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ISBN 978-958-8845-64-7
1. Ética periodística 2. Periodismo I. Título II. Serie
Prólogo de
Gumersindo Lafuente
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra sin consentimiento escrito del editor.
7
• Fotoperiodismo...................................................................193
• El humor gráfico y la caricatura . ........................................221
• El periodismo de espectáculos o entretenimiento ............230
• El periodismo de salud . .....................................................239
• Periodismo de opinión........................................................248
• El periodismo en catástrofes y terrorismo..........................257
• Fenómenos extraterrestres.................................................272
• Ética en la era digital...........................................................274
8 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Prólogo
Ética para tiempos convulsos
Po r
Gumersindo Lafuente
En estos tiempos inciertos en los que cada día a los periodistas nos
preguntan por la supervivencia de nuestro oficio; en este mundo veloz
en el que muchas veces ni nosotros mismos sabemos qué responder;
en este ecosistema atropellado en el que la fuerza de la tecnología ha
cambiado los cimientos en los que se asentaba nuestro trabajo, es más
necesario que nunca amarrarse fuerte al rigor, la credibilidad, el servicio
público y la ética. Ese puñado de ideas básicas sin las cuales el periodis-
mo no sería tal.
Vivimos sumergidos en un barullo terminológico que intenta
confundir todo el rato comunicación, publicidad y marketing con
periodismo. Las “fuerzas del mal” de la política y la economía están
aprovechando la debilidad del modelo de los medios, acosados por
la pujanza de internet y las redes, para colar en su portería los goles
que durante tantos años los periodistas estábamos acostumbrados
a detener.
Los ejecutivos, agobiados por las pérdidas y equivocados pensan-
do que las recetas que valen para vender autos o ropa también
sirven para las noticias, no dejan de cometer errores. Su falta de
criterio se está convirtiendo en una de las grandes amenazas.
Los periodistas, muchas veces presionados por la obtención de
tráfico rápido y fácil, otras por pereza o falta de talento, corremos
el riesgo de tirar el prestigio del oficio por la ventana y que quede
irremediablemente hecho añicos sobre el suelo.
La gente, el público, los antes pasivos lectores, auditan hoy de
forma permanente y activa nuestro trabajo. Es el control social de
Prólogo 9
la información. Los periodistas, acostumbrados a vivir protegidos
en una especie de oligopolio de la intermediación, tenemos que
compartir ahora ese espacio con millones de personas que dispo-
nen de las mismas herramientas que nosotros para hacerse oír.
Acostumbrados a vivir transiciones de medios escritos a audiovi-
suales sin grandes traumas, no estábamos preparados para la gran
disrupción que supone internet. Como dice el maestro Restrepo,
“internet se convierte en un desafío ético porque es un poder. Se
revelaron como poder la escritura, los libros, los periódicos, la radio
y la televisión. Internet los supera como poder”.
Poder y desafío ético. Dos ingredientes que en realidad no de-
berían sorprender a cualquier buen periodista. Siempre hemos es-
tado rodeados de ambos. Y no podemos echarle la culpa a la tec-
nología de nuestros males. Somos nosotros, con nuestro talento,
trabajo y compromiso, con un sentido de rebeldía cotidiana y con
la ética como arma suprema del oficio, los que estamos llamados a
reivindicar su utilidad y su relevancia en este nuevo escenario lleno
de trampas e incertidumbres.
Por eso este libro que nace gracias al Consultorio Ético de la FNPI,
en el que Javier Darío Restrepo nos regala su excelencia, y compa-
ñeros de varios países nos aportan sus inquietudes, es tan impor-
tante. Justo ahora, en tiempos convulsos, es cuando más necesita-
mos saber dónde y cómo debe estar el periodismo.
10 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Periodismo, ética e internet
Po r
Javier Darío Restrepo
12 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
comunicar. No se estaba inventando una nueva ética, se estaba to-
mando conciencia de un nuevo poder y de sus obligaciones.
Así ocurrió cuando en 1455 Gutenberg y sus asociados abrieron la
edad de la imprenta en el mundo occidental. Los chinos se habían
adelantado con su libro de siete hojas pegadas una tras otra en 868
y con aquellas planchas de madera grabadas en relieve con las obras
de Confucio, publicadas en 953. Con la Biblia de Gutenberg volvió a
suceder: ¿cómo responder por los efectos que traería la aplicación
de esa nueva tecnología? Fue una percepción ética la que provocó
el fenómeno de las biblias encadenadas, porque los productos de la
imprenta no podían caer en todas las manos sin daño.
En 1631, con la aparición de La Gazette de Teophraste Renaudot,
era la primera vez que se imprimían con periodicidad regular
las noticias. Renaudot es consciente de la implicación ética del
privilegio obtenido del rey y de la aplicación de una técnica nacida
dos siglos antes. Por eso escribe en su primer editorial: “A todos
aquellos que son como yo, amantes de la verdad”. Era un poder en
función de la verdad, como repetirían hasta convertirlo en fórmula
sacramental y en lugar trillado todos los directores de periódicos
del mundo en sus primeras ediciones. Y lo que fue un instrumen-
to militar, operado desde la torre Eiffel en la Primera Guerra Mun-
dial, en 1922 daría lugar a la aparición del primer radioperiódico en
Francia, seguido una semana después por la BBC Noticias.
Con estos noticieros nació la preocupación por el poder que sig-
nificaba la posibilidad de difundir relatos de un hecho mientras se
desarrollaba y para un público que así tomaba contacto con acon-
tecimientos cuyo desenlace era desconocido.
Desde entonces comenzó la cavilación sobre un fenómeno que
había propiciado la tecnología de la radio: el hombre lograba
una comunicación que lo liberaba de las ataduras del aquí y del
ahora. El espacio y el tiempo cedían su rigor carcelario y se hacía
posible conocer lo que sucedía en los lugares más distantes del
mundo en el momento mismo en que el hecho ocurría. Y así se
renovaban, acentuándose, los viejos conflictos éticos del com-
promiso con la verdad y de responsabilidad sobre los efectos de
esa información instantánea.
