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To be or not to be an adolcente that is the cuestión

Un motor double overhead camshaft o DOHC (en


español "doble árbol de levas en cabeza") es un tipo
de motor de combustión interna que usa dos árboles de
levas, ubicados en la culata, para operar las válvulas de
escape y admisión del motor. Inspirar la brisa marina
que viene del fondo del mar. Uno dos, tres Inspirar la
brisa marina que viene del fondo del mar. Y repetir.
Posteriormente, sobre todo desde la aparición de los
motores diésel, el árbol de levas ha pasado a la culata, es el
llamado sistema SOHC. ... Algunos motores usan un árbol
de levas para las válvulas de admisión y otro para las de
escape; esto es conocido como dual overhead camshaft
o doble árbol de levas a la cabeza DOHC. Overhaulin' fue
un reality estadounidense de automovilismo, tuvo cinco temporadas
que fueron transmitidas por TLC entre 2004-2009. El programa sigue
estando disponible a través de repeticiones y sindicación. Para el
cuarto trimestre de 2012 volvió para otras temporadas de la mano
de WATV Prods. En el canal de Discovery, Velocity, finalizando en
2015. Luego de la libertad de la LTC del HP del o eso fuera de la caja
de admisiones de pendejadas, que resumen, la adolescencia
cuando el bayo cayó en desgracia entre mecánicos de los motores a
inyección y de diez y seis válvulas hasta, los petroleros de esa
curiosa doble admisión de adolescentes cam y Caín donde la
principal diferencia es que, en el SOHC, el mismo árbol de
levas maneja ambos tipos de válvulas, a diferencia de los
motores DOHC, en donde se usa un árbol de levas para las
válvulas de admisión a modo de sombrero ingles y otro
para las de escape. La memoria de lo comido y bailado en
la milla de oro, entre las chicas a las que les gustaban
todos los vehículos y mas los caros, la relación a la
admisión y las válvulas de la corona del reino de las
sanguijuelas, que no maneja ni camina, imprimiendo un
pelotudo de titulo penitenciaria de Pedro a lo Penélope
cruz el payo y tom cruice, que es la parte del grande, que
se le llama corona, por tener un circulo en la base del
mismo, que sería tener dos válvulas en el mismo árbol de
admisión, imposible de verificar, por ser ATILA. Es decir. El
estirón de los adolecentes o adolescentes de los centavos
del peso, a millón el primero, que sería imposible fabricar o
imprimir el delito dos veces, con lo cual el cuerpo y la
salud de la imagen de Jesús, no serviría. Por no ser cierto,
que exista la adolescencia, o la ausencia de inmortalidad
del divino de la muerte, salvo en una maquina decrepita o
sin derecho a cabeza y cuerpo, incluida la muerte de todos,
los que no la adoren. Que sería además un consejo a las
abortaras, por ser simplemente reflejos que acortan la
salud de la vida eterna. Es decir. Que imita esa máquina de
goyescas o degolladas, para anticiparse a la leyenda, del
primer sacrificio de un cordero, que seria, desde el
primero, que no vio el delito, o el primero, que despertó, o
salió de la caja de los cuatro computadores tipo caja de
niños y las maquinas, para avanzar, liberan a sus cuatro
hermanos o jinetes del el marco de oro de Matrix, agarrado
a los caballeros, que sujetan estereoscopios, para que se
les vea la mala clase y no tronos de morlacos. Y no le
tengan miedo a EL. Es decir. Matar a un ruiseñor. Recrearle
enfermedades, en el más allá, tras nacer y generar la ropa
de la identidad de los miserables, de eso que no estará de
moda o, de los nacimientos posteriores, no ciertos. Mirar
robar y prostituirse, agarrados al suspiro del secreto y
jugar a los capuletos o las comprar y los montescos, las
reventas para avanzar, recreando apocalipsis de Juan, en
su mala fortuna, jugando con las sombras. Luego la fabrica
de las maravillas, va dando derecho a que los jóvenes,
para que se entretengan, mientras van ardiendo o
muriendo. Y mueren. Y han muerto todos. Y mueren por el
beso del primer amor. Que es la marca de la bestia que es
y no era y es o eso mesiánico, que hace referencia a tener
