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Jesús Acosta
1. ¿Para qué son los EE? Los EE son para favorecer, impulsar, profundizar, consolidar la fe, la
esperanza y el amor. Son para ser más y mejores cristianos. Son para vivir de manera más
consciente, responsable, plena, amorosa y libre nuestra identidad cristiana. Los EE son un
instrumento para centrar nuestra vida en Dios, de liberarnos de todo aquello que nos impide
vivir lo más plena y felizmente posible. San Ignacio lo dice así: “Ejercicios Espirituales para
vencer a sí mismo y ordenar su vida, sin determinarse por afección alguna que desordenada
sea” 21. Leer y meditar Rom 12,1-18.
2. Actitudes básicas para “entrar” a los EE: Ignacio dice en la anotación 5: “... al que recibe los
ejercicios, mucho aprovecha entrar en ellos con grande ánimo y liberalidad con su Criador y
Señor, ofreciéndole todo su querer y libertad, para que su divina majestad, así de su persona
como de todo lo que tiene se sirva conforme a su santísima voluntad”. Y si la voluntad de Dios
es que tengamos vida en abundancia (Jn 10,10), entonces podremos entrar a los EE:
En confianza: confiar en Dios, pues Él no quiere nada malo para nosotros. Confiar en
nosotros, pues estamos dotados de todo lo necesario para vivir plenamente. Confiar en los
EE, pues son un buen recurso para vivir mejor nuestra vida, nuestra fe.
En apertura: apertura que nos facilita el diálogo con Dios, con nosotros mismos, con los
demás y con la realidad que nos rodea.
En búsqueda: puesto que siempre tenemos la posibilidad de encontrar mejores caminos,
medios, formas de ser cristianos.
En disposición a compartir: todo lo que soy y tengo, así como Dios comparte conmigo todo
lo que es y tiene. Compartir que posibilita un enriquecimiento mutuo.
Consciente de la historia: los EE no son para evadir la realidad, sino para vivirla desde el
Espíritu de Jesús. No se trata de abandonar la historia, sino de iluminarla con el amor de
Dios. Son tres historias que debemos tener muy presentes, entrelazarlas y dialogarlas: la
personal, la de Jesús y la del pueblo. Esta es la materia prima de los EE.
Estas actitudes hay que pedirlas y trabajarlas, son don y tarea. Les sugiero que lean y
mediten Ef 3,16-20; Heb 4,12-16; Salmo 27(28).
3. Finalmente, creo que las siguientes preguntas pueden ayudarnos a entrar a los EE:
a) ¿Qué busco en estos EE? Leer y meditar Jn 1,35-39
b) ¿Qué deseo de estos EE? Leer Mt 20, 29-34
c) ¿A qué le temo (resistencias, bloqueos, “ruidos”)?
Los números entre corchetes se refieren a la numeración del libro de los EE.
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Oración preparatoria
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PRINCIPIO Y FUNDAMENTO (1): Yo hija de Dios, amada incondicionalmente por él.
1. Ambientación: salmo 139 o 1Jn 4,9-10 (Tal Jesús: 7,22,23,28,105). O leer “Y dijo Dios”
2. Oración preparatoria: pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones,
acciones, pensamientos, toda mi vida la dirija a su servicio y alabanza.
3. Traer la historia: recordar y revivir la experiencia más próxima de ser amada por alguien, por
Dios.
5. Puntos:
Dios me tiene grabada en la palma de sus manos Is 49,13-16
6. Coloquio.
7. Examen.
¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos?
¿Qué luces sentiste?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración?
1. Ambientación: Ef 1,1-14
3. Traer la historia: recordar y revivir las experiencias donde me he sentido impulsada por Dios a
vivir libre y plena... o ver como impulsa a otros a vivir esta plenitud.
4. Fruto: experimentar el gran amor de Dios que me salva y me libera ; la gracia de recibir ese
amor y de poner todo mi ser al servicio de ese proyecto salvífico de Dios.
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5. Puntos:
Recorre la historia de salvación del pueblo de Israel
a) Dios forma un pueblo en Abraham Gén 12,1-15
b) Dios hace una Alianza eterna Gén 171-8
c) Dios se muestra sensible al sufrimiento de su pueblo Ex 3,7-12
d) Dios actúa en favor de su pueblo para liberarlo Ex 13,3-14
e) A través de los profetas muestra su fidelidad a la Alianza Is 65,17-25
f) Esta Alianza encuentra su plena realización en Jesús Jer 31,31-34
6. Coloquio:
7. Examen.
¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos?
¿Qué luces sentiste?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración?
1. Ambientación: lo que les ayude de las ya usadas. Lectura pausada, al ritmo de la respiración de
Efesios 1,1-14. O leer “Amor” y “religión”
3. Traer la historia: recordar y revivir alguna(s) experiencia(s) donde he sido generosa(o), donde
he podido amar desinteresadamente, donde he sido compartida, servicial por amor.
5. Puntos:
Meditar sobre los momentos o etapas de mi vida en donde he sido generoso, solidario,
servicial, entregado a mi compromiso como cristiano, donde he sido fiel al mandamiento del
amor. ¿Cómo me siento cuando vivo así? ¿Cómo experimento a Dios en esos momentos?
¿Siento que Dios es quien me impulsa y sostiene para vivir amorosamente la vida? Leer y
meditar el texto de 1Juan 4,9-13.
Atención: no se trata de evaluar, sino de constatar y gozar esos momentos de tu vida en
los que he vivido el mandamiento del amor. Si viene alguna tentación de ver las deficiencias,
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los errores, lo mucho que te falta para vivir más plenamente el amor, no le hagas mucho
caso, anótalo en tu cuaderno y más adelante tendrás tiempo para trabajarlo.
Lectura meditada del texto del Principio y Fundamento de San Ignacio. Leer pausadamente
el texto y darme cuenta de lo que me hace sentir. ¿Qué me gusta del texto? ¿con qué parte
me identifico más, por qué? ¿qué me inspira?... ¿cómo de hecho he vivido la actitud del
tanto cuanto, la actitud de indiferencia y la actitud del más?
Leer y meditar el texto de Romanos 8,28-39. ¿qué siento ante este amor tan fiel de Dios
por mí? ¿a qué me impulsa?
Formular con mis propias palabras mi Principio y Fundamento (sugiero que lo escribas).
7. Examen.
¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos?
¿Qué luces sentiste?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración?
1. Ambientación: Busca un lugar agradable que te ayude a concentrarte a estar a gusto para tu
rato de oración. Acomódate, relájate, respira suavemente, ya haz la siguiente oración.
2. Oración de preparación: te pido la gracia, Dios de la vida, de que todas mis intenciones,
acciones, pensamientos, toda mi vida la dirija plenamente en el amor a ti, a mis herman@s y a
mi mism@.
3. Traer la historia: recordar y revivir la experiencia más próxima de ser amad@ por alguien,
por Dios. La experiencia de ser respetad@, apoyad@, escuchad@, apreciad@, valorad@, etc.
Gozarla nuevamente, y después continua con la oración.
4. Fruto: te pido Dios Bueno que en este rato de oración tenga una profunda experiencia de tu
paternidad-maternidad amorosa; que sienta tu amor por mí. Y ayúdame a conocerme mejor, a
valorarme y quererme más.
5. Puntos:
Su amig@: Jn 15,14-15: “Ustedes son mis amig@s si cumplen los que les mando. Ya no les diré
servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Les digo amigos, porque les he dado a conocer
todo lo que aprendí del Padre.”
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Recuerda algún regalo de Jesús, que te habla de su amor por ti, a través del
cual demuestra que eres su amig@.
Luz del mundo y sal de la tierra: Mateo 5,13-16: “Ustedes son la sal de la tierra. Y si la sal se
vuelve desabrida, ¿con qué se le puede devolver el sabor? Ya no sirve para nada sino para echarla a la
basura o para que la pise la gente. Ustedes son la luz para el mundo... No se enciende una lámpara para
esconderla... sino para ponerla en un candelero a fin de que alumbre a todos los de la casa.”
¿Cuáles son tus mejores cualidades que son luz y sal para el mundo?
7. Examen
PRINCIPIO Y FUNDAMENTO
El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y mediante esto salvar
su alma; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son creadas para el hombre, y para que le ayuden en la
prosecución del fin para que es creado. De donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar de ellas, cuanto le
ayudan para su fin, y tanto debe quitarse de ellas, cuanto para ello le impiden. Por lo tanto es necesario hacernos
indiferentes a todas las cosas creadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le
está prohibido; en tal manera que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza,
honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente, en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo
lo que más conduce para el fin que somos creados.
Todos los seres humanos somos creados por Dios para ser felices, amando y
siendo amados, creciendo y realizándonos como personas, en el respeto y la
complementariedad, a semejanza de la Trinidad Divina.
Para poder lograrlo debemos fiarnos de Dios, nuestro creador, que nos ama y es el único que conoce lo
que realmente necesitamos para alcanzar esa felicidad.
Todas las demás cosas: las maravillas del universo, la tierra, nuestros países,
nuestro trabajo, nuestra familia, las estructuras sociales y los gobiernos, son creadas
para que nos ayuden a conseguir nuestra felicidad.
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De donde se sigue que debemos estar dispuestos a aceptar cualquier cosa de nuestra realidad, en la
medida en que nos ayude a todos a lograr nuestro fin; y a rechazarla, en la medida en que no nos ayude a lograr
nuestro fin. Y sólo Dios, nuestro Creador, conoce esa medida.
