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Judith Butler Mecanismos psiquicos del poder Teorfas sobre la sujeci6n Traduecién de Jacqueline Crus As < wth unk Feminismos Guts Colic: Universitat de Valen Moria Tess alles Universi Aion de Meal Thal Maine Hench: Unies Voi Mary Nash Universit Centra Banco Vere Stofebe: Univeral Ane Halen Ali Valse: Universi be Osis Tis a jr Direc y couninacn: Ie Moat Deus Universit fe Via Nota sobre la traduccién Ti opal do Ae Msc Valeo Bower: Haein Saeco El término subjection, que aparece en el titulo del libro y rviteradamente a lo largo del mismo, se puede traducir como sujecién 0 sometimicnio, El segundo términe me parece por lo general mais adecuado, puesto que alude at fos dos compo- nentes del proceso, el activo (someterse a alguien) y el pasivo thin de cite: Avene Reo (someterse salguien), mientras que sujécién destaca el com ponente activo (sijetar a) y tiene, ademas, connotaciones: Disc se cues Caen Peer rane de fuerza que no siempre son pertinentes en el contexto de learnt tah Jos argumentos de Judith Butler. Sin embargo, siguiendo el ee atsseins pk an mn i uso del trmino francés assujetissement por parte de Louis “quits epeecen, plane carbene an Althusser y Michel Foucault. la autora utiliza subjection con Pafcere cn een pan a rn nh cl doble significado de sujecidn y subjetivacién (el proceso sites Gala ev cua lips dc soe esearch de devemir sujeto). y uno de los argumentos centrales del li- snes desu oes eee bro es que el sujeto se forma en la sujecién. Por este motivo, he optado por traducir subjection como sujecién en el titulo y en aquellos pasajes del texto donde se hace referencia Nive or onan explicita a este doble sentido. En tos demas casos, he prefe- 617 Ly te ard Toke he Lela Sn abr Univ. rido sonictimiento, Por otra parte. el inglés subject significa AlTvighstencve. Trae sl published hy atangcnn tanto sujeto como siibdito, to cual introduce una ambigtiedad ee ee aes aes adicional (por ejemplo, al hablar de asujetos. sociales») Henn fanacio Lava Toa, 13, 28097 Medi que se pierde en la traduccién, donde por fo general utilizo Dapusio lat Mit 485 jenn TSBNU RENO ; 7 Take Sant gence Las palabras inglesas self y «> y el témino freudiano ned oS ego pueden traducirse todos como yo. Utilizo eursivas siem typo en Canton Pogoon am. Prato de Sana Me) pre que Butler se refiere al ego freudiano, para distinguir este concepto del uso mis coloquial Las citas de los textos que Butler comenta en profundi- dad en el libro (Fenomenologéa del espiritu, de Hegel; La ge nealogia de la moral, de Nietzsche; «ldeologia y aparatos ideoldgicos del estado», de Althusser; Vigilar y castigar, de Foucault, ¢ «dntroduccién al narcisismo», «Duelo y melan- coli, El «ye» y el «ello» y El malestar en la cultura, de Freud) estan tomadas de las ediciones en castellano indica- das en las notas correspondientes. En el resto de las citas las traducciones son mias, aunque igualmente indico en las no- tas la edicién castellana, cuando la hay. JC. Agradecimientos Este trabajo fue posible gracias a una generosa Beca de Investigacion de Humanidades de ka Universidad de Califor- nia en Berkeley, Quiero expresar mi agradecimiento a los amigos y colegas que hicieron penetrantes lecturas de algu- nos de los eapitulos: Wendy Brown, William Connolly, Da vid Palumbo-Liu, Kaja Silverman, Anne Norton, Denise Riley y Hayden White; asf como a ios estudiantes que parti- ciparon en el seminario «Social Subjects/Psychic States» [Sujetos Sociales/Estados Psiquicos] en Berkeley. Agrade7~ co a Adam Phillips la autorizacién para reimprimir aqui nuestro intercambio de ideas publicado en Psychoanalytic Dialogues. También agradezco a Helen Tartar su profunda, meticulosa e inteligente labor editorial, y a Gayle Salamon st asistencia con ef manuserito. Introduccién Deberiamos intentar comprender el someti- miento en su manitestacién