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EprakOO SEVILLA GUZMAN DE LA SOCIOLOGIA RURAL ALA AGROECOLOGIA Icatia $ editorial PTI) aS AGRO OLOGICAS 152 subordinante y transformadora (a través de méquinas movidas combustibles fésles). Ello explica que se haya nde ae troduccién un cambio cualitativo en el grado de artficilizacin de la arquitectura de los ecosistemas. La investigacin, aplicada a los suelos y a la genética ha dado lugar a nuevas formas de manipula- a los componente nacre al ined feats nny os y nuevas vatiedades de plantas y animales (Gon y Sella Guzman, 2000: 245). icmiata VII. DEL MODO INDUSTRIAL DE USO. DE LOS RECURSOS NATURALES (II): AGRICULTURA Y SOCIEDAD EN EL CONTEXTO DEL NEOLIBARALISMO Y LA GLOBALIZACION La consolidacién del modo industrial de uso de los recursos naturales en las sociedades posindustriales En las lamadas sociedades posindustriales el rasgo central que def su agricultura lo consttuye la, précticamente, desaparicién de la wag cauleura como una forma de vidaw y su generalizada sustitucién por una cagricultura como negocio (farming as a busines)». Ello supone la in- troduccidn creciente de esquemas racionalizadores modelados por las condiciones que impone el mercado. Desde la perspectiva de la estruc- tura social dela agricultura, la ganaderia y la forestaria, las sociedades posindustrales estén regidas por el mercado que se mueve exclusiva- mente por la Idgica del lucro, con lo que ignora las especficidades de ta agricultura frente al resto de las actividades econémicas. La agrcul- ‘ura es la arifcializacin de los recursos naturales para la obrencién de alimentos, La vagricultura como forma de vida» consideraba rales tspeciicidades, en lo que respecta alos mecanismos de reposicién de Jos materiales utilizados y a los procesos de reproduccién social y coldgica, al estar vinculados a una scosmovisiéne que explica tanto el manejo de los recursos naturales como su econornla moral. Por econ trario, la agecultura como negocio opera sin tener en cuenta los ciclos de reproduccidn de los agroecosistemas, ya que parte del supuesto de aque [a cencia puede resolver tales problemas. La agricultura como ne- gocio significa la apicaci sistematica de los principios de la ciencia y fa tecnologia a la produccién de alimentos. Tales principios han sido desarrollados en la produccién industrial, por lo que reproducen los ‘exquemas racionalizadores de tales objetos de trabajo (Fabricas), a los bjetos de trabajo agricolas(cierra y ganado), sin tener en cuenta la di- ferente naturaleza de éstos Frente a aquellos: los objetos de trabajo agr- 153 cola son seres vivos. Ast, pues, los esquemas racionalizadores conside ran que: A igual queen la industria se transforman inputs mediante una sere de procesos que permiten obtener un producto, en la agriculeura las explotaciones producen alimentos, La diferencia radica en que mien- tas los ingenieros que producen la factoria conocen todos los pro- «230s produetivos que transforman un trozo de acero en un auto- ‘evil, los agrénomos que realizan una programacién de cultivos desconocen una gran parte de los procesos que tienen lugar en tierra (Sevilla Guzman, 1991b: 57-72; 57; Carrol, Vandermeer y Rosset, 1990), EI surgimiento de la agricultura, ganaderia y Forestara industriaizadas © modernas, como opuesta ala agricultura, ganaderia y forestara trae dicionales,ciene lugar como consecuencia de la susticucién paulatina de la reposicién interna de la energia y los materiales utiizados por la apropiacién de materiales y energla del exterior elaborados industial- mente, De esta forma, se produce una sustirucién de tecnologia cam- pesinas (borse-and-hand technology) por el uso del trator y la cosecha- dora (con tecnologlas guiadas por principios cientificos), y después por las apropiaciones parcales de los procesos de trabajo de cardcter cam- pesino, que son srevalorizados por el capital mediante artfcalizaciones industriales» y devueltos a la produccién en forma de fertlizantes, plaguicidas, semillas, piensos y maquinaria de todo tipo, producidos industrialmente desde fuera de su estructura social. Tales cambios ope- rados suponen la sustitucién de técnicas que exigfan poco empleo de capital, con equipos suscepribles de uso individual, por téenicas inten- sivas en capital con equipos sofisticados, que dependen del exterior, rompiendo asi el uso individual o familiar en cuanto a cteacién y re- produccidn de los utensilios. La dependencia del mercado penetra has- ta en los procesos de trabajo més individuales, produciéndose la trans- formacién de la agrcultura en agribusinesIntencionadamente utilizamos Ja expresion inglesa que significa literalmente «negocio agricola» en su primera formulacién John M. Davis (1956: 107-115) (ef. el trabajo pionero de la literatura denominada del sistema agroalimentario: Davis y Goldberg, 1957), El papel estructurance del mercado, con la utilizacién de la ciencia ‘como elemento legitimador de las transformaciones que exige, consti- tuye el rasgo prevalente de la agricultura indwstrializada, La agricultu- 154 ra, ganaderfa y forestaria se encuentran, ast, ms y més involucradas en tun complejo de industrias de produccién de alimentos, de su procesa- miento y comercalizacién que ofrecen al agricultor los inputs para su exploracin y después comercializan su produccién. El incremento de la dependencia de los agricultores de la agroindustria constituye la con- secuencia central del proceso