PROLOGO
Tédo el mundo conoce el poderio de Roma en la Edad Antigua y en la Media;
también en los tiempos modernos se ha visto el renacimiento de su imperio mun-
dial, Después de la decadencia que experimenté en la primera mitad del si-
glo xv1, ha podido constituirse otra vez en el centro culminante de la fe y del
pensamiento de las naciones romdnicas y ha levado a cabo osados intentos, no
pocas veces afortunados, para dominar de nuevo al resto.
Esta época, la de un poder espiritual-temporal renovado, su rejuvenecimien-
to y desarrollo internos, su progreso y decadencia, es la que pretendo describir,
por lo menos a grandes rasgos.
Empresa ésta que; si bien puede resultar fallida, ni siquiera podria haberse
intentado de no haber tenido ocasion de utilizar unas fuentes desconocidas has-
ta el momento. Mi obligacién primera sera referirme a eilas.
En otra ocasion trabajé los documentos berlineses. Pero Viena, por ejem-
plo, es mucho mds rica en esta clase de tesoros.
Ademés de sv fundamental espiritu aleman, Viena presenta un elemento
europeo: costumbres y lenguajes miltiples se dan cite en Las clases altas y en las
hajas y ya Italia se anuncia con la mayor viveza. Las colecciones de documentos
ofrecen también un carécter amplio. Nos hablan de ia politica y de la posicion
mundial del Estado, de sus viejas relaciones con Espana, Bélgica, Lombardia,
de las frecuentaciones vecinales y eclesidsticas con Roma; todo ello de una ma-
nera directa. Siempre gusté esa ciudad del acarreo y la posesién. Ya s6lo por esto
las primitivas colecciones de la Kaiserlich-Kéniglichen Hofbibliothek poseen un
gran valor. Mds tarde se han enriquecido con colecciones traidas de fuera, Se
compré en Médena una coleccién de volimenes parecidos a muesitas Informa-
zioni,. procedente de fa casa Rangone, y en Venecia los inapreciables manus-
critos det Dogo Marco Foscarini; encontramos entre ellos los planes del propie-
tario para la continuacién de su obra literaria, crénicas italianas de las que no se
halla huelia alguna en otra parte. También se enriquecié aquella biblioteca con.
una densa coleccidn de manuscritos histérico-politicos procedentes de los pape-
les del principe Eugenio, que este excelente estadista habia reunido con gran
perspicacia, Se hojea el catdlogo com dvida esperanza: jqué alegria, ante la inse-
Suridad que ofrece la mayoria de las obras impresas de historia moderna, tropezar
con tanto testimonio inédito! ;Todo un porvenir de trabajo para el estudioso!
78 PROLoco
Y, no obstante, unos pocos pasos mds alld, Viena nos ofrece todavia sorpresas
mayores, El archivo imperial contiene, como es facil presumir, los documentos
mds importantes y fidedignos en lo que se refiere a la historia alemana en gene
ral, y también a la historia italiana. Después de varios avatares la mayor parte
de los archivos venecianos ha vuelto a Venecia, pero una cantidad no insigni-
ficante de documentos venecianos se encuentra todavia en Viena: despachos
originales 0 su copia; extractos de los mismos para el servicio politico, conocidos
con el nombre de “rubricarias”; relaciones, no pocas veces en ejemplar tinico, de
gran valor; registros oficiales de las autoridades; crénicas y diarics. Las noticias
que ofrecemos sobre Gregorio XHI y Sixto V proceden en su mayor parte del
archivo de Viena. Nunca ensalzaré bastante la liberalidad con que se me ha
permitida el acceso a él.
Seria ésta ocasidn de agradecer en detalle las muchas ayudas que se me
han dispensado lo mismo en casa que fuera, Sin embargo, para hacerlo siento
cierto reparo, no sé si con razin. Tendria que citar demasiados nombres y entre
ellos algunos muy importantes: mi agradecimiento cobraria asi cierto aire de
vanagloria y un trabajo que tiene todos los motivos para presentarse con modes
tia se revestiria de una aureola que tto le iria muy bien.
