You are on page 1of 327

lOMoARcPSD

Resumen - libro "Gobiernos y administraciones públicas en


perspectiva comparada"

Sistemas Administrativos Comparados (UNED)

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

SISTEMAS
ADMINISTRATIVOS
COMPARADOS

GRADO EN CIENCIA POLÍTICA


Y DE LA ADMINISTRACIÓN

TERCER CURSO
PRIMER CUATRIMESTRE
CURSO 2011-2012

UNED

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

TEMAS

TEMA 1. LA COMPARACIÓN DE SISTEMAS ADMINISTRATIVOS

TEMA 2. POLÍTICA Y BUROCRACIA

TEMA 3. EL LIDERAZGO DE LAS NACIONES

TEMA 4. LAS ESTRUCTURAS ADMINISTRATIVAS

TEMA 5. SERVICIO CIVIL

TEMA 6. LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DEL PODER

TEMA 7. REINO UNIDO

TEMA 8. ALEMANIA

TEMA 9. ESTADOS UNIDOS

TEMA 10. FRANCIA

TEMA 11. CANADÁ

TEMA 12. SUECIA

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tema 1. La comparación de los sistemas administrativos


César Colino

Introducción ............................................................................................................................................ 2
La tradición del estudio comparativo de la administración pública ................................................... 3
Problemas conceptuales y metodológicos de la comparación de las administraciones.................... 4
Oportunidades: ¿Por qué es necesaria y útil la comparación de las administraciones? ................... 6
Los principales temas en la comparación de los sistemas administrativos ............................................ 7
La dinámica interna de las organizaciones administrativas: actores, estructuras y comportamiento
............................................................................................................................................................ 7
Las relaciones político-administrativas: politización e influencia de la burocracia............................ 9
Las relaciones entre la administración pública y la sociedad civil .................................................... 10
Autogobierno local, descentralización de los servicios públicos y política multinivel ..................... 10
Las reformas administrativas en distintos niveles de gobierno ....................................................... 11
La utilidad del estudio de las tradiciones administrativas .................................................................... 12
Razones para el análisis de las tradiciones administrativas ............................................................. 12
Las tradiciones administrativas aquí estudiadas .............................................................................. 13
Sobre estos materiales didácticos: contenido y enfoques ................................................................... 16
Referencias............................................................................................................................................ 17

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Introducción
Estos materiales didácticos pretenden ser a la vez una introducción al estudio de la administración
pública desde una perspectiva comparativa y ofrecer una panorámica de varios sistemas
administrativos cercanos a nuestro entorno. Con este fin se ofrecen seis capítulos de alcance
temático o transversal para familiarizar al alumno con los temas y los conceptos del análisis
politológico comparativo de las administraciones públicas y otros seis temas de estudio de país, que
presentan una estructura similar: Alemania, Canadá, Francia, Estados Unidos, Reino Unido y Suecia.
El análisis comparativo de la administración pública en varios países de Europa y América debería
servir para comprender mejor la administración pública española, y conocer en qué medida se
pueden transferir prácticas de otros países a la Administración española.
Nuestros dirigentes adoptan a veces decisiones que parecen reflejar lo que se hace en otros países,
pero fallan en identificar las características de los sistemas con los que una pretendida política
similar esconde condiciones de partida e impactos muy diferentes. Por ejemplo, al inicio de la crisis y
cuando los gobiernos comenzaron a aplicar medidas restrictivas para el gasto público, parecía que la
política irlandesa de reducción del nivel salarial de los empleados públicos se había transferido a
España por lo que respecta a los porcentajes aplicados: (15 por ciento de reducción de las
remuneraciones para los cargos de primer ministro, ministro, y secretario de Estado o equivalente)
y en torno al 5-7 por ciento para los niveles funcionariales superiores. Sin embargo, la aplicación de
los mismos porcentajes de reducción oculta las distintas políticas de subidas salariales durante los
últimos 16 años en los dos países. Si tomamos el puesto de Secretario de Estado en España
(asimilado al secretario general irlandés), la subida de las remuneraciones entre 1992 y 2008 fue de
un 48,4 por ciento, mientras que los Secretarios Generales irlandeses experimentaron un aumento
del 202 por ciento en términos nominales. Si se deflacta por el índice de Paridad del Poder Compra
(en dólares), que permite comparar países en el mismo año, se observa que los niveles salariales
irlandeses para el mismo puesto se situaban sólo entre un 6 y un 20 por ciento más alto que los de
sus homólogos españoles en 1992, pero entre el 70 y el 137 por ciento en 2009. Esta diferencia de
aumento se puede explicar por los distintos criterios aplicados en la determinación salarial en ambos
países. En Irlanda, hay cierta correlación relación entre las remuneraciones del sector público y del
privado como consecuencia de las reformas gerencialistas del sector público para evitar la fuga de
talento hacia el sector privado. Sin embargo, la función pública española nunca ha intentado igualar
o aproximarse al nivel retributivo del sector privado y este argumento no ha sido debatido en las
instancias correspondientes. La revisión anual salarial se ha vinculado a la tasa de inflación, y la
capacidad los funcionarios superiores para manejar las partes variables de la remuneración para
conseguir aumentos más altos que en el resto de la función pública no ha facilitado unos
incrementos retributivos considerables. Cuando la inflación subió en el pasado, las retribuciones del
sector público se congelaron, por ejemplo, para cumplir con los criterios de convergencia con la zona
euro (Parrado 2010). En definitiva, el mismo porcentaje de recorte tiene un impacto muy diferente
en Irlanda y en España, por eso no se puede decir que se ha aplicado la misma política, sino que ha
sido más rigurosa en España que en Irlanda.
En conclusión, los países han salido en búsqueda de respuestas a la crisis en otros países sin
reflexionar adecuadamente sobre las implicaciones de adoptar soluciones adaptadas a otros
contextos. La aplicación literal de la política irlandesa de recortes al contexto español demuestra que
la emulación de otras prácticas requiere de un análisis que vaya más allá de los aspectos
superficiales. Esto se refiere no sólo a las respuestas a la crisis, sino a cualquier otro ejemplo de
transferencia de prácticas institucionales. Por esta y otras razones que se aducen a lo largo de este
capítulo se considera necesario el análisis comparado de los sistemas administrativos.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Aunque se han escrito algunos estudios en español (ver Parrado 2002) y se han traducido algunas
obras anglosajonas (Peters 2010, Heady 2000) o publicado otras en Francia, Italia o Alemania (Ziller
2001, Gualmini 2003, Kuhlmann y Wollmann 2011) que sirven de punto de partida para estos
materiales didácticos, el estudio comparativo de las administraciones públicas es aún muy escaso en
lengua española. Estos materiales didácticos son por ello una primera aproximación hacia un texto
universitario sobre administraciones comparadas.
Este tema se divide en tres partes. En esta primera parte se analizan la tradición existente de
estudios comparados, los problemas conceptuales y metodológicos con los que se enfrenta esta
empresa comparativa y las razones aducidas para comparar administraciones. En la segunda parte
se da cuenta de los principales temas de estudio así como las preguntas que orientan estos temas.
Finalmente, una tercera parte se clasifican los sistemas administrativos en torno a unas tradiciones
estatales en las que se dan unas relaciones peculiares entre el Estado y la sociedad y entre las
diversas partes del sistema.

La tradición del estudio comparativo de la administración pública


Como es sabido, la administración pública es tan antigua como la civilización. Ambas han existido
juntas desde los tiempos de las obras públicas masivas ejecutados por los imperios y ciudades-
estado antiguos. Además, los conceptos de gobierno y la administración pública han sido objeto de
discusión durante varios milenios. Filósofos y expertos en gestión y administración, han escrito sobre
la naturaleza de los Estados y aconsejado a los gobernantes sobre la conducción adecuada y
eficiente de los asuntos públicos, desde que los sistemas administrativos de los grandes imperios y
ciudades-estado del mundo antiguo llevaban a cabo gigantescos proyectos de desarrollo a través de
sus burocracias y organizaciones estatales (Farazmand 1991). Sin embargo, el estudio sistemático de
los sistemas administrativos es un fenómeno más reciente. En realidad comenzó a desarrollarse
después de la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos (Heady 2000). Una serie de factores
contribuyeron a este crecimiento: la ocupación en la posguerra de varios países por Estados Unidos
y otras grandes potencias, la necesidad de ampliación del alcance de la disciplina de la Ciencia de la
Administración, la experiencia durante la guerra de académicos y profesionales en el extranjero, las
misiones de asistencia técnica en el exterior, el desarrollo de la sección de Política Comparada de la
Asociación Americana de Ciencia Política, así como la sección comparativa de la Asociación
Americana de Administración Pública y el aumento de las oportunidades de financiación en la
década de los años cincuenta y sesenta para aquellos interesados en la investigación comparativa de
la administración pública. Inicialmente, el aspecto comparativo fue dominante en los estudios, pero
con el paso del tiempo otros aspectos como los estudios sobre el desarrollo pasaron a ser más
importantes El dinero, la ideología y la política fueron algunos de los factores principales. El enfoque
tradicional en la ley y el orden, las instituciones y el fortalecimiento institucional y, en general, las
áreas funcionales de la administración gubernamental dieron lugar a las orientaciones modificadas
de desarrollo, la construcción de modelos de sistemas, y teorías de rango medio en la década de
1960 (Farazmand 1991). En muchos casos, las investigaciones producidas durante el auge de la
administración pública comparada no eran inicialmente comparativas en sentido estricto, sino más
bien colecciones de informes sobre varios países o análisis de un solo país, pero estos estudios
allanaron el camino para la investigación comparativa más adelante. Los contenidos se centraban
principalmente en la relación entre la política y la burocracia, en la influencia burocrática en los
procesos políticos y los problemas funcionales de las burocracias modernas. Una fase destacada del
desarrollo de la disciplina fue el estudio de las elites ministeriales (Aberbach, Putnam, Rockman
1981) y los estudios sobre la estructura y funcionamiento del gobierno en varios países.
Por tanto, se puede decir que la aparición de los estudios de sistemas administrativos comparados
como un área de estudio coincide con el proceso de descolonización y la expansión de los nuevos
Estados-nación en la posguerra mundial. En sus orígenes comenzó como un intento de ayudar a
desarrollar la práctica administrativa de los países en desarrollo. Sin embargo, cuando la financiación

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

se fue agotando, la disciplina tuvo una crisis hasta casi su desaparición, y se centró sobre todo en los
estudios prácticos sobre el desarrollo. Los cambios en todo el mundo a partir de la década de los
años ochenta y noventa fueron, sin embargo, una oportunidad para la reactivación de los estudios
comparativos de los sistemas administrativos.
En el contexto de la crisis económica de la década de los años setenta y sus postrimerías, marcadas
por la llamada revolución neoliberal dominada por los problemas de la escasez, la eficiencia y la
economía, se desarrolla una agenda de investigación centrada en estudiar comparativamente el
tamaño del sector público y su crecimiento. Este interés produce a su vez dos líneas de
investigación. En primer lugar, la explicación del crecimiento del sector público se convirtió en un
foco de las teorías sobre el poder burocrático, que llevaron a la modificación del modelo burocrático
tradicional. En segundo lugar, los problemas con respecto a la medición del tamaño del gobierno y
su administración para analizar comparativamente los países llevaron a estudiar la privatización y la
desregulación desde finales de la década de los años ochenta y durante la década de los años
noventa (Brans 2003)
A pesar de esta recuperación en la década de los años noventa, la disciplina ha sido criticada desde
entonces por ser habitualmente "más comparable que comparativa" (Derlien 1992). La falta de las
comparaciones "reales" y sistemáticas y la falta de una teoría general y de conceptos únicos también
han sido objeto de las críticas de un enfoque que ha sido considerado predominantemente
descriptivo y casi siempre centrado en estudios de un solo país (Peters 2010; Schnapp 2006). Esta
situación tiene, sin embargo, varias razones profundas que explican la dificultad del estudio
comparativo de los sistemas administrativos.

Problemas conceptuales y metodológicos de la comparación de las


administraciones
La comparación de las administraciones públicas adolece de una serie de problemas conceptuales y
metodológicos, sobre la naturaleza de su objeto y relativos a la disposición adecuada de datos
empíricos que hace que sea difícil a veces ir más allá de una aproximación descriptiva y conseguir
enfoque explicativo, es decir, que más allá de describir los fenómenos sea capaz de explicar por qué
ocurren determinados fenómenos. En esta subdisciplina de la ciencia política es difícil acumular
suficientes resultados de la investigación que lleven de la descripción a la clasificación y, finalmente,
a la comprobación de teoría y el desarrollo de teorías generales (Peters 1988).
Las razones de esta situación son múltiples. Normalmente se ha aludido a la falta de tiempo, dinero
y apoyo institucional para la investigación comparativa de las administraciones. Otras razones tiene
que ver con la complejidad de las propias administraciones públicas y la escasez de métodos
adecuados para reducir esta complejidad mediante tipologías que permitan estudiar un conjunto
estructurado de variables dependientes e independientes. Así, la administración pública y su
entorno son complejos. Incluso cuando hay consenso básico sobre cuáles son las variables
dependientes típicas de del estudio de los sistemas administrativos y su naturaleza, tales como las
estructuras, los actores y los comportamientos (Peters 1988), no es fácil que puedan investigarse de
modo comparativo. Por ejemplo, existen muchos tipos de organismos y actores que desarrollan
muchas clases de tareas y funciones, en diferentes niveles de gobierno y en diferentes contextos
formales, por lo que cualquier investigación comparativa se ve ante el desafío de encontrar
equivalentes funcionales y utilizar conceptos que puedan “viajar” a través del espacio (Pierre, 1995:
6-7).
Varios ejemplos típicos de esta dificultad de clasificación comparativa se plasman en la identificación
de empleados públicos, en las estructuras administrativas básicas, o en la gran variedad de
estructuras de gobierno local. Por ejemplo, los países de la OCDE (una organización que reúne a los
países más desarrollados del mundo) no han conseguido aún comparar adecuadamente el tamaño
del empleo público, a pesar de que lo han intentado en los últimos veinte años. Dos tipos de

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

problemas son comunes en este tipo de estadísticas. Por un lado, hay problemas de contabilizar el
número de empleados públicos porque, por ejemplo, en algunos países se toma como base la plaza
presupuestaria (incluso aunque esté vacante) y en otros países se cuentan los empleados existentes
o porque en unos países se contabiliza el empleo equivalente a jornada completa (incluyéndose la
suma de los empleados que tienen una jornada parcial) y en otros países se contabilizan los
empleados sin tener en cuenta si están a jornada completa o parcial. Por otro lado, la concepción del
empleado público varía de unos sistemas a otros. En algunos casos sólo se contabiliza al empleado
que trabaja en una organización que presta servicios públicos, está financiada con fondos públicos y
es propiedad del Estado, al menos del 51 por ciento de su valor en el caso de las empresas públicas y
corporaciones públicas. Sin embargo, existen muchos empleados con un estatus similar al del
empleado público que trabaja en organizaciones no gubernamentales que están financiadas
totalmente con fondos públicos, pero no cumplen las otras dos características mencionadas. Estos
empleados, según algunos criterios manejados (véase el tema 5), son también empleados públicos,
pero no siempre están contabilizados. Si estos problemas surgen con algo aparentemente tan simple
como el tamaño del empleo público, ¿qué pasará cuando se intentan comparar estructuras
administrativas como ministerios, agencias o consorcios para mencionar sólo algunos ejemplos?
Además, los sistemas administrativos no pueden ser fácilmente caracterizados de una manera
global, dado que a su vez contiene varios subsistemas diferenciados (Brans 2003). Por una parte, las
instituciones administrativas se encuentran en flujo constante, y los conceptos necesitan ser capaces
de mantener su validez en el tiempo. Por ejemplo, existen organizaciones con cierta autonomía
respecto de la dirección de los ministerios con los que se relacionan desde hace más de dos siglos en
muchos países europeos bajo diversos nombres (establecimientos públicos (Francia), agencias
(Suecia y Reino Unido), organismos autónomos (España), agencias estatales (España). Ante esta
plétora de organismos es necesario buscar conceptos o categorías que “viajen” entre países y que
“viajen” a lo largo del tiempo. Si se intenta comparar una agencia en el Reino Unido y una agencia en
Suecia, el mismo nombre esconde realidades distintas. Adicionalmente, la forma que la agencia
tiene para relacionarse con los ministerios en Suecia en el siglo XIX y a principios del siglo XXI ha
cambiado. Por ello, encontrar conceptos que sean buenos “viajeros” no siempre es fácil y constituye
un reto para los investigadores y para políticos y directivos públicos. Finalmente, los entornos de las
administraciones públicas también cambian constantemente y ofrecen a su vez múltiples variables
de cambio. Por ejemplo, una de las grandes revoluciones de los últimos tiempos está ilustrada con el
impacto de las tecnologías en la Administración. Esto ha ocasionado que cambie la manera de
tramitar los distintos expedientes dando lugar a la administración electrónica. En principio, la
administración electrónica no dejaría de ser un instrumento más al servicio de los directivos
públicos, pero, en la práctica, el impacto de la administración electrónica tiene calado en otras
partes del sistema, como por ejemplo la transparencia de los asuntos públicos o lo que se denomina
el gobierno abierto.
Otros problemas metodológicos con los que se encuentra el estudio comparativo de las
administraciones públicas son algunos retos para la definición operativa que dificultan la medición
de las variables dependientes relevantes de los sistemas administrativos y, por tanto, la
comparación entre países y en el tiempo. A esto se le añade la restringida transferibilidad de los
conceptos y los términos entre los diferentes contextos lingüísticos y culturales (véase Peters 1988).
Por ejemplo, el concepto de defensor del pueblo (ombudsman) puede parecer el mismo para
cualquier país que lo emplee; sin embargo, esta institución tiene bastantes poderes de revisión de la
actuación administrativa en Suecia que no se encuentra en el defensor del pueblo en España. Este
ejemplo de dificultades para transferir el significado de los mismos conceptos se aplica a muchos
otros como la gobernanza o la creación de neologismos como la agencificación. Finalmente, la
escasez de datos empíricos y la limitada disponibilidad de información adecuada para las
comparaciones "reales" de las administraciones constituyen un problema añadido

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Oportunidades: ¿Por qué es necesaria y útil la comparación de las


administraciones?
A pesar de estas dificultades, los avances del estudio de los sistemas administrativos comparados
han sido considerables en los últimos años. Además de los estudios que presentan descripciones
comparables y análisis de sistemas administrativos de diferentes países, también se han
desarrollado algunas comparaciones sistemáticas más sofisticadas, basadas en conceptos teóricos e
intentos de explicación y generalización, proponiéndose algunas categorías, tipologías y métodos de
investigación comparativa nuevos (Schnapp 2006). Aunque pueda ser cierto que la disponibilidad de
estudios y datos comparativos y la mayor parte de los estudios de caso y los análisis secundarios no
ha permitido llegar a una teoría general de sistemas administrativos, no pueden negarse una serie
de avances en la investigación sobre administraciones públicas comparadas (Brans 2003).
En primer lugar, por ejemplo, se han producido varios avances en la documentación y análisis
comparativo de diferentes fenómenos administrativos, habiéndose diseñado tipologías y
clasificaciones relevantes en los estudios de los sistemas de función pública y de los altos
funcionarios en los países de la OCDE, Europa Central y Oriental y Asia, así como en el estudio de las
estructuras de gobierno local y las funciones y los sistemas públicos de prestación de servicios.
En segundo lugar, desde el punto de vista metodológico, puede observarse un uso más sofisticado
de estrategias de análisis que si bien no son totalmente comparativas siempre en su diseño, han
intentado la comprobación de teorías mediante el método cualitativos o la comprobación
alternativa de diferentes teorías en campos como la reorganización del gobierno local, la
descentralización o los salarios del sector público. También se han desarrollado series temporales de
datos cuantitativos sobre las administraciones públicas para hacer generalizaciones sencillas sobre la
evolución del tamaño del sector público.
En tercer lugar, otra vía fructífera ha sido la investigación histórica comparativa de, por ejemplo, las
principales características de los sistemas de función pública, que puede aportar importantes
lecciones para el estudio actual de las reformas administrativas.
Estos estudios comparados sistemáticos son necesarios porque permiten evaluar los efectos de los
diferentes entornos sobre la estructura organizativa y el comportamiento burocrático. Además
sirven para analizar por qué la estructura de la organización y el comportamiento son relevantes en
la producción de los diferentes resultados fundamentales para la sociedad (véase Peters 1988). Nos
interesa conocer cómo se pueden prestar mejor y más eficazmente los servicios públicos, cómo se
pueden rendir cuentas ante los ciudadanos, cómo se puede disminuir la práctica de la corrupción en
determinados países. De hecho, los estudios comparados son de gran utilidad, como se demuestra
continuamente. Por ejemplo, estudios sobre los funcionarios públicos han vinculado el uso de
prácticas meritocráticas (no clientelares) en la selección de estos funcionarios con un mayor
crecimiento económico, (Evans and Rauch 1999), mejores políticas económicas (World Bank 1997;
Campos, Levi and Sherman 1994) o mayor rendimiento organizativo (Hilderbrand and Grindle 1994).
El encuadramiento teórico y empírico de los casos individuales en los marcos analíticos
comparativos no solo es necesario e indispensable para construir y comprobar las teorías existentes
con las que comprender e incluso predecir las estructuras y las actuaciones de la administración
pública en el mundo. Además, la comparación y el conocimiento de los casos internacionales sirven
también para la práctica de la gestión y administración pública ya que permiten, tanto a
investigadores y funcionarios en busca de recomendaciones, identificar cuáles son aquellas que
constituyen las mejores prácticas administrativas y así poder guiar el diseño administrativo. En todo
caso, los marcos comparativos útiles para comprender los determinantes políticos y culturales del
comportamiento y el rendimiento administrativo son fundamentales, más allá de las listas de buenas
prácticas, a la hora de plantearse la transferencia de diseños administrativos de unos países a otros.
Por ejemplo, un estudio comparativo reciente de Lapuente y Dahlstrom (2011) mantiene que si
existe independencia entre los políticos y los funcionarios (no interferencia en aspectos como el

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

reclutamiento, la carrera o las remuneraciones), es más fácil establecer complementos de


productividad que premien verdaderamente un rendimiento más alto de los funcionarios.
Como mínimo, la comparación entre países puede revelar y desenmascarar las falsedades o
exageraciones que aparecen en el discurso político o mediático o en las propias investigaciones y
descubrimientos académicos locales sobre algunos países, por ejemplo, sobre el supuesto excesivo
número de empleados públicos en España, o sobre la peculiaridad de las estructuras locales
españolas. El contraste del propio país con otros sistemas administrativos es básico para
comprender sus características e identificar sus ventajas y desventajas, sus fortalezas y debilidades.
Es incluso una condición previa para llegar a una comprensión más amplia y más realista de la
administración pública del propio país y sus propios límites o potencialidades desde un punto de
vista crítico. Los directivos públicos de distintos países siempre plantean dos retos para aprender
adecuadamente de otros sistemas. Por una parte, estos directivos tienden a rechazar el aprendizaje
de otras prácticas institucionales arguyendo que su sistema es diferente y lo que se aplica en otros
países no tiene cabida en su sistema. Por otra parte, se desarrolla una estrategia contraria, pero
igual de negativa. Los directivos públicos se quedan con los elementos superficiales de la reforma y
la intenta aplicar sin entender las condiciones bajo las cuales esos instrumentos o diseños
institucionales funcionan adecuadamente.

Los principales temas en la comparación de los sistemas


administrativos
Después de décadas de desarrollo, el estudio comparativo de los sistemas administrativos se ha
ocupado de varios aspectos y fenómenos de la administración pública. Una parte sustancial de la
investigación se ha centrado en la comparación de la burocracia, los altos funcionarios ministeriales
y de las elites. Muchos otros trabajos se han interesado por las estructuras de organización, las
reglas formales e informales en la administración y la adopción administrativa de decisiones y sus
resultados y efectos sobre las políticas públicas (ver Peters 2010). En algunos casos, la comparación
de las administraciones se ha limitado al nivel de gobierno central y en otras se ha centrado en los
niveles subcentrales y locales. A veces, la comparación ha sido entre países en el mismo punto
temporal (sincrónica) o a través del tiempo, en un único o varios países (diacrónica).
Metodológicamente, en ocasiones se ha llevado a cabo la comparación de pocos casos o de muchos
países ya sea mediante el uso de datos cuantitativos agregados o de estudios de caso con uno o
pocos países. En todo caso, el estudio comparativo de las administraciones públicas ha sido un
estudio multidimensional, a veces multidisciplinar, cuyos complejos objetos de estudio pueden
resumirse, siguiendo a Pierre (1995) en tres conjuntos de variables que son: 1) la dinámica interna
de la administración pública, que incluye variables tales como los actores, las estructuras y el
comportamiento, 2) las relaciones político-administrativas, y 3) las relaciones entre la administración
y la sociedad civil. A estos temas podemos añadir como campos de atención especializada reciente
4) el autogobierno local y la descentralización de los servicios públicos y 5) las reformas
administrativas a distintos niveles de gobierno. A continuación se describen brevemente cada una
de ellas.

La dinámica interna de las organizaciones administrativas: actores,


estructuras y comportamiento
Los componentes fundamentales de la dinámica interna del sector público son el personal, las
estructuras organizativas y el comportamiento. De estos, los dos primeros componentes son más
tangibles y compatibles con el estudio empírico por ser más fácil definir e identificar cuáles y cómo
son los empleados y los organismos públicos. Sin embargo, no parece tan sencillo definir, establecer
y explicar qué sea el comportamiento administrativo de los actores dentro de la administración
pública.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Empleados públicos y sistemas de función pública


El estudio de los empleados públicos se ha desarrollado de manera muy notable. Ya existe una
cantidad considerable de material e información, ya sea centrado en la función pública en general o
en la elites administrativas o ministeriales (véanse los temas 2 y 5). Se han comparado el número de
empleados públicos entre países, su nivel u origen socioeconómico, sus características y condiciones
socio-económicas y su desarrollo en el empleo y estudiando también las carreras profesionales, el
reclutamiento y la remuneración en la administración pública. En ocasiones, se ha usado el estudio
de las características del personal como indicadores para contestar a preguntas sobre el tamaño del
sector público y la forma en la que éste se relaciona con la sociedad. También se han abordado las
características y el bagaje de los empleados públicos para responder a cuestiones más normativas
como la representatividad de la administración pública en diferentes países o el grado de igualdad
imperante en un país.
Por otra parte se han comparado los sistemas de función pública (véase Bekke et al 2000; Derlien y
Peters 2009) estudiando el desarrollo histórico, el diseño legal e institucional y las raíces culturales
de estos diferentes sistemas. Asimismo, se han analizado no solo las estructuras institucionales de la
función pública en las que se desenvuelven los altos funcionarios sino también las diferentes
preferencias de los actores administrativos y sus capacidad de veto a la hora de determinar estas
instituciones (Schnapp 2004). Finalmente, también se ha estudiado la influencia de los empleados
públicos en las políticas, tanto en su diseño como su implementación (Peters 2010).

Las estructuras y la organización administrativas


En el estudio de los sistemas administrativos ha sido un ejercicio habitual el intentar comparar las
organizaciones y las estructuras administrativas, como algo más que agregados de individuos, con el
fin de entender mejor la naturaleza y el funcionamiento de los sectores públicos en diferentes países
y para comprender las similitudes y las diferencias entre ellos. La comparación de las estructuras
administrativas ha servido para abordar de forma más centrada en temas como los del tamaño y las
modalidades de prestación de servicios públicos y para entender mejor los fenómenos de la
transformación y la reforma administrativa (Peters 1988), las prioridades de los distintos gobiernos y
las formas en que las diferencias en el entorno de los sistemas administrativos se traducen en la
configuración organizativa del Estado.
Además de para entender el tamaño y la configuración del sector público, el estudio de las
estructuras organizativas ha servido para intentar comprender las condiciones para la ejecución
efectiva de las políticas públicas o para desentrañar la complejidad de la reforma del sector público.
Por tanto, el análisis de las estructuras administrativas para entender las diferentes configuraciones
organizativas de la jerarquía o la especialización o departamentalización pueden producir diversos
resultados que son básicos para el funcionamiento y el rendimiento de la administración pública
como son: el grado de coordinación, el intercambio de información, la capacidad de prestación de
servicios públicos, la autonomía profesional de los directivos públicos o la transparencia de la
actuación administrativa.
Así, a partir de diferentes dimensiones como la organización de la jerarquía, la división del trabajo y
la especialización, el principio de legalidad y la profesionalidad y la neutralidad política del personal
administrativo se han establecido algunos modelos básicos de estructuras organizativas desde un
punto de vista macro o micro para clasificar a diferentes sistemas y compararlos con otros países o
con ciertos tipos ideales, como el modelo burocrático weberiano (véase el tema 4). Por otro lado, si
bien las estructuras organizativas pueden investigarse y son relativamente fáciles de determinar
empíricamente analizando los organigramas o la normativa, en ocasiones son demasiado
diferenciadas y complejas para poder adaptarse a conceptos generales y simplificados que se
puedan medir comparativamente. A pesar de ser elementos tangibles, hay problemas para la
comparación.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

El comportamiento administrativo
El estudio empírico sobre el comportamiento burocrático se ha centrado en varios temas como la
diversidad de acciones e interacciones en las que los administradores públicos pueden participar,
por ejemplo, su comportamiento hacia los ciudadanos o “clientes” de la administración, la
transformación de las decisiones en servicios públicos o políticas públicas, las interacciones entre
superiores y subordinados y la adopción de decisiones. No existe una conceptualización general de
las diversas formas en que los administradores se comportan o utilizan su poder, pero en la mayoría
de estas teorías se da una evaluación negativa sobre la naturaleza del comportamiento de los
burócratas, por ejemplo en los modelos que entienden que los burócratas solo buscan la
maximización del presupuesto, la autonomía sobre su área de responsabilidad, la evitación del
trabajo, o en los modelos que señalan su proclividad a la búsqueda de rentas y la corrupción.
También existen estudios comparados que arrojan una visión más positiva de los funcionarios
públicos. Por ejemplo se estudia cuáles son los factores que inciden en la motivación del empleado
público para que rinda más y mejor o también se estudian los factores que permiten que los
funcionarios públicos den cabida a la voz los usuarios de los servicios en el diseño de los mismos.
El comportamiento administrativo, por tanto, presenta aún dificultades mayores que las otras dos
variables de la dinámica administrativa para encontrar definiciones operativas, para la recolección
de datos empíricos y para la interpretación de los datos. Esto es así porque a los datos sobre la
actuación y el comportamiento de los actores es más difícil de acceder, requiriéndose una
interpretación contextualizada de las acciones de los actores. En algunas teorías sobre el
comportamiento administrativo este problema se ha tratado de superar utilizando modelos
formales de comportamiento que parten del supuesto universal de que los actores actúan
persiguiendo maximizar su utilidad. Estos supuestos proporcionan así un medio de formulación de
hipótesis sobre el comportamiento burocrático que permiten comparar y explicar el
comportamiento observado.
El estudio del comportamiento tiene también un componente normativo por lo que los enfoques
comparativos son muy relevantes para poder utilizar las posibilidades de la transferencia de modelos
de unos países a otros. El análisis comparativo del comportamiento burocrático, por tanto, no sólo
ayuda a explicar cómo funciona realmente la administración pública, sino también puede ser la base
de un mayor conocimiento sobre qué prácticas funcionan mejor, cómo y bajo qué condiciones
(Brans 2003).

Las relaciones político-administrativas: politización e influencia de la


burocracia
Las relaciones entre políticos y burócratas se han estudiado comparativamente de forma creciente.
Se ha tratado de entender la relación, a veces conflictiva, entre el control político de la
administración y la capacidad de actuación pública. Los distintos grados de “burocratización de la
política” o “politización de la burocracia” pueden manifestarse de diferentes formas y afectar el
funcionamiento y los resultados del diseño institucional. En este ámbito se establece la disyuntiva
entre la neutralidad requerida a los funcionarios por los ciudadanos y la sensibilidad política
demandada por los políticos electos. Las comparaciones de las relaciones político-administrativas
entre países no son simples, ya que son necesarios la recopilación y el análisis de datos empíricos
sobre estructuras, procesos y comportamientos. Explicar la variación entre diferentes países o
momentos temporales requiere de un análisis institucional cuidadoso y de la indagación en una serie
de variables que influyen en la interacción entre políticos y funcionarios públicos. En algunos casos,
para estudiar estas relaciones se ha utilizado la construcción de tipos ideales (por ejemplo, Aberbach
et al. 1981; Peters 1988, 2010), que proporcionan un medio estructurado para identificar
empíricamente y clasificar las interacciones entre los políticos y los burócratas en función, por
ejemplo, del tono de las relaciones, los probables ganadores y el modo de resolución de conflictos
entre los dos grupos.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Por otro lado, la influencia de la burocracia en la adopción de las políticas públicas es una de las
cuestiones clásicas de la administración pública comparada que se remonta a los estudios del propio
Max Weber y tiene ejemplos recientes de calidad como las obras de Page (1992), Schnapp (2001,
2004) o Peters (2010). El foco es la indagación de la influencia en el diseño de las políticas de los
altos funcionarios ministeriales en diferentes países. En algunos casos se indaga cómo afecta el
diseño institucional existente en las posibilidades de los actores burocráticos de influir en los
procesos de adopción de decisiones (Schnapp 2004).

Las relaciones entre la administración pública y la sociedad civil


El interés en las relaciones entre la administración pública y la sociedad civil y la autonomía relativa
de la una frente a la otra no es un tema nuevo. Sin embargo, sí es un campo de creciente interés por
parte de la investigación comparativa el estudio de aquellos puntos de contacto entre la
administración o el sector público y las organizaciones e individuos que forman parte de la llamada
sociedad civil, tercer sector, sector privado o las asociaciones público-privadas. Esta discusión ha
estado influida por conceptos muy utilizados en los últimos años como el de gobernanza
(governance) que han puesto de relieve los cambios o desafíos a las tradicionales relaciones entre
actores públicos y privados. Paralelamente al debate sobre la “gobernanza”, también otros
conceptos han tenido mucha influencia en la discusión y en la investigación comparativa como son
los de confianza pública (public trust), la transparencia, la rendición de cuentas, el gobierno abierto,
etc.
La naturaleza de la relación entre la administración pública y la sociedad civil parecen variar en los
diferentes países en función de los instrumentos empleados, la dirección de los contactos y los
sujetos de la relación (Brans 2003). Los instrumentos pueden ser legales como las leyes de acceso a
la información o ser comunicativos, como el uso de las TIC para la información o participación de los
ciudadanos, o bien estar basados en las instituciones como el establecimiento de asociaciones o los
procedimientos tradicionales de participación pública. En cuanto a la dirección de los contactos
puede estar basada en el intento por parte de la administración de obtener información y de
asegurar una ejecución o implantación correcta o puede venir de abajo arriba desde los ciudadanos
que desean participar en la administración. Por último, los países también varían en el tipo de
relaciones entre administración y ciudadanos en términos de los sujetos implicados, ya que estos
pueden ser los individuos, las asociaciones o las organizaciones con ánimo de lucro. Las
interacciones serán diferentes si las administraciones públicas conciben a los individuos con los que
interactúan como clientes o como ciudadanos activos.

Autogobierno local, descentralización de los servicios públicos y política


multinivel
Podría considerarse que el estudio de las administraciones locales, municipales o regionales así
como el análisis de la descentralización de las funciones y los servicios públicos implica también el
estudio de los tres grandes temas mencionados hasta ahora de la investigación comparativa: la
dinámica administrativa, las relaciones política-administración y las relaciones administración-
sociedad. Sin embargo, también podría argumentarse que, de manera creciente, el estudio
comparativo del gobierno y la administración local constituye, como subsistema autónomo, un
campo de estudio reconocible en el estudio comparativo de los sistemas administrativos.
Crecientemente, la descentralización de la gestión pública y las reformas administrativas en el nivel
local han sido estudiadas comparativamente en varios países europeos. Para ello, se han utilizado las
herramientas conceptuales del análisis del gobierno local y del estudio de la coordinación o la
gobernanza en los sistemas multinivel (Bogumil y Holtkamp 2006, Benz 2009) así como del estudio
de la implantación de las políticas públicas. Se han propuesto diferentes clasificaciones de gobiernos
y administraciones locales en función de sus tareas, su estatus constitucional y su relación con otros
niveles de gobiernos, en especial el central del Estado (ver unidad 6). Se ha distinguido entre el

10

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

modelo separado y el dual en los que el nivel local de gobierno ejecuta solo sus propias tareas o
también las delegadas por otros niveles de gobierno. Sin embargo, en muchos países europeos se ha
observado el predominio de "sistemas mixtos" o "modelos integrados de administración". En estos
sistemas la gestión está integrada y se produce de forma cooperativa.
Otros criterios utilizados para establecer tipologías de gobiernos locales y su gestión han sido la
fuerza y el alcance funcional de las tareas municipales, medidos, por ejemplo, en términos de la
proporción del gasto municipal sobre el gasto total de las administraciones públicas o en términos
de la tasa de empleo local. También se han distinguido los diferentes sistemas de función pública
local (Kuhlmann 2009) o se ha estudiado el estatus constitucional de los gobiernos locales, el grado
de autonomía local (por ejemplo, medido como proporción de ingresos propios que suponen los
tributos sobre el total de los ingresos municipales), las relaciones intergubernamentales (con el
gobierno central y los gobiernos regionales) y el acceso de los actores locales a niveles políticos o
administrativos superiores (por ejemplo, mediante la acumulación de cargos, el cumul de mandats,
en Francia). Por último, puede mencionarse el estudio comparado de la importancia de la
democracia local y la influencia de los gobiernos locales en el sistema nacional (Kuhlmann 2009,
2010).

Las reformas administrativas en distintos niveles de gobierno


La investigación comparativa sobre las reformas administrativas y del sector público alrededor de la
llamada Nueva Gestión Pública (NGP) ha sido desde finales de la década de los años ochenta una
verdadera industria dentro del estudio comparativo de los sistemas administrativos. Se han
producido así una variedad de estudios relacionados con la difusión del modelo de NGP, la ejecución
de las reformas e incluso los efectos de las reformas en algunos países tanto en su capacidad de
coordinación, sus sistemas de prestación de servicios, como en sus sistemas democráticos (
Suleiman 2003, Löffler 2003, Pollitt y Bouckaert 2011, Bresser-Pereira 2004, Kettl 2005, Dussauge
2009, Goldfinch y Wallis 2009). Frente al hallazgo de una cierta convergencia en los discursos y en
los instrumentos producida por el movimiento de la NGP y la globalización a un tiempo en muchos
países, otros trabajos han demostrado la existencia de peculiaridades y muy diversas trayectorias de
reforma en diferentes países debido entre otras razones a la herencia cultural, a diversas culturas o
tradiciones administrativas (Parrado 2008, Ongaro 2009, ver más abajo). Así, los hallazgos muestran
cómo el tipo anglosajón de tradición administrativa (Gran Bretaña, Nueva Zelanda, Estados Unidos)
se ha orientado en sus reformas hacia soluciones de mercado y a una fuerte reducción del tamaño
del sector público, a una privatización extensiva y a una mercantilización o “clientelización” de la
actividad administrativa (Gualmini 2008). En otros países de la Europa continental las reformas no
han ido en esa dirección en el ámbito federal y ha sido más común encontrar reformas gerencialistas
en el ámbito local (por ejemplo, en Alemania) o los procesos que se han producido en determinados
aspectos (incremento de agencias) no se han producido porque el sistema ya tenía un número alto
de agencias para prestar los servicios públicos (por ejemplo Suecia).
Por otra parte, la investigación comparativa también ha tratado reformas que tienen que ver con la
distribución de competencias y la autonomía de las diferentes organizaciones del sector público
como la agencificación (o creación de entidades autónomas que son manejadas por los ministerios a
través de contratos programa o instrumentos similares) o la descentralización de tareas a diferentes
niveles. También se han identificado la descentralización administrativa o política en muchos niveles
locales europeos o las reformas en las relaciones de cooperación entre municipios o la
reorganización de unidades administrativas o "consolidación" de entes locales. Algunos estudios
recientes han tratado de estudiar hasta qué punto la forma diferente de delegación de tareas y la
descentralización han afectado al rendimiento de la acción administrativa y los servicios públicos
(Kuhlmann 20009).

11

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

La utilidad del estudio de las tradiciones administrativas


Una vez vista una panorámica del origen de las cuestiones, los problemas metodológicos y los temas
típicos de la investigación comparativa actual de los sistemas administrativos, que es a la vez un
anticipo de los temas básicos tratados en los siguientes temas de estos materiales didácticos, este
apartado tiene como propósito presentar uno de los enfoques más fructíferos y que más ha
avanzado de la investigación comparativa de las administraciones públicas y que se adopta en estas
unidades didácticas: el estudio de las tradiciones administrativas. Las tradiciones administrativas es
un concepto o tipología multidimensional que combina consideraciones geográficas, históricas y
culturales a las que se atribuyen consecuencias en la estructura y el funcionamiento de las
administraciones públicas. Las ventajas de llevar a cabo un análisis sistemático de las tradiciones
administrativas para identificar la complejidad y las diferencias de la administración pública se basa,
como han señalado Painter y Peters (2010), en las cuatro justificaciones que se analizan a
continuación.

Razones para el análisis de las tradiciones administrativas


La importancia para la comparación de sistemas administrativos
Metodológicamente, la agrupación y la clasificación de los sistemas nacionales de administración en
función de diferentes tradiciones administrativas puede ser una herramienta muy útil para el análisis
comparativo, por ejemplo en el momento de la selección de los casos de estudio. La capacidad de
mantener algunas variables constantes y resaltar las diferencias importantes basadas en una
clasificación rigurosa de las distintas tradiciones es un elemento clave para el análisis comparativo
de una variedad de fenómenos, tales como las reformas administrativas, la capacidad de actuación,
etc. Hasta cierto punto, los diferentes modelos o tradiciones cumplen la misma función que un tipo
ideal como el modelo burocrático desarrollado por Max Weber. Podemos comparar los casos del
mundo real con el tipo ideal de tradición administrativa. Por ejemplo, uno de los elementos del
sistema napoleónico es una alta centralización del sistema administrativo con escasa autonomía de
los gobiernos territoriales (regional y local). Si se analizan los casos de dos sistemas napoleónicos
como Francia y España, se puede comprobar que Francia aún mantiene ese ideal napoleónico
(aunque limitado), pero la alta descentralización del sistema español con sus autonomías y
gobiernos locales se aleja de ese ideal napoleónico.

La importancia para la comprensión de la evolución y las reformas administrativas


Como se señalaba en el apartado anterior, varios estudios han puesto de relieve el impacto de las
diferentes tradiciones administrativas en la capacidad de reforma de distintos sistemas, en las
agendas de reforma, en la receptividad a las ideas de reforma y en los propios resultados de la
reforma. Existen, por ejemplo, notables diferencias en los tipos de soluciones o "menús" de reforma
que diferentes países han considerado factibles y apropiados en función de los rasgos y
características de su sistema y tradición administrativa. Asimismo, el enfoque de las tradiciones
administrativas llama la atención sobre la importancia del tiempo como una variable que explica
alguna de las características actuales del funcionamiento o la capacidad administrativa. Por ejemplo,
el gobierno británico de la coalición conservadora-liberal ha apostado por la Gran Sociedad (Big
Society) intentando fortalecer el papel que le corresponde a las asociaciones y los individuos en la
gestión de los servicios públicos. Esta propuesta tendría menos sentido en Alemania donde la
implicación de la sociedad civil en la gestión de los servicios públicos es relativamente alta.

La importancia para la comprensión de la capacidad de gestión gubernamental


Las diferentes capacidades de reforma administrativa se han discutido largamente en los debates
alrededor de la investigación comparativa de las administraciones públicas. En este sentido se ha

12

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

encontrado, por ejemplo, una gran diferencia entre los modelos anglosajones y los modelos
europeos continentales. Las tradiciones administrativas pueden usarse también para investigar su
relación con la diferente capacidad de los Estados. En una época en que muchos sostienen que los
resultados de la globalización producen una disminución de las capacidades del Estado, la
observación de que ciertos Estados mantienen una larga tradición de normas y prácticas
administrativas qué ofrecen una fuente de recursos variada para mejorar su capacidad de gestión y
de adopción de políticas, proporciona una perspectiva que compensa el pesimismo excesivo de
algunos enfoques sobre las consecuencias de la globalización. Muchos autores mencionaron en la
década de los años noventa, cuando analizaban especialmente el gobierno británico, que el Estado
se estaba quedando “vacío” (hollow) porque bien las empresas, bien la sociedad civil organizada se
encargaba de la prestación de servicios. Aparte de que esta afirmación es controvertida y no está
apoyada por otros muchos autores, en los momentos recientes de crisis económica se ha podido
comprobar el vigor del Estado que ha lanzado múltiples políticas de corte keynesiano para intentar
salvar la economía.

La posibilidad de interpretar el propio sistema administrativo a la luz de las características


de otros sistemas
Tanto los académicos como los profesionales de la administración están a menudo cegados por las
preocupaciones y los supuestos implícitos en el sistema administrativo con el que están
familiarizados. Por un lado, esto puede llevar a percepciones novedosas al estudiar un sistema
perteneciente a una tradición diferente. Por otro lado, la tarea de comprender otro sistema (por
ejemplo, lo que funciona y por qué) debe estar informada por consideración de las propias
tradiciones de ese sistema. La perspectiva ha de ser ajustada para entender otro sistema. Ello lleva
después a considerar el propio sistema desde la óptica de otras tradiciones y así se es capaz de
problematizar o cuestionar aspectos propios que se tenían por irremediables. Esto es relevante en el
caso de los profesionales de la administración que desean importar o exportar recursos
administrativos o instrumentos para resolver problemas aparentemente similares. La comparación
de las tradiciones administrativas permite así enriquecer el conocimiento del propio sistema.

Las tradiciones administrativas aquí estudiadas


Aunque la literatura científica politológica ha señalado varias tradiciones administrativas europeas o
familias de países en cuanto a los rasgos comunes en su tradición administrativa (Loughlin y Peters
1997, Ziller 2001, Peters 2008, Painter y Peters 2010), como pueden ser también la tradición
administrativa latinoamericana, la postcolonial del sur de Asia y África, la de Asia Oriental, la
postsoviética o la islámica, en estos materiales didácticos van a estudiarse, por falta de espacio las
principales tradiciones administrativas europeas y americanas: la Napoleónica, la Angloamericana, la
Germánica y la Escandinava. A continuación se describen brevemente y se resumen en la Tabla 1.

Napoleónica
La tradición napoleónica se encuentra no solo en Francia sino también en España y otros países del
sur de Europa. Al igual que otros sistemas continentales, el derecho es un instrumento del Estado
para intervenir en la sociedad y no tanto para la resolución de conflictos entre los diferentes actores
de la sociedad. Un sistema independiente de derecho público regula las relaciones entre el Estado y
los ciudadanos. La administración está íntimamente ligada al derecho y existe una compleja
jerarquía de ley constitucional, ley formal, reglamentos, órdenes y circulares administrativas que
definen el alcance y el contenido de toda la actuación administrativa. Donde se ejerce la
discrecionalidad administrativa, es controlada por un sistema de jurisdicción administrativa, cuyo
alcance es mucho más amplio que en la tradición anglosajona. Otras características que definen esta
tradición son una organización unitaria del Estado, una orientación tecnocrática de la adopción de
decisiones y un importante papel del Estado en la construcción de la nación. La administración está

13

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

dirigida por una clase exclusiva de administradores, la mayoría de cuyos miembros ha sido formada
en un grupo selecto de instituciones educativas. Los llamados grandes cuerpos son también fuente
de reclutamiento para una gran parte de la elite política francesa. La variante napoleónica del Sur de
Europa (España, Portugal, Italia y Grecia) se caracteriza por un alto grado de formalismo jurídico
junto con la existencia de 'clientelismo' sectorial y local. Las reglas son "observadas" a través de los
procedimientos de elaboración, pero los resultados se logran mediante acuerdos informales,
incluyendo a veces la corrupción. Tiende a haber una mayor incidencia de la politización de los altos
cargos, con el resultado de que no hay el mismo tipo de exclusividad que en la elite administrativa
permanente en Francia (con la posible excepción de España con sus cuerpos e Italia con la nueva
clase dirigente). Además, existe una tradición de uso de los puestos de trabajo del sector público
como recompensa política parar los compañeros de partido y, como resultado, cierto abuso del
empleo público (Sotiropoulos 2004).

Angloamericana
Los principales países pertenecientes a esta tradición administrativa son el Reino Unido, Irlanda,
Estados Unidos, Australia, Canadá y Nueva Zelanda. En esta tradición, el “Estado" (a diferencia de «el
gobierno») no es parte del discurso del derecho o la política (y rara vez aparece como un concepto
en los escritos académicos sobre administración pública). El Reino Unido y Estados Unidos han sido a
menudo descritos como "sociedades sin Estado". Los límites entre el Estado y la sociedad están lejos
de ser claros y el mercado y la sociedad civil desempeñan un papel destacado. Esto es llevado a su
máximo extremo en Estados Unidos, con su concepción pluralista de la sociedad, su hostilidad hacia
el estatismo y su fuerte dependencia de las diversas formas de gobierno auto-organizado y
voluntarios. La “república compuesta” divide y fragmenta el poder de gobierno deliberadamente.
Estrechamente ligada a esta concepción de la naturaleza y el papel del Estado en la sociedad está la
tradición jurídica anglosajona. El sistema de derecho común (common law) se basa en un enfoque
inductivo y procedimental a través de la acumulación de casos, a diferencia de la tradición del
derecho romano, con su enfoque deductivo de fondo y basado en la codificación detallada. Los
mecanismos de rendición de cuentas en la tradición anglo-estadounidense tienden a enfatizar la
política en lugar de los enfoques jurídicos, con una salvedad importante: en los EE.UU. la tradición
de los "derechos" le otorga a la revisión judicial un papel más destacado, en contraste con el Reino
Unido y Australia, donde la soberanía parlamentaria reduce la revisión administrativa a una esfera
limitada, principalmente a cuestiones de procedimiento. En la tradición anglo-americana, la
formación profesional para el ejercicio profesional de la administración pública, a diferencia de los
sistemas continentales europeos, ha estado basada en su mayor parte en la gestión y la política, no
en el derecho. En el Reino Unido, la función pública como una ocupación especializada tuvo un
desarrollo más tardío que en la Europa continental, y aun así nunca ha adquirido el mismo estatus.
Sin embargo, a pesar de la ausencia de un estatus constitucional para una función pública
permanente, la doctrina ha evolucionado abogando por la separación entre la política por un lado y
la administración “experta" y “neutral” por otro.

Germánica
El Rechtsstaat alemán es a menudo presentado como el ejemplo paradigmático de una visión
estatista del gobierno, con un cuerpo muy fuerte y global de derecho público que rige todos los
ámbitos administrativos. Los países pertenecientes a esta tradición son, además de Alemania,
Austria y Suiza. Los funcionarios públicos (y jueces) tienden a ser entrenados para pensar que solo
ellos poseen la capacidad y el derecho a definir lo que constituye el interés público. La formación
jurídica es la cualificación necesaria y el legalismo impregna toda la administración pública. La
tradición germánica del Estado difiere en varios aspectos de la napoleónica. En Alemania, un ámbito
importante de la acción pública se lleva a cabo en cooperación y a través de corporaciones no
públicas a las que se da un estatus jurídico especial para representar y organizar a los grupos
económicos y sociales y sus funciones. Este modelo corporativista del gobierno refleja una visión

14

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

organicista de las relaciones Estado-sociedad, en contraste con la tradición francesa en la que la


sociedad es vista como un conjunto de ciudadanos libres, jurídicamente iguales, mientras que se
atribuye de modo rutinario legitimidad a la imposición directa de la autoridad del Estado sin
mediación ninguna. Por otra parte, Alemania es un Estado federal, en el que los entes territoriales se
mantuvieron como entidades poderosas después de la unificación en el siglo XIX. Las instituciones
federales también son "orgánicas" y operan a través de las pautas formales de cooperación y
negociación, algunas de ellas previstas en la ley constitucional. Sin embargo, las estructuras
administrativas alemanas son un poco más fragmentadas que las francesas, con un alto nivel de
diferenciación horizontal añadiéndose ésta a las complejidades del federalismo, dando lugar a
problemas de coordinación.

Escandinava
La tradición administrativa escandinava o nórdica (Dinamarca, Suecia y Noruega, además de
Finlandia) combina una herencia estatista, organicista similar a la tradición germánica con una fuerte
orientación hacia el Estado de bienestar. Este último se basa en un “pacto social”, derivado de una
profunda tradición democrática y comunitaria. Sin embargo, los países de esta categoría se
diferencian en una serie de dimensiones estructurales. Noruega es más unitaria que Suecia y
Dinamarca, que tienen fuertes gobiernos locales. Suecia se caracteriza por sus tradiciones de
participación social y de un estilo consensual de política, mientras que también es reconocida por su
sistema altamente descentralizado en el nivel central, con una pequeña unidad de política pública
actuando en cada ministerio supervisando un conjunto de agencias que operan autónomamente.
Este llamado "modelo sueco" de la organización administrativa ha sido también adoptado por
Noruega. Las agencias administrativas en Suecia se regulan no solo por los políticos electos y
ministros, sino por un sistema de revisión administrativa, incluido un ombudsman. Las actuaciones
de los funcionarios públicos están sujetas a un alto nivel de escrutinio abierto, con una presunción
en contra de secreto en cualquier procedimiento administrativo o documento.
La tabla siguiente resume las características de los cuatro tradiciones que se van a estudiar en estos
materiales didácticos.

15

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 1. Cuatro tradiciones administrativas occidentales


Napoleónica Anglo- Germánica Escandinava
americana
¿Bases Sí No Sí Sí
jurídicas del
Estado?
Estado y Intervencionista Pluralista Organicista Organicista/del
sociedad bienestar/
Gobierno abierto
Organización República Estado Integrada; Descentralizada a
del Estado jacobina limitado, RU: federalismo través de la
indivisible; unitario con cooperativo y descentralización
jerárquica y un coordinación administrativa
descentralizada; autogobierno imbricada y/o política
(España local débil:
semifederal) EEUU:
república
compuesta
Función Francia: muy RU: estatus Muy alto Alto estatus
Pública alto estatus, bastante alto; estatus, profesional, no
permanencia, unificado, permanencia, politizado,
especializado, neutral, formación (Suecia:
formación de permanente; jurídica, segmentada y
elite; sistema EEUU: puestos de descentralizada)
de cuerpos (en puestos de alto rango
el sur de alto rango permanentes,
Europa: más temporales, aunque
bajo estatus y politizado pueden
politizado) abrirse a los
partidos
Fuente: Painter y Peters (2010: 20)

Sobre estos materiales didácticos: contenido y enfoques


Estos materiales didácticos se presentan en doce unidades dividiéndose en seis capítulos temáticos y
seis capítulos de estudios de caso por países. El tema 1 ha ofrecido un resumen del origen, los
problemas, las ventajas y las áreas de investigación del estudio comparado de la administración,
además de presentar el enfoque de las tradiciones administrativas y las que van a ser tratadas en
estas unidades didácticas.
El segundo tema aborda el entorno político de los sistemas administrativos haciendo especial
referencia a los partidos políticos, el sistema electoral, los grupos de presión y la participación de los
ciudadanos y el papel de los medios y la opinión pública. El tercer tema presenta la investigación
comparativa sobre la presidencialización del poder ejecutivo, los tipos de regímenes político-
administrativos, las cúpulas gubernamentales y ministeriales, mirando a los gobiernos y ministros y
el proceso decisorio en el seno de los ejecutivos. Asimismo se trata la influencia de los ministerios y
de los partidos, el papel de los ministros y el sistema de asesoramiento así como las relaciones entre
el poder ejecutivo y el parlamento. El tema cuarto estudia comparativamente las estructuras
administrativas abordando la distribución horizontal del poder y los tipos de especialización, la
distribución vertical del poder, mirando a los diversos tipos de entes autónomos en las
administraciones y a los problemas y mecanismos de la coordinación de las estructuras

16

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

administrativas. En el tema quinto se estudia la función pública, presentándose una tipología de


empleados públicos y de sistemas de función pública y abordando el tema del tamaño del empleo
público así como el de la politización de los funcionarios directivos y el reclutamiento, además de las
competencias de los funcionarios públicos y los sistemas de recompensas y remuneraciones. En
tema sexto se trata de la descentralización del gobierno y la administración, con especial énfasis en
los sistemas de gobierno local y las relaciones entre los distintos niveles de gobierno subcentral.
En la segunda parte, los temas 7 a 12 presentan los sistemas administrativos y las tradiciones de seis
países europeos y americanos siguiendo un guión uniforme, en el que se abordan el contexto
político, las características básicas del sistema de gobierno, las estructuras administrativas básicas,
las peculiaridades de la función pública, los gobiernos locales y las relaciones intergubernamentales.

Referencias
Aberbach, Joel D.; Putnam, Robert D.; Rockman, Bert A. (1981) Bureaucrats and Politicians in
Western Democracies. Cambridge/Mass.
Alarcón, Victor (2000) “Estudio Introductorio”, en Heady, Ferrel Administración Pública: una
perspectiva comparada. México: FCE.
Bekke, Hans A.G.M. y Meer, Frits M., van der (eds.) (2000) Civil Service Systems in Western Europe.
Cheltenham.
Benz, Arthur (2009) Politik in Mehrebenensystemen, Wiesbaden: Verlag für Sozialwissenschaften.
Bogumil, Jörg y Holtkamp, Lars (2006) Komunalpolitik und Kommunalverwaltung: Eine
policyorientierte Einführung, Wiesbaden.
Brans, Marleen, (2003) “Comparative Public Administration: From General Theory to General
Frameworks”, en: Peters, Guy B./Pierre, Jon (eds.), Handbook of Public Administration.
London, 424-439.
Bresser-Pereira, Luiz C. (2004) Democracy and Public Management Reform. Building the Republican
State, Oxford: Oxford University Press.
Campos, J. Edgardo, Margaret Levi, and Richard Sherman 1994. Rationalized Bureaucracy and
rational Compliance. IRIS Working Paper.
Chandler, J. A. (2000). Comparative Public Administration, London: Routledge.
Derlien, Hans.-U. (1992) 'Observations on the State of Comparative Administration Research in
Europe Rather Comparable than Comparative', Governance, 5 (3): 279-311.
Derlien, Hans-Ulrich y B. Guy Peters eds. (2009) The State at Work, Volume 1: Public Sector
Employment in Ten Western Countries. The State at Work, Volume 2: Comparative Public
Service Systems, London: Edward Elgar.
Dussauge, Mauricio I. (2009) “La literatura comparada sobre reformas administrativas. Desarrollos,
limitaciones y posibilidades”, Gestión y Política Pública, vol. XVIII. número 2 . II Semestre de
2009, 439-495.
Evans, Peter and James E. Rauch. 1999. Bureaucracy and Growth: A Cross-National Analysis of the
Effects of “Weberian” State Structures on Economic Growth, American Sociological Review,
Vol. 64, No. 5, pp. 748-765.

Farazmand, Ali (1991) “Comparative and Development Public Administration: Past, Present, and
Future”, en Farazmand, Ali (ed.) Handbook of Comparative and Development Public
Administration. New York: Marcel Dekker.

17

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Goldfinch, S. y J. Wallis ed. (2009) International Handbook of Public Management Reform, Edward
Elgar Publishing.
Gualmini, Elisabetta (2003) L’amministrazione nelle democrazie contemporanee, Roma-Bari; Laterza.
Gualmini, Elisabetta. (2008) “Restructuring Weberian Bureaucracy: Comparing Managerial Reforms
in Europe and the United States”, Public Administration 86: 75–94.
Heady, Ferrel (2000a). Administración Pública: una perspectiva comparada. México: FCE.
Heady, Ferrel (2000b) “La comparación en el estudio de la Administración Pública”, en Heady, Ferrel
Administración Pública: una perspectiva comparada. México: FCE, 33- 39.
Hesse, Joachim Jens y Sharpe, Laurence J. (1991) “Local Government in International Perspective:
Some Comparative Observations”, en Hesse, Joachim Jens (ed.): Local Government and
Urban Affairs in International Perspective. Baden-Baden, 603–621.
Hilderbrand, Mary E., and Merilee. S. Grindle. 1994. Building sustainable capacity: challenges for the
public sector. Cambridge: Harvard University.

Jreisat, Jamil (1975) “Synthesis and Relevance in Comparative Public Administration.” Public
Administration Review 35(6): 663–71.
Kettl, Donald F. (2005) The Global Public Management Revolution. A Report on the Transference of
Governance. Washington, DC: Brookings. 2ª ed.
Kuhlmann, Sabine (2010) “Vergleichende Verwaltungswissenschaft: Verwaltungssysteme,
Verwaltungskulturen und Verwaltungsreformen in internationaler Perspektive”, en Hans-
Joachim Lauth (ed.) Vergleichende Regierungslehre Eine Einführung 3ª ed., Wiesbaden: VS
Verlag für Sozialwissenschaften, 140-160.
Kuhlmann, Sabine y Hellmut Wollmann 2011. Verwaltung in Europa. Verwaltungssysteme und –
reformen in vergleichender Perspektive, Studienkurs an der FernUniversität Hagen. Kurs-Nr.
33904.
Kuhlmann, Sabine, (2009) Politik- und Verwaltungsreform in Kontinentaleuropa. Subnationaler
Institutionenwandel im deutsch-französischen Vergleich. Baden-Baden.
La Porta, Rafael; Lopez-de-Silanes, Florencio; Shleifer, Andrei; Vishny, Robert (1999) “The quality of
government”, Journal of Law, Economics, and Organization 15, 222–279.
Löffler, E. (2003) “The Administrative State in Western Democracies”, en Peters, B. Guy. y J. Pierre
(eds.) Handbook of Public Administration. London: Sage. 478-489.
Loughlin, John y B.Guy Peters (1997). “State traditions, administrative reform and Regionalization”,
en M. Keating y J. Loughlin, The Political Economy of Regionalism, London: Frank Cass.
Meer, Frits M. Van der. (ed.) (2011) Civil Service Systems in Western Europe, Cheltenham, UK;
Northhampton, MA: Edward Elgar.
Méndez, José Luis (1999) “Estudio introductorio”, en Peters, B. Guy (1999) La política de la
burocracia, México: FCE.
Ongaro, Eduardo (2009) Public Management Reform and Modernization: Trajectories of
Administrative Change in Italy, France, Greece, Portugal and Spain, Cheltenham, UK;
Northhampton, MA: Edward Elgar.
Page, Edward C. (1992) Political Autonomy and Bureaucratic Power: A Comparative Analysis. 2nd
ed., Brighton.
Page, Edward C. (1995) “Comparative Public Administration in Britain”, Public Administration, 73 (1):
123-41.
Page, Edward C. y Vincent Wright (eds.) (1999) Bureaucratic Elites in Western European States.
Oxford.
Painter, Martin y B. Guy Peters eds. (2010) Tradition and Public Administration, Basingstoke:
Palgrave Macmillan.
Parrado, Salvador (2002) Sistemas administrativos comparados, Madrid: Tecnos-UPF.

18

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Parrado, S. (2008). 'Failed policies but institutional innovation through "layering" and "diffusion" in
Spanish central administration', The International Journal of Public Sector Management, 21
(2), 230-252.
Parrado, Salvador (2010) Sustainability of human resources management at central level of the EU
countries. Madrid, Ministerio de Política Territorial.
Peters, B. Guy (1988) Comparing Public Bureaucracies: Problems of Theory and Method. Tuscaloosa:
University of Alabama Press.
Peters, B. Guy (2008) “The Napoleonic Tradition”, International Journal of Public Sector
Management, vol. 21, no. 2, 118–132.
Peters, B. Guy. (2010) The Politics of Bureaucracy. An Introduction to Comparative Public
Administration, 6ª ed. New York: Longman. Hay traducción al castellano de una edición
anterior: Peters, B. Guy (1999) La política de la burocracia, México: FCE.
Pierre, Jon (ed.) (1995) Bureaucracy in the Modern State. An Introduction to Comparative Public
Administration. Aldershot: Edward Elgar.
Pollitt, Christopher y Bouckaert, Geert (2011) Public Management Reform. A Comparative Analysis.
Third Edition. Oxford.
Riggs, Fred (1970). Frontiers of Development Administration. Durham: Duke University Press.
Schnapp, Kai-Uwe (2001) “Politisches Einflusspotenzial von Regierungsburokratien in OECD-Ländern,
Aus Politik und Zeitgeschichte B 5/2001, 14-24.
Schnapp, Kai-Uwe (2004) Ministerialbürokratien in westlichen Demokratien. Eine vergleichende
Analyse. Opladen: WD Verlag.
Schnapp, Kai-Uwe, (2006) “Comparative Public Administration”, en Bogumil, Jörg/Jann, Werner/
Nullmeier, Frank (eds), Politik und Verwaltung, Wiesbaden, 327-353.
Sotiropoulos, Dimitri A. (2004) “Southern European Public Bureaucracies in Comparative
Perspective’, West European Politics, 27(3), 405–422.
Suleiman, Ezra (2003) Dismantling Democratic States, Princeton University Press.
Svara, James H. (2006) "Complexity in Political-Administrative Relations and the Limits of the
Dichotomy Concept." Administrative Theory & Praxis 28 (1):121–39.
World Bank. 1997. The State in a Changing World. World Development Report. Washington, World
Bank.
Ziller, Jacques (1993) Les Administrations Comparées, Paris: Montchrestien.
Ziller, Jacques (2001) “European Models of Government. Towards a Patchword with missing Pieces”,
Parliamentary Affairs, 54, 1.

19

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tema  2.  Política  y  Administraciones  Públicas  


José  A.  Olmeda  
 
 
Los  partidos  políticos  ....................................................................................................................  1  
El    sistema  electoral  ......................................................................................................................  9  
Sistemas  mayoritarios  ............................................................................................................  11  
Sistemas  proporcionales  .........................................................................................................  11  
Sistemas  mixtos  ......................................................................................................................  11  
Los  grupos  de  presión  .................................................................................................................  13  
Participación  ciudadana  y  opinión  pública  .................................................................................  17  
Participación  ...........................................................................................................................  17  
Medios  y  opinión  pública  ........................................................................................................  18  
Conclusión  ...................................................................................................................................  22  
Referencias  .............................................................................................................................  23  
 
 
En   el   marco   de   referencia   constitucional   clásico   el   poder   legislativo   decide,   el   ejecutivo  
promulga  las  leyes  y  el  poder  judicial  juzga.  Sin  embargo,  los  gobiernos  modernos  hacen  algo  
más  que  simplemente  poner  en  práctica  la  ley.  Su  poder  ejecutivo  tiene  dos  aspectos:  el  poder  
político  (el  liderazgo  de  la  sociedad  mediante  propuestas  de  política  pública  y  legislación)  y  el  
poder  administrativo  (la  implantación  de  las  leyes,  la  distribución  de  los  ingresos  públicos  y  la  
aprobación   de   los   reglamentos   y   las   las   demás   normas   de   desarrollo).   De   las   diversas  
interacciones  de  las  Administraciones  Públicas  (AAPP)  con  el  sistema  político  del  que  forman  
parte  sustancial  se  van  a  destacar  cuatro  fundamentales  pues  parecen  ser  las  más  influyentes  a  
la   hora   de   explicar   las   diferentes   configuraciones   de   dichos   complejos   orgánicos   junto   a   las  
tradiciones  administrativas  en  las  que  se  inscriben.    
 
Se   dejan   de   lado   en   esta   perspectiva   general   las   relaciones   de   las   AAPP   con   otras   instituciones  
y   actores   del   sistema   político   (poder   judicial,   parlamento,   otros   niveles   de   gobierno…)   para  
centrarnos  en  la  política:  los  actores  protagonistas,  los  partidos  políticos;  las  reglas  del  juego  
que  determinan  su  peso  en  el  conjunto,  los  sistemas  electorales;  los  actores  entre  bambalinas  
o  extramuros  del  sistema,  los  grupos  de  interés  y  los  movimientos  sociales;  y  las  relaciones  con  
la  sociedad  civil,  la  transparencia,  la  rendición  de  cuentas,  la  participación  ciudadana  más  allá  
de   la   votación,   la   opinión   pública   y   los   medios   de   comunicación.   La   interacción   de   las  
Administraciones  Públicas  con  los  actores  políticos  formales  e  informales  de  la  sociedad  tiene  
un  efecto  profundo  sobre  el  comportamiento  de  los  administradores  y  sus  decisiones.  
 

Los  partidos  políticos  


 
 
En   la   mayoría   de   los   sistemas   políticos   contemporáneos,   el   impacto   directo   de   las  
preocupaciones  partidistas  con  la  burocracia  se  ha  limitado  conscientemente  por  una  serie  de  
factores   estructurales   y   de   dispositivos   procedimentales.   El   más   importante   de   ellos,   por  
supuesto,  es  la  institucionalización  del  sistema  de  méritos  para  el  nombramiento  y  la  retención  
de  los  administradores  de  manera  que  los  partidos  ya  no  puedan  forzar  cambios  de  personal  
administrativo  a  gran  escala,  cuando  hay  un  cambio  en  los  partidos  gobernantes.  Mientras  que  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

existen   ciertamente   algunos   acuerdos   de   patronazgo   político   en   todos   los   sistemas,   su  


utilización  extensa  se  considera  por  lo  general  en  los  países  occidentales  como  una  prueba  de  
corrupción   y   mala   administración   (Peters   2001).   Este   punto   de   vista   interesado   es   algo   más  
difícil   de   justificar   desde   la   década   de   1980,   cuando   distintos   países   occidentales   han  
empezado   a   politizar   su   función   pública,   y   a   contratar   más   asesores   políticos   especializados  
para  los  ministros  (Peters,  Pierre  2004).  
 
En  los  inicios  del  siglo    XXI  nos  enfrentamos  a  una  situación  paradójica.  En  todas  las  sociedades  
donde   las   personas   son   libres   de   expresar   sus   preferencias   existe   un   amplio   consenso   sobre   la  
legitimidad   de   la   democracia   como   forma   de   gobierno.   También   existe   un   acuerdo  
considerable,   tanto   en   las   democracias   establecidas   como   en   las   no   consolidadas   todavía   o  
inestables,   sobre   que   los   partidos   políticos   son   esenciales   para   el   funcionamiento   de   la  
democracia.  Al  mismo  tiempo,  sin  embargo,  la  opinión  pública  en  la  mayoría  de  los  sistemas  
democráticos   se   caracteriza   por   la   insatisfacción   generalizada   con   los   partidos   políticos   y   la  
desconfianza   hacia   ellos,   y   hay   mucho   debate   en   los   círculos   académicos   sobre   la  
obsolescencia  o  la  decadencia  de  los  partidos.    
 
 
Con   todo,   mientras   que   las   actitudes   críticas   se   han   generalizado   entre   los   ciudadanos,   nos  
encontramos   con   un   escaso   eco   en   la   opinión   pública   de   las   poderosas   ideologías,  
sentimientos   y   movimientos   anti-­‐partido.   Pero   ¿se   centra   su   descontento   en   la  
descomposición  del  partido  de  masas,  en  la  aparición  de  los  partidos  “atrápalo  todo”  (catch-­‐
all),   o   en   las   contradicciones   que,   inevitablemente,   rodean   el   papel   del   partido   en   el  
desempeño  del  poder  y  la  consiguiente  ocupación  de  los  cargos  públicos?  Y  el  hecho  de  que  las  
críticas  aparezcan  en  tantos  países  con  tipos  muy  diferentes  de  partidos,  teniendo  diferentes  
formas   de   organización,   también   plantea   la   cuestión   de   por   qué   estos   sentimientos   se   han  
expresado   con   tanta   amplitud,   y   qué   elementos   comunes   han   provocado   la   desconfianza.   Que  
los   sentimientos   negativos,   se   encuentren   tanto   en   democracias   parlamentarias   y  
presidenciales,   en   las   que   los   partidos   desempeñan   diferentes   papeles   y   adoptan   formas  
diferentes,   sugiere   que   las   razones   pueden   ser   similares   y   no   relacionadas   directamente   con  
las  formas  de  organización  que  han  adoptado  Linz  (2002).  
 
Hay   al   menos   dos   grandes   tipos   de   partidos   políticos.   Uno   de   ellos   es   una   organización   en  
esqueleto,   activa   de   forma   intermitente.   Existen   en   todo   el   país   asociaciones   en   cada  
circunscripción  pero  la  mayoría  de  las  veces  el  partido  fuera  del  parlamento  es  apenas  visible.  
Sin  embargo,  esto  cambia  drásticamente  cuando  se  convoca  una  elección.  Entonces,  el  partido  
se  convierte  en  una  máquina  bien  engrasada,  distribuye  panfletos,  organiza  mítines  y  consigue  
llevar  a  los  votantes  a  las  urnas  el  día  de  las  elecciones.  Esta  intensa  actividad  cesa  tan  pronto  
como   se   ha   contado   el   último   voto.   La   única   otra   vez   que   la   organización   del   partido   es   visible  
es   cuando   están   en   juego   las   designaciones   de   candidatos   o   la   dirección   del   partido.   Las  
organizaciones   de   cada   candidato   reclutan   miembros   para   elegir   los   delegados   a   las   reuniones  
para   la   designación   y   durante   unas   semanas   el   partido   se   parece   más   a   una   arena   para   la  
competencia   que   a   una   máquinaria   cohesiva.   Sin   embargo,   los   nuevos   miembros   se   alejan   casi  
tan  pronto  como  se  han  reclutado  y,  a  excepción  de  una  pequeña  oficina  con  personal,  la  parte  
del  partido  externa  al  Parlamento  regresa  a  su  estado  latente.    
 
El   segundo   tipo   de   partido   opera   en   varios   niveles   diferentes,   y   no   sólo   posee   una   oficina  
nacional,   sino   organizaciones   regionales   y   locales.   Las   secciones   locales   celebran   reuniones  
periódicas.   Hay   un   programa   del   partido   detallado,   cuyo   borrador   se   ha   elaborado   por   el  
aparato   central   y   el   personal   del   grupo   parlamentario,   se   debatió   a   voz   en   grito   por   los  
miembros  del  partido  y  se  aprobó  por  un  congreso  del  partido.  El  partido  fuera  del  Parlamento  
no  está  activo  sólo  durante  las  campañas  electorales,  sino  también  entre  ellas.  Sin  embargo,  el  

  2  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

partido  organiza  sólo  a  un  pequeño  porcentaje  de  sus  votantes  como  los  miembros  y  muchos  
de  ellos  rara  vez  asisten  a  las  reuniones.  Las  campañas  electorales  están  a  cargo  de  un  equipo  
pequeño,   en   el   aparato   central   y   alrededor   del   líder   y   la   mayoría   de   los   miembros   rara   vez  
hacen  algo  más  que  asistir  a  una  manifestación  ocasional  o  exhibir  un  cartel  del  partido  en  las  
ventanas  de  su  casa.  
 
El  primer  partido  corresponde,  por  ejemplo,  a  uno  de  los  dos  grandes  partidos  nacionales  de  
Canadá  (liberal,  y  en  tiempos  mejores,  Conservador  Progresista)  y  normalmente  se  denomina  
partido   de   cuadros,   o   tal   vez   un   partido   centrado   en   una   elite.   El   segundo   se   parece   al   Partido  
del   Trabajo   holandés   (PvdA),   pero   también   se   asemeja   a   la   Democracia   Cristiana   (CDA)   o   al  
Partido   Liberal   (VVD)   (Wolinetz   2002).   Desde   luego   este   esquema   no   es   la   única   de   nuestras  
herramientas  conceptuales  para  analizar  los  partidos  pues  los  politólogos  han  diseñado  nuevos  
tipos  para  dar  cuenta  de  los  cambios.  Por  ejemplo,  Kirchheimer's    propuso  en  1966  la  noción  
de   partido   atrápalotodo   (catch-­‐all)   y   más   tarde   Panebianco   (1988)   ha   propuesto   el   partido  
electoral-­‐profesional,   una   variante   definida   con   más   precisión   en   términos   organizativos,   y  
Katz  y  Mair  (1995)  el  partido  cártel.  
 
Tabla  1.  Versión  revisada  de  la  distinción  partido  de  cuadros/  de  masas.  

  Extensión de la implicación de los miembros


Número de miembros Baja Elevada
Bajo Partido  de  cuadros  clásico   Partido  de  cuadros  moderno  
Ejemplos:   Ejemplos:  
UDF  (Francia)     PvdA,  CDA,  VVD  (Países  Bajos)  
Liberal  (Canadá)   Laborista  (Reino  Unido)  
Conservador  progresista  (Canadá)     SPD,  CDU  (Alemania)  
  Partido  Socialista  (Francia)  
Republicano  (EEUU)    
Demócrata  (EEUU)    
Elevado Partido  centrado  en  el  líder   Partido  de  masas  
  Ejemplos:   Ejemplos:  
  RPR  (Francia)   SAP  (Suecia)  
  Conservador  (Reino  Unido)   PDS/PCI  (Italia)  
Fuente:  Wolinetz  (2002:  144).  
 
Tabla  2.  Partidos  de  masas  y  electoral  profesional.  

Partidos burocráticos de masas Partidos electorales profesionales


Papel   central   de   la   burocracia   (tareas   político-­‐ Papel   central   de   los   profesionales   (tareas  
administrativas)   especializadas)  
Partido   de   afiliación,   fuertes   vínculos   Partido   electoral,   vínculos   verticales   débiles,  
organizativos   verticales,   apelación   al   apelación  al  “electorado  de  opinión”  
“electorado  de  pertenencia”  
Preeminencia  de  los  líderes  internos,  liderazgo   Preeminencia   de   los   representantes   públicos,  
colegiado   liderazgo  personalizado  
Financiación   mediante   los   afiliados   y   Financiación   mediante   grupos   de   interés   y   fondos  
actividades   colaterales   (cooperativas   públicos    
partidistas,  sindicatos…)  
Acento   en   la   ideología,   papel   central   de   los   Acento   en   los   asuntos   de   política   pública   y   en   el  
creyentes  en  la  organización   liderazgo,   papel   central   de   los   ambiciosos   y   los  
representantes  y  los  diputados  en  la  organización  
Fuente:  Panebianco  (1990:  492).  
 
 

  3  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

En  la  Tabla  1  y  la  Tabla  2  se  recogen,  respectivamente  una  actualización  de  la  distinción  entre  
partidos   de   cuadros   y   de   masas   y   de   éstos   con   los   partidos   electorales   profesionales.   La  
relevancia   de   estas   distinciones   para   la   relación   con   las   Administraciones   Públicas   tiene   que  
ver  sobre  todo  con  la  disposición  de  una  cantera  de  cuadros  a  la  hora  de  tomar  el  poder  y  al  
mayor  menor  doctrinarismo  a  la  hora  de  implantar  las  políticas  públicas  desde  esa  situación.    
 
Por   último   puede   tener   algún   interés,   desde   otro   punto   de   vista,   la   mención   a   los  
denominados   partidos   de   nicho   pues   han   proliferado   en   Europa   en   los   últimos   tiempos   y   es  
probable   que   aumente   su   incidencia   en   el   futuro   inmediato:   se   han   presentado   a   las  
elecciones  110  en  18  países  entre  1960  y  2000.  Sus  características  son  las  siguientes.  
 
En   primer   lugar,   los   partidos   rechazan   la   orientación   tradicional   de   la   política   basada   en   la  
clase   social.   En   lugar   de   dar   prioridad   a   las   demandas   económicas,   estos   partidos   politizan  
conjuntos  de  cuestiones  que  antes  estaban  fuera  de  las  dimensiones  de  la  competencia  entre  
los   partidos.   En   segundo   lugar,   las   cuestiones   planteadas   por   los   partidos   nicho   no   sólo   son  
novedosas,   sino   también   no   coinciden   a   menudo   con   las   existentes,   las   líneas   de   división  
política  entre  “izquierda-­‐derecha”.  Los  partidos  nicho  apelan  a  grupos  de  votantes  que  pueden  
atravesar   y     socavan   las   pautas   tradicionales   de   alineación   partidista.   Tercero,   los   partidos  
nicho   se   diferencian   ulteriormente   mediante   la   limitación   de   los   asuntos   a   los   que   apelan.  
Evitan  las  programas  comprensivos  de  política  pública  frecuentes  en  los  partidos  generalistas,  
en   su   lugar   adoptan   posiciones   y   dan   prioridad   a   sólo   un   conjunto   limitado   de   cuestiones.   A  
pesar  de  que  el  número  de  temas  incluidos  en  sus  programas  electorales  se  ha  incrementado  
durante  la  vida  organizativa  de  estos  partidos,  siguen  siendo  percibidos  todavía  en  gran  parte  
como  un  partidos  monotemáticos  por  los  votantes  y  los  demás  partidos.  Algunos  ejemplos  de  
partidos   nicho   se   centran   en   las   mujeres,   por   la   paz,   el   medio   ambiente,   etnoterritoriales  
(particularistas),   y   los   partidos   populistas   de   derecha,   siendo   los   tres   últimos   los   tipos   más  
comunes  (Meguid  2008:  3-­‐5).  
 
Una  nueva  formulación  de  las  orientaciones  de  los  partidos  en  torno  a  votos,  cargos  y  políticas  
públicas  se  recoge  en  la  Figura  1.  
 

Figura  1.  Orientaciones  de  los  partidos  políticos.  

 
Búsqueda  de  votos
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Búsqueda  de  políticas  públicas                        Búsqueda  de  cargos  


 
 
Fuente:  Wolinetz  2002:  150.  
 
 

  4  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

El  partido  centrado  en  la  consecución  de  políticas  públicas  se  corresponde  con  lo  que  muchos  
piensan  que  deben  ser  los  partidos  en  una  democracia  liberal  según  la  imagen  libresca  sobre  la  
educación   cívica.   Los   partidos   caracterizados   por   dicha   consecución   de   políticas   están  
orientados   por   asuntos   concretos   (issues)   y,   sencillamente,   por   dar   prioridad   a   sus   políticas.  
Que  varían  muy  ampliamente.  Se  incluyen  en  esta  rúbrica  no  sólo  los  que  cuentan  programas  
bien  definidos  y/o  ideologías  bien  articuladas,  sino  también  por  una  única  reivindicación  y  los  
partidos   de   protesta.   Las   políticas   a   conseguir   pueden   ser   limitadas   lógicamente   o   una  
aglomeración   vagamente   conectada   de   demandas.   Los   partidos   de   este   tipo   van   desde   los  
antiguos  partidos  de  la  integración  de  masas,  siempre  y  cuando  hubieran  definido  claramente  
los   objetivos   ideológicos   o   políticos,   y   algunos   de   sus   descendientes   modernos,   los   partidos  
centrados   en   las   cuestiones   ecológicas   o   ambientales.   Si   tienen   objetivos   bien   definidos,   los  
partidos   de   la   nueva   derecha   pueden   incluirse   también   pues,   al   igual   que   sus   homólogos   de   la  
izquierda,   tratan   de   redefinir   la   agenda   política   con   el   fin   de   lograr   cambios   en   una   serie   de  
áreas.  Su  principal  característica  sería  que  el  partido  suele  dar  prioridad  a  la  articulación  o  la  
defensa   de   sus   políticas   que   a   la   maximización   de   los   votos   u   obtener   cargos.   Se   espera   que  
uno   de   estos   partidos   tenga   afiliados   activos,   pero   no   necesariamente   numerosos,   e  
interesados   en   todos   o   algunos   de   sus   objetivos.   Los   ejemplos   incluyen   la   mayoría   de   los  
partidos   socialdemócratas   del   norte   de   Europa,   muchos   liberales   y   algunos   partidos  
Demócrata   Cristianos,   así   como   los   verdes,   la   izquierda   libertaria,   y   algunos   partidos   de   la  
nueva   derecha.  
 
Un   partido   centrado   en   la   búsqueda   de   votos   es   diferente   de   uno   orientado   por   la   política  
pública.  Aquí,  el  énfasis  principal  está  en  ganar  las  elecciones:  las  políticas  y  las  posiciones  no  
están  cerradas.  En  vez  de  ello,  suelen  manipularse  con  el  fin  de  maximizar  el  apoyo  electoral.  
Un   partido   como   éste   seguiría   las   pautas   clásicas   establecidas   por   Downs   en   su   teoría   del  
votante  mediano.  Si  un  partido  de  este  tipo  operase,  en  una  sociedad  heterogénea,  y/o  bajo  
un   sistema   electoral   en   el   que   quien   tenga   mayor   número   de   votos   es   el   único   ganador,  
probablemente   tendría   una   estructura   de   coalición,   lo   suficientemente   amplia   como   para  
abarcar   diferentes   grupos   sociales   y   darle   una   oportunidad   de   ganar   la   mayoría.   En   un   sistema  
multipartidista,   el   equivalente   sería   un   partido   atrápalotodo   (catch-­‐all)   o   uno   electoral-­‐
profesional,  tratando  de  maximizar  el  apoyo  de  un  amplio  electorado,  aunque  sin  incorporar  
necesariamente  a  todo  tipo  de  sectores  sociales.  
 
 
Un   partido   centrado   en   la   búsqueda   de   voto   deberá   organizarse   para   obtener   cargos   en   todos  
o  casi  todos  los  niveles  en  que  se  celebran  las  elecciones  (local,  regional  o  provincial,  nacional),  
pero  es  probable  que  mantenga  sólo  el  grado  mínimo  de  organización  necesario  para  reclutar  
y  seleccionar  a  los  candidatos  y  conseguir  que  los  elijan.  En  el  pasado,  esto  hubiera  requerido  
una   organización   de   campaña   intensiva   en   mano   de   obra.   Hoy   en   día,   este   partido   podría  
contar  con  fondos  privados  o  públicos  para  financiar  campañas  intensivas  en  capital  a  cargo  de  
profesionales   de   campaña   y   agencias   de   mercadotecnia.   Unos   afiliados   organizados,   si   los  
hubiera,  se  mantendrían  a  distancia:  aunque  los  miembros  puedan  tener  voz  en  la  selección  de  
los   candidatos,   tienen   poco   que   decir   sobre   la   política   del   partido.   Con   todo,   podemos   esperar  
una   organización   con   poco   personal,   formada   principalmente   por   profesionales   del   partido,  
candidatos   y   aspirantes,   pero   capaz   de   sumar   voluntarios   siempre   y   cuando   se   les   necesite  
para   llevar   a   cabo   las   campañas   electorales.   Los   niveles   de   actividad   podrían   variar  
considerablemente,  aumentando  cuando  se  hicieran  las  designaciones  o  en  elecciones  reñidas,  
y  caerían  abruptamente  si  no  lo  fueran.  
 
Ejemplos   de   partidos   solicitantes   de   voto   son   los   intermitentemente   activos   partidos   de  
Canadá,  cuya  política  de  compromisos  puede  variar  de  una  elección  a  otra,  dependiendo  de  las  
predilecciones  del  líder;  los  partidos  estadounidenses,  debido  a  su  organización  mínima  y  a  su  

  5  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

falta  de  contenido  programático  fijo  (los  partidos  son  en  gran  medida  vehículos  electorales  en  
los   que   se   vierte   el   contenido   específico   en   función   del   resultado   de   la   designación   en   las  
primarias);   partidos   centrados   en   el   líder   como   el   gaullismo   en   Francia,   sin   orientación  
ideológica   fija   (en   el   RPR   de   Chirac   ha   adoptado   posiciones   muy   diferentes   en   las   sucesivas  
elecciones  presidenciales),  y  clásicos  partidos  atrapálotodo  (catch-­‐all),  como  el  alemán  Unión  
Cristiano   Demócrata.   Además,   los   partidos   en   los   sistemas   presidenciales   podrían   verse  
tentados  a  adoptar  esta  forma  porque  se  benefician  del  ensamblaje  de  coaliciones  amplias  con  
el  fin  de  competir  por  un  cargo  único  e  indivisible.  
 
El  tercer  tipo  es  el  partido  orientado  a  la  consecución  de  cargos.  Aquí,  el  énfasis  principal  es  
asegurarse  los  cargos  en  las  administraciones  públicas,  aunque  sea  a  expensas  de  los  objetivos  
de   política   pública   o   la   maximización   de   votos.   Los   partidos   orientados   a   la   búsqueda   de  
cargos,   ya   sea   para   alcanzar   el   poder   en   solitario,   o   de   manera   más   realista   a   compartir   el  
poder  con  los  demás,  en  el  contexto  de  los  sistemas  en  los  que  operan,  ⎯bien  para  propósitos  
de  supervivencia  (una  de  las  implicaciones  del  modelo  de  partido  cártel),  o  para  actuar  como  
estabilizador   o   contrapeso   dentro   del   sistema   o,   más   probablemente,   para   tener   acceso   a  
patronazgo⎯.   Un   partido   orientado   a   la   consecución   de   cargos   debe   evitar   compromisos   de  
política  pública  que  podrían  hacerle  indeseable  como  socio  de  coalición  y  también  prescindir  
de   estrategias   electorales,   como   atacar   con   fuerza   a   los   posibles   socios,   lo   que   haría   imposible  
formar   coaliciones.   El   objetivo,   definido   en   el   contexto   de   un   sistema   de   partidos   bien  
establecido  sería  ganar  los  votos  suficientes  para  garantizar  la  inclusión  en  coaliciones.    
 
Estos   partidos   pueden   tener   diferentes   formas.   Una   de   ellas   sería   un   partido,   grande   o  
pequeño,   construido   sobre   las   redes   patrón-­‐cliente,   cuyo   funcionamiento   requiere   que   se  
mantenga  un  flujo  continuo  de  beneficios.  Otra  podría  ser  un  pequeño  partido  en  un  sistema  
multipartidista,   ansioso   de   ser   incluido   en   las   coaliciones   por   el   prestigio   que   esto   podría  
implicar.  Al  igual  que  sus  homólogos,  un  partido  a  la  búsqueda  de  cargos  es  probable  que  se  
organice  para  participar  en  las  elecciones  en  los  diferentes  niveles  de  gobierno.  Sin  embargo,  
es   poco   probable   que   este   partido   atraiga   o   retenga   a   activistas   políticos   cuya   principal  
preocupación   sea   la   política.   En   su   lugar,   es   probable   que   sus   principales   afiliados   sean  
titulares   de   cargos   o   los   busquen.   Cuanto   mayor   sea   el   partido,   lo   más   probable   es   que   se  
divida   en   facciones   que   compitan   por   los   recursos   de   los   que   el   partido   pueda   disponer.  
Ejemplos  de  estos  partidos  son  los  que  participan  regularmente  en   coaliciones  en  los  sistemas  
consociacionales   o   en   coaliciones   de   gobierno   en   sistemas     con   un   solo   partido   dominante.  
Ejemplos  de  lo  primero  son  la  Unión  Cristiana  Histórica  (CHU)  de  los  Países  Bajos,  uno  de  los  
partidos   que   se   fusionaron   para   formar   el   Llamamiento   Demócrata   Cristiano   (CDA)   y   los  
principales  partidos  políticos  belgas,  que  están  más  preocupados  generalmente  por  estar  en  el  
poder   que   en   perseguir   cualquier   agenda   política   particular.   Ejemplos   de   esto   último   son   los  
partidos  más  pequeños  en  el  sistema  de  partidos  italiano  anterior  a  1993,  como  los  liberales  
(PLI),   o   los   republicanos   (PRI),   o   en   mayor   escala,   la   antigua   Democracia   Cristiana   (DC)   o   los  
socialistas   (PSI).   La   raison   d’être   para   estos   partidos   era   asegurar   un   flujo   constante   de  
beneficios,   grandes   y   pequeños;   para   muchos   de   sus   afiliados   ganar   elecciones   o   controlar  
cargos  era  un  medio  para  mantener  la  posición  social.  Irónicamente,  los  demócrata-­‐cristianos  
italianos  lo  hicieron  compartiendo  el  poder  con  los  demás  en  coaliciones  de  centro-­‐izquierda  o  
de   cinco   partidos   (pentapartito),   pero   finalmente   perdió   el   poder   cuando   el   sistema   del   que  
fueron  arquitectos  se  hizo  insostenible.  
 
La   utilidad   operativa   de   este   esquema   interpretativo   sobre   los   partidos   depende   de   nuestra  
capacidad  de  encontrar  indicadores  para  los  principales  términos  y  orientaciones   y  el  grado  en  
que   podemos   usarlos   para   plantear   y   comprobar   hipótesis   acerca   de   las   diferencias.   Pero,  
cualquier   tipo   de   partido   necesita   de   las   elecciones   con   independencia   de   cual   sea   su  
orientación  dominante.  

  6  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

 
Las   elecciones   son   el   mecanismo   central   de   la   democracia   representativa   y   operan   de   dos  
maneras  interconectadas.  En  primer  lugar,  las  elecciones  permiten  a  los  votantes  elegir  entre  
agendas   rivales   de   política   pública.   Estas   se   presentan   por   los   partidos   políticos   o   los   líderes,   y  
el   “equipo”   ganador   implanta   su   agenda   al   tomar   el   control   de   las   palancas   de   la   política  
pública.   En   segundo   lugar,   las   elecciones   permiten   a   los   votantes   a   elegir   entre   titulares   de   los  
cargos:   los   electores   eligen   entre   candidatos   rivales   para   un   cargo   público,   tanto   en   su  
personalidad  como  en  su  plataforma  política  o  afiliación  a  un  partido,  y  el  candidato  ganador  
se   convierte   en   el   jefe   del   poder   ejecutivo   del   gobierno.   Por   consiguiente,   las   elecciones  
permiten  a  los  votantes  "deshacerse  de  los  bribones"  si  incumplen  sus  promesas  electorales,  
se   demuestran   incompetentes   o   cada   vez   menos   populares   que   un   grupo   rival   de   elites.   En  
otras   palabras   la   democracia   sólo   existe   realmente   si   hay   una   posibilidad   de   elegir   entre   las  
políticas   y   los   políticos   en   competencia,   y   si   hay   una   posibilidad   razonable   de   alternancia   en   el  
gobierno  según  la  definición  minimalista  de  democracia  de  Schumpeter  o  Downs.    
 
En   la   mayoría   de   los   sistemas   democráticos,   la   competencia   sobre   las   políticas   y   para   los  
cargos  públicos  se  combinan  en  un  único  modelo  de  “gobierno  democrático  competitivo”.  En  
este  modelo,  el  líder  del  partido  que  gana  las  elecciones  se  convierte  en  el  jefe  del  ejecutivo  
(primer  ministro),  y  el  partido  actúa  coherentemente  en  el  ámbito  legislativo  para  implantar  la  
agenda   política   presentada   en   el   programa   o   manifiesto   electoral.   Mientras   tanto,   los   partidos  
perdedores   de   la   oposición   tratan   de   demostrar   los   fallos   de   los   políticos   en   el   gobierno.   En  
este   modelo   los   votantes   ejercen   una   influencia   indirecta   en   los   resultados   de   las   políticas  
públicas.  Hay  modelos  alternativos  en  los  que  los  electores  pueden  ejercer  una  opción  directa  
en  los  titulares  del  cargo  o  en  la  agenda  política.  En  primer  lugar,  en  el  modelo  presidencial,  los  
votantes  eligen  directamente  al  jefe  del  ejecutivo.  Los  partidos  pueden  desempeñar  un  papel  
importante   en   la   selección   de   los   candidatos   a   la   presidencia   y   la   gestión   de   sus   campañas,  
pero  las  elecciones  presidenciales  tienden  a  estar  dominadas  por  las  políticas  y  la  personalidad  
de   los   candidatos   individuales   en   lugar   de   los   programas   generales   de   los   partidos.   Además,  
una  vez  elegido  el  presidente  es  directamente  responsable  ante  los  votantes,  por  encima  de  su  
partido   político.   En   segundo   lugar,   los   votantes   pueden   elegir   las   políticas   públicas  
directamente  mediante  referendos.  Una  vez  más,  los  partidos  juegan  un  papel,  abogando  por  
una  de  las  opciones  en  el  referéndum,  y  la  (im-­‐)  popularidad  de  los  partidos  en  cada  lado  del  
debate   (en   particular   de   aquellos   en   el   gobierno)   afectará   a   la   manera   en   que   votarán   los  
ciudadanos.   Sin   embargo,   si   el   resultado   del   referéndum   es   vinculante,   tiene   un   impacto  
directo   en   la   política   pública   porque   normalmente   los   partidos   no   podrán   modificarla   por   la  
legislación   posterior.   Así,   en   contraste   con  el   gobierno   democrático   competitivo,   en   el   modelo  
directo  no  son  necesarios  los  partidos  políticos  cohesivos,  o  no  interfieren  en  la  traducción  de  
las  opciones  de  los  votantes  en  acción  ejecutiva  o  legislativa.    
 
No   obstante,   la   discusión   contemporánea   más   influyente   gira   en   torno   al   denominado   modelo  
cártel  de  partido  presentado  por  Katz  y  Mair  (1995)  para  explicar  el  desarrollo  organizativo  del  
los   partidos   políticos   en   Europa   occidental   en   un   plano   sistémico   y   que   viene   a   coincidir   en  
muchos   aspectos   con   la   reformulación   de   la   construcción   clásica   del   Estado   de   partidos  
(Parteienstaat,  partitocrazia)  por  Puhle  (2002).  Veamos  estas  importantes  elaboraciones.  En  
primer   lugar,   Katz   y   Mair   (1995,   2002)   centran   su   análisis   en   el   plano   organizativo   según   las  
tres   “caras”   del   partido:   la   base   militante,   la   dirección   y   los   cargos   políticos.   Desde   su  
perspectiva  los  partidos  han  evolucionado  del  partido  de  elites  o  cuadros,  hacia  el  de  masas,  
luego   al   atrápalotodo   y   ahora   nos   encontraríamos   en   una   nueva   fase   el   partido   cártel.   En   él  
predominan  los  cargos  políticos  sobre  las  restantes  facetas.  Los  indicadores  de  esta  situación  
son:    
 

  7  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

- La   distribución   de   los   recursos   financieros   dentro   del   partido   y,   en   particular,   el  


reparto  de  las  subvenciones  estatales,  cuya  parte  del  león  proviene  de  los  resultados  
electorales  y  se  canaliza  a  través  de  los  grupos  parlamentarios.  
 
- El   número   de   personal   empleado   por   los   grupos   parlamentarios   y   por   el   partido   en   los  
cargos   públicos   ha   superado   de   manera   significativa   que   los   trabajadores   utilizados   en  
la  sede  central  del  partido.  
 
- Los   principales   partidos   europeos   occidentales   han   disfrutado   recientemente   de   un  
período   en   el   poder   en   los   gobiernos   nacionales,   y   ahora   la   mayoría   se   orientan   de  
manera   natural   a   la   ocupación   de   cargos   públicos.   En   otras   palabras,   ahora   quedan  
pocos   partidos   significativos   de   oposición,   si   queda   alguno,   en   las   democracias   de  
Europa  occidental;  a  lo  sumo,  quedan  sólo  los  partidos  que,  de  vez  en  cuando,  pasan  
períodos  más  o  menos  limitados  fuera  del  gobierno.  
 
- Como   la   televisión   y   los   medios   de   comunicación   en   general   se   han   convertido   en   el  
principal   canal   de   comunicación   entre   los   líderes   de   los   partidos   y   los   votantes,   que  
ofrece   los   beneficios   de   una   relación   directa   en   lugar   de   los   intermediarios  
precedentes,  los  cuadros  y  los  activistas  de  la  organización,  las  campañas  del  partido  
se  han  hecho  más  centralizadas  y  “nacionalizadas”,  con  el  núcleo  de  los  mensajes  de  
los  partidos  lanzados  directamente  desde  una  fuente  nacional  única.  
 
En   segundo   lugar,   Puhle   (2002)   revitaliza   la   elaboración   clásica   (García-­‐Pelayo   1986)   sobre   el  
Estado  de  partidos  (Parteienstaat,  partitocrazia).  Los  partidos  atrápalotodo  y  las  campañas  de  
televisión   fueron   inventos   estadounidenses   que   proliferaron   en   toda   Europa,   aunque   con  
adaptaciones   a   ciertas   características   del   contexto   europeo.   El   desarrollo   y   la   evolución   del  
Estado  de  partidos,  sin  embargo,  fue  completamente  diferente.  Floreció  primero  y  sobre  todo  
en   las   democracias   occidentales   post-­‐totalitarias   de   Alemania,   Austria,   e   Italia,   y   entre   los  
recién  llegados  en  transición  desde  un  régimen  autoritario  a  finales  de  la  década  de  1970,  en  
particular,  Grecia  y,  en  menor  medida,  España.  La  fortaleza  del  mercado,  las  empresas  privadas  
y   los   sistemas   de   radiodifusión   comerciales   impidieron   que   estas   prácticas   de   gobierno   y  
partido   se   extendieran   a   los   Estados   Unidos.   Tampoco   echaron   raíces   en   el   Reino   Unido,  
debido   a   la   tradición   de   un   servicio   civil   políticamente   neutral   y   el   sistema   de   radiodifusión  
estatal,   ni   en   Francia,   debido   a   los   grands   corps,   a   los   fuertes   residuos   de   la   política   de  
notables   y   el   papel   preponderante   del   Estado   concebido   como   algo   “por   encima”   de   los  
partidos.  
 
Los   privilegios   y   los   servicios   del   Parteienstaat,   en   primer   término,   van   a   todos   los   partidos  
importantes,   incluida   la   oposición   —un   mecanismo   que   se   ha   intensificado   aún   más   en  
Alemania  por  el  federalismo;  en  Austria  por  la  práctica  de  muchos  años  de  grandes  coaliciones;  
y   en   Italia   por   el   amplio   arco   costituzionale,   el   consenso   antifascista   y   una   larga   tradición  
(hasta  1993)  de  una  distribución  casi  igual  de  los  bastiones  locales  y  regionales  entre  los  dos  
grandes   partidos—.   La   inclusión   de   la   oposición   en   la   dispensación   del   patronazgo   ha   ayudado  
a  reducir  la  posibilidad  de  un  control  parlamentario  efectivo  del  gobierno  y  de  los  partidos  que  
participan  en  el  juego  político.  
 
Uno   de   los   resultados   del   Estado   de   partidos   ha   sido   la   proximidad   estructural   y   la  
superposición  entre  los  partidos  y  el  Estado,  que  difiere  notablemente  de  la  naturaleza  de  esta  
relación   en   los   tiempos   del   Estado   liberal   clásico.   Los   partidos   (personificados   por   las   elites   del  
partido)   ya   no   representan   los   intereses   sociales   frente   al   gobierno   y   la   burocracia,   sino   que  
forman  parte  del  Estado,  principalmente  se  representan  a  sí  mismos  como  una  elite  de  poder  o  
como   “clase   política”,   como   a   menudo   se   les   ha   llamado   desde   la   década   de   1980.   Esto   ha  

  8  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

hecho  necesario  que  los  intereses  de  la  sociedad  sean  representados  por  diferentes  grupos  y  
organizaciones  que,  a  su  vez,  se  aproximan  a  los  partidos  en  su  función  de  representantes  del  
Estado.  La  tendencia  a  incorporar  a  las  organizaciones  sociales  y  los  intereses  en  instituciones  y  
canales   del   Estado,   que   es   inherente   a   los   sistemas   caracterizados   por   los   acuerdos   del  
capitalismo   organizado   o   (neo)   corporativistas,   también   encaja   con   las   pautas   actuales   de  
dominio  del  poder  ejecutivo  sobre  el  parlamento,  por  distintas  razones,  y,  cuando  los  líderes  
del   partido   son   también   los   jefes   de   gobierno   y   dominan   sobre   sus   respectivos   partidos   (por  
ejemplo,   Helmut   Kohl,   Tony   Blair,   Felipe   González,   José   María   Aznar   y   José   Luis   Rodríguez  
Zapatero).  La  nueva  proximidad  (o  simbiosis)  entre  el  establishment  del  partido  y  el  Estado  —
cuya   contrapartida   es   la   distancia   entre   los   líderes   de   los   partidos   y   los   ciudadanos—   puede  
limitar   eventualmente   la   capacidad   de   los   partidos   para   la   reforma   y   su   efectividad   como  
mediadores  y  a  favorecer  la  corrupción,  el  clientelismo  y  la  falta  de  la  imaginación.  La  calidad  
del  Parteienstaat  depende  de  la  calidad  de  los  partidos,  y  la  crisis  de  éstos  afectará  al  Estado.  
 
Pero  además  de  estas  perpectivas  sistémicas  sobre  los  modelos  de  partido  y  de  su  manera  de  
gobernar   hay   también   muy   distintas   maneras   de   organizar   las   elecciones   y   valorar   los  
resultados.  A  los  sistemas  electorales  se  dedica  el  apartado  siguiente.    
 

El    sistema  electoral  
 
¿Qué  son  los  sistemas  electorales?  Una  definición  amplia  incluye  el  conjunto  de  normas  que  se  
ocupan   de   todos   los   aspectos   jurídicos   importantes   de   las   elecciones.   Sin   embargo,   esta  
extensa   definición   es   más   apropiada   para   las   leyes   electorales   que   para   los   sistemas  
electorales   propiamente   dichos.   Las   leyes   electorales   incluyen   todas   las   disposiciones  
importantes   que   regulan   el   proceso   electoral.   El   procedimiento   para   la   emisión   del   voto   y   el  
procedimiento   para   ordenar   a   los   ganadores   y   perdedores.   Es   evidente   que   todos   estos   temas  
son   fundamentales   para   la   regulación   del   curso   de   una   elección   en   una   democracia.   Sin  
embargo,   el   estudio   de   los   sistemas   electorales   se   centra   en   las   dos   últimas   dimensiones.  
Cómo   vota   la   gente   y   quién   gana   o   pierde.   Estrictamente   hablando,   el   sistema   electoral   puede  
definirse  como  el  conjunto  de  leyes  que  regulan  la  transformación  de  las  preferencias  en  votos  
y  de  los  votos  en  escaños.  Esta  definición  subraya  la  coexistencia  de  dos  elementos  en  el  curso  
de   la   representación   política:   la   posibilidad   que   la   papeleta   de   votación   le   da   al   elector   para  
expresar  sus  opciones  y  las  consecuencias  de  éstas  en  términos  de  la  asignación  de  los  cargos  
para  los  que  se  ha  votado.  Los  cargos  en  juego  puede  ser  representativos  (parlamentarios),  o  
monocráticos   (jefe   de   Estado   o   de   gobierno).   Un   sistema   electoral   comprende   cuatro  
elementos:   (a)   la   fórmula   electoral,   la   mecánica   por   la   cual   los   votos   se   transforman   en  
escaños;   (b)   la   estructura   de   votación,   lo   que   indica   la   manera   en   que   los   votantes   pueden  
emitir   su   voto;   (c)   la   magnitud   del   distrito,   o   el   número   de   representantes   a   elegir   para   un  
territorio   específico;   (d)   los   umbrales   electorales,   es   decir,   el   apoyo   mínimo   necesario   para  
asegurar  un  escaño  a  un  partido  y,  por  tanto,  la  representación  en  el  parlamento.  
 
   

  9  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla  3.  Las  características  de  los  sistemas  electorales.    

País   Estructura   de   la   Niveles   de   Elección   de   candidatos   dentro  


votación   asignación   de   del  partido  
escaños  
Sistemas   de        
circunscripción   de   un  
solo  miembro  
Australia   Ordinal   1   Ninguna  
Canadá   Categórica   (también   1   Ninguna  
denominada   nominal   o  
integral)  
Francia   Categórica   1   Ninguna  
Reino  Unido   Categórica   1   Ninguna  
Estados  Unidos   Categórica   1   Ninguna   en   la   fase   de   la  
elección;   candidatos  
proporcionados  por  primarias  
       
Sistemas   de   miembros        
mixtos  
Alemania   Dividida   2   Ninguna  
Japón   Dividida   2   Ninguna  
Nueva  Zelanda   Dividida   2   Ninguna  
       
Sistemas   de   listas        
cerradas  
Italia   Categórica   1   Ninguna  
España   Categórica   1   Ninguna  
Portugal   Categórica   1   Ninguna  
       
Sistemas   de   listas        
preferenciales  
Austria   Categórica   3   Dentro  del  partido  
Bégica   Categórica   1   Dentro  del  partido  
Dinamarca   Categórica   2   Dentro  del  partido  
Finlandia   Categórica   1   Dentro  del  partido  
Grecia   Categórica   2   Dentro  del  partido  
Noruega   Categórica   1   Dentro  del  partido  
Países  Bajos   Categórica   1   Dentro  del  partido  
Suecia   Categórica   2   Dentro  del  partido  
       
Sistemas   de   listas        
abiertas  
Suiza   Ordinal   1   Dentro  y  entre  partidos  
       
Sistema   de   voto   simple        
transferible  
Irlanda   Ordinal   1   Dentro  y  entre  partidos  
Fuente:  Baldini,  Pappalardo  2009:  36.  
 
La   Tabla   3   recoge   las   características   fundamentales   de   los   sistemas   electorales   de   los   países  
occidentales   más   Japón   de   acuerdo   con   sus   dimensiones   básicas.   A   continuación   se   analizan  
brevemente  los  grandes  tipos  de  sistemas  electorales  según  el  grado  de  proporcionalidad  de  la  
representación:  mayoritarios,  proporcionales  y  mixtos.  
 

  10  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Sistemas  mayoritarios  
A   principios   del   siglo   XX,   prácticamente   todos   los   Estados   europeos   adoptaron   los   sistemas  
mayoritarios.   Hoy   en   día   muy   pocas   democracias   avanzadas   los   usan:   Australia,   Canadá,  
Francia,   Estados   Unidos   y   el   Reino   Unido.   Entre   ellos,   Francia   es   muy   singular   al   ser   el   único  
país  no  anglosajón,  así  como  por  la  adopción  de  un  sistema  de  dos  vueltas,  introducido  hace  
poco  más  de  medio  siglo  por  el  general  Charles  de  Gaulle.  Como  puede  verse  en  la  Tabla  3,  hay  
muchas  variantes  de  los  sistemas  mayoritarios.  Voto  acumulativo,  voto  en  bloque,  voto  único  
no  transferible,  voto  limitado:  son  las  principales  variantes  que  todavía  hoy  en  día  se  adoptan  
en  algunos  casos  en  el  mundo,  tanto  para  la  selección  de  representantes  en  las  legislaturas  a  
nivel  nacional  y  como  para  los  niveles  inferiores  de  gobierno.  Sin  embargo,  hoy  en  día  (después  
de   que   Japón   comenzase   a   cambiar   en   1994,   del   voto   único   no   transferible   a   un   sistema   de  
mayoritario  de  miembros  mixtos)  las  tres  principales  variantes  adoptadas  son  las  siguientes:  1.  
El  sistema  de  mayoría  simple  (también  conocido  como  “first-­‐past-­‐the-­‐post”)  que  se  utiliza  en  
Inglaterra  desde  el  siglo  XV  y  más  tarde  en  Canadá  y  los  EE.UU.  (así  como  Nueva  Zelanda  hasta  
la  reforma  de  1993),  2.  El  sistema  de  dos  vueltas  se  utiliza  en  Francia  durante  los  últimos  50  
años   para   las   elecciones   del   Consejo   Nacional   de   Asamblea   (así   como,   en   una   versión  
diferente,  para  la  elección  del  Presidente  de  la  República),  3.  El  voto  alternativo,  aprobado  en  
Australia.   Mientras   que   se   percibe   generalmente   que   los   sistemas   proporcionales   y   mixtos  
gozan   de   “buena   salud”,   este   no   es   el   caso   de   los   sistemas   mayoritarios,   que   a   menudo   se   ven  
bajo   una   creciente   presión   para   que   afronten   reformas   encaminadas   a   lograr   una   mayor  
proporcionalidad.  
 

Sistemas  proporcionales  
La  mayoría  de  las  democracias  avanzadas  contemporáneas  adoptan  hoy  un  sistema  electoral  
proporcional.  De  hecho,  la  variedad  de  sistemas  proporcionales  es  muy  grande.  Puede  haber  
combinaciones  muy  diferentes  de  fórmulas,  tipo  de  voto  y  magnitud  del  distrito,  así  como  la  
posible   presencia   de   umbrales   electorales,   o   de   múltiples   niveles,   y   así   sucesivamente.   En  
comparación   con   los   sistemas   mayoritarios,   los   sistemas   proporcionales   muestran   un   mayor  
nivel   de   complejidad,   pues   los   mecanismos   específicos   de   las   diferentes   fórmulas  
proporcionales   pueden   operar   simultáneamente   en   diferentes   niveles   territoriales.   En   otras  
palabras,  mientras  que  en  el  apartado  anterior  se  han  mencionado  cinco  países  pertenecientes  
a   tres   continentes   diferentes,   regidos   por   la   mayor   variedad   de   sistemas   de   gobierno  
(presidencial,   semi-­‐presidenciales,   parlamentarios),   con   disposiciones   de   legislación   electoral  
muy   diferente   (las   elecciones   primarias   y   los   requisitos   de   registro,   son   dos   ejemplos   al  
respecto),   los   sistemas   proporcionales   son   europeos,   en   su   gran   mayoría   corresponden   a  
sistemas   parlamentarios,   en   los   que   la   representación   proporcional   se   introdujo   a   principios  
del   siglo   XX   y,   desde   luego,   han   operado   ininterrumpidamente.   En   estos   países,   se   percibe  
generalmente   que   los   sistemas   proporcionales   gozan   de   “buena   salud”,   a   pesar   de   la  
existencia  de  cambios  importantes  en  algunos  de  ellos  con  respecto  a  uno  o  más  componentes  
del  sistema  (fórmula,  niveles,  umbrales,  etc.).  
 

Sistemas  mixtos  
Durante   las   dos   últimas   décadas,   se   han   introducido   varias   reformas   en   los   sistemas  
electorales   que   no   pueden   clasificarse   en   la   división   proporcional   /   mayoritario.   De   hecho,  
algunos   expertos   en   la   materia   han   ido   tan   lejos   como   para   decir   que   la   tendencia   hacia   la  
“mezcla”  puede  convertirse  en  la  reforma  electoral  del  siglo  XXI.  De  acuerdo  con  los  criterios  
de  clasificación  utilizados  habitualmente,  hasta  el  15,3  por  ciento  de  las  elecciones  legislativas  
democráticas  del  mundo,  en  la  década  de  1990,  se  llevaron  a  cabo  con  algún  tipo  de  sistema  
mixto,  en  comparación  con  el  4,2  por  ciento  en  las  tres  décadas  anteriores.  De  hecho,  si  uno  
mira   a   las   reformas   electorales   adoptadas   desde   la   caída   del   Muro   de   Berlín,   la   mayoría   de  

  11  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

ellas   están   asociados   a   los   sistemas   que   mezclan   componentes   de   las   familias   mayoritarias   y  
proporcionales.   Aquí   no   se   va   a   presentar   un   análisis   detallado   de   las   formas   que   puede  
adoptar  tales  mezclas.  Más  bien,  la  primera  tarea  a  realizar  sería  un  debate  general  sobre  los  
criterios   de   clasificación   y   análisis   de   dichos   sistemas.   No   obstante,   sí   se   puede   indicar   los  
casos   más   caracterizados   entre   los   que   destaca   el   sistema   alemán   de   representación  
proporcional   personalizada   (personalisierte   Verhältniswahl),   que   ha   inspirado   muchas   de   las  
reformas   más   recientes.   Dentro   de   este   grupo   de   países,   Nueva   Zelanda   es   un   ejemplo  
destacado   ya   que   experimentó   uno   de   los   cambios   más   significativos,   al   pasar   de   una  
democracia   tipo   Westminster   a   un   modelo   completamente   nuevo   de   competencia   política   y  
electoral,   mediante   dos   referendos   sucesivos     en   1992   con   los   que   se   eligió   un   sistema  
semejante  al  alemán  en  1993.  Otros  dos  miembros  importantes  de  los  sistemas  mixtos  son  el  
que   se   aplica   actualmente   en   Japón   después   de   la   reforma   de   1994,   y   el   sistema   italiano  
aplicado  en  las  tres  elecciones  entre  1994  y  2001.    
 
Los  resultados  de  cada  sistema  electoral  significan  una  opción  entre  dos  efectos  distintos.  Si  se  
quiere  una  alta  representantividad  del  parlamento,  donde  la  asamblea  sea  un  microcosmos  de  
la  pluralidad  de  opiniones  de  la  sociedad,  una  representación  proporcional  es  el  mejor  sistema.  
Por  otra  parte,  si  se  quiere  que  quien  gane  la  mayoría  de  los  votos  en  una  elección  forme  un  
gobierno   estable   de   un   solo   partido,   un   sistema   mayoritario   es   el   mejor.  Hay   que   elegir   lo   que  
interesa  más:  la  representatividad  o  un  gobierno  responsable.  No  se  puede  tener  ambas  cosas.  
Podemos  identificar  la  naturaleza  de  la  contrapartida  entre  la  representación  inclusiva  de  las  
preferencias  de  los  ciudadanos  y  un  gobierno  responsable.  De  acuerdo  con  la  visión  tradicional  
de   los   sistemas   electorales   en   la   ciencia   política,   nos   encontramos   con   que   los   sistemas   con  
distrito  de  un  solo  miembro  tienden  a  producir  un  pequeño  número  de  partidos  y  el  gobierno  
de   único   partido,   pero   también   tienen   parlamentos   relativamente   poco   representativos.   De  
otro   lado,   los   sistemas   electorales   con   grandes   distritos   plurinominales   tienen   parlamentos  
muy  representativos,  pero  también  tienen  sistemas  de  partidos  muy  fragmentados  y  gobiernos  
multipartidistas   de   coalición   difíciles   de   manejar.   En   contraste,   los   sistemas   electorales   con  
pequeños   distritos   plurinominales     ⎯con   una   magnitud   media   entre   cuatro   y   ocho   escaños,  
por   ejemplo,   como   en   España⎯   tienden   a   tener   los   parlamentos   muy   representativos   y   un  
número  moderado  de  partidos  en  el  parlamento  y  en  el  gobierno.  En  resumen,  las  elecciones  
legislativas   funcionan   mejor   cuando   se   ofrecen   oportunidades   para   que   haya   múltiples  
ganadores,     permitiendo   así   a   los   votantes   una   gran   variedad   de   opciones   viables,   pero   al  
mismo  tiempo  que  no  alienten  a  los  partidos  de  nicho  o  a  abrumar  a  los  votantes  con  un  menú  
de  alternativas  desconcertante.  La  evidencia  de  una  amplia  gama  de  indicadores,  apunta  hacia  
la   representación   proporcional   de   baja   magnitud   como   la   mejor   manera   de   proporcionar   un  
buen   equilibrio   entre   los   ideales   de   la   representación   y   la   rendición   de   cuentas   (Carey,   Hix  
2009).  
 
Dependiendo   de   las   características   del   sistema   electoral   en   conjunción   con   el   sistema   de  
partidos   se   puede   predecir   la   facilidad   que   tiene   la   Administración   pública   para   poder  
reformarse.   En   líneas   generales,   los   sistemas   electorales   mayoritarios   tienen   tendencia   a  
facilitar   las   políticas   de   reforma.   El   partido   que   gana   las   elecciones   tiene   normalmente   la  
mayoría   absoluta   en   el   Parlamento   y   tiene   la   capacidad   de   imponer   sus   reformas   sin  
contestación  por  parte  de  la  oposición.  Esta  opción  también  se  puede  producir   en   los   sistemas  
proporcionales,  como  es  el  caso  de  España,  en  donde  ha  habido  varios  mandatos  con  mayoría  
absoluta   en   el   gobierno   por   parte   de   un   partido   político.   Sin   embargo,   en   los   sistemas  
proporcionales  se  tiende  a  que  una  coalición  forme  gobierno.  El  gobierno  de  coalición  puede  
estar   formado   por   partidos   políticos   del   mismo   espectro   ideológico   (social   democracia   o  
conservadores,  por  ejemplo),  aunque  no  es  raro  que  haya  casos  de  lo  que  se  denomina  “gran  
coalición”,   por   ejemplo   en   Alemania,   cuando   los   representantes   más   significativos   de   la  
derecha  y  de  la  izquierda  deciden  formar  una  coalición  de  gobierno.    

  12  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

En   los   sistemas   en   los   que   se   esté   acostumbrado   a   la   formación   de   la   coalición   de   gobierno  


(por   ejemplo,   los   Países   Bajos,   Suecia   y   Alemania),   esto   tiene   un   impacto   considerable   en  
cómo   se   articulan   los   procesos   decisorios   dentro   del   poder   ejecutivo   y   cómo   se   ocupan   los  
puestos  de  relevancia.  Al  menos,  se  detectan  dos  dimensiones  de  relevancia  derivadas  de  un  
gobierno   de   coalición.   Por   una   parte,   el   proceso   decisorio   suele   estar   marcado   por   el   pacto   de  
la   coalición.   Una   vez   que   se   forma   el   gobierno   de   coalición,   normalmente   se   suscribe   un   pacto  
de   coalición   por   parte   de   los   partidos   gobernantes.   Este   pacto   suele   contener   un   detalle  
preciso   de   los   programas   públicos   de   intervención   en   los   que   están   de   acuerdo   los   distintos  
partidos.   Los   miembros   de   estos   partidos   se   encargan   de   velar   sobre   el   cumplimiento   del  
pacto,   especialmente   cuando   se   toman   decisiones   interministeriales   o   colectivas   en   el   consejo  
de   ministros.   Dependiendo   del   sistema,   las   personas   encargadas   de   preparar   las   reuniones   del  
Consejo   de   Ministros   intentan   filtrar   todos   los   temas   conflictivos   antes   de   que   lleguen   a   la  
sesión  del  Consejo  de  Ministros.  En  países  como  Alemania,  si  hay  un  potencial  conflicto  entre  
los  miembros  del  órgano  colegiado  encargado  de  canalizar  las  propuestas  hacia  el  consejo  de  
Ministros,   se   suele   convocar   la   comisión   de   la   coalición.   En   esta   comisión,   además   de   altos  
funcionarios   o   cargos   de   designación   política,   del   canciller   (en   el   caso   de   Alemania)   y   de   los  
ministros   implicados   pueden   participar   los   secretarios   y   los   presidentes   de   los   partidos   de   la  
coalición  y  los  portavoces  de  los  partidos  políticos  en  el  Parlamento.  Por  tanto,  en  un  gobierno  
de   coalición   es   muy   probable   que   exista   una   alta   intensidad   de   negociaciones   entre   los  
miembros  del  gobierno  y  entre  el  gobierno  y  el  parlamento.    
 
Por   otra   parte,   es   normal   que   haya   un   reparto   de   los   altos   puestos   de   la   Administración,  
especialmente  de  los  puestos  de  ministro  y  de  los  demás  cargos  de  designación  política  entre  
los  partidos  de  coalición.  El  nivel  hasta  el  que  se  desciende  en  el  nombramiento  de  cargos  de  
designación  política  varía  de  un  sistema  a  otro.  Esta  estrategia  tiene  un  efecto  centrípeto  en  el  
sistema,   pues   se   tiende   a   generar   una   dinámica   de   silo   dentro   del   poder   ejecutivo   donde   cada  
ministerio  va  a  seguir  las  políticas  favorecidas  por  el  partido  a  quien  le  ha  tocado  esa  área  de  
responsabilidad   o   turf   (véase   el   tema   4   sobre   este   concepto).   En   algunos   sistemas   (como  
Suecia),  se  contrata  a  asesores  para  que  examinen  qué  se  hace  en  otros  ministerios  que  pueda  
perjudicar   una   línea   política   de   acción   determinada.   La   tendencia   centrípeta,   sin   embargo,  
favorecida   por   los   gobiernos   de   coalición   va   a   depender   mucho   de   cómo   se   configure  
constitucionalmente   el   proceso   decisorio   en   el   poder   ejecutivo.   Por   ejemplo,   en   Suecia   la  
responsabilidad   del   gobierno   es   colectiva   y   no   individual   de   los   ministros.   Esto   fomenta   que   se  
adopten   decisiones   colegiadas   y   se   vea   mal   iniciativas   individuales   de   los   ministros   que   no  
estén  apoyadas  por  los  compañeros  del  gobierno  (véase  el  tema  12  sobre  Suecia).  En  cambio,  
en   Alemania,   el   principio   constitucional   de   autonomía   ministerial   (Ressortsprinzip)   se  
contrapone   al   principio   de   dominación   del   canciller   (Kanzlerprinzip).   Por   tanto,   la   protección  
constitucional   de   la   autonomía   ministerial   juega   un   papel   importante   en   cómo   se   entiende  
esta   responsabilidad   y   cómo   se   ejerce   por   los   ministros.   No   obstante,   existe   una   tendencia  
generalizada  a  que  domine  el  canciller  (como  máximo  acompañado  del  ministro  de  Finanzas)  al  
menos  durante  los  gobiernos  de  Helmut  Kohl  y  de  Angela  Merkel.    

Los  grupos  de  presión    


 
En   este   apartado   se   analiza   la   representación   de   los   intereses   de   la   sociedad   en   el   sistema  
político-­‐administrativo.  Los  grupos  de  interés,  denominados  también  de  presión,  desempeñan  
un   papel   central   en   todos   los   sistemas   políticos   democráticos,   donde   las   organizaciones  
privadas   representan   a   la   “sociedad   civil”   en     el   proceso   de   elaboración   de   las   políticas  
públicas.  El  pluralismo  es  el  modelo  clásico  de  la  política  de  grupos  de  interés  en  los  sistemas  
democráticos.  La  idea  central  de  este  modelo  es  que  el  acceso  abierto  a  los  políticos    permite  

  13  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

que  los  grupos  de  presión  proporcionen  un  equilibrio  de  poderes  en  contra  de    los  poderosos  
funcionarios  estatales  y  grupos  de  intereses  especiales.    La  hipótesis  principal  es  que  por  cada  
grupo   de   presión   en   un   lado   de   un     debate,   otro   grupo   va   a   presentar   el   punto   de   vista  
opuesto.  Si  hay  divisiones  sociales  transversales  en  vez  de  reforzarse  mutuamente  habrá  una    
“pluralidad   de   oposiciones”,   y   un   solo   interés   nunca   será   capaz   de     monopolizar   el   proceso  
político.   En   otras   palabras,   hay     siempre   un   “poder   compensatorio”   que   llevará   al   equilibrio  
social.  Un  requisito  central  del  modelo  pluralista,  por  lo  tanto,    es  que  los  intereses  opuestos  
tengan  igual  acceso  a  la  política    proceso.  Por  ejemplo,  los  grupos  ecologistas  deben  tener  la  
misma   influencia   sobre   las   autoridades   políticas   y   los   funcionarios   gubernamentales   que   el  
lobby   industrial.   Si   este   es   el     caso,   para   promover   el   “interés   público”,   autoridades   y  
funcionarios   sólo   necesitan     actuar  como  árbitros  neutrales   del   juego   de   grupos   de   interés.  Sin  
embargo,   los   pluralistas   suponen   ingenuamente   que   los   grupos   opositores   tienen   el   mismo  
acceso  al  poder.    
 
Mancur     Olson   (1965:   127-­‐8)   proporcionó   una   poderosa   explicación   del   por   qué:     como   los  
grupos  relativamente  pequeños  serán  capaces  con  frecuencia  de  organizarse  voluntariamente  
y  de  actuar  en  apoyo  de  sus  intereses  comunes,  y  como  los  grupos  grandes  normalmente  no  
podrán  hacerlo,  el  resultado  del  conflicto  político  entre  los  diversos  grupos  de  la  sociedad  no  
será     simétrico.   La   pequeña   industria   oligopólica   que   busca   un   arancel   o   una     laguna   fiscal  
alcanzará  a  veces  su  objetivo,  aunque  la  mayoría  de  la  población  pierda  como  resultado.  Los  
grupos  más  pequeños  pueden  derrotar  a  menudo  a  los  grupos  mayores,  los  cuales  se  supone  
que     prevalecerán   normalmente   en   una   democracia.   Los   grupos   privilegiados   e   intermedios  
suelen  triunfar  a  menudo  sobre  fuerzas  numéricamente  superiores  porque  los  primeros,  por  lo  
general,   están   organizados   y   son   activos,   mientras   que   estos   últimos   normalmente   son  
inactivos  y  están  desorganizados.      
 
La   razón,   argumentó   Olson,   era   la   “lógica   de   la   acción   colectiva”:   donde     hay   incentivos  
elevados   para   unirse   a   un   grupo   que   busca   beneficios   sólo   para   sus   miembros   (intereses  
privados),   y   escasos   alicientes   para   asociarse   a   un     grupo   que   busca   beneficios   para   toda   la  
sociedad   (intereses   públicos).   Con     los   intereses   públicos   las   gentes   pueden   simplemente  
“gorronear”,    es  decir,  recoger  los  beneficios  de  una  mayor    protección  del  medio  ambiente,  
por   ejemplo,   sin   ayudar   a   un   grupo   ecologista   a   presionar   al   gobierno.   Del   mismo   modo,   los  
“intereses   concentrados”,     representando   intereses   particulares   de   productores,   son   más  
capaces   de     organizarse   que   los   “intereses   difusos”   que   representan   los   intereses   de   la  
sociedad  en  su  conjunto.  El  resultado  es  un  acceso  desigual  al  poder  político,  la  captación  de  
autoridades   políticas   y   funcionarios   del   Estado   por   grupos   con   la   mayoría   de   los   recursos,   y  
resultados   de   la   política   pública   que     benefician   a   intereses   particulares   en   detrimento   de   la  
sociedad  en  su  conjunto.  
 
Para   superar   los   resultados   sesgados   inherentes   al   modelo   pluralista,     han     surgido   tres  
modelos   alternativos   de   mediación   de   grupos   de   interés.   En   cada   uno   de   estos   modelos   el  
Estado   promueve   activamente   un   estructura   determinada   de   la   política   de   los   grupos   de  
interés,   con   el   objetivo   de   producir   una   representación   y   resultados   de   las   políticas   públicas  
más   equilibrados.     En   primer   lugar,   en   el   modelo   corporativista   el   Estado,   propuesto   por  
Schmitter   y   Lembruch   a   finales   de   la   década   de   1970,   supone   que   la   división   principal   en   la  
sociedad   se   da   entre   los   capitalistas   y   las   patronales   y   los   trabajadores   y   los   sindicatos.   Para  
promover  un  justo  equilibrio  de  poder  entre  estas  dos  fuerzas,  el  Estado  reconoce,  autoriza  y  
concede   monopolios   de   representación   a   los   dos   lados   de   la   división   en   clases:   los  
“interlocutores   sociales”.   En   vez   de   redes   de   política   pública   abiertas,   los   líderes   de   la  
comunidad  empresarial  y  del  movimiento  sindical  participan  en  reuniones  tripartitas  cerradas  
con  las  autoridades  políticas  y  los    funcionarios  estatales.  Si  el  acuerdo    puede  ser  negociado  

  14  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

en   estas   reuniones,   se   supone   que   los   resultados   de   la   política   pública   reflejarán   un   amplio  
consenso  social.      
 
En  segundo  lugar,  mientras  que  el  corporativismo  se  fundamenta  en  los  intereses  de  clase,  un  
sistema   consociacional   de   mediación   de   intereses   privilegia   las   divisiones   culturales,     tales  
como  el  idioma,  la  religión  y  la  nacionalidad,  según  la  elaboración  de  Lijphart,  a  mediados  de  la  
década  de  1970.  Se  suele  considerar  al  sistema  consociacional  como  un  conjunto  de  prácticas  
constitucionales   formales,   ⎯por   ejemplo,   el   gobierno   de   coalición   y   la   representación  
proporcional⎯,   para   promover   la   armonía   social   en   las   sociedades   culturalmente  
fragmentadas.   Pero   debido   a   las   prácticas   de   participación,   representación,     y   veto   equitativos  
de  cada  grupo  cultural  o  lingüístico  se  extienden  a  la  burocracia,  el  proceso  de  elaboración  de  
políticas  públicas  y  la  asignación  de  fondos  públicos,  el  sistema  consociacional  también  puede  
verse   como   un   sistema   de   mediación   intereses.   Por   ejemplo,   este   es   el   modelo   de   articulación  
de  intereses  dominante  en  Bélgica  y  Suiza  y    es  particularmente  relevante  para  el  contexto  de  
la  UE,  donde  la  división  social  principal  se  encuentra  entre  los  estados-­‐nación  de  Europa.  
 
En  tercer  lugar,  los  neopluralistas  argumentan  que  los  sesgos  inherentes  al  pluralismo  puede  
superarse   si   los   funcionarios   del   Estado   dejan   de   ser   árbitros   neutrales.   En   este   modelo   los  
burócratas   buscan,   subvencionan   y   dan   acceso   deliberadamente   a   los   intereses   públicos  
infrarepresentados.   A   diferencia   del   corporativismo   y   del   consociacionalismo,     el  
neopluralismo   no   implica   privilegiar   un   determinado   conjunto   de   intereses   sociales.   En  
cambio,   en   cada   cuestión   de   política   pública   el   Estado   promueve   al   grupo   que   representa   el  
interés  público  particular  en  juego.  Así  a  los  grupos  ecologistas  se  les  pediría  declarar  sobre  los  
estándares  industriales,  a  los  grupos  de  consumidores  examinar  las  normas  de  los  productos,  a  
los   grupos   de   mujeres   hablar     sobre   la   legislación   de   igualdad   de   género,   a   los   sindicatos   a  
proporcionar  información  sobre  las  políticas  del  mercado  laboral,  y  así  sucesivamente.      
 
Sin   embargo   cada   uno   de   estos   modelos   tiene   sus   problemas.   En   primer   lugar,   los   sistemas  
corporativista    y  de  consociacional  privilegian  arbitrariamente  a  grupos  sociales  particulares  al    
excluir  a  otros.  A  medida  que  las  sociedades  han  cambiado,  han  surgido  nuevos  movimientos  
sociales   fuera   de   las   estructuras   tradicionales   de   representación   de   las   patronales   y   los  
sindicatos,   como   los   grupos   ecologistas,   los   de   mujeres   y   los   de   consumidores.   En   segundo  
lugar,   en   el   sistema   corporativista,   las   grandes   empresas   industriales   y   los   sindicatos  
comparten   los   “intereses   de   los   productores”   y   por   tanto,   promueven   estos   intereses   a  
expensas   de     los   “intereses   difusos”   de   los   consumidores   y   los   contribuyentes.   En   tercer   lugar,  
al   requerir   el     consentimiento   de   ambas   partes   de   la   industria,   o   de   todos   los   intereses  
culturales  o  subnacionales,    se  reduce  la  capacidad  de  quienes  elaboran  las  políticas  públicas  
para   emprender   su   cambio.     En   cuarto   lugar,   incluso   en   el   neopluralismo,   la   provisión   de  
fondos   estatales   para   grupos   interés   público   introduce   un   incentivo   perverso   para   que   los  
grupos  se  organicen  con  el  fin  de  asegurar  las  subvenciones  de  las  administraciones  públicas  
para  sus  organizaciones  en  vez  de  para  promover  las  opiniones  sobre  las  políticas  públicas  de  
sus  miembros.    
 
De   otra   parte,   la   crítica   de   Olson   al   pluralismo   puede   ser   exagerada.   Por   ejemplo,   se   ha  
argumentado   que   a   medida   que   se   eleva   el   nivel   de   suministro   de   una   política   pública   a   un  
interés   particularizado,   los   incentivos   para   que   el   grupo   perdedor   se   organice   para   oponerse   a  
esas   políticas   también   aumentarán.   Como   resultado,   existirá   un   equilibrio     de   intereses,   y   esto  
impedirá   que   los   responsables   políticos   suministren   beneficios   ilimitados   a   intereses  
particularizados.   Además,   considerando   la   oferta   de   acceso   de   los   responsables   políticos,   la  
información  proporcionada  por  los  grupos  de  interés  es  muy  valiosa  para  la  elaboración  de  una  
buena   política   pública,   y   la   información   de   un   grupo   que   ha   incurrido   en   altos   costes   para  
recopilarla   y   proporcionarla   es,   probablemente,   más   creíble   que   la   de   un   grupo   que   la   ha  

  15  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

encontrado   a   costes   inferiores.   De   aquí   que   sea   más   probable   que   los   responsables   políticos  
utilicen   la   información   de   los   grupos   que   representan   intereses   difusos   que   la   de   los   grupos  
con   intereses   concentrados.   Y,   en   la   demanda   de   acceso   de   un   grupo   de   interés,   algunos  
autores  sostienen  que  como  los    grupos  se  asegurarán  una  mayor  rentabilidad  presionando  a  
aquellos   políticos   que   tienen   puntos   de   vista   opuestos   sobre   la   política   pública   que   a   los  
responsables   políticos   con   perspectivas   similares,   hay   mayores   incentivos   para   la   existencia   de  
una   “presión   que   contrarreste”   de   lo   que   a   menudo   se   supone   en   las   críticas   clásicas   del  
pluralismo.    En  otras  palabras,  no  existe  un  modelo  perfecto  de  representación  de  los  grupos  
de   interés,   y   lo   que   explica  la  estructura  de  la   política   de   grupos   de   presión   en  un   ámbito  de  la  
política   pública   es   la   naturaleza   de   los   incentivos   y   los   intereses   de   los   grupos   y   los  
responsables  políticos  en  ese  área  concreta.  
 
Una  vez  descritas  las  perspectivas  generales  sobre  los  grupos  de  interés  conviene  analizar  con  
mayor  detalle  cuáles  son  las  interacciones  de  los  grupos  de  presión  con  las  Administraciones  
Públicas.  La  tipología  de  Peters  se  expone  en  la  Tabla  4.  
 
Tabla  4.  Tipos  de  interacción  entre  los  grupos  de  presión  y  la  burocracia.  
Características  
Tipo   Alcance   Influencia   Estilo   Impacto  
Legítima   Amplio   Grande   Negociación   Redistribución/  Autoreglamentación  
Clientela   Estrecho   Moderada   Simbiosis   Autoreglamentación/  Distribución  
Parentela   Estrecho   Moderada   Parentesco   Reglamentación/  Distribución  
Ilegítima   Variable   Ninguna/Grande   Confrontación   Ninguno/  Redistribución  
Fuente:  Peters  2001:  187.  
 
Los   cuatro   tipos   de   interacción   siguen   un   continuum   desde   aquella   considerada   legítima   y  
necesaria   hasta   la   conceptuada   como   ilegítima.   En   la   primera   pauta   se   considera   que   los  
grupos  de  interés  son  un  hecho  aceptado  de  la  vida  política  y  además  están  implicados  legal  y  
oficialmente   en   el   proceso   de   elaboración   y   gestión   de   las   políticas   públicas.   Puede   adoptar  
formas  diversas:  consulta  obligatoria,  participación  en  la  implantación  de  la  política  adoptada,  
grupos   institucionales   como   por   ejemplo   las   agrupaciones   de   gobiernos   locales   o   las  
confesiones  religiosas  organizadas…  
 
Se  afirma  que  hay  una  relación  de  clientela  cuando  un  grupo  de  interés  se  convierte  ante  una  
organización  administrativa  en  la  expresión  y  representante  natural  de  un  sector  social  que,  a  
su  vez,  constituye  el  objetivo  natural  o  la  referencia  para  la  actividad  de  dicho  organismo.  Se  
produce   una   simbiosis   entre   el   organismo   administrativo   y   el   grupo   de   presión:   el   primero  
depende   del   segundo   en   cuanto   a   información,   asesoramiento   y   autorización   previa   de  
decisiones   sobre   la   política   pública,   y   viceversa,   el   grupo   depende   del   organismo   para   lograr  
acceso  a  la  adopción  de  decisiones  y  que  estas  le  sean  favorables.  
 
Una   relación   de   parentela   describe   una   situación   de   “parentesco”,   de   cercanos   lazos  
fraternales  entre  un  grupo  de  presión  y  el  gobierno  o  el  partido  político  dominante.  En  estos  
casos  los  grupos  de  interés  obtienen  su  acceso  al  proceso  de  adopción  de  decisiones  gracias  a  
la  voluntad  del  partido  político  que  intercede  en  su  favor  con  la  burocracia.  Un  ejemplo  típico  
de   este   tipo   de   relación   se   produce   entre   partidos   socialdemócratas   y   sindicatos,   cuando   los  
primeros  alcanzan  el  poder.  
 
La   última   categoría   corresponde   a   las   relaciones   ilegales,   una   pauta   de   interacción   entre  
grupos   de   interés   y   burocracia   fuera   de   lo   normal   pero   que   no   por   eso   deja   de   existir.   Estas  
influencias   son   indicativas   de   algún   fallo   fundamental   del   sistema   en   la   satisfacción   de   las  

  16  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

demandas   de   uno   o   varios   sectores   sociales.   Sus   miembros   se   sienten   compelidos   a   ir   más   allá  
de   la   política   “normal”   para   conseguir   lo   que   quieren   del   sistema   político-­‐administrativo.  
Puede   tratarse   aquí   de   grupos   de   presión   “anómicos”   que   intentan   ejercer   su   influencia  
mediante   la   protesta,   las   manifestaciones   o   la   violencia,   más   allá   de   los   límites   legales  
establecidos.  
 

Participación  ciudadana  y  opinión  pública  


 
Una   corriente   de   los   teóricos   de   la   democracia   arguye   que   las   autoridades   electas   son  
fideicomisarios  de  los  ciudadanos  en  vez  de  sus  delegados  y  que  las  normas  democráticas  se  
satisfacen  si  esas  autoridades  han  sido  elegidas  y  rinden  cuentas  ante  la  ciudadanía,  incluso  si  
actúan   contra   los   deseos   expresados   corrientemente   por   el   público.   Autores   destacados  
dentro   de   esta   corriente   son   Edmund   Burke,   Joseph   Schumpeter,   o   Giovanni   Sartori.   Otros  
como  Robert  Dahl  sostienen  que  debe  haber  una  receptividad  sustancial  del  gobierno  ante  una  
opinión   pública   deliberativa,   el   problema   entonces   radica   en   este   último   concepto,   en   si   la  
realidad  empírica  del  debate  político  en  las  democracias  contemporáneas  se  acerca  a  ese  ideal  
normativo.   Suele   afirmarse   que   durante   la   verdadera   deliberación,   para   autores   como  
Habermas  o  Rawls,  las  gentes  se  basan  en  razones  relativas  a  las  necesidades  o  principios  de  
cada   cual   que   resultan   afectadas   por   el   asunto   en   cuestión.   Pero   parece   que   la   deliberación  
realmente  existente  en  las  esferas  públicas  de  las  democracias  occidentales  dista  un  tanto  de  
esa  discusión  igualitaria,  con  empatía,  sin  prejuicios  y  centrada  en  razones  imaginada  por  esta  
corriente   teórica.   Para   aclarar   estos   extremos   se   analiza   en   este   apartado   el   papel   que  
desempeñan  los  ciudadanos  más  allá  del  voto  en  las  elecciones  mediante  otros  mecanismos  de  
participación  y  a  través  de  la  opinión  pública.  
 
 

Participación  
Existen   problemas   estructurales   que   dificultan   los   instrumentos   y   la   promoción   de   la  
participación   ciudadana,   unos   se   derivan   de   la   propia   incorporación   de   los   ciudadanos  
afectados   y   otros   proviene   de   los   mismos   métdodos   empleados   para   conseguir   la  
participación.  
 
Un   problema   estructural   típico   es   el   del   propio   deseo   real   de   participación   entre   los  
ciudadanos,   que   no   sería   necesariamente   mayor   en   estos   métodos   que   en   los   de   la  
democracia   representativa.   Se   advierte   que   en   muchos   casos,   la   movilización   de   los  
ciudadanos  sólo  se  desencadena  por  interés  directo,  lo  que  suele  hacer  que  ésta  se  produzca  
tardíamente   en   el   proceso   de   decisión,   cuando   las   posibilidades   de   influencia   son   ya   más  
limitadas  y  la  información  que  puede  obtenerse  es  menor.    
 
El   problema   para   involucrar   a   los   ciudadanos   sin   un   interés   directo   sería   que   la   implicación  
ciudadana   “no   se   puede   decretar”.   Parece   claro   que   a   falta   de   una   política   seria   de   acción  
afirmativa   y   de   estímulo   de   ciertos   grupos,   todos   los   métodos   adolecerán   de   la   llamada  
selectividad  social  o  movilización  selectiva,  que  produce  la  exclusión  sistemática  de  mayorías  o  
minorías   y   la   inevitable   monopolización   del   espacio   y   del   interés   público   por   sólo   una   parte   de  
los   ciudadanos   que   se   encuentra   suficientemente   organizada,   por   su   pertenencia   a  
movimientos  o  asociaciones  con  los  recursos  para  hacerlo.  
 
Si   se   les   pregunta   a   los   ciudadanos   en   los   estudios   de   opinión,   en   sus   repuestas   sobre   las  
causas  principales  del  abandono  de  la  actividad  participativa  suele  aludirse  en  primer  lugar  al  

  17  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

hecho   de   que   el   coste   en   tiempo   es   muy   grande,   en   porcentajes   importantes   se   señalan  


también   factores   que   llevan   a   pensar   en   una   cierta   decepción   o   desmotivación.   Por   ejemplo  
algunos   posibles   problemas   organizativos   son   que   las   iniciativas   de   participación   ciudadana  
retrasan   la   adopción   de   decisiones,   incrementan   sus   costes   y   no   garantizan   que   el   resultado  
sea  el  más  adecuado.    
 
La   lentificación   del   proceso   de   adopción   de   decisiones   y   el   incremento   de   su   coste   es   un  
lamento   común   entre   los   responsables   públicos   que   esgrimen   que   la   eficacia   y   la   eficiencia  
también   son   demandas   dirigidas   a   las   instituciones   públicas   y   que,   en   ocasiones,   los   asuntos  
son  lo  suficientemente  complejos  para  que  sean  los  expertos  quienes  resuelvan  qué  es  mejor  
para  la  comunidad.    
 
La   obligada   concentración   en   algún   asunto   de   los   responsables   que   trabajan   con   los  
ciudadanos  origina  inconvenientes  de  pérdida  de  la  perspectiva  global  sumada  a  un  exceso  de  
discrecionalidad.   Para   evitar   esta   disfuncionalidad   es   necesario   multiplicar   los   esfuerzos   en  
coordinación.  Conscientes  de  que  para  ser  efectiva  la  participación  necesita  organizarse  bien,  
muchas  autoridades  locales  o  regionales  han  diseñado  reglamentos  de  participación  o  la  han  
incorporado   a   las   normas   de   procedimiento   administrativo.   Estas   medidas   provocan,   sin  
embargo,   efectos   no   deseados,   como   la   burocratización   de   las   iniciativas   participativas   hasta  
tal  extremo  que  se  anula  la  espontaneidad  y  la  capacidad  de  réplica.  
 