14 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
En la Cumbre de Birmingham, el 12 de mayo de 1998, el presi-
dente de los Estados Unidos, Bill Clinton, se notaba alarmado. Se
había propuesto encontrar medidas de control para el crimen ci-
bernético: “Pueden utilizar computadoras para atracar bancos y ex-
torsionar”, dijo a manera de ejemplo de un poder criminal distinto
de lo conocido hasta entonces. Y agregaría casi enseguida: “Ningún
país del mundo puede controlarlos por sí solo”. Duraba todavía la
reunión cuando los jefes de Estado conocieron la noticia: el satélite
de comunicaciones Galaxy IV había interrumpido inesperadamente
su operación y en Estados Unidos se habían quedado en espera 40
millones de mensajes. La vulnerabilidad del país más poderoso del
mundo se había puesto en evidencia y un nuevo poder hacía su
aparición. El gobierno de Estados Unidos lo sentiría en la Cumbre
de Túnez en 2005, cuando se buscaban frenos para la pornografía
infantil en internet. Allí se concluyó que no había instrumentos le-
gales ni técnicos capaces de frenar el negocio de los mercaderes de
la pornografía. El instrumento en sus manos desafiaba las leyes. Y
ya se sabe: cuando las leyes se revelan impotentes, queda el recur-
so de la ética que reta a cada humano a ser legislador de sí mismo.
Si en ese momento Estados Unidos parecía a la defensiva, hoy se
ve a la ofensiva al utilizar la tecnología digital y su poder como base
de la red de espionaje más grande del mundo y de la historia. Lo
de menos son los 854.000 espías que la conforman, lo de más es
la conciencia que cunde en el planeta de que todos podemos ser
espiados y de que nuestros datos personales se han convertido en
mercancía, merced al uso de internet.
Cuando uno se entera de que Alexei Navalny llegó a constituir un
poder político en Moscú con ayuda de un blog; o de que a Eugene
Kaspersky se le califica como el hombre más peligroso del mundo
porque como asesor de Interpol conoce todos los secretos de la
seguridad informática, comienza a entender la magnitud de este
poder. Así lo han visto los gobiernos de Estados Unidos y China,
que han incorporado las armas cibernéticas como parte de sus ar-
senales militares. Alguno, aterrorizado, habló de una ciberguerra
posible que podría acabar con el planeta.
16 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
promovido ayudas oportunas, la señala como dañina cuando pro-
mueve el conocimiento incompleto o las decisiones equivocadas
cuando obedecen a conocimientos insuficientes; la ética también
muestra ese apresuramiento como indigno de los humanos que,
por experiencia, saben que el conocimiento tiene el ritmo lento y
pausado de las cosas y los pensamientos duraderos. Y como ha su-
cedido siempre que el hombre comunica, por el medio que sea, ha
de dar lo mejor de sí mismo.
Así, pues, la velocidad da lugar a conflictos éticos. Leo en el li-
bro de Cebrián, La red, una reflexión tanto más válida cuanto
que proviene de un periodista: “La velocidad impone un ritmo a
la toma de decisiones cercano a la improvisación, cuando no al
atolondramiento”.
Consumir tiempo, ese recurso siempre escaso y nunca renovable,
para entender, para ser justos o para ser profundos es el resultado de
decisiones éticas lúcidas porque inducen otra forma de liberarse de la
tiranía del tiempo, que es la que resulta de ponerlo al servicio del otro.
Pero el problema ético fundamental de internet aparece en esa
reveladora contradicción que ustedes pueden ver en esa imagen
común: la del nativo digital en la soledad de su cuarto frente a la
pantalla iluminada de su computador cuando hace contacto con
toda clase de personas. A veces lo esencial de esa escena se nos ofre-
ce en los aeropuertos, en el vestíbulo del gran hotel, en un sillón o en
el suelo, en un rincón o en el centro del restaurante: abstraído, silen-
cioso, distanciado de todo su entorno, con una computadora sobre
sus piernas. Es uno de los solitarios de nuestro tiempo. Disponen
de una poderosa tecnología para comunicarse pero se aíslan, pres-
cinden de los demás a su alrededor, absortos, sumergidos en su
mundo virtual. Anota Cebrián: “Embebido en su mundo virtual, se
aparta de las relaciones con los más próximos”.
Telefónica y el Financial Times emprendieron una encuesta en 27
países para averiguar la relación de los jóvenes con la tecnología di-
gital y encontraron a un 87 % con cuenta de Facebook, 1 de cada 10
la mantiene activa; el 60 % revisa de modo compulsivo su celular;
una tercera parte de los encuestados usa el smartphone en el baño
y 3 cuartas partes de ellos se lo llevan a la cama. El 46 % admite
1. Excluye la socialización.
2. También excluye el control social sobre su conducta.
18 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
En las frecuentes consultas que recibo en el Consultorio Ético apa-
recen como pedidos de auxilio los que echan de menos el respeto
por la propiedad intelectual. Se piratean contenidos, fotografías,
diseños como si se tratara de bienes mostrencos. Y hay quienes lo
justifican como si con la tecnología se hubieran impuesto nuevas
normas de comportamiento, laxas hasta la complicidad en materia
de justicia y de compromiso con la verdad, que no son justificables,
pero sí explicables.
En esta galaxia internet se respira un ambiente de libertades na-
cientes y de hora cero de la historia propio de los colonizadores. El
descubrimiento de una tierra nueva tiene una esfera propia cerca-
na a la anarquía porque todavía hay un orden y unas normas por
imponer para bien de la naciente comunidad. Es una condición ve-
cina a la anomia porque los acuerdos y normas están por venir.
Ese ambiente es, quizás, uno de los atractivos de las películas de
vaqueros en las que todo parece por hacer. Internet en muchos as-
pectos tiene ese aire del salvaje Oeste, donde las cosas y la historia
tienden a seguir el rumbo que les imponga el más fuerte. Los ma-
teriales que se descubren en la red, las imágenes, la música, las vo-
ces, parecen estar ahí a disposición de quien las necesite y las halle
primero, como si el hecho de bajar materiales de la red diera el
mismo derecho de propiedad que da crearlas e infundirles el soplo
irreemplazable del ingenio personal.