Para lo cual es necesario “hacernos indiferentes”, o sea, objetivos e imparciales, interiormente libres,
ante todas las cosas, de manera que no nos esclavicen, y podamos, por consiguiente, fiándonos de Dios, desear y
elegir lo que más nos ayude a crecer en nuestra personalidad y poder así alcanzar la felicidad a la que somos
llamados, según su proyecto.
AMOR
“Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para salir a buscarlo”.
“Permiso denegado”, replicó el oficial. “No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que
probablemente ha muerto”.
El soldado, haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó mortalmente
herido, transportando el cadáver de su amigo.
El oficial estaba furioso: “¡Ya le dije yo que había muerto! ¡Ahora he perdido a dos hombres! Dígame,
¿merecía la pena salir allá para traer un cadáver?”
Y el soldado, moribundo, respondió: “¡Claro que sí, señor! Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y
pudo decirme: Juan... estaba seguro de que vendrías”.
+ + + + + + +
Una niña estaba muriendo de una enfermedad de la que su hermano, de dieciocho años, había logrado
recuperarse tiempo atrás.
El médico dijo al muchacho: “Sólo una transfusión de tu sangre puede salvar la vida de tu hermana.
¿Estas dispuesto a dársela?”.
Los ojos del muchacho reflejaron verdadero pavor. Dudó por unos instantes, y finalmente dijo: “De
acuerdo, doctor; lo haré”.
Una hora después de realizada la transfusión, el muchacho preguntó indeciso: “Dígame, doctor, ¿cuándo
voy a morir?” Sólo entonces comprendió el doctor el momentáneo pavor que había detectado en los ojos del
muchacho: creía que, al dar su sangre, iba también a dar la vida por su hermana.
DIOS PADRE/MADRE,
GRACIAS PORQUE ME HAS HECHO A TU IMAGEN Y SEMEJANZA. MUÉSTRAME MI
VERDAD, APRENDIENDO A VERME CON TUS PROPIOS OJOS. CREO QUE TIENES
HERMOSOS PROYECTOS PARA CADA UNO DE NOSOTR@S Y QUE, CON TU AYUDA,
SOMOS CAPACES DE CUMPLIRLOS.
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ME DAS UN CORAZÓN PARA AMAR A SEMEJANZA TUYA, LLENA DE DESEOS Y
ENERGÍAS, INSACIABLE HASTA LLEGAR A TI.
ME PONES COMO TAREA DESARROLLAR TODOS TUS DONES DE FORMA QUE CADA
VEZ ME PAREZCA MÁS A TI.
ORACIÓN
Señor, tú me conoces. Acá me tienes, en tu presencia, tal cual soy, con mis defectos y mis
cualidades.
Siento que has sembrado dentro de mi propia tierra semillas fecundas.
Sé que estás a mi puerta llamándome. Quieres entrar en mí casa para limpiarla y
arreglarla.
Sé también que me has hecho para ti, y mi corazón no descansará hasta llegar a ti.
Quiero prepararme en serio para que puedas realizar en mí todos esos lindos sueños que
tienes sobre mí.
Concédeme mucho ánimo y generosidad al adentrarme en esta aventura de los Ejercicios
Ignacianos.
Sé que el camino es largo y difícil. Pero sé también que eres tú mismo el que me llamas, el
que me acompañarás a lo largo de todo el camino y el que me esperas al final de él.
En tu nombre, pues, echaré las redes…, ofreciéndote todo mi querer y libertad.
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Quisiera callarme, Señor y esperarte.
Quisiera callarme, para que comprenda
lo que sucede en tu mundo.
Quisiera callarme, para estar junto a las cosas,
junto a todas tus criaturas y oír tu voz.
Quisiera callarme, para reconocer tu voz
entre otras muchas.
"Cuando todas las cosas estaban en medio del silencio,
vino desde el trono divino,
oh Señor, tu palabra todopoderosa".
Quisiera callarme y sorprenderme
de que tú tienes una palabra para mí.
Señor, no soy digno de que tú vengas a mí,
pero di sólo una palabra,
y mi vida quedará transformada
(Jorg Zink)
RELIGIÓN
Dos hermanos, el uno soltero y el otro casado, poseían una granja cuyo fértil suelo producía abundante
grano, que los dos hermanos se repartían a partes iguales.
Al principio todo iba perfectamente. Pero llego un momento en que el hermano casado empezó a
despertarse sobresaltado todas las noches, pensando: “No es justo. Mi hermano no está casado y se lleva la mitad
de la cosecha; pero yo tengo mujer y cinco hijos, de modo que en mi ancianidad tendré todo cuanto necesite.
¿Quién cuidará de mi pobre hermano cuando sea viejo? Necesita ahorrar para el futuro mucho más de lo que
actualmente ahorra, porque su necesidad es, evidentemente, mayor que la mía”.
También el hermano soltero comenzó a despertarse por las noches y a decirse a sí mismo: “Esto es una
injusticia. Mi hermano tiene mujer y cinco hijos y se lleva la mitad de la cosecha. Pero yo no tengo que mantener
a nadie más que a mí mismo. ¿Es justo, acaso, que mi pobre hermano, cuya necesidad es mayor que la mía,
reciba lo mismo que yo?”.
Muchos años más tarde, cuando ya habían muerto los dos, el hecho se divulgó. Y cuando los ciudadanos
decidieron erigir un templo, escogieron para ello el lugar en el que ambos hermanos se habían encontrado,
porque no creían que hubiera en todo la ciudad un lugar más santo que aquél.
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sino entre quienes aman y quienes no aman.
Y DIJO DIOS:
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INTRODUCCIÓN A LA PRIMERA SEMANA DE LOS EE
Lo primero que propone San Ignacio es tener un encuentro con lo único que nos pueda dar sustento
sólido para nuestra vida: el amor de Dios. El Principio y Fundamento nos pone de lleno en la dinámica del amor
y la vida plena. Es el amor el sentido, el principio y fundamento de toda nuestra vida “El amor no consiste en
que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como víctima por
nuestros pecados.” (1Jn 4,10). Nuestra respuesta amorosa, libre, generosa es el otro elemento que complementa
al principio y fundamento, también lo expresa muy acertadamente San Juan: “Hermanos queridos, si Dios nos
amó así, también nosotros debemos amarnos.” (1Jn 4,11). Desde esta dinámica de amor, todo puede ser vivido
con plenitud y sentido: alegrías y tristezas; logros y derrotas; paz y conflictos; felicidad y dolor; luz y oscuridad.
El Principio y Fundamento no sólo es la mejor manera de entrar a los EE, sino que es también la mejor
manera de vivir toda la vida. San Ignacio inicia pues, los EE, con el principio del absoluto: el amor de Dios que
da vida plena (Jn 10,10).
San Ignacio propone, después de nutrirnos del amor de Dios en el Principio y Fundamento, que
meditemos sobre el pecado. Es muy importante notar que Ignacio nos prepara muy bien para llegar a esta
“primera semana”. No hay mejor forma de meditar sobre nuestro pecado que desde los ojos de Dios, que es amor
incondicional y misericordia absoluta. Por eso no se trata que nos desgarremos, que nos sintamos basura,
indignos de Dios; se trata sí, de reconocer mi pecado, avergonzarme por él, arrepentirme; conocerlo bien para
irlo venciendo (desde el amor de Dios y desde nuestro amor); y, lo fundamental, aceptar el perdón de Dios,
dejarme querer por él, la gracia de experimentar profundamente el amor de Dios.
La estrategia de Dios para vencer al pecado es el amor, no hay otro modo de superar nuestras
debilidades, nuestras limitaciones, nuestro pecado. Por esto la meditación del pecado se debe hacer desde esta
tierna e invitante mirada de Dios. Sentirnos plenamente liberados por el amor de Dios, él ya dio su vida para
asegurarnos esa plenitud. Pero también esta meditación es un llamado al realismo. No podemos negar que existe
nuestro pecado y en el pecado del mundo, sus consecuencias son fatales: hambre, odio, guerra, injusticia, muerte.
Quien niega esto o es ingenuo o insensible o cómplice. Ubicar el pecado, para conocer cómo actúa en mí, me
posibilitará encontrar, inteligentemente, los modos concretos para vencerlo, transformarlo en bien... En este
sentido Dios no es “un barco”, él seguirá insistiendo que demos lo mejor, siempre más, un más que nos llevará a
vivir en abundancia (Jn 10,10); no se queda tranquilo viéndonos sufrir por nuestro pecado, él seguirá metiendo
su mano para impulsarnos, iluminarnos...
La meditación del pecado es el principio de realidad, muy necesaria para vivir la vida con los pies en
la tierra, para vivir una espiritualidad no angelical, sino madura y consciente.
Insisto, no se trata de desgarrarnos y sentirnos basura. Si hay una tendencia a experimentar esto, luchen
por alejarla, vayan a las meditaciones que hicieron en Principio y Fundamento, pídanle a Dios la gracia de no
incubar en su corazón estos sentimientos. Dirijan sus esfuerzos a vivir una experiencia liberadora desde la
meditación del pecado.
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4. Fruto: Vergüenza y confusión, dolor y lágrimas por mis pecados, pues son ingratitud para con
quien tanto me ama. Conocimiento interno de mi pecado, deseos de enmienda y conversión.
Sentir el amoroso perdón de Dios.
5. Puntos:
a) Hago fuerte mi fe-confianza en el amor con que mi Padre Dios me ha perdonado es
incondicional, gratuito, irreversible y eterno; es un amor plenamente dado en Jesús, capaz
de perdonar la peor infidelidad y capaz de liberarme por completo de mis pecados. Rom
5,6-11
c) Recorro mi historia y medito sobre mis pecados y sus consecuencias. Los más graves,
aquellos en los que caigo más frecuente, hago conciencia de cómo actúan en mí.
