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COMUNICACIÓN

PEIRCE

Buscó construir y fundamentar una teoría de los signos como el marco para una teoría del
conocimiento.
Perspectiva filosófica.
El único pensamiento que puede conocerse es pensamiento en los signos. Como un
pensamiento que no pueda conocerse no existe, todo pensamiento debe existir necesariamente
en los signos.

La semiótica (entendida como otro nombre de la lógica) tiene por objeto de estudio a la
SEMIOSIS (inferencia a partir de signos). Es el instrumento de conocimiento de la realidad. Es
un proceso triádico de inferencia mediante el cual a un signo (representamen) se le atribuye un
objeto a partir de otro signo (interpretante) que remite al mismo objeto.
El primer signo (representamen) despierta en la mente otro signo (interpretante)
Es una experiencia que hace cada uno en todo momento de la vida.

1.1 EL SIGNO (representamen)

Es una cualidad material (una secuencia de letras o sonidos, una forma, un color, un olor, etc.)
que está en lugar de otra cosa, su objeto. De modo que despierta en la mente de alguien un
signo (equivalente o más desarrollado) al que se denomina interpretante (que aclara lo que
significa el representamen y a su vez representa al mismo objeto).

Según Pierce “Un signo o representamen, es algo que, para alguien, representa o se refiere a
algo en algún aspecto o carácter.” “Lo que yo llamo interpretante es el signo que se crea en la
mente de una persona (equivalente o mas desarrollado).”

Existen tres condiciones para que algo sea un signo:


- el signo debe tener cualidades que sirvan para distinguirlo
- el signo debe tener un objeto
- la relación semiótica debe ser triádica (debe tener un representamen que debe ser
reconocido como el signo de un objeto a través de un interpretante)

1.1.1. EL INTERPRETANTE

Es otro signo que se refiere al mismo objeto que el representamen. Puede asumir diversas
formas:
- Un signo equivalente de otro sistema semiótico (el interpretante de la palabra “perro” puede
ser el dibujo de un perro)
- El dedo índice que apunta a un objeto (en el caso de la palabra “perro” en tanto
representamen, el interpretante puede ser entonces el dedo índice que apunta hacia un
perro).
- Una definición ingenua o científica
- La traducción del término a otra lengua
- La traducción del término a otro de la misma lengua mediante un sinónimo
- Una asociación emotiva (el interpretante de la palabra “perro” puede ser “fidelidad”

La interpretación de un signo es:


La traducción de un signo en otro signo que se corresponde con el significado del primer signo.

Se pueden distinguir tres interpretantes de un signo:

- El interpretante inmediato: pensado como el concepto o significado que comporta todo


signo independientemente de su contexto y de las circunstancias de su enunciación. Es
una abstracción, consiste en una posibilidad.
El interpretante inmediato de la palabra “fuego” es la parte del significado que se mantiene
mas allá de que sea dicha en un grito ante incendio o en un pedido para encender un
cigarrillo.
- El interpretante dinámico: efecto particular que un signo provoca en la mente de un
intérprete en una situación concreta de enunciación. Es un evento singular y real.
- El interpretante final: presupone a los otros dos tipos de interpretantes. Es el interpretante
pensado como un hábito que hace posible la interpretación recurrente y estable de un
signo. Permite que ante un signo “cualquier mente” llegue a un “único resultado
interpretativo”. Es una tendencia a actuar de manera similar en circunstancias futuras
similares. El interpretante final del signo conformado por la luz roja del semáforo, será el
hábito de detenerse.

El interpretante inmediato (pensado como concepto), el dinámico (pensado como efecto real en el
intérprete) y el final (pensado como hábito) son distinguidos desde un punto de vista teórico,
son tres instancias de la interpretación de un signo, que funcionan simultáneamente en un acto
de SEMIOSIS.