material como cons: titucién de los sujetos, Micuet, Foucaucr, «Two Lectures» La esc det ujeto, dentro del cual el yo ia relleivad de vse momento, sn el punto tlecomyya de si sometiniento por pate dels je. El hon y corpéreo sentimicnto de culpa Com el que est Investig el sujeto, que repre Sent el feb tisfondo des tutoconeienci Gaul en dima istanca sabe tan poco desis Sevisvo part asegrar el profunds control it Torque se hs denominadoinerpslcion Francis Bake, The Tremulous Private Body: Essays on Subjection Subjection [sujecién]... Acci6n o efecto de estar sujeto, como bajo un monarca u otro sobe sno o poder superior; condicidn de estar sujeto 4,0 bajo el dominio de otro; por tanto gen. Su- bordinacidn... Condicién de estar sujeto. ex: puesto o predispuesto a: responsabilidad... Li ica, Accién de proporcionar un sujeto & un predicado, Oxford English Dictionary Como forma de poder, el sometimiento es paraddjico. Una de las formas familiares y agénicas en que se manifiesta el poder consiste en ser dominado/a por un poder externo a uno/a, Descubrir, sin embargo, que lo que «uno/s» es, que la propia formacién como sujeto, depende de algin modo de ese poder, es algo muy distinto. Estamos acostumbrados a concebir el poder como algo que ejerce presién sobre el suje- to desde fuera, algo que subordina, coloca por debajo y rele- ga aun orden inferior, Esta es ciertamente una descripeién adecuada de una parte de las operaciones del poder. Peto si, suiendo a Foucault, entendemos el poder como algo que también forma al sujeto, que le proporciona la misma condi- cidn de su existencia y la trayectoria de su deseo, entonces el poder no es solamente algo a lo que nos oponemos, sino tam- bién, de manera muy marcada, algo de lo que dependemos para nuestra existencia y que abrigamos y preservamos en los seres que somos. El modelo habitual para entender este pro- ceso es el siguiente: el poder nos es impuesto y. debilitados por su fuerza, acabamos internalizando o aceptando sus con- diciones. Lo que esta descripcién omite, sin embargo, es que el «nosotros» que acepta esas condiciones depende de mane- ra esencial de ellas para «nuestra» existencia, ;No existen condiciones discursivas para la articulacién de ningtin «noso- tro»? El sometimiento consiste precisamente en esta depen- deneia fundamental ante un discurso que no hemos elegido pero que, paradéjicamente, inicia y sustenta nuestra potencia, La «sujecién» es el proceso de devenir subordinado al poder, asi como el proceso de devenir sujeto. Ya sea a través de la interpelaci6n, en el sentido de Althusser, o a través de Ja productividad discursiva, en el sentido de Foucault, el su- Jjeto se inicia mediante una sumisién primaria al poder. Aun- ‘que Foucault es consciente de Ja ambivalencia de su plante- amiento, no desarrolla los mecanismos especificos por los cuales el sujeto se forma en la sumisi6n, Su teorfa no s6lo no ‘otorga mucho protagonismo al dmbito de la psique, sino que tampoco explora el poder en esta doble valencia de subordi- nacion y producci6n, Si la sumisién es una condicién de la sujeci6n, resulta pertinente preguntar: {Cuail es la forma ps quica que adopta el poder? Un proyecto de estas caracteri ticas nos obliga a elaborar una teorfa de la psique para acom- paar a la teoria «lel poder, tarea que los autores adscritos tanto a la ortodoxia foucaultiana como a la psicoanalitica han eludido. Aunque no prometo ninguna sintesis grandiosa, en el presente trabajo me propongo explorar algunas pet pectivas provisionales con kas cuales cada una de estas teorias puede iluminar a la otra. El proyecto no empieza ni termi- na con Freud y Foucault; el problema de la sujecién, de cémo el sujeto se forma en la subordinacidn, es abordado en 1 seccién de Fenomenologia del espiritu donde Hegel des- cribe el acercamiento a la libertad por parte del esclavo y su decepcionante caida en la «conciencia