Medios  y  opinión  pública  


 
La   receptividad   de   las   instituciones   políticas   a   las   preferencias   de   los   ciudadanos   es  
fundamental   para   la   práctica   y   la   teoría   democráticas.   Se   suele   asociar   el   desarrollo   de   las  
encuestas   de   opinión   a   la   democracia,   lo   cual   quiere   decir   que   el   potencial   para   que   el   público  
contribuya   directamente   por   este   medio   a   la   elaboración   de   las   políticas   públicas   con   la  
expresión  de  sus  opiniones  ha  aumentado  notablemente  tras  la  tercera  ola  democratizadora.  
Pero,   al   mismo   tiempo,   esa   posibilidad   implica   la   de   que   los   gobernantes   puedan   manipular  
esas  opiniones  del  público,  puesto  que  lo  que  puede  parecer  un  movimiento  en  las  cifras  de  las  
encuestas   en   la   dirección   de   la   política   pública   prevaleciente,   puede   significar   tanto  
receptividad   del   sistema   político-­‐administrativo   como   seguimiento   del   público   producido   por  
efectivas   técnicas   persuasivas   de   mercadotecnia   política.   Estamos   limitados   en   nuestra  
capacidad   de   determinar   la   causa   antecedente   del   movimiento   en   las   encuestas.   Por   todo   ello  
es  preciso  analizar  empíricamente  la  relación  entre  las  políticas  públicas  y  la  opinión  pública.  
 
La  mayoría  de  los  científicos  sociales  que  estudia  la  opinión  y  las  políticas  públicas  en  los  países  
democráticos   estaría   de   acuerdo   en   que   la   opinión   influye   sobre   las   políticas,   en   que   cuanto  
más   sobresaliente   sea   una   cuestión   para   el   público,   será   más   fuerte   la   relación   entre   las  
políticas  y  la  opinión,  y  en  que  esa  relación  se  ve  amenazada  por  el  poder  de  las  organizaciones  
de   interés,   los   movimientos   sociales,   los   partidos   políticos   y   las   elites   económicas.   Sin  
embargo,  habría  mucho  menos  consenso  en  las  respuestas  a  las  preguntas  siguientes:  ¿Cuánto  
impacto  tiene  la  opinión  pública  sobre  las  políticas  públicas?  ¿Hasta  qué  punto  los  grupos  de  
interés,  las  organizaciones  de  movimientos  sociales,  los  partidos  políticos,  y  las  elites  influyen  
sobre   las   políticas   públicas   incluso   cuando   se   oponen   a   la   opinión   pública?   ¿Ha   cambiado   la  
receptividad   de   los   gobiernos   a   la   opinión   pública?   ¿Son   generalizables   nuestros   hallazgos  
sobre  el  impacto  de  la  opinión  sobre  las  políticas  públicas?  
 
En  términos  generales,  de  los  análisis  empíricos  realizados  hasta  la  fecha  se  desprende  que  la  
opinión  pública  influye  sobre  las  políticas  públicas  la  mayor  parte  del  tiempo,  con  frecuencia  
de   manera   intensa.   La   receptividad   del   sistema   político   parece   incrementarse   con   lo  

  18  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

sobresaliente  de  la  materia,  pero  las  valoraciones  acerca  de  que  varía  a  lo  largo  del  tiempo,  o  
de  que  lo  hace  según  las  cuestiones,  descansan  en  pruebas  escasas.  Aunque  partimos  de  que,  
como  ha  señalado  V.  O.  Key  (1961:  8),   “Hablar   con   precisión   de   la   opinión   pública   es   una   tarea  
tan   inverosímil   como   tratar   de   resolver   el   misterio   del   Espíritu   Santo”,   el   objetivo   de   este  
apartado   consiste   en   clarificar   en   términos   conceptuales   la   receptividad   de   los   sistemas  
democráticos   en   una   perspectiva   comparada.   El   punto   de   partida   es   que   la   democracia  
requiere  que  las  opiniones  de  los  ciudadanos  desempeñen  algún  papel  en  la  configuración  de  
los   resultados   de   las   políticas   públicas.   Aunque   hay   abundantes   contribuciones   puede  
afirmarse  que  no  existe  un  acuerdo  respecto  a  qué  o  sobre  qué  piensa  el  público,  cómo  llega  a  
tener  esas  opiniones,  o  si  esas  opiniones  influyen  o  deben  influir  en  las  políticas  públicas.  
 
En  la  actualidad  la  política  en  general  no  puede  entenderse  sin  la  consideración  de  los  medios  
de  comunicación  y  su  papel  en  la  mediación  entre  las  elites  gobernantes  y  opositoras  y  la  masa  
de  la  población.  La  política  mediatizada  significa  que  la  comunicación  a  través  de  los  medios  se  
ha   convertido   en   algo   fundamental   para   la   política   y   la   vida   pública   en   las   democracias  
contemporáneas.   La   fragmentación   y   la   especialización   de   la   audiencia   tienen   consecuencias  
políticas.   Las   características   tradicionales   de   la   política   persisten.   Sin   embargo,   muchos  
sistemas   de   gobierno   han   llegado   a   un   punto   donde   la   gobernación   no   podría   ocurrir   en   sus  
formas  actuales  sin  los  variados   usos   de   los   medios   de   comunicación,   al   igual   que   un   conjunto  
de   procesos   relacionados   como   la   formación   de   opinión   y   las   campañas   electorales.   Importa  
destacar   que   estas   relaciones   entre   medios   y   política   generan   lo   que   se   ha   denominado  
sistemas   de   medios   y   política,   en   los   que   destacan   tres   grandes   modelos:   el   modelo   liberal  
(Estados   Unidos,   Reino   Unido,   Australia,   Nueva   Zelanda);   el   modelo   corporativo   democrático  
(Alemania  y  los  países  escandinavos);  el  modelo  mediterráneo  o  pluralista  polarizado  (España,  
Francia,  Italia,).  Las  relaciones  entre  los  medios  y  la  política  son  diferentes  en  cada  uno  de  los  
tres  grandes  tipos  de  sistemas  lo  que  tiene  importantes  repercusiones  sobre  la  formación  de  la  
opinión  pública  como  se  verá  a  continuación.  
 
El   modelo   liberal   se   caracteriza   por   un   desarrollo   temprano   de   la   prensa   de   masas   que   ha  
adquirido  una  circulación  mediana.  El  periodismo  se  orienta  a  la  información,  tiene  pluralismo  
interno   y   predomina   una   cierta   neutralidad   política   hasta   cierto   punto   y   hay   una   intensa  
profesionalización   de   los   periodistas.   El   mercado   domina   al   Estado   en   términos   generales.  
Véanse  las  características  restantes  del  modelo  en  la  Tabla  5.  
 

  19  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla   5.   El   modelo   liberal   de   medios   y   política.


Variables MODELO LIBERAL
Industria de prensa Mediana circulación de prensa; desarrollo temprano de la
prensa de masas

Paralelismo político prensa neutral comercial; periodismo orientado a la


información; pluralismo interno (pero externo en Gran
Bretaña); modelo profesional de gobernación de radio-
televisión; sistema autónomo formalmente
Profesionalización Fuerte profesionalización; auto-reglamentación no
institucionalizada

Papel del Estado en el sistema El mercado domina (excepto fuerte radio-televisión pública en
de medios Gran Bretaña e Irlanda)

Historia política; pautas de Democratización temprana; pluralismo moderado


conflicto y consenso
Gobierno mayoritario o de Predominantemente mayoritaria
consenso

Pluralismo individual / Representación individualizada en vez de organizada (en


organizado especial en los Estados Unidos)

Papel del Estado Liberalismo; Estado de bienestar más débil en particular en


los Estados Unidos

Autoridad racional legal Fuerte desarrollo de la autoridad racional legal

Fuente:  Hallin,  Mancini  2004:  67-­‐68.  


 
 
Las   característica   del   modelo   corporativista   se   recogen   en   la   Tabla   6.   En   él   ha   habido   un  
desarrollo   temprano   de   la   prensa   de   masas   y   su   circulación   es   elevada.   Hay   una   prensa   de  
partido   fuerte   históricamente   hablando   por   lo   que   hay   un   pluralismo   externo,   la  
profesionalización   de   los   periodistas   es   elevada.   El   Estado   interviene   con   intensidad   y  
amplitud.  
 

  20  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla   6.   El   modelo   corporativista   de   medios   y   política.


Variables MODELO DEMOCRÁTICO CORPORATIVISTA
Industria de prensa Alta circulación de la prensa; desarrollo temprano de la
prensa de masas

Paralelismo político Pluralismo externo en especial en la prensa nacional; fuerte


prensa de partido históricamente; desplazamiento hacia la
prensa neutral comercial; la política en los sistemas de radio y
televisión con autonomía sustancial
Profesionalización Fuerte profesionalización; auto-reglamentación
institucionalizada

Papel del Estado en el sistema Fuerte intervención del Estado pero con protección para la
de medios libertad de prensa; subsidios a la prensa, particularmente
cuantiosos en Escandinavia; radiotelevisión de servicio
público fuerte
Historia política; pautas de Democratización temprana; pluralismo moderado (excepto
conflicto y consenso Alemania y Austria antes de 1945)

Gobierno mayoritario o de Predominantemente consenso


consenso
Pluralismo individual / Pluralismo organizado; historia de pluralismo segmentado;
organizado corporativismo democrático

Papel del Estado Estado de bienestar fuerte; implicaciónsignificativa del Estado


en la economía
Autoridad racional legal Fuerte desarrollo de la autoridad racional legal
 

Fuente:  Hallin,  Mancini  2004:  67-­‐68.  


 

El  modelo  de  medios  y  política  de  pluralismo  polarizado  o  mediterráneo  se  recoge  en  la  Tabla  
7.  Este  modelo  se  caracteriza  por  las  particularidades  siguientes:    

-­‐   Escaso   desarrollo   histórico   del   mercado   periodístico,   reforzado   también   por   la   ausencia   de  
libertad  de  prensa  durante  las  dictadura  típicas  en  el  sur  de  Europa:  Petain  en  Francia  (1940-­‐
1944),   Mussolini   en   Italia   (1922-­‐1943),   Salazar   en   Portugal   (1932-­‐1974),   los   coroneles   en  
Grecia  (1967-­‐1974),  Franco  en  España  (1939-­‐1975).  Las  consecuencias  son  una  prensa  dirigida  
fundamentalmente  a  las  élites  y  unos  índices  de  lectura  muy  reducidos  en  comparación  con  los  
países  encuadrados  en  los  otros  modelos.  

-­‐  Altos  niveles  de  paralelismo  político,  entendido  éste  como  la  relación  que  se  establece  entre  
los  periodistas  y  la  clase  política,  pues  unos  y  otros  mantienen  una  estrecha  relación  desde  la  
transición,   de   manera   que   los   medios   se   estarían   convirtiendo   en   el   “referente   ideológico”   del  
partido   afín,   en   expresión   de   Juan   Jesús   González   (2008),   sin   pluralismo   político   interno   y  
enteramente  predecibles  en  su  cobertura  y  línea  editorial.  

-­‐  Escasa  profesionalidad  y  autonomía  de  los  periodistas,  originadas  por  el  tardío  comienzo  de  
los  estudios  de  formación  y  de  las  normas  deontológicas  profesionales  asociadas,  la  parcialidad  
y   la   falta   de   poder   real   de   las   asociaciones   profesionales   y   un   conjunto   de   problemas  
sustantivos   de   la   profesión,   en   la   que   cuestiones   elementales   como   la   objetividad,  
ecuanimidad,   imparcialidad...   son   rara   avis   y   se   sustituyen   por   el   partidismo   o   la   adscripción  
ideológica.  

  21  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

-­‐  Intervención  del  Estado  en  los  medios  de  comunicación,  que  se  produce  de  manera  directa  
como   propietario   de   cadenas   audiovisuales,   e   indirecta,   mediante   el   reparto   del   espectro  
radiofónico  y  la  concesión  de  licencias  audiovisuales.  

Como  los  medios  sólo  son  críticos  con  los  antagonistas,  su  función  de  control  se  diluye  puesto  
que  se  dan  por  descontados  los  ataques  y  el  favor  de  los  propios.  Esta  falta  de  ecuanimidad  y  
de   profesionalidad   deteriora   la   percepción   de   la   política   y   del   periodismo   ante   la   opinión  
pública.  

Tabla  7.  El  modelo  pluralista  polarizado  de  medios  y  política.  

Variables MODELO PLURALISTA POLARIZADO


Industria de prensa Baja circulación de la prensa; periódicos orientados a las elites
Paralelismo político Alto paralelismo político; pluralismo externo, periodismo
orientado al comentario; modelo parlamentario o
gubernamental de gobernación de radio-televisión; la política
predomina sobre los sistemas de radio y televisión
Profesionalización Débil; instrumentalización

Papel del Estado en el sistema Fuerte intervención del Estado; subsidios a la prensa en
de medios Francia e Italia; periodos de censura; liberalización “salvaje”
(excepto Francia)
Historia política; pautas de Democratización tardía; pluralismo polarizado
conflicto y consenso
Gobierno mayoritario o de Ambos
consenso
Pluralismo individual / Pluralismo organizado; fuerte papel de los partidos políticos
organizado
Papel del Estado Dirigismo; intensa implicación del Estado y de los partidos en
la economía; periodos de autoritarismo; Estado de bienestar
fuerte en Francia e Italia
Autoridad racional legal Desarrollo débil de la autoridad legal racional (excepto
Francia); clientelismo

 
Fuente:  Hallin,  Mancini  2004:  67-­‐68.  
 
 

Conclusión
 
Resulta   difícil   distinguir   tajantemente   entre   las   funciones   políticas   y   administrativas   en   los  
Estados   contemporáneos.   Cualquier   intento   de   dar   cuenta   de   la   complejidad   de   la   relación  
entre   la   política   y   las   Administraciones   Públicas   encuentra   una   gran   diversidad   de   enfoques  
dentro   de   la   literatura   administrativa.   Se   habla   de   Estados   fuertes   y   débiles,   sociedades  
emprendedoras  o  burocráticas.  Se  discute  si  las  culturas  políticas  nacionales  influyen  y  de  qué  
manera  sobre  las  pautas  administrativas  o  como  se  relacionan  con  las  culturas  organizativas.  
Sobre   si   el   supuesto   desplazamiento   de   los   valores   sociales   hacia   una   sociedad  
postmaterialista   modifica   las   demandas   que   plantean   los   ciudadanos   a   las   administraciones.  
Sobre   si   la   disparidad   entre   los   valores   de   los   funcionarios   implican   acentuar   la   importancia   de  
las  preocupaciones  de  los  partidos  políticos.  
 

  22  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Sin  embargo,  pueden  destacarse  a  modo  de  conclusión  dos  grandes  perspectivas  de  interés.  La  
primera  alude  a  la  importancia  de  investigar  las  potenciales  diferencias  culturales  en  el  plano  
nacional   y   administrativo,   así   como   el   impacto   contínuo   de   los   diferentes   fundamentos  
históricos  de  los  sistemas  administrativos  y  de  indagar  por  qué  estos  factores  persisten  y  cómo  
resisten  las  demandas  para  el  cambio.  La  segunda  resalta  cómo  importa  la  política  a  la  hora  de  
explicar  la  reforma  de  las  administraciones  y  del  sector  público,  cómo  las  instituciones  políticas  
nacionales   definen   la   extensión   del   liderazgo   político,   esto   es   la   manera   en   que   las   políticas  
públicas  se  formulan  y  administran,  así  como  proporcionan  la  estructura  de  oportunidad  para  
que  los  afectados  puedan  oponerse  a  su  implantación  (Lodge  2003).  

Referencias  
 
Baldini,   Gianfranco,   Pappalardo,   Adriano   (2009)   Elections,   Electoral   Systems   and   Volatile  
Voters.  Houndmills:  Palgrave.  
Carey,   John   M.,   Hix,   Simon   (2009)   The   Electoral   Sweet   Spot:   Low-­‐Magnitude   Proportional  
Electoral  Systems,  manuscrito.  
García-­‐Pelayo,  Manuel  (1986)  El  Estado  de  partidos.  Madrid:  Alianza.  
Gunther,   Richard,   Montero,   José   Ramón,   Linz,   Juan   J.     (comps.)   (2002)   Political   Parties.   Old  
Concepts  and  New  Challenges.  Oxford:  Oxford  University  Press.  
Hallin,  Daniel  C.,  Manzini,  Paolo  (2004)   Comparing   Media   Systems.   Three   Models   of   Media   and  
Politics.  Nueva  York,  Cambridge  University  Press.  [Hay  traducción  al  español  en  Hacer,  
Barcelona  2008].  
Katz,   Richard   S.,   Mair,   Peter   (1995)   “Changing   Models   of   Party   Organizations   and   Party  
Democracy:  the  Emergence  of  the  Cartel  Party”,  Party  Politics,  1:  5-­‐28.  
Katz,   Richard   S.,   Mair,   Peter   (2002)   “The   Ascendancy   of   the   Party   in   Public   Office:   Party  
Organizational   Change   in   Twentieth-­‐Century   Democracies”,   en   Gunther,   Montero,   Linz  
(comps.):  113-­‐135.  
Key,  V.  O.  (1961)  Public  Opinion  and  American  Democracy.  Nueva  York:  Knopf.  
Linz,   Juan   J.   (2002)   “Parties   in   Contemporary   Democracies:   Problems   and   Paradoxes”,   en  
Gunther,  Montero,  Linz  (comps.):  291-­‐317.  
Lodge,   Martin   (2003)   “Administrative   Patterns   and   National   Politics”,   en   Peters,   Pierre  
(comps.):  451-­‐463.  
Meguid,     Bonnie   M.   (2008)   Party   Competition   Between   Unequals.   Strategies   and   Electoral  
Fortunes  in  Western  Europe.  Nueva  York:  Cambridge  University  Press.  
Olson,   Mancur   (1965)   The   Logic   of   Collective   Action.   Public   Goods   and   the   Theory   of   the  
Groups.  Cmbridge:  Harvard  University  Press.  
Panebianco,  Angelo  (1990  [1982])  Modelos  de  partido.  Madrid:  Alianza.  
Peters,  B.  Guy  (2001)  The  Politics  of  Bureaucracy.  Nueva  York:  Longman.  
Peters,  B.  Guy,  Pierre,  Jon  (2003)  Handbook  of  Public  Administration.  Londres:  Sage.  
Peters,  B.  Guy,  Pierre,  Jon  (2004)  Politicization  of  the  Civil  Service  in  Comparative  Perspective  
The  quest  for  control.  Londres:  Routledge.  
Puhle,   Hans-­‐Jürgen   (2002)   “Still   the   Age   of   Catch-­‐Allism?   Volksparteien   and   Parteienstaat   in  
Crisis  and  Re-­‐equilibration”,  en  Gunther,  Montero,  Linz  (comps.):  58-­‐83.  
Wolinetz   (2002)   “Beyond   the   Catch-­‐All   Party:   Approaches   to   the   Study   of   Parties   and   Party  
Organization   in   Contemporary   Democracies”,   en   Gunther,   Montero,   Linz   (comps.):  
136-­‐165.  
 
 

  23  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tema 3. Presidencia y gobierno


José A. Olmeda

La tendencia de presidencialización del poder ejecutivo ....................................................................... 2


Tipología de los regímenes político-administrativos .......................................................................... 2
Las tendencias presidencialistas ......................................................................................................... 6
Gobiernos y ministros ............................................................................................................................. 9
Proceso decisorio en el seno del gobierno ........................................................................................... 11
Tipologías de procesos de adopción de decisiones .......................................................................... 11
La función que cumplen las reuniones del gabinete ........................................................................ 12
La influencia de los ministerios y de los partidos ................................................................................. 15
El papel desempeñado por los ministros individuales.......................................................................... 17
Sistema de asesoramiento .................................................................................................................... 21
Relaciones entre el poder ejecutivo y el parlamento ........................................................................... 22
Referencias............................................................................................................................................ 25

El sistema de gobierno de gabinete 1 ministerial está muy extendido. No sólo la mayoría de los países
europeos lo utilizan para gobernar, sino que algunas de las democracias extra-europeas, como
Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Japón, India e Israel también se rigen por él. Este sistema surge en
el siglo diecinueve y se basa en el compromiso entre dos tendencias opuestas: el antiguo derecho a
gobernar de los monarcas absolutos y el nuevo valor de la soberanía nacional de las naciones. De
aquí parte la contraposición entre el gobierno en un régimen presidencial y los gobiernos de
gabinete en los regímenes parlamentarios, lo que separa la experiencia político-administrativa de los
Estados Unidos de Europa occidental. En esta última ha resurgido con la experiencia de la V
República francesa, con su vigente constitución de 1958, un modelo denominado régimen
semipresidencial con características distintivas de los dos anteriores por derecho propio, aunque
ahora no se suele mencionar que la República de Weimar siguió este modelo, ya analizado por
Weber.
Sus diferencias fundamentales según los criterios constitucionales formales a estos efectos radican
en lo siguiente. En el presidencialismo, el presidente que controla el poder ejecutivo es elegido
directamente o mediante un colegio electoral, con ese único fin; y el legislativo, con una o dos
cámaras, también es elegido por los ciudadanos por lo que ambos gozan de legitimidad democrática
directa. Tanto el presidente como el congreso son elegidos por un periodo fijo e independiente uno
de otro, de manera inflexible. En suma, el presidencialismo se caracteriza entonces por la

1
En español se emplea gabinete tanto para referirse al órgano colegial o colectivo que agrupa al consejo de
ministros, al gobierno, como al grupo reducido de asesores técnicos o de confianza política (gabinete de
prensa, gabinete del ministro). Aquí se utilizará indistintamente gabinete o gobierno para referirnos al
primero.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

legitimidad democrática dual y la rigidez en expresión de Linz (1997: 32). Los regímenes
semipresidenciales, “sistemas de motor doble” (Sartori 1994: 153), tienen un ejecutivo dual en el
que el presidente es elegido por los ciudadanos, directa o indirectamente, pero no es designado por
el parlamento y tiene un grado real de poder ejecutivo; y un primer ministro que necesita la
confianza del parlamento y que comparte ese poder ejecutivo con el presidente. Su funcionamiento
operativo depende directamente de la congruencia política partidista entre la mayoría
parlamentaria y el presidente.
Por último, en los regímenes parlamentarios, los ciudadanos eligen a sus representantes
parlamentarios quienes otorgan su confianza a un primer ministro con el suficiente apoyo.
Básicamente se dividen en sistemas mayoritarios en los que predomina una estructura bipolar de la
competición electoral y sistemas consensuales con gobiernos en minoría, amplias coaliciones y
actores con capacidad de veto. Sin embargo, aunque las democracias europeas suelen describirse
como parlamentarias es más preciso describirlas como democracias ejecutivas, dado que el trabajo
lo realizan los gobiernos, los primeros ministros y las administraciones públicas (Peters 2007: 238).
Pero antes de analizar su funcionamiento se examina la tendencia contemporánea a la
presidencialización de la política, para pasar a analizar luego los gobiernos y los ministros, el proceso
decisorio y de coordinación del gobierno, el sistema de asesoramiento, y las relaciones entre el
ejecutivo y el parlamento.

La tendencia de presidencialización del poder ejecutivo


Tipología de los regímenes político-administrativos
La forma más frecuente de sistema ejecutivo en Europa, que combina elementos funcionales y
estructurales, es el gobierno parlamentario con un gabinete compuesto por miembros de un partido
mayoritario o de una coalición de partidos formada para conseguir esa mayoría. El gabinete puede
estar formado por un primer ministro, quien típicamente lidera el partido político más votado en la
coalición; los ministros individuales pueden haber sido seleccionados más o menos autónomamente
por los partidos que componen la coalición o por propio primer ministro en función de los equilibrios
internos del partido mayoritario. La negociación entre los partidos para formar la coalición puede
asignar las carteras ministeriales entre cada fuerza política, que propone luego el individuo
particular que ocupará el puesto. En la mayoría de los casos un ministro es responsable de un único
departamento del gobierno y puede ser ayudado por distintos asesores políticos y/o técnicos pero
en otros un solo departamento grande o importante puede tener distintos ministros en el gabinete.
Por ejemplo, en muchos países el Ministerio de Hacienda o los asuntos sociales y la política de salud
pueden estar divididos entre varias carteras del gabinete (Peters 2007).
El otro modelo importante en Europa es el sistema semipresidencial. Como se ha apuntado ya éste
combina un primer ministro del modelo de gabinete con presidente electo que tiene ciertos poderes
ejecutivos. Se ha utilizado por Finlandia y se ha hecho familiar con la vigencia de la quinta república
francesa (1958). El poder ejecutivo se divide constitucionalmente entre presidente y primer
ministro. Los ministros u otros cargos políticos ejecutivos son responsables de las distintas políticas
públicas. El modelo presidencial es el vigente en los Estados Unidos y en todas las democracias
iberoamericanas que lo han imitado.
En términos más analíticos, Lijphart ha señalado que existen diferencias fundamentales entre los
sistemas democráticos mayoritarios en los que el vencedor electoral obtiene todo el poder y los
sistemas más consensuales en los que predominan gobiernos de coalición de base más o menos
amplia. En la Tabla 1 se recoge la ubicación de distintos países occidentales en esta categoría
ordenadora y en otras más que se describen a continuación y que configuran sus respectivos

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

regímenes político-administrativos que definen el entorno inmediato donde se desenvuelve el


trabajo del poder ejecutivo.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 1. Tipos de régimen político-administrativo según distintas características.


Estructura Gobierno Relaciones Tradición/ Cultura Diversidad del
estatal ejecutivo ministro/mandarines administrativa asesoramiento
sobre las políticas
públicas
Alemania Federal Parlamentario Separado Germánica/ Principalmente
Coordinado Intermedio Bastante politización Rechtsstaat función pública
(más unos pocos
académicos)
Australia Federal Parlamentario Separado Angloamericana/ Principalmente
Coordinado Mayoritario Politización ligera Interés público servicio civil hasta
la década de 1980
Bélgica Federal Parlamentario Politización Híbrida/ Rechtsstaat Principalmente
Consensual consultoras y
universidades
Canadá Federal Parlamentario Separado Angloamericana/ Principalmente
Mayoritario Interés público servicio civil
España Federal Parlamentario Separado Napoleónica/ Principalmente
Mayoritario Politización Tendente a función pública,
Rechtsstaat consultoras
Estados Federal Presidencial Separado Angloamericana/ Muy variada:
Unidos Fragmentado Intermedio Muy politizado Interés público nombramientos
políticos,
empresas, think
tanks, consultoras
Finlandia Unitario Semipresidencial Separado Híbrida/ Tendente a Principalmente
Descentralizado Consensual Bastante politización Rechtsstaat función pública
Bastante
fragmentado
Francia Unitario Semipresidencial Integrado Napoleónica/ Principalmente
Antiguamente Intermedio Bastante politización Predominantemente función pública
centralizado Rechtsstaat
Coordinado
Italia Unitario Parlamentario Politización Napoleónica/ Una combinación
Crecientemente Coalición Rechtsstaat amplia

Nueva Unitario Parlamentario Separado Angloamericana/ Principalmente


Zelanda Mayoritario No politizado Interés público servicio civil
(hasta 1996)
Países Unitario Parlamentario Separado Híbrida/ Una combinación
Bajos Consensual Bastante politización Originalmente muy amplia:
legalista pero ha funcionarios,
cambiado a pluralista/ académicos, otros
consensual expertos
Reino Unitario Parlamentario Separado Angloamericana/ Principalmente
Unido Mayoritario No politizado Interés público servicio civil hasta
la década de 1980.
Recientemente
think tanks,
consultoras,
asesores políticos
Suecia Unitario Parlamentario Separado Escandinava/ Una combinación
Intermedio Crecientemente Originalmente amplia: procesos
politizado legalista pero ha corporativistas que
cambiado a implican a expertos
corporativista académicos y
sindicatos

Fuente: Pollit, Bouckaert 2004: 42; Peters 2007: 239, 244.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Las distintas dimensiones de la Tabla se exploran a continuación. La estructura estatal. Esta


dimensión se refiere a dos dimensiones básicas: el grado de dispersión vertical de la autoridad entre
niveles de gobierno y el grado de dispersión horizontal del gobierno central, esto es hasta qué punto
los ejecutivos son capaces de asegurarse de que todos los ministerios tiran en la misma dirección o
están fragmentados. La primera dimensión alude a la distinción entre constituciones federales y
unitarias, en la tabla se recogen distintos tipos de federaciones: Alemania, Australia, Bélgica,
Canadá, España y los Estados Unidos. No obstante, la descentralización de algunos Estados unitarios
supera en algunos aspectos a otros federales, por ejemplo, la descentralización operada en Suecia
en las décadas de 1980 y 1990, ha engrosado el “Estado local” a expensas de un grupo de
ministerios centrales de menor tamaño (Pollit, Bouckaert 2004: 43).
Las relaciones ministro-mandarines. La manera en la que funcionan las relaciones entre los
ejecutivos políticos (ministros) y los funcionarios superiores (mandarines) es un elemento funcional
pero está condicionado en gran medida por supuestos y valores culturales. Las relaciones entre
estos dos grupos de elite varían considerablemente entre países y a lo largo del tiempo. ¿Están las
carreras políticas separadas o integradas con las de los mandarines? ¿Están politizados los altos
puestos funcionariales? ¿O están ligadas sus fortunas al patronazgo político de modo que afrontan
alguna suerte de exilio si cambia el partido en el poder?
La tradición y la cultura administrativas (la filosofía de la gobernación). Se alude aquí a dos aspectos
interrelacionados. Las tradiciones administrativas producen muy diferentes pautas de gobernación,
de relaciones entre los altos funcionarios y las autoridades políticas y con la sociedad civil. Siguiendo
a Peters (2007: 244-246) se distinguen cuatro grandes tradiciones: angloamericana, napoleónica,
germánica y escandinava, a las que habría que añadir una híbrida que mezcla ingredientes de
diferentes tradiciones. Por ejemplo, un rasgo distintivo de las tradiciones napoleónica y germánica
es que tienden a ser extremadamente formales y legalistas mientras que la tradición
angloamericana pone el acento sobre la gestión. De otra parte la cultura administrativa se refiere a
las expectativas de lo que el personal de una organización considera norma y aceptable en ella.
Proporciona el contexto de creencias y actitudes, símbolos y rituales de las relaciones que se
producen en el sector público.
Se han considerado dos grandes culturas administrativas: Rechtsstaat e interés público. En la
primera perspectiva, el Estado es una fuerza integradora central en la sociedad y sus preocupaciones
fundamentales son la preparación, promulgación, aplicación y cumplimiento de las leyes. De aquí se
sigue, que la mayoría de los altos funcionarios serán juristas, versados en un específico
ordenamiento administrativo separado de otras ramas del derecho. En esa cultura la postura
burocrática instintiva es el seguimiento de las normas y los precedentes, y el comportamiento de los
funcionarios y ciudadanos individuales se sitúa en un contexto de corrección y control legal. Por el
contrario, el modelo de interés público concede un papel menos extensivo o dominante, de hecho,
el propio término “Estado” es raro en el lenguaje político anglosajón y se suele hablar más de
Gobierno, al que se considera una suerte de mal necesario cuyos poderes han de ser los mínimos
absolutamente imprescindibles y cuyos ministros y funcionarios deben ser controlados por los
parlamentos y otros mecanismos. Aunque el derecho es importante, está en segundo plano, y buena
parte de los altos funcionarios carecen de una formación especializada en sus misterios, por
ejemplo, en el Reino Unido la mayoría de los altos funcionarios son generalistas.
Diversidad del asesoramiento sobre las políticas públicas. Por último, se indican los canales
principales mediante los que las ideas que pueden servir para impulsar el cambio administrativo. En
principio, los cargos políticos ejecutivos pueden recabar asesoramiento de un amplio abanico de
fuentes: sus propios partidos políticos, los mandarines, consultores de gestión, especialistas
académicos, empresas y think tanks políticos partidistas y de política pública. Estos regímenes
político-administrativos no existen en un invernadero que los aísla de su cambiante entorno sino
que sufren la influencia de una amplio abanico de fuerzas internacionales e internas que provocan
cambios significativos en el funcionamiento del poder ejecutivo.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Las tendencias presidencialistas


Recientemente se ha argumentado por Poguntke y Webb (2005) que la política contemporánea se
caracteriza por una acusada tendencia a la presidencialización de los regímenes parlamentarios,
reforzándose la tendencia, como es lógico, en los semipresidenciales y presidenciales por sus
características constitucionales, véase la Tabla 2. A continuación se describe la dinámica de la
presidencialización y las causas subyacentes a este proceso.

Tabla 2. Presidencialización y tipo de régimen.

Gobierno
presidencializado
Presidencial

Semipresidencial

Parlamentario

Gobierno
de partido

Fuente: Poguntke, Webb 2005: 6.

La presidencialización puede entenderse como el cambio en tres arenas fundamentales del gobierno
democrático:
- Crecientes recursos de poder para el liderazgo de la cabeza del ejecutivo que puede
gobernar sin muchas interferencias externas.
- Autonomía frente al partido en el poder que puede encontrar expresión tanto en la
organización del partido en sí y en el ejecutivo estatal para aquellos partidos gobernantes.
- Progresiva personalización del proceso electoral moldeado por las personalidades de los
candidatos principales.
Poguntke y Webb (2005: 7) destacan la existencia de factores contingentes (dependientes de las
características de actores políticos particulares o de contextos específicos) y estructurales (cambios
duraderos por debajo del plano constitucional como transformaciones en el sistema de partidos o en
el tejido social de un país), en oposición a los formales y constitucionales, que impulsan un modo de
funcionamiento más presidencial en los líderes de los ejecutivos parlamentarios. Se produce un
desplazamiento de recursos políticos de poder y autonomía en beneficio de los líderes individuales y
una pérdida subsiguiente de actores colectivos como los gabinetes y los partidos políticos. Si
entendemos el poder, siguiendo a Weber, como la capacidad de conseguir un resultado deseado,
incluso venciendo la resistencia que pueda presentarse. El poder del líder del ejecutivo depende del
área de competencia protegida de la interferencia exterior y su capacidad para emplear todos sus
recursos de poder para superar las resistencias potenciales.
La presidencialización se produce, por tanto, en las tres esferas mencionadas (Poguntke, Webb
2005: 8-11):
- La esfera del poder ejecutivo. El crecimiento de zonas de autonomía puede resultar de que el
líder del ejecutivo o del partido consiga más poderes formales, mediante el poder de realizar

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

nombramientos o de decidir unilateralmente sobre las políticas públicas. También puede


provenir del recurso a un mandato personal por el líder mediante apelaciones plebiscitarias.
En suma, en una era electoralista los partidos pueden dejar mayor grado de libertad a sus
líderes mientras proporcionen victorias electorales. Además de los poderes formales
(personal y recursos financieros), cada vez resulta más importante, dada la mediatización de
la política, la capacidad para establecer la agenda y definir las alternativas en juego. El
control de los flujos de comunicación es crucial a estos efectos pues permite modular la
percepción de los demás sobre el rango de las opciones viables, sean otros decisores o el
público en general. De hecho, la implicación creciente en negociaciones internacionales,
gubernamentales o partidistas, hace que este poder de definir las alternativas sea casi
irresistible pues este tipo de acuerdos rara vez pueden renegociarse si hay discrepancias
internas. Por tanto, un indicador de presidencialización podría ser un desplazamiento del
poder interno del ejecutivo en beneficio de la cabeza del gobierno (sea un primer ministro o
un presidente). A la vez, los ejecutivos en su conjunto se harían crecientemente
independientes de la interferencia directa de “sus” partidos, se pasaría de un gobierno de
partidos a otro, en el que se prescinde de ellos. El proceso adquiriría variaciones sustanciales
entre los distintos tipos de régimen dadas sus diferencias constitucionales.
- La esfera del partido político. Se manifiesta en el interior del propio partido político en el que
se produciría un desplazamiento del poder interno de la organización en beneficio del líder,
otorgando una creciente autonomía respecto a las coaliciones de poder dentro del partido.
Esto puede suceder, por ejemplo, mediante elecciones directas de los dirigentes por los
militantes, y como resultado los activistas y los líderes de las facciones ideológicas o
territoriales dejan de ser el fundamento decisivo para los líderes del partido, que reclaman
mandatos personalizados. Todo ello se acompaña por un desplazamiento hacia modos de
comunicación y movilización plebiscitarios que dependen de los atractivos y las habilidades
comunicativas de los líderes individuales. El aspecto fundamental, que se desarrolla más
abajo, son las campañas electorales centradas en el candidato, pues el es líder el que
compite por el mandato popular más que el propio partido. No se trata tanto de que el líder
utilice sus recursos de poder para controlar la maquinaria del partido como para aumentar
su posición personal mediante la planificación coordinada de las actividades de relaciones
públicas. En otras ocasiones, el líder puede controlar el aparato del partido, pero no es una
característica esencial.
- La esfera electoral. En los procesos electorales se produce un desplazamiento desde el
control del partido hacia la dominación por los líderes. Primero, se produce un énfasis
creciente en las apelaciones de los líderes en las campañas. Segundo, la cobertura de los
medios sobre la política se centra mucho más en los líderes. Finalmente, puede haber una
creciente significación del efecto de los líderes a la hora del voto, aunque es difícil probar
estos efectos porque dependen mucho de contingencias tales como las personalidades de
los líderes o el contexto de cada elección. Pero, aunque se perciba que los efectos son
mínimos, los partidos pueden optar por personalizar las campañas con tal de conseguirlos.
¿Cuáles son los efectos de la presidencialización en los diferentes regímenes político-
administrativos, en particular sobre los sistemas mayoritarios y consensuales? Las democracias
consensuales se definen porque la capacidad del gobierno de ejercer el poder está constreñido
severamente por la existencia de puntos de veto institucionalizados: revisión judicial, segundas
cámaras poderosas, socios de coalición, o partidos fundamentales en el parlamento en el caso de
gobiernos minoritarios, mecanismos de negociación neocorporativistas, bancos centrales
independientes… Los gobiernos mayoritarios disfrutan de amplias zonas de autonomía, pues pueden
decidir sobre un amplio rango de asuntos sin tener que tomar en consideración a otros centros de
poder. Los jefes del ejecutivo en los sistema mayoritarios disponen de mayor poder inmediato y
directo por efecto de la presidencialización, pero sus homólogos en los sistemas consensuales se

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

beneficiarán también porque, al ser los mediadores entre fuerzas políticas influyentes, les sitúa en el
centro de la escena política, véase la Tabla 3.
Tabla 3. La dinámica de la presidencialización.
Presidencialización

Sistema mayoritario Sistema consensual


(estructura bipolar de la (gobiernos minoritarios,
competición electoral) coaliciones amplias)

Amplia zona Pequeña zona


de autonomía de autonomía

El poder es contingente a la tolerancia El poder es contingente a la


del partido (-s) mayoritario (-s) capacidad del líder para moderar
los actores con capacidad de veto

Más poder inmediato; se necesita Se necesita conseguir el poder


mantener el poder mediante la defensa mediante la extensión de la zona de
del control sobre las zonas de autonomía autonomía dominando a los actores
en contra del partido mayoritario con capacidad de veto

Fuente: Poguntke, Webb 2005: 12.

Tabla 4. Las causas de la presidencialización de la política.

Causas estructurales subyacentes Causas contingentes Caras de la presidencialización

Internacionalización Presidencialización
de la política interna del ejecutivo
Personalidad de los líderes
Crecimiento y complejidad del Estado
Presidencialización intrapartidaria
Estructura cambiante de la
comunicación de masas
Contexto político
Erosión de las fracturas sociales Presidencialización
electoral

Fuente: Poguntke, Webb 2005: 16.

Además de los factores contingentes del contexto político y la personalidad de los líderes cabe
formular, a modo de hipótesis, los siguientes factores estructurales indicados en la Tabla 4
(Poguntke, Webb 2005: 13-17):
- La internacionalización de la política. Es ya un lugar común afirmar que buena parte de los
problemas políticos de envergadura que afrontan los gobiernos sólo pueden tratarse
mediante la cooperación internacional, y suele estar implícito en el concepto de
globalización. Piénsese, por ejemplo, en el conflicto étnico en múltiples partes del globo, la

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

lucha contra el terrorismo ‘yihadista’, la contaminación ambiental, las políticas de asilo e


inmigración, el control de los mercados financieros globales y los flujos de inversión
transnacional.
- El crecimiento del Estado. Este desarrollo conducente a una mayor complejidad burocrática
y especialización organizativa se suele describir como fruto de dos procesos: diferenciación
institucional, aumento de los tipos de organizaciones mediante los que trabaja el gobierno;
clonación institucional, crecimiento del mismo tipo de organizaciones. Estos procesos han
provocado factores relevantes para la presidencialización: la centralización del poder al
tratar el núcleo del ejecutivo de coordinar los fragmentos institucionales del Estado; y el
deterioro de la responsabilidad colectiva del gabinete pues la tendencia a la elaboración de
políticas públicas por sector trae consigo más contactos bilaterales entre la cabeza del
ejecutivo y los ministros relevantes.
- La estructura cambiante de la comunicación de masas. La aparición de los medios de
comunicación de masas electrónicos y luego de los digitales ha alterado fundamentalmente
la naturaleza de la comunicación política en las democracias modernas. La televisión tiende
a centrarse en las personalidades y no en los programas electorales para reducir la
complejidad de los asuntos políticos, concentrándose en los símbolos más que en la
sustancia y en los detalles. No cabe descartar tampoco que esta mediatización de la política
sea resultado de una elección consciente de los políticos para explotar el potencial
simplificador y simbólico de los medios visuales para utilizarlo para sus propios fines y
establecer su agenda política.
- Erosión de las fracturas sociales. El vínculo entre los clásicos partidos de masas y sus bases
sociales tradicionales se ha deteriorado fruto del cambio de estos partidos y la aparición de
otros nuevos, junto con una acelerada transformación de la estructura social que generaba
esas fracturas y grupos sociales. La líneas definidas de la competición política definida por el
conflicto entre las ideologías de los grupos sociales (de clase, étnicos, religiosos) puede estar
atenuándose en las democracias modernas porque los electorados son cada vez más
heterogéneos en términos sociales e ideológicos.

No obstante, pese a la importancia de la presidencialización en los sistemas parlamentarios, el


primer ministro siempre es un actor entre otros, trabajando dentro de redes estructuradas y
compartiendo en cierta medida el poder, de modo que los factores institucionales imposibilitan que,
en la práctica, sea un presidente como tal. En efecto, son diferencias sistémicas las que distinguen a
un primer ministro de un presidente (Heffernan 2005: 53-70).

Gobiernos y ministros
Los trabajos académicos sobre el gobierno provienen de distintas disciplinas. A continuación se
señalan las perspectivas más significativas y las preguntas fundamentales que suscita cada lente
conceptual (Weller 2003: 704-708):
- Desde el punto de vista normativo de la teoría constitucional y del enfoque legal se concibe
al gobierno como centro de responsabilidad y rendición de cuentas colectiva e individual
ante el parlamento y el electorado, son los aspectos centrales de la relación entre el
ejecutivo y el legislativo.
- Desde el enfoque administrativo o posicional se conceptúa al gabinete como institución
administrativa basada en normas y rutinas, que ordena la circulación y coordinación de las
propuestas, mediante el desarrollo de protocolos que ordenan su funcionamiento.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

- Desde la óptica de las políticas públicas el gobierno es un foro para adoptar decisiones sobre
las políticas públicas que requiere la mejor información y coordinación disponibles para
asegurar que esas decisiones correctamente orientadas.
- Desde el enfoque de la ciencia política el gobierno es un campo de batalla político, como una
competición por el rango, el poder, la capacidad de determinar qué política pública se
emprende, y por la reputación que todo ello genera; en él los incentivos y los recursos son
los mejores medios para explicar los comportamientos.
- Desde la perspectiva desarrollada por Dunleavy y Rhodes (1990) y su concepto de núcleo del
ejecutivo (core executive), el gabinete es un sistema de gobierno, cuyo núcleo se define
funcionalmente para incluir todas aquellas organizaciones y estructuras que sirven
primariamente para trabajar conjuntamente e integrar las políticas del gobierno central, o
para actuar como árbitro final dentro del ejecutivo en los conflictos entre diferentes
elementos de la maquinaria gubernamental. De acuerdo con este enfoque, por tanto, el
gabinete sólo sería una parte de este complejo orgánico pero a veces es la clave porque es
diferente pues sus decisiones tienen un peso y una legitimidad de la que carecen otras
instancias.
Los diferentes enfoques pueden conducir a distintas valoraciones sobre cómo está operando el
gabinete en un país y coyuntura concreta y de aquí las diferentes conclusiones sobre lo que se
requiere para que mejore su funcionamiento. En primer lugar, hay que subrayar con relación a los
gabinetes entendidos como las estructuras directivas de las organizaciones administrativas
públicas que nos encontramos con diferencias muy importantes de estructura y de
comportamiento en los organismos que dirigen o pretenden dirigir la vida política de los Estados
europeos.
Desde un punto de vista general (Peters 2007: 240-241), la noción fundamental de gobierno de
gabinete es que el parlamento selecciona entre sus miembros a un grupo de personas, el gabinete, y
que se convertirán en ministros y servirán como el poder ejecutivo del Estado. Uno de los miembros
del gobierno será seleccionado como primer ministro. Aunque se suele conocer el candidato
probable de cada partido por anticipado, los ciudadanos nunca votan por él como tal sino como
miembro de una candidatura al parlamento. El gobierno posee la autoridad ejecutiva mientras
mantenga la confianza del parlamento, pero éste, siguiendo diferentes posibilidades, puede
retirársela individual o colectivamente. En consecuencia, el ejecutivo depende de mantener el
control de la mayoría parlamentaria que proviene de su elección por los ciudadanos. No obstante,
en la mayoría de los sistemas parlamentarios el derecho formal de introducir los proyectos de ley
corresponde principalmente al gobierno y no al parlamento. El control parlamentario se ejerce con
mayor frecuencia mediante comisiones especializadas que en sesiones plenarias y la relación
imperante entre parlamento y gobierno es de carácter reactivo, no de dirección activa.
En la actualidad este control del parlamento es más aparente que real porque el poder se ha
concentrado en el ejecutivo por distintas razones. Los partidos políticos se han institucionalizado
más intensamente por lo que tienden a controlar estrechamente las fortunas de sus miembros
individuales. Los gobiernos se han hecho más impermeables a las críticas o al fracaso en conseguir
suficiente apoyo parlamentario para una ley, llegándose incluso a la moción de censura constructiva,
vigente en Alemania, Bélgica, España… El principal instrumento del poder del ejecutivo es su
capacidad de control de la agenda parlamentaria pues determina las leyes que se consideran y que
se aprueban. A su vez tiene a su disposición a la burocracia cuando elabora la legislación, mientras
que los parlamentarios sólo disponen de expertos de su partido o de un sindicato u otro grupo de
interés o unos asesores que en algunos sistemas es muy reducido. En los sistemas parlamentarios no
hay organizaciones comparables a las que posee el Congreso de los Estados Unidos (Cámara de
representantes y Senado): el Congressional Research Service, encargado de asesorar en general a los
congresistas, las comisiones y al personal con confidencialidad y de manera no partidista; la
Congressional Budget Office, que hace lo mismo en materias presupuestarias; y la Government

10

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Accountability Office, encargada de revisar y controlar las actividades del ejecutivo mediante
auditorías independientes, y de realizar investigaciones y evaluaciones de los programas y políticas
federales. En último lugar, el poder creciente de los medios de comunicación ha tendido también a
desplazar el poder desde el parlamento hacia el ejecutivo. Es mucho más probable que un ministro
aparezca en televisión y sea capaz de conformar las percepciones del público sobre un programa o
una política concreta de que lo haga un parlamentario raso. Aquellos ministros que son eficaces
utilizando los medios realzan sus carreras y refuerzan la posición del gobierno en su conjunto, pero
la atención se centra en la personalidad, la imagen, mucho más que en los complejos detalles de las
políticas públicas. Los parlamentarios corrientes carecen normalmente de esas oportunidades y no
pueden divulgar sus ideas con tanta facilidad.

Proceso decisorio en el seno del gobierno


Uno de los problemas centrales de los gobiernos es la coordinación de las numerosas organizaciones
y funciones dentro del poder ejecutivo (véanse las cuestiones de coordinación en el Tema 4, en este
Tema se trata la forma de trabajar del gobierno). La especialización de las organizaciones y su
vinculación con poderosos intereses sociales dificulta a políticos y burócratas la creación de
enfoques coherentes para los problemas públicos. Mientras que los grupos de interés y los
burócratas pueden desear mantener sus propios regímenes en una política pública concreta, los
actores en el núcleo ejecutivo del gobierno pueden querer crear una mayor coherencia entre los
programas y una gobernación mejor coordinada. Esta creciente necesidad de coordinación proviene
de la plétora de organismos en el sector público y de la autonomía de los gestores en las
organizaciones públicas. La necesidad de los presidentes y los primeros ministros de imponer sus
propias perspectivas sobre las políticas gubernamentales ha favorecido que los gabinetes impulsen
sus esfuerzos de coordinación. Finalmente los cambios en los grupos clientelares fundamentales
para los gobiernos (por ejemplo, mujeres, niños, ancianos e inmigrantes) requieren programas que
proporcionen el abanico de servicios que estos grupos necesitan.

Tipologías de procesos de adopción de decisiones


Existen diferentes tipologías analíticas sobre los procesos de adopción de decisiones en los
gobiernos, como las de Sartori, Dunleavy y Rhodes o la de Andeweg. En este tema se examina más
detenidamente la tipología de Andeweg. Para estudiar el funcionamiento interno de los gabinetes es
útil tener en cuenta tres dimensiones: la distribución interna de poder, el grado de centralización del
proceso decisorio y el grado y seriedad de los conflictos internos. Las dos primeras dimensiones
proporcionan las características genéricas mientras que la tercera puede interferir sobre ellas
modificándolas. La literatura politológica sobre la materia se ha centrado en la figura principal, el
primer ministro, o bien en el gobierno en su conjunto o en los ministros, aspecto éste que se tratará
en apartados posteriores.
Andeweg parte de la distinción entre las dimensiones colegial y colectiva de los gabinetes. Aunque
estos términos se emplean a veces como sinónimos denotan dimensiones distintas. El carácter
colectivo del gobierno no implica una distribución específica del poder dentro del gabinete. Se
refiere a que ninguna persona, sea un ministro o el primer ministro, adopta en solitario las
decisiones sino que todos los ministros forman parte del proceso. En la noción de gobierno colectivo
subyace la norma constitucional de la responsabilidad colectiva sea la participación ministerial
amplia o pequeña, sustancial o superficial. El carácter colegial supone que el gobierno se basa en
que todos los ministros deberían tener igual voz y voto en la adopción decisiones, en el supuesto del
principio “un hombre, un voto”. La idea está presente con independencia de que los asuntos se

11

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

decidan formalmente con votaciones y pese al hecho de que en los gabinetes de la mayoría de los
países el primer ministro suele tener el voto de calidad en caso de empate (Andeweg 1993: 25-26).
El tipo ideal de gabinete es colectivo y colegial. En un extremo de esta última dimensión un primer
ministro poderoso puede dirigir el gabinete, lo que lo convertiría en monocrático, mientras que en el
otro extremo del continuum sería verdaderamente colegial. Un indicador de esta variable puede ser
el poder del primer ministro para dar instrucciones a los ministros individuales dentro del campo de
acción de sus departamentos, mientras que, en el extremo opuesto, el poder estaría distribuido
equitativamente entre los ministros. Entre ambos extremos hay situaciones en las que un pequeño
grupo de ministros domina la vida del gabinete por lo que puede denominarse oligárquico. El
indicador par excellence es la existencia de un gabinete interno, formal o informal. En unos casos
estos gabinetes internos pueden reforzar la posición del primer ministro mientras que en otros
pueden contraponerse a sus ambiciones potencialmente monocráticas (Andeweg 1993: 27-28).
Andeweg también divide en tres posibilidades la dimensión colectiva. En un extremo se situarían los
gabinetes colectivos en que las decisiones se adoptan en las reuniones plenarias de todos sus
miembros mientras que en el otro se hallarían los gobiernos fragmentados, en los que hay escasas
interacciones y en los que cada ministro con sus asesores y altos funcionarios adopta
independientemente las decisiones. Cabe una tercera situación intermedia de decisiones
segmentadas, bien como resultado de divisiones en áreas de política pública o en fracturas políticas
partidistas. Un indicador de segmentación sectorial puede ser la importancia de las comisiones, del
gabinete en pleno, de los departamentos o reuniones faccionales. Las reuniones de ministros del
mismo partido son frecuentes en los gobiernos de coalición (Andeweg 1993: 29-30). La combinación
de las dos dimensiones forma una tipología de gobiernos sobre la base de sus procesos internos de
adopción de decisiones que se recoge en la Tabla 5. Debe resaltarse que los tipos 7, 8 y 9 se aplican
sólo en coaliciones o gabinetes de un solo partido cuando éste tiene un alto faccionalismo.
Tabla 5. Tipos de gabinetes.

Fragmentado Segmentado Centralizado


individual colectivo
Sectorial Partidista
1 4 7 10
Centralizado Primer- Gabinetes Gabinete Gabinetes Gabinetes con un
ministerial globalmente dominado dominados presidente
dominados Preparativos en consociacionales dominante
comisiones
2 5 8 11
Oligárquico Gabinetes Gabinetes Gabinetes basados Gabinetes con un
clientelistas basados en un en comisiones de “círculo íntimo”
“Señor feudal” coalición
3 6 9 12
Disperso Colegial Gabinete con Comisiones Gabinetes Gabinetes
autonomía autónomas de consociacionales verdaderamente
ministerial gabinete colectivos y
colegiales
Fuente: Andeweg 1993: 33.

La función que cumplen las reuniones del gabinete


La actividad gubernamental se ha interpretado, desde una perspectiva teórica ya clásica, como
susceptible de ser encuadrada en tres grandes rúbricas: la del actor racional, se concibe la acción
gubernamental como elección; la del proceso organizativo, la acción se considera un resultado

12

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

organizativo; y la de la política burocrática, la acción es una resultante política (Allison 1971: 246-
263).
En la primera, una vez planteado el problema, se determinan las alternativas con sus costes y
beneficios estratégicos, los valores y los fines compartidos y las presiones del “mercado” que se esté
considerando, y como resultado de todo ello se decide. En la segunda, se definen las organizaciones
que componen el Gobierno y las que intervienen tradicionalmente en el problema de que se trate y
cuál es su influencia relativa; se determinan los repertorios, los programas y los procedimientos
operativos normalizados para hacer llegar la información disponible a los centros decisorios, para
generar alternativas, y, por último para implantar los cursos de acción alternativos. En la tercera, se
determinan los canales apropiados para actuar sobre esa clase de problema, los jugadores y sus
posiciones; qué personalidad, presiones laborales y actitudes pasadas les afectan, los plazos que
pueden forzar la resolución de la cuestión y las confusiones probables.
En un plano más próximo a los hechos concretos, el estilo decisorio de un gabinete puede
conceptuarse en torno a un conjunto de variables estructurales y de comportamiento que se
recogen en la Figura 5. Entre las variables estructurales hay que distinguir entre condiciones estables
y variables. Las primeras incluyen los procedimientos formales sobre lo que el gobierno puede hacer.
Las segundas se descomponen en factores políticos y características de personalidad,
comprendiendo los conocimientos de los ministros. Entre las variables de comportamiento, la más
definitoria es la práctica del liderazgo por el primer ministro o presidente del gobierno, de la manera
en que coordina el trabajo del gabinete y se relaciona con los burócratas, su propio partido, su grupo
parlamentario, su socio de coalición, y los medios de comunicación. En último lugar, cabe encuadrar
seis grandes tipos de decisiones gubernamentales: cuestiones puramente rutinarias; asuntos casi
rutinarios; materias muy conflictivas; problemas generales; estrategia sobre planificación a largo
plazo; y temas políticos tácticos (Müller-Rommel 1988: 187-189).

13

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Figura 1. La adopción de decisiones en los gobiernos.

ESTRUCTURAS COMPORTAMIENTO PROCESO


(=Estructura+Comportamiento)
Condiciones estables: Estilo de liderazgo del Presidente Estilo de adopción de decisiones en
el Gobierno
-Preparación formal de Débil/Fuerte, dependiendo de: -El Gobierno decide y discute:
propuestas -Coordinación del trabajo del Gobierno:
-Reglamentos formales del . Establecimiento de grupos: . cuestiones puramente rutinarias
Gobierno Formales / Informales: . cuestiones casi rutinarias
Temporales / Permanentes: comisiones ad (ciertos aspectos de una política)
hoc, redes, coalición, reuniones con los . materias muy conflictivas
ministros, elites, cliques (presupuesto)
. problemas generales
(política cotidiana)
. cuestiones políticas tácticas
. estrategia sobre planificación
a largo plazo
-Estructuras formales del . Poder centralizado /
Gobierno descentralizado de los ministros
Condiciones variables: -Coordinación de relaciones entre:
-Políticas . ministros, funcionarios y Gobierno
. Tipos de coalición en el . Gobierno y grupo parlamentario
Gobierno . Gobierno y grupos de interés
. Disciplina del partido . Socio (-s) de coalición
. Expectativa de situación . Presidente y medios de comunicación
electoral
. Disciplina del grupo
parlamentario
-Características de
personalidad
. Presidente carismático
. Ministros con
experiencia, conocimientos
técnicos y/o de gestión
. Imagen de los miembros
del Gobierno ante la
opinión pública
Fuente: Müller-Rommel, 1988: 188.
El primer ministro disfruta un grado de poder estructural que posibilita su predominio potencial. Las
tácticas que puede emplear en las reuniones de gabinete para hacer prevalecer sus puntos de vista
encajan con las circunstancias y su personalidad (Weller 2003: 712-713):
- Control del debate con detenimiento: hay una diferencia entre dejar hablar a los ministros
como miedo para mantener unido al partido y utilizar el gabinete como una suerte de
seminario para discutir opciones de política pública antes de afirmar la decisión propia
determinada de antemano; lo primero es una indicación de debilidad, la última de estilo.
- Control mediante anuncio del resultado preferido: los primeros ministros pueden anunciar
sus posturas y dejar que los ministros arguyan si se sienten inclinados a hacerlo. Puede que
no tengan opiniones definidas sobre todo pero cuando las tienen sus gabinetes no tienen
duda de cuál es su posición.
- Adopción segmentada de decisiones: cuando un primer ministro se enfrenta a un cierto
número de personalidades fuertes y antagonistas en las reuniones de gabinete puede

14

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

discutir diferentes políticas con distintos grupos de ministros para que no se divulguen al
conjunto del gobierno, que no se considera eficiente.
- Control mediante el intelecto: cuando los primeros ministros son los mejor informados, los
más experimentados y los más inteligentes pueden vencer en las discusiones o por lo menos
reducir la oposición a consentimiento por silencio y miedo.
- Control mediante el establecimiento del tono del debate: algunos primeros ministros pueden
tener visión otros pueden preferir un enfoque cauto.
- Discusión bilateral: pueden preferir hablar con los ministros de uno en uno, en especial en
materias sobre las que tienen un interés particular.

La influencia de los ministerios y de los partidos


No obstante, no todos los ministros ni los ministerios son iguales pese a que todos forman parte
nominalmente en igualdad de condiciones de la estructura colectiva, pero en realidad todos tienen
funciones muy diferentes y distintos niveles de poder y prestigio. Los distintos tipos de ministerios
que pueden encontrarse en los gabinetes contemporáneos comprenden los siguientes (Peters 2007:
241-243):
- Organismos centrales. Algunos ministerios son responsables de la gestión interna del
gabinete y proporcionan pocos o ningún servicio al público, como por ejemplo, los
ministerios de economía y hacienda o el de administración pública. Tienden a ser los más
poderosos del gobierno pues controlan recursos necesarios para los otros ministros. En
muchos casos el ministro de economía, de acuerdo con el primer ministro, puede vetar
algunas acciones de sus colegas de gabinete, formándose casi un duopolio en el proceso
decisorio.
- Funciones de soberanía. Son las funciones añejas y esenciales de cualquier gobierno: justicia,
asuntos exteriores, defensa, recaudación de impuestos… Suelen ser puestos poderosos y
prestigiosos en un gabinete y pueden superponerse con la categoría precedente. En
particular, con el avance de la globalización se incrementa la importancia internacional de
casi todos los sectores de política pública, los ministerios de asuntos exteriores se convierten
en agencias centrales que deben aprobar un amplio abanico de acciones de otros
ministerios.
- Funciones económicas. La mayoría de los gobiernos europeos tienen una extensa
implicación en la economía. Todos los países suelen tener un ministerio dedicado a comercio
e industria, otro a trabajo, otro a agricultura…
- Funciones sociales. La mayoría de los gobiernos europeos encabezan Estados de bienestar
de un tipo u otro y suelen tener un amplio conjunto de ministerios dedicados a la sanidad,
los servicios sociales, o la educación. Suelen ser los mayores empleadores, dadas las
necesidades de profesores, trabajadores sociales y de personal sanitario.
- Nuevos ministerios. Junto a los ministerios descritos más arriba, se añaden nuevas funciones
al sector público. Los más frecuentes han sido los dedicados a la protección ambiental. Pero
también se dedica a clientelas concretas: mujeres, familias…
Si ha habido un desplazamiento de poder desde el parlamento hacia el gabinete, dentro de estos se
ha producido otro con más intensidad, concentrándose el poder en manos de los primeros
ministros. Como ya hemos visto en el primer apartado, los procesos característicos de la
gobernación contemporánea traen consigo un dominio creciente de los primeros ministros y sus
agendas. Quizá el factor singular de mayor peso en esta transformación ha sido la mediatización de
la política y la concentración de la atención del público sobre los líderes nacionales. En su origen hay
que recordar que esta figura era la de un primus inter pares (el primero entre iguales), para indicar
que tenía primacía pero no más autoridad. Los primeros ministros han tendido a reforzar sus propios
gabinetes de apoyo para tener una mayor capacidad de control y supervisión sobre otras partes del
gobierno.

15

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Más allá del conocimiento establecido sobre las presuntas virtudes de los gobiernos mayoritarios se
desconoce el funcionamiento concreto de los gobiernos de coalición, y sus hipotéticas ventajas.
Resulta preciso calibrar los factores que determinan esas diferencias y sus repercusiones sobre la
eficacia, y la eficiencia de dichas estructuras. Las variables a considerar a este respecto serían dos: el
tipo de proceso de adopción de decisiones (colectivo o jerárquico) y la clase de “representación”, o
si se prefiere la de carrera, por la cual se ocupa un puesto en el gobierno (la vía puramente política
en oposición a los conocimientos técnicos, administrativos o especializados). Los elementos
fundamentales a tener en cuenta serían la influencia de los partidos, el papel jugado por los
ministros individuales, la extensión del poder del presidente del gobierno o primer ministro y la
función que cumplen las reuniones del gabinete (Blondel, Thiebault 1988: 115-117).
Si bien buena parte de las democracias actuales pueden caracterizarse como Estados de partidos
¿hasta qué punto los gobiernos elegidos por los parlamentos dependen de los grupos
parlamentarios respectivos? ¿es legítima la autonomía de la que disfrutan? ¿es indiferente o
importante que los ministros posean conocimientos técnicos especializados en la cartera de su
responsabilidad? ¿cuál debe ser el papel del presidente del gobierno? ¿un primus inter pares o un
líder carismático o telegénico? ¿expresan las reuniones de gabinete la “voluntad general” de los
ministros o sirven más bien para dar forma jurídica a las decisiones adoptadas en instancias más
“técnicas”?
Los gabinetes se hallan en una posición central y poseen una autoridad prevalente sobre las políticas
públicas, pero cuando se desagregan en sus componentes individuales, los ministros, los gabinetes
parecen, más bien, comités sobrecargados cuyos miembros representan un área de elaboración de
políticas frente al resto de sus compañeros de gabinete, al tiempo que dirigen esa política,
encabezando su dominio organizativo.
La práctica totalidad de los conflictos que se originan en los gobiernos contemporáneos pueden
imputarse a su heterogeneidad departamental o política. Los ministerios y los partidos o las
facciones constituyen las dos fuerzas centrífugas que estructuran el debate en la mayoría de los
gabinetes que operan en un sistema parlamentario. Su relación puede representarse en la tabla de
doble entrada recogida en la Figura 1, que, como es obvio, simplifica toscamente las situaciones
reales, ya que no se trata de variables dicotómicas, sino de dimensiones que varían a lo largo de un
continuum y antes que una conjetura teórica es un programa para la investigación empírica.
La heterogeneidad departamental significa que los intereses organizativos juegan un papel
importante en el proceso de adopción de decisiones, junto con la mayor proporción de ministros
especialistas. La heterogeneidad política no depende sólo de que haya varios partidos representados
en el gobierno, también puede darse en gabinetes de un solo partido (Andeweg 1988: 127-128). La
cuestión fundamental radica en calibrar hasta qué punto se refuerzan o se anulan mutuamente
estas dos fuentes de tensión. El dispositivo habitual para contrapesar estas tendencias centrífugas
suele consistir en el establecimiento de un complejo orgánico asesor o de control y seguimiento de
las políticas sectoriales en torno al Primer Ministro o el Presidente del Gobierno.
Figura 2. Dos fuerzas centrífugas en los gobiernos.

homogeneidad departamental

homogeneidad heterogeneidad

política política

heterogeneidad departamental

Fuente: Andeweg 1988: 127.

16

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Por ejemplo, considérese el empleo de departamentos “comodín” o ministerios “sin cartera” para
acomodar y dar satisfacción a las distintas facciones partidarias o a los representantes de los
distintos partidos en un gabinete de coalición, según su “peso” o influencia política o su condición de
departamento con nutridos programas de inversión pública. La adopción de uno u otro criterio
proporcionaría una distribución ministerial distinta en las dos grandes variables expuestas en la
Figura 1.

El papel desempeñado por los ministros individuales


Como se muestra en la Figura 2, en el Modelo I, de gabinete no-departamental, el de más largo
alcance, se alivia a los miembros del gobierno de sus tareas gestoras y puramente administrativas
como directivos departamentales y según Blondel se trata del único formato organizativo que puede
impulsar la coordinación. El Modelo II, de gabinete con ministros superdepartamentales, significa, de
hecho, una reducción drástica del número de ministerios, por lo que podría resultar impracticable su
adopción en gobiernos de coalición o de un solo partido con varias facciones. El Modelo III,
restringiría la pertenencia al gabinete a los ministros más importantes políticamente. Todos estos
tipos ideales suscitan una fractura entre los ministros que están o no en el gobierno. El último
Modelo no tiene estos inconvenientes porque todos los ministros tienen el mismo rango, pero hay
dentro del gabinete un núcleo, un pequeño grupo de ministros, con o sin cartera, que formaría un
círculo íntimo para la coordinación pormenorizada de las políticas en su conjunto o bien para
situaciones determinadas —crisis nacionales e internacionales, catástrofes naturales, ...—.
Desde otro punto de vista, si se relaciona la trayectoria profesional de los ministros individuales con
su puesto específico nos encontramos con lo que Blondel ha denominado el dilema entre la
representación y la especialización. En el primer caso, resulta crucial organizar una estructura que
asegure la reducción de los problemas que puedan surgir entre los sectores sociales en
competencia. La competencia individual sobre un campo determinado se considera de menor
importancia y la gestión del departamento se deja en manos de los funcionarios públicos. En el
segundo, no se percibe como esencial la pura habilidad política del ministro porque las cuestiones se
tratarán directamente por el líder. La función principal es resolver los problemas de administración,
dando prioridad a los resultados, el desarrollo de los programas y las políticas (Blondel 1985: 190).
En la práctica los ministros tienen que ser especialistas y generalistas, técnicos y políticos porque si
no quieren limitarse a vetar las propuestas que los altos funcionarios les proponen, deben ser
verdaderamente competentes en la esfera de competencias de su departamento pues deben
mostrar alguna comprensión de los esquemas que se les presentan, muchos de los cuales es
probable que sean complejos. También deben poseer habilidades de gestión. Tienen que ser
capaces de dirigir sus departamentos eficientemente. Esto repercute indirectamente sobre su papel
en las materias técnicas pues deben edificar una atmósfera de toma y daca por la cual se muestran
abiertos a las propuestas técnicas de sus asesores, al tiempo que retienen el derecho a insistir sobre
los cambios que creen necesarios. En consecuencia, tienen que acometer tres clases de tareas: una,
tienen que calibrar adecuadamente el efecto político potencial de las propuestas y parar aquellas
que pudieran ser inaceptables; dos, tienen que juzgar estas propuestas en su mérito técnico y
aceptar aquellas que parezcan intrínsecamente valiosas; y tres, tienen que asegurar que la moral de
los funcionarios de su departamento sea alta (Blondel 1991: 7-8).

17

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Figura 3. Cuatro modelos de gabinete interno.


MODELO I: GABINETE NO-DEPARTAMENTAL

ministros no-
departamentales
[] [] [] [] [] [] [] []
ministros departamentales

MODELO II: GABINETE CON MINISTROS SUPERDEPARTAMENTALES

ministros
superdepartamentales
[] [] [] [] [] [] [] []
^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^
secretarios de Estado
MODELO III: GABINETE CON LOS MINISTROS POLÍTICAMENTE MAS IMPORTANTES

ministros políticamente
importantes
[] [] [] [] [] [] [] []
[] [] [] [] [] [] [] [] [] []
otros ministros otros ministros
MODELO IV: GABINETE CON NÚCLEO

núcleo

[] [] [] [] [] [] []

GOBIERNO:

DEPARTAMENTO: []
CIRCULO ÍNTIMO O NÚCLEO DEL
GOBIERNO

Fuente: Andeweg 1988: 145.

Otra forma de aproximación, complementaria a la anterior, sobre el papel desempeñado por los
ministros individuales es la estabilidad de su permanencia en los gabinetes (Frognier 1991: 126-127).
Si la circulación de la elite es lenta, la composición gubernamental es estable; si es rápida, puede
serlo tanto que no llegue a existir elite gubernamental en absoluto, o parte de la elite política llega al

18

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

gobierno, se va y regresa periódicamente, como ocurría típicamente en Italia con anterioridad al


hundimiento del régimen por la operación político-judicial “Manos limpias”, entre otros factores.

Figura 4. Tipos principales de “núcleos” y “coronas” en los gabinetes.

ministros
.
. . . . . . . . . .
. . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . .. . . . . . .
. . . . . . . . .. . . . . .
. . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . .
núcleo
entradas y
salidas corona
Tipo 1: núcleo continuo Tipo 2: núcleo discontinuo Tipo 3: núcleo mixto

Fuente: Frognier 1991: 127.


En términos operativos puede definirse el núcleo como el subconjunto de ministros con una
permanencia igual o superior a los diez años y la corona con una igual o inferior al año. Los distintos
tipos pueden visualizarse en la Figura 3:
Tipo 1, núcleo continuo: esto sucede cuando un grupo de ministros permanece en el poder
sin interrupciones durante un largo período de tiempo por lo que la corona resulta
relativamente pequeña. Ejemplos: Austria, Alemania, Luxemburgo.
Tipo 2, núcleo discontinuo: un núcleo de menor tamaño que en el caso anterior compuesto
de ministros que van y vienen principalmente. Se trata de un núcleo inestable con una
corona grande y de mayor tamaño que en caso anterior. Ejemplos: Italia, Bélgica.
Tipo 3, núcleo mixto: un caso intermedio entre los precedentes pues el núcleo incluye
ministros de ambos tipos estable e inestable y la corona y el núcleo son de dimensiones
similares. Ejemplos: Gran Bretaña, Irlanda, Dinamarca.
De la tipología se deduce también que puede haber situaciones en las que no haya núcleo
prácticamente y la corona sea muy grande.
De otra parte, la cualificación de cada ministro es producto de dos dimensiones: el conocimiento
técnico de las materias propias de su departamento, su especialización; y su capacidad y las
habilidades propiamente políticas. Se ha excluido, por razones operativas, de esta consideración un
tercer factor de importancia pero difícilmente mensurable: las destrezas gestoras o administrativas,
no asimilable a la antigüedad o experiencia en la organización departamental de que se trate. La
aplicación de estas dos variables origina la tipología recogida en la Figura 4.

19

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 6. Tipología de habilidades ministeriales.

Conocimientos políticos

- +

- Profano Político
Conocimientos

+ Tecnócrata Especialista político


técnicos

Fuente: Bakema, Secker 1988: 158.


El tecnócrata y el especialista político cuentan con conocimientos próximos a la cartera que se les ha
encargado, y difieren en su experiencia política. El político puro carece de especialización técnica
mientras que el profano es un novicio tanto en los asuntos políticos como en los departamentales. El
papel a desempeñar por el primer ministro o presidente del gobierno en este terreno consiste en
lograr la combinación de experiencia política y conocimientos técnicos que le permita ejercer su
liderazgo de conjunto sin verse obligado a descender a detalles sectoriales, excepto en caso de
conflicto grave entre los distintos puntos de vista ministeriales.

Tabla 7. Las tareas de los ministros en los gabinetes europeos.

Política pública Política Ejecutiva o Relaciones públicas


gestora

Establecimiento de la Promoción de la posición del Gestión Supervisión de las relaciones


agenda departamento en el gabinete departamental del departamento con:

Iniciación de la política Parlamento Decisor ejecutivo Grupos de interés


pública

Selección de la política Unión Europea Público


pública

Legitimación de la Partido Medios de comunicación


política pública

Fuente: Marsh, Richards, Smith 2000: 306.


La mayoría de los altos funcionarios prefieren que sus ministros tengan capacidad de resolución y
juicio político. Una descripción de las tareas genéricas que realizan los ministros se recoge en la
Tabla 6: sobre política pública; política; ejecutiva o gestora; relaciones públicas. Están
interrelacionadas y no son mutuamente excluyentes y su actividad como tal combina ingredientes
de cada una de las tareas en distinta proporción. Por ejemplo, si una ministra inicia una política
pública, necesitará desarrollar tareas gestoras o ejecutivas, decidir sobre los debates intra e inter
departamentales y sobre la consulta a distintos grupos de interés. Además deberá guiar la política a
través de gabinete y el parlamento, desempeñando a la vez relaciones públicas a favor de su
proyecto y convenciendo al electorado de las bondades de esa política pública en particular. De

20

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

todas estas tareas, la de relaciones públicas y la de elaboración de políticas públicas son las que ha
cobrado mayor importancia en los últimos años. También se ha hecho más complejo su papel
estrictamente político, adquiriendo las relaciones con la Unión Europea gran significación en especial
en algunos departamentos.

Sistema de asesoramiento
De la abundante y reciente literatura sobre los asesores políticos en el ejecutivo se va a tratar aquí
con brevedad cuál es su papel en el proceso de elaboración de políticas públicas, ya que como
manifestación de la politización contemporánea de la función pública se describe en el tema 5. Los
asesores ministeriales se han convertido en la tercera rama del poder ejecutivo en las dos últimas
décadas desdibujando materialmente la rígida separación entre política y administración. Se definen
en general como personal eventual que proviene, normalmente, del exterior de la carrera
funcionarial y cuyo nombramiento está sujeto al patronazgo de un ministro al que están asignados y
para el que trabajan. Su institucionalización supone una clara desviación de la división estructural
entre las autoridades partidistas electas y los funcionarios de carrera, neutrales frente al partido en
el poder, pero, por otra parte, su existencia en todos los países implica que proporcionan un apoyo
necesario a primeros ministros y ministros ante las múltiples demandas que tiene que afrontar y que
no se cumplen por los funcionarios: agenda política internacional, presiones electorales, constante
atención de los medios de comunicación, seguridad, demandas crecientes de coordinación y mejora
de las políticas públicas internas. El examen de la labor de estos asesores es importante pues se
relaciona con las estructuras del gobierno, con la elaboración e implantación de las políticas públicas
y la efectividad ministerial y la relevancia de la política para la administración. Los asesores cubren
ese espacio amortiguador sobre asuntos políticos sobre los que sería imposible o inapropiado que
proporcionara asesoramiento un funcionario público.
Desde una perspectiva comparativa, interesa desterrar el estereotipo que atribuye a los asesores un
papel único e indiferenciado como encargados de imponer una perspectiva partidista sobre los
asuntos del ejecutivo. Más bien, los papeles de los asesores son múltiples porque su impacto e
influencia varían según los casos en función del partido político, el asunto de política pública, la
administración nacional y el país.

Tabla 8. La configuración de los papeles de los asesores.

Comunicación

Técnica/
Política
Gestión

Asesoramiento
Experto Partidario
Formulación/Implantación

de las políticas públicas


Guardaespald
Coordinador
as
Dirección

Fuente: Connaughton 2010: 65.

21

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Connaughton (2010) construye su tipología sobre las percepciones de los papeles de los asesores
sobre dos dimensiones: la formulación e implantación de las políticas públicas el papel oscila
entre el asesoramiento y la dirección; y la comunicación, el papel fluctúa entre la técnica y la
gestión y la política. De acuerdo con ello, el primer tipo (Experto) trabaja en solitario
proporcionando asesoramiento de ayuda, refutación o promoción sobre las políticas públicas de un
sector específico. El asesor partidario, como indica su denominación es nombrado por su vinculación
personal con el ministro u otro alto cargo político, y son receptivos y están bien situados para
anticiparse a las demandas ministeriales. El coordinador está implicado principalmente en la
supervisión de programas, así como con la relación con otros altos funcionarios o grupos interesados
con el fin de facilitar el cumplimiento de la agenda ministerial. Por último, el guardaespaldas
desempeña funciones de protección de los ministros, protegiéndoles de posibles daños políticos o
de reputación.

Relaciones entre el poder ejecutivo y el parlamento


Estas relaciones son cruciales en cualquier democracia parlamentaria pero, al mismo tiempo, son
complejas y desconcertantes porque estos poderes se superponen y se funden hasta cierto punto.
Los gobiernos se forman sobre la base de los partidos presentes en el parlamento, es decir, los
partidos están representados en ambos ámbitos, por ello se suele hablar de gobierno de partido. El
funcionamiento real del gobierno parlamentario presenta los rasgos siguientes:
- En la mayoría de los sistemas parlamentarios es el gobierno quien tiene el derecho formal
de presentar proyectos de ley.
- El control parlamentario se suele ejercer principalmente mediante comisiones más que en
sesiones plenarias.
- La relación entre parlamento y gobierno es reactiva y no de dirección activa del primero.
Pero interesa destacar también el ámbito institucional que constriñe estas relaciones y que
constituye su estructura formal, cuyas dimensiones básicas se recogen en la Tabla 9 y definen el
espacio de maniobra del gobierno en relación al jefe del Estado y del mismo parlamento
(Woldendorp, Keman, Budge 2000: 50-58).
El voto de investidura y la moción de censura, o en ocasiones el voto de confianza, son los
indicadores principales de cómo llega a existir un gobierno y de cómo puede terminar. Si se requiere
constitucionalmente un voto de investidura, se impone una barrera cuando no hay una mayoría
suficiente en el parlamento. En algunos casos, el jefe del Estado puede ignorar el resultado del voto
pero esto no suele ocurrir en la práctica. Se requiera formalmente o no, todos los gobiernos
buscarán el apoyo parlamentario, en especial en los gobiernos de coalición pues tiene un efecto
directo sobre su duración. La moción de censura, o el voto de confianza, es quizá más importante
para la vida del gobierno, pues éste debe dimitir en la mayoría de las democracias si la mayoría del
parlamento lo aprueba. Es una espada de doble filo pues el gobierno puede solicitarlo. En Alemania,
Bélgica y España la mayoría parlamentaria no puede derribar al gobierno a no ser que otorgue la
mayoría a otro, es una moción de censura constructiva. Estas normas matizan el contraste tópico
entre los parlamentos “débiles” en los sistemas de gabinete frente a los parlamentos “fuertes” de
los sistemas parlamentarios. En teoría, estas reglas pueden levantar y derribar gobiernos,
instrumentos fuera del alcance del Congreso en los Estados Unidos. A continuación se describen
diferentes indicadores de las interrelaciones entre la jefatura del Estado, el gobierno y el parlamento
que definen sus respectivas capacidades de influencia.
La primera medida (Parl⇒Gov) se refiere a los poderes del parlamento para crear o romper
gobiernos. Se trata de una variable crucial para entender la variación en la duración del gobiernos
desde una perspectiva comparada. La tabla recoge si el parlamento es una condición necesaria para
instalar un gobierno y si es capaz o no de acabar con él. La segunda medida (JefEst⇒Parl) se refiere
principalmente al poder independiente del jefe del Estado y su influencia directa sobre el gabinete

22

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

en términos de su composición y poderes ejecutivos. Cuanto mayor sea la puntuación, el sistema


parlamentario puede considerarse más semipresidencial. A su vez, esto estriba en cuán
independiente es el gobierno del parlamento, de una parte, y cuán dependiente es del primer
ministro para gobernar, de otro (Gov⇒Parl).
Por último, la variable final (EqGovParl) es un intento de construir un índice compuesto de la fuerza
relativa de los poderes ejecutivos y legislativos. Como se desprende de los datos el equilibrio está
distribuido desigualmente a favor del gobierno.

23

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 9. Las relaciones entre el ejecutivo y el legislativo.

Voto de Moción de Parl⇒Gov JefEst⇒Parl Gov⇒Parl EqGovParl


investidura Censura
Alemania 1 1* 2 0,5 1 0,5
Australia 0 1 1 0,5 1 -0,5
Bélgica 0** 1 1,5 0,5 1,5 -1
Canadá 0 1 1 0,5 1 -0,5
España 1 1* 2 0,5 1.5 0
Estados Unidos 0 0 0 1 0 -***
Finlandia 0 0**** 0,5 0,5 1 -1
Francia 0** 0 0,5 1 1 -1,5
Italia 1 1 2 1 0,5 0,5
Nueva Zelanda 0 0**** 0,5 0,5 1 -1
Países Bajos 0 -1 1 0,5 0,5 0
Reino Unido 0 1 1 0,5 1,5 -1
Suecia 1^ 1**** 2 0 2 0

Explicación de las variables y de sus valores:


Voto de investidura = se requiere un voto formal de investidura (1= Sí; 0=No).
Moción de censura = el Gobierno debe dimitir si pierde la moción de censura o voto de confianza (1= la
derrota implica necesariamente la dimisión del Gobierno o la disolución del Parlamento; No se requiere o
puede ignorarse por el gobierno).
Parl⇒Gov = extensión en la que el Parlamento domina al Gobierno. Es un índice acumulativo:
- El voto de investidura es una condición necesaria para gobernar (1; 0).
- La moción de censura o el voto de confianza es una condición necesaria para seguir gobernando (1;
0).
JefEst⇒Parl = extensión en la que el Jefe del Estado puede influir sobre la composición o la continuación del
Gobierno. Indica el poder independiente del Jefe del Estado frente al Parlamento. Es un índice acumulativo:
- JefEst está implicado directamente en la formación del Gobierno (0,5).
- JefEst puede disolver el Parlamento (0,5).
- JefEst tiene también poderes ejecutivos (1; 0).
Gov⇒Parl = extensión en la que el Gobierno domina al Parlamento. Es un índice acumulativo:
- El Gobierno puede ignorar la derrota en voto de confianza o moción de censura (0,5).
- El Gobierno (o el Primer Ministro) puede disolver el Parlamento (1; 0). Si esta facultad se comparte
con el Jefe del Estado (0,5).
EqGovParl = extensión en la que los poderes del Ejecutivo y del Legislativo están más o menos equilibrados. Es
un índice acumulativo compuesto por las tres variables anteriores. Un valor positivo indica un dominio del
Parlamento sobre los poderes ejecutivos (incluido el Jefe del Estado). Un valor negativo supone el dominio del
Gobierno o del Jefe del Estado sobre el Parlamento. Cuanto más cercana a 0 sea la puntuación más equilibrada
será la relación entre Gobierno y Parlamento. Las puntuaciones se obtienen de la fórmula siguiente:
(Parl⇒Gov)-[(JefEst⇒Parl)+(Gov⇒Parl)].
Notas
* Sólo si es constructiva, esto es, sólo es válida si existe una mayoría alternativa en el Parlamento que apoye a
otro gobierno distinto al que estaba en el poder.
** El Jefe del Estado puede ignorar el voto de investidura.
*** Las puntuaciones no reflejan la plena naturaleza de las relaciones entre el ejecutivo y el Legislativo por
tratarse de un sistema presidencial.
**** La moción se dirige contra el Primer Ministro pero tiene el mismo efecto.
^Sólo afecta al Primer Ministro.
Fuente: Woldendorp, Keman, Budge 2000: 56-57.

24

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Referencias
Allison, Graham T. (1971) Essence of Decision. Explaining the Cuban Missile Crisis. Boston: Little,
Brown.
Andeweg, Rudy B. (1988) “Centrifugal Forces and Collective Decision-Making: the Case of the Dutch
Cabinet”, European Journal of Political Research, 16, 2: 125-151.
Andeweg, Rudy B. (1993) “A Model of the Cabinet System. The Dimensions of Cabinet Decision-
Making Processes”, en Blondel, Jean, Müller-Rommel, Ferdinand (comps.) Governing
Together. The Extent and Limits of Joint Decision-Making in Western European Cabinets.
Londres: Macmillan: 23-42.
Bakema, Wilma E., Secker, Ineke P. (1988) “Ministerial Expertise and the Dutch Case”, European
Journal of Political Research, 16, 2: 153-170.
Blondel, Jean, (1985) Government Ministers in the Contemporary World. Londres: Sage.
Blondel, Jean, (1991) “Cabinet Government and Cabinet Ministers”, en Blondel, Thiébault (comps.):
5-18.
Blondel, Jean, Thiébault, Jean-Louis (1988) "The Study of Western European Cabinets", European
Journal of Political Research, 16: 115-123.
Blondel, Jean, Thiébault, Jean-Louis (comps.) 1991: The Profession of Government Minister in
Western Europe. Londres: Macmillan.
Connaughton, Bernardette (2010) “′Minding′ the Minister: Conceptualising the Role of special
Adviser in Ireland”, Administration, 58, 1: 55-75.
Dunleavy, Patrick, Rhodes, R. A. W. (1990) “Core Executive Studies in Britain”, Public Administration,
68, primavera: 3-28.
Frognier, André-Paul (1991) “Elite Circulation in Cabinet Government”, en Blondel, Thiébault
(comps.) 1991: 119-135.
Hay, Colin, Menon, Anand (comps.) (2007) European Politics. Oxford: Oxford University Press.
Heffernan, Richard (2005) “Why the Prime Minister cannot be a President: Comparing Institutional
Imperatives in Britain and America”, Parliamentary Affairs, 58, 1: 53-70.
Linz, Juan J. (1997) “Democracia presidencial o parlamentaria: ¿qué diferencia implica?”, en Linz,
Valenzuela (comps.): 25-143.
Linz, Juan J., Valenzuela, Arturo (1997) Las crisis del parlamentarismo. 1. Perspectivas comparativas.
Madrid: Alianza.
Marsh, David, Richards, David, Smith, Martin J. (2000) “Re-Assesing the Role of Departmamental
Cabinet Ministers”, Public Administration, 78, 2: 305-326.
Müller-Rommel, Ferdinand (1988) “The centre of government in West Germany: changing patterns
under 14 legislatures (1949-1987)”, European Journal of Political Research, 16: 171-190.
Peters, B. Guy (2007) “Executives”, en Hay, Menon (comps.): 237-255.
Poguntke, Thomas, Webb, Paul (2005) “The Presidentialization of Politics in Democratic Societies: A
Framework for Analysis”, en Poguntke, Webb: 1-25.
Poguntke, Thomas, Webb, Paul (comps.) (2005) The Presidentialization of Politics. A Comparative
Study of Modern Democracies. Oxford: Oxford University Press.
Pollit, Christopher, Buckaert, Geert (2004) Public Management Reform. A Comparative Analysis.
Oxford: Oxford University Press.

25

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Sartori, Giovanni (1994) Comparative Constitutional Engineering: An Inquiry into Structures,


Incentives and Outcomes. Basingstoke: Macmillan.
Weller, Patrick (2003) “Cabinet Government: An Elusive Ideal?”, Public Administration, 81, 4: 701-
722.
Woldendorp, Jaap, Keman, Hans, Budge, Ian (2000) Party Government in 48 Democracies (1945-
1998). Composition-Duration-Personnel. Dordrecht: Kluwer.

26

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Las estructuras administrativas en perspectiva comparada 
Salvador Parrado 
 
 
Contenido 
Introducción ...................................................................................................................................................... 2 
La distribución horizontal del poder.................................................................................................................. 3 
Especialización por área ................................................................................................................................ 3 
Especialización por proceso .......................................................................................................................... 4 
Organización por clientelas o grupos de ciudadanos ................................................................................... 5 
La organización según funciones .................................................................................................................. 5 
La distribución vertical del poder ...................................................................................................................... 6 
Tipología de entes públicos ........................................................................................................................... 6 
Las corporaciones estatales .......................................................................................................................... 7 
Las agencias ejecutivas y los entes estatutarios ........................................................................................... 8 
Razones para la creación de entes autónomos ........................................................................................ 8 
La proliferación de entes autónomos ....................................................................................................... 9 
El grado de autonomía de estos entes autónomos ................................................................................ 10 
El control de la actividad de los entes autónomos ................................................................................. 11 
La proliferación de agencias en perspectiva comparada ................................................................................ 11 
Reino Unido ................................................................................................................................................. 11 
Países escandinavos .................................................................................................................................... 12 
Países de la tradición continental ............................................................................................................... 13 
Los países del centro y del este de Europa ................................................................................................. 14 
Los países latinos ......................................................................................................................................... 15 
La elección del usuario .................................................................................................................................... 17 
Coordinación ................................................................................................................................................... 20 
Mecanismos ................................................................................................................................................ 20 
Instrumentos ............................................................................................................................................... 21 
Coordinación en perspectiva comparada ................................................................................................... 23 
Referencias bibliográficas ................................................................................................................................ 24 
 


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Introducción 
Este  tema  parte  de  una  perspectiva  organizativa  para  estudiar  las  administraciones  públicas.  Ello  
presupone  la  necesidad  de  analizar  cómo  se  organiza  el  sector  público  para  conocer  cómo  funciona.  Los 
países  se  diferencian  en  función  de  si  la  Administración  central  es  un  sistema  integrado  bajo  la 
responsabilidad de los ministros o existe un número de agencias autónomas que rinden cuentas frente a 
actores  diversos.  También  interesa  conocer  cómo  se  coordinan  las  diversas  partes  de  un  sistema  y  hasta 
qué punto domina una especialización geográfica, por procesos o por el tipo de usuarios a los que sirven las 
distintas organizaciones públicas. 
Gran  parte  de  las  reformas  que  ha  experimentado  el  sector  público  en  décadas  recientes  están 
relacionadas  con  el  movimiento  de  la  Nueva  Gestión  Pública  (NGP)  o  con  reacciones  hacia  una  excesiva 
mercantilización  o  gerencialización  de  los  servicios  públicos  como  consecuencia  de  la  aplicación  de  los 
elementos principales de este movimiento.  
La doctrina de la Nueva Gestión Pública ha promovido una serie de reformas con la intención declarada de 
mejorar el rendimiento de las organizaciones. Esta mejora se puede llevar a cabo a través de cambios en las 
estructuras,  los  procesos  y  los  recursos  que  se  manejan  en  las  Administraciones  Públicas  para  que  éstas 
sean más eficientes y respondan mejor a las necesidades de los ciudadanos. Cada autor que escribe sobre 
estos  temas  se  refiere  a  la  modernización  del  sector  público  mostrando  un  catálogo  de  elementos 
diferentes.  No  obstante,  en  casi  todas  las  clasificaciones,  se  encuentran  aspectos  parecidos  a  los 
mencionados  a  continuación.  En  letra  cursiva  se  exponen  aquellos  elementos  que  están  vinculados  a  las 
estructuras administrativas:  
• La  adopción  de  un  enfoque  orientado  hacia  la  obtención  de  resultados.  Esto  significa  que  la 
organización  debe  establecer  especificaciones  precisas  sobre  el  rendimiento  y  los  resultados  que 
pretende obtener y cuáles son los incentivos que va a proporcionar a sus empleados y directivos para 
alcanzar dichos resultados, en vez de orientar su actividad simplemente a cumplir con la legislación.  
• La  separación  entre  la  provisión  del  servicio  público  y  la  prestación  del  mismo.  Unas  organizaciones 
únicamente  se  encargan  del  diseño  del  servicio  público,  mientras  que  la  prestación  es  realizada  por 
otras organizaciones públicas o  privadas.  
• Tendencia  general  hacia  una  mayor  flexibilidad  en  la  gestión  de  los  recursos  presupuestarios  y 
humanos. Esto significa principalmente que los gestores tienen mayor libertad para utilizar los recursos 
de  los  que  disponen  para  la  consecución  de  los  fines  y  los  resultados  que  la  organización  se  ha 
propuesto.  
• Consideración  de  las  necesidades  de  los  usuarios  mediante  consultas  de  diversos  tipos  (grupos  de 
discusión, encuestas, paneles de ciudadanos) a la hora de diseñar el servicio público.  
• La elección del usuario ha configurado también la forma de organizar el sector público, fomentando la 
competencia entre organizaciones dentro y fuera del sector público.  
• La introducción de mecanismos de mercado. Esto supone promover la competencia para proporcionar el 
servicio público.  
• La descentralización de la autoridad y de la responsabilidad desde las instancias centrales hacia otras 
instancias  de  gobierno,  ya  sea  desde  el  punto  de  vista  funcional,  con  la  creación  de  agencias,  ya  sea 
desde  el  punto  de  vista  territorial  con  la  transferencia  de  competencias  desde  el  nivel  central  a  los 
niveles regionales y locales del Estado. 
Este texto, por tanto, se ha redactado en función de la evolución reciente en las estructuras administrativas 
en una perspectiva comparada siguiendo las dimensiones de la Nueva Gestión Pública. 


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

La distribución horizontal del poder 
La  Administración  de  cualquier  nivel  de  gobierno  ofrece  una  diferenciación  horizontal  según  el  tipo  de 
misiones  encomendadas  a  cada  unidad  administrativa  de  un  mismo  rango  jerárquico.  La  especialización 
horizontal se refiere al número de organizaciones diferentes con el mismo rango jerárquico, por ejemplo, el 
número  de  ministerios  existentes.  Dado  que  la  diferenciación  puede  suponer  fragmentación  de  la  acción 
gubernamental  e  incoherencias/discrepancias  de  programas  públicos  administrados  por  distintos 
ministerios o direcciones generales, también es relevante saber qué se entiende por integración horizontal. 
Este  concepto  hace  referencia  a  la  fusión  de  unidades  del  mismo  nivel,  ya  sean  ministerios,  direcciones 
generales, agencias, u otras organizaciones. La integración es una forma de coordinación, pero no la única 
como se expondrá más abajo. 
Hay varias maneras de abordar la especialización horizontal de las Administraciones públicas. Siguiendo a 
Peters  (2010),  quien  recoge  a  su  vez  la  clasificación  ya  clásica  de  Gulick,  existen  varios  criterios  para 
estructurar  las  organizaciones:  el  área  geográfica,  la  función  que  se  cumple,  las  clientelas  o  personas 
específicas a las que se atienden o los procesos que se pretenden gestionar.  A continuación se emplean 
estos conceptos para analizar cómo se organizan las Administraciones públicas en diversos países. 

Especialización por área  
En este apartado se encuentran dos extremos del continuum. En un extremo, los Estados unitarios tienden 
a cubrir todo el espacio geográfico prestando los servicios a toda la población desde el centro. En el otro 
extremo se encuentran Estados en los que los servicios están distribuidos entre el nivel central, regional o 
estatal y local de gobierno, tal como ya se ha examinado en otro Tema. Cualquier distribución territorial del 
poder tiene consecuencias en la organización central del gobierno para poder atender a los ciudadanos en 
el territorio. Este apartado se centra en el nivel central de gobierno. 
La  prestación  de  servicios  en  el  territorio  requiere  normalmente  de  delegaciones  periféricas  de  los 
ministerios  para  poder  llegar  adecuadamente  a  los  ciudadanos.  Esta  implantación  territorial,  en  algunos 
países, se suele complementar con un sistema prefectoral, tal como se conoce el sistema francés (véase el 
Tema  correspondiente).  El  sistema  prefectoral  está  conformado  por  un  conjunto  de  agentes  nombrados 
por  el  gobierno  central  que  suelen  tener  varias  funciones:  una  primera  función  tiene  que  ver  con  la 
seguridad ciudadana del territorio asignado; una segunda función suele ser la de velar por la marcha de los 
comicios electorales y, finalmente, una tercera función consiste en coordinar las políticas ministeriales en 
esa  parte  del  territorio  (provincia,  departamento,  condado,  región,  comunidad  autónoma  o  similar).  Las 
funciones del prefecto o asimilado pueden variar entre los sistemas administrativos en los que dicha figura 
existe.  El  sistema  prefectoral  está  implantado  en  países  como  Francia,  Italia,  España  (delegados  y 
subdelegados del gobierno) y Noruega por mencionar algunos ejemplos. 
La coordinación de los servicios prestados por los demás ministerios es una aspiración de décadas recientes 
de  todos  los  sistemas  que  tienen  un  sistema  prefectoral;  sin  embargo,  esta  aspiración  es  más  fácil 
formularla  que  aplicarla.  Uno  de  los  mayores  obstáculos  a  la  coordinación  de  las  políticas  de  la 
Administración  central  es  que  los  ministros  son  muy  celosos  de  las  competencias  que  tienen  como  para 
ponerlas bajo la supervisión de un agente local, que normalmente depende jerárquicamente de un único 
ministerio  (interior,  presidencia  o  similares).  Por  lo  tanto,  la  fragmentación  que  se  produce  en  el  ámbito 
nacional de gobierno se replica en la administración periférica de los ministerios.  
La fragmentación horizontal de los ministerios no parece fácil de resolver como consecuencia de elementos 
estructurales. En  general, los diferentes estudios del gobierno y sus ministros  manifiesta que éstos no se 
embarcan en discusiones con sus colegas sobre asuntos que no afectan directamente a su departamento. 
De  acuerdo  con  Andeweg  (2000),  esto  se  debe  normalmente  a  dos  tipos  de  razones.  Por  una  parte,  los 
ministros  carecen  del  personal  necesario  para  desarrollar  sus  puntos  de  vista  sobre  los  asuntos  de  otros 
departamentos. Por otro lado, los ministros intentan proteger su territorio no interfiriendo en los asuntos 


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

de los demás, para que no se inmiscuyan en sus asuntos en el futuro, como si se estableciera una especie 
de pacto de no agresión. 
La  segunda  razón  esgrimida  merece  comentarios  complementarios  al  hilo  de  la  teorización  de  Wilson 
(1989) sobre la necesidad de los ministerios (y en general cualquier organización burocrática) de conservar 
autonomía  y  control  sobre  las  tareas  específicas  asignados  a  ellos.  El  área  de  responsabilidad  asignada  a 
una organización es lo que se denomina “turf” en inglés. Wilson (1989) ilustra la importancia del área de 
responsabilidad con el ejemplo de que se reduzca el presupuesto de un departamento pero se retenga aún 
el control y la capacidad de decisión sobre las tareas y las funciones que tiene asignadas. Se da la paradoja 
de  que  la  pérdida  de  presupuesto  (capacidad  probablemente  de  desempeñar  nuevas  tareas)  no  es  tan 
importante  como  la  pérdida  de  control.  Las  agencias  tienden  a  resistirse  a  perder  control  y  no 
necesariamente  a  ganar  control  sobre  nuevas  tareas.  Esta  afirmación  contrarresta  la  visión  de  Gordon 
Tullock  y  William  Niskanen,  quienes  predicen  que  los  burócratas  tienen  un  continuo  hambre  voraz  de 
aumentar su presupuesto y sus responsabilidades; sin embargo, el deseo de retener control sobre lo que se 
decide parece ser bastante común en muchas organizaciones públicas. 
La manera en que una organización defiende su área de responsabilidad (turf) puede dar una idea de por 
qué los ministros son tan celosos de la autonomía de su ministerio. Según Wilson (1989: pp. 188‐192), esto 
puede ocurrir de varias maneras: 
• Intentando resaltar la especificidad de las tareas que un ministerio u organización desempeña, para 
que no colisionen con otras unidades similares. 
• Protegiendo  esta  área  de  responsabilidad  frente  a  la  intromisión  de  otros  ministerios  o  agencias 
asimilables. 
• Evitando  responsabilizarse  de  tareas  que  difieren  significativamente  de  las  tareas  que  se 
encuentran en el centro de la misión de un ministerio u organización específica. 
• Rehuyendo la cooperación porque ello puede suponer que otros ministerios se apropien del área 
en el que uno desarrolla sus funciones. 
• Evitando tareas que puedan producir división entre los (potenciales) usuarios o ciudadanos. 
• En caso de que se obligue a la cooperación, la autonomía se puede preservar mejor si se alcanzan 
decisiones de mínimo común denominador, es decir, decisiones en las que todos puedan estar de 
acuerdo  mínimamente  sin  que  suponga  peligro  para  la  autonomía  de  nadie,  por  lo  que  se  suele 
resistir a que otros regulen o dirijan la operación. 

Especialización por proceso 
Otra forma de organizar los ministerios y las agencias de un determinado nivel de gobierno es por proceso 
(presupuestario, de compras públicas, de contratación de empleados públicos). Cada uno de estos procesos 
podría  dar  lugar  a  un  ministerio  o  una  agencia.  En  general,  no  todos  los  procesos  dan  lugar  a  una  única 
agencia  o  ministerio,  pero  la  distinción  entre  organizaciones  de  línea  (aquéllas  que  prestan  servicios 
directamente a los ciudadanos como la prestación de servicios sociales, por ejemplo) y las organizaciones 
de  apoyo  (staff)  (que  suelen  prestar  asesoramiento  al  máximo  responsable  y  pueden  encargarse  de  la 
coordinación de las tareas de diversas agencias) es útil para entender la especialización por proceso.  
Las organizaciones de apoyo pueden ser de diverso tipo. Algunas organizaciones tienen personal que presta 
labores  de  asesoramiento  al  presidente  del  gobierno  o  el  ministro.  Este  personal  de  apoyo  se  puede 
integrar en gabinetes, la oficina del canciller o la oficina ejecutiva del presidente de los Estados Unidos, que 
puede  emplear  en  torno  a  unas  1700  personas  (Peters  2010).  Estas  organizaciones  se  encargan  por  lo 
general  de  evitar  las  duplicaciones  en  la  ejecución  de  las  tareas  gubernamentales  y  de  coordinar  la 
actividad  gubernamental.  Otras  organizaciones  de  apoyo  se  encargan  de  coordinar  la  elaboración 
presupuestaria  (ministerio  de  Economía  y  Hacienda  (España),  ministerio  de  Hacienda  (Alemania)  o  la 


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Oficina  Presupuestaria  del  Presidente  (Estados  Unidos).  Las  organizaciones  que  tratan  con  asuntos  de 
personal (ministerio del Interior en algunos países, de Administraciones Públicas o el Civil Service) como el 
reclutamiento,  la  política  retributiva,  la  movilidad  y  otros  aspectos  de  la  gestión  de  recursos  humanos 
también  son  organizaciones  de  apoyo,  transversales  al  resto  de  los  ministerios  de  línea.  Finalmente, 
también  existen  ministerios  encargados  de  coordinar  las  relaciones  intergubernamentales,  es  decir,  las 
relaciones  entre  el  gobierno  central  y  los  gobiernos  estatales,  regionales  o  autonómicos  (por  ejemplo, 
Canadá).  En  algunos  casos,  estos  ministerios  también  abarcan  las  relaciones  con  los  entes  locales.  Por 
tanto,  los  órganos  de  apoyo  son  instrumentos  que  el  gobierno suele  emplear  para  coordinar  parte  de  su 
actividad.  La  organización  por  procesos  es  transversal  por  naturaleza  y  esto  se  adapta  para  coordinar  los 
servicios de apoyo, por ejemplo, para aplicar cierta disciplina presupuestaria no sólo en la elaboración de 
los presupuestos de gasto sino también en cómo se envía la documentación y se rinde cuentas de la acción 
ministerial.  

Organización por clientelas o grupos de ciudadanos 
De acuerdo con Peters (2010), otra forma de organizar la administración ministerial (o de las secretarías de 
Estado, direcciones generales o entes autónomos) es la creación de organizaciones cuyo objetivo principal 
sea  un  grupo  de  ciudadanos  con  características  particulares  (agricultores,  veteranos  de  guerra,  jóvenes, 
personas de la tercera edad, indígenas de un territorio…) De esta forma se pueden cumplir dos propósitos, 
en principio, opuestos. Un primer propósito sería canalizar y satisfacer las demandas de grupos específicos 
de ciudadanos, cuya influencia en los resultados electorales puede ser relevante. Otro propósito, distinto al 
anterior, es dar mayor voto y, por ende, influencia a grupos de ciudadanos que tienen menos acceso a los 
procesos  decisorios  gubernamentales.  La  organización  por  clientelas  tiene,  por  tanto,  la  ventaja  de 
fomentar el apoyo de determinados grupos de ciudadanos; pero, al mismo tiempo y como contrapartida, 
estos grupos pueden requerir de cierto apoyo en el proceso regulatorio y en la elaboración de las normas 
que los afectan. 
En la organización por clientelas existen dos disfuncionalidades distintas. Por una parte, la identificación de 
un  grupo  de  ciudadanos  puede  ser  bastante  obvia,  como  por  ejemplo,  pescadores  o  granjeros.  Sin 
embargo,  si  queremos  crear  tres  organizaciones  (por  ejemplo,  direcciones  generales)  vinculadas 
respectivamente  a  los  jóvenes,  los  inmigrantes  y  la  mujer,  ¿cuál  de  estas  tres  direcciones  generales  se 
encargaría de atender las necesidades y los problemas de una joven inmigrante, quien potencialmente se 
puede  dirigir  a  cada  una  de  las  direcciones  generales  mencionadas?  Por  tanto,  la  asignación  de 
competencias no se puede realizar con claridad en todo momento. Por otra parte, existe el riesgo de que 
las  delegaciones  periféricas  de  determinados  servicios  (por  ejemplo  de  inspección  tributaria)  se  vean 
capturadas  por  clientelas  particulares.  En  algunos  países,  los  guardas  forestales  tienen  que  rotar  de  área 
geográfica porque su trabajo de cuidar de la correcta explotación de los bosques se puede ver amenazado 
por  un  contacto  muy  estrecho  con  las  élites  empresariales  locales.  Se  piensa  que  si  alguien  permanece 
demasiado tiempo como inspector o guarda en un área determinada, puede haber captura por los clientes 
de esta actividad. 
No obstante, la tendencia en las últimas décadas es tratar de aumentar la importancia del “cliente” en la 
forma de estructurar la actividad gubernamental ya sea al nivel de los departamentos ministeriales o de las 
direcciones generales. La idea de que hay que satisfacer al cliente en la prestación de los servicios obliga 
cada  vez  más  a  diseñar  la  organización  atendiendo  a  las  personas  afectadas.  Dado  que  los  decisores 
políticos  y  las  burocracias  públicas  deben  procurar  la  preservación  del  interés  general,  la  protección  de 
determinadas clientelas o grupos de ciudadanos pueden poner en peligro este interés general al ejercerse 
cierta discriminación positiva que reduce la influencia de otros grupos. 

La organización según funciones 
En  otros  casos,  la  estructuración  administrativa  se  establece  a  partir  de  los  propósitos  o  misión  que  se 
asigna a un departamento ministerial o  a una dirección general. Por ejemplo, vivienda, agricultura o ciencia 


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

y  tecnología  son  rúbricas  que  permiten  vislumbrar  el  propósito  que  se  asigna  a  una  organización 
determinada.  Esta  forma  de  establecer  la  organización  también  puede  solaparse  con  la  organización  por 
clientela. Por ejemplo, ¿hasta qué punto se puede diferenciar la actividad de fomento de la agricultura en 
un área geográfica determinada de la protección de los agricultores, por ejemplo? 
Todas estas lógicas están presentes en la organización ministerial de los países occidentales. Es difícil que 
una de estas lógicas predomine, aunque la organización de la Administración central hay que examinarla en 
conjunción  con  el  nivel  de  descentralización  territorial  del  poder.  La  desagregación  horizontal  ha 
aumentado recientemente como consecuencia de la especialización vertical por la que se divide el trabajo 
entre  los  procesos  decisorios  implementados  en  los  ministerios  y  los  trabajos  de  ejecución,  básicamente 
realizados por las agencias ejecutivas o entes con cierto grado de autonomía de las jerarquías ministeriales. 
Con el aumento del número de agencias, existe cada vez más una identificación entre unidad organizativa y 
misión  o  servicio  específico  a  prestar.  No  obstante,  en  tiempos  recientes,  con  la  necesidad  de  coordinar 
mejor  la  actividad  gubernamental  y  como  consecuencia  de  la  necesidad  de  reducir  el  gasto  público  en 
tiempos de crisis, se ha aumentado el número de fusiones de agencias en muchos países. 

La distribución vertical del poder 
Según  Bezes  et  al.  (2010),  la  especialización  vertical  organizativa  se  refiere  a  la  diferenciación  existente 
entre  el  lugar  donde  se  localiza  la  autoridad  política  y  el  lugar  de  la  prestación  del  servicio.  La 
especialización  vertical  hace  referencia  al  concepto  de  jerarquía  porque  suele  existir  una  gradación  en  la 
asunción  de  responsabilidades.  En  un  extremo  del  continuum  y,  aplicado  a  la  Administración  central  del 
Estado, se encontrarían los ministerios con sus secretarías de Estado y direcciones generales como órganos 
decisores  y  prestadores  de  servicios.  Estos  órganos  están  diferenciados  jerárquicamente,  pero  no 
organizativamente  para  adoptar  autónomamente  decisiones  sin  el  respaldo  explícito  o  implícito  del 
superior. Es decir, un director general siempre tendrá que seguir las directrices del secretario de Estado y 
del  ministro  para  todas  sus  decisiones.  En  otro  extremo  del  continuum  se  encuentran  sistemas  con  un 
núcleo  reducido  de  ministerios  con  sus  direcciones  generales  y  un  nutrido  grupo  de  organismos 
autónomos,  agencias,  corporaciones  estatales,  y  demás  organizaciones  dotadas  de  cierto  grado  de 
autonomía para prestar servicios a los ciudadanos.  Por tanto, un proceso de especialización vertical está 
vinculado al proceso de transferencia de responsabilidades desde la zona donde se encuentra la autoridad 
política  hacia  otras  zonas  de  la  organización.  El  proceso  contrario  es  la  integración  vertical  por  el  que  se 
elevan las responsabilidades a la zona cercana del poder político.  

Tipología de entes públicos 
Dentro de la especialización vertical, debería distinguirse a los ministerios de los entes autónomos o semi‐
autónomos. La siguiente categorización tomada de Van Thiel (2011) permite clasificar a los distintos entes 
organizativos de los ministerios.  
• Una  primera  categoría  (0)  está  conformada  por  las  unidades  del  gobierno  nacional  o  federal.  En 
esta  categoría  se  incluyen  los  ministerios,  las  secretarías  de  Estado  y  las  direcciones  generales. 
Existe un continuum jerárquico entre ellos. 
• La categoría (1) está formada por organizaciones, entes y unidades semi‐autónomas que no tienen 
independencia legal del ministerio, pero poseen cierta autonomía de gestión. En esta categoría se 
incluyen las agencias ejecutivas del Reino Unido, Australia, Irlanda, Bélgica o los Países Bajos. Esta 
categoría ha sido profusamente empleada por los países que han seguido lo principios de la Nueva 
Gestión  Pública.  Aparte  de  los  aspectos  mencionados  anteriormente,  según  Pollitt  et  al.  (2004), 
estos entes semi‐autónomos poseen las siguientes características de “trípode”: a) Se produce una 
desagregación estructural entre las funciones desempeñadas por el ministerio y por el ente semi‐
autónomo. Normalmente esta desagregación se produce como consecuencia de realizar una tarea 
específica  (por  ejemplo,  gestión  de  prisiones,  servicios  de  meteorología,  o  un  centro  de 
investigaciones  científicas);  b)  Existe  pautas  contractuales  entre  el  ministerio  y  el  ente  semi‐


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

autónomo  mediante  la  fijación  de  unos  resultados  a  obtener,  unos  indicadores  para  medir  esos 
objetivos, un seguimiento por parte del ministerio y una obligación de informar por parte del ente 
semi‐autónomo; c) una cierta relajación del control ejercido sobre la gestión financiera, de personal 
y de otros recursos. 
• La categoría (2) se corresponde con organizaciones legalmente independientes y con autonomía de 
gestión, como por ejemplo los organismos autónomos y las agencias estatales de España, los entes 
públicos no departamentales del Reino Unido, y los entes estatutarios de Irlanda y Australia. 
• La categoría (3) está constituida por entidades que se rigen por el derecho privado, siempre que el 
gobierno  tenga  la  propiedad  mayoritaria  de  la  organización.  En  esta  categoría  se  incluyen  las 
corporaciones estatales o las fundaciones públicas.  
• La categoría (4) se refiere a la ejecución de las tareas del gobierno por parte de entes subnacionales 
como  los  estados,  las  comunidades  autónomas,  los  cantones,  los  condados,  las  comarcas,  las 
provincias  y  los  municipios.  En  muchos  países,  la  mayor  parte  de  los  servicios  públicos  son 
prestados por niveles subnacionales de gobierno. 
• La categoría (5) responde a otros entes que no han sido mencionadas arriba pero que se financian a 
través de fondos públicos. Por ejemplo, la ejecución de funciones públicas por empresas privadas 
que no están controladas mayoritariamente por el gobierno responden a esta categoría. 
Este Tema está principalmente centrado en las categorías (0 a 3). En un estudio reciente (Van Thiel 2009), 
se ha comprobado que los entes autónomos de las categorías 1 y 2 han aumentado a lo largo del tiempo. 
Estos entes tuvieron momentos importantes de crecimiento en la década de los años cincuenta y ochenta 
del siglo pasado, pero el mayor incremento se produjo en los años noventa. Esto no siempre quiere decir 
que  los  entes  de  estas  categorías  surgieran  ex  novo,  sino  que  podrían  resultar  de  la  transformación  del 
estatuto  jurídico  de  una  dirección  general  o  mediante  la  fusión  de  varios  entes.  Una  segunda  pauta  de 
interés se refiere al hecho de que los entes estatutarios (categoría 2) eran más populares que las agencias 
ejecutivas  sin  independencia  legal  (categoría  1)  hasta  la  década  de  los  años  noventa.  Posteriormente,  el 
número de agencias ejecutivas se ha incrementado mucho más que el de entes estatutarios probablemente 
debido a dos razones. Por una parte, el programa de creación de agencias como consecuencia de la Nueva 
Gestión Público tuvo su momento álgido en la década de los años noventa. Por otra parte, los gobiernos 
han  podido  recurrir  a  la  categoría  1  por  los  problemas  de  rendición  de  cuentas  ante  el  parlamento  que 
ofrecen las organizaciones de la categoría 2. 
Según  Van  Thiel  (2009),  también  existen  pautas  en  Europa  para  la  elección  del  tipo  de  organización  en 
función de los servicios que se prestan. Por ejemplo, las funciones relacionadas con la seguridad como la 
policía,  prisiones,  servicios  secretos  e  inmigración  son  preferentemente  llevadas  a  cabo  por  unidades 
gubernamentales  (direcciones  generales,  secretarías  de  Estado  –  categoría  0)  y  algo  menos  por  agencias 
ejecutivas  (categoría  1).  Los  registros  (civiles,  de  la  propiedad  y  similares)  se  residencian  también  en 
agencias ejecutivas o unidades gubernamentales.  Las tareas en las que se han creado entes del tipo 2 (con 
autonomía  legal  y  de  gestión)  son  fundamentalmente  las  de  meteorología  (en  19  de  los  21  países 
encuestados),  institutos  de  estadísticas  (17  países),  institutos  de  empleo  (16  países),  administración  de 
impuestos (14 países), inmigración (13 países) y museos (12 países). Casi todos los países han privatizado la 
gestión  de  las  redes  de  ferrocarriles,  los  aeropuertos  nacionales  y  las  compañías  públicas  de  radio  y 
televisión, aunque hay excepciones a estas privatizaciones. 

Las corporaciones estatales 
Desde 1980, en muchos países de la OECD se cambió el estatus de las empresas públicas que pasaron de 
ser  parte del aparato administrativo a constituirse en entes autónomos bajo la propiedad del Estado y con 
una estructura muy similar a la de las compañías del sector privado. Dado que la compañía que cotiza en 
bolsa  parece  haber  constituido  el  modelo  de  estas  organizaciones,  se  ha  empleado  el  término  de 
corporaciones y el proceso de conversión se ha denominado corporatización (Spicer / Powell 1996, p. 1). 


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Las  corporaciones  públicas  tienen  dos  características  esenciales.  Por  un  lado,  son  públicas  dado  que  son 
completa  o  parcialmente  propiedad  del  Estado.  Por  otro  lado,  su  actividad  es  básicamente  comercial,  es 
decir, producen bienes y servicios públicos, por los que pueden obtener una prestación monetaria. Esto no 
quiere  decir  que  todos  los  organismos  públicos  que  realicen  una  actividad  comercial  tienen  el  estatus 
jurídico de corporación o empresa estatal, pues hay algunas agencias ejecutivas, por ejemplo, las agencias 
estatales  españolas  que  también  pueden  realizar  una  actividad  comercial.  La  actividad  comercial  no 
siempre  lleva  implicada  la  maximización  de  beneficios,  aunque  naturalmente  sea  uno  de  los  elementos 
definidores de esta actividad. Adicionalmente, estas corporaciones pueden desempeñar fines más políticos 
al promocionar o defender intereses nacionales como puede ser la promoción de la cultura, el cuidado del 
medio ambiente o la puesta a disposición del gobierno de información estratégica. 
La ola de creación de corporaciones de los países de la OCDE ha estado más bien vinculada al logro de una 
mayor  eficiencia  en  la  gestión  del  sector  público.  Al  mismo  tiempo,  no  obstante,  se  ha  perdido  cierto 
control político sobre ellas. En un estudio comparado realizado por  Zuna (2001) sobre las corporaciones de 
Noruega  y  Nueva  Zelanda,  países  en  los  que  el  número  de  estas  corporaciones  estatales  se  ha 
incrementado considerablemente en la década de los años noventa, se muestra que, en general, el control 
político sobre la actividad de estas corporaciones se ha difuminado. En Nueva Zelanda, por ejemplo, se ha 
acusado  al  gobierno  de  que  se  ha  relajado  considerablemente  el  control  político  en  áreas  comerciales 
sensibles. Esto se debe no sólo a las nuevas pautas de control establecidas sino también a la percepción de 
que en este  tipo de actividades los cargos de designación política no deberían ejercer mucho control.  En 
Noruega, en cambio, el control político no se ha debilitado tanto porque gran parte de las corporaciones 
mantienen actividades comerciales junto con funciones vinculadas a la protección de intereses nacionales. 

Las agencias ejecutivas y los entes estatutarios 
Razones para la creación de entes autónomos 
Existen diferentes razones por las que se han creado entes autónomos (especialmente agencias ejecutivas) 
y  han  proliferado  recientemente.  Según  Pollitt  et  al.  (2001),  desde  la  década  de  los  años  setenta,  los 
gobiernos  se  han  enfrentado  a  tres  problemas.  En  primer  lugar,  los  costes  del  Estado  de  bienestar  como 
consecuencia  de  la  prestación  de  servicios  sociales,  sanitarios  y  educativos  no  han  parado  de  crecer  y  la 
capacidad  impositiva  del  gobierno  ha  encontrado  techo,  por  lo  que  esto  ha  originado  una  presión 
considerable para que los gobiernos ahorren sin que se pierdan los servicios que se presten. Esta reducción 
del gasto público vendría por una gestión más eficiente de los servicios públicos. En segundo lugar, parece 
que se ha producido cierto declive de la confianza de los ciudadanos en las instituciones gubernamentales. 
Finalmente,  las  expectativas  de  los  ciudadanos  a  recibir  mejores  servicios  no  para  de  crecer, 
probablemente  como  consecuencia  de  la  comparación  implícita  que  se  hace  con  el  sector  privado.  Estos 
problemas  han  conducido  a  los  gobiernos  a  buscar  fórmulas  organizativas  que  permitan  una  menor 
interferencia de la política y una mayor agilidad en la gestión, parecida en lo posible a la del sector privado. 
En  realidad,  la  aparición  de  los  entes  autónomos  durante  las  décadas  anteriores  a  los  años  setenta  en  la 
Europa continental estaba relacionada más bien con la necesidad de encontrar fórmulas más flexibles que 
la  ofrecida  por  el  derecho  administrativo  y  por  las  rigideces  de  la  jerarquía  ministerial  para  gestionar  los 
servicios públicos. 
La teoría de la delegación y la teoría de la elección de la estructura organizativa (Moe 1989; 1995) ayudan a 
entender el debate que, especialmente en los Estados Unidos, está en la base de la creación de agencias 
ejecutivas. Según esta teoría, los políticos, los burócratas y los grupos de presión son los grupos que tienen 
interés en las cuestiones organizativas, pues la organización ayuda a distribuir y canalizar el poder ejercido. 
Cada  grupo  tiene  diferentes  preferencias  respecto  a  la  cantidad  de  autonomía  que  una  agencia  debería 
tener y cuál es el grado de control que el ministerio debería ejercer sobre ellas. Según esta teoría (Yesilkagit 
2004),  la  autonomía  y  el  diseño  de  las  agencias  resulta  de  dos  dimensiones  distintas:  la  incertidumbre 
política y el compromiso político. La incertidumbre política se refiere a que los grupos de presión no tienen 
garantizado  un  permanente  acceso  al  poder,  a  que  existe  una  base  técnica  para  esta  incertidumbre  y 


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

también a que los temas evolucionan a lo largo del tiempo y no es posible tener un control absoluto de la 
agenda política debido a esta evolución. En estas circunstancias, los grupos de interés intentarán favorecer 
un  diseño  organizativo  que  les  permita  influir  en  las  decisiones  de  los  burócratas,  incluso  aunque  ese 
diseño organizativo suponga ciertas restricciones a sus aspiraciones. El compromiso político se refiere a que 
los grupos de interés tienen que negociar con otros grupos el diseño de las agencias y su autonomía. Otros 
grupos  de  interés,  por  ejemplo  asociados  a  los  partidos  políticos  de  la  oposición,  tendrán  interés  en 
favorecer  un  diseño  que  no  sea  apropiado  para  implantar  las  políticas  públicas  o  para  prestar 
adecuadamente los servicios públicos. De esa forma se tiene munición para criticar la labor del gobierno. 
Esta oposición se complica en los ejemplos de “gobierno dividido” como en los Estados Unidos, donde el 
presidente  y  el  Congreso  tienen  prerrogativas  importantes  e  independientes  para  configurar  el  diseño 
organizativo. 
Los entes autónomos que se crean bajo esta teoría y bajo los principios de relación entre el principal y el 
agente  se  llaman  agencias.  Agencia  es  una  etiqueta  predominantemente  empleada  en  los  países 
anglosajones y esta nomenclatura tiene unas connotaciones específicas. Sin embargo, tal como se mostrará 
más abajo, las mismas características de las agencias pueden ser predicadas de otros entes autónomos que 
se  hallan  en  todos  los  sistemas  administrativos.  Estos  entes  no  siempre  adquieren  el  nombre  de  agencia 
salvo  en  los  Países  Bajo  y  en  algunos  casos  en  España,  aparte  del  empleo  de  la  etiqueta  en  los  países 
anglosajones: Reino Unido, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. En el resto de los países, el nombre 
empleado  es  mucho  más  idiosincrático  y  relacionado  con  la  tradición  administrativa  en  la  que  se 
encuentran  como  entes  de  derecho  público  (öffentlich‐rechtliche  Anstalten)  en  Suiza,  establecimientos 
públicos  (établissements publics) en Francia, organismos autónomos en España u otras etiquetas.  

La proliferación de entes autónomos 
En décadas recientes ha habido un proceso por el que ha aumentado el número de agencias ejecutivas y 
reguladoras  en  el  mundo  occidental.  El  término  agencia  denota  un  tipo  organizativo  específico,  pero  en 
realidad  la  variedad  organizativa  a  través  de  las  que  se  prestan  los  servicios  públicos  con  financiación 
mayoritaria del sector público es considerable.  
En la década de los años noventa, la creación de las agencias ejecutivas para la prestación de los servicios 
públicos  seguía  la  lógica  de  las  reformas  de  la  Nueva  Gestión  Pública.  Con  las  agencias  se  intentaba 
aumentar  el  nivel  de  desagregación  (o  especialización  vertical)  de  los  departamentos  ministeriales  y 
adoptar  técnicas  de  gestión  de  las  empresas  privadas.  Según  la  lógica  de  la  Nueva  Gestión  Pública,  la 
especialización  vertical  y  la  consecuente  creación  de  pequeñas  unidades  mejorarían  el  rendimiento  del 
sector público porque se alejaría la interferencia de los políticos en los asuntos cotidianos de las agencias. 
Adicionalmente, en estas unidades más pequeñas y flexibles se podrían adoptar técnicas gerenciales de las 
empresas  privadas  que  permitan  a  las  agencias  aumentar  la  eficiencia  y  centrarse  más  en  los  usuarios. 
Finalmente, la creación de agencias permitiría a los políticos concentrarse en la estrategia y la planificación 
política. Por tanto, la separación de la política y de la administración traería consecuencias positivas para 
todos (Christensen / Laegreid, 2001). La adquisición de una mayor libertad de gestión sería contrarrestada 
con un mayor control por parte del ministerio a través de un contrato de gestión y el empleo de estándares 
que deberían ser conseguidos por los directivos de la agencia. 
La evaluación que se ha hecho de las aportaciones de las agencias muestra que los objetivos señalados no 
siempre  se  han  conseguido.  La  creación  de  agencias  en  determinados  países,  especialmente  menos 
desarrollados, también ha generado una serie de problemas como el aumento del clientelismo (colocando 
a  los  “amigos”  o  los  “familiares”  al  frente  de  estas  organizaciones),  de  la  corrupción  o  aumentando  los 
privilegios  de  quienes  trabajan  en  ella  (Caulfield  2006;  Pollitt  et  al.  2004).  Sin  llegar  al  extremo  de  la 
corrupción,  existen  otros  aspectos  que  no  han  cumplido  con  las  expectativas  generadas  por  el  intenso 
proceso de creación de agencias, según señala Moynihan (2006).  
• Muchas agencias tienen múltiples fines, y no uno como se esperaba de la teoría para simplificar las 
tareas de gestión. 


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

• La  existencia  de  agencias  no  siempre  ha  supuesto  una  clara  separación  entre  el  diseño  de  las 
políticas  y  su  implantación.  En  muchas  ocasiones,  las  agencias  también  participan  del  proceso 
decisorio o las autoridades ministeriales interfieren en la prestación de los servicios.  
• La proliferación de agencias puede obstaculizar la coordinación de la acción de gobierno dado que 
el consejo de ministros ya no coordina realmente todas las actividades realizadas por estos entes 
en algunos países. 
• Los  contratos  y  la  información  sobre  el  rendimiento  de  estos  entes  autónomos  no  siempre  son 
utilizados para condicionar u orientar su gestión. Constituyen un requisito formal sin impacto real 
en la gestión posterior. 
• No existe información empírica que permita aducir que se ahorra dinero con las agencias, que se 
aumenta el rendimiento general de la Administración o que se reduce su tamaño. 
• Finalmente, la proliferación de agencias ha debilitado en cierto modo la capacidad que tienen los 
ministerios  de  supervisar  su  actividad  dado  que  existe  asimetría  de  acceso  a  la  información  y  la 
capacidad  que  tiene  la  agencia  para  controlar  este  recurso  es  mucho  mayor  que  la  de  los 
burócratas ministeriales. 
 
La ejecución de las tareas de la Administración a través de entes relativamente autónomos, sin embargo, 
no es un fenómeno nuevo y reciente. Muchas agencias tienen varias décadas o incluso algún siglo de vida, 
como ocurre en los países escandinavos. No obstante, existen diferencias entre el proceso de creación de 
los  entes  autónomos  y  sus  características.  Las  reformas  más  radicales  que  han  originado  la  creación  de 
agencias ejecutivas se han producido en los países anglosajones (Reino Unido, Nueva Zelanda y Australia) 
mientras que estos entes autónomos se han desarrollado y asentado más lentamente en la Administración 
central de los países de otras tradiciones estatales como la escandinava (Suecia y Finlandia), la continental 
(Austria y Alemania) o la Napoleónica (Francia, España e Italia), por mencionar algunos ejemplos.  
El fenómeno de la proliferación de los entes autónomos y, más en concreto, de las agencias ejecutivas (tipo 
1)  se  ha  producido  en  décadas  recientes  como  consecuencia  de  la  implantación  de  la  Nueva  Gestión 
Pública.  Este  proceso  se  ha  centrado,  por  lo  que  se  refiere  a  las  cuestiones  organizativas,  en  la 
diferenciación entre las tareas de diseño y de implementación (prestación) de las políticas o servicios.  

El grado de autonomía de estos entes autónomos 
De acuerdo con Verhoest et al. (2004), hay dos nociones distintas de autonomía de una agencia: autonomía 
de  decisión  y  autonomía  de  gestión.  Por  un  lado,  la  autonomía  decisión  se  refiere  a  la  capacidad  de  la 
agencia para adoptar decisiones respecto al contenido de las políticas que implanta y de los servicios que 
presta. En una burocracia clásica, una agencia  puede estar dirigida por uno o varios ministerios. De esos 
superiores  jerárquicos,  los  responsables  de  la  agencia  reciben  normalmente  instrucciones  y  disposiciones 
normativas sobre cómo actuar en situaciones determinadas o en caso de que los responsables de la agencia 
tengan  su  propia  iniciativa,  requieren  de  la  aprobación  explícita  de  sus  superiores  antes  de  prestar  un 
servicio o una política de una forma diferente o innovadora con respecto a como se ha estado prestando. 
Esto se conoce como control ex ante ejercido por el superior jerárquico. La autonomía de la agencia, por 
tanto, supone que se relajan los controles ex ante y se deja que la agencia tenga iniciativa en cómo prestar 
los servicios. Esta autonomía, por tanto, se refiere a la libertad de elegir los procedimientos encaminados a 
producir los bienes y los servicios que han sido prescritos externamente para la agencia, la elección de los 
instrumentos  de  gestión  necesarios  para  prestar  estos  servicios  así  como  la  cantidad  y  la  calidad  de  los 
servicios prestados. La autonomía de decisión se puede plasmar, por ejemplo, en la capacidad de la agencia 
de poder redactar las disposiciones normativas de cómo prestar el servicio. 
Por  otro  lado,  la  autonomía  también  depende  de  la  capacidad  que    la  agencia  tiene  para  gestionar  sus 
recursos para ejecutar esas políticas y servicios. Hay al menos tres formas de entender esta autonomía de 
gestión, de las cuatro mencionadas por Verhoest et al. (2004).  

10 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

A) La autonomía estructural es la capacidad que tiene la agencia de protegerse contra la influencia del 
ministerio  con  el  que  se  relaciona:  sistema  de  nombramiento  del  presidente  de  la  agencia.  La 
autonomía es pequeña si lo nombra el ministro del que depende la agencia y mucho mayor cuando 
el  nombramiento  es  realizado  por  una  comisión  parlamentaria  o  una  comisión  en  la  que 
intervienen incluso los partidos políticos de la oposición. Por ejemplo, el sistema para nombrar la 
dirección y el consejo de Radio Televisión Española deja bastante autonomía a la agencia en teoría.  
B) La  autonomía  financiera  se  refiere  a  la  capacidad  que  tiene  la  agencia  para  generar  recursos 
propios.  Si  su  financiación  depende  enteramente  de  los  presupuestos  públicos,  el  grado  de 
autonomía que posee es más bien escaso. Por ejemplo, la agencia estatal de meteorología o la del 
Boletín Oficial del Estado pueden generar recursos propios a través de sus actividades comerciales. 
C) La  autonomía  legal  está  relacionada  con  la  capacidad  que  tiene  el  gobierno  de  cambiar  más  o 
menos fácilmente la capacidad de decisión que tiene una organización determinada. Por ejemplo, 
el  Banco  de  España  o  cualquier  banco  nacional  similar  tiene  considerable  independencia  del 
gobierno  para  adoptar  determinadas  decisiones.  Entre  otras  cuestiones,  esta  autonomía  está 
basada  en  un  diseño  legal  que  no  hace  fácil  que  se  cambien  las  competencias  asignadas  a  estas 
instituciones financieras. 

El control de la actividad de los entes autónomos 
El  control  sobre  la  fragmentación  vertical  derivada  de  la  creación  de  agencias  se  impone  a  través  de 
diversos  mecanismos:  fusión  de  agencias,  recentralización  de  las  agencias,  establecimiento  de  una 
regulación más estricta, la supervisión jerárquica (mediante mecanismos de tutela) y utilizando contratos 
de gestión.  
En general los ministerios con los que se relacionan principalmente una agencia tienen dos instrumentos 
genéricos  de  control:  control  ex  ante  y  control  ex  post.  Tal  como  se  ha  mencionado  anteriormente,  el 
control  ex  ante  se  refiere  a  la  capacidad  que  tiene  el  ministerio(s)  parental(es)  para  formular  reglas  y 
estándares  de  prestación  de  servicio  que  dirigen  y  canalizan  la  actuación  de  la  agencia  en  una  dirección 
determinada  para  obtener  unos  resultados  específicos.  El  control  se  puede  efectuar  bien  mediante  el 
examen del ajuste de la conducta de la agencia a las reglas prescritas o bien mediante la adopción de estas 
decisiones  por  parte  de  los  directivos  ministeriales.  El  control  ex  post  se  refiere  al  control  del  grado  de 
consecución de las metas de la agencia y en qué medida se necesitan medidas correctoras en caso de que 
esas  metas  no  se  hayan  alcanzado.  Esto  supone,  naturalmente,  que  se  establecen  esas  metas  antes  del 
período  objeto  de  análisis.  En  el  ejercicio  de  control  se  establece  un  sistema  de  incentivos  (sanciones  y 
premios) en caso de que las metas se (in)cumplan. 

La proliferación de agencias en perspectiva comparada 
En el año 2011 concluyó un amplio proyecto de investigación con algunos resultados preliminares sobre la 
difusión de las agencias en varios países de la Unión Europea. La investigación aún continúa en los distintos 
países  por  los  equipos  de  investigadores  nacionales.  En  una  primera  publicación  de  los  resultados 
obtenidos (Bouckaert et al. 2011) es posible conocer algunas tendencias genéricas por familias de países. 
Estas  familias  de  países  se  han  agrupado  según  las  distintas  tradiciones  estatales  predominantes  (la 
tradición  continental  o  prusiana,  la  napoleónica  o  latina,  la  de  los  países  con  régimen  comunista  en  el 
pasado reciente o la anglosajona).  

Reino Unido 
El movimiento de creación de agencias ejecutivas se atribuye a países como el Reino Unido, Nueva Zelanda, 
Australia  y  los  Países  Bajos.  En  estos  países,  la  proliferación  de  las  agencias  es  consecuencia  directa  del 
movimiento de la Nueva Gestión Pública. En este apartado se ofrecen elementos ya referidos en el tema 
correspondiente al Reino Unido. 

11 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

En  el  informe  The  Next  Steps  (1988),  Sir  Robin  Ibbs  recomendó  al  gobierno  conservador  que  se 
encomendara  la  prestación  de  los  servicios  a  agencias  ejecutivas  y  se  dejaran  en  los  ministerios  las 
funciones  de  diseño  de  las  políticas  públicas.  Los  ministros  serían  responsables  de  la  planificación  y  los 
directivos de las agencias se encargarían de las cuestiones cotidianas. A pesar de las reticencias iniciales a 
crear agencias, se pasó de 3 agencias en 1989 a 112 en 1998. En estas agencias trabajaban el 77 por ciento 
de  los  funcionarios  de  la  Administración  central,  mientras  que  el  resto  lo  hacían  en  los  ministerios 
(Hogwood et al. 2000: 196). Además del impulso que el Primer Ministro dio a este proyecto, el crecimiento 
de las agencias se debió a las ventajas que aportaban: los servicios se prestaban mejor y los departamentos 
podían  transferir  ciertos  problemas  a  las  agencias  (Smith  1999:  194).  La  apuesta  por  las  agencias  no  fue 
revertida por el partido laborista cuando formó gobierno en 1997 (Theakston 1998: 27) y en la actualidad 
aún forman una parte importante del paisaje administrativo de la Administración central. 
Para crear las agencias se pidió a los ministerios que hicieran un test por el que tenían que identificar las 
áreas de trabajo en las que se podía crear una agencia. Una vez creada la agencia, ésta cuenta con notable 
autonomía en la gestión de sus recursos para conseguir los objetivos propuestos. El máximo responsable de 
la agencia, su director, es contratado por unos tres años con posibilidad de renovación si cumple con los 
objetivos establecidos por el ministerio matriz. Los objetivos anuales así como los estándares esperados de 
servicio  y  la  distribución  de  responsabilidades  se  establecen  en  un  documento  marco  que  regula  las 
relaciones entre el ministerio y la agencia. Después de cinco años se revisa la actividad de la agencia para 
ver si ésta debe continuar, se privatiza o se reorganiza (Greer 1994: 60; Horton y Jones 1996). Es más fácil 
hacer teoría que aplicarla. En ocasiones, las agencias se han quejado de no disfrutar de la independencia 
plasmada en el documento marco y de la intervención del ministro en asuntos operativos de pura gestión 
(Rhodes 2000: 154). 
Las agencias ejecutivas del Reino Unido encierran las características del modelo ideal descrito en la teoría 
principal‐agente.  En  primer  lugar,  el  modelo  supone  una  división  de  tareas  entre  el  departamento  y  la 
agencia.  El departamento es responsable principalmente de las cuestiones estratégicas y de la elaboración 
de políticas. La agencia es responsable de tareas más específicas y tiene cierta autonomía en el uso de sus 
recursos. La autonomía supone la posibilidad de crear un sistema propio de personal, de reclutamiento, y 
de  carrera  propio.  Además,  de  acuerdo  con  James  (2004),  un  10  por  ciento  de  las  agencias  desarrollan 
actividades comerciales vendiendo los servicios a los usuarios, al igual que las corporaciones estatales. En 
segundo  lugar,  el  nivel  de  semi‐autonomía  de  la  agencia  se  deriva  de  la  utilización  de  unos  contratos  de 
gestión por los que se controla el nivel de rendimiento de la agencia. 
La  proliferación  de  las  agencias  ha  tenido  dos  consecuencias  notables.  Por  una  parte,  ha  afectado  a  la 
política  de  contratación  de  sus  directivos,  en  muchos  casos  intentando  atraer  a  buenos  candidatos  del 
sector privado. Esto ha ocasionado que las retribuciones pagadas sean superiores a las que se obtienen en 
los  ministerios.  Esto  supone  la  creación  de  un  sistema  dual  en  cuanto  a  las  retribuciones  de  cuadros 
directivos que tienen unas responsabilidades similares tanto en los ministerios como en las agencias. Por 
otra  parte,  la  proliferación  de  agencias  ha  creado  problemas  de  coordinación,  lo  que  ha  ocasionado  que 
muchas iniciativas del gobierno británico se hayan destinado a mejorar la coordinación de estas agencias. 

Países escandinavos 
Al  igual  que  en  otros  países  mencionados  en  este  apartado,  los  países  escandinavos  ya  tenían  agencias 
mucho antes de que las inventaran en los países anglosajones. Los países escandinavos (Suecia, Noruega, 
Finlandia y Dinamarca) tienen muchas características similares. De acuerdo con (Hansen et al. 2011), estos 
países  son  sociedades  relativamente  pequeñas,  transparentes  y  ricas.  Son  sociedades  considerablemente 
homogéneas y tienen como principal objetivo la consecución de la igualdad social y económica. Los Estados 
de  Bienestar  de  estos  países  están  muy  desarrollados  y  existe  un  amplio  nivel  de  transparencia  en  la 
gestión de los asuntos públicos, pues  no se acepta gran distancia entre  el poder y los ciudadanos. Por lo 
que  respecta  al  tema  que  nos  ocupa,  todos  los  países  nórdicos  tienen  gran  tradición  de  agencias  para 

12 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

prestar  sus  servicios  públicos,  aunque  al  mismo  tiempo,  estas  agencias  han  adquirido  algunas  de  las 
características típicas diseminadas por la doctrina de la NGP. 
No obstante, existen diferencias entre  estos países escandinavos por lo que se refiere a las agencias. Los 
países  nórdicos  del  Este  (Finlandia  y  Suecia)  despliegan  un  modelo  dual  con  fuertes  agencias  autónomas 
que rinden cuentas al gobierno, y no a los ministros individuales. En estos países, las agencias tienen cierta 
autonomía de gestión y una identidad legal diferenciada basada en el derecho público. Los países nórdicos 
del oeste (Dinamarca y Noruega) tienen un sistema monista, con relaciones más estrechas con el ministerio 
paterno, ante quien rinden cuentas. Estas agencias tienen cierta autonomía de gestión, pero no poseen un 
estatus de independencia legal. 
En  términos  del  número  de  agencias,  Suecia  es  el  que  posee  un  mayor  grado  de  agencificación  con  360 
agencias,  mientras  que  Finlandia  tiene  el  nivel  más  bajo  con  134.  Noruega  (311)  y  Dinamarca  (262)  se 
ubican en una posición intermedia entre los dos países mencionados anteriormente. El proceso fuerte de 
agencificación de estos países se produjo en las primeras décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, 
cuando el Estado del Bienestar se expandió considerablemente en Escandinavia. Esta expansión representó 
numerosos  retos  para  la  Administración  y  esto  obligó  a  la  fragmentación  del  sistema  para  poder 
enfrentarse a una demanda creciente de servicios. En cualquier caso, el proceso fuerte de agencificación se 
produjo anteriormente al movimiento de la NGP, por lo que la creación de agencias no tenía nada que ver 
con ello. No obstante, el movimiento de la NGP incrementó el uso de la gestión por resultados y el control 
de estos objetivos por el  gobierno o el ministerio paterno en vez de emplear los tradicionales mecanismos 
de control. 

Países de la tradición continental 
Cuatro  países  han  conformado  tradicionalmente  la  tradición  continental,  prusiana  o  germánica  de 
administración pública: Alemania, Austria, Países Bajos y Suiza. Según Painter and Peters (2010, p. 22) esta 
tradición se caracteriza por tener una visión estatista fuerte de la gobernanza y por un cuerpo de derecho 
público  que  gobierna  todas  las  esferas  administrativas.  En  esta  tradición  se  valora  considerablemente  la 
formación  jurídica  de  los  funcionarios  públicos  y  la  existencia  de  pautas  corporativas  en  los  procesos 
decisorios a través de los sindicatos, el empresariado y el gobierno. No obstante, tal como mantienen Pollitt 
y  Bouckaert  (2004),  los  Países  Bajos,  sin  embargo,  han  sufrido  un  proceso  por  el  que  el  valor  de  la 
formación jurídica y la cultura altamente legalista ha dado paso a otras pautas más amplias, basadas en las 
ciencias  sociales  en  general  y  con  un  espíritu  más  pluralista  y  menos  corporatista  en  los  procesos 
decisorios. 
Según Bach y Huber (2011), se puede decir que el número de agencias ejecutivas (tipo 1) es superior a las 
organizaciones  legalmente  independientes  (tipo  2)  en  Austria  (78  y  35  agencias  de  tipos  1  y  2 
respectivamente), el número es muy similar en Suiza (25 y 18 agencias respectivamente) y bastante menor 
en Alemania (105 y 195 respectivamente) o en los Países Bajos (40 y 2993 respectivamente). La diferencia 
tan  considerable  entre  países  respecto  del  número  de  agencias  (especialmente  teniendo  en  cuenta  el 
abultado número de agencias en los Países Bajos) se debe a la forma de contabilizar estas agencias y a la 
naturaleza de las mismas. Por ejemplo, dentro de la categoría de Entidades Legales con Tareas Estatutarias 
(RWTs  según  el  acrónimo  del  nombre  en  neerlandés)  se  encuentran  unas  2562  organizaciones  que  son 
escuelas o museos.  
Las organizaciones del tipo 2 (legalmente independientes) toman la forma de una organización basada en el 
derecho  público  en  Austria,  Alemania  y  Suiza.  Normalmente,  esta  forma  jurídica  se  emplea  para  tareas 
públicas  en  las  que  se  requiere  cierta  protección  de  las  interferencias  políticas  como  por  ejemplo  las 
autoridades supervisoras, las instituciones educativas y científicas. En los Países Bajos, en cambio, la forma 
jurídica empleada puede ser el derecho público o el derecho privado. 
En  todos  estos  países  existían  entes  autónomos  antes  de  la  década  de  los  años  ochenta,  cuando  la 
proliferación  de  agencias  se  produjo  en  el  mundo  Anglosajón  siguiendo  los  dictados  de  la  NGP.  No 

13 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

obstante, a pesar de la existencia de estos entes autónomos, a partir de la década de los años ochenta y 
noventa  se  produjo  un  proceso  de  creación  de  agencias  en  los  Países  Bajos  (ZBOs  según  el  acrónimo  en 
neerlandés) y un proceso de conversión de algunos entes en corporaciones públicas de carácter comercial 
(empresas estatales) en los otros países de este grupo. Las razones que han ayudado a la creación de las 
agencias son distintas en  los países considerados. En Austria, las agencias fueron creadas  a partir de una 
reforma presupuestaria que permitía una mayor autonomía financiera a estos entes. En los Países Bajos y 
en  Suiza,  las  agencias  surgen  de  las  ideas  propagadas  por  la  NGP  por  las  que  se  separa  el  proceso  de 
decisión sobre las políticas y los servicios públicos (ministerios)  de su prestación (agencias). En Alemania, 
salvo  el  caso  de  la  agencia  federal  de  empleo  y  algún  ejemplo  similar,  los  nuevos  entes  creados  no 
pertenecen  a  la  ola  de  agencias  creadas  en  Europa.  En  Austria,  la  situación  es  parecida  a  Alemania. 
Mientras  no  ha  habido  problemas  en  convertir  algunos  entes  en  corporaciones  públicas,  la  creación  de 
agencias según el modelo de la NGP no ha tenido lugar realmente. 
La mayoría de estos entes públicos de los países de la tradición continental, de acuerdo con Bach y Huber 
(2011),  cuenta  con  un  nivel  alto  de  autonomía  de  decisión.  Por  ejemplo,  en  Alemania  y  en  Suiza  las 
encuestas realizadas muestran que existe un nivel  alto de autonomía en las cuestiones cotidianas y nivel 
medio  de  autonomía  en  la  selección  de  la  población  objeto  de  las  políticas  y  los  servicios  así  como  en  la 
elección de los instrumentos empleados para prestar estos servicios. La autonomía varía entre entes con 
distinto  estatuto    jurídico  (Alemania  y  Países  Bajos),  pero  no  siempre  los  entes  que  se  encuentran  más 
cercanos a los ministerios tienen el nivel más bajo de autonomía.  
La  autonomía  financiera  es  mayor  en  las  agencias  neerlandesas  que  en  los  entes  públicos  autónomos  de 
Austria,  Alemania  y  Suiza  y,  como  era  de  esperar,  las  agencias  ejecutivas  tienen  menor  autonomía 
financiera  que  las  organizaciones  legalmente  independientes  o  las  organizaciones  regidas  por  el  derecho 
privado pero actuando a favor del gobierno (por ejemplo, las fundaciones). En todos los países en los que 
existen agencias creadas según el modelo de la NGP, estas agencias tienen por lo general mayor autonomía 
financiera, como cabía esperarse. Finalmente, la autonomía en la gestión de los recursos humanos es alta 
en los Países Bajos, relativamente alta en Suiza y bastante menor en Alemania y Austria. 
En  todos  los  países  de  esta  tradición  existe  algún  tipo  de  contrato  para  valorar  el  rendimiento  de  las 
agencias y se emplean indicadores para evaluar si los objetivos propuestos se han conseguido. No obstante, 
la generalización de este instrumento (contrato programa) varía de unos sistemas a otros. En Austria y en 
Alemania, aunque existen ejemplos de contratos programas, en realidad impera el control ejercido por los 
ministerios  a  través  de  directivas.  En  Suiza,  en  cambio,  todas  las  agencias  ejecutivas  y  las  organizaciones 
legalmente independientes tienen un contrato programa; lo mismo se puede decir de los entes autónomos 
en los Países Bajos. 