Recuerdo y revivo cómo Dios me ha perdonado siempre. Cuando merezco castigo Él me
perdona sin reproche, Dios se alegra cuando acepto su perdón. Lc 15,11-32
6. Coloquio.
Con María, llena de ternura, para que me ponga con su hijo Jesús.
Con Jesús, reencontrarme con él; y para que me lleve con Papá-Mamá Dios.
Con Papá-Mamá Dios; dejarme abrazar por su perdón que me transforma.
7. Examen
¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos?
¿Qué luces sentiste?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración?
1. Ambientación: Sal 16
3. Composición viendo el lugar: observo cómo voy camino al Padre, como la hija pródiga, Él sale a
mi encuentro y me abraza.
4. Fruto: Interno conocimiento de mis pecados para más combatirlos. Experimentar la aceptación
incondicional de Dios por mí.
5. Puntos:
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a) Meditar sobre la manera en que me dejo vencer por el mal espíritu. Revisar mis puntos
débiles, mis afectos desordenados. Todo es BUENO, entonces ¿dónde está la raíz de mi
pecado? Mt 13,24-30
b) Contemplar sobre cómo perdona Jesús, cómo resana la condición humana, cómo me libera y
me ayuda a reconstruirme: Jn 5,1-16 ; Jn 8,1-11 ; Mc 2,1-17 ; Lc 7,36-50
6. Coloquio.
7. Examen
¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos?
¿Qué luces sentiste?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración?
1. Ambientación: Ef 4,17-24
3. Composición viendo el lugar: dialogando con Jesús, mi amigo y hermano, sobre mi futuro, sobre
cómo vivir más plenamente.
4. Fruto: Interno conocimiento de mis afectos desordenados para saber cómo ordenarlos.
Aceptar el perdón de Dios, perdonarme a mí misma para disponerme a corresponder a tan gran
amor de Dios.
5. Puntos:
c) Pasar del hombre viejo al hombre nuevo Rom 6,1-14 ; 1Tes 5,4-11
6. Coloquio.
7. Examen.
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¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos?
¿Qué luces sentiste?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración?
Apoyos 1ª semana
mujer: ¡Eh, tú, forastero¡ No soy la más joven pero sí la más barata!
Jesús buscó una casucha de adobe y piedras negras, donde le dijeron que vivía María, la magdalena. Empujó la
puerta y se encontró en un patio estrecho y húmedo.
Magdalena: ¡Lárgate y no vuelvas si no tienes dinero! ¡Basura de hombre! ¡Vete con tus porquerías donde otra!
hombre: ¡Que el infierno te trague, sarnosa! Magdalena: ¡Que te trague a ti primero, so asqueroso! ¡Púa...! ¿A
quién le toca ahora?
Un viejo de dientes amarillos se levantó del suelo y avanzo hacia la prostituta. María estaba con la túnica
desabrochada y el pelo todo revuelto. La lámpara del patio le iluminaba la cara: una cara muy joven y muy
pintada. El viejo la empujó y se enredó con ellas detrás de la cortina de cañas...
hombre: Es una mala perra. ¡Si te descuidas, te muerde! Otro hombre: Pero está de una sola pieza. ¡Una
hembra que ni el mismo diablo la fabrica mejor! Hombre: Oye, forastero, ¿Cómo te llamas tú? Jesús: Jesús.
Hombre: ¿Es la primera vez qué vienes donde ésta? Jesús: Sí, es la primera vez. Hombre: Mira, te doy un
consejo: como eres nuevo, te va a pedir cuatro. Págale dos. Si te grita, saca el cuchillo. Estas se aprovechan de
los que vienen de fuera, ya sabes. Abre el ojo y no dejes tu ropa al alcance de su mano...
Uno tras otro fueron entrando y saliendo. Jesús se quedó para el final. Al cabo de una hora no había nadie más en
el patio...
Magdalena: Eh, tú ¿Qué te pasa a ti?... ¿Entras o no entras? Vamos, vamos, que quiero acabar por hoy, ¡maldita
sea con estos marineros! Jesús: ¡María! M: ¿Qué?... Oye, ¿Quién eres tú? J: María, ¿no me conoces?... ¿No te
acuerdas cuando hablamos junto al jordán, en casa de la vieja que me dio aquellas rosquillas? M: ¡Jesús! ¿Tú
eres Jesús? J: Yo mismo. Acerca la lámpara... M: Es que una conoce a tantos hombres... ¿Y... y qué haces tú por
aquí? J: Llevo unos días en Cafarnaum. Vine a visitar a los amigos. M: Ah, claro, me hablaron de un tipo nuevo
que había llegado al pueblo, un campesino medio albañil o medio carpintero... pero lo más lejos que tenía yo era
que fueras tú... Ven, entra, no te quedes ahí en el patio... ¡Caramba, me alegro de volver a verte! J: Yo también,
María. Ayer me dijeron donde vivías y por eso vine. M: ¿Y qué? ¡Trabajando en el muelle, en el mercado o
dónde? J: Bah, haciendo alguna chapuza aquí y otra allá. Si se te hunde el techo o se te rompe la escalera,
avísame. Y si necesitas herraduras, también. M: ¿Y dónde estás viviendo, oye? J: Ahí, en el barrio de los
pescadores. Con los amigos que conocí en el Jordán, ¿te acuerdas? M: ¿Con Pedro, Santiago y esos tipos? J: Sí,
somos buenos amigos. M: ¡Pues qué amigos te has echado! Ya te lo dije: si los ves por esta esquina, dobla por la
otra. Si te ofrecen cuatro, te dan dos. Y si te ofrecen dos, nada. Hablar mucho, eso es lo que saben. ¡Yo los
conozco bien a todos! J: Bueno, déjalos tranquilos a ellos. Yo vine a saludarte a ti. Me dijeron que vivías en esta
casita... M: Sí, bueno disculpa, con la sorpresa me olvidé del trabajo... Me voy quitando la ropa, espera... J: No,
no, María, no vine a eso. M: ¿Cómo? J: Que no vine a eso. Vine a saludarte. M: Claro, no tienes dinero. Lo que
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dicen todos. Está bien no te preocupes. Ya me lo pagarás después. J: No, María, te digo que no vine a eso. M:
Está bien, está bien. Me caíste simpático desde que te vi allá en el río. Por esta vez no te cobraré nada. Pero para
la próxima, lo siento. Yo vivo de esto, ¿sabes? Si me pongo a hacer rebajas con todos, no gano ni para el sebo de
la lámpara. El negocio es el negocio, ¿no te parece? J: Pero María, te digo que he venido a saludarte
simplemente. A conversar un rato contigo... ¿No me crees? M: Ningún hombre entra por esa puerta a “saludarme
simplemente”. ¿Qué es lo que quieres tú? ¿Qué has venido a buscar? J: Nada, mujer a conversar un rato... M:
Oye paisano, ¿qué pasa contigo, eh? J: Eso digo yo. ¿Qué pasa contigo, María? Vengo a visitarte y me recibes
peor que a un policía de la escolta de Herodes. M: Venga, venga, ponte claro y desembucha. ¿Qué es lo que
quieres de mí? J: Bueno, si te molesta que haya venido... me voy. M: No, no te vayas, pero,,, es que no sé... J:
Vamos abróchate la túnica de una vez y siéntate... Dime, ¿cómo te ha ido desde que nos vimos allá en el Jordán...
¿Qué te pasa, María, ¿te has quedado muda?... ¿O es que tienes miedo? Mira, no traigo puñal ni tampoco sé
donde escondes tus monedas... María... M: ¿Qué? J: No, nada. Lará, lará, larí... ¿Conoces esa música? Es lo que
cantan en mi pueblo cuando van a cortar el trigo y... Ya veo que no la conoces... Ejem... Escucha esta otra... Loro
la, lalaá, lá... Esta la cantan en la vendimia cuando están pisando la uva... Tampoco te suena mucho, ¿verdad?...
Oye, tú que llevas más tiempo en la ciudad, ¿dónde puedo yo encontrar un zapatero, barato pero bueno, que me
haga un par de sandalias? Porque estas mías ya tienen las correas podridas y... Mira, fíjate qué agujeros... ¡por
ahí pasa un camello con joroba y todo! Por eso te preguntaba si tú conoces a un... Ejem... ¿Sabes una cosa,
María? A mi madre le gustaron muchísimo las rosquillas de miel que me dio aquella paisana de Betabara, ¿te
acuerdas?... Sí hombre, aquella vieja amiga tuya... ¿Cómo se llamaba? Espérate, que lo tengo en la punta de la
lengua... Sinforiana. No, Sinforiana, no. Sinforosa. M: Qué Sinforiana ni Sinforosa. Se llamaba Rut. J: Rut, eso,
Rut. Ya decía yo que empezaba con erre... M: ¡Ay, caramba, el río Jordán!... ¿Qué lástima, verdad? J: ¿El qué,
María? M: Eso, que todo haya acabado como acabó... ¿Has sabido algo del profeta Juan? J: No, no se sabe nada
nuevo. Que sigue preso. Que Herodes no se atreve a soltarlo por miedo a su mujer ni tampoco se atreve a matarlo
por miedo al pueblo. M: ¡Qué asco de vida! Los profetas en la cárcel y los canallas sentados en el trono. J: Era
un buen tipo ese Juan, ¿verdad? M: ¿Un buen tipo? Di mejor: un buen tonto. “Viene el Reino de Dios, viene el
Mesías” Y los que vinieron fueron los soldados y se lo llevaron preso y le taparon la boca. J: Él tiró una semilla.