desventurada». El amo, quien al principio parece ser «externo» al esclavo, ree- merge como la propia conciencia de éste. La desventura de la conciencia emergente es su propia autocensura, el efecto de la transmutacién del amo en realidad psiquica. Las auto- mortificaciones que pretenden corregir la insistente corpo- reidad de la autoconciencia instituyen la mala conciencia. Esta figura de la conciencia vuelta sobre sf misma prefigura la descripcién de Nietzsche, en La genealogia de la moral, del proceso por el cual la represi6n y la regulacién generan los fendmenos superpuestos de la conciencia y la malt con- ciencia, y de cémo estos tiltimos se vuelven ésenciales pai la formaci6n, la persistencia y la continuidad del sujeto. En todos los casos, el poder que en un principio aparece como externo, presionado sobre el sujeto, presionando al sujeto a la subordinacién, asume una forma psiquica que constituye 1 identidad del sujeto. La forma que asume el poder esté inexorablemente mar- cada por la figura de darse la vuelta, una vuelta sobre uno/aa mismo/a o incluso conéra unofa mismo/a. Esta figura forma parte de la explicacién de cémo se produce el sujeto, por lo cual, en sentido estricto, no existe un sujeto que se dé la vuelta, Por el contrario, Ia vuelta parece funcionar como inauguracién tropoldgica del sujeto, como momento funda cional cuyo estatuto ontol6gico serd siempre incierto. Por IB ello, parece dificil, sino imposible, incorporarla a la des- cripcisn de la formaciGn del sujeto. ;De qué o de quién se dice que se da la vuelta, y cual es el objeto de la misma? {Cémo es posible que a partir de un retorcimiento ontolégi- Camente tan incierto se forje un sujeto? Quizas lo que ocurre es que, al incorporar esta figura, ya. no estamos intentando «ofrecer una descripeién de la formacién del sujeto», sino que nos enfrentamos, mas bien, «la premisa tropol6gica que subyace a cualquier descripeisn de este tipo, una premisa que facilita la explicacién pero también le marca un limite. Parece que en cuanto intentamos determinar c6mo el poder produce a sus sujetos (stibditos), cmo éstos acogen al po- der que los inaugura, ingresamos en este dilema tropoldgico. No podemos asumir la existencia de un sujeto que lleva a cabo tuna intemalizacién mientras no tengamos una descripeién de la formacién del sujeto. La figura a la que nos estamos re- firiendo atin no ha cobrado existencia ni forma parte de una explicacidn veriticable, y sin embargo sigue teniendo cierto sentido la referencia a ella, La paradoja det sometimiento conlleva una paradoja referencial: nos vemos obligados a re- ferimos a algo que atin no existe, Intentamos dar cuenta de cémo nace el sujeto mediante una figura que provoca la sus- pensién de nuestras certezas ontoldgicas. Que esta figura sea clla misma una «vuelta» es especular en sentido retérico y performativo: «vuelta» es el significado griego de «tropo>. Por tanto, el tropo de Ja vuelta indica y a la vez ejemplifica el carécter tropoldgico del gesto!. ;La sujecién inaugura de " Hayden White sefakt en Tropics of Discourse (Baltimore, Johns. Hopkins University Press, 1978) que «la palabra tripico deriva de trop kos, topos, que en griego clisico significaba “vuelta” y en koin€ “For ‘ma’ o “manera”. Llega a las lenguas indoeuropeas modemas através de ‘opus. que en latin clisico significaba “metifora” o “igura retGrica” y latin tandfo, sobre todo en su aplicacién a la teoria musical, “lono” 0 nedid”» (2), Seguidamente, White asocia la nocidn de tropo on la de estilo, un término que, para él, distingue el estudio del discurso del estudio de la fiecisn y de ka Kégica. Los tropos son «desviaciones» del len ‘guaje convencional, pero, ademis, generan figuras retGricas © de pen: Samiento (una distincién también fundamental en la explicacién de 14 algtin modo la tropologfa, o lo que sucede es que resulta ine- vitable recurrir