Los países del centro y del este de Europa 
Los  países  del  centro  y  del  este  de  Europa  (como  Estonia,  Lituania,  Letonia,  Polonia,  Hungría,  Rumanía, 
Croacia, República  checa, Eslovaquia…) se agrupan  en una  tradición estatal aduciendo que las similitudes 
proceden de su pasado comunista y de su transición de régimen y de sistema político. Sin embargo, a pesar 
de que todos ellos compartían este pasado e iniciaron reformas similares en los períodos de transición así 
como también experimentaron las demandas derivadas de sus particulares procesos de europeización, las 
diferencias entre los distintos sistemas comenzaron a emerger rápidamente (Randma‐Liiv et al, 2011). 
Las  “agencias”  siempre  han  existido  en  estos  países,  pero  no  constituyen  el  producto  de  una  política  de 
reforma específica que abarque a todo su sector público como ocurrió en el Reino Unido, en Nueva Zelanda 
o  en  los  Países  Bajos  en  cierta  medida.  Por  lo  tanto,  no  se  puede  decir  que  haya  un  proceso  de 
“agencificación”  o  de  autonomización  de  las  tareas  estatales,  si  tales  palabras  pueden  emplearse  en 
nuestro léxico, salvo estrategias muy recientes en Rumanía y en Lituania. Esta falta de política general de 
creación  de  agencias  en  el  centro  y  el  este  de  Europa  puede  deberse  a  dos  factores.  Por  un  lado,  la  alta 
inestabilidad  de  los  gobiernos  (menor  duración  por  término  medio  que  en  otros  gobiernos  europeos 
occidentales) hace difícil que grandes reformas sistémicas puedan ser abordadas y las reformas propuestas 

14 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

estén  sometidas  a  una  inestabilidad  similar  (Nemec  2009).  Por  otro  lado,  la  Nueva  Gestión  Pública  no  es 
realmente la responsable de la proliferación de agencias en estos países. Las razones para la creación de 
agencias  con  cierto  grado  de  autonomía  hay  que  buscarlas  en  causas  endógenas  y  exógenas.  De  forma 
endógena, la expansión y la reestructuración de las funciones gubernamentales como consecuencia de los 
procesos  de  transición  experimentados  han  propiciado  la  creación  de  agencias.  De  forma  exógena,  la 
llamada  cláusula  de  condicionalidad  en  el  ámbito  de  la  Administración  pública  impuesta  por  la  Comisión 
Europea  para  someter  a  los  Estados  miembros  la  aprobación  de  su  acceso  a  la  UE  ha  sido  una  palanca 
importante  de  cambio.    Los  informes  de  progreso  de  la  Comisión  Europea  incluían  comentarios  sobre 
instituciones gubernamentales y su (falta de) capacidad para prestar los servicios. La creación de agencias 
se  ha  producido  especialmente  en  el  ámbito  regulatorio  y  en  las  organizaciones  usadas  para  distribuir 
fondos estructurales, por ejemplo. Esta creación de agencias tiene una base sectorial, pues depende de los 
sectores y no se crean de forma generalizada, sino que se sigue un proceso paulatino y gradual, más que 
una reforma brusca y radical. 
De la tipología de Van Thiel (véase más arriba) se ha detectado que las agencias ejecutivas son las unidades 
organizativas preferidas para seguridad ciudadana, registro, educación, servicios sociales e infraestructuras 
en países como Estonia, Lituania, Hungría y Rumanía. 
Sin  embargo,  también  se  ha  producido  un  proceso  contrario  al  de  proliferación  de  agencias  a  partir  de 
mediados de la década de los años 2000. Esto se explica fundamentalmente por la necesidad de introducir 
cierta  racionalización  en  la  Administración  que  se  ha  descontrolado  como  consecuencia  de  un  período 
caótico  en  el  que  ha  aumentado  el  número  de  agencias  sin  un  orden  preestablecido.  Este  proceso  se  ha 
sustanciado en la fusión de algunas agencias y la abolición de otras, especialmente durante el período de la 
crisis económica y financiera global entre 2008‐2010. 
La  investigación  empírica  sobre  las  agencias  en  estos  países  aún  no  es  concluyente,  pero  según  la 
información ofrecida (Randma‐Liiv et al, 2011), los mecanismos de control ex ante parecen dominar sobre 
los de control ex post, muy similar a lo que ocurre en los países de la tradición continental y de tradición 
napoleónica o latina. 

Los países latinos 
Los países latinos también se denominan normalmente  como países con tradición estatal  napoleónica.  El 
único problema es que ninguna de estas dos etiquetas engloba a los países que se podrían incorporar en 
este grupo como son Bélgica, Francia, Italia, Portugal y España. No obstante, hay ciertos elementos en lo 
que se refieren a los entes semi‐autónomos o autónomos del nivel central de gobierno (tipos 1 y 2 de la 
tipología)  que  permite  agruparlos  dentro  de  la  misma  tradición  (se  sigue  aquí  a  Ongaro  et  al.  2011).  En 
estos  países  existen  entes  autónomos  que  se  han  ido  creando  de  forma  paulatina  a  lo  largo  de  los  dos 
últimos  siglos.  Sin  embargo,  salvo  la  excepción  puntual  de  Flandes  y  la  iniciativa  fallida  de  creación  de 
agencias  estatales  en  España,  no  se  ha  producido  un  proceso  intenso,  global  y  uniforme  de  creación  de 
agencias  ejecutivas  en  un  período  breve  de  tiempo.  Adicionalmente,  estas  agencias  creadas  de  forma 
aislada  no  responden  siempre  al  modelo  de  agencias  impulsado  por  la  Nueva  Gestión  Pública,  pues  el 
control de las agencias no se realiza en la mayoría de los casos a partir de contratos – programa en los que 
se  preste  especial  atención  al  rendimiento  de  las  agencias.  En  la  mayoría  de  estos  países  el  ministerio 
matriz todavía tiene considerables poderes de supervisión, que incluso reemplazan la autoridad del director 
de la agencia en muchos casos. De forma genérica, estos poderes de supervisión son los que se conocen 
con el nombre de tutela administrativa, que contempla diversos mecanismos que restringen la autonomía 
de estos entes públicos. 
La  denominación  de  los  entes  autónomos  en  estos  países  es  muy  variada.  En  Portugal  existen  institutos 
públicos,  entidades  públicas  y  agências;  en  España,  organismos  autónomos  y  agencias;  en  Francia 
établissements  publics  y  enti  pubblici  en  Italia.  Para  aumentar  la  confusión,  en  Francia,  Bélgica  y  España, 
distintas formas jurídicas se emplean para referirse a un mismo tipo de institución. Por ejemplo, un museo 

15 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

puede adoptar la forma jurídica de fundación, organismo autónomo y agencia.  Por tanto, ni siquiera para 
casos homogéneos se utiliza la misma fórmula jurídica. 
Si se emplea la tipología de van Thiel (véase más arriba), toda la diversidad contemplada en la tipología se 
encuentra presente en los países de este grupo. La razón de esta gran diversidad se debe a que los entes 
autónomos no son productos de una única ley o de una reforma en un momento temporal determinado. 
Más bien, estos entes autónomos han surgido en un proceso gradual y ad hoc  a lo largo de los dos últimos 
siglos. Muchos de los entes autónomos de estos países surgieron ya en el siglo XIX, aunque muchos de ellos 
fueron  creados  a  partir  de  la  década  de  los  años  cincuenta  al  hilo  de  la  expansión  de  las  actividades  del 
Estado de Bienestar.  
La gran diversidad de entes autónomos ha llevado a países como Bélgica, Francia y España a intentar varias 
veces homogeneizar la configuración jurídica de este ámbito mediante leyes organizativas. Cada vez que se 
creaban  nuevos  entes  autónomos  con  una  configuración  jurídica  distinta,  en  algunos  casos  incluso 
escapándose  del  control  más  uniforme  propiciado  por  el  derecho  administrativo  y  del  control  supervisor 
ejercido sobre ellas por parte de los ministerios, el gobierno central reaccionaba con el fomento de leyes 
uniformizadoras. Sin embargo, el éxito de estas leyes ha sido bastante limitado. 
La historia de los entes autónomos en estos países, por tanto, se ha desarrollado a base de buscar cierta 
flexibilidad para la gestión de los recursos financieros, humanos y materiales con el objeto de satisfacer de 
manera más ágil las demandas de los usuarios. Sin embargo, esta “huída” del control ministerial no siempre 
ha  sido  posible.  El  control  ministerial  en  estos  países  se  conoce  con  el  nombre  de  tutela  (o  supervisión) 
administrativa.  La  idea  de  la  tutela  está  socialmente  construida  por  funcionarios  y  académicos,  pues  no 
existe una definición oficial de qué sea la tutela o de cuál es la intensidad de su práctica, que suele variar 
entre épocas y especialmente entre países. La razón de la ausencia de legislación se encuentra en el hecho 
de  que  ésta  se  practica  sin  más.  La  tutela  se  ha  configurado  mediante  una  legislación  dispersa  y  una 
práctica ya consolidada. Esta tutela se compone de diferentes mecanismos que emplea el ministerio matriz 
o  el  ministerio  de  economía  y  hacienda  para  modificar  las  decisiones  de  los  entes  autónomos  o  semi‐
autónomos. Con esta forma de proceder, el ministerio reduce considerablemente la autonomía potencial 
de  los  entes  autónomos  y,  finalmente,  las  relaciones  jerárquicas  establecidas  son  muy  similares  a  las 
relaciones entre los ministros y sus directores generales en Bélgica, Francia, Portugal y España. 
Por ejemplo, en Bélgica, la tutela se aplica de tres formas diferentes: genérica (el ministro puede suspender 
las decisiones del ente autónomo antes de que tengan efecto), específica (el ministro de Economía puede 
restringir  a  priori  numerosas  decisiones  de  gestión)  y  excepcional  (cuando  el  ministro  toma  algunas 
decisiones  sobre  cuestiones  específicas  sustituyendo  las  decisiones  del  comité  directivo).  En  España  se 
reconocen  algunas  formas  de  intervención  similares;  mientras  que  en  Italia  no  existe  el  concepto  o  la 
práctica de la tutela administrativa. 
En  tiempos  recientes  se  han  producido  varias  reformas  relevantes,  al  menos sobre  el  papel,  de  los  entes 
autónomos. En Bélgica se ha producido un cambio hacia el control ex post de la actividad administrativa de 
estos  entes  en  2002  (Flandes)  y  en  2004  (Valonia).  En  Francia  se  han  establecido  los  SCN  services  à 
compétence  nationale  y  los  operadores  estatales  desde  2001.  En  Italia  se  introdujeron  las  agencias 
ejecutivas (1999) y las leyes sobre agencias estatales en Portugal (2004) y España (2006) se han promulgado 
recientemente. De forma generalizada, estas reformas han introducido agencias siguiendo el modelo de las 
agencias ejecutivas de la NGP con las características destacadas del modelo de “trípode”.  
No obstante, estas disposiciones legislativas han tenido un impacto cuantitativo diferente en los distintos 
países. En Francia, aunque no son consideradas realmente agencias ejecutivas, se crearon numerosos entes 
siguiendo esta nueva modalidad y como consecuencia de la implantación de la LOLF (Ley Orgánica sobre las 
Leyes  Financieras)  (véase  el  Tema  sobre  Francia).  En  España  y  en  Italia,  el  número  de  agencias  creadas 
según el modelo de la NGP es muy pequeño y el uso de los contratos programa así como el control de la 
actividad  de  la  agencia  a  partir  de  objetivos  de  resultados  e  indicadores  ha  sido  escaso.  En  cambio,  en 
Bélgica parece que ha habido un esfuerzo más exitoso desde 1991 por cambiar la cultura de los controles 

16 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

ex ante por los controles ex post. Aunque el uso de los contratos programa no están muy extendidos, éstos 
son  utilizados  para  hacer  el  seguimiento  de  los  resultados  alcanzados  de  algunas  agencias.  En  cualquier 
caso,  estos  contratos  programa  no  han  sustituido  totalmente  la  tutela  ministerial  mencionada 
anteriormente. Esto tiene un impacto considerable en la autonomía de las agencias dado que su director no 
se  siente  realmente  responsable  de  los  resultados  alcanzados  por  la  institución.  Finalmente,  la  ley 
portuguesa  de  2004  otorgó  autonomía  financiera  y  de  gestión  a  los  institutos  públicos,  pero  no  se 
establecieron contratos programas, a pesar de que existe un marco de evaluación del rendimiento de las 
organizaciones públicas. 

La elección del usuario 
Las reformas de la NGP han puesto un énfasis considerable en el derecho de elegir el servicio público por 
parte  del  individuo.  Este  derecho  de  elección  se  ha  invocado  mediante  dos  argumentos  diferentes.  Un 
argumento  se  refiere  más  bien  a  la  libertad  de  elección,  como  principio  más  liberal,  y  el  otro  al 
“apoderamiento”  del  ciudadano,  como  principio  democrático  de  devolver  algún  poder  a  los  ciudadanos 
sobre  cómo  diseñar  los  servicios  públicos  de  forma  que  mejor  se  adapten  a  sus    necesidades  y  no  a  los 
deseos de los políticos y los burócratas que los diseñan. Legrand (2003, cap. 5) identifica tres argumentos 
vinculados a la libertad de elección: a) El enfoque del “Estado del Bienestar” se centra en el bienestar de los 
individuos, pero mantiene que el individuo no es siempre el actor que puede hacer mejor esa elección, por 
lo  que  la  elección  debería  ser  realizada  por  “otros”  (los  empleados  del  Estado  de  Bienestar)  en 
representación  suya;  b)  el  enfoque  “liberal”  enfatiza  el  hecho  de  que  los  individuos  tomen  sus  propias 
decisiones, incluso aunque éstas no sean las óptimas; c) el enfoque “comunitario” ubica el bienestar de la 
sociedad por encima del bienestar individual.  
Los  servicios  públicos  actuales  se  basan  normalmente  en  una  mezcla  de  estas  tres  opciones  (Eliassen  / 
Sitter  2008).  Por  ejemplo,  un  ciudadano  puede  elegir  su  médico  de  atención  primaria  (enfoque  liberal), 
pero  no  puede  elegir  el  tipo  de  tratamiento,  que  se  decide  según  los  cánones  de  la  profesión  médica 
(enfoque del Estado de Bienestar) y, en el caso de ciertas epidemias o enfermedades de salud pública, los 
ciudadanos  están  obligados  a  vacunarse  (enfoque  “comunitario”).  Esta  combinación  de  enfoques  sugiere 
varias preguntas sobre cómo se organiza y se estructura el sector público. 
Si  la  elección  no  la  hace  el  individuo  sino  que  una  organización  la  hace  en  su  representación,  ¿qué 
organización  sería  ésta?  En  los  países  en  los  que  siguen  el  modelo  clásico  del  Estado  de  Bienestar,  los 
ministerios  o  las  unidades  correspondientes  se  encargan  de  asignar  escuelas,  hospitales,  servicios  de 
atención primaria y los servicios sociales a los ciudadanos en función de donde habiten. Sólo en el caso de 
que algunos servicios no existan o sean deficientes en un área geográfica determinada o cuando haya colas 
de espera para un tratamiento hospitalario o para la atención de personas de la tercera edad, entonces se 
puede ofrecer cierta priorización del servicio, lo que no implica derecho de elección por parte del usuario.  
Muchos países occidentales se han alejado de este modelo clásico y han introducido la posibilidad de que el 
usuario tenga cierto grado de elección en la recepción del servicio. Se piensa que esta libertad de elección 
generaría competencia entre los proveedores del servicio, lo cual, a su vez, tendría un impacto en la mejora 
de  la  eficiencia  de  la  prestación  del  servicio,  por  lo  que  aumentaría  supuestamente  la  calidad  del  mismo 
con costes más bajos. El grado de libertad de elección y de la importancia de la competencia en conseguir 
estas  mejoras  de  eficiencia  depende  de  si  pueden  competir  empresas  privadas  en  la  prestación  o 
solamente organizaciones del sector público, y hasta qué punto la elección del usuario es ilimitada o está 
restringida. En el caso de la existencia de elección del usuario, también hay que plantearse si el servicio está 
financiado  totalmente  por  el  gobierno  o  sólo  en  parte  y  cuál  es  la  parte  de  la  financiación  que  le 
corresponde  al  usuario.  La  financiación  de  los  servicios  por  parte  de  los  usuarios  representa  un  desafío 
considerable porque comporta un cambio de mentalidad respecto a cómo se han financiado los servicios 
públicos  en  la  mayor  parte  de  los  países  europeos  después  de  la  segunda  guerra  mundial.  Durante  un 
período considerable, estos servicios han sido predominantemente gratuitos. La introducción de la libertad 
de elección fue iniciada en el Reino Unido hace algunos años en el sector de la educación y de la sanidad. 

17 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Esta reforma también ha sido introducida en otros países. Básicamente, universidades, colegios y hospitales 
privados  han  empezado  a  convivir  con  instituciones  de  titularidad  pública.  En  algunos  casos,  estas 
instituciones celebran algún tipo de concierto con el Estado por el que parte de las tasas correspondientes 
son financiadas con el erario público. 
Finalmente, dependiendo del servicio, la selección de los usuarios por parte del proveedor está sometida a 
restricciones. Por ejemplo, en algunos casos los pacientes pueden elegir hospitales, pero los hospitales no 
pueden elegir pacientes. Quizá lo que pueden hacer es concentrarse en aquellos procesos (i.e. operaciones 
quirúrgicas)  que  ofrezcan  más  beneficios,  pero  no  pueden  discriminar  a  los  pacientes.  Las  instituciones 
educativas (universidades y escuelas de educación primaria y secundaria) tienen la capacidad de elegir a los 
mejores  estudiantes  en  algunos  países,  aunque  suele  haber  restricciones  geográficas  a  esta  libertad  de 
elección.  
El fenómeno de la elección del servicio público es cada vez más común en un sector que se lleva la mayor 
parte  de  los  gastos  del  Estado.  Debe  recordarse  que  los  servicios  educativos  y  sanitarios  pueden 
representar al menos un tercio de los gastos del sector público. Tal como ya se ha mostrado en otro tema, 
hay una parte de los servicios públicos que son financiados por el Estado, pero no necesariamente  están 
prestados  por  él.  La  Tabla  siguiente  muestra  como  entre  2000  y  2009,  el  porcentaje  de  los  servicios 
financiados por el Estado, pero externalizados a terceros, ha aumentado considerablemente.  
   

18 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 1 Gastos en externalización de  bienes y servicios como porcentaje del PIB en 2000 y 2009 en los 
países de la OCDE 
  2000  2000  2009  2009 
Bienes y servicios  Bienes y servicios 
utilizados por el  Bienes y servicios financiados  utilizados por el  Bienes y servicios financiados  por el 
  gobierno  por el gobierno  gobierno  gobierno 
Reino Unido  9,4  0,0  13,3  0,0 
Israel  13,3  0,0  12,9  0,0 
Islandia  10,3  0,0  12,5  0,0 
Canadá  8,3  0,0  10,2  0,0 
Estados 
Unidos  6,9  0,0  9,0  0,0 
Grecia  6,4  0,0  7,2  0,0 
México  2,6  0,0  2,7  0,0 
Chile  3,5    4,2  0,3 
Suiza  3,8  0,8  3,9  0,8 
Dinamarca  7,8  1,2  10,3  1,6 
Estonia  8,2  1,6  7,7  2,0 
Irlanda  5,1  1,1  5,8  2,1 
Polonia  6,0  1,9  5,6  2,2 
Eslovenia  6,6  2,0  6,5  2,2 
Noruega  6,5  1,6  7,0  2,3 
Australia  6,7  2,3  6,5  2,3 
Finlandia  7,9  1,6  11,2  2,7 
Corea  3,3  1,7  4,0  2,8 
Italia  5,0  2,3  6,1  2,9 
Hungría  6,6  2,5  7,7  3,0 
España  4,3  2,3  5,8  3,0 
Suecia  9,3  2,6  9,5  3,5 
Turquía      4,3  4,4 
Nueva 
Zelanda  7,1  3,4  7,3  4,5 
Portugal  4,4  1,8  4,6  5,0 
Luxemburgo  3,2  4,1  3,6  5,2 
Eslovaquia  6,8  2,5  5,4  5,2 
Austria  5,0  5,0  4,7  5,8 
República 
Checa  6,6  5,3  6,6  6,0 
Francia  5,2  4,9  5,4  6,2 
Japón  3,4  5,4  3,3  6,7 
Bélgica  3,3  6,2  3,9  8,1 
Alemania  4,0  7,4  4,6  8,2 
Países Bajos  6,5  7,0  8,3  11,1 
OECD 33  6,2  2,5  6,9  3,2 
Fuentes: OECD 2011 
La externalización de los servicios no es el único elemento que da indicios del aumento de la posibilidad de 
elección  por  parte  del  usuario.  Es  más,  en  algunos  casos,  la  mera  existencia  de  una  externalización  o 
subcontratación no supone que aumente la libertad del usuario, pues, estos terceros encargados de prestar 
el  servicio  pueden  también  hacerlo  en  régimen  de  “cuasi‐monopolio”  y  la  posibilidad  de  elección 
prácticamente no existe. 

19 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Coordinación 
En los apartados anteriores se ha expuesto la fragmentación horizontal (departamentos ministeriales, sus 
organizaciones subordinadas y la forma en que éstos se pueden estructurar por clientelas, áreas o misión) y 
la  fragmentación  vertical  entre  los  departamentos  ministeriales  y  un  grupo  extenso  de  entes 
semiautónomos  o  autónomos.  El  nivel  de  fragmentación  puede  dar  lugar  a  disfuncionalidades  y 
divergencias en la actuación gubernamental. Por ello, es necesario buscar un mínimo de coordinación de 
esta actividad, a pesar de que los ministerios y las agencias tienen considerables incentivos para preservar 
su  área  de  responsabilidad  (turf)  y  cooperar  lo  mínimo  posible  o  no  dejarse  coordinar  para  que  ninguna 
otra organización tenga la tentación de apoderarse de esa área concreta de responsabilidad. 
En  este  texto  se  adapta  la  definición  de  Bouckaert,  Peters,  Verhoest  (2010)  por  la  que  se  considera  a  la 
coordinación como el conjunto de instrumentos  y mecanismos que fomentan la alineación de las tareas y 
las acciones de las organizaciones públicas evitando duplicidades o “vacíos” en la prestación del servicio. La 
coordinación transmite la idea de que se fuerza esa alineación de tareas y acciones, que existen coerción 
sobre las partes para que pongan en común sus acciones y tareas individuales. En cambio, la cooperación 
es un concepto que transmite más bien la voluntariedad de las partes. El objetivo de estos mecanismos es 
aumentar la coherencia de la acción gubernamental, reducir las duplicidades, así como superar las lagunas 
y las contradicciones que existen entre programas y políticas públicas. 
La coordinación así entendida se diferencia de una concepción negativa de la coordinación expresada por 
Scharpf`(1986) por la que los distintos actores y organizaciones llegan al acuerdo, aunque sea tácito,  de no 
agresión,  de  no  inmiscuirse  en  los  asuntos  de  los  demás,  cada  uno  de  ellos  preocupándose  de  su  área 
concreta  de  responsabilidad.  Una  coordinación  en  un  sentido  más  positivo  no  consiste  solamente  en 
minimizar el conflicto sino en aumentar la coherencia de acción. El reto consiste en hacer que las distintas 
organizaciones  involucradas  renuncien  a  veces  a  partes  de  sus  metas  o  a  la  forma  de  obtenerlas  para 
conseguir una mayor coherencia a partir de la coordinación. 
La necesidad de recurrir a la coordinación surge directamente de la especialización horizontal y vertical de 
las  organizaciones  administrativas.  La  especialización  puede  atender  a  los  problemas  vinculados  con  la 
capacidad  de  satisfacer  de  forma  más  adecuada  necesidades  concretas  de  grupos  específicos  de 
ciudadanos.  Al  mismo  tiempo,  presenta  considerables  desafíos  cuando  se  producen  problemas  que  son 
transversales a diversas organizaciones. De ahí que se requiera la coordinación. 

Mecanismos 
De forma casi unánime se viene aceptando por diversos autores la idea de que existen tres mecanismos de 
coordinación: jerarquías, mercados y redes.  Estos mecanismos difieren entre sí en cómo interaccionan los 
actores, cuáles son los principales instrumentos de control, y qué papel desempeña el gobierno. 
La  jerarquía  toma  como  base  de  interacción  la  autoridad  que  el  superior  ejerce  sobre  las  partes 
coordinadas. De hecho, la doctrina jurídica española tiende a identificar la coordinación con el ejercicio de 
autoridad jerárquica. En este texto se parte de la necesidad de tener una posición de autoridad para ejercer 
la  coordinación,  pero  la  forma  de  practicarla  no  siempre  requiere  de  una  supervisión  jerárquica.  La 
autoridad supone que se tiene legitimidad para que los terceros hagan lo ordenado. Es decir, se considera 
apropiado que se obedezca las órdenes de quien tiene autoridad. El ejercicio de este poder jerárquico es 
típico de los ministros. Una de las manifestaciones típicas de la coordinación jerárquica es el ejercicio de la 
tutela  que  permite  al  ministro  dar  instrucciones  para  alinear  las  actividades  de  los  distintos  entes  (semi) 
autónomos  bajo  su  responsabilidad.  Los  instrumentos  más  comunes  son  las  disposiciones  normativas  y 
directivas  emanadas  del  superior  jerárquico,  el  ejercicio  de  la  supervisión  de  la  actividad  de  los 
subordinados,  la  inspección  y  la  intervención  en  caso  de  que  se  desacate  o  se  desvíe  la  actuación  de  los 
subordinados de las normas dimanadas del superior. En la coordinación jerárquica, el gobierno desempeña 
un  papel  normativo  y  de  control  de  los  subordinados  mediante  reglas.  Los  países  con  gobiernos 

20 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

democráticos  mayoritarios  como  el  Reino  Unido,  Nueva  Zelanda  o  (cuasi  mayoritarios  como  España),  el 
estilo de coordinación es más bien jerárquico y menos consensual en el sentido aquí expresado. 
En la coordinación a través de los mecanismos de mercado, la base de la interacción es el intercambio y la 
competencia  entre  distintas  unidades  de  similares  características.  Este  intercambio  o  negociación  entre 
programas  supone  que  el  superior,  también  empleando  ciertos  mecanismos  de  poder  y  de  autoridad, 
favorecerá  aquellas  unidades  que  mejor  desempeñen  su  labor  y  sancionará  negativamente  a  quienes  no 
lleguen  a  unos  mínimos  establecidos.  En  el  ámbito  privado,  las  organizaciones  reaccionan  ante  los 
incentivos de la demanda de servicios y del precio que se pone a los mismos. La coordinación se produce 
por una ajuste conseguido gracias a la ‘mano invisible’ del mercado. En el sector público es algo diferente, 
pues  se  requiere  que  una  autoridad  central  quiera  conseguir  una  serie  de  resultados,    distintas  unidades 
compitan  entre  sí  para  mejor  alcanzar  esos  resultados  propuestos  y  los  usuarios  puedan  elegir  entre 
distintos  proveedores  del  servicio.  El  precio  de  los  servicios  es  el  instrumento  más  común  que  permite 
regular la oferta y la demanda. En este contexto, el gobierno intenta garantizar que la competencia y estos 
quasi‐mercados  funcionen  adecuadamente,  preocupándose  de  que  existan  unos  mínimos  estándares  de 
calidad  y  regule  la  forma  en  la  que  se  establece  el  precio  y  la  competencia.  La  financiación  del  servicio 
público puede producirse mediante tasas, financiación pública o una combinación de ambos. Es bastante 
normal que el sector público financie algunos de los costes de prestación del servicio o incluso todos. No 
obstante, la competencia por conseguir los fondos se asemejan a una situación de mercado. Normalmente, 
el gobierno comprobará si se han cumplido unos estándares mínimos y quién ofrece el mejor rendimiento. 
Aquellas  organizaciones  que  mejor  rindan  tendrán  acceso  a  un  mayor  número  de  fondos  públicos.  La 
creación  de  cuasi‐mercados  se  da  especialmente  en  algunos  sectores  y  en  algunos  países  como  las 
universidades  públicas  y  los  hospitales  y  servicios  de  salud  en  el  Reino  Unido.  En  estos  sectores,  la 
financiación de los servicios funciona de forma similar a la expresada anteriormente. Hoy en día la mayoría 
de los países ha introducido la competencia o los cuasi‐mercados en un sector determinado de políticas. 
Finalmente, otro mecanismo de coordinación son las redes. Las redes constituyen una forma alternativa de 
coordinación  que  se  basa  en  interacciones    voluntarias  de  colaboración  y  de  solidaridad  entre  las 
organizaciones  afectadas.  De  acuerdo  con  Kickert  et  al.  1997:  6),  una  red    supone  “unas  pautas  más  o 
menos estables de interacción cooperativa entre actores mutuamente dependientes en torno a cuestiones 
específicas de un servicio o un programa público de actuación”. En este caso, las interacciones no se basan, 
por  tanto,  en  la  imposición  autoritaria  de  unas  pautas  de  interacción  sino  en  la  negociación  entre  las 
distintas partes afectadas. Un ejemplo clásico de coordinación a través de redes se origina a partir de los 
altos  funcionarios  en  los  sistemas  en  los  que  existe  un  intento  de  crear  una  cultura  “corporativa”  en  el 
ápice  del  poder  ejecutivo.  Por  ejemplo,  la  alta  función  pública  del  Reino  Unido,  de  los  Países  Bajos,  de 
Estados Unidos, o de Bélgica responde a esta idea. Su pertenencia a un grupo con condiciones distintas a 
las  de  la  función  pública  normal  les  permite  tener  unos  contactos  especiales  entre  sus  miembros.  En 
algunos  casos,  la  creación  de  estas  redes  se  produce  en  instituciones  especiales  de  reclutamiento  y  de 
formación,  como  ocurre  con  los  grandes  cuerpos  de  funcionarios  de  la  Administración  francesa  (véase  el 
capítulo  correspondiente)  que  pasan  su  período  de  reclutamiento‐formación  en  la  Escuela  Nacional  de 
Administración (ENA). 
En este apartado se han examinado las características de los mecanismos de coordinación, que constituyen 
la  filosofía  y  los  principios  a  partir  de  los  que  se  desarrollan  los  instrumentos  de  la  coordinación.  A 
continuación se detallan algunos instrumentos comunes de coordinación. 

Instrumentos 
El  número  de  instrumentos  para  asegurar  la  coordinación  de  la  actividad  de  los  distintos  ministerios  así 
como la actividad de las agencias es considerable. De forma sucinta se exponen algunos de los mecanismos 
principales. 
La  gestión  estratégica  a  través  de  la  gestión  presupuestaria.  La  gestión  estratégica  impulsada  por  el 
gobierno es un instrumento de coordinación. La gestión estratégica incluye la propuesta de resultados a ser 

21 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

alcanzados,  su  implantación  y  posterior  evaluación.  La  planificación  estratégica  se  pueden  producir  de 
múltiples  maneras.  Por  ejemplo,  el  gobierno  irlandés  requiere  que  los  ministerios  diseñen  planes  de 
mandato con las metas a alcanzar y articulados con los planes de acción para satisfacer las necesidades y 
las  expectativas  de  los  usuarios.  Algo  similar  se  hace  en  Francia  como  consecuencia  de  una  ley 
presupuestaria. En Francia, la LOLF es una ley presupuestaria que permite vincular el presupuesto de gastos 
a  la  obtención  de  unos  resultados  concretos.  También  los  ejercicios  de  previsiones  de  gasto  permiten 
realizar una gestión estratégica de qué servicios debe gestionar el sector público, como ocurre en el Reino 
Unido.  
Estas  revisiones  ayudan  a  planificar  el  gasto  a  medio  plazo,  separando  el  presupuesto  de  inversiones  del 
gasto corriente, para que las inversiones no sufran presiones a corto plazo. Inicialmente, el objetivo de la 
revisión  del  gasto  es  reasignar  fondos  a  las  prioridades  claves  y  reducir  el  despilfarro.  Los  ministerios 
evalúan  la  “relación  calidad‐precio”  de  los  servicios  que  prestan  con  la  ayuda  de  Hacienda  y  de  terceros. 
Simultáneamente a la revisión del gasto, los ministerios presentan sus presupuestos para los próximos tres 
años, tomando en consideración los niveles anteriores de gasto y las nuevas prioridades para los tres años 
siguientes. 
En el Reino Unido,  durante la Revisión del Gasto se pide a los Departamentos ministeriales que priorizen 
sus  programas  principales  según  una  serie  de  criterios  estrictos.  Se  les  pregunta  sobre  los  distintos 
servicios, actividades y políticas que  presta el  departamento. Sobre cada servicio o actividad se  pregunta 
(HM Treasury (2010) The Spending Review Framework. Cm 7872): 

• ¿es esencial para el cumplimiento de las prioridades del gobierno? 
• ¿necesita ser financiado con prespuesto público? 
• ¿proporciona el servicio considerable valor económico? 
• ¿puede prestarse el servicio a los más necesitados? 
• ¿es posible ofrecer el servicio a un coste más bajo? 
• ¿es posible ofrecerlo más eficazmente? 
• ¿podría prestar el servicio una empresa, o un grupo de ciudadanos sólos o en asociación? 
• ¿se puede utilizar a los proveedores no estatales para realizar la actividad en línea con sus propias 
actividades? 
• ¿podrían las corporaciones locales proporcionar la actividad en lugar del gobierno central? 

Otros países como Australia y Países Bajos también realizan previsiones de gasto con una visión estratégica 
La identificación de ministros como responsables de macroáreas constituyen otro elemento de coordinación. 
Por  ejemplo,  en  España,  la  persona  que  ocupa  el  cargo  de  ministro  de  la  presidencia  ha  solido  ocupar  la 
segunda  vicepresidencia  del  gobierno,  que  se  encarga  de  la  coordinación  “política”  de  los  asuntos 
gubernamentales.  El  vicepresidente  desempeña  un  papel  esencial  en  la  coordinación  de  la  comisión  de 
secretarios  de  Estado  y  subsecretarios.  El  ministro  de  Economía  y  Hacienda  español  normalmente 
desempeña  la  vicepresidencia  económica  y  se  encarga  de  la  coordinación  de  la  actividad  económica 
gubernamental,  no  sólo  por  su  influencia  en  todo  el  proceso  presupuestario  sino  también  como 
consecuencia del papel que desempeña en la Comisión interministerial de Asuntos Económicos. 
La celebración de los pactos gubernamentales de coalición. Por ejemplo, en Alemania y en los Países Bajos, 
países  en  los  que  normalmente  hay  un  gobierno  de  coalición,  los  pactos  gubernamentales  de  legislatura 
son muy comunes y establecen las bases sobre las que el conjunto del gobierno va a operar. Los pactos de 
legislaturas  son  relevantes  para  fortalecer  el  poder  que  la  Constitución  reconoce  a  los  ministros  en 
Alemania. Los pactos de coalición son normalmente sometidos a un seguimiento por parte de la Comisión 
de la Coalición. En Alemania, es típico que pertenezcan a esta comisión el presidente y el secretario general 
de  los  partidos  involucrados,  el  canciller,  representantes  de  la  cancillería  en  temas  económicos  y  de 
personal, el portavoz parlamentario del partido mayoritario y el portavoz parlamentario del partido de la 
oposición.  Las  decisiones  adoptadas  en  el  consejo  de  ministros  normalmente  siguen  un  proceso  de  filtro 

22 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

muy  parecido  al  caso  español.  Los  temas  son  estudiados  por  la  Comisión  de  Secretarios  de  Estado  cada 
semana antes de que sean enviados al Consejo de Ministros. Si algún tema suscita el conflicto, es llevado a 
la comisión de la coalición antes de enviarlo al consejo de Ministros. En la coalición se suelen resolver los 
conflictos antes de que se adopten las decisiones formales. Las reuniones de la coalición no son oficiales y 
no aparecen transcritas en ninguna parte, pero es un último resorte de solución de problemas. 
La  fusión  de  ministerios  o  agencias.  Las  fusiones,  normalmente,  son  repuestas  a  los  problemas  de 
ineficiencias  y  solapamientos  de  organizaciones  que  tratan  dimensiones  relacionadas.  Recientemente, 
Noruega,  Alemania  y  Francia  han  experimentado  ejemplos  de  fusión  de  considerables  zonas  de  la 
administración. En Noruega, el gobierno decidió fusionar en 2005 los servicios de empleo y de la seguridad 
social (cada una de estas agencias con más de un siglo de existencia autónoma) en una nueva agencia, que 
gasta aproximadamente un tercio del presupuesto del Estado. La reforma tenía como objetivo la creación 
de empleo y  hacer el sistema de bienestar más accesible, más coherente y  eficiente.  Esta reforma se vio 
como  un  modo  de  aumentar  la  capacidad  del  gobierno  para  enfrentarse  a  los  problemas  transversales  a 
varios departamentos (Askim et  al. 2008). 
El nombramiento de un “zar” o comisario para coordinar varias agencias. En este caso se intenta coordinar 
la actividad en un sector en el que varias organizaciones tienen un papel a desempeñar, pero ninguna tiene 
una posición de preeminencia. Por ejemplo, esto se produjo con la creación del “zar” de la droga o del sida 
en los Estados Unidos. En principio, este nombramiento podría parecer similar a la creación de una agencia 
o a la fusión de varias agencias. Sin embargo, son instrumentos diferentes, tal como señala Peters (2009). 
En  primer  lugar,  el  nombramiento  de  un  coordinador  de  este  tipo  se  espera  que  sea  temporal  y 
normalmente  deja  de  existir  cuando  se  resuelve  el  problema  que  estaba  destinado  a  solucionar.  En 
segundo lugar, estos zares se encargan de coordinar un problema específico (drogas, sida, implantación de 
la  estrategia  de  gobierno  electrónico,  seguridad  ante  amenazas  externas)  y  no  programas  diversos  y 
complejos  de  un  área  gubernamental  determinada.  En  el  fondo,  estos  zares  o  comisarios  actúan  como 
árbitros y facilitadores de la cooperación entre diversas agencias y no están normalmente implicados en el 
proceso de asignación de recursos (monetarios, de personal o similares) entre las distintas organizaciones. 
Normalmente,  estos  zares  surgen  cuando  existe  una  crisis  grave  que  expone  las  disfuncionalidades  del 
gobierno o los errores para tratar los problemas transversales, como por ejemplo, los fallos de seguridad 
detectados en la destrucción de las torres gemelas de Nueva York y otros atentados terroristas producidos 
en el mismo día contra intereses estadounidenses en su territorio soberano. Un aspecto positivo de esta 
figura es su capacidad de detectar el potencial para la coordinación positiva (según el concepto expuesto 
anteriormente) entre varias agencias. La parte negativa es que no tienen recursos ni autoridad real sobre 
las organizaciones que coordina para influir los procesos decisorios internos a estas agencias. 
La creación de comisiones interministeriales. En vez de tener un comisario coordinador de varias agencias, 
se  suele  recurrir  al  establecimiento  de  comisiones  interministeriales  a  distintos  niveles  (ministros,  altos 
funcionarios, por ejemplo). Esta práctica es bastante común en  países como España, Francia, y los países 
escandinavos. En estos casos no existe una única figura capaz de imponer la jerarquía, sino que se recurre 
más  bien  a  la  negociación  entre  las  partes  para  alcanzar  acuerdos  comunes  antes  de  que  se  adopten  las 
decisiones formales en el Consejo de Ministros, por ejemplo. 
Introducción de un tema transversal en todas las políticas sectoriales (mainstreaming). Este instrumento se 
refiere a cómo incorporar una prioridad gubernamental en la gestión de los ministerios sin la creación de 
una  nueva  organización  o  sin  la  fusión  de  las  organizaciones  existentes.  Por  ejemplo,  en  la  Comunidad 
Autónoma  de  Andalucía  se  ha  intentado  introducir  la  perspectiva  de  género  en  la  mayor  parte  de  las 
políticas  sectoriales  mediante  un  reflejo  en  el  presupuesto  de  cómo  se  ve  afectado  el  género  con  las 
asignaciones monetarias.  

Coordinación en perspectiva comparada 
La trayectoria de coordinación en distintos países no es estable e inmóvil sino que puede modificarse a lo 
largo del tiempo como sugieren Bouckaert, Peters y Verhoest (2010). En su estudio, estos autores hacen un 

23 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

análisis de los mecanismos y los instrumentos de coordinación en varios países. A continuación se resumen 
algunos de los resultados discutidos en su libro. 
En  el  Reino  Unido,  los  actores  que  se  encargan  principalmente  de  la  coordinación  de  los  programas 
públicos  de  ámbito  nacional  son  el  primer  ministro,  el  cabinet  office  y  el  Tesoro  (Hacienda).  Este 
‘triunvirato’  actúa  de  una  forma  jerárquica  y  se  apoya  en  comisiones  colegiadas  de  ministros.  Existe 
también cierta coordinación a partir de las redes de altos funcionarios, pues muchos de ellos provenían en 
el pasado de las dos universidades de élite (Oxford y Cambridge), por lo que podían compartir no sólo un 
bagaje y formación elitista común sino también círculos de amistades y relaciones. La existencia de estos 
mecanismos  no  implica  que  el  sistema  estuviera  totalmente  coordinado,  pues  la  iniciativa  ministerial 
individual es relativamente importante y existen numerosos organismos con cierto grado de autonomía (las 
agencias  ejecutivas)  que  presentan  retos  a  la  coordinación.  En  la  década  de  los  años  noventa,  cuando  se 
crearon las agencias ejecutivas y otros entes autónomos, y se dividió el papel de prestación de servicios y 
de compra de los mismos (el gobierno a través del presupuesto), la coordinación y la supervisión jerárquica 
dio lugar a una coordinación en la que primaban los mecanismos de mercado. Junto con estos mecanismos 
de  mercado,  el  cabinet  office  siguió  desempeñando  un  papel  jerárquico  importante.  Sin  embargo,  al 
fomentarse  la  competencia  entre  organizaciones  y  al  utilizarse  indicadores  para  premiar  a  quienes  más 
rinden  ocasionó  que  algunos  asuntos  transversales  no  fueran  tratados  adecuadamente  produciéndose 
ciertas disfunciones. Desde mediados de la década de los años noventa se ha propiciado un sistema más 
integrado de evaluación y control de las políticas públicas fomentándose, por ejemplo, revisiones del gasto 
más  globales,  tal  como  se  ha  mencionado  anteriormente.  En  épocas  más  recientes  se  ha  producido  una 
coordinación  basada  en  la  filosofía  de  las  redes,  empleando  instrumentos  como  presupuestos  conjuntos 
entre varias organizaciones, y la elaboración de acuerdos de servicios públicos – Public Service Agreements 
entre los ministerios y el cabinet office. 
La  utilización  de  instrumentos  basados  en  mecanismos  de  negociación  y  cooperación  han  sido 
complementados  con  nuevos  mecanismos  basados  en  la  jerarquía  y  en  la  supervisión.  Esto  se  ha 
conseguido, por ejemplo, a partir del fortalecimiento  del primer ministro y de las unidades de coordinación 
dentro del cabinet office. 
De  acuerdo  con  Bouckaert,  Peters  y  Verhoes  (2010),  la  posición  inicial  de  Suecia  es  algo  diferente,  pues 
contaba  con  una  alta  fragmentación  organizativa  a  través  de  las  agencias  (véase  el  capítulo 
correspondiente del país) y un grupo de ministerios muy cohesionados con una considerable coordinación 
formal e informal de sus políticas. La coordinación se basaba principalmente en los años ochenta y noventa 
en  redes  informales  entre  los  líderes  políticos  del  partido  gobernante,  el  partido  social  demócrata, 
mecanismos  ad  hoc  de  coordinación  y  comisiones  interministeriales.  La  coordinación  interministerial 
estaba solucionada, no así la coordinación entre los ministerios y las agencias que gozan de considerable 
grado  de  autonomía.  Entre  1985  y  1995  se  implantaron  algunas  medidas  para  aumentar  la  coordinación 
intraministerial. Uno de esas medidas fue la abolición y la fusión de agencias para reducir la fragmentación. 
Adicionalmente,  la  crisis  económica  de  principios  de  la  década  de  los  años  noventa  obligó  al  gobierno  a 
tener  un  control  más  estricto  sobre  el  presupuesto  de  las  agencias.  Esto  propició  la  introducción  de  un 
techo de gasto así como el fomento de iniciativas conjuntas entre agencias para crear economías de escala. 
A partir de 1995 se introdujeron iniciativas para aumentar la coordinación en la provisión de información 
de los programas públicos. Aunque se sentía la necesidad de que los ministerios controlaran más de cerca 
los  resultados  obtenidos  por  las  agencias,  su  capacidad  para  hacerlo  es  limitada,  por  lo  que  el  tipo  de 
control más jerárquico a partir de objetivos y resultados obtenidos es más difícil. 

Referencias bibliográficas 
Andeweg,  Rudy  B.  (2000)  “Ministers  as  double  agents?  The  delegation  process  between  cabinet  and 
ministers”, European Journal of Political Research 37: 377–395, 2000. 
Askim,  Jostein, Tom  Christensen, Anne  Lise  Fimreite, Per  Lægreid (2008) Implementation  of  Merger: 
Lessons from the Norwegian Welfare Bureaucracy  Paper presented at the ECPR Standing Group on 
24 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Regulatory  Governance  Biennial  Conference  on  (Re)Regulation  in  the  Wake  of  Neoliberalism. 
Consequences of Three Decades of Privatization and Market Liberalization, Utrecht, 5‐6 June. 
Bach,  T.  /  E.  Huber  (2011)  “Agencies  and  agencification  in  continental  countries”  en  Bouckaert,  G.,  P. 
Laegreid,  S.  van  Thiel  and  K.  Verhoest  (eds)  A  Global  Compendium  of  Government  Agencies. 
London, Palgrave. 
Bezes, P., ∙ A. L. Fimreite,  P. Lægreid, / P. Le Lidec  (2010) Reorganizing  the  Modern State in Comparative 
Perspective:  Specialization  and  Integration  in  Norway  and  France,  Stein  Rokkan  Center  for  Social 
Studies, working paper, 14‐2010. 
Bouckaert, G., P. Laegreid, S. van Thiel and K. Verhoest (eds) (2011) A Global Compendium of Government 
Agencies. London, Palgrave. 
Bouckaert, Geert, B. Guy Peters and Koen Verhoest (2010) The Coordination of Public Sector Organizations. 
Shifting Patterns of Public Management. London, Palgrave. 
Christensen,  T. and Lægreid, P. (eds) (2001). New Public Management –  the Transformation of Ideas and 
Practice. Aldershot: Ashgate. 
Eliassen, K. A. and N. I. Sitter. 2008. Understanding Public Management. London: Sage. 
Greer, P. (1994) Transforming Central Government. Milton Keynes, Open University Press.  
Hansen, M. B. P. Laegreid, J. Pierre, A. Salminen (2011) “Agencification in the Nordic State Administration: 
Similarities  and  Differences”  en  Bouckaert,  G.,  P.  Laegreid,  S.  van  Thiel  and  K.  Verhoest  (eds)  A 
Global Compendium of Government Agencies. London, Palgrave. 
Hogwood,  Brian  W.;  David  Judge  y  Murray  McVicar  (2000)  "Agencies  and  Accountability",  en:  R.A.W. 
Rhodes (ed.), Transforming British Governemnt. London, Macmillan. 
Horton, Sylvia y Jacqui Jones (1996) "Who Are the New Public Managers? An Initial Analysis of 'Next Steps' 
Chief Executives and Their Managerial Role", Public Policy and Administration, 11, 4, pp.: 18‐44.  
James , O. (2004). Executive agencies and joined‐up government in the UK. In: C. Pollitt & C. Talbot. (eds.). 
(2004).  Unbundled  government:  a  critical  analysis  of  the  global  trend  to  agencies,  quangos  and 
contractualisation. London, Routledge. [pp.75‐93] 
Kickert, Walter J. M., Erik‐Hans Klijn and Joop F. M. Koppenjan (eds.) (1997) Managing Complex Networks. 
Strategies for the Public Sector. London, Sage.  
LeGrand,  J.  (2003)  Motivation,  Agency  and  Public  Policy:  Of  Knights  &  Knaves,  Pawns  &  Queens  (Oxford: 
Oxford University Press). 
Moe, T. (1989) “The politics of bureaucratic structure”, en Ch. J. Peterson (ed.) New Directions in American 
Politics. Washington, Brookings. 
Moe,  T.  (1995)  “The  politics  of  structural  choice:  toward  a  theory  of  public  bureaucracy”,  OE  Williamson 
(ed.),  Organization  Theory:  From  Chester  Barnard  to  the  Present  and  Beyond.  Oxford,  Oxford 
University Press, pp. 116‐153. 
Moynihan,  D.  P.  (2006)  Ambiguity  in  policy  lessons:  the  agencification  experience,  Public  Administration 
Vol. 84, No. 4, 2006 (1029–1050) 
Nemec,  J.  (2009).  Public  management  reforms  in  CEE:  lessons  learned.  In  G.  Bouckaert,  J.  Nemec,  V. 
Nakrosis,  G.  Hajnal  and  K.  Tõnnisson  (Eds),  Public  Management  Reforms  in  Central  and  Eastern 
Europe (pp. 343–372). Bratislava: NISPAcee. 
OECD (2011) Governance at Glance. Paris: OECD. 

25 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Ongaro,  Edoardo,  Salvador  Parrado,  Koen  Verhoest  (2011)  “Agencification  trends  in  Latin  countries”  en 
Bouckaert, G., P. Laegreid, S. van Thiel and K. Verhoest (eds) A Global Compendium of Government 
Agencies. London, Palgrave. 
Painter,  M.  and  Peters,  B.G.,  (ed)  (2010)  Administrative  Traditions:  Inheritances  and  Transplants  in 
Comparative Perspective. Basingstoke: Palgrave Macmillan. 
Peters, G. B. (2010) ‘The Politics of Bureaucracy’, Sixth Edition (London and NY: Routledge) 
Pollitt,  C.  &  C.  Talbot.  (eds.).  (2004).  Unbundled  government:  a  critical  analysis  of  the  global  trend  to 
agencies, quangos and contractualisation. London, Routledge. 
Pollitt, C. and Bouckaert, G. (2004), Public Management Reform: A Comparative Analysis, Oxford University 
Press. 
Pollitt,  C.,  Caulfield,  J.,  Smullen,  J.  and  Talbot,  C.  (2001),  “Agency  fever?  Analysis  of  an  international 
fashion”, Journal of Comparative Policy Analysis, Vol. 3, pp. 271‐90. 
Pollitt,  C.,  Talbot,  C.,  Caulfield,  J.  and  Smullen,  A.  (2004),  Agencies:  How  Governments  Do  Things  through 
Semi‐autonomous Organizations, Palgrave, London. 
Randma‐Liiv, Tiina Vitalis Nakrošis, Gyorgy Hajnal (2011)  “Central and Eastern Europe: from agencification 
to  de‐agencification”  en  Bouckaert,  G.,  P.  Laegreid,  S.  van  Thiel  and  K.  Verhoest  (eds)  A  Global 
Compendium of Government Agencies. London, Palgrave. 
Rhodes, R. A. W (comp.) (2000) Transforming British Government (2 vols.). London, Macmillan.  
Scharpf,  F.W.  (1986)  ‘Policy  Failure  and  Institutional  Reform.  Why  Should  Form  Follow  Function?’ 
International Social Science Journal 108: 179‐191. 
Smith, Martin J. (1999) The Core Executive in Britain. London, Macmillan.  
Spicer,  B.,  D.  Emanuel  and  M.  Powell.  1996.  Transforming  Government  Enterprises:  Managing  Radical 
Organizational Change in Deregulating Environments. Wellington: Centre for Independent Studies. 
Theakston,  Kevin  (1998)  "Permanent  Secretaries:  Leadership  as  Conservation",  Public  Management  and 
Policy Review, 3, pp.: 5‐8.  
Van Thiel, S. (2009) The rise of executive agencies: comparing the agencification of 25 tasks in 21 countries. 
Paper presented at EGPA Conference, Malta 
Verhoest, K., B. G. Peters, G. Bouckaert and B. Verschuere (2004) The Study of Organizational Autonomy: A 
Conceptual Review, Public Administration and Development 24, 101‐18. 
Wilson, J.Q. (1989) Bureaucracy. What Government Agencies Do and Why They Do It, New York: Free Press 
Yesilkagit,  K.  (2004)  The  design  of  public  agencies:  overcoming  agency  costs  and  commitment  problems, 
Public Administration & Development  24, 2, pp. 119‐127. 
Zuna,  Hans  Robert  (2001)  “The  Effects  of  Corporatisation  on  Political  Control”,  en  Tom  Christensen  /  Per 
Laegreid (2001) New Public Management. Aldershot, Ashgate. 

26 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

La función pública en perspectiva comparada 
Salvador Parrado 

Contenido 
Introducción ...................................................................................................................................................... 1 
Tipología de empleados públicos y de sistemas de función pública ................................................................. 2 
Tipos de empleados públicos del poder ejecutivo ........................................................................................ 2 
Los funcionarios públicos y los empleados públicos con contrato laboral ............................................... 3 
Personal de confianza política .................................................................................................................. 8 
Sistema de carrera y sistema de puestos de trabajo .................................................................................. 10 
El tamaño del empleo público ......................................................................................................................... 12 
El tamaño según el gasto público y el empleo público ............................................................................... 12 
El tamaño del empleo público y la crisis económica ................................................................................... 17 
La jubilación y el tamaño del empleo público ............................................................................................. 18 
La dimensión adecuada del empleo público ............................................................................................... 21 
Neutralidad técnica y sensibilidad política ...................................................................................................... 22 
La politización .............................................................................................................................................. 22 
La función pública directiva ........................................................................................................................ 24 
El reclutamiento en la función pública ............................................................................................................ 25 
Competencias de los funcionarios públicos .................................................................................................... 25 
Recompensas y remuneraciones de los empleados públicos ......................................................................... 27 
Tipología de recompensas .......................................................................................................................... 27 
La evaluación del desempeño ..................................................................................................................... 29 
Sistema de remuneraciones y transparencia .............................................................................................. 30 
El complemento de productividad en la práctica ....................................................................................... 30 
Referencias bibliográficas ................................................................................................................................ 31 
 

Introducción 
Los  recursos  humanos  de  las  Administraciones  públicas  se  encuentran  en  la  actualidad  sometidos  a 
presiones  externas  e  internas.  Por  una  parte,  la  crisis  económica  mundial  se  ha  traducido  en  una 
considerable  presión  por  reducir  el  gasto  público.  La  reducción  del  gasto  público  ha  ocasionado  que  se 
apliquen  medidas  dirigidas  al  tamaño  del  empleo  público,  las  remuneraciones  de  sus  empleados  y  al 


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

sistema  de  jubilación  imperante.  En  algunos  países,  cuando  estas  medidas  no  han  sido  suficientes  se  ha 
procedido a no renovar los contratos de empleados contratados a tiempo definido o de los empleados que 
ocupan  plazas  interinas  dentro  de  la  Administración.  Finalmente,  en  algunos  sistemas  se  han  implantado 
medidas  más  radicales  como  el  despido  de  empleados  públicos  y  la  movilidad  forzosa  a  otras 
organizaciones dentro del sector público. La crisis económica, por tanto, ha afectado considerablemente a 
muchos de los elementos fundamentales del empleo público, destacando algunas de sus vulnerabilidades. 
Por otra parte, también existen presiones internas derivadas de las demandas crecientes de los ciudadanos 
por unos servicios de mayor calidad. En este sentido, los ciudadanos quieren tener más derechos a elegir 
los  servicios  que  se  les  prestan  (véase  el  Tema  sobre  Estructuras  Administrativas  en  Perspectiva 
Comparada)  y  además  exigen  que  las  Administraciones  sean  más  eficientes  con  lo  que  los  empleados 
públicos deben incrementar cuantitativa y cualitativamente su desempeño. Para la mejora del rendimiento, 
los  políticos  de  muchos  países  han  decidido  introducir  mayor  variabilidad  en  el  salario  dejando  una 
proporción  del  mismo  que  recompense  el  desempeño  individual  de  los  trabajadores.    Estas  son  las 
dimensiones que se analizan en este capítulo. 

Tipología de empleados públicos y de sistemas de función pública 
En este apartado se analizan las características de los funcionarios públicos y otros empleados del sector 
público. Tradicionalmente se ha concebido la existencia de un modelo ideal de empleo público encarnado 
por los funcionarios públicos desde que éstos ganaron el derecho a la no remoción del puesto de trabajo 
entre mediados del siglo XIX y principios del XX. La permanencia en el puesto de trabajo, aparte de otros 
privilegios concedidos a los funcionarios, fue protegida como consecuencia de las fluctuaciones de personal 
que se producían con los sistemas de cesantías imperantes en muchos países occidentales. Cada cambio de 
gobierno  después  de  unas  elecciones  democráticas  se  vinculaba  con  la  remoción  de  muchos  empleados 
públicos de sus puestos. Esto generó considerable inestabilidad, no sólo porque los partidarios del gobierno 
elegido  creían  tener  derecho  a  un  puesto  de  trabajo  (y  no  siempre  había  disponibilidad  de  puestos)  sino 
porque  los  cargos  electos  y  los  cargos  de  designación  política  tienden  a  representar  los  intereses  de 
aquellos  que  les  han  votado,  mientras  que  la  función  pública  se  ha  establecido,  siguiendo  la  tradición 
weberiana,  para  representar  los  intereses  generales  ya  estén  éstos  encarnados  en  un  ente  abstracto  (el 
Estado,  por  ejemplo  en  Alemania  y  Francia),  en  una  pluralidad  de  intereses  de  la  población  (el  interés 
público,  por  ejemplo  en  Estados  Unidos)  o  en  una  disposición  legislativa  consensuada  de  alto  rango  (la 
Constitución,  por  ejemplo  en  Italia).  Aunque  este  modelo  ideal  inspira  el  ideario  de  quienes  reforman  el 
servicio  público,  en  la  práctica  existen  divergencias  entre  las  características  propias  del  modelo  y  las 
políticas de recursos humanos que se practican tanto para todos los empleados públicos en general, como 
para los funcionarios públicos y los directivos públicos en particular. 
Adicionalmente,  en  este  apartado  también  se  analiza  las  características  del  sistema  que  articula  las 
relaciones  de  los  funcionarios  públicos  con  la  Administración  en  la  que  desempeñan  sus  funciones.  Los 
sistemas de función pública se han clasificado en sistema de carrera y en sistema de puesto de trabajo en 
función de si el funcionario público tiene la posibilidad de entrar en un puesto a partir del cual puede hacer 
una  carrera  dentro  de  la  Administración  o  simplemente  concursa  por  un  puesto  concreto  sin  derecho  al 
ascenso. En este último caso, si quiere ocupar un puesto de nivel superior tiene que concursar de nuevo 
por  ese  puesto  en  condiciones  de  igualdad  a  los  candidatos  externos  del  sector  público.  En  la  práctica, 
muchos  países  están  adoptando  elementos  de  cada  sistema  por  lo  que  su  función  pública  se  está 
conformando en un sistema híbrido. 
 

Tipos de empleados públicos del poder ejecutivo 
En  la  mayoría  de  los  sistemas  administrativos  se  pueden  encontrar  al  menos  cuatro  categorías  de 
empleados públicos: los funcionarios públicos y los empleados públicos que suelen ser seleccionados con 


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

criterios  meritocráticos  y,  los  cargos  de  designación  política  con  funciones  ejecutivas  y  el  personal  de 
confianza con funciones de asesoramiento que son seleccionados de manera discrecional. 

Los funcionarios públicos y los empleados públicos con contrato laboral 
Según el Banco Mundial1, varias características ayudan a distinguir a los funcionarios públicos del resto de 
los empleados públicos. En esta sección se examinan ambos grupos dado que las características del primer 
grupo se definen a menudo en relación con las del segundo. 
En  primer  lugar,  los  funcionarios  públicos  son  nombrados  por  una  autoridad  pública  representante  del 
Estado,  siguiendo  los  preceptos  de  la  ley  de  la  función  pública.  Este  nombramiento  debe  producirse  en 
consonancia con las reglas que regulan el proceso de reclutamiento, normalmente, reglas que se adhieren 
al principio de mérito. La figura del funcionario público se circunscribe normalmente al personal civil de los 
ministerios, aunque otros empleados públicos tienes características similares, como el personal que trabaja 
en  el  poder  judicial.  A  los  empleados  públicos  de  otros  sectores  se  les  aplica  una  legislación  especial  y 
difieren relativamente de las características de los empleados públicos. Esto suele ocurrir en los sectores de 
educación y salud y en el ámbito local de gobierno así como en las empresas estatales, en los cuerpos de 
seguridad  del  Estado  y  en  la  carrera  diplomática.  Esto  es  bastante  común  en  casi  todos  los  países  de  la 
Unión Europea. 
En segundo lugar, una vez que los funcionarios públicos son nombrados, es muy difícil la terminación de su 
relación  con  la  Administración  mediante  el  despido  o  el  cese.  Esta  garantía  les  fue  concedida  en  muchos 
países occidentales durante el siglo XIX y XX con el objetivo de evitar que los cargos de designación política 
y los cargos electos removieran a personas que se encargan de defender los intereses generales del Estado 
y se opongan a los intereses más particulares de los votantes que los políticos puedan defender. En otras 
palabras,  se  protege  el  principio  de  neutralidad  y  la  preservación  de  intereses  generales  frente  a  los 
intereses  cortoplacistas  y  circunscritos  a  determinados  grupos  de  políticos.  Por  ello,  se  requiere  una 
especial protección de las condiciones de trabajo de los funcionarios. 
En  tercer  lugar,  debido  a  la  posición  de  los  funcionarios  de  neutralidad  y  de  protección  de  los  intereses 
generales,  existen  algunas  restricciones  a  las  actividades  que  puedan  realizar.  En  determinados  casos 
pueden  tener  restringidos  el  derecho  a  pertenecer  a  un  partido  político,  a  participar  en  manifestaciones 
contra el gobierno, a afiliarse a un sindicato o cuestiones similares. Estas restricciones son distintas según 
los países. 
Finalmente, los funcionarios públicos, aparte de tener garantizado un puesto indefinido en el sector público 
con  muy  pocos  riesgos  de  perder  el  empleo,  suelen  tener  derecho  a  una  pensión  en  el  momento  de  la 
jubilación. En el modelo ideal de servicio público,  los funcionarios no tienen que aportar contribuciones a 
los fondos de pensión y el gobierno tampoco tiene que avanzar los pagos a dicho fondo. Los funcionarios 
de  este  modelo  ideal  tienen  el  derecho  a  una  pensión  en  función  de  la  duración  del  servicio  y  de  los 
puestos  ocupados  en  la  jerarquía  administrativa.  Sin  embargo,  este  modelo  ideal  ha  sido  desafiado  en 
muchos  países,  pues  en  muchos  de  ellos,  los  funcionarios  públicos  tienen  que  contribuir  a  la  pensión,  a 
veces bajo unas condiciones especiales. 
En el  modelo ideal, otro privilegio de los funcionarios públicos es que no pueden perder su condición  de 
funcionario.  Este  derecho  fue  instaurado  para  evitar  las  injerencias  del  poder  político.  Sin  embargo,  esta 
cláusula tiene la disfuncionalidad de no poder despedir o cesar en sus puestos aquellos funcionarios que no 
tengan  un  desempeño  adecuado  o  no  se  pueda  despedir  a  funcionarios  por  razones  económicas  y 
estructurales. Sin embargo, estas características del modelo ideal son retadas en la práctica. Algunos países 

                                                            
1
 
http://web.worldbank.org/WBSITE/EXTERNAL/TOPICS/EXTPUBLICSECTORANDGOVERNANCE/EXTADMINI
STRATIVEANDCIVILSERVICEREFORM/0,,contentMDK:20133489~menuPK:286372~pagePK:148956~piPK:2166
18~theSitePK:286367,00.html. Página accedida el 2 septiembre de 2011. 

 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

tienen  disposiciones  para  poder  terminar  la  relación  contractual  de  un  funcionario  cuyo  desempeño  sea 
pobre o inadecuado. La Tabla siguiente ofrece algunas de las tres posibilidades existentes. 
Tabla  1  La  terminación  del  empleo  público  de  los  funcionarios  como  consecuencia  de  un  desempeño 
pobre o inadecuado 

Despido sólo en el caso de  Despido en el caso de  Despido por desempeño 


cuestiones disciplinarias  desempeño inadecuado siempre  inadecuado en condiciones 
que se haya dispuesto en la  similares al sector privado 
legislación o en la evaluación del  (aunque la protección del 
sistema  funcionario público es algo 
mayor en general) 
Alemania  Bélgica  Dinamarca 
Chipre  Polonia  Finlandia 
Luxemburgo  Austria  Suecia 
Malta  Letonia  Reino Unido 
Portugal  Estonia   
España  Eslovenia   
Irlanda  Eslovaquia   
Italia (excepto para los  Francia   
funcionarios directivos) 
  Grecia   
  Hungría   
  Países Bajos   
  Italia (para los funcionarios   
directivos) 
  Bulgaria   
Fuente: Bossaert 2005. 
Solamente en cuatro países se puede despedir a los empleados públicos, pero las condiciones del despido 
lo hacen impracticable en Dinamarca, por ejemplo. En este país se puede despedir a los empleados públicos 
de forma discrecional siempre que se les pague una indemnización mensual equivalente al último salario 
que tenía antes del despido durante un cierto número de años, y se les conceda una pensión vitalicia si el 
gobierno  no  es  capaz  de  encontrarle  una  vacante  que  se  corresponda  con  el  estatus  formal  que  tenía 
cuando  fue  despedido.  Estas  cláusulas  hacen  por  tanto  que  sea  muy  difícil  despedir  a  los  empleados 
públicos daneses. 
Otra  de  las  razones  del  despido,  especialmente  ahora  en  momentos  de  crisis  económica  global,  puede 
deberse a cuestiones estructurales y económicas. En este caso, el número de países de la Unión Europea en 
los  que  se  acepta  el  despido  sobre  esta  base  es  bastante  superior.  En  algunos  países,  en  los  que  la 
legislación lo acepta explícitamente, es usado a menudo, como por ejemplo en Suecia y en Estonia. 
   


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

 
Tabla  2  Terminación  de  la  relación  de  empleo  de  los  funcionarios  públicos  por  razones  económicas  o 
estructurales 

El despido no es posible por  El despido es posible por estas  El despido por estas razones está 


estas razones  razones, pero apenas se practica  claramente explicitado en la 
legislación 
Luxemburgo  Letonia  Dinamarca 
España  Polonia  Estonia 
Chipre    Suecia 
Malta    Finlandia 
Grecia    Hungría 
Portugal    Eslovenia 
Alemania    Países Bajos 
Francia    Reino Unido 
Irlanda    Bulgaria 
    República Checa 
    Letonia 
    Rumanía 
Fuentes: Bossaert 2005, Parrado 2010 
Normalmente, los despidos que se realizan como consecuencia de razones estructurales o económicas (y 
no  basadas  en  el  desempeño  individual  de  los  funcionarios)  son  despidos  colectivos.  Los  despidos 
colectivos  permiten  reducir  el  tamaño  del  empleo  público  y  por  lo  tanto  el  déficit  público.  Ya  que  los 
despidos colectivos afectan a todo un departamento o agencia, habitualmente se consideran como parte 
de  una  estrategia  gubernamental  más  amplia.  Aunque  es  posible  que  el  significado  del  despido  colectivo 
varíe de un sistema legal a otro, éste se refiere habitualmente a la terminación del contrato de un cierto 
número de empleados (por ejemplo, 10 o más) en la misma entidad y en un período corto de tiempo (unas 
cuatro semanas) por motivos de reestructuración organizativa o motivos económicos.  
Los despidos colectivos están sujetos a una serie de restricciones que ofrecen ciertas garantías de que no 
sean considerados improcedentes por los tribunales. Por ejemplo, en el sector público finlandés el despido 
colectivo se puede producir como consecuencia de procesos de reestructuración organizativa. En 2007 se 
formularon  unas  directrices,  consensuadas  entre  representantes  del  Ministerio  de  Hacienda  y  los 
sindicatos,  para  crear  un  plan  de  contingencia  en  el  caso  de  no  encontrar  empleo  para  el  personal 
despedido  después  de  una  reestructuración.  El  gobierno  ofrece  apoyo  a  los  empleados  despedidos  y 
proporciona  ayuda  para  reasignar  recursos  después  de  una  reestructuración,  fomentando  la  movilidad 
dentro  la  función  pública  estatal  y  hacia  otros  empleadores  (por  ejemplo,  autoridades  locales  y  el  sector 
privado).  Además,  se  ofrecen  subsidios  para  la  excedencia  (de  hasta  3  años)  para  permitir  al  empleado 
trabajar  en  otro  lugar,  fomentando  el  desarrollo  personal  y,  como  último  recurso,  la  indemnización  por 
cese de hasta 10 meses.  
En  la  Administración  central  sueca,  la  dimensión  y  el  alcance  del  despido  colectivo  se  negocian  con  los 
sindicatos según las reglas ya definidas en acuerdos entre ambas partes desde el momento en que surge el 
problema.  Aunque  se  negocie,  la  patronal  tiene  la  última  palabra  acerca  del  despido  colectivo  y  los 
sindicatos no tienen derecho de veto a pesar de su notable influencia. En cualquier caso, el personal cesado 
encuentra apoyo de la Administración, a través de  la Fundación para la Seguridad en el Empleo para los 
Empleados de la Administración central (Trygghetsstiftelsen) creada en 1990 para encontrar trabajo en el 
mercado laboral. Los empleados tienen varios derechos en las circunstancias descritas anteriormente. Por 
ejemplo, tienen el derecho a percibir la remuneración total mensual previa al momento del despido entre 2 


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

meses y un año después de la notificación y hasta que el empleado encuentre un puesto nuevo, según las 
circunstancias individuales de la persona cesada y su historial laboral. 
La  ausencia  de  datos  sobre  despidos  colectivos  dificulta  la  valoración  de  la  eficiencia  lograda  con  los 
despidos  colectivos,  y  su  impacto  en  los  países  donde  se  han  implementado.  En  cualquier  caso,  este 
instrumento no se aplica intensivamente quizá debido a las contingencias nacionales y, además, debido a 
que  no  existe  voluntad  a  aplicar  la  medida.  Asimismo,  muchos  países  utilizan  la  movilidad  forzosa  como 
alternativa  a  los  despidos  colectivos  (especialmente  en  sistemas  basados  en  la  carrera  profesional),  o  la 
búsqueda  activa  de  empleo  por  parte  de  otros  empleadores  (cuando  el  sistema  se  basa  en  el  puesto  de 
trabajo,  no  en  los  sistemas  de  carrera).  La  crisis  ha  obligado  a  algunos  países  a  rescindir  los  contratos 
laborales como ha ocurrido en el ámbito local en Grecia o España. Esta medida es menos frecuente en la 
Administración central. 
No obstante, el modelo ideal del funcionario público no siempre se corresponde con la realidad. Un primer 
reto  a  este  modelo  ideal  es  que  no  todos  los  empleados  públicos  tienen  el  estatuto  de  funcionario  y  no 
todos  los  funcionarios  tienen  el  derecho  a  la  permanencia  en  el  puesto.  Los  empleados  públicos  suelen 
trabajar  en  la  Administración  gracias  a  un  contrato  laboral.  Aunque  la  protección  en  el  empleo  de  estos 
empleados  es  potencialmente  menor,  en  la  práctica  tienen  garantizado  su  puesto  de  trabajo.  En  un 
principio,  estos  empleados  suelen  ocupar  puestos  bajos  en  la  jerarquía  administrativa  en  la  mayoría  de 
países o, en cualquier caso, tienen restricciones para desempeñar determinadas funciones. Recientemente 
también  se  han  incorporado  contratos  de  alta  dirección  para  los  puestos  superiores  de  algunas 
organizaciones públicas. 
En todos los países de la Unión Europea emplean funcionarios públicos que tienen un estatuto jurídico
basado en el derecho público, pero no son mayoritarios en todos ellos. En la Tabla 3 se muestra el porcentaje 
de  funcionarios  públicos  que  tienen  derecho  estatutario  a  un  contrato  permanente  en  los  Estados 
Miembros de la Unión Europea. En la práctica, el modelo ideal de función pública dista de ser el dominante 
en los países de la Unión Europea. Ciertamente, en algunos países como Austria, Bélgica, Francia, Grecia, 
Luxemburgo,  Países  Bajos,  Portugal  y  España,  los  funcionarios  públicos  son  mayoritarios,  pero  en 
Dinamarca, Finlandia y el Reino Unido no hay un derecho explícito a la permanencia del funcionario en el 
puesto de trabajo. Más en concreto, en Grecia, España, Rumanía y el nivel federal belga, la primacía de los
funcionarios públicos como modelo frente a otros empleados públicos está estipulado en la constitución.


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

 
Tabla 3 Proporción de funcionarios públicos estatutarios y empleados públicos en 2010 (en %) 
Estado  Funcionarios  Empleados  Otros   Observaciones 
públicos  públicos 
Alemania  37  59  4  Categoría “otros” se refiere a personal militar 
Austria  61  39    Solamente para el nivel federal 
Bélgica  75  25    Solamente para el nivel federal 
Bulgaria  48  52     
Chipre  28  72     
Dinamarca  36  64    No tienen derecho a permanencia de por vida 
Eslovaquia  85  10  5   
Eslovenia  34  66    No tienen derecho a permanencia de por vida 
España  59  41    No  obstante,  los  empleados  con  contrato 
laboral también tienen una alta protección en 
el empleo 
Estonia  90  10    No hay información 
Finlandia  83  17    No  tienen  derecho  a  permanencia  de  por 
vida. Se excluye el personal del nivel regional 
y local 
Francia  73  15  12   
Grecia  74  26     
Hungría  25  75     
Irlanda  13  87    Sólo el personal que trabaja en los ministerios 
se  denomina  funcionarios  públicos,  el  resto 
son empleados públicos 
Italia  15  85    La  distinción  en  Italia  se  da  entre  aquellos 
regulados  por  el  derecho  públicos  y  los  que 
están  regulados  por  el  derecho  laboral 
privado 
Letonia  6  94     
Lituania  67  28  5   
Luxemburgo  77  23     
Malta  67  33    Aunque  no  hay  garantías  explícitas  de 
seguridad  en  el  empleo,  se  espera  que  los 
empleados  que  tengan  una  conducta 
satisfactoria  no  serán  cesados  de  sus 
funciones. 
Países Bajos  100      No tienen derecho a permanencia de por vida 
Polonia  6  94     
Portugal  100       
Reino Unido  10  90    No tienen derecho a permanencia de por vida 
República  0%  62  38  La  categoría  ‘otros’  se  refiere  a  los 
checa  funcionarios  de  las  unidades  territoriales  de 
gobierno. 
Rumanía  7  93     
Suecia  1  99     
Fuentes: Bossaert 2005; Demmke et al. 2010 
Las diferencias entre funcionarios públicos y empleados públicos no siempre se traducen en diferentes
condiciones laborales para estos grupos. Por ejemplo, las condiciones laborales de los funcionarios públicos,


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

los empleados públicos (e incluso los empleados del sector privado) son similares en países como Suecia,
Países Bajos, el Reino Unido, Finlandia, Letonia, Estonia, Austria y Dinamarca.

Personal de confianza política 
Dentro  de  los  cargos  de  confianza  política  es  necesario  hacer  una  distinción  entre  aquellos  cargos  que 
fundamentalmente  desempeñan  tareas  ejecutivas  y  quienes  básicamente  ofrecen  asesoramiento  a  los 
cargos ejecutivos de designación política. 
El personal que ocupa puestos de confianza política y desempeñan tareas ejecutivas son órganos de línea de 
las organizaciones. Estos cargos de designación política no son seleccionados mediante criterios meritocráticos 
y pueden ser cesados en cualquier momento. Normalmente, en los sistemas democráticos, estos cargos suelen 
cesar cuando se produce un cambio de gobierno, aunque hay diferencias entre sistemas. 
Los  cargos  de  designación  política  ocupan  el  vértice  o  la  cúpula  de  la  Administración  pública  de  un  nivel 
determinado  de  gobierno.  Esta  cúpula  posee  tres  características  de  relevancia.  En  primer  lugar,  los 
miembros  de  la  cúpula  son  responsables  de  la  adopción  de  decisiones,  de  su  implantación  y/o  de  la 
evaluación  de  las  políticas  públicas  de  cobertura  nacional.  En  segundo  lugar,  el  reclutamiento  temporal 
para  los  puestos  de  la  cúpula  es  decidido  de  acuerdo  con  criterios  no  meritocráticos  y  el  nombramiento 
formal para desempeñar el cargo le corresponde a la instancia superior del poder ejecutivo. Finalmente, el 
acceso  a  los  puestos  de  la  cúpula  también  está  abierto  a  personas  que  procedan  del  exterior  del  sector 
público.  
Todos  los  sistemas  políticos  tienen  una  etiqueta  para  estos  cargos  de  la  cúpula:  el  political  appointee  de 
Estados  Unidos,  el  funcionario  político  en  Alemania  y  los  cargos  de  designación  política  en  España  son  sólo  
alguno de los ejemplos que se pueden citar. Para los cargos de designación política no es necesario tener en 
cuenta su currículum, aunque esto suele ocurrir en ocasiones determinadas. Por ejemplo, todos los cargos de 
designación  política  que  trabajan  para  el  Presidente  estadounidense  tienen  que  enviar  su  currículum  a  la 
Oficina  de  Personal  de  la  Casa  Blanca;  esto  se  hace  especialmente  necesario  en  aquellos  nombramientos 
presidenciales  que  requieren  de  una  confirmación  del  Senado.  Se  espera  que  los  political  appointees 
estadounidenses  tengan  un  conocimiento  experto  sobre  un  ámbito  sectorial  determinado,  posean  ciertas 
habilidades  de  gestión  para  poder  dirigir  agencias  ejecutivas  y  estén  dispuestos  a  apoyar  el  programa  del 
Presidente. 
Finalmente,  habría  que  realizar  una  distinción  dentro  del  grupo  de  los  cargos  de  designación  política.  En 
algunos  países,  es  posible  nombrar  externos  (es  decir,  que  trabajen  en  empresas  privadas  o  entidades  no 
gubernamentales)  para  estos  cargos,  mientras  que  en  otros  existe  cierta  preferencia  porque  estos 
nombramientos recaigan en funcionarios, como ocurre especialmente con los directores generales en países 
como Francia, España y Alemania. En cambio, en Estados Unidos el nombramiento de funcionarios para cargos 
de  designación  política  es  más  difícil  ya  que  deberían  renunciar  a  su  condición  de  funcionario  si  aceptan  el 
puesto, algo que no ocurre en Francia o España, donde no se desposee de la condición de funcionarios a los 
cargos  de  designación  política.  Los  funcionarios  de  estos  países  que  ocupan  un  puesto  de  confianza  política 
tienen derecho a reintegrarse en la función pública una vez que cesan en dicho puesto. 
En  el  pasado,  era  común  que  cada  cambio  gubernamental  implicara  un  recambio  al  menos  de  todos  los 
empleados  públicos  de  la  cúpula,  es  lo  que  se  denomina  el  sistema  de  “despojos”.  Estas  cesantías 
empezaron  a  ser  disfuncionales  y  paulatinamente  se  establecieron  sistemas  de  mérito  en  el  Reino  Unido 
(1854),  Estados  Unidos  (1883),  Canadá  (1918),  Nueva  Zelanda  (1912)  y  en  España  (1918).  Sin  embargo,  a 
pesar de garantizar la permanencia en el puesto de los empleados públicos, se dejo una zona de la cúpula 
para  los  cargos  de  confianza  política.  La  Tabla  siguiente  muestra  en  qué  niveles  superiores  de  la 
Administración  existen  nombramientos  basados  en  la  confianza  política  y  selección  meritocrática  para  el 
puesto. En algunos casos, el reclutamiento es mixto, es decir, primero se desarrolla una fase de selección 
meritocrática  de  los  candidatos  y,  posteriormente,  en  una  segunda  fase  donde  ya  quedan  los  candidatos 
mejor valorados en una lista corta, existe la posibilidad de intervención por parte de los cargos de confianza 
política.  

 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 4 Cargos de designación política y bagaje de estos cargos 
  Nivel 1  Nivel 2  Nivel 3 Nivel 4 Nivel 5  ¿Proceso formal 
de selección? 
Australia        Sí
Presencia de FP  ‐  Mayoritaria FP Mayoritaria FP Mayoritaria FP  
Reclutamiento  Mixto  Meritocrático  Meritocrático Meritocrático ‐ 
Puesto   Secretary of a  Deputy Secretary  First Assistant  Assistant Secretary  No Función 
Department State  (SES 3)  Secretary (SES 2)  (SES 1)  Directiva 
or equivalent 
Bélgica        Sí
Presencia de FP  Mayoritaria FP  Mayoritaria FP Exclusivamente FP  ‐ ‐   
Reclutamiento  Mixto  Mixto  Meritocrático      
Puesto   Dirección del  Director General  Director (N2, N3) No Función  No Función 
consejo de  (N1)  Directiva  Directiva 
Administración (N) 
Canadá        Sí
Presencia de FP  Mayoritaria FP  Mayoritaria FP Mayoritaria FP Mayoritaria FP  
Reclutamiento  Meritocrático  Meritocrático  Meritocrático Meritocrático ‐ 
Puesto   Subdirector  Asistente del  Director General  Director (EX‐1) No Función 
asociado o equiv   ministro (EX‐4, EX‐ (EX‐2, EX‐3)  Directiva 
(DM‐1 to DM3)  5) 
Francia         No
Presencia de FP  Mayoritaria FP  Mayoritaria FP Mayoritaria FP Exclusivamente FP  Exclusivamente FP 
Público  Público 
Reclutamiento  Político  Político  Político Político Meritocrático* 
Puesto   Dir Gabinete  Secretario General Director General Director de unidad Subdirector 
Alemania        No
Presencia de FP  Raramente FP  Mayoritaria FP Mayoritaria FP Exclusivamente FP  Exclusivamente FP  
Reclutamiento  Político  Político  Político Meritocrático Meritocrático 
Puesto   Sº Estado parl  Sº de Estado (B11) Dir General (B9)  Director (B6) Dir div (B3/A16‐15) 
Italia        No
Presencia de FP  Raramente FP  Mayoritaria FP Mayoritaria FP Mayoritaria FP Mayoritaria FP 
Reclutamiento  Político  Político  Político Meritocrático* Meritocrático* 
Puesto   Viceministro  Secretario General Director dpto Director General  Director 
Países Bajos        Sí
Presencia de FP  Mayoritaria FP  Mayoritaria FP Mayoritaria FP Mayoritaria FP Mayoritaria FP 
Reclutamiento  Mixto  Mixto  Meritocrático Meritocrático Meritocrático 
Puesto   Secr Gen (scale 19)  Director General  Dir comisión (scale  Dir oficina regional  Gerente espec 
(scale 19)  18, 17)  (scale 16)  (scale 15) 
Nueva Zelanda   ‐  ‐  ‐   Sí
Reclutamiento  Mixto  Mixto  Mixto Meritocrático Meritocrático 
Puesto  Comisionado de  Director de Depto,  Subdirector  No Función  No Función 
servicios estatales  Secretario General  general  Directiva  Directiva 
España         No
Presencia de FP  Mayoritaria FP  Exclusivamente FP  Mayoritaria FP Exclusivamente FP  Exclusivamente FP  
Reclutamiento  Político  Político  Político Político Meritocrático * 
Puesto   Secr de Estado  Subsecretario  Director General Subdir General Jefe de Área 
Reino Unido         Sí
Presencia de FP  Raramente FP  Raramente FP  Mayoritaria FP Mayoritaria FP Mayoritaria FP 
Reclutamiento  Político  Meritocrático  Meritocrático Meritocrático Meritocrático 
Puesto   Secr. de Estado y  Secr Permanente  Director Subdirector Director de una 
Subsecr Parl.   (Subsecretario)  agencia ejecutiva 
Estados Unidos         Sí
Presencia de FP  Raramente FP  Raramente FP  Raramente FP Raramente FP Mayoritaria FP 
Reclutamiento  Político  Político  Político Híbrido Híbrido 
Puesto   Subsecretario y  Subsecretario,  Ayudante del  Asistente del  Varios cargos 
director de agencia  presidente  y  Secretario y  Administrador y  dependiendo del 
ejecutiva (ES II)  miembro de las  Consejero General  Director (ES V, SES  departamento (SES 
comisiones  (ES IV)  5, 6)  1‐4) 
directivas de 
ciertas agencias(ES 
III) 
Fuentes: Parrado‐OECD 2008   
FP= Funcionario público 


 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Además de los cargos de designación política con funciones ejecutivas mencionados anteriormente, existen 
en algunos países un personal eventual, cuyo nombramiento también está basado en la confianza política, y 
que  desempeñan  las  labores  de  órganos  staff.  El  cese  de  este  personal  puede  ocurrir  en  cualquier 
momento sin necesidad de que el superior jerárquico lo razone. Frente al personal político con funciones 
ejecutivas  en  la  línea  de  la  organización,  este  personal  de  asesoramiento  se  diferencia  no  sólo  por  las 
funciones que desarrolla (de apoyo), sino también porque en algunos sistemas el cese del superior que lo 
nombra  supone  un  cese  automático  de  los  asesores  que  han  sido  nombrados  por  procesos  no 
meritocráticos. 
El  asesoramiento  ofrecido  por  este  tipo  de  personal  eventual  es  de  naturaleza  política,  en  el  sentido  de 
naturaleza  partidista.  Estos  asesores  políticos  deberían  ser  diferenciados  del  personal  de  apoyo  de  los 
ministerios  que  desarrollan  tareas  más  bien  de  secretaría.  Según  un  estudio  de  SIGMA  (2007),  hay  tres 
tipos de asesores políticos en relación con las funciones que desempeñan y el contexto en el que operan. 
Primero,  en  algunos  sistemas  (Canadá,  Reino  Unido  y  Países  Bajos),  los  asesores  políticos  trabajan 
conjuntamente  con  los  funcionarios  directivos,  desempeñando  un  papel  de  asesoría  sin  interferir  con  la 
forma en que los directivos implementan las políticas que se les ha encomendado. Segundo, los gabinetes 
ministeriales  (Francia, Italia, Bélgica) se componen de una mezcla de asesores externos y de funcionarios 
que desempeñan eventualmente esta tarea de asesoría. En estos casos, los asesores intentan implicarse en 
la implantación de las políticas de los ministerios dando “ordenes” a los funcionarios de línea. Finalmente, 
en  países  como  España,  los  asesores  políticos  trabajan  junto  con  los  cargos  políticos  ejecutivos,  pero  sin 
funciones  de  supervisión  sobre  otros  funcionarios.  En  estos  casos,  muchos  de  los  miembros  del  gabinete 
tienen  la  condición  previa  de  funcionario.  A  diferencia  de  Francia,  un  puesto  en  el  gabinete  no  supone 
mayores perspectivas de carrera en el futuro. Incluso la carrera del funcionario trabajando en el gabinete 
puede verse afectada negativamente por su fuerte identificación con el partido político del gobierno que lo 
nombró. 
En  general,  es  difícil  conocer  el  número  de  asesores  políticos  de  un  sistema,  especialmente  en  Francia  y 
España. En Francia, por ejemplo, aparte del número oficial de miembros del gabinete, existe otro grupo de 
asesores extraoficiales (o denominados clandestinos) que pueden suponer entre el 15 y el 20 por ciento del 
tamaño de los gabinetes.   

Sistema de carrera y sistema de puestos de trabajo 
Un  sistema  de  empleo  público  permite  conocer  las  relaciones  que  los  funcionarios  tienen  con  la 
Administración en la que desempeñan sus funciones. En líneas generales, existen dos modelos diferentes 
de empleo público, aunque la tendencia en la actualidad es la creación de sistemas híbridos que incorporan 
elementos de los dos modelos.  
El  sistema  de  carrera  se  basa  en  que  los  candidatos  que  ingresan  en  la  Administración  acceden  a  una 
constelación  de  puestos  ordenados  y  jerarquizados  que  constituyen  la  carrera  potencial  que  pueden 
desarrollar a lo largo de su vida laboral. Esta carrera se puede  desarrollar dentro de un único ministerio, 
como  es  el  caso  típico  de  los  cuerpos  diplomáticos  o  en  varios  ministerios  como  ocurre  con  los 
denominados  administradores  civiles  del  Estado  en  países  como  Francia  y  España.  En  algunos  casos,  la 
promoción puede producirse mediante un concurso con otros candidatos (i.e. sin la necesidad de realizar 
examen);  mientras  que  en  otros  casos,  la  promoción  puede  exigir  la  realización  de  un  examen,  aunque 
normalmente  con  condiciones  diferentes  a  los  candidatos  externos.  En  este  sistema  se  espera  que  el 
empleo sea de duración indefinida. 
El reclutamiento se suele hacer para los puestos más bajos de esa carrera administrativa potencial y, salvo 
excepciones,  no  se  recluta  a  nadie  del  exterior  para  ocupar  los  puestos  más  altos  de  la  jerarquía.  A  los 
puestos  más  altos  se  accede  desde  dentro  de  la  función  pública.  Normalmente,  se  suele  pedir 
determinados  títulos  o  un  nivel  educativo  específico  para  carreras  determinadas.  Por  ejemplo,  es  común 
que  los  técnicos  comerciales  del  Estado  sean  licenciados  en  ciencias  económicas.  En  algunos  sistemas  se 

10 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

produce  un  sistema  de  formación  al  inicio  de  la  carrera  administrativa  y,  adicionalmente,  se  puede 
incorporar un período de prueba en el momento inicial. 
El sistema de puestos de trabajo, en cambio, se basa en una administración en la que el candidato ingresa a 
un  único  puesto.  Este  puesto  puede  estar  en  lo  más  bajo  de  la  escala  jerárquica  administrativa,  pero 
también  puede  ubicarse  en  una  zona  intermedia  o  superior.  El  requisito  de  tener  determinados  títulos 
educativos no es tan importante como en el sistema de carrera. No obstante, los candidatos deben mostrar 
que tienen unos conocimientos y unas habilidades para desempeñar las funciones del puesto concreto por 
el que compiten. En el sistema de puestos no existe promoción. Esto significa que si un candidato quiere 
ascender  en  la  escala  administrativa  solamente  podrá  hacerlo  cuando  se  produzca  una  vacante  de  un 
puesto de nivel superior y compita en condiciones de igualdad con candidatos externos. En el sistema de 
carrera, la promoción a puestos superiores se realiza con una competencia entre candidatos internos, pues 
los candidatos externos ingresan en la administración ocupando los puestos más bajos de la jerarquía. Si el 
puesto  es  abolido  en  el  organigrama  de  la  organización,  esto  puede  suponer  el  despido  del  funcionario, 
aunque existen salvaguardas frente a este tipo de estrategias (véase más abajo). 
En la práctica, los sistemas, sin embargo, no son totalmente puros y es bastante común que en los sistemas 
de  carrera  aparezcan  elementos  del  sistema  de  puestos  y  viceversa  (véase  la  siguiente  Tabla,  donde  se 
exponen  ejemplos  de  los  Estados  de  la  Unión  Europea).  En  la  Unión  Europea,  el  número  de  Estados  con 
sistema de carrera es algo superior, pero también hay numerosos ejemplos de sistema mixto. 
Tabla  5  Sistema  de  carrera,  sistema  de  puestos  y  sistemas  mixtos  en  los  Estados  miembros  de  la  UE 
(2009) 
Sistema de Carrera  Mixto  Sistema de puestos 
Austria  Bulgaria  República checa 
Bélgica  Italia  Dinamarca 
Chipre  Letonia  Estonia 
Francia  Lituania  Finlandia 
Alemania  Malta  Países Bajos 
Grecia  Polonia  Suecia 
Hungría  Eslovaquia  Reino Unido 
Irlanda  Eslovenia   
Luxemburgo     
Portugal     
Rumanía     
España     
Fuente: Kuperus y Rode 2009 
La combinación de estos dos sistemas puede producirse también en diferentes partes de la función pública. 
En algunos de estos países, tal como se analizará más adelante, existe una categoría de altos funcionarios 
cuyos requisitos de reclutamiento y condiciones laborales (especialmente las salariales) difieren del resto 
de los empleados públicos. Es frecuente detectar que los sistemas de puestos desarrollan cierta carrera en 
la  alta  clase  funcionarial  y  los  sistemas  de  carrera  se  decanten  por  características  predominantes  del 
sistema de puestos para esta alta función pública. 
De este apartado, se puede decir que el modelo de función pública, como modelo ideal para estructurar los 
recursos  humanos  de  las  Administraciones  públicas,  ha  dominado  en  el  pensamiento  convencional  de  las 
democracias occidentales. Sin embargo, esto no significa que haya una convergencia entre este modelo ideal y 
las políticas de personal. Una primera razón de esta divergencia se debe a que los gobiernos han contratado a 
empleados  aplicando  la  legislación  laboral  (y  no  el  derecho  público)  además  de  nombrar  funcionarios  para 
algunas  funciones  públicas.  Otra  razón  se  debe  al  hecho  de  que  en  muchos  países  (por  ejemplo  en 
Escandinavia)  hay  una  alta  profusión  del  empleo  temporal  y  del  trabajo  a  tiempo  parcial,  ambas  ideas  muy 
alejadas del contrato indefinido que se espera del modelo ideal de funcionario público como dominante (véase 

11 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

más  abajo).  No  obstante,  la  permanencia  del  modelo  ideal  de  función  pública  en  el  imaginario  de  los 
empleados públicos implica que es un punto de referencia para los políticos, los funcionarios y las relaciones 
laborales de todos los empleados públicos. 
El modelo ideal de la función pública también parece centrarse en la dicotomía entre sistema de puestos y 
sistema de carrera. En  la  práctica, en  cambio, el número de países que  tiene una función pública híbrida 
está aumentando paulatinamente, probablemente como consecuencia de alejarse de ese modelo ideal de 
función pública. 

El tamaño del empleo público 
La  respuesta  a  la  pregunta  de  cuántas  personas  trabajan  para  el  sector  público  no  es  fácil  ni  tampoco 
resulta sencillo comparar el tamaño del empleo público entre países. La razón principal de esta dificultad 
estriba en el hecho de que no todos los países contabilizan de la misma forma el empleo público. Incluso los 
esfuerzos internacionales de algunos organismos como la OCDE se encuentran con ciertos problemas a la 
hora  de  hacer  comparaciones  porque  las  estadísticas  de  los  países  no  siempre  son  homogéneas.  En  este 
apartado  no  se  pretende  ofrecer  una  comparación  exacta  del  tamaño  del  empleo  público  en  distintos 
países, sino que se intenta ofrecer las claves del tamaño del sector público a través de la medición del gasto 
público  y  del  empleo  público.  Para  este  análisis  se  siguen  fundamentalmente  el  texto  de  Christensen  / 
Pallesen  (2008).  En  el  año  2000,  Estados  Unidos  era  el  país  desarrollado  con  menor  gasto  público  como 
proporción al productor interior bruto. 
En las últimas décadas (exceptuando los años de la crisis económica mundial entre 2007 y 2010), el Estado 
se  ha  expandido  considerablemente  debido  fundamentalmente  a  dos  razones.  Por  una  parte,  han 
aumentado  sus  labores  regulatorias  en  numerosos  sectores  en  los  que  antes  no  intervenía:  regulación 
social, medioambiental, económica de las empresas privadas… Por otra parte, han aumentado los servicios 
vinculados al Estado del Bienestar como la educación, la salud, los servicios sociales así como el número de 
las  prestaciones  sociales  concedidas.  A  pesar  de  que  estas  tareas  eran  ya  realizadas  anteriormente  por 
distintas  organizaciones;  éstas  no  han  sido  integradas  en  el  sector  público  hasta  tiempos  recientes,  pues 
anteriormente  eran  prestadas  y  financiadas  por  organizaciones  no  gubernamentales,  por  asociaciones 
sindicales y redes sociales comunitarias.  

El tamaño según el gasto público y el empleo público 
Tradicionalmente, cuando se analiza el gasto del sector público, existen dos posiciones extremas. Estados 
Unidos, cuyo sistema de provisión de servicios se basa predominantemente en el mercado, suele tener el 
menor gasto público y los países escandinavos, que tienen un desarrollado Estado del Bienestar, muestran 
una alta proporción de gasto público sobre el PIB. Esta imagen más típica se confirma parcialmente con los 
datos de gasto público mostrados en la Tabla siguiente. 

12 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 6 Gasto público como proporción del Producto Interior Bruto  
(en porcentajes) (países ordenados de menor a mayor gasto público en 2009) 
  País  2000  2007  2009 
1  México  19,11  20,45  23,51 
2  Chile      24,62 
3  Corea  22,43  28,65  30,45 
4  Suiza  35,10  32,32  33,74 
5  Australia  35,52  33,39  35,30 
6  Japón  39,05  35,90  37,08 
7  Turquía    34,53  39,38 
8  Eslovaquia  52,14  34,32  41,51 
9  Nueva  38,32  39,38  41,91 
Zelanda 
10  Luxemburgo  37,59  36,17  42,17 
11  Estados  33,88  36,76  42,18 
Unidos 
12  Canadá  41,11  39,35  44,05 
13  Israel  48,50  44,94  44,27 
14  Polonia  41,08  42,19  44,40 
15  Estonia  36,12  34,39  45,17 
16  España  39,12  39,18  45,80 
17  República  41,82  42,50  45,93 
Checa 
18  Noruega  42,30  41,13  46,32 
19  Alemania  45,11  43,56  47,50 
20  Portugal  41,13  43,78  48,17 
21  Irlanda  31,27  36,79  48,90 
22  Eslovenia  46,73  42,43  49,02 
23  Hungría  46,76  49,98  50,46 
24  Islandia  41,87  42,27  50,86 
25  Países Bajos  44,20  45,30  51,40 
26  Reino Unido  39,05  43,97  51,64 
27  Italia  46,18  47,86  51,87 
28  Austria  52,13  48,48  52,32 
29  Grecia  46,69  46,81  53,63 
30  Bélgica  49,14  48,45  54,22 
31  Suecia  55,09  50,97  55,16 
32  Francia  51,64  52,31  55,99 
33  Finlandia  48,29  47,25  56,25 
34  Dinamarca  53,68  50,81  58,42 
  OECD32  41,94  41,31  46,24 
Fuentes: OECD National Accounts Statistics. Página Web de la OECD accedida el 4 Septiembre de 2011. 
Por  el  extremo  del  mayor  gasto  público,  tres  países  escandinavos  (Dinamarca,  Finlandia  y  Suecia)  se 
encuentran entre los países más gastadores (se incorpora también Francia). Sin embargo, por el lado de los 
países menos gastadores de las economías desarrolladas que se agrupan en la OCDE, Estados Unidos ya no 
se  encuentra  ni  siquiera  entre  los  10  países  con  menos  gasto  público,  al  menos  en  2009,  aunque  solía 
ocupar uno de los lugares de menor gasto tradicionalmente en las últimas décadas (Christensen y Pallesen 
2008).  

13 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Si se mide el empleo del sector público como parte de la fuerza laboral total (incluyendo el sector público y 
el privado), Suecia, siguiendo el cliché asociado a este país, tiene la proporción más alta con un 28,8 por 
ciento;  Estados  Unidos  tiene  la  mitad  aproximadamente  (14,7  por  ciento),  aunque  no  se  encuentra  al 
principio  de  la  Tabla,  a  pesar  de  adaptarse  al  cliché  de  ser  la  economía  más  liberal.  Otros  países  tienen 
realmente un porcentaje bajo como Japón (5,9 por ciento) y Corea (6,5 por ciento). España, por ejemplo, 
que  no  es  considerada  una  economía  liberal  y  que  ha  desarrollado  en  las  últimas  décadas  un  Estado  del 
Bienestar  fuerte  con  un  gasto  expansivo  derivado  de  la  creación  del  nivel  autonómico  de  gobierno  sólo 
tiene un 13,7 por ciento de empleo público. De nuevo, Francia (25,2 por ciento) y el Reino Unido (20,4 por 
ciento)  se  acercan  algo  al  modelo  sueco,  aunque  no  pertenezcan  al  grupo  de  los  países escandinavos.  Es 
más,  el  Reino  Unido  adoptó  políticas  fuertemente  liberalizadoras  en  la  década  de  los  años  ochenta  y 
noventa. 
Tabla 7 Empleo público de los países de la OCDE como porcentaje de la fuerza laboral (en porcentaje) 
  Año de los  AAPP  Corporaciones  Total 
datos  públicas  sector 
público 
Japón  2005  5,3  0,7  6 
Corea  2004  5,5  1,0  6,5 
Turquía  2005  9,2  1,1  10,3 
Austria  2005  10,2  0,5  10,7 
México  2005  11,1  1,2  12,3 
España  2005  13,0  0,7  13,7 
Alemania  2005  10,4  4,0  14,5 
Estados  2005  14,1  0,7  14,7 
Unidos 
Australia  2005  13,6  1,7  15,3 
Irlanda  2005  14,7  2,2  16,9 
Canadá  2005  15,6  1,5  17,1 
Bélgica  2005  17,1  2,2  19,3 
Eslovaquia  2005  9,5  9,8  19,3 
República  2005  12,9  7,2  20,1 
Checa 
Reino  2005  19,1  1,3  20,4 
Unido 
Países  2005  12,8  8,5  21,3 
Bajos 
Francia  2004  21,9  3,3  25,2 
Suecia  2005  28,3  0,4  28,8 
Fuentes: OECD 2011 (con actualización de los datos a 14 Noviembre 2010) 
El  orden  de  los  países  respecto  a  la  proporción  de  empleo  público  sobre  el  total  de  la  fuerza  laboral  y 
respecto  al  porcentaje  de  gasto  público  sobre  el  PIB  de  la  Tabla  anterior  es  diferente.  Excepto  algunos 
paralelismos, el tamaño del sector público medido en términos de gasto y en términos de empleo público 
es  diferente.  Sin  embargo,  de  acuerdo  con  Christensen  y  Pallesen  (2008),  si  el  gasto  público  se  dividiera 
entre el consumo público y los gastos transferidos, se podría ver que existe mucha mayor correlación entre 
el consumo público y el empleo (alcanzando casi un 0,91 de correlación en las últimas décadas) dado que 
los  salarios  constituyen  una  gran  proporción  del  gasto  público.  En  cambio,  el  gasto  público  a  secas,  sólo 
correlaciona por término medio un 0,75 con el gasto público total. En el análisis de esta ratio, estos autores 
descubrieron que cuatro países se desvían considerablemente de ella: Alemania (con una ratio de 1 a 3 de 

14 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

empleo público sobre consumo público) y Suecia y Dinamarca (con una ratio de 2 a 3 de empleo público 
sobre  consumo  público).  La  explicación  del  desvío  obedece  a  diferentes  causas  en  ambos  extremos  del 
hipotético  continuum.  En  Alemania,  el  relativo  bajo  empleo  público  en  esta  ratio  se  explica  por  la  alta 
proporción que le corresponde a la externalización de servicios, casi la mitad del consumo público frente a 
un tercio en otros países. Es decir, en Alemania los estados y los gobiernos locales se encargar de regular y 
financiar  los  servicios  públicos,  pero  la  gestión  de  los  mismos  está  realizada  por  terceros,  no 
necesariamente  empresas  privadas,  pues  en  la  mayoría  de  las  ocasiones  son  organizaciones  no 
gubernamentales. En la tabla siguiente se puede comprobar que existe una notable diferencia entre países 
respecto al porcentaje de servicios prestados directamente por las administraciones públicas y los servicios 
prestados por terceros, pero financiados por el gobierno. Alemania, los Países Bajos y Bélgica son los países 
con  mayor  proporción  de  bienes  y  servicios  externalizados.  La  forma  de  estructurar  la  prestación  de 
servicios, por tanto, sirve para explicar parcialmente la falta de correlación entre la proporción de empleo 
público sobre la fuerza laboral y el gasto público sobre el PIB.  

15 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 8 Gastos en externalización de  bienes y servicios como porcentaje del PIB en 2000 y 2009 en los 
países de la OCDE 
  2000  2000  2009  2009 
Bienes y servicios  Bienes y servicios  Bienes y servicios  Bienes y servicios 
utilizados por el  financiados por el  utilizados por el  financiados  por el 
  gobierno  gobierno  gobierno  gobierno 
Reino Unido  9,4  0,0  13,3  0,0 
Israel  13,3  0,0  12,9  0,0 
Islandia  10,3  0,0  12,5  0,0 
Canadá  8,3  0,0  10,2  0,0 
Estados Unidos  6,9  0,0  9,0  0,0 
Grecia  6,4  0,0  7,2  0,0 
México  2,6  0,0  2,7  0,0 
Chile  3,5    4,2  0,3 
Suiza  3,8  0,8  3,9  0,8 
Dinamarca  7,8  1,2  10,3  1,6 
Estonia  8,2  1,6  7,7  2,0 
Irlanda  5,1  1,1  5,8  2,1 
Polonia  6,0  1,9  5,6  2,2 
Eslovenia  6,6  2,0  6,5  2,2 
Noruega  6,5  1,6  7,0  2,3 
Australia  6,7  2,3  6,5  2,3 
Finlandia  7,9  1,6  11,2  2,7 
Corea  3,3  1,7  4,0  2,8 
Italia  5,0  2,3  6,1  2,9 
Hungría  6,6  2,5  7,7  3,0 
España  4,3  2,3  5,8  3,0 
Suecia  9,3  2,6  9,5  3,5 
Turquía      4,3  4,4 
Nueva Zelanda  7,1  3,4  7,3  4,5 
Portugal  4,4  1,8  4,6  5,0 
Luxemburgo  3,2  4,1  3,6  5,2 
Eslovaquia  6,8  2,5  5,4  5,2 
Austria  5,0  5,0  4,7  5,8 
República Checa  6,6  5,3  6,6  6,0 
Francia  5,2  4,9  5,4  6,2 
Japón  3,4  5,4  3,3  6,7 
Bélgica  3,3  6,2  3,9  8,1 
Alemania  4,0  7,4  4,6  8,2 
Países Bajos  6,5  7,0  8,3  11,1 
OECD33  6,2  2,5  6,9  3,2 
Fuentes: OECD 2011 
La  alta  proporción  de  empleo  público  en  Dinamarca  y  Suecia  se  debe  al  empleo  temporal 
(aproximadamente un tercio) y a la considerable feminización (dos tercios aproximadamente) del empleo 
público.  Esto,  a  la  vez,  se  relaciona  estrechamente  con  una  considerable  proporción  de  empleos 
relacionados  con  el  bienestar  (aproximadamente  la  mitad  en  países  como  Alemania,  el  Reino  Unido  y 
Francia, e incluso algo superior en los países escandinavos). Adicionalmente, el aumento de empleo público 

16 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

en  las  áreas  típicas  del  Estado  del  bienestar  como  educación,  salud  y  servicios  sociales  va  unido  a  un 
aumento de contratados laborales en detrimento de funcionarios públicos. 
Los aspectos mencionados anteriormente dificultan una comparación del tamaño del empleo público entre 
países.  Sin  embargo,  según  Christensen  y  Pallesen  (2008),  el  verdadero  obstáculo  para  obtener  una 
comparación  adecuada  del  empleo  público  se  debe  a  la  configuración  de  los  servicios  considerados 
públicos.  La  forma  más  pura  de  servicio  público  es  aquella  en  la  que  el  servicio  es  prestado  por  una 
organización  pública,  financiado  mediante  impuestos  o  asignaciones  presupuestarias  y  gestionado  por 
personal  con  estatus  de  funcionario  o  empleado  público.  Esta  forma  pura  no  cubre  la  totalidad  de  los 
servicios  que  podrían  ser  considerados  como  públicos.  Hay  también  casos  en  los  que  los  servicios  son 
externalizados  y  prestados  bien  por  asociaciones  civiles  del  sector  no  gubernamental  y  por  empresas 
privadas. Sin embargo, a pesar de que sean prestados por estas entidades y que muchas veces el servicio 
sea  parcialmente  financiado  por  los  usuarios,  gran  parte  del  presupuesto  proviene  del  sector  público. 
Adicionalmente,  los  contratos  de  los  empleados  de  estas  organizaciones  pueden  emular  en  algunas 
ocasiones las condiciones de trabajo que poseen los empleados públicos mediante convenios similares. Por 
tanto, nos encontramos en un área en el que no se prestan servicios públicos de forma pura, pero que, sin 
embargo, son servicios gestionados por organizaciones financiadas a cargo de los presupuestos públicos y 
contando con personal con un estatus asimilado al de los empleados públicos. El problema que se presenta 
aquí  es  que  no  todas  las  organizaciones  (privadas  o  no  gubernamentales)  pueden  ser  asimiladas  a 
organizaciones  públicas,  a  pesar  de  prestar  servicios  de  interés  público,  dado  que  se  constituyen  en  una 
sociedad  civil  o  entidad  privada.  En  cualquier  caso,  estas  consideraciones  dificultan  una  comparación 
adecuada. Por ejemplo, los países escandinavos están caracterizados por una amplia implicación pública en 
los  servicios  que  prestan  dado  que  el  sector  público  presta  y  financia  los  servicios  públicos  usando 
empleados públicos. 
Por  tanto,  si  se  compara  el  empleo  público  considerando  también  los  empleados  de  las  organizaciones 
privadas  o  no  gubernamentales  que  prestan  servicios  públicos  y  son  fundamentalmente  financiadas 
mediante  dinero  público,  se  podría  decir  que  la  cifra  del  empleo  público  en  Estados  Unidos  es  muy 
superior, especialmente por cómo se presta el servicio en educación universitaria y en sanidad, no así en la 
educación primaria y secundaria que siguen la fórmula del sector privado puro. 

El tamaño del empleo público y la crisis económica 
El tamaño del empleo público, un asunto preocupante por sus implicaciones presupuestarias actuales y su 
impacto  a  largo  plazo  sobre  la  sostenibilidad  de  las  burocracias  públicas,  ha  sido  objeto  de  acciones 
gubernamentales recientemente. En abril del año 2010, 18 países informaron que la crisis económica había 
tenido un impacto medio/alto sobre el tamaño del servicio público (Parrado 2010).  
Dos  medidas  referidas  al  reclutamiento  se  impusieron  en  15  países:  el  uso  de  la  tasa  de  reemplazo  y  la 
aplicación de una moratoria. La tasa de reemplazo se refiere a un límite en las nuevas contrataciones en 
relación a las vacantes, o a un porcentaje de ellas, durante el año presupuestario en cuestión. La moratoria, 
en teoría, es más estricta, y supone la congelación de contratos sin reemplazar las bajas. La moratoria y el 
uso de una tasa de reemplazo se caracterizan por su implantación uniforme en todos los departamentos y 
agencias. En  la práctica, siempre hay algunos sectores prioritarios en los cuales estos instrumentos no se 
han aplicado. Para los países encuestados, el sector prioritario más común es el de la seguridad pública. A 
pesar  de  la  existencia  de  sectores  prioritarios  para  el  reclutamiento,  algunos  expertos  consideraron  que 
una  medida  uniforme  podría  hacer  peligrar  los  servicios  proporcionados  por  departamentos  específicos, 
especialmente  aquéllos  que  experimentan  una  alta  demanda  durante  períodos  críticos  si  no  se  clasifican 
como prioritarios, como ha ocurrido frecuentemente. 
La determinación del tamaño del empleo público implica, según las respuestas a la encuesta a expertos de 
los Estados miembros de la UE (Parrado 2010), tres tipos de estrategias. Una primera estrategia consiste en 
establecer desde el centro un tope de personal para todos los departamentos y los organismos del sector 
público, como en Irlanda y en el Reino Unido. Una segunda política implica más autonomía para que cada 

17 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

ministerio  decida  el  número  de  personal  dentro  de  las  restricciones  presupuestarias  globales,  cómo  en 
Finlandia,  Suecia  y  Estonia.  Por  último,  en  la  mayoría  de  los  países  de  la  encuesta  (12),  se  determina  la 
dimensión  del  empleo  en  el  sector  público  siguiendo  un  procedimiento  mixto  de  negociaciones.  Los 
ministerios manifiestan su petición de personal y un departamento central (el Ministerio del Interior o de la 
Administración Pública o similar) concede la aprobación final, normalmente con el acuerdo del Ministerio 
de Hacienda.  
Las negociaciones individuales y bilaterales entre los ministerios relevantes y los departamentos centrales 
(administración  pública  y  finanzas)  aumentan  el  volumen  del  empleo  público.  Sin  embargo,  la  subida 
permanente  del  tamaño  del  empleo  público  en  el  nivel  central  no  ha  sido  frenada  por  ninguna  de  las 
políticas descritas anteriormente, según demuestran los informes del OCDE y las medidas gubernamentales 
en  los  casos  de  Irlanda  (límite  centralizado  de  personal)  y  Finlandia  (las  agencias  y  los  departamentos 
pueden determinar el tamaño de forma independiente).  

La jubilación y el tamaño del empleo público 
Existen al menos cinco razones para reformar la edad de jubilación, con consecuencias considerables para 
el  tamaño  del  sector  público.  Estas  razones  se  examinan  a  continuación  a  la  luz  de  los  resultados  de  la 
encuesta  realizada  a  los  Estados  Miembros  de  la  UE  (Parrado  2010).  En  la  práctica,  los  sistemas  públicos 
pensiones utilizan varias razones para justificar su reforma.  
Un primer grupo de razones para reformar la edad de jubilación se refiere al argumento doble acerca del 
coste y el ahorro de la plantilla activa y pasiva del sector público. El empleo de estas medidas tiene que ver 
con el porcentaje de personal que se jubila a la edad obligatoria. En 9 países de la UE, por ejemplo, el 80 
por ciento de la plantilla o menos se jubila antes de la edad legal. Esta práctica puede activar dos políticas 
opuestas. En algunos casos, existen incentivos para aplazar la edad de jubilación hasta la fecha obligatoria, 
mientras que en otros países se han adoptado iniciativas para incentivar la jubilación anticipada.  
Tabla  9  Porcentaje  de  personal  que  se  jubila  a  la  edad  obligatoria  en  los  distintos  Estados  de  la  Unión 
Europea 
  Número de 
países
0‐20% 5
21‐40% 2
61‐80% 2
81‐100% 8
No hay datos 8
Total  25
Fuente: Parrado 2010. 
Por una parte, los costes para el pago de las pensiones aumentan. En general, los recursos generales para 
pagar  las  pensiones  suelen  incluir  aportaciones  de  empresarios  y  empleados  a  unos  fondos  generales 
complementados  con  fondos  contratados  en  el  sector  privado.  Estos  costes  están  soportados  por  los 
empleadores públicos en forma de porcentaje de los salarios pagados a sus empleados. Para reducir estos 
costes, se ha planteado el aplazamiento de la edad de jubilación al hilo de la crisis económica y financiera, 
como se refleja en el debate público en Francia, España, y Rumania. 
En  algunos  países  (12  de  la  encuesta),  existen  políticas  para  aplazar  la  edad  de  jubilación,  ya  que  los 
empleados públicos tienen derecho a jubilarse antes. Por ejemplo, Portugal ha optado por esta solución en 

18 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

una propuesta gubernamental aprobada en marzo de 20102. En principio, la pensión del empleado público 
que no se jubila cuando tiene derecho a ello recibe un plus, calculado según los años de servicio. 
En cambio, algunos países han intentado fomentar la jubilación anticipada para permitir a las burocracias 
públicas reducir sus costes de personal, al mismo tiempo que se congela la contratación, las promociones y 
se recortan los salarios. El fomento de la jubilación anticipada va acompañado de la no sustitución de las 
vacantes que resultan de las jubilaciones. 
Por ejemplo, en Irlanda la implantación del Plan Incentivación de la Jubilación Anticipada intenta reducir la 
plantilla del sector público y se dirige a los funcionarios de más de 50 años de edad (Government of Ireland 
2009).  Dicho  plan  permite  al  funcionario  con  derecho  a  la  jubilación  que  no  se  le  aplique  una  reducción 
actuarial en la pensión, además de recibir un pago único del 10 por ciento. El resto se abona al llegar a la 
edad habitual de jubilación, de 60 o 65, aunque habitualmente ocurre a los 60 años. En 2009, una de las 
medidas para hacer más atractiva la jubilación anticipada fue que ese pago único no estaría sujeto al pago 
de impuestos. Este plan de incentivación no es un derecho de los empleados, aunque el gobierno animó a 
que los departamentos facilitaran el cese anticipado de personal, dando prioridad a aquellos con más años 
de  servicio.  Dichas  jubilaciones  anticipadas  no  se  pueden  cubrir  con  nuevas  contrataciones,  y  el 
responsable del departamento tiene que reestructurar la plantilla y fomentar la movilidad para satisfacer 
las demandas del servicio. 
Una segunda serie de razones para reformar la edad de jubilación está relacionada con la aplicación de un 
principio  de  igualdad  entre  los  trabajadores  del  sector  privado  y  los  del  sector  público.  En  la  mayoría  de 
países, los empleados del sector público disfrutan de un régimen de pensiones más favorable que el de sus 
homólogos del sector privado (OECD 2007). Por ejemplo, las condiciones de la jubilación anticipada en el 
plan de pensiones del sector público son más generosas que en el sector privado y la edad de jubilación de 
los empleados públicos suele ser menor que en el sector privado (véase la Tabla siguiente). 
Una tercera razón para modificar la edad de jubilación es la de alentar al personal cualificado de más edad 
a permanecer en su puesto. Esta estrategia tiene el nombre genérico de plan de “envejecimiento activo”. 
En Eslovenia, Polonia, Reino Unido (desde 2010) y Dinamarca (desde 2009) no hay límite de edad para la 
jubilación obligatoria, por lo que podría pensarse que en estos países se fomenta un envejecimiento activo. 
En  realidad,  esta  idea  de  “envejecimiento  activo”  ha  sido  una  prioridad  explícita  sólo  en  Luxemburgo  y 
Dinamarca.  En  Luxemburgo,  por  ejemplo,  se  han  utilizado  los  complementos  de  la  pensión  para  retener 
personal (OECD 2007). 
En  el  Reino  Unido,  sin  embargo,  suprimir  la  edad  de  jubilación  obligatoria  no  ha  formado  parte  de  los 
planes de “envejecimiento activo”. La idea subyacente a eliminar la edad obligatoria de jubilación es aplicar 
una política de no discriminación, transponiendo la Directiva de la Unión Europea sobre Igualdad de Trato 
en el Empleo (2000/78/EC), que intenta evitar la discriminación por motivos de edad.  
En cuarto lugar, la armonización de la edad de jubilación entre hombres y mujeres es una reforma habitual 
en la UE (según el informe del OCDE 2007). Las diferencias en las condiciones de jubilación para las mujeres 
se han justificado habitualmente en términos de la política familiar, considerándose que dichas diferencias 
compensan  la  habitual  carga  de  la  mujer  como  consecuencia  de  la  división  de  las  responsabilidades 
familiares (véase la siguiente Tabla). Sin embargo, este argumento pierde fuerza según el papel del hombre 
se  asimila  cada  vez  más  al  de  la  mujer.  Además,  es  posible  que  una  edad  de  jubilación  más  temprana 
disminuya la duración de cobertura de la mujer, al mismo tiempo que reduce la cuantía de su pensión. Por 
lo tanto, estas políticas sólo refuerzan las divisiones y los papeles tradicionales de hombres y mujeres, y son 
contrarios a la agenda de igualdad en el empleo formulada en 2000 por la Unión Europea. 
En  relación  a  la  edad  de  jubilación  estatutaria  del  sector  privado  del  público,  la  mayoría  de  los  Estados 
miembros de la Unión Europea no ha alcanzado tal armonización (véase la tabla). 

                                                            
2
 http://www.eurofound.europa.eu/eiro/2011/02/articles/pt1102019i.htm  
19 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

 
Tabla 10 Edad de jubilación en los Estados Miembros de la UE 
País  Todos los sectores  Sector público Opciones de jubilación anticipada
  Hombres  Mujeres   
Austria  65  60  65 Hombres: 62, mujeres: 57 
Bélgica  65  64  65 A los 60 años 
Bulgaria  63  60  60 mujeres Para funcionarios de defensa, interior (policía 
63 para hombres  y seguridad), mineros, etc.  
Chipre  65  65  63 A los 55 años, 58 para empleados que 
ingresaron en el servicio después de 
30.6.2005 
República  61,75  Según el  65 2‐3 años antes de la jubilación legal
Checa  número de 
hijos 
Dinamarca  65  67  71 Si se cumplen ciertos criterios (p.e. invalidez)
Estonia  63  60.5  63  
Finlandia  63‐68  63‐68  63‐68 62 años 
Francia  60  60  60 56 años 
Grecia  65  60 (65 para  67 37 años de cotización, 55 años de edad
aquéllos con 
cobertura 
desde 1993) 
Hungría  62 (65 para  62 (65 para  70 Posible en diferentes grados, bajo ciertas 
los nacidos  los nacidos  condiciones 
después de  después de 
1957)  1957) 
Irlanda  65  65  65 Ninguna 
Italia  65  60  65 57 años de edad (después de 35 años de 
cotización) o en cualquier momento después 
de 40 años de cotización 
Latvia  62  61  62 Hasta 2 años antes de la jubilación legal
Lituania  62.5  60  65 Menos de 5 años antes de la jubilación legal
(después de 30 años de cotización) 
Luxemburgo  65  65  65 57 años de edad (después de 40 años de 
cobertura estatutaria) o 60 años de edad 
Malta  61  60 (2020: 65  65  
para ambos) 
Países Bajos  65  65  65 Ninguna  
Polonia  65  60  55 años para las mujeres, posible para otros 
grupos si se cumplen ciertos criterios  
Portugal  65  65  70 55 años de edad (después de 30 años de 
cotización) 
Rumania  62‐65  57‐60   
Eslovenia  63  61  58 años de edad (después de 38 o 40 años de 
cotización) 
España  65  65  65 61 años de edad si se cumplen ciertas
condiciones 
Suecia  65  65  67 Ninguna 
Reino Unido  65  60  Ninguna 
Fuentes:  Públicas–privadas  (encuesta  a  expertos);  y  the  European  Foundation  for  the  Improvement  of  Living  and 
Working  Conditions,  jubilación  anticipada  y  escalonada  en  la  empresa  europea,  2007  y  EURES  ‐  portal  europeo  de 
movilidad en el empleo; datos 2007‐2008 citado en Kuperus & Rode (2010: 18). 
Austria, Grecia, Lituania, Rumania, Eslovenia y Polonia reflejan las diferencias de género en el sistema de 
pensiones  del  sector  público.  En  Rumania,  se  presentó  un  proyecto  de  ley  en  2009  que  proponía  la 
20 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

necesidad de igualar paulatinamente la edad de jubilación habitual entre hombres y mujeres. A pesar de 
aceptar  la  igualdad  de  trato,  no  hay  consenso  respecto  a  si  hay  que  equiparar  la  edad  de  jubilación  de 
mujeres y hombres. 
Por  último,  aparte  de  las  diferencias  de  género,  existen  también  diferencias  entre  distintos  secotres  del 
sector público, entre funcionarios y personal laboral u otras categorías (véase la Tabla). Por ejemplo, en el 
sector  público  de  Rumania,  la  diferencia  entre  la  pensión  mínima  (€83)  y  la  máxima    (€8.300)  es  alta, 
alcanzando una proporción de 1 a 100 (Eurofound)3. 
Tabla 11 Diferencias en la edad de jubilación 
  Número de Estados 
miembros de la UE 
Misma edad de jubilación para todos los funcionarios  10 
La edad de jubilación varía según el sector  7 
La edad de jubilación varía para funcionarios y personal laboral 3 
Otras diferencias de la edad de jubilación 9 

Fuente: Parrado 2010.  
La edad de jubilación en el sector público tiene algunas ventajas en comparación con el sector privado. Así 
mismo,  dentro  del  sector  público  hay  ciertas  desigualdades  de  género  en  la  edad  establecida  para  la 
jubilación.  En  un  mismo  país,  pueden  producirse  políticas  contradictorias,  empeñadas  en  incentivar  la 
jubilación anticipada con vistas a ahorrar dinero en el sector público al mismo tiempo que en los debates 
nacionales  se  trate  de  aplazar  la  edad  obligatoria  de  la  jubilación  para  sanear  los  fondos  de  la  seguridad 
social. En cualquier caso, parece que hay margen para la reforma en los sistemas de pensiones puesto que 
los empleados públicos se jubilan antes de la edad a la que tienen derecho (o están obligados) a jubilarse 
en muchos Estados. 

La dimensión adecuada del empleo público 
La determinación del tamaño adecuado del empleo público no es un asunto puramente gerencial, carente 
de  valores  y  decisiones  políticas.  Si  un  gobierno  desea  priorizar  un  área  específica,  las  consideraciones 
gerenciales  solamente  pueden  ayudar  a  establecer  el  número  aproximado  de  personal  necesario  para 
alcanzar  ciertos niveles de rendimiento, aunque las  últimas decisiones sean políticas. En este sentido, las 
Revisiones de Gasto (Spending Reviews) podrían ser un buen punto de partida para determinar la plantilla 
adecuada.  Una  combinación  de  especialistas  en  recursos  humanos,  de  asesores  políticos,  personal 
encargado  del  proceso  presupuestario  y  expertos  externos  podrían  ayudar  a  definir  la  dimensión  más 
adecuada del empleo público.  
Se  realizan  revisiones  de  gasto  en  países  como  Australia  (revisiones  estratégicas  de  política),  Canadá 
(revisiones estratégicas de programas), Países Bajos (revisiones estratégicas interdepartamentales) y Reino 
Unido  (revisiones  de  gasto).  Estas  herramientas  sirven  para  establecer  las  prioridades  y  están  dirigidas 
habitualmente por el Ministerio de Hacienda. Para establecer dichas prioridades, se evalúan los programas 
en términos de eficiencia y eficacia y también se pueden examinar si es posible realizar el servicio a través 
de  un  proveedor  alternativo.  Para  conseguir  cierto  grado  de  comparabilidad,  las  revisiones  del  gasto  son 
dirigidas  normalmente  por  unidades  ajenas  a  los  ministerios  sometidos  a  la  evaluación,  al  mismo  tiempo 
que expertos externos toman parte también en el proceso. Este procedimiento proporciona una evaluación 
más neutral que la ofrecida por los propios ministerios. Según un informe reciente de la OECD (2009), los 
gobiernos que utilizan estas herramientas valoran su capacidad para establecer prioridades, en lugar de las 
herramientas tradicionales de recortes generales. 

                                                            
3
 http://www.eurofound.europa.eu/eiro/2009/12/articles/ro0912049i.htm  

21 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Las  revisiones  del  gasto  no  resuelven  todos  los  problemas,  pues  en  algunos  países  no  se  aplican 
habitualmente  a  todos  los  programas  públicos  de  intervención.  Además,  los  ministerios  objeto  de  la 
evaluación  participan  en  revisiones  de  la  política  durante  el  año  presupuestario  y  estos  aspectos  no  se 
incluyen en las discusiones sobre el presupuesto, aunque aún es posible aplicar los principios de la revisión 
del  gasto.  Además,  el  primer  ministro  puede  establecer  ciertas  prioridades,  lo  que  puede  ocasionar  que 
algunos departamentos con un nivel alto de eficiencia y eficacia tengan que recortar sus programas para 
poder acomodar las prioridades políticas. La revisión presupuestaria no está concebida como sustituta de la 
política sino para ayudarla, con el fin de asegurar que la asignación de recursos sea más racional. 
En el gobierno británico, las revisiones del gasto se iniciaron en el año 1998 y tuvieron lugar cada dos años 
en un principio, y cada tres años desde 2004. Estas revisiones ayudan a planificar el gasto a medio plazo, 
separando el presupuesto de inversiones del gasto corriente, para que las inversiones no sufran presiones a 
corto plazo. Inicialmente, el objetivo de la revisión del gasto es reasignar fondos a las prioridades claves y 
reducir el despilfarro. Los ministerios evalúan la “relación calidad‐precio” de los servicios que prestan con la 
ayuda  de  Hacienda  y  de  terceros.  Simultáneamente  a  la  revisión  del  gasto,  los  ministerios  presentan  sus 
presupuestos para los próximos tres años, tomando en consideración los niveles anteriores de gasto y las 
nuevas  prioridades  para  los  tres  años  siguientes.  Las  decisiones  finales,  comunicadas  por  carta  a  los 
departamentos y documentadas en un Libro Blanco, se toman, según el caso, por el ministerio de Hacienda 
en  deliberaciones  con  el  primer  ministro  y  el  consejo  de  ministros.  La  Revisión  del  Gasto,  según  está 
diseñado por el gobierno británico, va acompañado también de planes para limitar el gasto en los salarios y 
las pensiones del sector público (HM Treasury 2010). Esos planes surgieron directamente de las Revisiones 
de Gastos.  

Neutralidad técnica y sensibilidad política  
Dos  tendencias  relativamente  contrapuestas  configuran  el  poder  ejecutivo.  Por  un  lado,  el  desarrollo  del 
Estado  administrativo  muestra  un  aumento  de  la  racionalidad  administrativa,  que  presupone  realzar  los 
valores  de  la  profesionalización,  la  continuidad  en  el  puesto  de  trabajo,  la  experiencia  administrativa  y  la 
eficiencia, entre otros. Esta racionalidad administrativa promociona la neutralidad técnica de los funcionarios. 
Por otro lado, se observa un refuerzo de la racionalidad política, donde la responsabilidad y el liderazgo político 
son los principales valores. Aunque estas dos racionalidades pueden generar modos divergentes en la cúpula 
del  poder  ejecutivo,  la  investigación  de  Aberbach  et  al.  (1981:  5)    muestra  la  convergencia  de  estas 
racionalidades  especialmente  en  los  puestos  superiores  de  la  administración  en  los  que  se  encuentran  los 
cargos  de  designación  política  y  los  altos  funcionarios.  Se  está  produciendo  una  hibridación  de  ambas 
racionalidades con la combinación de la neutralidad técnica y la sensibilidad política. No obstante, éstos son 
resultados de investigaciones realizadas en la década de los años ochenta en determinados países. El estudio 
no  ha  sido  replicado  desde  entonces  y  se  necesitaría  mayor  indagación  empírica  para  comprobar  esta 
afirmación.  

La politización 
En el ámbito del poder ejecutivo existe una continua tensión entre la idea de neutralidad  técnica (neutral 
competence)  que  los  funcionarios  públicos  deben  observar  y  la  sensibilidad  política  (political 
responsiveness)  frente  a  las  demandas  de  los  cargos  de  designación  política,  que  son  sus  superiores 
jerárquicos,  pero  que  siguen  una  lógica  distinta  a  la  de  la  racionalidad  administrativa.  Esta  tensión  está 
relacionada con la comprensión que se tenga de qué sea el interés público. Los funcionarios y los políticos 
mantienen que su función principal es preservar el interés general, pero cada grupo mantiene ideas muy 
diferentes sobre este concepto. En el caso de los funcionarios, que defienden la idea de Estado en todo el 
territorio  y  velan  por  la  sostenibilidad  de  los  servicios  y  las  políticas  públicas,  conciben  que  ese  interés 
público  es  independiente  de  afiliación  política,  color,  raza  o  género.  Los  políticos  aducen  que  han  sido 
elegidos  por  unos  electores  determinados  para  satisfacer  sus  aspiraciones.  Normalmente,  los  cargos 
electos del poder legislativo y los cargos de designación política del poder ejecutivo suelen proclamar, una 

22 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

vez que han ganado las elecciones, que van a gobernar para todos, aunque claro, pondrán especial hincapié 
en cumplir el programa electoral por el que han sido elegidos.  
En aras del interés general, los funcionarios deben velar para que los principios de igualdad de trato no se 
vean  conculcados,  especialmente  aquellos  principios  que  están  especialmente  protegidos  por  el  sistema 
jurídico.  Por  ello,  se  pide  que  desarrollen  un  conjunto  de  competencias    técnicas.  Este  concepto  (véase 
Rourke 1992) se refiere al conjunto de conocimientos y habilidades existentes que los funcionarios públicos 
ponen desinteresadamente al servicio de los políticos en el diseño de las políticas independientemente del 
partido por el que hayan ganado las elecciones. En definitiva, los funcionarios tienen que servir a gobiernos 
de cualquier signo político. 
Al mismo tiempo, los cargos electos y los cargos de designación política reclaman cierta respuesta proactiva 
(sensibilidad política) ante las demandas específicas que ellos pueden plantear como consecuencia de las 
promesas realizadas en el programa electoral. La tensión se deriva del hecho de que los funcionarios sean 
reticentes a implantar el  programa electoral en aras de la  defensa del interés general. El  equilibrio  entre 
estos dos principios no es fácil y no se alcanza de la misma forma en todos los países. Una parte de este 
equilibrio  tiene  que  ver  con  la  selección  de  los  funcionarios  que  ocupan  los  puestos  superiores  de  la 
administración y constituyen la interfaz directa con los cargos de designación política, cuyo nombramiento 
no es meritocrático por naturaleza. Adicionalmente, existen otros dos aspectos de relevancia para entender 
los términos de esta tensión. Por una parte, debe examinarse con qué facilidad se puede cesar a los altos 
funcionarios  de  los  puestos  concretos  que  ocupan,  si  ello  se  puede  hacer  empleando  criterios  objetivos 
(rendimiento  inadecuado  y  comprobable)  y,  por  otra  parte,  se  debe  también  contemplar  cuántos  niveles 
jerárquicos se destinan a ser cubiertos mediante criterios no meritocráticos. 
Las competencias técnicas se garantizan mediante un reclutamiento meritocrático. La selección que no se 
basa  en  el  mérito  y  que  tiende  a  primar  los  criterios  políticos  se  considera  politización  (Peters    y  Pierre 
2004). Por tanto, politización no se refiere a la afiliación a un partido político de los cargos reclutados. El 
proceso  de  politización  implica,  por  lo  tanto,  un  aumento  del  control  político  sobre  las  estructuras 
administrativas.  
El número de puestos de la cúpula del poder ejecutivo que pueden ser cubiertos mediante nombramientos no 
competitivos  importa  porque  desde  estos  puestos  se  puede  controlar  la  implantación  de  las  promesas 
electorales. Cualquier nuevo Gobierno tiene la tendencia de expandir el tamaño de la esfera política a expensas 
de  la  esfera  administrativa.  La  ampliación  del  número  de  puestos  de  designación  política  ejemplifica  la 
politización de la estructura. La forma más obvia de analizar este fenómeno es mediante la cuantificación del 
número  de  puestos  que  pueden  ser  disputados  como  “botín”  electoral  así  como  el  número  de  niveles 
organizativos  en  los  que  se  pueden  realizar  designaciones  no  meritocráticas.  El  fenómeno  contrario  a  la 
politización de la estructura es aquél que se denomina "administrativización". En este contexto, el fenómeno 
implica que las estructuras administrativas crecen a expensas del ámbito político. Esto significa que el número 
de  puestos  de  la  zona  superior  de  la  Administración  que  son  cubiertos  mediante  criterios  meritocráticos 
aumenta.  
Si se examina la Tabla 4 (más arriba), ésta puede transmitir la idea de  que Francia, Italia, España y los Estados 
Unidos  son  los  países  que  poseen  la  mayor  proporción  de  niveles  jerárquicos  para  puestos  de  designación 
política  mientras  que  Canadá,  los  Países  Bajos,  Nueva  Zelanda,  Bélgica  y  el  Reino  Unido  parecen  poseer  la 
mayor proporción de puestos administrativos. 
Sin embargo, para realizar un análisis más preciso habría que contemplar si la carrera previa de los cargos de 
designación  política  es  normalmente  funcionarial  y  cuál  es  el  papel  que  desempeñan  los  asesores  políticos 
entre otros factores. Estos hallazgos, por ejemplo, no deberían transmitir la idea de que el nivel de politización 
en  Bélgica  es  similar  al  de  los  Países  Bajos  y  el  Reino  Unido.  De  hecho,  Bélgica  tuvo  que  crear  una  función 
pública  directiva  separada  porque  el  nombramiento  para  los  puestos  funcionariales  más  altos  estaba 
altamente politizado y los gabinetes de cada ministro desempeñan un papel político importante.  

23 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Por otro lado, España y Francia tienen el mismo número de niveles jerárquicos que Estados Unidos en los que 
se pueden realizar nombramientos no meritocráticos. No se está hablando del mismo número de puestos que 
es muy superior en los Estados Unidos. Sin embargo, existe una diferencia considerable entre estos sistemas, 
pues  en  Francia  y  en  España,  la  mayor  parte  de  los  cargos  de  designación  política  deben  tener  la  condición 
previa  de  funcionarios.  Por  esta  razón,  los  altos  funcionarios  franceses  y  españoles  mantienen  que  el 
desempeño  de  sus  labores  está  movido  por  la  neutralidad  técnica  porque  dicen  defender  los  intereses 
generales del Estado antes que los intereses del gobierno que los nombra.  
Estados  Unidos ejemplifica el  nivel  más  alto  de  politización  de  la  estructura. En  la actualidad  hay unos  1700 
puestos de designación política. En el extremo opuesto de la politización de la estructura se encuentra el Reino 
Unido, donde el número de cargos a disposición del ejecutivo para ser reclutados con criterios de confianza 
política  es  relativamente  reducido.  Esto  se  explica  porque  la  burocracia  ha  precedido  a  la  democracia  en  el 
desarrollo  histórico  y  el  logro  del  establecimiento  de  un  Estado  administrativo  ha  sido  la  tendencia 
predominante.  Por  poner  solamente  un  ejemplo,  en  1988  había  en  la  cúpula  del  poder  británico  unos  108 
cargos de designación política (Greenwood / Wilson 1989: 84). 
Con los nombramientos discrecionales basados en la confianza política (politización), se aumenta por tanto el 
nivel de sensibilidad política de los puestos superiores de la Administración. Sin embargo, la verdadera tensión 
entre neutralidad técnica y sensibilidad política se halla en la función pública directiva, que se encuentra entre 
los cargos de designación política y los demás funcionarios.  

La función pública directiva 
Dentro del grupo de funcionarios públicos, la función pública directiva (senior civil service en inglés) ocupa 
la posición intermedia entre los cuadros medios y bajos de la función pública y los cargos de designación 
política. En principio, estos funcionarios directivos no tienen por qué tener un tipo de configuración distinta 
a la que tienen los propios funcionarios públicos. No obstante, empieza a ser común en muchos sistemas 
que  se  cree  una  función  pública  directiva  diferenciada  del  resto  de  los  funcionarios  públicos.  Este  grupo 
tiene una relevancia considerable pues en él se aprecia la tensión entre la racionalidad administrativa y la 
racionalidad política, la neutralidad técnica y la sensibilidad política. 
La  función  pública  directiva  como  sistema  diferenciado  es  un  sistema  de  personal  para  las  posiciones 
jerárquicas  superiores  del  poder  ejecutivo  que  son  ocupadas  por  criterios  meritocráticos  y  competitivos. 
Estos puestos están normalmente abiertos a cualquier candidato ya sea procedente del sector público o del 
privado.    Las  funciones  de  este  grupo  pueden  ser  de  asesoramiento  político,  prestación  de  servicios 
directos  y  prestación  de  servicios  corporativos  al  resto  de  los  empleados  públicos.  Normalmente,  este 
grupo es formalmente reconocido por la autoridad. La función pública directiva está gestionada de forma 
centralizada  y  no  por  cada  uno  de  los  departamentos  ministeriales.  A  este  grupo  de  le  aplican  reglas 
diferentes que al resto de los funcionarios públicos en lo que se refiere por ejemplo a la estructura salarial, 
la forma de reclutamiento, el impacto del desempeño en el contrato del alto funcionario entre otros. No 
todos  los  países  tienen  una  función  pública  directiva  diferenciada,  como  por  ejemplo  España,  que  tiene 
altos funcionarios pero sus condiciones laborales son similares a las del resto de los funcionarios públicos. 
El número de niveles jerárquicos que ocupan los funcionarios públicos directivos varía de unos sistemas a 
otros. Por ejemplo, en algunos casos se menciona el grado o la escala de los puestos desempeñados por 
estos directivos (por ejemplo, escalas 15 a 19 en Países Bajos). En otros casos se menciona la banda salarial 
que  se  les  aplica  como  en  Estados  Unidos,  Australia  y  el  Reino  Unido  (en  este  último  caso,  las  bandas 
salariales de los directivos públicos son 1, 1A, 2 y 3).  
La  creación  de  una  función  pública  directiva  separada  del  resto  de  la  función  pública  se  ha  debido  a 
distintas  razones  según  los  países.  En  algunos  países,  se  creó  este  grupo  con  el  objetivo  de  mejorar  la 
coordinación  de  las  políticas,  intentar  superar  la  fragmentación  tanto  de  departamentos  ministeriales 
considerados  como  silos  independientes  como  de  las    agencias  ejecutivas  (Nueva  Zelanda,  Países  Bajos  y 
Reino Unido). En otros países primaba la necesidad de aumentar la flexibilidad del reclutamiento y de las 

24 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

condiciones  de  empleo  de  estos  directivos  (Bélgica,  Italia  y  Países  Bajos).  Finalmente,  otro  argumento 
esgrimido ha sido la clarificación  de los límites  entre la política  y la administración en Bélgica, Italia y los 
Países Bajos. Por tanto, en algunos países se ha aducido más de una razón para crear esta función pública 
directiva separada. 

El reclutamiento en la función pública 
El reclutamiento en los países europeos es fundamentalmente meritocrático y se basa en la realización de 
un examen estatal (por ejemplo en Alemania para los juristas), en exámenes específicos para determinados 
cuerpos  (por  ejemplo  en  España),  en  diferentes  pruebas  que  permiten  ordenar  en  un  ranking  a  los 
candidatos para que éstos elijan el cuerpo en el que quieren desarrollar su carrera (Francia) o en procesos 
competitivos para ocupar un determinado puesto como Estonia, Letonia y el Reino Unido.  
Paulatinamente,  el  reclutamiento  se  ha  ido  descentralizando  para  dar  cabida  a  las  necesidades  de  las 
distintas  organizaciones  públicas  con  demandas  cambiantes  de  personal.  De  hecho,  de  acuerdo  con 
Demmke (2010) en 15  Estados Miembros de la UE está el reclutamiento regulado de forma centralizada, 
mientras  que  en  12  Estados  está  descentralizado.  Adicionalmente,  la  flexibilidad  también  ha  aumentado 
mediante  la  posibilidad  de  contratar  a  personas  con  experiencia  en  el  sector  privado  para  puestos 
superiores  de  la  Administración  sin  necesidad  de  que  pasen  por  los  puestos  iniciales  de  la  carrera 
administrativa.  En  23  países  existe  esta  posibilidad  que  está  vetada  en  Chipre  y  existen  considerables 
restricciones constitucionales en Grecia, Polonia y Rumanía. 
En  la  selección  de  la  función  pública  directiva,  habría  que  distinguir  entre  el  proceso  básicamente 
meritocrático, en el que no intervienen los cargos de designación política, y los sistemas mixtos, donde el 
proceso  competitivo  se  combina  con  criterios  de  sensibilidad  política.  Así,  en  sistemas  híbridos  como  en 
Bélgica, Nueva Zelanda y los Países Bajos, la decisión final sobre qué candidato se nombra de la lista corta 
se deja en manos del ministro. El proceso varía entre estos sistemas. Por ejemplo, en los Países Bajos, se da 
un sistema híbrido y centralizado. El director de la oficina de la Función Pública Directiva (ABD) junto con un 
comité  de  selección  ofrece  una  lista  de  2  a  4  candidatos  que  han  superado  el  proceso  selectivo.    La 
comisión está presidida por alguien que trabaja fuera del sector público e incluye dos secretarios generales; 
uno  de  estos  secretarios  generales  procede  el  ministerio  en  el  que  se  va  a  cubrir  una  plaza  de  director 
general,  por  ejemplo.  La  comisión  se  encarga  de  hacer  un  seguimiento  de  todo  el  proceso  de  selección, 
procurando que ningún candidato se vea en desventaja y ayudando al director de la oficina de la Función 
Pública Directiva (responsable del sistema) a tomar una decisión. El nombramiento es responsabilidad del 
ministro  del  Interior  (superior  jerárquico  de  la  oficina  de  la  Función  Pública  Directiva).  En  este  caso,  el 
ministro  no  puede  seleccionar  al  candidato  de  su  preferencia,  pero  sí  puede  vetar  un  candidato 
determinado.  Si  surgen  problemas,  se  puede  involucrar  al  primer  ministro  en  el  proceso  de  selección.  A 
pesar  de  que  el  ministro  tenga  la  última  decisión  sobre  quién  ocupará  el  puesto,  estos  sistemas  son 
relativamente meritocráticos. Se combina la meritocracia con cierta sensibilidad política en la decisión final. 

