El glucógeno es un polisacárido de la célula animal, que se encuentra en el hígado
(10%) y músculos (2%). La estructura del glucógeno y los polisacáridos similares se puede describir como una ramificación en forma de abanico de moléculas de gucopiranosa, por medio de enlaces 1-6 en los puntos de ramificación. Presenta ramificaciones cada 8-12 glucosas con una cadena muy larga (hasta 300.000 glucosas). Se requiere dos enzimas para su hidrólisis (Glucogenofosforilasa) y alfa (1- 6) glucosidasas, dando lugar a unidades de glucosa. Dado que los seres vivos requieren una parte constante de energía, una parte importante de metabolismo de los azucares está relacionado con los procesos de formación de almidón y glucógeno y su posterior degradación, Bohinski, 1991. La importancia de que el glucógeno sea una molécula tan ramificada es debido a que:
La ramificación aumenta su solubilidad.
•La ramificación permite la abundancia de residuos de glucosa no reductores que van a ser los lugares de unión de las enzimas glucógeno fosforilasa y glucógenosintetasa, es decir, las ramificaciones facilitan tanto la velocidad de síntesis como la de degradación del glucógeno.
El glucógeno por medio de distintos procesos se convierte en ATP que es la forma de
energía más básica. Si el proceso requiere de gran cantidad de energía se realizara por la glucólisis y parte se convertirá en ácido láctico, para este proceso no hace falta oxígeno. Por el contrario si el proceso es menos intenso el glucógeno o glucosa pasara por el ciclo Krebs y será necesaria la utilización del oxígeno, esto es lo denominado ejercicio aeróbico, Mathews, 2002. Gracias a la capacidad de almacenamiento de glucógeno, se reducen al máximo los cambios de presión osmótica que la glucosa libre podría ocasionar tanto en el interior de la célula como en el medio extracelular.