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1.

- Don Juan Manuel nació en el Castillo de Escalona, situado en la provincia de Toledo y murió en
Córdoba el 13 de junio de 1348

El padre de don Juan Manuel, Manuel de Castilla, era hermano del rey Alfonso X el Sabio e hijo de
Fernando III el Santo, por tanto era miembro de la casa real.

Quedó huérfano de padre en 1283 y de madre en 1290 cuando tenía ocho años y fue el rey Sancho IV de
Castilla su tutor. Don Juan Manuel heredó de su padre el gran señorío de Villena, y el de Escalona; Peñafiel
fue una donación de Sancho IV con motivo de su nacimiento. Posteriormente, en 1330, recibió el título
vitalicio de príncipe de Villena merced de Alfonso IV de Aragón

Fue educado como un noble, en artes tales como la equitación, la caza o la esgrima, pero sus ayos se
preocuparon de que aprendiese además latín, historia, derecho y teología; de esta completísima educación
hay recuerdos en el capítulo LXVII de su Libro de los estados. Aunque en algunas ocasiones se proclamaba
lego en sus obras, tal declaración era convencional y obedecía al topos humilitatis o tópico de la humildad,
para compartir la ignorancia de su público por cortesía pedagógica; en realidad era un sabio de
conocimientos enciclopédicos, que dominaba el latín y el italiano, aunque no el griego.

Ostentó los títulos simultáneos de duque y príncipe de Villena y señor de Escalona, Peñafiel, Cuéllar, Elche,
Cartagena, Lorca, Alcocer, Salmerón, Valdeolivas y Almenara. Fue además mayordomo mayor de los reyes
Fernando IV y Alfonso XI, adelantado mayor de Andalucía y adelantado mayor de Murcia.

Durante la última etapa de la minoría de edad de su sobrino, Alfonso XI de Castilla, fue tutor del rey junto
con el infante Felipe de Castilla y Juan el Tuerto.

Se casó tres veces, eligiendo a sus esposas por conveniencia política y económica y, cuando tuvo hijos, se
esforzó por emparejarlos con personas pertenecientes a la realeza

Sus descendientes acabarían siendo propietarios de varios títulos de nobleza, como el condado de Vía
Manuel, el marquesado de Rafal o el ducado de Arévalo del Rey, entre otros.

Después de su defunción en la ciudad de Córdoba, el cadáver de Don Juan Manuel fue trasladado a la villa
de Peñafiel, donde recibió sepultura en el convento de San Pablo que el propio escritor había fundado en
1318 con la intención de que a su muerte sus restos reposaran en la capilla mayor de la iglesia conventual.

Era sobrino de Alfonso X el Sabio y nieto del rey San Fernando -como hijo que era del Infante don Manuel-.
Pertenecía, pues, a una de las familias más poderosas y ricas de Castilla y siempre blasonó de su linaje y honra,
llegando a decir en el Libro de los Estados que él era uno de esos hombres a quienes más conviene morir que perder
su honra.

2.- De don Juan Manuel se han conservado ocho obras, sabiéndose además que se han perdido cinco. Las
obras conservadas son las siguientes:

 Crónica abreviada, anterior a 1325. Se trata de un resumen de la Historia de España, escrita por el tío del
autor. Sin embargo, en varias partes del texto se infiere que el autor utiliza la obra para defender los
privilegios de la alta nobleza castellana
 Libro de la caza, entre 1325 y 1326. Tratado de cetrería
 Libro del cavallero et del escudero, entre 1326 y 1328. historia de un escudero mancebo aspirante a
cortesano que ha de ir a unas cortes convocadas por el rey y que recibe en ese sentido las más
diversas enseñanzas por parte de un ermitaño que ha sido caballero
 Libro de los estados, 1330. una visión de cómo debe ser una sociedad ideal en el siglo XIV, aunque
es asimismo una narración de fin didáctico (educación de un príncipe)
 Libro del conde Lucanor, 1335. libro que consta de una cincuentena de cuentos (en realidad,
apólogos, fábulas, alegorías e incluso pequeñas novelitas) precedida de un prólogo y postcedida de
cuatro breves tratados en prosa
 Tratado de la Asunción de la Virgen María, posterior a 1335. Tratado para demostrar la existencia de
la Virgen María.
 Libro infinido, entre 1336 y 1337. o Libro de castigos et de consejos es una obra de don Juan Manuel
dedicada a la educación de su hijo.
 Libro de las tres razones, antes llamado Libro de las armas, 1345. Se trata de una obra breve que
recrea episodios históricos con un alto componente de ficción

Su obra, de carácter fundamentalmente didáctico y narrativo, está en general, impulsada por una gran
preocupación sobre la adecuada formación en cuerpo, alma e inteligencia de un perfecto caballero medieval,
y por lo general se clasifica en la habitual denominación de "educación de príncipes";

Son los temas que acotan los moralistas: aspiraciones y problemas en los dominios, tanto el espiritual, con el
problema de la salvación; como el material, político y social. Así se cuestiona la guerra y la paz, la
viabilidad -por ejemplo- de conseguir la salvación, pese a la lucha continua contra sus enemigos. También se
preocupa por la riqueza, por cómo afectan las posesiones y cómo preservarlas. Hace continuas
observaciones sobre el comportamiento humano, sus vicios y virtudes más predominantes. Busca, en
definitiva, el establecimiento de las almas y el aprovechamiento de los cuerpos, que se mantenga la Onra y
el Estado. Son pues principios morales, basados en reglas de conducta práctica.