Competencias de los funcionarios públicos 
Las competencias se refieren, en este apartado, a las habilidades y las capacidades y no a la autoridad legal 
de un funcionario. Hood y Lodge (2006: 88) definen las competencias como las habilidades, el conocimiento 
y  las  capacidades  necesarias  para  el  ejercicio  adecuado  del  poder  administrativo.  Hay  dos  tipos  de 
competencias: competencias de contenido y de proceso (Van der Meer / Steen 2007). Las competencias de 
contenido son aquellas que se refieren al conocimiento técnico que tienen los funcionarios para influir en el 
proceso  de  adopción  de  decisiones.  Dentro  de  las  competencias  de  contenido  se  pueden  distinguir  dos 
grupos:  generalistas  y  especialistas.  Los  generalistas  se  distinguen  por  tener  un  “conocimiento 
institucional”  que  emplean  para  trabajar  y  rotar  por  los  distintos  puestos  de  la  Administración.  El 
“conocimiento institucional” se refiere al conocimiento de las reglas del juego, los principales actores en el 

25 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

proceso decisorio tanto por su capacidad de influencia como capacidad de veto, las fuentes de información 
sobre  un  tema  determinado  así  como  las  redes  de  poder  creadas.  Los  generalistas  típicos  son  los 
licenciados en humanidades en Oxford y Cambridge que han ocupado puestos de la alta  función pública en 
el  Reino  Unido.  Estos  generalistas  son  capaces  de  entender  los  problemas  y  resolverlos  de  una  manera 
genérica.  Durante  la  década  de  los  años  ochenta  los  generalistas  fueron  denominados  “talentosos 
amateurs”  porque  eran  brillantes  pero  sin  los  conocimientos  especializados  necesarios  para  superar  las 
crisis  económicas  de  la  época.  Los  generalistas  en  Francia  y  España  (administradores  civiles  del  Estado) 
suelen  ser  licenciados  en  derecho  o  en  ciencias  sociales  y  son  capaces  de  moverse  entre  distintos 
departamentos  gracias  al conocimiento  de  cómo  funcionan  los  entresijos  de  la  Administración  y  también 
gracias a las redes personales establecidas con otros miembros del mismo cuerpo de funcionarios. 
Los especialistas basan su poder en los conocimientos técnicos de “contenido” que poseen. A diferencia de 
los  generalistas,  este  conocimiento  está  vinculado  a  un  área  específica  de  la  Administración:  medio 
ambiente,  servicios  sociales,  educación,  economía,  salud,  infraestructuras  por  citar  algunos  ejemplos.  A 
diferencia  de  los  generalistas,  sus  conocimientos  no  pueden  transferirse  entre  departamentos  y  los 
especialistas  normalmente    deben  desarrollar  su  carrera  en  un  ministerio  determinado,  con  pocas 
posibilidades de rotación entre ministerios. 
En tiempos recientes, muchos sistemas administrativos han otorgado mayor importancia a las habilidades 
vinculadas  al  proceso.  Esto  se  refiere  a  las  habilidades  y  la  capacidad  de  obtener  resultados  y  prestar  los 
servicios  conforme  a  las  metas  y  los  objetivos  establecidos.  Estas  habilidades  son  típicas  de  las  personas 
que ocupan puestos gerencialistas. 
Muchos  países  han  fomentado  la  adquisición  de  competencias  específicas  por  parte  de  los  funcionarios 
directivos  y  no  directivos  a  partir  de  programas  específicos.  Estos  programas  reflejan  en  cierto  modo  las 
tendencias sobre la proporción de generalistas, especialistas y gerencialistas en estos países. 
Del estudio para la OECD realizado por Parrado (2008) se pueden extraer las siguientes conclusiones sobre 
el empleo de programas específicos para mejorar las competencias de los directivos en aquellos países que 
tienen una función pública directiva separada del resto de la función pública (Nueva Zelanda, Reino Unido, 
Países Bajos y Estados Unidos).  
Tradicionalmente,  la  mayoría  de  los  países  han  desarrollado  las  competencias  de  contenido.  En  tiempos 
recientes,  las  competencias  específicas  de  liderazgo  y  la  capacidad  de  alcanzar  resultados  (competencias 
más bien gerencialistas) constituyen una tendencia en continuo auge en estos países.  
La  mayoría  de  los  programas  de  desarrollo  de  competencias  se  basan  en  la  formación  en  las  aulas.  No 
obstante,  en  muchos  de  estos  países  la  formación  se  complementa  con  otros  instrumentos  para  que  un 
directivo  determinado  adquiera  las  competencias  ofertadas.  Estos  instrumentos  empleados  en  el  Reino 
Unido y los Países Bajos son algunos de los siguientes: la tutoría de un directivo, la celebración de grupos de 
discusión,  la  transferencia  provisional  a  un  puesto  determinado  para  que  adquiera  las  habilidades 
necesarias para desempeñar las funciones de ese puesto y la movilidad obligatoria. 
En  los  Países  Bajos  se  ha  producido  recientemente  la  preocupación  de  que  un  excesivo  énfasis  en  las 
competencias  de  proceso  (gerencialistas)  pueden  hacer  peligrar  el  conocimiento  técnico  necesario  para 
implantar determinadas políticas públicas. De hecho, el conocimiento especializado que solía existir entre 
los funcionarios públicos en el pasado se ha estado perdiendo. Para contrarrestar esta tendencia, la oficina 
de  la  Función  Pública  Directiva  ha  promovido  la  movilidad  obligatoria,  pero  entre  puestos  de  un  mismo 
ámbito de especialización aunque estén en distintos ministerios.  
En  general,  la  mayoría  de  los  países  se  han  dado  cuenta  de  que  necesitan  funcionarios  públicos  que 
dominen tanto las competencias de contenido como las de proceso, pues incluso para conseguir resultados 
relevantes para la organización se precisan de competencias de contenido especializado. 
En  el  análisis  de  una  encuesta  enviada  a  expertos  en  recursos  humanos  de  la  Unión  Europea  (Parrado 
2010),  se  detectan  dos  tendencias.  Por  una  parte,  en  los  últimos  15  años  se  aprecia  un  cambio  desde  la 

26 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

primacía  de  especialistas  en  la  cúpula  directiva  a  una  distribución  entre  especialistas  y  generalistas  más 
equitativa.  Hay  países  como  la  república  checa,  Francia  y  los  Países  Bajos  que  tienen  fundamentalmente 
generalistas  en  la  cúpula  directiva.    Por  otro  lado,  si  se  considera  la  proporción  de  gerencialistas  y  no 
gerencialistas  en  la  cúpula  directiva,  el  número  de  países  con  una  mayor  proporción  de  gerencialistas  ha 
pasado de uno (Malta) hace 15 años a cuatro en la actualidad (Dinamarca, Finlandia, Países Bajos y el Reino 
Unido). Portugal también parece tener más gerencialistas ahora que cualquier otro grupo, pero no se sabe 
si la proporción de gerencialistas ha aumentado con respecto a hace 15 años pues esta información no está 
disponible. En países como Dinamarca y Finlandia, el aumento de la proporción de gerencialistas no se ha 
producido como consecuencia de la adopción de programas para el desarrollo de estas competencias sino 
que más bien se deriva de la introducción de una cultura gerencialista en los procesos selectivos. 
En  líneas  generales,  la  existencia  de  una  política  de  competencias  y  de  un  programa  de  desarrollo  de 
competencias ha potenciado la proporción de gerencialistas en la cúpula directiva; sin embargo, en algunos 
países la mayor proporción de gerencialistas no ha estado ocasionada por estos programas específicos. 

Recompensas y remuneraciones de los empleados públicos 
El término recompensa se refiere a cualquier tipo de renta o compensación tangible o intangible vinculada 
al  ejercicio  de  un  cargo  público.  La  recompensa  que  reciben  los  empleados  públicos  es  relevante  para 
vincular  el  grado  adecuado  de  compensación  con  el  de  rendimiento.  Además  de  valorar  el  vínculo  entre 
compensación  y  rendimiento,  la  transparencia  de  cuál  es  la  compensación  de  los  empleados  públicos  es 
crucial para evitar prácticas corruptas en los sistemas democráticos.   
Las  recompensas  de  los  empleados  públicos  han  sido  estudiadas  por  las  teorías  normativas  y  las  teorías 
positivas. Las teorías normativas prescriben la elección política del nivel de compensación de acuerdo con 
ciertos valores como la representatividad, la competitividad y la funcionalidad de las recompensas de los 
funcionarios  públicos  en  relación  con  el  resto  de  la  sociedad.  Las  teorías  positivas,  en  cambio,  intentan 
explicar la elección política realizada para recompensar a los servidores públicos. 

Tipología de recompensas 
La estructura de las recompensas de los servidores públicos está compuesta de elementos monetarios (el 
salario), materiales (que se pueden traducir en valores monetarios) e intangibles. La combinación de estos 
elementos varía entre países, entre miembros del poder legislativo, el judicial y el ejecutivo, entre el tipo de 
instituciones o incluso entre las áreas públicas de intervención. 
Las  recompensas  financieras  constituyen  las  remuneraciones  recibidas  por  los  empleados  públicos.  Estas 
remuneraciones pueden ser básicas y complementarias. La remuneración básica normalmente es el salario 
pagado  por  el  desempeño  de  las  funciones  de  un  puesto  de  trabajo  e  incluye  las  contribuciones  a  la 
seguridad  social.  Las  remuneraciones  complementarias  se  refieren  a  diferentes  ítems,  que  varían  entre 
países:  nivel  o  grado  en  el  que  el  puesto  se  desempeña,  riesgos  especiales  o  peculiares  condiciones 
laborales asociadas con un puesto determinado, complemento por los años de antigüedad en el servicio, 
deberes o responsabilidades especiales vinculados al puesto y complementos vinculados al desempeño o 
rendimiento  del  empleado  público.  Estos  complementos  están  directamente  relacionados  con  el  tipo  de 
trabajo  que  se  realiza.  A  pesar  de  estar  vinculados  estos  emolumentos  al  trabajo  desempeñado,  no  se 
suelen incluir en el salario básico porque estas cantidades recompensan determinadas características de un 
puesto. En otras ocasiones, estos emolumentos no son incluidos en el salario básico para que no computen 
para el cálculo de la pensión. 
Las  recompensas  materiales  tienen  una  traducción  monetaria  e  incluyen  ítems  como  la  promoción  a 
puestos  de  nivel  superior,  uso  gratuito  de  transporte  municipal  o  intermunicipal,  vivienda  o  condiciones 
especiales de acceso a la vivienda, comidas, deducciones en la declaración de la renta, seguros privados de 

27 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

salud  entre  otros  elementos.  Normalmente  estos  ítems  no  están  sujetos  a  tributación,  por  lo  que 
representa una ventaja adicional para los empleados públicos. 
Finalmente,  las  recompensas  intangibles  se  refieren  a  ítems  como  el  reconocimiento  social,  tener  más 
autoridad  delegada,  y  seguridad  en  el  trabajo  entre  otros.  El  valor  de  estas  recompensas  depende  del 
sistema  y  de  la  importancia  relativa  del  funcionariado  (i.e.  respeto  entre  la  población)  en  un  país 
determinado.  
Con la introducción de la Nueva Gestión Pública, muchos países han implantado sistemas de remuneración 
más flexibles con el doble propósito de hacer más atractivos los puestos del sector público y también de 
aumentar  el  rendimiento  de  estas  organizaciones.  Esto  se  ha  producido  especialmente  en  las  nuevas 
agencias  semiautónomas  y  autónomas.  En  algunos  países,  como  el  Reino  Unido  se  ha  hecho  un  esfuerzo 
por ofrecer remuneraciones atractivas para aquellos candidatos que proceden del sector privado y quieren 
entrar  directamente  en  los  puestos  de  la  cúpula  directiva.  La  vinculación  de  las  remuneraciones  al 
rendimiento  organizativo  ha  sido  otro  elemento  de  importancia  en  este  contexto.  Si  se  hace 
apropiadamente, el pago de un complemento por el nivel de productividad alcanzado no se consolida como 
parte del salario básico, pues la compensación de un nivel superior de rendimiento tiene que ser ganada 
cada mes.  
El rendimiento extra se reconoce explícitamente bien a partir de la comparación de los logros alcanzados 
en  relación  con  unas  metas  predefinidas  o  bien  mediante  las  negociaciones  entre  superiores  y 
subordinadas  para  valorar  lo  logrado  en  un  período  de  tiempo  determinado  como  ocurre  en  Suecia  y  en 
Bélgica. 
El pago del complemento de productividad está asociado a las teorías de las expectativas  y las teorías del 
refuerzo.  Las  teorías  de  las  expectativas  predicen  que  la  motivación  de  los  empleados  está  condicionada 
por  su  creencia  de  que  el  esfuerzo  individual  afectará  al  rendimiento  organizativo.  Este  incremento  del 
rendimiento  redundará  en  los  beneficios  monetarios  del  empleado,  quien  valora  especialmente  estos 
beneficios.  En  otras  palabras,  un  salario  vinculado  al  desempeño  motiva  a  los  empleados.  Las  teorías  del 
refuerzo  mantienen  que  los  individuos  probablemente  elegirán  respuestas  asociadas  en  el  pasado  con 
resultados positivos. El refuerzo positivo implica que una conducta bien valorada será preferida y repetida a 
lo largo del tiempo porque arroja resultados positivos, como por ejemplo, una  remuneración más alta. 
Frente a las predicciones de las teorías señaladas anteriormente, la investigación empírica ha encontrado a 
menudo  un  desajuste  entre  los  beneficios  potenciales  del  pago  por  desempeño  y  la  motivación  de  los 
empleados  públicos.  La  gran  mayoría  de  los  estudios  revisados  por  Perry  et  al.  (2000,  2006,  2009)  no 
muestra  efectos  positivos  del  complemento  de  productividad  sobre  el  desempeño  individual  y  sobre  la 
motivación  de  los  funcionarios  directivos,  pues  éstos  desarrollan  tareas  complejas,  que  no  pueden  ser 
ejecutadas de forma rutinaria. 
La  NGP  y  las  prácticas  gerenciales  asociadas  con  este  movimiento  han  causado  un  mayor  diferencial  de 
remuneraciones  entre  funcionarios  directivos  que  trabajan  en  las  agencias  ejecutivas  y  el  resto  de  los 
cargos de los ministerios (cuadros funcionariales altos y medios) y los diputados parlamentarios. 
En  los  últimos  tiempos  ha  habido  un  alejamiento  generalizado  del  esquema  anterior  de  remuneraciones 
fijas. Estas remuneraciones fijas estaban principalmente promovidas por los autores funcionalistas, quienes 
creían  en  el  principio  de  la  suficiencia  salarial  y  en  la  necesidad  de  uniformizar  el  sistema  de 
remuneraciones en todo el sistema para empleados públicos que desempeñan tareas en puestos similares. 
La NGP ha representado una mayor individualización de los salarios de los altos funcionarios en el poder 
ejecutivo, pero esta tendencia no se ha observado en el poder legislativo y el judicial en la mayor parte de 
los países occidentales. 

28 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

La evaluación del desempeño 
Para  retribuir  el  desempeño  individual  de  forma  diferenciada  es  necesario  conocer  cómo  se  evalúa  ese 
desempeño.  En  informes  de  la  OCDE  (2007  y  2008),  se  ofrecen  conclusiones  sobre  la  utilidad  de  la 
evaluación del desempeño. En primer lugar, el desempeño individual parece ser superior en aquellos países 
en  los  que  los  altos  funcionarios  son  seleccionados  competitivamente  sin  las  interferencias  del  poder 
político.  En  segundo  lugar,  es  más  útil  emplear  la  evaluación  del  rendimiento  en  las  decisiones  sobre  la 
promoción de los empleados públicos que en las compensaciones monetarias. Por ejemplo, en los Países 
Bajos,  los  resultados  de  la  evaluación  del  rendimiento  de  los  altos  funcionarios  son  empleados  para  las 
promociones, la retención de los directivos en los puestos y, en su caso, para los despidos. En los Estados 
Unidos, según la legislación, los directivos públicos que pertenecen al SES (Senior Executive Service) pueden 
ser  despedidos  en  el  caso  de  que  su  desempeño  individual  sea  pobre.  Sin  embargo,  el  cese  como 
consecuencia  de  un  mal  desempeño  apenas  ocurre  en  los  niveles  directivos  de  la  Administración  federal 
estadounidense.  En  tercer  lugar,  la  combinación  de  un  derecho  a  tener  la  condición  de  funcionario  a 
tiempo  indefinido  con  la  ocupación  de  un  puesto  concreto  mediante  un  contrato  de  tiempo  fijo  ayuda  a 
promover la movilidad forzosa de personal que no está rindiendo en determinados puesto de trabajo. Los 
contratos por tiempo definido para puestos específicos se emplean en países como Australia, Bélgica, Chile, 
los Países Bajos, Nueva Zelanda, el Reino Unido e Italia para todos o algunos puestos directivos según los 
casos.  En  estos  países,  la  duración  del  contrato  por  tiempo  definido  varía  entre  un  año  y  la  duración  del 
mandato parlamentario. La duración máxima permitida en un contrato va desde tres años como mínimo en 
Italia hasta 5 a 7 años en otros países (véase la Tabla) 
Tabla 12 El uso de contratos de dirección para los funcionarios públicos directivos  
  ¿Hay contratos para  Duración minima/ maxima  Vinculación entre el 
algunos o todos los  en un puesto  desempeño individual y el 
funcionarios directivos?   rendimiento organizativo  
Australia  Sí  ‐ ‐ 
Bélgica  Sí  6 years removable Sí 
Canadá  No  Permanente,  pero la  Sí 
evaluación del rendimiento 
puede ocasionar el 
despido.  
Francia   Sí   Después de 2 a 3 años, se  Sí 
promueve la movilidad a 
otros puestos.  
Alemania  No  Permanente, para B11, B9  No 
con posibilidades de retiro 
temporal en caso de cese 
Italia  Sí  3 a 5 años No 
Países Bajos  Sí  3 a 7 años removable, para  No 
los altos directivos.  
Nueva Zelanda   Sí  5 años – removable para  ‐ 
los directores ejecutivos, 
máximo 8 años.  
Reino Unido   Sí  5 años removable para los  Sí 
directores de agencias 
ejecutivas  
Estados Unidos   No  Permanente, la evaluación  Sí 
del desempeño puede 
ocasionar el despido 
Fuente: Parrado‐ OECD 2008  

29 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Sistema de remuneraciones y transparencia 
El sistema de compensación en el sector público está relacionado con la transparencia. La transparencia se 
refiere a la publicidad y la disponibilidad de datos sobre las compensaciones salariales y no salariales que 
reciben los empleados públicos para que puedan ser consultados por el público. El nivel de transparencia 
alcanzado  depende  del  número  de  componentes  del  sistema  de  compensación  que  están  abiertos  al 
escrutinio, del grado de publicidad de esta información sin que sea necesaria hacer una petición específica 
de información y de la disponibilidad real de los datos peticionados por los individuos. 
La falta de transparencia está relacionada al menos con dos grupos diferentes de prácticas. Por una parte, 
mientras  que  el  salario  básico  puede  estar  vinculado  a  la  tasa  de  inflación,  con  lo  que  los  ciudadanos 
observan  que  el  crecimiento  salarial  visible  no  es  demasiado  grande;  otras  compensaciones  monetarias 
variables  o  las  compensaciones  no  monetarias  pueden  aumentar  y  mantenerse  alejadas  del  escrutinio 
público. Por otra parte, también se pueden observar algunos comportamientos poco éticos por los que los 
empleados  públicos  (del  poder  ejecutivo  o  el  legislativo)  reclaman  compensación  por  gastos  de  dudosa 
justificación  (ej.  el  escándalo  ocasionado  por  los  diputados  del  parlamento  británico  por  reclamar  gastos 
privados que no estaban relacionados con su actividad pública). 
Según la investigación empírica en los países occidentales, parece que los niveles de transparencia respecto 
a  la  compensación  de  los  empleados  públicos  están  reduciéndose  en  los  últimos  años.  Los  niveles  de 
transparencia  son  diferentes  entre  distintos  cargos  públicos.  Mientras  que  las  compensaciones  a  los 
diputados parecen ser cada vez más transparentes según los resultados de la investigación comparada, la 
disponibilidad  de  datos  sobre  las  remuneraciones  de  los  funcionarios  de  la  Administración  y, 
especialmente, de los altos funcionarios es cada vez menor. 

El complemento de productividad en la práctica 
En  este  apartado  se  siguen  los  estudios  realizados  por  la  OCDE  (2011).  En  las  dos  décadas  recientes,  la 
mayoría  de  los  países  miembros  de  la  OCDE  han  practicado  la  gestión  orientada  al  rendimiento  en  las 
organizaciones  del  sector  público.  Para  ello,  se  ha  promocionado  la  evaluación  del  desempeño  de  los 
empleados públicos, así como la valoración del rendimiento de las unidades organizativas. Este ejercicio de 
valoración tiene como objetivo incentivar el desempeño individual. Países como Portugal y Dinamarca han 
ubicado  la  evaluación  del  desempeño  individual  y  el  rendimiento  organizativo  en  el  centro  de  sus 
instrumentos  para  adoptar  decisiones  sobre  la  carrera,  las  promociones  y  las  remuneraciones  de  los 
empleados públicos. Hoy en día, la evaluación del desempeño es obligatoria en la Administración central en 
casi todos los países excepto en Canadá, España, Islandia, México, y Noruega.  
Adicionalmente  el  pago  del  complemento  de  productividad  cada  vez  es  más  frecuente.  Los  países  que 
aplican intensivamente el pago de este complemento son países como Finlandia, el Reino Unido, Suiza y la 
república checa. En algunos países como en Finlandia, el complemento de productividad puede constituir 
hasta un 40 por ciento de todas las remuneraciones en algunos puestos. 
La  evaluación  del  desempeño  sigue  procesos  muy  diferenciados  en  distintos  países.  En  Dinamarca  y  en 
Bélgica  existe  una  valoración  de  360º  del  desempeño  de  los  empleados.  En  este  proceso  de  evaluación, 
cada empleado recibe las opiniones de sus pares, del personal a su cargo y de sus superiores. Los directivos 
que  ocupan  los  puestos  superiores  reciben  una  valoración  a  partir  de  las  encuestas  administradas  a  los 
empleados. 
En  la  práctica,  la  mayor  parte  de  las  remuneraciones  se  concentra  en  el  salario  básico  y  otros 
complementos  garantizados,  no  en  el  complemento  de  productividad.  La  siguiente  Tabla  muestra  la 
distribución en porcentajes entre el salario básico y el complemento de productividad en algunos países de 
la OCDE. 
 

30 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla  13  Composición  de  las  remuneraciones  (en  porcentajes  medios)  y  práctica  de  la  evaluación  del 
desempeño  
  Salario básico, prestaciones  Complemento de  ¿Discrimina la evaluación del 
garantizadas, antigüedad y  productividad  desempeño entres quienes 
complementos del puesto   son productivos y quienes no 
lo son? 
Australia  97%  3% (hasta el 15%) Sí 
Bélgica  ‐  ‐ ‐ 
Canadá  90% to 85%  10‐15%  para los altos  ‐ 
directivos 
Francia   ‐  ‐ Sí 
Alemania  92%  8% ‐ 
Italia  100%  No 
Países Bajos  97%  3% Sí para la bajada de nivel o 
para las promociones 
Nueva Zelanda   85%  15% ‐ 
España   94%  6% No 
Reino Unido   89%  11% Sí 
Estados Unidos   99%  1% Sí 
Fuente: OECD‐Parrado 2008 
Finalmente, la vinculación entre los objetivos individuales y los objetivos a ser alcanzados por las unidades 
organizativas no es muy común en la mayoría de los países. Solamente el Reino Unido y los Estados Unidos 
evalúan conjuntamente el desempeño individual y el rendimiento de la agencia en la que operan los altos 
directivos  públicos.  En  los  Estados  Unidos,  incluso  hay  un  proceso  de  certificación  de  los  sistemas  de 
evaluación  de  la  agencia,  dirigido  por  la  Oficina  de  Gestión  de  Personal  con  el  concurso  de  la  Oficina  de 
Gestión  del  Presupuesto.    Por  ejemplo,  el  máximo  salario  que  pueden  conseguir  los  altos  funcionarios 
depende de si la agencia tiene un proceso de certificación. 
A pesar del aumento general de los salarios de los altos funcionarios en la mayoría de los países que han 
adoptado reformas gerenciales, no ha habido una equiparación salarial entre los directivos públicos y los 
directivos de las empresas privadas. 

Referencias bibliográficas 
Aberbach,  Joel  D.,  Robert  D.  Putnam  y  Bert  A.  Rockman  (1981)  Bureaucrats  and  Politicians  in  Western 
Democracies. Cambridge, MA, Harvard University Press.  
Christensen, J. G. (2003) Pay and Perquisites for Executives, in J. Pierre and B. G. Peters (eds.) Handbook of 
Public Administration. London, Sage. 
Christensen,  J.  G.  /  T.  Pallesen  (2008)  “Public  Employment  Trends  and  the  Organization  of  Public  Sector 
Tasks”, en Hans‐Ulrich Derlien / B. Guy Peters (eds). The State at Work. Cheltelham, Edward Elgar. 
Demmke,  Christoph  (2010)  Report  on  Human  Resources  in  the  Member  States  of  the  European  Union 
(mimeo). 
Government of Ireland (2009) Circular 12/09: Incentivised Scheme of Early Retirement 
Greenwood, John R. y David J. Wilson (1989) Public Administration in Britain. London, Unwin Hyman.  
HM Treasury (2010) The Spending Review Framework. Cm 7872. 
Hood,  C.  and  Lodge,  M.  (2006)  The  politics  of  public  service  bargains:  reward,  competency,  loyalty  ‐  and 
blame. Oxford: Oxford University Press.  

31 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Hood,  C.  and  Peters,  B.  G.  (1994)  Rewards  at  the  top:  a  comparative  study  of  high  public  office.  London; 
Thousand Oaks, Calif.: Sage.  
Hood, C., Peters, B. G. with Lee, G. O. M. (2003) Reward for high public office: Asian and Pacific Rim states. 
London: Routledge.  
Kuperus, H. and A. Rode (2009)  Top Public Managers in Europe. Paris, Ministère du Budget, des Comptes 
Publics et de la Fonction Publique. 
Kuperus, H. and A. Rode (2010) More efficient civil services in times of economic recession and beyond: can 
a flexicurity approach help?, in EIPASCOPE 2010/1. 
Marsden, D. (2009) The paradox of performance related pay systems: ‘why do we keep adopting them in 
the face of evidence that  they fail  to  motivate?’. In: Hood, Christopher and  Margetts, Helen and 6, 
Perri,  (eds.)  Paradoxes  of  modernization:  unintended  consequences  of  public  policy  reforms.  Oxford 
University Press, Oxford. 
OECD (2005) Performance related pay policies for government employees: an overview of OECD countries. 
OECD (Organization for Economic Cooperation and Development), Paris. 
OECD (2007) Public Sector Pensions and the Challenge of an Ageing Public Service. Paris, OECD. 
OECD (2009) OECD Efficiency Study. Paris: OECD. 
OECD (2011) Governance at Glance. Paris: OECD. 
Parrado, Salvador – OECD (2008) Senior Civil Service in OECD Countries. Paris, OECD. 
Parrado,  Salvador  (2010)  Sustainability  of  human  resources  management  at  central  level  of  the  EU 
countries. Madrid, Ministerio de Política Territorial. 
Perry,  J.  L.  (2000)  Bringing  society  in:  Toward  a  theory  of  public‐service  motivation,  Journal  of  Public 
Administration Research and Theory, 10 (2), 471.  
Perry,  J.  L.,  Engbers,  T.  A.  and  Jun,  S.  Y.  (2009)  Back  to  the  Future?  Performance‐Related  Pay,  Empirical 
Research, and the Perils of Persistence, Public Administration Review, 69 (1), 39.  
Perry,  J.  L.,  Mesch,  D.  and  Paarlberg,  L.  (2006)  Motivating  Employees  in  a  New  Governance  Era:  The 
Performance Paradigm Revisited, Public Administration Review, 66 (4), 505.  
Peters, B. Guy and Jon Pierre (2004) Politicization of the Civil Service in Comparative Perspective. The quest 
for control. London, Routledge. 
Rourke,  F.  E.  (1992)  'Responsiveness  and  Neutral  Competence  in  American  Bureaucracy',  Public 
Administration Review, 52 (6), 539‐547. 
SIGMA (2007) «Political Advisers and Civil Servants in European Countries», Paper nº 38, March. 
Van  der  Meer,  Frits  and  Trui  Steen  (2007)  «Dutch  Civil  Service  Leadership  Torn  Between  Managerial  and 
Policy Oriented Leadership Roles», Presented at the Third Transatlantic Dialogue: Leading the Future 
of the Public Sector, University of Delaware, Newark, Delaware, USA, May 31‐ June 2. 

32 
 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tema 6. Las administraciones territoriales locales


César Colino
Introducción: El estudio comparativo de los sistemas administrativos locales .................................... 0
La variedad de las administraciones locales ................................................................................... 0
Las tendencias hacia la descentralización del poder....................................................................... 1
La descentralización y su impacto en la democracia y la eficacia del gobierno local ....................... 2
Las tipologías tradicionales de sistema de gobierno local............................................................... 2
Tradiciones estatales y tipos de sistemas administrativos locales .................................................. 3
La estructura y organización de los sistemas de gobierno local .......................................................... 6
Niveles de gobierno local y fragmentación de las autoridades locales............................................ 6
El nivel municipal ........................................................................................................................ 10
El nivel intermedio ...................................................................................................................... 11
La organización de las grandes ciudades y las áreas metropolitanas ............................................ 12
Las tendencias hacia la regionalización ........................................................................................ 12
Poderes y funciones de los gobiernos locales................................................................................... 13
Principios de la distribución del poder local y tipos de competencias y tareas ............................. 13
Recursos, gastos y financiación.................................................................................................... 14
Los recursos humanos de los gobiernos locales ........................................................................... 17
Reformas en la administración local. ........................................................................................... 20
La configuración y el funcionamiento democrático de los sistemas político-administrativos locales. 22
Los modelos de organización de la representación política .......................................................... 22
Participación ciudadana .............................................................................................................. 25
Tendencias y reformas en las democracias locales....................................................................... 25
La relaciones intergubernamentales entre el nivel local y otros ....................................................... 26
Los principios típicos que regulan la interacción entre niveles ..................................................... 26
La tutela y supervisión del nivel local ........................................................................................... 26
Mecanismos y prácticas de interacción........................................................................................ 27
El papel de las asociaciones de municipios y provincias ............................................................... 27
Referencias ..................................................................................................................................... 29

Introducción: El estudio comparativo de los sistemas administrativos


locales
La variedad de las administraciones locales
Los gobiernos y administraciones locales han aumentado su importancia y transformado el papel
que desempeñan en los últimos 20 ó 25 años, fundamentalmente a causa de los cambios sociales,
culturales, económicos y financieros que han tenido lugar en los modos de gobernación, en el

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

sistema económico globalizado y en las reformas del Estado de Bienestar. En ese contexto, han
resurgido como entidades de gobierno a las que se exige dar respuestas a crecientes y diversificadas
demandas políticas y sociales. En los diversos estados, los sistemas político-administrativos locales
muestran rasgos diversos que responden a diferentes tradiciones estatales y a las características
sociopolíticas de cada país, pero también responden a demandas funcionales y territoriales que
comparten todos los países. Actualmente, en el marco de la crisis económica que vive Europa y el
resto del mundo, parece necesario estudiar el papel que las autoridades locales desempeñan en el
marco de las decisiones cotidianas de gobernación y en las posibles soluciones innovadoras que se
están dando a la crisis a nivel local y regional, ya que la mejora en la gobernación ha tenido a veces
sus raíces en los niveles de gobierno más cercanos a los ciudadanos.
Los diferentes países muestran diferencias en las tradiciones estatales y la importancia relativa de
los sistemas de gobierno local, en el número de niveles de gobierno, el tamaño de las autoridades, el
grado de autonomía local y regional, la forma de representación democrática, las competencias y
tareas administrativas, y las dinámicas políticas y las reformas emprendidas y conseguidas en este
nivel de gobierno (Norton, 1994; John 2001; Kersting y Vetter, 2003; Bobbio, 2004; Denters y Rose,
2005).

Las tendencias hacia la descentralización del poder


Como ha señalado Loughlin (2007), el modelo de Estado de Bienestar clásico que conocemos en el
último medio siglo determinó en gran medida las relaciones entre los niveles centrales y locales y las
estructuras y políticas territoriales de todos los países. En parte estaba basado en una centralización
que permitiera mejorar la redistribución de los recursos de los individuos, los grupos y los territorios
para elevar la calidad de vida a niveles parecidos para otros individuos, grupos y territorios. Las
relaciones entre el Estado central y las autoridades subestatales redujeron en muchos países la
autonomía de esos niveles locales, que eran regulados por el poder central. Incluso en países como
los escandinavos, donde los gobiernos locales ocupaban una posición importante en la prestación de
servicios sociales, los parlamentos y gobiernos nacionales establecían los parámetros de las
actividades de las administraciones locales, que tenían poco margen para apartarse de estas
regulaciones centrales. En el Reino Unido, donde también las autoridades locales mantenían un
cierto grado de autonomía, la tendencia fue hacia las políticas públicas definidas a nivel nacional.
Incluso en Estados federales, como Alemania y Austria, el papel de los Länder se centró
principalmente a la gestión de las políticas establecidas por el gobierno federal. En todos los países
hubo una tendencia hacia la centralización fiscal que socavó aún más la autonomía de las
autoridades subestatales.
En los últimos tres decenios, sin embargo, la globalización, el cambio económico y cultural, las
reformas en la gestión pública y otros factores sociales, han llevado a una reestructuración del
Estado del Bienestar que ha tenido como una de sus manifestaciones la descentralización de las
funciones del Estado a los niveles subestatales de gobierno, además de algunas transferencias de
funciones a entidades supranacionales como la UE. Esta tendencia ha implicado una mayor variedad
de respuestas institucionales y de política pública debido a la gran variedad de situaciones socio-
económicas, demográficas, políticas-que existe en este nivel local.
Sin embargo, el propio concepto de la descentralización puede tener varios significados,
dependiendo del período de tiempo en el que se produce y las circunstancias concretas de un Estado
en particular. En los últimos años se asiste a una tendencia general hacia la descentralización
política, en contraste con los intentos anteriores que se centraban en la descentralización
administrativa. Si el objetivo de la descentralización administrativa anterior era sobre todo aliviar la
carga excesiva propia del Estado del Bienestar clásico altamente centralizado, la descentralización
política iniciada en la década de los años ochenta y noventa se ha centrado en la delegación del
poder de decisión a las autoridades regionales y locales (Loughlin 2007).

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

La descentralización y su impacto en la democracia y la eficacia del


gobierno local
La tendencia a la descentralización política, potenciada por organizaciones supranacionales como el
Consejo de Europa y la Unión Europea1, ha tenido otras justificaciones como la consecución de una
mayor eficacia en la gobernación y prestación de servicios públicos y una mejora de la calidad
democrática (ver Pollitt, 2005; Denters y Rose, 2005; Kuhlmann, 2006). Asimismo, esta tendencia ha
tenido efectos claros en los modelos de organización de la administración pública y las relaciones
intergubernamentales en los diferentes países y en el rendimiento de los gobiernos locales.
Como han señalado Reiter, Ebinger y Grohs (2009), no todos los países han seguido un mismo
enfoque de descentralización para conseguir los objetivos propuestos (ver también Kuhlmann 2006).
En la literatura científica sobre gobiernos locales y sus reformas se distingue entre tres modos típicos
de descentralización.
 La ya mencionada descentralización política se puede definir como la transferencia de las
funciones estatales del nivel central de gobierno al gobierno local. Con esta descentralización,
los organismos locales pueden decidir de forma autónoma sobre la planificación, la financiación
y la administración de nuevas funciones.
 En cambio, la descentralización administrativa constituye una forma más moderada de
reordenar las relaciones intergubernamentales y la posición del nivel local. Podría definirse
como la transferencia de funciones y servicios del poder central a las autoridades
administrativas locales, sin la creación de órganos locales electivos para decidir de forma
autónoma. Los gobiernos locales seguirían actuando como agentes de los gobiernos nacionales y
estarían formalmente bajo el control tanto de legalidad como de funcionalidad y eficacia de su
acción del poder central.
 Por último, la desconcentración administrativa se define como la delegación de funciones del
Estado central a órganos administrativos del nivel sub-central de gobierno. Estos órganos siguen
siendo parte de la administración central, pero no están directamente controlados por el poder
central y tiene cierta capacidad para realizar las tareas encomendadas adaptándose a las
necesidades territoriales de su jurisdicción.
Aparte de los diferentes tipos de descentralización elegidas por los diferentes Estados, los gobiernos
locales partían de muy diferentes tradiciones en cuanto a su estructura, grado de fragmentación y
relaciones con los órganos centrales. Estas diferencias han derivado en tipologías del gobierno local
que se tratan a continuación.

Las tipologías tradicionales de sistema de gobierno local


A pesar de las dificultades existentes para desarrollar el análisis comparado del gobierno local en su
vertiente institucional (local government) y su actuación (local governance), en los últimos años se
han apreciado notables avances (ver Lidstrom 1999; John 2001; Stoker 2006; Wollman 2011).
Entre las dimensiones principales de comparación destacan una dimensión horizontal, referida a las
relaciones internas de los actores políticos y administrativos locales, y otra vertical, vinculada a las
relaciones entre el nivel local y el central2. Varias tipologías ya clásicas propuestas como las de Page

1
El Consejo de Europa adoptó la Carta Europea de Autonomía Local en 1985 que comenzó a ser firmada y
ratificada por los Estados miembros a partir de 1988. Esta Carta, un documento legal que, una vez firmado y
ratificado por un Estado miembro, pueden ser utilizados para evaluar la "salud" de la autonomía y la
democracia local en ese Estado.
2
Sobre las diferentes tipologías de sistemas de gobierno y administración local puede verse Heinelt y Hlepas
(2006).

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

y Goldsmith (1987) o Page (1991) se centraban en los diferentes roles que el gobierno local
desempeña en los sistemas político administrativos. Así Page y Goldsmith señalaban dos tipos
básicos de gobiernos locales, coincidentes con el norte y el sur de Europa. Otras tipologías más
sofisticadas como las de Norton (1994) o Hesse y Sharpe (1991) identificaban al menos tres o cuatro
grupos de sistemas de gobierno local teniendo en consideración más casos y más dimensiones. En
varios de ellos se distinguen los sistemas del norte de Europa y escandinavos de los angloamericanos
y los del sur de Europa, influenciados por el modelo napoleónico, y también de los centroeuropeos
de tradición germánica.
Una dicotomía clásica distingue entre sistemas de jerarquía fusionada y de jerarquía dual. Esto se
refiere a si el Estado tiene una participación en la administración local mediante delegados o
prefectos o si la esfera de gobierno local es completamente independiente de los delegados
estatales. Actualmente, se ha usado otra distinción dicotómica entre sistemas monistas y dualistas
(Wollmann 2008a, véase también Bobbio 2004). El modelo monista se correspondería al de los
países escandinavos y al Reino Unido, donde todos los poderes pertenecen a una asamblea de
cargos electos y sus comisiones que se encargan de adoptar las decisiones y de su ejecución
administrativa. El modelo dualista es típico de los países de la Europa continental. En este modelo se
distingue entre las funciones decisorias y las funciones administrativas o ejecutivas. Las primeras
recaerían en el pleno local elegido y las segundas en un órgano ejecutivo funcionalmente autónomo
que puede tener la forma de asamblea, de órgano ejecutivo colegiado o de alcalde elegido
directamente.

Tradiciones estatales y tipos de sistemas administrativos locales


Más recientemente Hendriks, Loughlin y Lidström (2010) han aplicado el concepto de tradiciones
estatales al estudio de los sistemas de gobierno local en Europa, distinguiendo cinco grupos
(sistemas de gobierno local en los Estados de la cuenca del Rin, las Islas Británicas, los Estados
nórdicos, los Estados del sur de Europa y las nuevas democracias europeas), a los que se podría
añadir el grupo norteamericano. Estos son "tipos ideales", es decir, que tiene una correspondencia
más o menos fiel en la realidad. Como los autores señalan, incluso Francia y Alemania no se
corresponden en algunos rasgos con el modelo arquetípico tradicional de la tradición estatal
napoleónica o germánica, sino que son una mezcla de varios tipos. Además, los "tipos" pueden ser
considerados como puntos de partida del análisis en lugar de una descripción completa de un
determinado país. A ellos podría añadirse el modelo norteamericano como otro modelo peculiar
algo diferenciado del modelo británico. A continuación se describen estos modelos locales basados
en las tradiciones estatales.

Los Estados de la cuenca del Rin


Los sistemas de gobierno local de los países de la cuenca del Rin se hallan claramente influenciados
por la tradición estatal germánica. Algunos combinan esto con influencias del modelo napoleónico
(ver Tema 1 de estas unidades didácticas), que se remonta a la ocupación francesa de estos países
durante el siglo XIX. Los Países Bajos se convirtieron en Estados unitarios en este período, con
instituciones intermedias que llegaron a parecerse a los departamentos franceses y los sistemas de
prefectura. Los Países Bajos adoptaron un sistema de organización territorial similar con las
provincias (Provincies) y las comunas o municipios (Gemeenten). Bélgica, creada en 1830, siguió al
principio un modelo de Estado jacobino francés con las provincias y los municipios dominados por
los francófonos y sin concesiones a la comunidad de habla flamenca. Luxemburgo, dado su pequeño
tamaño, también adoptó el modelo unitario francés. Sin embargo, en los tres casos, también hubo
influencias “germánicas”. Los Países Bajos, aunque son un Estado unitario en términos formales,
también están muy descentralizados, influidos por la tradición federal de su época de Provincias
Unidas hasta la ocupación francesa. Bélgica ha estado dividida por el conflicto lingüístico desde sus
comienzos y ha evolucionado lentamente, primero hacia un estado unitario regionalizado en los

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

años 1960, y luego hacia un Estado federal, algo influenciado por el federalismo alemán. Es evidente
que Alemania, Austria y Suiza también pertenecen a esta tradición y son estados federales. En los
casos de Alemania y Austria, el federalismo fue impuesto por los aliados victoriosos después de la
Segunda Guerra Mundial, pero ambos países se basan de hecho en tradiciones mucho más antiguas
que se remontan al Sacro Imperio Romano y a las organizaciones políticas locales fuertes que
existían hasta a los tiempos modernos. Todos los estados de este grupo (excepto el pequeño estado
de Luxemburgo) poseen fuertes gobiernos intermedios comparativamente, con un fuerte
entrelazamiento de los niveles locales y nacionales de gobierno.

Las Islas Británicas


Este grupo contiene sólo dos casos, aunque su peculiaridad histórica justifica, según estos autores
(Loughlin et al. 2010), un tratamiento distinto. El Reino Unido e Irlanda son claras manifestaciones
de la tradición anglosajona, caracterizada por un sistema relativamente separado de dos niveles del
gobierno local, un Estado unitario relativamente centralizado, y un nivel intermedio de gobierno
relativamente débil. El Reino Unido se ha caracterizado por ser un Estado muy centralizado, que solo
ha empezado a descentralizarse con las reformas introducidas por el Nuevo Laborismo elegido en
1997, estableciéndose parlamentos en Escocia y de Gales, y asambleas en Irlanda del Norte y
Londres, pero fracasando el intento de establecer asambleas regionales en Inglaterra. Con la
devolución a Escocia, Gales e Irlanda del Norte, el Reino Unido se ha acercado en algunos elementos
a la tradición germánica federal, aunque de forma limitada. El Reino Unido, sin embargo, se
mantiene similar al clásico sistema político dualista, con una gran centralización en Londres, por un
lado, y una considerable autonomía local en las áreas asignadas por el parlamento al gobierno local.
Irlanda, por su parte, refleja un mayor grado de centralización y concentración del poder.

Los países nórdicos


El gobierno local de Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca posee algunas características que lo
distinguen del resto de Europa. En estos países, el gobierno local goza de una fuerte capacidad
financiera para proveer los servicios de bienestar en unos sistemas de bienestar muy fuertes. Los
ciudadanos confían en sus autoridades locales más que en otros países y el nivel de corrupción es
bajo. La tradición estatal escandinava predominante mezcla elementos de la tradición anglosajona
(autonomía local, fuerte centralismo, nivel intermedio débil), y de la tradición germánica
(descentralización, defensa orgánica de los intereses, protección legal de los gobiernos
subestatales). A pesar de la fuerte posición de los gobiernos locales en los países nórdicos, éstos
operan dentro de los parámetros definidos por el gobierno o parlamento central. Dos tendencias
recientes son destacables en este sentido. En primer lugar, a finales de la década de los años
ochenta y principios de los noventa, se experimentó la reducción del control central mediante la
"comuna libre" (también conocida como "autorregulación municipal”). Esta reforma, comenzada en
Suecia y seguida en versiones ligeramente diferentes en Dinamarca, Noruega y Finlandia, permitió a
las autoridades locales liberarse de la tutela central en ciertos sectores como la educación o la
atención infantil. Esta experiencia se amplió lentamente y ahora forma parte del modelo de
gobierno local de estos países. El segundo acontecimiento importante, adoptado en diferentes
versiones por los países nórdicos, fue la creación de "regiones" (aunque a veces este término se
utiliza para referirse a lo que en otros países suele denominarse condados o provincias, lo que lleva
a confusión). Desde la década de los años noventa, y también influidos por las demandas de la
integración europea, los países nórdicos experimentaron con la creación de regiones. Finlandia ha
mantenido su sistema de regiones con asambleas elegidas de forma indirecta. Dinamarca creó
recientemente regiones de mayor tamaño, aunque financieramente débiles. Suecia emprendió una
sustitución gradual de sus consejos de distrito con un menor número de regiones con asambleas de
elección directa que poseen funciones más amplias (Loughlin et al. 2010).

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Los Estados del sur de Europa


Este grupo de Estados es internamente más diverso que los anteriores, pero aun así pueden
observarse algunas pautas generales. Los Estados del sur de Europa se desarrollaron en la tradición
del Estado napoleónico, que sigue siendo de gran influencia3. Todos ellos comparten una historia de
fuerte centralización y concentración del poder político y administrativo. A través de la
desconcentración, la descentralización, e incluso la federalización en las últimas décadas, algunos de
estos países han adoptado elementos de la tradición germánica del Estado. Esto ocurre en España,
Italia, y en menor medida en Francia. Por su parte, Portugal y Grecia se han mantenido como
Estados unitarios centralizados. Aunque la Constitución portuguesa de 1974 prevé algún tipo de
autonomía, esto sólo se ha aplicado en las islas Azores y en Madeira. Un intento de aplicar la
autonomía al Portugal continental fue rechazado en el referéndum de 1995. En Grecia, se han
centralizado las relaciones con el Estado mediante la adopción de los prefectos electos, reforma
exitosa impulsada por los socialistas griegos. Por otro lado, Grecia, al igual que Portugal, sigue siendo
muy centralizada y dominada por los partidos políticos nacionales.

El modelo norteamericano
El sistema estadounidense tiene muchos puntos en común con el británico. Se basa también en dos
niveles de gobierno dentro de cada estado federado: el condado (county) y una gran variedad de
gobiernos municipales (municipalities, towns, townships). El gobierno local no goza de ninguna
protección constitucional y depende de los estados, que pueden regularlos con sus leyes. También
están subordinados al principio de ultra vires y no pueden por consiguiente adoptar decisiones
generales que no estén fundamentadas explícitamente en una ley. No hay un sistema de prefecturas
o delegados federales en los estados. Los estados federados poseen jurídicamente un poder
absoluto sobre sus propios gobiernos locales (municipios y condados). Asimismo, junto a los
gobiernos locales de tipo general existe un gran número de organismos locales especializados en
sectores específicos (agua, transportes, residuos) llamados special districts, que en parte son
elegidos y en parte emanan de los gobiernos locales. También se reserva la gestión de las escuelas
públicas a organismos separados llamados school districts, que son dirigidos por un consejo elegido
(school board). De aquí resulta un cuadro muy complejo y variado de más de 80.000 gobiernos
locales entre condados, municipios, special districts, school districts, lo que le diferencia del caso
británico que no llega a 500 gobiernos locales (Bobbio 2004).

Las nuevas democracias de Europa del Este


En estos países también se ha dado un predominio, procedente de los tiempos anteriores a los
regímenes comunistas, de la tradición estatal napoleónica. Durante el siglo XIX, Francia era
considerada como el modelo del Estado moderno y progresista admirado por los nacionalistas en los
Balcanes y Europa Central. Asimismo, el marxismo-leninismo admiraba la tradición jacobina francesa
y esto sin duda influyó en la forma del Estado comunista. Por otro lado, también la tradición estatal
germánica ha influenciado países como Hungría y Estonia, mientras que las influencias escandinavas
se pueden apreciar en los Estados bálticos. Prácticamente todos los países de Europa del Este han
introducido reformas ambiciosas después de la caída del comunismo, con el objetivo de mejorar la
democracia y el autogobierno local. Estas reformas incluyen fusiones (en algunos casos la división)
de los municipios, el establecimiento de niveles regionales de gobierno, la descentralización de las
funciones del nivel central al local, la mejora de las capacidades de gestión, y el establecimiento de
nuevas formas de participación ciudadana. Sin embargo, las autoridades locales en estos países
disponen, por lo general, de pocos recursos y de una autonomía financiera limitada.

3
Las pequeñas islas de Malta y Chipre son casos excepcionales y especiales, habiendo sido influenciados por la
práctica administrativa británica también.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Una vez descritos en este apartado los grandes grupos de sistemas de gobierno local y sus
fundamentos histórico-políticos, los siguientes apartados tratan de estudiarlos comparativamente
desde el punto de vista de sus estructuras y su funcionamiento, así como sus variedades y
tendencias comunes.

La estructura y organización de los sistemas de gobierno local


Para entender la configuración, la fragmentación y la estructura de las autoridades locales, se
distingue entre el nivel básico de gobierno local, municipio u otros nombres como comuna, o villa,
de otros niveles intermedios (provincias, condados, distritos). Las competencias del gobierno se
distribuyen entre estos dos niveles según criterios funcionales. Sin embargo, en las reformas de los
últimos 30 ó 40 años, la distinción se ha vuelto más compleja, ya que, en algunos casos, los
municipios han acumulado las funciones propias y aquéllas del nivel superior. Por ejemplo, en
Alemania a los municipios urbanos (Stadt) más importantes se les otorga el estatus y las
competencias de los municipios (Gemeinde) y de las comarcas (Kreis) a la vez. En Inglaterra, esto
ocurre con el distrito y el condado. Antes de la reforma de 1972, algunas localidades tenían las
atribuciones de un condado, y tras las reformas de 1986 y 1996, ciertas zonas tienen una
administración local de un solo nivel: los distritos de las zonas metropolitanas, por ejemplo. En
España, Bélgica e Italia las competencias de las provincias han sido en algunos casos asumidas por
las regiones o comunidades autónomas y en algunos casos los gobiernos provinciales se han
fusionado con los regionales. En Francia, por el contrario, las regiones se han concebido como un
gobierno local de tercer nivel, al igual que en Polonia. Por otro lado, en los países donde no se ha
realizado una reforma territorial, se han desarrollado instituciones de cooperación intermunicipal
para asumir las funciones que los municipios demasiado pequeños no podían asegurar. En todo
caso, la existencia de un determinado número de niveles, y de autoridades locales no depende solo
de la tradición estatal, sino también del tamaño del país y su organización territorial básica, más o
menos descentralizada (Velasco 2010; Vetter y Soós 2008).

Niveles de gobierno local y fragmentación de las autoridades locales


El análisis del ámbito local a partir de los niveles existentes de gobierno no es suficiente para
conocer la realidad. Además, es frecuente encontrar una organización asimétrica, puesto que el
número y naturaleza de los gobiernos locales puede variar de una parte a otra del territorio. Los
sistemas de gobierno local, por tanto, deben analizarse tanto desde el punto de vista de la
organización territorial del Estado en su conjunto, como de las diferencias de estatus de las
instituciones en cada uno de estos niveles.
En la Tabla 1 se muestran varios tipos de países en función del número de niveles y del carácter
unitario o compuesto/federal de la organización del estado.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 1. Organización territorial y niveles de gobierno local en Europa


Niveles Estados unitarios Estados compuestos
3 niveles: Francia, Polonia Alemania, Bélgica, España (10 CCAA),
1) municipio; Italia
2) departamento/ provincia/
condado/distrito;
3) región o entidad federada
2 niveles: 1) Croacia, Grecia, Hungría, Irlanda, 1) ninguno
Letonia, Noruega, Países Bajos, 2) Alemania (kreisfreie Städte),
1) municipio; Polonia (ciudades con estatus de Austria, Bélgica
2) provincia / departamento / distrito), Rumanía (Bruselas-Capital), Federación de
distrito / condado 2) Reino Unido (Inglaterra, País de Bosnia y Herzegovina,
Gales), Suecia España (7 CCAA uniprovinciales),
2) municipio, región o entidad 2) Albania, Dinamarca, Francia (París), Reino Unido (Escocia), Suiza
federada República Checa, Serbia (Vojvodine),
Eslovaquia, Portugal (regiones
insulares),
1 nivel: 1) Reino Unido (Inglaterra: unitary Alemania (ciudades-estado: Berlín,
municipios y agrupaciones de councils y metropolitan districts), Bremen, Hamburgo); Austria (Viena)
municipios Bulgaria, Chipre, Estonia, Finlandia,
Islandia, Lituania, Malta, Ex República
yugoslava de Macedonia,
Montenegro, Luxemburgo, Portugal
(continental), Republika Srpska,
Serbia, Eslovenia
2) algunas capitales: Bucarest,
Budapest, Praga, Zagreb
Fuente: adaptado de Marcou y Wollman 2007

Como puede observarse, se obtienen seis grandes grupos, aunque algunos países pueden aparecer
en varios de ellos en función del estatus especial de sus grandes ciudades o capitales o las asimetrías
entre diferentes estados o regiones. La mayoría de los Estados europeos son unitarios y tiene dos
niveles o uno en función usualmente de su tamaño.
Para entender la variedad de situaciones y las agrupaciones de casos, es útil el agrupamiento de
países en función del número de niveles de gobierno local, independientemente de su estructura
unitaria o federal. Las tablas siguientes presentan datos de tres grupos de países según su número
de niveles de gobierno territorial. También se presentan datos de la fragmentación de la planta
municipal, por tanto de la superficie del país y del número de municipios.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 2. Países con un nivel de entes territoriales


Población Superficie 1er nivel 2º nivel 3er nivel
(miles) (km²)
Bulgaria 7547 111 002 264 municipios - -

Chipre 804 5 695 378 municipios - -

Estonia 1340 45 227 226 municipios - -

Finlandia 5363 338 145 342 municipios 2 regiones (Kainuu y -


Åland)
Irlanda 4 476 69 797 114 consejos locales - -

Letonia 2239 64 589 119 municipios - -


Lituania 3287 65 300 60 municipios - -
Luxemburgo 507 2 586 105 municipios - -
Malta 414 316 68 consejos locales - -

Portugal 10636 92 152 308 municipios 2 regiones -


autónomas
Eslovenia 2049 20 273 210 municipios (Madera
- et -
Azores)

Como se observa en la Tabla 2, con la excepción de Bulgaria y Finlandia, la mayoría de los países con
un solo nivel de gobierno local son países relativamente muy pequeños en cuanto a su superficie y
población, con un número pequeño de municipios, y pertenecientes a casi todas las tradiciones
estatales mencionadas.

En los países con dos niveles de gobierno (Tabla 3), también hay varias tradiciones estatales, con una
población (excepto Rumania) de entre 6 y 15 millones de habitantes y con gran diversidad en cuanto
al número de municipios o de entes intermedios que no parece tener que ver estrictamente con la
población o la superficie de los países ni con motivos de racionalidad funcional. Destaca el escaso
número de unidades de nivel básico municipal en Dinamarca y el elevado número en la República
Checa.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 3. Países con dos niveles de entes territoriales


Población Superficie 1er nivel 2º nivel 3ème nivel
(miles) (km²)

Austria 8370 83 871 2357 municipios 9 Länder -

Dinamarca 5546 43 098 98 municipios 5 regiones -


Grecia 11305 131 957 325 municipios 13 regiones -
Hungría 10000 93 029 3177 municipios 19 condados -

Países Bajos 16611 41 528 430 municipios 12 provincias -


Rep. Checa 10538 78 868 6250 municipios 14 regiones -
Rumania 21431 238 391 3180 entidades 41 departamentos -
locales
Eslovaquia 5430 49 034 2928 municipios 8 regiones -
Suecia 9378 449 964 290 municipios 20 condados -

En los países con tres niveles de entidades territoriales (Tabla 4), la mayoría de estos países tienen
población y superficie relativamente grande, incluso continental, como EEUU y Canadá, y con una
organización federal o regionalizada del Estado. Sin embargo, dentro de este grupo también se
observan diferencias en cuanto a la fragmentación y el número de gobiernos locales en el nivel
básico y en el intermedio, que sin duda responde a la población y a razones históricas. No obstante,
también se observan algunos rasgos comunes entre las diferentes tradiciones estatales.

Tabla 4. Países con tres niveles de entes territoriales


Población Superficie 1º nivel 2º nivel 3º nivel
(miles) (km²)
Alemania 81744 357027 12104 municipios y 301 distritos rurales 16 Länder
ciudades distritos
Bélgica 10883 30528 589 municipios 10 provincias 6 comunidades y
regiones
España 46073 505997 8 116 municipios 46 provincias o consejos 17 CCAA
insulares, 2 ciudades
autónomas
Francia 64812 632834 36 682 municipios 100 departamentos 26 regiones

Italia 60468 301336 8 094 municipios 110 provincias 20 regiones 5


con estatuto
especial
Polonia 38 191 312685 2479 municipios 379 condados 16 regiones
Reino 62 195 243820 406 entidades locales 28 condados 3 naciones con
Unido devolución
Estados 308.000 9.629.091 19372 municipios 3043 condados 50 estados
Unidos 16629 ciudades
(townships)
Canadá 34000 9.984.670 4507 municipios Diversos modelos en las 10 provincias
provincias 3 territorios

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

El nivel municipal
En el nivel básico o municipal, las estructuras y denominaciones son muy diversas, lo que hace en
ocasiones algo compleja la comparación, especialmente después de algunas reformas en los últimos
30 años. Es este nivel se da una cierta tensión entre la adecuación del espacio político y el espacio
funcional, particularmente en las zonas urbanas (Marcou y Wollman, 2007).
Tabla 5. Ejemplos de autoridades locales del nivel básico
Alemania Stadt/Gemeinde
Austria Gemeinde
Bélgica Gemeente/Commune
Dinamarca Kommune
España Municipio
Finlandia Kunnat/Kommune
Francia Commune
Grecia Demotiko/Koinotiko
Irlanda County Boroughs
Italia Comuni
Luxemburgo Commune
Países Bajos Gemeente
Portugal Freguesia
Reino Unido District/IUA/LEC County/
Suecia Kommuner

Para el análisis comparado, el primer criterio de distinción ha sido el grado de fragmentación de la


planta municipal. El segundo criterio sería la existencia o no de un régimen o estatuto municipal
único para todos los municipios (Marcou y Wollman 2007).
De este modo, puede distinguirse, en primer lugar, entre aquellos países con una fuerte
fragmentación municipal (Francia, Austria, España, Italia, Suiza, Hungría, República Checa), y
aquellos países que han realizado una reorganización municipal cuyo objetivo era constituir
unidades más grandes (Alemania, Bélgica, Grecia, Reino Unido, los países nórdicos, los países de la
Europa del Este entre la década de los años cincuenta y setenta).
Asimismo, puede distinguirse entre aquellos países con un estatuto municipal único para todos los
municipios (Europa occidental y Europa del Norte a excepción del Reino Unido), y aquellos países
donde las ciudades disfrutan de un régimen particular (Reino Unido, Europa central y oriental,
Alemania). Esta última distinción se generó en Inglaterra ante la presión ejercida por la urbanización
(previo a las reformas de la década de los años setenta); en los otros países fue una consecuencia de
las estructuras sociales que durante años han obstaculizado la introducción del régimen municipal
en las zonas rurales. En los países muy urbanizados se ha realizado una reorganización municipal
importante, con el objetivo de crear instituciones de proximidad a nivel inframunicipal (Reino Unido,
Suecia). Estas evoluciones y experiencias nos señalan la importancia de lo que en derecho español se
conoce como las “entidades locales menores”, como expresión de la democracia local, y en
particular, los casos de Portugal y Bulgaria, donde los grandes municipios se apoyan sobre
instituciones inframunicipales fuertes.
Por otra parte, la nueva fusión de gobiernos locales llevada a cabo en Dinamarca en 2007, que
redujo el número de municipios de 271 a 98 y el número de “municipios administrativos” (condados)
de 14 a 5 “regiones”, obedecía a una lógica de economía de escala, tomando en consideración el
aumento previsible de los gastos sociales (por las personas mayores en particular). Mientras que los
municipios gestionan prácticamente la totalidad de los servicios públicos, el sistema sanitario se

10

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

administra en los condados ampliados (regiones), los cuales asumen también otras funciones
(transporte público, desarrollo y planificación regional, y algunos servicios sociales).
En la mayoría de países, sin embargo, con competencias municipales más limitadas, la solución a
estos problemas ha sido el desarrollo de un segundo nivel de administración local para solucionar los
problemas relacionados con la ejecución de determinadas funciones por parte de los municipios, sin
cuestionar los municipios existentes.

El nivel intermedio
En el nivel intermedio se han producido los cambios más importantes en la organización territorial
del Estado a lo largo de los últimos 20 ó 30 años, tanto en el plano institucional como funcional
(Marcou y Wollman 2007). Históricamente, el nivel intermedio ha estado estrechamente vinculado a
la construcción del Estado, y, más concretamente, a lo que se denomina la función de “penetración
territorial”, es decir, al proceso político e institucional que permitió al poder central implantar su
autoridad sobre el conjunto del territorio y de su población (ilustrado de forma muy clara por
Francia, Prusia y el Reino Unido). Este proceso no se completó en todos los países europeos, o se
terminó muy tardíamente, e incluso a veces fue cuestionado en recomposiciones políticas ulteriores.
No obstante, el proceso ha determinado la formación de ciertas estructuras territoriales
permanentes (el departamento francés y las provincias en los países vecinos marcados por el
modelo napoleónico, el condado en Inglaterra o Suecia, el distrito –Kreis, powiat, okres…–, en la
mayoría de países de Europa central, el distrito –Regierungsbezirk– en Alemania) y a veces algunas
instituciones típicas (el prefecto, pero también en Alemania el Landrat –bajo distintos nombres–
cuando el Kreis adquiere el carácter de gobierno local, sin dejar de ser una autoridad administrativa
del Estado.
El nivel intermedio ha experimentado dos trayectorias típicas de evolución institucional y funcional
en los diferentes países. En primer lugar, se ha creado un gobierno local, próximo a los municipios,
en el plano institucional y en las funciones ejercidas. Esta tendencia dio origen al sistema de
administración local a dos niveles que caracteriza a la mayoría de los países europeos. La elección de
una asamblea representativa en este nivel supramunicipal se impuso progresivamente en todos los
países (por ejemplo en Francia la introducción de la elección del consejo general del departamento
en 1831; en Gran Bretaña la elección de consejos de condado, la elección indirecta de las
diputaciones provinciales en España).
En segundo lugar, se produjo una diferenciación y reducción de las funciones administrativas del
Estado. Desde fines del siglo XX, la regionalización se afirma como una tendencia nueva que
responde a las evoluciones socioeconómicas, pero también políticas en algunos países; se manifiesta
a veces por la aparición de nuevas estructuras territoriales e institucionales, pero también a menudo
por la evolución y la reforma de las instituciones existentes.
Estos gobiernos locales intermedios han asumido progresivamente las funciones que le atribuye la
ley. La asignación responde a dos necesidades: la de asegurar las funciones de interés local que
superan las capacidades y el área de los servicios municipales (carreteras, instituciones escolares,
centros de salud –según los países), y la de asumir las funciones de solidaridad y de redistribución
dentro de su territorio (servicios sociales, apoyo a los pequeños municipios). Estas funciones suelen
encontrarse en los gobiernos locales de segundo nivel en Europa central y oriental actualmente.
Sin embargo, los gobiernos locales intermedios nivel se diferencian al menos en tres dimensiones: el
tamaño, el régimen de las ciudades y la existencia de administraciones sectoriales paralelas.
Así, en los países donde la autonomía municipal se introdujo tardíamente en las zonas rurales, o que
fueron influenciados por Alemania o por Austria, los gobiernos locales de segundo nivel son de
tamaño pequeño (Kreis alemán y powiat polaco). En otros países existen gobiernos locales de mayor
tamaño (departamento francés, condado inglés o sueco, megyei húngaro, provincias en Bélgica,

11

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

España, Italia, Países Bajos, nomos en Grecia, “regiones” checas o eslovacas). A excepción de la
República Checa y Eslovaquia, estas divisiones territoriales son de origen antiguo y están vinculadas
a las circunscripciones de las instituciones centrales del Estado que han precedido la creación de
gobiernos locales. A las diferencias de tamaño no siempre corresponden diferencias de funciones.
De hecho, existen otros factores que influyen el tipo y número de funciones ejercidas a este nivel,
tales como las competencias ejercidas a nivel municipal, el papel de las administraciones del Estado
y la existencia de administraciones sectoriales (Marcou y Wollman 2007).

La organización de las grandes ciudades y las áreas metropolitanas


En algunos países, las ciudades no se integran en este nivel territorial intermedio y absorben sus
atribuciones como consecuencia de la diferenciación institucional del régimen municipal entre rural
y urbano. En estos países, las ciudades que acumulan las funciones del nivel intermedio disfrutan de
un estatus reforzado en el sistema administrativo. Encontramos esta situación en Alemania (con las
116 ciudades libres de condado o kreisfreie Städte), también en el Reino Unido entre 1888 y 1972
(los burgos-condados borough-county) y nuevamente, tras la supresión, en 1986, de los consejos de
condado en las zonas metropolitanas, y la constitución a partir de 1996 de los unitary councils;
también se encuentran en Hungría (22 ciudades tienen el rango de megyei), y en Polonia (65
ciudades tienen el rango de powiat) (Le Galés 2002; Marcou y Wollman 2007).
En las grandes áreas metropolitanas que abarcan a más de un municipio, los problemas de
organización se han solucionado con la creación de un segundo nivel de administración, puesto que
el desarrollo urbano ignora la división municipal y los límites administrativos (Hoffmann-Martinot y
Sellers 2007; Le Galès 2002, Bobbio 2004). Así, en Francia existe la fórmula de mancomunidad
urbana (communauté urbaine) para las aglomeraciones más importantes y para las aglomeraciones
menos importantes, la mancomunidad de aglomeración (communauté d’agglomération). En los
Países Bajos, la cooperación voluntaria reemplaza la fracasada tentativa de crear regiones urbanas
en las 7 aglomeraciones más grandes del país, dotándolas de un establecimiento público de
cooperación –pero sin fiscalidad propia, a diferencia de la fórmula francesa. En Alemania, algunas
leyes de los Länder han instituido en algunas ocasiones este tipo de organismos de aglomeración
(para Frankfurt, Munich y Stuttgart). En cambio, en Italia, la Città Metropolitana introducida por la
ley en 1990 sigue siendo un fracaso, a pesar de ser incorporada en la revisión constitucional de 2001.
En varios países, por último, las capitales nacionales tienen un estatus particular que las sitúa en una
relación directa con el poder central (Berlín, Bucarest, Budapest, París, Praga, Viena).

Las tendencias hacia la regionalización


En muchos países se ha constatado una tendencia a las reformas territoriales no solo debido a
motivaciones funcionales sino también con el objetivo de fortalecer políticamente a los gobiernos
locales básicos y garantizar su autonomía. En cuanto a los niveles intermedios se ha observado la
tendencia a la regionalización, aunque la constitución de fuertes regiones políticas se haya
producido solo en una minoría de Estados, donde los fuertes poderes regionales se han establecido
en detrimento de los municipios, como en España.
La regionalización se manifiesta a través de una gran diversidad institucional. En muchos casos se
limita a una regionalización administrativa, es decir se apoya sobre instituciones subordinadas al
poder central (por ejemplo: Inglaterra, Grecia, Portugal continental, Bulgaria y Hungría). En otros
países ocurre lo contrario, es asumida por las autonomías regionales (España, Italia y estatuto de
Escocia). En muchos Estados, la regionalización se traduce en las competencias de los gobiernos
locales o de las instituciones que dependen de ellos (Finlandia, Irlanda, Países Bajos, Rumanía…).
(Vetter y Kersting 2003, Wollman 2004; Kuhlmann 2006).
Desde el punto de vista funcional, estas tendencias a la regionalización responden a la creciente
importancia que se atribuye al territorio en el desarrollo económico. Desde el punto de vista

12

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

institucional, la regionalización consagra el cambio de las funciones de los niveles intermedios. Así, la
regionalización se manifiesta en Estados de tamaño, constitución e instituciones territoriales
extremadamente variadas que ejercen funciones distintas a aquéllas que están vinculadas al
desarrollo regional. En otros casos, como Francia, la reforma territorial se ha hecho mediante el
establecimiento de la cooperación entre municipios (intercommunalité). En un país con 36.000
municipios, la cooperación ha permitido gestionar los servicios públicos que un municipio aislado no
podría asumir. Pero a partir de la ley de 1999, gracias a un fuerte compromiso del Estado y a
incentivos financieros, se han desarrollado con rapidez entidades públicas de cooperación
intermunicipal dotadas de capacidad impositiva propia, que concentran las competencias
estratégicas (ordenación del territorio, desarrollo económico, principales equipamientos…) y
disponen de un poder fiscal independiente al de los municipios. A principios de 2007, 2.588
mancomunidades –tal y como han sido nombradas– reagrupaban 33.414 municipios y 54,2 millones
de habitantes (Marcou y Wollman 2007).

Poderes y funciones de los gobiernos locales.


En lo que respecta a los poderes y las funciones de los gobiernos locales, aquí también encontramos
una cierta variedad y pautas comunes (Council of Europe 2007b). La mayoría de las competencias
ejercidas por los gobiernos locales vienen determinadas por la ley. En los últimos años se ha
constatado una tendencia general a la extensión del volumen de las competencias locales, a veces
bajo forma de "competencias para fines específicos" (según la terminología de la Carta de
autonomía local: art. 4), las cuales son ejercidas en nombre del poder central del Estado o de las
regiones o estados federados y bajo su dirección. En este apartado se repasan algunos de los
principios típicos que regulan la asignación de poderes y tareas al gobierno local y algunas de sus
funciones principales en la mayoría de los países, a la vez que se observan sus recursos, personales y
financieros, y las formas de actuación.

Principios de la distribución del poder local y tipos de competencias y


tareas
En muchos países, se ha generalizado la llamada “cláusula general de competencia”, prevista por el
artículo 4.2 de la Carta Europea de la Autonomía Local, al menos en el nivel municipal (Council of
Europe, 2007b). Como han señalado Marcou y Wollman (2007), esta cláusula general de
competencia no es un principio de distribución de competencias sino un principio de libertad; de ahí
su importancia, aunque las actividades que autoriza siguen siendo modestas en términos
presupuestarios. La mayoría de los Estados europeos que pertenecen al Consejo de Europa
reconocen jurídicamente el principio de la cláusula general de competencia de los municipios. Sin
embargo, hay algunas excepciones (Reino Unido, Portugal y algunos países de Europa central y
oriental), mientras que otros países plantean cuestiones de interpretación (España e Italia).

Las tareas del gobierno local


Muchas de las funciones del gobierno local son ejercidas por los municipios o sus agrupaciones y,
cuando procede, por sus subdivisiones (caso de las freguesias en Portugal). En los municipios
europeos, las principales funciones ejercidas son:
 en materia de urbanismo (planificación, mejora y autorización de la utilización del suelo),
 la asignación de ayudas sociales y la gestión de instituciones sociales destinadas a ciertos grupos
de población (para las personas mayores en particular),
 el servicio de vías y obras, así como el transporte público (en función del tamaño del gobierno
local),
 agua potable (con excepción de Inglaterra),
 vivienda y hábitat (con excepción de los Países Bajos, Reino Unido, Italia y Suiza),

13

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

 construcción y mantenimiento de los edificios escolares –a los cuales en todos los países
europeos se añaden actualmente unas actividades de acompañamiento educativo-, y
 el desarrollo económico.
Las principales variaciones las encontramos en las competencias en materia de educación, sanidad y
protección o ayuda social. Estas competencias son, en general, ejercidas por los gobiernos locales en
los países nórdicos sobre la base de la legislación nacional. Por ejemplo, en Dinamarca, los condados
administran desde 2007 el sistema sanitario y el seguro de enfermedad. En Suecia, la gestión de la
seguridad social compete al nivel nacional, mientras que los condados gestionan los hospitales. En
Alemania, Francia, Italia y España, los gobiernos locales ejercen en estos ámbitos solamente
competencias parciales o marginales. Lo mismo sucede en el ámbito de la educación: la contratación
y la gestión del personal son, en general, competencia del Estado o los poderes regionales (Länder
alemanes y austriacos, comunidades autónomas españolas, comunidades en Bélgica –pero no en
Italia). No obstante, en los países nórdicos, y también en gran medida en el Reino Unido, éstas son
competencias propias de los municipios.
Además, existen situaciones diferentes en cuanto a las competencias en materia de policía y orden
público. En algunos países se trata de competencias importantes tradicionalmente en manos de los
alcaldes y de las autoridades locales (Bélgica, Países Bajos, Reino Unido). En cambio, en otros países
están prácticamente ausentes de las competencias locales (Alemania, Hungría, Suecia) (Council of
Europe, 2007b; Marcou y Wollman 2007).

Recursos, gastos y financiación


El gasto y los ingresos de las entidades locales se suele medir habitualmente como proporción del
PIB de cada país. En este apartados se aportan algunos datos comparativos sobre la situación de las
haciendas locales en varios países (ver también United Cities and Local Governments, 2009).

El gasto de las autoridades locales


A pesar de las peculiaridades y el número de niveles implicados en cada uno de los países (que hace
difícil a veces la comparación, ya que algunos datos incluyen tres niveles subestatales y otros no),
destacan varias tendencias claras que permiten agrupar los diferentes sistemas de gobierno local en
relación con el gasto público de este nivel. Así, en Europa:
 Los países nórdicos (sobre todo Dinamarca, Finlandia y Suecia), así como Suiza, destacan por un
gasto público local superior al 20% del PIB.
 Un segundo grupo de países en el que el gasto público local se encuentra entre el 13% y el 6%
del PIB. En Italia, los gastos de los municipios, sus agrupaciones, y de las provincias representan
aproximadamente el 6,3% del PIB (en 2003), y en los Países Bajos el 8,5% del PIB (2003). Entre
estos países encontramos solamente por debajo del 8 o 8,5% del PIB, a países de tamaño
relativamente pequeño para mantener cierta centralización financiera, y los Estados federales o
con autonomías regionales, en la medida en que una parte de los gastos que corresponden a los
gobiernos locales en los Estados unitarios, quedan integrados en los presupuestos regionales.
 Finalmente, un pequeño grupo de países en los que los gastos públicos locales se sitúan a un
nivel inferior al 5% del PIB: Grecia, Chipre, la ex República yugoslava de Macedonia y Malta.
Para caracterizar la autonomía financiera real de los municipios no basta con examinar el porcentaje
de gasto sobre el PIB sino que debe analizarse el tipo de gasto que hacen, si es de inversión o no, y a
qué dedican su gasto, es decir a qué funciones o tareas del gobierno. La Tabla 6 presenta algunos
datos sobre la distribución del gasto en diferentes funciones de los gobiernos locales europeos. Los
datos de gasto confirman las principales tareas y funciones desempeñadas por la mayoría de los
países y que se señalaban en el apartado anterior.

14

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 6. Principales áreas de gasto del sector público local (en % del presupuesto en 2007)

Educación Protección Servicios Sanidad Asuntos Otros


Social Generales Económicos
Alemania 20.7 25.0 22.0 3.1 11.6 17.5
Austria 18.0 19.5 15.5 21.5 14.4 11.0
Bélgica 32.1 17.0 18.4 1.8 15.6 15.1
Bulgaria 30.4 7.2 4.6 10.0 14.1 33.6
Chipre 0.0 0.0 42.9 0.0 0.0 57.1
Dinamarca 10.9 53.7 4.0 22.5 4.2 4.7
Eslovaquia 39.3 7.2 14.9 0.5 14.6 23.5
Eslovenia 41.4 9.7 17.9 10.9 8.7 11.4
España 19.9 6.5 17.6 25.0 12.9 18.1
Estonia 39.5 6.4 6.3 15.1 12.3 20.3
Finlandia 20.2 23.8 13.7 28.5 6.5 7.3
Francia 16.4 15.7 19.0 0.7 12.3 35.8
Grecia 2.9 11.0 40.2 0.0 17.8 28.1
Hungría 29.2 12.5 18.0 14.4 7.2 18.7
Irlanda 15.4 3.5 10.8 0.0 28.0 42.3
Italia 8.4 4.6 13.9 44.9 14.3 14.0
Letonia 37.0 6.6 10.1 9.5 13.3 23.5
Lituania 37.8 6.3 6.5 21.1 10.8 17.5
Luxemburgo 24.1 3.8 20.8 0.5 15.8 35.0
Malta 0.0 0.0 59.3 0.0 8.7 31.9
Países Bajos 27.6 14.3 15.7 1.7 16.9 23.8
Polonia 28.6 13.0 9.3 15.3 15.1 18.8
Portugal 8.3 2.6 35.0 5.5 19.2 29.3
Reino Unido 31.8 27.9 6.5 0.0 8.6 25.2
Republica Checa 29.3 11.7 12.2 2.2 21.5 23.1
Rumania 27.5 13.2 11.5 0.5 25.5 21.9
Suecia 21.4 26.8 11.3 26.9 6.0 7.7
Fuente: CEMR- Dexia (2009)

Asimismo, el grado de discrecionalidad con que los municipios pueden gastar y controlar sus propios
recursos debe medirse también por la capacidad de endeudamiento, gasto y consumo públicos y por
la capacidad de invertir, es decir, la llamada formación bruta de capital fijo. La Tabla 7 presenta
algunos datos comparativos.

15

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 7. Deuda, gasto y consumo público y formación bruta de capital de las entidades locales
CC.LL./AA.PP. Deuda gasto consumo FBC
Alemania 7,8 15,8 20,3 55,0
Austria 3,1 15,8 19,7 51,8
Bélgica 5,9 14,2 20,9 57,9
Bulgaria 2,0 18,3 31,3 33,7
Chipre 3,3 4,7 5,5 21,0
Dinamarca 17,4 64,7 72,3 72,3
Eslovaquia 5,3 17,6 27,0 61,9
Eslovenia 3,2 19,5 27,6 48,6
España 7,1 16,2 19,1 33,1
Estonia 57,3 25,4 35,3 36,4
Finlandia 13,7 40,2 63,1 70,1
Francia 11,1 20,8 24,5 72,1
Grecia 0,7 6,7 Nd 23,5
Holanda 15,9 33,3 40,1 66,2
Hungría 3,6 24,9 43,0 45,4
Irlanda 9,0 19,9 22,2 76,6
Italia 7,8 31,2 57,2 81,0
Letonia 27,1 27,4 44,6 42,3
Lituania 4,9 25,1 38,7 28,1
Luxemburgo 34,7 13,2 17,3 43,2
Malta 0,1 1,5 2,5 3,9
Polonia 5,1 30,8 49,8 66,3
Portugal 5,5 13,0 17,6 65,9
Reino Unido 10,9 29,0 39,1 58,0
República Checa 8,9 27,4 37,1 50,4
Rumania 9,4 24,0 34,5 33,2
Suecia 12,5 45,0 72,8 52,9

Fuente: Utrilla de la Hoz (2008)

Aparte del porcentaje de gasto sobre el producto interior bruto, dada las diferencias en tamaño y
población de los países, resulta también útil como indicador el gasto per cápita que hacen diferentes
gobiernos locales. La Tabla 8 presenta los dos indicadores para 2007 en los países mayores de la UE.
Tabla 8. Gasto público municipal en algunos países
% de gasto de los municipios en Gasto local por habitante (en
el total de Gasto Público euros)

Alemania 11,7% 1.498 €


Francia 8,2% 1.211 €
Reino Unido 29,5% (los dos niveles) 3.930€ (los dos niveles)
Suecia 27,1% 4.923 €
Italia 8,8% 1.040 €
España 12,0% 1.000 €
Fuente: Wollman a partir de datos proporcionados por Dexia (2008)

16

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Los ingresos de las administraciones locales


Los sistemas de gobierno local se diferencian en la configuración de sus haciendas y financiación,
sobre todo por razones históricas, en función del origen de los ingresos de los presupuestos locales.
Todos los gobiernos locales suelen poseer impuestos propios (por ejemplo sobre bienes inmuebles),
transferencias de otros niveles de gobierno (central y regional), impuestos compartidos y tasas sobre
servicios públicos locales. Los países se diferencian en función del peso de estos ingresos sobre los
ingresos totales y las características de los recursos más importantes. Por consiguiente, las
haciendas locales se comparan en función de si dominan los tributos propios o las transferencias,
incluyendo la participación en la recaudación de los impuestos nacionales.
En la mayoría de los Estados europeos, por ejemplo, los ingresos fiscales de los gobiernos locales son
parte de la recaudación de los impuestos compartidos, cuya regulación corresponde al poder
central. La participación en impuestos estatales o regionales compartidos por parte de las entidades
locales equivale así, política y económicamente, a la financiación mediante transferencias de los
niveles superiores. La única diferencia es que la parte correspondiente al gobierno local a veces se
calcula sobre las rentas obtenidas en una localidad por el impuesto (por ejemplo, la participación de
los municipios alemanes en el producto del impuesto sobre la renta). En este caso se supone que el
contribuyente se siente satisfecho de saber que una parte de su contribución se utiliza para financiar
los servicios públicos locales, aunque los cargos electos no tienen ningún poder sobre el grado de
presión fiscal y no existe relación alguna entre el nivel de la imposición y el nivel de los servicios
prestados.
Además de esta participación, casi todos los gobiernos locales tienen también una cierta capacidad
fiscal sobre algunos tributos propios y sobre las tasas que cobran por algunos servicios públicos a los
usuarios. Dado que ingresos por la explotación de los servicios públicos dependen mucho del modo
de gestión (directa o mediante concesión a una empresa), la capacidad fiscal mediante impuestos
propios es la variable más importante para determinar la evolución de sus recursos mediante sus
propias decisiones.
El producto de los tributos locales propios es superior a la suma de las participaciones en la
recaudación de impuestos nacionales compartidos y transferencias del nivel central o regional en
ocho países europeos: Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Islandia, Noruega, Suecia y Suiza. En
todos ellos, los ingresos por tributos locales propios representan más de un 40% del total de los
recursos de los presupuestos locales. En todos los demás países, los tributos propios se encuentran
por debajo del 35% del total de los recursos. Globalmente, se ha constatado una erosión continua de
los ingresos por tributos propios en el conjunto de los recursos de los gobiernos locales, en beneficio
de los recursos controlados por el poder central.
Otras fuentes de financiación local, sobre todo para financiar inversiones, son las distintas fórmulas
de colaboración público-privada (Public-Private Partnership- PPP). Bajo formas jurídicas diversas,
muchos países han adoptado una legislación sobre las PPP desde finales de la década de los años
noventa, pero el principio de las PPP es el mismo: la autoridad pública confía a una empresa o a un
consorcio una misión global de concepción, realización, financiación y explotación o mantenimiento
de una obra pública. Las PPP amplían las posibilidades tradicionalmente ofrecidas por las
concesiones, pero la verdadera razón del desarrollo de las PPP es de carácter presupuestario. Estas
fórmulas, sin embargo, plantean algunos problemas, ya que si bien permiten acelerar la financiación
de algunas operaciones, también introducen algunos inconvenientes.

Los recursos humanos de los gobiernos locales


Las capacidades administrativas de los sistemas de gobierno local dependen del personal que
emplean y de los métodos de gestión, que a lo largo de los últimos años han sufrido importantes
transformaciones. Las diferencias en cuanto al personal empleado por los gobiernos locales se
relacionan con las competencias ejercidas. Los países donde los gobiernos locales, y los municipios

17

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

en particular, administran los servicios públicos básicos emplean el mayor número de personal
(Kuhlmann y Bogumil 2007; Marcou y Wollman 2007).

Diferencias y semejanzas en la función pública local


En los países nórdicos, en el Reino Unido y en Suiza, el personal empleado por los gobiernos locales
representa en torno al 80% del conjunto de los empleados públicos (63% solamente en Noruega). Se
trata, en su mayoría, de empleados del sector de la educación y de la sanidad. Los gobiernos locales
de Europa del Este, a pesar de la extensión de sus competencias, emplean un número de personal
menos elevado (en torno al 40%) a excepción de Hungría (69%) y Eslovaquia (90%) (Pollitt y
Bouckaert 2004).
La organización territorial del Estado, es decir su carácter unitario o federal no parece tener un
efecto claro sobre la cantidad de empleados públicos del gobierno local. Así, en los Estados unitarios
encontramos proporcionalmente un mayor número de empleados de los gobiernos locales. Aparte
de los casos precedentes, las situaciones son más bien comparables: 35% en Alemania, 30% en
Francia, 24% en España, 34% en Bélgica, 14% en Italia y 18% en Portugal. La Tabla 9 muestra datos
sobre algunos países y presenta el porcentaje de empleados públicos que trabajan para cada uno de
los dos o tres niveles de la organización del estado y aquellos que trabajan para agencias
independientes en los casos donde la sanidad tiene sus propios empleados.
Tabla 9. Porcentaje de empleo público por niveles de gobierno
Local Regional central Agencias Públicas

Alemania 35 53 12
Francia 30 51 19,0 Hospitales públicos

Reino Unido 56 16,9 26 National Health Service

Suecia 83 17
Italia 13,6 3,8 54,7 20,3 Servizio Sanitario
Nazionale
España 23,6 49,9 22,5
Fuente: Wollman 2009 basado en Dexia (2008)

La naturaleza del empleo público local no sólo está vinculada con el empleo público nacional, sino
con las características específicas del sistema local de gobierno. La estructura y cualificación de los
funcionarios públicos locales dependen en gran medida de las funciones de los gobiernos locales. Las
diferencias entre países se derivan principalmente de factores y trayectorias históricas. Por ejemplo,
los municipios en el Reino Unido han tenido un gran tamaño y una gran densidad de empleados
públicos que reflejaba el dualismo del sistema y el alto grado de self-government de las entidades
locales. En Francia, por su parte, el centralismo napoleónico y la tradición jacobina siguen siendo
influyentes, lo que se refleja en un tamaño más pequeño del empleo público local en comparación
con el empleo público central. En EEUU, Suecia y Canadá, por ejemplo, el empleo del nivel local es
también muy superior al de los otros niveles. En otros países, como Grecia e Irlanda, el reducido
número de empleados de los gobiernos locales es un reflejo de las escasas competencias de que
disponen estos gobiernos.

El régimen de función pública de la administración local


A lo largo de los últimos años, las autoridades locales en muchos países se han visto obligadas a
reducir su personal por razones presupuestarias y por la externalización de numerosas actividades,
respondiendo a las estrategias inspiradas en la "Nueva Gestión Pública". El estatuto del empleado
público es también un elemento importante de la calidad de la función pública local: debe asegurar

18

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

una contratación basada sobre criterios de mérito y debe proteger la neutralidad del servicio
público. Asimismo, también debe permitir la movilidad de los empleados entre los gobiernos locales,
para facilitar que los municipios pequeños y medianos puedan atraer empleados (Marcou y
Wollman 2007).
Según estos autores, dentro del régimen del empleado de los gobiernos locales, como en el régimen
general del empleado público, distinguimos dos tipos de régimen:
 Un régimen de carrera, de derecho público, caracterizado esencialmente por el nombramiento y
la garantía del empleo.
 Un régimen contractual, vinculado al derecho privado, en base a un contrato y sin implicar
garantía de empleo.
En la mayor parte de los casos hay una mayor diversidad y una combinación de regímenes diferentes
de función pública. En algunos casos, los regímenes de derecho público y de carrera no van
necesariamente juntos ya que en los Países Bajos, por ejemplo, prevalece un régimen contractual en
el marco de un estatus de derecho público, mientras que los empleados públicos de los gobiernos
locales de Italia y República Checa tienen acceso a un sistema de carrera gracias a una serie de
acuerdos colectivos. La Tabla 11 resume la situación de los diferentes países en Europa con respecto
al régimen de los empleados públicos.
Tabla 11. Regímenes de la función pública local en Europa

Régimen de carrera de derecho Régimen de carrera de derecho Régimen de contratación de


público o derecho privado para público de aplicación general derecho privado o de derecho
los cargos directivos público
Albania Bélgica Bulgaria
Alemania Chipre Dinamarca
Austria España Ex República yugoslava de
Bosnia-Herzegovina Francia Macedonia
Croacia Grecia Noruega
Estonia Hungría Países Bajos
Finlandia Irlanda Polonia
Italia Letonia Reino Unido
República Checa Lituania Eslovaquia
Serbia Luxemburgo Suecia
Suiza Malta
Montenegro
Portugal
Rumanía
Eslovenia
Fuente: Marcou y Wollman 2007

En todo caso, los regímenes del empleado público local han evolucionado hacia una flexibilización de
las condiciones de empleo y la introducción de incentivos económicos, inspirados en los principios
de la "Nueva Gestión Pública", pero siguen diferenciándose en función de las tradiciones nacionales
específicas. Mientras que algunos países se han orientado más claramente hacia el "régimen
contractual", a veces mucho antes de la difusión de estas doctrinas, otros han mantenido la primacía
del régimen de carrera. No obstante, en numerosos casos hay un tipo "híbrido", que mezcla
elementos de los dos modelos (Véase la Tabla).
La equiparación de los empleados de los gobiernos locales con los del sector privado se ha intentado
conseguir en el Reino Unido, donde no es tradicional la distinción jurídica entre sector público y
sector privado desde el punto de vista del empleo, y en otros países que han introducido un régimen
contractual: Suecia (1974), Dinamarca (1969) e Italia (1993). En la mayoría de los países se ha
introducido parcialmente el régimen de empleo contractual manteniendo al mismo tiempo un

19

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

régimen de carrera para las funciones de dirección. Este tipo de sistemas "mixtos", con un fuerte
componente del régimen de carrera, se encuentra, en particular, en Alemania, Finlandia y Suiza. En
Alemania, éste es el régimen que caracteriza desde hace tiempo a los gobiernos locales. La mayor
parte del personal está empleado bajo el régimen contractual, aunque es necesario precisar que los
dos sistemas han acabado por converger ya que después de quince años bajo contrato, los
empleados pasan a ser funcionarios (Marcou y Wollman 2007).

Reformas en la administración local.


En este apartado se hace referencia a las reformas, algunas de carácter estructural, y otras más bien
transformaciones en los modos de acción, que han tenido que ver con la gobernanza y la búsqueda
de una mayor eficacia y economía en la gestión pública. Estas reformas se han aplicado con
intensidad variable en los diferentes sistemas.

Las reformas de la Nueva Gestión Pública (NGP) en el nivel local


Desde principios de la década de los años ochenta, el proceso de modernización de las
administraciones locales en muchos países anglosajones y del continente europeo se ha inspirado en
los conceptos de la Nueva Gestión Pública (NGP). Más recientemente estos conceptos parecen
haber alcanzado un cierto agotamiento y se ha producido algunas reacciones contra ellos (véase, en
general, Kersting y Vetter: 2003; Pollitt y Bouckaert: 2004; Wollmann y Thurmaier 2012).
La idea central de la NGP se fundaba en la superación de la rigidez e ineficacia atribuida a la
Administración pública mediante el slogan (“dejar que los gestores gestionen”) y la sustitución del
control jerárquico por una gestión basada en indicadores y el rendimiento organizativo. En el Reino
Unido, a partir de 1979, las reformas impusieron a las autoridades locales que en su organización
separaran las funciones de comprador y proveedor, y abriesen sus servicios a la competencia de
proveedores externos. Estos principios se revisaron parcialmente a partir del año 2000 con el nuevo
programa conocido como “mejor valor” (best value), haciendo mayor hincapié en las prestaciones
que en los costes. La separación de las funciones de comprador y proveedor se introdujo también en
el gobierno local sueco. En Alemania, esta evolución quedó manifiesta con el “nuevo modelo de
dirección” (Neues Steuerungsmodell), que ponía en entredicho la primacía tradicional de la legalidad
y el control jerárquico. En Francia, las elecciones de 1983 permitieron la elección de alcaldes que
introdujeron una nueva concepción en la gestión municipal, asimilando el municipio a la empresa.
Las elecciones municipales siguientes se caracterizaron por la pérdida de atracción de ese modelo,
pero no por las técnicas modernas de gestión.
En los países de Europa central y oriental, la creación de las nuevas estructuras administrativas
siguió en primer lugar el modelo tradicional, mientras que el modelo de gestión moderno fue
penetrando más lentamente. En el debate sobre la modernización del sector público, se
promovieron las privatizaciones y la filosofía del mercado. Por un lado, se defendió la privatización
como un medio para reducir el peso de las funciones centrales del Estado de bienestar permitiendo
que las fuerzas del mercado tomaran el relevo. Desde la década de los años ochenta, la idea del
"Estado modesto" (lean state, schlanker Staat) se difundió, tanto a nivel nacional como
internacional.
Por otro lado, se impulsó el mercado para el suministro de los servicios con la idea de que las
autoridades públicas se limitaran a una función capacitadora (enabling function), mientras que la
ejecución de estas funciones sería confiada por contrato a empresas privadas sobre una base
competitiva. Estas doctrinas han tenido mayor impacto en el Reino Unido y en Suecia, ya que el
monopolio del sector público estaba más extendido en estos países. Sin embargo en Suecia, sólo se
externalizó el 15% de los servicios municipales aproximadamente. En Alemania, tradicionalmente la
mayoría de los servicios sociales están garantizados por organismos privados sin ánimo de lucro

20

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

(freie Wohlfahrtsverbände), y los gobiernos locales se concentran en las funciones de organización y


control.
En general, las repercusiones de la NGP en el gobierno local han sido bastante limitadas, y sólo han
conducido a una diversificación de los "proveedores". En países como Francia o España, donde
desde hacía tiempo era habitual delegar al sector privado la explotación de los servicios públicos
locales, este discurso resultó poco pertinente, aunque más recientemente se crearon nuevos
instrumentos para facilitar la participación del sector privado en los servicios públicos. No obstante,
el imperativo de mejora de resultados ha ido avanzando, tanto a través de las intervenciones del
Estado como por las iniciativas de los mismos gobiernos locales (Marcou y Wollman 2007, Wollmann
y Thurmaier 2012).

Otras reformas estructurales locales


Una de las reformas estructurales más frecuentes en los gobiernos locales europeos han sido el
aumento o la reducción de la escala de gobierno. En algunos casos, la fusión de municipios
pequeños, o la descentralización o desconcentración en entidades inframunicipales se ha
considerado que da lugar a una gobernanza más eficiente bien en términos de capacidad decisoria
del sistema o de eficacia de los ciudadanos. Como han señalado Schaap et al (2010), las unidades
más grandes se adaptan mejor a la escala y la complejidad de los actuales problemas sociales.
Asimismo, la ampliación de la escala de los gobiernos llevaría a producir economías de escala. Se ha
citado ya como ejemplo la reforma en Dinamarca, que fusionó 271 municipios en unidades más
grandes creando 98 nuevos municipios, aboliendo los condados y creando cinco grandes regiones.
Con esta reforma, Dinamarca ha mostrado una notable capacidad para implementar programas
integrales e innovaciones administrativas estructurales. En otros casos también ha habido reformas
de este tipo, pero los resultados no han sido siempre los esperados en términos de capacidad del
sistema y de eficacia ciudadana.
Otras reformas estructurales más dirigidas a aumentar la eficacia ciudadana han sido, por ejemplo,
la introducción del alcalde elegido por sufragio directo en Londres, que acompañaba a la creación de
la Great London Authority, y trataba de conseguir una mayor legitimidad democrática del gobierno
regional y de las políticas regionales.
Por otro lado, una mayor capacidad del sistema también puede obtenerse mediante la reducción de
la escala. De acuerdo con el argumento de una gestión eficaz, las unidades de gobierno más
pequeñas son a la vez más eficaces y más eficientes, ya que se ajustan mejor a las necesidades
locales y permiten considerar mejor el contexto local haciendo frente a los problemas de manera
más adecuada. La desconcentración administrativa y la descentralización política son las principales
formas de reducción de escala.
Mucho más frecuente es, sin embargo, el uso de la reducción de la escala de gobierno para
aumentar la eficacia de los ciudadanos. Se cree que la reducción de escala aproxima el gobierno y la
formulación de políticas a los ciudadanos y, por tanto, hace que sean más reconocibles y más
accesibles. Además, los ciudadanos estarían más inclinados a participar en los procesos de
formulación de políticas en los niveles administrativos inferiores. La eficacia de los ciudadanos en
consecuencia aumentaría. Esto hace que la reducción de escala sea una típica estrategia de reforma
en varios países. Uno de los principales ejemplos es el establecimiento de varias entidades
desconcentradas del ejecutivo local en el nivel inframunicipal, por ejemplo en los diferentes distritos
de las grandes ciudades. Casos interesantes se pueden encontrar en Italia (Bolonia), el Reino Unido
(Birmingham), Eslovaquia y, en varios países escandinavos.

21

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

La configuración y el funcionamiento democrático de los sistemas


político-administrativos locales
En casi todos los países, los gobiernos municipales son elegidos por sufragio universal directo, libre y
secreto. La situación es más diversa en los gobiernos locales de nivel intermedio. En algunos casos,
se ha optado por el sufragio indirecto para mantener los lazos entre las funciones del nivel
intermedio y las competencias municipales, evitando así el surgimiento de legitimidades
contrapuestas, y para proteger la autonomía de los municipios (por ejemplo: las diputaciones
provinciales en España, las autoridades regionales en Irlanda, los consejos regionales en Finlandia).
En España se considera que las diputaciones provinciales forman parte del nivel local y están al
servicio de los municipios. En Noruega y en Hungría, por el contrario, se ha renunciado al sufragio
indirecto para los consejos de departamento.

Los modelos de organización de la representación política


Por lo que respecta a la legitimidad democrática, la evolución reciente más significativa es la
tendencia creciente a la elección directa de los alcaldes observada, por ejemplo, en Alemania, Italia y
el Reino Unido (Wollmann 2009; Schaap et al. 2009a; 2009b). Asimismo, cabe destacar la
parlamentarización de las asambleas locales. En este apartado se hace referencia a las cambiantes
relaciones entre los ejecutivos y las asambleas locales y sus consecuencias sobre la democracia y los
ciudadanos.

Ejecutivos y liderazgo político y formas de elección del alcalde.


Como han señalado Velasco et al. (2010), los gobiernos municipales se estructuran habitualmente
como mínimo en dos órganos: el alcalde y el Pleno o consejo. Ésta es la forma de gobierno de los
entes locales británicos, que cuentan con dos órganos: council y mayor, cuya constitución es
necesaria de acuerdo con la legislación nacional. Lo mismo sucede en la mayoría de los municipios
en Alemania que cuentan con dos órganos de gobierno, un Gemeinderat, de tipo asambleario, y un
Bürgermeister, unipersonal y con funciones de dirección. No obstante, en el Land de Hessen, el
órgano ejecutivo es colegiado, denominado Magistrat, debido a la influencia del régimen local
prusiano. En cualquier caso, el sistema de gobierno municipal se regula detalladamente por las
legislaciones regionales, de modo que el margen para la autoorganización municipal es muy
limitado. En Italia y en algunos Länder de Alemania existe una distribución del poder municipal a tres
bandas entre tres órganos legalmente reconocidos: el Pleno, el alcalde y la Junta de Gobierno. Esta
misma fórmula se ha aplicado en la nueva organización introducida en España de forma obligatoria
por la Ley 57/2003 para los municipios con más de 5.000 habitantes.
En Estados Unidos, se ha distinguido entre dos modelos de gobierno local: el “alcalde fuerte”
(strong-mayor) y el “manager” (council-manager). En el primer caso, el alcalde es el ejecutivo
municipal, a la vez que “jefe” de la administración municipal; en el otro modelo, en cambio, el
alcalde constituye la figura política, y la administración está dirigida por un gerente profesional.
Mientras en Estados Unidos los municipios tienen cierta independencia para elegir el modelo de
gobierno local, en la mayor parte de los países, la distribución de competencias y funciones entre
ejecutivo, pleno y administraciones municipales están fijadas por las normas constitucionales y otras
derivadas de ella. Por ello, se han ido generando otras clasificaciones para dar cuenta de otras
realidades (Rouquaud 2010).
Para entender los tipos de ejecutivos existentes y las relaciones entre la política y la administración
local, Mouritzen y Svara (2002) han distinguido cuatro tipos de gobierno local:
 Modelo de alcalde fuerte (strong mayor) basado en un ejecutivo electo como figura central del
gobierno que gobierna la dimensión política y administrativa del municipio;

22

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

 Modelo de “líder de comisión” (committee-leader), basado en un poder ejecutivo compartido


entre el alcalde y los miembros de diversas comisiones sectoriales conformadas por concejales
que tienen el poder decisorio;
 Modelo “colectivo” de gobierno local (collective form), en la que el ejecutivo está conformado
por un pleno municipal integrado por concejales; y
 Modelo de “gerente” (council-manager), donde el pleno municipal es encabezado por un alcalde
sin funciones ejecutivas, pues éstas son desarrolladas por el gerente ejecutivo (el “city-
manager”).
Estos tipos de ejecutivo local propuestos por Mouritzen y Svara (2002) se han puesto en relación con
las tipologías clásicas aludidas en el primer apartado, basadas en la dimensión vertical de las
relaciones intergubernamentales, como la ya mencionada de Hesse y Sharpe (1991), basada en las
relaciones entre el gobierno central y el local. Combinando estas dos tipologías, y con el objeto de
comprender mejor los estilos de liderazgo en los gobiernos locales, Heinelt y Hlepas (2006: 33-34)
han propuesto una tipología llamada “POLLEADER” que diferencia cuatro tipos de líderes locales:
 Alcalde político (political mayor): los alcaldes son representantes políticos de su comunidad, y
cuentan también con cierta responsabilidad sobre la administración municipal. Se incluyen en
este tipo los países del Sur de Europa: Grecia, Francia, Portugal y España.
 Alcalde ceremonial (ceremonial mayor): en este caso, los alcaldes ejercitan una función
principalmente ceremonial, dado que no hay líder local elegido como cabeza del municipio y la
administración municipal es dirigida por un gerente profesional. Es un modelo que,
básicamente, se da en Irlanda.
 Líder colegiado (collegial mayor): este tipo requiere la cooperación colegiada de otros actores o
cuerpos poderosos. Si bien existen algunas variaciones entre los países, en general no son
elegidos directamente y ofrece diferentes opciones para la conformación de los plenos. Con las
diferencias de cada caso, incluye países del Norte de Europa: Inglaterra, Dinamarca, Suecia,
Alemania, Bélgica o República Checa.
 Alcalde ejecutivo (executive mayor): el alcalde es formalmente la cabeza de la administración
municipal, posee una amplia responsabilidad en la provisión de servicios y también es
responsable de su administración. El alcalde es elegido de forma directa en países del centro de
Europa como Hungría, Polonia, Alemania, y Austria.

Por lo que respecta a la elección directa del alcalde, en la mayoría de los casos se plantea el
fortalecimiento del liderazgo político de los gobiernos locales y, sobre todo, del nivel municipal. Por
supuesto esta cuestión no se ha planteado en aquellos países, como Francia o los Länder del sur en
Alemania, donde existe desde hace tiempo la tradición de un alcalde fuerte. Este sistema influyó
directamente en los nuevos Länder surgidos tras la Reunificación, que debieron aprobar sus propias
leyes de régimen local durante la década de los 90. Desde el Este, el modelo se fue extendiendo por
el resto de Länder al considerarlo una manera de reforzar la democracia en el ámbito local.
En muchos países de Europa occidental no existía hasta la fecha ningún órgano ejecutivo distinto del
pleno. En Europa del Este, la aspiración a la democracia impuso la elección directa del alcalde en la
mayoría de los países. En la mayoría de los casos, la elección directa del alcalde se considera la
fórmula que mejor garantiza la responsabilidad política, en la medida en que el mandato del alcalde
es renovable. Pero en los Países Bajos, y probablemente en el Reino Unido, se busca este mismo
liderazgo político a través del fortalecimiento del papel político del consejo (Marcou y Wollman
2007). En España también se ha debatido recientemente esa posible reforma, que luego se ha
abandonado. Este modelo significa el reconocimiento por los niveles superiores de gobierno de la
verdadera naturaleza política de los entes locales. El alcalde ve reforzados su liderazgo y su
capacidad de dirección de la política local, estableciendo una conexión más directa con la
ciudadanía. El Reino Unido fue el último país en asumir la elección directa del alcalde, aunque

23

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

limitada a Inglaterra y Gales. Escocia e Irlanda del Norte mantienen un sistema de elección del
alcalde por y de entre los miembros del pleno.

El pleno y sus relaciones con el ejecutivo


En muchos sistemas, el pleno se configura como el órgano de control y regulación compuesto por el
alcalde y los concejales. Sin embargo, en algunos modelos, el alcalde deja de ser el presidente del
pleno –en Italia, sólo en los municipios con más de 15.000 habitantes–. Además, en Italia se exige
que la presidencia de las comisiones recaiga sobre un miembro de la oposición municipal. De este
modo se produce una cierta separación entre el ejecutivo municipal y su órgano de control. En
cuanto a las relaciones entre el alcalde y el Pleno, hay que destacar que tanto en Italia como en
Alemania (por regla general), el Pleno puede presentar una moción de censura al alcalde. De modo
que sólo la primera elección, pero no la permanencia del alcalde, depende de la voluntad popular.
En el mismo sentido, es llamativo que en Italia el alcalde pueda provocar la disolución del Pleno
mediante la presentación de su dimisión. No se produce, por tanto, una disociación real entre la
legitimidad del Pleno y del alcalde, en cuanto que ambos pueden influir recíprocamente en su propia
existencia.
Por lo que se refiere a los plenos locales, por tanto, parece producirse una cierta
"parlamentarización", caracterizada por el refuerzo de los derechos de los concejales y la posibilidad
de cuestionar la responsabilidad política del ejecutivo. Esta evolución se observa especialmente en
España, y se acompaña de la transferencia de funciones del consejo al alcalde, en aras de reforzar la
capacidad de acción del ejecutivo, en particular en las ciudades más importantes (leyes de 1999 y de
2003). La posibilidad de cuestionar la responsabilidad del alcalde puede ir, en algunos países, hasta
un procedimiento de revocatoria por parte de los ciudadanos (en la mayoría de los Länder alemanes
y en algunos países de Europa central, como Polonia, donde ya se han dado varios casos). De manera
más general, se observa la oficialización de los grupos políticos en las asambleas locales de los
gobiernos locales de mayor tamaño, y, en algunos casos, como en Francia, la ley les reconoce
algunos derechos. Esta tendencia corresponde asimismo a una determinada oficialización del papel
de los partidos políticos en el funcionamiento de las instituciones locales.
Heinelt y Hlepas (2006: 30) también han propuesto una tipología para entender los tipos y el papel
de las asambleas o los plenos municipales combinando la tipología que distingue entre tipos
monista-dualista de Wollman (2008) y la tipología de Bäck (2005) que distinguía entre forma
mayoritaria frente a formas consociacionales de adopción de decisiones en los sistemas
democráticos locales. Combinando estas dos tipologías surgen cuatro modelos de gobierno
democrático del pleno y su relación con el ejecutivo:
a) Gobierno del pleno (Assembly Government): el poder ejecutivo está en manos de una junta
formada proporcionalmente, combinando monismo con consociacionalismo;
b) Parlamentarismo: (parliamentarism): un ejecutivo colectivo designado por el consejo sin usar
técnicas proporcionales, pero con alguna variación del principio de la mayoría; combina monismo
con mayoría.
c) Presidencialismo (presidentialism): el alcalde elegido separadamente se apoya en su propio
consejo de gobierno y con independencia de la composición de partidos del pleno. En este modelo
se combina la forma dualista y el principio de la mayoría; y
d) Semipresidencialismo (Semipresidentialism): el alcalde está rodeado por un ejecutivo colectivo
apoyado por el pleno. Combina dualismo con consociacionalismo mayoría, dependiendo de cuánto
apoye el pleno al ejecutivo colectivo.

24

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Participación ciudadana
También en términos de legitimidad democrática de los gobiernos locales cabe referirse a la
participación ciudadana, tanto en los procesos electorales locales como a través de otros
mecanismos. A pesar de las distintas reformas, se ha observado la reducción de la participación en
las elecciones locales, o su estabilización en un nivel relativamente bajo de participación. Podría
decirse, sin embargo, que esta constatación es signo de cierta desafección hacia la política, más que
hacia los gobiernos locales propiamente dichos. En los países de Europa del Este, en las elecciones
locales se da un nivel de participación bastante más bajo que en las elecciones nacionales, lo cual se
traduce en el sentimiento difuso de que los gobiernos locales tienen pocas responsabilidades.
Cuatro países escapan a esta tendencia: Hungría, Irlanda, Reino Unido (a partir de una tasa de
participación muy baja) y Suiza, mientras que en España la evolución es incierta.
Esta evolución de la participación electoral ha ido paralela a un notable desarrollo de las formas de
participación institucional de los ciudadanos en las decisiones de los gobiernos locales. La forma más
visible de participación ciudadana es el referéndum, en particular bajo la forma de referéndum de
iniciativa popular, previsto en algunos países por la ley. Su utilización parece sin embargo más bien
excepcional, excepto en los países donde es una institución tradicional, como Suiza y Alemania (en
menor grado). A la vez, debemos destacar la importancia creciente de las ya mencionadas entidades
inframunicipales, que permiten garantizar la representación y participación de los ciudadanos en el
nivel más cercano a su residencia. Estas entidades existen principalmente en los países que tienen
municipios de gran tamaño. En varios países se han establecido consejos de barrio en
representación de los habitantes. Por ejemplo, son obligatorios en Francia en las ciudades de más de
80.000 habitantes y facultativos en las ciudades menos importantes. En Italia los consejos de barrio
conocieron una cierta popularidad en la década de los años setenta, pero entraron en declive
posteriormente. En temas sectoriales se han detectado ciertos progresos en la participación
ciudadana, por ejemplo: en cuestiones de urbanismo, de protección del medio ambiente y de
calidad de vida.

Tendencias y reformas en las democracias locales


Se podrían resumir algunas de las reformas y tendencias que afectan a los sistemas de gobierno local
en su vertiente democrática en los tres siguientes puntos.

El incremento de la participación ciudadana en la adopción de decisiones


Como han señalado Schaap et al (2010), en la mayoría de los países se ha producido un impulso o
tendencia a involucrar a los ciudadanos en la adopción de decisiones. Para ello se ha desarrollado
una creciente variedad de instrumentos como los jurados de ciudadanos, los paneles ciudadanos, los
presupuestos de distrito y así sucesivamente (ver Colino y Del Pino 2008). La participación ciudadana
se ha utilizado tradicionalmente en la planificación urbana y regional y cada vez se utiliza más en las
políticas sociales y de seguridad. En este sentido, pueden encontrarse grandes diferencias entre las
democracias locales de los distintos países. Hay una tradición de por lo menos veinte años con la
participación ciudadana en la Europa occidental y nórdica. En el sur de Europa, como España,
Portugal, Francia e Italia, los gobiernos reconocen la urgencia de un enfoque más democrático,
además de la democracia representativa. Sin embargo, la participación ciudadana aún no ha sido
aplicada de manera sistemática y está en muchos casos fase experimental.

El uso creciente de los referendos locales


Los referendos constituyen un instrumento basado en la democracia directa y aplicado en muchos
países. Tiene como objetivo básico la obtención de legitimidad para una decisión concreta o una
política pública prevista. La experiencia de los referendos en Europa es diversa. Suiza y, en menor
medida, Austria tienen una larga tradición y variedad de referendos. En otros países, como Holanda,

25

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

los referendos son utilizados de forma selectiva. Los holandeses los han utilizado más a nivel local
que a nivel nacional. En Alemania, se observa un aumento significativo en el uso de referendos
desde la década de los años noventa tanto en el nivel de los Länder como en el nivel local (Schaap et
al. 2010).

La relaciones intergubernamentales entre el nivel local y otros


La interacción entre las autoridades locales y centrales (estatales y regionales) se rigen por una serie
de principios, la mayoría de los cuales están establecidos en las leyes nacionales o en la propia carta
Carta Europea de Autonomía Local, y que regulan el modo de distribución de las competencias
separadas y compartidas y los mecanismos para facilitar la interacción o la supervisión del nivel local
por los niveles superiores en su caso. Asimismo, en todos los países se desarrollan mecanismos de
comunicación y negociación informal que habitualmente sirven a la coordinación de las políticas
compartidas entre los niveles de gobierno.

Los principios típicos que regulan la interacción entre niveles


La relación entre niveles y la asignación de responsabilidades en la mayoría de los países se suelen
basar en los principios siguientes: autonomía, legalidad, la cláusula de competencia general,
subsidiariedad y la delegación de competencias (Council of Europe 2007a). Un segundo grupo de
principios, que podrían llamarse instrumentales, son los que regulan las relaciones adecuadas y el
respeto de cada esfera de nivel, una vez que los poderes y las responsabilidades se han distribuido.
Estos son los principios de colaboración, información, consulta, suficiencia financiera, supervisión,
etc. Mientras que los primeros principios establecen la posición de cada autoridad y su esfera de
responsabilidades, los segundos regulan las interacciones entre ellos.
 El principio de autogobierno o de autonomía local, como se le llama en varios Estados,
constituye la base de la dimensión política de las autoridades locales. El principio de autonomía
local diferencia a una autoridad local como ente territorial elegido con competencias propias de
una simple unidad administrativa. Sin embargo, un autogobierno efectivo depende de la
atribución de una esfera de responsabilidades con el apoyo financiero suficiente y que no esté
limitado por los mecanismos superiores de tutela.
 El principio de cooperación entre las autoridades centrales y locales está presente en las
disposiciones constitucionales o legales de muchos Estados (por ejemplo, Finlandia, Lituania,
Portugal, España). Produce un mandato general de comprensión mutua y de apoyo en beneficio
de los ciudadanos. Implica el respeto por el ejercicio legítimo por otras autoridades de sus
responsabilidades, teniendo en cuenta toda la gama de los intereses públicos en el ejercicio de
competencias propias y, especialmente, los correspondientes a otras autoridades públicas, así
como la necesidad de facilitar el acceso de otras autoridades a la información relevante para el
desarrollo de sus responsabilidades.
 El principio de información y consulta mutua (presente en Lituania, Noruega, Eslovaquia, España,
Suiza) subyace en la mayoría de las buenas prácticas identificadas en las interacciones entre las
autoridades locales y centrales. Supone que las autoridades locales deben ser informadas y
consultadas en el proceso de decisión de políticas centrales y regionales, lo que favorece la
adecuada implantación local de esas políticas.

La tutela y supervisión del nivel local


Por lo que respecta a la capacidad de supervisión de los poderes del gobierno local o la tutela de la
actuación local por parte del nivel central o regional, ésta suele limitarse al control de la legalidad
"ex post". La mayoría de los países tiene la posibilidad de una jurisdicción administrativa o judicial
para controlar la legalidad de las decisiones de las autoridades locales (España, Portugal). En
Dinamarca, la supervisión legal se asigna a los órganos regionales del Estado, que suelen ofrecer

26

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

asesoría legal a los municipios e incluso pueden sancionar sus incumplimientos de la ley, a pesar de
que rara vez lo hacen. Las sanciones que pueden imponerse son la anulación, suspensión, multas por
omisión y la acción por daños y perjuicios (Council of Europe 2007a).
En los Estados federales, son normalmente las entidades federadas o las comunidades autónomas
las que realizan los controles de legalidad o la supervisión de ciertas decisiones. En estos países
también existe una tendencia general a limitar la supervisión a un control de legalidad, al menos en
relación a las competencias propias, y a atribuir este control a los tribunales. Esta evolución es
favorable a la autonomía local, pero se puede constatar que, en la mayoría de los Estados, la
autoridad administrativa dispone del poder de censurar los actos controvertidos e inclusive de
suspenderlos al presentarlos ante los tribunales; y sólo después el gobierno local puede acudir al
juez para apelar ese acto de control. Son pocos los países que reducen el poder de control: Francia,
España, o Hungría, donde las resoluciones del gobierno local siguen aplicándose hasta la decisión del
juez (Marcou y Wollman 2007).

Mecanismos y prácticas de interacción


Por lo que respecta a los mecanismos y prácticas de interacción o relaciones interadministrativas
más frecuentes entre el nivel local y otros, cabe destacar tres mecanismos básicos:
 Las estructuras y los mecanismos bilaterales de consulta: Casi todos los países practican la
consulta como modo más frecuente de interacción. En los casos de reforma del régimen local, la
consulta suele ser obligatoria y suele hacerse con las Asociaciones de Autoridades Locales. La
interlocución suele llevarse a cabo entre estas Asociaciones de Municipios y los altos
funcionarios del poder central.
 La información y el asesoramiento a las autoridades locales: las autoridades centrales también
pueden desempeñar un papel importante en el asesoramiento a las autoridades locales. Por lo
general, las relaciones de información son más informales y tienden a tener como interlocutores
a los altos funcionarios del poder central y de los distintos municipios, en lugar de contactos
institucionalizados a nivel político. En los Estados compuestos o descentralizados, los gobiernos
autonómicos son a menudo los responsables de este tipo de interlocución, ya que la proximidad
es muy importante para el éxito de esta tarea. En algunos casos, la orientación y la información
se complementa también con formación o capacitación de los empleados públicos locales, en un
intento de ayudar a los municipios a mejorar su rendimiento.
 Las interacciones para garantizar la suficiencia financiera y la definición negociada de los
ingresos locales: otra forma de interacción tiene que ver con la definición de los mecanismos de
apoyo financiero para que las autoridades locales dispongan de recursos suficientes para ejercer
las tareas bajo su responsabilidad. En muchos casos -sobre todo en los Estados nórdicos- existen
mecanismos para negociar los presupuestos locales con el poder central. Estos procedimientos
también se ocupan a menudo de la definición de los tributos locales, los límites o porcentajes de
gasto o la formulación de otros acuerdos para garantizar la suficiencia financiera y una adecuada
coordinación de los presupuestos. Estas interacciones se suelen llevar a cabo a nivel político,
habitualmente con los ministros o los altos funcionarios y tienen a las asociaciones de
municipios como interlocutores locales.

El papel de las asociaciones de municipios y provincias


En la mayoría de los países, al menos en Europa, pero también en EEUU, las asociaciones de
municipios se constituyen en el principal interlocutor en la mayoría de las interacciones que se dan
entre los niveles central y local. Esto se produce especialmente cuando se trata de cuestiones como
las reformas legislativas y las negociaciones presupuestarias. En muchos Estados, las leyes de
régimen local y aquellas que afectan a la financiación local se someten a consulta previa preceptiva
con los órganos de representación municipal.

27

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Estos órganos y las asociaciones permiten unificar la posición de los municipios y representan los
intereses de las autoridades locales. La existencia de estructuras representativas de los municipios
(es decir, las asociaciones) conviene también a las propias autoridades centrales, ya que mediante
ellas puede llevar a cabo consultas y negociaciones de una manera más ordenada, y pueden confiar
en que los compromisos alcanzados pueden ser asumidos por un número significativo de
autoridades locales. Las asociaciones permiten, especialmente a las municipalidades más pequeñas,
participar en el proceso de toma de decisiones e influir así de algún modo en el resultado final, lo
que no sería posible sin la asociaciones (Council of Europe 2007a).
Las asociaciones de gobiernos locales ocupan un lugar muy destacado en Europa, aunque su
relevancia difiere de un país a otro. Una de las dimensiones de la construcción de la autonomía local
en Europa central y oriental consistió precisamente en la creación de asociaciones de gobiernos
locales capaces de representar los intereses colectivos de los gobiernos locales ante el poder central.
El papel de estas asociaciones en los países europeos puede abordarse de dos maneras: por su
estatuto y por sus funciones. Desde el punto de vista de su estatuto, en todos los casos son
asociaciones de derecho privado, que tienen un nivel de oficialización más o menos reconocido. En
la mayoría de los países, existe una única organización representativa de los municipios, o
respectivamente de los gobiernos locales de nivel intermedio (Bélgica, Dinamarca, España, Italia,
Países Bajos, Suecia –una única asociación representa desde 2005 los municipios y los consejos de
condado). En Alemania y Austria, existe una marcada diferenciación entre las ciudades y los
municipios que queda reflejada en dos asociaciones diferentes, a las cuales se añaden la asociación
representativa de los distritos (Landkreise). En cambio, Austria es el único país donde el papel de las
asociaciones queda enmarcado en la constitución. En efecto, según el artículo 115.3, la Federación
Austriaca de Municipios y la Federación Austriaca de Ciudades deben representar los intereses de
los municipios. Algunas otras constituciones reconocen el derecho de asociación de los municipios
para representar sus intereses (Bulgaria, Estonia y Hungría). Por último, varios países han
experimentado cierta multiplicación de las asociaciones, en función de las categorías de gobiernos
locales o de consideraciones partidistas (Francia y Hungría) Marcou y Wollman (2007)

28

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Referencias
Bäck, Henry (2005) “The institutional setting of local political leadership and community
involvement”, en Haus, Michael y Stewart, Murray (eds.) Urban Governance and Democracy.
London, 65-101.
Bobbio, Luigi (2004) I governi locali nelle democrazie contemporanee, Roma/Bari: Laterza.
CEMR- Dexia (2009) EU sub-national governments: 2008 key figures. Paris.
Colino, C. y E. del Pino (2008) “Democracia participativa en el nivel local: debates y experiencias en
Europa” Revista Catalana de Dret Públic, 37, 165-201.
Council of Europe (2007a) The relationship between central and local authorities, Report of the
European Committee on Local and Regional Democracy (CDLR), Prepared with the
collaboration of Alba Nogueira López.
Council of Europe (2007b) Local authority competences in Europe, Study of the European Committee
on Local and Regional Democracy (CDLR), Prepared with the collaboration of Gérard Marcou.
Daemen, H.H.F.M., y Schaap, L. (2011) “Puzzles of local democracy”, en L. Schaap & H.H.F.M.
Daemen (Eds.), Renewal in European local democracies. Wiesbaden: VS Verlag.
Denters, B. y Rose, L. (eds.) (2005) Comparing Local Governance- Trends and developments,
Houndmills Basingstoke, Palgrave Macmillan.
Dexia 2006. Les Fonctions Publiques Locales dans les 25 pays de l'Union européenne. Local
governement employment in the 25 countries of the European Union, CNPFT Paris.
Dexia (2008) Subnational Governments in the European Union, Paris
Dexia (2008) Finances publiques territoriales dans l’Union européenne, Direction des Études de Dexia
Crédit Local
Hendriks, Frank; John Loughlin y Anders Lidström (2010) “European subnational democracy:
comparative reflections and conclusions”, en Loughlin, J., F. Hendriks & A. Lidström (eds) The
Oxford Handbook of Local and Regional Democracy in Europe, Oxford: Oxford University
Press, 715-742.
Hesse, J. J. and Sharpe, L. J. (1991) “Local government in international perspective: some
comparative observations”, en J. J. Hesse ed. Local Government and Urban Affairs in
International Perspective, Baden-Baden: Nomos Verlagsgesellschaft.
Heinelt, Hubert y Hlepas, Nikolaos-K., (2006) “Typologies of Local Government Systems”, en Bäck,
Henry; Heinelt, Hubert y Magnier, Annick (eds.), The European Mayor. Political Leaders in the
Changing Context of Local Democracy. Wiesbaden, 21-42.
Hoffman-Martinot, V. y J. Sellers (2007) “Metropolitan governance”, en First UCLG Global Report on
Decentralization and Local Democracy in the World, Research Network on Local Government
in Europe (GRALE), 254-279.
John, Peter (2001) Local Governance in Western Europe. London: Sage.
Kuhlmann, Sabine, (2006) “Local Authorities between the State and the Market: An International
Comparison of Local Government Systems and Reforms”, German Journal of Urban Studies,
vol. 45 (II)
Kuhlmann, Sabine y Jörg Bogumil (2007) “Public Service Systems at Subnational and Local Levels of
Government: a British-German-French Comparison”, en Jos C.N. Raadschelders, Theo A.J.
Toonen y Frits M. Van der Meer (eds.) The Civil Service in the 21st Century. Comparative
Perspectives, Basingstoke: Palgrave Macmillan, 137-51.
Le Galés, Patrick (2002) European Cities. Social Conflicts and Governance, Oxford: Oxford University
Press.
Lidstrom, A. (1999) “The comparative study of local government: a research agenda”, Journal of
Comparative Policy Analysis, 1: 95–115.
Löffler, Elke, Salvador Parrado, Tony Bovaird y Gregg Van Ryzin (2008) “If you want to go fast, walk
alone. If you want to go far, walk together”: citizens and the co-production of public
services, Paris: Ministry of Budget, Public Finance and Public Services.

29

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Loughlin, John (2007) “Reconfiguring the State: Trends in Territorial Governance in European
States”, Regional & Federal Studies, 17: 4, 385-403.
Loughlin, John, Frank Hendriks y Ander Lidström (eds) (2010) The Oxford Handbook of Local and
Regional Democracy in Europe, Oxford: Oxford University Press.
Marcou, G. y H. Wollman (2007) “Europe”, en First UCLG Global Report on Decentralization and Local
Democracy in the World, Research Network on Local Government in Europe (GRALE), 128-
163.
Mouritzen, P.E. y Svara, J. (2002) Leadership at the Apex: Politicians and administrators in Western
local governments, Pittsburgh.
Norton, A. (1994). International Handbook of Local and Regional Government. Aldershot: Edward
Elgar.
Page, E. (1991). Localism and Centralism in Europe. Oxford: Oxford University Press.
Page, E. y M. Goldsmith (eds). (1987) Central and Local Relations, London: Sage.
Pollitt, Christopher (2005) “Decentralization”, en Ferlie, Ewan; Lynn, Laurence E. Pollitt, Christopher
(ed.) The Oxford handbook of Public Management. Oxford: Oxford University Press, 371-397.
Pollitt, C. y G. Bouckaert (2004) Public Management Reform. A Comparative Analysis, Oxford: oxford
University Press.
Reiter, Renate; Falk Ebinger, Stephan Grohs (2009) “The Performance of Decentralization Policies
Compared. An assessment of national decentralization policies and their impact on local
government performance in Germany, France and England”, Paper presentado en la 5th
ECPR General Conference, Potsdam, 10 - 12 Septiembre.
Rouquaud, Inés (2010) “Estilos de liderazgo y gestión a nivel Local. Análisis comparativo de los casos
de España y Argentina”, Centro de Estudios Andaluces, P2010/01.
Schaap, L., Daemen, H.H.F.M., y Ringeling, A.B. (2009a). “Mayors in seven European countries. Part I:
Selection and statutory position”, Local Government Studies, 35(1), 95-107.
Schaap, L., Daemen, H.H.F.M., y Ringeling, A.B. (2009b). “Mayors in seven European countries, Part
II: Performance and analysis”, Local Government Studies, 35(2), 235-251.
Schaap, L., Geurtz, J.C.H.C., Graaf, L.J. de, y Karsten, N. (2010) ”Innovations in sub-national
government in Europe (Innovaciones en los gobiernos subnacionales europeos)”, Politica y
Sociedad, 47(3), 145-163.
Steyvers, K.; H. Reynaert, J.B. Pilet, y P. Delwit (Eds.) (2009) Local political leadership in Europe: Town
chief, city boss or loco president?, Brujas: Vanden Broele/Nomos.
Stoker, G. (2006). “Comparative Local Governance”, en R. Rhodes, S. Binder and B. Rockman (eds),
The Oxford Handbook of Political Institutions. Oxford: Oxford University Press, 495–513.
United Cities and Local Governments (2009) The Impact of the Global Crisis on Local Governments,
Barcelona, www.cities-localgovernments.org
United Cities and Local Governments (2010) Local Government Finance: The Challenges of the 21st
Century. Second Global Report on Decentralization and Local Democracy, Barcelona: Gold
2010.
Utrilla de la Hoz, Alfonso (2008) “Deuda, estabilidad presupuestaria y entidades locales”, Papeles de
Economía Española, N.° 115,
Vetter, A. and Kersting, N. (2003) “Reforming local government- Heading for efficiency and
democracy”, en N. Kersting, and A. Vetter (eds.): Reforming Local Government in Europe -
Closing the Gap between Democracy and Efficiency, Opladen, Leske + Budrich: 333-349.
Vetter, Angelika y Gábor Soós (2008) “Kommunen in der EU”, en Oscar W. Gabriel y Sabine Kropp.
Ed. Die EU-Staaten im Vergleich. Strukturen, Prozesse, Politikinhalte, Wiesbaden: VS Verlag
für Sozialwissenschaften, 579-605.
Velasco, Francisco, ed. (2010) Gobiernos locales en estados federales y descentralizados: Alemania,
Italia y Reino Unido, Barcelona: Institut d'Estudis Autonòmics.

30

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Wollmann, H. (2008a) Comparing Local Government Reforms in England, Sweden, France and
Germany. Between continuity and change, divergence and convergence, Wüstenrot Stiftung,
en: www.wuestenrot-stiftung.de/download/local-government
Wollmann, Hellmut (2008b) “Reforming Local Leadership and Local Democracy. The Cases of
England, Sweden, Germany and France in Comparative Perspective, Local Government
Studies, vol. 34, 2, 279-298.
Wollmann, Hellmut (2009) “The rise of directly elected executive mayor in European local
government -in West and East“, en Steyvers, Kristof et.al. (Eds.) Tow Chief, City Boss or Local
President? Comparing local political leadership across Europe. Brujas: Vanden Broele.
Wollmann, Hellmut (2011) “Local government”, en Badie, Bertrand; Berg-Schlosser, Dirk y Morlino,
Leonardo (eds.), International Encyclopedia of Political Science, SAGE.
Wollmann, Hellmut y Kurt Thurmaier (2012, en prensa) “Reforming Local Government Institutions
and the New Public Management in Europe and the US”, en Karen Mossberger, Susan Clarke
y Peter John (eds.) The Oxford Handbook of Urban Politics, Nueva York: Oxford University
Press.

31

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Reino Unido
Salvador Parrado

Contenido
Introducción .......................................................................................................................................................................... 1
El contexto ............................................................................................................................................................................ 2
La Administración central........................................................................................................................................................ 4
De la provisión pública de servicios a la provisión mixta ........................................................................................................ 4
La capacidad de coordinación del gobierno ......................................................................................................................... 6
La función pública .................................................................................................................................................................. 9
La configuración del sistema .............................................................................................................................................. 9
El control político de la función pública .............................................................................................................................. 10
La cultura gerencial ......................................................................................................................................................... 11
¿Hacia un sistema dual? ................................................................................................................................................. 11
La Administración territorial ................................................................................................................................................... 12
El entramado territorial del gobierno.................................................................................................................................. 13
El nivel regional .............................................................................................................................................................. 14
Las relaciones intergubernamentales ..................................................................................................................................... 15
La reforma del sector público ................................................................................................................................................ 19
Referencias bibliográficas ..................................................................................................................................................... 22

El Reino Unido es un Estado unitario en proceso de fragmentación. En el ámbito funcional, se ha transitado


desde la prestación directa de servicios hacia una prestación mixta en la que intervienen agencias
autónomas, quangos (quasi autonomous non-governmental organisations) (organizaciones semipúblicas),
empresas y organizaciones voluntarias. Esta prestación mixta de servicios también se produce en las
entidades locales. En el ámbito territorial, al mismo tiempo que se ha reducido el número de municipios y
condados se ha creado un nivel regional de gobierno en Gales, Escocia e Irlanda del Norte.
La fragmentación del sistema y el proceso de europeización están trastocando las relaciones tradicionales
entre los distintos agentes encargados de la provisión de los servicios públicos. Si el principio jerárquico era
la nota dominante en el pasado; en el presente conviven las jerarquías, el mercado y las redes. La política
de la coalición gobernante desde 2010 (partido conservador y los demócratas liberales) se ha centrado en
la Gran Sociedad (Big Society). Este programa intenta crear un programa que otorgue mayor poder a la
gente a través de las asociaciones no gubernamentales. Este énfasis se deriva de la visión de Camerón
sobre un papel limitado del Estado.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

De forma intercambiable se usan los nombres de Inglaterra, Gran Bretaña (Escocia, Gales e Inglaterra) y el
Reino Unido (se añade Irlanda del Norte); sin embargo, es el Reino Unido la denominación más correcta
para referirse a una Monarquía parlamentaria centralizada, que se caracteriza por la heterogeneidad. Gales
fue asimilada por la Administración inglesa y perdió la autonomía institucional en 1536. Escocia (1707), en
cambio, mantuvo la iglesia nacional presbiteriana, las peculiaridades del ordenamiento jurídico, del sistema
educativo y de su Administración. Los irlandeses estuvieron vinculados a Gran Bretaña por medios militares
(1800-1921), y sus intentos de independencia definitiva por la fuerza ocasionaron la división de las dos
Irlandas. Desde 1921, Irlanda del Norte tuvo una asamblea electiva, el parlamento de Stormont, que fue
abolido en 1972 y revitalizado en 1999.
La expresión Westminster-Whitehall se utiliza para denominar coloquialmente al poder legislativo y al
poder ejecutivo respectivamente. El palacio de Westminster es la sede de las dos cámaras parlamentarias.
Whitehall es la avenida londinense que discurre entre la columna de Nelson y el palacio de Westminster. En
ella se ubica una parte importante de las oficinas ministeriales. Bajo el binomio Westminster-Whitehall se
esconden las características del sistema político-administrativo, aunque hace tiempo que el modelo no se
adapta a la realidad (Rhodes 1997, Marsh et al. 2001). Aun así, el modelo constituye una mitología
legitimadora de la peculiaridad británica y de su sistema político-administrativo (Smith 1999).
En el modelo, la soberanía reside exclusivamente en el parlamento de naturaleza bicameral (FIGURA 1). El
parlamento puede legislar sobre cualquier asunto sin los obstáculos de un texto constitucional ni de la
revisión judicial existente en los Estados Unidos. Según rezaba la famosa frase de Blackstone “la corona en
el parlamento puede, en realidad, hacer todo aquello que no es naturalmente imposible” (citado por Rose
1982: 52). La “corona en el parlamento” refleja la transición experimentada en el sistema británico, dado
que el parlamento sustituye a la corona en la adopción de decisiones, aunque la cámara baja aún reconoce
formalmente a la corona como la representante del gobierno. Gracias a este poder del parlamento, la
función pública puede dejar de serlo de la noche a la mañana, los municipios pueden dejar de existir y
hasta el mismo gobierno puede convertirse en una gran agencia privada manejada por el parlamento. La
falta de limitaciones del parlamento y la enorme flexibilidad del sistema político se deben a la ausencia de
una Constitución. No obstante, existen leyes, convenciones y disposiciones judiciales, surgidas a lo largo de
los siglos, que regulan las relaciones entre la corona y sus súbditos y entre los poderes públicos y los
ciudadanos.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

FIGURA 1 LA DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DEL PODER DEL REINO UNIDO (2011)

Fuentes: Elaboración propia. Versión simplificada. Los datos numéricos son de 2005.

El entramado institucional se apoya en un sistema bipartidista, aunque en determinados períodos ha


dominado un único partido y, en otros, la hegemonía le ha correspondido a una coalición. En realidad, el
conjunto queda mejor descrito como un sistema de pluralismo moderado, caracterizado por ser un sistema
competitivo donde dos partidos han pugnado por el poder tradicionalmente (Allum 1995: 214) hasta 2010.
Los partidos principales solían representar conjuntamente como mínimo al 70 por ciento de los votantes.
Sin embargo, en las elecciones de 2010 este bipartidismo se vio truncado. El partido conservador ganó las
elecciones al ser el partido más votado, pero sólo consiguió 306 escaños (lejos de la mayoría absoluta que
se consigue con 326 diputados). Para gobernar, los conservadores se aliaron con los demócratas liberales,
que obtuvieron 57 escaños. En estas elecciones, el voto popular a los dos principales partidos
(conservadores y laboristas) no pasó del 60 por ciento de los votantes. Los tres partidos más importantes
desde la II Guerra Mundial son el partido laborista (Labour party), el conservador (Conservative party) y el
liberal (Liberal democrats). Los dos primeros han tenido en todo momento la llave del gobierno hasta 2010.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Recientemente también se han incorporado el partido nacionalista galés y el escocés al parlamento


británico.
El sistema electoral británico es mayoritario uninominal, alejado de la representatividad proporcional. El
sistema bipartidista y el sistema mayoritario propician unas relaciones conflictivas entre los principales
partidos. El ganador de las elecciones construye la política a partir de cero, sin basarse en los logros de los
gobiernos anteriores, y puede influir de forma duradera en los asuntos públicos, normalmente durante más
de un mandato electoral (Gallagher 1997: 121). Con la nueva situación creada en 2010, el gobierno debe
pactar un programa de coalición antes de gobernar. Este programa establece las directrices del mandato
hasta las próximas elecciones con los oportunos ajustes a lo largo de este período.
A pesar de la importancia del parlamento, el proceso legislativo está dominado por el poder ejecutivo como
consecuencia directa del sistema electoral y del sistema de partidos. El gobierno (monocolor o en coalición)
suele poseer la mayoría parlamentaria, por lo que sus criterios no encuentran normalmente la oposición
del resto de los partidos. Además, la cámara de los Comunes, caracterizada por ser una cámara de debate y
no de trabajo, tiene escasa capacidad de hacer un escrutinio real de las propuestas legislativas (Greenwood
y Wilson 1989: 273-274). La primacía del gobierno se ve contrarrestada convencionalmente por la
responsabilidad colectiva e individual de sus ministros ante el parlamento. La responsabilidad abarca desde
el propio ministro hasta el último funcionario del ministerio. Un fallo grave de un funcionario puede hacer
dimitir al ministro, incluso aunque no se encuentre involucrado directamente en el asunto. Esta
responsabilidad ministerial se ha modificado de alguna forma con la creación de las agencias ejecutivas y
relativamente semiautónomas. La separación entre la elaboración de la política (atribuida a los ministerios)
y la implantación de las políticas y los servicios públicos (asignada a las agencias) permite en teoría eximir
de la responsabilidad por problemas de mala gestión a los ministros.
El sistema institucional se ha caracterizado por una alta estabilidad y por una evolución lenta. Las altas
instituciones del Estado (la corona, la cámara de los Comunes, la cámara de los Lores) guardan muchas de
sus tradiciones más ancestrales, y su evolución se ha producido sin necesidad de revoluciones violentas a lo
largo de ocho siglos. En cambio, las instituciones administrativas han experimentado transformaciones
revolucionarias en las últimas dos décadas a modo de una "evolución revolucionaria" (Greer 1994: 132). Sin
embargo, la larga etapa de gobierno laborista con Blair (1997-2007) y Brown (2007-2010) ha introducido
profundos cambios constitucionales: la independencia del Banco de Inglaterra del gobierno respecto a la
política monetaria, los referendos para la autonomía de Escocia y Gales, y también en Irlanda del Norte,
tras los acuerdos de Viernes Santo de 1999 con el Sinn Féin, la elección directa del alcalde y el
ayuntamiento de Londres, la introducción de la representación proporcional para las elecciones al
Parlamento europeo, la reforma del gobierno local con elección directa del alcalde en algunos casos y la
introducción del sistema de gestión (city manager) en 2000, la reforma de la Cámara de los Lores y la
abolición del cargo de Lord Chancellor, estableciendo un Tribunal Supremo en 2004…

La Administración central se caracteriza por el tamaño reducido de los departamentos ministeriales y por
su gran fragmentación. Sólo un 10 por ciento aproximado de los empleados públicos son funcionarios de
los ministerios centrales, mientras que el resto se encuentra en agencias y quangos (entes cuasi-
gubernamentales). El proceso de fragmentación funcional se ha producido con la transformación de los
ministerios tradicionales en tres grupos: ministerios que planifican y programan, agencias ejecutivas y
organizaciones del sector privado que prestan el servicio y, por último, agencias reguladoras que controlan
determinadas áreas de políticas públicas.

De la provisión pública de servicios a la provisión mixta


En este subapartado se da cuenta de la fragmentación del sector público, la creación de mercados internos
y el aumento de la actividad reguladora. En el informe The Next Steps (1988), Sir Robin Ibbs recomendó al
gobierno conservador de Margaret Thatcher que se encomendara la prestación de los servicios a agencias
ejecutivas y se dejaran en los ministerios las cuestiones estratégicas. Los ministros serían responsables de la

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

gran política y los directivos se encargarían del día a día. A pesar de las reticencias iniciales a crear agencias,
en 2003 ya había 138 agencias en las que trabajaban aproximadamente tres cuartas partes de los
empleados públicos del nivel central de gobierno (James 2003). Además del impulso otorgado al proyecto,
el crecimiento de las agencias se debió a las ventajas que aportaban: los servicios se prestaban mejor y los
departamentos podían transferir ciertos problemas a las agencias (Smith 1999: 194). La apuesta por las
agencias no fue revertida por el partido laborista cuando formó gobierno en 1997 (Theakston 1998: 27),
pues se crearon nuevas agencias a partir de esa fecha.
Para crear las agencias se pidió a los ministerios que hicieran un test por el que tenían que identificar las
áreas de trabajo en las que se podía crear una agencia. Una vez creada la agencia, ésta cuenta con cierta
autonomía en la gestión de sus recursos para conseguir los objetivos propuestos. Esta autonomía varía de
unas agencias a otras y puede implicar la creación de sistemas específicos de personal (separados del
ministerio) con lo que su selección y la gestión de la carrera de estos empleados es gestionado por las
propias agencias, y no por los ministerios. En un 10 por ciento aproximado de las agencias se pueden
generar ingresos derivados de la venta directa de servicios a los usuarios. El máximo responsable de la
agencia, el gerente o el director de la agencia, es contratado por unos tres años con posibilidad de
renovación si cumple con los objetivos. Los objetivos anuales así como los estándares esperados de servicio
y la distribución de responsabilidades se establecen en un documento marco que regula las relaciones
entre el ministerio y la agencia. Después de cinco años se revisa la actividad de la agencia para ver si ésta
debe continuar, se privatiza o se reorganiza (Greer 1994: 60; Horton y Jones 1996). Es más fácil hacer teoría
que aplicarla. En ocasiones, las agencias se han quejado de no disfrutar de la independencia plasmada en el
documento marco y de la intervención del ministro en asuntos operativos de pura gestión (Rhodes 2000:
154).
Si los ministros se desentendían del día a día, ¿cómo podían ser responsables ante el parlamento?, ¿no les
confería acaso la división de tareas cierta "irresponsabilidad"? Según Hogwood et al. (2000), las agencias
rinden cuentas ante varios agentes: ante su ministro, ante el parlamento y ante los usuarios. Los
destinatarios por excelencia de la responsabilidad, los diputados, apenas se preocupan de las actividades
de las agencias, quizá de manera puntual o en caso de escándalo. La división de responsabilidades entre el
ministro y el gerente de la agencia no está solucionada en la práctica. Cuando se escaparon cuatro
miembros del IRA en 1991, la responsabilidad fue atribuida claramente al ministro del Interior (antes de
que se creara la agencia encargada de la gestión de los centros penitenciarios), pero cuando un preso
intentó escapar en 1994, los medios atribuyeron la responsabilidad al gerente de la agencia, Derek Lewis,
que fue despedido. En el informe de la inspección se dejó ver que las responsabilidades del ministro y del
gerente no estaban claramente delimitadas. Los sindicatos de prisiones parecían indicar que el ministro
simplemente se estaba "sacudiendo el muerto de encima" (Smith 1999:197-198). Lewis fue destituido no
por un error administrativo, sino por un problema de la política implantada (Horton y Jones 1996: 37).
En la prestación de servicios se suman a las agencias los entes públicos no departamentales (Non-
Departmental Public Bodies -NDPBs), creados en épocas anteriores, y el sector voluntario. Los NDPBs no
están incluidos en la jerarquía ministerial, y se conocen coloquialmente como quangos. Aunque es difícil su
clasificación (Cole 1998), estos entes podrían distribuirse entre entes ejecutivos, asesores, tribunales y
otros. Las diferencias entre los quangos ejecutivos y las agencias son mínimas. Los directivos de los NDPBs
reclaman operar bajo los principios de las agencias, e incluso algunos NDPBs, se han convertido en agencia
(Massey 1995: 74-79).
A la fragmentación del sector público en agencias y quangos habría que añadir la presencia de asociaciones
voluntarias y empresas privadas que gestionan servicios públicos en régimen de subcontratación, por lo
que el espectro de organizaciones prestadoras de servicios es amplio. La forma de adjudicación del servicio
puede ser directa o mediante un concurso competitivo. En estos concursos competitivos participan no sólo
las empresas privadas, sino también, en ocasiones, las agencias. Ésta es una forma de introducir los
mecanismos de mercado en el sector público, aunque no es la única. Por ejemplo, el ministerio de Sanidad
se repartió entre el servicio de adquisiciones (purchaser), realizado por una agencia en nombre del
ministerio, y el departamento de ventas (providers), compuesto por las fundaciones hospitalarias. En teoría,
el reparto de papeles es como sigue: el ministro y un grupo reducido de personas se encargan de las

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

grandes decisiones, y la agencia, junto con las fundaciones, de su implantación. En la realidad, la política de
sanidad no se realiza en el ministerio, sino en la agencia que media entre el ministerio y los hospitales, los
cuales compiten entre sí por los enfermos (Day y Klein 2000). El gobierno laborista decidió terminar con
esta división, aunque seguirá contando con la iniciativa privada para las prestaciones sanitarias (Rhodes
2000: 152).
Primero vino la privatización, después la creación de agencias y finalmente la introducción de mercados
internos. El aumento de la competencia y la creación de un mercado donde no existe la competencia
perfecta ha causado el incremento de la política reguladora y de las agencias reguladoras. Esta política
reguladora se ha dirigido tanto al sector público como al privado. Hood et al. (2000: 285) estiman que el
número de entes reguladores de otras instituciones públicas rondaba entre 135 y 200 a mediados de los
años noventa. Mientras se reducía el empleo público global, se aumentaban los recursos humanos
destinados a la actividad reguladora. Durante este período, la regulación creció de forma desordenada sin
que importaran los costes en que incurrían las agencias sometidas a la regulación mientras cumplieran con
sus objetivos. Durante el primer mandato de Blair, la actividad reguladora se aceleró con énfasis diferentes.
En su propuesta sobre la política reguladora recogida en un informe del Cabinet Office (1999) se intentaba
que las agencias sometidas a la actividad reguladora pudieran librarse del control mediante el autocontrol:
cuanto mayor fuese el nivel de auto-exigencia de la agencia, menor sería el control que se ejercería sobre
ella.
El intento de separar la política de la gestión parece haber fallado, pues al crear las agencias ejecutivas se
ha aumentado su papel en la adopción de decisiones. El proceso decisorio parece haber viajado junto a las
agencias, y en este viaje parece haberse desprovisto del elemento político y haberse cargado de una
dimensión más bien tecnócrata (Elder y Page 2000).

La capacidad de coordinación del gobierno


El análisis de la primacía del Primer Ministro sobre el gobierno parece que tiene cada vez menos sentido a
la hora de explicar los mecanismos de coordinación en el sistema británico (Hood y James 1997: 180). Las
claves del ejercicio de este poder habría que buscarlas en el entorno del Primer Ministro formado por
distintas organizaciones.
Antes de analizar los mecanismos de coordinación del poder ejecutivo se describirán los cargos de la cúpula
ministerial. El concepto de ministro es diferente al empleado en otros sistemas. Cada ministerio puede
tener uno o varios ministros, aunque sólo uno de ellos ostenta el título de ministro (Secretary of State), que
representa al ministerio en las reuniones del gobierno. De forma excepcional, el departamento del Tesoro y
algún otro ministerio pueden tener más de un representante en las reuniones gubernamentales. En el nivel
inmediatamente inferior se encuentran los secretarios de Estado (Ministers of State), equivalentes a los
secretarios de Estado españoles, quienes pueden dirigir unidades independientes pequeñas o coordinar la
actividad de una parcela del ministerio. El tercer rango de la jerarquía está ocupado por los subsecretarios
parlamentarios (Parliamentary Under Secretaries of State), que suelen coordinar las relaciones con la
Cámara de los Comunes y de los Lores. Debajo de esta estructura se encuentra el Permanent Secretary
(secretario general), puesto superior de la función pública, que suele depender de un secretario de Estado

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

FIGURA 2 ESTRUCTURA MINISTERIAL TÍPICA (2011)


Ministro
Secretary of State
POLÍTICOS
Subsecretario
Parlamentario
Parlamentary
Undersecretary
Secretario de Estado Secretario de Estado Secretario de Estado
Minister of State Minister of State Minister of State

1 Secretario general FUNCIONARIOS

Permanent Secretary

1A 2º Subsecretario

2nd Perm. Secr.