1.1.1.1. PRAGMATISMO

Principio según el cual la creencia en la verdad de un concepto determina hábitos de conducta. La


sustituye por pragmaticismo. Para adquirir el dominio completo de la significación es necesario
aprender a reconocer este concepto bajo toda suerte de disfraces, familiarizándose con el mayor
número de casos de ese concepto posibles. Además es necesario que hagamos de él un
análisis tan completo como sea posible. El único modo de completar nuestro conocimiento de su
naturaleza es descubrir y reconocer cuáles son exactamente los hábitos generales de
conducta que una creencia en la verdad del concepto desarrollaría razonablemente.

La creencia en la verdad del concepto estufa como objeto que calienta un ambiente, desarrolla el
hábito de conducta que consiste en prender una estufa cuando hace frío.
El espíritu genuino del pragmaticismo consiste en considerar que el significado lógico de los
conceptos se encarna en hábitos generales de conducta. Lo que nosotros pensamos debe ser
entendido en términos de aquello que estamos dispuestos a hacer.

1.1.2. EL OBJETO

Para que algo sea signo debe representar (estar en lugar de) a otra cosa llamada su Objeto.

Peirce distingue en el objeto dos tipos:


- El objeto inmediato: Interior a la semiosis. Es el objeto tal como es representado por el
signo mismo, y cuyo ser es dependiente de la representación de él en el signo.
- El objeto dinámico: exterior a la semiosis. Es la realidad que arbitra la forma de
determinar el signo a su representación. Es un objeto de la realidad considerado fuera
de la relación semiótica, independiente del modo en que un signo lo representa.

Un mismo objeto dinámico, como el ex presidente Juan Domingo Perón, fue en la Argentina
construido en tanto objeto inmediato de modo negativo por la expresión “tirano prófugo” mientras
que por otra parte fue llamado “el primer trabajador”.

El objeto dinámico tiene una existencia independiente respecto del signo que lo
representa. Pero para que el signo pueda representarlo, este objeto debe ser algo conocido
para el intérprete, es decir, debe tener de él un conocimiento colateral que es el resultado de
semiosis anteriores.

En síntesis, el objeto dinámico es el objeto de una realidad que tiene una existencia independiente
de la semiosis, pero para que el signo pueda decir algo de él es necesario que ya haya sido
objeto de semiosis anteriores a partir de las que el intérprete tiene un conocimiento de dicho
objeto, que es, por ello, concebido también como un signo. De esta manera, en un último análisis
lógico los tres componentes formales de la semiosis (repr-obj-interp) son signos.

1.1.3. EL FUNDAMENTO

El signo representa a su objeto “no en todos los aspectos, sino sólo con referencia a una suerte
de idea” que ha llamado fundamento del representamen.
Es uno o varios rasgos o atributos de un objeto que permiten identificarlo, es decir, los rasgos
distintivos que lo diferencian de otros objetos.

Es el fundamento del respresentamen lo que construye al objeto inmediato.

1.1.3. LA SEMIOSIS INFINITA

Dado que el interpretante también es un signo, está en lugar de un objeto y remite a su vez a un
interpretante. Ese interpretante es, asimismo, un signo, que esta en lugar de un objeto y esta
ligado a un interpretante, que es un signo, y así de modo ilimitado.
Por lo tanto, un signo no está aislado sino que integra una cadena de semiosis: cada signo es a la
vez interpretante del que lo antecede e interpretado por el que le sigue.

No se puede poseer ningún conocimiento que no esté determinado por un conocimiento anterior.

1.2. LAS CATEGORÍAS

Las categorías son el objeto de reflexión de la faneroscopía, fenomenología o ideoscopía. El


término faneroscopía deriva de “ideas”, entendido por Peirce como “todo lo que esta en la mente,
del modo o en el sentido que sea, corresponda a algo real o no”.

Las categorías son tres modos de ser del fanerón (ideas) tres maneras en que el faneron esta
presente en la mente.