Me he referido a este conflicto ético puntual porque ofrece unos
elementos comunes; por un lado, la relación autor-obra que ha
imperado en todos los medios de comunicación; y por el otro, la
singularidad de lo digital que impone las aplicaciones éticas de las
normas de siempre sobre justicia y compromiso con la verdad. No
hay, pues, ni una nueva ética ni un relevo de los valores que deman-
da el ejercicio de la comunicación.
Otro asunto ético de ayer y de hoy. Me refiero al tema de la bre-
cha. Aunque los monumentales libros manuscritos eran propiedad
de los pocos que podían costearlos, entonces no se habló de brecha
del conocimiento, pero sí comenzaba a sentirse la desigualdad en el
acceso a las oportunidades del conocimiento que hoy se mira como
un conflicto ético de equidad y de relación con el otro. La idea de la
20 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
valiéndose del poder de un instrumento: ¿para qué ese poder?
¿Para pasar el tiempo? ¿O para derrotarlo? ¿Para acceder solitaria-
mente a la realidad? ¿Para buscar placeres solitarios nuevos? ¿Para
dividir a los otros? ¿Para unirlos? ¿Para degradarse como ser huma-
no? ¿O para crecer como personas? Las preguntas se multiplican y
cada una nos va revelando nuestro papel de sujetos de una historia.
Puesto que la ética es ese impulso interior a la excelencia que
nos acompaña desde nuestro nacimiento, es urgente que coincidan
esas dos posibilidades: la del instrumento y la de la persona, para
hacer de internet una herramienta que potencie nuestra vocación
humana hacia la excelencia. A eso se deben todas las preguntas y
propuestas sobre el uso de internet.
El alma común
24 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
que siempre se está renovando. Escribía Tomás Eloy Martínez en
el prólogo al primer volumen de El zumbido y el moscardón que en
el Consultorio “se ha conformado un cuerpo de doctrina vastísimo
que se renueva todas las semanas”.
La nueva mirada
Vuelvo los ojos atrás para recordar la visión de la ética que tenía-
mos en los talleres de la FNPI y al comenzar este Consultorio.
Dependíamos de los códigos y resolvíamos los problemas éticos
consultándolos. Así fue hasta que en las discusiones de los talleres
o en la investigación para alguna conferencia se perfiló la idea de
que debía haber algo más allá del horizonte de los códigos. No se
trataba de desconocerlos, pero sí de precisar su papel de brújulas y
de ir más allá. Fue el camino para llegar a la idea de que la ética es
una vocación con la que nace todo ser humano y que se manifiesta
en esa pasión por la excelencia, que es la que inspira ese imperativo
de ser mejores y el rechazo a la mediocridad y a la resignación.
Fueron ideas que nacieron y crecieron con la lentitud propia del
pensamiento y que, gradualmente, llegaron a impulsar esa nueva
mirada sobre la naturaleza de lo ético. La reflexión sobre los casos
propuestos al Consultorio, la búsqueda de documentación en los
autores que, pretenciosos, llamamos asesores fundamentaron esa
evolución del pensamiento.
Aprendimos, al mismo tiempo, que en ética no se dicen últimas
palabras y que esta no es una disciplina del espíritu que pueda ver-
se como acabada e inmodificable; por el contrario (y así lo demues-
tra el Consultorio), siempre se está renovando porque sigue el rit-
mo de la historia humana, que todos los días se está reinventando.
De esa dinámica de cambio constante son un ejemplo las nume-
rosas consultas sobre el impacto de lo digital en la ética tradicional
del periodista: ¿se impondrá una nueva ética?, ¿determinará una
nueva manera de hacer periodismo?, ¿la aparición del periodista
ciudadano implicará la desaparición del periodista profesional? Es-
tas fueron algunas de las preguntas con que el Consultorio se intro-
dujo en el mundo apasionante de lo digital.
Lo que vendrá
26 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Será el desarrollo natural de una idea que en estos quince años
ha servido para la consolidación de la sensibilidad ética de los pe-
riodistas y que ha creado un lenguaje común y un vínculo entre los
periodistas de 22 países alrededor del deber ser de una profesión
indispensable.
29
Los fundamentos
de la ética periodística
Consulta 1
Respuesta
Si se mira la ética como el deber ser de las personas o de las pro-
fesiones, se ha de reconocer su existencia como un referente ne-
cesario para todo el impulso de progreso de los humanos y de sus
profesiones.
Esta realidad supone que todo ser humano, lo mismo que toda
profesión, existe para progresar. Por tanto, necesita la sabiduría
para reconocer sus limitaciones y fallas, y el impulso interior para
superarlos. A ese impulso se le da el nombre de ética.
Ese reconocimiento de limitaciones y errores deja a un lado la
idea de lo humano como algo acabado y perfecto y, por tanto, in-
modificable; y destaca a los humanos como seres en obra negra y
en proceso de construcción. El que desecha la ética, o cree que no
necesita cambiar, o que se trata de un asunto sin importancia, se
condena al estancamiento y a la mediocridad como ser humano.
Quien descubre la ética, en cambio, la identifica como el impulso
interior que mueve a los humanos y a las agremiaciones a obte-
ner nuevos logros o a alcanzar metas cada vez más exigentes y a
corregir y reparar fallas, debilidades o vacíos. Así, el profesional se
mantiene en movimiento constante en busca de nuevos objetivos,
mientras las agremiaciones vigilan para que el dinamismo profesio-
nal no se detenga.
Documentación
Para toda profesión y para su correcto ejercicio deben tenerse en
cuenta estas condiciones fundamentales:
32 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Consulta 2
Respuesta
Los códigos de autorregulación tienen en cuenta, inicialmente, una
descripción de la entidad o actividad que se va a autorregular y las
razones por las que se adoptan las normas autorregulatorias. Tal es
el contenido de una introducción o preámbulo del código.