2 Director General

Deputy secretary

3 Sub. General

Under secretary

4 Jefe Servicio

Asssistant
secretary
5
Jefe Sección

Senior principal

Grados Nombramiento discrecional

Cesa con cambio de gobierno No cesa con cambio de gobierno Entre funcionarios Carrera administrativa

Fuentes: Elaboración propia. Versión simplificada.

Los esfuerzos por coordinar la política del ejecutivo han sido diversos. En la década de los años ochenta, la
coordinación recaía en el tándem formado por Thatcher y el ministro del Tesoro, quien acumuló entonces
las funciones económicas y financieras y la dirección sobre la función pública. De esta forma, el Tesoro
controlaba los gastos de inversión y los gastos corrientes. Además, este ministerio participaba en
prácticamente todas las comisiones interministeriales y coordinaba las más importantes.
A partir de 1994 se traspasó la actividad de coordinación al entorno del Primer Ministro, transfiriendo los
asuntos de personal al Cabinet Office, con lo que el departamento del Tesoro controlaba los gastos totales,
pero no el detalle de los gastos de personal. Además, la creación de agencias circunscribe su labor
fiscalizadora a controlar que el nivel de gasto no supere lo estipulado en el documento marco, mientras los
controles restantes son ejercidos por el ministerio de la agencia. Queda relativamente marginado el
departamento del Tesoro, y entran en escena el Cabinet Office, la oficina del Primer Ministro y la Oficina
para los Servicios Públicos. Estas oficinas constituyen un conglomerado en continua expansión en torno al
Primer Ministro.
El Cabinet Office es una estructura administrativa que relaciona los diferentes órganos que interactúan en

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

la cúpula, pero tiene escasos recursos para hacer un verdadero seguimiento de las políticas públicas. El
Cabinet Office se encarga de hacer circular los documentos preparatorios de las reuniones del gobierno y
de las comisiones interministeriales. La Unidad de Innovación y Rendimiento (Innovation and Performance
Unit) del cabinet office se coordina con la Unidad Política de la Oficina del Primer Ministro, donde se
concentran sus asesores. Éstos deben alertar al Primer Ministro de todo lo que está ocurriendo en los
departamentos ministeriales. También deben asegurarse de que las políticas expresadas en el programa
político se están cumpliendo.
Algunos expertos mantienen que la actividad de coordinación real se ejerce en las comisiones
interministeriales y no en el entorno del Primer Ministro. Si bien es cierto que muchas decisiones
gubernamentales se adoptan en las comisiones interministeriales, su capacidad coordinadora no hay que
sobreestimarla por dos razones: sólo entienden sobre políticas sectoriales sin desarrollar una visión de
conjunto y su importancia depende del papel que juegue el Primer Ministro. Thatcher, por ejemplo, redujo
el número de comisiones en un tercio entre 1979 y 1990, pues prefería organizar encuentros informales
bilaterales o multilaterales (inner cabinets) con sus ministros (Burch y Holliday 1996: 45). Blair prefería el
trabajo de las task forces (grupos de trabajo), que están formados por miembros de la Unidad de Políticas
de su propia oficina y expertos externos procedentes de institutos de investigación y empresas consultoras
(think tanks). En el gobierno de Camerón, la coordinación más estrecha se efectúa con el vice primer
ministro, Nick Clegg, que es el líder del partido liberal demócrata. Los problemas surgen a la hora de la
implantación de las decisiones, cuando los ministros muestran sus reticencias ante decisiones en las que ni
ellos ni sus funcionarios han participado. Catterall y Brady (2000) mantienen que las comisiones
interministeriales son eficaces cuando existe una relación clara entre sus miembros y los departamentos a
los que representa. En cualquier caso, estas comisiones muestran la frecuente ineficacia del Primer
Ministro en ejercer su liderazgo. La capacidad real de los ministros de influir en las políticas públicas,
especialmente durante la fase de la implantación, es mayor que la del primer ministro en ocasiones, por lo
que parece que no existe un sistema “presidencial” (del Primer Ministro) o del gabinete, sino un sistema de
“barones” (Norton 2000), y estas redes de ministros son capaces de coordinar mejor áreas concretas de
interés del poder ejecutivo que en el pasado (Holliday 2000: 172).
Con la llegada de Blair al gobierno se produjo una centralización creciente del poder ejecutivo en torno al
Primer Ministro. Blair amplió su personal en el n º 10 de Downing Street, en la Oficina del Primer Ministro, y
se “fusionó” de facto con una Oficina del Gabinete ampliada que formaron un "cuasi-Departamento del
Primer Ministro". El tamaño del Cabinet Office aumentó de 650 personas en 1998 a 1.790 en 2004: su
punto más alto fue 2.020 en 2002. Si bajo Thatcher y Major el personal al servicio directo del primer
ministro sumaba cerca de 90 personas, en 1998 habían aumentado a 121, y en 2005 había alcanzado un
máximo de 226. Dentro de este grupo el mayor incremento tuvo lugar en los asesores especiales del primer
ministro. Mayor tenía 8, Blair en 1998 tenía 16, llegando a un máximo de 28 en 2004.
Cuando Brown se convirtió en Primer Ministro en 2007 prometió restaurar los procesos colegiados.
Durante un tiempo el personal de la Oficina del Primer Ministro y en el Cabinet Office disminuyó. El Cabinet
Office perdió algunas unidades y cayó a poco menos de 400 empleados al servicio de la Primer Ministro,
pero Brown continuó e intensificó el estilo de liderazgo de Blair, contando también con 18 asesores en
20071. El comportamiento de David Cameron como líder de la oposición sugería que su disposición
personal, si se convertía en primer ministro, sería reducir al mínimo el papel del gabinete. Pero el
advenimiento de un gobierno de coalición conservador / liberal-demócrata crea una presión hacia una
mayor colegialidad y una consecuente mayor necesidad de asesores especiales. Así, el número de asesores
de David Cameron, Primer Ministro, y Nick Clegg, el vice primer ministro, eran 18 y 4 respectivamente en
20102

http://www.publications.parliament.uk/pa/cm200708/cmhansrd/cm071122/wmstext/71122m0002.htm#071122400
00024
2
http://webarchive.nationalarchives.gov.uk/+/http://www.cabinetoffice.gov.uk/newsroom/statements/wms-special-
8

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Además, la cohesión entre la alta función pública y la clase política está sometida a tensiones. Los
funcionarios ya no son los protagonistas exclusivos del asesoramiento al Primer Ministro. Este papel lo
tienen que compartir con expertos externos, que proceden en muchas ocasiones de la empresa privada
(“think tanks”) y del partido del gobierno. Estos expertos se encargan de la adopción de decisiones, pero no
de la implantación, por lo que muchos programas quedan bajo el control de los altos funcionarios, quienes
desempeñan un papel más activo en su implantación.
Ante la fragmentación del sistema, la transferencia de competencias a agencias alejadas del núcleo de la
Administración central y a organizaciones del tercer sector, Rhodes (1997) mantiene que el Estado estaba
siendo vaciado (hollow out). Holliday (2000) refuta la tesis de Rhodes, basándose en los mismos datos, es
decir, en la tendencia creciente de expansión del núcleo del poder ejecutivo. En realidad, Holliday
diferencia entre la capacidad de coordinación (que probablemente nunca existió) y los esfuerzos realizados
por el gobierno para tomar las riendas del sistema, en línea con los propios propósitos del gobierno
(Cabinet Office 1999). En cualquier caso, parece que la naturaleza de la actividad estatal está cambiando
considerablemente. El peso del sector público en la economía, por ejemplo, paso de 39,0 por ciento en
2000 al 51,6 por ciento en 2009. Esto no quiere decir automáticamente que las prestaciones directas de
servicio del Estado ha aumentado, pues puede haberse aumentado el gasto público, pero los servicios son
prestados por organizaciones privadas o del tercer sector a través de contratas o encomiendas.

Según el modelo de Whitehall, los funcionarios se caracterizan por su permanencia frente a la temporalidad
de los políticos; por su neutralidad, al no poder actuar con intereses partidistas ni siquiera afiliarse a un
partido; y por su anonimato, como corolario al hecho de que los ministros son los responsables ante el
parlamento. Como parte de la tradición política británica, los funcionarios no sólo administran, sino que en
teoría ayudan a los ministros en la elaboración de políticas en una relación simbiótica. Esta coparticipación
ha fomentado la cohesión entre la clase política y la administrativa durante décadas.
En este apartado se intenta averiguar cómo afectan los procesos analizados en el apartado anterior
(creación de agencias, introducción de las prácticas del mercado, adopción de técnicas de las empresas
privadas) a las características de la elite administrativa y a su relación con la clase política.

La configuración del sistema


La función pública (civil service) se compone de tres grupos: el grupo de administradores generales (en
donde se ubica la elite funcionarial), el grupo de las clases especialistas (médicos, científicos y juristas entre
otros) y un conjunto de clases departamentales también especialistas (por ejemplo, inspectores
financieros). Los administradores generales se dividen en una serie de grados (FIGURA 2) que constituyen
los escalones de su carrera administrativa. El sistema de función pública se basa en una combinación de un
sistema de carrera y un sistema de puestos. Los puestos están ordenados de forma jerárquica de acuerdo
con una escala de grados. Los grados del puesto y de la persona coinciden, pues la persona adquiere el
grado del puesto que ocupa cuando lo desempeña durante un determinado periodo de tiempo, de modo,
que el aumento de grado no se produce por el simple hecho de cumplir antigüedad en la función pública,
independientemente del puesto ocupado.
La Función Pública Directiva, el llamado Senior Civil Service, agrupa desde 1996 al Secretario Permanente y
a los funcionarios de los grados 2 al 5, y se caracteriza por la movilidad de los miembros entre diversos
ministerios y la posibilidad de flexibilizar tanto la contratación como la determinación individual del salario.
Esta estructura en grados se aplica también a las agencias ejecutivas, aunque existen notables
desigualdades entre ellas. Algunas agencias, aun teniendo varios miles de empleados, asignan al puesto de
gerente el grado 3, mientras que al gerente de una agencia con unos cientos de empleados se puede
asignar el grado 1, sin que haya ninguna razón objetiva que justifique esta decisión (Horton y Jones 1996:
25). Por tanto, los directivos de las agencias y de los departamentos ministeriales pueden pertenecer a la

advisers.aspx
9

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

función pública directiva. Ésta creció de 3000 efectivos en 1996 a 4560 en 2005, suponiendo solamente un
0,9 por ciento de toda la función pública británica (OECD 2008). Este incremento de la función pública
directiva se ha producido en un contexto en el que el empleo público se ha reducido considerablemente.
Según el informe de la OECD (2008), dos interpretaciones predominan a la hora de explicar la creación de
esta función pública directiva. Por una parte, algunos mantienen que su creación simplemente formalizó un
sistema informal de aquellos que eran unos “fast-streamers”, es decir, que llegaban a los puestos de la
cúpula sin hacer “carrera” dentro de la administración y conseguían su primer nombramiento meritocrático
en un puesto ya elevado en la jerarquía, y el resto de los funcionarios públicos, que se promocionaban en el
seno de los ministerios siguiendo una carrera más escalonada. En cierto modo, esta interpretación ofrecía
cierta visión elitista de la función pública directiva, preocupada fundamentalmente por alcanzar buenas
condiciones laborales y salariales. Otros autores como Barker (2004), en cambio, rechazan este sistema
dual, dado que cualquiera puede ingresar en la función pública directiva, incluso aquellos que han
desarrollado toda su carrera profesional en el sector privado. En esta interpretación se mantiene que la
función pública directiva fue creada para fomentar una cultura corporativa en la cúpula de Whitehall, con
lo que se prestaría mayor atención a la transversalidad de los asuntos públicos y no a los problemas
exclusivamente ministeriales.
El ascenso en la carrera administrativa se realiza mediante un proceso selectivo en el que intervienen
distintos actores según los niveles. En los grados inferiores al 3, la promoción se realiza en el seno del
ministerio o de la agencia. Para los grados 1 y 2, la decisión final es adoptada conjuntamente por el
secretario del Cabinet Office y el Primer Ministro. Algunos puestos vacantes del grado 1 y 2 están abiertos a
candidatos externos, independientemente de que se encuentren en los ministerios o en las agencias,
aunque el número de vacantes disponibles para otros sectores de la economía es superior en las agencias
que en los ministerios.
A partir de estos elementos comunes, la política gubernamental sobre la alta función pública sigue por dos
vías distintas, aunque con el mismo fin: el control político de la Administración. En los departamentos
centrales, el control sobre la función pública se ha realizado mediante una politización relativa de los
nombramientos y de la actividad de los funcionarios en casos puntuales. Con la creación de las agencias se
ha intentado "despolitizar" la función pública mediante la búsqueda de directivos emprendedores (can
doers) y no asesores timoratos (but sayers). Veamos por separado cada uno de los procesos.

El control político de la función pública


La selección tradicional de generalistas para ocupar los puestos directivos se debe, según Wilson (1991: 11-
13), a un pacto entre la clase política y la clase funcionarial: los funcionarios son autónomos en la selección
de personal siempre que su neutralidad sea apartidista, es decir, no se favorezca a ningún partido
determinado y su actuación sea obediente al gobierno. Con esta filosofía, los funcionarios deben asistir con
el mismo celo a sus ministros conservadores y laboristas en el control que el parlamento ejerce sobre el
poder ejecutivo y en la formulación de las políticas públicas. Esto permite la hegemonía de los generalistas
y la primacía de los mandarines, dado que las elites políticas y administrativas se configuran en
compartimentos estancos.
A partir de la llegada de Thatcher se adoptaron varias medidas para controlar la función pública, minando
los "privilegios" de la alta función pública (Hood 1995) y alterando ligeramente el equilibrio entre la clase
política y la elite administrativa (Clifford y Wright 1998: 275-279). Este ataque se justificaba en que se
acusaba a los generalistas de causar los desastres económicos de los años setenta.
La adopción de medidas del sector privado, como la finalización del empleo permanente, la fijación de
contratos por períodos fijos, la introducción del complemento de productividad al estilo de la empresa
privada y elementos similares, apenas afectó a los mandarines que se habían quedado en los ministerios. La
creación de las agencias fue una oportunidad inestimable para ellos, pues podían desembarazarse del día a
día, quedándose con la gran política, en donde las técnicas privadas introducidas son más suaves. Dunleavy
(1991: 202) compara esta situación con la de los policías que quieren dejar de patrullar en las calles y
prefieren quedarse tranquilamente en las comisarías, alejados del tumulto. La situación es ligeramente

10

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

diferente en las agencias, pues el gerente puede perder su puesto si se evalúa negativamente su actuación
después de los años fijados en el contrato. De nuevo, los funcionarios nombrados para el puesto de gerente
tienen poco que perder, pues pueden volver a un departamento, mientras que los candidatos externos que
ocupan la gerencia de una agencia lo arriesgan todo, como si estuvieran en el mercado. Por esta vía, por
tanto, la elite administrativa no ha perdido muchos privilegios.
Un segundo grupo de medidas estaba relacionado con el uso de la asesoría externa y con cierto "control"
de la promoción de los funcionarios. En los trabajos de formulación de políticas se ha recurrido a think
tanks (consultoras, fundaciones, institutos) externos y se ha incrementado el número de asesores políticos
de los ministros, como se ha manifestado más arriba. En términos comparados, las cifras de asesores
políticos son modestas, pero significativas en un sistema político en el que el asesoramiento político era
labor exclusiva de los funcionarios. El aumento reciente de asesores ha causado numerosas críticas de los
funcionarios y de la prensa. La simple idea de aumentar la "eminencia gris" que rodea al Primer Ministro
recurriendo a asesores externos, suplantando casi el papel de los ministros, roza prácticamente la
"inconstitucionalidad" (Theakston 2000: 64).

La cultura gerencial
La búsqueda de funcionarios emprendedores (can doers) se ha abordado con otras estrategias
complementarias: con la implantación de las agencias ejecutivas a partir de 1988 y con la movilidad
intersectorial.
La configuración organizativa de las agencias responde al modelo empresarial privado. En algunos casos, las
agencias compiten incluso con otras organizaciones para la prestación del servicio. Desde el punto de vista
organizativo existen varias prácticas privadas implantadas en las agencias: unas relacionadas con la política
de personal, otras con la relación entre la agencia y el consejo de administración (el ministerio) y,
finalmente, otras en relación con otras organizaciones.
Por un lado, el gerente decide la política de personal de la agencia, es decir, tiene responsabilidad sobre el
reclutamiento, la promoción interna y la determinación de las remuneraciones. El mismo puesto de gerente
está abierto a candidatos de todos los sectores económicos y se encuentra sometido a un contrato de tres
años de duración renovable en función del rendimiento durante el período. Sus remuneraciones están
compuestas de una base fija y una parte variable sustantiva que refleja los resultados obtenidos. En el caso
de que un directivo de una empresa consiga el puesto, la negociación salarial puede ser algo más ventajosa
para él que para un funcionario que ocupe el mismo puesto.
Por otro lado, el gerente debe someter a la aprobación del ministerio del que depende, su consejo de
administración en realidad, los planes anuales de la agencia y la memoria anual, en la que se destacan los
resultados alcanzados y el estado de las cuentas, con las prácticas contables de las empresas privadas.
Finalmente, las agencias también han experimentado el rigor de la competencia "market testing" (prueba
del mercado), para ver si el sector privado podía prestar los servicios a un coste más económico. Varios
miles de funcionarios tuvieron que competir por sus propios trabajos en áreas como, por ejemplo, el de
auxiliar administrativo. En otras ocasiones se pedía que toda la actividad fuera puesta a prueba y esto
ocasionó que se subcontratara una gran parte de la actividad pública.
Para evitar la evolución dispar entre los directivos de las agencias y los funcionarios senior que permanecen
en los ministerios, el gobierno se propuso incrementar la movilidad no sólo hacia las agencias, sino también
entre el sector público y el privado. En este último caso se facilitaría la vuelta al sector público gracias a
'una política de puerta giratoria' (revolving door policy). En realidad, la movilidad forma parte de la
estrategia general que inspiraba a los generalistas. Los efectos de esta política son difíciles de determinar,
dado que no existen datos que permitan comprobarla.

¿Hacia un sistema dual?


Finalmente se evaluará si las medidas anteriores han originado el establecimiento de un sistema dual en el
que los mandarines (altos funcionarios ministeriales) se acogen a un sistema diferente de los directivos de

11

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

las agencias.
Richards (1997, 2001) demuestra que el tipo de reclutamiento, abierto o cerrado al sector privado, de los
directivos no ha afectado al sistema cerrado elitista. Los mandarines todavía buscan "trabajo para sus
chicos" ("jobs for the boys"). Por un lado, estos 'chicos' tienen un perfil muy homogéneo, y no ha variado
apenas en todo el siglo XX si se consideran conjuntamente varias investigaciones (Theakston y Fry 1989:
132; Theakston 2000 y la de Richards 1997, 2001): los altos funcionarios que alcanzan el puesto de
permanent secretary (grado 1) son normalmente varones, procedentes de colegios privados, de clase
media-alta. Una gran proporción de estos altos funcionarios ha estudiado en Oxford o en Cambridge (la
combinación de ambos se denomina Oxbridge), tienen una experiencia de unos 30 años en Whitehall, han
trabajado para unos seis primeros ministros diferentes y para, al menos, diez ministros (Theakston 2000:
128). Su cohesión de elite también la consiguen gracias a la pertenencia a los mismos clubes londinenses
como el Athenaeum, el Oxford o el Cambridge, que se cuentan entre los favoritos (Kingdom 1999: 449).
Por otro lado, el número de candidatos del sector privado para ocupar el puesto de permanent secretary ha
sido muy reducido en todo el siglo XX. Este número asciende a unos 34, de los cuales 17 se produjeron
antes de la II Guerra Mundial y el resto después de 1980. La mayoría de los nombramientos recientes
estaban destinados a cubrir puestos de especialistas y no de generalistas, por ejemplo, un directivo de Price
Waterhouse cubrió la dirección financiera del ministerio del Tesoro (Richards 2001). En las agencias, donde
las facilidades para los candidatos externos eran mayores, solamente el 15,3 por ciento de los 215 puestos
directivos fueron cubiertos por candidatos externos entre 1988 y 1996 (Horton y Jones 1996: 22-23). Hasta
esos momentos, por tanto, el porcentaje de directivos privados en las agencias era muy pequeño, por lo
que este grupo no es lo suficientemente grande como para entender que exista un "sistema dual". Una
conclusión similar parece desprenderse del informe de la OECD para el período posterior (2008).
La introducción de prácticas empresariales en las agencias no ha minado los privilegios de los mandarines,
todo lo contrario, los ha reforzado (Hood 1995). En primer lugar, ellos se quedan con la parte agradable del
trabajo administrativo: la formulación de las políticas públicas. Si lo desean, pueden solicitar un puesto de
gerente sabiendo que su contrato permanente con la función pública no correrá peligro si las cosas no le
salen bien en la agencia. Finalmente, en términos salariales salen perjudicados, pero se compensa con un
contrato de por vida.
A pesar de que el sistema no se ha hecho dual, la creación de agencias y la introducción de prácticas del
sector privado han generado dos subculturas: la de los mandarines y la de los directivos (Day y Klein 2000).
Los mandarines siguen siendo los “intocables”, pero los directivos están imponiendo un nuevo ethos,
minando el sentido de servicio público (Horton y Jones 1996):
La búsqueda continua de la eficiencia puede derivar irremediablemente en la reducción de la
cantidad o la calidad de los servicios prestados.
La competencia entre agencias y empresas privadas para proveer el servicio puede causar
desigualdades de trato a los ciudadanos.
La vinculación entre los bonos salariales y los resultados obtenidos puede provocar que los
directivos se centren en resultados relacionados con las remuneraciones y no en una prestación
adecuada del servicio.
La promoción de los funcionarios a los puestos directivos superiores es más incierta, dado que
muchos puestos empiezan a estar abiertos a candidatos externos.
Los candidatos externos no siempre están imbuidos de la cultura pública del servicio, por lo que la
ética de servicio al ciudadano se puede ir perdiendo, comercializando en exceso su figura y
convirtiéndola en un mero cliente.
La cultura generalista predominante aún en los ministerios, que facilita la cooperación y la cohesión
de los directivos, se ve amenazada por una cultura gestora e individualista.

La filosofía de la Revolución Francesa de identificar todo núcleo de población con un municipio nunca

12

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

formó parte de la tradición anglosajona, que adoptó un criterio más pragmático. A diferencia de otros
países, en el Reino Unido se han producido tres fusiones en el siglo XX, dos de las cuales han tenido lugar
en los últimos veinticinco años, y probablemente una de ellas era totalmente innecesaria. Las fases
principales de la evolución de las corporaciones locales son las siguientes:
En una primera fase (1830-1930) surgieron las entidades locales democráticas elegidas mediante sufragio
censitario para dar respuesta a las crecientes demandas de servicios en un contexto dominado por la
industrialización y la urbanización. Además de las corporaciones locales, las organizaciones voluntarias
caritativas y el gobierno central proveían algunos de los servicios locales.
En una segunda fase (1930-1975), el número de funciones de las entidades locales fue disminuyendo
considerablemente como consecuencia de la nacionalización de las empresas municipales de electricidad,
gas y agua. Otras funciones como la sanidad y el transporte público se traspasaron, según los casos, al
gobierno central y a diferentes quangos. A pesar de la reducción de las funciones, el gasto público local se
elevó del 10 por ciento del PIB en 1945 al 18 por ciento en 1975 (Pickvance 1991: 52) como consecuencia
de la política educativa y de vivienda. El gobierno local iba a sostener la expansión del Estado del Bienestar,
cuya factura la pagaba el gobierno central (Dunleavy 1984: 52). En este contexto expansivo se creyó
necesario agrupar municipios para una prestación más eficiente de los servicios. Al final del proceso de
fusión quedaron 521 corporaciones locales principales.
A partir de 1976 hasta la actualidad, el control central sobre las entidades locales ha aumentado
considerablemente. Este control fue suscitado por la crisis económica general y la contribución del gasto
público local al agravamiento de la crisis. Además de reducir el gasto local, el gobierno central intentó disminuir
el nivel de discrecionalidad de las entidades locales en la provisión de servicios mediante la creación de
quangos que fueran controlados desde el centro. Frente a la evolución observada en otros sistemas, donde la
discrecionalidad local va aumentando considerablemente, en el sistema local se produce una especie de
embudo, en el que los poderes locales se ven considerablemente mermados. Estas relaciones entre centro y
periferia se analizarán más abajo.
A pesar de que el número de corporaciones principales (521) ya era reducido en términos comparados, en
los años noventa se produjo la tercera gran fusión. Mientras la fusión de 1974 se realizó para poder prestar
adecuadamente los servicios de las áreas urbanizadas; en la última fusión, las razones son más difíciles de
entender. Leach (1995: 50) apunta a la ambición de un ministro (Michael Heseltine), que quería dirigir el
partido conservador, pero que se quedó a medio camino como ministro responsable de las cuestiones
locales. Heseltine quiso dejar su impronta con la creación de corporaciones unitarias, agrupando a los dos
niveles territoriales existentes. En 1992 se creó una comisión que debía revisar la estructura del nivel local
en Inglaterra, no así en Gales y Escocia, donde el mismo ministro decidió las fusiones. Los resultados de los
trabajos de la comisión arrojan un mapa institucional heterogéneo, donde aparecen las corporaciones
unitarias junto a las ya existentes (Johnston y Pattie 1996).

El entramado territorial del gobierno


La existencia misma de las entidades locales depende de la voluntad del parlamento, que es la única fuente
de poder constitucional que le permite legislar sobre cualquier asunto. Dado que normalmente un partido
político tiene la mayoría en el parlamento y en el gobierno (salvo en las últimas elecciones de 2010) la
capacidad que tiene el poder ejecutivo para influir en la actividad local a través del parlamento es
considerable. Como consecuencia de la supremacía parlamentaria, las entidades locales sólo estaban
dotadas de una “autonomía controlada” y se regían por el principio ultra vires, es decir, sólo pueden hacer
aquello que les está permitido por ley. Esta situación cambió en 1997, cuando el gobierno laborista ratificó
la Carta Europea de la Autonomía Local —los gobiernos conservadores anteriores habían rechazado la
firma de este convenio—, cuyo artículo 4 propone como principio de actuación el de competencia general,
es decir, el derecho a que las entidades locales gestionen una parte sustancial de las cuestiones locales bajo
su entera responsabilidad. No obstante, en la actualidad las entidades locales británicas sólo pueden hacer
aquello que esté expresamente recogido en una ley.
Las entidades locales se distribuyen en dos niveles distintos. El primer nivel está formado por los condados

13

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

(counties), que se denominan regiones en Escocia. El segundo nivel está formado por los districts (distritos),
que pueden ser metropolitanos y no metropolitanos. Por razones históricas, algunos de ellos pueden
autodenominarse ciudades o municipios (boroughs). En las zonas no metropolitanas de Gran Bretaña existe
un tercer nivel formado por las parroquias (parishes), es decir, los pueblos en Inglaterra y los concejos
vecinales (community councils) en Gales y Escocia. Existe una tendencia a equiparar los barrios
(neighbourhoods) a las parroquias (Wilson y Game 1998: 69). El distrito no coincide necesariamente con
una ciudad, pues puede agrupar a varios pueblos. En Londres existe un nivel metropolitano, para el que se
eligió alcalde por primera vez en 2000, y 32 consejos de distrito. En las áreas metropolitanas hay un único
nivel administrativo. Entre Inglaterra, Gales y Escocia se crearon 100 corporaciones unitarias a partir de los
dos niveles existentes.
Los servicios se reparten entre ambos niveles de gobierno. El condado es responsable de los servicios más
costosos como la educación y los servicios sociales. Sus competencias abarcan a más de un distrito. Los
distritos, con menor presupuesto, se concentran en los servicios de cobertura local. No obstante, en
competencias concurrentes como las de ordenación territorial y el ocio, los problemas de coordinación
entre los dos niveles son considerables (Wilson y Game 1998: 51).
El consejo de la corporación es elegido por el sistema mayoritario, y el pleno se conforma al mismo tiempo
en el poder ejecutivo y el legislativo. La mayor parte del trabajo del pleno se delega a los comités. Cada
comité tiene un presidente, que despacha con el director del servicio administrativo relacionado con el
área del comité. Al no existir alcalde, el poder se fragmenta entre los distintos comités, dificultando así la
coordinación de las tareas municipales. Por ello, la organización interna de las corporaciones locales
experimentó cambios considerables en las últimas tres décadas. De una gestión fragmentada basada en los
comités de concejales se pasó a una gestión corporativa: el objetivo de la coordinación y de la planificación
era prioritario. En 1972 se introdujo la figura del gerente, coordinador de los directores de servicio, y se
creó un comité de programación y recursos para coordinar todos los comités. Ante la fragmentación
política, el gerente parece simbolizar la integración de la gestión, desempeñando un papel bastante
intervencionista, pues dirige el equipo directivo, es responsable de la visión estratégica municipal y se
encarga de la asignación de recursos. En definitiva, el gerente es responsable del asesoramiento técnico de
los concejales, del desarrollo de los planes estratégicos y de la traducción de los criterios políticos en
gestión (Barlow, Farnham y Horton 1996: 115-116).
El gobierno laborista ha buscado una "repolitización" de las entidades locales mediante la implantación de
un alcalde electo. En la propuesta (DETR 1998: 25) del gobierno laborista, el gerente quedaría bajo la
autoridad de un alcalde que concentraría el poder ejecutivo. Se proponen varias fórmulas de elección del
alcalde. En todas ellas se subraya la búsqueda un liderazgo político fuerte, para convertir a las entidades
locales en verdaderos líderes de la comunidad local.
Finalmente, la estructura organizativa actual refleja la transición de una entidad proveedora directa de
servicios a otra prácticamente "contratante" o capacitadora, pues la entidad local subcontrata muchos de
los servicios que los departamentos municipales prestaban en el pasado. El impacto de la subcontratación
sobre la estructura local ha sido considerable. De la gestión corporativa de los años setenta se ha pasado a
la gestión estratégica a partir de los años noventa. Dado que los trabajadores municipales que
proporcionaban el servicio también pueden competir con las empresas privadas para obtener la
subcontrata, ha sido necesario que la entidad local diferencie internamente aquella parte de la
organización que define el pliego de la contrata y la parte de la organización que competirá con la iniciativa
privada por la prestación del servicio. A pesar de que se temía que la mayoría de los concursos serían
ganados por las empresas privadas y con la consecuente desaparición de los equipos gestores de las
entidades locales, la realidad ha demostrado que estos equipos internos se han fortalecido gracias al
proceso competitivo.

El nivel regional
La regionalización en el Reino Unido comenzó en 1999, y su implantación obedece a factores endógenos y
exógenos. La especificidad y el deseo de diferenciación de las elites políticas escocesas y galesas

14

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

constituyen el factor endógeno, mientras que la política europea de distribución de recursos, orientada
fundamentalmente hacia las regiones sería el factor exógeno. La Comisión europea siempre ha sido
partidaria de establecer relaciones directas con las organizaciones regionales, eludiendo los ministerios
londinenses. La falta de regionalización de los intereses británicos ha hecho perder numerosas
subvenciones europeas hasta que el gobierno de Major estableció oficinas gubernamentales y agencias de
desarrollo regional en las regiones (Dunleavy 1997: 134). Blair adoptó una política territorial muy activa en
1999 dotando de autogobierno a Escocia, Gales e Irlanda del Norte. En Inglaterra, en cambio, el intento de
dotar de autonomía política y legislativa a las regiones administrativas fracasó con el fallido referéndum en
Northeast en noviembre de 2004.
Antes de la descentralización política iniciada en 1999, el gobierno designaba unos ministros regionales en
Escocia, Gales e Irlanda del Norte, quienes actuaban como agentes "dobles". Por una parte, representaban
los intereses regionales ante el centro, por otra parte, gestionaban políticas públicas nacionales en el
ámbito de la vivienda, la educación y la agricultura. Por tanto, para los asuntos locales, estos ministros
regionales constituían la primera instancia con la que las entidades locales tienen que tratar, mientras que
en Inglaterra, los ministros de los departamentos centrales (educación, transportes, vivienda) tratan los
asuntos locales. En la actualidad, estos ministros regionales se encargan de las relaciones con Escocia, Gales
e Irlanda del Norte.
Para coordinar la política regional, sobre todo en Inglaterra, el gobierno conservador estableció
delegaciones gubernamentales regionales (government offices of the regions), que deberían coordinar las
delegaciones periféricas de los demás departamentos de Whitehall. Estas delegaciones podrían ser
consideradas los embriones del gobierno futuro de las regiones inglesas (Mawson y Spencer 2000), pero
esto no se ha materializado aún. Durante el primer mandato laborista, el gobierno estableció las Agencias
de Desarrollo Regional para catalizar el desarrollo económico, al mismo tiempo que los ministerios
establecían Oficinas Gubernamentales en las Regiones con el encargo de administrar las políticas del centro
en estas regiones. De acuerdo con el análisis de Pearce et al. (2007), el número de tareas desempeñadas
por estas Oficinas Regionales se ha ido expandiendo, por lo que se ha producido una considerable
desconcentración de las tareas ministeriales. Adicionalmente, estas Oficinas han desempeñado un papel
fundamental en uno de los instrumentos de la modernización del ámbito local como son los Acuerdos de
Área Local (Local Area Agreements). Además, estas Oficinas han desempeñado un papel importante y
estratégico en acomodar la transversalidad de las políticas públicas implantadas en el territorio. Sin
embargo, el papel de estas Oficinas no está aún definido claramente debido a la ambigüedad del gobierno
laborista, que ha preferido más bien mantener unas relaciones directas entre las oficinas centrales de los
ministerios (y no las regionales) y las corporaciones locales a través del sistema de metas e indicadores.

Las relaciones intergubernamentales en Gran Bretaña son fruto de las acciones de un poder centralizador y
desconfiado de las entidades locales y las reacciones de los municipios, en aras del principio de
autogobierno. A la Administración central y a las corporaciones locales se incorporan otros actores en el
entramado de las relaciones intergubernamentales: las federaciones de municipios, las organizaciones
profesionales, los partidos políticos, los quangos y los sindicatos. Toda esta constelación de actores forma
el sistema nacional de gobierno local (Stoker 1988: 136). En este apartado se expondrán las acciones
emprendidas por el gobierno nacional para controlar las entidades locales, disminuyendo así su capacidad
discrecional de adopción de decisiones, y las reacciones de éstas para evadir este control.
Las relaciones financieras centro-periferia tenían tres dimensiones en la década de los años ochenta: el
contexto de recesión económica, la necesidad de recortar el gasto público y la rivalidad del gobierno
conservador central frente a las entidades locales laboristas. La estrategia conservadora se basó en el
control directo sobre el gasto y sobre los ingresos. El control sobre el gasto local se realizó en diversos
momentos y con instrumentos distintos. En 1980 se implantó un sistema de transferencias caracterizado
por dos elementos: el gobierno evaluaba la necesidad de gasto de las entidades locales, y las transferencias
condicionadas primaron sobre las transferencias no condicionadas (Newton y Karran 1985: 117). A partir de
1981, se impusieron multas a las entidades locales que sobrepasaran determinados niveles de gastos
15

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

impuestos por el gobierno central. Esta medida estaba destinada a castigar especialmente a los gobiernos
locales laboristas. Ante esta ofensiva del centro, las entidades locales aumentaron los impuestos y
maquillaron la contabilidad.
Como no se podía controlar el gasto corriente, que suponía aproximadamente el 80 por ciento del gasto
total, el gobierno central limitó el nivel impositivo de determinados municipios. La influencia ejercida sobre
el nivel de ingresos y, consecuentemente, sobre los gastos de estos municipios fue considerable, pero no
solucionó el problema macro del aumento del gasto local. Al no funcionar la limitación del nivel impositivo,
se decidió cambiar la naturaleza de los impuestos, para que los propios ciudadanos eligieran a sus políticos
en función del gasto local y su repercusión en los impuestos (Rhodes 1997: 123). Para ello nada mejor que
crear un impuesto altamente visible (poll tax). El poll tax es un impuesto fijo que todo adulto debe pagar y
cuya cuota se establece en función del lugar de residencia. En realidad, todo votante debía pagar, de ahí el
nombre poll tax (impuesto electoral), cuyo nombre oficial era community charge. Con este impuesto se
sustituía un impuesto menos visible, el que grava la propiedad. De esta forma, el gasto desmedido de las
corporaciones ya no recaería sobre las industrias y los propietarios, sino sobre los votantes. Por tanto, los
votantes no incentivarían el aumento del gasto y votarían a un gobierno capaz de disciplinar el gasto. El
impuesto poseía unos efectos distributivos negativos. Aquellas viviendas que tuvieran un mayor número de
adultos pagarían más, mientras que las mansiones con un único adulto pagarían menos. Por tanto, el
impuesto tenía efectos distributivos negativos, era visible para los ciudadanos y de difícil administración
para las entidades locales (Butler, Adonis y Travers 1994: 289).
La visibilidad del impuesto sólo perjudicó al gobierno central. La retirada del impuesto supuso también la
caída de Thatcher, quien había ganado muchas batallas políticas, pero que se había obcecado con una
batalla perdida de antemano. Major sustituyó el poll tax con el impuesto municipal sobre la propiedad e
hizo una evaluación de qué debía gastar cada entidad local. Si la entidad proponía un presupuesto por
encima de la estimación central, las transferencias gubernamentales se reducían. Este mecanismo permitió
que las entidades locales se moderaran en la elaboración del presupuesto.
La lucha para controlar el gasto público también se plasmó en la abolición de las áreas metropolitanas en
1986. Como causa oficial se adujo el alto coste de este sistema y una duplicidad de funciones entre la
organización metropolitana y la de los distritos. En realidad, estas entidades metropolitanas estaban
controladas por el partido laborista y constituían una amenaza para Thatcher. En el año 2000 se restableció
una corporación metropolitana en Londres y se eligió a su alcalde por sufragio universal directo.
Evaluando estas primeras acciones, el gasto corriente no disminuyó, mientras que se consiguió disciplinar el
gasto en inversiones (Rhodes 1997: 126). A mediados de los años noventa, el gasto público local suponía
alrededor de un 25 por ciento del gasto público total, y el gobierno local solamente podía cubrir el 15 por
ciento. El resto procedía de las transferencias gubernamentales o del impuesto sobre actividades
económicas, que pasaron de representar el 35 por ciento de los ingresos, en 1979, al 53 por ciento entre
1989 y 1990. Por tanto, la capacidad de autofinanciación de las entidades locales se ha reducido
considerablemente. El gobierno laborista no parece muy dispuesto a devolver las competencias que ha
sustraído de las corporaciones locales, debido a sus deseos de controlar el gasto público.
Además del control sobre el gasto local, el gobierno ha obligado a transferir ciertas competencias locales
intensivas en gasto a otros entes autónomos. Estas transferencias han afectado a la vivienda en alquiler —
propiedad de las corporaciones locales— a la educación, caracterizada por un gasto corriente elevado, y a
la política de ordenación del territorio, por la capacidad que tiene de impulsar el desarrollo económico.
En primer lugar, se privatizó el importante parque de viviendas públicas de alquiler. Tradicionalmente, la
corporación debía gestionar los alquileres y mantener sus propiedades en condiciones de habitabilidad. A
partir de 1980, el gobierno conservador, convencido de la ineficiente gestión local, concedió a los inquilinos
el derecho de compra de su vivienda con descuentos de hasta el 70 por ciento sobre el precio final. A pesar
de que las ventas disminuyeron a partir de 1987, un 10 por ciento de las casas han sido compradas por sus
inquilinos (Stoker 1988: 178-182), y a mediados de los años noventa sólo había unos 5 millones de
viviendas municipales en comparación con los 7 millones existentes en 1980 (Wilson y Game 1998: 96).

16

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

En segundo lugar, se intentó transferir competencias municipales a entes autónomos. Por un lado, se
ofreció a los inquilinos que no compraron la posibilidad de que optaran por otro arrendador. Los inquilinos
podían elegir entre quedarse bajo el control de la corporación u optar por un ente privado, normalmente
asociaciones de viviendas. El gobierno trató de hacer atractiva esta oferta a los inquilinos prometiéndoles
más dinero para las obras de restauración de la propiedad, aunque sin la posibilidad de compra futura por
el propio inquilino. Esta solución debía ser adoptada mediante referéndum positivo por todo el bloque, por
lo que la oposición de algunos inquilinos fue un obstáculo a la transferencia de la propiedad a otro
arrendador. En líneas generales, esta medida fue un fracaso. En cualquier caso, las entidades locales
cooperaron con las 2.565 asociaciones de vecinos existentes en 1998 (Wilson y Game 1998: 86). El gobierno
laborista ha permitido a las corporaciones locales la construcción de nuevas viviendas y la reforma de los
edificios viejos.
Por otro lado, la posibilidad de elección también se implantó en el ámbito de la educación primaria y
secundaria. El gobierno central animó a traspasar el control sobre las escuelas del municipio a asociaciones
privadas. Los padres podían elegir mediante un referéndum los gestores de la escuela de sus hijos. El
gobierno conservador pensó que se produciría una revolución. En 1997, sólo 1.188 (4,8 por ciento) escuelas
de las 24.500 existentes optaron por una gestión privada (Wilson y Game 1998: 92). Si bien esta medida no
resultó como había anticipado el gobierno conservador, la transferencia de parte de la educación
universitaria (polytechnics) e institutos de bachilleratos a quangos financiados por el gobierno local sí
prosperó.
Finalmente, en el ámbito de la planificación urbana se intentó reducir la discrecionalidad local mediante
dos medidas. En primer lugar, se establecieron unas 30 "Zonas de Negocios" (Enterprise Zone), que
consisten en parques empresariales donde las empresas no pagan impuestos locales durante 10 años y
tienen deducciones fiscales para invertir en la construcción de edificios. Estas zonas debilitan el poder local
en dos sentidos. Por un lado, se substrae a las corporaciones el poder de planificación y de regulación de la
actividad económica. Por otro lado, se limita el nivel de ingresos de las entidades locales y estas zonas
entran en competencia directa con los polígonos industriales municipales. En segundo lugar, el gobierno
central ha fomentado la creación de las corporaciones de desarrollo urbano (Urban Development
Corporations). Estas corporaciones tienen la misión de establecer planes de desarrollo urbano a largo plazo.
Con esta medida adicional, interrumpida en 1998, el poder de las corporaciones locales disminuye también
considerablemente.
En tercer lugar, el gobierno central obligó a las entidades locales a subcontratar la prestación de servicios
(compulsory competitive tendering) durante el período de los gobiernos conservadores de Thatcher y John
Major. La obligatoriedad del concurso ha impactado notablemente en la organización del municipio. La
corporación sigue manteniendo el control sobre las funciones locales, pero su gestión debe someterse a
concurso para comprobar si la misma corporación o una empresa privada lo gestionan mejor. En tres
etapas sucesivas (1980, 1988 y 1992) se sometieron a concurso tanto los servicios intensivos en mano de
obra —construcción de carreteras— como los servicios administrativos —servicios jurídicos, financieros e
informáticos—. En el procedimiento de adjudicación de la contrata se comparaban los costes de la
provisión interna del servicio con los de la provisión externa, ganando el concurso la oferta más económica.
Por tanto, la obligatoriedad recae en el establecimiento de un proceso competitivo, no en la
subcontratación con una empresa privada. En la fase inicial, la recogida y el tratamiento de residuos sólidos
y la limpieza de los colegios municipales fueron los servicios más subcontratados. En la segunda fase,
iniciada en 1988, se obligaba a las corporaciones locales a someter a concurso la mayoría de los servicios.
En esta fase aumentaron las ofertas realizadas por los trabajadores de la propia corporación que se
arriesgaban a perder su trabajo. La corporación se tenía que asegurar en todo momento que no existía una
práctica anti-competitiva, favoreciendo a los trabajadores de la propia entidad.
Con esta estrategia, además de reducir el papel del Estado en la economía, el gobierno conservador
intentaba disminuir el poder de las corporaciones locales y de los sindicatos mediante la segmentación de
su mano de obra. Las consecuencias de este proceso son varias. En primer lugar, la estructura interna de la
corporación cambió totalmente, separando los papeles de clientes —los departamentos de la corporación
responsables de especificar los requisitos de los pliegos de la contrata y del seguimiento y control de la

17

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

prestación del servicio— y los papeles de contratante —el servicio o servicios de la corporación encargados
de prestar el servicio—. En segundo lugar, la evaluación de las consecuencias financieras es más complicada
porque depende de los intereses de los evaluadores. Walsh (1991) mantiene que el coste anual del servicio
en 40 entidades examinadas se redujo en un 5,7 por ciento después del proceso competitivo,
fundamentalmente el coste salarial del servicio. Finalmente, por lo que respecta la calidad del servicio, no
se detectó en ningún caso que las empresas privadas pudieran hacerlo mejor que las propias entidades
locales. La extensión de la competencia ha provocado la uniformización de los estándares de prestación del
servicio. Parece que la cultura contractual va a prevalecer en el gobierno local. Los laboristas anunciaron
que la subcontratación no sería obligatoria cuando ganaran las elecciones, pues la competencia sería un
elemento fundamental en determinar cómo prestar mejor los servicios, pero no sería el único en
determinar qué forma de prestación ofrece el "mejor valor" (Best Value) (véase el último apartado).
A diferencia de Francia, el sistema británico se basa en una polity dual en el ámbito de las elites políticas
(Bulpitt 1983: 3), pues no existe ningún mecanismo de integración entre las elites locales y las elites
nacionales. El cúmulo de mandatos es un fenómeno inexistente, y el paso de la política local a la nacional es
raro. Tampoco hay una cámara legislativa territorial. Finalmente, no existe una tradición de delegaciones
periféricas o de una figura parecida al prefecto que supervise a las entidades locales. El papel del prefecto
era desempeñado hasta 1999 en Escocia, Gales e Irlanda del Norte por el ministro destacado en estas
regiones. En ese caso, el ministro hacía las veces del prefecto actuando como agente de las entidades
territoriales y del centro. Aun así, su papel no alcanzó la importancia del prefecto, y a falta de mecanismos
que permitan interactuar directamente a las elites políticas locales y nacionales, la integración entre estos
dos niveles de gobierno es muy débil.
Si se hace un balance de las acciones emprendidas por el gobierno central en el ámbito local, habría que
clasificarlas en tres categorías: experiencias con éxito, fracasos y situaciones ambivalentes. Respecto a las
experiencias con éxito, habría que mencionar el recorte del gasto de capital, la abolición de las
corporaciones metropolitanas, la privatización de la vivienda municipal y el establecimiento de
instituciones ajenas a los municipios para el desarrollo urbano. Como fracasos rotundos habría que
considerar los recortes en gasto corriente, la limitación en la fijación de los impuestos y el impuesto poll
tax. Ha sido más ambivalente la política educativa de traspasar la gestión de las escuelas a manos privadas,
y la subcontratación de múltiples servicios municipales.
Las conclusiones que se pueden extraer de las relaciones centro-periferia durante el período posterior a
1979 no indican una clara centralización del sistema, dado que la centralización fue más bien una
consecuencia no pretendida de un conjunto de políticas cuyo objetivo original era otro distinto. A partir de
1987 se ha detectado una estrategia intervencionista en un conjunto amplio de cuestiones: finanzas,
prestación de servicios, educación y vivienda. El objetivo de esta intervención ha consistido en debilitar a
las entidades locales y otorgar mayor poder de decisión a los consumidores (Wilson y Game 1998).
Entre 1979 y 1996 el gobierno conservador intentó minar la discrecionalidad y la capacidad de elección de
las entidades locales desarrollando un estilo duro, adoptando medidas arbitrarias y sin negociar con las
propias entidades afectadas (Stoker 1988: 139; Rhodes 1986: 377). A partir de 1997, el gobierno laborista
abandonó la confrontación y recurrió a fórmulas más cooperativas con las autoridades locales.
El ministerio de Hacienda estableció los Acuerdos sobre los Servicios Públicos Locales (ASPL) (Local Public
Service Agreements) con el propósito de asegurar el cumplimiento de los objetivos nacionales en el ámbito
local. Mediante estos acuerdos, se implicaba a las corporaciones locales en la suscripción de “contratos”
vinculados a la obtención de resultados mediante el establecimiento de unas metas que debían ser
alcanzadas. Al finalizar el período del Acuerdo (tres años), el gobierno central hace un seguimiento de las
metas alcanzadas. Para las corporaciones locales, esta nueva forma de financiar el servicio público local es
interesante pues se financian en teoría los programas y planes propuestos por las corporaciones locales, en
vez de seguir la política más “dirigista” del pasado.
Los ASPL son voluntarios para las corporaciones locales y cubren doce áreas claves del ámbito local. En
estas áreas, el gobierno central establecía unas metas determinadas que formaban parte del Acuerdo.
Adicionalmente, las corporaciones locales podían seleccionar sus metas más específicas. Sin embargo, tal

18

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

como se menciona más abajo, parece que la agenda de reforma del gobierno laborista ha primado las
prioridades nacionales sobre las locales y ha impedido que los municipios puedan realmente desarrollar
iniciativas de interés para sus vecinos. Por tanto, el sistema jerárquico de relaciones entre el centro y la
periferia parece prevalecer aunque se haya dado algo de más voz a las corporaciones locales.

El sistema administrativo británico se caracteriza por su forma de abordar las reformas de una manera
radical. La provisión del servicio es ahora mixta; la subcontratación de servicios es una práctica extendida;
la mayoría de las funciones públicas ya no son desempeñadas por las burocracias estatales o locales, sino
por organizaciones públicas híbridas, organizaciones privadas y asociaciones voluntarias. El Estado ha
cambiado su forma de entender la intervención en la provisión de los bienes públicos. Wright (1995: 360-
362) capta muy bien la evolución que el Estado ha experimentado durante el período conservador, que se
ha trasladado en buena medida al período del gobierno laborista. Está por ver si el gobierno de Camerón y
Clegg sigue una misma inercia o pautas muy diferentes. En un análisis realizado por McAnulla (2010) sobre
las diferencias y similitudes entre la “tercera vía” de Blair y la de Cameron, este autor mantiene que, a
pesar de las similitudes del lenguaje entre ambos políticos para trascender las fracturas ideológicas y atraer
votantes de todo el espectro político como los partidos “atrapalotodo”, el conservadurismo de Cameron
destaca el daño que hace el intervencionismo estatal por lo que defiende un limitado papel del Estado y el
ensalzamiento de las virtudes cívicas. Esto ha llevado a otorgar un rol más importante a las asociaciones y a
los ciudadanos en la prestación de los servicios públicos a través del programa de la Gran Sociedad (Big
Society).
En primer lugar, en el período de los gobiernos conservadores se retornó hacia un Estado mínimo,
mediante la reducción del gasto público en términos reales, la disminución del número de funcionarios, así
como la privatización de parte del sector público. En fechas recientes, sin embargo, el gasto público
aumentó considerablemente, por lo que la expresión de Estado mínimo ya no es apropiada, pues la
proporción del gasto público sobre la economía es bastante grande, acercándose a los países escandinavos.
En segundo lugar, se ha incrementado la autoridad política en varios frentes. Por un lado, se ha debilitado
considerablemente a los sindicatos, que han perdido la batalla en numerosas cuestiones relacionadas con
los recursos humanos del sector público nacional y con las subcontrataciones obligatorias de las entidades
locales. Por otro lado, se ha reestructurado la función pública para someterla al poder político. Finalmente,
se ha incrementado el número de asesores de confianza política que disputan el monopolio del apoyo
prestado tradicionalmente por los funcionarios a los ministros.
En tercer lugar, se ha creado un Estado evaluador mediante la auditoría creciente y el establecimiento de
rankings entre las diferentes agencias y organizaciones públicas para medir el grado de eficacia y eficiencia
con que se prestan los servicios públicos. El gobierno de coalición formado a partir de 2010 ha reducido la
importancia de gobernar a partir de metas e indicadores. No obstante, las corporaciones locales, los
ministerios y las agencias todavía emplean el sistema porque consideran que las metas y los indicadores
ayudan a evaluar apropiadamente el rendimiento.
Finalmente, se ha experimentado un aumento considerable del Estado regulador. El aumento de la
regulación está relacionado con la separación entre la provisión del servicio y su producción o, expuesto en
otros términos, la separación entre la adopción de las decisiones y las tareas operativas para implantarlas.
El Estado se ha ido fragmentando en varias direcciones. Algunos argumentan que el gobierno central ha
adquirido mayor control sobre los asuntos locales. No parece ser ése el caso. El gobierno central ha
demostrado una gran desconfianza hacia las corporaciones locales y ha intentado disminuir su poder por
diversos medios. Las entidades locales han perdido un amplio poder discrecional en el proceso, pero esa
discrecionalidad no ha pasado directamente a los departamentos ministeriales, sino a otras organizaciones
públicas, semipúblicas, privadas y voluntarias. Si en el poder ejecutivo se había producido una
fragmentación considerable mediante la creación de agencias ejecutivas y reguladoras, la fragmentación en
el ámbito local no ha sido menor.

19

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

El gobierno laborista no parece que vaya a dar marcha atrás en las políticas conservadoras: las jerarquías
burocráticas, el mercado y las redes de diferentes actores seguirán conviviendo. Desde su llegada, los
laboristas desarrollaron un programa modernizador intensivo bajo el paraguas de la Agenda de
Modernización del Gobierno Local (LGMA- Local Government Modernization Agenda). Esta agenda
constaba de nueve instrumentos, de los que se destacan los cinco más importantes:
The Beacon Council Scheme – El Programa Beacon para potenciar el aprendizaje entre las
corporaciones locales.
The Best Value regime – El régimen del Best Value para mejorar el rendimiento en la prestación del
servicio al mismo tiempo que se reducen los costes.
Comprehensive Performance Assessments (CPA), Evaluación Comprensiva del Rendimiento, por el
que se evaluaba el rendimiento de prácticamente todos los servicios prestados por las
corporaciones locales.
Local Public Service Agreements (LPSAs), Acuerdos de Servicios Públicos Locales, por el que se
ligaba la financiación a contratos de resultados.
Local Strategic Partnerships (LSPs), Partenariados Locales Estratégicos, por los que se buscaban
alianzas con otros actores del ámbito local para mejorar la prestación de servicios.
Todas estas medidas, además de un trabajo intensivo desarrollado por el centro, requería de un importante
liderazgo comunitario en el ámbito local, no sólo para mejorar la prestación de los servicios sino también
para involucrar a terceros en la mejora de la calidad de vida de la comunidad y para mejorar las relaciones
entre el gobierno central y las corporaciones locales.
En primer lugar, se examina el impacto de la agenda de modernización en la mejora de los servicios
públicos locales. En la evaluación de Martin y Bovaird (2004) se muestra que los servicios locales habían
mejorado considerablemente con el programa de modernización. A partir de los resultados de la Evaluación
Comprensiva del Rendimiento se podía ver que en los indicadores seleccionados, las corporaciones locales
habían mejorado un 10 por ciento en 2004, excepto en los servicios de educación primaria. Especialmente
habían mejorado las corporaciones locales que peor rendían. Las razones de la mejora, según los
funcionarios locales entrevistados, eran diversas. Se mencionaron como más importantes la introducción
de la Administración electrónica, una mejor gestión de las relaciones con los usuarios, la obtención de
financiación extra desde el centro para mejorar determinados servicios y la promoción del trabajo conjunto
con otros actores locales. Sin embargo, no había evidencia de que los servicios fueran más eficientes. En
cambio, según el informe de Martin y Bovaird (2004), la percepción de los ciudadanos sobre la calidad de
los servicios públicos no había seguido esa tendencia positiva. En general, los ciudadanos estaban poco
satisfechos con los servicios locales, pues se había bajado el nivel de satisfacción general del 65 por ciento
en el año 2000 al 55 por ciento en 2004. Había un desajuste entre los datos objetivos de la mejora de los
servicios locales (indicadores del rendimiento) y los datos subjetivos (percepción ciudadana). Las razones
de este desajuste no son fáciles de explicar. Puede ser debido a que no se haya comunicado bien las
mejoras objetivas o a que las expectativas cambiantes de los ciudadanos se han incrementado y los
servicios locales no son capaces de satisfacer esas expectativas. Martin y Bovaird (2004) piensan que se
debe a que este sistema ha primado las prioridades nacionales sobre las locales.
En segundo lugar, se examina el liderazgo comunitario derivado de la Agenda de modernización durante el
período del gobierno laborista. El liderazgo comunitario se desarrolló a partir de tres estrategias: un poder
ejecutivo local reforzado debe coordinar y concitar las alianzas necesarias con los principales grupos de
interés de la zona, sean estos grupos públicos o privados; se debe incentivar la participación pública y se
debe ofrecer los mejores servicios posibles. Veamos por separado cada estrategia. Las entidades locales
debían encargarse de liderar la comunidad local. Esto se practicó mediante el liderazgo de fórmulas
asociativas con el resto de las organizaciones, como por ejemplo las Zonas de Empleo, las Zonas de Acción
Sanitaria y las Zonas de Acción Educativa. Estas fórmulas estaban encuadradas bajo el nombre más
genérico de Partenariados de Servicios Locales (Local Service Partnerships) y las Estrategias Comunitarias
(Community Strategies). El balance de estas iniciativas, destinadas a coordinar las acciones de los diferentes
agentes en un ámbito determinado, no es del todo unánime. De acuerdo con Rhodes (2000: 160), estas
fórmulas asociativas se convierten en parte del problema de fragmentación en vez de constituir una
20

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

solución. Con las Zonas se intenta imponer una solución desde el gobierno, y esta solución impuesta no
casa con el espíritu de los trabajos entre redes de organizaciones que se basan en la confianza, no en el
mando. Por otro lado, una evaluación más amplia del sistema (Bovaird et al. 2004) arroja resultados más
ambivalentes. En la valoración del liderazgo local se muestra que éste parecía estar más aceptado por otros
agentes públicos y privados (empresas) que por los entes asociativos y agentes comunitarios. En esos
momentos, el liderazgo comunitario había tenido cierto impacto en la generación de un marco estratégico
para la acción y en la facilitación de la colaboración entre distintos actores y agentes así como una mayor
implicación de los vecinos en los asuntos públicos. Sin embargo, el liderazgo comunitario no había sido
capaz de mejorar la rendición de cuentas ante el electorado, la innovación local o la representación de las
prioridades comunitarias más allá del área de responsabilidad municipal. La implantación del “Best Value”
antes que las Estrategias Comunitaria (véase más abajo) tuvo cierto impacto negativo en el liderazgo
comunitario puesto que este instrumento hizo que los directivos locales se concentraran en la mejora de la
prestación de servicios y no tanto en las cuestiones más amplias del bienestar de la comunidad.
Una segunda estrategia consiste en incentivar la participación de los ciudadanos en la gestión de los
servicios públicos, pues en las elecciones locales de Inglaterra la abstención fue del 68 por ciento. Por ello,
se cree que se deben incorporar otros mecanismos de participación. Esta política participativa, señala
Wilson (2000: 50), casa mal con el refuerzo del poder ejecutivo y con la retención de poderes en el
gobierno central.
Finalmente, el gobierno laborista puso énfasis en el "Best Value", y no en la subcontratación del servicio
como en el pasado. Por tanto, ya no busca que el servicio sea dispensado de la forma más barata, sino con
la mayor calidad posible. Este programa requiere asegurar una mejora continua de los servicios locales. Ello
supone la publicación de informes anuales en los que se proponga claramente cómo mejorar los estándares
de servicios, reduciendo los costes. Junto a esta política se ha creado un ejército de agentes reguladores,
los inspectores, que se encargarán de comprobar la correcta aplicación de los programas de "Best Value".
Las evaluaciones del Best Value en 2001 mostraron que este instrumento era eficaz para mejorar el
rendimiento, reducir los costes de prestación del servicio y de introducir cierto cambio cultural en las
corporaciones locales británicas como consecuencia de la implicación del personal y de los usuarios en la
prestación del servicio (Martin et al, 2001). Por otra parte, la evaluación mostró que el modelo jerarquista
de dominación del gobierno central seguía presente, tal como reconocían las propias autoridades locales.
Adicionalmente, se mostró que la medición del rendimiento aún no estaba perfeccionada, pues en
numerosas áreas era complicado encontrar indicadores y metas que reflejaran adecuadamente los logros
alcanzados. El sistema necesitaba aún más rodaje, que se ha ido adquiriendo con el paso de los años.
En tercer y último lugar, se explora el impacto de la agenda de modernización en las relaciones entre el
gobierno central y las corporaciones locales. Según la evaluación de Martin y Bovaird (2004) se detecta una
percepción generalizada del incremento del control del gobierno central. Esto ha permitido centrarse en las
prioridades nacionales en detrimento de las locales. Según los autores, esto ha podido contribuir a un
cierto declive en la satisfacción de los ciudadanos con los servicios públicos locales. La percepción
dominante entre los entrevistados es que las corporaciones locales se están convirtiendo en agentes del
gobierno central, con escaso margen para ejercer la discreción local. En general, la Agenda de
Modernización del Gobierno Local descansaba fuertemente en un régimen de financiación vinculada a
metas “impuestas” desde el centro y a un sistema de inspección para comprobar en qué medida se
cumplían estas directrices nacionales.
Un sistema fragmentado como el británico no tiene que ser ni mejor ni peor que un Estado jerárquico, pero
los mecanismos de funcionamiento, los resortes que el sector público emplea para satisfacer las
necesidades de los ciudadanos, cambian; no pueden ser los mismos que los empleados en las relaciones
jerárquicas tradicionales. Parece que la burocracia jerárquica pertenece al pasado, y el mercado, aunque
permanece, no tuvo tanto peso con los laboristas como durante el período conservador. ¿Significa esto que
la "tercera vía" se ha traducido en un enfoque de redes? En cualquier caso, no parece que se esté vaciando
el Estado, ni tampoco que las redes sustituyan al mercado y a la jerarquía. Como mucho existe una
convivencia de burocracias, mercados y redes en continua situación de equilibrio. El poder ejecutivo

21

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

británico sigue siendo fuerte, capaz de intervenir en el sector público y en el privado sin oposición de otros
poderes. Lo mismo que convirtió las jerarquías en mercados y redes, podría volver a jerarquizar las
relaciones. Si las afirmaciones de Rhodes (1994) acerca del vaciamiento del Estado se relacionan con las
dificultades que el gobierno encuentra para coordinar la prestación de los servicios públicos en el nivel
central, debe recordarse que la coordinación es un problema común al resto de los Estados analizados en
los diferentes textos ofrecidos.

Allum, Percy (1995) State and Society in Western Europe. Cambridge, Polity Press.
Barlow, John, David Farnham y Sylvia Horton (1996) New Public Managers in Europe. Londres, MacMillan.
Bovaird, T., Helen Sullivan and David Sweeting (2004) Meta-evaluation of the Local Government
Modernisation Agenda: Progress report on Community Leadership. Report for the Office of the
Deputy Prime Minister (mimeo).
Bulpitt, J. G. (1983) Territory and Power in the United Kingdom. Manchester, Manchester University Press.
Burch, Martin e Ian Holliday (1996) The British Cabinet System. Londres, Prentice Hall, Harvester
Wheatsheaf.
Butler, David, Andrew Adonis y Tony Travers (1994) Failure in British Government: The Politics of the Poll
Tax. Oxford, Oxford University Press.
Catterall, Peter y Christopher Brady (2000) "The Development and Role of Cabinet Committees in
Britain",en: R.A.W. Rhodes, Transforming British Government. Volumen 1: Changing Institutions.
Londres, Macmillan, pp.: 156-175.
Chapman, Richard A. (1996) "Tragedy and Farce: the Decision to Privatise the RAS Agency", Public Policy
and Administration, 11, 1, pp.: 1-7.
Chapman, Richard A. (1997) "Civil Service Recruitment: the Civil Service Commissioners' Annual Report
1996-1997", Public Policy and Administration, 12, 3, pp.: 1-5.
Chapman, Richard A. (2000) "Recruitment to the Civil Service Fast Stream Development Programme", Public
Policy and Administration, 15, 1, pp.: 3-14.
Clifford, Christopher y Vincent Wright (1998) "La politisation de l'Administration britannique: ambitions,
limites et problèmes conceptuels", Revue Française d'Administration Publique, 86, pp.: 267-280.
Cole, Michael (1998) "Quasi-Government in Britain: The Origins, Persistence and Implications of the Term
'Quango", Public Policy and Administration, 13, 1, pp.: 65-78.
Day y Klein 2000 Day, Patricia y Rudolf Klein (2000) "The Politics of Managing the National Health Service",
en: R.A.W. Rhodes, Transforming British Government. Volumen 1: Changing Institutions. London,
Macmillan, pp.: 238-253.
Dunleavy, Patrick J. (1984) "The Limits to Local Government", en: M. Boddy y Fudge (eds.), Local Socialism?.
Londres, Macmillan.
Dunleavy, Patrick J. (1991) Democracy, Bureaucracy and Public Choice. Brighton, Harvester.
Dunleavy, Patrick J. (1997) "The Constitution", en: Patrick Dunleavy et al. (eds.), Developments in British
Politics. Londres, Macmillan.
Dunleavy, Patrick J. et al. (eds.) (1997) Developments in British Politics. Londres, Macmillan.
Dunsire, Andrew y Christopher Hood (1989) Cutback Management in Public Bureaucracies. Cambridge,
Cambridge University Press.
Elder y Page 2000 Elder, Neil C. M. y Edward Page (2000) Accountability and Control in Next Steps Agencies.
Londres, Macmillan.
Fortin, Yvonne (1986) "La fin du 'Civil Service' apolitique et fermé?", Pouvoirs, 37, pp.: 71-86.

22

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Fry, Geoffrey K. (2000) "The British Civil Service System", en: Hans A. G. M. Bekke y Frits M. van der Meer
(comps.), Civil Service Systems in Western Europe. Chelternham, Edward Elgar, pp.: 12-35.
Gallagher, Michael (1997) "Electoral Systems and Voting Behaviour", en: Martin Rhodes, Paul Heywood y
Vincent Wright (eds.), Developments in West European Politics. Londres, Macmillan.
Greenwood, John R. y David J. Wilson (1989) Public Administration in Britain. Londres, Unwin Hyman.
Greer, P. (1994) Transforming Central Government. Milton Keynes, Open University Press.
Hogwood, Brian W.; David Judge y Murray McVicar (2000) "Agencies and Accountability", en: R.A.W.
Rhodes (ed.), Transforming British Governement. London, Macmillan
Holliday, Ian (2000) "Is the British State Hollowing Out?", The Political Quarterly, pp.: 167-176.
Hood, Christopher (1990) "Public Administration: Lost an Empire, Not Yet Found a Role?", en: Adrian
Leftwich (ed.), New Developments in Political Science. Aldershot, Edward Elgar, pp.: 107-125.
Hood, Christopher (1995) "'Deprivileging' the UK Civil Service in the 1980s: Dream or Reality?", en: Jon
Pierre (comp.), Bureaucracy in the Modern State: Introduction to Comparative Public
Administration. Aldershot, Edward Elgar, pp.: 92-117.
Hood, Christopher y Oliver James (1997) "The Central Executive", en: Patrick Dunleavy et al. (eds.),
Developments in British Politics. Londres, Macmillan, pp.: 177-204.
Hood, Christopher; Oliver James y Colin Scott (2000) "Regulation of Government: Has It Increased, Is It
Increasing, Should It Be Diminished?", Public Administration, 78, 2, pp.: 283-304.
Horton, Sylvia y Jacqui Jones (1996) "Who Are the New Public Managers? An Initial Analysis of 'Next Steps'
Chief Executives and Their Managerial Role", Public Policy and Administration, 11, 4, pp.: 18-44.
James, Oliver (2003) The Executive Agency Revolution in Whitehall, Basingstoke: Palgrave.
Johnston, R. J. y C. J. Pattie (1996) "Local Government in Local Governance: the 1994-95 Restructuring of
Local Government in England", International Journal of Urban and Regional Research, 20, 4, pp.:
671-696.
Kingdom, John (1999) Government and Politics in Britain. An Introduction. Cambridge, Polity Press.
Leach, Steve (1995) "The Strange Case of the Local Government Review", en: John Stewart y Gerry Stoker
(eds.), Local Government in the 1990s. London, Macmillan, pp.: 49-68.
Lowe, Rodney y Neil Rollings (2000) "Modernising Britain, 1957-64: a Classic Case of Centralisation and
Fragmentation", en: R.A.W. Rhodes, Transforming British Government. Volumen 1: Changing
Institutions. Londres, Macmillan, pp.: 119-134.
Marsh, David et al. (2001) Changing Patterns of Governance: Reinventing Whitehall?. Basingstoke, Palgrave.
Martin, S. y T. Bovaird (2004) Meta-evaluation of the Local Government Modernisation Agenda: Progress
report on Service Improvement. Report for the Office of the Deputy Prime Minister.
Martin, S J, Davis, H, Bovaird, A G, Geddes, M, Hartley, J F, Lewis, M, Sanderson, I and P Sapwell (2000)
Service Improvement under Best Value: Final Report on the Best Value Pilot Programme, London,
DETR
Martin, S J, Davis, H, Bovaird, A G, Geddes, M, Hartley, J F, Lewis, M, Sanderson, I and P Sapwell (2001)
Improving Local Publci Services: Final Evaluation of the Best Value Pilot Programme, London, DETR
Martin, S and Davis, H (2001) What works and for whom? The competing rationalities of 'Best Value'. In:
Policy and Politics, 2001, Vol, 29, No. 4, pp 465-75
Massey, Andrew (1995) "Ministers, the Agency Model, and Policy Ownership", Public Policy and
Administration, 10, 2, pp.: 71-87.
Mawson, John y Ken Spencer (2000) "Transforming Regional Government Offices in England: a New
Whitehall Agenda", en: R.A.W. Rhodes, Transforming British Government. Volumen 2: Changing
Roles and Relationships. Londres, Macmillan, pp.: 223-236.
McAnulla, Stuart (2010) Heirs to Blair’s third way? David Cameron’s triangulating conservatism, in British
23

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Politics Vol. 5, 3, 286–314


Mullard, Maurice (1997) "The Politics of Public Expenditure Control: a Problem of Politics or Language
Games", Political Quarterly, 68 (3), pp.: 266-275.
Newton, Ken y Terence Karran (1985) The Politics of Local Expenditure. London, Macmillan.
Norton, Philip (2000) "Barons in a Shrinking Kingdom: Senior Ministers in British Government", en: R.A.W.
Rhodes, Transforming British Government. Volumen 2: Changing Roles and Relationships. Londres,
Macmillan, pp.: 101-124.
Pearce, G, J. Mawson y S. Ayres (2007) Regional Governance In England: A Changing Role For The
Government’s Regional Offices?, in Public Administration Vol. 86, No. 2, 2008 (443–463).
Rhodes, R. A. W. (1986) The National World of Local Government. Londres, Allen & Unwin.
Rhodes, R. A. W. (1994) "The Hollowing Out of the State", The Political Quarterly, 65, pp.: 138-151.
Rhodes, R. A. W. (1997) Understanding Governance: Policy Networks, Governance, Reflexivity and
Accountability. Buckingham, Open University Press.
Rhodes, R. A. W. (2000) "New Labour's Civil Service: Summing Up Joining Up", The Political Quarterly, 71, 2,
pp.: 151-166.
Richards, David (1996) "Appointments to the Highest Grades in the Civil Service. Drawing the Curtain
Open", Public Administration, 74, 4, pp.: 657-677.
Richards, David (2001) "The Higher Civil Service, the Westminster/Whitehall Model and the British Political
Tradition". Coloquio Bringing the top Civil Servants back in. Quelle place pour les hauts
fonctionnaires dans les procès de gouvernement des sociétés européennes?, Amiens, 15 de junio
de 2001.
Rose, Richard (1982) Understanding the United Kingdom. Londres, Longman.
Rose, Richard (2000) "When and Why Does a Prime Minister Change?", en: R.A.W. Rhodes, Transforming
British Government. Volumen 2: Changing Roles and Relationships. Londres, Macmillan, pp.: 47-62.
Smith, Martin J. (1999) The Core Executive in Britain. London, Macmillan.
Stoker, Gerry (1998) "Quangos and Local Democracy", en: M. Flinders y Martin J. Smith (eds.), The Politics
of Quasi-Government. London, Macmillan
Theakston, Kevin (1998) "Permanent Secretaries: Leadership as Conservation", Public Management and
Policy Review, 3, pp.: 5-8.
Theakston, Kevin (2000) "Permanent Secretaries: Comparative Biography and Leadership in Whitehall", en:
R.A.W. Rhodes, Transforming British Government. Volumen 2: Changing Roles and Relationships.
Londres, Macmillan, pp.: 125-145.
Theakston, Kevin y Geoffrey K. Fry (1989) "Britain's Administrative Elite: Permanent Secretaries 1900-
1986", Public Administration, 67, pp.: 129-147.
Walsh, K. (1991) Competitive Tendering for Local Authority Services. Londres, HMSO.
Wilson, David (2000) "Towards Local Governance: Rhetoric and Reality", Public Policy and Administration,
15, 1, pp.: 43-57.
Wilson, David y Chris Game (1998) Local Government in the United Kingdom. London, Macmillan.
Wright, Vincent (1995) "Le cas britanique: le démantèlement de l'administration traditionnelle", Revue
Française d'Administration Publique, 75, pp.: 355-365.
Wright, Vincent y Jack Hayward (2000) "Governing from the Centre: Policy Co-ordination in Six European
Core Executives", en: R.A.W. Rhodes, Transforming British Government. Volumen 2: Changing Roles
and Relationships. Londres, Macmillan.

24

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tema 8. Alemania. Un sistema de administración multinivel en


transformación
César Colino y Salvador Parrado
El contexto .............................................................................................................................................. 0
La administración federal: de Bonn a Berlín ........................................................................................... 4
La cancillería ....................................................................................................................................... 5
El ministerio federal: políticos, funcionarios políticos y funcionarios ................................................ 7
La bicefalia de la capital del Estado .................................................................................................... 8
La función pública ................................................................................................................................... 9
La configuración del sistema .............................................................................................................. 9
Los funcionarios políticos ................................................................................................................. 14
Las administraciones territoriales ......................................................................................................... 15
Los Länder ......................................................................................................................................... 15
El nivel local ...................................................................................................................................... 16
Las relaciones intergubernamentales ................................................................................................... 20
Tendencias y reformas recientes ...................................................................................................... 20
Las relaciones intergubernamentales verticales y horizontales....................................................... 22
Reformas de la administración pública................................................................................................. 23
Bibliografía ............................................................................................................................................ 26

El contexto
Alemania es en la actualidad una de las democracias más estables del mundo a pesar de su pasado
beligerante y de haber experimentado varios sistemas políticos desde finales del siglo XIX (Jesse
2010). Al igual que Italia, Alemania pertenece a la tercera generación de Estados contemporáneos,
dado que su unificación data de 1871. Desde que se unificaron los estados germánicos bajo el
mandato de Bismarck y la primacía de Prusia, diversas formas políticas han precedido a la
configuración actual del Estado. Entre 1871 y 1918 fue proclamado el II Reich, un imperio dominado
por Bismarck y por las elites prusianas. Al imperio, después de los resultados de la I Guerra Mundial,
le siguió una república democrática inestable (Weimar 1919-1933). En el seno de este sistema
parlamentario, atacado tanto por los comunistas como por los nacionalsocialistas, surgió la
dictadura totalitaria de Hitler, el III Reich (1933-1945). Después de los resultados desastrosos de la II
Guerra Mundial, Alemania sufrió una ocupación militar (1945-1949) por los cuatro países aliados que
habían ganado la contienda (los Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y la Unión Soviética). Dado
que el entendimiento entre los aliados se enturbió, la Guerra Fría configuró un nuevo escenario,
dividiendo Alemania en dos Estados (1949-1990), una república federal en occidente bajo la
influencia de Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos y un Estado dominado por el partido
comunista en su parte oriental bajo la influencia de la Unión Soviética. La Ley Fundamental
(Constitución) de Bonn de 1949 estableció un Estado deliberadamente fragmentado, formado por
Estados federados (Länder) y basado en la división de poderes, la negociación y la cooperación,
siguiendo la tradición histórica alemana, a diferencia de la tradición francesa e inglesa, basada en la

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

idea del Estado-nación y la concentración de poder. En 1990 se culminó el proceso de formación del
Estado alemán mediante la incorporación del sistema oriental al occidental, dando lugar a la actual
República Federal de Alemania como una democracia consolidada y una de las principales valedoras
de la Unión Europea y de las relaciones Este-Oeste.
La nueva RFA (República Federal de Alemania) nació a partir de cuatro acuerdos, utilizando como
base el artículo 23 de la Ley Fundamental por el que sistema occidental se trasladaría al Este
después de la unificación (Beyme 2011: 18-26):
1) Una unión económica, monetaria y social, que evitaría la emigración masiva de
trabajadores del este hacia el oeste y que homogeneizaría el nivel de vida de los Länder.
2) Un acuerdo sobre el proceso electoral para adaptar la situación de la antigua RDA
(República Democrática de Alemania) al nuevo contexto.
3) Un tratado sobre la unificación por el que se designaba a Berlín la capital de Alemania y
se pretendía la uniformización de las Administraciones públicas y de la legislación.
4) El acuerdo de Dos (Unión Soviética – RDA) más Cuatro (los Estados Unidos – Francia –
Reino Unido – RFA) por el que se incluía a la nueva RFA en el sistema occidental de
seguridad. En este acuerdo se reducía el tamaño de las tropas alemanas a 370.000
soldados, se permitía la estancia de los soldados soviéticos hasta 1994 y se adquiría el
compromiso de no establecer tropas de la OTAN en el territorio de la antigua RDA.
Los soviéticos se dieron por satisfechos con este último acuerdo y con el pago de una pequeña suma
de dinero por renunciar a la soberanía sobre la antigua RDA. La nueva RFA fue un hecho a partir del
3 de octubre de 1990. En este apartado se expondrá la configuración del sistema político
institucional y la financiación económica de la operación.
La turbulenta República de Weimar sirvió de contraejemplo en la construcción del sistema político
de la segunda posguerra y en el diseño de la Ley Fundamental de Bonn en 1949. Tres principios de la
Ley Fundamental suscitaron un consenso unánime entre sus principales artífices (Glaeßner 1996: 18-
19): a) Debía implantarse el Estado de derecho (Rechtsstaat) en Alemania. b) Se debía garantizar el
bienestar social (Sozialstaat). c) El Estado alemán debía constituirse en una república con estructura
federal (Bundesstaat). Los tres principios sirven para entender la concepción del Estado, sus
relaciones con la sociedad civil y las relaciones entre los funcionarios y los políticos en la formulación
de las políticas públicas.
El Estado de derecho, basado en la primacía de la ley y la defensa de los ciudadanos frente a los
abusos del poder, restringe la discrecionalidad de los funcionarios, los protege de las injerencias del
poder político y les permite configurarse en un poder autónomo (Goetz 2000: 68). El principio del
Estado social supone una expansión de las Administraciones públicas porque se obliga al Estado a
proporcionar el bienestar a la población. Al ser un principio constitucional, la redefinición y el
retraimiento del Estado tienen considerables límites. En aras de la igualdad, el desarrollo económico
y social debe ser llevado a todos los rincones de Alemania (Derlien 1995). Finalmente, la fórmula
federal haría más difícil que cualquier grupo monopolizara el poder (Wagener y Blümel 1997: 110).
En el ámbito territorial, al equilibrio vertical de poderes entre la Federación y los estados federados
(Länder), se unía el principio de autonomía local. Gracias a él, el nivel local (municipios-Gemeinde,
ciudades o comarcas) son independientes de los Länder aunque jurídicamente formen parte de
ellos. En el reparto de tareas, al gobierno le corresponde básicamente la tarea legislativa, salvo
excepciones, y a las administraciones territoriales, las tareas ejecutivas.
Junto a los principios señalados anteriormente, habría que añadir otros tres fenómenos que
enmarcan la posición del sistema administrativo: la creciente importancia del parlamento, la
expansión de los partidos políticos y las consecuencias del proceso de integración europea.
En primer lugar, la jefatura del Estado está desempeñada por el Presidente de la República, a quien

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

corresponden funciones de representación. En el ejercicio de este cargo, el Presidente se caracteriza


por su neutralidad en la política gubernamental. Su elección se produce cada cinco años por la
Asamblea Federal (Bundesversammlung), órgano constitucional dominado por el Bundestag que sólo
se convoca a tal efecto.
El poder legislativo alemán, de naturaleza bicameral, compuesto de una Cámara Baja (Bundestag) y
de una Cámara Alta (Bundesrat) (Figura 1), se encuentra en el eje de intersección de la división
horizontal del poder y la distribución territorial de competencias entre la Federación y los Länder,
(véase más abajo). Frente a la omnipotencia del parlamento británico, la Ley Fundamental de Bonn
estableció que determinados principios constitucionales como el federalismo, por ejemplo, nunca
podrían ser cambiados, ni siquiera por el voto unánime del parlamento. La creciente importancia del
parlamento en la vida política alemana habría que buscarla en el papel que desempeña el Bundesrat
en la formulación de las políticas públicas nacionales (Oeter 2005). El Bundesrat está constituido, no
por senadores electos, sino por los miembros del poder ejecutivo de los Länder, en concreto por 69
miembros de pleno derecho y 130 miembros delegados de los gobiernos de los Länder. En las
sesiones plenarias del Bundesrat sólo hay 69 escaños con derecho a voto. Los escaños pueden estar
ocupados por miembros de pleno derecho y miembros delegados. Cada Land posee de tres a seis
escaños en función de su tamaño de población. Las votaciones son expresadas en bloque por el líder
de la representación de cada Land. Las personas designadas para los escaños cambian en función de
los temas tratados en el Bundesrat. La mayoría política de los Länder en el Bundesrat no tiene por
qué coincidir con la del Bundestag. Dada la necesidad de asentimiento por parte del Bundesrat en
gran parte de la legislación federal, la que afecta a los Länder, todo proyecto federal de ese tipo que
no se encuentre respaldado por los gobiernos de los Länder puede ser vetado en el Bundesrat. Por
esta razón, el gobierno federal intenta involucrar a los Länder en la fase previa de la formulación de
las políticas (Leunig 2010ª). Entre 1949 y 2008 el 53% de toda la legislación federal debió contar
obligatoriamente con el asentimiento del Bundesrat, aunque en algunas legislaturas llegó a más del
60%. Tras la reforma constitucional de 2006, que tenía como uno de sus objetivos reducir la cantidad
de legislación que necesita asentimiento, el número de disposiciones normativas sometidas al
asentimiento del Bundesrat se ha reducido (Zohlnhöfer 2011).

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Figura 1 La distribución territorial del poder en Alemania (2011)

Fuentes: Elaboración propia. Versión simplificada.

De las relaciones entre el poder ejecutivo y el legislativo se desprende que los verdaderos ganadores
del proceso son los partidos políticos, representados en el parlamento y en el poder ejecutivo. En el
primer caso es una obviedad; en el segundo, más bien un fenómeno reciente. Mientras la
adscripción partidista de los ministros es normal, la pertenencia a un partido político de los puestos
superiores de la Administración, aquellos que actúan de bisagra entre los políticos y los funcionarios,
es una tendencia que se ha producido más bien a partir de la década de los años ochenta. Del
sistema de partidos habría que destacar varios elementos. En primer lugar, para evitar la
fragmentación del sistema se introdujo la cláusula del 5 por ciento, porcentaje por debajo del cual
no se permitiría la entrada de un partido en el parlamento. En segundo lugar, el sistema se
caracteriza por su continuidad y la estabilidad. Por un lado, los dos principales partidos han pasado

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

de sumar el 61,2 por ciento de los votos en 1949 al 91,2 por ciento en 1976. Por otro lado, las
coaliciones gubernamentales estuvieron dominadas por dos partidos principales y dos partidos
bisagra en los últimos 60 años. Tradicionalmente, el partido liberal constituía el partido bisagra en
las coaliciones lideradas bien por la CDU-CSU (Christlich-Demokratische Union-Christlich Soziale
Union)- Unión Democrática Cristiana - Unión Social Cristiana) o por el SPD (Sozialdemokratische
Partei Deutschlands - Partido Socialdemócrata Alemán). En las elecciones generales de 1998, con el
ascenso al poder de Gerhard Schröder y la caída de Helmut Kohl, el SPD ha encontrado en el partido
de los Verdes a su socio de coalición, con quien gobernó de 1998 hasta 2005. Esto se debe a que la
unificación alemana influyó en el sistema de partidos en tres sentidos al menos. Por una parte, el
sistema se extendió hacia la antigua RDA, aunque con suerte diversa según los partidos. Por otra
parte, se incorporó al sistema el PDS, el sucesor del partido del régimen comunista, que no sólo se
ha configurado en la tercera fuerza de los Länder de la antigua RDA, sino que ya entró en el
Bundestag en 1990, y en 2005 se unió con una facción desgajada del SPD debido a las políticas del
Canciller Schröder, creándose el partido de la izquierda Die Linke, que mejoró los resultados del
antiguo PDS en toda Alemania. El rechazo de los dos grandes partidos federales a pactar con el
PDS/Die Linke llevo inevitablemente a formar una Gran Coalición entre ellos como no se había dado
desde 1969-1972. En 2009 la Gran Coalición volvió a romperse debido a la debacle del SPD y se
volvió a la coalición cristiano-demócrata-liberal CDU/CSU/FDP. Actualmente existe, por tanto, un
sistema de cinco partidos que participan en los gobiernos y se ha llamado bipolar por consistir en
dos grandes bloques (Rudzio 2011). Diferentes Länder han experimentado también con diferentes
combinaciones de coaliciones entre estos cinco partidos. Por último, los partidos de extrema
derecha y de extrema izquierda no han arraigado en la antigua RDA como se esperaba. La alteración
del sistema de partidos propiciada por la unificación ha debilitado la identificación partidista, por lo
que aumenta considerablemente el índice de volatilidad.

La administración federal: de Bonn a Berlín


Se suelen denominar órganos federales superiores (oberste Behörden) al Canciller y su gabinete, los
ministros federales, el Tribunal de Cuentas federal y el Banco Central federal (Bundesbank). Las
estructuras de apoyo alrededor del Presidente Federal, el Bundestag y el Bundesrat, y el Tribunal
Constitucional federal suelen a veces considerarse en esta categoría, pero no son en realidad parte
de la estructura administrativa del poder ejecutivo. Aparte de la Cancillería y los ministerios, la
administración federal alemana consiste en una serie de entidades y organismos autónomos
especializados o agencias públicas (Behörde) (Holtmann 2005).
Asimismo, estas agencias federales pueden tener oficinas territoriales, como en la administración
tributaria, la administración de vías fluviales y navegación, la administración militar, la policía federal
de aduanas y el servicio exterior. Las direcciones territoriales de la administración tributaria
(Oberfinanzdirektionen), alrededor de 22, son peculiares por ser estructuras comunes del gobierno
federal y de los Länder. Los directores de esas direcciones son a la vez funcionarios federales y del
Land, y dirigen los servicios tributarios federales y del Land (Gunlicks 2003: 83). Se distingue en estos
casos entre autoridades administrativas federales superiores (Bundesoberbehörden), autoridades
del nivel intermedio (Bundesmittelbehörde) y autoridades del nivel inferior (untere Bundesbehörde).
La mayor parte de las entidades administrativas federales, sin embargo, no dispone de
infraestructuras territoriales subordinadas como por ejemplo, la Oficina de Información y Prensa del
gobierno federal, la Oficina Federal de Estadística, la Agencia Federal contra el Delito, la Comisión
Federal de la Competencia, la Oficina de Patentes, la Agencia de Protección Constitucional, la
Agencia Federal del Medio Ambiente o el Servicio Meteorológico Federal.
No está claro cuántas agencias federales existen. Aunque el gobierno federal en 2006 cifraba su
número en 445, algunos expertos consideran que en sentido estricto su número es menor (Döhler
2007). En todo caso, todas ellas se encuentran dentro del ámbito de competencia de un ministerio.
El diseño legal de estas organizaciones es muy variable y presentan un cuadro complejo, tal como

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

reflejan los siguientes ejemplos (Döhler 2007: 50; Bogumil y Jann 2009: 94):
 Administración federal directa (por ejemplo, las agencias y oficinas federales señaladas, la
administración tributaria),
 Administración federal indirecta (por ejemplo, los organismos autónomos como la Agencia
Federal del Empleo, las entidades y mutuas de la seguridad social y sanitaria u otras fundaciones
públicas),
 Administración federal mediante entidades de derecho privado (empresas públicas federales o
con participación federal, fundaciones o instituciones de investigación o educación como la
Sociedad Max-Planck, el Goethe-Institut o Telekom),
 Administración privada por encargo (empresas para protección de los consumidores o
promoción de la cultura).
Por lo que respecta al número de los empleados públicos de la administración federal, la mayor
parte de ellos se concentran en la administración federal directa, sobre todo en el ejército, que en
2007 suponía el 62% de los empleados federales (unas 300.000 personas), así como la
administración tributaria (43000) y en la policía federal de aduanas (46.000). En los ministerios solo
trabajan unos 24.000 empleados públicos (Bogumil y Jann 2009: 96). A continuación y dada su
importancia, vamos a centrarnos sobre todo en la organización de la Cancillería y las estructuras
ministeriales así como en los niveles superiores de la administración y sus relaciones con los niveles
políticos de decisión.

La cancillería
El Canciller federal (Bundeskanzler) y los ministros federales (Bundesministern) se encuentran en la
cúpula del poder ejecutivo. El Canciller es elegido por el Bundestag y puede ser cesado mediante
una moción de censura constructiva, como ocurrió en 1982, cuando Helmut Kohl accedió al poder.
Normalmente, el Canciller es el candidato del partido que ha obtenido la mayoría en el Bundestag y
suele ser también el secretario general del partido que forma el Gobierno, aunque, por ejemplo,
Gerhard Schröder, que inició su mandato en 1998, no era secretario general del partido
socialdemócrata El Canciller propone los miembros del Gobierno, cuyo nombramiento formal le
corresponde al Presidente de la República. Dado que la mayoría de un partido político sólo se
consiguió una vez después de la segunda posguerra en 1957, y no se prevé que esto ocurra muy a
menudo, la composición del Gobierno es normalmente negociada con los partidos de la coalición
gubernamental, por lo que el socio del partido menor dispone de una importante posición de veto
(Helms 2005; Korte y Fröhlich 2009).
La cúpula del ejecutivo federal, el conjunto de la cancillería y los ministros federales se rigen por tres
principios (art. 65 Ley Fundamental), similares a los proclamados en la Constitución de Weimar de
1919 (Bogumil y Jann 2009: 90):
1. El Canciller marca las directrices de política general (Kanzlerprinzip o Richtlinien-Prinzip) y es
responsable por ello ante el Bundestag.
2. Dentro de las directrices establecidas por el Canciller, cada ministro actúa autónomamente y
es responsable de los asuntos de su propio departamento, respondiendo ante el Canciller
(Ressort-Prinzip), no ante el Bundestag.
3. En las cuestiones relevantes, el Gobierno federal adopta las decisiones de forma colegiada
en el consejo de ministros (Kabinettsprinzip o Kollegial-Prinzip).
Se combinan, por tanto, los poderes unipersonales del Canciller (Richtlinien-Prinzip) con la adopción
colegiada de las decisiones más importantes (Kollegial-Prinzip). Si el Canciller se queda en minoría
con su propuesta, debe reconsiderarla y adaptarla a la de la mayoría, que es la que triunfará
finalmente. El cumplimiento de estos tres principios depende considerablemente de la posición que
el principal partido político ocupe en la coalición gubernamental, de la personalidad y capacidad de

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

influencia del Canciller y de la constelación de intereses, redes personales y profesionales que se


formen en torno a los ministros. En función de esta conjugación de intereses, primará el poder del
Canciller o el poder de algunos ministros que fuercen una decisión colectiva. En los primeros
mandatos de Adenauer, su margen de maniobra fue considerable, hasta tal punto que el sistema se
denominó "democracia del canciller". Con los siguientes cancilleres se ha discutido si esta
descripción sigue siendo válida en la práctica, sobre todo en momentos de coalición, en los que el
Canciller está en gran medida sometido a las posibilidades de veto de los otros partidos de la
coalición o al poder de los ministros con peso político dentro de su propio partido (Gast 2010).
Así, a partir de 1966, cuando se formó una gran coalición entre el SPD y la CDU, se estableció un
sistema informal de coordinación (Rudzio 1972) en el que participan el Canciller, los ministros y los
líderes de los partidos de la coalición, llamado el Comité de Coalición (Koalitionsauschuss). Este
comité ha tenido una importancia variable en los diferentes gobiernos de coalición habidos hasta el
presente, pero en algunos casos ha sido un contrapoder al poder real del Canciller, que no podría
nombrar ministros o tomar decisiones sobre políticas públicas en contra de la opinión de este comité
(Rudzio 2011).
Por otra parte, dado que el nivel federal legisla y no ejecuta, salvo excepciones, sus esfuerzos de
coordinación se centran más bien en el proceso de adopción de decisiones y no en el seguimiento de
la implantación, misión del gobierno estatal o el local. Para el ejercicio de la coordinación, el
Canciller alemán dispone de un gabinete de la cancillería (Bundeskanzleramt), con una estructura y
composición algo diferente a la de los gabinetes franceses pero que se ha ido desarrollando como
una gran estructura, casi como un ministerio. Las tareas principales de la cancillería son la difusión
de información, la coordinación interministerial, la formulación y la supervisión de ciertas políticas
gubernamentales. Para ello, el gabinete está formado por dos tipos de unidades. Las “unidades
espejo” se encargan del detalle de la política de un único ministerio. Las “unidades intersectoriales”
hacen el seguimiento de las políticas en las que participan varios ministerios. En 2009, la cancillería
estaba organizada en seis direcciones generales, de las cuales cuatro reflejaban líneas sectoriales de
ministerios, una se encargaba de política europea y otra del servicio de prensa. Estas direcciones
generales se dividen a su vez en 15 “grupos” y éstos en 45 servicios (Referate) (Rudzio 2011). En este
entorno, los funcionarios aprenden y desarrollan las "habilidades políticas" (Goetz 1997). De las
aproximadamente 537 personas que ocupaban la cancillería en 2009, unas seis tienen un perfil
claramente político, mientras que el resto de los puestos están ocupados por funcionarios, para
quienes la estancia en el gabinete forma parte de su carrera administrativa. Del bajo perfil político
de la estructura de apoyo del Canciller se desprende que las tareas de coordinación se basan
fundamentalmente en los funcionarios que han ocupado el puesto por criterios meritocráticos.
La influencia real del gabinete depende del Canciller. El primer gabinete de Kohl se convirtió en un
servicio de información. Además, Kohl despachaba directamente con los directores y los
subdirectores generales sin pasar por el filtro de su jefe de gabinete. El segundo jefe de gabinete, en
cambio, reforzó los lazos entre la cancillería y el resto de los ministerios. Su tercer jefe de gabinete
coordinó el trabajo preparatorio del tratado de unificación sin consultar a los ministros. Durante el
mandato de Kohl, el gabinete pasó de ser un servicio de información a convertirse en un centro
neurálgico de adopción de decisiones. Kohl reforzó el gabinete proporcionando a los funcionarios
una posición inmejorable para relacionarse con el resto de los ministerios y con el parlamento. El
Canciller Schröder también comenzó su mandato dando mucha relevancia al gabinete, donde puso a
personas de peso político y de su confianza, pero luego su papel fue perdiendo importancia
(Fleischer 2009).
La participación de los dos grandes partidos en el gobierno de la Gran Coalición entre CDU-CSU_y
SPD (2005-2009) afectó de manera considerable al poder de la Canciller y al tipo de coordinación del
ejecutivo federal en estos años. Se ha producido una especie de centro dual con diferentes actores y
dinámicas. Con la creación de una Vice-Cancillería en manos del titular del ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales (del SPD), que se encargaba de coordinar los ministerios del SPD y resolver los

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

conflictos entre ellos, la capacidad de maniobra de la Canciller Merkel se vio limitada, no pudiendo
desarrollar proyectos políticos personales como habían hecho otros cancilleres anteriores.
Asimismo, el papel tradicional del Gabinete de la Cancillería como centro de coordinación ejecutiva
fue en parte dejado de lado por la creación de nuevos órganos de coordinación de políticas y gestión
de conflictos. El vicecanciller creó, por ejemplo, una tercera secretaría de Estado en su ministerio
para la coordinación que organizaba reuniones regulares de los ministros del SPD y miembros del
partido antes de las reuniones del consejo de ministros (Fleischer 2010). El papel coordinador del
Gabinete de la Cancillería ha vuelto a tener una mayor importancia con el gobierno actual de
coalición CDU_CSU-FDP desde finales de 2009 (Knoll 2010).

El ministerio federal: políticos, funcionarios políticos y funcionarios


Los cargos políticos del ministerio son el ministro, el secretario de Estado parlamentario (SEP) y los
secretarios de Estado. Mientras que el ministro no tiene por qué ser diputado, el SEP debe ser
miembro del Bundestag, apoya al ministro en la planificación política y le representa en el exterior y
en el Bundestag.
Si los ministros constituyen el nexo de unión entre la Administración y el Gobierno, los funcionarios
políticos actúan de bisagra entre la política y la administración. Los ministerios tienen una estructura
nítida, al contrario de lo que ocurre en Gran Bretaña, Francia o Italia, por ejemplo. La unidad básica
del ministerio es el servicio (Referat). Seis servicios como máximo forman una subdirección general
(Unterabteilung); las subdirecciones generales se agrupan en direcciones generales (Abteilung), y
éstas se subordinan a una secretaría de Estado. El secretario de Estado y el director general son
funcionarios políticos (politische Beamte), que son nombrados discrecionalmente, y pueden ser
retirados temporalmente por el ministro. No todos los secretarios de Estado ni los directores
generales (Ministerialdirektor) son funcionarios políticos, porque se permite el nombramiento de
personas del exterior, a quiénes no se les otorga el status de funcionario. El resto de los órganos
subordinados al director general están ocupados por funcionarios, cuya promoción se basa en
principios objetivos.
El número de ministerios lo determina en principio el Canciller, aunque en casos de gobierno de
coalición es fruto de las negociaciones dentro de la coalición. Desde la creación de la RFA, su número
ha variado entre 21 y 13. En los años recientes ha habido alrededor de 14. El número de servicios
(Referate) de todos los ministerios es alrededor de 1.000, integrados en unas 210 subdirecciones
generales y unas 110 direcciones generales (Bogumil y Jann 2009:155).
En tiempos recientes, sin embargo, Junto a estos órganos de línea se desarrolla una estructura de
soporte o gabinetes ministeriales (Leitungsstab o Ministerbüros), que incluyen asesores personales y
oficinas de prensa y suelen estar formados básicamente por funcionarios. Los gabinetes se han ido
implantando en el entorno del Canciller y en el de los ministros. Según Goetz (1999: 168), a estas
unidades se les pueden aplicar las características de los gabinetes ministeriales que Wright (1996:
306) describe para el caso francés:
"…son grupos pequeños, a veces no tan pequeños, de asesores íntimamente relacionados y que han
desplegado una sensibilidad política, que son reclutados por el ministro y su mandato expira al mismo
tiempo. Su papel es de actuar como los ojos y los oídos del ministro, definiendo y presionando para
que su programa se lleve a cabo, y de cuidar de las relaciones parlamentarias. No se adaptan a la
estructura jerárquica parlamentaria y constituyen a veces una administración paralela diseñada para
subvertir la jerarquía ministerial tradicional".

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Figura 2 Ministerio alemán típico (2011)

Fuentes: Elaboración propia. Versión simplificada.

La burocracia es fiable, técnicamente eficiente y sensible a la voluntad política del gobierno de turno
(lo que se ha llamado politización funcional), independientemente de que se encuentren en los
órganos de línea o de asesoramiento. El papel de coordinación se ha desarrollado gracias a los
funcionarios políticos, que ocupan los dos escalones superiores de la jerarquía administrativa. Los
problemas de coordinación entre los ministerios son inevitables como consecuencia de los poderes
discrecionales del ministro en su departamento (Ressorts-Prinzip) y de la existencia de un gobierno
de coalición, con las fricciones normales que los intereses diversos propician.

La bicefalia de la capital del Estado


La cuestión de la coordinación se ha visto agravada en Alemania por la división de la sede de la
capital federal en dos ciudades: Bonn y Berlín. El traslado de parte de los ministerios a Berlín tiene
consecuencias negativas para el trabajo del poder ejecutivo federal en tres dimensiones: la
coordinación interministerial, la coordinación intraministerial y la división entre ministerios y

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

unidades organizativas de primera y segunda clase.


Si quedaba claro que Berlín sería la capital de la Alemania unida (Bundeshauptstadt), la decisión de
qué se trasladaría ha estado sometida a las presiones de los que querían que gran parte de la
maquinaria gubernamental se quedara en Bonn, denominada la ciudad federal (Bundesstadt). En
realidad, el reparto de las tareas ministeriales entre estas dos ciudades obedece al doble
compromiso de respeto por la ciudad de la unidad (Berlín) y de respeto por la historia alemana de la
posguerra (Bonn) (König 1997). Es quizá el único caso en el mundo en el que el poder ejecutivo está
dividido geográficamente por una distancia de 600 kilómetros, que hoy en día sólo se suele salvar
por avión si se quiere desarrollar una jornada de trabajo en el mismo día y volver al domicilio a
descansar. Según datos publicados por el semanario Der Spiegel en 2006, el numero empleados
ministeriales con sede en Berlín era de 9.192 y de 9,734 en Bonn.

La función pública
La importancia de los funcionarios en la formulación de las políticas públicas y su relativa
independencia frente al poder político habría que buscarlas en el desarrollo histórico. La
construcción del Estado alemán es deudora de la burocracia prusiana, que precedió a la democracia
en una fase inicial. La existencia de una burocracia fuerte, que dota al Estado de unidad y de
continuidad, implica normalmente la redacción de un estatuto protector de los derechos y los
intereses de los funcionarios. Ya en 1794, el derecho territorial prusiano concedía a los funcionarios
la seguridad en el puesto de trabajo, el derecho a una pensión y la seguridad de una carrera
profesional (Mayntz 1997). Recuérdese que en España, por ejemplo, esta seguridad en el puesto de
trabajo no se consiguió hasta 1918, con el Estatuto Maura.
Desde sus inicios, la función pública alemana se concibió como un factor de equilibrio del poder
político, por lo que la continuidad de la Administración debía ser un contrapeso a la inestabilidad y el
continuo cambio político. De ahí que la configuración constitucional de la función pública se haya
caracterizado por la independencia y la autonomía frente a los demás elementos del sistema
(Derlien 2003a).

La configuración del sistema


Entre 1950 y 1989, el número de empleados públicos se duplicó de 2,2 a 4,6 millones,
estabilizándose en torno a esa cifra durante la década de los años ochenta. Con la unificación, el
número de empleados públicos ascendió a 6,7 millones, excesivamente elevado en términos
comparados. El Gobierno federal tuvo que reducir el empleo público para poder aliviar así el coste
económico de la unificación. A partir de 1995 se adoptó una estrategia de "adelgazamiento" del
Estado (Schlanker Staat), que contribuyó a reducir el empleo público a 5.163.800 en 1997 y que,
como muestra el siguiente Gráfico 1 siguió reduciéndose hasta los 4,5 millones hasta el año 2005,
nivel en el que se estabilizó y se ha mantenido hasta la actualidad.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Gráfico 1. Evolución del número de empleados públicos según niveles y categorías


6000,0

5000,0
Miles de empleados

4000,0

3000,0

2000,0

1000,0

0,0
1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005
Federación 577,6 546,3 533,2 526,4 516,0 510,2 502,0 493,8 490,3 491,1 492,7 481,4
Länder 2482,0 2453,4 2429,9 2401,9 2363,1 2313,7 2273,3 2178,9 2156,0 2155,3 2116,1 2076,9
Ayuntamientos o agrupaciones
1806,4 1735,6 1671,5 1615,2 1580,7 1537,3 1502,2 1469,7 1441,7 1409,6 1327,2 1277,8
municipales
Consorcios 66,9 65,9 67,8 68,2 67,7 72,4 69,8 67,4 71,0 70,3 65,0 60,0
Empleados públicos de la
428,0 449,9 462,6 450,5 449,3 457,3 488,0 545,1 588,0 595,1 613,8 652,4
administración indirecta
Total 5360,9 5251,1 5165,0 5062,2 4976,8 4890,9 4835,3 4754,9 4747,0 4721,4 4614,8 4548,5

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la Statistischen Ämter des Bundes und der Länder http://www.statistik-
portal.de/Statistik-Portal/de_inhalt26.asp

Con una perspectiva de 20 años desde la Unificación, el número de los recursos humanos empleados
por el gobierno federal se redujo entre 1991 a 2010 en 194.700 personas, lo que representa una
reducción del 29,9 %. El empleo público de los Länder se redujo en este mismo periodo en 631.300
personas (24,5% de reducción) y en el nivel municipal en 752.700 (un 36,7%), reducción producida
sobre todo en los Länder orientales (Bundesministerium des Innern (2011). Esta reducciones se
explican por la privatización de los ferrocarriles federales y el servicio de correos a mediados de la
década de los años noventa, por la reducción del tamaño del ejército federal, los recortes del exceso
de personal de las entidades locales y de los Länder de la Alemania oriental y por la política
restrictiva de empleo público (Bogumil y Jann 2009: 114). Asimismo, ha aumentado mucho el
empleo a tiempo parcial. De 1991 a 2010, aumentaron en 28.800 (un +124,1%) los efectivos
empleados a tiempo parcial siendo ahora el 11% de los empleados públicos federales
(Bundesministerium des Innern 2011).
Actualmente, los Länder (con un 46%) y las entidades locales (28 %) totalizan las tres cuartas partes
del empleo público, mientras que la Federación da trabajo a un 10 por ciento de los servidores
públicos (véanse los datos en la Tabla). Estos datos están en consonancia con un Estado en el que la
prestación de servicios se lleva a cabo en los niveles territoriales de gobierno y la programación de
las políticas públicas se acomete principalmente en el nivel federal.

10

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 1. Empleados públicos totales por categorías y niveles territoriales 2010


Funcionarios y Militares Contratados Total
Jueces
Federación
Admón. directa 129.556 185.725 141.983 457.264
Admón. indirecta
Total 36.571 255.305 291.876
166.127 397.288 749.140
Länder 1.253.453 687.243 1.940.696
Municipios y 184.637 1.114.040 1.298.677
mancomunidades y
consorcios locales
Función pública indirecta 40.134 512.667 552.801
(sin la federación)
Total 1.644.351 185.725 2.711.238 4.541.314
Patrimonio de la red de 42.702 2.121 44.823
Ferrocarriles
Empresas sucesoras del 88.600 88.600
servicio de correos
Total 1.775.653 185.725 2.713.359 4.674.737

Fuente: Bundesministerium des Innern (2011)

La proporción de funcionarios frente a otros grupos es inusualmente baja en Alemania. Los


funcionarios (Beamte) suponen el 38 por ciento, mientras que los empleados (Angestellte) y los
trabajadores manuales (Arbeiter) el 62 por ciento restante, configurando así un sistema dual: el
sistema de carrera para los funcionarios y el sistema de empleo para el resto. La proporción de
funcionarios es menor en los nuevos Länder, porque el establecimiento del estatuto legal para los
funcionarios civiles de la antigua Alemania oriental comenzó en 1989, y el proceso no ha acabado
aún (Röber 1996: 172).
Además, los nuevos Länder han aprendido de sus homónimos occidentales y han optado por el
empleo no funcionarial, menos gravoso para las arcas estatales. En cambio, la diferencia de estatus
entre los tres grupos (funcionarios, empleados y trabajadores) no es importante, porque la
legislación ha consolidado el contrato permanente para los que hayan estado 15 años en el puesto.
Estos grupos se diferencian en que las competencias soberanas son exclusivas de los funcionarios. La
Tabla 2 a continuación muestra el número de empleados públicos de diferentes gobiernos en cada
Land.

11

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 2. Empleados públicos de diferentes gobiernos en cada por Land (en miles) 2010
Länder Total1) Federaci Länder Municipios y Mancomunidad Ferroc Admini
ón asociaciones de es/Consorcios arriles stració
ellos locales n
indirec
ta
Baden-Württemberg 593,8 31,9 266,7 196,4 6,8 6,7 85,4
Baviera 712,0 66,1 300,4 195,7 17,9 8,1 123,9
Berlín 254,5 30,5 128,2 – – 0,3 95,4
Brandemburgo 134,4 16,0 58,2 43,2 1,8 – 15,2
Bremen 39,5 2,9 25,6 0,1 – 0,9 10,0
Hamburgo 113,3 11,0 68,6 – – 2,4 31,2
Hessen 332,3 24,5 134,6 103,1 2,7 5,5 62,0
Mecklenburgo- 100,7 17,9 40,0 24,6 1,1 – 17,1
Prepomerania
Baja Sajonia 433,3 63,8 188,9 117,6 5,7 5,0 52,2
Renania del Norte- 924,9 80,2 336,9 294,1 8,9 11,0 193,9
Westfalia
Renania-Palatinado 237,3 32,7 97,6 63,9 2,1 2,2 38,7
Sarre 57,3 3,7 30,4 14,3 0,7 1,3 7,0
Sajonia 221,9 11,8 85,9 72,0 2,5 – 49,5
Sajonia-Anhalt 133,5 8,8 59,4 43,4 1,7 – 20,2
Schleswig-Holstein 160,1 33,8 55,2 38,0 2,8 1,1 29,3
Turingia 124,5 9,1 64,0 35,2 2,6 – 13,7
Destinados en 12,9 12,6 0,1 – – 0,2 –
)
extranjero
Total 4.586,1 457,3 1.940,7 1.241,5 57,2 44,8 844,7
Fuente Statistischen Ämter des Bundes und der Länder http://www.statistik-portal.de/Statistik-Portal/de_inhalt26.asp

El régimen jurídico de la función pública es homogéneo para todos los niveles territoriales. Hasta
hace poco ha existido una ley marco que servía de referencia para las leyes específicas de los 16
Länder, por lo que las diferencias entre los tres niveles territoriales son insignificantes (Röber 1996:
171). Este diseño legal homogéneo no daba lugar a un sistema uniforme. La fragmentación se
reflejaba en el reclutamiento y en la promoción, pues no existía una oferta única de empleo para
todo el sector público ni tampoco una única comisión encargada del reclutamiento. Cada unidad
organizativa (ministerio federal o estatal, o comuna) recluta su propio personal y establece las
pautas de promoción. Con la reforma de la Ley Fundamental en 2006, las competencias sobre el
régimen de la función pública han sido descentralizadas a los Länder, que pueden, por ejemplo,
establecer sus propios regímenes de remuneración de los funcionarios y otros empleados públicos, y
regular sus sistemas de carrera.
Por otra parte, el sistema carece de cuerpos funcionariales que aglutinen y cohesionen a sus
miembros y de instituciones educativas elitistas. El sistema educativo está bastante estandarizado y
en una burocracia dominada por los juristas, la formación recibida en Heidelberg, Greiswald o Berlín
es la misma. No existe ninguna universidad que claramente predomine sobre las otras en las
biografías de los altos funcionarios. Por tanto, la estandarización del sistema educativo consigue una
formación homogénea, pero la ausencia de una institución predominante priva a los futuros

12

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

directivos públicos de la creación de redes informales y cohesionadas de trabajo.


El segundo examen de Estado (Staatsexam) después de la licenciatura en derecho constituye el
verdadero filtro de acceso a la función pública directiva. La función pública se divide en cuatro
niveles (directivo, ejecutivo, administrativo y auxiliar) (Figura 2) relacionados con los niveles
educativos exigidos para el acceso. El acceso es regulado por el ministerio de acogida, quien decide
los requisitos y los criterios de evaluación. Algunos ministerios anuncian las plazas vacantes; otros
seleccionan los currículos que llegan. La entrevista es el procedimiento más empleado en la
selección, a veces por una comisión, otras por el responsable de personal y el director general bajo
cuyas órdenes va a trabajar el aspirante. Es bastante normal que muchos aspirantes demuestren una
experiencia de más de 7 años en el sector privado, en institutos de investigación o en agencias
públicas dependientes del ministerio. Una vez seleccionado, el aspirante debe pasar un período de
prueba, cuya superación le garantiza el estatus definitivo de funcionario (Goetz 1999: 160).
Probablemente extrañe que no exista oposición en una cultura tan legalista. Ésta se celebra antes,
como corolario de los estudios universitarios. Los juristas se someten a dos exámenes estatales
(Staatsexam), cuya superación los cualifica para desempeñar un empleo público entre otros
empleos. Por tanto, una vez superado este segundo examen, sólo se trata de ver quién es el mejor
candidato para el puesto vacante.
El reclutamiento fragmentado y la inexistencia de una universidad específica en la que se licencien
los candidatos a los puestos directivos no permiten la formación de una elite cohesionada. La
fragmentación de la política de personal también dificulta la rotación interministerial, por lo que la
movilidad se circunscribe a la carrera administrativa ascendente (basada en la antigüedad en la
mayoría de los casos hasta la reforma reciente), y ello dificulta la creación de redes de trabajo
interministeriales.
En los últimos años, y en parte como consecuencia de la falta de flexibilidad percibida y la necesidad
de optimizar la organización de los recursos humanos y la calidad de los servicios tanto en el nivel
federal como en los Länder, el gobierno federal de la Gran Coalición inició una serie de reformas en
la gestión de los recursos humanos y el derecho de la función pública. Con la Ley de Reforma del
Derecho de la Función Pública de febrero de 2009 se han aprobado o enmendado de manera
significativa toda una serie de leyes que organizaban la gestión de los recursos humanos
(funcionarios y empleados públicos) de la administración federal y de los Länder.
Con la reforma de las leyes que regulan el estatuto de los funcionarios, se perseguía, por ejemplo,
que los funcionarios de carrera se adaptasen a las circunstancias cambiantes y los retos de futuro en
el derecho de organización, retribución y protección social y jubilación de los funcionarios, poniendo
un mayor énfasis en la productividad individual, la asignación más flexible de destinos y el aumento
del rendimiento global de la función pública. Las diferentes medidas contenidas en estas reformas
de la ley de función pública pueden resumirse en varios aspectos (ver Battis 2009a, 2009b; Reichard
2011):
 Reforma del sistema de carrera: adaptación de los requisitos de ingreso a la alta función pública
a los cambios en el sistema de educación superior; reducción del número de niveles de carrera;
fomento de la carrera horizontal.
 Refuerzo del principio de evaluación del rendimiento de los funcionarios: mayores posibilidades
de ascenso de los funcionarios con alto rendimiento al nivel siguiente de carrera; aumento de la
exigencia de evaluación tras el transcurso de la mitad del periodo de prueba; obligación de
publicidad de los destinos libres; cambios en el cálculo del sueldo base que no aumenta con la
antigüedad sino con la experiencia dentro de la función pública.
 Nueva regulación de la promoción profesional del funcionario: posibilidades de ascenso
mediante participación en cursos especializados de capacitación o formación superior; supresión
del ascenso mediante prácticas; refuerzo de la movilidad entre función pública y ámbito
empresarial, entre administraciones y con instituciones supranacionales europeas.

13

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

 Reformas en la regulación de las clases pasivas y en la conciliación familiar: la edad de jubilación


se retrasa hasta los 67 años; fomento de la conciliación de vida laboral y vida familiar de los
funcionarios.

Los funcionarios políticos


Los funcionarios políticos median entre la política y la administración. El derecho prusiano permitía
la afiliación política y la participación de los funcionarios activos en las campañas electorales. Esta
permisividad hacía peligrar su neutralidad y la lealtad hacia los dirigentes políticos, por lo que se
creó la figura del funcionario político (politische Beamte) en 1852. El funcionario político ocupa los
puestos de secretario de Estado y de director general además de otros cargos de confianza política.
Estos puestos forman parte de la carrera administrativa para aquellos que los ocupen y tengan
previamente la condición de funcionario. El nombramiento para estos puestos obedece a criterios
discrecionales, y, en el caso de cese, los funcionarios son retirados temporalmente (einstweilige
Ruhestand) del servicio, sin que haya degradación de rango. Disfrutando del retiro temporal por un
tiempo limitado, el funcionario puede ser llamado para ocupar un puesto del mismo rango o
superior al que ocupaba como funcionario político. Los ocupantes de estos puestos que proceden
del sector privado no disfrutan de este retiro temporal ni tampoco se convierten en funcionarios con
el nombramiento. Por ello, cuando cesan deben reintegrarse a la actividad privada. La institución de
esta figura obedece a la necesidad legítima que tienen los dirigentes políticos de ser asesorados por
personas de su completa confianza, sin conculcar los principios de antigüedad y experiencia
profesional que dominan en la carrera burocrática (Mayntz s.f.: 479). Se facilita así la labor de
mediación entre la política y la administración, sin necesidad de que la carrera administrativa de los
funcionarios sufra las consecuencias (Schröter 2004), como ocurre en España.
Investigaciones recientes demuestran que en los últimos dos decenios se ha producido una
tendencia a incrementarse el número de los altos funcionarios afiliados a partidos. Aunque el
estudio de Ebinger y Jochheim (2009) cubre un número de cargos superior al de los funcionarios
políticos, la tendencia de afiliación partidista por encima del nivel de Jefe de Servicio es ilustrativa.
Por ejemplo, la proporción de funcionarios de estos niveles sin afiliación partidista entre 1970 y
1995 se redujo del 72% al 40,4%. Luego aumentó otra vez por sorpresa en 2009 hasta al 73,5%
(Ebinger y Jochheim 2009).
Los funcionarios políticos que ocupan los puestos de los dos rangos superiores de los ministerios
conforman la elite administrativa. El perfil de esta elite no se diferencia de otras elites sectoriales ni
se destaca en sus características sociales del resto de la población. En ese sentido, Goetz (2000)
afirma que la elite administrativa es plural. Su único rasgo distintivo es la alta proporción de juristas.
En la década de los años sesenta, los juristas ocupaban el 75 por ciento de los puestos destinados a
los funcionarios políticos. La preponderancia de este grupo permitía utilizar el término
Juristenmonopol. Este porcentaje se redujo al 57 por ciento en el estudio de Bürkin et al. (1997). Diez
años más tarde, la proporción de juristas entre los directivos ministeriales era aún del 60%,
habiéndose reducido solo un 5% en los últimos 30 años. A esta proporción le siguen los economistas
con un 13% y los politólogos o sociólogos con un 10% y los científicos naturales con un 9%
(Schwanke y Ebinger 2006). Si bien la formación jurídica aleja a la elite administrativa de las elites del
sector privado, no ocurre así con las elites políticas. El número de ministros con formación jurídica es
bastante alto, y el número parlamentarios que son funcionarios es considerable: el 34,1 por ciento
entre 1994 y 1998 (en Hess 1995, citado por Goetz 2000: 84). Además, algunos altos funcionarios
piden una licencia sin sueldo para trabajar como asesores de los parlamentarios. Por tanto, el bagaje
jurídico común sienta las bases de unas relaciones fluidas entre los funcionarios y los políticos.
Asimismo, la mayor parte de los altos cargos de la administración, la llamada elite administrativa
(secretarios de estado y directores generales), se reclutan de entre funcionarios. Esta proporción se
ha ido reduciendo algo, pero en 1999, por ejemplo, la proporción de funcionarios de carrera con una
carrera ininterrumpida en la administración era del 41, 1% (Derlien 2003b).El consenso de los

14

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

autores se desarrolla más bien en torno a la profesionalidad de los funcionarios y a su obediencia a


los principios jerárquicos de autoridad.

Las administraciones territoriales


La organización territorial del Estado alemán debe su configuración presente a la tradición histórica
más que a la influencia de los modelos extranjeros aportados por las potencias aliadas después de la
II Guerra Mundial. Desde el punto de vista formal, dos características lo distinguen del sistema
federal estadounidense: a) En líneas generales, el nivel federal legisla y el nivel estatal ejecuta la
legislación. b) La cámara federal no está formada de senadores elegidos directamente por la
población, sino de representantes del poder ejecutivo de los Länder. Al igual que en otros sistemas
federales, las entidades locales y su legislación dependen de los Länder, no de la federación. En este
apartado se analizarán las características de los niveles territoriales de gobierno y en el próximo las
relaciones intergubernamentales.

Los Länder
El modelo de división de poderes del nivel federal se reproduce en el ámbito territorial. Cada uno de
los 16 Länder dispone de órganos legislativos, ejecutivos y judiciales propios y tiene autonomía a la
hora de autoorganizarse. El Landtag, el parlamento estatal, tiene soberanía para dictar leyes en los
ámbitos de su competencia: las entidades locales, el sistema policial, la administración de justicia, la
cultura y la educación. Como los Länder desempeñan fundamentalmente tareas administrativas, la
actividad legislativa del Landtag es bastante reducida ya que la mayor parte de la legislación se
genera en el nivel federal y europeo.
La mayor parte de los empleados públicos de los Länder, que son, con más del 50% (1.940.000
personas) el grupo más números de empleados públicos alemanes, trabaja en el ámbito educativo y
científico (el 51% de los empleados públicos en el nivel de los Länder), seguido de policía y seguridad
pública 14%, protección jurídica 9% y administración tributaria 8% (Bogumil y Jann 2009: 98).
Los Länder son responsables de su propia organización administrativa. A pesar de algunas
diferencias entre ellos que reflejan esta autonomía, la organización de todos los Länder muestra
algunos principios comunes de organización, basándose, aparte de la estructura ministerial, en
agencias especiales que operan en tres niveles: el nivel del gobierno del Land y los ministerios, el
nivel de los gobiernos regionales (Regierungsbezirk), y en el nivel de las comarcas o ciudades no
regidas por una autoridad comarcal. La excepción a estos principios la constituyen las tres ciudades-
estado y el Sarre, Schleswig-Holstein, Renania-Palatinado, Brandeburgo, Mecklemburgo-
Prepomerania, Turingia, todos ellos Länder pequeños o medianos sin el nivel intermedio (Gunlicks
2003).
En el nivel superior de la administración de los Länder, la dirección política le corresponde al
Ministro-Presidente (Ministerpräsident). Éste representa los intereses de su Land frente a los demás
Länder en la conferencia de ministros-presidentes y frente al nivel federal en el Bundesrat, donde
tiene una influencia considerable sobre la legislación federal (März 2006).
Para su dirección política, los presidentes cuentan con una estructura de apoyo (Staatskanzlei)1
dependiente directamente de él. Estos gabinetes de la presidencia han aumentado su personal en
los últimos años y su tarea principal es la coordinación del trabajo de los ministerios, el apoyo al
presidente, la gestión de la información y la propuesta e iniciación de nuevas políticas. Asimismo,
estos gabinetes coordinan la postura del Land en las comisiones y las sesiones plenarias del

1
En Baden-Württemberg, esta estructura de apoyo se llama Staatsministerium, en las ciudades-estado,
Senatskanzleien.

15

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Bundesrat, lo que supone una parte muy importante de su actividad. Además organizan la
conferencia de ministros-presidentes con otros Länder y con el Canciller federal (Zerr 2006).
Por lo que respecta al nivel superior de las administraciones de los Länder y los gobiernos las tareas
administrativas son acometidas en tres niveles distintos por sus delegaciones periféricas:
a) El nivel superior está formado por los ministerios del Land, que desempeñan las funciones que
abarcan todo el territorio. En la mayoría de los Länder existen entre siete y nueve ministerios. Éstos
suelen ser los seis clásicos ministerios (Interior, Educación y Cultura –Kultus--, Hacienda, Economía,
Asuntos Sociales y Justicia), además de los añadidos y eliminados en los últimos años (Gebauer
2006)
Asimismo, en el nivel de los Länder también existen organismos autónomos (Landesoberbehörden)
bajo la responsabilidad de un ministerio como los Institutos de Estadística, las Oficinas contra el
delito, las Oficinas de protección Constitucional, los Institutos geológicos o las Agencias de
protección Medioambiental, las Agencias de Investigación, las Agencias de desarrollo agrícola, etc.
b) El segundo nivel de demarcación administrativa se corresponde con la región (Bezirk). En la región
hay un delegado del gobierno estatal (Regierungsdirektor o Regierungspräsident), quien coordina la
Administración estatal en la región y supervisa las tareas administrativas que afectan a las comarcas,
(Kreise2) y a las ciudades no regidas por la autoridad comarcal.
c) Por último, las autoridades inferiores están constituidas por los municipios, que asumen
competencias de los Länder por delegación.

El nivel local
Las entidades locales autónomas se estructuran de forma diferente en función del tamaño de los
Länder (grandes, pequeños o ciudades-estado) (Figura 1). En los nueve Länder grandes3 existen tres
niveles político-administrativos: las regiones (Bezirke), las comarcas (Kreise) y los municipios
(Gemeinde); mientras que en los cuatro Länder pequeños4 no existe el nivel regional. En ambos
casos, las ciudades sin comarca (Kreisfreistädte) fusionan las competencias de las comarcas y de los
municipios. Las autoridades regionales se cuidan de la población de las comarcas, los pueblos y las
ciudades en los grandes Länder. Por tanto, por encima del nivel de la ciudad no existe una comarca;
en todo caso dependerá de una región en los Länder grandes. En las tres ciudades-Estado5 no
existen órganos intermedios. De estos tres niveles, el más importante es el que se corresponde con
el municipal (pueblos y ciudades) (Wollmann y Kuhlmann 2008; Rodríguez de Santiago et al. 2010).
Desde un punto de vista histórico, el desarrollo local en Alemania no es unilineal ni homogéneo para
todos los Estados, dado que el responsable de la legislación local es el Land y no el gobierno federal.
En esta evolución se aprecian algunos hitos relevantes. La autonomía municipal y la cláusula de
competencia general fueron establecidas mediante una carta municipal por Freiherr vom Stein en
Prusia en 1808. Inicialmente, además de la asamblea elegida por los ciudadanos, se estableció una
junta elegida (Magistrat), compuesta de concejales y ciudadanos competentes, que ejecutaba las
tareas administrativas de la comuna y las delegadas por el Estado. Esta carta se aplicó a los
municipios relativamente grandes, pero no a las aldeas. En el resto de los Estados se copió la idea de
la carta, pero no su contenido, por lo que apareció un modelo distinto de organización

2
A veces traducido también como provincias o distritos.
3
Baden-Württemberg, Baviera, Hessen, Renania del Norte-Westfalia, Renania Palatinado, Sachsen, Sachsen-
Anhalt, Turingia. Baja Sajonia existía hasta 2005.
4
Brandemburgo, Baja Pomerania, Schleswig-Holstein, Sarre.
5
Berlín, Bremen y Hamburgo.

16

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

prácticamente en cada Land. En consonancia con la doctrina legal, la autonomía de las entidades
locales se circunscribía más bien a las tareas administrativas, no las políticas. La misma
denominación “Administración estatal indirecta” (mittelbare Staatsverwaltung) transmite esta
noción subordinada.
Tabla 3. La evolución de la planta territorial de Alemania

Antes de Tras la reforma Alemania


reforma (1981) reunificada
administrativa (2007)
Federación 1964
1 1 1
Estados federados(Länder) 11 11 16
Regiones (Regierungsbezirke) 33 26 27
Comarcas rurales (Landkreise) 425 237 313
Ciudades Libres (kreisfreie Städte) 91 116

Municipios (Gemeinden) 24.411 8.513 12.682

Durante finales del siglo XIX y principios del XX, la Administración municipal adquirió un conjunto
considerable de competencias propias y delegadas del Land, sufragando los gastos de estos servicios
con sus propios recursos. Las comarcas (Kreise) se establecieron a finales del siglo XIX para acometer
tareas propias y tareas estatales delegadas, evitando así la duplicación de la Administración con la
creación de delegaciones periféricas. Después de la II Guerra Mundial, las entidades locales fueron
inmediatamente restauradas como órganos democráticos electos, antes que los Länder y el
gobierno federal. Las entidades locales desempeñaron un papel fundamental en restañar las
enormes heridas de la guerra (Hesse 1990: 359)
Los aproximadamente 24.500 municipios existentes en los años cincuenta demostraron ser
excesivos para una prestación eficiente de los servicios públicos. Dado que la política local es asunto
de los Länder, cada uno siguió una política diferente. En algunos se fusionaron muchos municipios
pequeños, dejando su población en una media de unos 43.000 habitantes. En otros, en cambio, se
restringió la política de fusiones y se permitió que las aldeas tuvieran su propio concejo y alcalde,
aunque se vieran obligados a asociarse con otras aldeas para la prestación de servicios. Con la fusión
se pasó de 24.000 municipios a unos 8.500 y de unas 425 comarcas a 237 en la Alemania occidental
(Laux 1999: 175).

17

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 4. Número de entidades locales por Land 2011

De los cuales
Regie- Nº Total Ciudades sin Comarcas Total Municipios Ciudades
rungs- Kreise comarca rurales Gemeinden
bezirk kreisfreie Land-
Städte kreise
Schleswig-Holstein - 15 4 11 1 116 63
Hamburgo - 1 1 - 1 1
Baja Sajonia - 46 8 38 1 024 164
Bremen - 2 2 - 2 2
Renania del Norte_Westfalia 5 53 22 31 396 270
Hessen 3 26 5 21 426 189
Renania-Palatinado - 36 12 24 2 306 128
Baden-Württemberg 4 44 9 35 1 101 312
Baviera 7 96 25 71 2 056 317
Sarre - 6 - 6 52 17
Berlin - 1 1 - 1 1
Brandenburgo - 18 4 14 419 112
Mecklenburgo-Prepomerania - 8 2 6 805 84
Sajonia 3 13 3 10 469 175
Sajonia-Anhalt - 14 3 11 220 104
Turingia - 23 6 17 942 126
Alemania 22 402 107 295 11 336 2 065

Fuente: Statistisches Bundesamt Deutschland Gemeindeverzeichnis-Informationssystem (GV-ISys)

Aproximadamente 20 millones de habitantes de la ex RDA viven en unos 7.500 municipios, por lo


que el problema de la fragmentación municipal es bastante agudo. Las entidades locales no tuvieron
un lugar predominante en la agenda política de la unificación. Se restauraron las elecciones, pero se
las dejó a su propia suerte con recursos personales y materiales muy insuficientes, pues los nuevos
Länder constituían un tema prioritario. En la actualidad, con 13.401 municipios en la Alemania unida,
la la fragmentación municipal sigue constituyendo un problema para la prestación de servicios, que
se intenta solucionar mediante asociaciones de municipios y consorcios con otros entes públicos o
con organizaciones privadas.
Las entidades locales se caracterizan formalmente por tres elementos (Knemeyer 1997: 205-207. En
primer lugar, gozan del principio de autonomía (Selbständigkeit), por el que son independientes de
los Länder. En segundo lugar, las entidades locales se atienen al principio de competencia general
(Allzuständigkeit), por el que pueden prestar servicios que no hayan sido atribuidos a otros niveles
territoriales por la ley. Finalmente, estos dos principios se combinan con el de dependencia de los
Länder en cuestiones organizativas. Como consecuencia de esta particularidad, y siguiendo las
tradiciones históricas, han existido cuatro modelos básicos de sistemas organizativos locales. En

18

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

algunos Länder, como Schleswig-Holstein, conviven los cuatro modelos, en otros Länder predomina
uno. Para no dificultar la explicación, se mostrarán las características de los tres modelos más
importantes: el modelo meridional, el septentrional y el de magistratura.
 En el modelo meridional de comuna, o sistema dualista6, semejante al modelo
estadounidense, el órgano representativo y el ejecutivo son elegidos directamente por el
electorado. El alcalde, elegido directamente por los ciudadanos por un período de 6 años,
administra los acuerdos del pleno y preside la asamblea representativa. En las comunas
grandes, el alcalde ejecuta las competencias delegadas de otros niveles territoriales sin que
intervenga la asamblea. En el caso de que la población de la comuna sea superior a 10.000
habitantes, la asamblea designa por un período de 6 años a delegados de servicio bajo la
supervisión del alcalde. En este modelo, el alcalde tiene mucho poder al subordinársele el
órgano representativo y la estructura administrativa. Es un modelo de corte presidencialista.
 El modelo septentrional de comuna7, o sistema monista, se asemeja al del gobierno local
británico. La asamblea es el único órgano elegido directamente por los ciudadanos, y
combina las facultades ejecutivas y legislativas. El alcalde es un primus inter pares y no dirige
la Administración. La dirección de la Administración le corresponde al gerente, nombrado
por el Ayuntamiento por un período de 12 años.
 En el modelo de "magistratura"8 hay también variantes, y tiene ciertas semejanzas con el
sistema francés. La asamblea es el órgano elegido directamente por los ciudadanos, que
elige a su vez a su presidente, el alcalde, por un período entre 6 y 12 años. Al mismo tiempo,
la asamblea elige la "magistratura" (Magistrat), el órgano administrativo compuesto del
alcalde y de concejales honoríficos y profesionales. Los acuerdos de la "magistratura" son
ejecutados por el alcalde, quien dirige la Administración comunal en nombre de la
"magistratura".
A pesar de la variedad de modelos y de las variantes introducidas en cada Land, existe una tendencia
a implantar un modelo presidencialista, es decir, que el alcalde sea directamente elegido por los
ciudadanos por un período que oscila entre 5 y 12 años (Bogumil y Jann 2009: 106). De esta forma se
va fortaleciendo el poder ejecutivo, haciéndole responsable no sólo de la representación del
municipio, sino también de la dirección de la administración y de la delegación de las competencias
de niveles territoriales superiores.
Los municipios desempeñan ciertas funciones obligatorias (por ejemplo, escuelas, jardines de
infancia, mantenimiento de la red viaria...), que se especifican en la legislación de cada Land,
además de ejecutar leyes federales y estatales. Las comarcas (Kreise), dotadas de autonomía política
y administrativa, ejercen también competencias propias y delegadas. Se especializan sobre todo en
compensar la incapacidad financiera de algunas comunas para prestar servicios que requieren
fuertes inversiones, como por ejemplo la construcción de carreteras y el mantenimiento de
hospitales. En las ciudades se combinan las competencias de los dos niveles anteriores. Finalmente,
en las regiones (Bezirke) de los Länder grandes se asumen dos tipos de servicios: servicios sociales y
servicios culturales, además de fomentar una política de desarrollo territorial.
El sistema local alemán es complejo por la convivencia de diferentes modelos organizativos, aunque
éste tiende a simplificarse con la elección directa del alcalde, y por el entrelazamiento de
competencias entre las delegaciones periféricas de los estados y la administración propia de cada
uno de los niveles territoriales.

6
Baden-Württemberg y Baviera.
7
Baja Sajonia y Renania del Norte-Wesfalia
8
Hessen, Schleswig-Holstein, Bremen

19

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Las relaciones intergubernamentales


Tendencias y reformas recientes
Tres principios inspiran el federalismo alemán: a) El principio de lealtad al sistema federal, por el que
se tienen en cuenta los intereses de toda la nación y de las demás jurisdicciones territoriales. b) El
principio de supremacía de la Federación sobre los Länder. c) El principio de cooperación entre la
Federación y los Länder. Estos principios propician que se desarrolle la cooperación entre todos los
niveles territoriales. Lo que se decide en el centro debe ser ejecutado en la periferia. Si la periferia
ejecuta, el centro debe permitir su participación en la adopción de decisiones. A los principios
constitucionales señalados se añaden tres factores adicionales, que constituyen la base de las
relaciones entre todos los actores del sistema: a) El grado de polarización del sistema de partidos. b)
La coincidencia de las mayorías políticas en el Bundestag y el Bundesrat. c) La divergencia o la
convergencia entre el Gobierno federal y los Länder.
En la distribución de tareas entre el nivel federal y el estatal se aprecian dos tendencias: en primer
lugar, una centralización de la legislación en el nivel federal y, en segundo lugar, la primacía del
poder ejecutivo sobre el legislativo en todos los niveles. Revisemos la centralización del proceso
legislativo. En el diseño constitucional, las competencias legislativas están asignadas tanto al nivel
federal como al de los Länder; las tareas administrativas están compartidas por ambos niveles y, por
último, ambos niveles participan de los recursos económicos del Estado. La Administración federal
de programas públicos se restringe a las áreas de asuntos exteriores, administración financiera,
defensa, policía aduanera y otras fuerzas de seguridad del Estado. En la mayoría de estas áreas
existen delegaciones periféricas en los Länder y en las corporaciones locales, pero, aparte de estas
excepciones, los Länder son responsables de la aplicación de la ley en su territorio. (Laufer y Münch
2010).
La práctica ha pervertido la distribución de competencias. La federación se está beneficiando de
mayores competencias legislativas (concurrencial y general) con la excusa de homogeneizar las
condiciones de vida para todos los ciudadanos, al tiempo que las competencias legislativas de los
Länder disminuyen. Las decisiones de los parlamentos de los Länder se reducen y el gobierno estatal
se convierte paulatinamente en el brazo ejecutor de las medidas federales. Ésta es una razón del
debilitamiento del Landtag (parlamento estatal), pero no la única. Se añaden tres más:
• El poder ejecutivo del Land puede intervenir a través del Bundesrat en la formulación de las
políticas que atañen a los Länder. En este proceso, el parlamento regional queda marginado.
El papel del Bundesrat es primordial por la capacidad de veto parcial y total que tiene sobre
aproximadamente un 50 por ciento de las leyes federales.
• Los poderes ejecutivos de los Länder y el de la Federación se reúnen periódicamente a través
de Conferencias sectoriales (ministros de un ramo) para solucionar los problemas comunes
en la implantación de las políticas públicas. La Conferencia más importante es la que reúne a
los presidentes de los Länder y al Canciller federal.
• El poder ejecutivo de los Länder tiene importancia incluso a la hora de predecir la carrera del
canciller. Kohl y Schröder, los dos últimos cancilleres, habían sido previamente presidentes
de sus respectivos Länder. Otros ministros del SPD de 1998 (Lafontaine y Scharping) también
habían ocupado la presidencia de su Land. Dada la importancia del poder ejecutivo en el
Bundesrat y las posibilidades que ofrece para hacer oposición al gobierno federal, no es de
extrañar que el camino hacia la cancillería se labre en el Land.
Debido a las repetidas críticas a las tendencias a la centralización del sistema y a la falta de
autonomía de los Länder, la comisión mixta de reforma constitucional del Bundestag y el Bundesrat
reunida en 1994 introdujo una importante reforma constitucional, la enmienda del Artículo 72.2 y
72.3 de la Ley Fundamental. Según esta enmienda, el gobierno federal podría usar su poder
legislativo concurrente solo si la legislación federal es “indispensable” para crear condiciones de vida

20

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

equivalentes en toda la federación (antes el artículo decía condiciones uniformes). Esta enmienda
semántica que habían forzado los Länder más ricos tardó más de diez años en concretarse mediante
la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal, que fue introduciendo restricciones a los
poderes legislativos concurrentes del gobierno federal. Estas restricciones tuvieron que ser
incorporadas en la constitución mediante la reforma constitucional de 2006.
En el ámbito institucional, la unificación no supuso la introducción de cambios básicos en las
cámaras parlamentarias, aunque sí la modificación sustancial de los votos en el Bundesrat. Con la
inclusión de los nuevos Länder, los grandes Länder de la ex RFA perderían la mayoría de las
votaciones. La firma del Tratado de Unificación se condicionó a que los grandes Länder no perdieran
el control del Bundesrat (Glaeßner 1996: 26). Aunque el voto suplementario que ganó cada Land
grande no les da la mayoría, sí les permite vetar las propuestas de los Länder pequeños.
Por lo que respecta al sistema de partidos y su importancia para las relaciones
intergubernamentales, en el período que se inicia después de la unificación, el modelo dual de
conflicto entre el SPD y la CSU se pluralizó, pues se produjo la regionalización del sistema de
partidos, y las elites regionales no siempre han estado a favor de las elites nacionales. Esta
"pluralización" del sistema no permite la existencia de una mayoría clara en el Bundesrat, por lo que
las mayorías se deben negociar para cada caso, pudiendo predominar los intereses de los Länder
sobre los de los partidos.
La enorme deuda pública generada a todos los niveles, la falta de crecimiento económico y el
desempleo llevaron a los gobiernos a buscar las reformas institucionales que propiciaran una salida
de los problemas económicos de Alemania. Durante el final de los años noventa y primeros años
2000, políticos y algunos expertos académicos coincidían en que el Bundesrat y las relaciones
intergubernamentales, es decir del sistema federal cooperativo, era responsable de la imposibilidad
de llevar a cabo las reformas económicas y fiscales necesarias. Aunque muchos estudios desmienten
esa relación causal, los diagnósticos propuestos y compartidos por los actores políticos y expertos
les llevaron a proponer como solución una reforma del sistema federal consistente en una
separación de las competencias (con devolución de algunas competencias a los Länder y retirada de
la Federación de la legislación marco o concurrente), una menor implicación del Bundesrat en la
legislación federal y un cambio en el sistema de financiación que promoviera mayor competencia y
menores transferencias de nivelación de los Länder ricos a los pobres.
La primera Comisión para la Modernización del Orden Federal, creada en 2003, intentó separar las
competencias concurrentes y las estructuras de cooperación intergubernamental. Se trataba de
reducir la cantidad de la legislación federal que requería el asentimiento del Bundesrat y devolver
algunas competencias a los Länder como la educación. Aunque esta comisión no llego a un acuerdo
en 2004, la Gran Coalición que llegó al gobierno en 2005 asumió la mayor parte de sus propuestas y
en 2006 produjo la mayor reforma constitucional en mucho tiempo. Así, se redujo la intervención
del Bundesrat y se dio más autonomía a los Länder en varias materias competenciales,
permitiéndoles también desviarse de la legislación federal en algunos casos (Arroyo 2009).
Asimismo, el gobierno de la Gran Coalición emprendió la llamada “segunda” modernización del
federalismo, que debía afectar a la financiación del sistema y cambiar las relaciones fiscales
intergubernamentales. Al final se concentró sobre todo en la deuda y en algunas cuestiones
administrativas (Arroyo 2010; Feld y Taskaran 2010).
Los resultados de la segunda comisión de reforma del federalismo en 2009 produjeron la 57ª
reforma de la Ley Fundamental, que contiene enmiendas relacionadas con la administración pública
(artículos 91c y 91d); enmiendas relacionadas con las haciendas públicas de los Länder (artículos
104b, 109, 109a, 115 y 143d) y enmiendas que tratan de fomentar la cooperación de las
administraciones de la Federación y los Länder en el uso de las tecnologías de la información
(articulo 91c). Algunas de estas reformas son las siguientes (Renzsch 2010):

21

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

• Se permite al gobierno federal apoyar financieramente a los Länder en casos de catástrofes


naturales o emergencias extraordinarias
• Se reforma el artículo 109 en lo relativo al cumplimiento de las obligaciones europeas por
parte de la República Federal de Alemania (los criterios de Maastricht).
• Se incorpora en la Constitución, como novedad más importante, el llamado “freno de la
deuda”, que establece que los presupuestos de la Federación y de los Länder tienen que
estar equilibrados, estableciendo un equilibrio entre los ingresos y los gastos públicos
(articulo 115.2).
• Se establecen mecanismos de control para el “freno de la deuda”
• Se otorga a los Länder más endeudados el derecho a una ayuda financiera en su proceso de
consolidación fiscal.
• Se establece que las sanciones económicas de la UE por violación de la disciplina fiscal por la
Federación o los Länder serán asumidas en un 65 por ciento por la Federación y un 35 por
ciento por los Länder;
• Se establece la evaluación y los estudios comparativos (benchmarking) para promover la
eficiencia de las administraciones públicas

Las relaciones intergubernamentales verticales y horizontales


Como se ha expuesto ya, el sistema de gobierno alemán está basado en la cooperación entre niveles
de gobierno. En el caso de los Länder y el nivel federal, encontramos toda una serie de pautas
estables de colaboración intergubernamental vertical y horizontal, tanto en el nivel legislativo como
en el de los ejecutivos (Laufer y Münch 2010; Leunig 2010b). Además de las actividades encaminadas
a coordinar sus decisiones en el Bundesrat, los Länder alemanes cooperan horizontalmente en sus
propios ámbitos sectoriales de política pública para gestionar los efectos externos, para definir sus
intereses comunes frente al gobierno federal y la UE o para armonizar el derecho y las prácticas
administrativas (Benz 2010).
Aunque estas relaciones intergubernamentales no se basan en ninguna normativa constitucional, los
ministros de los Länder se reúnen en conferencias sectoriales, al igual que los Ministros-presidentes.
En la actualidad, la mayoría de las conferencias funcionan de acuerdo a reglas formales, formuladas
en reglamentos. Casi todas las conferencias se reúnen regularmente; muchas, en particular la
conferencia de primeros ministros y de ministros de hacienda, también convocan a veces reuniones
extraordinarias. El ministro federal responsable es miembro de algunas de estas conferencias de
ministros de los Länder; en todas las demás, se invita con regularidad a los representantes federales,
que participan como invitados. La presidencia de estas conferencias es rotatoria entre todos los
Länder, con el ministro del Land en ejercicio actuando como secretario. Sólo la Conferencia de
Ministros de Asuntos Culturales y de Educación tiene su propio aparato burocrático, creado sobre la
base de un convenio administrativo en 1959. En 2004, por ejemplo, el personal de su secretariado
suponía 216 funcionarios. Además, la conferencia tiene establecidos no menos de 36 comisiones,
subcomisiones y grupos de trabajo. Después de que el gobierno de Baja Sajonia amenazara con
retirarse del acuerdo, la conferencia decidió reformar sus estructuras y aligerar su estructura
burocrática (Benz 2010).
Otras conferencias funcionan sin un aparato burocrático mixto. En general, los técnicos sectoriales
de los ministerios del Land preparan las decisiones de sus ministros o coordinan las políticas por su
cuenta. Estas redes de “tecnócratas” han sido criticadas por su ineficiencia y por su falta de
legitimidad. En el curso de las reformas del sector público, los primeros ministros de los Länder se
esforzaron por consolidar las estructuras de relaciones intergubernamentales existentes. Durante el
final de la década de los años noventa, el número de comisiones y de grupos de trabajo se redujo
significativamente en las áreas de agricultura, medio ambiente, salud y transporte. En junio de 2004,
la Conferencia de Primeros Ministros aprobó una resolución solicitando a las conferencias
sectoriales específicas de ministros la reducción del número de comisiones y de grupos de trabajo.

22

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Los resultados hasta el momento han diferido y varían entre sectores de actuación. En la mayoría de
los casos se han suprimido o fusionado comisiones y grupos de trabajo. Además, los plazos límite
para la cooperación deberían evitar el crecimiento de las redes burocráticas. En general, los
ministros intentaron controlar mejor el trabajo de los funcionarios subordinados definiendo los
mandatos y el orden del día de las comisiones y grupos de trabajo. Ha habido reformas significativas
en aproximadamente la mitad de los sectores. La siguiente tabla destaca los cambios en la
Conferencia de Ministros de Medio Ambiente, que en sus reuniones de 2004 y 2005 decidió reducir
el número de comisiones administrativas y de grupos de trabajo y reforzar las competencias de los
líderes políticos frente a los técnicos y altos funcionarios (ver Tabla 5).