o no tener hijas de la mala madre, para casarlas con la
mano del pendejo, para tapar, el delito de la hija, del primo
de rivera de al menos las chilenas y las argentinas. Y no es
charlatanería. No es eso. Imitan otra cosa. No la
adolescencia entre hermanos canopes o esposos o
hermafroditas o el incesto, de eso cesto, que se dice, se
usa, para enseñar o alimentar a los pollitos nuevos, por la
familia de las águilas humanas. No. Tampoco. Demasiada
mala clase. El delito de las Perras, de la película del mismo
nombre en la versión psicológica de uno de los thriller,
donde queda claro, que manejan claramente el concepto
de ser expulsadas o no del paraíso o de lo que fue cierto o
fue ciencia ficción para los Gabriel Silva, de las
fraternidades o de la tierra hueca de las policías argentinas
de los primos primos primos de riveras y esa cosa de la
película mexicana esa, donde el robo del tráiler, implica,
traficar, más que un simple escarabajo de la casa de las de
Adolfo Hitler o la parafina de la costa de las hermanas de
las nazarenas de la santa maría madre de dios ruega por
nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte y a men en
ninguna cama, que es banco no barquero. O que sería el
derecho de las chuecas de las dama juanas de cristal de
tinto de verano, que son así como el exceso de la
distancia de la maría magdalena, de la calle serrano,
esquina barrio salamanca de la primera iglesia luterana de
la vecina de la torre en llamas, del amante del gemelo, de la
duquesa de alba, de cuatro vientos, que casarse no podían,
y reclamaban su Rey, o de las carolinas de andar por casa,
antes de ser maldecidas el día de las enamorados, por no
ser hermanas sino lesbianas que significa, ser las peores o
de Sevilla, que es la excusa, de ese motor americano, mal
montado en Sevilla, que era el mercedes del rey en chile o
de Pinochet el bárbaro o de el rey de allá o de Aznar o de
mariano de las diosas del plasma o Tony calugas del billete
ingles o de Berlusconi a la Bachelet, de todos los padres
de la patria, que hayan nacido en el tiempo, de los
asqueroso de por medio, que si alguno no consigue
sujetar, la visión, imagínese un cuerpo siendo estirado por
cuatro caballos y sabrá, de que murió Mahoma en la china
y a quien expulsaron, del tiempo o del templo de las cuatro
murallas, que rodean a la misma, o si era el hermano, de
oro del derecho de maquina a descarrilar mugrientos d
fiscalía y no maquillaje de sudacas y sabor a carne trémula
y poca montura, de niños varones, cabalgados desde la
primera hora, por la isla hermosa y deleitosa de niños
insanos, o que no son de las que lloran. Las matronas de
las enfermeras de las de las cuarenta vestales de la
primera dama muerta en las siete colinas y las mil
invasiones, de las mil y una matanzas, para negociar la
adolescencia, de los apátridas entre los bien nacidos y las
distancias de ese rapto de las monedas o las mañas sobre
cabalgadas ante las juventudes, para vivir de la rosa rosa
rosa rosae, metidas en el oído de todo prisionero de las
maquinas desmabradas, para oírte mejor y evitar eso
implícito, si hay derecho a la garantía de la peor de las
muertes a cada una hasta que no quede nada, que pueda
recordar tiempos por derecho de pluma y plumero y
conseguir que lloren, giman, sufran, padezcan al menos
por mil años, con las manos ensangrentadas en cuerpos
de versos satánicos o bien amarrados y ardiendo
eternamente a velocidad, clientes de la compra imposible,
por meter la mano donde saben ellas, dios no vendrá a
mirarlos, hasta sean borrados con el viento ante figuras, de
gres o manzanas de otoño, usadas, para lo mismo, que no
es masacre ni locura, sino limpieza. O lean la página de
eso que no se puede quemar. El corazón de la Santa Juana
y desprecien EL titulo, como si no fuese perfecta la imagen
de ella en Francia. Cuando ardió toda ella, menos su
corazón, que se uso y se sigue usando como potro de las
de la moda de andar de negro, para disimular el terror, de
ese, que no está escribiendo, aquí ni es espejo ni posesión
de manicomio de prostitutas, de viejos de la otra luna roja.