Atrás viene otro a regarla. Y Atrás otro a cosecharla. M: Tú debes ser medio tonto como el profeta, ¿verdad? J:
¿Qué crees, María? ¿Habrá algún día justicia en esta tierra? M: ¿Cómo dices? J: Que si llegará algún día esa
justicia que el profeta Juan anunciaba. M: No lo sé ni me interesa. De cualquier manera, nosotras seremos las
últimas de la cola. J: ¿De qué cola? M: Para entrar en ese Reino del Mesías que hablan ustedes. Dicen que Dios
se tapa la nariz cuando una, como yo, pasa frente a la sinagoga... Oye, espérate, que se me está apagando la luz
del patio... Déjame echarle un poco más de aceite... J: ¿Te pasas la noche con la lámpara encendida? M: ¿Y qué
remedio? Si ven la casa oscura no entran. Y como está de cara la vida, no se le puede decir que no a los clientes
ni aunque vengan de madrugada. Ya ves, toda la noche esperando a que venga un asqueroso a babearte encima...
¿Por qué te quedas callado? J: No, estaba pensando... Quizás tú estás mejor preparada que nadie. M: ¿Preparada
para qué? J: Nada, tonterías mías. Escucha, María, cuando yo era muchacho, allá en Nazareth, le tenía miedo a
los ladrones. Imagínate, ahora me río: ¿qué nos iban a robar a mis padres y a mí en aquella choza? Nada, dos
cacharros viejos. Pero yo les tenía miedo. Y a veces me pasaba la noche con un ojo abierto, vigilando al ladrón.
M: ¿Y a qué viene eso? J: Que una noche pensé: Dios debe ser como un ladrón, que llega cuando uno menos lo
espera. Lo importante es que la casa no esté oscura para que él pueda encontrar la puerta. Y aquel día le dije a mi
madre que no apagara la lámpara en toda la noche, por si acaso Dios llegaba. M: ¿Y qué tiene que ver eso
conmigo? J: No apagues la lámpara, María. A lo mejor, en el momento menos pensado, viene alguien que no
esperabas. M: Pues mira, tú has venido hoy y no te esperaba. J: Y ya voy despidiéndome. Se me hace tarde. M:
No te vayas. Es temprano todavía. J: Para ti siempre es temprano. Pero yo tengo que madrugar para arreglar una
reja de arado. M: ¿De verdad que... que sólo viniste a... a hablar conmigo? J: Sí. ¿Qué tiene eso de malo?... ¿Te
molesta que haya venido? M: No, no... lo que pasa es que... Desde que llegué a esta cochina ciudad nadie... J:
¿Nadie qué? M: ... eso, que nadie había venido a... a hablar conmigo... a saludarme. J: Bueno, será que no te
conocen todavía. M: O que ya me conocen demasiado. J: Adiós, María. Que puedas descansar un poco. M:
Espera, Jesús... ¿Te... te vas a quedar mucho tiempo en Cafarnaum? J: No lo sé todavía. A lo mejor... M:
¿Volverás por aquí? J: Claro que sí mujer. Y cuando vuelva, espero que tengas la lámpara encendida. ¡Adiós,
María, hasta otro rato!
María vio como Jesús se alejaba por la oscura callejuela, la calle de los jazmines, como la gente decía... Después
regresó al cuarto, se arregló las pinturas de la cara y se tumbó en la estera del suelo, esperando... Aquella noche
no vino nadie más. Pero la lámpara quedó encendida hasta que los gallos de Cafarnaum anunciaron el nuevo día.
No sólo por la “impureza” de su ofico, sino por su condición –una de las más bajas de la estructura
social de aquel tiempo-, las prostitutas eran mujeres marginadas, despreciadas por todos. No por
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Jesús, que habló de ellas poniéndolas como modelo de apertura al mensaje liberador y, por lo tanto,
primeras destinatarias del Reino de Dios (Mt 21,32). Esta palabra de Jesús, también su actitud de
acogida con las prostitutas –María Magdalena formó parte del grupo de sus seguidores-,
constituyeron un gravísimo escándalo para los hombres religiosos de su tiempo. Y una de las más
grandes originalidades del Evangelio fue la buena noticia para los marginados, para los “sin moral”, a
quienes las leyes de la época cerraba a cal y canto toda posibilidad de acercamiento a Dios. El Dios
que Jesús proclama, y esto es lo novedoso. Siente preferencia por estos “pecadores”.
Jesús no sólo abre las puertas del Reino para estas mujeres, sino que se acercó
especialmente a una de ella, hasta tal punto que los evangelios harán de María, la de Magdala, la
primera testigo de la Resurrección. La condición de María y la relevancia que le da el evangelio, han
dado origen en algunas novelas y películas a una interpretación de su relación con Jesús desde un
punto de vista de enamoramiento frustrado. Sin entrar o salir de esta hipótesis –sin más base que la
literaria-, lo que hay que resaltar es la enorme capacidad que tendría Jesús para hacerse amigo y dar
esperanzas a quienes por ser objeto de desprecio de todos, se menospreciaban también a sí mismos.
El perdón de Dios que trae Jesús no es sólo un perdón de palabra, a distancia, sino que se traduce
en acciones. En este caso, acercarse a la casa de la prostituta y conversar con ella de igual a igual,
prescindiendo de qué dirán y escandalizando a los “decentes” con esos gestos. Al actuar así, Jesús
está cumpliendo la promesa de los profetas: Dios sale a buscar a los perdidos (Ez 34,16)
En aquel tiempo las casas se iluminaban con lámparas de aceite. Se hacían, ordinariamente,
de arcilla, con dos aberturas, una para colocar la mecha y otra parta echar el aceite. Estas lámparas
ardían, a veces, toda la noche. Era una forma de alejar los malos espíritus. Por esto, se han
encontrado siempre muchas lámparas en el interior de las sepulturas de la época.
Un tema frecuente en las parábolas de Jesús es el de la vigilancia. Dios llega en cualquier
momento y hay que estar preparado para recibirlo. Dios sorprende, es un visitante inesperado. El
hombre debe vivir en actitud expectante, sin dormirse en ningún laurel ni tumbarse a descansar.
En esta línea van las comparaciones del criado vigilante, del ladrón y de la lámpara (Lc 21, 35-40),
que Jesús empleo para hablar del Reino de Dios. María Magdalena, que tenían un “oficio
nocturno”, habituada a velar, podía comprender mejor que nadie una comparación como ésta.
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que tú eras aguador y que yo era tu vasija,
tu vasija de barro, pobre y frágil, pero bella,
y me llevabas de la mano,
y me tratabas con cariño,
y me cuidabas con cuidado,
porque yo era tu vasija,
y me mostrabas con orgullo, a todo el mundo,
y me querías y te hacía compañía,
y además, mi Dios, qué sería un aguador,
sin su vasija de barro...!
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INTRODUCCIÓN A LA SEGUNDA SEMANA DE EE.
El pecado y sus consecuencias no son la última palabra. El amor de Dios está por encima de
cualquier pecado. Ese amor nos acoge, nos convoca para ser compañer@s de Jesús. Somos
pecador@s y sin embargo llamd@s a ser amig@s y compañer@s de Jesús.
El motor principal de nuestra vida no es luchar por la justicia, la paz, etc., esa lucha es
algo loable, bueno, es expresión de un corazón altruista. Pero ser cristian@ no se fundamenta en
buenas razones, en ideologías, en proyectos sociales, en valores; su fundamento está en el amor
de Dios y nuestro amor por Él. Los cristian@s vivimos en, por y con Jesucristo. Por supuesto que
necesitamos de ideologías, razones, valores, etc.; pero lo que le da sustento y sentido a nuestro
compromiso es el amor. Somos seguidor@s de Jesús, no de un proyecto social o una causa, por
más noble que sea.
Por eso Ignacio propone que en esta segunda semana (y en las semanas restantes), nos
centremos en conocer internamente a Jesús, para más amarlo y más seguirlo. Compartir con él la
vida, contemplarlo, entrar en contacto íntimo, hondo, cálido será el modo más eficaz y directo
para identificarnos con él y su causa: el Reinado de Dios. Compartir con él todo: sentimientos,
pasiones, deseos, actitudes, motivaciones, dolores, alegrías, esperanzas, miedos, etc. Compartir
para hacernos un@ con él... Desde esta identificación podremos comprometernos radicalmente
con algún medio (eclesial, social, político, etc.), pero no haremos de este medio un absoluto. Con la
libertad de los hij@s de Dios podremos siempre encontrar mejores posibilidades de construir el
Reino.
2. Oración preparatoria: la misma, agregar: pedir al Padre y a María que me pongan con su hijo.
3. Composición viendo el lugar: imaginar los lugares por donde anduvo Jesús.
4. Fruto: pedir gracia a nuestro Señor para que no sea sorda a su llamado, sino más bien presta y
diligente para cumplir su santa voluntad.
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¿Cómo me llamó Jesús? ¿a través de que experiencias, circunstancias, personas, etc.? ¿a
qué me llamó? ¿cómo me sigue llamado ahora, a qué me llamó? ; ¿qué me apasionó, que me
llamó la atención de Él? ¿qué me hizo sentir que valía la pena seguir a Jesús? ¿cómo
siente ese impulso ahora, a través de qué...?
Etapas a momentos claves: consolaciones-claridades ; oscuridades-desolaciones.