Después de Viena mi intencidn se encamind preferentemente a Venecia
ya Roma,
En Venecia las grandes familias tenian la costumbre, casi todas, de insta-
lar junto a la biblioteca un gabinete de manuscritos. Es natural que se refieran
con preferencia a cuestiones tocantes a la Reptiblica: relatan la participacién que
la casa ha tenido en los asuntos piblicos y se conservaban como dacumentos
familiares para instruccién de las nttevas generaciones. Te estas colecciones pri-
vadas se conservan todavia algunas, a las que me fud permitido el acceso. Mu-
chas mds se perdieron en la catdstrofe del aito 1797 y a partir de entonces, Si se
ha conservado mds de lo que era de presumir, se lo debemos a ios bibliotecarios
de San Marco, que en el naufragio general procuraron salvar fodo lo que per-
mitian las posibilidades del Instituto. De hecho,*esta biblioteca conserva un
respetable tesoro de manuscritos, imprescindibles para la historia interna de la
ciudad y del Estado y de importancia, sin duda, para la historia europes. Pero
no hay que cifrar demasiadas esperanzas. Se irata de un haber relativamente
nuevo, surgido accidentalmente de colecciones privadas, sin que domine ningiin
plan de conjunto. No tiene conparacidn con las riquezas del archivo miblico, tal
como estd organizado hoy en dia. En ocasién de una investigacién acerca de la
conjuracién del atta 1618 describi ya el archivo veneciano y no es menester que
me repita. Por lo que se refiere a la parte romana tenia que apoyarme sobre
todo en las relaciones de los embajadares que volvian de Roma. Pero deseaha
poder utilizar también otras colecciones, porque no es posible evitar las lagunas
¥ este archivo, a fuerza de tantos traslados, ha padecido algunas pérdidas. Pude
juntar cuarenta y ocho relaciones acerca de Roma: la ms antigua, del avio 1500:
dieciséis del siglo xv1; veintinueve del xv --tna serie casi completa, con sdlo
algunas interrupciones—; ocho del xvu1, muy instructivas. En la mayoria de
los casos pude utilizar el original. Contienen una gran cantidad de noticias inte-PROLOGO 9
resantes, trasiego de una vision directa, que parecian perdidas con la vida de los
coeténeos, y fueron las que me dieron la idea y el dnimo para wna exposicién
de largo alcance.
Para su corroboracion y antpliacion sélo en Roma, come es natural, podrian
encontrarse los medios.
2Era de esperar que se permitiera la libre entrada, para descubrir los se-
cretos del Papado, a un extranjero que, ademds, tenia religidn diferente? Acasa
la presuncién favorable no era tan infundada, pues ninguna investigacion
puede sacar a flote algo peor de lo admitido ya sin base y que el mtndo consi-
dera, sin mds, como verdadero. Sin embargo, no puedo alardear de que las
cosas sucedieran como yo esperaba. He tomado noticia de los tesoros del Vati-
cano y ttilizado, para mis fines, toda una serie de voltimenes, pero la libertad
que yo deseaba en modo alguno me fué concedida, Afortunadamenie, se me
abrieron otras colecciones que permitian wna informacién, si no completa, por
lo menos auténtica y suficiente. En los tiempos del apogeo de la aristocracia
—principalmente en el siglo xvu— en toda Europa las familias de rango que
intervenian en los negocios piblicos conservaron también una parte de la docu-
mentacion. Acaso en ninguna parte al grado que en Roma. Los familiares det
Papa, que siempre dispusieron del poder, legaron a las casas principescas que
ellos fundaron una gran parte de los documentos piblicos que cayeron en sus
manos en el periodo de su administracién. Esto formaba parte del haber de una
familia. En us palacios gue erigieron, por lo general en las habitaciones de arri-
ba, habia siempre unas salas reservadas para libros y manuscritos, que solian
ser Henadas dignamente coma lo habian hecho los attepasados. Las colecciones
privadas, en este caso, son, en cierto respecto, colecciones ptiblices, y el archivo