de industralizcién de la agticuleura. La dependencia de los agricultores del sector industrial, abastecedor de medios de produccién, de las entidades de crédito y financieras y de Jas cadenas de distribucin estén transformando las explotaciones agra- rias en laboratorios controlados por las estrategias de acumulacién del capital del sistema agroalimentario. El sector abastecedor a la economia agraria proporciona alos agricul- tores maquinaria, ferilizantes, piensos, semillas, pesticidas y combus- tibles file, incluyendo los servicios veterinarios y de reparacién y crédito a través de los canals piiblicos y privados. La adopcién de ‘muchas innovaciones tecnolégicas por los agricultores son normalmen- te faciltadas por este sector abastecedor cuyo asesoramiento técnico incluso acompafia alas ventas en las propias explotaciones (Larson y Rogers, 1966: 49; Newby, 1997:3-30; 1988: 17 y ss). Es la innovacién y el cambio tecnolégico la propia naturaleza de la agricultura de las sociedades posindustiales, despreocupadas por las consecuencias del cambio tecnol6gico y su dimensién coactiva sobre la estructura social de la agricultura. Para la sociedad posindustral la tec- nologia, en si misma, es una fuerza externa e independiente a la que los agroecosistemas han de adaptar su artfiializacién pre moderna para obtener alimentos. «La fuerza que induce a desplazar estos fuctores desde Jos bastidores al centro de la escena no procede de los cientificos socia- les, sino del creciente malestar de la poblacién» (Lowe, Marsden y Whatmore, 1990). Tal malestar no es ni mucho menos un fenémeno reciente. En la Sociologia de la Agriculeura aparece éste en el trabajo pionero de Hightower (1973), donde se recogen los movimientos agrarios de pe- quesos agricultores y jornaleros, que denuncian los efectos de la indus- trializacion agraria en torno a la mecanizacién recolectora del tomate, contextualizados en el proceso de integracién en el complejo agroin- dustrial. Sin embargo habria de pasar casi una década para que se per- filaa el enfoque de los wsistemas mercantiles agrarios» que desarolla William H. Friedland en un proceso de acumulacién en tomo al gru- 155 po por él formado en la Universidad de California (Friedland, 1972 y 1976). No obstane, esta protesta modema de los agricultores no es algo nuevo como sefiala esta perspectiva de la Sociologia de la Agriculcura. En efecto, como han demostrado Martinez Alie (1994) y Ramachandra Guha (Guba y Alier, 1997), entre otros, existe una «Ecologia Politica, en la formas de accién social colectiva, que reivindican su acceso his- ‘rico a los medios de vida de sus territorios por parte de campesinos € indigenas conceptualizado en el marco teérico de la «Ecologia de los pobress, que viene realizando diferentes formas de protesta social por al deterioro de sus recursos naturales generado por la apropiacisn del ‘modo industrial de uso de los recursos naturals. Fl sistema agroalimentario como articulacién de sistemas agrarios mercantilizados EI proceso de la mercantlizacin de los sistemas agrarios, en el contex to del neoliberalismo, supone la articulacién de la actividades produc tivas vinculadas al manejo de los recursos naturals, a organizacion de los produccore, la organizacién del trabajo xen fincas, la investigacién y ha distribucién o marketing en un tinico segmento de la actividad econdmica. En la medida que tiene lugar una cada vez mayor especia: Tizacién de la agricultura, es posible distinguir en ella sistemas produc tivos separados y discret, que se van formando para cada unidad con: ceptual y socialmente distnta, Para Friedland, la situacién es la misma que se da en la industria al ir especiaizindose ésta en ramas, lo que permite estudiar la industria metal-mecdnica o industria text de for- ma separada, Un sistema mercantl agrario es definido por William H. Friedland ‘como aquella matriz que permite romper los mados deductivos de teo- rizar las estructuras agratias reificando la agricultura como un sector 0 esferaaislada para pasa al entendimiento de los procesos agratios reco- nocidos como una constelacién cambiante de aprovisionamiento de inputs y procesamiento de outputs, que son industializados y diferen- ciados desde fuera de la agricultura. Tal enfoque tiene como objetivo entender la mercantilzacién de la produccién agraria desde la perspec- tiva de un sistema en el que los inputs técnicos y los procesos de tra bajo contingentes generan mercanclas producidas, procesadas y comer: cializadas en distincas estructuras agrarias. No queremos entrar en el debate tedrico generado en la perspectiva de la Sociologia de Agricul- cura en tomo al concepto de estructura agraria y su aplicacién desigual ala agricultura estadounidense y el sempacho teérico» en que se en- 156 cuentra encapsulada en la actualidad dicha tradicién teérica (Buttel et al, 1990; 175-176; Buttel, 2001: 11-35). EI mercado aparece como el agente estructurante de la economia rural de las sociedades posindustrales. «El agricultor no participa, em- pero, en un sélo mercado sino en varios: mercados para los diferentes productos que pueden ser en su alcance local, nacional o internacio- nal, mercados para los diferentes inputs y as! sucesivamente. En cada tno de estos mercados con los que el agricultor se ve obligado a rela- cionarse se da la necesidad de una consideracién separadas. Con ello, al agricultor se ve cada vez mais dependiente, legando a estar integrado al sistema