En cuanto a la relación del hombre con Dios y el problema de la salvación, Don Juan Manuel habla entre
otras de las motivaciones, de la predestinación, de la providencia y de la amistad con Dios.

Por lo que respecta a la relación del hombre consigo mismo y con los demás, todo viene condiciona por la
honra y prez del caballero: sus inquietudes se dirigen al problema de la fama, la amistad, el desinterés, la
gratitud, las consecuencias negativas de la ira, la codicia o la soberbia, etc.

3.- lexemplum o ensiemplo ('ejemplo', en castellano medieval con variadas grafías, como «enxienplo») es un
cuento o fábula con función moralizadora o doctrinal, que fue habitualmente incorporado en la estructura del
sermón vulgar.

A partir del siglo XIII, el uso del exemplum se hizo masivo. Profesores, oradores, moralistas, místicos y
predicadores utilizaban todo tipo de relatos para adornar su exposición. A fin de que sus ideas fueran
captadas se valían de la ejemplificación o ilustración mediante anécdotas, fábulas, leyendas, etc.

El autor se permitía tomar ejemplos tanto de origen sagrado como profano, o de fuentes orientales u
occidentales. La ficción narrativa estaba concebida para servir de demostración a un objetivo moralizante.

4.- Lo más sobresaliente de la obra es el didactismo, el empeño moralizante de su obra. Pretende educar al joven
caballero medieval.

En la actualidad las obras literarias no presentan ese mismo afán didáctico y moralizante, sino que se centran más en
aspectos puramente literarios.

5.- El Conde Lucanor presenta como estructura dos prólogos y cinco partes, diferentes entre si: la primera
contiene 51 ejemplos; en la segunda además de un razonamiento dirigido a don Jaime de Jérica hay
100 proverbios, en la tercera parte muy parecida a la anterior, hallamos 50ejemplos, en la cuarta 30
proverbios y finalmente en la 5, aparecen las claras preocupaciones del moralista medieval
preocupado por la salvación de su alma.

En cada ejemplo, la enseñanza proviene de varios elementos: de la historia ejemplar en si ( que se presenta
como una demostración fehaciente), de la solución interna del problema que en ella se plantea, adecuada
para ejemplificar el problema o cuestión planteada.
El propio autor parece abandonar su papel de narrador, para asumir ese didactismo, de manera que
concluye siempre con unas palabras, a modo de colofón, que no le pertenecen. El autor plantea desde una
perspectiva objetiva su propio código personal de una forma amena, de manera que consigue dotarlo de
carisma, hacerlo universal.

Observamos la estructura de los relatos insertados. Estos siguen las directrices de la narrativa oriental. Una
primera línea constituida por sucesivas cuestiones donde se insertan las historias como argumentos
probatorios ( exempla), organizados en el conjunto de un diálogo ( en manera de un grand senyor que
fablava con su conseger), ante una pregunta ( deseo de saber), del conde. Patrionio ( su ayo o consejero) le
contesta con un relato ( hecho probatorio) del que se extrae generalmente una enseñanza que pasa a tener
una validez general. .

1. Petición y donación de consejo ante una situación vital.

1. 1. Planteamiento de una pregunta por Lucanor a Patronio.

1. 2. Medios que pone Patronio para aconsejar al conde.

1. 3. Resultado positivo; al aceptar, Lucanor, el consejo.

1. Relato de un enxiemplo

 2.1. Planteamiento de un caso ejemplar.


 2.2. Desarrollo del ejemplo.
 2.3. Conclusión

1. Formulación de la sentencia.

 3.1 Constatación de Don Juan Manuel de que el ejemplo era idóneo.


 3.2 Medios empleados, lo manda escribir en el libro
 3.3 Síntesis conceptual plasmada en los versos.

En cada ejemplo existen tres elementos o tres planos que se repiten y se relacionan entre sí, tanto en lo
didáctico como en lo narrativo: son el marco, la historia y los versos.

El marco es el del gran señor que habla con su consejero. Tiene un valor funcional. Abre y cierra cada relato
y nos sirve de engarce. Tiene un breve desarrollo en el que se desecha todo tipo de enredo novelesco, puesto
que el autor no le confiere autonomía estética. En el hay gran parte de la enseñanza que se propone dar.