del Estado se dispersa, sin extraneza de nadie, en las casas de fas diferentes
grandes familias que tuvieron intervencién en los negocios. Asi como el exce-
dente del patrimonio pitblico enriquecié a los linajes papales, y la geleria vati-
cana, aunque excelente por su seleccién de obras maestras, no puede competir, sin
embargo, en riqueza ¢ importancia historica, con algunas gulerias privadas, como
Ja Borghese y la Doria, asi también los manuscritos conservados en los palacios
Barberini, Chigi, Abieri, Mbani, Corsini sesulian de inestimable valor pora fa
historia det Papado, del Estado papal y de la Iglesia. Establecide no hace mucho
cL archivo piblico, es importante en cuanto a la Edad Media por su coleccién dv
“vegestos”; seguramente, uma parte de la historia de ese tiempo se esconde aqui
para ser descubierta, pero, en lo que a mi se me alcanza, creo que no aportaré
gran cosa para la época moderna. Este archivo, si no he sido enganado, resulta
insignificante ante Iq riqueza de las colecciones privadas, Como es de suponer,
cada una de ellas abarca en especial el periodo en que gobernd el Papa de lu
familia respective; pero como los familiares signieron desempefondo un pepel
importante, y como ocurre que cualquiera se empefia en continnar y completar
una coleccidn ya iniciada y esa tarea no resultaba muy dificil en Romd, donde
se habia originado un comercio literario de manuscritos, ninguno de los archi-
vos privados deja de poseer noticias preciosas de tiempos anteriores y posteriores,
La ids rica de estas colecciones —a consecnencia de herencias importantes tam10 PROLOGO
bién en este respecto— es la Barberiniana; la Corsiniana, desde un principio, se
organizd con el mejor criterio de amplitud y seleccién. Tuve la suerte de poder
utilizar estas dos colecciones y otras de menor importancia, en ocasiones con
absoluta libertad. Pude cazar todo un botin insospechado de materiales seguros
y pertinentes. Correspondencia de las munciaturas, con las instrucciones que les
acompanan, relaciones, descripciones vivas de varios Papas, tanto menos preca-
vidas cuanto que no se escribieron pensando en el piblico; descripciones
también de cardenales de nota, diarios oficiales y privados, explicaciones de
acontecimientos y circunstancias, vistobuenos, consejos, informaciones sobre la
administracién de las provincias, sobre su comercio e industria, cuadros estadisti-
cos, presupuestos de gastos e ingresos. En su mayor parte documentos descomoci-
dos, redactados por hombres que poseian un conocimiento vivo del tema y tan
dignos de confianza que, si bien no dispensan del examen y la critica analitica,
nos ganan como sélo pueden hacerlo los testimanios de coetancos bien enterados.
Entre estos documentos, el mds antiguo, utilizado por mt, se refiere a la conjure
cidn de los Porcari contra Nicolds V; sobre el siglo xv cayeron en mis manos otros
pocos; en el siglo xv1 los testimonios se van haciendo mds densos y numerosos
@ cada paso; a todo Io largo del xv, época en la cual tan poco conocemos de
seguro sobre Roma, nos acompanan informaciones tanto mas preciadas; por el
contrario, disminuyen en cantidad y en valor a partir del xvut. El Estado y la
corte habian decaido también de su rango. Pienso examinar con detalle estos
documentos romanos y venecianos con propdsito de recoger todo lo que todavia
me parezca interesante y que cn el curso de la presente historia he tenido inne-
cesariamente que sacrificar. Porque, dada la masa enorme del material que se
presenta a los ojos en tantas hojas escritas o impresas, se le imponen al relato
forzosas limitaciones
Un italiano, un romano o un catélico seguramente abordarian el asunto
de otra manera. Su veneracién o, acaso, tal como estan las cosas °y la actualidad,
su odio teniria la exposicidn, sin duda alguna, de colores brillantes y, en muchos
pasajes, podria ser mds circunsianciado, mas eclesidtico, mas local. Un protes-
