Como tal esta bien adaptada al siste- ma de planificacién descentralizada que conlle- va la concertacién de poderes de varios prota- gonistas, y por lo tanto, una gran habilidad para la negociacién, la mediacién y las artes del compromiso. Es una forma de planificacién que, al igual que la industria en el sector priva- do, esté preparada para asumir riesgos incluso siendo la responsable publicamente. La planificacién ha de ser politica, En 1a pla- nificacién no-euclidiana, donde la planificaci6n tiene lugar en el tiempo real. el conocimiento y la acci6n estén tan unidos que no parecen dos procesos separados sino uno. Por lo tanto, la implementacién se construye en el proceso de planificacién como una dimensién critica que abarca la estrategia y las ticticas designadas para salvar la resistencia al cambio dentro de los limites de La legalidad y de la préctica paci- fista. La accién en el contexto actual se encamina a la prdctica innovadora. Sin embargo, una experiencia comin de la humanidad es que se resiste a “Io nuevo”, no porque sea nuevo, sino porque amenaza con desplazar algo que ya existe. Parte de los economistas del bienestar asumen que serfan preferibles ciertos cambios porque, dentro de una imposibilidad empfrica, beneficiarfan a algunas personas y no perjudi- carfan a nadie. Siempre habré personas que se sientan perjudicadas por las innovaciones, aun- que no siempre en cuanto a ingresos moneta- rios se refiere. Siendo este el caso, los empresarios de la planificacién pueden esperar encontrar oposi- ci6n siempre que intenten Hevar a cabo sus in- tenciones. Por lo tanto, si han de prevalecer, 88 aunque s6lo sea en parte, tendrdn que pensar en estratcgias de implementacién desde el princi- pio. Sin las exigencias de la implementaci6n, Jos disefios de la planificacién serfan formas sin contenido. Pero actuar estratégicamente es ya actuar politicamente: significa tomarse el poder en serio como un elemento crucial de 1a planificacién. En Europa, a menudo se entiende la politica para referirse a las polfticas de los partidos y a la posicién ideol6gica. Este no es el significa- do que yo le doy, Aunque no exista una defini- cidn sencilla de politica, me gustarfa subrayar aquf el significado més limitado de atencién a la estratégica y a las tActicas. Pero ta planifica- cién se convertiré en politica sélo cuando apunte mas all4 de las buenas intenciones, a la realizaci6n actual de la practica innovadora. La planificacién debe ser negociadora. Hay dos tipos de conocimiento especialmente perti- ncates en la planificacién contempordnea para la busqueda de soluciones: el conocimiento experto y experimentado. Los planificadores se identifican normalmente con el primero; el uiltimo es el conocimiento no codificado de las personas a las que afectarén las soluciones po- tenciales. Si las soluciones son las adecuadas al problema, habrdn de unirse las dos. Verda- deramente, la definicién del problema en sf puede resultar de la unién experta del conoci- miento experimentado en un proceso que yo Hamo aprendizaje mutuo. Puesto que el conocimiento experimentado no est4 codificado, se manifiesta principalmen- te a través del discurso. En las negociaciones frente a frente entre el planificador y la pobla- cign afectada es donde podemos encontrar una base del conocimiento adecuado al problema, La planificacién negociadora es especifica a una situaci6n y, de este modo, adecuada para la planificacién descentralizada en la que se busca una diversidad de soluciones a escala regional y local de gobernacién. La planificacién nego- ciadora busca acercar a las poblaciones poten- cialmente afectadas, al proceso de planificacin desde el principio, cuando todavia es necesario definir los problemas. Es un estilo participative con sus propias caracteristicas. Sobre todas las dems, la participacién requiere tiempo. Por e] lado tanto de los planificadores como de la gente, se requiere también 1a capacidad de es- cuchar amablemente y hacer que la busqueda REVISTA EURE N° 55 de la definicion y de la solucién al problema sea una responsabilidad compartida. La planificacién negociadora funciona me- jor con grupos pequefios de hasta veinte perso- nas. Puede autorizarse 0 no a los representan- tes de la comunidad a hablar en nombre de otros. La planificaci6n negociadora, por lo tan- o, no es una respuesta a la cuestién de la res- ponsabilidad democrdtica, Su exigencia es més limitada. Consiste en acercar un conocimiento més detallado y especffico para referirse a una situacién determinada que podrfa darse si slo se empleara el conocimiento experto. Ademés, puede también reforzar las respuestas de la co- munidad y canalizarlas lejos de la resistencia ciega, por caminos més constructivos. La pla- nificaci6n negociadora busca lamar a la capa- cidad de 1a gente para la prdctica proactiva y, donde triunfe, puede ayudar a crear un senii- miento de solidaridad colectiva, La planificacién ha de basarse en el aprendi- zaje social. En épocas turbulentas, donde se puede prever poco, existe la necesidad de