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de derecho
José Alfredo Zavaleta Betancourt destacó que el tema tiene una vasta agenda de líneas de
investigación para estudiantes de grado y posgrado
José Alfredo Zavaleta Betancourt, integrante del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales y Premio al Decano
2018
Alfredo Zavaleta, con 30 años de servicio en la UV, inició hace dos décadas su trabajo
como investigador en el tema de la violencia, lo cual le ha permitido observar el cambio
que ésta ha tenido, concretamente el que se haya hecho más pública y presente. Es más, en
entrevista con Universo citó que se ha modificado la forma de pensar el problema, de lo
cual dio cuenta en un artículo publicado por el Anuario Latinoamericano de la Universidad
de Dublín:
Respecto al Premio al Decano 2018, el académico destacó: “La serie de decanos que en esta
ocasión somos reconocidos estamos muy agradecidos con nuestra Universidad por
habernos permitido crecer, especializarnos, pero sobre todo, darnos un margen de acción
para innovar y crear en nuestras líneas de trabajo, ya sea en los laboratorios, en cubículos y
en campo”.
“He tenido la fortuna de estar acompañado por colegas muy destacados de mi cuerpo
académico (CA) Estudios Sociopolíticos –que he coordinado en varias ocasiones– en el
desarrollo de una línea de investigación particular sobre sociología de la violencia. Para los
sociólogos es importantísimo comprender la violencia y sus efectos en la desintegración
social, porque nos interesa mucho mejorar la convivencia de los mexicanos y
particularmente de los veracruzanos.”
“Por eso es que decimos que, en parte, lo que hacemos como intervención puede
denominarse gobernanza de la violencia o de la inseguridad, en la medida en la que
pensamos que es un problema que tenemos que atender todos, no sólo el gobierno, también
los ciudadanos; los universitarios tenemos el compromiso público y la responsabilidad de
allegarles insumos.”
El entrevistado enfatizó que los productos de proyectos de investigación –ya sea resultados
de informes técnicos, encuestas o prototipos de lineamientos– cuya naturaleza es el campo
científico-académico no tienen la intención de convertirse en evidencia ministerial.
Alfredo Zavaleta explicó que precisamente en los últimos 20 años en el país se han
presentado una serie de estudios con la intención de contribuir de forma cuantitativa y
cualitativa a la comprensión del problema de la violencia, y en su caso han enfatizado el
enfoque regional “porque la violencia se presenta de forma diferenciada en el país”.
Recordó que ésta es un fenómeno multifactorial que está encadenado con trayectorias
vulnerables en la exclusión, sobre todo en los jóvenes con familias desestructuradas, en
abandono escolar, sin empleo, sin certidumbre laboral y profesional. Por ello, le interesan
las narrativas de las víctimas, cuyo reservorio moral puede contribuir a saber de qué manera
pueden fortalecerse las instituciones públicas.
“Nos parece muy paradójico que en las últimas dos décadas se haya invertido tanto para
reformar las instituciones y no haya mejorado sustantivamente el acceso a la justicia. En
este caso, pensamos que el problema de la violencia no sólo es social, sino que implica
fortalecer el estado de derecho de nuestro país, particularmente las instituciones de
seguridad y justicia.
”Por eso es que hemos elaborado diagnósticos estatales, planes de prevención, manuales
para organización de Consejos de Seguridad y Participación Ciudadana, prototipos de
política pública para los tres niveles de gobierno y manuales de acceso a la justicia para
víctimas de diferentes tipos de violencia.”
Remarcó que la violencia es una relación asimétrica que daña la dignidad e integridad de
las personas, pero también de grupos sociales, incluso la soberanía de algunas instituciones
estatales.
Por otro lado, admitió que se trata de un problema que no se resolverá a corto plazo,
mientras no se avance en la reducción de las brechas de desigualdad y pobreza, no se logre
la consolidación de la reforma de la justicia penal, no se diversifique y mejore la eficacia de
los programas de política social, y no haya alternativas para los jóvenes vulnerables.
“Es un tema que va a continuar siendo un problema estructural que no será resuelto por el
próximo gobierno federal o los gobiernos subnacionales o municipales que se elijan en la
próxima coyuntura electoral.”
Además, subrayó que hay una falsa idea de que “estamos sobre diagnosticados y ya lo
sabemos todo al respecto”, pues pese a los esfuerzos que hacen centros de investigación
para comprender el fenómeno de la violencia, hay muchos temas pendientes de atender, por
ejemplo, la relación entre los delitos que se cometen en el campo o en comunidades
indígenas y en la ciudad; lo que acontece en los hogares con jefatura femenina, entre otros.
En ese sentido, dijo que es necesario focalizar la atención en temas que no han sido
trabajados. En otras palabras: la agenda de investigación es abierta, amplia e interesante
para una nueva generación de investigadores, estudiantes de grado y posgrado.