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En el niño, el contenido total de agua varía, de acuerdo a su edad, entre el 60% al 78% de su peso
corporal, la que se distribuye en dos compartimentos intracelular (LIC) y extracelular (LEC)
separados ambos por la membrana celular. Por consiguiente, el desplazamiento de agua entre estos
dos compartimentos, con sus consecuencias sobre el volumen celular, va a depender de los cambios
en la osmolaridad del LEC, de modo tal que este solo hecho fisiopatológico condiciona la velocidad
con la que se pueda corregir un cuadro de deshidratación: Corrección rápida en 18 a 24 horas si no hay
alteración osmolar, y corrección lenta en 48 a 72 horas, si existe un trastorno osmolar de base.
Conocer el agua corporal total en las diferentes edades, es necesario para estimar los
déficit tanto de agua como de sodio:
Deshidratación
Normalmente el organismo está en situación de balance en relación al agua y electrolitos,
de modo que los egresos o pérdidas deben ser iguales a los ingresos. Cuando este balance se
pierde en relación al agua, tenemos un cuadro de deshidratación, con disminución del LEC, y
cuya severidad puede llegar a provocar la muerte.
Para calificar y poder manejar adecuadamente una deshidratación, se debe conocer:
– Magnitud
– Tipo osmolar
– Alteración ácido-base
– Alteración en los niveles de potasio
– Eventual alteración de la función renal
– La magnitud se puede estimar por la pérdida de peso si es que se conoce el peso inmediatamente
previo a producirse el trastorno (situación excepcional), o, efectuando una estimación clínica a
través de la valoración de diferentes parámetros de fácil interpretación como son alteración de
conciencia, sequedad de mucosas (no útil en respiradores bucales), presencia de lágrimas, tensión
de bregma, llene capilar, frecuencia cardíaca, presión arterial, presencia de diuresis.
Por el comportamiento diferente de los volúmenes de cada compartimento (LIC, LEC) de
acuerdo al tipo osmolar de la deshidratación, el déficit de volumen tiende a sobrevalorarse
en las hipotónicas y lo contrario sucede en las hipertónicas.
196 Guías de Práctica Clínica en Pediatría
mEq/L Na K Cl HCO3
Jugo gástrico 20-80 5-20 10-150 0
Páncreas 120-140 5-15 90-120 100
Intestino delgado 100-140 5-15 90-130
Bilis 120-140 5-15 80-120 40
Ileostomía 45-135 3-15 20-115 25-30
Diarrea 10-90 10-80 10-110
Sudor (normal) 10-30 3-10 10-35
Fibrosis quística 50-130 5-15 50-110
Saliva 33 19 34
198 Guías de Práctica Clínica en Pediatría
Corrección de la deshidratación
El manejo del niño deshidratado va a depender de la severidad del cuadro y del trastorno osmolar
asociado. En cualquier caso, éste es un manejo secuencial en el que podemos definir varias fases.
1. Fase de expansión del vascular o de reanimación.
2. Fase de expansión del LEC y corrección parcial del déficit.
3. Fase de corrección completa del trastorno osmolar, ácido-base y déficit de potasio.
1. Fase de expansión del vascular. Se aplica a todos los cuadros de deshidratación severa, o
con shock (evidente o encubierto). Su objetivo es restablecer el volumen circulante y
conseguir estabilidad hemodinámica. Su duración se ajusta al logro de este objetivo, en
general 30 a 90 minutos.
En esta fase deben utilizarse sólo soluciones isotónicas (independiente de la edad del niño y
del tipo osmolar de deshidratación) tales como:
– Suero fisiológico al 09% en volumen de 20 a 30 cc/kg, a pasar en 20-30 minutos, que
eventualmente se puede repetir. Si hay evidencia de acidosis metabólica, se puede utilizar
solución alcalinizante de expansión en igual volumen (SF 0,9% 750 cc + SG 5% 220 cc
+ HCO3 8% 30 cc). Esta solución a 20 cc/kg/hora, aporta 0,6 mEq/kg/h de HCO3 y 3,6
mg/kg/min de glucosa.
El cumplimiento de los objetivos de esta fase se medirá por mejoría de los parámetros
hemodinámicos (Pr arterial, pulso, llene capilar periférico), mejoría de nivel de conciencia,
aparición o mejoría de la diuresis. Debe monitorearse presión arterial, presión venosa central,
pulso, frecuencia respiratoria y diuresis. Vigilar aparición de signos de encharcamiento pulmonar.