6. Coloquio
7. Examen
¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos?
¿Qué luces sentiste?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración?
1. Ambientación: salmo 97
3. Composición viendo el lugar: Ver el mundo actual, tan necesitado de amor, de mujeres y
hombres capaces de dar su vida por transformar el mundo.
5. Puntos:
Oír en la voz de los necesitados el llamado de Jesús. Rom 8,19-22
Dialogar con Jesús sobre su PyF: Mt 4,17-22 ; 9,9-17 ; 10,1-16. Un tal Jesús: 14,15,16,25 y
48.
Hacer la oblación [98]
6. Coloquio
7. Examen
¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos?
¿Qué luces sentiste?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración?
19
EL REINO DEL PADRE (1 bis): Principio y Fundamento de Jesús.
3. Composición de lugar: ver el mundo actual tan necesitado de amor, tan necesitado de mujeres
y hombres que amen tanto que sean capaces de dar su vida por transformar este mundo.
4. Fruto: pedir gracia a Nuestro Señor, para que no sea sordo a su llamado, sino más bien presto
y diligente para hacer su santa voluntad. Apasionarme por Jesús y su causa.
5. Puntos:
Recorrer mi historia como cristiano: ¿Qué fue lo que me impulsó a seguir a Jesús? ¿qué fue
lo que más me llamó la atención de Jesús, que me hizo desear seguirlo? ¿a qué me llamó, a
que me invitó? ¿a través de que personas, experiencias, circunstancias? ¿cómo fue ese
encuentro con Jesús que originó mi vocación cristiana ?; ¿cómo se ha desarrollado mi
vocación cristiana? ¿cómo se ha desarrollado mi relación y amistad con Jesús?
En una actitud de generosidad, movido por el amor ofrecerle a Dios mi vida. Puedo hacerlo
con la oblación que pone Ignacio, o con mis propias palabras (sugiero que la escribas).
6. Coloquio: Platicar con María y rezar un Ave María, con el Padre y rezar un Padre nuestro, y con
Jesús y rezar un Alma de Cristo.
7. Examen:
¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos?
¿Qué luces sentiste?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración?
1. Ambientación: Jn 1,14
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2. Oración preparatoria: la misma, y agregar “ponme con tu hijo”
3. Recursos:
a) Traer la historia: aquí es, cómo las tres personas divinas miraban toda la redondez del
mundo llena de hombres y mujeres que viven sufriendo, destruyéndose por las
consecuencias de su pecado. Y al ver esta realidad determinan, deciden que la segunda
persona se haga hombre para salvar el genero humano. Y envían al ángel San Gabriel a
Nuestra Señora...
b) Composición viendo el lugar: ver la gran capacidad y redondez del mundo, en la cual están
tantas y tan diversas gentes; así mismo ver particularmente la casa y aposentos de Nuestra
Señora, en la ciudad de Nazaret, en la provincia de Galilea.
4. Fruto: pedir conocimiento interno del Señor, que por mí se ha hecho hombre, para que más le
ame y le siga.
5. Puntos:
Primer punto:
a) Ver las personas que habitan la tierra, en tanta diversidad, así en trajes como en gestos,
unos blancos y otros negros, unos en paz y otros en guerra, unos llorando y otros riendo,
unos sanos, otros enfermos, unos naciendo y otros muriendo, etc.
b) ver y considerar a las tres personas divinas, cómo miran toda la haz de la tierra, y todas las
gentes en tanta ceguera, y como se destruyen entre sí.
c) Ver a Nuestra Señora y al ángel que la saluda, y reflexionar para sacar provecho.
Segundo punto: oír lo que hablan las personas: cómo hablan y blasfeman, etc.; así mismo lo que
dicen las personas divinas: hagamos redención del genero humano, etc. Y después lo que hablan
el ángel y Nuestra Señora; reflexionar para sacar provecho de sus palabras.
Tercer punto: mirar lo que hacen las personas sobre la haz de la tierra, así como herir, matar,
destruirse, etc.; así mismo lo que hacen las personas divinas, es a saber, obrando la santísima
encarnación, etc.; y así mismo lo que hacen el ángel y Nuestra Señora, es a saber, el ángel
haciendo su oficio de enviado, y Nuestra Señora humildemente aceptando y la voluntad de Dios
y darle gracias, y después reflexionar para sacar algún provecho de cada una de estas cosas.
6. Coloquio: hacer un coloquio pensando lo que debo hablar con las tres Personas Divinas o al
Verbo eterno encarnado o a la Madre y Señora Nuestra pidiendo según lo que sienta
necesidad, para más seguir a Nuestro Señor, así nuevamente encarnado, y rezar un Padre
Nuestro.
7. Examen:
¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos?
¿Qué luces sentiste?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración?
2. Oración preparatoria: pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones,
acciones, pensamientos, toda mi vida la dirija a su servicio y alabanza.
21
3. Recursos:
a) Traer la historia: recordar y revivir algunos momentos importantes de mi amistad con
Jesús.
b) Composición viendo el lugar: imaginarme que estoy en un lugar que me gusta mucho, y estoy
esperando a Jesús porque voy a tener un encuentro muy profundo con él. Veo como se
aproxima, y nos ponemos a platicar. Y él me platica sobre su vida...
4. Fruto: pedir a nuestro Padre Dios la gracia de conocer más íntimamente a Jesucristo, su hijo y
mi hermano, que por mí se ha hecho hombre, para que más le ame y más le siga.
5. Puntos:
6. Coloquio
7.Examen
¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos?
¿Qué luces sentiste?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración
DOS BANDERAS:
Militancia cristiana amorosa, libre, responsable, apasionada...
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3. Composición viendo el lugar: imagino escenas que concretizan la lucha existente entre las
fuerzas del Reino y las del anti-reino ; me veo inmersa en esas escenas...
4. Fruto: conocimiento de los engaños del mal espíritu, y ayuda para guardarme de ellos; y
conocimiento de la vida verdadera que me muestra y ofrece Jesucristo para más amarlo y más
seguirlo. Mayor consciencia y claridad de cómo seguir a Jesús.
5. Puntos:
Considerar las tretas del mal espíritu, sus redes y cadenas, sus engaños, cómo me lleva a
vivir una vida vacía, sin amor, sin libertad. Ignacio dice que el mal espíritu primero a la
codicia, posesión y acumulación de riquezas; segundo nos lleva a vano honor del mundo; y
finalmente, a una crecida soberbia y de aquí a todo desorden. ¿Cómo actúa en mí? ¿cuáles
son mis partes débiles por donde más fácilmente me tiende sus tretas el mal espíritu?
¿cómo actúa el mal espíritu en mi alrededor: familia, equipo, comunidad, iglesia, sociedad...
cómo influye en mí?
Considerar cómo Jesús me elige y envía a vivir plena, libre y amorosamente mi vida y mi
misión. Ver cómo me propone que siga sus pasos y me impulsa a combatir mi pecado y el del
mundo con amor, primero buscando la pobreza espiritual y material; después contrarrestar
el ansia de honores con deseos de oprobios y menosprecios; y finalmente a vivir una
profunda amistad e identificación con Él (depender sólo de Dios), ser auténticamente
humilde, y de aquí toda virtud.
6. Coloquio:
Con María, para que me alcance la gracia de su Hijo y Señor, para que yo sea recibida
debajo de su bandera, y primero en suma pobreza espiritual, y si fuera mayor servicio de
Dios, en pobreza material y pasar por oprobios e injurias, para más identificarme con Él. Y
con esto un Ave María.
Pedir otro tanto al Hijo, para que me alcance del Padre, y decir un Padre Nuestro.
Pedir otro tanto al Padre, para que me lo conceda, y decir un Padre Nuestro.
7. Examen.
¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos?
¿Qué luces sentiste?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración?
TRES BINARIOS: cada vez más libre para amar y seguir a Jesús
3. Composición viendo el lugar: verme a mí misma delante de Dios nuestro Señor y de todos los
santos para desear y conocer lo que sea más grato a su divina voluntad.
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4. Fruto: pedir gracia para elegir lo que de más gloria a Dios y más salud a mi alma. Mayor
claridad de cuál es el camino de mi liberación para vivir más plenamente al servicio de Dios.
5. Puntos:
Considerar:
Primer binario: personas que desean liberarse, más no ponen ningún medio para deshacerse
de las cosas adquiridas (esclavizantes), sino hasta su muerte... Lc 12,15-21 ; Mt 7,21 ¿de
qué veo necesario liberarme pero no pongo los medios?
Segundo binario: personas que se engañan pretendiendo corregir los afectos
desordenados, pero sin aceptar el despojo de lo esclavizante, personas que ponen medios
“a medias” en el cumplimiento de la voluntad de Dios. Lc 9,57-62, Mt 6,24, ¿qué digo que
quiero liberarme pero no lo hago realmente o lo hago “a medias”?
personas que sí están dispuestas a renunciar eficazmente a todo, según lo vaya requiriendo
el seguimiento de Jesús. Mt 12,46-50 ; Jn 14,23-24 ¿de que me he liberado o me estoy
liberando eficazmente?
7. Examen.
¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos?
¿Qué luces sentiste?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración?
3. Composición viendo el lugar: en un lugar muy agradable, me encuentro con Jesús y escucho
cómo me pide que yo sea su amigo y compañero.
4. Fruto: la gracia de ser más amig@ de Jesús, identificarme cada vez más con Él.
5. Puntos:
Primero: cuando mi amistad por Jesús me impulsa a evitar el pecado grave, y me esfuerzo
por no caer en él y estoy dispuesto a dar mi vida para no ceder ante el pecado. ¿Cuáles
actitudes y conductas mías están en este nivel?