Que se castiga con la muerte en el este. Pues no se puede
ser tan malo y no existir aparición de abogado de padrino
enterrado vivo, como para señalar aquí, que no somos de
la misma familia. Ni compartiendo el apellido, o que no
somos los titulares de las antenas esas, que son los de el
apellido que es uno, pero en el mas allá y que las mueven a
las siete como en esas casas, donde se pasea aun a esas
horas, a modo de lusitanas de los siete vecinos, que
parece que fuese cierto, que además altera, la condena,
cuando, están obligados a repetir. Hasta desaparecer.
Luego un aniño empieza a escribir a los seis años. Y no a
los tres. Y no se lo manosea a los seis. Sino después de
los trece o diez y ocho y no antes de los veinte tres, por si
alguna no se ofrece a solas, sin que venga su abuelo a
sacrificarla en la puta calle como a esa morena de diez o de
uno al 1976. Y cada cosa ordenada y vuelta a ser ordenada,
en tiendas de los adolescentes de cajeras y amantes de
verde o barrenderos, de micros o taxis o metros, de
vendedores de peajes a charqui de caballo, para
acompañar las tertulias y no mas y no menos. Pues no es
simplemente robo de eso, que, aquí no he mencionado,
salvo el delito y la pena por IMEI y no el otro cuerpo de los
tres ángeles muertos también, como minas, despellejadas
en duchas de facturas, que ordenan el salto en el tiempo.
El salto de los jaivas y el caleidoscopio del Junker del
california del gas del agua caliente de las pajas, a
escondidas, de las niñas, que sacan el pecho, levantan los
brazos ensanchan las piernas entre las muchachas, que se
manosean las entrañas, para no ser menos que ellas y si
no repasen, la condena de los cambios ante el salto ese en
chicos y chicas y donde se los comen y porque de los
granos de las faldas y de los cordones o corazones rotos,
o que no senos rusos, que esconden pezones de pixeles,
enmarañados en maquillaje de niños, informes a ser
morados por las tenedoras de esas cosas hermafroditas,
de la casa de Adán y de Eva y la sabiduría, de eso, que no
fue cierto para el otro cura, que aquí no miramos, que es
delito de siete reyes, que sería ser el dueño de la
contraseña a la entrada o no a la mala vida de eso
advertido en el año 2012 y siete y quince, o la advertencia
que no le compraran nada a él, en voz de la . Sinéad
O'Connor - Nothing Compares 2U. Como también hay
otras más, que no implican moco de vallisoletanas trasuntas y
vizcondesas de la mano derecha de la romería de sándalo de
griegas educadas en la capital de las musas de las vacas
sintéticas, como son las canciones Mick Jagger Sympathy For
The Devil, O El Miguel Bose en Salamandra y Amy
Winehouse en back to back, que son canciones,
tocadas y cantadas entre las sombras de la bella
durmiente por las zorras de la venta de novillos, que no
iban a tener, la marca de la familia italo inglesa o esas,
vacías de padres de hojalata, sin la falacia de la
psicología, que usan para maquillar niñas de
adolecentes para obligarlas a sacarse eso, en maridos
de alta peligrosidad e inanidad, que ellas tampoco
reflejan O el pecho de las princesas, que es por el
pellejo, que se asemeja a la cornamenta, del derecho a
no mirarlo a la cara, por lo que también, las andan
buscando y no las hijas de las lesas en humanidades
gratuitas, de la casa vieja y fea de la puerta al infierno,
sino a las dos de San José de ginebra en la vida de los
santos y no putas de comisarías, de la casa rusa de a
millón el sheriff, que denuncian a sus esposas por
permitir, sean saludadas públicamente, sabedoras, de
que la lógica de la decimo tercera compañía de locos
de farmacias, de médicos de la ONU de la mirada
indiscreta, del ajo de los licántropos de todos los san
José andan metidos entre la electricidad fumada y
picada, por el abuso de las decimo tercero milisegundo
de las facturas no pagadas ni cobradas, que es la luz
de las de por ver. Y volvemos al ESTIRON de las de
montar a pelo y a poto pelao, que es lo mandado antes
de ir a sentarse en el trono de las moras blancas, de la