Hay una breve frase introductoria en la que se reitera la presencia de los dos interlocutores y el conde inicia
el relato.

El relato -por su parte- se disecciona en varias partes que habitualmente suelen tener un orden fijo. Tras una
llamada, el conde plantea el problema aludiendo a la persona o situación causa del mismo.

La propuesta de Patronio suele comenzar con un vocativo y un tópico de humildad a los que sigue el
propósito de aconsejar al conde y un adelanto o anticipación de la solución didáctica final como de la
historia.

Aparece instantáneamente el narrador, de una forma fugaz, y el conde pregunta cómo fuera aquello, con
rarísimas variaciones. Comienza la historia. Después se retorna al marco. Este segundo segmento se
distribuye a su vez en dos partes: el consejero estimula al oyente, lo atrae con la supuesta ejemplaridad de la
historia contada que aplica a la situación particular planteada por el conde.
Existe una segunda parte que señala el límite del marco. En ella se hace presente el narrador, quien
brevemente cierra lo narrado. Al conde, plogo esto mucho...tobo esto por buen consejo, fizolo segund
Patrionio le aconsejo e fallose dello muy bien...Luego retorna nuevamente el autor que rubrica con los
versos finales el ejemplo.

La estructura es sencilla: Tras la aparición del personaje o personajes y su ubicación en un espacio y un


tiempo, sigue el nudo, el desarrollo del mundo novelístico estructurado por el acontecimiento y los
personajes. En alguna ocasión se anticipa el desenlace, estableciendo de esta manera una especie de puente.
En los versos finales interviene el propio autor que se convierte en mediador entre el universo narrado y el
lector. Su intromisión también es consciente en otras obras, resultado de esa tendencia española de
interferencia, que evidencia la clara concienciación ante sus escritos.

El libro se cierra con un pareado que condensa la moraleja de la historia. Luego viene al final de cada cuento una
extraña frase: «y la historia de este ejemplo es esta que se sigue»

Las historias sucesivas se presentan y engarzan de la siguiente manera: el Conde Lucanor pide consejo ante una
situación vital; el consejero Patronio relata el cuento ejemplar; se formula una sentencia, que queda resumida en los
versos finales. J. Romera Castillo estructura cada ejemplo en tres secuencias, que a su vez constan de tres funciones
núcleo: ante una pregunta (deseo de saber) del Conde, Patronio contesta con un relato (prueba), del que se extrae
una enseñanza, que, con la presencia de propio autor don Juan Manuel y una vez probada, pasa a ser resumida en
unos versos que le dan validez general.

6.- El Conde Lucanor se compone de dos prólogos y cinco partes, muy diferentes cada una de ellas.

Como cada persona aprende mejor lo que más le gusta, si alguien quiere
enseñar a otro debe hacerlo poniendo los medios más agradables para
enseñarle; por eso es fácil comprobar que a muchos hombres les resulta
difícil comprender las ideas más profundas, pues no las entienden ni sienten
placer con la lectura de los libros que las exponen, ni tampoco pueden
penetrar su sentido. Al no entenderlas, no sienten placer con ciertos libros
que podrían enseñarles lo que más les conviene.

Quienes encuentren en el libro alguna incorrección, que no la imputen a mi


voluntad, sino a mi falta de entendimiento; sin embargo, cuando encuentren
algún ejemplo provechoso y bien escrito, deberán agradecerlo a Dios, pues
Él es por quien todo lo perfecto y hermoso se dice y se hace. –

Siendo de edad avanzada se retiró al monasterio de los frailes predicadores -dominicos- de Peñafiel, que
él mismo había fundado y por quienes sentía una indudable predilección, como principales valedores del
antiguo régimen, frente a las turbulencias de los nuevos tiempos.

En este monasterio, donde hizo depositar un ejemplar manuscrito y corregido de cada una de sus obras,
se entregó al reposo y a la preparación de su alma, así como a la penitencia por sus muchos pecados y
yerros.

7.- El autor está contraponiendo dos estratos culturales existentes en la E. Media que condicionan y a la vez
explican la total manifestación literaria medieval: clérigos y legos. La contraposición legos- letrados no se
basan una relación entre cultura e incultura sino entre cultura romance (laica) y erudición latina
(eclesiástica).
El autor parece dirigir su obra a una elite de personas cultas en lengua vulgar contrapuestas a los eruditos
latinos, los clérigos. Se dirige pues a un selecto público perteneciente a su misma clase social y de parecida
cultura: La nobleza.

