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acreedor tiene el derecho a exigir del deudor una prestación destinada a satisfacer un
interés lícito y, ante el incumplimiento, a obtener forzadamente la satisfacción de dicho
interés.
La faz activa y la faz pasiva son conexas entre sí; esto son interdependientes, pues no
existe el uno sin el otro, y poner énfasis en una u otra de ambas facetas implica prescindir
de esta interdependencia o conexidad.
Esta expresión pone énfasis en el poder de compulsión sobre el deudor que implica el
nexo obligatorio. Se llama “crédito” cuando se la contempla desde el lado del acreedor y
“deuda” si se la mira del lado del deudor.
Giorgiani decía… “En definitiva con el vocablo obligación no se quiere designar solo la
posición subordinada del obligado, sino la situación jurídica del conjunto, de la misma
manera que la expresión servidumbre designa en su conjunto la situación jurídica indicada
por esta y no solamente la posición subordinada del fundo sirviente.
Obligatio est vinculum juris, quod necessitate adstringimur alicuius solvendae rei
secundum nostrae civitatis iure". La obligación es un vínculo jurídico que nos constriñe a
pagar algo a otro, según el derecho civil.
La mayoría de las obligaciones son personales, pesan sobre la persona que las contrajo.
Sin perjuicio de ello, existen también las llamadas obligaciones reales, ambulatorias o
Propter Rem, genero intermedio entre las obligaciones y los derechos reales.
En el viejo Código estas obligaciones estaban contempladas en los artículos 2416, 3266,
3268 in fine y 575.
En el nuevo ordenamiento, no se aprecia con tanta nitidez, aunque, sin duda está
presente.
OBJETO: prestación
CARACTERES DE LA OBLIGACIÓN
La obligación tiene una naturaleza pecuniaria: toda obligación supone una relación de
persona a persona, pero no todas las relaciones personales suponen una obligación. Si
no son susceptibles de una valoración pecuniaria, no constituyen una obligación.
No todos los derechos pecuniarios están comprendidos dentro de la teoría de las
obligaciones, ya que los derechos reales y los intelectuales están excluidos de ese
concepto.
El nuevo código civil en el artículo 725 regla los requisitos expresando: : la prestación que
constituye el objeto de la obligación debe ser material y jurídicamente posible, licita,
determinada o determinable, susceptible de valoración económica y debe corresponder a
un interés patrimonial o extra patrimonial del acreedor
DEBE SER POSIBLE: Nadie puede obligarse a una prestación imposible. Obligarse a lo
imposible, equivale a obligarse a nada. La posibilidad es el más esencial e insustituible de
los requisitos de la prestación.
DEBE SER LÍCITA: La prestación comprometida debe ser lícita. Todo objeto contrario a la
ley anula la obligación. Para poner un ejemplo, conforme la cláusula moral del
ordenamiento argentino, las sociedades que tuvieran por objeto, cometer hechos ilícitos
no podrían ser autorizadas a funcionar, y si lo hubieran sido al comprobarse, debería
retirársele la personería, como por ejemplo la sociedad que se estableciera con el objeto
de ejercer el contrabando o la trata de personas no podría ser autorizada a funcionar. Se
debe concluir que en las obligaciones no debe hallarse la ilicitud de objeto en tal caso la
obligación sería nula, como si no tuviese objeto.
CAUSA: En el artículo 726 del ccc “causa. No hay obligación sin causa, es decir sin que
derive de algún hecho idóneo para producirla, de conformidad con el ordenamiento
jurídico”.
Toda obligación supone un antecedente que le da origen, es decir, que le sirve de fuente.
En esto, las obligaciones no hacen sino cumplir la regla de la causalidad, que gobierna
todos los fenómenos de la naturaleza.
CAUSA – FIN: Significa la finalidad inmediata, el objetivo próximo perseguido por las
partes al contratar. Todos los objetivos, los más inmediatos, están íntimamente ligados a
la estructura de cada contrato. Ella es objetiva, abstracta, intrínseca, impersonal e
inmutable.
CAUSA – MOTIVO: Comprende todo lo que las partes han tenido en mira al realizar el
negocio jurídico, o sea, sus fines mediatos. Es una causa concreta y personal, es
subjetiva y cambia según las personas de los contratantes.
CAUSA FIN: Es la finalidad inmediata que las partes persiguen al contratar o celebrar un
negocio jurídico (por ejemplo: alquilar un inmueble).
Es el propósito típico y general que el negocio configurado cumple, es concebido de modo
abstracto (idéntico en cada contrato – tipo o negocio tipo).
Es intrínseca al contrato. Está ligada a la estructura del contrato y no cambia según los
contratantes.
Es objetiva, impersonal, abstracta en inmutable.
No varía según las personas de los contratantes.
Siempre surge evidente de la lectura del contrato, por lo que el juez siempre deberá
tenerla en cuenta.
Normalmente, cumple una función interpretativa y calificadora del contrato. Según el
supuesto puede servir de base para el planteo del pacto comisorio (artículo 1086 ccc), de
la excepción de incumplimiento contractual (artículo 1083 y 1084 ccc) o de la doctrina de
la imprevisión (artículo 1091 ccc).