a la labor inaugural de los tropos al intentar dar cuenta de la generacién del sujeto? Retomaremos esta cuestién hacia el final del trabajo, cuando analicemos como la explicaci6n de la melancolia participa en el mismo meca- nismo que describe, produciendo topogra uicas que son claramente tropoldgicas. Quinttiano). Asi. un tropo puede establocer conexiones entre palabras {ue no se consideran convencionales o légicas. Para nuestros propdsitos, fica que funciona de tal manera que no est Timitado por las versiones comunmente aceptaxkis de realidad. Por otra parte, el tropo no puede funcionar, generar nuevos significados y conexiones. si su desviaeién de jencidn y la logica no es reconocida como tal, Por este motivo, el funcionamiento del tropo presupone una versién comtin: ‘mente acepiada de realidad Para Nictasche, sin embargo, la circulacién y sedimentacién de los tropos es Ia condicidn de posibilidad del uso convencional del lengvaje. De hecho, sastiene que los tropos son ka materia prima de la que emerge el Tenguaje literal y conceptual, Sélo mediante unit especie de olvido del er tropoldgico del lenguaje puede implantarse un lenguaje como el cconvencional, pues éste es la sedimentacidin 6 el efecto «amortiguador de lox tropos, Esta sugerencia queda clara, tanto argumental como ret6= Ficamente, en su ensayo «Sobre verdkid y mentira en sentido extramoral> (Madrid, Tecnos, 1994) El término inglés fav («vuelta») fue utilizado durante los siglos xv y Xvi como sindnimo de «tropo» referido a varias figuras retorieas sin- idcticas. Para Richard Lanham, el tropo es un tipo concreto de figura que cambiat el significado de una palabra (A Handlist ef Rhetorical Terms, Berkeley, University of California Press, 1991), Otros autores sostienen que debe utilizarse la designacién de «ligura» para aquellos términos {que cambian el significado de més de una paibra, Quimtiliano rechaza ela distincidn, insistiendo en que los efectos del cambio de significado no son reducibles a palabras singulares o plurales, y define el ropo como tun cambio de signilicado y Ia «figura» como un cambio en Ta forma (es decir, la forma de un modelo de habla o incluso un género de eseritur), El hecho de que la «vuelta» sea considerada gencrativa o productiva pa rece especialmente relevante para nuestra consideracidn de la produc in o generaciGn del sujeto, No se rata slo de que fa funciGn del tropo sea la yeneracién, sino de que la descripeidn de ésta parece exigir la ui lizacidn de tropos, una operacidin del lengusije irreductiblemente mimé: lica y performativa, que refleja y a la vez instituye la generatividad que se propone explicar. 15 La escena de la ainterpelaciém que presenta Althusser es un ejemplo de las esfuerzos casi literarios para explicar la produccién de! sujeto por medios lingiiisticos. La doctrina de la interpelacidn de Althusser es una clara precursora de as posteriores ideas de Foucault sobre la «produccién dis- cursiva del sujeto». Naturalmente, Foucault insiste en que el sujeto no es «hablado» a la existencia y que las matrices de poder y discurso que lo constituyen no ejercen una accién productiva singular o soberana. Aun asi, Althusser y Fou- cault coinciden en que el proceso de assujetissement impli una subordinacién fundacional. En el ensayo de Althusser «ldeologia y aparatos ideolégicos del estado», la subordin: cidn del sujeto se sroduce mediante el lenguaje, como efec- to de la voz autoritaria que interpela al individuo. En suc lebre ejemplo, un policfa interpela a un transetinte que pase: y éste se da la vuelta y se reconoce como la persona interpe- jada. La interpelacin —la produccién discursiva del sujeto social— tiene lugar en el intercambio por el cual el recono- cimiento es ofrecido y aceptado, Resulta significativo que Althusser no dé ningun indicio de por qué ese individuo se da la vuelta, aceptando asf que la voz se dirige a