Sin embargo sus enseñanzas adquieren validez universal, puesto que no sólo la nobleza, sino también el
vulgo. puede beneficiarse. Los problemas serán planteados por el autor representante de una clase orgullosa
y segura de su poder, o sea que en ningún momento se cuestiona la viabilidad de una rotura estamental, lo
que sería impensable. Los problemas serán planteados por un autor, adalid, representante de una clase
orgullosa, desde su perspectiva, nunca se desvincula de esos posicionamientos. Podríamos decir que hace
apología de su propio estamento, al delinear la perfecta figura del noble defensor, caracteriza por el claro
orgullo caballeresco, la magnanimidad que no siempre persigue, el amor por el refinamiento, y, como no,
un claro pragmatismo a la hora de hacer una defensa sin concesiones del Estado y la Onra.

9.- Se entiende por relato-marco una estructura narrativa compuesta por dos o más niveles diferentes, uno de los
cuales sirve como contenedor dentro del cual se suceden en otro, o varios, niveles una sucesión de relatos
relacionados entre sí precisamente por sus vínculos con el relato que los contiene. Se trata de una técnica concreta
de presentar al lector una colección de cuentos: estos, al margen de su propia originalidad, se someten a la
justificación narrativa de un relato más amplio que los engloba y vincula.

Por lo que a la mencionada obra de don Juan Manuel, sobrino de Alfonso X, respecta, aunque el relato-marco, la
conversación entre el conde Lucanor y su consejero Patronio, existe, se trata de una estructura narrativa que no
evoluciona sino que se repite idéntica en cada uno de los 41 cuentos. Así pues el primer autor europeo en utilizar el
relato-marco con la maestría y originalidad con que venía haciéndose en los modelos orientales es
Giovanni Boccaccio en el Decameron, de mediados del siglo XIV

Aparece instantáneamente el narrador, de una forma fugaz, y el conde pregunta cómo fuera aquello, con
rarísimas variaciones. Comienza la historia. Después se retorna al marco. Este segundo segmento se
distribuye a su vez en dos partes: el consejero estimula al oyente, lo atrae con la supuesta ejemplaridad de la
historia contada que aplica a la situación particular planteada por el conde.

Existe una segunda parte que señala el límite del marco. En ella se hace presente el narrador, quien
brevemente cierra lo narrado. Al conde, plogo esto mucho...tobo esto por buen consejo, fizolo segund
Patrionio le aconsejo e fallose dello muy bien...Luego retorna nuevamente el autor que rubrica con los
versos finales el ejemplo.

La estructura es sencilla: Tras la aparición del personaje o personajes y su ubicación en un espacio y un


tiempo, sigue el nudo, el desarrollo del mundo novelístico estructurado por el acontecimiento y los
personajes. En alguna ocasión se anticipa el desenlace, estableciendo de esta manera una especie de puente.
En los versos finales interviene el propio autor que se convierte en mediador entre el universo narrado y el
lector. Su intromisión también es consciente en otras obras, resultado de esa tendencia española de
interferencia, que evidencia la clara concienciación ante sus escritos.

10.- Las fuentes: dominicas y árabes

Las fuentes arábigas se pueden ver:

 Temas

 Técnica oriental del arco lobulado, o encasillamiento de narraciones por debajo del marco general de la historia.

 Las citas de proverbios árabes.

 Conservación de la atmósfera grave (costumbres, esplendor de la vida cortesana)

 “Cuento árabe”: cuento narrado por árabes (muy pocos).


 “Cuento de origen árabe”: son aquellos cuya introducción en Europa se debe a los árabes. No significa que
DJM bebiera de las fuentes árabes.

 “Cuento de ambiente árabe": no se puede decir que sean de origen en árabe. Dada la convivencia entre
distintas culturas en la península. Parece más bien una preferencia estética del escritor.

El libro está compuesto por cinco partes, la más conocida de las cuales es una serie de 51 exempla o cuentos
moralizantes tomados de varias fuentes, como Esopo y otros clásicos, así como de cuentos tradicionales árabes. La
«Historia del deán de Santiago y el mago de Toledo» (cuento XI) tiene semejanzas con cuentos tradicionales
japoneses, y la historia de una mujer llamada Doña Truhana (cuento VII) —el «Cuento de la lechera», pero
ligeramente variado— ha sido identificada por Max Müller como originada en el ciclo hindú Pancha-tantra.

procedencia árabe de otros relatos, que no existían ni en latín ni en romance. Concretan esta influencia a
una decena, aproximadamente, y serían los cuentos XX, XXI, XXIV, XXX, XXXII, XXXV, XLI, XLVI,
XLVII, así como el número XXV, que toma como figura principal al sultán Saladino.

La presencia árabe en El Conde Lucanor es fácilmente explicable, no sólo por la existencia de los
reinos arábigos en la Península, sino también por el mayor florecimiento de la cultura musulmana, así como
por la tradición didáctico-moral en que se inserta la obra de don Juan Manuel y que cuenta con abundantes
precedentes árabes.

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