agroalimentario (Bell er al, 1974: 86-107; Metcalf, 1969) «como complejo aglutinador de los sistemas agrarios mercantilizados, en ha acepeidn friedlandiana del concepto. Se produce asi una absorcidn del sector agrario por parte del siste= ima agroalimentaro: el elemento desencadenante de tal proceso lo cons- tituye el nuevo tipo de relaciones contractuales que aparece en el cam- po como pauta hegeménica. En palabras de Alicia Langreo (1988: 13) por atclaciones contractuales en la agricultura se entienden las frmu- has de relacién cconémica entte el sector agrario y la industria o red comercial suministradora de inputs y la que demanda sus productos Es decir, el fenémeno requiere contexcualizarse en el sistema agroal mentario en su conjunto. «Estas relaciones constituyen una de las for- mas més frecuentes de concretar la coordinacién vertical que se va mponiendo en el sistema agroalimentario.» Pero quiad merezca la pena precisar conceptualmente cémo puede caracterizatse este fendmeno, en la estructura social de la agricultura de las sociedades posindustrales: el sistema agroalimentario. Este puede definite, desde una perspectiva agroecolégica, como el conjunto de ele- mentos asi como sus flujos de materiales, energia ¢ informacién que interactian en las distntas fases de la produccidn de un bien que, como 1, Bs ta una stuacii en ls gu, sin dada, ha tendo mucho que vere enfoque comands inteaducid pore profesor Friedland que, apes de sus exelenes ali tare los reeridosssemas meteatlesagrarioe (Friedland, 1984: 211-235; Bocel et tl, 1990: 174175), magna dels mismos el neomarsismo surgdo del dkimo Marx # fscaalo por Todor Shani En este proceso de crisis tedeca estructural de a Sci= logs Rural ha teido mucho que ver ambien el propio Bute (CE Feedand, Bucel, al, 1991 1-26), Pata redand Marx slo puso st atencisn esporicamente en el “mpesia (bs 5) cuando, cn ria, dics los tkimas der aos de sus vida al sudio dl cimpesnid 157 resultante del trabajo en el sector agraro, seven sometidos a una cocr- dinacién vertical imperativa por parte de los sectores industrial y co- mercial; con ello, el producto agrario se transforma en input princial de sus procesos suministradores, transformadores y distribuidores cors- tituidos por formas de capital de nacuraleza sintética que generan una «spiral de necesidades en la demanda de los agriultores. Un ejemplo puede clarificar la naturaleza abstracta de tal conceptualizacién: la in- dustria de insecticidas. Existen tres razones fundamentales por las que Ja atificalzacién via controles quimicos se ha ido derrumbando dela magia cecnolégica, de la sfalsa cienificacién de la agricultura indus- trializada: la mayor parte de ls insecicidas eliminan tanto alas plagas como a sus depredadores, las especies nocivas que logran sobrevivie se recuperan con gran rapidez, en ausencia de sus enemigos nacurales; en segundo lugar, estos agentes de amplio espectro determinan a veces que especies de insectos que anteriormentecarectan de importancia se cox- viertan en importantes plagas; yen tercer lugar, la elasticidad genética de los insectos significa que la mayoria de las plagas desarrolla en el plazo de cinco afios, ya veces en una dinicaestacién, resistencia a cue quier producto quimico» (Lowe etal, 1993: 22; Perkins, 1984); y eto sin considerar ef impacto que éstos producen en forma de contamina- cin medioambiental. Lo que caracteriza la aparicién del sistema agroalimentario en hs sociedades posindustriales es, en palabras de nuevo de Alicia Langreo, Ia aparicién ven el mercado de una diferencia clara entre producto aga tio y producto agroalimentario» (Langreo, 1988: 13). Con ello se pro- duce sla integracién vertical que contribuye a acortar los canales de comercilizacién» (Larson, etal, 1966: 50). La interrelaci6n econdmi- ca entre los sectores agrario y no agrario en el contexto del definido sistema agroalimentario consttuye, pues, I agiculeura contractual. Eta fue inicialmence definida como «el reparto, por parte del agricultor, de algunas de sus decisiones respecto al riesgo que implica la gestién, pro- duccién y comercializacién con otros (Ib: 50-51). No obstante, desde nuestra perspectiva sociolégica, lo que nos interesa resaltar de la agti- culeura contractual es su dimensién como forma de integacién veri cal de las explotaciones agrarias con los sectores no agraris (on farm busines) y elo sobre todo en el contexto de internacionalizacion de la estructura, social de la agricultura, que se esti produciendo en las iti- tas décadas, en la cuales el sstema agjalimenarioadguir a frm de una artculacién transnacional de corporaciones,fenémeno este que pasamos a considera 158 La internacionalizacién de la agricultura industrializada CComienza a gozar de una general aceptacién el imputar a la dimensién internacional, que adoptan los sistemas productivos que controlan la mercantilizacién de los recursos naturales, la responsabilidad central de Ia criss ecoldgica que atravesamos a nivel planetario. En efecto, en la tltima década han ctecido los trabajos cienificos y la divulgacin crit- ca en tomno a este tema, quedando nitidamente asentado el aserto de aque el manejo industrializado de los recursos naturales rompe las tasus de reacomodo y reposicién de los residuos produciendo un creciente incremento de entrop(a. La posibilidad de reutilizacién de tan s6lo una parte de los residuos origina que éstos se transformen en distintas for- mmas de contaminacin y