- La Primeridad: implica considerar algo tal como es sin referencia de ninguna otra cosa. Se
vincula con las ideas de libertad, posibilidad, indeterminación, comienzo, novedad. Es una
pura posibilidad indeterminada, como la dureza, lo áspero, el rojo o cualquier color antes
de estar manifestados en un objeto. En el signo, el representamen (cualidad) se
corresponde con esta categoría.
- La Segundidad: implica considerar algo tal como es pero en relación a otra cosa.
Establecer una relación diádica que no involucre una tercera cosa. Vincula esta categoría
con la idea de existencia. En el signo, el objeto se corresponde con esta categoría.
- La Terceridad: es la que hace posible la ley y la regularidad. Introduce una progresión
regular no azarosa mediante una ley. En el signo, el interpretante se corresponde con esta
categoría.

1.4.2. Ícono, índice y símbolo

Las categorías faneroscópicas aplicadas al objeto permiten obtener estos tres tipos de signos.
La división entre ellos depende de las diferentes relaciones posibles de un Signo con su
Objeto Dinámico.

EL ÍCONO

Es un signo que entabla una relación de semejanza, de analogía, con su objeto. Una fotografía,
un dibujo…
Un ícono es un representamen que por su cualidad es similar a su objeto, aquello a lo que
sustituye.
Son clasificados de acuerdo con el modo de primeridad que comparten con su objeto.
- Las imágenes son los íconos que comparten cualidades simples del objeto, como su color,
su forma, su tamaño, etc. Los cuadros, los dibujos, los grabados, las fotografías, las
escrituras jeroglíficas…
- Los diagramas son los íconos que comparten relaciones de las partes de su objeto por
medio de relaciones análogas entre sus propias partes. Existe en el ícono una analogía
entre las relaciones de las partes del representamen y las del objeto. El organigrama de
una empresa, diseños producidos por la infografía, cuadros sinópticos…
- Las metáforas son íconos que guardan un paralelismo con su objeto. Es un tipo de ícono
que implica una relación de similitud.

La única manera de comunicar una idea directamente es mediante un ícono. Su observación


directa permite revelar verdades no previstas del objeto.

Un signo sigue siendo un ícono aun cuando el objeto al que representa no exista.

EL ÍNDICE

Es un signo que entabla con el objeto una relación existencial. Nube negra como índice de que va
a llover. Tres rasgos característicos:
- Carecen de todo parecido significativo con su objeto (a diferencia de los íconos)
- Se refieren a entes individuales (a diferencia de los símbolos que designan clases de
objetos)
- Dirigen la atención a sus objetos por una compulsión ciega.

La acción de los índices depende de asociaciones por contigüidad, y no de asociaciones por


parecido (como los íconos) o de operaciones intelectuales (como los símbolos). Sin embargo, es
difícil encontrar un signo que sea solamente un índice.

Es un índice la presencia de un síntoma de una enfermedad. También lo son los cuantificadores


del tipo algún, cada, ninguno, cualquier, todos, nadie… y del tipo parte, algo, alguien, un, cierto,
uno, alguno… porque informan al receptor cómo debe escoger uno de los objetos en cuestión.
Los nombres propios también son índices, pues entablan una conexión real con el objeto al que
representan.

EL SÍMBOLO

Es un representamen que se refiere a su objeto dinámico por convención, hábito o ley.


Convención, contrato.

Todos los signos que integran un sistema convencional, que responden a una ley que les asigna
un interpretante y los relaciona con un objeto, son símbolos.

Los signos de la escritura, de los sistemas de señalización, los signos utilizados en las diferentes
disciplinas (como el algebra, la química, o la física), los signos que integran sistemas de
comunicación creados por el hombre como sustitutos de las lenguas naturales (braille, morse), los
signos de las notas musicales, de las insignias militares, los signos utilizados por la publicidad
(isotipos, logotipos), etc.
Asociación de ideas generales que operan de modo tal que son la causa de que el Símbolo se
interprete como referido a dicho Objeto.

