You are on page 1of 3

1

Prodavinci

La paradoja de la democracia
Angelus · Saturday, November 22nd, 2008

Los electores ejercen su derecho al voto con el objetivo


de elegir gobernantes que implementen políticas que los
beneficien. Esta es una de las premisas de la
democracia. Sin embargo, en muchas ocasiones, los
gobernantes eligen políticas públicas que perjudican a
aquéllos que los eligieron. Este fenómeno es conocido
como la paradoja de la democracia.
¿Por qué existe la paradoja de la democracia?¿Por qué
los gobernantes eligen políticas que perjudican el
bienestar de sus votantes?

Bryan Caplan, autor del libro el Mito del Votante Racional, afirma que hay tres
explicaciones típicas al fenómeno:
1. Una vez que los políticos son electos, le dan la espalda a sus votantes y se dedican a
satisfacer sus intereses particulares y los de los grupos de interés.
2. Los votantes son ignorantes racionales sobre temas políticos y de políticas públicas,
por lo que no prestan mayor atención a las decisiones que toman los gobernantes.
3. Las políticas que suponemos afectan al bienestar de la gente y que originan la
paradoja de la democracia realmente no afectan al bienestar de la gente sino que los
benefician.

Caplan sostiene que las explicaciones anteriores son incorrectas (en su libro se dedica
a refutarlas extensamente). Alternativamente, Caplan plantea la hipótesis de que la
paradoja de la democracia existe debido a que los votantes son irracionales y votan de
acuerdo a su irracionalidad. Las emociones y la ideología determinan la opinión de la
gente y, en consecuencia, a quien dirigen sus votos. La gente vota bajo el efecto de
creencias que son erróneas y se “sienten bien” por ello, aunque eventualmente sufran
las consecuencias negativas de haber votado de acuerdo a esas creencias.

El argumento de Caplan descansa sobre el hecho de que a la gente le importa -les


genera bienestar- dos cosas: el bienestar material y comportarse de acuerdo a sus

Prodavinci -1/3- 04.09.2015


2

creencias (preferencias sobre creencias). Bajo esta premisa, las personas estarían
dispuestas a sacrificar bienestar material por el bienestar que produce comportarse
de acuerdo con sus creencias. En este sentido, los votantes en una democracia son
más parecidos a los miembros de una religión. No importa si existen hechos que
contradicen sus creencias, actuar guiados por ellas, produce bienestar, y, aún cuando
tu actuación afecte tu bienestar, estás dispuesto a tolerarla. El voto basado en
creencias erróneas se sustenta también en el hecho de que el voto individual tiene una
probabilidad casi nula de ser decisivo sobre quien se termina eligiendo. Basado en
este hecho, la gente, aun cuando supiera que las políticas públicas lo pueden
perjudicar materialmente, obtiene un bienestar mayor votando de acuerdo a sus
creencias, pues, en todo caso, su voto no es el que decide que política pública se
termina implementando. Este argumento también le sirve a Caplan para sostener que
la irracionalidad es selectiva, es decir, podemos ser irracionales en algunos temas de
políticas públicas pero no necesariamente en otros ámbitos de actuación.

En su libro, Caplan se concentra en analizar las creencias de la población


estadounidense en materia de política económica. En sus análisis encuentra que
buena parte de la población norteamericana, por ejemplo, no encuentra una conexión
entre un incremento de los salarios mínimos y el nivel de desempleo, o el control de
precios y el fenómeno del desabastecimiento. La ignorancia sobre estos temas
agravaría el problema de la irracionalidad en el voto y profundiza la paradoja de la
democracia. Políticos con creencias racionales tendrían problema para ganar el voto
popular si los votantes son irracionales.

Caplan resume su argumento de la siguiente manera: en la visión ingenua de la


democracia, la democracia funciona porque le da a los votantes lo que ellos quieren.
En la visión de los escépticos, la democracia falla porque no le da a la gente lo que
quiere. En su opinión, la democracia falla porque le da a la gente lo que quiere. El
problema es que muchas veces lo que la gente quiere no es lo mejor para su bienestar.
Esto explicaría el fenómeno del voto por opciones que representan una desmejora en
el bienestar material de la población.

El libro de Caplan es rico en argumentos y análisis y no he pretendido traerlos todos a


esta breve nota. Sus ideas han generado una interesante discusión y controversia en
el mundo político y académico norteamericano. Dejo al lector la decisión de
profundizar en las implicaciones de sus argumentos. Caplan cree que, a lo Churchill,
la democracia, aunque con sus defectos, es el mejor sistema político. Por lo tanto,
siempre vale la pena pensar cómo mejorarla.
Referencias:

Caplan, Bryan. 2007.The Myth of the Rational Voter: Why Democracies Choose Bad
Policies. Princeton University Press.

Página web de Bryan Caplan

Blog en el que escribe Bryan Caplan: www.marginalrevolution.com

Review del New Yorker

Prodavinci -2/3- 04.09.2015


3

This entry was posted


on Saturday, November 22nd, 2008 at 11:03 pm and is filed under Desarrollo, Reseñas
You can follow any responses to this entry through the Comments (RSS) feed. You can
leave a response, or trackback from your own site.

Prodavinci -3/3- 04.09.2015

You might also like