En el cuerpo central se reúnen las normas de autorregulación que
guiarán el ejercicio profesional. Hay normas técnicas: ortografía de
algunos nombres, sintaxis, formas de titular, etc. Y hay normas éti-
cas. Anota Hugo Aznar que esas normas suelen tener distintos én-
fasis de acuerdo con la institución, medio o grupo de personas que
las adoptan. “Es recomendatorio cuando sugiere el comportamien-
to que sería bueno llevar a cabo. Normativo cuando se indican las
conductas que deben seguirse para actuar correctamente. Y, final-
mente, prohibitivo cuando se mencionan explícitamente algunas
acciones que en ningún caso se deben realizar” (Aznar, 47).
En la parte final, los códigos se vuelven prácticos y hablan de su
divulgación y de las actividades para inducir su aplicación: foros, ta-
lleres, seminarios, cursos, etc. Incluyen calendarios para su actuali-
zación periódica, dados los cambios de tecnologías o de circunstan-
cias; otros prevén sanciones o la integración de tribunales, con lo
que el código pierde su fisonomía ética y asume una catadura legal.
Documentación
El estudio mundial de los códigos y consejos de prensa, realizado
por la Unesco a finales de los años setenta, ya destacaba la existen-
cia de una serie de principios comunes a la mayoría de ellos:
Consulta 3
Respuesta
Un código ético es una enumeración de posibilidades porque la éti-
ca se dirige, ante todo, al ser humano posible. Cuando uno examina
lo que hay detrás de los códigos, es admirable la robusta fe de la
ética en las posibilidades de los seres humanos. Por eso, siempre
está exigiendo más y más.
Los mejores códigos no prohíben, proponen, y sus propuestas
son exigentes porque dan por supuesta la poderosa capacidad de
los humanos para hacer reales sus posibilidades. En cambio, en
otros códigos abundan las prohibiciones; en algunos, incluso, apa-
recen sanciones y, por tanto, implican la acción de tribunales que
las impongan y que vigilen el rigor de las prohibiciones. Son códigos
que se acercan tanto al lenguaje, actuaciones y filosofía de lo legal,
que lo ético se desdibuja porque aparece lo impositivo de la ley.
El de la ética es un campo donde se manifiesta el esplendor de la
34 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
libertad hasta tal punto que puede afirmarse que no hay ética sin
libertad ni libertad ausente de la ética. Ética y libertad se exigen
mutuamente, puesto que lo propio de la ética es la construcción de
seres humanos libres, que lo son porque están guiados por lo ético.
Hay, pues, una contradicción en los términos cuando se habla de
tribunales de ética. La ética no admite más tribunales que el de la
propia conciencia.
Sin embargo, ¿qué hacer en un periódico que ha adoptado un có-
digo de ética y que enfrenta actuaciones deliberadamente antiéticas
de alguno o algunos de sus periodistas?
La primera conclusión es que el código ético es un instrumento de-
masiado elevado para estos periodistas. Y cuando desaparece la ética
como parámetro de la conducta, debe intervenir otro instrumento de
inferior calidad: la ley, que es impositiva, que es fuerza externa, im-
posición desde afuera de la persona, exigencia de un orden que debe
ser mantenido por la fuerza si se quiere la defensa de los derechos de
todos. En esas condiciones, no se debe hablar de un tribunal ético,
sino de tribunales como los que urgen el cumplimiento de la ley con el
instrumento de las sanciones.
Puede pensarse, además, en un instrumento preventivo: una co-
misión de estudio de los casos éticos que propongan los periodistas.
A la vez que mantendrá el interés de la redacción en las aplicaciones
de su código a situaciones concretas, ampliará el conocimiento y la
sensibilidad sobre la ética. Este sería el instrumento complementario
del código.
Documentación
Toda profesión entraña un compromiso de servicio a los demás y
por consiguiente está sujeta a obligaciones derivadas de lo que los
demás esperan de ella. Un código de ética profesional no es, pues,
una imposición externa de normas limitadoras de la libertad, sino
una clarificación de las normas que regulan y rigen desde dentro
una práctica profesional. Y esto vale principalmente para la liber-
tad de los medios, que nunca debe entenderse como una ausen-
cia total de límites. Los códigos no son, pues, una restricción de la
36 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Consulta 4
Respuesta
Lo del nombre es lo de menos. A veces se los llama credo de prin-
cipios éticos, declaración de principios éticos, carta de trabajo, guía
ética, derechos y deberes, deontología periodística o, el más co-
mún, código de ética.
En el fondo se trata de mecanismos pedagógicos, a veces mne-
motécnicos, para fijar en la memoria las características esenciales e
ideales de la profesión. No importa cómo se los llame, todos repre-
sentan una ayuda para el periodista porque le responden por qué
trabaja, para quién trabaja y cómo se trabaja para ser una excelen-
te persona y un inmejorable profesional.
Los mejores códigos son los que se limitan a registrar los concep-
tos básicos de la ética periodística. Hay códigos que pretenden ser
exhaustivos en la enumeración de los posibles problemas éticos y
de sus soluciones. El resultado es un extenso y farragoso código de
difícil consulta y de apariencia casuística.
Otro defecto es la contaminación legal, o sea, la idea de que lo
ético es paralelo a lo legal, de modo que así como las leyes se de-
sarrollan en códigos, la ética debe tener su correspondiente formu-
lación en códigos.
Si la ética nos convierte en legisladores de nosotros mismos, ex-
presión de Kant, estos instrumentos son una ayuda para esa legisla-
ción que mana en el interior de cada uno y que no es impuesta por
nadie distinto de uno mismo.
Documentación
La necesidad de los códigos es evidente. Los códigos de ética tienen
un papel preeminente que jugar en cualquier intento de autocon-
trol. Aunque históricamente un código de ética ha sido un convenio
entre iguales, los códigos actuales son más exigentes y tienen que
38 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Principios y valores elementales
del periodismo
Consulta 5
Respuesta
Ha habido intentos para lograr el trazado de ese perfil del buen
periodista. Con ayuda de doce fuentes distintas, entre las que conté
con seis decálogos y seis conocedores como Ryszard Kapuscinski,
Jack Fuller, Adolph Ochs, Edmond Lambeth, Arthur Brisbane y Wal-
ter Williams, obtuve este perfil, propuesto en talleres dictados en
distintos países de América Latina:
Como se ve, cuando se repasa esta lista cuentan más las actitu-
des que las habilidades técnicas; la prioridad la tiene el ser sobre
el hacer, lo que no sucede en todas las profesiones; la singularidad
del periodismo está en ese dato: el periodismo es una actitud hacia
Documentación
Decálogo del buen periodista:
40 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
de servicio. Es ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a
veces, ser otro.