Una vez estabilizado hemodinámicamente el paciente, se inicia fase 2.
2. Fase de expansión del LEC: Dura habitualmente desde el término de la fase de expansión
del vascular hasta las primeras 24 a 48 horas. En esta fase se aportan los requerimientos de
mantención normal (comunes a cualquier tipo de deshidratación), y se inicia la corrección
del déficit de volumen y de los trastornos osmolar y ácido base de acuerdo al tipo especial
de deshidratación (ver más adelante).
Objetivos de esta fase: Mantener situación hemodinámica estable, corrección parcial del
déficit de volumen, corrección parcial del trastorno osmolar, corrección parcial del trastorno
ácido base, mantener diuresis estable.
3. Fase de corrección del déficit: Dura desde el término de la fase 2, hasta el segundo a tercer
día de manejo. En ella se completa la corrección del déficit de volumen y se efectúa la
corrección total del trastorno osmolar, corrección total del trastorno ácido base y corrección
(parcial) del déficit de potasio.
Deshidratación isotónica
Natremia 130-150 mEq/L.
Por definición en esta deshidratación la pérdida de H2O y electrolitos es isotónica en
relación al plasma. Hay contracción del LEC, no afectando el volumen del LIC dado que no se
crea una gradiente osmótica entre ambos. Las pérdidas de sodio y potasio son muy semejantes
en magnitud. Como la concentración plasmática de K es muy baja, la mayor proporción de la
pérdida de este ión ocurre desde el LIC lo que motiva la entrada de Na a la célula para
mantener su electroneutralidad. De modo que en este tipo de deshidratación junto con la
pérdida externa de Na, hay desplazamiento de este ión hacia el LIC. El déficit de volumen en
este tipo de deshidratación, puede corregirse en las primeras 24 horas de manejo.
Alteraciones del metabolismo hidrosalino y ácido base 199
H20 Na K HCO3
(asumiendo que no presenta pérdidas anormales actuales y que no tiene acidosis, para simplificar
los cálculos).
Este paciente debiera recibir una mezcla de 2.500 cc de suero glucosado 5% con 235 mEq
de Na y 25 mEq de K (déficit de potasio se comienza a corregir lentamente desde el segundo
día a menos que exista hipokalemia real menor de 3 mEq/litro).
Considerar que este plan de hidratación no es rígido y deberá evaluarse periódicamente al
paciente, por clínica y laboratorio (fundamentalmente gases y electrolitos) para adecuar el
programa si es necesario.
El déficit de potasio, debe empezar a corregirse desde el segundo día en forma lenta (2-3
mEq/kg/día), cálculo que se suma a su requerimiento basal.
El déficit de potasio siempre existe, es fundamentalmente intracelular y debe corregirse
aunque la kalemia pueda, en un momento dado, estar en cifras normales o cercanas a lo
normal. Mantener este aporte de potasio por 5-7 días, de acuerdo a situación clínica.
Si el paciente al segundo día de manejo está iniciando su alimentación enteral, se debe
descontar sólo el volumen de la alimentación del volumen total del líquido calculado. Las
pérdidas anormales (diarrea, vómito, etc.) deben ser medidas y reemplazadas diariamente con
una solución igual en volumen y composición que se agrega al cálculo diario de la
programación.
BIBLIOGRAFÍA
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200 Guías de Práctica Clínica en Pediatría
HIPONATREMIA
Deshidratacion hiponatrémica
Na plasmático menor de 130 mEq/litro. En este cuadro, la pérdida neta es mayor de sodio
que de agua, resultando en una deshidratación con sodio plasmático menor de 130 mEq/litro,
de modo que al trastorno de volumen se agrega un trastorno osmolar.
Este cuadro plantea una situación de manejo especial. Estudios clínicos y experimentales han
demostrado que la corrección rápida de la hiponatremia (definida como mayor a 0,7 mEq/litro
por hora) es capaz de provocar serio daño neurológico. Por ello la recomendación es que la
corrección del déficit de sodio no debiera ser mayor a 12 mEq/litro por día.
Alteraciones del metabolismo hidrosalino y ácido base 201
Esta mezcla tiene una concentración de sodio de 121 mEq/litro y a ella se deberá agregar
las pérdidas anormales si existieran.