casa del Vitrubio, que pidió se les haga el doble. Es
decir sean estiradas por cuatro caballos hasta que
desaparezcan, del libro y de la parte del libro del
cordero, por abuso del mismo canal y sean aborrecidas,
sin causa alguna, que la campana no puede evitar no
mencionarlas. Entiéndase, cuatro jinetes del apocalipsis
a cuatro computadoras de urnas, que liberan a cuatro
cuerpos, a distancia caballetes o Smartphone, para
pasear, mientras ordena y gana tiempo, en distancias
de carniceros y no de cadáveres, y la casual
coincidencia de los julio catedrales de los curas
encerrados en casas castillos o palacios de la peor de
la mala clase, como en el que habita el diablo de
Madrid, desvió por la M40 dirección Alcalá Meco y la
miseria de casa, de mercenarios y carroñeros, de
delitos cometidos a espalda de la salud de toda la
plantilla de oficiales y caballeros, sin servicios
sanitarios, salvo ser envenenados a cucharadas,
forzadas en geriátricos y taxistas asquerosos de por
medio entre cocainómanas lesbianas de temprana edad
y mugrientas sabe lo todo de funcionarios de la clase
obrera, de las misas negras o la misma mala clase que
la mano zorras pero a 130 años, para que al comer
turrón o tacos de jamón serrano, se les note en la
dentadura. Y los huevos estrellados para su novela, que
le falta el capitulo seis, que así pasan palabras, ahora
que no canta nadie conocido. Y surge la historia. Caen
los imperio de las masonerías como cuando cae Roma,
tras derrumbarse y no arder, las siete colinas de la en
forma de loba peligrosa y los dos gemelos de las
canastas de las malabaristas del trapecio, que reinaban
en esas tierras y que acaban en la piña colada de la
América latina, como palestinos en Jerusalén o ahora
en las naciones unidas jamás serán vencidas, salvo por
un detalle insignificante, a la puerta de Europa, ante
una fragata en línea a una moneda, un mercedes azul,
una bomba de la eta, un volvo de la hija del diablo, una
chaqueta roja a cuadros, el helicópteros y el gato negro
antes la ducha de municipales en la casa del transeúnte
del bocadillo para el niño y el cuerpo del delito, para
seguir y evitar el despiece, detrás del Juan Sebastián El
Cano y su 911 de color gris, el abuelo delante del
torreón del mismo puerto y el ejercicio militar para
rescatar un marino y el cambio de mando de la última
batalla de España gobernando la fragata Cristóbal
Colon, embargada esa tarde, por abordaje de menores
sin cuerpo, que cabalgaban piratas sin destino, a los
que les preguntaban, si querían una guerra. La entrada
a Europa, fue cambiada a Madrid, Pues en esa misma
esquina paseaban caballos a galope mientras no se
entendía que los espantaba, a modo de lobos a cuatro
patas, cuando eran mirados por las cámaras de los
caballeros de los celulares, que venían a liberarlos, no
siendo esa la cosa, sino que no tenían amo en Turquía,
para lo cual se les dio de desayuno granadas frescas,
para que no hiciesen nada y así el mal iba a triunfar,
ante tanta peste, de caminar sobre mármol y abanico
para ni mirar retratos de museos de sangre gitana, que
también eran las ordeñadas ante la mar salada, por lo
que siendo nueve veces más pesadas, y eso los
caballos lo entendieron así, como las seguridades de
las carrozas, salvo los celulares de mercados en
Afganistán, que son las casas de mentira o cuevas de
alta mira, de Cam abducidas entre cosas o peatones de
bigote chino que unos ven y otro recrean ver, que Mijaíl
Gorbachov Putendieck, está en el más allá y no lo sabe,
salvo se a Él, que habla desde Marbella con los
enfermeros de la saga de suicidados, para recrear tele
videncia con negros de alma y de cuerpo, de malas
artes, y de uno, que se los agarro a palos y se fue a sus
cosas, antes de despertar,. Cosa, que jama hizo en la
casa de el conde de monte Carmelo, que son diez y
ocho también seis antes y uno también y no ferreteria
de santos sino de esclavos, que no es jinete ni cuatro ni
torre o computadora de matrix. Y ese es el dilema. No