Tomás Eloy Martínez."Los titulares de mañana". La Nación, Buenos Aires, 2005.
Consulta 6
Respuesta
Todos son importantes y de acuerdo con las circunstancias del ejer-
cicio profesional, cada uno puede ser el más importante.
Los nombres, características y aplicaciones de estos valores son
partes de una abstracción o esfuerzo de la mente para llegar hasta
sus realidades, que escapan al dominio de los sentidos. No se pue-
den ver ni tocar ni medir, pero están ahí.
Para el médico lo primero será el valor de la vida, para el abogado
el máximo de los valores es la justicia y para el periodista es su com-
promiso con la verdad. Esto no quiere decir que pueda descartar
como insignificantes la justicia, la responsabilidad o la independen-
cia. Entre estos valores hay una interrelación que determina fenó-
menos como el que unos no puedan vivir si no están los otros. No
puede haber verdad sin justicia ni justicia sin libertad; esta a su vez
depende de la verdad, como son inseparables en la llama la luz y
el calor.
Para el periodista, la verdad parece tener la máxima prioridad y así
lo revela el hecho de que en los códigos de ética esta encabeza la lis-
ta de los valores; pero ese omnipresente compromiso del periodista
con la verdad no se sostiene si no está apoyado por la independencia
ni tiene razón de existir si no es una respuesta a la sociedad.
Es, pues, un problema teórico del que se ocupan los filósofos. La
ética, como saber práctico, mira todos estos valores como necesa-
rios para construir el deber ser del periodista.
42 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Consulta 7
Respuesta
Antes de definir sus lealtades hay que entender la naturaleza del
trabajo del periodista.
El periodista es, ante todo, un servidor público; esa condición es
la que le da dignidad y peso moral a su trabajo, y la que hace del
medio de comunicación una empresa diferente.
Al prestar el servicio de información, el periodista maneja un
bien público: la información. Esta es la materia prima de la empre-
sa periodística que, al contrario de lo que sucede en las otras, no
es propiedad del empresario, sino del público. Ese público que ve y
oye las noticias es el dueño de la materia prima porque él la hace.
Las noticias, en efecto, están hechas con la historia que el público
crea a diario. Por tanto, es a él a quien debe dar cuenta el perio-
dista. Es el público quien debe conocer esa historia para seguirla
construyendo o para corregirla, si es el caso. Esto ocurre cuando
los gobernantes se equivocan o atentan contra el bien público. De
ahí el poder y deber fiscalizador de la ciudadanía, que se cumple si
dispone de una buena información.
La máxima lealtad del periodista se debe, por tanto, al ciudada-
no. Cuando el gobierno, la empresa periodística o los anunciantes
pretenden que el periodista los tenga en cuenta en primer lugar, no
solo se equivocan, también usurpan un lugar que no es el suyo. Es
al ciudadano a quien el periodista debe su información en primer
lugar. Cuando esto sucede, la democracia es sana y fuerte porque
se apoya en la ciudadanía. Cuando no es así, aparece la tiranía que
reduce al ciudadano a la categoría de súbdito que solo acata, pero
no razona ni se informa ni tiene su propio punto de vista.
Consulta 8
Respuesta
La neutralidad le impone al periodista una posición distante res-
pecto de grupos y partidos. Esa distancia permite el examen crítico
44 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
de las opiniones y la posibilidad de ofrecer a los lectores una infor-
mación inteligente, desapasionada y creíble. El compromiso parece
contradecir lo anterior porque le exige al periodista una informa-
ción con una clara intención y una definida opción.
Según el pensamiento de Ryszard Kapuscinski, “toda información
debe ser intencional”. Intencionalidad que se da a veces de modo
calculado y, en otras, de modo inconsciente. En cualquier caso, la
información comprometida vale por su contribución al bien común.
Se puede decir, por tanto, que el del bien de todos es el partido
al que le debe apuntar el periodista. A partir de allí, se vuelve mili-
tante y comprometido con todo lo que beneficia al bien común. Ese
es el partido que lo compromete en causas como la defensa de los
derechos humanos, la defensa de las víctimas o la libertad.
Por eso, entre las opciones que propone el autor de la consulta, la
que más se acerca a lo ideal es la de neutral y comprometido. Neu-
tral para negarles valor de dogma indiscutible a las propuestas de
partidos o candidatos, y comprometido con todo lo que signifique
servicio al bien común.
Documentación
Un claro sentido de la flexibilidad ante situaciones en las que los
actores violentos hablan siempre acompañados de rumores, de ar-
mas de grueso calibre, acompañantes en actitudes desafiantes y
dispuestas a todo, amenazas abiertas o veladas contra nosotros o
algunos de los nuestros. Es claro que los actores violentos no siem-
pre se encuentran por fuera del Estado y que también aquellos
que están dentro pretenden sin más que nos pleguemos a ellos,
o bien actuemos en contra de sus oponentes. Así, la flexibilidad
significa que la neutralidad no es ni una frontera rígida ni un punto
único, y que, antes bien, permite tomar distancias con respecto a
la exigencia de extremismos, "el que no está conmigo está contra
mí", y aprovechar el tiempo y el espacio a favor del rechazo a las
reacciones violentas de cualquier tipo y con cualquier justificación.
La fuerza de la flexibilidad está, claramente, en la capacidad para
anticiparse a los eventos de la guerra.