El programa para el segundo día (previo natremia de control) debe incluir:
– Continuar aporte de sodio para corregir déficit de sodio
– Iniciar corrección déficit de potasio
– Requerimientos basales
BIBLIOGRAFÍA
HIPERNATREMIA
Deshidratación hipernatrémica
En este cuadro, la alteración básica la constituye una pérdida mayor de H20 que de
electrolitos lo que lleva a una deshidratación con Na mayor de 150 mEq/litro.
El riesgo en esta situación también lo constituye la corrección rápida del trastorno osmolar
lo que frecuentemente lleva a convulsiones por edema cerebral secundario y eventualmente a
coma y muerte.
Su manejo requiere de algunas consideraciones especiales:
– Medir densidad urinaria para establecer indemnidad de eje ADH-riñón; esto es vital dado
que el manejo es radicalmente diferente tratándose de una deshidratación hipernatrémica
con eje ADH-riñón intacto o alterado. Aquí se discutirá manejo de hipernatremia con eje
ADH-riñón conservado. En esta situación debiera esperarse una densidad urinaria elevada
(1.020 o más en ausencia de glucosuria).
204 Guías de Práctica Clínica en Pediatría
Na pl >150
Medir densidad U
– En el cálculo de las necesidades basales sólo se aporta el 75% de las necesidades basales de
agua (hipernatremia = aumento osmolaridad plasmática = aumento actividad ADH -
antidiuresis) más el requerimiento total de electrolitos.
– El déficit de volumen debe estimarse lo más exactamente posible (recuerde que en las
hipernatremias la clínica de deshidratación es pobre, de modo que habitualmente se subvalora
el déficit de H2O).
Si no es posible una estimación clínica apropiada, el déficit de H20 puede calcularse con la
siguiente fórmula: Déficit de H2O = A.C.T.x [1 - ( Na actual/140)].
Este déficit estimado debe corregirse en dos días si la natremia es menor de 165 mEq/litro
o en 3 días si es mayor de esa cifra.
El objetivo es no provocar un descenso del sodio mayor a 10 mEq/litro/día. Como en el
caso anterior, el manejo de una deshidratación hipertónica requiere de un control clínico y de
laboratorio cuidadoso vigilando el descenso de la natremia cada 6 horas con electrolitos
plasmáticos. Si el descenso de la natremia es mayor de lo esperado, disminuir la velocidad de
aporte de líquido.
Ejemplo:
Paciente de 1 año de edad, 10 kg de peso ingresa con historia de diarrea de dos días de
evolución, deshidratado con una natremia de 168 mEq/litro. Densidad orina de 1.025.
El programa de hidratación sería el siguiente:
A.C.T.= 0,65
– Déficit de agua según fórmula
= 0,65 x 10 x [1 - 168/140]
= 1,3 litros.
Por natremia de 168 mEq/litro, este déficit debe corregirse en 3 días.
Considerar además, un déficit de Na de 2-4 mEq/100 cal (válido para todas las situaciones
en que exista pérdidas de agua y sodio como en caso de diarrea).
Total 1.183 45 25
Alteraciones del metabolismo hidrosalino y ácido base 205
H2O Na K
- Reg basal 750 25 25
- Déficit H2O (1/3) 433 - -
- Déficit de Na 20
- Pérd. anorm. - - -
Total 1.183 45 25
Recordar siempre que el cálculo que se hace es sólo una aproximación a las necesidades
del niño, por lo que probablemente requiera de ajustes de acuerdo a la evolución clínica y de
laboratorio.
BIBLIOGRAFÍA
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206 Guías de Práctica Clínica en Pediatría
El potasio (K) total almacenado en un adulto normal es de 3.000 a 4.000 mEq. Cerca del
98% (±150 mEq/l) se localiza en el compartimiento intracelular (LIC), alcanzando una
concentración en plasma de 3,5 a 5 mEq/l. Por esta razón, la calemia no se correlaciona
necesariamente con el contenido total de potasio en el organismo.
El K desempeña un papel importante en la función celular y en la transmisión
neuromuscular. En la célula participa en la regulación de la síntesis de glicógeno y de
proteínas y es el determinante del potencial de reposo de la membrana celular. El potencial de
membrana está determinado por la proporción entre la concentración de K intra y extracelular.
Las alteraciones en este potencial ejercen una gran influencia en la actividad del músculo
cardíaco y esquelético.
HIPOCALEMIA
Etiología
Hipocalemia con K corporal total normal
1. Pseudohipocalemia (ECG normal. El K es incorporado antes de procesar la muestra por un
recuento elevado de células sanguíneas).
2. Redistribución:
– Aumento del pH. Alcalemia.