él o ella, y aceptando la subordinacidn y la normalizacion que impone. (Por qué se da la vuelta el sujeto en direccién a la voz de la ley y qué efecto tiene esta vuelta en la inauguracidn del suje- to social? {Es éste un sujeto culpable, y. en caso afirmativo, cémo Ilego a serlo? ;Seria quizas necesaria una teoria de la conciencia que complementase a la teoria de la interpelaciGn’? La interpelacién del sujeto mediante el llamamiento inaugural de la autoridad estatal presupone no s6lo que ya ha producido la inculeacién de la conciencia, sino que és entendida como el funcionamiento psiquico de la norma r guladora, constituye una operacién espeeificamente psiquica y social del poder, de la cual depende la interpelacién pero de la que no puede dar cuenta, Por otra parte, el modelo de poder implicito er la descripcidn de Althusser atribuye po- der performativo «la vor autoritaria, a ka voz de la sancién, Y_por consiguierte al lenguaje entendido como habla. {CGmo podemos explicar, entonces, el poder del discurso 16 ‘itico, que circulan sin vor i? Por ultimo, pese « su gran utilidad, la teoria de Althusser est implicitamente constrenida por la nocién de un aparato estatal centralizado, modelado sobre la base de la autoridad divina cuya palabra es acto, Foucault desarrolla su nocidn del discurso en parte como respuesta al modelo de habla interpelativa soberana de teorfas como la de Althusser, pero también para tomar en cuenta la eficacia del discurso en manifestaciones distintas de la palabra hablada. VINCULOS APASIONADOS: La idea de que el sujeto esta apasionadamente apegado a su propia subordinacién ha sido invocada efnicamente por quienes intentan desacreditar las reivindicaciones de los su- bordinados. El razonamiento es el siguiente: si se puede demostrar que el sujeto persigue 0 sustenta su estatuto su bordinado, entonces la responsabilidad tiltima de su subordi- naciGn quizis resida en é1 mismo. Por encima y en contra de esta visiGn, yo argumentarfa que el apego al sometimiento es producto de los manejos del poder, y que el funcionamiento del poder se transparenta parcialmente en este efecto psiqui- co, el cual constituye una de sus producciones més insidio- sas. Si, siguiendo a Nietzsche, aceptamos que el sujeto es formado por una voluntad cue se vuelve sobre si misma, adoptando una forma reflexiva, entonces el sujeto seria la ‘modalidad del poder que se vuelve contra sf mismo; el suje- to seria el efecto del poder er repliegue. Ya el psicoanalisis alude a un sujeto que es simultdnea- mente formado y subordinado. La reformulacién de Fou- cault segdin la cual la subordinacién no solo es presionada sobre ef sujeto, sino que también lo forma, es decir, que es presionada sobre el sujeto en el curso de su formacién, su- giere que existe una ambivalencia en el lugar de emergencia del sujeto. Si el efecto de auronomia esta condicionado por la subordinacién, y esta subordinacién o dependencia funda- cional es rigurosamente reprimida, entonces el sujeto emer- ge al mismo tiempo que el inconsciente, La definicién fou caultiana de la sujecién como la simultinea subordinacién y formacién del sujeto cobra un valor psicoanalitico concré- to cuando consideramos que ningtin sujeto emerge sin un vinculo apasionado con aquéllos de quienes depende de ma- nera esencial (aun si dicha pasidn es «negativa» en sentido psicoanalitico). Aunque la dependencia del nifio no sea st bordinacién politica en un sentido habitual, ka formacién de la pasién primaria en la dependencia lo vuelve vulnerable a la subordinacién y a fa explotacién, tema que ha concitado in interés en los discursos politicos recientes. Por otra par- te, esta situaciGn de dependencia primaria condiciona la for- macién y la regulacién politica de los sujetos y se convierte en el instrumento de su sometimiento. Sies imposible que el sujeto se forme sin un vinculo apasionado con aquéllos