Segundo: cuando mi amistad por Jesús me impulsa a evitar el pecado leve, aunque me
cueste la vida. ¿Cuáles actitudes y conductas mías están en este nivel?
24
Tercero: cuando, más allá de pecado grave o leve, y aun sin pensar en mi salvación, me
identifico con Jesús por amor apasionado y soy capaz de dar mi vida todos los días.
¿Cuáles actitudes y conductas mías están en este nivel? ¿qué tanto voy acercándome a
semejante amistad con Jesús? ¿cómo puedo hacerme más amigo de Jesús?
6. Coloquio: Con María, para que me alcance la gracia de su Hijo y Señor, para que yo sea recibida
debajo de su bandera, y primero en suma pobreza espiritual, y si fuera mayor servicio de Dios,
en pobreza material y pasar por oprobios e injurias, para más identificarme con Él. Y con esto
un Ave María.Pedir otro tanto al Hijo, para que me alcance del Padre, y decir un Padre
Nuestro.Pedir otro tanto al Padre, para que me lo conceda, y decir un Padre Nuestro.
7. Examen.
¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos?
¿Qué luces sentiste?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración?
2. Oración preparatoria: te pido, Dios bueno, que me ayudes a confiar en ti de tal manera que
todo mi ser lo ponga al servicio del amor.
3. Traer la historia: recordar y revivir alguna experiencia donde Jesús ha ido a mi búsqueda, una
experiencia muy significativa donde me he sentido acompañado por Jesús, mi hermano y amigo.
6. Fruto: Te pido Dios bueno la gracia de conocerte más íntimamente, que pueda conocerte tal
como eres.
Dios incondicional, ama, salva y libera: “... Yo he venido para que tengan vida y la tengan en
abundancia.” Jn 10,10; “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo unigénito para
que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha
enviado al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.” Jn 3, 16-17
25
Dios que se entrega en el servicio: “... se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y,
tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de
los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido” Jn 13, 4-5
6. Coloquio: termina tu oración con un diálogo con Dios, lo que en este momento tengas en tu
corazón comunícaselo a Él.
7. Examen
5. Oración preparatoria: pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones,
acciones, pensamientos, toda mi vida la dirija a su servicio y alabanza.
6. Recursos:
d) Composición viendo el lugar: imaginarme que estoy en un lugar que me gusta mucho, y estoy
esperando a Jesús porque voy a tener un encuentro muy profundo con él. Veo como se
aproxima, y nos ponemos a platicar. Y él me platica sobre su vida...
8. Fruto: pedir a nuestro Padre Dios la gracia de conocer más íntimamente a Jesucristo, su hijo y
mi hermano, que por mí se ha hecho hombre, para que más le ame y más le siga.
9. Puntos:
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¿Qué rasgo de la persona de Jesús se me revela con más claridad ahora? ¿Qué
actitudes, sentimientos, estilo de vivir, convicciones, criterios, valores descubro hoy
con más fuerza en Jesús...?
De estos rasgos de Jesús ¿con cuál, o cuáles, me siento más identificado? ¿Con cuál o
cuales siento dificultad?
Al conocer más a Jesús a qué me siento impulsada(o)...
6. Coloquio: platicar con Dios Padre-Madre, con Jesús, con el Espíritu Santo, con María...
decirles lo que tenga en este momento en mi corazón.
7. Examen
Apoyos 2ª semana
Despojo y Gracia
Una vez más en mi campo de batalla hay despojos:
limitaciones, ansiedades, brumas,
agresividad, ceguera,
luchas por añadir un codo a mi estatura.
Revive en mí el protagonismo de la bondad, de la
ayuda,
del consuelo, de la misión y del quehacer.
Hay envidias, desaciertos, compensaciones fáciles.
Hay esclavitud. En mi corazón hay guerra.
Mi historia, completa y clara,
con señal de heridas, con tu amor marcada,
con sentir de hondura y vuelos de tu gracia,
se abre a la luz.
Alguien la ha tocado y todo empieza a ser distinto.
Eres tú, Señor, quien pasa.
Tú, amor leal, despiertas en mí la mirada,
me sellas con nueva alianza
y me invitas a seguir tus pisadas.
No quiero seguir a otros dioses que cierren mi casa,
no quiero poder;
no quiero ser dardo que hiera,
ni pasos que marquen el ritmo, ni huellas.
No quiero amores que en ansias se quemen.
En mi guerrear, Señor, eres tú quien me vence,
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y al vencerme me curas, me libras.
Eres tú quien se viene a mi cárcel.
Tú, el único Dios que abre,
que cambia, que llena, que espera.
28
Y el Señor dijo: “¡En marcha!”.
Y yo dije: “¿Quién, yo?”.
Y Dios dijo: “¡Sí, tú!”
Y yo dije: “ Pero aún no estoy libre
y vivo en compañía
y no puedo dejar a mis hijos.
Ya sabes que no hay nadie que me pueda suplir”.
Y Dios dijo: “Estás poniendo disculpas”.
Y el Señor dijo otra vez: “¡En marcha!”
Y yo dije: “Pero, no quiero”.
Y Dios dijo: “Yo no te he preguntado si quieres”.
Y yo dije: “Mira, yo no soy ese tipo de persona
que se mete en líos.
Además, a mi familia no le va a gustar,
y ¡qué van a pensar los vecinos!”
Y Dios dijo: “¡Cobarde!”
Y, por tercera vez, el Señor: “¡En marcha!”
Y yo dije: “¿Tengo que hacerlo?”
Y Dios dijo: “¿Me amas?”
Y yo dije: “Verás, me da mucho reparo...
A la gente no le va a gustar...
Y me van a hacer picadillo...
No puedo hacerlo sin ayuda”.
Y Dios dijo: “¿Y dónde crees que estaré yo?”
Y el Señor dijo: “¡En marcha!”
Y yo dije, con un suspiro:
“¡Aquí estoy, envíame!”
Louis Hodrick
Oh Virgen santísima
Madre de Cristo y Madre de la Iglesia,
con alegría y admiración
nos unimos a tu Magníficat,
29
a tu canto de amor agradecido.
Contigo damos gracias a Dios,
«cuya misericordia se extiende
de generación en generación»,
por la espléndida vocación
y por la multiforme misión
confiada a los fieles laicos,
por su nombre llamados por Dios
a vivir en comunión de amor
y de santidad con Él
y a estar fraternalmente unidos
en la gran familia de los hijos de Dios,
enviados a irradiar la luz de Cristo
y a comunicar el fuego del Espíritu
por medio de su vida evangélica
en todo el mundo.
Virgen del Magníficat,
llena sus corazones
de reconocimiento y entusiasmo
por esta vocación y por esta misión.
Tú que has sido, con humildad y magnanimidad,
«la esclava del Señor»,
danos tu misma disponibilidad
para el servicio de Dios
y para la salvación del mundo.
Abre nuestros corazones
a las inmensas perspectivas del Reino de Dios
y del anuncio del Evangelio a toda criatura.
En tu corazón de madre
están siempre presentes los muchos peligros
y los muchos males
que aplastan a los hombres y mujeres
de nuestro tiempo.
Pero también están presentes
tantas iniciativas de bien,
las grandes aspiraciones a los valores,
los progresos realizados
en el producir frutos abundantes de salvación...
Enséñanos a tratar las realidades del mundo
con un vivo sentido de responsabilidad cristiana
y en la gozosa esperanza
de la venida del Reino de Dios,
de los nuevos cielos y de la nueva tierra...
Virgen Madre,
guíanos y sostennos para que vivamos siempre
como auténticos hijos
e hijas de la Iglesia de tu Hijo
y podamos contribuir a establecer sobre la tierra
la civilización de la verdad y del amor,
según el deseo de Dios y para su gloria.
Amén.
(Juan Pablo II, Christifideles Laici, 64)
30
La opción por los pobres y la superación de la pobreza
Los cristianos optamos por los pobres porque Dios opta por ellos. Y nuestro Dios
opta por ellos por ser como es: bueno...
La opción por los pobres no tiene como objetivo directo, inmediato, la
superación de la pobreza, sino la humanización de los pobres, su personalización...
Pues la opción por los pobres es ante todo una relación, una alianza, un jugarse por
ellos la suerte. Y esta suerte, desde el punto de vista de la cultura dominante,
será siempre mala suerte, porque mientras dure la historia siempre habrá pobres
(Jn 12,8).
Así pues la opción por los pobres, como alianza con los perdedores de la
historia (que son también sus víctimas), es siempre en cierto modo perder la vida.
Ése es su precio tremendo. Por eso se la tiende a silenciar o a desnaturalizar, de
modo que ya no sea una relación, sino sólo una contribución económica pero que no
comprometa a la persona y a su proyecto vital. Y sin embargo sólo esa relación
vital salva al pobre y a quien la entabla. Al pobre lo salva de su minusvalía y el que
opta es liberado de su alienación. Lo que salva es la trascendencia que implica la
relación: salir de sí y llegar respetuosamente al otro, y en esa doble
trascendencia, la trascendencia mayor de dejar actuar al Espíritu, de reconocer a
Jesús en el pobre, y de obrar el designio del Padre...