– Administración de glucosa e insulina.
– Aumento de la actividad beta2 adrenérgica (estrés, uso de beta2 agonistas).
– Parálisis periódica familiar en su forma hipocalémica.
Alteraciones del metabolismo hidrosalino y ácido base 207
Diagnóstico
– Repetir determinación, descartar pseudohipocalemia y evaluar con ECG.
– Revisar historia clínica que permita precisar o descartar causas extrarrenales.
– Descartar hipocalemia por redistribución.
– Hipocalemia más hipertensión debe hacer plantear presencia de hiperaldosteronismo.
– Medir excreción de K en orina de 24 hrs:
- <25 a 30 mEq/día = <Disminución ingesta. Pérdidas gastrointestinales. Diuréticos
- >25 a 30 mEq/día = >Pérdida renal de K. Determinar magnesio, calcio, gases.
– Determinación de aldosterona y actividad de renina plasmática.
Tratamiento
El pilar del tratamiento en una hipocalemia verdadera, es la administración de KCl. Deben
corregirse en forma simultánea otras alteraciones metabólicas asociadas como
hipomagnesemia o hipocalcemia.
En general, la corrección de la calemia se puede lograr rápido, sin embargo, la
administración de KCl se debe mantener por 5 a 7 días para repletar la célula.
En pacientes que se alimentan y tienen buena tolerancia digestiva, se puede utilizar la vía
oral, aportando 2 mEq/kg/día de K además de su requerimiento basal.
Si no es posible utilizar la vía oral, o si la hipocalemia es menor de 2,0 mEq/l, se debe
utilizar la vía intravenosa, cuidando que la concentración de K en la mezcla no sea superior a
50 mEq/l cuando se está utilizando una vía periférica, dado que concentraciones mayores
provocan esclerosis del vaso.
Si el aporte de K requerido supera la capacidad que permite la vía periférica y la situación
clínica lo justifica, se pueden utilizar concentraciones mayores (100-150 mEq/l de solución)
por vía femoral o subclavia, evitando los accesos con directo contacto cardíaco por el riesgo
de arritmias. La velocidad de infusión de K puede tener un máximo de 10 a 20 mEq/hora/1,73
m2. Es necesario monitoreo cardíaco permanente, con control de calemia c/4 a 6 horas.
Superada la emergencia, se continúa con K oral o utilizando ambas vías.
HIPERCALEMIA
Etiología
Aumento del aporte.
Pseudohipercalemia (ECG normal. Toma de muestra con hemólisis, aumento marcado de
células sanguíneas).
Redistribución:
– Acidosis metabólica
– Déficit de insulina e hiperglicemia
– Catabolismo tisular
– Bloqueo beta2 adrenérgico
– Ejercicio severo
– Sobredosis de digital
– Parálisis periódica en su forma hipercalémica
– Uso de succinilcolina
Disminución de la excreción urinaria
– Insuficiencia renal
– Disminución de volumen circulante efectivo
– Hipoaldosteronismo
– Acidosis tubular renal tipo IV y la forma hipercalémica de la tipo I.
Diagnóstico
– Repetir determinación. Descartar pseudohiperkalemia. ECG.
– Aproximación con la historia clínica (dieta, antecedentes de insuficiencia renal, uso de
diuréticos ahorradores de K, episodios recurrentes de debilidad muscular, etc.).
– Descartar causas de redistribución. Medición de gases y electrólitos en sangre, creatininemia,
nitrógeno ureico, glicemia, calcemia, electrólitos y creatinina en orina.
– Evaluar la capacidad de excreción urinaria. Si la función renal es normal y no hay ninguna
otra causa aparente, debe sospecharse un hipoaldosteronismo.
– La gradiente transtubular de K (GTTK) permite una buena estimación de la actividad de
aldosterona cuando la orina no está diluida y con sodio en orina >25 mEq/l.
GTTK = O/P de K : O/P Osmolar
En condición de hipercalemia, un GTTK por debajo 7 y sobre todo bajo 5 permiten
plantear un hipoaldosteronismo que es necesario objetivar con medición de aldosterona y
medición de actividad de renina plasmática.
Tratamiento
Hay tres medios para manejar una hipercalemia: Antagonizar su toxicidad a nivel de
membrana (calcio), estimular su entrada a la célula (HCO3-, insulina más glucosa, beta2
agonista) y remoción del organismo (diuréticos, diálisis, resinas de intercambio).
inmediato pero de corta duración. Debe ser seguido por medidas que estimulen su paso al
LIC.