CAUSA MOTIVO: Es el objetivo mediato o final que las partes buscaron al contratar (por
ejemplo: instalar una peluquería en el inmueble alquilado). Llamada por algunos la causa
impulsiva.
Es el motivo o móvil particular de las partes que la impulsaron a concretar el acto o
negocio.
Puede ser extrínseca al contrato o permanecer en el pensamiento de las partes, sin
manifestarse.
Es subjetiva, concreta, extrínseca al contrato, esencialmente personal y ocasional.
Es variable, no es la misma para todos y cambia según las personas de los contratantes.
Para poder ser tenido en cuenta por el juez, debe tratarse de una causa – motivo
reconocible. Es decir, el motivo debe ser determinante del acto y ser exteriorizado en el
acto o surgir de él, debiendo ser conocido por ambas partes.
Cuando el motivo es reconocible, al haber sido explicitado o surgir evidente del contrato,
la causa motivo puede servir para plantear la ineficacia del acto por contrariar la ley, la
moral o las buenas costumbres (artículo 279 ccc).
Puede servir también para el planteo de la doctrina de la frustración del fin del contrato
(artículo 1090 ccc).
El nuevo ordenamiento jurídico sancionado por ley Nº 26.994 innova en materia causal,
por una parte al exigir, en su artículo 735 de rondón, la licitud de la causa, introduciendo
un elemento que no contenía el código de Vélez y que si se encuentra en el artículo 1108
del código de Napoleón, con lo que el apartamento del régimen anterior en esta materia
es manifiesto desde su comienzo.
Por otra parte, el nuevo código disgrega o dispersa la normativa relativa a la causa,
esparciendo algunas normas en el segmento de los requisitos del acto jurídico (artículo
281 a 293 ccc), otras en el sector de los requisitos de la obligación (artículo 726 y 727
ccc) y otra en el segmento del reconocimiento de la obligación (artículo 735 ccc).
En este sentido expresa el artículo 281 ccc: “Causa. La causa es el fin inmediato
autorizado por el ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la voluntad. También
integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y hayan sido
incorporados al acto en forma expresa, o tácitamente si son esenciales para ambas
partes”.
GAGLIARDO: “Causa es la justificación que el esquema del contrato explicita de la
respectiva obligación; obligación que, por otra parte, siempre resulta similar para un
mismo tipo contractual. Mientras que el motivo alude a una razón individual y variable, es
una razón subjetiva, particular e independiente, que suele no trascender al contrato. Es
parte de la intimidad del contratante que cabe coincidir – o no – con la causa; el motivo
puede responder a varias causas y circunstancias. El motivo adquiere relevancia jurídica
cuando el sujeto así lo desea y lo exterioriza de modo de controvertirlo en un dato
concluyente del negocio jurídico. Así no cabe referirse a motivos del contrato, sino a
motivos de los singulares contratantes, cuya significación jurídica será diversa de la
causa, aunque de manera ocasional coincidan.”
Artículo 282 ccc: “Presunción de causa. Aunque la causa no esté expresada en el acto
se presume que existe mientras no se pruebe lo contrario. El acto es válido aunque la
causa expresada sea falsa si se funda en otra causa verdadera”.
Artículo 283 ccc: “Acto abstracto. La inexistencia, falsedad o ilicitud de la causa no son
discutibles en el acto abstracto mientras no se haya cumplido, excepto que la ley lo
autorice”
Artículo 726 ccc: “Causa. No hay obligación sin causa, es decir, sin que derive de algún
hecho idóneo para producirla, de conformidad con el ordenamiento jurídico”.
Artículo 727 ccc: “Prueba de la existencia de la obligación. Presunción de fuente
legitima. La existencia de la obligación no se presume. La interpretación respecto de la
existencia y extensión de la obligación es restrictiva. Probada la obligación, se presume
que nace de fuente legitima mientras no se acredite lo contrario”.
Esta norma viene a establecer reglas sobre la carga de la prueba de la obligación y a
facilitar la atribución de las responsabilidades derivadas de esa prueba o de esa falta de
prueba.
Si la carga de la prueba no es otra cosa que la necesidad de probar para vencer, puede
hablarse con asidero del riesgo de la prueba antes que de su carga, pues el precio de no
probar es perder el litigio.
En presencia, de un documento, el juez puede establecer instantáneamente su valor
probatorio, pero frente a un indicio sólo se llega a establecer una presunción a través de
un razonamiento en que las probabilidades aparecen y desaparecen, variando al infinito.
Por eso se llama también prueba circunstancial o artificial, no porque sea arbitraria, sino
porque en más o en menos es obra del hombre. Se ha discutido si la presunción
constituye realmente una prueba, pero la duda se aclara si se tienen en cuenta sus
efectos procesales, que no son otros que los de invertir la carga de la prueba. Al que
invoca le basta probar el antecedente para que la presunción actué, y al que pretende
destruir sus efectos corresponde la prueba en contrario”. Allí entra a jugar el in fine del
artículo 727 ccc: cuando se ha probado la obligación, la presunción de que ella ha nacido
de la fuente legitima impera hasta que se haya acreditado lo contrario, momento en que
ella cae, ya que se ha demostrado falaz la presunción y, como tal, ella no puede
sostenerse.