generen una creciente pétdida de apttud pro- ductiva de los recursos naturales. ‘Son milipls ls formas de resistencia de la agricultura basada, prin- cipalmente, en el trabajo familiar y en unidades de produccién consti- tuidas por grupos domésticos, sean de naturaleza campesina (Sevilla Guzman, 19912: 366-399) o de produccién simple de mercancias agra- tis (Friedmann, 1978: 545-586; 1980: 158-184), basindose fundamen- talmente en la propiedad individual de la tierra y en la naruraleza refractaria de los procesos biolégicos y ecolbgicos incluidos en la pro- duccién agraria, al requerir éstos en muchos casos atencién individual en los intercambios nacuralezasociedad en téminos de valores de uso (Toledo, 1993). No obstante existen multitud de formas histéricas de resistencia a la penetracién cada vez mayor por el capital en la agricul- cura (Goodman ¢ al, 1986: 20-40). La rigide de la ciencia al minus- ‘alorar el saber local, campesino o indigena ha provocado una reaccién de alejamiento del campesinado, como una expresin mis de esa resis tencia, impidiendo hasta ahora la incorporacién del holismo de la per- cepcién campesina de la nacuraleza a su pesquisa. Ademis, la compar- timentalizacién de la investigacién cientfica, respecto del cambio tecnoldgico, reproduce y refuerza la separacin artificial entre Ciencias Sociales y Ciencias Naturales, impidiendo un enfoque holistico en el manejo. Es éte un factor central que abrfa de recuperarse de la pérdi- da, cada vez mis creciente, de la experimentacién campesina que ba desarollado secularmente en su proceso de adaptacién simbiética y cocvolutiva con la naturaleza. El «pluralismo académico» ha ocultado durante décadas este Fend- meno a través de la subordinacién de los intereses cienifcos alos del mercado. Es decir la penetracién de capitalsmo se ha incroducido tam- bin en el dmbito académico cientifico, mercantilzando las universida- 159 des e institutos de investigaci6n. Aunque este fendmeno tiene, obvia- ‘mente, excepciones, la parcelacién del conocimiento cientifico y la corporativizacién de la ciencia han jugado un papel decisivo en este proceso. Por ello, es diffil predecir el final de esta tendencia mercant- lizadora, a menos que los investigadores consideremos imprescin introducir esta problemética en nuestra pesquisa, si poseemos un mi- nimo de conciencia de especie. El rasgo dominante en los cambios ocurridos, durante las test mas centurias, en el manejo de los recursos naturales para obtener ali- ‘mentos ha sido la progresiva incorporacién de las relaciones sociales capitalists a la agricultura, Ello se ha traducido en una progresiva ‘metcantilizacidn de todos los factores implicados en el proceso. Tras la privatizacién de los recursos naturales se ha ido produciendo una pro- gresiva mercantilizacién del trabajo agricola. Y tras sta, una creciente introduccién de la l6gica de los procesos industrials al manejo de la naturaleza. El reduccionismo inevitable (producto del pragmatismo del lucro, como objetivo final), que acompafa la simulacién de los ciclos naturales ha tenido miltiples efectos negativos entre los que destacan |a subsiguiente pérdida del uso miltiple de los recursos y la biodi- versidad. El uso industrializado de los recursos naturales ha transfor- ‘mado la artfcialzacién muliuso de los mismos en una mera artificial ‘acid agricola. La consecuencia global del proceso no es otta sino la degradacin progresiva de los recursos naturales. En este contexto te6rico, el proceso de internacionalizacién de la estructura social de la agricultura puede definitse como la intgracién vertical, en el seno del sistema agroalimentario. Ello supone un proceso de exablecimiento de centres de deisién y coondinacién (generalmente fuera del sector agrario y del espacio econémico nacional) a que se ve some- fida la produccidn agraria, como consecuencia de la imposicién de con- diciones respecto a los inputs utilizados, las técnicas de produccién cempleadas y la cantidad y calidad de los procesos de trabajo desarolla- dos en las explotaciones agrarias por parte de empresas transnacionales controladoras del fomento y difusién de nuevas técnicas que, como consecuencia de su naturalezasimttica y agroindustra,ejercen un fuerte deterioto sobre Ia naturaleza y sociedad, a través de formas de artfi- cializacién contaminantes a largo plazo del medio ambience. Este fendmeno, caraceristico dela economia rural de la sociedades posindustriales, se ha ido desarrollando a través de largas etapas y con importantes diferencias en el subsector agrario cortespondiente y, so- bre todo, en el tiempo y en el espacio. Ast, en la mayoria de los pases 160 del Primer Mundo hay espacio desintegrados(zonas de agricultura mat- ginal, generalmente zonas de secano con terrenos poco propicios a la hhomogeneizacién de los monocultivos mecanizados, o de montafia 0 onas de sierra con terrenos andlogos). Igualmente en los paises del TTercer Mundo han existido y existen espacios vacios de capitalismo (Luxemburg, 1985: 140 y ss) aun cuando la estructura de capitalismo periférico (Alavi, 1982: 162-192) tienda a reducirs: en forma creciente sobre todo después de la violencia de la Revolucidn Verde (Shiva, 1991). Las explotaciones agrcolas (en el contexto de coordinacién impera- tiva que sufre la estructura social de la agricultura) quedan, pues, blo- queadas, a través de las relaciones contractuales, entre las industrias del sector, que les suministra los inputs, y