El pobre que recibe a Dios en su corazón tiene en sí la fuente de vida. Y por
eso es dichoso, aun en medio de terribles carencias y privaciones... Si acepta su
relación con Dios ya no está excluido sino reconocido, ya no vive solo sino
acompañado, ya no está en la desgracia sino en la gracia de Dios. Y la gracia
aceptada agracia y es fuente de vida... La fe en Dios se expresa como fe en sí
mismo, en su capacidad de responder, de experimentarse como persona y como
sujeto de esta nueva e inédita relación..
Una persona que hace esta experiencia toma su vida en sus propias manos. A
pesar de tremendas carencias no es ya un desvalido, alguien tan abatido que no es
capaz ni de enfrentar su propia realidad, contentándose con satisfacer sus
necesidades y pulsiones más elementales. Pero quien vive de fe se capacita para
asumir la realidad y relacionarse con otros en ella... Personas así no se resignan
sino que, como expresión del respeto que se tienen a sí mismos, emprenden con
gran paciencia el camino para conseguir más elementos vitales y el camino más
arduo de capacitarse para lograrlo. Es un nuevo dinamismo de vida que desata la
fe en Dios: la fe en sí mismo y en los hermanos.
Siguiendo el dinamismo de un Dios que se da en gracia a los pobres, quienes
optan por ellos según el Espíritu de Jesús, no tanto les dan cosas, sino que en
primer lugar entregan la propia persona a la aventura abierta de compartir la vida
y destino de los pobres... Esto es difícil cuando el que opta por los pobres forma
parte de las clases medias o de la clase alta...
Me doy perfectamente cuenta que esta opción por los pobres es objetiva y
subjetivamente contradictoria con la opción de la figura histórica vigente, que
implica una opción por no considerarlos, incluso por excluirlos... Se tiende a
organizar la convivencia de tal forma que uno pueda pasar toda la vida sin entrar
en contacto con los pobres ni dejarse afectar por ellos... Sin embargo, el
Evangelio dice que no tiene vida en sí mismo –vida verdadera-, quien no sale de su
31
camino –de su modo de vida-, para aproximarse a quien tiene necesidad de ser
ayudado, herido al borde de los caminos (Lc 10,25-37).
Vivimos inmersos en una cultura que mide la felicidad y la dignidad de las
personas por la posesión de todo lo que ellos carecen; ver incesantemente
publicitado todo lo que no pueden alcanzar; y tener que experimentar esa terrible
penuria sin ningún sentido, como fracasados: esto es lo que abate, provoca
resentimiento y, en fin, deshumaniza.
Nos parece decisivo el aporte específico de la opción cristiana por los pobres
de los no-pobres: el echar con ellos la suerte como correspondencia y sacramento
de la opción de Dios por ellos. El que los pobres sepan realmente que Dios los
prefiere a ellos hasta el punto de ser su Dios, puede ser el punto de apoyo
absoluto indispensable para ponerse en movimiento, superando tantos datos y
experiencias que marchitan su esperanza de superación y su fe en ellos mismos...
Se necesita la alianza entre los pobres que han optado por ellos mismos y otros
grupos de no pobres que tanto en sus propios países como en el mundo opten
también por ellos.
La opción a la que nos referimos es una relación tan determinante que es capaz
de ir poco a poco configurando tanto el tren de vida como el entorno vital y la
misma profesión... La dinámica de la opción por los pobres tiende a la constitución
de una cultura alternativa...
Para el que opta por los pobres la redimensión de su existencia brota de su
relación con ellos. Y por ello, los tremendos costos que ello implica se encajan
incluso con alegría por la vida que da ese reconocimiento mutuo. Pero también por
la creatividad que acarrea reestructurar el ámbito en el que esas personas se
mueven, para que quepan los pobres, no como seres marginales sino como seres
culturales plenamente activos y con los que se comparte...
(P. Peter-Hans Kolvenbach sj., 2-2-98)
Eterno Señor de Todas las cosas, yo hago mi oblación, con vuestro favor y ayuda,
delante vuestra infinita bondad, y delante vuestra Madre gloriosa, y de todos los santos
y santas de la corte celestial, que yo quiero y deseo y es mi determinación deliberada,
sólo que sea vuestro mayor servicio y alabanza, de imitaron en pasar todas injurias y
todo vituperio y toda pobreza, así actual como espiritual, queriéndome vuestra
santísima majestad elegir y recibir en tal vida y estado.
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Texto actualizado
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2. Aplico la parábola a Jesucristo.
Veo a Jesucristo, el enviado de Dios Padre/Madre, y delante de él a hombres y mujeres de inicios del
siglo XXI, a quienes llama personalmente y les hace a cada quien la siguiente propuesta:
“Mi proyecto es conseguir que todos los hombres y mujeres descubran el sentido de su vida y logren
construir una sociedad verdaderamente humana, donde todos y todas puedan ser felices, aceptando a
Dios como Padre y a los demás como hermanos y hermanas.
Para ello te invito a fiarte de mí y a seguirme. Nadie tendrá que pasar lo que yo mismo no haya
pasado. No te prometo plata, placer, poder, ni prestigio. Lo que te pido es acompañarme en el duro
trabajo de construir una sociedad solidaria; pero te aseguro que el éxito será total, aunque sea a largo
plazo.”
Los egoístas, a quienes no les preocupa el bien común ni creen en la posibilidad de
construir una sociedad solidaria, despreciarán este proyecto.
A las personas comodonas, le interesará en teoría, pero como no están dispuestas a
sacrificarse, lo dejarán pronto a un lado.
Pero los que quieran seguir de cerca a Jesús, venciendo sus temores y sus apegos naturales,
ofrecerán incondicionalmente su vida y su persona a Jesús:
Pobres
Este es tu escabel, y tus pies se posan aquí
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
Cuando trato de inclinarme ante ti, mi gesto no alcanza
la profundidad en la que se posan tus pies
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
La soberbia no puede acercarse adonde tú caminas,
vestido como los humildes
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
Mi corazón nunca podrá hallar el camino
hasta donde tú estás acompañando
a los que no tienen compañía,
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
R. Tagore
ORACIÓN
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no me des poderes en la tierra
que embriaguen a los hombres,
no me des locuras de idolatría
de los falsos ídolos de este
mundo.
Monseñor Romero.
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Gracias por tu constante y suave invitación a que te deje entrar en mi
vida.
Vivo ya fuera de mí
después que muero de amor;
porque vivo en ese amor,
que me quiso para sí;
vivo ya fuera de mí.
Cuando el corazón le dí
puso en él este letrero:
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que muero porque no muero.
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Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.
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Hacerle sitio a Dios
Me levanté temprano una mañana,
y me lancé a aprovechar el día.
Tenía tantas cosas que hacer,
que no tuve tiempo para rezar.
Se me amontonaron los problemas
y todo se me volvía cada vez más difícil.
“¿Porqué no me ayuda Dios?” -me preguntaba.
Y él me respondió: “No me lo has pedido”.
Quería sentir la alegría y la belleza,
pero el día continuó triste y sombrío.
Me preguntaba por qué Dios no me las había dado.
y él me dijo: “Es que no me las has pedido”.
Intenté abrirme paso hasta la presencia de Dios,
y probé todas mis llaves en la cerradura.
Y Dios me dijo suave y amorosamente:
“Hijo mío, no has llamado a la puerta”.
Pero esta mañana me levanté temprano
y me tomé una pausa antes de arrostrar el día.
Tenía tantas cosas que hacer,
que tuve que tomarme tiempo para orar.
Anónimo
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Me da miedo poner mi mano en la tuya
porque... no me la vas a soltar
Michel Quoist
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JESÚS DA SU VIDA POR AMOR, PARA LIBERARNOS
(Tercera semana)
8. Oración preparatoria: pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones,
acciones, pensamientos, toda mi vida la dirija a su servicio y alabanza.
9. Recursos:
Traer la historia: recordar y revivir alguna experiencia importante de duelo: la pérdida a
de un ser muy querido, y recordar cómo se hizo presente Dios en ese momento; o recordar
cómo acompañé cariñosa y solidariamente a un amig@ en una experiencia de duelo.
10. Fruto: pedir a nuestro Padre Dios la gracia de conocer más íntimamente a Jesucristo, su
hijo y mi hermano, que por mí acepto morir para salvarme y liberarme.
10. Puntos: Retomar cualquier pasaje de la Pasión y Muerte de Jesús (última cena, oración del
huerto, juicio, crucifixión...
19. Leer el pasaje del evangelio que escogí. Imaginarme la escena
20. Meterme a la escena como un personaje más...
21. Ver lo que hacen las personas
22. Oír lo que dicen las personas
23. Oler el ambiente
24. Sentir lo que sienten las personas
25. Tocar a las personas
26. Dialogar con Jesús, y pedirle que me ayude a ver más claro qué y cómo hacerle para vivir
más profundamente mi fe, mi vida entera...
27. Reflexionar para sacar provecho:
¿Qué rasgo de la persona de Jesús se me revela con más claridad ahora? ¿Qué
actitudes, sentimientos, estilo de vivir, convicciones, criterios, valores descubro hoy
con más fuerza en Jesús...?
De estos rasgos de Jesús ¿con cuál, o cuáles, me siento más identificad@? ¿Con cuál o
cuales siento dificultad?
Al caer más en la cuenta del amor que tiene Jesús por mí ¿qué siento? ¿a qué me
siento impulsad@?
5. Coloquio
Compartir con Jesús lo que en estos momentos experimento... lo que llevo en el corazón...
6. Examen:
¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró? ; ¿qué luces experimentaste?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos? ¿son consolatorios o
desolatorios?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración?
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JESÚS DA SU VIDA POR AMOR, PARA LIBERARNOS (Tercera semana)
1. Oración preparatoria: pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis
intenciones, acciones, pensamientos, toda mi vida la dirija a su servicio y alabanza.