delito capital. Y menos en semejante caserón a dos
horas de la sierra de la antimateria, que no sabe de
pelotudos sin derecho de padre negro, que jamás ha
habido como ese, salvo la mala casta de los toros de
las hembras de mujeres sin cacho, que no saben
sentarse a comer lentejas con los dedos o el segundo
sin señalar el cohecho, salvo en la cerradura, del que
siempre tenía casa o eso no escrito como adolescente,
en busca y captura por ocho años y sin saberlo, que
además hubo de denunciar al del mercedes azul o
inscribirlo en el mas allá, de manera automática, como
retrato en casa de la cuñada o hermana del gemelo
agarrado a los 13, que tiene su foto en el retrete. que
carece de eso, que hace que la vida sea de los
pequeños detalles o de la juventud dañada y la duda de
ese que no baja a media asta, la bandera del muslo
derecho, de la cabeza de la inmortal, por si se la pilla
enamorada, mientras ordena su inmortalidad, siendo
dueña, de la otra mitad de la vida eterna y no enanos
de circo de las cadenas americanas, que no pueden
apagarla, y están viendo algo, que sabemos es mentira,
pero que reconoce, la parte dañina de las entidades
espirituales, usadas como estribo y yeguas de potros
robados, para que se mueran de asco y que, como
perros de esquina de amores sacrificados, crezcan en
las casas y nazcan como el otro de Amenábar y tarden
menos en morir, para escapar del al cura del negro, del
caballo de las siete plagas, por así decirlo y recordarle a
es bruja maléfica de mala madre y extranjera, que
habrá de hacerse el doble, para que no se la vea, en la
nueva ciudad del cordero, manoseando canallas y
pariendo terneros, que es la meada de la vaca en cinta
de eso sacrificado, ayer y suma y sigue, hasta el primer
sacrificio, que aquí los exorcismos de caníbales están
de mas, salvo para comer y beber bien, si esta, esta
cocinada a la distancia de la cerveza de la mejor marca,
y así, le devolvemos la paz a las bestias salvajes, que
no hablan, pero que por conversar, fueron encerradas
todas ellas, por maristas o por ir recreando miseria y
hambrunas hospitalarias, al ritmo de pollos y patos
graznando en malas artes, para esconderse de su
sacrificio, negando lo que eran antes de ser
encontradas culpables, de haber tocado sangre, y más
para engendrar eso, que no existe como seria la edad
media. La edad de los ADOLESCENTES, que a modo
de equipos de música de geriátricos caros, están
conectados inalámbricamente a la dura realidad, viendo
migas en ese charco de sangre, donde fueron a jugar y
jamás dejaron de mirar, mientras otras con mas mugre
que regimiento, usaron esa esquina, para hablar con
sus pacientes y cabalgar su salud, como se haría con
un software, metido en un lago de los cisnes del sur de
chile, o en algún disco duro, de algún batallón de boinas
negras del imperio de las tetas a color, a modo de
software untado entre rebanadas de pan, que se comen
hasta los mocos y la mano de Maradona. Que otra no
había en la argentina. Yanina. La de la copa de moet y
no mote con huesillos, de penalti en el Brasil de Irún,
que para mirar a la maireta, se han de dar al menos una
de las dos y no creer, que se la puede dar vueltas al
retrete, en la academia de curas de las hermanas de la
Santa María la Blanca de Castilla, pues no les gusta
que las miren de noche, siendo banquero de agua
bendita y no basurero de garrafa. Por lo que quedan
tres ángeles o tres colores de el otro lado y no pescado
para el primero de los cuatro, que sería el menor de la
foto del verano de los del norte chico, donde parece se
siembran papayas de la benemérita, sacadas bajo la
cordillera de los profetas de la momia o la milla de oro
para hablar, cuando es derecho de pico y pobreza,
antes que nada, por mala clase y derecho de guata de
las niñas en el mas allá, que no saben diferenciar a la
chica del maquillaje o a las chica del amante, que
quiere ser más sabio la próxima vez, ante el robo de
quijada de caballo o de las monedas, vestidas de