Tabla 5. Reciente reorganización de la cooperación entre Länder en política medioambiental


Antes de la reforma Tras la reforma de 2004/05
Primer nivel: 2 encuentros regulares al año 2 encuentros regulares al año
Conferencia de ministros Invitados ordinarios: presidentes de las Sin invitados ordinarios
comisiones federal – Länder (2º nivel),
representante del Consejo de Expertos
para el Medio Ambiente
Segundo nivel: 12 (directores generales y subdirectores 8 (directores generales); agendas definidas
comisiones conjuntas Nivel generales) por los ministros
federal -Länder
Tercer nivel: 61 24 agendas definidas por los ministros,
Comisiones especializadas y normalmente con un tiempo limitado
grupos de trabajo
Cuarto nivel: ? Eliminados
grupos ad-hoc
Fuente: Benz 2010

Los funcionarios de los ministerios federales y de los Länder están además relacionados
permanentemente a través de numerosas comisiones que vinculan todos los niveles administrativos.
Aquí es donde se elaboran muchos anteproyectos de ley y donde se estandarizan los procedimientos
y prácticas administrativas. En general, las reuniones y las comisiones constituyen canales de
comunicación entre niveles que están estrechamente conectados con las relaciones
intergubernamentales horizontales (Benz 2010).

Reformas de la administración pública


En Alemania, la introducción de la Nueva Gestión Pública no ha sido global como en el Reino Unido, y no
se ha aplicado por igual a todos los niveles de gobierno. Al respecto hay argumentos que coinciden.
Muchas de las reformas llevadas a cabo por el Reino Unido —por ejemplo, la subcontratación con la
iniciativa privada— ya se practicaban en Alemania desde hacía años (Döhler 2007). En contra de esos
argumentos habría que decir que las reformas en el Reino Unido están muy influidas por el sector
privado, mientras que la esencia del sector público alemán sigue siendo pública. La burocracia alemana
ha permanecido weberiana, a pesar de haber transcurrido 30 años en los que se han producido cambios
incrementales, de ajustes mutuos. El modelo racional legal en la formación profesional, el sistema
cerrado de carrera, la promoción de acuerdo con criterios objetivos, la jerarquía entre los distintos
cargos de responsabilidad y entre la administración general y las jurisdicciones especiales, la clara
distinción entre los medios públicos y privados de producción, la ejecución impersonal de las tareas
públicas y el servicio en aras del interés general son los aspectos dominantes de una cultura que no
parece que vaya a cambiar en el futuro. La profesionalidad de los funcionarios alemanes no hacía
necesaria una reforma que había comenzado en el Reino Unido diez años antes (Reichard 2003).
Esta imagen de la cultura burocrática no debe dar la impresión de total inamovilidad, pues el sistema
sufrió convulsiones notables con la unificación. A partir de esos momentos, las preocupaciones de los

23

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

distintos niveles de gobierno han sido de una naturaleza diferente, aunque todos se han visto afectados
por la unificación. El gobierno federal se ha concentrado en dos problemas: en la división del poder
ejecutivo entre Bonn y Berlín, con los problemas de coordinación que ello supone, y en la financiación
de la unificación. Para ello se pretendió conseguir un Schlanker Staat (“Estado más ligero”) a partir de
1995, por el que se debía reducir el peso del Estado en la economía mediante la privatización y la
reducción del empleo público. A pesar de estos propósitos, los principios del Estado social (Sozialstaat),
además de las correspondientes convicciones políticas de los dos partidos principales, supondrían un
obstáculo insuperable para recortes demasiado drásticos.
En 1999, el gobierno federal lanzó una nuevo programa bajo el lema Aktivierender Staat (el Estado
capacitador), para contrarrestar la visión negativa que se desprendía del lema anterior “Estado más
ligero” (Bundesregierung 1999) del gobierno de la CSU. La filosofía de este nuevo programa de reforma
era muy similar al proyecto de modernización del gobierno británico (joining up government –
gobernando juntos). El Estado no se encuentra solo en la provisión de servicios: sus propuestas
legislativas deberían contar en todo momento con los Länder y, como algo novedoso, con los
municipios. El lenguaje estaba plagado de connotaciones relacionadas con el "asociacionismo", la
"formación de consorcios" y las fórmulas cooperativas de todo tipo. La cooperación se extendía también
a los ciudadanos. El documento incitaba a que éstos tomaran la iniciativa, coparticiparan en la
producción y en la provisión de los servicios públicos. En realidad sólo estaban formalizando una
práctica cada vez más común en las entidades locales.
El gobierno federal reconocía la pluralidad de formas de provisión, pero que debían ser reconducidas a
la “unidad” en todo momento. No renunciaba por tanto a superar las asimetrías que habían surgido en
los últimos años entre los distintos Länder. En definitiva, el documento apelaba a la cooperación al
mismo tiempo que ofrecía más libertad.
Más recientemente, en 2010, con su programa "Una administración transparente y en red", el gobierno
federal presentó su estrategia destinada, según la propia exposición del programa, a modernizar la
administración pública y encontrar un equilibrio entre los puntos fuertes tradicionales de la
administración federal alemana --neutralidad, legalidad y el foco en el interés general-- y las crecientes
demandas de eficiencia, transparencia, receptividad y calidad de los servicios, a la vez que se centraba
en los recursos humanos y el fortalecimiento de su integridad (Bundesregierung 2010).
Ya durante la legislatura de 2005-2009, el gobierno federal había aprobado el programa "Centrados en
el futuro: Innovaciones para la Administración", que incluía el programa de E-Government 2.0, y que
había establecido medidas para reducir la burocracia, optimizar la organización y gestión de recursos
humanos con el fin de mejorar el desempeño administrativo y la modernización de las TIC. Una amplia
gama de proyectos se completó dentro de los planes anuales de ejecución, mientras que otros están en
curso. El programa de reformas actuales se ha centrado sobre todo en los proyectos mencionados
específicamente en el acuerdo de coalición de 2009, priorizando la eficiencia, la transparencia, la
receptividad y la calidad de los servicios, así como la promoción de la Administración electrónica, aparte
de algunas nuevas reformas.
Por ejemplo, el acuerdo de coalición formuló como objetivos la reducción de la burocracia y una mejor
regulación. En enero de 2010, el consejo de ministros adoptó una serie de medidas sobre la reducción
de la burocracia y una mejor regulación. Así, por ejemplo decidió que el programa "Reducción de la
burocracia y la mejora del marco regulador" de abril de 2006 debería ampliarse para incluir todos los
esfuerzos por parte de los ciudadanos, las empresas y la administración pública para cumplir con los
requisitos federales". Muchos de los proyectos incluidos en el programa "Una administración
transparente y en red", están destinados a reducir estos esfuerzos, reduciendo así la burocracia.
Por lo que respecta a la organización de la administración federal y su optimización, el Gobierno federal
ha tratado de incorporar la tramitación electrónica. Mediante el fomento del gobierno electrónico se
intenta simplificar y acelerar los procesos, producir mayor transparencia, facilitar la cooperación, hacer
más flexible la comunicación y promover el uso de soluciones estandarizadas. Adicionalmente se intenta

24

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

ampliar el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para facilitar el acceso a la
información y garantizar que los procesos electrónicos se pueden realizar fácilmente tanto dentro como
fuera de la administración. Los programas federales BundOnline2005 y E-Gobierno 2.0 han supuesto un
primer impulso del gobierno electrónico en el nivel federal.
Como se ha mencionado previamente, Alemania respondió a la creciente necesidad de trabajo en red
entre los niveles de gobierno mediante la modificación de la Ley Fundamental en 2009 para incluir el
artículo 91c y la creación del Consejo de Planificación de Tecnologías de la Información en abril de 2010.
Este Consejo constituye la nueva estructura nacional de gestión de la información y las TIC en el
gobierno federal. La estrategia nacional de gobierno electrónico, supervisada por el Consejo de
Planificación de TI, especifica varias medidas para lograr una estrecha cooperación entre todos los
niveles en temas de gobierno electrónico.
En el nivel estatal, además del peso que la unificación supuso para los Länder occidentales, habría
que tener en cuenta el envejecimiento de la población funcionarial. Por esta y varias razones
vinculadas a la búsqueda de una mayor eficacia, los Länder han adoptado varias estrategias de
reforma de sus administraciones, además de reducir los costes de personal mediante la reducción
del número de efectivos, abandonar algunas tareas públicas y preferir la contratación administrativa
frente a la funcionarización de su personal. En algunos casos han emprendido reformas
estructurales de sus organizaciones periféricas y la creación de agencias independientes
especializada (Jann et al. 2004; Bach, Jantz y Veit 2011; Reiners 2008). Así, durante los años 2000 han
intentado reducir las duplicidades entre los organismos autónomos y agencias especializadas y el nivel
ministerial para economizar recursos. En varios Länder se ha emprendido un proceso de
descentralización de tareas hacia los niveles locales (Kommunalisierung) y se ha proseguido con la
privatización de muchas tareas. Algunos autores han distinguido varias estrategias de reforma en la
organización de los Länder (Bogumil y Ebinger 2011):
 La concentración del primer y el segunda nivel de administración, no estableciendo, o suprimiendo
los servicios periféricos del nivel intermedio (como Baja Sajonia que suprimió en 2005 los gobiernos
regionales (Regierungsbezirke). Con ello, se reducen o concentran las agencias descentralizadas o
se transfieren sus tareas a empresas públicas.
 La concentración de tareas de otros niveles en el nivel superior del Land. El modelo básico se puede
encontrar en Baviera, Hesse, Renania del Norte-Westfalia, Baden-Württemberg, Sajonia, Sajonia-
Anhalt, Turingia y Renania-Palatinado. En estos Länder se han entregado al nivel municipal o al
sector privado muchas de las tareas desarrolladas hasta ahora por el Land. En muchos casos han
restructurado los organismos autónomos, integrando organizaciones de diferentes niveles
territoriales, lo que en algunos caso ha llevado al reforzamiento de las tareas del nivel intermedio.
En las entidades locales, la presión por la reforma ha sido mucho mayor, pues éstas han estado sumidas
en una crisis fiscal considerable como consecuencia de los costes que implicaba la implantación de
los programas federales. En las reformas locales se han seguido dos modelos. Por un lado se ha
adoptado un enfoque participativo, por el que los ciudadanos toman parte activa en los asuntos
públicos (Bogumil y Jann 2009). Por otro lado, se ha adoptado un enfoque orientado hacia la gestión.
Este enfoque se relatará a continuación.
En la reforma de las entidades locales, la KGST (http://www.kgst.de/) ha desempeñado un papel crucial
desde finales de la década de los años ochenta. Esta asociación está compuesta por municipios de más
de 10.000 habitantes y de comarcas, y se encarga de promover el proceso de reforma entre sus
miembros. Las recomendaciones del KGST se publicaron bajo el lema Neues Steuerungsmodell (NSM el
nuevo modelo de dirección). Estas recomendaciones fueron elaboradas por un grupo de directivos
(gerentes y alcaldes) de diversas ciudades, y se basan fundamentalmente en la experiencia del
ayuntamiento de Tilburg (Países Bajos). En este municipio se ha adoptado un modelo de gestión
corporativo al estilo de las empresas privadas. Las reformas auspiciadas por el Neues
Steuerungsmodell son de tipo diverso: mejora de la responsabilidad de los gestores de línea

25

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

mediante una mayor autonomía en la gestión de los recursos, reforma del sistema contable para
que refleje los costes reales y la orientación hacia el ciudadano mediante la introducción del
enfoque de la gestión de la calidad (Reichard 2003; Kuhlmann Bogumil y Grohs 2008; Bull 2011).
Este modelo, después de ser retocado y experimentado en algunas ciudades, fue extendido por la
Alemania occidental, afectando al 70 por ciento de los municipios grandes en 1997. En la Alemania
oriental apenas se implantó debido a que las entidades locales de esta zona acababan de experimentar
el cambio de un sistema autoritario a otro democrático y occidental. Este modelo de reforma exige una
reorganización de las estructuras administrativas (descentralización interna, la introducción del
beneficio, etc), la modernización de la gestión (por ejemplo, la orientación hacia los resultados en
lugar de orientación hacia a los recursos), sistemas de control (por ejemplo, evaluación del
rendimiento, y adopción de nuevos sistemas de contabilidad) y la gestión de recursos humanos, así
como una nueva relación entre política y administración (Reichard 2003).
Si bien el impacto del Neues Steuerungsmodell no ha sido el esperado por los más ambiciosos, según
un estudio reciente, prácticamente todos los municipios alemanes con más de 10.000 habitantes
(93%) han realizado actividades de modernización desde la década de 1990, el 80% de ellos guiada
por las ideas del Neues Steuerungsmodell. Sin embargo, después de más de diez años de
modernización en Alemania, no hay un solo elemento del NSM, que haya sido implantado por la
mayoría los gobiernos locales alemanes. Solo unos 22 municipios o ciudades (un 2%) puede ser
considerado como “fanáticos” del NSM, considerando que han implantado (según sus propias
declaraciones), siete elementos fundamentales del NSM en todas sus administraciones (Wollmann y
Kuhlmann 2008).

Bibliografía
Anton, Stefan y Dörte Diemert (2010) “Gemeindefinanzbericht 2010. Kommunale Finanzen. Kein
Licht am Ende des Tunnels!”, Der Städtetag, 5, pp. 23.
Arroyo Gil, Antonio (2009) La reforma constitucional del federalismo alemán estudio crítico de la 52.ª
ley de modificación de la ley fundamental de Bonn, de 28 de agosto de 2006, Barcelona:
Institut d'Estudis Autonòmics.
Arroyo Gil, Antonio (2010) “La reforma constitucional de 2009 de las relaciones financieras entre la
federación y los Länder en la República federal de Alemania”, Revista d’ Estudis Autonómics i
Federals, 10, 40-71.
Bach, Tobias; Bastian Jantz y Sylvia Veit (2011) “Verwaltungspolitik als Politkfeld”, en B. Blanke, F.
Nullmeier; Christoph. Reichard y G. Wewer (eds.) Handbuch zur Verwaltungsreform. 4ª ed.
Wiesbaden: VS. pp. 527-535.
Battis, Ulrich (2009a) “Stand und Weiterentwicklung des deutschen Öffentlichen Dienstes”, Der
moderne Staat–Zeitschrift für Public Policy, Recht und Management, 1/2009, pp. 93-107.
Battis, Ulrich (2009b) "Das Dienstrechtsneuordnungsgesetz", Neue Zeitschrift für Verwaltungsrecht,
28, 7, 409-412.
Benz, Arthur (1999) "From Unitary to Asymmetric Federalism in Germany: Taking Stock after 50
Years", Publius: The Journal of Federalism, 29, 4, pp.: 55-78.
Benz, Arthur (2010) “Las Relaciones Intergubernamentales en el Federalismo alemán: adopción
compartida de decisiones y dinámica de la cooperación horizontal”, en J. Tudela et al. Eds.
España y modelos de federalismo, Forum of Federations/ CEPC/Gimenez Abad.
Benz, Arthur y Klaus Goetz (eds.) (1996) A New German Public Sector. Reform, Adaptation and
Stability. Aldershot, Dartmouth.
Benz, Arthur y Jörg Bogumil (2006) “Des «fonctionnaires dominants» au cœur du système fédéral: le
cas de l’Allemagne”, en Dreyfus, F. y Eymeri, J.-M. Science politique de l’administration – Une
approche comparative, Ed. Economica, Paris, pp. 118-134.
Beyme (von), Klaus (2011) Das politische System der Bundesrepublik Deutschland. Eine Einführung,
11ª ed, Wiesbaden: VS Verlag für Sozialwissenschaften.

26

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Bogumil, Jörg y Werner Jann (2009) Verwaltung und Verwaltungswissenschaft in Deutschland.


Einführung in die Verwaltungswissenschaft. 2ªed, Wiesbaden: VS Verlag für
Sozialwissenschaften.
Bogumil, Jörg y Falk Ebinger (2011) “Verwaltungsstrukturreformen in den Bundesländern”, en B.
Blanke, F. Nullmeier; Ch. Reichard y G. Wewer (eds.) Handbuch zur Verwaltungsreform. 4 ed.
Wiesbaden: VS. pp. 45-52.
Bull, Hans Peter (2011) “Modernisierung der kommunalen Selbstverwaltung”, en B. Blanke, F.
Nullmeier; Ch. Reichard y G. Wewer (eds.), Handbuch zur Verwaltungsreform. 4 ed.
Wiesbaden: VS. pp. 545-553.
Bundesministerium des Innern (2009) The Federal Public Service, Berlin: Division for Public Relations,
Federal Ministry of the Interior.www.bmi.bund.de
Bundesministerium des Innern (2011) “Der öffentliche Dienst des Bundes Daten zur Personalstruktur
2011” www.bmi.bund.de
Bundesregierung (2010) Government Programme Network-Based and Transparent Administration,
Berlín.
Derlien, Hans-Ulrich (1995) "Public Administration in Germany: Political and Societal Relations", en:
Jon Pierre (ed.), Bureaucracy in the Modern State: Introduction to Comparative Public
Administration. Aldershot, Edward Elgar, pp.: 64-91.
Derlien, Hans-Ulrich (2003a) “German Public Administration: Weberian Despite "Modernization"”,
en Krishna K. Tummala (ed.) Comparative Bureaucratic Systems, New York: Lexington Books.
68-11.
Derlien, Hans-Ulrich (2003b) “Mandarins or Managers? The Bureaucratic Elite in Bonn, 1970 to 1987
and Beyond”, Governance, 16: 401–428.
Derlien, Hans-Ulrich (2008) “Die politische und die administrative Elite der Bundesrepublik”, en Jann,
Werner y König, Klaus (eds.), Regieren zu Beginn des 21. Jahrhunderts, Tübingen: Mohr
Siebeck, pp. 291-328.
Döhler, Marian (2001) “Rationalities and Behavior of the German Ministerial Bureaucracy”. Coloquio
Bringing the top Civil Servants back in. Quelle place pour les hauts fonctionnaires dans les
procès de gouvernement des sociétés européennes?, Amiens, 15 de junio de 2001.
Döhler, Marian (2007) Die politische Steuerung der Verwaltung. Eine empirische Studie über
politisch- administrative Interaktionen auf der Bundesebene. Baden- Baden: Nomos
Ebinger, Falk y Linda Jochheim (2009) “Wessen loyale Diener? Wie die Große Koalition die deutsche
Ministerialbürokratie veränderte”, Der Moderne Staat – Zeitschrift für Public Policy, Recht
und Management, 2, pp. 327-345.
Feld, Lars y Thushyanthan Baskaran (2010) “La II Comisión del Federalismo: Reformas recientes de
las relaciones financieras entre la federación y los Länder en Alemania”, en López Laborda,
julio, Mario Kölling y Félix Knupling eds. La reforma del sistema de financiación de las
Comunidades Autónomas. Perspectivas internacionales, CEPC/Fundación Giménez Abad.
Fleischer, Julia (2009) “Power Resources of Parliamentary Executives: Policy Advice in the UK and
Germany”, West European Politics, 32:1, 196-214.
Fleischer, Julia (2010) “A dual centre? Executive politics under the second grand coalition in
Germany”, German Politics, 19(3), 353-368.
Gast, Henrik (2010) “Politische Führung in der Kanzlerdemokratie: die Bundesrepublik Deutschland
Politische Führung in der Kanzlerdemokratie: die Bundesrepublik Deutschland”, en Martin
Sebaldt y Henrik Gast (eds.) Politische Führung in westlichen Regierungssystemen Theorie
und Praxis im internationalen Vergleich, Wiesbaden: VS Verlag für Sozialwissenschaften, 95-
120.
Gebauer, Klaus-Eckart (2006) “Landesregierungen”, en Herbert Schneider Hans-Georg Wehling (eds.)
Landespolitik in Deutschland Grundlagen – Strukturen – Arbeitsfelder, Wiesbaden: VS Verlag
für Sozialwissenschaften, 130-147.

27

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Glaeßner, Gert-Joachim (1996) "Government and Political Order". London, en: G. Smith, W. E.
Paterson, S. Padgett (eds.), Developments in German Politics 2. London, Macmillan, pp.: 14-
34.
Goetz, Klaus H. (1997) "Acquiring Political Craft: Training Grounds for Top Officials in the German
Core Executive", Public Administration, 75, 4, pp.: 753-775.
Goetz, Klaus H. (1999) "Senior Officials in the German Federal Administration: Institutional Change
and Positional Differentiation", en: Edward C. Page y Vincent Wright (eds.), Bureaucratic
Élites in Western European States. Oxford, Oxford University Press, pp.: 147-177.
Goetz, Klaus H. (1999a) "Too Many Principals, Politicised Agents: Functional Politicisation in the
German Higher Civil Service". Conference on 'The Politicization of the Public Service',
University of Gothenburg, 23-25 Octubre 1999 bajo la dirección de B. G. Peters y Jon Pierre
(mimeo).
Goetz, Klaus H. (2000) "The Development and Current Features of the German Civil Service System",
en: Hans A. G. M. Bekke y Frits M. van der Meer (eds.), Civil Service Systems in Western
Europe. Chelternham, Edward Elgar, pp.: 61-91.
Gunlicks, Arthur B. (2003) “Administrative structures in Germany”, in The Länder and German
Federalism, Manchester: Manchester University Press, pp. 81-10.
Helms, Ludger (2005) Regierungsorganisation und politische Führung in Deutschland, Wiesbaden: VS
Verlag für Sozialwissenschaften.
Hesse, Joachim Jens (1990) "Local Government in a Federal State: the Case of West Germany".
Baden-Baden, en: Joachim Jens Hesse (ed.), Local Government and Urban Affairs in
International Perspective. Baden-Baden, Nomos, pp.: 353-386.
Hesse, Joachim Jens y Ellwein, Thomas (2004) Das Regierungssystem der Bundesrepublik
Deutschland. 9ªed. Berlin: De Gruyter.
Holtkamp, Lars (2011) “Kommunale Haushaltspolitik bei leeren Kassen”, Aus Politik und
Zeitgeschichte, 7–8/2011, 13-19.
Holtmann, Everhard (2005) “Die öffentliche Verwaltung”, en Gabriel, Oscar W./Holtmann, Everhard
(Hrsg.), Handbuch Politisches System der Bundesrepublik Deutschland. 3ªed, München/Wien:
Oldenbourg, pp. 333-372.
Jann, Werner et al. (ed.) (2004) Status-Report Verwaltungsreform. Eine Zwischenbilanz nach zehn
Jahren. Berlin: edition sigma
Jesse, Eckard (2010) Systemwechsel in Deutschland, 1918/19-1933-1945/49-1989/90, Colonia:
Böhlau.
Knemeyer, Franz-Ludwig (1997) "Verfassung der kommunalen Selbstverwaltung", en: Klaus König y
Heinrich Siedentopf (Hrgs.), Öffentliche Verwaltung in Deutschland. Baden-Baden, Nomos,
pp. 203-216.
Knoll, Thomas (2010) “Das Bundeskanzleramt- Funktionen und Organisation”, en Klem,ens H.
Schrenk y Markus Soldner eds. Analyse demokratischer Regierungssysteme”, Wiesbaden: VS
Verlag für Sozialwissenschaften, 201-220.
König, Klaus (1997) "Berlin und Bonn im 'Schlanken Staat'", en: Klaus König (Hrsg.),
Ministerialorganisation zwischen Berlin und Bonn. Speyer, Forschungsinstitut für öffentliche
Verwaltung, pp.: 1-4.
König, Klaus y Heinrich Siedentopf (Hrgs.) (1997) Öffentliche Verwaltung in Deutschland. Baden-
Baden, Nomos.
Korte, Karl-Rudolf y Fröhlich, Manuel (2009) Politik und Regieren in Deutschland. Strukturen,
Prozesse, Entscheidungen, 3ª ed. Paderborn: UTB.
Kuhlmann, Sabine, Jörg Bogumil y Stephan Grohs (2008) ”La modernisation de l'administration locale
en Allemagne: succes ou echec oe la nouvelle gestion publique?”, Revue politiques et
management publlc, 27, 4, 25-43.
Laufer, Heinz y Ursula Münch (2010) Das föderale System der Bundesrepublik Deutschland,
Munchen: Bayerische Zentrale für Politische Bildungsarbeit.

28

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Laux, Erberhard (1999) "Erfahrungen und Perspektiven der kommunalen Gebiets- und
Funktionalreform", en: Helmut Wollmann y R. Roth (Hrgs), Kommunalpolitik. Opladen, Leske
+ Budrich.
Lehmbruch, Gerhard (2000) "The Institutional Framework: Federalism and Decentralisation in
Germany", en: Hellmut Wollmann y Eckhard Schröter (eds.), Comparing Public Sector Reform
in Britain and Germany. Key Traditions and Trends of Modernisation. Aldershot, Ashgate.
Leunig, Sven (2010a) “Der Bundesrat in politischen System der Bundesrepublik Deutschland”, en K.
Detterbeck y W. Renzsch eds. Föderalismus in Deutschland, Munich: Oldenbourg, 87-117.
Leunig, Sven (2010b) “Intergouvernamentale Beziehungen im Bundestaat”, en K. Detterbeck y W.
Renzsch eds. Föderalismus in Deutschland, Munich: Oldenbourg, 171-196.
März, Peter (2006) “Ministerpräsidentenen”, en Herbert Schneider Hans-Georg Wehling (eds.)
Landespolitik in Deutschland Grundlagen – Strukturen – Arbeitsfelder, Wiesbaden: VS Verlag
für Sozialwissenschaften, 148-184.
Mayntz, Renate (1997) Soziologie der öffentlichen Verwaltung, 4ª ed.;Heidelberg: UTB.
Mayntz, Renate (s.f.) "Politisierung der Bürokratie", pp.: 475-486.
Oeter, Stefan (2005) "La posición del Bundesrat en el sistema constitucional alemán”, Teoría y
realidad constitucional, nº 16, 181-210.
Reichard, Christoph (2003) “Local public management reforms in Germany”, Public Administration,
81, 2, 345-363.
Reichard, Christoph (2011) “Personalmanagement”, en B. Blanke, F. Nullmeier; C. Reichard y G.
Wewer (eds.), Handbuch zur Verwaltungsreform. 4ª ed. Wiesbaden: VS. pp. 295-301.
Reiners, Markus (2008) Verwaltungsstrukturreformen in den deutschen Bundesländern Radikale
Reformen auf der Ebene der staatlichen Mittelinstanz. VS Verlag.
Renzsch, Wolfgang (1998) "Financing German Unity: Fiscal Conflict Resolution in a Complex
Federation", Publius: The Journal of Federalism, 28: 4, pp.: 127-146.
Renzsch, Wolfgang (2010) “Federal Reform under the Grand Coalition”, German Politics, 19, 3–4, pp.
382–392.
Röber, Manfred (1996) "Germany", en: David Farnham, Sylvia Horton, John Barlow y Annie
Hondeghem (eds.), New Public Managers in Europe. London, Macmillan, pp.: 169-193.
Rodríguez de Santiago, José María; Ana de Marcos Fernández, Andrés García Martínez, Julia Ortega
Bernando (2010) Informes nacionales – Alemania, en Velasco, Francisco, ed. Gobiernos
locales en estados federales y descentralizados: Alemania, Italia y Reino Unido, Barcelona:
Institut d'Estudis Autonòmics.
Rudzio, W. (1972) "Die Regierung der informellen Gremien", Sozialwissenschaftliches Jahrbuch für
Politik, pp.: 339-367.
Rudzio, Wolfgang (2011) Das politische System der Bundesrepublik Deutschland, 8ª ed., Wiesbaden:
VS Verlag für Sozialwissenschaften.
Scharpf, Fritz W. et al. (1976) Politikverflechtung. Theorie und Empirie des kooperativen Föderalismus
in der Bundesrepublik Deutschland. Kronberg, Athenäum.
Schröter, Eckhard (2004) “The politicization of the German civil service. A three-dimensional portrait
of the ministerial bureaucracy”, en B. Guy Peters y Jon Pierre eds. Politicization of the Civil
Service in Comparative Perspective. The quest for control, London and New York: Routledge,
pp. 55-80.
Schwanke, Katja y Ebinger, Falk (2006) “Politisierung und Rollenverständnis der deutschen
Administrativen Elite 1970 bis 2005 – Wandel trotz Kontinuität”, en Bogumil, Jörg/Jann,
Werner y Frank Nullmeier, Frank (ed.): Politik und Verwaltung. Politische Vierteljahresschrift,
Sonderheft 37, pp. 228-249.
Wagener, F. y W. Blümel (1997) "Staatsaufbau und Verwaltungsterritorien", en: Klaus König y
Heinrich Siedentopf (Hrgs.), Öffentliche Verwaltung in Deutschland. Baden-Baden, Nomos,
pp. 109-122.

29

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Wollmann, Hellmut y Sabine Kuhlmann (2008) “Federal Republic of Germany (Bundesrepublik


Deutschland)”, UCGL Country Profiles.
Wright, Vincent (1996) "The Development of Public Administration in Britain and France:
Fundamental Similarities Masking Basic Differences", Jahrbuch für Europäische Verwaltung,
8, pp.: 305-319.
Zerr, Michael (2006) “Staatskanzleien”, en Herbert Schneider Hans-Georg Wehling (eds.)
Landespolitik in Deutschland Grundlagen – Strukturen – Arbeitsfelder, Wiesbaden: VS Verlag
für Sozialwissenschaften, 185-206.
Zohlnhöfer, Reimut (2011) “Die Auswirkungen der Föderalismusreform I auf die Arbeit des
Bundesrates”, en Uwe Jun y Sven Leunig (Hrsg.): 60 Jahre Bundesrat, Baden-Baden: Nomos
149-163.

30

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Estados Unidos
Salvador Parrado

Contenido
Introducción ............................................................................................................................................................. 1
El contexto ............................................................................................................................................................... 2
La Administración federal ........................................................................................................................................ 5
La cúpula del poder ejecutivo ................................................................................................................................................5
El gobierno y las agencias ejecutivas ....................................................................................................................................8
Las Administraciones públicas, la Presidencia y el Congreso .............................................................................................10
La función pública .................................................................................................................................................. 11
Categorías de empleo público .............................................................................................................................................12
La función pública directiva ..................................................................................................................................................12
Los estados y las entidades locales ...................................................................................................................... 16
La Administración estatal .....................................................................................................................................................16
Las entidades locales ..........................................................................................................................................................17
Las relaciones intergubernamentales .................................................................................................................... 19
Del federalismo dual al cooperativo .....................................................................................................................................19
El papel de los estados ........................................................................................................................................................20
La reforma de la administración............................................................................................................................. 21
Referencias bibliográficas ...................................................................................................................................... 24

El sistema estadounidense se caracteriza por ser un sistema presidencialista y federal. Con el objetivo
de preservar la libertad política individual, los constituyentes estadounidenses diseñaron múltiples
mecanismos de equilibrio en la distribución horizontal y vertical del poder. En el ámbito territorial, el
gobierno federal se encargaría en principio de los asuntos exteriores, de la defensa, de la política
monetaria y de la regulación del comercio entre los estados; los gobiernos estatales se harían cargo
del resto. En la práctica, esta separación de funciones no se ha desarrollado como se creía, y las
tensiones entre la centralización y la descentralización del sistema han estado siempre presentes.
El sistema presidencialista se caracteriza por la estricta división de poderes entre el poder ejecutivo, el
legislativo y el judicial. Los miembros del gobierno no pueden pertenecer simultáneamente al Congreso,
a diferencia de lo que ocurre en los sistemas parlamentarios. Dependen jerárquicamente del Presidente,
pero no actúan como órgano colegiado, sino que se relacionan con él mediante contactos bilaterales o
multilaterales. Los ministerios no implantan directamente los programas públicos; esto es tarea de las
agencias. Pese a la división de poderes, tanto el Presidente como el Congreso influyen directamente
sobre las agencias administrativas sin la intermediación de los ministerios. La burocracia se somete, por

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

tanto, directamente a las tensiones entre el poder legislativo y el ejecutivo.


Las relaciones entre los distintos poderes hay que enmarcarlas en el seno de un Estado débil y una
sociedad civil fuerte. En realidad, la noción de Estado como ente que abarca todo los niveles territoriales
de gobierno, formado por servidores permanentes garantes del interés general, no existe. Mientras la
tradición de la autoridad monárquica y de los funcionarios estatales configura los regímenes europeos,
la formación de los Estados Unidos llevaba aparejada el rechazo de la autoridad central, de Inglaterra, el
imperio colonizador. Muchos de los primeros colonizadores de Norteamérica huían de la represión
política y religiosa de las islas británicas. Estos colonizadores buscaban una organización que les
permitiera profesar sus creencias religiosas y ejercer el intercambio económico en libertad sin el control
de un Estado fuerte (Chandler 2000). Con estos antecedentes, las elites estadounidenses procuraron
crear el menor gobierno posible, debilitándolo con una estricta división de poderes y una estructura
federal.
La debilidad del Estado es consecuencia de que la democracia ha precedido a la burocracia en el tiempo.
Durante cerca de un siglo, entre la promulgación de la Constitución en 1789 y la Pendleton Act de 1883,
no existía una burocracia profesional, neutral y permanente. Hasta esos momentos, los afiliados y los
simpatizantes del partido político que apoyaban al Presidente ganador ocupaban los puestos de la
Administración, al igual que en el sistema de las cesantías en España. Este sistema, denominado de
"despojos" (spoils system), fue parcialmente sustituido por una burocracia profesional meritocrática.
Aun así, varios cientos de puestos superiores de la burocracia federal son ocupados por personal de
confianza, que procede del sector privado. Por tanto, la debilidad del Estado facilita las acciones de los
grupos de interés y unas relaciones fluidas entre el Estado y la sociedad, de tal forma que la autonomía
del Estado y la independencia de las elites estatales es menor que en otros sistemas. A la debilidad del
Estado contribuye una cultura política estadounidense crítica con la burocracia y los burócratas por su
imagen de ineptitud, ineficiencia, corrupción y opresión. Los estadounidenses siempre han preferido la
cultura del sector privado, que ha marcado considerablemente las características de los ocupantes de los
puestos superiores de la Administración.

El principio de libertad inspiró la democracia estadounidense, no el ideal nacionalista de la revolución


francesa. La independencia de los Estados Unidos del imperio británico en 1776 traducía la consigna de
libertad en libertad frente al imperio y libertad dentro del imperio (Beer 1978: 11-12). Entre 1781 y
1789, los Estados Unidos formaban un crisol de estados relativamente fuertes. La relativa debilidad del
centro propició que los estados defendieran sus intereses propios sin preocuparse por un bienestar
común. Este desarrollo motivó que la Constitución de 1789 propusiera un modelo federal y una división
de poderes en cada nivel territorial.
Dos teorías básicas explican el federalismo estadounidense. La teoría nacional propone que un único
poder soberano, el pueblo de los Estados Unidos, creó dos niveles de gobierno, el federal y el estatal, y
delegó a cada nivel cierto poder limitado. La teoría compacta propone que las colonias, una vez que se
independizaron del imperio británico, acordaron tener un gobierno común a todas ellas para un número
limitado de funciones. Según Beer, la teoría nacional parece más creíble, porque los padres
constitucionales querían especialmente proteger la libertad individual mediante la división y el equilibrio
de poderes en el seno de una comunidad política. La Constitución combinaba el pluralismo territorial de
ascendencia "montesquiana", por el que pequeñas repúblicas separadas contrarrestaban las tendencias
de corrupción del centro, con la idea del pluralismo social, cuyos orígenes han de encontrarse en Hume,
por el que un gobierno federal podría contrarrestar los abusos de los gobiernos subordinados: "los
estadounidenses crearon una nación e inventaron el federalismo representativo como instrumento para
gobernar la nueva democracia nacional" (Beer 1978: 12-15).
La Constitución estadounidense consta de 7 artículos y 27 enmiendas. Los tres primeros artículos de esta
Constitución tan breve enuncian la división de poderes sin entrar en detalles excesivos. En el artículo
primero se trata el poder legislativo bicameral: la Cámara de Representantes y el Senado. La Cámara de

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Representantes está compuesta de 435 miembros elegidos por sufragio universal directo, y los 100
senadores son elegidos por sufragio universal directo a razón de dos senadores por estado. Las
funciones compartidas de ambas Cámaras son la elaboración y la aprobación de las leyes, la declaración
de guerra, la legislación sobre las fuerzas armadas y la elaboración y la aprobación de enmiendas
constitucionales. De forma independiente, ambas Cámaras pueden abrir investigaciones sobre materias
de su jurisdicción y además pueden iniciar procesos de recusación de funcionarios públicos y del
Presidente (impeachment) por traición, cohecho y otros delitos, como el de perjurio. Además, el Senado
participa preceptivamente en las relaciones internacionales y en la confirmación de algunos
nombramientos realizados por el Presidente.
En el artículo segundo de la Constitución se establece la institución del Presidente. El Presidente no es
elegido por sufragio universal, sino por un colegio electoral formado por 538 grandes electores. El
colegio electoral se justifica por su capacidad de recabar las preferencias de los electores a la vez que
limita el desorden que unas elecciones directas podrían causar, según sus defensores. El cuerpo de
electores intermediarios es designado por las asambleas de los estados federales. La cadena de la
legitimidad democrática depende de la legislación estatal: o bien los ciudadanos eligen a los legisladores
de su estado, que a su vez designan a los grandes electores, o bien los ciudadanos eligen directamente a
los grandes electores. Los grandes electores se reúnen y votan en el estado en el que han sido elegidos y
después comunican el resultado de la elección al Congreso. La persona que haya recibido mayor número
de sufragios es elegida para la Presidencia.
En este sistema fragmentado entre poderes independientes, el sistema bipartidista podría servir de
cohesión, pero la realidad hace descartar esta posibilidad. El sistema de partidos estadounidense es muy
distinto al europeo, donde el partido político es un instrumento que aglutina a miembros de una
tradición ideológica similar y que traduce sus aspiraciones en políticas públicas. En el sistema
estadounidense, los afiliados a un partido no comparten necesariamente una tradición ideológica
común, y si la comparten no se sustancia necesariamente en unidad de acción. Los intereses de sus
miembros pueden ser divergentes y públicos.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

FIGURA 1 LA DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DEL PODER EN ESTADOS UNIDOS (2011)

Presidente
federal
President
Congreso
Vicepres. Cámara de Repr. [435] Senado [100]
Vicepresident House of Representatives Senate

Secretario de
Departamento
Secretary

Agencia
Agency

estatal
Gobernador Asamblea General

Governor Cámara de Repr.


Agencia House of Representatives

Agency Senado [100]


Senate

local
Condado
County

Alcalde Ciudad Distrito


Mayor especial
City
Special district

Colegio electoral (538)

electorado

sufragio universal sufragio restringido nombramiento órgano ejecutivo

[ ] nº de miembros ( ) nº de entidades colegio electoral órgano legislativo

Fuentes: Elaboración propia. Versión simplificada.

A pesar de que varios partidos compiten en los distintos niveles territoriales, solamente el partido
republicano y el demócrata pueden aspirar a que su candidato alcance la Presidencia de los Estados
Unidos, los puestos del Congreso y del Senado y la mayoría de los cargos electos de los estados y de
las entidades locales. Según el número de partidos que se presentan a las elecciones, el sistema
estadounidense es multipartidista; en función de los resultados electorales, el sistema es claramente
bipartidista. Otros elementos del sistema reducen la uniformidad aparente del sistema bipartidista. A
diferencia de los partidos europeos, los partidos estadounidenses son instituciones semipúblicas que
están sometidas a las leyes estatales, diferentes entre sí, trasladando esas diferencias al sistema de
partidos de cada estado. Por ello, se podría decir que en los Estados Unidos no hay sólo dos partidos,
sino un centenar. A diferencia de Europa, los partidos no poseen muchos miembros, pero sus afiliados

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

tienen un mayor grado de participación en sus estructuras mediante, por ejemplo, las elecciones
primarias para elegir a los candidatos electorales. La división de poderes entre el Congreso y la
Presidencia también debilita las estructuras partidarias e invita al disenso entre ambas instituciones. Los
partidos deben dividir sus intereses entre el poder legislativo y el ejecutivo, incluso aunque el Presidente
y los congresistas pertenezcan al mismo partido.
La fragmentación de las instancias gubernamentales y legislativas del nivel federal y la división "interna"
de los miembros de un mismo partido facilitan una fuerte presencia de los grupos de interés, que se
convierten en interlocutores privilegiados de la Presidencia y el Congreso. Los mecanismos de presión
son múltiples. En primer lugar, los congresistas dependen de los apoyos de los políticos y los grupos
locales o sectoriales de interés, por lo que, si quieren repetir mandato, deben incorporar la
dimensión local en las políticas públicas sobre las que tengan competencias. En segundo lugar, los
grupos de interés pueden hacerse oír en las comisiones y las subcomisiones del Congreso de una
manera formalizada, según el protocolo acordado por el presidente de la comisión y los partidos
mayoritarios. La Presidencia también experimenta la influencia de los grupos de interés durante la
formulación y la implantación de las políticas públicas, pues el Presidente busca su apoyo para que
influyan sobre congresistas y senadores. Finalmente, los grupos de interés hacen llegar sus
preferencias a las agencias cuando elaboran la regulación específica para implantar los programas
públicos (Bowles 1998: 235-236).
Frente a los sistemas parlamentarios en los que la autoridad y la responsabilidad del poder ejecutivo
se concentran en el gobierno, la separación de poderes del sistema presidencialista estadounidense
debilita y dispersa la organización administrativa, pues distribuye la autoridad entre el Presidente y el
Congreso. Esta configuración del poder imposibilita una unidad de acción de la maquinaria
burocrática. Si en los regímenes parlamentarios la fragmentación ha sido una consecuencia de la
expansión del Estado, en los Estados Unidos, la fragmentación formaba parte del diseño originario.
La etiqueta bajo la que se escondía la fragmentación era el pluralismo en el ejercicio del poder. En
definitiva, "la separación de poderes fue adoptada, no para promover la eficiencia, sino para evitar el
ejercicio del poder arbitrario" (Brandeis, citado por Arnorld 1998: 134).

El poder ejecutivo está notablemente fragmentado y se halla inmerso a su vez en un sistema


fragmentado. Como consecuencia de esta fragmentación doble, Richard Rose (1980) acuñó la expresión
del "gobierno en contra de los subgobiernos". De hecho, la complejidad del sistema estadounidense es
tal, que una de las características fundamentales del sistema es la ausencia de una coordinación
centralizada (Peters 1993: 17). Aunque el Presidente sea el jefe del Estado y el máximo dirigente del
poder ejecutivo, no se puede decir que exista una cúpula integrada con posibilidades de coordinar y
dirigir todas las agencias administrativas, pues muchos de los poderes presidenciales sobre las agencias
son compartidos con el Congreso.

La cúpula del poder ejecutivo


En la figura del Presidente se aúnan los papeles que en otros países se desdoblan bien entre el monarca
y el Presidente del Gobierno (España, Gran Bretaña, Suecia), bien entre un Presidente de la República
con funciones de representación y un jefe del gobierno (Alemania, Italia), bien entre un Presidente con
poderes y el Primer Ministro (Francia). La combinación de estas dos instituciones en una sola podría
constituir un símbolo de cohesión y de integración. La realidad se aleja de esta hipótesis.
Según la Constitución, el Presidente dirige la Administración federal, nombra los cargos de confianza,
propone medidas legislativas, puede vetar determinada legislación emanada del Congreso, firma los
tratados internacionales —con el consentimiento de dos tercios del Senado— y es, además, el jefe de las
fuerzas armadas más poderosas del mundo. Su liderazgo consta de dos elementos fundamentales. Por
un lado, tiene la capacidad estratégica de establecer la agenda política gracias a sus poderes
constitucionales. Por otro lado, puede negociar sus propuestas con los grupos de interés para que ganen

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

el favor del Congreso y de los medios de comunicación.


El Presidente es ayudado por un Vicepresidente, también elegido como él. Su importancia no depende
de lo que es —como es el caso del Presidente—, sino de lo que podría llegar a ser, como candidato
aventajado en las elecciones presidenciales, cuando el Presidente haya agotado los dos mandatos
consecutivos que le impiden presentarse de nuevo. El Vicepresidente ha sido candidato de las elecciones
presidenciales mientras estaba en el puesto en 1960, 1968, 1988 y 2000. La importancia constitucional
del Vicepresidente es escasa, por lo que, salvo excepciones, los vicepresidentes han experimentado
normalmente cierta frustración en el desempeño del cargo. En las últimas décadas, el Presidente ha
compensado esta falta de responsabilidades reales del Vicepresidente. Por ejemplo, Al Gore, el
vicepresidente de Bill Clinton, se encargó del programa de "reinvención del gobierno" y tuvo una gran
influencia en la política exterior y medioambiental; Dick Cheney era uno de los asesores más
importantes de George Bush (hijo).
El entorno administrativo del Presidente se organiza bajo el paraguas de la Oficina Ejecutiva del
Presidente (OEP) creada en 1939. Con el programa del New Deal, diseñado para combatir la Gran
Depresión, y el consecuente fortalecimiento del gobierno federal, se hizo evidente la necesidad de
apoyar adecuadamente al Presidente. La OEP ha ido adquiriendo considerable complejidad con el
tiempo.
En el complejo presidencial existen varias organizaciones: el Consejo de Asesores Económicos, el Consejo
de Seguridad Nacional, la oficina de la Casa Blanca y la Oficina de Gestión y del Presupuesto (OGP)
(Office of Management and Budget). Por su importancia en la Administración se destacarán la Oficina de
la Casa Blanca y la OGP (véase una lista de las distintas organizaciones incluidas en la OEP).
TABLA 1 LISTADO DE ORGANIZACIONES DE LA OFICINA EJECUTIVA DEL PRESIDENTE (2011)
White House La Casa Blanca
The Cabinet El Gabinete
Council of Economic Advisers El Consejo de Asesores Económicos
Council on Environmental Quality El Consejo de la Calidad Medioambiental
Domestic Policy Council El Consejo de Política Interior
National Economic Council El Consejo Económico Nacional
National Security Council (NSC) El Consejo de Seguridad Nacional
Office of Administration La Oficina del Poder Ejecutivo
Office of Management and Budget (OMB) La Oficina de Gestión y del Presupuesto
Office of National AIDS Policy La Oficina de la Política Nacional contra el SIDA
Office of National Drug Control Policy La Oficina de la Política Nacional contra las Drogas
Office of Science and Technology Policy La Oficina de Política Científica y Tecnológica
Office of the United States Trade Representative La Oficina de los Representantes Comerciales de
los Estados Unidos
Serve.gov Volunteer Network Red del Servicio de Voluntarios Gubernamentales
White House Military Office La Oficina Militar de la Casa Blanca

En la Oficina de la Casa Blanca trabajan los colaboradores más estrechos del Presidente (465 personas en
2011) (OEP 2012). En teoría, este personal debe asesorar al Presidente; en la práctica, sus funciones
exceden normalmente las tareas de asesoría, ya que hacen el seguimiento de las actividades de las
agencias ejecutivas. Además, los asesores revisan las propuestas que presentan los distintos secretarios
del gobierno (nombre que se da a los ministros) antes de que el Presidente se decida por una opción
determinada.
La OGP, encargada de la elaboración del presupuesto, fue subordinada originariamente en 1921 al
ministro de Hacienda, porque el Congreso no quería que el Presidente tuviera control directo sobre la
elaboración del presupuesto. En 1937 se trasladó esta institución a la Oficina Ejecutiva del Presidente,

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

reforzando así la iniciativa presupuestaria del Presidente. Con el presupuesto, el Presidente puede
controlar a los ministros, que disfrutan en la práctica de cierta independencia política. Al principio, la
OGP se mantenía bastante neutral; más tarde Nixon la convirtió en una institución que ya no servía a la
Presidencia, sino al Presidente. Su neutralidad inicial fue reemplazada por una dirección más política.
Ante esta evolución, el Congreso creó también una oficina presupuestaria que pudiera fiscalizar la
propuesta presidencial, pues no confiaba en la OGP de la Presidencia.
El fortalecimiento del entorno presidencial se debe a varios factores. En primer lugar, la centralización
del poder político en el gobierno federal obliga a canalizar el seguimiento de los proyectos federales en
el centro, por lo que el papel del Presidente en las políticas públicas es cada vez más activo. En segundo
lugar, la dispersión de las agencias ejecutivas y sus relaciones directas con el Congreso han fomentado el
crecimiento del entorno del Presidente, quien desconfía de estas relaciones (Levine, Peters y Thompson
1990: 55). En tercer lugar, la ausencia de un gobierno cohesionado con reuniones semanales de
deliberación obliga al Presidente a coordinar las políticas públicas a través de la Oficina Ejecutiva del
Presidente. Finalmente, la posibilidad de que la mayoría política del Congreso sea diferente de la que
apoya al Presidente ha provocado en las últimas décadas el refuerzo de la Presidencia.
FIGURA 2 LA CÚPULA DEL PODER EJECUTIVO DE LOS ESTADOS UNIDOS (2011)
OFICINA EJECUTIVA DEL PRESIDENTE
Oficina de
Otros Gestión
organismos Oficina de la Casa Blanca Presupuestaria
asesores

Consejo Consejo de
Nacional de Seguridad
Economía Nacional
PRESIDENTE

VICEPRESIDENTE

Departamento

Departamento
Departamento
Departamento

Departamento
Departamento

Departamento
Reuniones
bilaterales Reuniones
Departamento bilaterales

Departamento

Fuentes: Elaboración propia. Versión simplificada.

En la OEP coexisten cuatro perfiles distintos de personal (Rockman 1997):


a) Los asesores polivalentes, encargados de la estrategia política, conforman el núcleo de la
Presidencia y son objeto de las presiones políticas más importantes.
b) Algunos asesores políticos cuidan de la imagen del Presidente, de asegurar su popularidad y
de conseguir su reelección. Otros asesores políticos se encargan de seleccionar y examinar las

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

candidaturas a los puestos cuyo nombramiento realiza el Presidente. Muchas veces, estos
asesores políticos son consultores externos.
c) Los mediadores filtran las relaciones de los actores del sistema con el Presidente. Los
mediadores se encuentran en el gabinete dependiente del Presidente. Por ejemplo, Eisenhower
prefería centralizar las relaciones con sus asesores a través del responsable de la Casa Blanca.
Roosevelt y Kennedy, en cambio, despachaban con varios directivos. Reagan operó al principio
con un triunvirato y, después del Irangate, prefirió apoyarse exclusivamente en Howard Baker,
su Secretario de Estado.
d) Los asesores técnicos son los ministros y los directores de las agencias. Dado que no existe un
consejo de ministros que sesione semanalmente, los distintos ministros y directivos de las
agencias ejecutivas se reúnen por separado con el Presidente y sus colaboradores más
estrechos. Los ministros más cercanos al Presidente ocupan normalmente las carteras
relacionadas con la soberanía del Estado: defensa, seguridad nacional y economía.
A pesar de los poderes que se atribuyen al Presidente de los Estados Unidos y el fortalecimiento que su
entorno ha experimentado, su verdadera capacidad de acción está constreñida por el resto de los
actores del sistema. Cuando el general Eisenhower fue elegido Presidente, Truman, que dejaba la
Presidencia, comentó "… él dirá '¡haz esto! ¡haz lo otro!' y nada pasará. Pobre Ike – no se parecerá nada
al ejército" (Woll 1977: 206 en Chandler 2000: 217).

El gobierno y las agencias ejecutivas


El gobierno, que no se regula en la Constitución como en otros sistemas, dirige la burocracia federal bajo
el control del Presidente. El gobierno se compone de los ministros (secretarios del gobierno) y de los
máximos responsables de otras organizaciones relevantes. En 2011, el gobierno contaba con 16
ministerios. Los ministros son nombrados por el Presidente y se encuentran subordinados a él. Los
ministros no pueden pertenecer al Congreso, por lo que la división entre el poder legislativo y el
ejecutivo es tajante.
Las decisiones del gobierno no son colegiadas sino de cada uno de sus miembros. El Presidente no
celebra reuniones colectivas semanales con sus ministros, como es la costumbre en Europa, sino que
suele despachar individualmente con cada ministro o forma pequeñas comisiones interdepartamentales
para tratar los asuntos transversales. La mayoría de los ministros provienen del sector privado, adonde
regresan una vez que cesan de su puesto. De todos los ministros, quizá los más importantes sean el
ministro de Asuntos Exteriores (secretary of State) y el del Departamento del Tesoro (Hacienda). La
organización de los departamentos es muy heterogénea. Mientras el Departamento de Defensa tiene
varios cientos de miles de empleados civiles, en el de Educación sólo trabajan unos 5.000; mientras que
el Departamento de Agricultura está organizado en agencias, el Departamento de Vivienda y Desarrollo
Urbano se basa en la jerarquía ministerial típica formada por secretarías.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

FIGURA 3 LA ORGANIZACIÓN MINISTERIAL TÍPICA DE LOS ESTADOS UNIDOS (2011)


Ministro
Secretary
POLÍTICOS

Viceministro
Deputy Secretary

Secretario General Secretario General


Under Secretary Under Secretary

Director general Director general

Assistant Secretary Assistant Secretary

Subsecretario FUNCIONARIOS

Chief Executive Office

Nombramiento discrecional

Cesa con cambio de gobierno No cesa con cambio de gobierno Entre funcionarios Carrera administrativa

Fuentes: Elaboración propia. Versión simplificada.

La expansión del gobierno federal, tanto de los departamentos como de sus agencias, se inició en los
años treinta con el New Deal de Roosevelt. Con este programa se intentaban superar los problemas
económicos de la Presidencia de Hoover durante la Gran Depresión y el "crack" bursátil de 1929. Los
nuevos programas federales supusieron el establecimiento de nuevas agencias ejecutivas. Otras
organizaciones públicas relevantes son las comisiones y las agencias reguladoras y las corporaciones
federales.
Los programas federales son llevados a cabo por las agencias ejecutivas, que gozan de cierta autonomía
de los ministerios con los que se relacionan. Según Levine, Peters y Thompson (1990: 57), hay cuatro
razones que explican la independencia de las agencias. En primer lugar, el estatus independiente realza
la importancia política de la agencia en algunos casos, como en el de la Agencia de Veteranos. Una
segunda razón es la implantación de programas públicos que requieren de una nueva cultura gestora. En
tercer lugar, algunas agencias sirven a más de un ministerio, por lo que su independencia les permite
servirlos a todos de la misma manera. Finalmente, los directivos de las agencias informan directamente
al Presidente. De esta forma, el Presidente, por un lado, tiene contacto estrecho con un tema de su
interés y, por otro lado, puede contratar directivos de la empresa privada, quienes pierden en salario,
porque el salario en el sector público no es competitivo, pero ganan en estatus al poder despachar
directamente con el Presidente, escapando a veces del filtro del ministerio.
La autonomía de las agencias, sin embargo, puede ser más ficticia que real, pues están sometidas a la
influencia del Presidente, del Congreso y de los grupos de interés. El Presidente hace el seguimiento de

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

las actividades de la agencia a través de la OEP y mediante el contacto con los directores, que el mismo
nombra. La relación jerárquica entre el Presidente y los directores de las agencias no siempre ha
conseguido que las prioridades presidenciales sean respetadas, pues los programas de las agencias son
autorizados, financiados y controlados por los comités y los subcomités creados a tal efecto en el
Congreso. De este control individual se deriva que no existe una decisión colectiva por parte del poder
ejecutivo y que la actividad de las agencias está bastante politizada como consecuencia del control
directo ejercido por los congresistas. En muchas ocasiones, las relaciones entre la agencia y el comité
"paterno" creado en el Congreso son más estrechas que las existentes entre la agencia y el ministro.
Las comisiones y las agencias reguladoras son formalmente independientes del Congreso y del poder
ejecutivo. Ambas constituyen un legado histórico del intento del gobierno americano de despolitizar
algunos aspectos importantes de la adopción de decisiones, por ejemplo, la Comisión que regulaba el
comercio entre los estados (creada en 1887). Con la despolitización se creía que las decisiones
reguladoras serían más justas, más objetivas y generalmente mejores. Lowi (1979) demostró que la
despolitización de una función no suponía automáticamente que sus miembros se pusieran a trabajar en
aras del interés general. La mayoría de las actividades que pueden ser consideradas comerciales están
reguladas por estas comisiones: radio, tráfico aéreo, transporte por ferrocarril y por carretera, entre
otros. La excesiva regulación parecía encorsetar la actividad privada, por lo que muchas actividades se
desregularon a partir de finales de los años setenta: el tráfico aéreo (1978), billetes de ferrocarril (1980),
la gestión del ahorro individual (1982) y las tarifas de la televisión por cable (1984). La desregulación no
fue absoluta; de hecho, las empresas privadas no siempre se han opuesto a la regulación, que ha
beneficiado en ocasiones tanto a los ciudadanos como a los negocios privados. Los directivos de las
grandes empresas han preferido incluso la regulación federal a la de los estados, que establecen en
ocasiones estándares más estrictos (Bowles 1998: 265).
Por último, las corporaciones federales, como la Autoridad del Valle del Tennessee, buscan también
cierta autonomía del Congreso. Este tipo de organismo no es muy común, pues la intervención en las
actividades comerciales de interés público se ha canalizado a través de la regulación y no mediante la
nacionalización de las empresas privadas. Dado que las actividades comerciales controladas por el
gobierno federal son escasas, no existe la posibilidad de grandes privatizaciones. Junto a las
corporaciones públicas, habría que considerar las organizaciones cuasi-públicas, como las fundaciones,
que reciben fondos públicos, pero operan como si fueran empresas privadas.
En cualquier caso, la independencia de estas entidades es ilusoria. Levine, Peters y Thompson (1990)
muestran que las agencias ejecutivas y las comisiones reguladoras dependen considerablemente del
Presidente y del Congreso: existe interdependencia entre todos estos actores. Las Administraciones
públicas son, por tanto, objeto de las disputas entre la Presidencia y el Congreso.

Las Administraciones públicas, la Presidencia y el Congreso


El Presidente y el Congreso intentan influir directamente sobre los programas públicos implantados por
las agencias ejecutivas. Si bien la Constitución promulga una división estricta de poderes, las agencias
ejecutivas constituyen el nexo de unión entre el programa presidencial y las autorizaciones
presupuestarias del Congreso.
El Presidente debe asegurarse el respaldo del Congreso (Cámara de Representantes y Senado) para sus
iniciativas legislativas, sus propuestas presupuestarias y para el nombramiento de ciertos cargos del
poder ejecutivo y del poder judicial. Además, el Presidente puede vetar la legislación del Congreso.
Algunos presidentes utilizan el veto frecuentemente (Roosevelt en 635 ocasiones), y otros raramente
(George W. Bush (hijo) en 12 ocasiones). Finalmente, el Presidente puede hacer recomendaciones al
Congreso, que no necesariamente las acepta.
En la práctica, la capacidad de negociación del Presidente, su control sobre la agenda política y su poder
para influir en el Congreso son considerables, aunque estos poderes dependen en muchas ocasiones de
su capacidad de persuasión. Por ejemplo, el presidente Obama encontró mucha resistencia en conseguir
la aprobación del Congreso para aumentar el techo del déficit. Realmente se tuvo que emplear a fondo

10

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

para conseguir el apoyo a su propuesta. Al Presidente no le basta que su partido tenga la mayoría de
escaños en las Cámaras, pues la falta de disciplina de voto dificulta el apoyo estable de su propio partido.
Esta falta de disciplina, tan incomprensible para la cultura política europea, se produce tanto en el seno
del partido republicano como en el demócrata. El fracaso de la política presidencial es mucho más usual
que el éxito. Ello se debe al carácter tan fragmentado de sus instituciones. El diseño institucional es
contrario y hostil a la política presidencial. La única opción que le queda al Presidente para imponer sus
prioridades es establecer la agenda política que le permita tomar la iniciativa.
El Congreso, a su vez, tiene instrumentos importantes para controlar el poder ejecutivo. El Congreso
puede relacionarse directamente con las agencias ejecutivas y controlar su actividad sin necesidad de
contar con la cooperación del gobierno o del Presidente (Bowles 1998: 268-275).
El Congreso dispone para ello de diversas fórmulas:
1) El Senado autoriza ciertos nombramientos presidenciales.
2) Los comités del Congreso que controlan las actividades de una agencia determinada autorizan
la financiación de sus programas para un período de tiempo determinado. El control de las
agencias es menos fácil de lo que parece. Debido al considerable volumen de decisiones que
adoptan, es difícil comprobar si lo ejecutado por la agencia se ajusta a lo autorizado por el
Congreso.
3) El poder legislativo puede a su vez vetar las decisiones presidenciales. Si el Presidente decide
reorganizar el ejecutivo y las agencias, cualquiera de las dos Cámaras puede vetar la decisión.
4) La Oficina de las Cuentas Públicas (General Accounting Office), dependiente del poder
legislativo, además de comprobar que las agencias han ejecutado el presupuesto de acuerdo
con la legalidad, también comprueba la eficiencia de los programas públicos.
Tres tipos de escenarios se han desarrollado históricamente en la lucha por la dominación del aparato
burocrático: de dominación de la Presidencia, de dominación del Congreso o de equilibrios constantes
entre ambas instancias. En cualquier caso, las dos instituciones no pierden totalmente su influencia
sobre las agencias ejecutivas. Si esta configuración institucional supone la imposibilidad de que un único
poder se convierta en absoluto y en arbitrario, la misma configuración confiere una incertidumbre
considerable a los burócratas, quienes continuamente se tienen que mover en las aguas movedizas de
las relaciones Presidencia-Congreso (Arnorld 1998).
Tal como se ha expuesto anteriormente, en los Estados Unidos no existe la razón de Estado que confiera
homogeneidad y dirección a la actividad pública. Las instituciones y los grupos de interés compiten
abiertamente por los recursos y por hacer prosperar sus iniciativas. Tanto los miembros electos del
Congreso como los cargos políticos del poder ejecutivo se encuentran en un sistema altamente
competitivo. Las instituciones estatales, los partidos políticos, los intereses privados se encuentran en
continua interacción y competición. El diseño constitucional de la Administración federal
estadounidense y la práctica cotidiana muestran que la negociación continua, no el mando jerárquico,
domina las relaciones entre los distintos actores públicos y privados.
Según Peters (1993: 17), este sistema fragmentado y carente de coordinación posee la ventaja de que la
confluencia de numerosos decisores con diferentes perspectivas institucionales reduce el número de
errores que se pueden cometer al adoptar una decisión. La fragmentación puede derivar en
inmovilismo, pues muchos políticos se encuentran atrapados en una red de múltiples intereses en los
que las instituciones bloquean las decisiones de otras instituciones, llegándose a una situación de
"manos atadas" "gridlock".

Con la Pendleton Act de1883 se crea el sistema de función pública, erradicando así la práctica
generalizada de las cesantías (spoil system) por el que los ganadores de las elecciones se quedaban con
el botín y se repartían todos los puestos de la Administración. A partir de entonces, las cesantías sólo se

11

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

producen en puestos determinados de la cúpula administrativa. La configuración actual de la función


pública se debe a la reforma de 1978 por la que se forman tres categorías de empleados: los cargos de
designación política, los funcionarios directivos y el resto de la función pública.

Categorías de empleo público


La Administración federal cuenta con cuatro grupos de empleados públicos: funcionarios públicos de la
escala general, el servicio excepcional, el servicio ejecutivo senior y los cargos de designación política. La
escala general (general Schedule) (1.416.099 empleados en 2004 OPM 2005) se divide en 15 niveles y se
compone de funcionarios de carrera reclutados de forma meritocrática. El acceso a la escala general se
produce una vez que se han cumplido los requisitos combinados de haber obtenido un título educativo y
de haber adquirido cierta experiencia en el ejercicio de la profesión en una empresa privada. Con esta
experiencia externa inicial no es necesaria una formación especializada en la Administración, pues se
espera que el candidato entre ya formado. Los exámenes de acceso son más de tipo práctico que
teórico. Se prueba la capacidad que tiene el candidato para superar determinadas pruebas relacionadas
con su especialidad. Hasta 1982 se hacía un examen estándar global para todos los candidatos. Desde
entonces, las agencias organizan el reclutamiento de sus empleados, por lo que la selección de personal
se caracteriza por la heterogeneidad, y algunas agencias poseen un sistema de carrera diferenciado del
sistema general (Ingraham 1997: 2).
La especialización (medicina, ingeniería, abogacía,...) de los empelados condiciona la carrera en la
Administración y en el sector privado. La función pública estadounidense está caracterizada por la
proliferación de especialistas y no de generalistas, así como por las transferencias constantes entre el
sector privado y el público. Los científicos y los profesionales especializados son designados para ocupar
los puestos generales de gestión. Aparte de esta movilidad entre los puestos especializados y los
generales de gestión, la movilidad fuera de la especialidad del empleado es muy difícil. El sistema
estadounidense es, por tanto, abierto, y no cerrado como en Europa, y está bastante fragmentado como
consecuencia de los distintos sistemas de las agencias y de la preponderancia de los especialistas sobre
los generalistas. Frente a esta función pública general relativamente fragmentada se intentó crear una
elite funcionarial más cohesionada y corporativa: el servicio ejecutivo senior (véase más abajo).
El servicio excepcional incluye un número de posiciones asignadas a la escala general así como otros
sistemas de personal separados que han sido creados por agencias o departamentos específicos, por
ejemplo, el servicio diplomático.
El servicio ejecutivo senior (SES), que se desarrolla en el siguiente epígrafe, constituye la función pública
directiva entre los cargos de designación política y el resto de la función pública. El SES tenía 7868
posiciones asignadas en 2004, que cubre las posiciones gerenciales y supervisoras de los rangos 16 al 18
de la escala general en el sistema anterior así como posiciones directivas de otros sistemas.
Por encima del servicio ejecutivo senior se encuentran los cargos de designación política que suponían
3872 posiciones en 2004, según el Plum Book, que es el libro que determina el número de puestos de
designación política. Estos cargos de designación política se dividen en 5 niveles o bandas salariales.

La función pública directiva


La función pública directiva tiene que buscar el equilibrio entre varios elementos: la sensibilidad
política hacia las demandas del Presidente y su entorno, la neutralidad de los funcionarios en la
búsqueda del interés público y su experiencia en la gestión de organizaciones. La combinación de
estas características es más bien una preocupación contemporánea, pues, en los inicios, el poder
político se preocupaba simplemente de controlar la Administración pública. Para ello, cada
Presidente nombraba a las personas de probada lealtad que iban a ocupar las oficinas del poder
ejecutivo, y posteriormente, éstas eran cesadas por su sucesor, configurándose así el sistema de
cesantías (spoils system). A partir de 1867 se hizo necesario el concurso del Senado en el nombramiento

12

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

y el cese de los distintos cargos de la Administración. A partir de 1883 se estableció una lista de puestos
a los que se podía acceder mediante criterios meritocráticos. Esta lista sólo afectaba a un 12 por ciento
de todos los puestos disponibles en el gobierno federal; con el tiempo, la lista se fue ampliando. Estos
puestos meritocráticos tendrían carácter permanente, y sus ocupantes no serían cesados después del
cambio de Presidente. A partir de 1933 se fortaleció la Presidencia para sacar a los Estados Unidos de la
Gran Depresión. Esto supondría que el perfil de la alta función pública estaría configurado por
administradores profesionales y competentes, capaces de implantar las iniciativas del Presidente, pero
también con sensibilidad para poder mediar entre los intereses de los comités del Congreso, las agencias
ejecutivas y la Presidencia. La despolitización de la función pública y el reclutamiento meritocrático de
los mejores directivos se convertía en una necesidad para solucionar los problemas de una burocracia
moderna cada vez más implicada en funciones de regulación y de implantación de los programas
federales. Al mismo tiempo, los altos directivos no pueden mantenerse ajenos a la sensibilidad política,
pues, a diferencia de Europa, sus contactos con el Congreso y con la Presidencia son continuos, por lo
que deben armonizar la eficiencia administrativa con la eficacia política.
A partir de 1978, la cúpula directiva de las agencias está formada por un primer círculo de cargos de
designación política (nombramiento no meritocrático), la escala ejecutiva (Executive Schedule), y por
un segundo círculo formado por funcionarios públicos nombrados mediante criterios meritocráticos,
el servicio ejecutivo senior (SES) (Senior Executive Service).
La mayoría de los puestos de designación política son ocupados por expertos del sector privado, por
lo que acceden a la Administración sin haber formado parte de la función pública anteriormente, sin
conocer sus entresijos ni los elementos de la cultura organizativa pública, aplicando los
conocimientos de las empresas privadas. Por esta razón, Heclo (1977) señalaba que el sistema
estadounidense estaba gobernado por unos "extraños" con escasas relaciones con los funcionarios
de carrera de los puestos superiores. Estos "extraños" duraban poco en el puesto, por lo que, "si los
cargos de designación política quieren dejar su impronta, dada la duración tan breve de su estancia en el
puesto, más vale que lo hagan rápidamente" (Kingdon (1995: 30). Aparte de la cultura empresarial
imperante en los Estados Unidos, otra razón por la que predomina un gobierno de “extraños” es que
cualquier funcionario que sea nombrado para un puesto de designación política debe abandonar su
estatus de funcionario, que supone un puesto en la Administración de por vida. Dada que esta opción no
es muy atractiva, los puestos de designación política son preferentemente ocupados por ejecutivos del
sector privado. En cambio, los funcionarios de carrera se caracterizan por la permanencia, la estabilidad
en el puesto y por la continuidad del quehacer administrativo. Por ello, en 1978 se buscó un punto de
encuentro entre los cargos de confianza política y los funcionarios de carrera: el servicio ejecutivo senior
(SES).
El servicio ejecutivo senior se estableció de acuerdo con el Título IV de la Ley de Reforma de la
Función Pública de 1978. Este servicio se implantó el 13 de julio de 1979 y fue una medida pionera en
el mundo al intentar diferenciar las condiciones laborales y las características de los funcionarios
directivos del resto de los funcionarios y de los cargos de designación política. Se han ofrecido varias
razones para la creación del SES (OECD 2008):
Superar un sistema muy fragmentado de diferentes funciones públicas directivas, unas 60
aproximadamente.
Mejorar la movilidad en la cúpula y crear una casta de funcionarios que rotaran entre las
distintas agencias
Adaptar las condiciones salariales al trabajo directivo.
Imbricar las carreras de funcionarios públicos y un grupo pequeño de cargos de designación
política bien para mejorar las relaciones de trabajo entre ambos grupos (según una
interpretación) bien para aumentar el control de los cargos de designación política sobre los
funcionarios (según otra interpretación).

13

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Reemplazar el sistema prevalente del rango (grado) asignado a la posición por uno del rango
asignado a la persona. Bajo el nuevo sistema, a una persona se le asociarían los derechos
vinculados al rango, que serían válidos incluso aunque ocupara un puesto jerárquico de nivel
inferior en la misma agencia o en otra organización pública. Esto permitiría una mayor
movilidad de los directivos públicos.
Conferir unas habilidades más gerenciales a los directivos públicos. Previamente a la reforma
de 1978, el énfasis se había puesto fundamentalmente en las habilidades técnicas, y no en
las gerenciales.
El SES constituye un nivel directivo intermedio entre los cargos de designación política y la escala
general, cuyos miembros están demasiados especializados en función de la profesión y de la agencia
en la que desempeñan su trabajo. Con el SES se reconoce la necesidad de contar con una función
pública directiva no necesariamente partidista, más bien generalista y con cierta movilidad entre las
distintas agencias. En el SES se fusionaron tanto los puestos ocupados por los altos funcionarios de
carrera de los cuatro grados superiores como los cargos de designación política de los dos niveles
inferiores de la Escala Ejecutiva, es decir, aquellos cargos nombrados por el Presidente o sus
subordinados para los que no se requiere la confirmación del Senado. De esta forma se incentivaba
que los cargos de confianza política siguieran una carrera administrativa. Sólo un 10 por ciento de los
integrantes del SES podían ser cargos de designación política (Ingraham y Rosenbloom 1988: 311).
Con el SES se intentaba crear una reserva de altos directivos que permitiera a los superiores
jerárquicos de la Administración tener un número suficiente de candidatos para proveer los puestos
vacantes. El acceso a los puestos meritocráticos del SES se consigue mediante una selección basada
en el currículum y en la entrevista.
Básicamente, hay dos tipos de puestos en el SES: puestos de carrera y puestos generales. Los puestos
de carrera se proveen mediante un proceso meritocrático. Estos puestos deben asegurar la confianza
de la población en la imparcialidad del gobierno y se emplean para funciones como la auditoría, la
inspección, la aplicación de la ley, las contrataciones públicas, las subvenciones… Los puestos
generales pueden ser desempeñados por un funcionario de carrera, de no-carrera o un
nombramiento para un período limitado. Estos dos últimos puestos, a diferencia del funcionario de
carrera, son nombrados por criterios no meritocráticos y su cargo está a disposición del superior que
los nombró. El nombramiento para un período limitado se restringe para nombramientos vinculados
a proyectos que no tienen una duración superior a 3 años o para una necesidad no anticipada y
urgente que no dure más de 18 meses. El número de nombramientos para puestos de no-carrera y
de período limitado está restringido a un 10 y un 5 por ciento respectivamente en la Administración
federal.
La existencia de puestos de no-carrera dentro del SES es algo único del sistema estadounidense. A
pesar de las posibles tensiones que se esperarían de la convivencia de ambos sistemas, los conflictos
entre estos dos grupos no son numerosos (OECD 2008).

TABLA 1 POSICIONES Y NOMBRAMIENTOS DEL SES (1987-2004)


Posiciones Nombramientos
asignadas
Carrera % del No % del Limitado % del Total
total carrera total total
1987 7781 6223 89.6 682 9.8 43 0.6 6948
1988 7838 6400 90.0 659 9.3 49 0.7 7108
1989 8167 6703 91.8 523 7.2 79 1.1 7305
1990 8314 6829 90.0 699 9.2 62 0.8 7590
1991 8610 7220 90.1 722 9.0 70 0.9 8012

14

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

1992 8804 7426 90.6 704 8.6 70 0.9 8200


1993 8805 7387 94.5 360 4.6 69 0.9 7816
1994 8751 6740 89.8 704 9.4 65 0.9 7509
1995 8302 6473 88.7 733 10.0 88 1.2 7294
1996 7896 6191 88.6 684 9.8 110 1.6 6985
1997 7698 6105 88.7 659 9.6 121 1.8 6885
1998 7736 6010 88.3 649 9.5 145 2.1 6804
1999 7753 5953 88.6 301 4.5 164 2.4 6718
2000 7813 6066 88.9 593 8.7 165 2.4 6824
2001 7795 6118 92.3 265 4.0 243 3.7 6626
2002 7671 5962 88.9 575 8.6 166 2.5 6703
2003 7786 5948 88.3 631 9.4 157 2.3 6736
2004 7868 5997 88.0 674 9.9 140 2.1 6811

Notas: Asignados = Número máximo de posiciones autorizadas del SES; Nombramientos = Número de
posiciones del SES ocupadas.
Fuentes: Oficina de Gestión de Personal (2006), p. 76.

Una evaluación del SES ha demostrado que sólo se han cumplido algunos de los objetivos
propuestos. Por un lado, no se corrigió la excesiva especialización de los directivos. Por tanto, más que la
creación de un cuerpo de directivos generalistas, lo único que se consiguió es una reclasificación de los
directivos de las agencias, por lo que los directivos del SES se identificarían fuertemente con los intereses
de las agencias. No obstante, recientemente se han implantado distintos sistemas de gestión del
rendimiento que pueden ocasionar un aumento de las habilidades gerenciales de los directivos públicos
(OECD 2008).
Por otro lado, el (escaso) grado de politización de la clase directiva se ha mantenido constante entre
1987 y 2004, como muestra la tabla anterior. El Congreso ha protegido la profesionalidad del SES
mediante un seguimiento estricto e imponiendo restricciones a la conversión de puestos del SES que no
son de carrera (de designación política) en puestos de carrera. Adicionalmente, a pesar de todos los
mitos que circulan por la Administración (cargos de designación política incompetentes y funcionarios
públicos poco cooperativos), parece que las relaciones entre ambos grupos son razonablemente buenas
(OECD 2008).
La introducción del reclutamiento meritocrático y del SES no acabó con el nombramiento político de los
cargos de confianza. A disposición del Presidente, de los gobernadores de los estados y de los alcaldes de
las corporaciones locales quedan numerosos cargos para cuya provisión prima la confianza política. En
2010, por ejemplo, había unas 3872 posiciones para cargos de designación política en el gobierno
federal. Esto incluye también a cargos diplomáticos en las embajadas estadounidenses. De estos cargos,
sólo algunos puestos requieren la confirmación del Senado. En la actualidad hay voces que piden la
reducción del nivel de patronazgo en la Administración estadounidense. El programa de modernización
del vicepresidente Al Gore (National Performance Review) contribuyó a la reducción del tamaño de la
función pública, no así de sus directivos o de los cargos políticos (Thayer 1997: 111-116). El crecimiento
paulatino de los puestos directivos, ocupados con criterios de confianza política, se debe a dos
razones fundamentalmente. Por un lado, un sistema pluralista con varios centros de poder obliga a
las agencias a ampliar la cúpula directiva para fortalecer así los lazos con el resto de los actores. Por
otro lado, el Presidente necesita aumentar su personal de confianza para poder supervisar
adecuadamente el trabajo de los ministerios y de las agencias (Arnold 1998).
Aunque la tradición ha resaltado la neutralidad competente de los funcionarios y el compromiso político
de los cargos de designación política, las relaciones entre estos dos grupos no hay que entenderlas como

15

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

una división estricta entre los políticos 'deciden' y los funcionarios 'ejecutan'. La participación creciente
de los funcionarios en las decisiones es consecuencia de la estructura descentralizada del poder
ejecutivo (Aberbach et al. 1981). Las agencias mantienen una interdependencia considerable con los
ministerios, la Presidencia y los comités y subcomités del Congreso. A veces, las agencias tienen unas
relaciones directas más estrechas con sus controladores que con sus superiores jerárquicos. La división
de poderes y las relaciones especiales de las agencias con el Congreso ocasionan que la relación entre los
altos funcionarios y los cargos de designación política sea débil. Las agencias forman parte de la
burocracia, pero su supervivencia depende de las asignaciones presupuestarias decididas por el
Congreso (Peters 1995). Además, la reelección de los congresistas depende muchas veces del triángulo
de intereses formados por los votantes, las agencias federales y el Capitolio (sede del Congreso), por lo
que cualquier mejora de las agencias repercutirá favorablemente en las posibilidades de reelección
(Fiorina 1989).

La mayoría de los programas públicos se implantan en el nivel estatal o en el local. Según la


Constitución, las competencias no asignadas explícitamente a la federación pertenecen a los estados,
con lo que se produciría un modelo de separación estricta de poderes, cual si fuera una tarta de
varias capas. En esta interpretación, la federación se encargaría de la defensa, la política monetaria,
el comercio interestatal y poco más, mientras que los estados serían responsables del resto de las
actividades públicas. Con la expansión del Estado, se han disuelto las fronteras entre el gobierno
federal, el estatal y el local. En este apartado se tratarán las características de la Administración
territorial, y, en el próximo, las relaciones entre los distintos entes territoriales.

La Administración estatal
El nivel estatal, a caballo entre el nivel federal y el local, posee una notable autonomía y discrecionalidad
en numerosos aspectos de la vida pública, por ejemplo, también los aspectos penales. Los estados
pueden diferir, por ejemplo, en implantar o no la pena de muerte. En ausencia de especificación
constitucional, se presume que las prestaciones sociales son responsabilidad de los estados, aunque el
gobierno federal haya intervenido considerablemente en este ámbito en tiempos recientes.
Los estados poseen una enorme capacidad de autoorganización al poder nacionalizar, privatizar o
establecer sistemas complejos de prestación de servicios. A pesar de estas posibilidades, la organización
de los estados es muy similar. Al igual que el sistema federal, cada estado se configura en un poder
ejecutivo, uno legislativo (normalmente bicameral) y uno judicial. El jefe del estado es el gobernador,
que es elegido por un período de cuatro años. Al contrario que el Presidente, el gobernador no puede
designar a muchos de los cargos de su Administración porque éstos son también cargos electos, aunque
existe una tendencia general a reducir el número de cargos electos de las agencias administrativas
estatales y a aumentar los cargos de confianza política. Además, todos los estados tienen un poder
legislativo bicameral, excepto Nebraska, y el equilibrio de poderes que existe entre el poder ejecutivo y
el poder legislativo es muy parecido al existente en el nivel federal (Chandler 1993: 139).
Los estados se han caracterizado por su debilidad en dimensiones claves como la organizativa, la
capacidad de adoptar decisiones y la posibilidad de obtener los recursos necesarios para prestar los
servicios de su competencia. Esta debilidad se debe a que la Constitución de muchos estados ha
reducido considerablemente la autoridad gubernamental y ha fragmentado la estructura del poder
ejecutivo. Además, las pautas de gasto público han sido más bien tradicionales, concentrándose en
autopistas, educación universitaria y en sanidad, y no prestando atención a las nuevas competencias
necesarias para satisfacer las demandas cambiantes de la sociedad estadounidense. Por último, los
estados han evitado a toda costa elevar la carga fiscal, por lo que la capacidad de financiar nuevos
programas se ha visto muy limitada (Stenberg 1996: 37-38).
Para afrontar esta debilidad, los estados emprendieron diversas reformas en la década de los años
noventa, fortaleciendo el poder ejecutivo estatal:

16

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

La iniciativa presupuestaria de los gobernadores, así como su capacidad para vetar las
disposiciones del poder legislativo estatal, se ha fortalecido en los últimos cincuenta años. En
2011, 40 gobernadores tenían poderes presupuestarios plenos, y en todos los estados
(excepto en 7) podían vetar ítems de las disposiciones presupuestarias. En la mayoría de los
casos, también pueden vetar las disposiciones legislativas de la cámara estatal de
representantes.
Además se ha aumentado el período de estancia de los gobernadores en el poder,
permitiéndose incluso su reelección, por lo que existen mayores posibilidades de planificar a
largo plazo. Así, en 1944, 20 estados elegían a sus gobernadores por un período de 2 años. En
2011, sólo dos gobernadores (New Hampshire y Vermont) eran elegidos por este período tan
corto.
Se ha aumentado el poder de los gobernadores sobre la Administración estatal mediante el
incremento del número de puestos de designación política, que eran de carácter electo en el
pasado.
Además de su importante papel en la legislación, los gobernadores pueden desempeñar la
jefatura de la Guardia Nacional del estado.

Las entidades locales


Como en la mayoría de los sistemas federales, el gobierno local forma parte del estado y está sometido a
su legislación. El estado decide sobre los límites y la capacidad organizativa de las entidades locales, que
se encuentran sometidas al principio de ultra vires, más allá de los poderes establecidos. Debajo del nivel
estatal existen tres niveles territoriales con funciones múltiples: los condados, las ciudades y los pueblos
y los distritos especiales, que son unas entidades con una única función.
En 2011 había en los Estados Unidos unos 35000 ciudades y pueblos y alrededor de unos 3100
condados, además de unos 37000 distritos especiales. Teniendo en cuenta la inmensidad del territorio
estadounidense (9.629.047 km2), no se puede decir que el número de municipios sea muy grande en
términos comparados. No obstante, el problema de inframunicipalismo es considerable, pues un
número elevado de entidades locales son incapaces de proporcionar los servicios mínimos como
consecuencia de su tamaño demográfico (Mény 1993: 425).
La organización administrativa interna de las entidades locales es relativamente heterogénea, pues
existen tres modelos organizativos, de los cuales dos son dominantes (Bowles 1998: 319-321):
En las ciudades con modelo presidencial, el alcalde y el pleno son elegidos por sufragio
universal. El alcalde dirige la Administración, y el pleno legisla. Las relaciones entre ambos
órganos dependen de los estatutos de la ciudad. En algunos casos, el alcalde disfruta de
bastante poder y controla férreamente la administración, nombrando a todos los directores
de los servicios municipales. En otros casos, el alcalde comparte estas funciones con el pleno.
Aproximadamente, la mitad de las 7.000 ciudades que poseen más de 2.500 habitantes han
adoptado este modelo presidencial de organización en una u otra vertiente.
En el modelo gerencial, el pleno, elegido por sufragio universal, designa a un gerente que se
encarga de la gestión administrativa y responde de sus acciones ante el pleno, quien tiene el
derecho de cesarlo en cualquier momento. En este caso, la responsabilidad sobre las
políticas públicas descansa en el pleno, y no se divide entre el pleno y el alcalde como en el
modelo anterior. El pleno elige un alcalde, que es un primus inter pares y no tiene mayor
poder que el resto de los concejales. Este sistema es usado aproximadamente por la otra
mitad de las ciudades, y surgió a principios del siglo XIX con el objetivo explícito de "limpiar el
gobierno municipal de la chanchullería, la corrupción y la ineficiencia" (citado por Nalbandian
en Ebdon y Brucato 2000 (2210).
En el modelo de comisión, a los miembros elegidos se les atribuyen responsabilidades

17

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

especiales para el gobierno de la ciudad. El precedente de este modelo es consecuencia del


desastre de 1900 de Galveston, Texas. Un maremoto asoló la ciudad y su gobierno fue
incapaz de hacer frente a la situación. El gobierno del estado decidió nombrar una comisión
de cinco hombres de negocios que debían normalizar la situación después del desastre. Esta
comisión temporal designó un comité que debía elaborar un estatuto de la ciudad. Así se
creó una especie de corporación privada, cuyos miembros fueron elegidos después. Uno de
los cinco miembros de la comisión es nombrado alcalde con poderes de supervisión,
mientras que el resto concentra las responsabilidades ejecutivas y legislativas de la ciudad.
Unas 150 de las 7.000 ciudades con más de 2.500 habitantes han adoptado este modelo. El
escaso éxito de este modelo se debe a la inexistencia de un ejecutivo fuerte.
Ebdon y Brucato (2000) sugieren que existe cierta convergencia entre los dos primeros modelos,
pues en el primero, el empleo de un gerente se va incrementando y en las ciudades del segundo
modelo es cada vez más frecuente la elección directa del alcalde. Parece que un alcalde electo es un
instrumento adecuado de liderazgo político en ciudades grandes y heterogéneas desde el punto de
vista demográfico.
Cada una de las entidades locales mencionadas anteriormente posee características específicas
(Chandler 1993: 140-143). Las ciudades reciben la carta de ciudadanía —título constitutivo de ciudad—
cuando los residentes de una comunidad elevan una petición a las autoridades estatales después de la
celebración de un referéndum. Muchos estados clasifican a sus ciudades en función del número de
habitantes, y conceden competencias y autonomía en función del tamaño. Los servicios comunes para
todas las ciudades suelen ser los siguientes: mantenimiento de las vías urbanas, mantenimiento de
parques y zonas de recreo, policía local, bomberos, abastecimiento de agua, servicios culturales,
infraestructuras hospitalarias, transporte público y planificación urbana, entre otros. Los pueblos
constituyen una categoría inferior, y proporcionan un número menor de servicios, como abastecimiento
de aguas y mantenimiento de las vías públicas, entre otros.
La demarcación territorial intermedia entre la ciudad y el estado es el condado, que predomina sobre
todo en las zonas rurales. En las zonas urbanas, los poderes del condado son asumidos por la ciudad
dominante. El condado consta de un pleno elegido por sufragio universal, que puede prestar servicios
propios y servicios delegados de la Administración estatal. Entre los servicios que el estado encomienda
a los condados se encuentran los siguientes: la administración de justicia, el registro civil, la
matriculación de automóviles, el mantenimiento de carreteras vecinales en las áreas rurales, el
mantenimiento del orden a través de la oficina del sheriff, la gestión de actividades culturales, las
prestaciones sanitarias y el desarrollo económico.
Además de las ciudades y de los condados, existen otras entidades locales, los distritos especiales, cuyos
dirigentes son cargos electos. Los distritos especiales gestionan normalmente un único servicio. Por
ejemplo, los distritos escolares gestionan la educación estatal primaria y secundaria. Además de los
temas educativos, también se pueden establecer distritos especiales para otras cuestiones concretas: el
abastecimiento de agua, los programas de irrigación y el control de la polución, entre otros. Al igual que
otras entidades locales, los distritos especiales pueden recaudar impuestos, cobrar tasas por los servicios
que prestan y endeudarse como una entidad local territorial; y deben responder de la prestación de los
servicios ante los ciudadanos directamente, no ante los municipios u otras organizaciones públicas. Los
distritos especiales han ido acaparando paulatinamente la mayoría de los servicios que se prestan en las
ciudades, reemplazando el papel desempeñado tradicionalmente por los municipios. Además, los
distritos especiales prestan servicios que las ciudades no prestan, como la lucha contra la polución del
medio ambiente. El aumento tan considerable de los distritos especiales parece deberse a que las
ciudades reaccionan ante los límites impositivos y de endeudamiento impuestos por los estados. De esta
forma pueden seguir proporcionando servicios que no podrían ofrecer con los límites impuestos sobre
ellas (Burns 1994: 16).
La variedad de entidades locales es enorme, y su combinación depende considerablemente de unos
estados a otros. Existen también diferencias dentro de un mismo condado. Con la existencia de los

18

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

distritos especiales se producen numerosos solapamientos. El hecho de que los distritos se solapen
implica que dos vecinos pueden pertenecer al mismo distrito de transporte, pero a distinto distritos de
abastecimiento de agua. Chicoine y Walzer (1985: 25) manifiestan que "un área metropolitana puede
contener hasta 85 entidades de gobierno local: 2 condados, 13 núcleos de población, 21 municipios, 18
distritos escolares y 31 distritos especiales".

El modelo actual de las relaciones intergubernamentales en los Estados Unidos está caracterizado por el
alto grado de imbricación entre los distintos niveles de gobierno. Las relaciones se establecen de forma
bipartita: entre el nivel federal y el estatal por un lado; y entre el estatal y el local, por otro. Las
relaciones entre estos centros y sus periferias están caracterizadas por la tensión típica entre el control
del centro y la búsqueda de discrecionalidad y autonomía por parte de la periferia. El nivel de
discrecionalidad que el gobierno federal ha intentado conferir a los niveles inferiores de gobierno se ha
tildado de "revolución de la descentralización" (Cole et al. 1999). ¿Hasta qué punto está ganando la
periferia discrecionalidad frente al centro? En las relaciones intergubernamentales estadounidenses se
suceden dos etapas: una primera etapa hasta el New Deal, caracterizada por el federalismo dual, y una
segunda etapa de federalismo cooperativo. Entre estas dos etapas fluctúan momentos de centralización
y descentralización.

Del federalismo dual al cooperativo


No existe acuerdo sobre el modelo que se desprende de la Constitución (Bailey 1998: 116). Parece que
la tesis del federalismo dual fue predominante hasta la época del New Deal. El New Deal, el programa de
reactivación económica para salir de la crisis provocada durante la Gran Depresión, supuso un avance en
el acercamiento de los niveles territoriales de gobierno que se consideraban soberanos, autónomos e
independientes, por lo que la dualidad de las soberanías se transformó en cooperación.
Dos tendencias han causado la conversión del federalismo dual en cooperativo (Beer 1978). Al mismo
tiempo, estas dos tendencias han propiciado tensiones centralizadoras y descentralizadoras en el
sistema. Por un lado, la especialización funcional de las burocracias modernas ha ocasionado que los
programas públicos nacionales —sanidad, vivienda, regeneración urbana, transporte público, bienestar
social, educación y energía, entre otros— sean dominados por los expertos. Así, los burócratas perciben
el problema, lo introducen en la agenda política y participan con los asesores del Presidente, los
congresistas y sus asesores en la elaboración de las decisiones. Dado que los estados y las entidades
locales no tienen los recursos necesarios para implantar los programas públicos nacionales, el gobierno
federal debe proveer también los recursos necesarios. Esta premisa es contraria a los principios del
federalismo dual.
El incremento de la profesionalización y de la especialización ha implicado que se intensifique la segunda
tendencia: el aumento de la presión intergubernamental. Dado que los programas iban a ser
implantados por los gobiernos estatales y locales, los alcaldes, los gobernadores y otros directivos de la
Administración territorial comenzaron a presionar sobre Washington. De esta forma, los entes
territoriales formaban parte de la decisión y de la implantación. Por lo tanto, los gobiernos territoriales
se aseguran su presencia en Washington a través de los miembros del Congreso y de los directivos
locales que intervienen en los procesos decisorios.
Estas dos tendencias han generado tensiones centralizadoras y descentralizadoras en los últimos setenta
años: la etapa centralizadora se desarrolla con el New Deal y la Great Society. Entre finales de los años
treinta y principios de los años sesenta muchas competencias estatales pasaron al gobierno federal. Los
programas amparados por el New Deal establecieron nuevas actividades federales y nueva legislación
federal. Parte de esta legislación suplantó o complementó la legislación estatal, sin eliminarla en ningún
caso. La única oposición a los programas federales de bienestar fue interpuesta por los políticos
conservadores de los estados sureños, pues temían las consecuencias sociales y políticas de la
independencia financiera de los trabajadores negros respecto de sus empleadores blancos (Bowles

19

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

1998: 303-304). La Gran Sociedad (Great Society) pretendía continuar la obra del New Deal en los años
sesenta, avanzando en la centralización de los poderes reguladores y financieros del gobierno federal.
Este movimiento se tradujo en el aumento de ayudas y transferencias condicionadas a las autoridades
locales y estatales. Paulatinamente, el gobierno federal se hacía cargo del diseño, el seguimiento y la
evaluación de programas nacionales, mientras que los estados y los gobiernos locales se encargaban de
su implantación, alejándose del modelo constitucional y acercándose hacia el federalismo cooperativo
típico alemán.
La transición hacia el federalismo cooperativo se aprecia en la evolución del sistema de financiación. En
1933, el gobierno federal era el que menos gastaba de los tres niveles de gobierno; en 1978, el gobierno
federal gastaba el doble que los otros dos niveles tomados conjuntamente. Más de quinientos
programas federales se implantaban en otros niveles de gobierno gracias a las transferencias federales,
por lo que la financiación de los servicios públicos se conseguía a través de una mezcla de impuestos
locales, estatales y federales, y la doctrina de la soberanía dual iba desapareciendo. Las transferencias
eran consideradas como una ayuda y no como una imposición, por lo que los estados no podían
reclamar que su soberanía estaba siendo invadida. Los estados podían elegir entre aceptar las
transferencias o no aceptarlas. La mayoría aceptó (Agranoff 1996: 214).
Las tendencias descentralizadoras comenzaron en 1972, cuando Nixon propuso la provisión de fondos
generales para otros niveles territoriales. Con estos fondos, los estados y los gobiernos locales tenían
fuentes adicionales de recursos que podían utilizar como quisieran, es decir, eran transferencias no
condicionadas. Estos fondos, por tanto, no estaban controlados por el Congreso, como en el pasado.
Además, en tiempos recientes, varios factores han inclinado la balanza hacia los estados gracias al
triunfo del partido republicano tanto en los estados como en el gobierno federal. Reagan y Bush (padre)
dudaban de la eficacia del poder federal y fomentaron un movimiento de desregulación y de
debilitamiento del gran gobierno federal a favor de estados más fuertes. La mayoría republicana de
ambas cámaras a partir de 1994 permitió una ulterior transferencia de poder hacia los estados.
Finalmente, el programa de Clinton "la Reinvención del Gobierno" proporcionó a los estados una
flexibilidad adicional para gestionar los programas federales (Cole et al. 1999).
Estos cambios apuntan a que los estados son potencialmente capaces de actuar de forma más flexible
para solucionar los problemas de su territorio. Con estos cambios, los estados han pasado de ejecutar las
políticas decididas en el ámbito nacional a promover el cambio. Los estados han dejado de esperar a que
la federación ejerza su liderazgo y han comenzado a aplicar soluciones locales a los problemas definidos
en el ámbito nacional.

El papel de los estados


El movimiento descentralizador de los años noventa fue catalogado como la "revolución de la
descentralización". En el pasado se tenía poca confianza en la capacidad política y administrativa de los
estados para poder gestionar autónomamente los programas públicos. Esta creencia mantenida en el
nivel federal había paralizado en numerosas ocasiones una mayor descentralización, demostrándose
una cierta desconfianza hacia las entidades estatales. Por tanto, las subvenciones siempre estaban
condicionadas a programas específicos, y el dinero no gastado debía ser devuelto al gobierno federal.
Parece que la llegada de las transferencias no condicionadas implicaba un aumento de la confianza del
gobierno federal en los estados. Junto a ello, en 1995 se prohibió la imposición de nuevas tareas a los
estados sin la correspondiente asignación de fondos para acometerlas.
Estas dos medidas podrían reforzar la idea de la "revolución de la descentralización", pero parece que la
segunda medida ha tenido poco impacto. Paralelamente a la implantación de las transferencias no
condicionadas se produjo una recentralización, pues el gobierno federal congeló la transferencia de
funciones gubernamentales a los estados. Además ha vaciado de autoridad a los estados y a las
entidades locales en los temas comerciales, las telecomunicaciones, el comercio electrónico y los
servicios financieros. Por otro lado, si bien es cierto que la proporción del gasto federal ha disminuido en
relación con el gasto estatal y local en los años noventa con respecto a los años sesenta, esta proporción

20

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

aumentó entre 1995 y 1999. Finalmente, si bien las subvenciones federales no disminuyeron, sus
destinatarios sí cambiaron. Ya no serían los niveles inferiores de gobierno los destinatarios, sino los
individuos. Las entidades locales y los estados gestionan las ayudas, pero éstas son pagadas
directamente a las personas para que puedan recibir las atenciones que necesitan en medicina, comida y
nutrición, entre otros servicios, lo que ha supuesto una disminución de la capacidad de control que
pueden ejercer las autoridades estatales y locales. Este hecho pone en cuestión la "revolución de la
descentralización" (Dilger 2000).
El gobierno federal aún posee un considerable poder, y sus esfuerzos por transferir las competencias
federales a niveles inferiores de gobierno no equilibran la centralización que ha ejercido en los últimos
sesenta años. En cualquier caso, sí parece que existe una tendencia de refuerzo de los estados que están
tomando la iniciativa en numerosos ámbitos (Schram y Weissert, 1999; 1997; Pagano y Bowman 1995).
En el marco de relaciones entre los estados y el gobierno federal, las entidades locales se encuentran en
una situación ambivalente, pues reciben fondos federales y están sometidas a las constricciones
legislativas del estado al que pertenecen. Por tanto, los efectos de la política de transferencia de poder
hacia los niveles inferiores de gobierno iniciada en los años setenta están filtrados por la actuación de los
estados en el caso de las entidades locales. Cole et al. (1999) demuestran que la transferencia de poder
del gobierno federal ha afectado más bien poco a las entidades locales. Los directivos encuestados en las
grandes ciudades mantienen que las políticas de transferencia de poder han tenido un impacto mínimo:
no creen que haya aumentado la flexibilidad respecto a los programas financiados por el gobierno
federal, tampoco que haya más oportunidades para innovar y, en general, la satisfacción con la política
de transferencias es más bien reducida. Dos aspectos adicionales destacan en el estudio. Por un lado,
queda patente la relevancia de los estados, pues los funcionarios menos satisfechos se encuentran en
estados cuya regulación e intervención en los asuntos locales es mayor. Por otro lado, frente a los
efectos redistributivos y sociales de los programas de los años sesenta, las intervenciones posteriores del
gobierno federal en los asuntos locales ponen el énfasis en otros aspectos, que demandan unos líderes
locales con cualidades que les permitan "reducir el peso del gobierno local", "hacer más con menos" y
"promover la cooperación entre distintas jurisdicciones territoriales". En los años sesenta las
preocupaciones eran diferentes: "revitalización del vecindario", "reducción de la pobreza", "polarización
racial" y "participación ciudadana".
La importancia de estos papeles se destaca en un estudio realizado por Agranoff y McGuire (1998) sobre
los directivos y los políticos municipales y su complejo entramado de relaciones. Estas relaciones van
más allá de un juego de suma cero entre el gobierno federal y las entidades territoriales. En el nuevo
contexto, las ciudades activas deben contar con unos directivos capaces de trabajar, negociar y buscar
alianzas estratégicas con actores públicos y privados. Si bien es cierto que los estados constituyen
factores intermedios importantes a la hora de entender el aumento de la discrecionalidad de las
entidades locales, la medición de esta discrecionalidad o autonomía habría que entenderla en términos
de relaciones múltiples, entre diversos actores, y no sólo circunscribiéndolas a las relaciones verticales
entre los distintos niveles gubernamentales. Por tanto, el aumento de los programas federales
administrados por los estados, de las iniciativas estatales y de la regulación, tanto estatal como federal,
han propiciado que cambie el papel que las ciudades desempeñan en las relaciones
intergubernamentales.

Según Peters (1994: 283-284), es paradójico que una sociedad como la estadounidense, caracterizada
por tener unas relaciones fluidas entre el sector privado y el sector público, no haya introducido
técnicas de las empresas privadas en las organizaciones públicas. Varias razones explican este fracaso.
La razón principal está relacionada con el sistema estadounidense de división de poderes. Una
Administración que quiera adoptar técnicas privadas de gestión precisa de capacidad de
autoorganización, pero las agencias se encuentran presionadas tanto por el Presidente como por el
Congreso. El Congreso, por ejemplo, siempre ha rechazado una mayor independencia de las agencias o
un mayor fortalecimiento de la Presidencia. Los congresistas se preocupan de los ciudadanos como
21

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

usuarios de los servicios, siempre que se anteponga su papel de electores. Por lo tanto, no es la óptica
del cliente la que interesa al Congreso, sino la del ciudadano-elector.
La Presidencia también tiene parte de la culpa del fracaso de la reforma empresarial de la
Administración. Reagan, por ejemplo, desarrolló un doble discurso. Por una parte, quería eliminar la
excesiva reglamentación del sector público y flexibilizar la gestión de personal. Por otra parte, criticaba
continuamente los recursos humanos de la Administración. Esta crítica persistente de los funcionarios
minó su moral y propició ciertas reticencias ante las reformas. Con Clinton se implantó el NPR (New
Performance Review) en 1993. Esta reforma fue liderada por el vicepresidente Al Gore, quien formó un
grupo de expertos, principalmente funcionarios del sector público, que elaboró un plan de actuación
para ser implantado en un período de unos diez años. Entre los expertos se encontraba Osborne,
coautor del célebre libro La reinvención del gobierno (Osborne y Gaebler 1992). Este autor había
estudiado numerosos casos de modernización experimentados en los estados y las entidades locales. El
motivo conductor de la reforma era "funcionar mejor costando menos" y se traducía en cuatro
principios: a) Poner a los usuarios de los servicios en primer lugar. b) Dar poder a los funcionarios para
anteponer a los usuarios. c) Eliminar la regulación innecesaria que impida la primacía de los usuarios. d)
Reducir la actividad del sector público a su misión básica (Kamensky 1997: 3).
Según Aberbach y Rockman (2000), todas estas propuestas no están libres de problemas. El énfasis en
los usuarios supone elegir entre varios tipos de usuario. Por ejemplo, ¿quiénes son los usuarios del
sistema carcelario? los convictos o los ciudadanos que se ven libres de los convictos. En todos los
servicios se pueden aplicar elecciones similares, y estas elecciones no dependen de criterios de eficiencia
administrativa, sino de una valoración política.
En segundo lugar, con el fortalecimiento de los empleados de base, se busca la solución de los
problemas administrativos por aquéllos que se encuentran más cerca de ellos. Muchos de estos
problemas, sin embargo, no entrañan una solución administrativa de búsqueda de la eficiencia, sino que
supone una solución política de elección entre valores. Los congresistas son los que, en teoría, tienen el
mandato del pueblo para decidir sobre valores; pero, ¿en qué medida se puede aumentar la
responsabilidad de los políticos y los empleados al mismo tiempo sin caer en contradicción?
Por lo que se refiere a reducir la regulación, en el informe de Al Gore se denunciaban las restricciones
que numerosas disposiciones reglamentarias imponían sobre la gestión. La excesiva regulación
burocrática (red tape) que se impuso originariamente para salvaguardar el principio de igualdad entre
los ciudadanos constituye el conjunto de garantías por las que se intenta que el poder no cometa abusos
a favor de unos ciudadanos y en perjuicio de otros. Se desregularon las condiciones de la contratación y
de la carrera administrativa, y se flexibilizó la subcontratación de servicios externos por parte de los
gestores.
Los resultados de la “reinvención” han sido ambivalentes. Este término vago proponía que los gestores
utilizaran las técnicas del sector privado para gestionar mejor los asuntos públicos. Para ello se crearon
unos 300 laboratorios destinados a buscar la forma más eficiente de prestar los servicios. Los resultados
son ambiguos: en algunas agencias se produjeron pocos cambios, mientras que en otras los cambios
producidos fueron considerables (Peters 1998: 6-7). Además, la Presidencia no siguió de cerca la
actividad de los "laboratorios de la reinvención" (Ingraham 1996).
"Quedarse con lo básico" para gastar menos dinero público está bien, pero debe recordarse que
también es una elección política, no administrativa, pues la abolición de un programa público supone la
destrucción de los beneficios de un grupo determinado de personas, que pueden apoyar a uno o varios
congresistas. Por tanto, la decisión de qué dejar es una responsabilidad del Congreso, no de la
Presidencia.
Finalmente, el papel de los cargos de designación política apenas es mencionado en el NPR. Uno de los
problemas que se ha señalado anteriormente es que el número de cargos de designación política es
bastante elevado, por lo que es difícil establecer la línea directa entre los efectos de las políticas públicas
y el último responsable de las mismas (Aberbach y Rockman 2000: 143-149).

22

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

La primera fase del NPR estuvo dominada por la segunda parte del leit motiv "menor coste" y no por "el
mejor funcionamiento". Las medidas de eficiencia y de reducción de costes —medidas paralelas, pero no
idénticas— requerían la legislación del Congreso. Aparentemente, la Presidencia no siempre negoció con
el Congreso las medidas legislativas necesarias para mejorar la eficiencia. En consecuencia, el NPR ha
fallado en sus objetivos fundamentales por el erróneo tratamiento de los problemas. Los problemas
fundamentales eran de naturaleza política y debían ser resueltos por el Congreso, cuyo poder sobre las
agencias es considerable a diferencia de otros sistemas. En cambio, estos problemas se plantearon como
una cuestión de eficiencia administrativa, como parte de la responsabilidad de la Presidencia.
Adicionalmente, el Congreso promulgó en 1993 la Ley sobre los Resultados y el Rendimiento del
Gobierno (GPRA – Government Performance and Results Act). El GPRA es útil para la última fase del NPR,
pues intenta establecer un nuevo marco en el que se combinan la búsqueda de la eficiencia y sus
consecuencias presupuestarias. Las implicaciones presupuestarias habían sido obviadas por el NPR. Las
agencias deben pedir a la Oficina de Gestión Presupuestaria y al Congreso que autoricen su plan
estratégico. En el plan estratégico, la agencia debe expresar los indicadores de rendimiento que
permitirán comprobar si se han cumplido los niveles de servicio prometidos, los resultados y los
impactos pretendidos de cada actividad del programa. Se comenzó con pruebas piloto en varias
agencias, y el período de implementación terminó en el 2001, por lo que no se poseen datos suficientes
para conocer cómo ha funcionado esta reforma. No obstante, una evaluación preliminar de los planes,
realizada por la agencia auditora de las cuentas nacionales, muestra que la formulación de los objetivos
pretendidos, bien no se relacionaba con los resultados, bien no permitía conocer la evolución del
rendimiento de la agencia. Por otro lado, también se detectó que había problemas de solapamiento
entre los diversos programas de las agencias, es decir, las agencias se centraban en las actividades
concretas y no en sus objetivos generales, o incluso colisionaban con los fines de otra agencia. Estos
problemas se trasladan posteriormente a las comisiones y las subcomisiones del Congreso, quienes
tienen que dar la batalla para conciliar intereses contradictorios. Por lo tanto, a diferencia, por ejemplo,
del gobierno británico, en el que los mecanismos de coordinación del trabajo de la agencia se
desarrollan en el poder ejecutivo, la coordinación (o la falta de la misma) en el caso estadounidense se
desarrolla fundamentalmente en el Congreso, encargado de las asignaciones presupuestarias.
Al igual que el NPR, el GPRA intenta transformar la actividad de las agencias mediante instrumentos de
gestión. El Congreso simplemente pide a las agencias que definan más claramente sus metas, los medios
para conseguirlas y los instrumentos de evaluación. En principio, esta forma de actuar se asimila a la
gestión de las empresas privadas, sin embargo, qué pasa cuando las metas de varias agencias entran en
conflicto, qué ocurre si no se cumplen, y en qué medida pueden participar realmente los congresistas en
la definición de las metas de las agencias (micromanagement). Esta cuestión nos devuelve al
planteamiento de que los conflictos entre las diferentes agencias son políticos, y los instrumentos de
gestión sólo sirven para centrar los problemas, no para resolverlos. A pesar de los resultados poco
satisfactorios de las reformas federales, la prestación de los servicios públicos ha cambiado en los
últimos diez años como consecuencia del cambio de actores en la gestión de los bienes colectivos.
George W. Bush, primer presidente de los Estados Unidos que tenía un MBA (Máster en Gestión de
Empresas), también implantó una agenda de reforma para la Administración federal desde 2001 (Breul
and Kamensky 2008). Sus estrategias de reforma administrativa fueron desarrolladas por la Oficina de
Gestión y del Presupuesto, cuyo subdirector despachaba directamente con el presidente. Las iniciativas
principales desarrolladas durante los 8 años de mandato incluían la mejora de la capacidad de gestión de
las agencias, un sistema de seguimiento de la agenda presidencial y una valoración de la eficacia de los
programas públicos. Los tres principios de la reforma eran que las iniciativas se centrarían en los
ciudadanos (no en los burócratas), en los resultados (no en los procesos administrativos) y estarían
basadas en mecanismos de mercado (para promover la competencia y la innovación). Estas ideas
configurarían la Agenda Gerencial del Presidente, que se centraría en cinco problemas crónicos de
gestión: la gestión estratégica de las personas, la búsqueda estratégica de recursos, la mejora del
rendimiento financiero, la expansión de la Administración electrónica y la integración entre la gestión
presupuestaria y el rendimiento organizativo.

23

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Las iniciativas asociadas a estos problemas crónicos fueron asignadas a cargos políticos ejecutivos de la
Oficina de Gestión y del Presupuesto y de la Oficina de Gestión de Personal. Se desarrolló un cuadro
integral de mando, con un sistema de semáforo, para hacer un seguimiento de las reformas. Este
instrumento estaba destinado a aumentar la capacidad de gestión de las agencias. La luz ‘verde, ámbar y
roja’ indicarían el grado de rendimiento de una agencia determinada. La luz verde implicaba un
rendimiento satisfactorio de acuerdo con unos estándares establecidos. La luz ámbar indicaba que la
agencia ha conseguido niveles intermedios de rendimiento en todos los criterios. Finalmente, la luz roja
suponía que la agencia tenía una serie de problemas graves. Cada 90 días se iban publicando la
evaluación de cada agencia en relación con los estándares establecidos. Los resultados alcanzados eran
discutidos por el subdirector de la OGP y el director de la agencia en cuestión. El presidente también
discutía estos resultados con los ministros de cada departamento en ciertas ocasiones. Por tanto, el
énfasis en los resultados constituía un elemento muy importante de la agenda presidencial.
En 2002 se implantó otra medida (Program Assessment Rating Tool - PART) (Instrumento para valorar la
ejecución de los programas) que tenía como objetivo vincular los resultados de los programas a la
asignación de recursos. El PART se basa en la información sobre el rendimiento de la agencia que debe
proporcionar bajo el mandado del GPRA (examinado más arriba). El PART es algo más ambicioso pues
intenta juzgar la eficacia del programa, es decir, el contraste entre lo planificado y lo realmente
alcanzado. Adicionalmente, aquellos programas que nos son eficaces pueden ser sometidos a sanciones
financieras. No obstante, las evaluaciones derivadas del PART no tienen consecuencias financieras
automáticas, pues en los casos de ineficacia o de no ser capaces de identificar los resultados obtenidos,
se tenían que analizar para distinguir aquéllos que requerían más recursos para cumplir con los objetivos
determinados. En 2008 se habían valorado 1000 programas con el PART, lo que suponía una evaluación
de un 98 por ciento del presupuesto ejecutado (Breul y Kamensky 2008). Los resultados de las
valoraciones de las agencias fueron publicados en una página web, indicando qué organizaciones
rendían adecuadamente y cuáles tenían problemas de rendimiento. Esto es lo que se denomina como la
estrategia de “nombrar y avergonzar”. De esta forma, se pretendía que las agencias rezagadas fueran
más activas. En otro sitio Web se ponían los análisis resultantes del PART para hacer el sistema de
valoración de programas más transparentes. A partir de 2007, la política de reforma se concentró en la
gestión por resultados.
En general, estas reformas consiguieron buenos resultados pues las agencias se concentraron
paulatinamente en los resultados a obtener y comenzaron a integrarse las decisiones presupuestarias
con las evaluaciones del rendimiento obtenido por las agencias y los programas públicos de
intervención.

Aberbach, Joel D., Bert A. Rockman (2000) In the Web of Politics: Three Decades of the U.S. Federal
Executive. Washington D.C., The Brookings Institution.
Aberbach, Joel D., Robert D. Putnam y Bert A. Rockman (1981) Bureaucrats and Politicians in Western
Democracies. Cambridge, MA, Harvard University Press.
Agranoff, Robert (1996) "Managing Intergovernmental Processes", en: James L. Perry (ed.),
Handbook of Public Administration. San Francisco, Jossey-Bass, pp.: 210-231.
Agranoff, Robert y Michael McGuire (1998) "A Jurisdiction-Based Model of Intergovernmental
Management in U.S. Cities", Publius: The Journal of Federalism, 28: 4, pp.: 1-20.
Arnold, Peri E. (1998) "The Development of Administration at the Summit in the United States", en:
Jos C. N. Raadschelders y Frits M. Van der Meer (eds.), Administering the Summit. Bruselas,
IIAS, pp.: 133-162.
Bailey, Christopher J. (1998) "The Changing Federal System", en: Gillian Peele et al. (eds.),
Developments in American Politics. London, Macmillan, pp.: 114-132.

24

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Barzelay, Michael (1992) Breaking Through Bureaucracy. A New Vision for Managing in Government.
Berkeley, University of California Press.
Beer, Samuel H. (1978) "Federalism, Nationalism, and Democracy in America", American Political
Science Review, pp.: 9-21.
Bowles, Nigel (1998) Government and Politics of the United States. London, Macmillan.
Breul, J. D. y J. M. Kamensky (2008) “Federal Government Reform: Lessons from Clinton’s ‘Reinventing
Government’ and Bush’s ‘Management Agenda’ initiatives, en Public Administration Review, pp.
1009-1026.
Burns, Nancy (1994) The Formation of American Local Governments. Oxford, Oxford University Press.
Chandler, J. A. (1993) "The United States of America", en: J. A. Chandler, Local Government in Liberal
Democracies. London, Routledge
Chandler, J. A. (1993) Local Government in Liberal Democracies. London, Routledge.
Chandler, J.A. (2000) "The United States". London, , en: J. A. Chandler (ed.), Comparative Public
Administration. London, Routledge, pp.: 200-223.
Chandler, J.A. (ed.) (2000) Comparative Public Administration. London, Routledge.
Cigler, B. A. (1996) "Adjusting to Changing Expectations at the Local Level", en: James L. Perry (ed.),
Handbook of Public Administration. San Francisco, Jossey-Bass, pp.: 60-76.
Dilger, Robert Jay (2000) "The Study of American Federalism at the Turn of the Century", State and
Local Government Review, 32, 2, pp.: 98-107.
Ebdon, Carol y Peter F. Brucato, Jr. (2000) "Government Structure in Large U.S. Cities: Are Forms
Converging?", International Journal of Public Administration, 23 (12), pp.: 2209-2235.
Férez Fernández, Manuel (1999) "Reflexiones en torno a los principales cambios en la función pública
norteamericana (1978-1998): mito y realidad", Autonomies. Revista Catalana de Derecho
Público, 24, pp.: 81-118.
Frederickson, H. George (ed.) (1995) Ideal and Practice in Council-Manager Government (2nd ed.).
Washington, D.C., International City/County Management Association.
Haussermann, Hartmut (1991) "The Relationship Between Local and Federal Government", en: AAVV,
State Restructuring and Local Power: a Comparative Perspective. London, Pinter Publishers,
pp.: 90-122.
Heclo, Hugh (1977) A Government of Strangers: Executive Politics in Washington. Washington, The
Brookings Institution.
Ingraham, Patricia W. (1995) The Foundation of Merit. Public Service in American Democracy.
Baltimore, The Johns Hopkins University Press.
Ingraham, Patricia W. (1996) "The Reform Agenda for National Civil Service Systems: External Stress
and Internal Strains", en: Hans A.G.M. Bekke; James L. Perry y Theo A.J. Toonen (eds.), Civil
Service Systems in Comparative Perspective. Bloomington, Indiana University Press, pp.: 247-
267.
Ingraham, Patricia W. (1997) "A Laggard's Tale: Civil Service and Administrative Reform in the United
States". Comunicación presentada para la Conferencia "Civil Service Systems in Comparative
Perspective", Universidad de Indiana, Bloomington.
Ingraham, Patricia W. y David H. Rosenbloom (1988) "Symposium on the Civil Service Reform Act of
1978: an Evaluation", Policy Studies Journal, 17, 2, pp.: 311-329.
Jones, V. D. (1998) "The Pursuit Of Better Government: Federal Governments Downsizing in the
United States". Comunicación de PUMA, OCDE, Paris.
25

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Kamensky, John M. (1997) "The U.S. Reform Experience: The National Performance Review".
Comunicación para la Conference on Civil Service Systems in Comparative Perspectives,
Indiana University, Bloomington, 6-8 abril.
Kingdon, John W. (1995) Agendas, Alternatives, and Public Policies (2nd edition). New York, Harper
Collins.
Levine, Charles H.; B. Guy Peters y Frank J. Thompson (1990) Public Administration. Challenges,
Choices, Consequences. Illinois, Scott, Foresman and Company.
Nalbandian, John (1995) "Tenets of Contemporary Professionalism in Local Government", en: H.
George Frederickson (ed.), Ideal and Practice in Council-Manager Government, 2nd ed.
Washington, D.C., International City/County Management Association
OEP (2012) Congressional Budget Submission. Fiscal Year 2012
Pagano, Michael A. y Ann O'M. Bowman (1995) "The State of American Federalism, 1994-1995",
Publius: The Journal of Federalism, 25:3, pp.: 1-21.
Peele, Gillian et al. (eds.) (1998) Developments in American Politics. London, Macmillan.
Perry, James L. (ed.) (1996) Handbook of Public Administration (2nd edn). San Francisco, Jossey-Bass
Publishers.
Peters, B. Guy (1989) The Politics of Bureaucracy. New York, Longman.
Peters, B. Guy (1993) American Public Policy: Promise and Performance (3rd ed.). Chatham, Chatham
House Publishers.
Peters, B. Guy (1994) "L'échec du 'managerialisme' dans une societé managériale: la gestion du
secteur public aux États-Unis", Revue Française d'Administration Publique, 70, pp.: 283-293.
Peters, B. Guy (1995) "Bureaucracy in a Divided Regime: the United States", en: Jon Pierre (ed.),
Bureaucracy in the Modern State: Introduction to Comparative Public Administration.
Aldershot, Edward Elgar, pp.: 18-38.
Peters, B. Guy (1998) The New Institutionalism and Administrative Reform: Examining Alternative
Modes. Working Paper, 113, Fundación Juan March.
Peters, B. Guy (1999a) Institutional Theory in Political Science. The 'New Institutionalism'. London,
Pinter.
Peters, B. Guy y Jon Pierre (1999) "Politicization of the Civil Service: Concepts, Causes,
Consequences". Conference on 'The Politicization of the Public Service', University of
Gothenburg, 23-25 Octubre 1999 bajo la dirección de B. G. Peters y Jon Pierre (mimeo).
Peters, B. Guy, R.A.W Rhodes and Vincent Wright (eds.) (2000) Administering the Summit. London,
Macmillan.
Rose, Richard (1980) "Government against Sub-governemnts: a European Perspective on
Washington", en: Richard Rose y Ezra N. Suleiman (eds.), Presidents and Prime Ministers.
Washington, DC, American Enterprise Institute, pp.: 47-82.
Schram, Sanford F. y Carol S. Weissert (1997) "The State of U.S. Federalism: 1996-1997", Publius: The
Journal of Federalism, 27: 2, pp.: 1-30.
Schram, Sanford F. y Carol S. Weissert (1999) "The State of U.S. Federalism: 1998-1999", Publius: The
Journal of Federalism, 29: 2, pp.: 1-34.
Stenberg, C. W. (1996) "Engines of Change: Leading from the States", en: James L. Perry (ed.),
Handbook of Public Administration. San Francisco, Jossey-Bass, pp.: 36-59.
Woll, P. (1977) American Bureaucracy (2nd edn). New York, Norton.

26

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Wright, Deil S. (1974) "Intergovernmental Relations: an Analytical Overview", The Annals, 416, pp.: 1-
16.
Wright, Deil S. (1997 [1988]) Para entender las relaciones intergubernamentales. México, Fondo de
Cultura Económica.

27

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Francia 
Salvador Parrado 

Contenidos 
El contexto ........................................................................................................................................................... 1 

Las estructuras administrativas de la Administración central ..................................................................................... 3 

El poder ejecutivo ............................................................................................................................................. 4 

Los ministerios ............................................................................................................................................................. 9 

La proliferación de entes autónomos ............................................................................................................................ 13 

La función pública ............................................................................................................................................... 14 

La administración territorial .................................................................................................................................. 17 

Desde 1789 hasta 1982: el debilitamiento del jacobinismo ................................................................................. 17 

El fortalecimiento del poder local desde 1982 ................................................................................................... 19 

Las relaciones intergubernamentales ................................................................................................................... 23 

La redistribución de competencias y de recursos .............................................................................................. 23 

El papel del prefecto ....................................................................................................................................... 24 

La acumulación de mandatos .......................................................................................................................... 25 

La cooperación intermunicipal ......................................................................................................................... 26 

La reforma de la administración pública ................................................................................................................ 29 

Referencias bibliográficas .................................................................................................................................... 31 

El contexto 
Desde la creación del Estado liberal, Francia ha experimentado cinco sistemas republicanos, dos regímenes 
autoritarios y el régimen de Vichy, instaurado bajo la ocupación alemana durante la II Guerra Mundial. Esta 
sucesión  de  regímenes  denota  la  inestabilidad  del  sistema.  A  pesar  de  haber  estado  precedida  por  una 
historia  institucional  convulsa,  la  V  República  que  se  instauró  en  1958  ha  evolucionado  sin  sobresaltos, 
pasando de un sistema altamente centralizado a otro más descentralizado y plural.  De hecho, una reforma 
constitucional en 2004 denominó a Francia como una República descentralizada, algo digno de mencionar 
si se tiene en cuenta el pasado jacobino del país. 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

La V República iniciada con el mandato De Gaulle en 1958 se caracteriza por la instauración de un poder 
ejecutivo  fuerte.  El  general  De  Gaulle,  quien  no  militaba  en  ningún  partido,  rechazaba  la  idea  de  un 
parlamentarismo hegemónico y desconfiaba de los partidos que conferían inestabilidad al sistema. En los 
sistemas  republicanos  precedentes,  el  poder  ejecutivo  se  había  doblegado  continuamente  ante  un 
parlamento todopoderoso e interventor, que hizo caer 20 gobiernos y 17 primeros ministros en un período 
de 12 años de la IV República. Frente a esta situación, De Gaulle optó por un sistema democrático en el que 
un  poder  ejecutivo  independiente  de  los  partidos  políticos  tendría  la  primacía  sobre  un  parlamento  con 
competencias  restringidas.  La  elección  directa  del  Presidente,  así  como  la  atribución  de  ciertas 
prerrogativas constitucionales, le dan preminencia sobre el resto del sistema político en general y sobre el 
Primer  Ministro  surgido  de  la  mayoría  parlamentaria  en  particular.  Por  la  debilidad  institucional  del 
parlamento,  compuesto  de  Asamblea  Nacional  y  Senado  (FIGURA  1),  el  régimen  francés  no  puede  ser 
caracterizado como parlamentario. El diseño institucional dual del poder ejecutivo tampoco permite hablar 
en  sentido  estricto  de  un  régimen  presidencialista.  Fuera  de  Francia,  el  sistema  ha  sido  tildado  de 
"semipresidencialista", según la tradición que inició Duverger.  

A  pesar  de  los  esfuerzos  de  De  Gaulle  por  reducir  considerablemente  el  protagonismo  de  los  partidos 
políticos, éstos continúan desempeñando un papel importante. El sistema francés es prototipo del sistema 
multipartidista,  lo  mismo  que  el  británico  lo  es  del  bipartidista.  Churchill  solía  decir  "Francia  tiene  tantos 
partidos como tipos de quesos: más de 200". En el transcurso de la historia, los partidos relevantes se han 
agrupado  en  torno  a  unos  seis  bloques  que  compiten  en  las  elecciones  presidenciales.  La  reducción  del 
número de partidos le ha valido al sistema la catalogación de "pluralismo moderado" en la terminología de 
Sartori.  Hasta  1974  dominaron  los  gaullistas;  desde  entonces  se  han  alternado  las  coaliciones 
gubernamentales de centristas‐conservadores con las de socialistas‐movimientos radicales en la formación 
de  gobierno.  El  sistema  estuvo  presidido  por  la  izquierda  entre  1981  y  2007  con  mandatos  de  François 
Mitterrand y Jacques Chirac, quien dejó el cargo en 2007. En las elecciones presidenciales de 2007, Nicolas 
Sarkozy  se  hizo  con  la  presidencia  como  miembro  del  partido  conservador  Union  pour  un  mouvement 
populaire  (UMP).    Este  partido,  junto  con  otros  partidos  del  espectro  ideológico  conservador  ganó  las 
elecciones a la Asamblea Nacional de 2007. 

El poder de la Administración es contrarrestado por un poder judicial fuerte conformado por el Consejo de 
Estado, el Consejo Constitucional y la Corte de Justicia de la República. El Consejo de Estado (Conseil d'État) 
forma parte de la "excepcionalidad" francesa que se exportó a otros países, aunque en estos países no se 
mantuvieran todas las características del modelo original. Su originalidad se debe a las dos funciones que 
cumple  de  tribunal  supremo  administrativo  y  de  órgano  consultivo.  Como  tribunal,  puede  rechazar 
reglamentos  y  órdenes  ministeriales  —en  ningún  caso  leyes—  y,  como  órgano  consultivo,  dictamina  la 
oportunidad  legal  de  los  proyectos  de  ley  y  de  decreto  que  le  remite  el  gobierno.  A  pesar  del  carácter 
consultivo de los dictámenes del consejo de Estado, su opinión suele tenerse en cuenta en la elaboración 
de las propuestas legislativas. En caso de discrepancias, éstas se tratan en una reunión interministerial de 
los departamentos afectados con la asistencia de un representante del gabinete del Primer Ministro.  

El Consejo Constitucional, cuya actuación sobre la legislación es posterior a su promulgación, ha comenzado 
a operar de forma previa a que la ley sea aprobada en el Asamblea Nacional, como consecuencia de que los 
partidos  busquen  anticiparse  a  un  posible  rechazo  del  Consejo  Constitucional.  Finalmente,  la  Corte  de 
Justicia de la República, establecida en 1993 para juzgar a los ministros acusados de cometer algún delito 
durante su estancia en el cargo, ha sentado ya en el banquillo a varios ministros. Con ello se pretende no 
sólo penalizar las acciones acometidas desde el poder, sino también dotar de mayor legitimidad al sistema.  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

FIGURA 1 LA DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DEL PODER EN FRANCIA (2011) 

 
Parlamento europeo supranacional
 
Presidente República

nacional
  Président

  Cámara Baja [577] Senado [343]


Assemblée Nationale Sénat
  Primer Ministro
Premier Ministre
 

  Ministro [14] Colegio electoral


Ministre Collège électoral
 
Prefecto Consejo

regional
  regional [22] regional (26)
Préfet régional Conseil régional Presidente
 
Président

 
Prefecto

local
Consejo
  departamental [96] departamental
Préfet départament (100)
Presidente Conseil général
 
Président
Consejo
  municipal (36680)
Alcalde Conseil municipal
  Maire

  Electorado

 
sufragio universal sufragio restringido nombramiento órgano ejecutivo

  [ ] nº de miembros ( ) nº de entidades colegio electoral órgano legislativo

Fuentes: Elaboración propia. Versión simplificada. 

Las estructuras administrativas de la Administración central 
La fragmentación del sistema se hace evidente en la existencia de un poder ejecutivo bicéfalo, cuya imagen 
monolítica  se  ve  amenazada  en  los  períodos  de  "cohabitación"  (cuando  dos  partidos  distintos  ocupan  la 
presidencia  de  la  república  y  el  puesto  de  primer  ministro),  en  la  transformación  paulatina  de  un  Estado 
prestador  de  servicios  en  uno  con  funciones  de  planificación  y  de  regulación  de  los  sectores  económicos 
claves. A ello habría que unir la influencia de la descentralización territorial del poder en la configuración de 
la Administración central. 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

El poder ejecutivo 
El  poder  ejecutivo  se  distingue  por  su  naturaleza  dual:  Presidente  de  la  República  y  Primer  Ministro.  El 
Presidente de la República, cuya sede se encuentra en l'Élysée, encarna la soberanía nacional desde 1962 
junto con la Asamblea Nacional, disfrutando así de la misma fuente de legitimidad de elección directa por 
parte de los ciudadanos.  

La preeminencia del Presidente sobre el Primer Ministro se basa en dos aspectos estructurales. En primer 
lugar,  mientras  que  el  Primer  Ministro  es  elegido  por  la  Asamblea  Nacional,  el  Presidente  se  elige  por 
sufragio  universal  e  independiente  del  parlamento,  cada  5  años  a  partir  de  2001  para  hacer  coincidir  el 
mandato  del  Presidente  con  el  del  Primer  Ministro  (y  el  ciclo  parlamentario).  El  hecho  de  que  se  hayan 
ubicado las elecciones presidenciales antes de las parlamentarias, le ha otorgado primacía al presidente por 
su  capacidad  de  influir  las  elecciones  de  la  Asamblea  Nacional  con  los  resultados  de  las  elecciones 
presidenciales. De esta forma, se espera que la “cohabitación” de mandatarios de partidos diferentes en la 
presidencia  y  en  el  gobierno  sea  menos  probable.  La  coincidencia  de  mandatos  no  supone  que  vaya  a 
coincidir necesariamente una mayoría política en el poder ejecutivo, dado que el Presidente no puede ser 
obligado  a  dimitir,  mientras  que  el  Primer  Ministro  puede  ser  sometido  a  una  moción  de  censura.  De  la 
elección por sufragio universal del Presidente debe destacarse que es él mismo quien aglutina el voto de los 
electores  y  no  los  partidos  políticos,  porque  al  final,  y  especialmente  al  decidirse  el  voto  en  la  segunda 
vuelta, es su personalidad la que más suele pesar en el voto de los ciudadanos.  

En segundo lugar, la Constitución de 1958 asigna al Presidente importantes atribuciones, como el arbitraje 
entre  las  altas  instituciones,  la  defensa  de  la  integridad  del  territorio,  el  nombramiento  de  algunos  cargos 
políticos  de  relevancia  —los  oficiales  militares  de  alto  rango,  los  asesores  políticos,  los  embajadores  y  los 
miembros  de  diversos  órganos  judiciales—  y  la  sanción  de  las  leyes  parlamentarias.  Respecto  a  la  última 
función  y  a  diferencia  del  Presidente  de  los  Estados  Unidos,  el  Presidente  francés  no  puede  vetar  una  ley 
parlamentaria, aunque puede pedir a la Asamblea Nacional que la revise parcial o totalmente, retrasando así su 
implantación.  Finalmente,  el  Presidente  puede  disolver  la  Asamblea.  Por  tanto,  la  elección  por  sufragio 
universal y los poderes constitucionales confieren al Presidente una enorme capacidad de influencia. 

El Primer Ministro, cuya sede es el Hôtel Matignon, es nombrado por el Presidente y surge del partido o 
coalición que ostenta la mayoría parlamentaria de la Asamblea. El Primer Ministro no tiene por qué ser el 
líder del partido que haya ganado las elecciones, como ocurre en otros sistemas político‐administrativos, ni 
necesita  ser  investido  por  la  Asamblea  Nacional  después  de  su  nombramiento,  aunque  sí  es  responsable 
ante ella. Esta relativa independencia del Primer  Ministro respecto al parlamento le permite no tener un 
escaño,  ni  siquiera  pertenecer  a  un  partido  político.  El  Primer  Ministro  puede  ser  destituido  por  el 
Presidente,  como  ha  ocurrido  con  numerosos  primeros  ministros.  Algunos  de  estos  primeros  ministros 
fueron cesados por el Presidente, a pesar del apoyo del que aún gozaban en la Cámara (Mény 1991: 113). Si 
al  Presidente  se  le  atribuyen  importantes  recursos  constitucionales,  al  Primer  Ministro  tampoco  le  faltan 
instrumentos  propios,  como  el  control  de  las  relaciones  con  la  Asamblea  y  la  dirección  del  aparato 
administrativo encargado de poner en marcha las políticas públicas nacionales.  

La distribución formal de competencias dice poco de las pautas de trabajo y de relaciones entre el Primer 
Ministro y el presidente de la República, pues es en el trabajo cotidiano donde se muestra cómo se aplican 
los principios constitucionales. En la influencia de la práctica política sobre las funciones presidenciales debe 
distinguirse  entre  los  períodos  en  los  que  el  Presidente  de  la  República  y  el  Primer  Ministro  pertenecen  al 
mismo  partido  político  o  coalición  —"primacía  presidencial"—  y  aquellos  en  los  que  ambos  pertenecen  a 
partidos  políticos  distintos  —"cohabitación"—  (Thiébault  1988:  86),  cuando  el  sistema  queda 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

"despresidencializado" (Safran 1998: 140). En la etapa de "primacía presidencial", el Gobierno normalmente 
ejecuta el programa sobre el que el Presidente ha sido elegido, quien, además de las atribuciones anteriores, 
suele ser el líder real de la mayoría parlamentaria. En las etapas de "cohabitación", el Presidente se limita a 
cumplir  con  las  competencias  exclusivas  encomendadas  y  a  hacer  de  árbitro  cuando  considera  que  la 
Constitución se aplica defectuosamente (Dreyfus y D'Arcy 1997: 88‐89).  

La primera experiencia de "cohabitación" se produjo entre 1986‐1988, con un Primer Ministro conservador y 
un  Presidente  socialista.  Desde  entonces  hasta  2011,  la  "cohabitación"  ha  sumado  12  años  en  períodos 
alternos; mientras que la "primacía presidencial" se ha experimentado en 41 años desde 1958, por lo que la 
competencia del Presidente y del Primer Ministro sobre el mismo espacio político es un fenómeno reciente y 
de duración aún limitada. En el análisis del trabajo en el seno del poder ejecutivo deben tenerse en cuenta 
tres variables: el diseño organizativo de la cúpula, las relaciones entre el Primer Ministro y el Presidente en 
el  ámbito  de  las  competencias  comunes  y  la  coincidencia  o  no  de  la  mayoría  presidencial  y  la 
parlamentaria.  

Desde  el  punto  de  vista  organizativo  interesa  tanto  el  diseño  institucional  como  la  naturaleza  de  la 
actividad  desarrollada  por  las  instituciones.  No  sería  exagerado  señalar  que  la  cúpula  administrativa  está 
controlada  por  "los  asesores".  Según  Quermonne  (1991:  29),  la  cúpula  del  poder  ejecutivo  francés  está 
formada por el estado mayor político del Presidente y el estado mayor administrativo del Primer Ministro. 
Es precisamente en sus interacciones donde se produce la coordinación y la integración del sistema. Junto a 
ambas instituciones y sus entornos administrativos, la cúpula del poder ejecutivo está también formada por 
los ministros, especialmente el ministro de Finanzas, y sus respectivos gabinetes (FIGURA 2). De momento 
se analizará cómo interactúan la Presidencia y el entorno del Primer Ministro 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

FIGURA 2 LA CÚPULA DEL PODER EJECUTIVO 

Secretaría
General

Gabinete

Jefe de Estado
Mayor

Gobierno
Secretaría
General

Ministerio
Gabinete
Gabinete
Gabinete
Gabinete Ministerio
Ministerio PRESIDENTE
PRIMER Gabinete Gabinete Ministerio DE LA
MINISTRO Comisiones REPÚBLICA
interministeriales Ministerio Gabinete
Ministerio
Ministerio Comisiones
interministeriales

Gabinete

Fuentes: Elaboración propia. Versión simplificada. 

Para  el  desarrollo  de  sus  funciones,  el  Presidente  dispone  desde  1981  de  una  estructura  administrativa 
mínima  formada  por  una  secretaría  general  de  la  Presidencia  (SGP),  un  gabinete  y  un  estado  mayor 
particular para temas militares. Este personal del entorno del Presidente suele provenir de la alta función 
pública,  porque  la  debilidad  presupuestaria  del  órgano  le  impide  contratar  a  personas  procedentes  del 
exterior y porque la cultura administrativa fomenta el nombramiento de personas que tienen el estatuto de 
funcionario (Dreyfus y D'Arcy 1997: 111‐112). No obstante, desde que Sarkozy ocupa la presidencia se ha 
recurrido  a  contratar  a  muchos  asesores  que  no  proceden  precisamente  de  la  alta  función  pública.  Esta 
estructura administrativa presta funciones de asesoramiento, pero no de gestión administrativa, por lo que 
su capacidad de intervención en los asuntos gubernamentales es más bien modesta.  

El  gabinete  gestiona  la  agenda  del  Presidente  y  asegura  los  recursos  financieros  de  la  Presidencia.  Los 
papeles tradicionales de la SGP y del gabinete están intercambiados, pues, en otros sistemas, la gestión de 
la  agenda  le  corresponde  a  la  SGP  y  el  asesoramiento  político,  al  gabinete.  El  estado  mayor  realiza  el 
seguimiento  de  los  temas  militares  relacionados  con  la  defensa  nacional  y  prepara  los  informes  para  las 
reuniones de las comisiones interministeriales de defensa. 

La secretaría general de la Presidencia es indudablemente el órgano más importante de esta estructura de 
apoyo, pues sirve de puente entre la Presidencia, el Primer Ministro y los demás ministros. Al responsable 
de  la  SGP  le  auxilian  los  consejeros  técnicos,  quienes  desarrollan  un  doble  trabajo.  Por  una  parte, 
establecen las relaciones con los gabinetes ministeriales. Estas relaciones son jerárquicas en los períodos de 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

"primacía  presidencial",  mientras  que  la  Presidencia  debe  conformarse  con  mantenerse  informada  del 
desarrollo de la acción gubernamental en los ministerios en los períodos de "cohabitación".  

Por  otra  parte,  la  SGP  participa  en  las  comisiones  interministeriales  y  en  la  preparación  del  consejo  de 
ministros  junto  con  la  secretaría  general  del  gobierno.  Además  se  encarga  de  las  reuniones 
interministeriales  que  se  celebran  en  l'Elysée  (conseils  restringidos  para  coordinar  las  políticas  que  se 
reservan a la jefatura del Estado) y las que se celebran en Matignon (comités). Cuando los representantes 
de  la  SGP  participan  en  las  comisiones  interministeriales  en  períodos  de  "cohabitación"  se  tienen  que 
conformar  con  hacer  llegar  la  posición  presidencial  de  una  manera  discreta,  sin  tener  la  capacidad  de 
imponerla. 

En cualquier caso, las actividades de la Presidencia se circunscriben al establecimiento de la agenda política 
y a la definición de las grandes líneas de orientación estratégica. En ningún caso, independientemente de 
las relaciones entre la mayoría presidencial y la parlamentaria, puede el entorno del Presidente reemplazar 
el  aparato  administrativo  de  apoyo  al  Primer  Ministro  o  administrar  directamente  las  políticas  públicas. 
Para estos menesteres debe contar con el concurso directo del Primer Ministro.  

El  Primer  Ministro  es,  por  tanto,  un  "subordinado  poderoso"  (Rials  1989)  debido  a  varias  razones:  posee 
recursos  políticos  y  administrativos,  y  está  apoyado  por  un  aparato  administrativo  considerable.  Este 
"subordinado poderoso" no es un superior jerárquico del resto de los ministros. No obstante, en tiempos 
recientes  ha  impulsado  su  actividad  coordinadora  mediante  circulares  y  canaliza  las  relaciones  con  la 
Presidencia. 

Los dos órganos más importantes del aparato administrativo del Primer Ministro son la secretaría general 
del  gobierno  (secrétariat  général  du  gouvernment)  (SGG)  y  el  gabinete.  Su  gabinete,  a  diferencia  del 
gabinete  del  Presidente,  es  de  carácter  político  y  controla  la  agenda  política  del  Primer  Ministro.  Sus 
miembros pueden adoptar decisiones en su nombre, además de realizar funciones de arbitraje en caso de 
conflicto  entre  dos  o  más  ministerios.  El  gabinete  se  compone  de  un  director,  consejeros  técnicos  y 
responsables  de  misión,  que  proceden  de  la  alta  función  pública,  especialmente,  de  los  cuerpos  de 
funcionarios más influyentes (Mény 1991: 118). 

Los consejeros técnicos hacen el seguimiento de la política implantada por los ministerios, relacionándose 
directamente  con  los  directores  generales,  sin  pasar  por  el  filtro  del  gabinete  del  ministro.  Además,  los 
consejeros técnicos presiden en el nombre del Primer Ministro las reuniones interministeriales en las que 
se  discuten  los  textos  legislativos  o  reglamentarios  en  fase  de  preparación,  mediando  entre  los  altos 
representantes  de  los  ministerios  en  caso  de  conflicto.  El  Primer  Ministro  sólo  interviene  en  aquellos 
asuntos más importantes, pues no puede participar en las numerosas reuniones interministeriales anuales 
(Sadran 1997: 24; Schoettl 1996: 87). 

Además  del  gabinete,  el  Primer  Ministro  cuenta  con  la  SGG,  un  órgano  de  carácter  administrativo  que 
prepara  las  reuniones  interministeriales,  las  del  consejo  de  ministros  y  el  programa  de  acción 
gubernamental, por lo que se relaciona con la Presidencia, el Primer Ministro, el gobierno, el parlamento, 
los ministros y el consejo constitucional, es decir, se encuentra "en el centro de los engranajes del Estado". 
Entre  sus  cometidos  está  el  de  asesoría  legal,  encargándose  de  que  los  decretos  y  los  proyectos  de  ley 
cumplan con el principio de legalidad y pasen el filtro del consejo constitucional y del Consejo de Estado. El 
secretario  general  suele  ser  un  letrado  del  Consejo  de  Estado,  y  permanece  generalmente  en  el  puesto 
durante  varias  legislaturas,  por  lo  que  su  cese  no  está  ligado  al  de  un  Primer  Ministro  determinado 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

(Thiébault 1988: 90‐93). Por tanto, sus miembros tienen una componente administrativa poco sometida a 
los vaivenes de la política. En definitiva, la SGG sustenta la "continuidad de la República" pese a los cambios 
de gobierno. 

Los resortes organizativos de los que el Primer Ministro dispone son superiores a los del Presidente, y su 
capacidad  de  retrasar,  obstaculizar  e  incluso  dejar  morir  las  iniciativas  presidenciales  en  tiempos  de 
"primacía  presidencial"  son  considerables,  pues  la  capacidad  del  Presidente  para  seguir  adecuadamente 
todos los asuntos del gobierno es limitada, como consecuencia de los papeles que puede desempeñar su 
entorno y del número más bien limitado de sus colaboradores. 

Desde el punto de vista de la distribución de competencias, todas las funciones que no son atribuidas en 
exclusividad al Presidente o al Primer Ministro constituyen un terreno compartido cuya gestión exige cierta 
cooperación. Esta cooperación puede ser de tres tipos (Carcassonne 1997: 400‐401). a) El Primer Ministro 
se encarga de transmitir una información sumaria al Presidente sobre los asuntos en los que interviene; sus 
colaboradores  reciben  una  información  más  detallada.  b)  En  aquellos  temas  delicados,  cuyos  efectos 
políticos  sean  relevantes,  el  Presidente  es  informado  completamente.  c)  Cuando  el  Presidente  está 
interesado  especialmente  en  un  tema  y  tiene  una  opinión  formada,  el  Primer  Ministro  suele  buscar  su 
aquiescencia.  

Estos tres tipos de cooperación se combinan con la posición presidencial graduada en cuatro niveles. En un 
primer nivel, la frase que condensa la opción presidencial sería "entonces actúa", de forma que el jefe del 
Estado respeta la postura del Primer Ministro, aunque no la comparta, y declina pronunciarse al respecto, 
dejando así libertad de acción al gobierno. Esta frase puede ser expresada de forma implícita o explícita. En 
un  segundo  nivel,  el  Presidente  puede  formular  sus  reservas  con  un  "sí,  pero…",  intentando  incluir 
modificaciones.  Esta  disensión  raramente  trasciende  a  la  opinión  pública.  En  el  tercer  nivel,  "hágase…" 
ilustra un mandato imperativo del Presidente que se suele hacer explícito y a menudo público. Finalmente, 
"no  se  haga…"  sigue  la  misma  lógica  anterior  a  la  inversa,  y  se  caracteriza  por  ser  explícito,  aunque 
raramente se le da publicidad. Los modos imperativos "hágase…" o "no se haga…" pertenecen más bien al 
período  de  "primacía  presidencial";  mientras  que  "entonces  actúa"  y  el  "sí,  pero"  son  empleados  en  el 
período de "cohabitación".  

Como  señala  Oberdorff  (1997:  413),  existe  una  distinción  en  las  respuestas  manifestadas  a  las  dos 
preguntas siguientes "¿quién gobierna Francia?" y ¿quién la administra?". En atención a que el período sea 
de  "primacía  presidencial"  o  de  "cohabitación",  a  la  primera  debería  responderse  el  Presidente  y  (o)  el 
Primer Ministro. Independientemente de cuál sea la mayoría política de ambas instituciones, la respuesta a 
la segunda pregunta debe ser invariablemente el Primer Ministro, pues es quien tiene a su disposición un 
órgano  de  apoyo  más  desarrollado,  sus  colaboradores  pueden  mediar  y  coordinar  la  actividad  de  uno  o 
varios ministerios, y se encarga del impulso final de la implantación de las políticas públicas. 

No obstante, durante el período de la presidencia de Sarkozy, se ha producido una presidencialización del 
liderazgo político, porque se ha puesto un conjunto de organización bajo su supervisión (Bezes et al. 2010).
Con la llegada de Sarkozy al poder se ha acentuado el proceso de crear una mayor unidad de mando en el 
poder  ejecutivo,  buscando  una  rendición  de  cuentas  más  clara,  parcialmente  como  consecuencia  del 
alineamiento del ciclo electoral en el parlamento y en la presidencia.   

