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Codigos de Percepcion PDF
Codigos de Percepcion PDF
gráfica y tecnología
lecturas
Código: conjunto de reglas que rigen, en cada caso, diferentes comportamientos o fun-
ciones culturales. En el mismo sentido podemos de hablar de códigos de la percepción
visual y su representación en distintas culturas.
o gráficos, que den la ilusión de lo real, o sea, sustituye a la realidad, a saber, como se pro-
la ilusión de la profundidad o del volumen, la duce la semejanza.
de la luz, el brillo o la opacidad, la del movi-
miento, la de las diferentes texturas de la El criterio de semejanza
materia, la ilusión de la proximidad o la dis-
tancia respecto del ojo, etc. ¿Qué significa que el signo icónico es seme-
Dice Merleau-Ponty: “La pintura quiere ser jante a su objeto? En su tratado de semiótica,
tan convincente como las cosas y pretende H. Eco sostiene que el signo icónico, median-
alcanzamos como ellas: imponiendo a nues- te una transformación de los estímulos visua-
tros sentidos un espectáculo irrecusable. En les producidos por el fenómeno físico, desen-
principio ella se remite al aparato de la per- cadena un efecto perceptivo semejante.
cepción, considerado como un medio natural
y dado de comunicación entre los hombres”. ¿En qué consiste una transformación? En un
¿Acaso no tenemos todos ojos que funcio- proceso por el cual una convención gráfica
nan más o menos todos de la misma manera? permite transformar sobre el papel una con-
Y si el pintor supo descubrir signos suficientes vención perceptiva o conceptual. Por ende,
de la profundidad y del terciopelo ¿no tendre- también para Eco intervienen los tres niveles
mos todos, mirando el cuadro, el mismo de codificación que, según hemos señalado,
espectáculo que rivaliza con la naturaleza?,` se entrelazan en la representación: el percep-
Resumiendo, el problema del realismo es tual, el gráfico y el conceptual.
ofrecer una imagen no tanto clara como con- Aquello que se reproduce son elementos
vincente. Para eso debe atender más a lo que existentes en el modelo pero en tanto acepta-
las cosas parecen que a lo que son. La repre- dos de antemano por la convención y como tal
sentación naturalista sacrifica la imagen, el codificados. O sea que el criterio de semejan-
esquema inmutable de las cosas que aspiraba za está basado, en cada caso de reproduc-
el arte arcaico, para codificar su apariencia en ción icónica, sobre reglas precisas que selec-
el tiempo, en tal momento de luz y de sombra. cionan ciertos aspectos y eliminan otros.
Con otros términos: no se preocupa por el QUE
de las cosas sino por su COMO. La imagen Pero entonces ¿a que remite la convención?
realista no codifica una idea de lo real, supues- Lo que cuenta, responde Eco, no es la rela-
ta esencia, sino su apariencia; debe crear una ción entre imagen y objeto sino entre imagen
ilusión que se parezca al máximo a su objeto, y contenido cultural atribuido al objeto. Las
una ILUSIÓN que, en el límite, se le asemeje transformaciones son reglas que establecen
hasta el punto de valer como sustituto. la correspondencia entre ese contenido cultu-
Pero, por paradoja de su propio efecto per- ralmente determinado y la convención gráfica
suasivo, la imagen realista, la ilusión más perfec- que, en cada caso, traduce ese contenido.
ta de la semejanza, termina por negarse como El sentido último de la convención es pau-
artificio ilusionista y se impone como modo de tado por la cultura, de allí que la semejanza
representación de la verdad de las cosas. sea un resultado cultural y no un efecto natu-
En vez de comprenderse a sí mismo como ral. La semejanza debe ser aprendida.
un código culturalmente privilegiado, el realis- Desde una postura nominalista, Nelson
mo se convierte en el modo “natural” de repre- Goodman dirá lo mismo: la semejanza no es
sentar, o sea el único que nos entrega lo visi- criterio de las prácticas representacionales
ble en su verdad, más allá de la arbitrariedad sino producto de las mismas.
de las convenciones. Y lo explica así: en todos los casos, la lec-
Por tanto, cabe hacer una doble considera- tura de una imagen, sea realista o no, necesi-
ción a su respecto: criticarlo como modo ta el conocimiento de su clave. Para leer imá-
“natural” de representación y justificarlo como genes no habituales se requiere una clave
código privilegiado para nuestra cultura. explícita. Ante una imagen realista, en cam-
Para ello es preciso detectar cómo se pro- bio, manejamos una clave implícita: el hábito y
duce esa ilusión por la cual la representación la práctica han vuelto los símbolos tan trans-
Diseño de comunicación
gráfica y tecnología
objeto sino la misma realidad del objeto y, por del objeto que se manifiesta en ella, pero
ende, del sujeto mismo. también lo que una conciencia estructural-
En suma: toda cultura crítica que conmue- mente delirante produce, proyecta o desplaza
ve a nuestro concepto tradicional, ver, cono- en el objeto.
cer o representar, afecta de rebote a nuestro ¿Debemos abandonar entonces cualquier
concepto de realidad. El examen del discurso esfuerzo por alcanzar una percepción y una
humano, sea el de las ideas, el de las imáge- representación fiables, léase “objetivas”?
nes o el de las palabras, es también una exa- ¿Acaso sólo queda la salida del relativismo y
men de los parámetros que enmarcan lo real del escepticismo?
en tanto referente. La antigua utopía de lograr una objetividad
Y, más aún, preguntarnos por lo “irreal”, a en la percepción y representación que borra-
saber, lo imaginario y sus relaciones con la ra al sujeto, quizás deba sustituirse por otra
realidad. La dimensión imaginaria (lo que no más acorde con nuestra época, una utopía
es) entronca con el deseo y con la utopía que otorgue espacio a los dos al tiempo que
pero, después de Freud, ya sabemos que los desabsolutiza. Se trataría, en este caso,
habita en medio de lo que es, se infiltra sub- de una finalidad que aspira a instaurar un
versivamente en las cosas adhiriendo a su nuevo modo de percibir y de representar. Un
realidad. modo que postula no la unificación sino la
Lo imaginario no es sólo una secreción del multiplicación de los marcos de referencia -
arte, del sueño o de la locura sino también del subjetivos, sociales, culturales, históricos- a
principio o criterio de realidad socialmente ins- fin de evitar el empobrecimiento tanto del
tituido en tanto define, en cada caso, lo real. objeto como del sujeto, a fin de preservar su
Por eso dice Michael Duffrene “que lo ima- apertura potencial contra el dominio de
ginario también actúa en el rechazo y en la esquemas demasiado restringidos por el pre-
represión de lo imaginario, en el cura que juicio, por la costumbre o por la represión.
quema a la bruja, en el reaccionario que Porque para ver o representar mejor tan
denuncia al izquierdista, aunque no se trata necesario es someterse a esquemas como
del mismo imaginario, sino de un imaginario librarse de ellos, aceptar los códigos como
que bloquea en vez de abrir...”. cuestionarlos.
Y concluye que, en suma, imaginar es una
función, un poder alimentado: a) por el deseo
mismo, en tanto produce fantasmas; b) por el
mundo, en tanto capta la imagen de los signos Schnaith, N., Los códigos de la percepción del
que la suscitan o la fijan. saber y de la representación de una cultura visual.
Toda imagen, sea percibida o representa- Tipográfica, Volumen 4, Editorial Ediciones de
da, supone mayor o menor grado, el aparecer Diseño, Bs. As., abril de 1988, pp. 27-29. 1988