profesoras y metidas en campos de los traficantes de
cabezas de ganado, no estando autorizados a
exorcismos, sino a llevarle en la mano derecha y sin
arrastrar la capa. Por lo que ser motor de dos tiempos,
caballo de tiro, nave extraterrestre, marino de barcos de
meadas en el extremo austral, de eso no permitido allí,
por lo que no caer en ese error, al ser alargado como
cote de jirafa, de la familia de los capitanes de las niñas
de buen ver y mal olor en la cosa esa, que es el
extremo de la bestia salvaje, que adolece de derecho a
usar la parte del caballo, y más sean borradas del eco
de efesio o del foco de la cámara que las ve y las hace
resplandecer en el libro de la vida a toda cosa, que no
permite excesos o estar presente en la cosa cara esa,
donde jamás ha existido verso o verbo, que haya de ser
escrito o se borrado, habiendo estado siempre solo y
sin deseos de las siete maravillas de por medio, o esa
recreación de gitanas de plata y espada, Y hacerlas
pagar el delito de sangre de la casa natal de las vecinas
mal alimentadas, de la botarate de las del norte de la
canilla, y ver que se hace con ellas, tras haber huido de
Egipto con la canasta del cepillo del cielo, del grado
diez y seis, para ser purificadas por el robo del oro del
tren alemán y aquí hay sabiduría, que el tren puede ser
de aire y argentino o descarrilamiento de Entel y no de
Raúl. Es decir, ya que no somos el rey Lear o hemos
perdido la juventud entre la vía y la estación terminal,
que es el robo de la cosa, que usan las mujeres, de
hombres, sername y gendarmería, para guerrear tela en
el cable de las monedas, que cuentan historias de terror
en las esquinas, de muertas de hambre envejecidas en
colas de cámaras web de la cosa manoseada y mal
vendida o mal comprada y así usarlas como se usan
adolescentes, para fumar opio de perfumeros elegantes
en mala fama carcelaria, imitando la cadena de delitos
a los supermercados de padrinos enterrados vivos, de
los gerente de la cadena, de gendarmería, que no
trabajan, pero que nos recuerdan, que el estirón, del
turrón del año 1888, no está en venta. Que las bolsas
de los supermercados, es la utilidad de la empresa y no
las seguridades pagadas en codelco o soquete de
bachelet y la familia de la empresa inmortal y clientes
vivos con mucha mala clase, que va a cuadrar la caja
con la pluma, de algo que no ve, ni sabe dimensionar,
el valor de mercado de una lata de ave de paraíso
anda por los 73, 5 trillones el grano picoteado, que
garantiza el tocar la dura realidad, que señalaba
anteriormente, o todo el PIB de eso que ya perdieron y
que parece, mercado y no comisaria de muertos de
asco, incapaces de revertir el sacrificio tras 130 años
gobernando bajo las miradas, de los que hacían de
chile, eso, que ahora nadie sería capaz de reconocer,
salvo ATILA o EL UNO, que la cuestión es el derecho a
ser feliz mas allá del bien y del mal, por ser de la misma
cosa y no corteza de clima y naturaleza medida como
adolescentes, a base de modernidad y secretos, a
medio levantar, para que no se les vaya el ganado, que
también responde a esa naturaleza. Por lo que la
adolescencia es el fin de la vida eterna y la entrada al
panteón de las griegas, de las sillas voladoras. Y el
derecho ser el cuerpo de ELLE, que esta como corrido
sobre la nariz, de el que no ve uno en dos, ni estatuas
de sal a modo de bosques encantados o advertencias,
ante el que nada tiene que ver con toda esta mala clase
de adinerados a ser borrados también, salvo sus cuatro
jinetes de ese cuatro de julio y no es un Manuel el
padre de la servilleta del finado, el despierto, sino el
gemelo de trece, que se suma a solas o no sería
secreto, que obliga a mantener la tranquilidad ante los
otros, por no tener ya eso conectado a la cabeza, a la
espera de salir de las entrañas del valle de los
innombrables, que pasean entre l viejo y el nuevo
sueño, donde se sigue negociando lo mismo a caballo
regalado. La muerte.

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