2. Fruto: pedir a nuestro Padre Dios la gracia de conocer más íntimamente a Jesucristo,
su hijo y mi hermano, que por mí acepto morir para salvarme y liberarme.
3. Recursos:
Traer la historia: recordar y revivir alguna experiencia importante de duelo: la
pérdida a de un ser muy querido, y recordar cómo se hizo presente Dios en ese
momento; o recordar cómo acompañé cariñosa y solidariamente a un amig@ en una
experiencia de duelo.
11. Puntos: Retomar cualquier pasaje de la Pasión y Muerte de Jesús (última cena,
oración del huerto, juicio, crucifixión...
a) Leer el pasaje del evangelio que escogí. Imaginarme la escena
b) Meterme a la escena como un personaje más...
c) Ver lo que hacen las personas
d) Oír lo que dicen las personas
e) Oler el ambiente
f) Sentir lo que sienten las personas
g) Tocar a las personas
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h) Dialogar con Jesús, y pedirle que me ayude a ver más claro qué y cómo hacerle
para vivir más profundamente mi fe, mi vida entera...
i) Reflexionar para sacar provecho:
¿Qué rasgo de la persona de Jesús se me revela con más claridad ahora? ¿Qué
actitudes, sentimientos, estilo de vivir, convicciones, criterios, valores
descubro hoy con más fuerza en Jesús...?
De estos rasgos de Jesús ¿con cuál, o cuáles, me siento más identificad@?
¿Con cuál o cuales siento dificultad?
Al caer más en la cuenta del amor que tiene Jesús por mí ¿qué siento? ¿a qué
me siento impulsad@?
5. Coloquio: Compartir con Jesús lo que en estos momentos experimento... lo que llevo
en el corazón...
6. Examen:
Apoyos 3ª semana
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GASTAR LA VIDA
Jesucristo ha dicho: "Quien quiera economizar su vida, la perderá; y quien la gaste por Mí, la
recobrará en la vida eterna".
Pero a nosotros nos da miedo gastar la vida, entregarla sin reservas. Un terrible instinto de
conservación nos lleva hacia el egoísmo, y nos atenaza cuando queremos jugarnos la vida.
Tenemos seguros por todas partes, para evitar los riesgos. Y sobre todo está la cobardía.
Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida. Pero la vida Tú nos la has dado para gastarla;
no se la puede economizar en estéril egoísmo.
Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen; hacer un favor al que no va a
devolver; gastar la vida es lanzarse aun al fracaso, si hace falta, sin falsas prudencias, es
quemar las naves en bien del prójimo. Somos antorchas que sólo tenemos sentido cuando nos
quemamos; solamente entonces seremos luz.
Líbranos de la prudencia cobarde, la que nos hace evitar el sacrificio, y buscar la seguridad.
Gastar la vida no se hace con gastos ampulosos, y falsa teatralidad. La vida se da
sencillamente, sin publicidad, como el agua de la vertiente, como la madre da el pecho a su
bebé, como el sudor humilde del sembrador.
Entrénanos, Señor, a lanzarnos a lo imposible, porque detrás de lo imposible está tu gracia y
tu presencia; no podemos caer en el vacío.
El futuro es un enigma, nuestro camino se interna en la niebla; pero queremos seguir
dándonos, porque Tú estás esperando en la noche, con mil ojos humanos rebosando lágrimas.
(Luis Espinal sj., torturado y muerto en Bolivia).
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Herido, pero no derrotado.
Aplastado, pero sereno.
“¡Este es el Hombre!”
Pero en este derrota nació nuestra victoria.
“¡Este es el Hombre!
Cristo sufre:
• en los enfermos, paralíticos, accidentados, leprosos, los que padecen sida, los desahuciados,
etc; que no pueden valerse y ven transcurrir sus vidas con un gran sentido de frustración e
impotencia;
• en los encarcelados, torturados, confinados, deportados...
• en los hambrientos, sedientos, mendigos, harapientos, niños y adolescentes abandonados en
calles y barrios, que padecen las consecuencias del egoísmo humano.
En una palabra, allá donde haya una miseria o debilidad humana, allí está Cristo sufriendo
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Peticiones desoídas
José A. García-Monge,sJ
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Por eso cuando cometíamos el Crimen
Tú nos perdonabas;
Tú acogías las palabras de perdón de Jesús.
Así él se consumaba como Hijo.
Y en el abandono que sintió,
Se reveló que tú eras nuestro Padre,
Y que era la obediencia de Jesús,
Su hermandad consumada,
La que nos hacía hijos tuyos.
Y así en este momento supremo se reveló
Que tú eres Enteramente Bueno,
Y que por eso no tomas venganza,
Ni devuelves mal por mal.
Tú no tienes poder para quitarnos la vida;
Ese poder no es divino.
Tu único poder es tu amor,
Que es capaz de sufrir hasta el fondo la muerte de tus
hijos
Y de sacar vida aun de la misma muerte.
Esto es lo que has revelado en la resurrección de
Jesús.:
El incontrastable poder de la Vida que nace del
Amor.
Pedro Trigo sj
El Viacrucis no es algo
sólo del pasado.
No es un mero ritual
de la humillación de Jesús.
No es una locura que sólo ocurrió una vez,
hace muchos siglos.
La crucifixión
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es una realidad de todos los días:
es la persistente inhumanidad del hombre,
el poder incontrolado del pecado.
Los pobres y los débiles
son traicionados por la indiferencia,
azotados por las ideologías.
Todos los días arrastran sus cruces
subiendo a un millón de calvarios
para morir, allí, de sed inextinguible.
Y mueren sin que nadie se dé cuenta.
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CONVIVENCIAS CON JESÚS: ¡RESUCITÓ!
Cuarta semana
1. Ambientación: (Rom 8,39) Pablo repite exultante que ninguna criatura podrá apartarnos de
ese amor de Dios, presente en Cristo Jesús, Señor nuestro. Leer al ritmo de la respiración,
lenta y pausadamente, alguno de los himnos de Pascua.
2. Oración preparatoria: pedir gracia a Dios nuestro Señor, para alegrarme con el triunfo de
Cristo.
4. Recursos:
Pasajes sobre la vivencia de la resurrección:
Jn 16, 16-33: La tristeza se convertirá en alegría: sean valientes, yo he vencido al mundo.
Hch 2,32-36; 3,13-16: Las primeras predicaciones insisten en que Dios ha glorificado
definitivamente a Jesús.
Rom 6,3-11: Participamos de su muerte y de su resurrección.
2Cor 5,14 - 6,2. El que está en Cristo es una criatura nueva, que no vive para sí sino para él.
Gál 5, 1.13-26. Cristo nos liberó para que fuéramos realmente libres. Dejémonos conducir por
su Espíritu
Col 1,15-20; 2,9s; Ef 1,9s.20-23: Cristo es el principio y el fin de todo. Es la cabeza de todos.
Dios lo colocó todo bajo sus pies.
Col 3, 1-17: Comenzar a vivir en comunidad la resurrección.
Ap 1,4-6.12-18: Experiencia de Cristo, de gran poder y belleza, pero cercano y consolador.
Ap 5: Cristo Señor de la Historia. Sólo él le da sentido a todo.
Ap 19,11-21; 20,10.14s: Cristo vencedor de todos sus enemigos.
5. Puntos:
Imaginar a Jesús en algun(os) de sus encuentros como Resucitado: con María, con Magdalena,
las Mujeres, Pedro, Tomás, los de Emaús... Pablo... Ignacio.... Romero ....
Meterme a la escena: contemplar, escuchar, oler, saborear, sentir .... participar
activamente...
7. Examen
¿Se logró el fruto? ¿qué fruto se logró? ; ¿qué luces experimentaste?
¿Qué sentimientos más claros experimentaste?
¿Qué impulsos, deseos venían junto con esos sentimientos? ¿son consolatorios o
desolatorios?
¿Qué te dificultó o facilitó tu rato de oración?
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Apoyos cuarta semana
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HIMNOS DE PASCUA
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SECUENCIA ¡Quédate con nosotros, Jesús...!
Cuando fracasemos,
Lucharon vida y muerte
cuando sintamos miedo,
en singular batalla, LAUDES cuando queramos huir y abandonarlo todo...
y, muerto el que es la Vida,
¡Quédate con nosotros, Jesús...!
triunfante se levanta.
“¿Por qué lloras en el huerto? Cuando nos sintamos débiles,
-¿Qué has visto de camino,
¿A quien buscas?”. “A mi amado. y la vida nos pese demasiado.
María, en la mañana?
Buscando al que estaba muerto ¡Quédate con nosotros, Jesús...!
-A mi Señor glorioso,
lo encontré resucitado. Cuando nuestro corazón se enfríe,
la tumba abandonada, Me quedé sola buscando, nos sintamos vacíos,
los ángeles testigos, alas me daba el amor, y nos cansemos de la gente...
sudarios y mortaja. y, cuando estaba llorando, ¡Quédate con nosotros, Jesús...!
¡Resucitó de veras vino a mi encuentro el Señor. Porque es de noche...,
mi amor y mi esperanza! Vi a Jesús resucitado,
y tu presencia nos llena de vida,
Primicia de los muertos, creí que era el jardinero;
y queremos vivir siempre contigo...
sabemos por tu gracia por mi nombre me ha llamado,
Manuel J. Fernández sj
que estás resucitado; no le conocí primero”.
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Pedro Trigo sj
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Hemos escuchado tu voz
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