– Redistribución interna.
1. Uso de beta2 agonistas como el salbutamol en nebulización 0,05 ml/kg/dosis por tres
veces o 2 puff x 3 veces cada 5 minutos disminuye la calemia en 90 minutos. En caso
necesario, la infusión de salbutamol intravenoso en dosis de 0,1-0,3 γ/kg/min durante
una o dos horas tarda 30 minutos en provocar disminución de calemia. Duración 4 a 6
horas.
2. La administración de 1 mEq/kg/dosis de NaHCO3- es útil si existe acidosis metabólica
moderada o severa. Al recuperar el pH, entra K a la célula disminuyendo la calemia en
± 0,6 mEq por cada 0,1 unidad que aumenta el pH. Su efecto se inicia alrededor de los
20 a 30 minutos y dura entre 4 a 6 hrs.
3. La infusión de glucosa más insulina disminuye en 0,5 a 1,5 mEq/l la calemia al cabo de
una hora. Se administra 1 U de insulina cristalina por 4 a 5 gramos de glucosa en una
solución de glucosa a 10%, con una velocidad de infusión de 10 ml/kg/hora durante 30
minutos. Uso con precaución en RN y lactantes.
– Utilización de resinas de intercambio (resin-Na o resin-Ca) en forma oral o enema de
retención, intentando que permanezca en colon al menos 1 hora. Se utiliza 1 g/kg/dosis que
se puede repetir c/4-6 horas. Por cada mEq de K que retira, entrega 1-2 mEq de Na, lo cual
limita su uso cuando existe sobrecarga de volumen (usar resin-Ca). Cada dosis de 1 g/kg,
disminuye la calemia en 1 mEq/l. Discutible utilidad en agudo, pero efectivo para la remoción
crónica.
– Cuando las medidas conservadoras son inefectivas, la diálisis es el método ideal para remover
K. Se prefiere la hemodiálisis porque la eliminación es bastante más rápida que la
peritoneodiálisis. La diálisis es especialmente importante en pacientes con falla renal aguda
en estado hipercatabólico. Los diuréticos son útiles en la hipercalemia crónica 2º a
hipoaldosteronismo o cuando existe un defecto selectivo de secreción de K. En insuficiencia
renal generalmente no hay respuesta.
BIBLIOGRAFÍA
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210 Guías de Práctica Clínica en Pediatría
Compensaciones
Para evitar la disfunción de los sistemas y de los mecanismos enzimáticos intracelulares, el
organismo trata de minimizar los cambios en la concentración de H+, de modo que de acuerdo
a la Ec. 2, cada vez que varíe el numerador, el denominador debe variar en la misma dirección
y viceversa, así por ejemplo cuando la concentración de HCO3- disminuya, también debe
disminuir la pCO2, y a la inversa cuando la concentración de HCO3- sube, también lo hace la
pCO2, de modo de mantener la concentración de H+ lo más cercano a lo normal. Estas
compensaciones son parciales, nunca llevan el pH a cifras normales y nunca
˝sobrecompensan˝; son predecibles y su estimación permite establecer si se trata de trastornos
puros o trastornos mixtos (ej.: acidosis metabólica con alcalosis respiratoria).
Alteraciones del metabolismo hidrosalino y ácido base 211
Tabla 1. Compensaciones
Interpretación de exámenes
Aunque el pH, pCO2, y HCO3- tienen un rango de normalidad, la situación ácido-base debe
ser analizada desde un valor de pH de 7,40, pCO2 de 40 mm y HCO3- de 24 mEq/l con una
secuencia establecida:
– El pH define el trastorno primario: Acidosis o alcalosis.
– La valoración de las cifras de HCO3- y de la pCO2 que expliquen el trastorno primario,
definen si se trata de una alteración metabólica o respiratoria.
– Calcular anión gap plasmático: Na+ - (HCO3- + Cl-) (valor normal = 12 ± 4). Este valor
normal es diferente para cada laboratorio y depende exclusivamente de los valores de los
electrolitos plasmáticos considerados normales para ese laboratorio). Permite establecer si
se trata de una acidosis metabólica con anión gap normal (por pérdida de HCO3-) o aumentado
(por ganancia de hidrogeniones), ambos grupos con causas y mecanismos de generación
diferentes y con un manejo también diferente.
– Calcular compensación respiratoria para definir si es un trastorno puro o mixto.