Se caracterizan porque denotan clases de objetos (a diferencia de los índices que se refieren a un
existente particular)

El símbolo debe combinarse con un índice, como en las expresiones “este pájaro” o “nuestro
matrimonio”. En la frase “Ezequiel amaba a Laura”, Ezequiel y Laura son índices mientras que a
la palabra amaba asociamos el icono mental de una persona enamorada de otra.

En síntesis, cuando usamos el lenguaje nos valemos de símbolos en tanto que las palabras se
relacionan con el objeto mediante una convención, habito o ley, pero también utilizamos índices
que son los que nos permiten conectar nuestro enunciado con los objetos del mundo al que nos
referimos, y, finalmente, también intervienen los iconos mentales con los que asociamos las
palabras.

Cabe aclarar que nada es en sí mismo un ícono, índice o símbolo: es el análisis de una semiosis
dada lo que dirá la “naturaleza” de su constituyentes.

BARTHES

Un vestido, un automóvil, un plato cocinado, un gesto, una imagen publicitaria… todos son
signos. Cuando veo objetos, les aplico a todos una misma actividad: es la de cierta lectura. El
hombre moderno pasa su tiempo leyendo. Lee imágenes, gestos, comportamientos…

Todas las lecturas son importantes en nuestra vida. Implican valores sociales, morales,
ideológicos. Esta reflexión es la que llamamos Semiología. Es poder someter a un principio de
clasificación a una masa enorme de hechos y darles un sentido.

El mundo está lleno de signos complejos y sutiles.


Descifrar los signos del mundo quiere decir siempre luchar contra cierta inocencia de los objetos.

Un sentido nunca puede analizarse de manera aislada. Los signos están constituidos por
diferencias.

Al comienzo del proyecto semiológico, se pensó que la tarea principal era estudiar la vida de los
signos en el seno de la vida social, y reconstituir los sistemas semánticos de objetos (vestuario,
alimento, imágenes, rituales, etc).
Pero al avanzar, la semiología encuentra nuevas tareas: estudiar la operación mediante la cual un
mensaje cualquiera se impregna de un segundo sentido (al que se denomina sentido connotado).

Las tareas de la semiología crecen incesantemente porque nosotros descubrimos cada vez más
la importancia y la extensión de la significación en el mundo.
SAUSSURE

Lengua: acto individual que permite reconstruir el circuito de la palabra. Este acto supone por lo
menos dos individuos.

CIRCUITO

- El punto de partida está en el cerebro de uno de ellos (A) donde los conceptos se hallan
asociados a imágenes acústicas que sirven a su expresión. Este fenómeno es psíquico.

- Luego le sigue un fenómeno fisiológico: el cerebro transmite a los órganos de la fonación un


impulso correlativo a la imagen.

- Luego las ondas sonoras se propagan de la boca de A al oído de B. Este es un proceso físico.

A continuación el circuito sigue en B en un orden inverso:

- Del oído al cerebro (trasmisión fisiológica de la imagen acústica)

En el cerebro, asociación psíquica de esta imagen con el concepto correspondiente.

Partes Físicas: ondas sonoras


Partes Fisiológicas: fonación y audición
Partes Psíquicas: imágenes verbales y conceptos

El circuito todavía puede dividirse en:

a) Una parte externa (los sonidos que van de la boca al oído) y una parte interna (todo el
resto)
b) Una parte psíquica y una parte no psíquica (hechos fisiológicos y físicos)
c) Una parte activa (todo lo que va del centro de asociación de uno de los sujetos al oído del
otro sujeto) y una parte pasiva (todo lo que va del oído del segundo a su centro de
asociación)
Se puede llamar ejecutivo a todo lo que es activo, y receptivo a todo lo pasivo.
Activo – Ejecutivo
Pasivo – Receptivo

A esto se le añade una facultad de asociación y de coordinación. Es la facultad que


desempeña el primer papel en la organización de la lengua como sistema. Para comprender bien
ese papel hay que encararse con el hecho social.