pro- ceder cautelosa y experimentadamente con el fin de aprender ‘de los errores, para permitir que nueva informacion guie el curso de la ac- cién, y para aplicar tales correcciones en los proyectos actuales segtin se vayan necesitando. Naturalmente, es necesario realizar compromi- sos a largo plazo de vez en cuando: los siste- mas de transito de carriles, por ejemplo, han de disearse en un plano sustancial. Pero los pro- yectos a gran escala son més bien la excepcién que la regla, y las soluciones que parecen ser la respuesta mAs adecuada son cada vez mas floxibles y a pequefia escala. Por ejemplo, la generacin de poder a pequefia escala est4 cada vez més dentro de las posibilidades técnicas y econémicas. Ademés, las soluciones al trans- porte mas flexibles que el carril fijo -sistemas de carriles compartidos, omnibuses, servicios Puente- son las que estén encontrando mas acogida entre los planificadores de los me- dios de transporte, EI modelo de planificacién de aprendizaje social defiende un proceso abierto con dos ca- racterfsticas principales: una retroalimentacién critica y una memoria institucional poderosa La apertura requiere procedimientos democréti- cos. Esté a favor de las reuniones abiertas y no cerradas, ¢ invita a la orftica y al comentario, Los medios de comunicacién’ de informacién PLANIFICACION PARA EL SIGLO XXL publicos juegan aguf un papel importante; 1a investigacién valorativa también. La planifica- cidn en el dominio piblico ha de ser responsa- ble. En un clima de secreto se acumulan los ertores y, a largo plazo, culminan casi cierta- mente en desastre. Los sistemas de aprendizaje social requieren un liderato seguro que no tenga miedo a admitir los errores. También requicren una cultura po- litica que no vaya en pos de la ventaja partidis- ta inmediata en cada error que se cometa. Sin embargo, es esencial darse cuenta de las am- plias implicaciones del aprendizaje social Cuando Ia accién fracase en satisfacer las ex- pectativas, debe cuestionarse la estrategia em- pleada y, ademds, la imagen que tiene el prota- gonista de la realidad, ¢ incluso los valores limos sobre los que descansa la accion. El reconsiderar la estrategia, la imagen y los valo- res requiere un tipo de coraje que sélo es pro- bable que lo posean los empresarios de la pla- nificacién. He mantenido que el viejo modelo de plani- ficaci6n que tiene sus rafces en Ios conceptos de la ciencia y de la ingenierfa del siglo 19 esta muerto 0 gravemente deteriorado. Aunque to- davia se practica, cada vez es menos importan- teen la vida publica. Aunque todavfa se ense- fie en la academia, tiene poco valor que ofrecer alos estudiantes. Por lo tanto, se necesita una forma de planificacién alternativa no-euclidiana que sobrelleve los miltiples problemas de los finales del siglo veinte. En la planificacién no-euclidiana el planifi- cador se sitda en el medio de la actividad que Namamos planificar, como el profesional res- ponsable de las acciones. Esto sugiere una mi- sin nueva y més agresiva para los planificado- res que busquen un cambio de valores relevan- tes dentro de sus csferas de competencia. En esta funci6n empresarial los planificadores han 89 de ser los responsables piiblicamente, puesto que presiden sobre los procesos que estén radi- calmente abiertos a la investigacién publica. Una planificacién no-euclidiana es una for- ma descentralizada de planificacién, que privi- legia a las regiones y localidades. Pretende que la poblaci6n afectada participe activamente en la planificacién, Haciendo esto, valida el conocimiento experimentado de la gente normal y promociona el aprendizaje mutuo entre el ex- perto de la planificacién y la poblacién afecta- da. Las verdaderas exigencias de la planifica- ciGn, donde el conocimiento es una combina- cién de experiencia y pericia, se compensan fi- nalmente a través de las negociaciones intersubjetivas entre los participantes de la co- munidad y los planificadores. La planificacién no-euclidiana funciona en el tiempo real, uniendo el conocimiento y la accién en un proceso sélido de cambio de es- trategia, Los empresarios de la planificacién son principalmente movilizadores de los recur- 80s que buscan concertar las energfas piiblicas y privadas en soluciones innovadoras para los desafiantes problemas del dominio piblico. Pero tal planificacin esta orientada a valores especiales y no al beneficio. Es explicitamente normativa en su intencién, Aunque los planifi- cadores siguen siendo libres de elegir, 1a accién en el dominio publico deberd justificarse, en los términos més generales, como la que favo- rece la causa del florecimiento humano y Ia diversidad en todo el mundo. La planificacién no-cuclidiana no puede atestiguar que la vida en nuestro pequefto pla- neta scrd mejor si abrazamos sus preceptos. Pero a medida que cruzamos el umbral del nue- vo milenio, es un modelo que parece estar bien adaptado a las exigencias y a las condiciones de nuestro tiempo. Es un modelo que vale la pena probar.

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