Consulta 9
Respuesta
Cuando se examinan códigos de ética, manuales de estilo y la prác-
tica de los mejores periodistas, se encuentran estos elementos que
definen esa esencia:
Es un servicio, muy al contrario del lugar común que lo define
como un cuarto poder. En cuanto el periodismo se ejerce como un
poder, pierde su esencia y se convierte en otro más de los poderes
que se disputan el control de la sociedad mediante el uso de la
fuerza, del dinero o de las argucias de los políticos. El servicio, por
el contrario, convierte al periodismo en respuesta a la parte más
noble de los humanos, que es su inteligencia. Además, así se res-
ponde a la naturaleza de la profesión que se centra en la palabra,
un producto del espíritu humano.
Es un servicio público. El periodismo se mueve alrededor de lo
público, o sea, del interés de todos. Aunque se trate de empresas
privadas, periódicos, estaciones de radio, canales de televisión o la
red de internet, su objetivo es lo público. El periodismo no preten-
de la vocería oficial de nada ni de nadie, pero interpreta el interés
público, lo defiende, lo promueve y llega a ser, de hecho y no por
ley alguna, la voz de la sociedad. Deriva el periodismo su dignidad e
influjo en la sociedad de esa función pública que ejerce.
46 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
El periodismo sirve informando. La información es la expresión
específica del servicio que presta el periodismo. Mantiene a la so-
ciedad en contacto con la realidad de su historia diaria; por eso, la
actividad cotidiana del periodista tiene que ver con los hechos que
conciernen a todos, recreados mediante el manejo de la palabra.
El periodismo comienza a deteriorarse cuando se aparta de las ca-
tegorías del servicio, de lo público y de las tareas de información libre.
Documentación
“Periodismo es un relato e interpretación de los hechos actuales a
la luz de ciertos principios, con el objeto no solo de informar, sino
de orientar día a día a las personas que viven en sociedad” (Horacio
Hernández Anderson).
Al analizar su definición, Hernández resalta aquello que estima
lo principal: relato de hechos actuales, ya que la noticia es un ele-
mento de carácter esencial; pero, como dice el profesor Alfonso
Ungría, “el simple hecho de dar una noticia, de destacar un suceso
y exponerlo a la atención del público, lleva implícito un comentario
sobre su importancia y su carácter, aparte de algunas sugerencias
expresas que pudieran hacerse en torno a ella, porque la noticia es
el cuerpo y el comentario su alma”.
Para que podamos hablar de periodismo es necesario y condi-
ción básica que el relato o comentario se refiera a sucesos efectiva-
mente ocurridos. Sobre la ficción y el ilimitado campo imaginativo,
donde tienen sus raíces otros géneros literarios, no se construye
el periodismo. Es decir, el periodismo se funda en la realidad que
sucede, en hechos que en la realidad han ocurrido u ocurren.
Otra condición del periodismo es que el comentario o relato se
dirija al conocimiento de personas indeterminadas, generalmente
anónimas. Si yo cuento un acontecimiento a un amigo, incluso si lo
hago a través de un medio audiovisual, no estoy haciendo perio-
dismo, sino usando un medio interpersonal. Lo mismo si le escribo
una carta muy ágil y con un relato vivo y detallado. Tampoco hago
periodismo si guardo esos relatos en un cajón de mi escritorio y los
mantengo en secreto.
Consulta 10
Respuesta
Si se aplicara el criterio del Sr. presidente, Ecuador tendría que
prescindir de una de sus industrias más significativas económica y
artísticamente, la de la talla de madera para obras de arte, para
muebles y para construcción, porque atenta contra los bosques.
Conscientes de ese riesgo, los usufructuarios de ese recurso de-
vuelven a la naturaleza lo que han tomado de ella con campañas
de reforestación. La expresión presidencial tomada en positivo
equivaldría a una invitación para que los periódicos hagan suya una
campaña reforestadora en el mundo. Algunos ya lo están haciendo.
Además, ese reclamo induce una reflexión positiva sobre el pa-
pel social del periodismo. Fuera de ser útil para madurar aguacates
y proteger los muebles cuando hay pintores en casa, ¿tienen una
utilidad social los periódicos? Y si se da por sentado que tienen esa
utilidad, ¿esta es tal que la sociedad no pueda prescindir de estos?
48 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
No basta responder que son útiles porque informan, pero ¿esa
información es imprescindible? Al llegar a esta pregunta, medios
y periodistas están frente a un asunto medular: ¿qué clase de in-
formación es la que puede considerarse imprescindible? Es una
pregunta útil porque propone el reto de hacer una información
imprescindible, que es la que convierte a la profesión y al profesio-
nal, a su vez, en elementos tan imprescindibles que dan una razón
válida para convertir los árboles en papel. Todos sabemos, por tan-
to, que hay un periodismo prescindible, por el que no vale la pena
sacrificar un árbol, y que hay otro periodismo de tal valor y tan
imprescindible que por él vale la pena sacrificar un bosque.
Documentación
Creo que los periodistas son la médula de la democracia. Son in-
dividuos frágiles, aunque muchas veces son muy narcisistas y muy
pretenciosos en el plano empírico, pero son actores indispensables
de la democracia.
Mi idea es simple: cuanta más globalización de la información
haya, cuantos más mensajes haya, mayor será el acceso a la infor-
mación en el mundo y por lo tanto habrá que valorizar más el rol
esencial de los mediadores de la información, que son los perio-
distas. Estos son los únicos que pueden validar la calidad de la in-
formación. Dicho de otro modo, no hay nada más demagógico que
pensar que la globalización de la información debería conducir a
la reducción de la cantidad de periodistas. Es exactamente lo con-
trario, lo inverso. Cuantos más canales hay, más mensajes hay, y
mayor es la necesidad de que haya periodistas para hacer este tra-
bajo esencial, frágil, discutible, pero muy humanista, que consiste
en realizar un arbitraje dentro de una cantidad de información para
validar aquella que es importante para el público
Mi introducción es sencilla y resume en tres frases la exposición
que voy a hacer. Asistimos, a principios del siglo xxi, a la victoria de
la información, pero esta victoria no es necesariamente una para
los periodistas. La paradoja sería que los periodistas sean las vícti-
mas de la victoria de la información globalizada. Para estos y para
los seres humanos que fabrican y legitiman la información, esta vic-
toria puede ser engañosa.