las empresis transformadoras y distribuidoras que demandan sus productos. Estas empresas pueden tener fuertes relaciones entre si y con otto tipo de industria, benefi- ciindose de su desarrollo tal como sucede con sla industria quimica, la de envases 0, incluso, las empresas de marketing y disefio». La coordi- nacién vertical entre empresas (on farm busines) es, pues, el desarrollo de férmulas més 0 menos estables de colaboracién entre distinta fases de produccién, Normalmente tal coordinacin tiene lugar mediante re- laciones de capital, pudiendo en tales casos, controlar diversas etapas del proceso ¢ incluso abarcar todo el sistema agroalimentario en ese espe- cifico sector en amplias zonas del planeta En las tltimas décadas se est abriendo, cada vex més, la perspecti- va de utilizacién para fines agrarios de organismos modificados genética- mente, lo que plantea nuevos riesgos medioambientaes, cuyo alcance intergeneracional nos es totalmente desconocido; aunque si se eviden- cia a corto plazo, su accién deteriorante sobre miitiples aspectos de la naturaleza, como la biodiversidad,y otros de a sociedad al quedar cla- ramente bajo el control de los etnoecosistemas cencrales (Kloppenburg, 1990). La agricultura industralizada adquiere, en estos momentos, la dimensidn transgénica, abriendo, con ello, nuevos + desconacidos cam- pos de riesgo tanto para la naturaleza como para ls sociedad, como de- ‘mostraremos a lo largo de este text. Economia y agricultura en la sociedad informacional: neoliberalismo y globalizacién Se debe a Manuel Castells, (1996) en su prolijo trabajo, La Err de la Informacién : Economta, Sociedad y Cultura, a més ambiciosa caractet zacién de, por un lado, las pautas emergentes del tipo de sociedad ac- 161 tual y, por otro del proceso de artculacién del neoliberalismo con la slobalizacién econémica, Merece la pena detenerse en su andlisis, aun- ue teniendo bien presente que sus sofisticadas interpretaciones se ven fuertemente sesgadas por la ausencia de herramientas analitcas respec: to al problema medioambiental y al conocimiento ecoldgico existent Asi, para el citado profesor de Berkeley, sla productividad es la fuente del progreso econémico mediante el aumento del producto (output) por uunidad de insumo (input). A lo largo del ticmpo la humanidad acabé dominando las fuerzas de la naturaleza y en el proceso se dio forma como cultura (Ib.: 94). Los concepros de progreso y cultura, como puede verse, se uilzan desde la aceptacién, probiblemente inconsciente, de la odefensa de los ideals dela civlizacibn occidental» que propug. nara el rearme neoliberal iniciado por Hayek, anteriormente sefialaco, En efecto, el progreso de una «forma de productividad> que no inceraliza los costes medioambienales ni sociales et tan slo un pro- reso para las minorias acomodadas en los espacios privilegiados de la estructura de poder generada por el citado proceso de repreducion de snuevas curopass. La crisis ecoldgica global generada por dicha produce ‘vidad se ve tambign unidaa Ia pda de a divensided sociocultural resultance del proceso, como se desprende de la propia interpretacs de Casella hablar de ultra en sngule.Conto ruestes fo ont cable evidencia empisica ya acumulada es, precisamente, la creencia de 4que la humanidad pueda vdominar la naturaleza a través de la produ tividad» lo que ha generado la crisis ecoldgica y social que vivimos. Es el hecho de que el profesor Castells defina, desde la propia ldgica neo- liberal os mecanismos de fancionamieno de lt economia lo que os conduce a seguir su discurso en las siguientes piginas EI elemento clave dela articulacion entc el neliberalismo y a globalizacién econémica lo consticuyen, en nuestra opinion, el hecho de que el conocimiento (a ciencia y su autolegtimacin,defendida por 4a estructura de poder en romno a ella generada), que sirve para inter pretar el funcionamiento de la economia y la sociedad, haya sido gene- rado dentro de la légica de la «defensa de los valores occidentales» sin capacidad de asimilar otro tipo de valores; es decir, sin aceptar la biodiversidad cultural del planeta. Con esta aclaracidn, adquiere su ver — sentido la definiibn que el prosor Cael reiza del eco omia actual como informacional y global. «Es informacional porque Le prodictvdad yl eompetivad de hs unidedee agentes dees economia (ya sean empresas, regiones o naciones) depende fundamen, talmente de su capacidad de generar, proces y aplicar con eficaca h 162 informacién basada en el conocimientor. La imposicién eoactiva del modelo productivo occidental, instalado en el Centro, al resto del ‘mundo ba tomado diversas y variables formas, desde su propia génesis en 1492. Su expansién inicial fue lenta y errética, adquiriendo una desmesurada agresividad en la situacién actual. En tan largo camino, el momento clave lo constituye el establecimiento de la estructura de poder internacional, elaborado a partir de la instituciones de Brettons Woods y la utilzacién del conocimiento como poder a través del concepto de desarrollo y su implementacién (Sachs, 1992). El modelo productivo occidental, en la actualidad, tiene un funcio- namienco global «porque, la produccién, el consumo y la circulacién, asf como sus componentes (Capital, mano de obra, materias primas, gestidn, informacién, tecnologia, mercadox), estén organizados a escala global, bien en forma directa bien como una red de vinculos entre los agentes econdmicos. Es informacional y