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“La retórica como ciencia clásica de la expresividad: antecedentes y grado

actual de vigencia para la crítica literaria” de Antonio García Berrio

Claudia Fernández Hernández

En un principio la retórica, la gramática y la dialéctica eran las ciencias clásicas encargadas


del estudio del discurso, la primera estudiaba particularmente los discursos artísticos y
persuasivos. Por eso se le puede considerar como el primer corpus de teoría del lenguaje
literario. En el siglo XX se retomó el tema en forma de la neorretórica, un movimiento que
se centró en la actuación de la retórica como base de la elocución microestructural de un
texto, es decir, en la actuación de las figuras retóricas en lo “literario”. Surgieron, por
ejemplo, estudios por parte del Grupo Mu, Jean Genette y Paul de Man, además de
tipologías y agrupamientos de los tropos literarios.
Sin embargo, volviendo a la retórica clásica, desde sus divisiones se pueden
encontrar relaciones con la literatura. Los géneros del discurso eran tres: judicial (para
acontecimientos pasados), deliberativo (para eventos del futuro) y demostrativo o epidíctico
(narración o descripción convincente de algo). Nótese que este último género es el más
relacionado a un texto literario. Producir estos discursos clásicos requería de un proceso de
creación dividido en tres partes: inventio, dispositio y elocutio. De igual forma la literatura
requería del seguimiento de tales pasos. La primera parte se refiere a la selección de
contenidos, la segunda al acomodo del texto para producir los efectos deseados en el
receptor y acarrear la representación simbólica del texto. El proceso de dispositio identificó
momentos claves del discurso: exordio, narración, confirmación, refutación, síntesis y
peroración. Por su parte, la elocutio ganó el protagonismo en épocas posteriores al ser el
elemento más ligado a la literatura y al encuentro de un estilo.
Surgieron inventarios y clasificaciones de tropos desde Quintiliano hasta el grupo
Mu. Un ejemplo de clasificación neorretórica es la propuesta por este grupo, precisamente.
Como se puede leer en su libro Retórica general, los tropos se pueden dividir en cuatro
grandes categorías: metaplasmos (figuras que afectan morfología y sonido de las palabras),
metataxis (tropos que afectan la sintaxis), metasememas (afectaciones a la semántica) y
metalogismos (figuras que afectan la lógica del discurso).
De acuerdo a García Berrio las dos figuras que destacan entre los tropos son la
metáfora y la antítesis. La primera es el eje de la asimilación, afirmación e integración y la
segunda marca una dirección que es todo lo contrario. La metáfora es, sin embargo, la
figura literaria más estudiada e incluso se le concede la existencia más allá de la literatura
pues existen las “metáforas petrificadas” también conocidas como “metáforas de la vida
cotidiana”. La metáfora es pues, el desplazamiento (o interacción inesperada) de sememas o
en su forma más simple una comparación sin nexo. Como pieza en la expresividad, la
metáfora suele tener varias formas, pero una de las más comunes es la nombrada por M.
Black: metáfora individual (o foco). Ésta tiene un efecto de ruptura pues se ubica dentro de
un marco enunciativo común. Otra forma metafórica es la alegoría que es la extensión de la
metáfora. Estos dos ejemplos son recursos conscientes de la literariedad.
Las clasificaciones de las figuras han permitido formar patrones y ayudar al
proceso de simbolización en un texto. La última aportación práctica de la retórica a la
literatura, según Berrio, es el análisis de los textos desde un esquema figural, es decir
analizando el texto como algo que obedece (desde su tema) a un orden metafórico,
metonímico o antitético (por ejemplo). Así, la figura retórica pasa a ser un recurso
macroestructural extenso en lugar de sólo un rasgo estilístico intenso y limitado. Algunos
esquemas figurales son el comparativo-similar (metáfora), el contrastivo-diferencial
(antítesis) y énfasis identificativo en la evidencia, entre otros.
El autor cierra el capítulo con un anexo en el que incluye las figuras retóricas más
frecuentes en el estudio de la literatura. A continuación se enlista un resumen de sus
definiciones.
 Alegoría. Metáfora continuada para expresar un significado oculto.
 Amplificación. Procedimiento para enfatizar un término a tal grado que el lector lo
note plenamente.
 Anáfora. Reiteración idéntica de un término.
 Antítesis. Contraposición usando términos próximos.
 Apóstrofe. Alusión o interpelación vehemente a personas o cosas.
 Asíndeton. Eliminación de conjunciones.
 Clímax o concatenación. Enumeración de términos emparentados en un orden
creciente o decreciente.
 Comparación. Es un símil entre uno o varios términos en el que no se omite el nexo.
 Crasis. Formación de una palabra nueva a partir de la suma de varias ya existentes.
 Deprecación. Interpelación de ruego al lector.
 Encabalgamiento. Es la partición de un enunciado completo y lógico en dos partes
(dos versos). Afecta el ritmo de la lectura.
 Equívoco. Construcción a partir de dobles significados.
 Hiato. Pronunciación separada de vocales unidas. Su contrario es sinéresis.
 Hipálage. Falsa o forzada concordancia lógica.
 Hipérbaton. Alteración del orden lógico gramatical de una frase.
 Hipérbole. Exageración para crear efecto de amplificación poética.
 Hipotaxis. Construcción de frases subordinantes cuya mayor densidad da lugar al
polisíndeton.
 Ironía. Se construye a partir de algo literal afirmado y lo que se sobreentiende de
eso.
 Isocolon. Distribución paralela y simétrica del orden sintáctico.
 Lítotes. Figura irónica en la que se afirma algo queriendo decir lo contrario.
 Metáfora. Asimilación entre dos semas usualmente no relacionados.
 Metátesis. Alteración en el orden de los fonemas de una palabra.
 Metonimia. Figura metafórica que actúa por la sustitución de tipo causal.
 Oxímoron. Relación de dos términos contrarios.
 Paradoja. Aproximación de dos términos opuestos e irreconciliables.
 Paronomasia. Emparejamiento de dos palabras que suenan igual.
 Perífrasis. Extensión o rodeo de una frase.
 Pleonasmo. Insistencia en expresar un mismo contenido, redundancia.
 Preterición. Figura irónica en la que se revela algo sin querer hacerlo.
 Quiasmo. Repetición de expresiones iguales o semejantes para subrayar una
contraria oposición de significados.
 Repetición. Agrupación de figuras que son de repetición como anadiplosis,
epanadiplosis, anáforas, epanáforas, etc.
 Silepsis. Falta de concordancia en la forma.
 Síncopa. Figura de dicción por supresión de un fonema.
 Sinécdoque. Figura metafórica basada en aproximaciones cuantitativas.
 Zeugma. Sobreentendimiento de algún elemento del enunciado al haber aparecido
anteriormente.

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