– En una acidosis metabólica con anión gap aumentado se debe establecer el comportamiento de los
delta: Delta del anión gap (anión gap - 12) / delta del HCO3- (24 - HCO3-). En una carga ácida
aguda, más del 60% de esa carga se tampona dentro de la célula, por ello el delta del anión gap (que
212 Guías de Práctica Clínica en Pediatría
está reflejando la magnitud de la carga ácida) es siempre mayor (o a lo menos igual) que el delta del
HCO3- (que está reflejando el consumo del buffer extracelular ocupado en tamponar la fracción de
la carga ácida neutralizada en el LEC). El valor normal de esta relación delta del anión gap/delta del
HCO3- es entre 1-2. Una relación menor de 1 sugiere que hay agregada una acidosis por pérdida de
HCO3- (por ejemplo una acidosis láctica agregada a una acidosis por pérdidas digestivas) y una
relación sobre 2 expresa la existencia de una alcalosis metabólica previa.
– Calcular gap urinario: (Na u + K u) - Cl u. Expresa la capacidad de acidificación distal y es
una medición indirecta de la excreción de amonio dado que éste se elimina como cloruro de
amonio. En condiciones de acidosis metabólica el gap urinario debe ser claramente negativo
y un gap de 0 o positivo sugiere una alteración en la producción de amonio y por consiguiente
un origen renal de la acidosis metabólica. Para su adecuada interpretación, requiere que el
riñón no esté en situación de ahorro renal de sodio (Na u sobre 20 mEq/l) y por consiguiente
de Cl, lo que limita la excreción de amonio.
Acidosis metabólica
La acidosis metabólica (AM) es un trastorno del equilibrio ácido-base que se caracteriza
por un aumento en la concentración de hidrogeniones o caída del pH, disminución del HCO3-
plasmático y una disminución compensatoria en la pCO2.
Clasificación: Las causas más frecuentes de acidosis metabólica en pediatría son las provocadas
por pérdida de HCO3- en cuadros de diarrea aguda y las secundarias a hipoxia tisular por mala
perfusión en los pacientes severamente deshidratados o en shock, con ganancia de ácido láctico.
El anión gap representa la diferencia entre los cationes no medidos y los aniones no medidos en el
plasma y su valor medio es 12 (8 - 16). Las AM se pueden clasificar en AM con anión gap normal,
llamadas también hiperclorémicas, y que se caracterizan por pérdida de bicarbonato, y AM con anión
gap aumentado en que existe ganancia de hidrogeniones y no existe pérdida de bicarbonato, su
disminución en el plasma se debe a que está siendo utilizado en tamponar esta carga ácida. Una vez que
esta carga ácida se remueve (mejoría de la perfusión en las acidosis láctica, metabolización de cetoácidos
en la cetoacidosis diabética por ejemplo), el HCO3- es ˝liberado˝ normalizando su nivel en sangre.
Situaciones especiales:
– Cetoacidosis diabética: Su manejo es aporte de volumen e insulina. Sólo si el pH es menor
a 7,0, las guías de manejo recomiendan uso de bicarbonato.
– Insuficiencia renal crónica y acidosis tubular renal: Mantener bicarbonato plasmático sobre
22 mEq/l.
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214 Guías de Práctica Clínica en Pediatría
Alcalosis metabólica
Jean Grandy H.
Fisiopatología
Etiología y diagnóstico
Los pacientes con síndrome de Bartter tienen AlcM hipoclorémica, hipocalémica con
cifras tensionales normales. Aquí existe un defecto genético de canales de cloro. Se acompaña
de una hiperplasia del aparato yuxtaglomerular con niveles elevados de renina y aldosterona,
sin embargo, por la presencia de altos niveles de prostaglandinas se anula este efecto evitando
la aparición de hipertensión arterial (HTA). Por su parte el síndrome de Liddle y el
hiperaldosteronismo primario cursan con HTA.
Tratamiento
En alcalemias severas, la idea es lograr una corrección inicial que permita llevar el pH
por debajo de 7,55, reduciendo el bicarbonato plasmático a niveles por debajo de 40 mEq/
l.
• AlcM cloruro sensible:
– Reexpansión del volumen circulante efectivo a través de la administración de soluciones
con NaCl y la corrección del déficit de K+.
• AlcM cloruro resistente:
– Siempre evaluar y corregir hidratación si procede. Generalmente cursan con normo o
hipervolemia.
216 Guías de Práctica Clínica en Pediatría
BIBLIOGRAFÍA
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