Consulta 11
Respuesta
Si usted al recibir un trabajo hecho por sus alumnos (una crónica,
una entrevista, un perfil) convierte dichos trabajos en un material
que redistribuye con el objetivo de que cada uno lea, critique y ra-
zone, de modo que cada crítica sea explicada y complementada con
una propuesta (por ejemplo, esto que está mal podría haberse he-
cho así), logrará varios objetivos:
El esfuerzo de sus alumnos para encontrar los aciertos del tra-
bajo que examinan. Un ejercicio crítico razonado que los obliga a
50 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
encontrar el motivo de sus críticas. Un trabajo creativo para formu-
lar propuestas. La comprobación de que todo trabajo puede mejo-
rarse, por tanto: no hay trabajo perfecto.
Este mismo ejercicio es el que en una sala de redacción se hace
cuando se examina la última emisión o edición. Si esto llega a formar
parte de la agenda diaria, los efectos que se pueden esperar son:
Mejoría de la calidad. Ver las fallas de un trabajo es dar con la
clave para hacerlo mejor. Se adquiere la costumbre de examinar
críticamente el trabajo propio y el ajeno; así se supera la reacción
adolescente de rechazar la crítica y al crítico como enemigos. Se
crea una base, de facto, para trabajar en equipo y para aceptar las
críticas sin traumatismos.
Como se ve, este ejercicio enseña que el verdadero aprendizaje
de un oficio comienza con el hallazgo de los errores y continúa con
la voluntad de hallar sus causas y de aplicar los correctivos necesa-
rios para no repetirlos.
Documentación
El periodismo debe reflejar el drama y la alegría de la vida, los pro-
blemas, las obras y los sueños de los hombres, tanto en lo indivi-
dual como en lo colectivo.
Ni siquiera en el último día de su vida, un verdadero periodista
puede considerar que llegó a la cumbre de la sabiduría y la destre-
za. Imagino a uno de esos auténticos reporteros en pleno tránsito
de esta a la otra y lamentándose así para sus adentros: “Hoy he
descubierto algo importante, pero lástima que ya no tenga tiempo
para contarlo”.
El periodismo es una actitud, una capacidad, un conjunto de
conocimientos y una destreza que no vale declamar, sino probar
todos los días. El periodista nunca termina de hacerse. Nuestro
perfeccionamiento es brega cotidiana. Hasta el último día de nues-
tra existencia estaremos transformándonos. En realidad, nada nos
acerca más al ridículo que pavonearnos con la idea de que ya lo
sabemos todo y que nada ni nadie nos puede enseñar algo nuevo,
interesante y útil para hacernos mejores practicantes del oficio.
Consulta 12
Respuesta
Cuando apareció la radio, con su poder de información instantánea
y con su amplísimo cubrimiento, además de ser un servicio gra-
tuito, se temió el final del periodismo escrito: más lento, con una
restringida área de cubrimiento y más costoso. Los mismos pro-
nósticos se repitieron con más fuerza al aparecer la televisión; y
se ha vuelto a prever el fin de los periódicos con la aparición de la
tecnología digital.
Esta historia de repeticiones del mismo incumplido pronóstico
demuestra que el factor de permanencia de un medio de comuni-
cación no es el aparato ni su tecnología, sino un propósito.
Mientras se mantengan la necesidad de obtener información y
la voluntad de proveerla con mayor calidad cada vez, lo instrumen-
tal será algo secundario y subordinado. El fenómeno que se da, en
consecuencia, es que el periodismo toma lo mejor de cada nueva
52 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
tecnología, desecha lo que las nuevas tecnologías han vuelto des-
echable y continúa prestando su servicio con renovada eficacia. La
muerte del telégrafo, de los teletipos, de los linotipos, de las má-
quinas de escribir, no fue la muerte del periodismo que se valía de
ellos como instrumentos.
En cambio, la voluntad de informar, y de informar de manera
completa, es la que les da a las nuevas tecnologías toda su impor-
tancia y razón de ser.
Documentación
“La confianza es una condición necesaria, aunque no suficiente,
para sobrevivir en un contexto competitivo. El miedo, la incerti-
dumbre y las dudas que reinan en los medios tradicionales están
sobredimensionados en una industria que tiene una inmensa au-
diencia, la posibilidad de cobrar por contenidos exclusivos en la
web y gran capacidad para generar comunidades”, me dijo el con-
sultor de medios Ken Doctor.
La primera sorpresa que arroja una radiografía precisa del sector
es que el presente de los diarios no responde a la visión apocalíp-
tica que predomina entre editores y periodistas. De acuerdo con
los datos de la World Association of Newspapers and Publishers,
hoy se venden más de 500 millones de ejemplares por día en el
mundo y la industria genera más de 200.000 millones de dólares al
año. ¿No son prematuros, entonces, los certificados de defunción
referidos a una actividad con ingresos equivalentes al PIB de un
país como Perú y cuyos productos, considerando su readership, son
consumidos por el 50 % de los adultos del planeta?
Si comparamos los diarios con otros medios, veremos que los pri-
meros se llevan una quinta parte de la inversión publicitaria global
dentro de una distribución en la que la televisión sigue sacando la
mejor tajada e internet continúa creciendo año tras año. Es en la
competencia por el tiempo donde la prensa aparece muy rezagada.
De las siete horas que un habitante promedio en un país desarro-
llado dedica al consumo de medios, solo quince minutos se em-
plean para la lectura de una versión impresa o digital de un diario.
Pero ese cotejo también nos permite concluir que el minuto de los
Consulta 13
Respuesta
Este es un abuso que es tanto más grave si se trata de medios de
comunicación.
Dado el papel social que cumplen en la sociedad, estos, si son
periodísticos, tienen el deber de mantener un nivel ético superior
al del promedio de la sociedad, porque son a la vez líderes y edu-
cadores de los ciudadanos. En efecto, el liderazgo moral de los
medios periodísticos proviene de su tarea informadora, que pone
a los periodistas en contacto diario con la conciencia de los ciuda-
danos cuando les indica qué es lo importante y lo secundario en
la historia diaria, exalta a los buenos y previene sobre el daño de
los corruptos.