Entre todos los individuos ligados por el lenguaje, todos reproducirán los mismos signos unidos a
los mismos conceptos.
La lengua es el producto que el individuo registra pasivamente. El habla es, por el contrario, un
acto individual de voluntad y de inteligencia.

Lo que definimos son cosas, no palabras.

Caracteres de la lengua:
- Se la puede localizar en la porción determinada del circuito donde una imagen acústica
viene a asociarse con un concepto. La lengua es la parte social del lenguaje exterior al
individuo, que por sí solo no puede ni crearla ni modificarla. Existe en virtud de una especie
de contrato establecido entre los miembros de la comunidad.
- Es un sistema de signos en el que solo es esencial la unión del sentido y de la imagen
acústica, y donde las dos partes del signo son igualmente psíquicas.
- Los signos de la lengua son tangibles: la escritura puede fijarlos en imágenes
convencionales (sería imposible fotografiar en todos sus detalles los actos del habla, la
fonación de una palabra).
La lengua es el depósito de las imágenes acústicas, y la escritura es la forma tangible de
esas imágenes.

La lengua es un sistema de signos que expresan ideas. Hay otros sistemas (escritura, alfabeto de
los sordomudos, formas de cortesía, etc.) pero este es el mas importante.

La semiología es la ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social.

El estudio del lenguaje comporta dos partes:


La lengua (que es social e independiente del individuo, cuyo estudio es psíquico)
El habla (tiene por objeto la parte individual del lenguaje, incluye la fonación, y es psicofísica)
Ambos objetos están estrechamente ligados y se suponen recíprocamente: la lengua es
necesaria para que el habla sea inteligible y produzca todos sus efectos; el habla es necesaria
para que la lengua se establezca.
El habla es la que hace evolucionar la lengua.

Lo que el signo une es un concepto y una imagen acústica. La imagen acústica es su


huella psíquica, la representación que de él nos da el testimonio de nuestros sentidos.

Llamamos signo a la combinación del concepto y de la imagen acústica.


Se reemplaza:
Concepto --- Significado
Imagen Acústica --- Significante.

El signo lingüístico posee dos caracteres primordiales:

- Primer principio: lo arbitrario del signo. El lazo que une el significante al significado es
arbitrario. Ya que entendemos por signo el total resultante de la asociación de un significante
con un significado, podemos decir que el signo lingüístico es arbitrario.
No es que el significante depende de la libre elección del hablante, sino que el signo es
inmotivado, es decir, arbitrario con relación al significado, con el cual no guarda en la realidad
ningún lazo natural.
- Segundo principio: carácter lineal del significante. Los significantes acústicos no disponen
más que de la línea del tiempo, sus elementos se presentan uno tras otro, forman una
cadena. Ese carácter se destaca cuando los representamos por medio de la escritura.

Inmutabilidad del signo.

A la masa social no se le consulta ni el significante elegido por la lengua podría tampoco ser
reemplazado por otro. Podría llamarse carta forzada.
- El carácter arbitrario del signo nos obliga a admitir la posibilidad teórica del cambio.
Para que una cosa entre en cuestión es necesario que se base en una norma razonable.
Pero en cuanto a la lengua, esa base falta.
- La multitud de signos necesarios para construir cualquier lengua
- El carácter demasiado complejo del sistema
- La resistencia de la inercia colectiva a toda innovación lingüística. Los ritos de una religión,
las señales marítimas, etc., nunca ocupan mas que cierto numero de individuos a la vez y
durante un tiempo limitado; de la lengua, por el contrario, cada cual participa en todo tiempo, y
por eso la lengua sufre sin cesar la influencia de todos. La lengua siempre es herencia de
una época precedente.

Mutabilidad del signo.