En  tiempos  recientes,  los  mecanismos  de  coordinación  se  han  complementado  con  el  Comité  de  los 
cuarenta  (Comité  des  quarante),  que  reúne  los  secretarios  generales  y  los  prefectos  regionales  bajo  el 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

liderazgo  del  secretario  general  de  la  presidencia,  que  es  uno  de  los  colaboradores  más  estrechos  del 
Presidente.  Este  comité  se  encarga  de  coordinar  las  reformas  territoriales  del  poder  central.  (Bezes‐  Le 
Lidec 2011). 

Los ministerios 
En  la  cúpula  del  poder  ejecutivo  también  participan  los  ministros,  como  miembros  del  gobierno  y 
superiores jerárquicos de la Administración, y sus respectivos gabinetes. Para entender cómo se conectan 
estas dos piezas al resto del entramado, es preciso primero describir cuál es la composición del gobierno y 
la estructura ministerial (FIGURA 3) para después analizar las relaciones habituales de trabajo. 

En la definición del gobierno se pueden encontrar dos círculos concéntricos. El primero, definido en sentido 
estricto, coincide con el consejo de ministros (conseil des ministres), que se compone de los ministros de 
pleno  derecho  y  de  los  ministros  delegados  desde  1986;  el  segundo,  en  sentido  amplio  y  con  ciertas 
prerrogativas  jurídicas,  también  está  formado  por  los  secretarios  de  Estado.  Algunos  ministros  de  pleno 
derecho  portan  el  título  de  ministro  del  Estado  (ministre  d'État),  que  no  confiere  ninguna  prerrogativa 
jurídica  suplementaria.  Es  un  título  honorífico  que  otorga  un  trato  preferencial  en  el  protocolo.  Tanto  el 
ministro delegado como el secretario de Estado dependen del Primer Ministro o de un ministro, ejerciendo 
sus funciones por delegación; y las diferencias entre ambos desde la práctica política no son muy grandes, 
aunque los secretarios de Estado suelen tener encomendada una parcela administrativa.  

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

FIGURA 3 ORGANIZACIÓN MINISTERIAL TÍPICA FRANCESA (2011) 

Ministro
Ministre
Gabinete POLÍTICOS
Cabinet Ministro delegado

Ministre délégué
Gabinete
Cabinet

Secretario de Estado CARGOS DE


DESIGNACIÓN
Secretario General Secrétaire d’État POLÍTICA
Secrétaire Général Gabinete
Cabinet

Organismo Director de Director de Inspección Director General


Autónomo Administración Administración
Directeur général
Établissement Directeur d’
public Administration

FUNCIONARIOS
Encargado de
missión
Chargé du Subdirector Subdirector Subdirector Director Admón
mission General General General Periférica
Sous-directeur

Jefe servicio

Chef du bureau

Nombramiento discrecional

Cesa con cambio de gobierno No cesa con cambio de gobierno Entre funcionarios Carrera administrativa
 

Fuentes: Elaboración propia. Versión simplificada. 

El tamaño del Gobierno en sentido amplio no ha parado de aumentar hasta 2007, año en el que comenzó 
una  reducción  considerable  de  los  puestos  de  la  cúpula  gubernamental.  Durante  la  III  República,  el 
Gobierno  se  componía  de  unos  20  miembros;  pasaba  de  30  en  la  IV  República  y  llegó  a  casi  50  con  el 
Gobierno  de  Rocard  durante  la  V  República.  La  tendencia  expansiva  del  tamaño  del  gobierno  ha  influido 
negativamente en su funcionamiento y ha causado numerosos problemas de coordinación.  

Recientemente,  en  2007,  Nicolas  Sarkozy  redujo  el  número  de  ministros  con  la  intención  explícita  de 
mejorar la integración y la coherencia de las políticas públicas. El rediseño de los límites ministeriales se ha 
conseguido  mediante  la  fusión  de  varios  ministerios.  Por  ejemplo,  se  creó  el  Ministerio  de  Ecología, 
Energía,  Desarrollo  Sostenible  y  Planificación  Territorial.  Este  ministerio  subsumía  las  tareas  de  cinco 
ministerios.  Así  mismo  se  redujo  el  número  de  direcciones  y  de  direcciones  generales.  Otra  fusión  se 

10 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

produjo  con  la  creación  del  Ministerio  del  Presupuesto,  Cuentas  Públicas,  Función  Pública  y  Reforma  del 
Estado.  

El  Departamento  ministerial  se  compone  de  órganos  de  línea,  encargados  de  la  gestión  administrativa 
cotidiana,  y  de  órganos  de  asesoramiento.  Frente  a  la  uniformidad  y  la  homogeneidad  de  antaño,  la 
estructura  del  ministerio  ha  crecido  desordenadamente,  las  relaciones  internas  son  algo  confusas,  y  el 
proceso  de  desconcentración,  paralelo  al  de  la  descentralización,  no  ha  hecho  sino  introducir  más 
complejidad.  Adicionalmente,  la  nueva  ley  presupuestaria  que  se  aplica  desde  2006  ha  introducido 
importantes retos en el sistema (véase el último apartado de este Tema). 

La  unidad  básica  de  gestión  de  los  ministerios  franceses  es  la  dirección  o  la  dirección  general.  Esta 
denominación  última  se  reserva  a  las  direcciones  que  tienen  delegaciones  periféricas.  Por  debajo  de  la 
dirección  se  encuentran  las  subdirecciones,  que  están  a  su  vez  subdivididas  en  negociados  (bureaux). 
Últimamente se han implantado otras unidades, como las delegaciones, las administraciones de misión, y 
los  directores  de  un  programa  presupuestario  que  complican  aún  más  el  organigrama.  La  gestión  de  los 
medios  materiales,  humanos  y  presupuestarios  del  ministerio  le  corresponde  normalmente  al  secretario 
general, cuyas funciones son similares a las del subsecretario español. 

El secretario general es una figura que se ha redescubierto en 2004 con la idea de combatir la tendencia 
centrífuga  y  de  actuación  aislada  de  los  ministerios.  Estos  secretarios  generales  rinden  cuentas 
directamente ante el ministro y tienen autoridad sobre la gestión de todo el departamento. Además, son 
responsables de la implantación de la política de reforma. Los poderes de los secretarios generales varían 
de  unos  ministerios  a  otros.  Por  ejemplo,  el  poder  del  secretario  general  en  el  ministerio  del  Interior  es 
considerable pues se encarga de la política de modernización del ministerio en el ámbito nacional, regional 
y local. En 2010, se habían creado 9 secretarías generales, que coordinan la política de modernización del 
Estado. 

El  proceso  de  descentralización  iniciado  en  1982  y  el  de  desconcentración  que  comenzó  en  1992  han 
causado que los servicios centrales se dediquen a la planificación y la asignación de recursos, mientras que 
la prestación de servicios se ha traspasado a otros niveles de gobierno (Dreyfus y D'Arcy 1997: 243). 

Las direcciones generales funcionan aisladamente, prácticamente como silos, a consecuencia de ser parte 
de unos ministerios cuya base de poder es el sector al que representan o en el que desarrollan su actividad 
(Quermonne  1991).  En  muchos  casos,  estos  ministerios  constituyen  el  nicho  natural  en  el  que  se  han 
creado y desarrollado los cuerpos de funcionarios especializados. La creación de compartimentos estancos 
dentro de la función pública ha bloqueado cualquier posibilidad de movilidad de personal entre ministerios. 
Por tanto, la Administración francesa se estructura alrededor de una lógica ministerial fuerte. La posibilidad 
de  coordinar  los  ministerios  se  ha  visto  debilitada  porque  no  ha  existido  un  primer  ministro  fuerte.  Tal 
como  señalan  Wright  y  Hayward  (2000),  la  coordinación  del  sistema  francés  es  negativa,  mediante  la 
evitación del conflicto entre distintos departamentos (Bezes et al. 2010).  

Hasta ahora, la descripción de la organización ministerial sólo muestra un crecimiento desordenado y unas 
pautas  de  jerarquía  poco  claras.  El  gabinete  del  ministro  contribuye  a  coordinar  las  políticas  del  poder 
ejecutivo, al mismo tiempo que introduce cierta disfuncionalidad. El gabinete constituye una manifestación 
de la "excepcionalidad" francesa, que no ha parado de fortalecerse durante la V República. La composición 
del  gabinete  se  limitó  por  varios  decretos  (1948,  1951  y  1954)  a  diez  miembros  por  gabinete  ministerial, 
aunque este límite no se respetó nunca. Chirac pidió a los miembros de su primer gobierno que nombraran 

11 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

como  máximo  5  miembros  por  ministro  y  3  para  cada  secretario  de  Estado  (Gohin  1996:  80),  pero  esta 
petición  no  se  cumplió  y  no  se  extendió  a  otros  gobiernos  posteriores.  Los  miembros  del  gabinete  son 
predominantemente altos funcionarios. 

La  politización  más  importante  del  sistema  se  ha  encontrado  en  el  reclutamiento  de  los  gabinetes 
ministeriales y en el uso de los poderes discrecionales del Presidente y del gobierno para el nombramiento 
de  los  puestos  superiores  de  la  Administración.  El  aumento  del  número  de  personal  eventual  en  los 
gabinetes ministeriales en los últimos 40 años proporciona una idea de su uso para la coordinación de las 
políticas públicas. Había 262 miembros del gabinete en los inicios de la V República, unas 500 personas en 
la  década  de  los  años  ochenta  y  se  superaron  los  600  en  2010.    En  este  año,  había  oficialmente  616 
personas trabajando en los gabinetes ministeriales del gobierno de Fillon. A este número habría que añadir 
45  personas  trabajando  en  el  gabinete  del  presidente,  además  de  otras  personas  que  trabajan  en  los 
gabinetes de forma extraoficial (esta cifra es imposible de conocer porque no aparecen en las estadísticas, 
aunque  pueden  alcanzar  un  15  a  25  por  ciento  adicional).    Respecto  del  pasado,  el  número  de  altos 
funcionarios procedentes de la ENA que trabajan en el gabinete del primer ministro Fillon se ha reducido 
considerablemente (Bezes / Le Lidec 2011). 

Las funciones tradicionales del gabinete —asesoramiento, relaciones con el parlamento y con la prensa y 
gestión de la agenda del ministro— son complementadas por otras dos de enorme importancia (Ziller 1993: 
325): la coordinación de la política ministerial en nombre del ministro y el seguimiento de los programas 
públicos del Departamento, saltándose incluso la autoridad de los directores. Tradicionalmente, entonces, 
el gabinete ejerce las funciones que deberían corresponder al secretario general y que están asignadas al 
secretario de Estado en otros sistemas. 

Esta  extralimitación  de  las  funciones  de  los  directores  del  gabinete  suscita  cuatro  críticas  al  menos.  En 
primer lugar, las relaciones entre el ministro y las direcciones generales están filtradas por el gabinete. En 
segundo  lugar,  la  temporalidad  de  los  gabinetes,  como  la  de  los  ministros,  afecta  a  la  continuidad 
administrativa  a  favor  de  la  acción  inmediata,  conducente  a  fomentar  la  imagen  pública  del  ministro.  En 
tercer lugar, su intervención directa en los servicios administrativos, cortocircuitando a los directores y los 
subdirectores, supone intercambiar las funciones de asesoramiento y las de gestión. Finalmente, existe una 
objeción  ética  relacionada  con  el  nombramiento  discrecional  de  los  asesores,  pues  se  fomenta  su 
"irresponsabilidad"  política  y  administrativa.  Políticamente,  los  asesores  no  son  responsables  como  los 
ministros ante el Presidente de la República o el parlamento; desde un punto de vista administrativo, no se 
les  somete  al  mismo  régimen  disciplinario  de  los  funcionarios  de  los  servicios.  Parece  que  los  gabinetes 
sean  invulnerables  (Quermonne  1994).  No  obstante,  dada  su  “irresponsabilidad”  administrativa,  la  nueva 
ley presupuestaria (LOLF, véase más abajo) vigente desde 2006 puede cambiar ligeramente la relación de 
fuerzas  dentro  de  los  ministerios.  Esta  ley  presupuestaria  convierte  a  los  directores  de  programa  en 
responsables  directos  de  la  consecución  de  resultados,  teniendo  que  rendir  cuentas  ante  el  parlamento, 
dado que los programas son examinados individualmente por los parlamentarios. Por tanto, el director del 
gabinete,  que  no  es  responsable  de  ningún  programa  público  reflejado  en  el  presupuesto  cada  vez  tiene 
menos capacidad de intervenir realmente en la implantación de las políticas públicas. 

La proliferación de los gabinetes y la expansión de su influencia en el seno de la Administración obedecen a 
dos razones fundamentales, interrelacionadas entre sí (Quermonne 1994: 64‐65). Por una parte, el ministro 
se  encuentra  ayuno  de  la  coordinación  de  las  direcciones  ministeriales,  por  lo  que  precisa  de  un 
intermediario que le ayude a conocer cómo marcha el ministerio, dado que su actividad externa no le deja 
tiempo suficiente para los asuntos internos de coordinación. Por otra parte, el gabinete es un instrumento 
12 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

de control político sobre la Administración, pues acerca el control sobre la implantación de los programas 
públicos al ministro, aunque este aspecto se vea debilitado con la nueva ley presupuestaria. 

De  forma  sucinta,  se  pueden  decir  que  el  sistema  administrativo  francés  despliega  dos  modelos 
contradictorios  de  coordinación.  En  el  ámbito  de  la  formulación  de  la  política,  existen  mecanismos 
jerárquicos de coordinación dentro de los ministerios. Sin embargo, la implantación de las políticas públicas 
refleja  más  bien  una  coordinación  a  partir  de  redes  de  distintos  actores,  especialmente  de  distintos 
ministerios (Bezes / Le Lidec 2011). 

La proliferación de entes autónomos 
La expansión del Estado del Bienestar, el proceso de reforma del sector público y las directivas de la UE han 
contribuido  a  la  fragmentación  del  sistema,  fomentando  la  proliferación  de  entes  públicos  relativamente 
autónomos. La tipología de entes públicos con relativa autonomía es amplia. En esta tipología se incluye el 
établissement public  (EP), los Servicios de Alcance Nacional, los centros de responsabilidad procedentes de 
la reforma gerencialista de los años ochenta, las agencias reguladoras y las corporaciones estatales.  

Los  EPs  surgieron  para  poder  desempeñar  las  tareas  estatales  en  los  momentos  de  auge  del  Estado  del 
Bienestar.  Su  relativa  autonomía  financiera  y  de  gestión  se  encuentra  limitada  por  el  sometimiento  a  la 
tutela ministerial (véase el concepto de tutela en el Tema sobre las Estructuras Administrativas). Algunos 
EPs tienen competencias exclusivamente organizativas, como las cámaras de comercio, mientras que otros, 
como las autoridades aeroportuarias de París, desarrollan una actividad comercial.  

Las  agencias  independientes,  ya  introducidas  en  1976,  se  han  empleado  recientemente  en  el  sector 
regulador gracias a que no están sometidas a la tutela como los EPs, y tienen garantizadas, por tanto, cierta 
libertad de acción. Estas agencias intervienen en muchos sectores diferentes, por ejemplo, el del control de 
los medicamentos y los productos sanitarios, además de las agencias clásicas relacionadas con los sectores 
de las telecomunicaciones, la energía y los mercados de valores.  

En  Francia,  al  contrario  de  otros  países  como  el  Reino  Unido  y  los  Países  Bajos  no  se  ha  producido  un 
proceso de  creación de agencias ejecutivas asociadas a las reformas de la  Nueva Gestión  Pública.  Se han 
creado agencias que han adoptado la fórmula jurídica de los establecimientos públicos. La proliferación de 
estas agencias ha debilitado el poder de los prefectos, quienes han protestado contra esta tendencia que 
les resta capacidad de coordinación en el territorio (Bricq 2007). 

De  acuerdo  con  Allix  y  Van  Thiel  (2005),  hay  aproximadamente  unos  1300  establecimientos  públicos  en 
Francia que se agrupan en torno a unas 200 categorías distintas definidas por el Parlamento. Esto permite a 
los ministros crear organizaciones ajustadas a las tareas que desempeñan. Adicionalmente, hay unas 100 
corporaciones  estatales,  cuya  diferenciación  con  respecto  a  los  establecimientos  públicos  apenas  tiene 
relevancia,  pues  ambos  tipos  de  entes  pueden  generar  recursos  propios.  En  algunos  casos,  estos  entes 
pueden tener delegaciones encargadas de la explotación comercial de los servicios que prestan, como por 
ejemplo los servicios meteorológicos. Los establecimientos públicos deberían tener un contrato de gestión 
con los ministerios de los que dependen, aunque en la práctica no todos estos entes públicos tienen estos 
contratos. 

Otra  nueva  figura  que  se  instauró  desde  1997  son  los  Servicios  de  Alcance  Nacional  (SCN,  según  el 
acrónimo  en  francés).    Estos  servicios  de  alcance  nacional,  formaban  parte  de  los  ministerios  y  están 
financiados  por  los  presupuestos  públicos,  excepto  en  las  ocasiones  en  las  que  desempeñan  actividades 
comerciales  a  partir  de  las  cuales  pueden  tener  cierto  grado  de  suficiencia  económica.  Estos  servicios 
13 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

dependen  del  ministro  o  de  un  departamento  y  tienen  cierta  autonomía  de  gestión  financiera.  El 
documento marco que los crea suele contener la misión que se les asigna, los resultados que se esperan y 
los  instrumentos  para  evaluar  la  consecución  de  esos  resultados.  En  cualquier  caso,  no  parece  que  el 
margen de maniobra y autonomía de los directores de estos servicios sean muy amplios para cumplir los 
resultados  que  se  les  asignan.  En  definitiva,  estos  servicios  no  son  agencias  ejecutivas  del  estilo  de  las 
creadas  a  partir  del  movimiento  de  la  Nueva  Gestión  Pública.  Los  ministros  pueden  elegir  qué  servicios 
ministeriales  se  van  a  prestar  a  través  de  la  figura  de  los  Servicios  de  Alcance  Nacional  (Allix  /  van  Thiel, 
2005).  Dentro de los Servicios de Alcance Nacional, se creó la Agencia del Tesoro, con la responsabilidad de 
gestionar  la  deuda  nacional  y  la  hacienda.  Se  creó  otro  servicio  para  tratar  los  documentos  oficiales 
confidenciales, otra para la organización de los salarios, otra para administrar las propiedades del Estado. 
Estas  organizaciones  mantienen  cierta  transversalidad  interministerial  y  constituyen  la  “trastienda”  de 
algunas funciones del Estado. 

La función pública 
El  empleo  público  representa  aproximadamente  una  cuarta  parte  del  empleo  total.  En  2008  había 
5.277.000 empleados públicos. El 39,9 por ciento se encontraba en los ministerios, el 5,7 por ciento en los 
entes  públicos  autónomos,  el  34,6  por  ciento  en  la  Administración  territorial,  y  el  19,8  por  ciento  en  los 
hospitales. Si se exceptúan los países escandinavos, Francia presenta una de las mayores tasas de empleo 
público  de  los  países  desarrollados  (véase  el  Tema  sobre  la  Función  Pública  Comparada).  El  papel  tan 
importante que cumple el Estado como empleador y regulador de la economía, junto con el prestigio de su 
función  pública,  ha  propiciado  que  las  clases  sociales  privilegiadas  estén  interesadas  en  acceder  a  la 
Administración (Rouban 1999: 67). Este apartado se centra en la elite directiva de la Administración, en su 
composición, su reclutamiento, su promoción, la forma en que contribuye a dar cohesión al sistema y sus 
relaciones con la clase política. 

Para entender cómo se forma la elite administrativa y cuál es su papel, debe comprenderse el significado 
del concepto de "cuerpo". La función pública se estructura en unos 900 cuerpos de funcionarios, después 
de  haberse  abolido  más  de  200  cuerpos  en  2006.  Un  cuerpo  se  compone  de  funcionarios  sujetos  a  unas 
mismas disposiciones particulares sobre el acceso, la promoción y otros aspectos de su vida profesional con 
respeto al estatuto general. La pertenencia al cuerpo determina, por ejemplo, el nivel de remuneraciones. 
En  algunos  casos,  las  retribuciones  pueden  diferenciarse  para  puestos  del  mismo  nivel  ocupados  por 
miembros de distintos cuerpos (Rouban 1999: 77). En la mayoría de los casos, se accede directamente a un 
cuerpo  y  a  un  puesto  de  trabajo,  por  ejemplo,  los  auxiliares  administrativos.  En  otros  casos,  unos  30 
cuerpos, la selección se realiza mediante escuelas especializadas. 

Los grandes cuerpos (grand corps) acceden a través de escuelas especializadas. Su tamaño reducido, entre 
200  y  500  personas  por  cuerpo,  permite  a  sus  miembros  estar  muy  cohesionados  e  influir  más  allá  del 
ámbito  de  especialización  en  el  que  desempeñan  su  trabajo.  Normalmente  poseen  una  gran  tradición 
histórica  y  se  dividen  en  cuerpos  técnicos  y  administrativos.  La  escuela  que  los  selecciona  sirve  de 
instrumento  de  socialización  a  la  vez  que  de  formación.  Los  grandes  cuerpos  técnicos  ––  ingenieros  de 
minas  (1744)  e  ingenieros  de  caminos,  canales  y  puentes  (1747)—  proceden  de  la  École  Polytechnique, 
fundamentalmente  de  París,  y  los  grandes  cuerpos  administrativos  fundados  hace  unos  150  años  —
prefectos, diplomáticos, inspectores financieros, letrados del consejo de Estado y del tribunal de cuentas— 
se forman en la ENA (École Nationale d'Administration) desde mediados del siglo XX. Otros cuerpos menos 

14 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

prestigiosos proceden de los institutos regionales de administración o de las escuelas politécnicas para los 
cuerpos técnicos.  

La  ENA,  o  la  "fábrica  de  los  enarcas"  (Eymeri  2001),  fue  fundada  en  1945  por  el  general  De  Gaulle  para 
reclutar los cuadros administrativos superiores, capacitándolos para dirigir los destinos de la Nación frente 
a unos partidos políticos desprestigiados. La ENA cumple fundamentalmente tres objetivos: a) Recluta a los 
altos  funcionarios  potenciales  mediante  un  concurso  competitivo.  b)  Examina,  evalúa  y  selecciona  a  los 
candidatos  para  los  diferentes  cuerpos  en  un  período  formativo  de  unos  dos  años.  c)  Proporciona  una 
iniciación  en  la  vida  administrativa  y  profesional  de  sus  estudiantes  contribuyendo  a  formar  redes  de 
trabajo. 

El  concurso  competitivo  mediante  oposición  para  acceder  a  la  ENA  se  desdobla  en  tres  vías:  a)  Concurso 
externo: para universitarios menores de 28 años, que desde 2004 pueden pertenecer a cualquier país de la 
Unión  Europea.  b)  Concurso  interno:  para  funcionarios  menores  de  35  años  con  una  antigüedad  en  el 
servicio  público  de  4  años  como  mínimo.  c)  Tercer  concurso:  para  personas  con  al  menos  8  años  de 
experiencia profesional o para cargos electos de las asambleas territoriales con más de un mandato.  

Los  aprobados,  funcionarios  en  prácticas,  experimentan  un  proceso  de  socialización  en  la  ENA  muy 
competitivo. Durante los dos años aproximados que dura la estancia en esta institución con sede en París y 
Estrasburgo,  los  alumnos  pasan  por  dos  etapas:  una  de  prácticas,  en  una  organización  pública 
normalmente,  y  otra  de  formación  en  ambas  sedes.  Durante  este  período,  los  estudiantes  se  someten  a 
varias pruebas, cuya nota final los clasifica y los ordena, determinando así su carrera administrativa de por 
vida. Se implanta "una lógica infernal", que puede convertir la experiencia en un "calvario" (Eymeri 2001: 
155, 179). En realidad, del ranking de los mejores sólo interesan los 15 ó 20 primeros, que accederán a los 
grandes cuerpos:  

"De hecho, la guerra se juega sobre los 20 primeros para los grandes cuerpos, los 15 siguientes para escoger 
el  Tesoro  y  otros  destinos  similares,  y  después  el  resto  [suspira],  que  elegirán  un  sitio  u  otro  según  las 
circunstancias de preferencia. Estar entre el puesto 60 y el 80 no es nada determinante" (Entrevistado por 
Eymeri 2001: 158 adaptado). 

Los  cuerpos  administrativos  más  prestigiosos  —consejo  de  Estado,  tribunal  de  cuentas  e  inspectores  de 
finanzas—  seleccionan  a  los  mejores, no  más  de  un  10  por  ciento  de  la  promoción  anual  de  la  ENA  para 
mantener así su elitismo. Aquellos que no acceden a los grandes cuerpos piden su incorporación al cuerpo 
de  los  administradores  civiles,  que  son  generalistas  asignados  a  varios  ministerios.  Los  demás  cuerpos 
tienden a quedarse en un único ministerio. Aparte de esta base sectorial, que dificulta cierta coordinación 
de  las  políticas  transversales,  los  altos  funcionarios  tienden  a  permanecer  largo  tiempo  en  un  puesto  en 
concreto. En tiempos recientes esta inamovilidad ha sido retada con nuevas disposiciones. En 2004 se tomó 
la  decisión  de  que  los  graduados  en  la  ENA  sólo  podían  ser  promovidos  a  un  puesto  de  cuadro  directivo 
intermedio  si  había  pasado  2  de  sus  cinco  años  iniciales  en  el  nivel  operativo  (delegaciones  periféricas  y 
también empresas públicas y privadas). A partir del año 2000, los altos funcionarios no pueden estar en un 
puesto  más  de  6  años  (dos  períodos  de  3  años),  lo  que  permite  una  evaluación  más  frecuente  de  sus 
actividades (Bezes / Le Lidec 2007). 

En cualquier caso, todos los alumnos de la ENA son enarcas que se han socializado en el mismo entorno.  

"En las reuniones, los enarcas nos entendemos enseguida, porque existe un código de indumentaria, de todo 
un  aparato  de  casta,  de  un  estilo,  de  un  comportamiento,  se  emplea  la  misma  lengua,  se  tiene  la  misma 

15 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

lógica,  el  mismo  método,  la  misma  forma  de  exponer  los  problemas  y  de  percibirlos.  Existen  lazos  de 
identidad  muy  fuertes,  hay  una  tribu…  la  ENA  asegura  una  homogeneidad  de  la  alta  función  pública" 
(Declaraciones de un entrevistado, Eymeri 2001: 247). 

El procedimiento elitista no otorga el estatus de elite administrativa. Este estatus se consigue en función de 
los puestos desempeñados. El hecho de pertenecer a un grand corp o de ser simplemente un enarca abre 
las  puertas  a  las  organizaciones  claves  del  poder  ejecutivo:  los  gabinetes  y  las  secretarías  generales  del 
Primer Ministro y del Presidente; los gabinetes ministeriales, los cargos de designación política y los mismos 
puestos  de  ministro.  La  identificación  de  ambas  elites  descansa  sobre  la  idea  de  que  los  enarcas  no  se 
consideran políticos, sino expertos independientes y neutrales que portan el interés general. 

Sarkozy  se  ha  propuesto  limitar  el  poder  de  los  burócratas  mediante  un  control  más  férreo  sobre  los 
nombramientos de ciertos altos cargos de la Administración. Además, en casos de fiascos políticos, Sarkozy 
ha  sido  bastante  activo  en  cesar  a  altos  funcionarios  de  sus  puestos.  Paulatinamente  se  han  adoptado 
iniciativas  para  reclutar  funcionarios  para  puestos  en  los  niveles  altos  de  la  jerarquía  (contraviniendo  los 
principios del sistema de carrera, pues no se pasaría por los puestos iniciales de la carrera) y para emplear 
contratos  privados  para  estos  puestos.  Esta  estrategia  forma  parte  de  las  responsabilidades    de  la  nueva 
Secretaría  General  del  Gobierno,  encargada  de  promover  iniciativas  similares,  siguiendo  el  modelo  del 
ámbito  local  en  donde  se  ha  debilitado  considerablemente  la  autonomía  de  los  funcionarios  públicos.  
Adicionalmente,  al  crearse  la  figura  del  secretario  general  en  todos  los  ministerios,  se  ha  reducido  el 
número  de  directores  generales.  De  esta  forma  se  aumenta  el  control  político  de  la  Administración, 
mediante  la  reducción  del  número  de  altos  funcionarios  que  se  encuentran  ocupando  los  puestos 
superiores y mediante una mayor sumisión al poder político  (Bezes / Le Lidec 2011). 

En el pasado, Suleiman (1974) mantenía que los ministros eran “cautivos” de sus asesores, que procedían 
de los grandes cuerpos de funcionarios. Esta frase parece no encontrar eco en la Francia de esta década.  
En  la  actualidad,  los  ministros  no  dudan  en  nombrar  a  personas  que  no  pertenecen  a  estos  cuerpos.  En 
algunos  casos  se  ha  recurrido  al  nombramiento  de  prefectos  para  puestos  de  la  Administración  central, 
algo  que  no  era  muy  común  en  el  pasado.  Recientemente  se  cree  que  es  un  mito  la  capacidad  de 
colonización de la zona de cargos de designación política por parte de los altos funcionarios. Parece que los 
políticos  con  bagaje  funcionarial  son  personas  que  han  entrado  en  política  relativamente  temprano  más 
que altos funcionarios que hayan saltado a la política (Rouban 1998). Además, para los puestos de asesores 
en  los  gabinetes  parece  que  ha  aumentado  el  número  de  externos  seleccionados  (Christensen  /  Robert 
Gregory  2008). 

Los  miembros  de  los  grandes  cuerpos  son  bastante  móviles  y  ocupan  no  sólo  los  puestos  claves  de  la 
Administración,  sino  también  de  empresas  públicas  y  privadas.  Este  fenómeno  es  conocido  como 
pantouflage.  A  pesar  de  los  numerosos  comentarios  que  este  fenómeno  suscita,  la  información  ofrecida 
por  muchos  autores  es  más  bien  anecdótica.  En  un  estudio  de  2003  sobre  el  cuerpo  de  inspectores 
financieros, Luc Rouban muestra que el pantouflage no depende de la proximidad a un partido político ni 
tampoco del origen social de los altos funcionarios. El paso por un gabinete ministerial tiende a asociarse 
con la transferencia a un puesto en una empresa privada.  En la década de los años ochenta y noventa, esta 
partida hacia el sector privado tiende a ser más precoz, frente a la preferencia de las empresas en el pasado 
por  tener  funcionarios  cercanos  a  la  jubilación,  con  una  buena  cartera  de  contactos.  Al  mismo  tiempo, 
también ha aumentado el número de personas que retornan al cuerpo.  

16 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

El  pantouflage  tiene  ciertas  connotaciones  negativas.  En  unos  momentos  en  los  que  el  Estado  francés,  a 
pesar de gozar de buena salud, no se encuentra en los niveles del Estado del Bienestar del pasado; y en una 
situación en la que se fomenta la privatización y la desregulación de ciertos servicios, las ventajas salariales 
que ofrece el mundo de la empresa son tentadoras. Si se volviera de la empresa privada al sector público, la 
experiencia  adquirida  en  la  empresa  privada  sería  enriquecedora,  pero  la  situación  está  cambiando 
ligeramente,  pues  una  persona  formada  en  una  escuela  prestigiosa  como  la  ENA,  con  experiencia  en  un 
gabinete  ministerial,  consigue  puestos  muy  interesantes  en  el  sector  privado,  dejando  al  Estado  con  los 
gastos de su formación. Por esta razón, recientemente se ha intentado restringir la práctica del pantouflage 
estableciendo  un  régimen  de  incompatibilidades.  Rouban  (2003),  sin  embargo,  no  cree  disfuncional  la 
práctica  del  pantouflage,  siempre  que  los  funcionarios  vuelvan  a  ocupar  su  puesto  de  trabajo,  porque 
consiguen adquirir conocimientos que de otra forma no son fáciles de obtener. 

En los apartados anteriores se han analizado los procesos de fragmentación y de integración desde el punto 
de  vista  organizativo.  Los  gabinetes,  órganos  de  asesoramiento  en  teoría,  actúan  de  fluido  eléctrico  del 
sistema  buscando  la  integración,  pero  también  causando  algunas  disfunciones  organizativas.  En  varias 
ocasiones  se  ha  apuntado  que  la  inclusión  de  los  grandes  cuerpos  en  estos  gabinetes  permite  una 
formación  de  redes  interministeriales  que  facilitan  la  cohesión  del  sistema.  Los  miembros  de  los  grandes 
cuerpos, expertos en temas administrativos, generalistas en espíritu y procedentes de los mismos centros 
de  socialización,  constituyen  la  pieza  clave  de  esta  elite  capaz  de  integrar  el  sistema  fragmentado  de 
adopción de decisiones, aunque quedan por resolver los problemas de gestión que generan los cientos de 
cuerpos que existen y algunas de las huidas del sector público hacia el privado que se están produciendo. 
En ocasiones, dado el particularismo de los cuerpos y su fragmentación, los gabinetes intentan controlar las 
elites  funcionariales  de  los  ministerios.  A  través  de  ellos  se  ejerce  el  control  político  sobre  la 
Administración. Según Bezes / Le Lidec (2007), la capacidad de ejercer influencia de los altos funcionarios se 
ha debilitado un poco recientemente. Los factores que explican este debilitamiento son la privatización de 
numerosas  empresas  estatales  sobre  las  que  los  altos  funcionarios  tenían  cierto  control,  la 
descentralización  de  las  funciones  estatales  hacia  las  colectividades  territoriales  y  ciertos  escándalos  que 
han minado el prestigio de los altos funcionarios en décadas recientes. 

La administración territorial 
En  el  siglo  XIX  se  pusieron  los  cimientos  de  la  Administración  territorial,  cuya  configuración  duró  hasta 
1982. La Revolución Francesa de 1789 dejó una Administración municipal uniforme y dispersa y Napoleón 
puso  su  impronta  con  la  implantación  del  prefecto.  En  este  período  domina  la  idea  de  la  centralidad  del 
Estado frente al carácter residual del poder local, por lo que la acepción anglosajona (gobierno local) no fue 
nunca  aceptada;  en  su  lugar,  se  empleó  la  fórmula  de  Administración  local,  dando  a  entender  su 
subordinación a la Administración central. 

Desde 1789 hasta 1982: el debilitamiento del jacobinismo 
La  Asamblea  Nacional  Constituyente  y  los  decretos  de  1789  establecieron  que  todo  núcleo  de  vecinos, 
independientemente  de  su  número,  debía  constituirse  en  municipio.  De  esta  forma  se  abolían  las 
particularidades  y  los  privilegios  de  las  numerosas  corporaciones  administrativas  del  Antiguo  Régimen, 
cuyas relaciones estaban dominadas por la anarquía, en vez de la jerarquía. Esta primera medida ocasionó 
la creación de unos 43.000 municipios (comunas según la terminología francesa), lo que puede dar una idea 
de su dispersión. Al mismo tiempo, y con el afán de evitar los citados particularismos, se propuso que todos 
los municipios, pequeños o grandes, ubicados en zona de montaña o en la costa, estuvieran sometidos al 

17 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

mismo  estatuto.  Esta  uniformidad  también  se  aplicó  al  departamento  por  los  revolucionarios,  quienes 
diseccionaron el mapa de Francia de forma cartesiana. Se pretendía crear un departamento con una capital 
en el centro, de tal forma que ningún punto del departamento estuviera a más de una jornada a caballo del 
centro  administrativo  (Cady  1996:  123).  Sobre  el  modo  de  crear  los  departamentos  decía  Edmund  Burke 
(recogido por Sadran 1997: 54): "Nadie ha visto jamás a los hombres cortar su propia patria en pedazos de 
una manera tan bárbara". La uniformidad debía llevar los principios revolucionarios de igualdad a todos los 
franceses. 

Napoleón  mantuvo  la  esencia  del  sistema  creado  por  la  Asamblea  constituyente  (Vandelli  1992:  63), 
incorporando  la  figura  del  prefecto  a  la  cabeza  del  departamento,  al  mismo  tiempo  que  suprimía  las 
elecciones municipales y departamentales, que no fueron restituidas hasta finales del siglo XIX. Napoleón 
gustaba de los órganos monocráticos frente a los colegiales "deliberar es tarea de muchos; actuar de uno 
solo" (Vandelli 1992: 30), por lo que para controlar la periferia estableció una cadena jerárquica de mando 
que  transmitía  las  ordenes  del  gobierno  hasta  las  últimas  ramificaciones  del  imperio.  El  prefecto  se 
constituye  así  en  el  gozne  de  unión  entre  la  Administración  central  y  la  demarcación  territorial.  Según 
Napoleón, el prefecto era "el emperador de a pie" (palabras recogidas por Sainte‐Hélène en Cassese 1987: 
115).  

El  prefecto  era  el  órgano  ejecutivo  del  consejo  general  del  departamento  (entidad  territorial),  y 
representaba además a la Administración central en el territorio (circunscripción administrativa), por lo que 
desempeñaba  fundamentalmente  tareas  administrativas.  Esta  última  razón  es  la  que  probablemente 
explique el arraigo secular del prefecto en la periferia (Vandelli 1992: 53), al contrario de lo que ocurrió en 
Italia. Durante el siglo XX, el poder del prefecto se basaba en al menos tres aspectos, una vez que se habían 
reestablecido  las  elecciones  locales:  a)  Dirigía  el  poder  ejecutivo  departamental.  b)  Tutelaba  las 
administraciones locales como si fueran menores de edad interviniendo en la elaboración del presupuesto 
y  en  los  propios  órganos  locales.  c)  Dirigía  la  prestación  de  servicios  en  las  comunas  pequeñas,  cuya 
insuficiencia presupuestaria era considerable. 

La  lectura  de  estas  características  ofrece  la  impresión  de  un  jacobinismo  radical,  cual  si  se  hubiera 
transplantado una cadena de mando militar en la Administración territorial francesa. La realidad dista de 
esta imagen. Este jacobinismo se "domesticó" —según la expresión de Gremion 1976— como consecuencia 
de dos factores. Por un lado, el prefecto no sólo era un emisario del centro sino que también lo era de la 
periferia. Por otro lado, la acumulación de mandatos de las elites locales —cargos electos y de designación 
política—, un elemento más de la "excepcionalidad" francesa, integraba el sistema verticalmente, tal como 
se expone más abajo.  El prefecto actuaba de correa de transmisión en un doble sentido, pues si bien era 
una  autoridad  estatal,  no  es  menos  cierto  que  compartía  vida  con  los  notables  locales.  Por  tanto,  el 
prefecto  también  transmitía  las  inquietudes,  las  necesidades  y  los  deseos  de  las  autoridades  locales, 
constituyéndose en pieza clave de las órdenes del centro y de las demandas de la periferia (Worms 1966).  

Frente  a  la  situación  heredada  de  la  Revolución  francesa  se  reaccionó  en  plena  expansión  del  Estado  del 
Bienestar  con  dos  medidas:  la  fusión  de  municipios  y  la  regionalización  del  Estado.  Con  la  fusión  de 
municipios  se  pretendía  mejorar  las  condiciones  de  prestación  de  servicios  en  los  inframunicipios.  Las 
autoridades  francesas,  animadas  por  la  reducción  en  Alemania  entre  1968‐1970  de  14.338  municipios  a 
8.414  y  en  Dinamarca  en  1967  de  1.387  a  277,  decidieron  acometer  una  fusión  similar  en  1971  (Mauroy 
2000: 35). Los resultados fueron insignificantes. Entre 1971 y 1974 se realizaron 804 fusiones reagrupando 
1.972 comunas. Cada fusión suponía unas dos o tres comunas y un porcentaje de población escaso. A partir 
de 1978 el número de comunas creció de nuevo (Sadran 1997: 64). El inframunicipalismo persistió, como lo 
18 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

demuestra  el  hecho  de  que  de  que  hay  36.680  comunas  en  la  actualidad,  con  un  alto  porcentaje  de 
municipios con menos de 2000 habitantes. 

Con  la  regionalización  del  Estado  se  quiso  mejorar  la  planificación  económica,  pues  parecía  que  el 
departamento  no  era  la  unidad  apropiada  para  este  tipo  de  actividad.  En  1959  se  definió  la  región,  sin 
vincularla  a  ninguna  identidad  regional  preexistente,  como  una  circunscripción  territorial  del  Estado  al 
frente  de  la  cual  se  colocó  a  un  prefecto.  En  1964  se  establecieron  comités  de  desarrollo  regional  con  la 
misión  de  asesorar  al  prefecto.  En  1972,  la  región  adquirió  la  personalidad  jurídica  de  un  établissement 
public, pero no de una entidad territorial con elecciones.  

El  verdadero  paso  hacia  la  descentralización  se  produjo  en  1981  con  la  elección  del  socialista  Mitterrand 
como Presidente de la República. La necesidad de reforma se reflejaba en el programa socialista, en el que 
se  aducía  que  el  sistema  local  sufría  al  menos  de  dos  problemas:  la  ausencia  de  democracia  en  sus 
instituciones y el carácter arbitrario de la intervención estatal (Mény 1987: 66). En palabras de Mitterrand, 
aquello habría de ser "la gran tarea del septenio". La primera ley apareció en 1982, y desde entonces se han 
promulgado numerosas leyes y cientos de decretos relacionados con la descentralización. Así, en 1982 se 
separó completamente a los prefectos, nombrados discrecionalmente por el gobierno, de las autoridades 
regionales  y  departamentales,  elegidas  mediante  sufragio  universal.  De  esta  forma  se  distinguió  la 
característica de la región y el departamento como circunscripción administrativa del Estado de su carácter 
de entidad local.  

El fortalecimiento del poder local desde 1982 
En pleno proceso de descentralización, el "jacobinismo domesticado" del período 1789 ‐ 1981 ha dado paso 
a  un  sistema  en  el  que  el  poder  periférico  está  cobrando  una  notable  importancia,  no  sólo  por  las 
competencias que paulatinamente está incorporando, sino también por el papel tan fundamental que los 
políticos  locales  han  desempeñado  en  la  formulación  de  la  política  nacional  de  alcance  local.  En  este 
sentido se puede entender la frase paradójica de Mény de "la centralidad del poder local". 

A  pesar  del  escepticismo  inicial  acerca  del  impacto  de  las  reformas  territoriales,  la  descentralización  ha 
introducido cambios muy relevantes en la administración del territorio y en las relaciones entre el centro y 
la  periferia.  Cabría  preguntarse  por  qué  un  sistema  jacobino  centralizado  que  beneficiaba  a  las  élites 
estatales fue descentralizado, especialmente  cuando había miedo en el momento de la  descentralización 
por parte de los socialistas, de que las primeras elecciones regionales (celebradas en 1986) serían ganadas 
por los partidos conservadores.  Se han ofrecido varias razones para explicar esta política descentralizadora 
y  cómo  se  ha  articulado  la  reforma  (Loughlin  2007).  Cuatro  son  las  razones  que  explican  la 
descentralización.  En  primer  lugar,  el  sistema  político‐administrativo  francés  ya  no  era  capaz  de  integrar 
adecuadamente los cambios socio‐económicos que habían tenido lugar desde la Segunda Guerra Mundial 
con  un  aumento  considerable  de  los  servicios  del  Estado  de  Bienestar.  En  segundo  lugar,  los  socialistas 
querían diferenciarse de los conservadores, que habían gobernado durante los 20 años previos, mediante 
un  estilo  menos  autocrático  de  ejercicio  del  poder,  permitiendo  una  mayor  cercanía  al  territorio, 
alejándose  de  la  centralización  excesiva  del  Estado  francés  y  vinculándose  más  a  los  principios  de  la 
democracia  participativa  y  representativa.  Esto  obligaría  a  acercar  las  elecciones  a  los  ciudadanos,  y  no 
concentrarlas  en  instituciones  lejanas  como  la  Asamblea  Nacional  y  la  Presidencia  de  la  República.  Estas 
elecciones  nacionales  reflejan  el  espíritu  jacobino  de  valorar  el  individuo,  y  no  los  cuerpos  intermedios 
interpuestos  ya  sean  regiones  o  corporaciones.  Según  el  jacobinismo,  estas  instituciones  intermedias 
debilitan  el  principio  de  igualdad  de  los  ciudadanos,  quienes  simplemente  tendrían  que  elegir  a  sus 
representantes  en  París.  En  tercer  lugar,  durante  la  década  de  los  años  setenta  se  produjo  una  ola 
19 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

descentralizadora en Europa, que permitía a los socialistas justificar las reformas en cierto modo. En cuarto 
lugar,  se  tomaban  demasiadas  decisiones  en  París  que  eran  impuestas  después  en  el  resto  del  país  sin 
consulta adecuada, aunque el empleo de este argumento es un poco exagerado si se tienen cuenta el papel 
desempeñado por los prefectos y los cumulards (véase más abajo) en la mediación de los intereses locales. 

Los  elementos  clave  de  la  reforma  son  los  siguientes.  En  primer  lugar,  se  suprimió  la  tutela  a  priori  que 
ejercía el prefecto sobre los actos administrativos de las autoridades locales. Esta tutela se sustituyó por la 
tutela  a  posteriori  o  supervisión  de  la  legalidad  de  dichos  actos.  En  cualquier  caso,  el  prefecto  debe 
informar a una autoridad local de su intención de enviar un caso a los tribunales antes de que esto ocurra. 
Esta medida tenía el propósito de resolver los problemas antes de acudir al poder judicial, lo que fortaleció 
el  poder  negociador  de  los  prefectos.  En  segundo  lugar,  se  transfirieron  poderes  del  prefecto  a  los 
presidentes  de  los  consejos  departamentales  y  regionales,  pues  en  el  pasado,  el  prefecto  era  la  figura 
preeminente del poder ejecutivo de los departamentos, y establecía la agenda del consejo departamental, 
presidía  sus  reuniones  y  hacía  un  seguimiento  de  la  implantación  de  las  decisiones  alcanzadas.  En  tercer 
lugar,  se  separaron  los  servicios  periféricos  del  Estado  de  la  Administración  del  departamento.  En  el 
pasado,  estos  servicios  estaban  muy  interrelacionados  como  consecuencia  de  la  función  doble 
desempeñada  por  los  prefectos.  En  cuarto  lugar,  se  transformó  la  autoridad  regional,  que  tenía  en  el 
pasado el estatuto de un établissement public, mediante su conversión en una colectividad territorial en la 
que el consejo sería elegido por sufragio universal. A diferencia de otros países, las regiones forman parte 
de las autoridades locales y no constituyen un escalón intermedio diferenciado al estilo de las Comunidades 
Autónomas o los estados. Además, no se estableció una línea jerárquica entre regiones, departamentos y 
comunas, pues se temía que esto debilitaría la autonomía de cada nivel de gobierno. 

También se reformaron los recursos humanos en el ámbito territorial. En 1984, se aprobó el estatuto de la 
función pública territorial. Con él se dotaba a las entidades territoriales de un instrumento estable para la 
gestión de los servicios en el nuevo contexto. En la función pública territorial, los cadres d'emploi (cuadros 
de empleo), con menor capacidad para influir la carrera de los funcionarios que los cuerpos. A diferencia de 
los cuerpos, la gestión de los cuadros de empleo se realiza en el nivel territorial. Además, las oposiciones 
para  acceder  a  la  función  pública  territorial  presentan  una  peculiaridad  importante.  Los  candidatos 
admitidos son inscritos en un listado de aptitud por orden alfabético. Las entidades territoriales son libres 
de elegir al candidato de su elección. Esta forma de selección es favorable para las entidades, pero no para 
los candidatos. Después de dos años en la lista sin ser escogido, el candidato pierde el derecho a estar en 
ella. 

El  segundo  impulso  descentralizador  que  comenzó  en  2002  fue  iniciado  por  Raffarin,  nombrado  primer 
ministro  por  el  presidente  Jacques  Chirac.  En  2003  promovió  una  reforma  constitucional  por  la  que  la 
definición  del  Estado  pasaría  a  denominarse  la    ‘République  décentralisée’.    La  reforma  constitucional 
estableció  una  serie  de  principios  que  servirían  para  posteriores  reformas  y,  sobre  todo,  removería  los 
obstáculos continuamente puestos por el Tribunal Constitucional a las reformas locales denunciando que 
éstas vulneraban la Constitución. En primer lugar, se reconoció el carácter descentralizador del Estado. En 
segundo lugar, se estableció el principio de subsidiariedad. En tercer lugar, se garantizó por primera vez la 
autonomía  política  local  así  como  la  garantía  de  recursos  adecuados  para  conseguir  esta  autonomía.  En 
cuarto lugar, se introdujeron elementos de democracia directa. En quinto lugar, se aceptó el derecho a la 
experimentación  de  las  autoridades  locales.  Finalmente,  se  reconoció  el  derecho  de  las  colectividades 
territoriales de ultramar de adaptar su configuración institucional a las circunstancias específicas. 

20 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

La creación del ámbito regional de gobierno así como la dotación de mayores poderes específicos fueron 
estimuladas  por  los  tratados  de  Maastricht,  Amsterdam  y  Niza  de  la  Unión  Europea.  Estos  tratados  han 
realzado  la  importancia  de  la  política  regional  comunitaria  y  la  acción  estructural  con  el  objetivo  de 
armonizar las políticas regionales. Estas iniciativas y la  canalización de los fondos estructurales animaron 
considerablemente  el  movimiento  regionalista  en  Europa  de  aquellos  países  que  carecían  de  un  nivel 
regional fuerte. 

Los  observadores  internacionales  del  sistema  francés  piensan  que  la  tradición  intelectual  cartesiana 
desaparece  en  lo  que  concierne  a  las  reformas  territoriales,  pues  son  incapaces  de  suprimir  instituciones 
existentes  cuando  se  crean  nuevas  como  las  regiones  con  órganos  electos  o  las  distintas  asociaciones  de 
municipios.  Con  la  creación  de  estos  niveles  de  gobierno  se  adquiría  el  compromiso  de  no  tocar  ni  el 
número  de  departamentos  (que  tienen  protección  constitucional)  ni  el  número  de  municipios.  Esto  es  lo 
que  se  conoce  como  el  “milhojas”  institucional,  en  alusión  al  pastel  de  milhojas  con  todas  las  capas 
superpuestas derivando en una situación relativamente complicada de gestión de los asuntos territoriales 
(Loughlin 2007).  

A  partir  de  la  reforma  descentralizadora,  la  Administración  territorial  (así  es  como  se  denomina  a  las 
colectividades locales y regionales francesas) se caracteriza en la actualidad por unos elementos comunes a 
todas ellas y otros que son específicos a cada nivel territorial (Mabileau 1994): 

1. Existen tres niveles de entidades territoriales con el nombre genérico de collectivité territorial. 
En el primer nivel hay 36.680 comunas1; en el segundo, 100 departamentos (incluyendo 4 en 
ultramar)  y  26  regiones  (21  regiones  en  el  continente,  Córcega  con  estatuto  especial  y  4 
regiones en ultramar). 

2. Los  consejos  de  las  entidades  territoriales  son  elegidos  por  sufragio  universal.  En  cada  nivel 
existe  un  tipo  de  escrutinio:  representación  proporcional  para  los  consejos  regionales, 
escrutinio uninominal mayoritario a dos vueltas para los consejos generales y dos modelos de 
escrutinio para los consejos municipales en función de su tamaño 

3. El  órgano  ejecutivo  de  estas  entidades  es  elegido  por  el  consejo  y  dirige  los  servicios 
administrativos. En la dirección de estos servicios no es raro encontrarse a un alto funcionario 
del  Estado,  que  suele  proceder  de  la  ENA.  Con  la  descentralización  se  exportó,  por  tanto,  el 
modelo de alcalde municipal a los departamentos y a las regiones, aunque el poder del alcalde 
es  relativamente  mayor  por  las  competencias  que  posee,  su  capacidad  de  delegación  y  la 
dirección directa de los servicios administrativos municipales. 

4. Existe una regulación uniforme para cada nivel territorial. En el ámbito municipal se exceptúan 
de este tratamiento uniforme París, Lyon y Marsella, que cuentan con un estatuto especial. En 
estas  ciudades  existe  un  nivel  administrativo  inferior:  el  distrito  (arrondissement)  (342  en 
2011),  que  posee  cargos  electos  y  dispone  de  cierta  autonomía  de  gestión,  aunque  no 
constituye una entidad local, sino una división administrativa en el seno de la comuna. 

5. En  1983  se  transfirieron  algunas  competencias  importantes  a  las  entidades  territoriales: 
urbanismo  (municipio),  los  servicios  sociales  y  sanitarios,  el  equipamiento  rural 

                                                            
1
 http://www.insee.fr/fr/methodes/nomenclatures/cog/documentation.asp. Consultado en 17 septiembre 2011. 
21 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

(departamento), planificación territorial y la formación profesional (región), la construcción de 
escuelas,  los  transportes  terrestres,  los  puertos  y  los  canales  (a  los  tres  niveles  territoriales). 
Esta  transferencia  de  competencias  comprometía  también  una  transferencia  de  los  recursos 
necesarios  —presupuestarios,  humanos  y  organizativos—  para  prestar  los  servicios 
transferidos. 

Además de estas características comunes a los tres niveles territoriales, existen algunas peculiaridades para 
cada entidad que se resaltarán a continuación. 

La  comuna  (commune)  constituye  la  "célula  democrática  básica",  y  se  distingue  por  su  carácter  rural. 
Después  de  la  reforma,  los  cambios  producidos  en  el  seno  de  la  organización  comunal  son  más  bien  de 
grado, a diferencia de los cambios cualitativos que han experimentado las regiones y los departamentos. La 
actividad  y  los  efectivos  municipales,  de  las  grandes  ciudades  sobre  todo,  se  incrementaron  como 
consecuencia  del  aumento  de  competencias  recibidas  del  Estado.  En  el  funcionamiento  de  la  comuna,  el 
alcalde  desempeña  un  papel  fundamental.  El  alcalde  es  a  la  vez  representante  del  Estado  (registro  civil, 
celebración de matrimonios, policía judicial) y órgano ejecutivo de la comuna (ejecuta las deliberaciones del 
pleno  municipal,  firma  contratos,  fija  las  tasas  comunales  por  delegación  del  consejo,  dirige  los  servicios 
municipales  y  la  gestión  del  personal  empleado  por  la  comuna).  Los  servicios  típicos  municipales  son  el  
transporte  urbano,  las  guarderías,  las  instituciones  de  educación  primaria,  la  planificación  urbana,  las 
bibliotecas y los museos. 

Los departamentos construyeron su administración después de 1982 gracias a la transferencia de efectivos 
de la prefectura. Las transferencias fueron recibidas en dos tiempos. En una primera fase, se transfirieron 
los servicios propios de la prefectura a partir de un acuerdo‐marco firmado por el prefecto y el Presidente 
del  consejo  general  del  departamento.  En  una  segunda  fase  se  transfirieron  los  servicios  periféricos  del 
Estado:  los  servicios  sanitarios  y  sociales,  el  servicio  de  infraestructuras  viarias,  transporte  escolar  entre 
ciudades,  las  instituciones  de  educación  secundaria  (escuelas)  y  los  servicios  del  departamento  de 
agricultura  y  bosques.  La  descentralización  en  realidad  ha  realzado  el  papel  del  departamento  gracias 
fundamentalmente  al  desempeño  de  dos  papeles:  el  de  mediación  y  el  de  depositario  de  la  solidaridad 
local.  Para  el  papel  de  mediación  emplea  instrumentos  como  las  subvenciones  y  la  implantación  de 
agencias. El fomento de la solidaridad lo realiza mediante los servicios sociales directos o su colaboración 
con  las  comunas.  Así  mismo  organiza  el  transporte  escolar.  En  los  departamentos  urbanos,  el  tipo  de 
relaciones  establecidas  son  otras,  más  bien  vinculadas  a  conectar  la  Administración  estatal  con  las 
estructuras urbanas existentes (Malibeau 1994: 57‐63). 

Las  regiones  se  encuentran  en  una  situación  de  inferioridad  jurídica  respecto  a  los  departamentos  y  las 
comunas,  dado  que  su  creación  se  realizó  por  ley,  pues  no  formaba  parte  del  texto  constitucional.  En 
comparación  a  los  Estados  regionalistas  vecinos,  las  regiones  no  recibieron  la  potestad  legislativa  y  no 
ejercen  ningún  tipo  de  tutela  sobre  los  dos  niveles  territoriales  inferiores.  En  el  traspaso de  funciones  se 
dotó a la región de competencias programáticas y de planificación económica, mientras que la prestación 
de servicios directos iba a cobrar menos importancia, hasta que se transfirió la enseñanza profesional. Las 
responsabilidades  de  la  región  se  encuentran  en  las  siguientes  áreas:  planificación  económica,  formación 
profesional,  gestión  de  las  instituciones  de  educación  secundaria  (institutos‐  liceos).  De  su  organización 
administrativa cabría destacar la relativa importancia que posee el Consejo Económico y Social, compuesto 
por representantes del ámbito socio‐profesional, cuyos informes son obligatorios en relación con los planes 
y los presupuestos, aunque sus atribuciones son meramente consultivas.  

22 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Las relaciones intergubernamentales 
En este apartado se prestará especial atención a las consecuencias que se han producido en las relaciones 
entre las entidades territoriales y el gobierno nacional a raíz del proceso de descentralización. Para ello se 
tendrán  en  cuenta  tres  aspectos:  la  redistribución  de  las  funciones  y  los  recursos  y  el  impacto  que  esta 
redistribución  ha  tenido  en  la  figura  del  prefecto;  el  uso  de  la  acumulación  de  mandatos  como  método 
informal  de  coordinación  y  el  establecimiento  de  diferentes  fórmulas  para  aumentar  la  cooperación 
intermunicipal y superar la alta fragmentación de la Administración municipal. 

La redistribución de competencias y de recursos 
En lo que concierne a la redistribución de competencias, no existe una lista exhaustiva donde se determine 
qué  debe  hacer  el  Estado  y  cada  entidad  territorial.  Según  Sadran  (1997),  si  se  intenta  buscar  una  lógica 
coherente  detrás  del  reparto  de  competencias,  el  esfuerzo  realizado  será  en  vano.  Quizá  la  única 
racionalidad subyacente al reparto es la justicia distributiva según fue entendida por las elites nacionales. 
En cualquier caso, parece que las regiones tienen una vocación planificadora, con la gestión directa de la 
formación profesional, por ejemplo; los departamentos mantienen una vocación redistributiva y solidaria 
entre las comunas de su territorio, además de prestar directamente los servicios sociales; y las comunas se 
encargan  de  la  prestación  directa  de  servicios.  En  la  práctica,  se  han  producido  algunos  problemas,  pues 
todas las entidades territoriales, en aras del principio de cláusula general, se han intentado introducir en 
terrenos que no les correspondían exactamente, o que se solapaban con los servicios prestados por otros 
niveles territoriales. Por ejemplo, la planificación económica era una competencia de las regiones, pero los 
tres niveles de gobierno compiten entre sí para establecer sus propias políticas de desarrollo económico (Le 
Galès 1993). Por tanto, los límites legales no han sido suficientes para evitar las fricciones entre las distintas 
entidades locales.  

La mayor parte del gasto público le corresponde a la seguridad social (44,7 por ciento); el Estado gasta un 
35 por ciento y a las colectividades territoriales les corresponde un 20,2 por ciento del gasto público (OECD 
2011). El reparto del gasto público entre las tres entidades territoriales es muy desigual, pues el 55,5 por 
ciento corresponde a las comunas, el 32,1 por ciento a los departamentos, y las regiones sólo gastan el 12,5 
por  ciento  restante  (DGCL  2011).  Por  su  vocación,  las  diferencias  de  gasto  entre  inversiones  y 
funcionamiento son menores: las regiones invierten algo más que el resto (38,5 por ciento del presupuesto 
total),  las  comunas    (32,5  por  ciento)  y  los  departamentos  (22,7  por  ciento)  (DGCL  2011).  Las  entidades 
territoriales  han  sido  capaces  de  mantener  los  gastos  de  gestión,  pero  se  han  visto  desbordados  por  los 
gastos  de  personal.  Al  aumentar  los  gastos  de  personal  y  al  estar  obligadas  a  reducir  la  deuda  local,  las 
entidades  locales  ven  mermadas  su  capacidad  de  inversión  en  infraestructuras.  Esta  situación  se  ha 
intentado resolver con fórmulas asociativas intermunicipales (véase más abajo). 

Al igual que otros países del entorno, Francia ha apostado oficialmente por la implantación de la igualación 
fiscal de forma gradual e incremental. El principal instrumento que tiene el gobierno central para igualar las 
disparidades  territoriales  es  la  dotation  globale  de  fonctionnement,  que  se  basa  en  una  fórmula  cuyo 
cálculo ha ido variando desde que se implantó en 1979. A pesar de que la fórmula se haya vinculado, bien 
al IVA, bien a la inflación y al crecimiento del PIB, el resultado final siempre depende de las negociaciones 
mantenidas  en  la  Comisión  de  Finanzas  Locales,  en  la  que  participan  tanto  funcionarios  nacionales  como 
políticos locales. Según Keating y Midwinter (1994), es difícil saber si el objetivo de la igualación fiscal se ha 
conseguido por este mecanismo, pues el sistema cambia prácticamente cada año en busca de la fórmula 
mágica,  y  las  disparidades  territoriales  se  mantienen  conforme  a  unos  criterios  y  no  respecto  a  otros.  La 
igualación fiscal también se ha perseguido con las fórmulas intermunicipales (véase más abajo). 

23 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

En  el  ámbito  de  la  financiación  habría  que  incluir  los  contratos  del  Estado  con  las  entidades  territoriales, 
previniendo  así  los  problemas  de  fragmentación  que  podrían  producirse  en  el  caso  de  que  las  entidades 
territoriales  decidieran  actuar  por  su  cuenta.  Los  cuatro  tipos  de  contratos  básicos  son  los  contratos  de 
planificación que se celebran entre el Estado y las regiones, los contratos de ciudad (contrats de ville), los 
contratos  de  pays  (una  fórmula  asociativa  examinada  más  abajo)  y  los  relacionados  con  los  fondos 
estructurales de la Unión  Europea.  En  estos contratos, el Estado tiene un papel dominante en el sistema 
por su capacidad casi discrecional de decidir la dirección de una gran parte de los fondos en juego (Négrier 
1999: 128).  

El papel del prefecto 
La  descentralización  ha  supuesto  cambios  sustanciales  en  el  papel  desempeñado  por  el  prefecto.  Por  un 
lado, sus funciones ejecutivas en el departamento han sido transferidas al presidente del consejo. En teoría, 
esta nueva situación podría haber supuesto una pérdida de influencia para el prefecto; pero no fue así por 
tres  razones:  a)  Asumió  la  coordinación  de  algunas  delegaciones  periféricas  de  la  Administración  central, 
además de supervisar la seguridad pública. Algunos servicios ministeriales escapan del control del prefecto: 
la  enseñanza  primaria  y  la  secundaria,  la  inspección  de  trabajo,  las  cuestiones  tributarias,  las  cuestiones 
jurisdiccionales  y  las  militares.  b)  Las  comunas  rurales  recurren  al  prefecto  a  menudo  para  solucionar  los 
problemas que no pueden abordar con sus escasos recursos. c) El papel político del prefecto se fortalece 
gracias a su contacto directo y asiduo con los cargos electos locales. A partir de 1999, el papel del prefecto 
se ha fortalecido con la creación de nuevas fórmulas intermunicipales, pues él tiene el poder de iniciación 
del proceso para crear entidades intermunicipales, aunque los alcaldes posean el poder de confirmación. 
Así,  el  prefecto  combina  la  dirección  de  la  Administración  periférica  estatal  con  la  interlocución  con  las 
entidades locales. 

Por otro lado, el sistema de tutela y de control que el prefecto ejercía tradicionalmente ha desaparecido. En 
la actualidad, la asamblea municipal elabora su presupuesto sin necesidad de someterlo a la supervisión del 
prefecto.  El  prefecto  puede  ejercer  el  control  de  la  legalidad  a  posteriori,  pero  la  cantidad  de  actos 
administrativos —más de cinco millones cada año— que se remiten a la prefectura no le permiten hacer 
adecuadamente  este  trabajo,  por  lo  que  el  número  de  controles  que  los  juzgados  realizan  es  bastante 
reducido,  y  los  juicios  favorables  al  prefecto  no  suponen  más  del  20  al  40  por  ciento  de  los  recursos 
presentados en un año (Sadran 1996: 31). 

A  partir  de  2007  se  ha  fortalecido  el  papel  del  prefecto  regional.  En  2007,  el  presidente  Sarkozy  encargó 
una Evaluación General de las Políticas Públicas (Révision générale des politiques publiques). El resultado de 
este ejercicio dio lugar a una reorganización de las delegaciones periféricas del Estado en el territorio. Esta 
nueva  reorganización  ha  supuesto  diferentes  mecanismos  de  coordinación,  a  partir  de  un  diseño  que 
comenzó a perfilarse en 2004. Por ejemplo, se ha establecido una jerarquía formal entre las delegaciones 
periféricas del Estado en las regiones y en los departamentos, se ha enfatizado la especialización funcional 
de los servicios periféricos y se ha reposicionado al prefecto en el sistema. Frente a la clásica relevancia del 
departamento  en  las  delegaciones  periféricas  del  Estado,  en  la  actualidad,  el  nivel  regional  es  el  nivel 
principal  para  la  implantación  de  las  políticas  públicas.  De  acuerdo  con  esta  lógica,  las  23  direcciones 
ministeriales  regionales  se  han  fusionado  en  8,  con  un  diseño  que  refleja  aproximadamente  los  nuevos 
“superministerios” creados (véase más arriba). 

Desde  2010,  el  prefecto  regional  se  considera  como  la  pieza  clave  para  cohesionar  y  coordinar  la  acción 
estatal  en  las  regiones.  En  total  hay  26  prefectos  regionales.  Formalmente,  los  prefectos  regionales  han 
aumentado su poder sobre estas direcciones regionales, así como también ha aumentado el poder sobre 
24 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

otros servicios periféricos. Adicionalmente, los prefectos regionales tienen poder formal sobre los prefectos 
departamentales, excepto en los temas de orden público, en los que los prefectos departamentales tienen 
cierta  autonomía.  Al  mismo  tiempo,  los  prefectos  departamentales  han  incrementado  sus  poderes 
interministeriales al tener una mayor capacidad para coordinar los servicios ministeriales periféricos en el 
departamento;  pero  esto  no  quiere  decir  que  en  la  realidad  sean  capaces  de  ejercer  siempre  esa 
coordinación,  pues  hay  unidades  ministeriales  que  tienen  una  gran  autonomía  de  servicio  como  las 
inspecciones  de educación primaria y secundaria y las unidades de finanzas públicas. Tanto el presidente 
como el primer ministro y los ministros tienen relación frecuente con los prefectos regionales, reforzando 
la  capacidad  del  núcleo  del  poder  ejecutivo  de  coordinar  y  dar  coherencia  a  todo  el  sistema  (Bezes  /  Le 
Lidec 2011). 

La acumulación de mandatos 
La  acumulación  de  mandatos  sirve  para  comprender  cómo  el  sistema  político  se  ha  adaptado  para 
equilibrar  la  centralización  del  sistema  administrativo.  Esta  acumulación  de  mandatos  no  está  favorecida 
únicamente por la instauración de una cámara territorial nacional, el Senado, cuyos miembros son elegidos 
por un colegio electoral formado por todos los cargos electos territoriales, sino también por la combinación 
al  mismo  tiempo  o  sucesivamente  de  cargos  electos  en  varias  asambleas  políticas  —locales,  regionales, 
nacional y europea—, o la ocupación sucesiva de puestos en la Administración central y en las entidades 
locales.  Por  ejemplo,  Jacques  Chirac,  Presidente  de  la  República,  fue  previamente  alcalde  de  París. 
Abundantes datos muestran que la acumulación de mandatos es un fenómeno que ha experimentado una 
evolución  expansiva  durante  los  años  setenta  y  los  ochenta.  Por  ejemplo,  en  1997,  aproximadamente  la 
mitad  de  los  577  diputados  de  la  Asamblea  eran  alcaldes.  De  éstos,  121  diputados  eran  alcaldes  de 
ciudades  con  más  de  20.000  habitantes  (Sadran  1997).  En  2009,  sólo  76  diputados  (alrededor  del  13  por 
ciento)  de  la  Asamblea  Nacional  no  tenían  ningún  cargo  electo  en  el  municipio,  el  departamento  o  la 
región; en el Senado, 90 senadores, es decir, un 26 por ciento de los 343 senadores estaban en la misma 
situación.  Algunos  casos  extremos  han  generado  numerosas  críticas  así  como  cierta  disfuncionalidad  del 
sistema, que se tratará más abajo (Bach 2009). 

La coordinación entre todos estos niveles territoriales de gobierno se realiza, aparte de otros mecanismos 
organizativos  formales,  a  partir  de  esta  acumulación  de  mandatos,  que  también  exhibe  elementos 
disfuncionales.  En  1985  se  detectó  un  caso  extremo.  Jean  Lecanuet  era  alcalde  de  Rouen,  diputado  del 
Parlamento europeo, senador, presidente del consejo del departamento Seine‐Maritiem y miembro electo 
del consejo regional. Esto pudo ocasionar la limitación en 1985 a  dos el número máximo de puestos que un 
político  local podía desempañar de la siguiente lista: diputado nacional, senador, miembro del Parlamento 
Europeo,  alcalde  de  un  municipio  de  más  de  20000  habitantes,  o  miembro  de  la  asamblea  del 
departamento o de la región. Esta ley no fue muy eficaz, pues los políticos consiguieron encontrar modos 
de evadir la ley. Un alcalde, por ejemplo, daría el control del municipio a un vice‐alcalde, que mantendría el 
puesto hasta que se redujeran el número de puestos del primero. El ex alcalde todavía podría ejercer cierto 
control de la actividad municipal de manera informal (Loughlin 2007).  

La acumulación de mandatos, como síntoma de la excepcionalidad francesa, ha sido funcional para acercar 
la  política  nacional  hacia  las  autoridades  locales.  No  obstante,  la  excesiva  acumulación  de  mandatos  ha 
hecho que las desventajas superen a las ventajas. Las ventajas que la acumulación de mandatos presenta 
son  las  siguientes  (Sadran  2000):  a)  Integra  la  negociación  política  de  una  periferia  considerablemente 
fragmentada. b) Acumula recursos aumentando el número de interdependencias estratégicas del sistema, 
no  sólo  entre  diferentes  asambleas  territoriales,  sino  entre  políticos  nacionales,  funcionarios,  políticos 

25 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

locales y empresarios. c) Reduce el número de representantes. En el lado negativo, queda el hecho de que 
los recursos se distribuyen desigualmente, consiguiendo más recursos los que más mandatos acumulan; y 
se fomenta el absentismo en las asambleas representativas al tener el cumulard que optar a veces entre 
tratar los asuntos locales o asistir a una sesión de otra asamblea. 

A  pesar  de  la  importancia  de  la  Administración  central,  no  debe  desdeñarse  la  centralidad  local  en  la 
discusión de los temas territoriales. Los políticos locales tienen una capacidad considerable para influir en la 
política  nacional  que  afecta  al  territorio  a  través  de  varios  mecanismos.  Los  dos  principales  son  la 
acumulación de mandatos y el papel desempeñado por el Senado en las decisiones que afectan al ámbito 
local.  Los  miembros  del  Senado  son  elegidos  por  los  cargos  electos  de  las  entidades  locales,  que  se 
constituyen  en  un  colegio  de  grandes  electores.  El  Senado  no  puede  vetar  aquellas  disposiciones 
legislativas que lesionen los intereses locales; sin embargo, el Senado está dotado de un verdadero poder 
de veto, dado que el Gobierno no se arriesgaría a imponer reformas importantes que no tuvieran el visto 
bueno del Senado (Mény 1991: 128). Por ejemplo, la Comisión de las Finanzas Locales, que está involucrada 
en  la  negociación  de  las  transferencias  de  solidaridad  interterritorial  del  gobierno  francés,  está  presidida 
por un senador del partido de la oposición. Las características del sistema político francés hacen que esta 
Comisión tenga un poder considerable.  

La cooperación intermunicipal 
Las fórmulas organizativas para fomentar la cooperación municipal son numerosas, aunque no todas ellas 
han  tenido  el  mismo  éxito.  En  esta  sección  se  da  cuenta  de  cómo  ha  evolucionado  la  cooperación 
intermunicipal  y  cuál  es  su  impacto.  En  el  ámbito  organizativo‐institucional,  habría  que  destacar  la 
importancia que tienen los establecimientos públicos de cooperación intermunicipal (EPCI). 

Ante  la  incapacidad  de  la  Administración  central  de  solucionar  la  fragmentación  municipal  mediante 
fusiones  de  municipios,  se  ha  fomentado  la  creación  de  EPCIs.  Los  antecedentes  de  los  EPCIs    actuales 
aparecieron  en  1890  con  la  creación  del  SIVU  (syndicat  à  vocation  unique).  El  SIVU  es  una  especie  de 
mancomunidad  de  varios  municipios  que  se  asocian  para  prestar  un  único  servicio,  como  el  proceso  de 
electrificación, el abastecimiento de agua o para prestar servicios que superaban el ámbito de un municipio 
como  el  transporte  o  las  cuestiones  medioambientales.  Desde  entonces  han  surgido  varias  fórmulas 
intermunicipales, con lo que se muestra la capacidad inventiva de las autoridades francesas para atajar el 
problema  crónico  de  la  fragmentación  municipal.  Los  sindicatos  mixtos  surgieron  para  propiciar  la 
colaboración  de  los  municipios,  los  departamentos  y  las  agencias  locales.  Posteriormente,  se  crearon  los 
SIVOM  (syndicat  à  vocation  multiple),  que  no  se  ceñirían  a  la  colaboración  en  un  único  servicio  sino  en 
varios. Con estas fórmulas, los municipios se mancomunan para prestar un servicio en común y aportan los 
fondos  necesarios  para  costear  la  gestión  del  servicio.  La  fórmula  del  syndicat  ha  sido  exitosa.  En  2011 
había  10789  SIVUs,  1395  SIVOMs  y  3194  sindicatos  mixtos2.  Sin  embargo,  esta  fórmula  asociativa  no  ha 
solucionado  los  retos  que tienen  las  corporaciones  locales,  pues  son  fórmulas  que  presentan  un  carácter 
muy  “liberal”.  Los  municipios  tienen  un  considerable  grado  de  autonomía  y  pueden  cooperar  cuando  lo 
desean, cómo deseen y en aquellas áreas que consideren oportuno. Se asemejan a las mancomunidades en 
España. 

                                                            
2
 
http://www.dgcl.interieur.gouv.fr/sections/les_collectivites_te/intercommunalite/intercommunalite_en/bilan_statistique/ 
Consultada el 19 de septiembre de 2011. 
26 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

En  este  contexto  se  publicó  en  1992  una  ley  marco  sobre  la  Administración  territorial  de  la  República 
abriendo un paso intermedio entre el modelo de fusión de municipios (que nunca tendría éxito en Francia 
por el arraigo del municipalismo) y el modelo flexible, pero bastante ineficaz del syndicat. Esta nueva ley se 
basaba en cuatro principios:  

a) Enfoque de planificación territorial. Para conseguir una planificación territorial adecuada, se creaba 
una entidad en cada departamento, la comisión departamental de la cooperación intermunicipal. 
Esta  comisión  está  presidida  por  el  prefecto  que  tiene  como  función  el  diseñar  la  política 
departamental de la cooperación intermunicipal. 

b) Transferencia  obligatoria  de  competencias.  En  vez  de  dejar  a  la  voluntad  de  los  municipios 
participantes  la  transferencia  de  ciertas  funciones  y  competencias,  la  ley  define  qué  funciones 
deben  transferirse.  En  las  áreas  de  desarrollo  económico  y  de  planeación  espacial,  esta 
transferencia es obligatoria. 

c) Recursos  propios.  Los  syndicats  estaban  financiados  por  las  aportaciones  de  los  miembros.  En 
cambio, las nuevas asociaciones intermunicipales tienen recursos propios mediante la utilización de 
un porcentaje de los impuestos locales o mediante la asignación del impuesto profesional. A estos 
recursos propios se añaden las subvenciones estatales. La subvención más importante del Estado 
es la dotación global de funcionamiento, así como la dotación de desarrollo rural para los casos en 
los que se aplica. 

d) Cooperación  obligatoria.  Se  concedía  el  poder  al  prefecto  de  obligar  a  una  municipalidad  a 
cooperar  una  vez  que  se  hubieran  acordado  los  límites  intermunicipales.  La  obligación  del 
municipio  a  participar  en  las  actividades  de  la  asociación  se  produciría  cada  vez  que  hubiera 
acuerdo favorable a participar de dos tercios de los municipios que representaran la mitad de toda 
la población de la entidad asociativa.  

Sin embargo, estos principios no se cumplieron, porque los prefectos no obligaron a la cooperación y ésta 
se basó en el principio de voluntariedad. Una vez más, esta ley dejó operativas las estructuras asociativas 
existentes (por ejemplo, los syndicats), en vez de suprimirlas, como consecuencia del enfoque de milhojas 
institucional con el que se han realizado las reformas territoriales en Francia. Posteriormente en 1999, la 
ley Chevènement abolió las comunidades de villas y los distritos urbanos (fórmulas asociativas del pasado 
que habían fracasado), mientras que creaba las comunidades de aglomeración.  

Para  integrarse  en  un  EPCI,  debe  darse  continuidad  territorial  entre  los  municipios.  La  propuesta  de 
creación  de  la  asociación  parte  del  prefecto,  y  la  decisión  definitiva  es  adoptada  por  los  alcaldes  de  los 
municipios propuestos. El órgano dirigente del EPCI, la asamblea, está compuesto por los cargos electos de 
los  consejos  municipales  integrantes.  Con  la  creación  de  las  EPCIs  deben  transferirse  las  competencias 
obligatorias  —desarrollo  económico,  ordenación  del  territorio,  transportes—,  las  voluntarias  que  se 
estimen  oportunas  —como  los  equipamientos  culturales  y  deportivos,  políticas  de  saneamiento,  cuidado 
de las vías urbanas…—, y el personal necesario para prestar adecuadamente los servicios citados. 

La  financiación  de  la  asociación  se  realiza  mediante  impuestos  directos  recaudados  por  el  EPCI.  Esta 
financiación  se  basa  fundamentalmente  en  el  impuesto  profesional.  Este  impuesto  supone  casi  el  50  por 
ciento de los ingresos de la comuna por vía impositiva. La transferencia de este impuesto al EPCI tiene una 
ventaja:  la  fijación  de  un  tipo  único  evita  la  competencia  entre  municipios  vecinos  por  la  atracción  de 
inversión  privada.  Dado  que  este  impuesto  corre  riesgos  de  subidas  y  bajadas  poco  controlables  por  los 
27 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

poderes locales, también se permite que el EPCI apruebe otros impuestos, de forma que la asociación tiene 
a  su  disposición  los  mecanismos  financieros  que  le  permiten  adaptar  su  capacidad  de  recaudación  a  las 
necesidades de inversión. Además, en los cinco primeros años de su constitución, estas asociaciones gozan 
de incentivos financieros por parte del Estado.  

En cualquier caso, ninguna de estas entidades posee una legitimidad democrática, pues los miembros del 
consejo  intermunicipal  son  nombrados  por  los  respectivos  municipios  asociados.  Por  tanto,  se  da  la 
paradoja  de  que  estas  entidades  pueden  recaudar  impuestos  pero  no  rinden  cuentas  directas  ante  los 
ciudadanos mediante las elecciones. 

Los  tres  EPCIs  propuestos  por  la  ley  están  destinados  a  umbrales  demográficos  diferentes.  Las 
communautés  de  communes  (comunidades  de  comunas)  se  dirigen  a  los  inframunicipios  que  no  superen 
conjuntamente los 50.000 habitantes; las communautés d'agglomération  (comunidades de aglomeración) 
se  centran  en  la  franja  de  50.000  a  500.000  habitantes,  y  las  communautés  urbaines  (comunidades 
urbanas) se refieren a las mayores de 500.000.  

El  número  de  EPCIs  no  ha  parado  de  aumentar  desde  1992.  Las  comunidades  de  comunas,  destinadas  a 
superar  la  eterna  fragmentación  rural,  pasaron  de  193  en  1993  a  2409  en  20113.  Se  crearon  dos 
importantes  comunidades urbanas, como la de  Marsella y Nantes, que agrupan respectivamente 19 y  21 
comunas, y asocian respectivamente 993.144 y 562.726 habitantes. Las comunidades de aglomeración, que 
sustituían a las fracasadas communautés de villes, eran 181 en 2011.  

En 2001 se intentó instaurar un sistema para mejorar los servicios prestados a los ciudadanos en municipios 
rurales  dispersos.  Previamente  en  1995  se  había  introducido  el  concepto  de  pays  como  un  espacio 
coherente desde el punto de vista geográfico, cultural, económico y social como para crear una comunidad 
de intereses comunes. El pays articularía otro tipo de cooperación intermunicipal. 

La comunidad de aglomeración y el pays se diferencian en tres aspectos según Loughlin (2007). En primer 
lugar, la aglomeración es una asociación de municipios con el estatuto jurídico de un établissement public. 
Es una institución de gobierno local que desempeña unas competencias y unas funciones que le han sido 
delegadas por los municipios miembros de la asociación. En cambio, el pays no es una entidad local sino 
una agrupación de municipios que se unen para impulsar un proyecto de desarrollo económico y social. En 
segundo lugar, los límites territoriales del pays se definen en torno a características económicas, mientras 
que la comunidad de aglomeración se define tomando como base las pautas de residencia. El territorio del 
pays  elegido  por  los  municipios  asociado  debería  tener  una  cohesión  geográfica,  económica,  cultural  y 
social y este territorio no debería estar constreñido por límites administrativos ni tampoco existen límites 
de tamaño de población  para definir el pays. En cambio, la aglomeración debe adaptarse a las divisiones 
administrativas existentes y debe respetar los límites de tamaño poblacional. En tercer lugar, cada tipo de 
asociación cumple funciones diferentes. El pays se  centra en  el diseño e implantación  de un proyecto  de 
desarrollo mientras que la aglomeración se preocupa más bien de la prestación de servicios como los otros 
EPCIs.  El  pays  es  flexible  y  a  partir  de  la  generación  de  un  proyecto  tiene  la  posibilidad  de  firmar  un 
contrato de desarrollo con la asamblea regional. En esta perspectiva, la organización del pays es mínima, lo 
suficiente  como  para  formular  su  programa  de  desarrollo  y  firmar  contratos  con  las  distintas  partes 
                                                            
3
 
http://www.dgcl.interieur.gouv.fr/sections/les_collectivites_te/intercommunalite/intercommunalite_en/bilan_statistique/ 
consultado en 19 septiembre 2011. 
28 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

involucradas  en  la  financiación  del  proyecto  (región  o  Estado).  Finalmente,  en  el  pays  está  presente  la 
sociedad  civil  con  una  representación  equilibrada  en  el  consejo  del  desarrollo  sostenible  (conseil  de 
développement durable (CDD). Los políticos no están excluidos de este consejo, pero deben constituir una 
minoría de toda la representación. En cambio, el órgano de decisión de los EPCIs está conformado por los 
cargos  electos  de  los  municipios  integrados  en  esta  entidad.  Los  miembros  del  Consejo  de  Desarrollo 
Sostenible solicitan un  proyecto y  definen sus límites territoriales en una Carta. La decisión final sobre  la 
creación del pays recae en el prefecto regional, que lo aprueba y define sus límites territoriales. El pays no 
se ciñe al área rural, pues también se puede aplicar a áreas urbanas, aunque parece que el pays ha tenido 
una mayor implantación en la Francia rural. 

Detrás  de  las  asociaciones  intermunicipales  no  existe  sino  el  intento  de  una  fusión  velada.  Se  está 
articulando un sistema en forma de malla, no de pirámide jerárquica, que permite realizar economías de 
escala. En este tejido, salen ganando tanto los prefectos como los alcaldes. Los prefectos se convierten en 
árbitros y estrategas que buscan la creación de EPCIs y la ampliación de los existentes. Los alcaldes ganan 
porque podrán hacer aquello que con sus recursos no podían, sin perder la legitimidad de las elecciones. 
Los ciudadanos salen ganando, al conseguir más servicios de los que antes disfrutaban. Sin embargo, existe 
un  aspecto  negativo  relacionado  con  el  hecho  de  que  el  vínculo  de  responsabilidad  entre  las  EPCIs  y  los 
ciudadanos  se  aleja  considerablemente,  por  no  poder  elegir  a  sus  miembros.  Entusiasmado  con  las 
asociaciones  intermunicipales,  Pierre  Mauroy,  presidente  de  la  communauté  urbaine  de  Lille  Métropole, 
auguraba  que  los  EPCIs  deberían  pasar  por  el  filtro  de  las  elecciones  de  sufragio  universal  directo  en  un 
tiempo  no  muy  lejano,  que  él  fechaba  en  2007  (Mauroy  2000),  sin  embargo,  esta  predicción  no  se  ha 
materializado aún.  

En lo que respecta a la transformación del poder estatal sobre el territorio, las elites nacionales iniciaron y 
moldearon  el  proceso  desde  el  principio,  cambiando  considerablemente  las  reglas  del  juego.  En  la  fase 
actual,  las  relaciones  Estado‐periferia  han  pasado  de  la  dominación  del  centro  a  la  centralidad  de  la 
periferia.  Aunque  el  Estado  francés  descentralizado  no  tiene  nada  que  ver  con  los  Estados  federales  o 
regionales vecinos, en los que el poder territorial (sobre todo del nivel regional) es superior desde el punto 
de vista de las competencias y de los recursos, los cambios operados en este ámbito son sustantivos. Aún 
quedan  tareas  pendientes  en  el  ámbito  territorial,  pues  la  disminución  del  número  de  comunas  no  ha 
fructificado, con lo que la prestación de servicios pretendidamente igual para todos los ciudadanos se ve 
resentida.  La  solución  a  este  problema  se  está  planteando  mediante  las  asociaciones  intermunicipales, 
frente  a  la  estrategia  fallida  del  pasado  de  la  fusión  de  municipios.  Los  resultados  provisionales  parecen 
mostrar que la asociación intermunicipal está siendo un éxito. Probablemente seguirá existiendo la patria 
chica como noción, pero a ello se superpondrá un ente con mayor capacidad de gasto y autonomía fiscal. Si 
el fenómeno se generaliza, los franceses tendrán que plantearse la elección directa de los nuevos entes y 
mantener, quizá de una manera simbólica, la elección del alcalde de su pueblo. 

La reforma de la administración pública 
En general, parece que el peso del Estado en la economía se ha reducido y ha cambiado de naturaleza; la 
función de la Administración central está transitando desde la prestación directa hacia la planificación y la 
regulación; las administraciones territoriales han ido adquiriendo cada vez un protagonismo más relevante 
y el Parlamento tiene un mayor control sobre el poder ejecutivo gracias al ley presupuestaria implantada 
desde 2006.  

Para renovar la Administración nacional se han propuesto diversas medidas:  
29 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

a) Implantación del enfoque de la gestión de la calidad en el sector público. 

b) Aumento  de  la  responsabilidad  de  los  directivos  públicos  mediante  la  implantación  de  la  gestión 
estratégica  participativa  y  la  creación  posterior  de  centres  de  responsabilité  más  flexibles  en  la 
gestión de recursos humanos y presupuestarios. 

c) Desconcentración de los servicios centrales y "deslocalización" de los servicios parisinos.  

d) Control  del  poder  ejecutivo  por  parte  del  Parlamento  a  través  del  presupuesto  con  un  impacto 
considerable en cómo se administran los fondos públicos. Se está produciendo una transición del 
énfasis  en  los  recursos  que  se  tienen  para  las  actuaciones  públicas  hacia  los  resultados  que  se 
pretenden conseguir. 

Todas estas iniciativas han estado de forma discontinua en la agenda política de los gobiernos de la nación, 
y una lectura apresurada de las mismas nos remite a los principios inspiradores de la Nueva Gestión Pública 
(véase el tema de las Estructuras administrativas en perspectiva comparada); pero la reforma gerencial no 
ha aparecido verdaderamente hasta 2006 con la implantación de la ley presupuestaria (LOLF).  

La  reforma  más  importante  para  conseguir  una  mayor  disciplina  fiscal  se  vincula  a  la  reforma  sobre  la 
legislación presupuestaria. En 2001 se aprobó la LOLF (Loi Organique Relative aux lois de finances). Las dos 
cámaras aprobaron casi por unanimidad esta ley, con el visto bueno de todos los partidos. Esta unanimidad 
es bastante rara en las asambleas legislativas francesas. Su implantación comenzó en 2006. El origen de la 
ley  fue  una  apuesta  del  Parlamento,  con  acuerdo  y  trabajo  conjunto  de  los  partidos  con  mayor 
representación,  para  aumentar  el  control  parlamentario  sobre  el  presupuesto  a  través  de  un  sistema  de 
indicadores. La reforma se centró en cambiar el formato y los contenidos del presupuesto, alejándose del 
presupuesto  por  ítems  y  encaminándose  a  una  presupuestación  marco,  basada  principalmente  en  el 
rendimiento  organizativo.  Se  intentaba  que  los  directivos  se  concentren  mayormente  en  los  resultados 
(productos  e  impactos)  de  la  actuación  pública.  El  presupuesto  programático  se  alineó  en  torno  a  40 
misiones  que  se  corresponden  con  132  programas  a  los  que  se  asignan  las  partidas  presupuestarias.  El 
cambio  del  formato  del  presupuesto  se  ha  acompañado  de  la  implantación  de  un  sistema  de  gestión  del 
rendimiento  organizativo.  Anualmente,  los  ministros  y  los  gestores  de  los  programas  tienen  que 
comprometerse  a  alcanzar  determinadas  metas  y  objetivos,  que  plasman  en  los  Planes  Anuales  de 
Rendimiento, que constituyen el anexo de los presupuestos generales del Estado para ese año. Después de 
haberse  ejecutado  el  presupuesto,  los  ministerios  de  gasto  tienen  que  enviar  a  los  diputados  y  a  los 
senadores  un  Informe  Anual  de  Rendimiento.  En  estos  informes  se  explica  el  nivel  de  rendimiento 
alcanzado  en  relación  a  los  recursos  que  se  les  ha  asignado.  Adicionalmente,  la  ley  presupuestaria  ha 
dotado mayores poderes de investigación y auditoría al parlamento. 

La  ley  presupuestaria  también  ha  cambiado  las  relaciones  internas  de  la  burocracia  mediante  el 
fortalecimiento  de  la  Dirección  del  Presupuesto.  Esta  Dirección  hace  un  seguimiento  de  los  objetivos  e 
indicadores de los programas y subprogramas. Por otro lado, la autonomía de los directores de programa 
choca con la jerarquía ministerial, pues estas organizaciones están solapadas. Esto ha ocasionado que los 
ministerios  centrales  hayan  desarrollado  distintas  estrategias,  con  la  autorización  de  la  Dirección  del 
Presupuesto, para limitar el uso del presupuesto marco en las delegaciones periféricas mediante fórmulas 
diversas.  Otro  punto  débil  del  sistema  es  la  existencia  de  demasiados  subprogramas  (18000 
aproximadamente), lo que ha ocasionado la fragmentación y la dispersión de los poderes presupuestarios 
en vez de concentrarlos (Bezes / Le Lidec 2011). 

30 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

El presupuesto anterior a la LOLF tenía unas 850 líneas presupuestarias separadas con una posibilidad muy 
limitada para transferir recursos entre líneas diferentes. Estas líneas se correspondían con las Direcciones 
(o  Direcciones  Generales),  unidades  internas  de  los  ministerios.  El  sistema  que  lo  reemplaza  con  40 
misiones  y  132  programas  es  transversal  a  varios  departamentos.  Por  ejemplo,  hay  una  misión  que  es 
investigación y grados universitarios. Anteriormente el presupuesto se articulaba en torno al departamento 
de Educación. Ahora, el ministerio de Educación solamente gestiona 6 de los 13 programas incluidos en la 
misión de investigación y  enseñanza universitaria. No obstante, aunque las misiones sean transversales y 
varios ministerios participen de ellas, un departamento lleva el liderazgo de una misión determinada. Los 
ministerios  tienen  muchas  menos  misiones  que  direcciones.  La  unidad  presupuestaria  es  el  programa, 
mucho  más  amplio  que  el  capítulo  presupuestario  que  reemplaza.  Cada  programa  está  dirigido  por  un 
funcionario, que es el director del programa. De nuevo, hay menos directores de programas que directores 
(de direcciones). En este sentido, los superiores de las direcciones tienen un papel jerárquico más débil que 
los directores de programa, quienes tienen la autoridad jerárquica sobre el programa. Cada programa tiene 
su  presupuesto  operativo.  Frente  a  la  situación  anterior,  existe  ahora  mayor  libertad  para  transferir 
recursos  entre  categorías  de  gasto  dentro  de  los  programas  (por  ejemplo,  operaciones,  inversiones, 
intervención). Hay algunas limitaciones a esta transferabilidad. Créditos destinados a costear la nómina de 
personal pueden ser transferidos a otras partidas que no son de personal, pero no se puede transferir de 
otras  partidas  a  la  de  personal,  para  evitar  la  inflación  de  personal.  De  esta  forma  la  eficiencia  en  la 
ejecución de los programas se puede conseguir mediante la reducción de los costes de personal. Esto ya se 
ha  practicado  antes  y  durante  la  crisis  mediante  una  tasa  de  reposición  que  sólo  permitía  contratar  a un 
nuevo funcionario por cada dos funcionarios que alcanzaban la edad de jubilación. De esta forma, con la 
LOLF se debilita la capacidad que tenían los cuerpos para reclutar personal (Cole 2010).  

El control del parlamento sobre el presupuesto ha aumentado. En la actualidad, los diputados, en vez de 
votar en bloque el presupuesto, pueden votar cada cláusula de los programas. Cada programa se acompaña 
de  un  documento  en  el  que  se  explican  los  objetivos  alcanzados  en  áreas  como  la  seguridad  vial,  la 
recolección  de  tasas  o  la  educación  primaria.  Frente  al  sistema  anterior,  cualquier  desviación 
presupuestaria ya no puede ser aprobada por el gobierno sino por el parlamento. La misma propuesta de 
los programas presupuestarios puede ser ahora cambiada mediante la intervención de los parlamentarios, 
por lo que la responsabilidad de los directores de programa es mucho mayor que en el pasado. 

Finalmente,  la  LOLF  ha  debilitado  la  base  territorial  de  la  Administración  francesa,  especialmente  los 
prefectos, ya que se favoreció a los ministerios y no se empleó para tener un mejor control horizontal de 
los servicios periféricos del Estado bajo la supervisión del prefecto (Bezes / Le Lidec 2011). 

Referencias bibliográficas 
Allix  y  Van  Thiel  (2005)  Rouban,  Luc  (1999)  "The  Senior  Civil  Service  in  France",  en:  Edward  C.  Page  y 
Vincent  Wright  (eds.),  Bureaucratic  Élites  in  Western  European  States.  Oxford,  Oxford  University 
Press, pp.: 65‐89.  

Bach, L. (2009). “Faut‐il interdire le cumul des mandats” in chapter 4 of PhD dissertation, EHESS‐PSE. 

Bezes, P. y P. Le Lidec (2011) “Steering from the Centre in France in the 2000s.When Reorganizations meet 
Politicization”  in  Dahlstrom,  C.,  Pierre  J.,  Peters,  B.G.,  (eds.),  Steering  from  the  centre. 
Strengthening Political Control in Western Democracies, Toronto, University of Toronto Press. 

31 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Bezes, P., ∙ A. L. Fimreite,  P. Lægreid, / P. Le Lidec  (2010) Reorganizing  the  Modern State in Comparative 


Perspective:  Specialization  and  Integration  in  Norway  and  France,  Stein  Rokkan  Center  for  Social 
Studies, working paper, 14‐2010. 

Bezes,  Ph.    y  P.  Le  Lidec  (2007)  “French  Top  Civil  Servants  Within  Changing  Configurations :  From 
Monopolization to Contested Places and Roles ? en: Page, Edward C. y Vincent Wright (eds.) (2007), 
From the Active to the Enabling State, Hampshire, Palgrave, pp. 121‐163. 

Bricq,  N.  (2007)  Rapport  d’  information  no.  355  sur  le  dispositive  des  agencies  en  matière  de  sécurité 
sanitaire. Paris: Sénat, comisión de Finanzas. 

Cady, Jean‐Christian (1996) "Local Government", en: AAVV, An Introduction to French Administration. Paris, 
Institut International d'Administration Publique, pp.: 121‐132.  

Carcassonne,  Guy  (1997)  "Les  rapports  du  Président  française  et  du  Premier  Ministre",  Revue  Française 
d'Administration  Publique,  83,  pp.:  397‐409.  Oberdorff,  Henri  (1997)  "L'Administration  des 
Sommets de l'Etat en France", Revue Française d'Administration Publique, 83, pp.: 411‐421.  

Cassese,  Sabino  (1987)  "L'Administration  publique  italienne",  Annuaire  Européen  d'Administration 


Publique, X, pp.: 110‐124.  

Chevallier,  Y.  (2006)  La  gestion  des  ressources  humaines  dans  le  contexte  de  la  LOLF,  Les  Cahiers  de  la 
fonction publique et de l’Administration, 255, pp. 8–12. 

Christensen, J. G., Gregory, R. (2008) Public personnel policies and personnel administration, In: Derlien, H‐
U. and Peters, B. Guy (eds.). State at Work. Vol. 2. Edward Elgar, p. 192–225. 

Cole, Alistair (2010): State Reform in France: From Public Service to Public Management?, Perspectives on 
European Politics and Society, 11:4, 343‐357 

DGCL (2011) Les finances des collectivités locales en 2011. Paris. 

Dreyfus, Françoise y François d'Arcy (1997) Les institutions politiques et administratives de la France. Paris, 
Economica.  

Eymeri, Jean‐Michel (2001) La fabrique des énarques. Paris, Economica.  

Hayward Gohin, Olivier (1996) "The Organization of Ministerial Departments", en: AAVV, An Introduction to 
French Administration. Paris, Institut International d'Administration Publique, pp.: 79‐84.  

Keating,  Michael    y  A.  Midwinter  (1994)  "The  Politics  of  Central‐local  Grants  in  Britain  and  France", 
Government and Policy, 12, 2, pp.: 177‐194.  

Le Galès, Patrick (1993) Politique urbaine et développement local. Paris, L'Harmattan.  

Loughlin, John (2007), Subnational Government : the French experience. London, Palgrave. 

Mabileau, Albert (1994) Le système local en France. Paris, Montchrestien.  

Mauroy, Pierre (2000) "La coopération intercommunale", Pouvoirs, 95, pp.: 33‐42.  

Mény, Yves (1991) Le système politique français. Paris, Montchrestien.  
32 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Négrier, Emmanuel (1999) "The Changing Role of French Local Government", West European Politics, 22, 4, 
pp.: 120‐140.  

OECD (2011) Governance at Glance. Paris: OECD. 

Quermonne, Jean‐Louis (1991) L'Appareil administratif de l'État. Paris, Seuil.  

Quermonne, Jean‐Louis (1994) "La 'mise en examen' des cabinets ministériels", Pouvoirs, 68, pp.: 61‐75.  

Rials, Stéphane (1989) Le Premier ministre. Paris, PUF.  

Rouban,  L.  (2003)  "L'Inspection  générale  des  Finances  1958‐2000:  Quarante  ans  de  pantouflage."  Cahiers 
de CEVIPOF 31. 

Rouban, Luc (1998) "La politisation des fonctionnaires en France: obstacle ou nécessité?", Revue Française 
d'Administration Publique, 86, pp.: 167‐182.  

Sadran, Pierre (1997) Le système administratif français. Paris, Montchrestien.  

Sadran, Pierre (2000) "Le maire dans le cursus politique : note sur une singularité française", Pouvoirs, 95, 
pp.: 87‐101.  

Safran, W. (1998) "France", en: M. Donald Hancock (ed.), Politics in Western Europe. London, Macmillan, 
pp.: 117‐214.  

Schoettl,  Jean‐Eric  (1996)  "The  Government's  General  Secretariat",  en:  AAVV,  An  Introduction  to  French 
Administration. Paris, Institut International d'Administration Publique, pp.: 85‐95.  

Suleiman, E. N. (1974) Politics, Power and Bureaucracy in France. Princeton: Princeton University Press. 

Thiébault,  J‐L.  (1988)  "France:  Cabinet  Decision‐Making  under  the  Fifth  Republic",  en:  Jean  Blondel  y 
Ferdinand Müller‐Rommel (eds.), Cabinets in Western Europe. London, Macmillan, pp.: 86‐101.  

Vandelli, Luciano (1992) El poder local. Su origen en la Francia revolucionaria y su futuro en la Europa de las 
regiones. Madrid, Ministerio para las Administraciones Públicas.  

Worms, J. P. (1966) "Le préfet et ses notables", Sociologie du Travail, 3  

Wright, Vincent y Jack Hayward (2000) "Governing from the Centre: Policy Co‐ordination in Six  European 
Core Executives", en: R.A.W. Rhodes, Transforming British Government. Volumen 2: Changing Roles 
and Relationships. London, Macmillan  

Ziller,  Jacques  (1993)  Administrations  comparées.  Les  systèmes  politico‐administratifs  de  l'Europe  des 
Douze. Paris, Montchrestien.  

33 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tema 11. Canadá


César Colino
El contexto .............................................................................................................................................. 1
El poder ejecutivo y la administración federal: estructuras políticas y administrativas ........................ 2
El Primer Ministro, el consejo de ministros (Cabinet) y sus órganos de apoyo ................................. 3
Los ministerios: departamentos ministeriales, ministros y carteras .................................................. 4
La organización ministerial: el papel de los viceministros ................................................................. 5
Otros organismos: organismos autónomos, agencias y empresas públicas de la corona ................. 6
La función pública ................................................................................................................................... 7
El modelo de función pública de carrera profesional: estatuto y selección ...................................... 7
El tamaño de la función pública canadiense en sus diferentes niveles.............................................. 9
Política y administración: personal político y politización de las elites administrativas federales .. 11
Las administraciones territoriales: provincias y entes locales .............................................................. 12
Los ejecutivos provinciales: los Premiers, consejos de gobierno y estructuras de apoyo ............... 13
Las administraciones provinciales: ministerios y organismos autónomos....................................... 14
Los gobiernos locales: la diversidad de plantas locales en las provincias ........................................ 15
Las relaciones intergubernamentales ................................................................................................... 17
El sistema federal canadiense .......................................................................................................... 17
La relaciones verticales y horizontales ............................................................................................. 18
La reforma de la administración pública canadiense ........................................................................... 20
Bibliografía ............................................................................................................................................ 23

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

El contexto
Para comprender las peculiaridades del sistema político administrativo canadiense hay que repasar
brevemente su historia. El territorio canadiense fue ocupado por franceses y británicos cada uno de
los cuales trajeron su lengua, su propio sistema de gobierno, leyes y cultura. Tras una larga guerra,
en 1763 todo el territorio quedó bajo el dominio británico. El país se formó en 1867 por la unión de
las colonias británicas del norte de América a través de la Ley de la Norteamérica Británica (British
North America Act) de 1867 en 1949 se unieron las provincias de Terranova y Labrador. A pesar del
Estatuto de Westminster de 1931, que dio a Canadá el control total de su política exterior y de
defensa y el comercio, y permitía al parlamento canadiense enmendar o rechazar las leyes
británicas, Canadá siguió siendo constitucionalmente una colonia e Gran Bretaña. El parlamento
canadiense debía solicitar al parlamento del Reino Unido votar toda reforma a la constitución
canadiense. Aunque una ley del parlamento británico en 1949 dio ciertos poderes de reforma de la
constitución al parlamento canadiense, no era todavía posible cambiar fundamentalmente la
constitución canadiense. Además, el gobierno federal y los gobiernos provinciales no pudieron por
muchos años ponerse de acuerdo con respecto a estas reformas. No fue hasta 1982, con la Ley
constitucional sobre Canadá (The Canada Act) que se produjo el cese del poder del Parlamento
Británico sobre Canadá y la "repatriación" de la Constitución (Forsey 2010).
La repatriación de la constitución canadiense fue objeto de largas negociaciones entre el gobierno
federal y las provincias, que trataban de impedir que con la nueva constitución su poder se redujera
frente al poder federal. Después de numerosas negociaciones se llegó a un acuerdo entre el primer
ministro canadiense Pierre Elliott Trudeau y el conjunto de los primeros ministros provinciales, con
la única excepción de la provincia francófona de Quebec, que se apartó de las negociaciones en el
último minuto (Graham 2011).
La Constitución de 1982 define a Canadá como una democracia constitucional y establece a los
legisladores, los ejecutivos y los tribunales como garantes de la Constitución. La Ley constitucional
de 1982, por tanto, repatriaba la Ley de la Norteamérica Británica y ofrecía una serie de fórmulas de
enmienda de la Constitución, asignando un control sobre los recursos no renovables a las provincias,
y un sistema de nivelación financiera entre ellas. Uno de sus componentes fundamentales era la
innovadora Carta Canadiense de Derechos y Libertades Fundamentales, que garantizaba las
libertades fundamentales, fuertes derechos de igualdad, derechos lingüísticos, incluso los hasta
entonces inexistentes derechos en educación para las minorías lingüísticas oficiales; el
reconocimiento de la composición multicultural de Canadá y el reconocimiento de los pueblos
aborígenes, incluyendo los indios o naciones originarias, los mestizos y los inuit.
De acuerdo con la Constitución, el Parlamento de Canadá está constituido por el Monarca de Canadá
(actualmente la reina Isabel II), el Senado, y la Cámara de los Comunes. El Monarca es el jefe de
estado del país, representado oficialmente en Canadá por el Gobernador General. El Gobernador
General (Governor General of Canada/Gouverneur général du Canada), siempre de origen
canadiense, gobierna mediante un Consejo de Ministros (Cabinet), encabezado por el Primer
Ministro o Premier. El Premier elige a todos los ministros que componen el Consejo de Ministros,
normalmente entre los miembros de su propio partido en el Parlamento, y estos son nombrados
formalmente por el Gobernador General. El primer ministro y el Consejo de Ministros necesitan
tener el apoyo de la mayoría de los miembros de la Cámara de los Comunes para permanecer en el
cargo, pero no la confianza del Senado o del Monarca. La mayoría de las reformas constitucionales, a
partir de la Constitución de 1982 requieren el consentimiento del Senado canadiense, de la Cámara
de los Comunes canadiense y de dos tercios de las Asambleas legislativas de las provincias que
representen una mayoría (50%+) de la población canadiense. También es necesario el
consentimiento unánime de las Asambleas legislativas provinciales para ciertas reformas que
afecten a la Reina, el gobernador general, los tenientes gobernadores provinciales, el estatus oficial

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

de los idiomas inglés y francés, la Corte Suprema de Canadá y la misma fórmula de enmienda
constitucional.
El Gobernador General aprueba también formalmente los 105 miembros del Senado, quienes son
designados a propuesta del primer ministro de Canadá. El papel del Senado es el de salvaguardar los
intereses de las minorías y de las diez provincias autónomas que junto a los tres territorios
gestionados por la administración central componen la federación. Los 308 miembros de la Cámara
de los Comunes son elegidos directamente por la población del país, cada miembro representa uno
de los 308 distritos electorales en los cuales está dividido el país. La Cámara de los Comunes, o
"cámara baja", es la principal del Parlamento de Canadá. El Senado raramente se opone a la
voluntad de la Cámara de los Comunes. En realidad, el Primer Ministro ejerce las funciones de Jefe
del Gobierno y la Administración, y el Gobernador General, nombrado por la Reina como su
representante personal para aconsejar al Primer Ministro, asume las funciones de Jefe del Estado.
Las tareas del Monarca y del Gobernador General son principalmente ceremoniales y simbólicas
(Forsey 2010).

Fuente Forsey (2010)

Para algo más de un 20 por ciento de los casi 34 millones de canadienses, la mayoría de los cuales
viven en Québec, su lengua materna es el francés. Además, aunque el sistema legal canadiense se
basa en un sistema de common law, los habitantes de Québec se rigen por leyes basadas en el
modelo legal francés. A esta diversidad hay que sumar la existencia de tres grupos de aborígenes
(First Nations, Inuit y Métis) y reconocer que Canadá recibió a lo largo del siglo XIX a inmigrantes
asiáticos, mientras que millones de inmigrantes europeos y asiáticos llegaron también a lo largo XX,
haciendo de Canadá uno de los países con más inmigración.

El poder ejecutivo y la administración federal: estructuras políticas y


administrativas
El modelo canadiense de ejecutivo posee los dos rasgos que caracterizan los modelos llamados de
Westminster. Por un lado, el Primer Ministro (Prime Minister o Premier) y un Consejo de Ministros
(Cabinet) componen el poder ejecutivo en un sistema parlamentario. Como se ha señalado, el

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

ejecutivo requiere la confianza de la Cámara de los Comunes para garantizar su continuidad. El


segundo elemento, es la existencia de un servicio civil de carrera, altamente profesionalizado, no
politizado salvo en los dos niveles más altos de los ministerios (Johnson 2011).

El Primer Ministro, el consejo de ministros (Cabinet) y sus órganos de


apoyo
En comparación con otros países pertenecientes al modelo Westminster, sin embargo, el Primer
Ministro canadiense es inusualmente poderoso. En el último siglo, todos los primeros ministros han
provenido de los dos principales partidos, el Liberal y el Conservador, y en la mayor parte del tiempo
han sido quebequeses. El gran poder del Primer Ministro viene en parte por su potestad de elegir a
los Ministros y seleccionar a los dos niveles más altos de los ministerios. Asimismo, puede actuar
libremente sin la necesidad de aprobación del Consejo de Ministros en distintos asuntos, domina su
partido y en ninguno de los partidos el grupo parlamentario tiene el poder de sustituir al Primer
Ministro como líder del partido. El Primer Ministro nombra también libremente todas las Comisiones
delegadas del gobierno (Savoie 2006, Dunn2010).
Convencionalmente, los miembros del consejo de ministros son nombrados en Canadá atendiendo a
criterios de representación territorial o de género, proviniendo los distintos ministros de diferentes
provincias o ciudades importantes de la federación. Otra peculiaridad del Primer Ministro
canadiense es que nombra a todos los viceministros y viceministros adjuntos (deputy ministers y
associate deputy ministers) entre los altos funcionarios de los ministerios (ver más abajo). Debido a
la convención que obliga a nombrar ministros representativos de diferentes territorios para
diferentes carteras, los Primeros Ministros han considerado siempre muy importante su potestad
para nombrar a los viceministros, ya que a veces un Primer Ministro puede verse obligado a
nombrar ministros por motivos representativos y en esos casos la competencia técnica en la
conducción de una cartera ministerial recae sobre todo en el viceministro de ese departamento. Los
nombramientos de viceministros no suelen ser con criterios de politización partidista, sino que
suelen hacerse entre altos funcionarios de carrera. Dada la importancia en la administración
canadiense de los viceministros, el Primer Ministro usa su discrecionalidad en los nombramientos y
los ceses de forma muy consciente (Aucoin 1988; 1999; Savoie 1999).
El Primer Ministro tiene básicamente dos órganos de apoyo para ejercer su dirección política y
coordinar su gobierno: la Oficina del Consejo Privado (Privy Council Office, o Bureau du Conseil
privé), y el Gabinete u Oficina del Primer Ministro (Prime Minister's Office o Cabinet du premier
ministre).
La Oficina del Consejo Privado (PCO) funciona como un ministerio de presidencia federal y como
secretaría del consejo de ministros, ofreciendo asesoramiento y apoyo, oficialmente no partidista, al
Primer Ministro y proporcionando recursos para liderar, coordinar y apoyar a los distintos
departamentos ministeriales y organismos autónomos del gobierno federal y gestionar los recursos
humanos de la administración pública federal (Canada Privy Council Office 2010). Este órgano ha
crecido en tamaño y complejidad a lo largo de los últimos años y emplea actualmente unos 1.000
funcionarios. Está básicamente estructurada en una secretaría de operaciones y una secretaría de
planificación. La primera se encarga principalmente de la coordinación de los asuntos del día a día
del gobierno mientras que la segunda tiene una visión a medio plazo sobre a la evolución de la
federación canadiense. Cada nuevo Primer Ministro suele restructurar la Oficina del Consejo Privado
para adaptarla a su agenda de gobierno. Actualmente, incluye también un Departamento de
Asuntos Intergubernamentales y secretarías de comunicaciones, política exterior y de defensa,
seguridad e inteligencia, de asuntos sociales, asuntos económicos, relaciones con la Cámara de los
Comunes, y funcionamiento institucional de la administración. El alto funcionario de carrera que
dirige la Oficina del Consejo Privado es considerado el cargo superior de toda la administración
pública y ostenta el título de Secretario del Consejo Privado (Clerk of the Privy Council), y también

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

actúa como el Secretario del Consejo de Ministros y como Viceministro o Ministro Adjunto al Primer
Ministro (Secretary to the Cabinet and Deputy Minister to the Prime Minister) (Johnson 2006, 2011).
Tradicionalmente, la Oficina del Consejo Privado ha servido como una “escuela de
perfeccionamiento” para los funcionarios en puestos ejecutivos dentro del gobierno. Los
funcionarios que pasan varios años destinados en la PCO adquieren una experiencia en cuestiones
de política sectorial desde la perspectiva del Primer Ministro, que les permite al volver a sus
ministerios de origen un mayor conocimiento del funcionamiento global del gobierno y la
administración. Muchos de estos funcionarios con experiencia en la PCO suelen luego altos cargos
en la administración de los departamentos o pasarán a la empresa o la política partidista activa.
En segundo lugar, la Oficina o Gabinete del Primer Ministro (Prime Minister's Office, PMO) es un
órgano de asesoramiento personal y partidista. Se entiende que el primer ministro no debe recibir el
asesoramiento de una sola fuente institucionalizada. A tal fin, el papel de la Oficina del Consejo
Privado se complementa con este órgano de staff, de orientación político-partidista y con personal
nombrado por criterios de confianza y que actúa no sólo como una fuente asesoramiento sobre
estrategia política y políticas públicas sectoriales para el primer ministro, sino también como un
mecanismo para centralizar el poder político y coordinar al gobierno (Makarenko 2010). La PMO
actúa como una extensión del Primer Ministro en sus relaciones con otros actores del gobierno y el
parlamento y por ello desempeña un papel muy importante en la adopción de decisiones políticas.
El gabinete del Primer Ministro está formado por un equipo de funcionarios y asesores políticos de
partido que no son necesariamente funcionarios de carrera, llamados "personal exento" (exempt
staff) nombrados con completa discrecionalidad por el Primer Ministro, y que ofrecen apoyo al éste
en exclusiva, no al Consejo de Ministros. Además es un órgano “partidista” con personal leal al
Primer Ministro, no como jefe de gobierno, sino como el líder del partido y como un político que
busca mantener su poder en un sistema democrático, para lo que le asesora sobre cómo mantener
su control e influencia sobre el partido y el parlamento, o sobre las políticas públicas adecuadas para
asegurar su éxito electoral futuro. En tiempos del Primer Ministro Pierre Trudeau, la Oficina del
Primer Ministro se amplió hasta aproximadamente 100 empleados. Desde entonces, el tamaño del
personal del primer ministro ha variado entre 80 y 120 (Makarenko 2010).
Recientemente se ha criticado al Gabinete del Primer Ministro por falta de transparencia y por aislar
al Primer Ministro de su responsabilidad por algunas decisiones polémicas ya que en algunos casos
las decisiones concretas se han tomado por el director del gabinete u otros altos cargos. Así, por
ejemplo, en un reciente escándalo de corrupción, el llamado escándalo del “patrocinio federal”
durante el mandato del primer ministro liberal Jean Chrétien se demostró que el gabinete del Primer
Ministro había tenido un papel fundamental en la distribución ilegal de fondos de patrocinio federal
en Quebec. La Comisión que investigó el caso exoneró al ex primer ministro de responsabilidad legal
pero fue acusado de mala administración de su gabinete (Canada Commission of Inquiry into the
Sponsorship Program and Advertising Activities 2006).

Los ministerios: departamentos ministeriales, ministros y carteras


Los departamentos ministeriales se establecen por ley y su jurisdicción abarca un sector de política
pública como la industria, la justicia o la sanidad. El número de ministros con diferentes carteras ha
ido aumentando con los años desde la década de los años sesenta, siendo Canadá uno de los países
donde el gobierno o consejo de ministros tiene más miembros, ya que todos los ministros senior y
los llamados ministros de estado o secretarios de estado pertenecen habitualmente al consejo de
ministros. La mencionada convención canadiense de nombrar ministros representativos de
diferentes regiones del país ha contribuido a este gran tamaño del consejo de ministros y a un
elevado número de carteras ministeriales que pueden llegar a 26 0 27 (Aucoin 2010; Tardi 2010).
De este modo, encontramos en Canadá alrededor de 20 ministros responsables de departamentos
ministeriales permanentes homologables a los existentes en otros países como los de Hacienda,

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Secretaría del Consejo del Tesoro (Treasury Board Secretariat); Defensa Nacional; Relaciones
Exteriores y Comercio Internacional; Sanidad; Justicia; Industria; Obras Públicas y Servicios
Gubernamentales; Medio Ambiente; Agricultura y Agroalimentación; Ciudadanía e Inmigración;
Transporte; Pesca y Océanos; y algunos otros departamentos con ministros dedicados a Patrimonio
Canadiense, Recursos Humanos y Desarrollo de Habilidades, Asuntos Indígenas y del Norte, Recursos
Naturales, Seguridad Pública y Protección Civil, Asuntos de Veteranos, Diversificación Económica del
Oeste (Johnson 2011, Tardi 2010; Treasury Board of Canada Secretariat 2011).
Los ministros de estado (ministers of state, en algunos momentos llamados secretarios de Estado)
son altos cargos políticos que forman parte del consejo de ministros y son responsables de una
cartera o del apoyo a otros ministros senior del gobierno en un área ministerial concreta. En todo
caso, cuando se les ha denominado secretarios de Estado han tenido un rango menor que los
ministros de Estado y no han sido miembros del Consejo de Ministros. Con el primer Ministro
Mulroney y sus sucesores, por ejemplo, el título de ministro de estado se ha utilizado también para
nombrar a altos cargos sin responsabilidades sectoriales concretas, antes llamados ministros sin
cartera. Durante el gobierno de Chrétien, los segundos de los ministros senior del gobierno fueron
denominados secretarios de Estado, como subordinados a los ministros, y se llamó ministros de
estado tanto a aquellos con una cartera específica como al viceprimer ministro, al líder del gobierno
en la Cámara Baja o en el Senado. El primer Ministro Paul Martin, eliminó la figura del secretario de
Estado y volvió a utilizar el título de "ministro de Estado" para los ministros junior del gobierno.
Cuando Stephen Harper fue elegido primer ministro en 2006, no incluyó ningún ministro de Estado
en el Consejo de Ministros, aunque nombró varios ministros de estado para dar a ciertos ministros
del gobierno responsabilidades que no pertenecían a sus departamentos. Más tarde volvió a incluir
en el consejo de Ministros a todos estos ministros de estado y a nombrar secretarios de estado
excluidos del Consejo. Actualmente hay un total de 12 ministros de estado en el gobierno, que son
miembros del Consejo de Ministros.

La organización ministerial: el papel de los viceministros


Desde el punto de vista jerárquico administrativo, por debajo de los ministros o ministros de estado,
que son cargos políticos, a la cabeza de los departamentos ministeriales se encuentran los
viceministros (deputy ministers), equivalentes a la figura de secretario general (permanent secretary)
en el Reino Unido. Estos son altos funcionarios de carrera que están bajo la dirección política de un
ministro del gobierno elegido y está al cargo del funcionamiento administrativo cotidiano del
ministerio, su personal, su presupuesto y sus programas. Si el ministro es jefe político del
departamento, el viceministro es el jefe administrativo. Los viceministros son nombrados y
separados del cargo a discreción del gobierno en el poder y pueden ser destituidos si cambia el
Primer Ministro y se les percibe como muy identificados con ciertas políticas del gobierno anterior.
El viceministro de más alto rango en el gobierno federal es el llamado Secretario del Consejo Privado
de la Reina para Canadá (Clerk of the Queen's Privy Council for Canada), que también es viceministro
del Primer Ministro de Canadá y secretario del Consejo de Ministros (Bourgault 2010) y es el
equivalente al Cabinet Secretary británico. Este alto cargo es el encargado de gestionar la agenda del
consejo de ministros, coordinar las iniciativas de política pública y los nombramientos para los altos
cargos administrativos ministeriales y de resolver conflictos entre departamentos.
Como se ha señalado más arriba, el nombramiento de los viceministros corresponde según la ley al
Primer Ministro y la convención establece que deben ser funcionarios no partidistas, por lo que
pueden continuar en el cargo aunque cambie el gobierno. El cargo de viceministro asociado o
segundo (associate deputy minister) se da a altos funcionarios en un departamento que son
asignados a determinados proyectos o iniciativas en espera de su designación como viceministro
para dirigir un departamento. En un ministerio existen también otros puestos que tienen rango de
viceministro segundo y con la designación oficial, por ejemplo, de presidente de una agencia,
presidente de una empresa pública de la Corona, secretario, comisionado, etc.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Asimismo, dentro del organigrama típico de un ministerio, por debajo de los viceministros
encontramos los llamados viceministros adjuntos (assistant deputy ministers), que son puestos
directivos ministeriales responsables de determinadas áreas funcionales o presupuestarias en un
Departamento y por debajo de ellos encontramos a los Directores generales o los viceministros
adjuntos segundos (ver Gráfico 1).
Gráfico 1. Estructura ministerial típica de un Departamento ministerial federal

Fuente: elaboración propia basado en portales web de varios ministerios federales

Otros organismos: organismos autónomos, agencias y empresas


públicas de la corona
Además de los 20 departamentos ministeriales permanentes, la administración federal canadiense
está formada por muchos otros entes administrativos, organismos autónomos y agencias (unas 66
entidades de la llamada administración central federal), 28 agencias independientes, 17 agencias de
operación especial, 3 corporaciones departamentales, etc. Además de las llamadas empresas
públicas de la Corona (Crown corporations). En 2010 todas estas organizaciones del sector público
hacían un total de 409 organizaciones (Tardi 2010, Treasury Board of Canada Secretariat 2011a).
Así, por ejemplo las más importantes de entre las entidades administrativas son los organismos
autónomos, dependientes de algún ministerio y que se financian presupuestariamente igual que los
ministerios pero responden a objetivos funcionales y operativos concretos de procedimiento
administrativo, supervisión, asesoramiento, regulación o adjudicación. Ejemplos de estos
organismos autónomos son la Real Policía Montada del Canadá, Transportes de Canadá, la Agencia
Canadiense de Evaluación Ambiental, la Secretaría de la Conferencia Intergubernamental
Canadiense, el Consejo de la Agencia de Inmigración y Refugiados, el Consejo Canadiense de
Radiodifusión y la Comisión de Telecomunicaciones, la Oficina de Infraestructura de Canadá, la
Agencia de Salud Pública de Canadá, Estadística de Canadá, etc.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Las llamadas corporaciones departamentales son entes especializados dependientes de un


ministerio y establecidos por ley, que prestan servicios o realizan funciones de investigación o de
regulación y que se financian con presupuestos y con tasas cobradas a los usuarios y que suelen
tener una Consejo o Junta de Gobierno u otro tipo de órgano de gestión. Ejemplos de estas
corporaciones son la Escuela de Administración Pública, la Comisión Canadiense de Seguridad
Nuclear, el Consejo de Investigación Nacional de Canadá, los Institutos Canadienses de Salud, la
Comisión del Seguro de Empleo de Canadá, la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá, o el
Consejo de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades.
Las llamadas agencias de servicio son una forma especializada de corporación departamental
establecida por legislación específica para realizar una función operativa o servicio que
generalmente no tiene equivalente en el sector privado. Se financian con presupuestos y tasas a los
usuarios y tiene diferentes grados de autonomía en su gestión. Son ejemplos la Agencia Tributaria
de Canadá, la Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos, o la Agencia de Parques de Canadá.
Finalmente, las Empresas estatales de la Corona son aquellas entidades públicas que operan
siguiendo el modelo del sector privado, con una mezcla de objetivos empresariales y de política
pública. En julio de 2011, estaban contabilizadas 49 empresas públicas de la Corona. Las llamadas
Sociedades públicas matrices (parent Crown corporations) son aquellas de propiedad directa del
Gobierno de Canadá y se establecen por ley o por fusión según el derecho mercantil. Las empresas
públicas federales varían en tamaño y en su dependencia de los presupuestos estatales, pero operan
en muchos sectores de la economía canadiense, aunque cada una tiene intereses peculiares de
política. En teoría las empresas públicas operan de modo independiente, pero no con completa
autonomía de los ministros o ministerios, que tienen cierta capacidad para controlarlas (Aucoin
2007). Ejemplos de grandes empresas públicas federales son la Corporación de Correos de Canadá,
la Radiotelevisión Pública Canadiense (Canadian Broadcasting Corporation), la Empresa de
Seguridad del Transporte Aéreo, Export Development Canada, la Galería Nacional de Canadá, el
Banco de Desarrollo de Negocios de Canadá, o Energía Atómica de Canadá S.L (Treasury Board of
Canada Secretariat 2011a).
La asunción por los conservadores de los principios de la Nueva Gestión Pública en los años ochenta
y noventa llevó a una serie de cambios estructurales en el sector público canadiense que incluían la
desregulación, la privatización y la reducción de personal del sector público. Para ello se nombró un
ministro para la privatización. De las 61 empresas públicas estatales heredadas por Mulroney en
1984, se habían privatizado al final de su mandato unas 23, y se habían transferidos al sector público
unos 50.000 puestos de trabajo (Brooke 2011).

La función pública
La función pública tiene una larga tradición de profesionalización e independencia en Canadá a
partir de los dos primeros niveles administrativos ministeriales (los deputy ministers y los associate
deputy ministers). Fue a principios del siglo XX cuando el patronazgo político, similar al existente en
Estados Unidos, fue sustituido, con la Ley de Función Pública (Civil Service Act) de 1908, por un
sistema de carrera que trataba de garantizar los principios de mérito y capacidad en el acceso al
empleo público (Dwivedi y Halligan 2003).

El modelo de función pública de carrera profesional: estatuto y


selección
Los derechos y responsabilidades de los empleados públicos se establecen en leyes como la Ley de
Empleo de la Función Pública u otras. La selección y la promoción profesional de los funcionarios y
empleados públicos se basan en el principio de mérito, que, aunque no se define explícitamente en
la legislación, es considerado generalmente como "la selección de los candidatos más calificados que
compiten por una posición en base a su conocimiento relativo, experiencia y habilidades, sin

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

discriminación ni favoritismo”. La selección para la función pública también e ha adaptado a la


diversidad de Canadá mediante la Ley de idiomas oficiales (1969), por la cual el bilingüismo se
convirtió en un elemento de mérito para ocupar determinados puestos. También ha habido
programas de igualdad de oportunidades y programas de acción afirmativa para algunos grupos
(Lindquist 2006; Public Policy Forum 2007).
Los empleados públicos son empleados de su departamento y de la función pública en su conjunto.
La responsabilidad para la gestión de personal se divide entre los diferentes ministerios, el Consejo
del Tesoro y la Comisión de la Función Pública (Public Service Commission). El Consejo del Tesoro
tiene la responsabilidad general de las políticas de gestión de personal y representa al empleador en
la negociación colectiva, pero la Comisión de la Función Pública establece los criterios de dotación
de personal para los departamentos y les ayuda en la formación y el desarrollo. Esta Comisión,
creada en 1918, es en la actualidad una agencia ejecutiva independiente que rinde cuentas
directamente al Parlamento. Fue establecida para mantener a la función pública libre de
clientelismo político y garantizar el principio de mérito y capacidad. Es responsable del
reclutamiento, la selección competitiva, la organización, los sistemas de remuneración, la promoción
y las transferencias de empleados públicos entre el gobierno federal y los provinciales. La Comisión
es además responsable de la salvaguarda de los valores tradicionales de la función pública
canadiense: contar con personal competente, asegurar la profesionalidad del empleo público frente
a posibles abusos en el intento de introducir personal nombrado con criterios partidistas y disponer
de una función pública representativa de la diversidad social que caracteriza al país (Molot 2010;
United Nations, 2006). Esta Comisión también tiene la competencia para el nombramiento de los
cargos directivos ministeriales, salvo a nivel de viceministro. Es competente para resolver los
recursos sobre nombramientos o investigar las denuncias de discriminación, decide en casos de
politización partidista y efectúa las auditorías de personal de los departamentos.
Aunque es el Primer Ministro quien nombra a los viceministros de los departamentos, lo suele hacer
asesorado por el secretario del consejo de ministros (Clerk of the Privy Council) que, como se ha
señalado, es también el viceministro del Primer Ministro y el jefe administrativo de la Oficina del
Consejo Privado y el funcionario de más alto rango de toda la administración. Este cargo es el que
gestiona el personal de carrera de los altos escalones ministeriales, con la ayuda de una comisión de
altos funcionarios de carrera (constituida por un selecto número de los viceministros de más
antigüedad). Este modo de gestionar los nombramientos de los altos funcionarios de carrera y evitar
la politización promoviendo la selección por mérito es considerado en muchos sitios como un
ejemplo a seguir (Bourgault 2007).
La más reciente reforma realizada en 2003 con el fin de modernizar la función pública canadiense
rechazó la idea de incrementar la autoridad de los viceministros (deputy ministers) sobre la gestión
de su departamento ministerial, como ocurre en otros sistemas de tradición Westminster (Aucoin
2010: 66). Sin embargo, al mismo tiempo, la reforma asumía que la Comisión de la Función Pública
podría delegar su potestad de nombramiento en los viceministros y lo controlará cuando sea
requerida.
Otro hito importante en cuanto a los altos funcionarios canadienses lo constituyeron los informes de
la Comisión Lambert y de la Comisión D´Avignon, que ponían en duda su capacidad gestora.
Señalaba que estos funcionarios eran escogidos más por su relación con la política pública a cargo
del ministerio que por el hecho de tener verdaderas habilidades de gestión pública. Para solucionar
el problema se creó en 1980 el llamado nivel de gerencia (management category). Los miembros de
este grupo eran seleccionados y formados para fortalecer sus capacidades de gestión. Eran
nombrados con una categoría y podían ser asignados allí donde fuese necesario, evaluados y
retribuidos en función de su rendimiento. Poco después se cuestionó la conveniencia de sustituir el
conocimiento técnico de expertos especializados en distintos sectores de política, por gestores
generalistas pero sin expertise en la materia sobre la que tenían que gestionar. Con el nuevo

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

gobierno federal conservador se han emprendido también varias reformas de la función pública en
esa línea (Clerk of the Privy Council 2011, ver más abajo).

El tamaño de la función pública canadiense en sus diferentes niveles


El empleo público en su conjunto, incluyendo las tres administraciones públicas (federal, provincial y
local), y los servicios de sanidad y servicios sociales, las redes de educación y las empresas públicas,
comprende actualmente un número de más de tres millones y medio de empleados. De ellos, solo el
17% pertenece al gobierno federal en 2011, siendo casi el 50% de todos los efectivos empleados de
los gobiernos provinciales o territoriales y el 35% restante empleados de gobiernos locales o juntas
escolares (ver Tabla 1).
Tabla1. Número de empleados del sector público canadienses 2011
Sector Publico s 3.631.691
Gobierno federal general 429.821
Personal Militar 93.728
Gobierno general Provincial y Territorial 357.814
Instituciones Sanitarias y de Servicios Sociales provinciales y territoriales 861.198
Universidades, colleges, instituciones profesionales y colegiales provinciales y territoriales 383.115
Gobierno local general 605.848
Juntas escolares locales (school boards) 677.606
Total de Empresas Públicas 319.138
Empresas públicas federales 102.141
Empresas públicas provinciales y territoriales 148.237
Fuente: Statistics Canada

Si se miran los datos disponibles por provincias y se comparan con el gobierno federal, se observan
grandes diferencias entre provincias y el hecho de que algunas de ellas tienen sectores públicos
mayores que el gobierno federal, por ejemplo, en 2007, como se ve en la Tabla 2, Ontario y Quebec
empleaban 752.579 y 593.500, respectivamente, en sus respectivos sectores públicos. En el empleo
público provincial, la proporción mayor de empleados, de un 80% es la que se dedica a la sanidad,
educación y servicios sociales.
Tabla 2. Empleados públicos por niveles de gobierno y funciones en algunas provincias (2007)
Empleo público Administración Sanidad, educación y Empresas públicas
total general servicios sociales
Administración 486.757 387.636 -- 99.121
Federal1
Total Provincial2 2.270.029 345.759 1.793.458 130.812
Ontario 752.579 104.372 610.204 38.003
Quebec 593.500 86.046 467.757 39.697
British Columbia 283.809 38.193 226.210 19.406
Alberta 224.490 32.165 188.197 4.128
Manitoba 112.957 16.881 87.119 8.957
Saskatchewan 108.456 15.621 81.522 11.313
Nova Scotia 77.165 11.586 63.713 1.866
New Brunswick 60.643 26.870 28.571 5.202

1
En administración general federal se incluyen aquí los militares, sanidad, educación y servicios sociales
2
Los datos provinciales no incluyen aquí el empleo de las administraciones locales.

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Terranova 45.085 11.299 31.750 2.036


Prince Edward 11.345 2.726 8.415 204
Island
Source: Statistics Canada 2008

Si atendemos a su evolución en los últimos años se puede decir que su tamaño se redujo durante la
década de los noventa. El alcance y duración de estos recortes sin embargo, variaron entre una
provincia y otra. Quebec es la única provincia cuyos cambios en el número de empleados
provinciales claramente se apartan de la tendencia predominante en Canadá. De 1981 a 1992, el
empleo público creció también, pero a un ritmo menor que el observado en las otras provincias y
aumentó de nuevo de 1996 a 2003. Desde el año 2003, Quebec se ha distinguido de las otras
provincias en Canadá a causa de la disminución neta en el tamaño de la administración provincial (-
1,5% desde 2003 hasta 2010). Una de las razones detrás de los cambios en este indicador de Quebec
se encuentra en el aumento del número de funciones asumidas por el Gobierno de Quebec desde
1992, todo ello como una consecuencia del traspaso de tres competencias ejercidas con
anterioridad por el gobierno federal y que no tienen las otras provincias. La Tabla 3 muestra la
evolución del empleo público provincial.
Tabla 3. Evolución de los empleados públicos provinciales (solo administración general) 1981-2010
(en miles)
Año Terranova Nova Quebec Ontario Manitob Saskatch Alberta British Total
Scotia a ewan Columbia provincia
s
1981 10,0 13,2 78,6 88,2 16,3 18,0 38,6 45,8 339,7
1986 12,0 12,8 81,4 100,5 20,5 17,0 46,9 48,5 375,6
1991 11,7 15,0 83,5 108,8 21,4 15,9 42,1 39,4 378,7
1996 10,1 14,2 79,5 84,9 20,4 14,3 30,0 42,3 335,1
2001 9,9 11,3 85,2 87,2 19,8 14,9 28,6 42,9 342,7
2006 9,4 11,2 85,0 95,8 16,3 15,0 27,7 35,2 344,1
2007 10,2 11,6 84,4 97,7 16,5 15,6 28,7 37,6 350,9
2008 10,5 11,0 86,0 99,4 16,9 15,6 30,0 39,5 358,6
2009 11,0 12,1 87,5 91,7 17,5 15,9 30,9 40,3 358,5
2010 11,8 12,6 87,3 92,7 17,6 15,7 29,5 38,6 358,2
Source: Statistics Canada, 2011.

Por lo que respecta al nivel de la administración federal, como resultado de la llamada Revisión
Programática (Program Review) en los años noventa y de otros cambios estructurales en la
administración pública en los últimos años, también se ha producido una clara reducción en el
número de empleados públicos federales. En respuesta a una grave situación de deterioro
financiero, el gobierno federal se vio obligado a reducir el número de empleados a su servicio. En
1995 se aprobó una directiva de ajuste laboral para facilitar la reducción de personal. Para ello se
modificaron algunas prestaciones de seguridad laboral y se incluyó la jubilación anticipada y otros
incentivos para los empleados de los departamentos más afectados por las reducciones. Varias
comisiones paritarias de ajuste de representantes de los empleadores y los empleados trabajaron en
colaboración para implantar esta iniciativa de reducción.
Así, entre 1991 y 1999, el número de empleados públicos federales se redujo en un 21%. Asimismo,
el número de puestos permanentes a tiempo completo en el empleo público se había reducido en
15.000 entre 1985 y 1990. Estos recortes fueron parcialmente "compensados" por la contratación de
empleados indefinidos y a tiempo parcial, aunque hay poca correlación entre las áreas en que los
despidos y las contrataciones se produjeron. Posteriormente, el gobierno federal contrató personal
de modo sostenido entre 1999 y 2008, con el resultado de que en el año 2008, la dotación de

10

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

personal público federal estaba de nuevo en niveles de principios de los 1990 (ver Clerk of the Privy
Council 2011).
En cuanto a los empleados para las administraciones locales, en términos generales, el número de
empleados públicos creció más rápidamente que la población entre 1981 y 2010, estimulando así la
capacidad de estas administraciones para prestar servicios públicos. Sin embargo, se observan
muchas diferencias en esta evolución entre provincias.

Política y administración: personal político y politización de las elites


administrativas federales
Sin duda se puede afirmar que la administración canadiense está profesionalizada. En la práctica, los
altos cargos de la administración pública canadiense siguen siendo casi exclusivamente una reserva
de la función pública de carrera. Los nombramientos externos a los puestos de viceministro son
raros, y casi nunca se hace con personal de claras simpatías partidistas (como sí ocurre con
frecuencia en las administraciones provinciales, aunque con variaciones). Como se ha señalado ya,
los nombramientos para y dentro de los dos rangos superiores dependen del primer ministro se
deciden sobre todo por recomendación del propio viceministro del Primer Ministro, asesorado por
una comisión de viceministros. A pesar de todo ello, la relación de los funcionarios y los ministros o
políticos se ha visto afectada en los tiempos en los que ha habido un gobierno mayoritario de un
solo partido. Los que se recuerdan como días gloriosos de la burocracia canadiense coincidieron con
largos periodos de gobierno del Partido Liberal, en los que incluso uno de estos altos funcionarios,
Lester Pearson, llegó a ser Primer Ministro en 1963. En el interludio de estas etapas, el partido
conservador ha venido lamentándose de un sesgo liberal en la función pública canadiense,
recordando y exigiendo la subordinación de la administración al ejecutivo. (Savoie 2004; Brooke
2011).
A pesar de que en la última década se produjo un incremento de nombramientos para los puestos
de confianza política de personal procedente de fuera de la función pública, todavía la mayoría de
estos puestos se siguen cubriendo con funcionarios de carrera. Esta personal además se ve así
mismo más como perteneciente a la función pública que cómo personal de confianza, posee una
elevada sensibilidad con su obligación de responsabilidad individual y colectiva y juega un papel
relevante en asesoramiento sobre las políticas públicas y en el funcionamiento de la administración
(Goldenberg 2006). Sin embargo, junto a ese personal funcionario en puestos de libre designación,
crecientemente ha ido surgiendo lo que se denomina en Canadá “exempt staff”. Se trata de personal
no funcionario, de libre nombramiento y cese por los propios ministros y que se encuentra en los
gabinetes ministeriales y en el gabinete u oficina del Primer Ministro (Aucoin 2010). Las funciones y
responsabilidades del personal de asesoría política, jefes de gabinete y asesores personales frente a
los funcionarios de los departamentos están razonablemente bien definidas en documentos oficiales
de la administración (Canada Privy Council Office, 2011; Smith 2008).
Se calcula que actualmente el personal de asesoramiento político en la administración federal
canadiense es de poco más de 500 personas, casi 100 de los cuales se encuentran en el Gabinete del
Primer Ministro (PMO). Aunque formalmente no tienen autoridad para actuar por separado en
relación con los funcionarios públicos o ciudadanos ni pueden dar instrucciones a los funcionarios
públicos, sino es a través de su superior jerárquico en el ministerio (el viceministro), en la práctica
los asesores han aumentado su influencia no sólo como asesores de los ministros, incluyendo el
primer ministro, sino como agentes ministeriales, cuyas funciones se extienden mucho más allá del
papel tradicionalmente limitado de asesores de un alto cargo del ejecutivo. Así, interactúan con los
funcionarios se diversas maneras, algunas más sutiles que otras, tratando de dirigir la acción
administrativa.
Hasta hace poco en Canadá, el personal que había ejercido como asesor político en un gabinete
ministerial o del primer ministro podía consolidarse en la administración sin concurso alguno si había

11

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

desempeñado su puesto durante tres años. Esta “puerta trasera” para acceder al empleo público fue
sin embargo cerrada parcialmente en 2007 mediante una enmienda a la Ley de Empleo en la
Función Pública (Public Service Employment Act) introducida por el gobierno conservador de
Stephen Harper dentro de un paquete de reformas en respuesta a algunos casos de corrupción. A
pesar de ello, el cambio no ha sido tan radical como se prometió puesto que a aquellos que han
desempeñado este tipo de puestos se les reconoce la posibilidad de participar en concursos para
puestos que no están abiertos a todos los ciudadanos.
Igualmente, la Comisión de la Función Pública ha mostrado repetidamente su preocupación por la
politización del empleo público por la vía de una práctica consistente en que funcionarios de carrera
sean en ocasiones llamados a desempeñar puestos de eventuales (exempt staff) reincorporándose
después a su puesto de funcionario anterior. El uso de personal para cuya selección se tienen en
cuenta los criterios partidistas se ha incrementado en los últimos años y paradójicamente a partir
del gobierno del liberal Pearson, que había sido un prestigioso alto funcionario. Este personal ha
crecido en los gabinetes del Premier y de los ministros. En 2007, había 44 funcionarios de carrera
trabajando para los ministros conservadores del gobierno federal de Harper.
La presidenta de la Comisión de la Función Pública inició en 2007 una investigación sin precedentes
sobre la neutralidad política de la administración pública canadiense que afectaba a cerca de 100
funcionarios de la administración federal que habían sido asesores de los ministros del gobierno
liberal o del conservador en los últimos 17 años (Canada Public Service Commission 2007; May
2007). Los resultados de la investigación se presentaron al parlamento con el informe anual de la
Comisión. El informe, que duró un año, hizo un seguimiento de 162 burócratas que habían trabajado
como asesores ministeriales entre abril de 1990 y septiembre de 2006 y habían vuelto a puestos en
la administración pública. La lista se fue reduciendo hasta los 97 considerados de "mayor riesgo".
Alrededor de 83 de ellos trabajaban aún en la administración. Las conclusiones son optimistas
respecto a la neutralidad de los funcionarios.

Las administraciones territoriales: provincias y entes locales


La federación canadiense está formada por diez provincias autónomas y tres territorios
administrados por el gobierno federal (The Northwest Territories, Yukon y Nunavut). Tiene tres
niveles de gobierno: federal, provincial y local, aunque también se habla habitualmente del llamado
nivel territorial, que se refiere a esos tres territorios, que han ido asumiendo gradualmente más
competencias parecidas a las de las provincias, sus responsables son descritos como First Minister y
ahora forman parte de la mayoría de los foros intergubernamentales (Pelletier 2010; Simeon 2010).
El nivel federal canadiense es responsable de menos de la mitad del gasto público, lo que da idea de
la notable descentralización del país a favor de los gobiernos provinciales y de los entes locales. Sin
embargo, las provincias y los gobiernos locales tienen pocos rasgos en común: mientras la
administración provincial comparte características con la federal, los entes locales tienen una
influencia del sistema local de los Estados Unidos.
Al igual que el gobierno federal, las provincias son sistemas parlamentarios de modelo Westminster
(Sancton y Sams 2010: 447 y ss.). Dentro de cada sistema parlamentario provincial el vicegobernador
(lieutenant-governor), nombrado por consejo del primer ministro federal, actúa en lugar del
monarca. Cada provincia tiene un jefe de gobierno conocido como primer ministro o Premier que,
aunque es nombrado formalmente por el lieutenant-governor, en la práctica es el líder del partido
que ha conseguido el apoyo de la mayoría de los miembros del legislativo. El Premier provincial
nombra a los ministro de su gabinete y a los viceministros.

Gráfico 2: Mapa territorial de Canadá

12

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Los ejecutivos provinciales: los Premiers, consejos de gobierno y


estructuras de apoyo
Al igual que su equivalente al nivel federal, los primeros ministros provinciales tienen la facultad de
nombrar y remover a los ministros del consejo de gobierno. Esto, a su vez, les proporciona un poder
considerable para dirigir las prioridades de política pública de su gobierno así como el
funcionamiento general de la administración provincial. Un ministro puede optar por los ministros
del gabinete que demostrar lealtad y o reflejar su propio punto de vista político, y puede destituir a
los ministros que no sigan la línea del primer ministro (L’Observatoire de l’administration publique
2011; Dunn 2006).
Los consejos de gobierno provinciales también operan con un sistema de comisiones delegadas del
gobierno que asigna a distintos ministros comisiones delegadas que supervisan las áreas generales
de la política pública, como aquellos relacionados con el desarrollo social y económico, hacienda,
sanidad o economía. Además, puede haber una gran diferencia entre el número de carteras
ministeriales y el número real de miembros del consejo de gobierno. Como se desprende de la tabla
de abajo, en julio de 2011, Nueva Escocia y Nuevo Brunswick fueron las provincias en las que esta
brecha se amplia. El nombramiento de los viceministros corresponde según la ley al primer Ministro
aunque los ministros provinciales pueden ejercer una mayor influencia en la selección que los
ministros federales
Como parte del apoyo a las actividades del Consejo Ejecutivo, la gran mayoría de las provincias
(Quebec, Isla del Príncipe Eduardo, Terranova y Labrador, Nueva Escocia, Manitoba, Saskatchewan,
Alberta) tienen órganos departamentales dependientes de la de presidencia llamados Oficina del
Consejo de gobierno (Executive Council Offices, Ministère du Conseil exécutif, en Quebec), o por lo
menos una organización que opera bajo la autoridad del Primer Ministro y con poderes para asignar
gastos en el marco general presupuestario de cada provincia. Estos órganos también sirven de
secretariado al consejo de gobierno provincial.