a quienes est subordinado, entonces la subordinacién de- muestra ser esencial para el devenir del sujeto®, En tanto que condicién para devenir sujeto, la subordinacién implica una sumisién obligatoria, Por otra parte. el deseo de superviven- cia, el deseo de «ser», es un deseo ampliamente explotable. Quien promete la continuacién de fa existencia explota el deseo de supervivencia, «Prefiero existir en la subordinaci6n que no existin»: ésta serfa una de las formutaciones del dile- ma (donde también hay un riesgo de «muerte». Esta es una de las razones de que los debates en torno a la realidad del abuso sexual infantil tiendan a definir erréneamente el ca- récter de la explotacién, No se trata simplemente de que el adulto imponga de manera unilateral cierta sexualidad, ni de que el nifio fantasee de manera unilateral con cierta sexta dad, sino de que se explota el amor del nifio, un amor que es necesario para su existencia, y se abusa de su vinculacién apasionadi., Consideremos que el sujeto no sélo se forma en la subor: dinaci6n, sino que ésta le proporciona su continuada condi- cién de posibilidad, El amor del nifio es anterior al juicio y la Mi anaiiss del «vinculo» ey deudor del ensayo «Wounded Atach: ments», de Wendy Brown, ineluido en su libro States of Injury: Freedom cand Power in Lene Modlemity, Princeton, Princeton University Press, 1995, 18 decisién; un nifio cuidado y alimentado de modo «acepta: ble» sentiré amor, y solo después podra discriminar entre aquéllos a quienes ama. Esto no significa que el nifio ame ciegamente (puesto que desde muy pronto tiene un discemni- miento y una «intuicién» significativos), sino sélo que, para poder persistir psiquica y socialmente, debe haber depen dencia y formacidn de vinculos: no existe la posibilidad de no amar cuando e} amor esté estrechamente ligado a las ne- cesidades basicas de la vida. El nifio no sabe a qué se vincu- sin embargo, tanto el bebé como el nifio deben vincular- se a algo para poder persistir en si mismos y como si mismos'. Ningtin sujeto puede emerger sin este vinculo for- mado en ka dependencia, pero en el curso de su formacién ninguno puede permitirse el lujo de «verlo». Para que el su- jeto pueda emerger, las formas primarias de este vinculo de- ben surgir y a la vez ser negadas; su surgimiento debe con- acién parcial Ello explica en parte el sentimiento de humillacién del adulto al enfrentarse a los primeros objetos de amor —pa- des, tutores, hermanos, etc.—, el sentimiento retardado de indignacidn con que afirma: «No es posible que yo haya po- dido amar a una persona como és.» El enunciado admite la misma posibilidad que esti negando, con lo cual el «yo» aparece fundado sobre el repudio, cimentado en y por esa imposibilidad firmemente imaginada. Por consiguiente, el «yo» se ve amenazado en lo esencial por el fantasma de la aparicidn de ese amor (imposible) y condenado a reesceni- ficarlo en el inconsciente, reviviendo y desplazando una y otra vez el escindalo y la imposibilidad que representa, ins- trumentando la ameniaza que supone para el propio sentido del «yo». «*Yo" no podria ser quien soy si amase del modo, en que uparentemente amé y, si he de persistir siendo yo mis- mo, deberé seguir negando ese amor y, a la vez, reesceni * En elntroducciGn al narvisismo», Freud distingue entre formas nar civistas y anacliticas de amor, y sostiene que kas primeras potencian 0 in flan el vi, mientras que kas segundas conducen a Su menascabo 0 empo- brecimiento, lo cindolo inconscientemente en la vida actual, con el sufri- miento mis atroz. como resultado» El «yo» se ve amenazie do por la repeticién traumaitica de lo que ha sido repudiado de la vida actual. Mediante la repeticion neurética, el sujeto persigue su propia disolucién, su propia descomposicion, y esta busqueda revela una potencia, pero no del sujeto, sino mas bien la potencia de un deseo que persigue