global porque, en las nuevas condiciones histércas, la productividad se genera y la competiividad se ejerce por medio de una red global de interaccién». Aun cuando la rentabilidad privada es la motivacién iiltima de su ldgica de funciona- miento, la innovacién tecnolégica ¢ institucional son los factores clave aque transforman la «tecnologia, incluida la organizacién y gestién, como principal factor inductor de la productividad», que se desarolla en seno de las empresas, las naciones y las entidades econémicas regionales, agentes reales del crecimiento econémico, Sin embargo, el elemento clave del funcionamiento del sistema lo constiuye la competitvidad que adquiere sentidos muy diferentes cuando se refiere a cada uno de tales agentes; es decir, a empresas, a estados nacionales a entidades econé- ‘micas regionales de naturaleza internacional. El actor dltimo generador de las condiciones de la compettividad lo constituyen los estados que, articulados en entidades econdmicas mas amplias, ealizan los pactos que entre ellos se establecen para ejercer su poder generando las citadas condiciones de competitividad (Castells, 1996: 93, 107 y 108). Son tres los fatores que generan la dindmica de competiividad entre los agentes econémicos de la economia global: por un lado, fa capaci- dad tecnol6gica, como varticulacién apropiada de ciencia, tecnologia, gestidn y produccidns; por otro, el acceso a un mercado sextenso inte- grado y rico, determinado por el grado de integracién a una 20na eco- némica y finalmente, ola tetcera fuente de competitividad lo consticu- ye el diferencia entre los costes de produccidn en el lugar de produccién Y los precios en el mercado de destino (Ib.: 130 y 132). Tales factores estin interconectados debiendo estar integrados en la estrategia de ls 163 ‘empresas para su funcionamiento en la economia global. No obstante, l cjercicio de la competiividad, slo tiene lugar a través de la genera. cién politica de las condiciones que la posibilitan. En efecto, en la eco- nnomia global los estados se vinculan directamente a empresas o com Pleos econdmicos transnacionales que no estén ubicadas en su pas; los incereses especificos del Estado exigen, por razones de competenca, claborar una estrategia explicita de productividad y tecnologia vincula. das a elas, ya que asi seré posible utilizar las empresas de su pais como instrumentos de defensa del interés nacional (Erans, 1995). En efecto som los etados quienes generan la competiividad mediante las relaciones de poder con las empresas multinacionals llegando a crear Jas tendencias del mercado: a economia global responde, bisicamente, a la estructura del poder politico. ¥ elo, en las tres regiones principa. les y sus zonas de influencia —Norteamérica, Europa yel Pacifico asi tico, en torno a Japén—; sin embargo no son los estados quienes ejer= cen su hegemonfa, a través de los mecanismos de la «competiividad global; son las grandes empresas multinacionales y sus asociaciones quienes fuerzan la intervencién politica obligando a los estados a des- smantelar sus aparatos de proteccién social con vista ala reaizacin de |a utopia del mercado libre y al establecimiento de «formas minimas de Estado». Ast los estados, aunque busquen la expansién de la renta de sus ciudadanos (por cierto, con una fuerte diferenciacién social) me- diante intervenciones en sus zonas de influencia se ven obligados a ‘onvertirse en eestados activistas» sujetos a a articulacién del sistema de interrelaciones de la economia global. La globalizaciSn econémica funciona a través de procesos en los que los estados nacionales se artic culan, enttemezclan ¢ imbrican a través de actorestransnacionales que jgeneran estructuras de poder. Los mecanismos hasta aqu esquematizados permiten a las multinac cionales adquitie un enorme poder, ejercido fundamentalmente a tr vés de los mercados financiers, de forma tal que, como sefiala Ulrich Beck, pueden exportar puestos de trabajo donde sean més bajos los costes laboralesy ls cargas fiscaless pueden desmenuzar sus productos, servicios y trabajo por todo el mundo: pueden obtener «pactos globalest para tener condiciones impostivas més suaves ¢ infraestructuras més favorable, llegando a castigar cuando sea necesarios a los propios esta- dos-naciones. Sw poder de negociacién en esta red de interacciones de Poder les permite distinguir entre el lugar de sus inversiones, el lugar de sus producciones y el lugar de sus declaraciones fiscales, separindo- les de su lugar de residencia Se esté produciendo, asi, ina toma de 64 los centros materiales vitales de las sociedades modernas», sin revolu- cién ni cambio de leyes, sino tan s6lo, mediante el desenvolvimiento de la vida cotidiana y del bussines as usual (Beck,1998; 1* ed., 1997). El resultado sobre lt mayor parte de la humanidad de este proceso es comparable a lo acaecido durante el siglo XIX: crecimiento a gran esca- Ja del capital acompafiado por un aumento del desempleo, la pobreza, dl crimen y el suftimiento, Los sectores sociales ms afectados por la elobalizacién, hasta ahora caracterizada, lo constituye sin duda el cam- pesinado y sus miltiples identidades socioculturales configuradas ao largo de la historia, através de su coevolucién con los recursos natura- les de quienes surge, en tltima instancia, su autentica naturaleza: la generacidn de su cultura especificaa través de los intercambios reaiza- dos con a nature como pasamos a analiza. s En lo. que sigue