tante, un alemdn del Norte, mal podria competir con ellos. Mantiene una acti-
tud de indiferencia frente al poder papal y tiene que renunciar de antemano
al calor que la simpatia o el odio pudieran prestar al relato y que servirlan acaso
para impresionar al pitblico europeo. También en lo que se refiere a este 0 aquel
detalle eclesidstico o canénico nus encontramos bastante distantes. Pero, en com
pensacién, se nos ofrecen otros puntos de vista que, si no me equivoco, pueden
pretender un cardcter histérico mds puro. ;Qué es, ciertamente, lo que en la
actualidad puede prestar interés al poder papal? No relacién alguna con nos-
otros, ya que no ejerce ninguna influencia importante; tampoco preocupacion
de nuestra parte, ya que los tiempos en que algo podiamos iemer han pasado y
nos sentimos seguros.! Sdlo puede interesarnos su desarrollo histdtico y ste acid
1 Esto fué Jo que escribf el afta de 1834, en una época en que reinaba, o al menos pareeia
reinar, la paz entre Roma y Alemania, ‘logo aqui reproducido, ¢ incluso tal vez el libro
mismo, contiene la expresién del ambiente & esta época. Pero, jcufnto ha cambiado todo desde
entoncest Al preparar, cuarenta afios después de su aparicién primera, la sexta ediciin, ine
encuentro con que la fucha, cahnada entonges, ha estallado de nuevo en Hamas. Huelga decir quePROLOGO. lt
sobre la historia universal. El poder papal no ha sido tan inmutable como se
pretende, Si prescindimos de los principios que condicionan su existencia y a
los que no puede renunctar so pena de hundirse, ha sido removido interna-
mente en no menor grado que otro poder cualquiera por los avatares que ha
sufrido la humanidad europea. Lo mismo que hax cambiado los aconteceres
de la historia y una nacién % otra ha ejercido el predominio y se ha movido la
vida toda, asi también el poder papal, sus maximas, sus empefios, sus pretensio-
nes han experimentado metamorfosis esenciales y, sobre todo, su influencia ha
sido afectada por los mayores cambios. Si seguimos siglos arriba la pauta de tan-
tos nombres ilustres, desde Pio 1, en ek 11, hasta nuesifos contemporaneos Pio VII
y Pio VU, recibimos de pronto la impresién de una continuidad ininterrum-
pida. Pero no hay que dejarse engaftar; en realidad, los Papas de las diferentes
épocas se diferencian no menos que las dinastias de un reino. Para nosotros, que
nos hallamos al margen, la observacién de estos cambios ofrece ef maximo inte-
rés, En ellos vemos una porcidn de la historia general, del total desarrollo uni-
versal. No sélo en los periodos de predominio indiscutible sino, y acaso de
manera mds marcada, crendo fuerzas contrarias actian, como en los tiempos
que pretende abarcar este libro, en esos sighos xvi y XVI, en que contemplamos
al Papado en peligro, pero recobrandose y hasta ganando poder durante algun
tiempo, retrocediendo de nuevo y bordeando una nueva decadencia, tiempos
en que el espirit de las naciones occidentales se ocupa de preferencia en cues-
tiones eclesidsticus y en que ese poder, abandonado y atacado por algunos, sos-
tenido y defendido con renovado ardor por otros, se afirma indiscutiblemente
con significacién universal. Este es el punto de vista requerido por muestra situa-
ciém y en el que este libro trata de colocarse.
Comienzo recordando la situacién del poder papal a comienzos del si-
glo xvi y en el curso de los acontecimientos que Mevaron a esta situacidn.
a por eso se ha cambiado ni una tilde en el libro, pero no me ¢s posible ocultar tampoco que ha
empezado una nueva ¢poca del Papado. No he podido sino indicsr por medio de rasgos genera-
les el desarrollo de ésta, conservando siempre ¢l punto de vista objetivo que traté de mantener desde
al principio, pero me parecié conveniente ditigie mi atencién hacia el actual pontificada en ese
mismo sentido. Con arteglo a esto no he podido sepetir