la disolucin del sujeto, porque éste supone un obsticulo para él!, Si el sujeto se produce mediante ef repudio, ello quiere decir que se produce por una condicién de la que, por defi nicién, se encuentra separado y diferenciado. El deseo inten- tard descomponer al sujeto, pero se vera coartado precis mente por el sujeto en cuyo nombre opera. El hecho de que la conirariedad del deseo resulte ervcial para el sometimiento implica que, para poder persist, elsujeto debe frustrar su pro- pio deseo, Y para que el deseo pueda triunfar, el sujeto debe verse amenazado con la disolucién. Por consiguiente, y de acuerdo con este modelo, el estar vuelto contra sf mismo (su deseo) parece ser ka condicién pari la persistencia del sujeto, Desear las condiciones de la propia subordinacién es en- tonces un requisito para persistir como uno/a mismo/a. ;Qué significa abrazar a misma forma de poder —regulacion, prohibicién, supresién— que amenaza a unoa con la disolu- n, justamente en un intento de persistir en la propia exis- tencist? No se trata simplemente de que el reconocimiento del otro sea necesario y la subordinacién confiera una forma de reconocimiento, sino mas bien de que uno/a depende del poder para la propia formacién, que dicha formacién es im- posible sin la dependencia y que la postura del sujeto adulto * A propésito de la idea de que la repetickén, entendida como instinto de muerte, marca el limite del dominio del yo, véase Jacques Lacan, Four Fundamental Concepts of Psychoanalysis. ed. JA. Miller, trad. Alan She- ridan, Nueva York. Norton, 1978, pags. 40-49 ltrad, cast: Cuan concep: tas fudamentales del psicoandiisis, tad. Franeiseo Monge, Barcelona, Barral, 197], Freud deliende este argumento en Mais all del principio del placer (en Obras completa. tomo 3. tad. Luis Lépez-Ballesteros y de To- res, Maarid, Biblioteca Nueva, 1996), 20 consiste precisamente en la negacién y reescenificacién de esa dependencia. El «yo» slo puede emerger negando su formacién en la dependencia, las condiciones de su propia posibilidad, Sin embargo, se ve amenazado con el desequili- Brio precisamente por esa neguciin, por la bisqueda incons- ciente de la propia disolucién mediante repeticiones neursti- cas que reescenifican las situaciones primarias que no slo se niega a ver, sino que, si desea seguir siendo él mismo, tampoco puede ver. Por supuesto, el hecho de estar fundado sobre algo que se niega a saber significa que esti separado de sf mismo y que nunca podra devenir o permanecer del todo como él mismo. AMBIVALENCIA, La nocin de sujeto ha generado mucha controversia den- tro de los recientes debates te6ricos, siendo defendida por al- unos como condicién previa necesaria de la potencia y de- nostada por otros como un yestigio de «dominio» que debe ser rechazado. Mi propdsito no es enumerar ni resolver las manifestaciones contempordneas del debate, Mas bien me propongo tomar en consideracién una paradoja que suele es- tructurarlo y hace que casi siempre desemboque en demos- traciones de ambivalencia, ;Cémo es posible que el sujeto, al cual se considera condici6n e instrumento de la potencia, sea al mismo tiempo efecto de la subordinacién, entendida ésta ‘como privacidn de ka potencia? Sila subordinacisn es la co dicidn de posibilidad de la potencia, ze6mo podemos conce- bir ésta en oposicisn a las fuerzas de la subordinacién’? «El sujeto» es presentado & menudo como si fuese inter- cambiable con «la persona» 0 «el individuo». Sin embargo, la genealogia de la categorfa critica del sujeto sugiere que. mais que identificarse de manera estricta con el individuo, debe considerarse al sujeto como una categoria lingilistica, un comodin, una estructura en formacién. Los individuos Megan a ocupar el lugar del sujeto (el sujeto emerge simulté- neamente como «lugar») y adquieren inteligibilidad solo en

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