El tiempo, que asegura la continuidad de la lengua, tiene otro efecto: el de alterar mas o
menos rápidamente los signos lingüísticos.
Por eso se puede hablar en cierto sentido de inmutabilidad y mutabilidad del signo.
El signo está en condiciones de alterarse porque se continúa. El tiempo altera todas las
cosas. Es una de las consecuencias de lo arbitrario del signo.

Hay una alteración que conduce a un desplazamiento de la relación entre significado y


significante. Hay casos en los que cambia tanto la imagen acústica como el concepto. Hay casos
e los que aunque el concepto no se haya alterado, el significante se ha modificado no solo en su
aspecto material, sino también en su forma gramatical.
Una lengua es incapaz de defenderse contra los factores que desplazan minuto a minuto la
relación entre significado y significante. Las otras instituciones humanas están todas fundadas en
la relación natural entre las cosas. No se puede apartar mas allá de ciertos limites de las
condiciones dictadas por el cuerpo humano. La lengua, por el contrario, no esta limitada, pues no
se adivina que seria lo que impidiera asociar una idea cualquiera con una secuencia cualquiera
de sonidos.
La continuidad del signo en el tiempo, unida a la alteración en el tiempo, es un principio de
semiología general.
Las causas de la continuidad están a priori al alcance del observador, no pasa lo mismo con las
causas de alteración a través del tiempo.
1. La lengua es un conjunto de los hábitos lingüísticos que permiten a un sujeto comprender y
hacerse comprender.
2. Hace falta una masa parlante para que haya una lengua. Su naturaleza social es uno de
sus caracteres internos.
3. Para estar en la realidad hace falta añadir a nuestro segundo ítem, la marcha del tiempo.
Ya ahora la lengua no es libre, porque el tiempo permitirá a las fuerzas sociales que actúan
en ella desarrollar sus efectos, y se llega al principio de continuidad. Pero ésta implica
necesariamente la alteración (el desplazamiento mas o menos considerable de las
relaciones).

Lingüística sincrónica
En la práctica un estado de lengua no es un punto, sino una extensión de tiempo mas o
menos larga durante la cual la suma de modificaciones es mínima. Entre dos lenguas
coexistentes en un mismo periodo, la una puede evolucionar mucho y la otra casi nada.

Entidades y unidades. Definiciones.

Los signos de que se compone la lengua no son abstracciones sino objetos reales. Esos signos y
sus relaciones son los que estudia la lingüística, y se les puede llamar “entidades concretas” de
esta ciencia.
Principios:
1. La entidad lingüística existe gracias a la asociación del significante y del significado.
Una sucesión de sonidos solo es lingüística si es soporte de una idea.
2. La entidad lingüística no está completamente determinada mas que cuando esta
deslindada, separada de todo lo que la rodea en la cadena fónica. La cadena fónica tiene
como carácter primario ser lineal, no es mas que una línea, una cinta continua, en la
que el oído no percibe ninguna división suficiente y precisa; para eso hay que echar
mano a las significaciones. Cuando sabemos qué sentido y qué papel hay que atribuir a
cada parte de la cadena, entonces vemos deslindarse esas partes unas de otras, y la cinta
amorfa se corta en fragmentos.

En resumen, la lengua es una masa indistinta en la que la atención y el hábito son los
únicos que nos pueden hacer hallar los elementos particulares.

Identidad, realidad, valores.

Hay identidad porque en las dos oraciones la misma porción de sonoridad esta revestida de la
misma significación. Puede haber identidad sin correspondencia. Una palabra puede expresar
ideas muy diferentes sin que su identidad resulte seriamente comprometida (adoptar una moda,
adoptar un niño).
El mecanismo lingüístico gira sobre identidades y diferencias.
Siempre que se realicen las mismas condiciones se obtienen las mismas entidades. Tales
entidades no son abstractas.
El valor lingüístico