13

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Las administraciones provinciales: ministerios y organismos


autónomos
Otro elemento clave de las provincias canadienses son sus administraciones públicas y sus
burocracias. Esto incluye los departamentos de las administraciones públicas y los organismos,
servicios sanitarios, educativos y sociales, y las empresas públicas. El tamaño y la amplitud de las
administraciones públicas de una provincia depende de una serie de factores como la población su
capacidad financiera o la ideología del partidos den el gobierno de la provincia. Las provincias son el
principal nivel de gobierno encargado de la provisión de servicios públicos, bien directamente o a
través de empresas públicas y organizaciones no gubernamentales, del sector privado o a través del
gobierno local. Las empresas públicas provinciales se gestionan como si fuesen empresas privadas
dedicadas a numerosas actividades como la electricidad o el agua. Con frecuencia venden sus
servicios a los gobiernos locales más que directamente a los ciudadanos. Entre estas empresas cabe
destacar las vinculadas a la producción de bebidas alcohólicas, que después de que el movimiento
en pro de la abstinencia perdiera su fuerza, demostraron ser una fuente importante de ingresos para
los gobiernos provinciales.
En cuanto a la organización en departamentos ministeriales, todas las provincias cuentan con un
ministro de hacienda y uno de justicia responsable también de la policía. Todas las provincias tienen
también un ministerio (o equivalente) que actúa en las áreas de sanidad y educación, aunque estas
responsabilidades de los ministerios definidos de forma diferente en las provincias. En todas las
provincias existen también ministros que se ocupan de las relaciones laborales y el empleo. En
muchas provincias puede encontrarse un ministerio horizontal a cargo de la gestión financiera y de
recursos humanos de otros ministerios (Sancton y Sams 2010: 447 y ss.). Igualmente, disponen de
ministerios con competencias sobre el transporte, las obras públicas, medioambiente, agricultura,
servicios sociales, desarrollo económico, turismo. En el ámbito del Estado de Bienestar, las
provincias también son responsables los programas de mantenimiento de ingresos, con la excepción
de las pensiones y las prestaciones por desempleo que siguen siendo una competencia del gobierno
central. Especial importancia se le concede en Canadá al ministro responsable de los asuntos
relacionados con los municipios. Su principal competencia es la ejecución de las normas sobre
funcionamiento del gobierno local y el seguimiento de los gobiernos locales y su gestión financiera.
Otros ministerios también tienen algunas competencias en relación con los gobiernos locales en
función de las materias sectoriales de las que se ocupan.
El mandato político de los gobiernos provinciales de la administración pública opera de la misma
forma que a nivel federal. La mayoría de los ministros son también los jefes de un departamento
ministerial y son apoyados en su responsabilidad por burócratas de alto rango, como los
viceministros que cumplen la misma función que sus contrapartes federales (en Quebec, el título es
el de "sous-ministre"). Estos departamentos ministeriales son, a su vez, responsables de supervisar
la actuación de los organismos autónomos agencias o empresas públicas en cada uno de los sectores
de política pública. La función púbica de las provincias también está altamente profesionalizada.
Junto a las empresas públicas, existen también organizaciones cuyo origen habría que buscarlo en
las iglesias o organizaciones de caridad o en los propios municipios del siglo XIX y que, especialmente
después de la segunda guerra mundial, empezaron a contar con financiación pública. Se trata de de
universidades, hospitales o de los servicios sociales (Sancton y Sams 2010: 448 y ss.).
La gestión, la organización y financiación de las universidades es similar en todas las provincias. Sus
activos no son propiedad de la provincia ni su personal se contabiliza como parte de la función
pública provincial, aunque reciben fondos provinciales. En lo que respecta a los hospitales y servicios
sociales, las provincias han realizado importantes reformas en los últimos años con el fin de
controlar los gastos, mejorar la coordinación e introducir la competencia. Sin embargo, las
soluciones adoptadas en cada una de ellas no son idénticas.

14

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Los gobiernos locales: la diversidad de plantas locales en las


provincias
La Constitución del Canadá reconoce a los gobiernos federal y provincial como entidades
relativamente independientes con sus propios poderes y competencias autónomas (que no pueden
ser alterados sin su consentimiento). Los gobiernos locales, por el contrario, son simplemente
reconocidos como criaturas de las provincias, y obtienen sus poderes de la legislación provincial
(generalmente en forma de una Ley Municipal promulgada por el parlamento provincial). Esto
implica que las provincias tienen el derecho de modificar los gobiernos locales bajo su jurisdicción,
en cualquier momento, ya sea para suprimir o fusionar municipios, modificar sus estructuras
financieras, modificación de sus atribuciones y responsabilidades, o cambiar los métodos de elección
de sus funcionarios. Por otra parte, la provincia puede hacerlo sin el consentimiento del gobierno
local que se está alterando. Las provincias también desempeñan a menudo un papel importante en
el funcionamiento diario de los gobiernos locales, ya que muchas leyes locales requieren la
aprobación provincial para poder ser implantadas, y a menudo las decisiones de planificación local
pueden recurrirse ante el gobierno provincial (UCGL 2008; Collin y Léveillée 2003; Young 2009).
En Canadá, hay varios tipos diferentes de gobierno local, que van desde los municipios, a los
gobiernos regionales, a los organismos especializados (special purpose bodies), como las juntas y
comisiones. Mientras que los primeros son responsables de numerosas competencias y son
gobernados por electos; los segundos se crean para resolver funciones específicas y sus directivos
son nombrados. El tipo más frecuente de gobierno local es el de los municipios, que incluyen
entidades como ciudades, pueblos, aldeas y parroquias. La clasificación particular de un municipio se
basa generalmente en tamaño de su población. Las ciudades, por ejemplo, son municipios con gran
población, mientras que las ciudades tienen poblaciones de tamaño medio, y los pueblos y las
parroquias tienen sólo un número mínimo de habitantes. Todos los municipios cuentan con un
consejo local, que tiene la responsabilidad de supervisar la operación del día a día del municipio.
Este consejo está compuesto por lo general de miembros electos, conocidos como concejales o
regidores (councillors o aldermen), y está dirigido por un alcalde (mayor) o juez local (reeve). En la
mayoría de los casos, el consejo se encarga de una amplia gama de competencias y
responsabilidades, tales como impuestos, presupuesto, planeación y desarrollo municipal, parques,
y la prestación de los servicios públicos locales.
Entre las competencias de los gobiernos locales se encuentran las siguientes: policía local,
protección contra incendios, planificación de emergencias, control de tráfico y carreteras,
estacionamientos, iluminación urbana, mantenimiento de las vías publicas, suministro de agua (a
veces también de gas, electricidad y teléfono), tratamiento de las aguas residuales, gestión de
residuos sólidos urbanos, planificación del usos de suelo y su regulación, normativa sobre la
construcción e inspección, desarrollo económico y promoción, bibliotecas públicas, parques y zonas
recreativas, instalaciones culturales incluyendo museos, salas de conciertos y galerías de arte,
licencias de negocios. En todas las provincias, sin embargo, las administraciones locales tienen,
además de cumplir su función primordial de "prestación de servicios públicos en los ámbitos
expresamente delegadas por el gobierno provincial" que asumir cada vez más un papel secundario
de representación de sus comunidades locales y de prestadores de los servicios financiados a través
de los impuestos locales.
En algunos casos, ciertos poderes y responsabilidades en el gobierno local se delegan a los
organismos especializados, las juntas o comisiones. Dichos organismos tienden a disfrutar de un
cierto grado de autonomía de los consejos municipales, y están obligados a llevar a cabo un número
limitado de funciones como el gobierno. Los ejemplos más comunes de estas entidades incluyen las
comisiones de la policía (que supervisan las fuerzas de la policía municipal), los consejos escolares
(que supervisan las escuelas públicas locales), las juntas de salud (que supervisan los hospitales,

15

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

atención domiciliaria y los servicios de ambulancia), los parques y las juntas de recreación, y las
autoridades de tránsito (que gestionan autobuses locales y los servicios de tren ligero).
Otro tipo frecuente de gobierno local son los gobiernos regionales o supramunicipales. Estos son
entidades creadas por las provincias en las que varios municipios se agrupan en una sola estructura
regional político-administrativa. El propósito suele ser proporcionar una administración más
eficiente a los municipios y, al abarcar varios municipios, proporcionar una base tributaria suficiente
para realizar los costosos servicios o proyectos de inversión. En algunas circunstancias, un gobierno
regional tendrá una autonomía limitada de sus municipios constituyentes mientras que en otros
casos, los líderes municipales gobernarán el gobierno regional directamente. Uno de los ejemplos
más típicos de gobierno supramunicipal o regional es el Gran Distrito Regional de Vancouver (o
"GVRD"), que cuenta con 21 municipios miembros en la Columbia Británica. Otros ejemplos de
gobiernos regionales son los condados, que se dan en la zona del Atlántico, y en Ontario, Quebec y
Alberta. Al igual que el GVRD, estos gobiernos regionales agrupan a varios municipios (a menudo en
zonas rurales) en una sola estructura regional con el fin de la prestación de determinados servicios
en toda la región.
En cuanto al número y tamaño de los gobiernos locales, en Canadá existían en 2006 alrededor de
3.700 municipios, desigualmente repartidos entre las diez provincias autónomas y los tres
territorios. Por ejemplo, mientras Québec, sin ser la provincia más poblada, cuenta con el mayor
número de municipios, alrededor de 1.140, Nova Scotia no llega a 60 y en el territorio de Yukon hay
solamente 8.
Tabla 4 Numero de municipios u otros gobiernos locales y población según el censo de 2006
Provincia o Local Regional Supra regional Población % rural
territorio 2006

Alberta 355 - - 3.290.350 18


British Columbia 188 27 - 4.113.487 15
Manitoba 188 - - 1.148.401 29
New Brunswick 108 - - 729.997 49
Terranova y 278 - - 505.469 42
Labrador
Northwest 16 - - 41.464 57
Territories
Nova Scotia 55 - - 913.462 45
Nunavut 25 - - 29.474 57
Ontario 445 30 - 12.160.282 15
Prince Edward 75 - - 135.851 55
Island
Québec 1138 86 2 7.546.131 20
Saskatchewan 1786 - - 968.157 35
Yukon Territory 8 - - 30.372 40
Total 3665 143 2 31.612.897 20

Por lo que respecta a la evolución de la planta municipal, entre 1965 y 2006, los cambios en el
número de municipios varían considerablemente de una provincia a otra. Algunas provincias han
sido testigos de una fuerte disminución en el número de sus municipios (por ejemplo, Quebec y
Ontario), resultado de la reorganización municipal (es decir, fusiones o anexiones), aunque esta
tendencia está lejos de ser la regla para todo el país. Por el contrario, la mayoría de las provincias
experimentaron una cierta estabilidad en cuanto al número de sus municipios o incluso se registró
un aumento (sobre todo en Terranova y Labrador y la Isla Príncipe Eduardo). La siguiente tabla
ofrece una comparación de las provincias de Canadá en términos de cambios en el número de sus
respectivos municipios y de su tamaño desde 1965.

16

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 5 Evolución en el número de municipios en las provincias canadienses 1965-2006


Terrano Prince Nova New Quebec Ontario Manito Saskatche Alberta British
va y Edwar Scotia Brunswick ba wan Columbia
Labrado d
r Island
1965 113 25 66 100 1,756 977 197 792 313 130
1970 74(1) 32 66 120 1,635 890 195 794 326 138
1975 119 35 65 111 1,573 793 183 784 327 138
1980 169 39 66 114 1,523 793 185 805 332 141
1988 170 86 66 114 1,500 800 184 821 345 144
1996 290 48 57 116 1,747 817 211 849 374 185
2000 290 42 55 104 1,444 536 205 839 354 188
2003 288 42 55 104 1,199 447 201 820 349 188
2006 282 75 55 104 1,139 445(2) 198 790 408 156
Fuente: Canada Year Books and Statistics Canada. Census of Population 2006
Con la excepción de Ontario la gran mayoría de municipios de Canadá (93%) es menor de 10.000
habitantes. Dicho esto, cerca del 80% de la población canadiense se concentra en municipios de
10.000 o más habitantes.

Las relaciones intergubernamentales


El sistema federal canadiense
La Constitución de 1982 establece la división de poderes entre los gobiernos federal y provincial.
Tres tipos de competencias son importantes aquí: Competencia provincial exclusiva se refiere a las
áreas en las que sólo las provincias se les permite aprobar leyes, mientras que el gobierno federal no
puede promulgar leyes en estas áreas. Competencia federal exclusiva incluye áreas en las que sólo el
gobierno federal puede aprobar leyes, prohibiendo las provincias de la promulgación de leyes en
estas áreas. Competencias concurrentes se refieren a áreas en las que tanto las provincias y el
gobierno federal puede aprobar leyes.
En primer lugar, las provincias tienen jurisdicción exclusiva sobre las áreas clave de los servicios
sociales, como salud, educación y bienestar. Hoy en día, estas áreas forman el núcleo del Estado de
bienestar moderno de Canadá y se considera que el centro de los intereses públicos. En segundo
lugar, las provincias tienen jurisdicción exclusiva sobre la propiedad y los derechos civiles. El primero
ha sido interpretado de conformidad con la Constitución para incluir cualquier cosa sujeta a la
propiedad, tales como bienes raíces, animales, bebidas alcohólicas, vehículos, mercancías, acciones,
bonos, derechos, etc. civiles incluyen cosas tales como contratos, disputas laborales, gestión,
comercialización, crédito , la adopción y bienestar infantil. La amplitud de la propiedad y los
derechos civiles aumenta aún más el perfil de las provincias como un importante nivel de gobierno
en Canadá. Asimismo, las provincias tienen competencia exclusiva sobre el régimen local. Con esta
competencia junto con el transporte y los derechos de propiedad las provincias dominan una amplia
gama de importantes temas locales, incluido el desarrollo urbano y rural, impuestos sobre la
propiedad y la infraestructura local (por ejemplo, carreteras, alcantarillado, basura recolección, etc.)

17

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 6 Distribución federal de competencias en el federalismo canadiense


Competencias provinciales Competencias federales exclusivas Competencias concurrentes
exclusivas
 Cualquier asunto de carácter  Paz, orden y buen gobierno  Inmigración
local o privado  Cualquier tipo de impuestos  Agricultura
 Impuestos directos
 Comercio, comunicaciones y transporte  Pensiones
 Tierras de la Corona y los
Internacional e interprovincial
recursos naturales
 Hospitales (sector sanitario)  Bancos y moneda
 Educación  Relaciones Exteriores (tratados)
 Bienestar  Milicia y la defensa
 Municipios  Derecho penal y centros penitenciarios
 Obras locales  Naturalización
 Transporte e industria  Los pesos, medidas, derechos de autor,
intraprovincial patentes
 Administración de justicia
 Naciones Aborígenes
 Propiedad y derechos civiles
 Competencias residuales
 • Cooperativas y cajas de
 Competencia declarativa
ahorros
 Poder de anulación de leyes provinciales o
de someterlas a reserva
 Seguro de desempleo y las pensiones de
jubilación

Una limitación al poder de las provincias es el poder de gasto del gobierno federal (federal spending
power). Si bien la Constitución prohíbe a los gobiernos federales y provinciales aprobar leyes en las
materias bajo la competencia exclusiva del otro nivel, no se les prohíbe gastar dinero en esas
materias. El gobierno federal ha usado activamente su poder de gasto para influir en las políticas y
programas provinciales, particularmente en las áreas de salud y servicios sociales. En el caso de la
atención de la salud, por ejemplo, el gobierno federal transfiere miles de millones de dólares anuales
a las provincias para apoyar a sus sistemas de salud pública. Por otra parte, el gobierno federal
impone condiciones importantes en las provincias con el fin de recibir este dinero, que se estipulan
en la Ley de Sanidad de Canadá Si una provincia no cumpla con estas condiciones, el gobierno
federal puede retener parte de las transferencias federales.
En cuanto al programa de nivelación, consiste en que las provincias menos desarrolladas reciben
más fondos federales con el fin de que puedan proporcionar a sus ciudadanos servicios equivalentes
a los ofrecidos en las provincias más ricas. Así, las provincias menos ricas como las atlánticas, pero
también de Manitoba y Quebec reciben sumas importantes en el marco de este programa. Otras
transferencias federales a las provincias y territorios son las transferencias sociales, y las de
nivelación y financiación de la llamada Fórmula Territorial. Además, el gobierno federal ha llegado a
acuerdos particulares con algunas provincias, como Nueva Escocia y Terranova y Labrador, en
particular, en las que se dan subvenciones a los gobiernos de estas provincias para el desarrollo de
las reservas de petróleo y gas.

La relaciones verticales y horizontales


La gestión de las relaciones entre los distintos niveles de gobierno en Canadá es extremadamente
importante ya muchas competencias sobre políticas públicas que afectan directamente a la vida de
los ciudadanos, como la sanidad, la educación, servicios sociales, el transporte, el desarrollo
económico o el medio ambiente, son compartidas entre dos o los tres niveles de gobierno. El
sistema fiscal está entrelazado y las transferencias entre niveles dominan la relación entre los
gobiernos (Simeon 2010). La formulación y la implementación de las políticas requieren el diálogo y
la coordinación continua entre niveles. Sin embargo, y a pesar de ellos, las relaciones entre los
distintos niveles han ido cambiando de naturaleza y características a lo largo del tiempo. (Bakvis,
Baier y Brown 2009; Pelletier 2010).

18

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Las relaciones intergubernamentales en Canadá consisten en las relaciones entre los ejecutivos
federal y provincial (o territorial), es decir, entre Primeros Ministros, Ministros y altos funcionarios.
Estas relaciones sirven para varios propósitos. Proporcionan foros para el intercambio de
información, para la negociación, la negociación y la formación de consensos. Como en la mayoría
de las federaciones estas relaciones y órganos o instrumentos intergubernamentales, no siempre
están regulado formalmente en la Constitución. Por el contrario, los mecanismos
intergubernamentales han tendido a evolucionar en respuesta a la cambiante dinámica política.
(Simeon y Robinson 2009; Simeon 2010).
Dada la importancia política y la política de las relaciones intergubernamentales, la responsabilidad
general normalmente se asume a nivel federal por el Primer Ministro y en el nivel provincial-
territorial por los Premiers. A nivel federal, el Primer Ministro está asistido por un ministro de
Asuntos Intergubernamentales, con responsabilidades específicas en el área y con el apoyo de una
secretaría dentro de la Oficina del Consejo Privado. Las provincias y territorios tienen un
departamento, una secretaría o una unidad de coordinación dentro de la Oficina Ejecutiva
responsable de relaciones intergubernamentales. Sus funciones principales son la programación
estratégica y las comunicaciones, la coordinación de las actividades con otros ministerios, el
seguimiento de la situación en otras provincias o en el gobierno federal y la relación cotidiana con
sus contrapartes en otros lugares. Los departamentos ministeriales en sectores de actividad pública
donde las relaciones intergubernamentales son muy importantes también tienen unidades
administrativas dedicadas a la gestión de las relaciones intergubernamentales.
Los instrumentos y mecanismos de relaciones intergubernamentales son informales y, por tanto, no
tienen rango constitucional. Tampoco tienen ninguna base legal. Se han desarrollado sobre una base
ad hoc, en respuesta a las exigencias del momento. Son foros para el intercambio de información, y
para la negociación y la persuasión. En la cúspide del sistema, que reúne a la mayoría de los líderes
políticos de Canadá, se encuentran las llamadas Conferencias o Reuniones de primeros ministros
federal/provinciales/territoriales (First Ministers Conferences or Meetings, FMMs). A menudo
ofrecen la oportunidad a los gobiernos para encontrar propósitos comunes y definir orientaciones
políticas generales. Ellos proporcionan un foro para el intercambio de información e ideas, y para la
negociación y la persuasión. Estas reuniones pueden ser regulares y tratar múltiples temas o ser
monográficas como las conferencias sobre reforma constitucional en los años 1970 y 1980 o las
reuniones sobre política sanitaria en los últimos años. La frecuencia de las reuniones ha variado
considerablemente con el tiempo, dependiendo de la agenda política, ya que no hay calendario fijo
para la celebración de las FMMS. Las convoca y preside el Primer Ministro y no existen
procedimientos fijos. Los representantes de las provincias suelen intervenir en el orden de su
ingreso en la Confederación canadiense. No se vota. Partes de las conferencias pueden ser públicas,
pero la mayoría de los debates son a puerta cerrada. Además de FMMS, hay muchos contactos
informales entre los Primeros Ministros y Ministros, que a menudo tiene lugar de modo bilateral.
Gran parte del trabajo en las relaciones intergubernamentales se lleva a cabo en un número
creciente de Conferencias ministeriales o conferencias de ministros federales, provinciales y
territoriales, responsables de desarrollar la cooperación en sectores específicos de política pública,
como por ejemplo en política social o medioambiental. Algunas de estas conferencias se han
institucionalizado, con reuniones periódicas, a menudo co-presididas por los ministros federales y
provinciales, y con un apoyo burocrático fuerte. Varias también han desarrollado relaciones de
trabajo con grupos de interés involucrados en los sectores correspondientes. Los Ministros se
reúnen regularmente para discutir temas sectoriales relacionados por ejemplo con la Agricultura,
Educación, Medio ambiente, hacienda, Sanidad, Comercio Interior, Deporte, Turismo y Transporte.
Por debajo del nivel político son innumerables reuniones, formales e informales, entre los
viceministros y / u otros altos funcionarios. Estos pueden ser bilaterales o multilaterales.
La mayoría, pero no todas, estas conferencias intergubernamentales de alto nivel son apoyadas por
una agencia administrativa dependiente de la Oficina del Consejo Privado, la llamada Secretaría de la

19

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Conferencia Intergubernamental (CICS). Esta secretaría proporciona apoyo logístico y hace un


seguimiento de la organización de conferencias intergubernamentales, colaborando en la
distribución de documentos y comunicados de prensa. No tiene un papel de asesoramiento sobre
políticas sectoriales. Fue creada en 1973 por los primeros ministros. Los gobiernos reconocieron, en
ese momento, la necesidad de un mecanismo para atender de manera continua las conferencias de
los primeros ministros y un número creciente de reuniones intergubernamentales. Es una agencia a
la vez del gobierno federal y de los provinciales y con el apoyo de estos dos niveles de gobierno. Su
personal también proviene tanto de los gobiernos federal y provinciales. La CICS informa al
Parlamento a través del Ministro de Asuntos Intergubernamentales.

La reforma de la administración pública canadiense


Canadá se caracteriza, igual que otros países anglosajones, por su temprana aceptación de algunas
de las ideas de la llamada Nueva Gestión Pública –NGP- (Dwivedi y Halligan: 151 y ss.). Además, la
modernización de la administración canadiense ha tenido una clara influencia estadounidense,
incluso con la creación de distintas comisiones modernizadoras a imagen y semejanza de los EEUU.
Este fue el caso de la denominada Glassco Commission on Government Organization (1962-64),
inspirada en la Hoover Commission de Estados Unidos, que puede ser considerada como el punto de
partida para la modernización de Canadá. El país también se vio muy influido por la llamada
“reinvención del gobierno”.
En el país, las provincias fueron los primeros gobiernos en aplicar algunas de las propuestas de la
NGP y de la reinvención del gobierno. Más tarde se pusieron en marcha también por el gobierno
central conservador. En general, la ideas que respaldan las iniciativas más importantes que se han
adoptado en Canadá son las siguientes: la reducción del papel del Estado en la vida de los
ciudadanos y la concesión de un mayor protagonismo al sector privado, la flexibilización,
desregulación y privatización; la obsesión por la reducción del gasto público; la preocupación por la
eficiencia en la gestión, la productividad y el rendimiento de las personas y organizaciones; la
innovación en la prestación de servicios públicos y la orientación al ciudadano. (Pal 2004; Tomblin
2009; Rouillard et al. 2008).
Aunque Canadá se caracteriza tanto por la importación de ideas innovadoras como por su
producción a lo largo del tiempo sobre la gestión pública, muchas de ellas no han logrado ser
implementadas de forma sistemática de modo que, más que abarcar la globalidad del gobierno y la
administración, se han limitado a determinadas prácticas de gestión (Aucoin 2002; 2008; Halligan
2010).
En realidad, podría decirse que el gobierno canadiense no fue tan lejos en la implantación de la NGP
como los otros tres principales sistemas Westminster de gobierno (Australia, Gran Bretaña y Nueva
Zelanda) en asuntos tales como la "agencificación", la descentralización, los contratos a plazo para
los ejecutivos, la contratación externa, o la subcontratación . Y, las reformas que se produjeron no
transformaron fundamentalmente la arquitectura administrativa tradicional del modelo canadiense
(Aucoin 2008). En todo momento, se mantuvieron e incluso reforzaron tres rasgos típicos del
modelo:
 un servicio público integrado, con los niveles más altos procedentes de la función pública de
carrera pública y gestionado como un recurso ejecutivo empresarial;
 organizaciones departamentales ministeriales estructuradas jerárquicamente con el ministro
como ejecutivo político y combinando responsabilidades de adopción de políticas públicas y de
provisión operativa de servicios
 estructuras administrativas para abordar cuestiones tanto gubernamentales como empresariales
y temas de política pública y prestación de servicios de carácter transversal. Estas características

20

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

se siguen considerando como puntos fuertes del modelo administrativo canadiense (Lindquist
2006).
Al mismo tiempo, se iniciaron algunas reformas para mejorar la gestión pública que siguieron el
patrón principal de la NGP: un cierto grado de transferencia de competencias de gestión de los
organismos de la administración central a los altos ejecutivos de servicio público de los
departamentos de línea para (a) lograr una mayor economía y eficiencia en el uso de los recursos
públicos, (b) mejorar la prestación de servicios, y (c) mejorar la colaboración entre los
departamentos para hacer frente a los “problemas perversos horizontales" de los problemas que
desafían las fronteras de la organización del gobierno.
Entre los cambios que han afectado a las estructuras, a partir de los 90, con un gobierno
conservador, se puso en marcha un amplio programa de privatizaciones de empresas públicas
emblemáticas como Air Canada, o Petro-Canada. Además, se ha promovido la desregulación de
varios de los principales campos económicos como las industrias de gas y petróleo, los servicios
financieros o el transporte. El impacto de las dos medidas ha sido muy significativo pero no puede
decirse lo mismo de otras iniciativas adoptadas por el gobierno que pretendían mejora su
funcionamiento interno y gestión (Johnson 2006: 527 y ss.). Entre estas iniciativas se encontraba el
Ministerial Task Force on Program Review que pretendía inculcar disciplina fiscal e introducir
técnicas de gestión inspiradas en el mercado o el programa Increased Ministerial Authority
Accountability cuyo objetivo fue incrementar el control de algunos departamento ministeriales
sobre sus propias actividades, personal y presupuesto pero que, sin embargo, no lo logró puesto que
el centro seguía ejerciendo un intenso control. Finalmente otro programa con resultados
cuestionables fue el PS2000 que pretendía conseguir que el gobierno federal y su gestión fuesen
más económicos, eficaces y eficientes, la función pública más innovadora y orientada al servicio y la
administración más receptiva y responsable a las necesidades de los clientes. Ello dio lugar a
iniciativas de simplificación de procedimientos, descentralización de las decisiones o gestión
participativa. Sin embargo, el programa también fracasó en lo esencial debido a que conceptos
como el de participación o empowerment tenían un encaje complejo en una estructura jerarquizada
y centralizada.
En la segunda parte de los años 90 se puso en marcha el llamado Program Review, el más ambicioso
de la historia canadiense en cuanto a reestructurar y reducir el tamaño del gobierno federal, que
contenía medidas como la recorte de personal público, tanto del servicio civil como entre los
militares, el adelgazamiento de agencias federales responsables de la protección de consumidores y
usuarios o el medio ambiente, la privatización de del sistema nacional de control del tráfico aéreo, el
endurecimiento de los requisitos para percibir prestaciones sociales, como la de desempleo, etc
(Johnson 2006: 548 y ss.). El gobierno pretendía así reducir el déficit, controlar las finanzas
nacionales y sentar las bases para obtener superávit presupuestario. Este importante programa de
reforma iniciado a raíz de la victoria del Partido Liberal en 1993, y tuvo como resultado, en un plazo
sorprendentemente corto, superavit presupuestarios anuales de miles de millones de dólares
durante más de una década (el mejor récord en las naciones del G-8). En este aspecto, la voluntad
política y la disciplina fueron más importantes que la ideología (Aucoin 2008). Aunque el programa
pudo ser eficaz en términos de recorte, algunos, sin embargo, criticaron que no pudo conseguir su
verdadero objetivo de construir una nueva lógica de funcionamiento administrativo más
participativa y descentralizada.
En el apartado de e-gobierno, Canadá se ubica en los primeros lugares de los ranking mundiales
existentes como el de Naciones Unidas. En este ámbito, Canadá está entre los países pioneros en
programas que buscan una de relación mejor entre la ciudadanía o las empresas y sus gobiernos
para lo que se han puesto en marcha programas como el conocido Citizens First, Taking Care of
Business y el Government of Canada Internet Panel, en cuyo marco se han unificado los portales y
otras fuentes de información administrativa para los ciudadanos y empresas, se han simplificado
procedimiento o se ha mejorado la regulación. También han puesto en marcha instrumentos para

21

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

evaluar la satisfacción con los servicios públicos como el Common Measurement Tool y el Institute
for Citizen-Centred Service’s benchmarking centre, que goza de fama mundial por su mediciones de
las calidad percibida por los ciudadanos de los servicios públicos que prestan todos los niveles de
gobierno canadienses (Kernaghan, 2010).
En el ámbito de los recursos humanos una de las iniciativas más importantes y prácticamente una
constante en Canadá desde los años 70 ha sido el tratar de vincular más solidamente tanto el salario
como la carrera profesional al rendimiento, tal y como ha ocurrido en otros países. En la segunda
mitad de los años 90 se puso en marcha La Relève. Como consecuencia de los recortes en materia de
personal (congelación de los salarios, despidos, recortes en formación o promoción) y en otros
aspectos de la gestión, de la primera mitad de los años 90, se incrementó la preocupación por la
desmotivación, la pérdida de talento y el deterioro de la calidad de los servicios. La Relève incluyó
una serie de programas que incluían nuevas contrataciones, formación, promoción, mejoras
salariales y en las condiciones de trabajo y más empoderamiento a los empleados para que
participasen en las decisiones organizativas, medida esta última que volvió a encontrar la resistencia
de un modelo demasiado jerárquico y centralizado. En 2000, diferentes análisis pusieron de
manifiesto algunas debilidades en la gestión de sus reformas. La Office of the Auditor General
planteó algunas dudas sobre la gestión del rendimiento y otros temas. Sin embargo, a lo largo de los
años 2000, se ha avanzado en aspectos como la racionalización de la gestión de los recursos
humanos en las agencias y la evaluación del rendimiento individual y organizativo.
Asimismo, aunque con una valoración menos positiva, se ha señalado la atención que ha recibido en
el último decenio en Canadá el tema de la corrupción y los códigos éticos, los valores de servicio
público, transparencia, contraloría y rendición pública de cuentas - en gran parte debido a una serie
de escándalos de corrupción político-administrativos. El fortalecimiento de la transparencia y la
rendición de cuentas han sido así otra constante en las reformas canadienses. Entre los programas
que persiguen hasta la actualidad este objetivo puede citarse el llamado Marco de Responsabilidad
gerencial (Management Accountability Framework MAF) cuyos diez elementos básicos son: los
valores del servicio público, la dirección estratégica, las políticas y programas, las personas; los
ciudadanos; el servicio público centrado en el ciudadano; la gestión de riesgos; el control de la
gestión, la rendición de cuentas, los resultados y el rendimiento, el aprendizaje, la innovación y la
gestión del cambio (Treasury Board of Canada Secretariat 2011b). Entre los ambiciosos objetivos que
perseguía esta iniciativa de reformas pueden citarse algunos como:
 clarificar las relaciones entre los ministerios y las agencias y empresas públicas,
 reforzar la rendición de cuentas de las agencias y empresas públicas,
 hacer más transparentes los nombramientos dentro del gobierno,
 promover un enfoque más estricto que respete la ética y valores dentro del servicio público,
 establecer prioridades en la gestión,
 proporcionar una perspectiva global sobre el estado de las prácticas de gestión y los retos en el
gobierno federal,
 identificar las tendencias de todo el gobierno y los problemas generales con el fin de ayudar a
los directivos públicos a establecer prioridades y resolver problemas.
Finalmente, otro ámbito en que se han realizado avances tiene que ver con el enfoque de
gobernanza, que ha conseguido que se ponga el énfasis en el ciudadano, la gestión horizontal, los
servicios integrados. Siendo un país federal, la colaboración entre niveles de gobierno es importante
y se ha reforzado a través de distintos mecanismos como el Public Sector Service Delivery Council
(PSSDC) creado en 1998 con el fin de compartir información y buenas prácticas en servicios públicos
y reforzar la colaboración entre los gobiernos federal, provinciales, territoriales y locales. El PSSDC es
una organización paralela a la Public Sector Chief Information Officer Council (PSCIOC), que reúne a

22

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

los responsables de la gestión de la información y la tecnología de la información de los distintos


gobiernos.

Bibliografía
Aucoin, Peter. (1988) "The Machinery of Government" in Leslie A. Pal and David Taras, eds. Prime
Ministers and Premiers: Political Leadership and Public Policy in Canada. Scarborough:
Prentice-Hall Canada.
Aucoin, Peter (1999) “Prime Minister and Cabinet”, en James Bickerton y Alain Gagnon (eds),
Canadian Politics, 3ªed, Peterborough, ON: Broadview Press.
Aucoin, Peter (2002)”Beyond the “new” in public management reform in Canada: catching the next
wave?’, en C. Dunn (ed.), The Handbook of Canadian Public Administration, Don Mills:
Oxford University Press, 37–52.
Aucoin, Peter (2007) “Public Governance and Accountability of Canadian Crown Corporations:
Reformation or Transformation?”, Ponencia presentada en la reunion annual de la Canadian
Political Science Association 2007, Saskatoon, Mayo.
Aucoin, Peter (2008) “New Public Management and the Quality of Government: Coping with the
New Political Governance in Canada”, Ponencia presentada en la Conferencia ‘New Public
Management and the Quality of Government’, Gothenburg, 13-15 noviembre.
Aucoin, Peter (2010) “Canada”, en Chris Eichbaum y Richard Shaw eds. Partisan Appointees and
Public Servants. An International Analysis of the Role of the Political Adviser, Cheltenham:
Edward Elgar, 64-92.
Bakvis, Herman (2000) "Prime Minister and Cabinet in Canada: An Autocracy in Need of Reform?",
Journal of Canadian Studies, vol. 35, no. 4, pp. 60.
Bakvis, Herman, G. Baier y D. Brown (2009) Contested Federalism. Certainty and Ambiguity in the
Canadian Federation, Toronto: Oxford University Press.
Bernier, Luc; Keith Brownsey, y Michael Howlett eds. (2005) Executive Styles in Canada: Cabinet
Structures and Leadership Practices in Canadian Government, Toronto: University of Toronto
Press.
Bourgault, Jacques (2007) “Corporate management at the top level of governments: the case of
Canada’, International Review of Administrative Sciences, 73 (2), 257–74.
Bourgault, Jacques (2010) “The Role of Deputy Ministers in Canadian Government”, en Christopher
Dunn (ed.) The Handbook of Canadian Public Administration. Oxford: Oxford University
Press. p. 504 a 520.
Brooke, Jeffrey (2011) “Strained Relations: The Conflict Between the Harper Conservatives and the
Federal Bureaucracy”, Ponencia presentada en la Canadian Political Science Association.
Annual Conference. Ontario.
Canada Commission of Inquiry into the Sponsorship Program and Advertising Activities (2006)
Restoring Accountability: Recommendations, Ottawa: Public Works and Government
Services Canada.
Canada Privy Council Office (2010) The role and structure of the Privy Council Office, Ottawa.
Canada Privy Council Office (2011) Accountable government: a guide for ministers and ministers of
state, Ottawa.

23

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Canada Public Service Commission (2007) Audit of the Movement of Public Servants between the
Federal Public Service and Ministers’ Offices, A report by the Public Service Commission of
Canada, Ottawa: Public Service Commission of Canada.
Clerk of the Privy Council (2011) Eighteenth Annual Report to the Prime Minister on the Public
Service of Canada. Ottawa: Privy Council Office.
Collin, Jean-Pierre y Jacques Léveillée (2003) “Municipal organization in Canada. Tradition and
Transformation, Varying From Province to Province”, Institut de Ciències Polítiques i Socials
(ICPS)/Diputación de Barcelona. Villes Régions Monde.
Dunn, Christopher (2006) “Premiers and Cabinets”, en Christopher Dunn ed. Provinces: Canadian
Provincial Politics, 2ª ed., Peterborough:Broadview Press.
Dunn, Christopher (2010) “The Central Executive in Canadian Government: Searching for the Holy
Grail”, en Christopher Dunn (ed.) The Handbook of Canadian Public Administration. Oxford:
Oxford University Press. 85-105.
Dwivedi, O.P. y Halligan, John (2003) “The Canadian Public Service: balancing values and
management”, en John Halligan(ed.) Civil Service Systems in Anglo-American countries,
Cheltenham: Edward Elgar, 148-173.
Forsey, Eugene A. (2010) How Canadians Govern Themselves, Ottawa: Library of Parliament.
Goldenberg, Eddie (2006) The Way it Works: Inside Ottawa, Toronto, ON: McClelland and Stewart.
Graham, Ron (2011) The Last Act, Pierre Trudeau, the Gang of Eight, and the Fight for Canada,
Toronto: Penguin.
Halligan, John (2010) “NPM in Anglo-Saxon Countries”, en Tom Christensen y Per Lægreid eds. The
Ashgate Research Companion to New Public Management, Ashgate, 83-96.
Johnson, David (2006) Thinking Government. Public Sector Management in Canada, 2ªed. Toronto:
University of Toronto Press.
Johnson, David (2011) Thinking Government. Public Administration and Politics in Canada. 3ª e.
Toronto: University of Toronto Press.
Kernaghan, Kenneth (2010) International innovation in Public Sector External Service Delivery,
Treasury Board of Canada Secretariat
Lindquist, Evert (2006) A Critical Moment: Capturing and Conveying the Evolution of the Canadian
Public Service, Ottawa: Canadian School of Public Service.
Makarenko, Jay (2010) “Prime Minister’s Office of Canada: Responsibilities, Organization, and
Issues”, Maple Leaf Web, http://mapleleafweb.com/features/prime-minister-s-office-
canada-responsibilities-organization-and-issues.
Martin, Lawrence (2010) Harperland. The Politics of Control, Toronto: Viking Canada.
May, Kathryn (2007) “Federal audit probes political neutrality of public service”, Ottawa Citizen, 12
November.
Molot, Henry L. (2010) “The Public Service of Canada”, en Ch. Dunn (ed.) The Handbook of Canadian
Public Administration. Oxford: Oxford University Press. p. 55 a 74.
L’Observatoire de l’administration publique (2011) L’État québécois en perspective,
Pal, Leslie A. (2004) "New Public Management" in Canada: New Whine in Old Battles?, en James
Bickerton y Alain Gagnon (eds), Canadian Politics, 4ªed, Peterborough, ON: Broadview
Press.185-202.

24

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Pelletier, Benoit (2010): “Las relaciones intergubernamentales en Canadá desde una perspectiva
horizontal”, en J. Tudela et al. Eds. España y modelos de federalismo, Forum of Federations/
CEPC/Gimenez Abad.
Pollitt, Christopher y Geert Bouckaert (2011) Public Management Reform: A Comparative Analysis
Oxford: Oxford University Press.
Public Policy Forum (2007) “Canada’s Public Service in the 21st Century”, Discussion Paper.
Rigaud, Benoît y Louis Côté (2010) “The Core Executive in the Provinces of Canada”, L’Observatoire
de l’administration publique.
Rouillard, Christian; Isabelle FortierÉric MontpetitAlain-G. Gagnon (2008) De la réingénierie à la
modernisation de l’État québécois,Québec: Les Presses de l’Université Laval.
Sancton, Andrew y Scott Sams (2010) “Provincial and Local Public Administration”, en Dunn, Ch. (ed.)
A Handbook of Canadian Public Administration (2ª ed). Oxford: Oxford University Press: 445-
460.
Savoie, Donald J. (1999) Governing from the Centre: The Concentration of Power in Canadian Politics,
Toronto, ON: University of Toronto Press.
Savoie, Donald J. (2004) “The search for a responsive bureaucracy in Canada“, en B. Guy Peters y Jon
Pierre eds. Politicization of the Civil Service in Comparative Perspective. The quest for control,
London and New York: Routledge, pp. 139-158.
Savoie, Donald J. (2005) “The Federal Government: Revisiting Court Government in Canada”, en
Bernier, Luc; Keith Brownsey, y Michael Howlett eds. Executive Styles in Canada: Cabinet
Structures and Leadership Practices in Canadian Government, Toronto: University of Toronto
Press, 17-45.
Savoie, Donald J. (2009) “Power at the Apex: Executive Dominance”, en James Bickerton y Alain
Gagnon (eds), Canadian Politics, 5ªed, Peterborough, ON: Broadview Press.
Simeon, Richard (2010) “Federalism and Intergovernmental Relations” en Christopher Dunn (ed.) A
Handbook of Canadian Public Administration (2ª ed). Oxford: Oxford University Press: 401-
421.
Simeon, Richard y Ian Robinson (2009) “The Dynamics of Canadian Federalism”, en James Bickerton
y Alain Gagnon (eds), Canadian Politics, 5ªed, Peterborough, ON: Broadview Press.
Smith, Alex (2008) “Ministerial Staff: Issues of Accountability and Ethics”, Parliamentary Information
and Research Service: Library of Parliament., Canada.
Tardi, Gregory (2010) “Departments and other Institutions of government”, en Christopher Dunn,
(ed.) A Handbook of Canadian Public Administration (2nd ed). Oxford: Oxford University
Press: 25-51.
Tomblin, Stephen (2009) “The challenge of renewing governance in Canada”, en Shaun F. Goldfinch y
Joe L. Wallis eds. International Handbook of Public Management Reform, Cheltenham:
Edward Elgar, 187-199.
Treasury Board of Canada Secretariat (2011a) Annual Report to Parliament - Crown Corporations and
Other Corporate Interests of Canada 2010.
Treasury Board of Canada Secretariat (2011b) Management Accountability Framework,
http://www.tbs-sct.gc.ca/maf-crg/index-eng.asp
United Nations (2006) “Canada Public Administration”. Division for Public Administration and
Development Management (DPADM). Deparment of Economics And Social Affairs (DESA).
United Nations.

25

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

UCGL (2008) “Canada”, Country Profiles.


Young, Robert (2009) “Canada: A Creaking System,” in N. Steytler, ed., Local Government and
Metropolitan Regions in Federal Systems. A Global Dialogue on Federalism, Ottawa: McGill-
Queen’s University Press.
Young, Robert y Christian Leuprecht (eds) (2006) Canada: The State of the Federation 2004:
Municipal-Federal-Provincial Relations in Canada, Kingston: Institute of Intergovernmental
Relations, Queen’s University.
Young, Robert y Andrew Sancton eds. (2009) Foundations of Governance: Municipal Government in
Canada’s Provinces, Toronto: IPAC-University of Toronto Press.

26

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Suecia 
Salvador Parrado 

Contenidos 
El contexto .................................................................................................................................................................... 1 
Las instituciones y la cultura del consenso ............................................................................................................... 2 
La Administración Central ............................................................................................................................................. 5 
El gobierno y el sistema ‘ dual’ ................................................................................................................................. 5 
Las agencias independientes .................................................................................................................................... 8 
La interdependencia entre el gobierno y las agencias ........................................................................................... 10 
La función pública ....................................................................................................................................................... 12 
El sistema de puestos de trabajo ........................................................................................................................... 12 
La alta función pública............................................................................................................................................ 14 
La administración territorial........................................................................................................................................ 15 
Un poco de historia ................................................................................................................................................ 15 
La configuración actual .......................................................................................................................................... 16 
Las relaciones intergubernamentales ......................................................................................................................... 17 
La reforma del sistema sueco ..................................................................................................................................... 21 
Referencias bibliográficas ........................................................................................................................................... 23 
 

El contexto 
De todos los sistemas analizados, Suecia es el que tiene el mayor gasto público, el mayor empleo público  
y la mayor ratio empleado público / población (véase el Tema 5). La proporción del gasto público sobre 
el PIB se redujo aproximadamente del 66 por ciento en la década de los años ochenta al 55,2 por ciento 
en 2009. Esta reducción se debe no sólo a las medidas implantadas para la mejora de la eficiencia del 
sector público, sino también a una cuestión contable relacionada con la imputación de los intereses que 
el  gobierno  obtiene  por  los  fondos  de  pensiones,  pues  antes  no  se  imputaban.  La  peculiaridad  del 
sistema no sólo se basa en el gran tamaño del sector público sino también en la forma de entender la 
Administración, sus relaciones con la política y la participación de los grupos de interés en el diseño de 
los servicios públicos. 
La cultura del consenso, también denominada "consulta estructurada" (Heclo y Madsen 1987), domina 
el sistema administrativo. Los diferentes gobiernos integran la participación de los ciudadanos y de los 
grupos  de  interés,  marginando  los  escasos  elementos  radicales  existentes  (Jahn  1997:  113‐114).  En  la 
participación  y  en  el  consenso  influye  considerablemente  el  principio  de  transparencia  de  la  actividad 
administrativa. Por ejemplo, toda carta dirigida a un funcionario es de dominio público desde que entra 
en  el  registro  de  la  organización.  Por  el  principio  de  publicidad,  los  funcionarios  tienen  el  derecho 
constitucional  de  informar  a  los  medios  acerca  de  las  actividades  de  las  agencias  administrativas  no 
consideradas secretas. En la mayoría de los sistemas, un acto o documento oficial tiene carácter secreto, 
a  menos  que  se  diga  explícitamente  que  es  público.  En  Suecia,  rige  el  principio  opuesto:  se  considera 
público  un  documento  a  menos  que  se  clasifique  como  secreto.  A  pesar  de  este  derecho,  la  práctica 
demuestra que los funcionarios tienden a desarrollar cierto grado de lealtad hacia la agencia en la que 

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

trabajan,  lo  cual  limita  considerablemente  la  iniciativa  de  criticar  las  actividades  que  realizan  (Larsson 
1995: 106). Como las agencias disfrutan de bastante independencia con respecto a los ministerios y, por 
ende, con respecto a los partidos políticos, la utilización partidista de esta posibilidad es poco frecuente. 
El  reverso  del  principio  de  transparencia  es  la  cantidad  de  información  que  los  empleados  públicos 
deben manejar sobre los ciudadanos para distribuir eficientemente los programas sociales de bienestar 
(Pierre 1995). 
El principio de transparencia y el de publicidad resaltan el aspecto público de la gestión de los asuntos 
colectivos. La gestión del bien público debe ser transparente para los funcionarios y para los usuarios de 
los  servicios.  La  protección  de  lo  público  ha  supuesto  la  consolidación  de  uno  de  los  Estados  del 
Bienestar más desarrollados del mundo. Este Estado, objeto del orgullo del  pueblo sueco, también ha 
entrado en crisis.  
La  "tercera  vía"  sueca,  entre  el  capitalismo  y  el  socialismo,  poseía  unas  características  únicas  hasta 
principios  de  los  años  noventa.  Por  un  lado,  se  intentaba  combinar  la  eficiencia  económica  con  la 
igualdad social mediante la elevación de la calidad de vida de los ciudadanos a partir de la provisión de 
servicios  públicos.  Por  otro  lado,  los  actores  sociales  —partidos  políticos  y  grupos  de  interés— 
participaban en la adopción de las decisiones sobre la prestación de los servicios públicos (Jahn 1997: 
91). Finalmente, el modelo se completa con una situación de pleno empleo y con la creencia de que el 
sector público es capaz de generar el cambio social que solucione los problemas de los débiles (Wise C. 
et al 1994: 1831).  
En las décadas posteriores a la II Guerra Mundial, Suecia confió en su capacidad para seguir su propio 
camino,  alejado  de  los  avatares  de  la  economía  internacional.  Durante  los  años  setenta,  la  crisis  del 
petróleo y el incremento persistente de la inflación afectaron también a la economía sueca, por lo que 
se comprobó que la autonomía del país en temas económicos era limitada y la estrategia de seguir la vía 
sueca presentaba problemas. Después de la recuperación de la economía a finales de los años setenta, 
la  crisis  económica  mundial  de  principios  de  los  años  noventa  también  repercutió  en  Suecia,  incluso 
antes que en otros países (Statskontoret 1998: 5).  
Lane  (1995)  cree  que  la  erosión  del  modelo  sueco  se  debe  a  que  ha  predominado  una  estrategia  de 
distribución  de  los  beneficios  económicos  a  favor  de  la  justicia  social  —se  tiende,  por  ejemplo,  a 
proporcionar  un  90  por  ciento  de  la  renta  para  proteger  a  la  población  de  cualquier  riesgo—  en 
detrimento de una estrategia de crecimiento económico. Los gobiernos suecos de los años noventa —
tanto  conservadores  como  socialdemócratas—  han  entendido  que  la  unión  entre  el  equilibrio 
económico y la justicia social se ha resquebrajado, que el sector privado es demasiado pequeño y que el 
enorme  sector  público  constituye  un  lastre  para  la  economía.  Por  ello,  una  nueva  estrategia  de 
crecimiento  ha  ido  sustituyendo  parcialmente  a  la  estrategia  de  distribución  (Gustafsson  1995:  53). 
Entre otras medidas, se ha reducido del 90 por ciento al 75 por ciento de la renta la protección de los 
riesgos que puede sufrir la población en todos los programas sociales de importancia, como desempleo, 
enfermedad, maternidad (paternidad) y apoyo económico a los hijos. 
A  diferencia  de  otros  países,  la  apuesta  por  la  privatización  fue  prácticamente  descartada  como 
instrumento para reducir la crisis económica del Estado. Se prefirió, por el contrario, reducir el número 
de empleos en las empresas públicas y mejorar la eficiencia del sistema incrementado su productividad. 
Las  privatizaciones  que  se  han  producido  en  algunos  sectores  estratégicos  como  consecuencia  de  la 
política  liberalizadora  de  la  UE  no  tienen  la  misma  importancia  que  el  proceso  de  privatización 
experimentado en otros países. 
Las instituciones y la cultura del consenso 
El  hecho  de  que  Suecia  no  haya  sido  ocupada  por  una  potencia  extranjera  desde  que  Gustav  Vasa 
unificara el país en el siglo XVI, que se haya mantenido neutral en las dos contiendas mundiales y que 
tampoco haya sufrido una guerra civil ha influido indudablemente en la evolución no traumática de su 
monarquía  parlamentaria.  A  principios  del  siglo  XIX,  Suecia  se  estaba  acercando  al  sistema 
parlamentario monárquico con primacía de los ministros. Frente al excesivo poder que podían tener los 
ministros, se afianzó la independencia de las agencias, cuyos orígenes datan de los siglos XVI y XVII. De 

 
2

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

esta forma se limitaba también el poder del monarca y del parlamento. A partir de 1809 se establece un 
sistema  "dual"  con  ministerios  pequeños  encargados  de  la  planificación  y  agencias  responsables  de  la 
prestación de servicios.  
En esta evolución institucional lenta, la Constitución, por ejemplo, se ha desarrollado a lo largo de más 
de  tres  siglos  con  reformas  concretas  y  parciales.  La  Constitución  sueca  consta  de  cuatro  leyes 
fundamentales  separadas:  la  ley  sobre  la  forma  de  Gobierno  de  1974  (se  remonta  a  1634),  la  ley  de 
sucesión  de  1979  (anteriormente,  1810),  la  ley  de  prensa  de  1949  (anteriormente,  1766)  y  la  ley  de 
libertad de expresión  (1991).  En la Constitución, el monarca ocupa la jefatura del  Estado. Su papel ha 
evolucionado considerablemente en los últimos siglos. De compartir el poder legislativo con el Riksdag 
(parlamento) y disfrutar en exclusiva del poder de recaudación de impuestos a principios del siglo XIX, la 
monarquía  ha  pasado  a  desempeñar  tareas  desprovistas  de  todo  poder.  A  la  jefatura  del  Estado,  que 
desde  1979  puede  ser  ocupada  tanto  por  un  varón  como  por  una  mujer,  sólo  le  restan  funciones  de 
representación y promoción de Suecia en el exterior. Los reyes suecos disfrutan de gran apoyo entre la 
ciudadanía, por lo que esta institución no ha sido puesta en cuestión. 
Al mismo tiempo, el Riksdag ha evolucionado del sistema bicameral establecido en 1866 a un sistema 
unicameral (1970), mucho más rápido y operativo. En la actualidad, el Riksdag consta de 349 miembros 
elegidos  mediante  un  sistema  de  representación  proporcional  por  períodos  fijos  de  cuatro  años.  Las 
elecciones  nacionales  coinciden  con  las  elecciones  de  los  municipios  (kommun)  y  las  regiones 
(landsting).  Este  período  fijo  de  cuatro  años  no  se  altera  ni  siquiera  con  la  formación  de  un  nuevo 
gobierno mediante una moción de censura, pues el mandato expira cuando se celebran las elecciones al 
cabo  del  período  fijo.  Por  tanto,  las  elecciones  no  pueden  ser  adelantadas.  La  combinación  de  una 
cláusula que obliga a alcanzar el 4 por ciento de los votos en el ámbito nacional (o el 12 por ciento en 
cualquier  distrito  electoral)  y  el  condicionamiento  de  la  financiación  pública  de  los  partidos  a  su 
presencia en el parlamento ha evitado la proliferación de los partidos pequeños.  
La participación de los parlamentarios en el proceso de adopción de decisiones no se reduce al trabajo 
en  la  cámara.  Muchos  parlamentarios  forman  parte  de  los  consejos  de  dirección  de  las  agencias 
administrativas,  donde  se  inicia  en  muchas  ocasiones  el  proceso  legislativo.  Al  mismo  tiempo,  las 
comisiones  de  trabajo  del  Riksdag  son  también  foros  de  discusión  en  los  que  se  invita  a  expertos  del 
sector privado y de las agencias administrativas, sin que los ministros puedan hacer nada para impedir 
que  un  funcionario  cualquiera  participe  en  estos  trabajos  legislativos  preparatorios  (Larsson  1995:  30‐
36). 
Los partidos políticos y los grupos de interés constituyen una pieza esencial del sistema por la cultura de 
consenso, de negociación y de coaliciones que generan. El sistema de partidos ha estado dominado por 
la  continuidad  y  la  estabilidad,  que  se  debe  en  parte  a  la  primacía  del  partido  socialdemócrata 
(Socialdemokratiska  arbetarepartiet  =  SAP)  en  las  coaliciones  gubernamentales.  Su  permanencia  en  el 
poder cubre aproximadamente el 80 por ciento del tiempo transcurrido desde que entró en el Gobierno 
en 1917 hasta la actualidad, con la pérdida de las elecciones en 2006 y 2010 a favor de una coalición de 
centro derecha. Casi siempre ha gobernado con la ayuda de otros partidos, especialmente con el partido 
centrista  (Centerpartiet  =  CP).  El  éxito  de  la  socialdemocracia  sueca  también  se  debe  a  la  división  del 
bloque  de  la  derecha  (Jahn  1997:  101‐106).  En  cualquier  caso,  los  gobiernos  de  coalición  son 
consustanciales  a  la  vida  política  sueca.  Gracias  a  ellos,  los  partidos  políticos  de  la  oposición  pueden 
influir en la formación de las decisiones gubernamentales. 
Las  características  del  sistema  de  partidos  y  su  capacidad  de  influencia  tanto  en  el  aparato  ejecutivo 
como  en  el  legislativo  ayudan  a  entender  la  habilidad  que  ha  tenido  el  partido  socialdemócrata  de 
implantar  un  Estado  del  Bienestar  fuerte  con  pautas  estables  a  lo  largo  de  décadas.  Esta  primacía  del 
partido socialdemócrata corrió peligro a finales de la década de los años ochenta con la presencia del 
partido de los Verdes en el Riksdag y de los conservadores en el gobierno de 1991. Los Verdes entraron 
en  el  parlamento  en  1988  y  perdieron  la  representación  en  1991;  los  conservadores  y  la  Nueva 
Democracia Cristiana (partido populista) formaron Gobierno en 1991. El partido socialdemócrata se dio 
cuenta  de  que  la  estrategia  de  distribución  social  podía  estrangular  un  sistema  en  el  que  el  sector 
público  creó  durante  una  etapa  casi  más  de  dos  tercios  de  la  riqueza.  Por  ello,  su  estrategia  de 
distribución social fue compaginada con la de crecimiento económico después de 1994.  

 
3

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Los logros del Estado del Bienestar sueco serían impensables si no se tuvieran en cuenta los grupos de 
interés  y  su  participación  en  la  adopción  de  decisiones.  Destaca  el  poder  de  negociación  del  que 
tradicionalmente han disfrutado tanto los sindicatos como las asociaciones empresariales, quienes han 
sentado las bases del "modelo sueco" corporativo. La cooperación entre los sindicatos y la patronal, sin 
la  ayuda  del  Estado,  se  inició  en  Saltsjöbaden  en  1938.  Paulatinamente  se  centralizaron  las 
negociaciones  concentrando  los  esfuerzos  de  uno  y  otro  bando.  Los  grupos  de  interés  participan 
activamente en la planificación y en la administración de los programas públicos. La participación se ha 
desarrollado  no  sólo  en  el  Riksdag,  sino  también  en  los  consejos  de  dirección  de  las  agencias 
administrativas,  encargadas  de  implantar  los  programas  públicos  de  ámbito  nacional  (Wise  C.  et  al. 
1994: 1831). 
La crisis económica originada por la expansión del sector público ha amenazado el modelo corporativo 
de negociación de los principales actores del mercado laboral. Por un lado, las negociaciones entre los 
sindicatos y la patronal encuentran numerosas dificultades en un contexto de aumento imparable de la 
inflación, de desaparición del pleno empleo, de imposibilidad de mantener los acuerdos sobre política 
salarial  y  de  reducción  de  productividad  del  sector  público  (Jahn  1997:  112).  Por  otro  lado,  la 
participación de los grupos de interés en las agencias administrativas era atractiva en los momentos de 
crecimiento económico. En cambio, en la época de crisis presupuestaria, estos programas sólo podrían 
continuar si la escasez se traspasaba a todos los miembros de los consejos de dirección de las agencias 
—tanto  a  los  miembros  procedentes  del  sector  público  como  a  los  representantes  de  los  intereses 
sociales—,  es  decir,  los  programas  públicos  exigían  en  muchas  ocasiones  la  reducción  del  empleo 
público,  y  los  sindicatos  deberían  presentarse  como  valedores  de  este  tipo  de  medidas,  perdiendo  el 
prestigio  del  que  gozan.  A  principios  de  1992,  el  Gobierno  propuso  desvincular  a  algunos  grupos  de 
interés  de  los  consejos  de  dirección  de  determinadas  agencias.  A  partir  de  principios  de  los  años 
noventa, por tanto, se aprecia cómo las pautas corporativas se van diluyendo paulatinamente, y aparece 
un modelo de negociación más pluralista (Wise C. et al. 1994: 1832). 
   

 
4

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

FIGURA 1 LA DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL DEL PODER EN SUECIA (2011) 

  Parlamento europeo supranacional


 
 

nacional
Monarquía
  Monarkin
Parlamento [349]
  Riksdag
  Primer Ministro
  Statsminister

 
Gobierno [11]
  Regering
 
Agencia
  Ämbetsverk
 
  Junta Asamblea

regional
Delegación
regional administra tiva condado (21)
 
Landsting ejecutivo
Länstyrelser
  Direktor
 
Delegación

l ocal
  Admini stración
loca l comuna (290)
comunal
  Kommun
 
 
ele ctorado
 
  sufragio universal sufragio restringido nombramiento órgano ejecutivo

  [ ] nº de miembros ( ) nº de entidades colegio electoral órgano legislativo

La Administración Central 
Dos  aspectos  son  fundamentales  en  la  organización  y  el  funcionamiento  del  gobierno  y  la 
Administración  nacional  del  sistema  político‐administrativo  sueco.  Por  un  lado,  las  decisiones  del 
ejecutivo  son  decisiones  colectivas  que  emanan  del  gobierno  (Regering).  Por  otro  lado,  existe  una 
"Administración  dual"  por  la  que  las  agencias  administrativas  que  implantan  estas  decisiones  son 
independientes del gobierno.  
El gobierno y el sistema ‘ dual’ 
El Gobierno estaba formado en 2011 por el Primer Ministro y 23 ministros, repartidos en 11 ministerios, 
que  asisten  a  las  reuniones  del  Consejo  de  Ministros.  Esto  supone  que  un  ministerio  puede  tener  un 
ministro  principal  y  varios  viceministros,  aunque  todos  ostenten  el  título  de  ministro.  Por  ejemplo,  el 
ministerio de Sanidad y Asuntos Sociales contaba en 2011 con cuatro ministros: el ministro responsable 
del departamento, más el ministro de Administraciones públicas y vivienda, el ministro para la Seguridad 
Social  y  la  ministra  para  la  Infancia  y  la  Tercera  Edad.    Los  ministros  departamentales    o  ministros 
responsables se integran junto al Primer Ministro (statsminister) en la Oficina Gubernamental, creada en 

 
5

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

enero  de  1997.  La  creación  de  esta  Oficina  Gubernamental  tenía  un  objetivo  doble  de  fortalecer  la 
coordinación  política  del  gobierno  así  como  animar  la  movilidad  del  personal.  Por  tanto,  aunque  los 
departamentos tienen sus propios ministros y personal, ahora todos forman parte técnicamente de una 
única organización (Pierre 2004). 
El  complejo  ministerial  es  bastante  reducido.  En  total,  4771  personas  (4625  si  se  calcula  el  empleo  a 
tiempo completo) trabajaban en los ministerios en 2008, sin contar el personal de las embajadas (656 en 
2008). Estas cifras se han mantenido estables a lo largo tiempo de las últimas décadas  (Murray 2000: 
171).  A  cada  ministro  le  asiste  un  secretario  de  Estado,  un  jefe  de  prensa  y  asesores,  cuyos 
nombramientos son políticos, con lo que el cese del ministro implica el cese de estos cargos, unos 1801. 
Además, cada ministerio cuenta con un subsecretario para la gestión de los recursos del departamento y 
un secretario general para asuntos legales (FIGURA 2). Estos puestos se proveen de forma meritocrática. 
Para  la  coordinación  del  sistema,  el  Primer  Ministro  dispone  de  un  pequeño  gabinete 
(Statsrådsberedningen). En su entorno, además, se incluye un departamento administrativo que no está 
dirigido por el propio gabinete. El fortalecimiento del entorno del Primer Ministro se produjo a partir de 
los  años  sesenta  con  el  objetivo  de  auxiliarle  en  la  planificación  y  la  coordinación  del  trabajo 
gubernamental.  A  diferencia  de  otros  sistemas,  el  entorno  administrativo  del  Primer  Ministro  no  se 
encarga de hacer un seguimiento del trabajo de las agencias, ni se inmiscuye en la implantación de las 
políticas públicas. 
Los  miembros  del  gabinete  del  Primer  Ministro  son  nombrados  y  cesados  de  acuerdo  con  criterios 
políticos.  Desde  el  gabinete  se  hace  un  seguimiento  de  la  actividad  de  los  ministerios  y  también  se 
coordinan las relaciones con los partidos políticos que forman la coalición gubernamental. Cada partido 
de  la  coalición  posee  además  una  pequeña  oficina  para  coordinarse  con  sus  homólogos  y  para  vigilar 
estrechamente  la  actividad  de  aquellos  ministerios  que  estén  dirigidos  por  los  miembros  de  otros 
partidos políticos (Larsson 1995: 48). 
El  principal  instrumento  de  coordinación  reside  en  el  trabajo  colectivo  del  gobierno.  Los  ministros 
apenas adoptan decisiones individuales. Éstas se ciñen a la organización de su departamento. Cuando 
las  decisiones  afectan  a  los  programas  públicos,  deben  intervenir  los  demás  miembros  del  gobierno.  
Para estructurar este trabajo colectivo se celebran reuniones formales semanales, reuniones informales 
periódicas  y  las  comidas  de  trabajo.  Las  reuniones  semanales  del  consejo  de  ministros    (los  jueves  de 
cada  semana)  constituyen  un  mecanismo  de  coordinación,  aunque  no  el  único.  Además  de  este 
instrumento  formal,  existen  otros  mecanismos  informales.  Al  igual  que  en  otros  sistemas,  también 
existen  comisiones  y  negociaciones  preparatorias  de  los  consejos  de  ministros.  Estas  negociaciones 
preparatorias (gemensam beredning) tienen lugar entre representantes de dos o más ministerios y un 
representante del ministerio de Economía, quien estudia la viabilidad económica de los proyectos. Las 
propuestas se formalizan en el consejo de ministros. Muchas decisiones son adoptadas en las sesiones 
informales  del  gobierno  (allmän  beredning)  que  organiza  el  Primer  Ministro.  En  estas  sesiones  se 
discuten temas que no fueron tratados con la suficiente amplitud en el consejo de ministros; y en ellas, 
un  ministro,  acompañado  de  altos  funcionarios  del  departamento,  expone  el  tema  en  cuestión.  Estos 
funcionarios deberán abandonar la sala para las deliberaciones de los miembros del gobierno. Tras las 
deliberaciones, el Primer Ministro expondrá la política gubernamental. La legislación sueca requiere la 
presencia  de  al  menos  cinco  ministros  para  que  se  puedan  adoptar  decisiones  colectivas.  Otros 
mecanismos informales de coordinación se producen prácticamente de forma diaria, pues la mayoría de 
los  ministros  suelen  almorzar  juntos  (lunchberedning)  para  tratar  los  asuntos  comunes  o  individuales 
que puedan tener. Los nombramientos suelen ser discutidos en estas comidas de trabajo.  Por tanto, la 
preparación,  la  planificación  y  la  coordinación  de  los  asuntos  de  interés  general  se  realizan  de  forma 
colegiada por el gobierno. Si un ministro intenta adoptar decisiones sin el consentimiento escrito de sus 
colegas,  está  arriesgando  su  cargo.  A  diferencia  de  otros  sistemas,  no  existe  la  responsabilidad 
ministerial individual, que incluso es criticable en Suecia (Larsson 2001).  

                                                            
1
 http://www.sweden.gov.se/sb/d/3145  

 
6

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Aparte  de  las  reuniones  del  gobierno,  las  comisiones  de  expertos  (utredning)  estudian  los  temas 
interdepartamentales, a diferencia de otros países en los que se usan comisiones interministeriales. Las 
250  ó  300  comisiones  de  expertos  pueden  estar  formadas  por  parlamentarios,  funcionarios  de  las 
agencias  y  consultores  privados.  Para  orientar  el  trabajo  de  estas  comisiones,  el  gobierno  elabora  un 
documento  marco  con  las  instrucciones  y  los  límites  dentro  de  los  que  la  comisión  debe  buscar  las 
soluciones  a  los  problemas  planteados.  Estas  instrucciones  son  elaboradas  por  un  alto  funcionario, 
quien  suele  participar  en  la  comisión  en  representación  del  ministro.  Estos  mecanismos  ayudan  al 
gobierno a controlar el proceso y los resultados de la comisión, intentando alinear estos resultados con 
la política gubernamental. 
El  informe  elaborado  por  la  comisión  se  transmite  a  las  agencias  afectadas,  y  éstas  incorporan  las 
modificaciones oportunas. Los ciudadanos también pueden hacer observaciones a título individual. Toda 
la  documentación  que  se  ha  generado  en  el  estudio  sirve  para  la  decisión  gubernamental  o  para  la 
propuesta  legislativa  que  deberá  pasar  por  el  Riksdag  (Statskontoret  1998:  7).  Las  comisiones  de 
expertos constituyen un elemento más del modelo participativo y la forma consensuada de elaborar las 
políticas públicas en el sistema sueco. 
En  consecuencia,  el  mecanismo  más  efectivo  de  coordinación  que  posee  el  sistema  sueco  es  la 
búsqueda  de  consenso  entre  los  principales  actores.  Ello  obliga  a  estas  instituciones  a  mantener  una 
amplia  base  de  negociación,  teniendo  en  cuenta  no  sólo  los  puntos  de  vista  de  los  funcionarios,  los 
políticos del poder ejecutivo y los parlamentarios, sino, a veces, también de otros grupos de interés. Una 
de  las  desventajas  del  consenso  es  que  las  decisiones  tardan  en  adoptarse.  Muchas  comisiones  de 
expertos tardan más de un año en proponer alternativas. En cambio, una de las ventajas es que permite 
una  coordinación  amplia  de  la  adopción  de  las  decisiones  y  de  la  implantación  de  las  políticas,  como 
consecuencia de la considerable participación de diversos actores en estas comisiones. 
La responsabilidad ministerial colegiada directa sobre cómo las agencias interpretan la ley no es exigible 
como consecuencia de la independencia y de la dualidad del sistema. La Constitución tampoco permite 
al parlamento ejercer un control directo sobre la actividad de las agencias. Ante esta aparente falta de 
rendición  de  cuentas,  el  ombudsman  (Defensor  del  Pueblo)  sueco  tiene  la  llave  de  la  responsabilidad 
política (Ziller 2001). A diferencia de sus homónimos europeos (por ejemplo, el Defensor del Pueblo en 
España,  Irlanda  o  los  Países  Bajos),  el  ombudsman  sueco  se  encarga  de  comprobar  que  las  agencias 
respetan el principio de transparencia frente a terceros y frente a la prensa. Dado que los funcionarios 
son  criminalmente  responsables  de  sus  acciones,  el  parlamento  ha  delegado  en  el  ombudsman  el 
control de la mala administración, es decir, el ombudsman puede actuar como un fiscal; podría llevar a 
los funcionarios a prisión, mientras que en otros países europeos la acción del Defensor del Pueblo se 
limita a los casos en los que los tribunales ya no tienen jurisdicción. Esta interpretación de Ziller parece 
un poco exagerada, pues atribuye al ombudsman más poder del que realmente tiene. En realidad, las 
agencias suecas son menos independientes de lo que parece desprenderse del modelo. 
 
   

 
7

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

FIGURA 2 LA ESTRUCTURA TÍPICA DE UN MINISTERIO SUECO  (2011) 
Ministro
Minister POLÍTICOS

Viceministro

Biträdende minister
gabinete
Gabinete
prensa
Asesores CARGOS DE
políticos DESIGNACIÓN
POLÍTICA
Sakkunniga
Agencia
Statsrådsberedningen

Secretario de Estado Secretario de Estado Ämbetsverk

Statssekreterar Statssekreterar Director General

Generaldirektör

Subsecretario Asuntos FUNCIONARIOS


Administrativos y
Jurídicos

Subsecretario Subsecretario Subsecretario Subsecretario


de Estado de Estado de Estado de Estado

Secretaría Asuntos Secretaría Asuntos Subdirector Gen


Administrativos Jurídicos
Avdelningschef

Nombramiento discrecional

Cesa con cambio de gobierno No cesa con cambio de gobierno Entre funcionarios Carrera administrativa

Fuentes: Elaboración propia. Versión simplificada. 

 
 Las agencias independientes 
El segundo pilar del gobierno nacional, la "Administración dual", está formado por 414 agencias y juntas 
(Government  Offices,  2008).  Dentro  de  este  número  se  incluyen  las  juntas  que  reciben  órdenes 
estatutarias del gobierno. En algunos casos en los que las agencias poseen delegaciones regionales, cada 
delegación  cuenta  como  una  agencia  diferente.  En  2004,  el  número  de  agencias  era  de  573.  La 
reducción del número de agencias se debe a diversas fusiones realizadas, principalmente incorporando 
las  delegaciones  regionales  a  la  agencia  matriz,  como  las  que  se  fusionaron  bajo  el  paraguas  de  la 
Agencia  de  Empleo  Público.  Si  se  contabilizaran  las  agencias  que  rinden  cuentas  directamente  al 
gobierno, el número sería mucho menor, probablemente unas 300 aproximadamente. 
Mientras que el gobierno se encarga de la planificación y de la elaboración de los programas públicos, la 
implantación  de  estos  programas  es  tarea  de  las  agencias  independientes.  Estas  agencias  tienen  una 
naturaleza  muy  variopinta  que  va  desde  las  unidades  con  varios  miles  de  empleados  hasta  pequeñas 
entidades que desarrollan una tarea muy específica y sólo cuentan con uno o dos funcionarios (Larsson 
2001). La implantación del Estado del Bienestar en los años cincuenta y sesenta coadyuvó al crecimiento 
del número de agencias  y de su relevancia: a veces más importantes que los propios ministros por su 

 
8

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

capacidad de intervenir en la implantación de las políticas públicas y en el proceso decisorio. A partir de 
los  años  ochenta,  el  Estado  del  Bienestar  y  el  poder  central  de  las  agencias  fue  cuestionado,  y  se 
introdujeron varios mecanismos para aliviar la excesiva centralización del sistema. Para ello se recurrió a 
la descentralización territorial, la desregulación y la abolición de algunas agencias junto con la fusión de 
otras.  Algunas  agencias,  con  motivo  de  la  política  liberalizadora  de  la  UE,  fueron  convertidas  en 
empresas  públicas  (correos,  telecomunicaciones),  otras,  privatizadas,  y,  otras,  como  la  Agencia 
Tributaria, la de Empleo Público o la de la Seguridad Social resultaron de un proceso de fusión.  
Las  agencias  tienen  cierta  autonomía  de  gestión,  especialmente  de  los  recursos  financieros  y  de 
personal. Desde 1988, las agencias tienen un presupuesto marco, lo que permite a los directivos de la 
agencia  adoptar  la  mayoría  de  sus  decisiones  financieras  sin  necesidad  de  pedir  una  autorización  al 
ministerio de finanzas. Gracias a la introducción de la contabilidad analítica, se puede traspasar de 3 a 5 
por  ciento  de  las  asignaciones  presupuestarias  al  año  siguiente,  lo  mismo  que  también  se  puede 
endeudar  sobre  las  asignaciones  futuras.  En  cambio,  los  fondos  obtenidos  a  través  de  la  actividad 
comercial de la agencia están estrictamente regulados (Pollitt et al. 2004). Adicionalmente, las agencias 
suecas tienen una notable autonomía para determinar el tamaño del personal y su relación de puestos 
de trabajo, respetando siempre los límites legales y presupuestarios (Parrado 2010). 
Si bien son pocas las voces que ponen en cuestión el sistema "dual", el modelo participativo en el que se 
basa está experimentando cierto declive. Ello se puede apreciar en la evolución del órgano directivo de 
la agencia. El máximo responsable de la agencia puede ser un director general o un órgano colegiado. Al 
director  le  puede  asistir  una  comisión  consultiva  de  expertos,  aunque  sea  el  director  quien  tome  las 
decisiones. Si la dirección de la agencia le corresponde a un órgano colegiado, lo más normal es que éste 
se rija por el principio de responsabilidad limitada del órgano. Este órgano es presidido por un director 
general e incluye otros miembros nombrados por un período de tres años. El segundo tipo de órganos 
colegiados se rige por el principio de ‘responsabilidad extendida’, donde el director de la agencia no es 
el  presidente  de  la  junta  y  los  miembros  tienen  un  mandato  de  un  año.  En  este  caso,  la  junta  se 
compone  de  representantes  de  otras  agencias,  miembros  del  Riksdag  —tanto  del  partido 
gubernamental  como  de  partidos  de  la  oposición—  e  incluso  empresarios  o  representantes  de  otros 
grupos  de  interés.  En  el  pasado  también  se  nombraba  a  expertos  que  no  representaban  a  ninguna 
institución  concreta,  sino  que  venían  a  título  individual  por  sus  conocimientos  sobre  la  materia.  Esta 
composición de la agencia permitía no sólo que se concentrara en los asuntos particulares relacionados 
con sus competencias propias, sino también en asuntos más generales que afectaban a toda la sociedad. 
En definitiva, la agencia venía a representar un gobierno de los "hombres comunes" (Larsson 2000). Los 
cargos de las agencias son de designación política, aunque los conocimientos profesionales en el ámbito 
sectorial de la agencia suelen exigirse (Pierre 2004) 
Paulatinamente,  esta  forma  de  operar  ha  ido  cambiando.  La  inclusión  de  los  intereses  sectoriales 
afectados  en  las  reuniones  de  la  junta  directiva  de  las  agencias  debilita  el  ideal  weberiano  de  la 
burocracia  racional  imparcial,  ya  que  estos  intereses  afectados  deciden  sobre  las  políticas  que  les 
conciernen (March y Olsen 1989: 135), es lo que se conoce la organización por clientelas examinada en 
otro  Tema.  Al  mismo  tiempo,  los  grupos  de  interés  han  perdido  la  confianza  en  la  eficacia  de  estas 
negociaciones corporativas para conseguir sus metas (Wise C. et al. 1996: 157). Como consecuencia de 
ello, estos órganos directivos están siendo abolidos, y cada vez predomina más la agencia dirigida por un 
director general.  
Las  agencias  no  son  las  únicas  organizaciones  que  componen  el  poder  ejecutivo  de  la  Administración 
central. Además existen las delegaciones, las corporaciones estatales (statliga aktiebolag), las empresas 
públicas (affärsverk), las fundaciones (stiftelser) y las agencias especiales.  
Las  delegaciones  son  unidades  pequeñas  con  menos  de  100  empleados.  Los  miembros  de  las 
delegaciones son colectivamente responsables ante el gobierno por las decisiones adoptadas y suelen 
estar ligadas a una agencia, aunque los lazos de unión varían de unas situaciones a otras. Las relaciones, 
el apoyo administrativo y las líneas de responsabilidad entre las agencias y las delegaciones no son muy 
claras. Por esta razón, se ha propiciado en tiempos recientes la fusión de las delegaciones con la agencia 
con la que se relacionan principalmente como en la administración tributaria, la de empleo público o la 
seguridad  social.      Esta  última,  por  ejemplo,  fue  creada  en  2005  para  supervisar  el  trabajo  de  21 

 
9

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

unidades territoriales, con el objetivo de mejorar la eficiencia operativa de las mismas al mismo tiempo 
que se refuerza la seguridad legal en el sistema, porque se ha eliminado bastante variación en cómo se 
interpretaba la ley por las distintas unidades territoriales. Al mismo tiempo, estas reformas no parecen 
haberse  centrado  realmente  en  los  ciudadanos,  pues  se  ha  primado  las  cuestiones  de  la  eficacia  y  la 
eficiencia.  Es  obvio  que  estos  aspectos  redundarán  en  una  mejor  prestación  del  servicio  a  los 
ciudadanos,  sin  embargo,  éstos  no  tienen  ahora  mayor  confianza  en  la  agencia  de  la  seguridad  social 
que  en  el  pasado.  Especialmente,  los  ciudadanos  están  preocupados  de  que  su  caso  no  se  trata 
localmente, sino remotamente en una instancia central (Quist / Pauloff 2009). 
Las  corporaciones  estatales  son  entidades  legales  separadas.  Su  número  se  ha  reducido 
considerablemente  en  los  últimos  años  y  suelen  tener  competencias  comerciales  al  estilo  de  algunas 
empresas  privadas.  Se  regulan  por  la  misma  legislación  que  las  agencias  ejecutivas,  y  muchas  han 
desaparecido  como  consecuencia  de  la  política  liberalizadora  de  la  UE.  Su  posición  es  algo  más 
autónoma que la disfrutada por las agencias. Las empresas públicas, en cambio, forman parte del Estado 
y no constituyen una entidad legal separada. Las fundaciones son entes de propiedad privada creados y 
financiados parcial o totalmente por el gobierno, aunque los medios de control de los que el gobierno 
dispone sobre las fundaciones son menores que sobre las agencias y las delegaciones. Las fundaciones 
se  emplean  en  el  ámbito  cultural.  Las  agencias  especiales,  como  el  banco  central  y  el  defensor  del 
pueblo, responden directamente ante al parlamento y no ante el gobierno. 
El  gobierno  sueco  ha  realizado  notables  esfuerzos  por  evitar  la  centralización  geográfica  de  la 
Administración  nacional.  Desde  los  años  sesenta  se  ha  ubicado  la  sede  de  muchas  agencias  fuera  de 
Estocolmo, no sólo en ciudades de cierto tamaño, sino también en zonas rurales tanto del centro, del 
norte  como  del  sur.  De  esta  forma  se  ha  intentado  equilibrar  la  excesiva  concentración  de 
oportunidades de empleo en las grandes ciudades. 
La interdependencia entre el gobierno y las agencias 
El sistema sueco desafía claramente dos convenciones que predominan en otros sistemas europeos: la 
ausencia del principio de responsabilidad ministerial y el firme propósito de dividir de forma casi tajante 
la  adopción  de  decisiones  y  su  implantación.  Según  Larsson  (2001),  parece  que  todas  las  actividades 
públicas  pueden  ser  organizadas  mediante  la  división  entre  órganos  decisores  y  órganos  ejecutores, 
como si esta división confiriera una mayor flexibilidad al sistema, pues las agencias están más dispuestas 
y  preparadas  a  innovar  que  los  ministerios.  La  adaptabilidad  de  las  agencias  obliga  muchas  a  veces  al 
gobierno  a  mantener  el  mismo  ritmo  de  innovación,  y  no  le  queda  más  remedio  que  flexibilizar  sus 
procedimientos.  
Por  otra  parte,  esta  flexibilidad  de  las  agencias,  fruto  de  su  autonomía,  ocasiona  ciertos  problemas 
potenciales de coordinación entre el gobierno y las agencias, que son superados mediante mecanismos 
informales,  y  que  abarcan  desde  el  control  político  hasta  el  control  operativo  de  los  resultados.  El 
gobierno  depende  de  las  agencias  no  sólo  para  la  implantación  de  las  políticas,  sino  también  para  la 
adopción  de  decisiones,  pues  los  expertos  de  las  agencias  tienen  un  papel  importante  en  el  proceso 
decisorio. Las agencias, por otro lado, dependen del gobierno para conseguir los recursos que precisan 
para implantar los programas públicos. 
La independencia de las agencias ejecutivas posee cobertura constitucional2:  
"Ninguna autoridad pública, ni el Riksdag, ni el órgano ejecutivo de las comunas pueden interferir en la 
adopción de decisiones de la agencia cuando ejerce el poder público sobre un sujeto privado, sobre una 
comuna o en lo que atañe a la aplicación de la ley" (Larsson 1995: 58).  
De acuerdo con este principio de independencia, un ministro no puede dar instrucciones a una agencia 
acerca  de  cómo debe gestionar una cuestión particular. En realidad, la Constitución prohíbe todos los 
contactos formales entre los ministerios y las agencias. El resultado de esta división tan estricta es que 
los  ministros  no  son  responsables  de  la  interpretación  de  la  ley  que  los  funcionarios  de  las  agencias 

                                                            
2
 Instrumento de Gobierno, capítulo 11, párrafo 7. 

 
10

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

realizan.  Sin  embargo,  cuando  las  agencias  desempeñen  tareas  que  no  estén  relacionadas  con  la 
interpretación  de  la  ley,  entonces  tienen  que  someterse  a  las  directrices  del  gobierno,  que  puede 
supervisar su trabajo de una forma más detallada (Jahn 1997: 117). Como consecuencia de la capacidad 
autónoma de las agencias para interpretar las leyes, su independencia es asimilable a la que tienen las 
instancias  del  poder  judicial.  Además,  los  funcionarios  de  las  agencias  pueden  trabajar  para  varios 
ministerios,  aunque  las  vinculaciones  por  razón  de  la  materia  se  den  fundamentalmente  con  un 
ministerio.  
No  obstante,  pese  a  las  prescripciones  formales  de  independencia,  los  contactos  informales  y  los 
instrumentos  indirectos  de  control  gubernamental  sobre  la  actividad  de  las  agencias  constituyen  una 
práctica  cotidiana  por  lo  que  las  fases  de  adopción  de  decisiones  y  de  su  implantación  se  hacen  más 
interdependientes.  El  gobierno  dispone  de  varios  instrumentos  para  controlar  las  agencias 
administrativas. En primer lugar, el gobierno puede redactar directrices sobre cómo deben interpretarse 
las disposiciones parlamentarias. Esto se suele realizar mediante decretos.  
En segundo lugar, también puede elaborar instrucciones detalladas sobre el uso de los fondos públicos 
asignados  por  el  Riksdag.  Esto  se  produce  para  unas  200  agencias  que  están  reguladas  por  decretos 
gubernamentales.  Las  directrices  que  reciben  sobre  las  asignaciones  presupuestarias  establecen  las 
metas a alcanzar por las agencias, los recursos económicos que disponen y cómo deben distribuirse los 
fondos  entre  las  distintas  áreas  operativas.  Durante  el  año  presupuestario,  estas  directrices  pueden 
estar sujetas a enmiendas (68 se contabilizaron en 2008) (Government Office 2009).  
En tercer lugar, el gobierno nombra a los máximos responsables de la agencia, aunque este instrumento 
de control gubernamental tiene un inconveniente que puede realzar la independencia de la agencia. El 
director de la agencia es nombrado por un período de seis años renovable por otros tres más, y el relevo 
antes de que expire el plazo del mandato es bastante infrecuente. Por tanto, teniendo en cuenta que el 
mandato gubernamental es de cuatro años como máximo, es muy posible que un  director  general de 
una  agencia  trabaje  con  gobiernos  diferentes.  Este  solapamiento  de  mandatos  es  un  indicio  de  la 
independencia de la que gozan las agencias (Murray 2000).  
En  cuarto  lugar,  el  gobierno  puede  requerir  una  memoria  anual  de  actividades  y  de  objetivos 
alcanzados. Esto podría asimilarse a la técnica del contrato‐programa,  aunque sin emplear esta etiqueta 
en concreto, pues es poco apropiada en el contexto legal sueco de independencia constitucional de las 
agencias. Más bien, se ha realizado un esfuerzo por establecer objetivos sobre los que se debe informar 
en las memorias anuales. Estos objetivos, de acuerdo con Pollitt et al. (2004), tienden a establecerse en 
términos de amplias prioridades políticas, más que objetivos específicos. 
En  quinto  lugar,  el  gobierno  puede  crear  nuevas  agencias,  desposeyendo  de  funciones  a  las  ya 
existentes  o  transfiriendo  las  competencias  de  las  que  no  cumplan  con  las  instrucciones 
gubernamentales a otras agencias (Larsson 1995; Pierre 1995a: 146). La fusión de agencias (además de 
la  privatización)  se  ha  producido  en  varios  ámbitos  para  reducir  las  573  agencias  de  2004  a  las  414 
existentes en 2008. No obstante, no está claro cuándo estas fusiones han respondido a un “exceso” de 
independencia de las agencias. 
En sexto lugar, la ausencia de contactos formales se ve equilibrada por los contactos informales entre la 
agencia y el ministerio. Estos contactos suelen referirse como diálogos sobre objetivos y resultados. Las 
reuniones están estructuradas en torno a una lista de ítems que ha elaborado el ministerio de finanzas. 
Adicionalmente,  el  director  de  la  agencia  puede  incorporar  aspectos  que  afecten  a  la  gestión  de  la 
agencia.  En  las  entrevistas  realizadas  por  Pollitt  et  al.  (2004),  había  diferentes  visiones  sobre  estos 
diálogos.  En  algunos  casos  se  consideraban  como  encuentros  de  rutina  que  no  duraban  más  de  30 
minutos  mientras  que  en  otros  casos  se  reflejaba  un  debate  intenso  sobre  los  temas  a  tratar.  En 
cualquier  caso,  ésta  es  una  buena  oportunidad  para  que  las  agencias  pidan  un  incremento  de  sus 
asignaciones  presupuestarias.  Por  tanto,  a  pesar  de  la  idea  de  "dualidad"  que  transmite  el  diseño  del 
sistema, parece que una gran interdependencia opera en la práctica. En definitiva, la irresponsabilidad 
ministerial sobre las decisiones de la agencia no es tan estricta, dado que algunos ministros han tenido 
que  dimitir  como  consecuencia  de  los  escándalos  que  se  han  producido  en  agencias  vinculadas  a  un 
ministerio determinado (Larsson 1995: 62‐63). 

 
11

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Básicamente,  tres  ventajas  se  derivan  de  este  sistema  de  Administración  "dual".  Por  una  parte,  los 
ministros  se  benefician  del  sistema,  ya  que  tienen  en  la  práctica  una  mayor  influencia  que  la 
responsabilidad  que  se  les  exige.  Por  otra  parte,  la  independencia  de  las  agencias  de  los  partidos 
políticos en la designación de los máximos responsables es considerable, por lo que parece que triunfa 
la idea del Rechtsstaat (Estado de derecho) en los nombramientos de los puestos directivos. Finalmente, 
aislados  de  la  presión  política  gracias  a  la  relativa  independencia  de  las agencias,  los  funcionarios  han 
desarrollado  una  gran  profesionalidad  que  ha  permitido  que  desarrollen  unos  servicios  de  notable 
calidad. 
 

La función pública 
El sistema de puestos de trabajo 
El sector público sueco incluía aproximadamente al 39 por ciento de la fuerza laboral del país en 1996. 
Este porcentaje se redujo a 28,8 por ciento en 2011, aunque esta tasa sigue siendo la más alta de los 
países desarrollados. El gasto público de Suecia, 55,16 por ciento del PIB, se reparte casi a partes iguales 
entre  el  gobierno  central  (43,9  por  ciento)  y  las  corporaciones  locales  (44,8),  mientras  que  el  resto  le 
corresponde  a  la  seguridad  social  (11,3  por  ciento).  El  porcentaje  de  empleo  en  el  ámbito  central  es 
mucho  en  menor  en  relación  a  la  distribución  del  gasto  público.  En    2008,  el  17,  9  por  ciento  de  los 
empleados públicos trabajaban en el nivel central, es decir, unas 240000 personas que trabajan en las 
agencias fundamentalmente (OECD 2011). Además de las transferencias de competencias y de personal 
del nivel central al local, la reducción del empleo público en el nivel central se debe a la transformación 
de algunas agencias en entidades comerciales y, recientemente, al recorte del empleo como medida de 
austeridad para atajar la crisis económica. 
Los  puestos  de  la  Administración  central  son  ocupados  principalmente  por  funcionarios,  y  sólo  193 
puestos  se  proveían  con  criterios  políticos  de  las  4771  personas  que  trabajaban  en  2008    en  los 
Departamentos  ministeriales  (Government  Office  2009)  (FIGURA  2).  Los  puestos  directivos  de  las 
agencias también son nombrados por el gobierno. Aunque el nombramiento está abierto a funcionarios 
y  no  funcionarios,  muchos  de  estos  puestos  son  cubiertos  por  personas  que  han  ocupado  puestos 
políticos (ministros, secretarios de Estado o diputados).  
El  sistema  sueco  es  básicamente  un  sistema  de  puestos  de  trabajo.  Los  candidatos  son  seleccionados 
para desempeñar un puesto concreto y se someten normalmente a una entrevista, previa selección del 
currículum  más  adecuado  para  el  puesto.  El  candidato  que  gane  el  concurso  será  empleado  por  una 
agencia  específica  y  su  ámbito  de  trabajo  se  circunscribirá  a  esa  agencia.  En  teoría,  la  abolición  del 
puesto de trabajo supone el cese del funcionario, pues no se le garantiza el acceso a una constelación de 
puestos  como  ocurre  en  los  sistemas  de  carrera.  En  la  práctica,  una  vez  en  la  Administración,  una 
persona  se  puede  presentar  a  otras  plazas  vacantes  concursando  con  candidatos  externos.  De  esta 
forma  se  configura  la  "carrera"  de  los  funcionarios  públicos  (Murray  2000).  La  promoción  dentro  del 
mismo  puesto  se  basa  principalmente  en  las  aptitudes  de  los  funcionarios,  su  rendimiento  y  en  la 
antigüedad  en  el  puesto,  aunque  la  antigüedad  va  dejando  paso  a  las  aptitudes  y  el  rendimiento.  Las 
responsabilidades  que  se  requieren  de  un  funcionario  suelen  ser  amplias  y  esto  incluye  numerosas 
posibilidades para mejorar tanto el nivel responsabilidad como el nivel salarial. Para esta promoción o 
carrera  dentro  del  mismo  puesto  se  emplean  los  diálogos  entre  empleados  y  sus  jefes.  En  Suecia,  el 
dialogo  entre  supervisores  y  subordinados  en  todos  los  niveles  organizativos  es  útil  a  la  hora  de 
involucrar al personal y de definir los objetivos individuales anuales. En este diálogo también se hace un 
seguimiento de los resultados del año anterior, además de debatirse las medidas a tomar para mejorar 
el desempeño. 
Se puede, por supuesto, cambiar de puesto de trabajo dentro de la misma agencia o en otra agencia. Sin 
embargo, en este caso, los empleados públicos compiten en igualdad de condiciones por conseguir ese 
puesto  que  los  candidatos  externos.  Los  empleados  públicos  no  tienen  preferencias  cuando  solicitan 
ocupar un puesto vacante. 

 
12

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Los  contratos  de  los  funcionarios  suelen  ser  por  tiempo  indefinido.  Esto  no  significa  que  tengan 
garantizado  un  trabajo  de  por  vida  en  la  Administración.  En  los  casos  en  los  que  se  deba  realizar  una 
reestructuración  organizativa  o  haya  causas  económicas  acuciantes,  los  funcionarios  pueden  ser 
despedidos  de  su  puesto  de  trabajo  y  de  la  Administración,  con  ciertos  compromisos  por  parte  del 
Estado  para  garantizar  una  pensión  por  unos  meses  así  como  ayuda  en  la  búsqueda  de  otro  empleo. 
Antes  de  iniciar  uno  de  estos  procesos  de  despido  colectivo,  la  agencia  tiene  que  consultar  con  los 
sindicatos  estas  cuestiones.  También  debe  consultar  cambios  significativos  vinculados  con  las 
actividades de la agencia o las condiciones laborales de los empleados. Sin embargo, una vez que se ha 
seguido  este  procedimiento  de  consulta,  no  hay  nada  que  impida  a  la  agencia  a  tomar  una  decisión 
unilateral sobre las cuestiones mencionadas. 
A partir de 1989, las agencias gubernamentales son libres de reclutar y de despedir a su personal y de 
establecer el nivel salarial que estimen oportuno. Su actuación se regula por las leyes laborales que se 
aplican  tanto  a  las  empresas  privadas  como  a  las  organizaciones  públicas.  Una  ley  específica  de  la 
función  pública  añade  un  número  limitado  de  peculiaridades  del  sector  público  en  el  ámbito  del 
despido,  de  las  comisiones  de  servicios  y  de  las  sanciones  disciplinarias.  La  formación  también  es 
responsabilidad de la agencia, y sus máximos responsables pueden organizarla con quienes crean más 
oportuno: instituciones educativas o empresas consultoras si el propio personal de la agencia no puede 
llevar  a  cabo  la  formación  (Gustafsson  1995:  54;  Murray  2000).  A  pesar  de  la  descentralización  de  la 
política de recursos, el gobierno hace un seguimiento de esta política. Para ello, examina la información 
sobre el desarrollo de las remuneraciones, la distribución por géneros, la estructura de la pirámide de 
edad así como la rotación de personal que aparece en la memoria anual de la agencia. La información es 
enviada directamente al gobierno o a la Agencia Sueca para el Empleo Gubernamental, creada en 1994.  
Las  disposiciones  normativas  que  se  aplican  al  empleo  son  las  mismas  para  todos  los  sectores  de  la 
economía,  público  y  privado.  Puede  existir  una  regulación  separada  para  determinados  puestos  con 
responsabilidades  particulares  o  para  las  disputas  en  ciertas  agencias  del  gobierno,  pero  esas 
particularidades son las mínimas. 
Los  acuerdos  colectivos  con  los  sindicatos  se  realizan  a  través  de  la  Agencia  Sueca  para  el  Empleo 
Gubernamental,  que  está  controlada  por  el  resto  de  las  agencias.  Esta  agencia  funciona  como  una 
sociedad económica en la que las demás agencias pagan una cuota. Su consejo de dirección es elegido 
por  los  directores  de  las  demás  agencias  —aunque  el  nombramiento  formal  le  corresponda  al 
gobierno— y el director general es nombrado por el consejo de dirección. La filosofía que inspira a esta 
agencia tan peculiar es que el gobierno no tiene nada que ver con las negociaciones salariales.  
Además de este mecanismo de negociación, el gobierno flexibilizó la gestión de los recursos humanos a 
principios  de  los  años  noventa  con  el  objetivo  de  reducir  el  gasto  público.  Para  ello  empleó  varios 
instrumentos (Gustafsson 1995: 41‐44). En primer lugar se adoptó una política salarial flexible en la que 
empezó a remunerarse el especial rendimiento de los trabajadores públicos, fundamentalmente de los 
directivos. En segundo lugar se descentralizó la política de personal, haciendo responsables de la gestión 
de  personal  tanto  a  los  directivos  de  las  agencias  como  a  los  dirigentes  de  las  entidades  locales. 
Finalmente se ha fomentado la coparticipación de los empleados en las decisiones que afectan no sólo a 
sus deberes y derechos, sino también a sus condiciones laborales. 
En la reforma del sector público, los sindicatos se han mostrado bastante cooperativos. En primer lugar, 
se  ha  fomentado  la  participación  de  los  trabajadores  en  todas  las  decisiones  que  les  afectan.    Por 
ejemplo,  las  agencias  están  obligadas  a  informar  regularmente  a  los  sindicatos  relevantes  (es  decir, 
aquéllos con los que tienen un acuerdo colectivo básico), el estado financiero de la agencia así como las 
directrices  de  personal.  El  Estado  y  los  sindicatos  crearon  un  fondo  de  ayuda  para  las  iniciativas  de 
reformas  descentralizadoras.  Estas  reformas,  destinadas  a  la  mejora  de  la  eficacia  de  la  organización, 
eran  financiadas  parcialmente  con  estos  fondos  especiales,  y  en  la  discusión  sobre  la  financiación 
participaban los trabajadores mediante acuerdos colectivos. La organización que se quiere acoger a los 
fondos debe presentar un proyecto viable y contar con el apoyo de sus trabajadores. Esta iniciativa se 
considera  única  en  el  ámbito  internacional.  En  segundo  lugar,  los  sindicatos  y  el  Estado  acuerdan  las 
condiciones de despido en un contexto en el que la seguridad en el empleo ha dejado de ser un baluarte 
del sector público. Entre otras medidas, ambas partes han creado una fundación para obtener nuevos 

 
13

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

empleos  para  las  personas  despedidas.  Si  la  fundación  no  logra  reubicarlas,  existe  un  sistema  de 
compensaciones  para  resarcir  a  los  desempleados,  se  ofrecen  cursos  de  formación  que  permitan  la 
adaptación  profesional,  se  presta  dinero  para  que  los  desempleados  puedan  establecer  su  propio 
negocio y se facilita la jubilación anticipada (Gustafsson 1995: 57‐60; Murray 2000). 
La alta función pública 
A pesar de la homogeneidad pretendida entre el empleo público y el empleo privado con la legislación 
aplicable, la movilidad entre estos dos sectores es prácticamente inexistente. La movilidad intrasectorial 
entre ministerios y agencias es prácticamente nula, por lo que realmente no existe una función pública 
directiva  polivalente  formada  por  generalistas  con  conocimientos  sobre  varios  sectores  de  la 
Administración. Gran parte de los altos funcionarios de los ministerios y de las agencias pasan la mayor 
parte  de  su  vida  profesional  en  una  única  organización  (Pierre  y  Ehn  1999).  No  existe  una  única 
universidad o institución que canalice el reclutamiento de las elites funcionariales. Finalmente, tampoco 
existe una carrera predominante como parte del currículum de los directivos públicos. Si en el pasado la 
mayoría  estudiaba  derecho,  en  la  actualidad,  la  proporción  de  carreras  queda  muy  repartida  entre 
ciencias  sociales,  economía,  derecho  y  físicas.  Por  tanto,  el  sistema  sueco  no  se  ha  orientado  hacia  la 
construcción de una elite funcionarial homogénea (Larsson 2001a).  
La  elite  político‐administrativa  está  formada  por  los  secretarios  de  Estado,  los  asesores  políticos  del 
ministro,  los  subsecretarios  de  Estado  y  los  directores  de  las  agencias.  Tanto  el  secretario  de  Estado 
como  los  miembros  de  la  oficina  de  prensa  y  los  asesores  políticos  son  nombramientos  claramente 
políticos,  que  deben  abandonar  el  cargo  con  la  expiración  del  mandato  del  gobierno  (FIGURA  2).  Los 
subsecretarios de Estado son fundamentalmente funcionarios que consiguen desempeñar este puesto 
gracias  a  criterios  meritocráticos.  Finalmente,  los  directores  de  las  agencias  pueden  permanecer  en  el 
cargo  después  del  cambio  de  gobierno,  y  es  muy  raro  que  el  gobierno  entrante  cese  a  los  directores 
nombrados por el gobierno anterior.  
Si  se  analizan  las  características  de  estos  altos  cargos,  se  puede  apreciar  que  todos  los  secretarios  de 
Estado están afiliados a uno de los partidos políticos de la coalición gubernamental. Este porcentaje se 
reduce considerablemente para el resto de los cargos considerados. La alta afiliación política de estos 
cargos  no  implica  que  la  mayoría  de  las  personas  que  ocupan  un  puesto  de  la  cúpula  administrativa 
proceda  del  mundo  de  la  política.  De  hecho,  el  reclutamiento  de  candidatos  externos  es  bastante 
reducido  para  los  tres  niveles  contemplados:  entre  el  3  por  ciento  en  el  caso  de  los  directores  de  las 
agencias  y  el  9  por  ciento  en  el  de  los  subsecretarios  de  Estado  (Larsson  2001a).  La  apertura  hacia  el 
sector privado de los puestos superiores de la Administración es una de las características de un sistema 
abierto de función pública. No obstante, parece que el itinerario normal para alcanzar estos puestos se 
inicia en la propia Administración (Larsson 2001a). 
En términos comparados, la politización de la alta función pública en Suecia es baja cuando se analiza el 
número  de  cargos  políticos  que  son  nombrados  discrecionalmente.  La  proporción  de  cargos  con 
nombramiento  discrecional  se  ha  mantenido  bastante  estable  en  los  últimos  casi  veinte  años,  sólo 
superando el 4 por ciento en 1993 (véase la Tabla). 

 
14

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Tabla 1 Número de cargos de designación política y su porcentaje sobre el total de empleados 
públicos en los departamentos ministeriales (1993‐2008) 

Año  1993  1994  1995  1996  1997  1998  1999  2000  2008 

Empleados  3484  3515  3770  3893  4149  4025  4220  4472  4771 

Cargos  de  144  129  135  134  127  111  126  159  180 
designación 
política 

%  4,1  3,7  3,6  3,4  3,1  2,8  3,0  3,6  3,7 

Fuentes: Pierre 2004: 47; Government Office (2009) 
Por lo que respecta a las agencias, tampoco parece que exista una politización alta. En la década de los 
años  noventa,  solamente  uno  de  cada  cuatro  directores  de  agencia  tenía  un  bagaje  político  y  no 
profesional, y el 75 por ciento restante es reclutado atendiendo al mérito Pierre (2004).  
En  general,  se  podría  decir  que  el  control  político  de  la  Administración  por  parte  del  gobierno  no  es 
demasiado alto. Por una parte, la tradición del Estado de derecho es imperante y esta tradición subraya 
la  neutralidad  competente  de  los  funcionarios,  quienes  sirven  al  gobierno  de  turno.  Sin  embargo,  por 
otro  lado,  con  la  expansión  del  Estado  del  bienestar  y  la  primacía  del  partido  socialdemócrata  en  el 
poder  durante  gran  parte  de  la  historia  reciente  del  país,  se  espera  de  la  función  pública  quizá  cierta 
simpatía por los valores de los partidos socialdemócratas. 
Por  tanto,  los  altos  funcionarios  mantienen  una  cierta  sensibilidad  política  a  la  vez  que  preservan  su 
profesionalidad.  Su  participación  en  el  proceso  decisorio  se  produce  a  través  de  las  comisiones  de 
expertos o de las comisiones parlamentarias, por ejemplo. El número de encuentros informales entre los 
altos  funcionarios  y  el  resto  de  los  actores  del  sistema  político  son  también  considerables,  llegando  a 
plantearse su inconstitucionalidad en ocasiones (Pierre y Ehn 1999: 259). La cultura del consenso y de la 
participación  contribuye  a  la  relativa  cohesión  del  sistema  a  pesar  de  su  fragmentación.  En  el  sistema 
sueco, la Administración "dual" ha servido para despolitizar a la función pública dotándola de autonomía 
y  protegiéndola  del  control  político.  Se  pretendía  preservar  los  principios  del  Rechstaat  (Estado  de 
derecho)  y  la  profesionalización  de  los  funcionarios.  Al  mismo  tiempo  que  se  ha  producido  esta 
despolitización en el diseño organizativo, los altos funcionarios son cada vez  más sensibles al discurso 
político  y  a  las  connotaciones  políticas  de  los  programas  públicos,  por  lo  que  aumenta  su  grado  de 
politización.  En  términos  comparados,  no  obstante,  parece  que  existe  una  cierta  separación  de  los 
papeles  desempeñados  en  los  ministerios  y  las  agencias;  y  los  canales  formales  e  informales  de 
comunicación permiten a funcionarios y políticos formar un grupo dirigente relativamente homogéneo 
con contactos frecuentes. 

La administración territorial 
En la Administración sueca destacan principalmente dos niveles político‐administrativos: el nacional y el 
local.  También  existe  un  nivel  regional  o  condado  (landsting)  cuya  relevancia  es  menor.  Los  países 
escandinavos se caracterizan en general por tener un poder local fuerte.  
Un poco de historia 
Las leyes de 1862 y 1948 capacitaron a las comunas (municipios) suecas para hacer cumplir la ley en su 
ámbito territorial, administrar los asuntos de sus ciudadanos y recaudar impuestos.  Las reformas más 
importantes  del  gobierno  local  se  produjeron  en  la  segunda  mitad  del  siglo  XX.  A  partir  de  los  años 
cincuenta  se  desarrollaron  tres  reformas:  la  reducción  del  número  de  comunas  mediante  fusiones,  la 
introducción de mayor democracia local y, finalmente, la introducción de mecanismos de mercado en la 
gestión de las corporaciones locales. 
La primera reforma se relacionaba con la fragmentación municipal. Antes de 1950 había en Suecia unas 
2.500  comunas  rurales.  Muchas  de  ellas  tenían  muy  pocos  habitantes  como  para  poder  sustentar 

 
15

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

adecuadamente  los  costes  de  un  Estado  de  Bienestar  en  continua  expansión.  Se  barajaron  dos 
estrategias  para  solucionar  este  problema:  aumentar  el  poder  periférico  de  las  agencias  estatales  y 
disminuir  el  número  de  comunas  para  aumentar  su  capacidad.  La  tradición  de  gobierno  local  del  país 
hizo  triunfar  la  segunda  estrategia.  Mediante  las  reformas  de  1952  y  1974  se  redujo  el  número  de 
municipios a 286. Este proceso de fusión no siempre aconteció de forma pacífica y, en algunos casos, se 
tuvieron que separar comunas fusionadas. Durante este período aumentaron los recursos tanto de los 
municipios como de los landstings. De las agencias estatales se transfirieron las funciones educativas y 
de  vivienda  a  las  comunas,  y  las  prestaciones  sanitarias  se  traspasaron  a  los  landstings.  El  nivel 
impositivo local aumentó y crecieron las transferencias financieras estatales. Paralelo al incremento de 
las  transferencias  se  desarrolló  un  aumento  del  control  gubernamental  sobre  la  periferia  mediante  la 
regulación de las actividades locales (Häggroth 1994: 1854). 
En segundo lugar, como consecuencia de este proceso de fusiones, se produjo una profesionalización de 
la  Administración  local  mediante  la  burocratización  y  la  expansión  del  número  de  funcionarios.  El 
aumento del poder administrativo en el seno de las comunas comenzó a plantear problemas de control 
político  y  a  debilitar,  en  definitiva,  el  control  democrático  sobre  las  acciones  comunales.  Para  superar 
este déficit democrático se desarrolló un segundo grupo de reformas que arranca con la ley de 1977 y 
que  estaba  destinado  a  potenciar  la  democracia  local.  Se  acometieron  tres  acciones  básicas:  a) 
Incrementar la participación de los ciudadanos en los asuntos municipales a partir de las asociaciones de 
vecinos.  b)  Transferir  el  poder  de  los  funcionarios  a  los  concejales.  c)  Relajar  el  nivel  de  regulación 
estatal al que estaban sometidas las comunas. En este sentido, a partir de 1982 se inició un proceso de 
desregulación por el que se pretendía funcionar mediante leyes marco (ramlagar) donde se expusieran 
las pautas más generales sobre la prestación de los servicios —por ejemplo en el ámbito de los servicios 
sociales— y se dejaba la legislación más detallada a las comunas.  
Finalmente, la tercera ola de reformas está relacionada con la gobernabilidad del sistema local desde el 
punto de vista de la gestión pública y en consonancia con la decidida política gubernamental de reducir 
el elevado gasto público. A finales de los años ochenta se introdujo una filosofía más bien empresarial. 
Frente  al  lema  de  los  partidos  burgueses  que  formaron  el  Gobierno  en  1991 de  descentralización  con 
privatización,  triunfó  la  estrategia  de  los  socialdemócratas,  quienes  recuperaron  el  poder  en  1994,  de 
descentralización con eficiencia. Comienza a producirse un nuevo proceso de fragmentación, esta vez de 
la gestión. Se empezaron a dividir las funciones de la comuna en términos de la producción de servicios 
—planificación, propuesta para la oferta del servicio a concurso, seguimiento de la prestación por parte 
de las empresas privadas y los consorcios creados con empresas privadas para tales efectos (Lundqvist 
1998: 99 y ss)— y de la provisión del servicio —que en ocasiones queda en el seno de la comuna y en 
otras  se  subcontrata—.  Al  mismo  tiempo  se  pasa  de  un  proceso  de  transferencias  condicionadas  a 
transferencias  no  condicionadas  y  se  fomenta  la  delegación  de  poder    de  decisión  a  los  gestores 
encargados de servicios (Montin 1992: 33‐34). 
La configuración actual 
En  la  actualidad,  el  poder  territorial  inferior  al  ámbito  nacional  se  distribuye  entre  21  condados 
(landsting) y 290 comunas (kommun). En el ámbito del condado se cumplen básicamente dos funciones. 
Por  un  lado,  se  ejecutan  las  políticas  decididas  por  el  gobierno  central  a  través  de  las  delegaciones 
periféricas  de  las  agencias  estatales.  Por  otro  lado,  el  gobierno  del  condado  tiene  una  competencia 
propia  de  asistencia  sanitaria,  que  consiste  básicamente  en  la  gestión  de  hospitales  de  cobertura 
supramunicipal.  El  condado  tiene  menor  relevancia  política  y  administrativa,  pues  la  mayoría  de  las 
funciones corresponden al nivel nacional y al local. 
Por lo que respecta a la primera función, la Administración periférica de los servicios públicos nacionales 
de  las  agencias  administrativas  está  representada  en  cada  condado  por  21  juntas  administrativas 
(länstyrelser).  Esta  comisión  está  presidida  por  el  gobernador,  nombrado  por  el  gobierno  nacional,  y 
está compuesta por miembros de la delegación regional de las agencias y otros cuerpos administrativos 
directamente subordinados a las agencias nacionales. El gobernador es nombrado por un período de 6 
años, y los demás miembros de la comisión son nombrados por el consejo del condado, elegido éste por 
sufragio universal. La misión principal del gobernador, como representante del gobierno en el condado, 

 
16

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

consiste en coordinar las políticas de los distintos niveles de gobierno —nacional, condado y municipal— 
en  el  ámbito  del  landsting,  así  como  supervisar  ciertas  áreas  de  actuación  —planificación  urbana, 
vivienda,  servicios  sociales,  carreteras,  tráfico  entre  otros  servicios—  en  las  que  las  comunas  tienen 
competencia.  
La segunda función del condado, el ejercicio de las competencias propias, se lleva a cabo por los órganos 
del landsting. Tanto en los landstings como en las comunas existe una asamblea representativa, cuyos 
miembros  son  elegidos  por  sufragio  universal  cada  cuatro  años  el  mismo  día  en  que  se  eligen  los 
diputados del Riksdag. Las funciones más importantes de la asamblea son las siguientes: la planificación 
política sobre su ámbito territorial, el establecimiento de objetivos y directrices para los servicios de su 
competencia, la decisión sobre las tasas aplicables a los distintos servicios y la asignación de los fondos 
presupuestarios necesarios para el cumplimiento de estas tareas. Especialmente en el ámbito municipal, 
los miembros del consejo desempeñan sus tareas mediante las comisiones nombradas por el consejo. 
Las comisiones preparan los asuntos que deben ser tratados por el consejo y también se encargan de 
implantar las decisiones que éste adopta. Existe una comisión ejecutiva que hace las veces de gobierno 
municipal  y  se  encarga  de  dirigir  y  coordinar  las  actividades  de  las  restantes  comisiones. 
Tradicionalmente algunas comisiones municipales eran obligatorias en todo el territorio —de educación, 
protección de la salud y del medio ambiente, comisión social y la comisión de infraestructuras—, pero 
esta obligatoriedad desapareció como consecuencia del proceso de desregulación que ha tenido lugar 
en el ámbito local (Montin 1992). 
La organización administrativa de los landstings y de las comunas varía en función de su tamaño. En los 
landstings, lo más común es que exista una oficina encabezada por un gerente nombrado por el consejo 
del condado. En las comunas más pequeñas existe una oficina para cada comisión con un director que 
asume la responsabilidad. En la mayoría de las comunas grandes, la organización se hace más compleja 
con  la  creación  de  subcomisiones,  algunas  de  las  cuales  tienen  una  oficina.  En  estas  comunas,  las 
responsabilidades de las oficinas en la ejecución de los programas públicos son mayores; las comisiones, 
por el contrario, se encargan principalmente de planificar y adoptar las decisiones políticas.  
El gobierno de los municipios se ha caracterizado por una concepción monista que supone que el poder 
es ejercido por el consejo local y sus comisiones, como los órganos que ostentan el poder normativo y 
ejecutivo de la comuna. En líneas generales, este poder se ejerce de una forma colegial o asamblearia 
por personas que no son profesionales de la política (Bäck 2005) 
Como consecuencia de la evolución que ha sufrido la organización interna del gobierno local sueco en 
las  últimas  décadas,  se  ha  pasado  de  una  Administración  dominada  por  diletantes  a  otra  más 
profesionalizada.  No  obstante,  los  representantes  electos  tienden  a  involucrarse  activamente  en  los 
asuntos  cotidianos  de  gestión,  aun  a  pesar  de  que  las  reformas  de  principios  de  los  años  ochenta 
estuvieran orientadas a que los representantes políticos se ciñeran más a la formulación de los objetivos 
que permitieran satisfacer las necesidades de la población. Con la nueva ley del gobierno local de 1992 y 
la eliminación de los obstáculos que impedían a las comunas autoorganizarse, se está llevando a cabo 
una división entre la provisión y la producción del servicio, es decir, las comunas se centran en formular 
los  objetivos  globales,  decidir  la  forma  más  apropiada  de  prestar  el  servicio  y  elegir  los  instrumentos 
para  hacer  un  seguimiento  de  la  prestación  del  servicio.  La  producción  del  servicio,  es  decir,  su 
prestación,  se  lleva  a  cabo,  bien  mediante  las  oficinas  administrativas  de  la  comuna,  bien  a  través  de 
empresas comunales o mediante fórmulas de cooperación con otras comunas y/o empresas privadas, o 
simplemente se subcontrata el servicio con una empresa privada.  

Las relaciones intergubernamentales 
Las relaciones intergubernamentales del sistema sueco responden a un sistema político‐administrativo 
de  características  tradicionalmente  centrípetas,  a  pesar  de  la  existencia  de  una  fuerte  tradición  de 
autonomía  local.  Como  consecuencia  de  las  reformas  apuntadas  en  el  apartado  anterior,  este  Estado 
unitario ha alcanzado un alto grado de descentralización. En él se ha combinado la búsqueda de cierta 
uniformidad  en  las  condiciones  de  vida  de  todos  los  ciudadanos,  como  clave  de  la  política 
socialdemócrata, con la mayor libertad de las comunas para proveer los servicios públicos mediante la 

 
17

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

desregulación  de  muchos  aspectos  de  la  vida  local.  Por  otra  parte,  la  tendencia  descentralizadora 
localista  ha  triunfado  sobre  la  regionalista    (o  del  condado)  como  consecuencia  de  la  importante 
tradición local del sistema, aunque el regionalismo está empezando a tener relevancia recientemente. 
Existe  una  cláusula  de  competencia  general  por  la  que  los  municipios  y  los  condados  pueden  prestar 
todo servicio a la comunidad, siempre que no vaya expresamente contra la ley. Como consecuencia de 
esta competencia general, las entidades locales suecas están expandiendo continuamente sus servicios 
(Hudson 1992: 196‐198). Estas son las tareas discrecionales de los municipios, que están regulados por 
una legislación especial sobre los servicios sociales, la educación o la planificación y la vivienda.  
Otro  grupo  de  competencias  de  los  entes  locales  son  obligatorias.    En  general,  el  Gobierno  central  es 
responsable  de  los  servicios  colectivos,  mientras  que  las  comunas  y  los  landstings  proporcionan  los 
servicios  individuales.  A  la  Administración  central  le  corresponde  establecer  las  líneas  básicas  de  la 
política  económica  y  social  del  país,  la  gestión  de  la  política  exterior,  la  defensa,  la  policía,  la 
administración de justicia, la educación superior, la investigación, la seguridad social y la política laboral, 
además de ser responsable de las comunicaciones  en general.  En los landstings se gestionan servicios 
médicos  y  hospitalarios.  Se  exceptúan  algunos  hospitales  estatales  o  privados.  Además,  los  landstings 
tienen  algunas  competencias  específicas  en  el  sector  educativo  y  en  las  actividades  culturales 
recreativas. Las comunas, finalmente, gestionan la mayoría de los servicios sociales (para discapacitados, 
personas  de  la  tercera  edad  entre  otros).  También  son  responsables  de  la  enseñanza  primaria  y 
secundaria.  Al  mismo  tiempo  se  ocupan  de  los  servicios  básicos  relacionados  con  la  vivienda:  la 
planificación  urbana,  la  salud  pública,  el  suministro  de  agua,  el  alcantarillado,  la  electricidad  y  el  gas. 
Otras  tareas  discrecionales  que  tiene  el  municipio  son,  por  ejemplo,  las  relacionadas  con  el  ocio  y  la 
cultura (Wollmann 2008). 
En  tiempos  recientes  se  ha  dado  cada  vez  mayor  importancia  a  la  estructuración  de  los  intereses 
ciudadanos en un ámbito regional, algo mayor que los actuales condados o simplemente reforzando el 
principio  de  autogobierno  de  algunos  condados  que  ya  tienen  una  superficie  considerable.  Esta 
evolución ha sido en parte fomentada por la política regional de la Unión Europea. La evolución hacia la 
regionalización se ha producido en dos momentos: en 1998 se crearon dos regiones mediante la fusión 
de varios condados alterando así un mapa de condados que se había dibujado en el siglo XVII. En estas 
dos regiones (Västra Götaland Region y Skåne) se ha instaurado una asamblea con cargos electos que 
sustituye a los consejos de los condados existentes. A estas asambleas se les ha dado competencias en 
planificación  y  desarrollo  regional.  La  creación  de  estos  dos  entes  regionales  fue  pensada  como  un 
experimento, pero de momento no hay ningún tipo de mandato para abolirlas (Wollmann 2008).  
En el condado de Kalmar se inició otro experimento para introducir una asociación (samversksansorgan) 
de los condados y los municipios para ejecutar la planificación regional en vez de dejársela a la junta del 
condado.  Posteriormente,  esta  medida  se  ha  trasladado  a  otros  condados  (Wollmann  2008).  Estas 
asociaciones  no  eliminan  del  todo  a  los  condados,  sus  juntas  y  asambleas,  pues  aún  se  encargan  de 
prestar otros servicios a la población. 
El  poder  central,  además,  se  asegura  cierta  presencia  en  la  Administración  territorial  mediante  la 
designación  de  un  gobernador  del  condado  (Landshövding) que  coordina  las  delegaciones  periféricas 
regionales de las agencias nacionales. Estos gobernadores tienen un alto estatus porque normalmente 
las personas nombradas suelen tener una dilatada experiencia política en otros ámbitos. 
Los  concejales  locales  electos  dirigen  una  amplia  variedad  de  servicios  públicos  sin  la  intervención 
directa del centro. Este sistema es un híbrido entre el modelo dual británico, en el que las corporaciones 
locales  actúan  como  el  brazo  principal  del  Estado  del  Bienestar  y  son  las  principales  prestadoras  de 
servicios, y el sistema fusionado francés, en el que se mezcla la unidad básica del gobierno local elegido 
mediante  sufragio  y  los  servicios  periféricos  del  gobierno  central.  Estos  servicios  están  administrados 
por funcionarios de la Administración central y están coordinados por el representante del centro en el 
territorio,  quien  también  controla  o  supervisa  las  corporaciones  locales.  Como  en  otros  países,  en 
Escandinavia  el  gobernador  del  condado  es  una  figura  que  debería  ayudar  a  implantar  estándares 
nacionales y valores comunes en todo el territorio. Sin embargo, los prefectos (o los gobernadores del 
condado) parecen haberse implantado en países muy centralizados. No obstante, aún está presente en 

 
18

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

países  descentralizados  como  Noruega,  Dinamarca  y  Suecia  para  poder  asegurar  que  se  aplican  los 
estándares nacionales en todo el territorio.  
En  principio,  la  figura  del  gobernador  en  Suecia  ha  experimentado  una  evolución  muy  similar  a  la  de 
Francia. Con la expansión del Estado del Bienestar, se aumentaron los servicios prestados en la periferia 
por las diferentes agencias nacionales. Con este aumento, el gobernador se sentía incapaz de coordinar 
adecuadamente  estos  servicios,  por  lo  que  la  mayoría  de  las  reformas  recientes  se  han  destinado  a 
reforzar  este  papel  de  cohesión  y  coordinación.  En  1991  se  implantó  una  reforma  para  que  el 
gobernador  gestionara  las  competencias  sobre  agricultura,  pesca,  planificación  de  las  carreteras  del 
condado, la seguridad vial y los programas de vivienda, además de aumentar su papel como agente de 
desarrollo regional (Bjorna and Jenssen 2006). Al mismo tiempo, se ha intentado debilitar el papel del 
gobernador  en  los  experimentos  realizados  recientemente  con  la  fusión  de  varios  condados  en  dos 
regiones (véase más abajo). En estos casos se ha transferido el poder del gobernador sobre el desarrollo 
regional hacia el nuevo ente creado. 
La integración vertical de la política nacional y la regional se articula gracias a que los políticos locales 
ocupan  en  muchas  ocasiones  un  escaño  tanto  en  la  comuna  como  en  el  Riksdag.  También  ayuda  la 
participación de los políticos locales en las asociaciones de corporaciones locales y la representación del 
gobierno local en las comisiones nacionales de consulta sobre temas determinados (procedimiento de 
remiss). Como contrapartida, el gobierno y el Riksdag también tienen algunos medios para controlar las 
comunas,  aparte  de  la  financiación  referida  más  abajo.  Los  funcionarios  de  las  agencias  deben 
supervisar  a  veces  algunas  actividades  municipales  relacionadas  con  la  legislación  de  obligado 
cumplimiento.  Además,  el  gobierno  negocia  a  veces  con  las  federaciones  de  comunas  y  landstings  la 
consecución  de  acuerdos  voluntarios  por  los  que  las  corporaciones  locales  suscriben  una  estrategia 
común. 
En  el  ámbito  de  la  regulación  legislativa  se  ha  originado  también  un  profundo  proceso  de 
descentralización.  De  una  situación  en  la  que  la  legislación  específica  prescribía  la  actividad  de  las 
Administraciones  territoriales  en  el  ámbito  de  los  servicios  sociales,  la  educación,  el  urbanismo  y  la 
asistencia sanitaria, se ha pasado a una situación en la que el Riksdag promulga leyes marco y el detalle 
lo  deja  para  las  Administraciones  territoriales.  Este  proceso,  no  obstante,  no  ha  estado  exento  de 
problemas. 
El problema reciente se deriva de la “falta de proporcionalidad” de la legislación sectorial y su potencial 
injerencia en el autogobierno local. El principio de proporcionalidad requiere que los niveles superiores 
de  gobierno  pueden  intervenir  en  el  ámbito  local  con  medidas  adecuadas.  Existen  dos  requisitos  para 
esta  intervención:  que  haya  un  mandato  legal  que  habilite  la  intervención  y  que  haya  intereses  por 
encima del nivel local que recomienden dicha intervención. La proporcionalidad se deriva del hecho de 
que la acción gubernamental de niveles territoriales superiores no debe ir más allá de lo que se requiera 
para  lograr  los  objetivos  nacionales  de  solidaridad,  equidad,  igualdad,  etc.  Esta  intervención  de  los 
niveles  superiores  puede  requerir  la  coordinación  de  los  municipios  o  la  coordinación  de  sus 
competencias sobre determinadas funciones o servicios. Incluso en estos casos, los municipios deberían 
tener cierta libertad de maniobra para poder co‐decidir. 
En  enero  de  2011,  se  estableció  una  nueva  regla  en  el  Instrumento  Sueco  de  Gobierno  por  la  que  la 
Administración  nacional  debía  realizar  una  valoración  de  los  intereses  de  los  municipios  durante  el 
proceso  legislativo  para  aplicar  correctamente  el  principio  de  proporcionalidad.  Este  principio,  por 
tanto, se aplica especialmente a la legislación sectorial, que puede requerir acciones de los entes locales 
que  interfieran  considerablemente  con  el  principio  de  auto‐gobierno  y  no  busquen  precisamente  el 
cumplimiento de principios nacionales como la solidaridad, la equidad o principios similares. 
La  Agencia  Sueca  para  la  Gestión  Pública  (Statskontoret,  2011)  ha  propuesto  una  metodología  para 
analizar  en  qué  medida  la  legislación  nacional  es  invasiva  del  autogobierno  local.  La  Agencia  propone 
que  se  haga  una  valoración  en  dos  fases:  una  primera  fase  debería  analizar  las  implicaciones  del 
borrador  de  la  ley  en  la  autonomía  municipal  (véanse  las  preguntas  que  se  proponen  en  la  próxima 
Tabla).  Una  segunda  fase  debería  tener  en  cuenta  las  prioridades  con  las  municipales  e  identificar  si, 

 
19

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

existiendo  interferencia  en  la  autonomía  local,  habría  alternativas  para  conseguir  los  intereses 
nacionales. 
Tabla 2 Análisis de las implicaciones de una legislación sectorial en el autogobierno local 

• ¿Afecta la propuesta a la distribución de competencias entre el ámbito local y el central? 
• ¿Restringe la propuesta el derecho municipal de exacción fiscal? 
• ¿Influye  la  propuesta  en  la  democracia  municipal  al  restringir  el  margen  de  decisión  del  consejo 
local? 
• ¿Afecta la propuesta la libertad de los políticos municipales o del condado para actuar o afecta el 
margen de influencia que pueden ejercer los ciudadanos? 
• ¿Impide o excluye la propuesta la adaptación local? 
• ¿Afecta la propuesta el modo en que se organizan los municipios y los condados y cómo gestionan 
sus recursos humanos? 
• ¿Introduce  la  propuesta  nuevos  derechos  de  los  ciudadanos  que  deben  ser  satisfechos  por  el 
municipio? 
• ¿Supone la propuesta que las actividades municipals van a ser supervisadas por el Estado? 
• ¿Supone  la  propuesta  que  el  municipio  o  el  condado  depende  para  sus  actuaciones  de  una 
autorización del nivel central? 
• ¿Se propone un control de la actividad municipal? 

Fuente: Adaptado de Statskontoret (2011) 
 
El experimento de las comunas libres, iniciado en 1984, estaba destinado a averiguar qué pasaría si se 
eliminaban  ciertas  regulaciones  estatales  que  suponían  graves  obstáculos  a  las  relaciones  de 
cooperación entre las comunas y los landstings, a la libertad de las comunas de autoorganización y a la 
posibilidad de prestar nuevos servicios al margen de las estructuras tradicionales de la comuna. En 1984 
solicitaron participar en el experimento unas 50 corporaciones de forma voluntaria. El experimento, que 
iba durar hasta 1988, se prolongó hasta 1991, y el sector donde más desregulación se pidió fue el de la 
educación primaria y secundaria. Además se simplificó la regulación en el sector sanitario y en el de los 
servicios  sociales.  La  evaluación  del  experimento  arrojó  como  resultado  principal  la  idea  de  que  la 
reforma  del  gobierno  local  no  había  hecho  más  que  empezar  y  que  una  mayor  descentralización  de 
funciones  y  más  desregulación  eran  necesarias.  Se  había  creado,  por  tanto,  el  clima  propicio  para  el 
cambio.  Por  otra  parte,  esta  prueba  piloto  demostró  que  las  comunas  podían  operar  adecuadamente 
libres de un control gubernamental férreo (Häggroth 1994: 1855‐1859). El experimento de las “comunas 
libres” dio lugar a la transferencia de competencias del nivel central al local. 
A partir de 1980, la proporción del gasto público que le corresponde al gobierno central ha disminuido 
considerablemente  y  en  la  actualidad  es  muy  similar    a  la  que  corresponde  a  los  landsting  y  a  las 
comunas.  En  el  ámbito  de  la  financiación  se  han  producido  tensiones  centralizadoras  y 
descentralizadoras.  A  principios  de  los  años  noventa,  el  gobierno  central  prohibió  que  las  comunas 
incrementaran el nivel de impuestos, lo que sin duda supuso una merma de la autonomía local a favor 
de  una  salida  de  la  crisis  económica  del  momento  (Hudson  1992:  204).  Al  mismo  tiempo  comenzó  a 
relajarse  el  control  de  la  Administración  central  sobre  las  subvenciones.  Aproximadamente  un  25  por 
ciento  de  los  ingresos  de  las  comunas  proviene  de  transferencias  condicionadas  del  nivel  central.  Las 
transferencias  condicionadas  están  destinadas  principalmente  a  financiar  los  servicios  municipales 
obligatorios y a respaldar las actividades que el gobierno central desea estimular. Paulatinamente, estas 
transferencias han dado paso a las subvenciones no condicionadas (Statskontoret 1998: 76).  

 
20

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Por  último,  la  integración  de  Suecia  en  la  UE  ha  añadido  un  nivel  más  de  relaciones 
intergubernamentales al sistema existente. Se ha argumentado que el sistema dual de Administración 
nacional ha favorecido la integración de Suecia en la UE. Ello se debe a la amplia tradición de autonomía 
de  la  que  disfrutan  las  agencias.  En  las  reuniones  europeas,  Suecia  no  es  representada  por  los 
funcionarios ministeriales sino por los funcionarios de las agencias. Así, los ministerios participan en la 
adopción  de  decisiones,  y  las  agencias  intervienen  en  los  comités  de  expertos  de  la  UE  haciendo  el 
seguimiento. En muchos casos, la representación sueca está compuesta de miembros del ministerio y de 
las agencias. Esta circunstancia hace que las relaciones entre los ministerios y las agencias se estrechen 
considerablemente. 

La reforma del sistema sueco 
Según  Lane  (1997),  los  países  que  tienen  un  sector  público  voluminoso  se  encuentran  con  dos 
problemas:  los  políticos  y  los  administradores  deben  entender  y  plasmar  las  preferencias  de  unos 
ciudadanos que pagan unos impuestos elevados y, al mismo tiempo, deben aplicar criterios de eficiencia 
económica.  El  problema  inherente  a  la  búsqueda  simultánea  de  estos  dos  objetivos  es  que  ambos 
pueden  precisar  de  instrumentos  operativos  contradictorios.  La  eficiencia  económica  requiere  una 
reducción  de  recursos,  y  la  respuesta  a  las  demandas  de  los  ciudadanos  normalmente  supone  un 
aumento del gasto público. 
La  crisis  impositiva  de  los  años  setenta  y  la  crisis  económica  general  de  finales  de  los  años  ochenta 
marcan  los  dos  hitos  sobre  los  que  se  basan  la  primera  y  la  segunda  oleada  de  reformas  del  sistema 
sueco.  El  período  (1982‐1988)  estuvo  dominado  por  las  reformas  jurídicas  destinadas  a  mejorar  las 
relaciones entre la Administración pública y la sociedad civil. Estas reformas pusieron un mayor énfasis, 
por  tanto,  en  la  respuesta  a  las  demandas  de  los  ciudadanos.  En  el  segundo  período  (1988‐1997),  la 
reforma  administrativa  se  concentró  fundamentalmente  en  incrementar  la  productividad  del  sector 
público, en introducir conceptos basados en la economía de mercado y en dar más poder de elección al 
ciudadano para el consumo de servicios públicos (Pierre 1995: 368). Esta segunda ola de reformas hizo 
más hincapié en la eficiencia económica. A la hora de entender  las reformas, no obstante, habría que 
distinguir entre niveles de gobierno. Mientras que el sector estatal se preocupó fundamentalmente de 
la eficiencia económica, las entidades locales intentaron combinar ambas variables (Lane 1997: 190). 
La mayor accesibilidad pretendida de los servicios públicos en la primera fase se desarrolló con distintos 
conceptos  claves:  simplificación,  desregulación  y  descentralización.  En  esta  primera  fase  habría  que 
distinguir tres estrategias de reforma. La primera fue el experimento de las “comunas libres”, por el que 
se  intentaba  averiguar  si  las  entidades  locales  operarían  mejor  con  menos  regulación  estatal.  Esta 
experiencia  sin  continuidad  supuso  un  avance  importante  para  la  transferencia  posterior  de 
competencias nacionales hacia las corporaciones locales. Una segunda estrategia consistió en modificar 
el  control  ejercido  sobre  las  agencias.  Para  ello  se  diseñó  un  sistema  de  control  de  gestión  sobre 
objetivos  a  largo  plazo.  Para  asegurarse  el  cumplimiento  de  estos  objetivos,  el  gobierno  intentaba 
controlar  el  proceso  presupuestario  de  las  agencias.  Finalmente,  se  abordó  una  tercera  estrategia  de 
desregulación de las actividades del nivel central, mediante la sustitución de la legislación detallada por 
las  leyes  marco.  Estas  leyes  marco  debían  definir  los  objetivos  globales,  mientras  que  las  agencias  se 
encargarían del detalle. El resultado más significativo de estas reformas fue una reducción real del gasto 
público a finales de los años ochenta (Statskontoret 1998: 70‐77).  
La  segunda  oleada  de  reformas  iniciada  en  1988  se  produjo  a  raíz  de  la  grave  crisis  económica  que 
estaba  afectando  al  Estado  de  Bienestar.  Se  iniciaron  varias  estrategias.  Una  primera  estrategia 
pretendía  dejar  en  el  nivel  nacional  la  administración  de  las  tareas  que  se  consideraban  básicas  y 
transferir el resto hacia los municipios. Esta descentralización fue acompañada de la desconcentración 
de las actividades de las agencias hacia las delegaciones periféricas. La segunda estrategia se vinculó a la 
primera.  Dado  que  la  descentralización  y  la  desregulación  habían  ocasionado  un  aumento  de  las 
competencias  de  las  corporaciones  locales  en  detrimento  de  las  agencias,  éstas  habían  perdido,  en 
muchas ocasiones, su razón de ser. Por ello, numerosas agencias desaparecieron y otras se fusionaron. 
Al  mismo  tiempo,  han  surgido  nuevas  agencias  para  desempeñar  nuevos  servicios  o  para  prestar 
aquellos resultantes de programas públicos reestructurados. Una tercera estrategia se ha centrado en 

 
21

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

prolongar el proceso presupuestario de uno a tres años. El desarrollo del presupuesto en ciclos largos 
permite a las agencias mayor flexibilidad de gasto, adecuando las necesidades de gasto a los tres años 
del  ciclo  presupuestario.  Al  mismo  tiempo,  esto  le  permite  al  gobierno  tener  cierto  control  sobre  las 
agencias,  pues  tiene  la  capacidad  de  influir  los  objetivos  perseguidos  por  las  agencias  a  través  del 
presupuesto.  Aunque  el  presupuesto  trianual  fue  desmantelado  a  mediados  de  la  década  de  los  años 
noventa,  muchas  convenciones  creadas  con  esta  forma  de  operar  se  mantuvieron.  Por  ejemplo,  se 
mantiene  la  limitación  de  gasto  total  de  la  agencia  en  un  período  de  tres  años,  aunque  no  se  sigue 
presentando  el  presupuesto  detallado  para  estos  tres  años.  En  años  recientes,  las  agencias  han  visto 
incrementadas  las  demandas  de  información  por  parte  del  gobierno  y  del  Parlamento.  Sus  memorias 
anuales deben incluir información de los objetivos conseguidos con las asignaciones presupuestarias. Sin 
embargo, parece que estas memorias se han empleado más bien para las auditorías y no para apoyar los 
procesos  políticos  de  decisión  y  para  modificar  las  asignaciones  presupuestarias.  Brunsson  (2002) 
encontró  que  sólo  había  22  referencias  a  las  memorias  anuales  de  las  agencias  en  los  30229  textos 
legislativos  entre  1992  y  2002.  Una  última  estrategia  consistió,  una  vez  que  Suecia  entró  en  la  UE  en 
1995, en liberalizar determinados monopolios, desregulando la  prestación de servicios en los sectores 
de la energía, las comunicaciones y las telecomunicaciones. 
A diferencia de otros sistemas, Suecia se ha centrado en la evaluación de los resultados. Paulatinamente 
se ha ido alejando de la planificación corporativa de los años sesenta para reforzar la evaluación de la 
productividad del sector público. Para ello se ha elaborado un sistema de indicadores bastante completo 
que permite  en todo momento  conocer cuál es la  evolución de la consecución de resultados (Pollitt y 
Bouckaert 2000). 
La reforma más importante del sector público se ha producido en el nivel local, que se benefició de una 
importante  transferencia  de  competencias  estatales.  Las  entidades  locales  reciben  también 
transferencias no condicionadas, por lo que su autonomía y discrecionalidad en la distribución del gasto 
ha crecido considerablemente. Para salir de la crisis y seguir manteniendo un nivel alto de prestaciones, 
las entidades locales introdujeron mecanismos de mercado y mayor elección desde el punto de vista de 
la oferta, no de la demanda. Es decir, las autoridades locales buscaron la provisión del servicio del mejor 
postor: en términos de eficacia y de economía. Ello no ha implicado que los ciudadanos —el lado de la 
demanda—  tengan  mayores  posibilidades  de  elección.  La  división  entre  unidades  compradoras  de 
servicios —departamentos centrales que deciden el tipo de servicio a prestar y el pliego de condiciones 
para  la  prestación  del  servicio—  y  unidades  productoras  de  servicios  ha  sido  necesaria  para  la 
introducción  de  mecanismos  de  mercado  en  las  corporaciones  locales.  Este  movimiento  ha  sido  muy 
similar al que se ha producido en el Reino Unido. La asamblea electa de las entidades locales también ha 
tenido  que  ser  reformada  para  poder  hacerse  responsable  tanto  de  los  departamentos  centrales 
compradores  de  servicios  como  de  las  unidades  prestadoras  de  servicios.  Estas  reformas  han  estado 
orientadas a mejorar la eficiencia. 
Al mismo tiempo se ha intentado introducir otras reformas que mejoraran el control de los ciudadanos 
sobre  las  políticas  locales,  pues  una  gran  proporción  del  gasto  público  es  canalizada  a  través  de  las 
entidades  locales.  Para  aumentar  este  control  de  los  ciudadanos  sobre  los  asuntos  locales  se  ha 
incrementado  el  número  de  mecanismos  de  participación  así  como  la  coparticipación  de  las 
asociaciones  voluntarias  en  la  prestación  de  los  servicios  públicos.  Por  último  también  se  han 
implantado consejos de distritos en las áreas metropolitanas. La evaluación de estas medidas propone 
que mientras la eficiencia económica parece haberse incrementado, el control de los ciudadanos sobre 
los servicios públicos no es mucho mayor. 
El  eje  esencial  de  estas  reformas  ha  sido  la  restauración  de  la  legitimidad  del  sector  público.  Es  difícil 
hacer  un  balance  de  las  reformas,  sobre  todo  de  aquellas  que  aún  se  están  poniendo  en  práctica.  No 
obstante,  puede  decirse  que  durante  el  primer  período,  las  reformas  que  se  llevaron  a  cabo 
constituyeron un éxito, dado que introdujeron una cultura organizativa más dinámica en el seno de la 
Administración  pública.  En  las  reformas  de  la  segunda  ola,  la  idea  de  reemplazar  el  control  político 
tradicional  sobre  las  agencias  por  un  control  por  objetivos  no  ha  resuelto  el  problema  del  control 
político  sobre  los  servicios  públicos.  No  obstante,  el  sistema  administrativo  sueco  ha  logrado  la 

 
22

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

introducción  de  técnicas  del  sector  privado  en  la  gestión  de  los  servicios  públicos  y  ha  modificado 
considerablemente la gestión de personal. 
 

Referencias bibliográficas 
Bäck, Henry (2004), Sweden. Party‐ruled welfare municipalities in change, ICPS: Barcelona, www.icps. 
Bäck, Henry (2005), The institutional setting of local political leadership and community involvement, in: 
Haus,  Michael/Heinelt,  Hubert/Stuart,  Murray  (eds.),  Urban  Governance  and  Democracy, 
Routledge, pp. 65‐102. 
Brunsson,  K.  (2002)  ‘Management  or  politics  –  or  both?  How  management  by  objectives  may  be 
managed:  A  Swedish  example’,  Financial  Accountability  and  Management  May  18(2)  pp.  189–
209. 
Government Office of Sweden (2009) Facts & Figures. Swedish Government Offices. Yearbook 2008 
Gustafsson,  Lennart  (1995)  "Promover  la  flexibilidad  mediante  políticas  salariales:  la  experiencia  de  la 
administración  nacional  sueca",  en:  OECD,  Flexibilidad  en  la  gestión  de  personal  en  la 
Administración Pública. Madrid, INAP, pp.: 37‐54.  
Häggroth,  Sören  (1994)  "Deregulation  and  Decentralization:  Ten  Years'  Experience  with  Home  Rule  in 
Sweden", International Journal of Public Administration, 17, 10, pp.: 1853‐1870.  
Heclo, Hugh y Henrik Madsen (1987) Policy and Politics in Sweden: Principled Pragmatism. Philadelphia. 
Hudson, Christine (1992) "The Role of Swedish Local Government in the Local Economy: Powers and the 
Division of Responsibility", Local Government Studies, 18, 3, pp.: 191‐207.  
Jahn,  Detlef  (1997)  "Das  politische  System  Schwedens",  en:  Wolfgang  Ismayr  (Hrgs.),  Die  politischen 
Systeme Westeuropas. Opladen, Leske+Budrich, pp.: 91‐124.  
Lane, Jan‐Erik (1995) The Public Sector. Concepts, Models and Approaches. London, Sage.  
Lane,  Jan‐Erik  (1997)  "Public  Sector  Reform  in  the  Nordic  Countries",  en:  Jan‐Erik  Lane  (ed.),  Public 
Sector Reform. Rationale, Trends and Problems. London, Sage, pp.: 188‐207.  
Larsson, Torbjörn (1995) Governing Sweden. Estocolmo, Statskontoret.  
Larsson,  Torbjörn  (2001)  "Bureaucratic  Politicians  or  Political  Bureaucrats?  The  Recruitment  of  Senior 
Civil Servants in Sweden". Coloquio Bringing the top Civil Servants back in. Quelle place pour les 
hauts fonctionnaires dans les procès de gouvernement des sociétés européennes?, Amiens, 15 
de junio de 2001.  
Larsson, Torbjörn (2001a) The Swedish Central Administration ‐ A Dual Nature. mimeo, Report for OCDE.  
Lindvall, Johannes and Bo Rothstein. 2006. “Sweden: The Fall of the Strong State.” Scandinavian Political 
Studies 29 (1): 47‐63. 
Lindvall, Johannes and Joakim Sebring. 2005. “Policy reform and the decline of corporatism in Sweden.” 
West European Politics 28 (5) 1057‐1074. 
Lundqvist, Lennart J. (1998) "Local‐to‐Local Partnerships among Swedish Municipalities: Why and How 
Neighbours  Join  to  Alleviate  Resource  Constraints",  en:  Jon  Pierre  (ed.),  Partnerships  in  Urban 
Governance. European and American Experience. London, Macmillan, pp.: 93‐111.  
March,  James  G.  y  Johan  P.  Olsen  (1997  [1989])  El  redescubrimiento  de  las  instituciones.  La  base 
organizativa de la política. México, Fondo de Cultura Económica.  
Montin,  Stig  (1992)  "Recent  Trends  in  the  Relationships  between  Politics  and  Administration  in  Local 
Government:  the  Case  of  Sweden",  en:  R.  Batley  y  A.  Campbell  (eds.),  The  Political  Executive. 
Politicans and Management in European Local Government. London, Frankcass, pp.: 31‐43.  

 
23

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)


lOMoARcPSD

Murray,  Richard  (2000)  "Human  Resources  Management  in  Swedish  Central  Government",  en:  David 
Farnham  y  Sylvia  Horton  (eds.),  Human  Resourdes  Flexibilities  in  the  Publica  Services. 
International Perspectives. London, Macmillan, pp.: 169‐188.  
Parrado,  Salvador  (2010)  Sustainability  of  human  resources  management  at  central  level  of  the  EU 
countries. Madrid, Ministerio de Política Territorial. 
Pierre, J. (2004). “Politicisation of the Swedish civil service. A necessary evil – or just evil?” J. Pierre 
and B. Guy Peters (Eds.): Politicization of the Civil Service in Comparative Perspective. London: 
Routledge. 
Pierre,  Jon  (1995)  "Governing  the  Welfare  State:  Public  Administration,  the  State  and  Society  in 
Sweden",  en:  Jon  Pierre  (ed.),  Bureaucracy  in  the  Modern  State:  Introduction  to  Comparative 
Public Administration. Aldershot, Edward Elgar, pp.: 140‐160.  
Pierre,  Jon  y  Peter  Ehn  (1999)  "The  Welfare  State  Managers:  Senior  Civil  Servants  in  Sweden",  en: 
Edward C. Page y Vincent Wright (eds.), Bureaucratic Élites in Western European States. Oxford, 
Oxford University Press, pp.: 249‐265.  
Pollitt, C., Talbot, C., Caulfield, J. and Smullen, A. (2004), Agencies: How Governments Do Things through 
Semi‐autonomous Organizations, Palgrave, London. 
Quist,  Johan  /  Anna  Pauloff  (2009)  Centralisation  and  specialisation  in  Swedish  public  administration, 
Paper presented at the EGPA Conference 2009, Malta, 2–5 September 
Statskontoret (1998) The Swedish Central Government in Transition. Estocolmo, Statskontoret.  
Statskontoret  (2011)  Municipal  autonomy  and  proportionality  (2011:17)  (Resumen  en  inglés  de: 
Kommunalt självstyre och proportionalitet). Stockholm, Statskontoret. 
Wise, C. et al. (1994) "National Administrative Agencies in Transition: A Comparison of Sweden and the 
United States", International Journal of Public Administration, 17, 10, pp.: 1825‐1851.  
Wollmann, H. 2008, Comparing Local  Government Reforms in  England, Sweden, France and Germany, 
in: www.wuestenrot-stiftung.de/download/local-government. 
Ziller,  Jacques  (2001)  "European  Models  of  Government:  a  Patchwork  with  Missing  Pieces?", 
Parliamentary Affairs, 54, 1, pp.: 102‐119.  
 

 
24

Su distribución está prohibida | Descargado por Antonio Molina Caparros (ansumapaai@hotmail.com)

You might also like