pretondemos esquematizar el marco tcenolégico, secoculural y police que nes permits cacirisar la denaslad concctiva del contexto actual del neoliberalismo y la glabalizacién eco- rnémica, que acabamos de caracterizar, con las tendenciasestructurales generadas en el proceso histérico, para evaluar el impacto de las semi- las eansgénicas en el modo de uso de los recursos naturales que desa- rrolla el campesinado, Breve clarficacién conceptual sobre el concepto de biotecnologia Desde el contexto te6rico de la Agroecologia (Altieri, 2001; Guzman Cardo, Gomiler de Moin Sevila Garmin, 2000;y Glisan, 1998), que culmina a través de la acumulacién de la estrategia teérica delat atin de sean campesinos (Shanin, 1990), se def ne al campesinado como una forma de artificiliza la nacuraleza que mantiene —alli donde no hay Factores exégenos que disturben el ma- rnejo— las mecanismos de reproduccién biética de los recursos natura- les, por lo que dicho modo de uso de los mismos puede considerarse como portador de una racionalidad ecoligica (Toledo, 1993). Aunque en siti dada la bioecolga ha io defini como ai zacién de la ingenierfa genética en el ADN recombinante, es ésta una acepcién, restngida, ‘que no tiene en cuenta las técnicas desarrolladas histéricamente, al utilizar organismos vivos (0 parte de ellos) para te- ner acceso los medios de vida, mejorando plantas o animales 0 desa- rrollando microorganismos en contextos agroalimentarios, Es en esta se- gunda acepcién amplia, que incluye ala primera, donde se va a mover nuestro esquemitico andlisis de las relaciones entre la biotecnologia y cl campesinado que pasamos a considera. 165 1 i t i La respuesta a la pregunta de si os transgénicos pueden resolver el problema del hambre en el mundo, como defiende el pensamiento neoliberal, quiere en mi opinién reflexionar sobre la trayectoriase- {guida por la naturaleza del manejo de los recursos naturales en el pro- eso histérico, En otro lugar caracterizamos dicha trayectoria como el paso de la xcuestién agraria» a la wcuestién medioambiental. El debate sobre la scuestion agrarian planteaba cual deberia ser el papel del cam- pesinado en el desarrollo de la agricultura. Dicho debate quedd cerra do a finales del siglo X1X ante el consenso tanto del pensamiento cien- tifico convencional como del pensamiento alternativo a éste (en el proceso de construccién paradigmitica de la ciencia), al redefinie ala agricultura como una rama de la industria y relegar al campesinado a |a posicién de rsiduo anacrénico que, ineluctablemente, habia de ser scrficado en los altars de la modernidad (Giner y Sevilla Guzmén, 1980). Para finales de la década de los cuarenta ya se habia producido, en el denominado Primer Mundo o «Centro de la Economia Mundo» la implantacién, aunque todavia no hegeménica, del modo industrial de uso de los recursos naturales, en el que los mecanismos de reproduc- cidn bidtica de los mismos podian ser forzados segtin las exigencias del mercado, ya que sla ciencia, podria, a través de las teenologias de ella derivadas, sustcuir los elementos deteriorados por el capital. Faltaba, pues concluir el proceso, anteriormente descrito en el resto del mun- do, tarea que, en buena medida, llevaron a cabo las instituciones de Bretton Woods: el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Inceena- cional (Fs) y el GATT —hoy Organizacién Mundial del Comercio—, a través de la llamada Revolucién Verde. Se concluyé asi el paso de una sbiotecnologta artesanal» (en la que la modificacién del germoplasma se realizaba por una selecci6n fenoripica, que domesticaba plantas y animales rmanteniendo I coevolucién del piacere ‘atu 4 otra, en la que la seleccién se vincula a un paquete tecnoldgico de insumosindistals para obtener semis y animales de ako tendnens to, Aunque ambas biotecnologias, al atificalizar los recursos naturales ppara obtener alimentos, los degradaban, la naturaleza del detetioro era tadicalmente dstina El paso de Ia biotecnologia sartesanal» (basada en una logica ccolégica) ala windustrialy(basada en la l6gica del lucro, dictada por el mercado) supuso, respecto al manejo de los recursos naturales, que la fertlidad natural del suelo y su consideracién como algo vivo fuera sustituida por su utilizacién como un soporte inert, alimentado por 166 quimica de sintesis. El aire y el agua dejaron de ser un contexto interrelacional con otros seres (cuyas funciones podrian utilizarse, a modo de control sistémico, en la produccién de bienes para el acceso a Jos medios de vida), para transformarse, defintivamente, en meros insumos productivos, cuyos ciclos y procesos naturales podrfan ser for- rados hasta obtener tun méximo rendimiento, segin las demandas del mercado, sin considerar el grado de reversibilidad del deterioro causa- do por dicho forzamiento. Y, finalmente, que la biodiversidad fuera bviada, despreciindose el proceso de coevolucién que la habia gene- nado. La naturaleza del problema: el hambre en el mundo En las iltimas décadas se est4 produciendo una inusitada revolucién teenolégica, como consecuencia de os prodigiosos descubrimientos de ta ciencia en la bioteconologla —ulilzada ésta en la acepcién restrin- sida anceriormente sefialada— que ha empezado a utilizar con fines comerciales las técnicas del ADN recombinante, la fusién nuclear y nuevos procesos de bioingenieria. La tegica situacién de la humani- dad; donde existen actualmente mas de 800 millones de personas, que pasan