Para darse cuenta que la lengua es un sistema de valores puros, basta considerar los dos
elementos que entran en juego en su funcionamiento: las ideas y los sonidos.
Sin ayuda de los signos seriamos incapaces de distinguir dos ideas de manera clara y
constante.
No hay ideas preestablecidas, nada es distinto antes de la aparición de la lengua.
La substancia fónica suministra los significantes que el pensamiento necesita. Por un lado hay
un plano indefinido de ideas confusas, y por otro un plano indeterminado de los sonidos.
El papel característico de la lengua frente al pensamiento es servir de intermediaria entre el
pensamiento y el sonido.
Esta combinación produce una forma no una sustancia.
No solamente son confusos y amorfos los dos dominios enlazados por el hecho lingüístico, sino
que la elección que se decide por tal porción acústica para tal idea, es perfectamente
arbitraria.
Los valores siguen siendo enteramente relativos, por eso el lazo entre idea y el sonido es
radicalmente arbitrario.
La idea de valor nos muestra cuan ilusorio es considerar un termino sencillamente como la
unión de cierto sonido con cierto concepto. Definirlo así sería aislarlo del sistema de que
forma parte, mientras que, por el contrario, hay que partir de la totalidad solidaria para
obtener por análisis los elementos que encierra.

Lo que importa en la palabra no es el sonido por si mismo, sino las diferencias fónicas que
permiten distinguir esas palabras de todas las demás, pues ellas son las que llevan la
significación.

El signo considerado en su totalidad

En la lengua no hay mas que diferencias.


La lengua comporta diferencias conceptuales y diferencias fónicas resultantes de el
sistema lingüístico.

El valor de un término puede modificarse sin tocar ni a su sentido ni a su sonido, con solo
el hecho de que tal otro termino vecino haya sufrido una modificación.

Un sistema lingüístico es una serie de diferencias de sonidos combinados con una serie de
diferencias de ideas.
El sistema de valores es lo que constituye el lazo efectivo entre los elementos fónicos y
psíquicos en el interior de cada signo.

Relaciones sintagmáticas y relaciones asociativas.


- En el discurso, las palabras contraen entre sí, en virtud de su encadenamiento, relaciones
fundadas en el carácter lineal de la lengua, que excluye la posibilidad de pronunciar dos
elementos a la vez. Los elementos se alinean uno tras otro en la cadena del habla. Estas
combinaciones se pueden llamar sintagma. Colocado en un sintagma, un término solo
adquiere su valor porque se opone al que le precede o al que le sigue o a ambos.
- Fuera del discurso, las palabras que ofrecen algo de común se asocian en la memoria.
Por un lado o por otro, todas las palabras tienen algo en común. Su sede esta en el
cerebro, y forman parte de ese tesoro interior que constituye la lengua de cada individuo. Las
llamaremos relaciones asociativas.

Relaciones asociativas.

Los grupos formados por la asociación mental relacionan los dominios que presentan algo en
común. El espíritu capta también la naturaleza de las relaciones que los atan en cada caso y crea
con ello tantas series asociativas como relaciones diversas haya.
Una palabra cualquiera puede siempre evocar todo lo que sea susceptible de estarle asociado de
un modo u otro.
Mientras que un sintagma evoca enseguida la idea de un orden de sucesión y de un
numero determinado de elementos, los términos de una familia asociativa no se presentan
ni en numero definido (puede faltar) ni en un orden determinado (se cumple siempre).

Solidaridades sintagmáticas: casi todas las unidades de la lengua dependen, sea de lo que las
rodea en la cadena hablada, sea de las partes sucesivas de que ellas mismas se componen.
El sufijo, tomado aisladamente, es inexistente; lo que le da un puesto en la lengua es una serie de
términos usuales tales como calur-oso, mentir-oso, verd-oso. La totalidad vale por sus partes, las
partes valen también en virtud de su lugar en la totalidad.

Lo arbitrario absoluto y lo arbitrario relativo

El signo puede ser relativamente motivado.


La motivación es siempre tanto más completa cuanto más fácil es el análisis sintagmático y más
evidente el sentido de las subunidades.

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