hambre y viven en un claro estado de pobreza, no puede per- nitirnos renunciar la utilizacién de tales descubrimicntos a la hora de contribuird a resolver dicho problema en el conjunto del planeta. Existe un nitido consenso cientifico respecto a que no es la falta de alimentos lo que deteriora la trgiea situacién de hambre en el mun- do. Por el contrario, es la desigual distribucién de la riqueza la causa tkiima de tal descomunal injusticia: «En 1999 se produjo suficente con las secuclas negativas para la salud y Tos recursos naturales de su raturaleza quimica— a una eagricultura transgénicav —sin la contras- tacidn cientfica adecuada—, lo que incrementaria el proceso de degra- dacién més arriba esquematizado, 169 Aunque los resgos ambientales de los cultivos transgénicos puestos of tesa a kr teen epoca Bene — pie dea des dad genes y promain de s rin; mutacin fo cin de supermalezs, creacin de nuevas razas patdgenas de bacterias, generac de nurs vais devin mis nocas ene tes (Riser and Mell, 1996; Krimsky and Wiubel, 1996 y Altieri, 1998 y 2001)— se encuen- ean ya suficientemente cocumentados; no sucede lo mismo respecte los riesgos vinculados ala salad, al no disponer atin de tempo suficiente como para contrastar los claros indicios que comienzan a percbiese y que un ‘minimo principio de precaucin ha llvado a la movilizacién de la socie- dad civil de varios paises De lo que no cabe dua es del impacto social y ecolégico que rendrla dejar en manos del mercado, con su bigica de hi- cx, el monopolio de los alimentos bisicos dela poblacién mundial y por tanto la planificacién de cultivos a nivel planetaro ‘Una primera aproximacién a la evaluacién agroecolégica del impac- to de los calves trangnicos sabre las economia mene pase de la metodologia que hasta ahora hemos desarrollado, nos permite sefialar las siguientes consecuencias: 1. Pedi deb aon agroainenrncaractrsica cera jentco del rescate que la Agroecologia propugna de su logic ee Jeza medioambiental. Vinculado a ello apaece'h generacidn de una fuerte dependencia de sintereses privadosy al mercanilzar los insumos que, histéricamente, han cerrado sus ciclos de materiales y energla, dotando a stv modo de uso de una alta cficiencia ecol6gico-energétice. Sometimiento del manejo campesino de los recursos naturales ala lgica del mercado, con la ruptura de las matrices socioculeurales que mantienen ati, en muchas partes del mundo, ligicas de in- tercambio vinculachs a cosmovisiones, que han probado empitica- ae inimaiiedign = = = érdida de la legitimidad histérica del campesinado a conservar € inercambir ws ils, producto de una coevolucin con ss ecosistemas, que asegura el mantenimiento de una biodiversidad, sin la cual la ciencia no podré concinuar el objeto timo de su exis teneia: contribu al progreso de la humanidad 4, Erosién sociocultural de los sistemas ambientales con la pérdida del conocimiento local, campesino ¢ indigena, imprescindible hoy en dia para resolver los problemas medioambientales generados por los 170 excesos quimicos, que en el pasado gener6 el entusiastae irreflexi- vo, paradigma modernizador. 5, Ruprura de ls tecnologias sistémicas sobre el control de plages y ‘enfermedades, vivo adn en miiltiples estilos histéricos de manejo ide los recursos naturales desarrollado por las etnicidades campesi- nas que mantienen su identidad sociocultural, preservando asa sus ccosistemas de diversosriegos ambienrals. 6. Desalojo del campesinado de numeroso ecosistemas figiles, con- servados por un manejo de adaptacin histrica y cuya modifica- cin, al permitic las tecnologfastransgénicas su intensificacion, ge- nerarla nuevos procesos de exclusién. Y ello sin tener ain la certexa cientifica de una posterior degradacién de tales ecosistemas. Apropiacién transnacional de miltiples t 1s indigenas, cuyos derechos histéricos y, en muchos casos; sabiduria de conservacién. ecosistémica no pueden ser cuestionados tra un riguroso andlisis 8. Ruptura de la esratepia campesina del multiuso del teritorio que hhan desarrollado historicamente, numerosas culturas campesinas ylo indigenas y que la Agroecologfa reivindica, en la actualidad para Ju articulacién con nuevas tecnologias de naturaleza medioambiental Breve reflexién final La naturaleza de este documento no nos permite sino una primera aproximacin al andliss y evaluacin agroecoldgica del impacto de las semillas transgénicas (en su siuacién actual de colocacién en el merca- do sin los controls cientificos adecuados) sobre la produccién campe- sina, Es indudable la importancia que la ingenieria genética tiene en la fctualidad como un avance cientffco incuestionable. Sin embargo, la Ciencia debe controlar «el conocimiento de su conocimiento» ( Edgar ‘Morin, 1986); slo ast pode realizar una sustantiva aportacion ala tarea de eliminar el hambre en el mundo. Hay que evitar —como sefiala ‘Walter A. Pengue (2000)— que sel individualism, el afin por el lu- cro desmedido, la mercantilizacin de la naturaleza y la ciencia y la tec- nologla», se concentren en manos privadas sometiendo a la nacuraeza ala Togica del lucro; ya que lo que estéen jucgo es la vida misma, La articulacion transnacional de ls estados através de sus organizaciones Supranacionales deberin hacerse cargo de la responsabilidad que les compete, tal como la sociedad civil esté demandando a través de la ampli denial neaibetismo y la globalizacién econémica que nos 17

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