Una base de ese liderazgo es la enseñanza y respeto de los de-
rechos humanos. De hecho, la sociedad conoce la práctica de esos
derechos en los informes de prensa y protesta contra su violación en
las emisiones y ediciones de los medios. Al reclamar, por ejemplo, los
derechos de las minorías (indios, negros, homosexuales), los medios
destacan la necesidad de respetarlos y de respetar su dignidad.
54 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Entre esos derechos y reclamos de dignidad se encuentra el de
ser tratados como iguales, sin que la raza, el color de la piel o el
sexo sean obstáculo. Es, pues, asunto de coherencia con la función
de la prensa y con lo que ella transmite el que haya una igualdad
de derechos y de condiciones laborales entre hombres y mujeres
en una redacción.
Documentación
Podemos decir que el ser humano tiene dos dignidades: una onto-
lógica, que posee por el solo hecho de ser humano, y otra moral,
que es la que nos damos a nosotros mismos con nuestro compor-
tamiento. La dignidad ontológica descansa en el reconocimiento de
que cada persona entraña un valor especial que no puede dejarse
pasar por alto, así cometa los delitos más graves. En cambio, la dig-
nidad moral está asociada a nuestras acciones particulares; así, una
persona se hace indigna si roba, si mata, si miente.
Las comunidades han visto que si no se defienden los derechos
humanos basados en la dignidad inalienable del ser humano, enton-
ces corremos el riesgo de ser atropellados bajo el menor pretexto.
Defender los derechos humanos significa que cada ser encarna la
dignidad de todo el género humano, que cada vez que se violentan
nuestros derechos en una sola persona, se vulnera la dignidad de
toda la humanidad. Una persona puede perder su dignidad moral,
pero no la ontológica. Así pues, cada vez que se trata con dignidad a
un asesino, aunque este sea el más cruel, en realidad se está respe-
tando el valor de la persona humana en general, incluyendo a sus
captores y sus acusadores. Darnos valor como seres humanos nos
previene contra los abusos del poder y nos da confianza para transi-
tar por la vida sin miedos ni temores. Los derechos humanos, como
lo ha establecido la Asamblea de la ONU, refrendan en general: el
derecho a la vida, la libertad, la seguridad personal, la eliminación
de la tortura, los tratos crueles o degradantes, igualdad ante la ley
y eliminación de todas las formas de discriminación.
José Luís Espíndola. Ética ciudadana. Porrúa, México, 2009, pp. 34 y 36.
Consulta 14
Respuesta
Para los periodistas, la palabra verdad significa fidelidad a los he-
chos sobre los que se informa. Otro es el sentido que le dan a la
palabra verdad los filósofos, las religiones o los científicos. Las del
periodista son las verdades humildes de los hechos de cada día.
Por eso, sus verdades son provisionales, esto es, penúltimas pa-
labras, porque los hechos evolucionan y sobre ellos siempre habrá
algo que agregar. El periodista, en consecuencia, es alguien que
siempre está en disposición de corregir, agregar o aclarar sus infor-
maciones sobre los hechos. Heráclito proporciona la imagen más
oportuna al respecto. La historia de cada día es como un río que
fluye de modo que el agua que ves desde el puente pronto es reem-
plazada por otra. Los hechos dejan de ser los mismos y el periodis-
ta debe tener la versatilidad suficiente para reconocer esa calidad
variable y de renovación permanente de los hechos que informa.
Además, deben ser verdades útiles para la sociedad; deben res-
ponder a sus intereses y no solo a su curiosidad. Otro elemento
de la verdad del periodista es que debe ser completa. No responde
solamente a lo que sucede, también debe explorar el porqué, el para
qué, el dónde, el quién, el cómo de los hechos. Es decir, debe ser
completa para que constituya un sólido elemento de juicio en el
momento de decidir.
56 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
¿Se puede alcanzar? Es obligación del periodista hacer cuanto esté
a su alcance para obtener una visión exacta de los hechos. En esto
consiste su compromiso con la verdad.
Documentación
El código de la Unesco es tajante: hay que informar de la manera
más objetiva posible. Para esto, el periodista tiene que adherirse
formalmente a la realidad objetiva.
“La tarea primordial del periodista es la de servir el derecho a
una información verídica y auténtica por la adhesión honesta a la
realidad objetiva, situando consciente los hechos en su contexto
adecuado, manifestando sus relaciones esenciales sin que esto en-
trañe distorsiones, empleando toda la capacidad creativa del pro-
fesional, a fin de que el público reciba un material apropiado que
le permita formarse una imagen precisa y coherente del mundo,
donde el origen, naturaleza y esencia de los acontecimientos sean
comprendidos de la manera más objetiva posible”.
La proclamación solemne de la realidad objetiva, como supremo
desiderátum del informador, viene a confirmar la primacía que en los
códigos de ética periodística se expresa con los términos verdad, ob-
jetividad, veracidad y exactitud. La negación de lo que estos términos
significan es la manipulación en todas sus formas de la objetividad
informativa. El código de la Unesco no ha hecho más que recordar y
confirmar lo que constituye el valor ético que da sentido siempre a la
profesión informativa: ofrecer al público, en la medida de lo posible,
la verdad objetiva que por derecho le pertenece y que el informador
sirve como un honroso e inexcusable deber.
Niceto Blázquez. Ética y medios de comunicación. Biblioteca de Autores Cristianos,
Madrid, 1994, p. 200.
Respuesta
• En el periodismo de disfraz se percibe un conflicto de identidad
profesional. En efecto, si el periodista tiene claro su objetivo pro-
fesional, descartará la acción espectacular que lo convierte a él
en el centro de atención, porque esa no es la razón de ser de su
trabajo; también desecha todo lo que podría hacer menos eficaz
el servicio que les debe a los receptores de información; el dis-
fraz es un estorbo para quien quiere y debe ser creído.
• El periodismo de disfraz crea la confusión entre la ficción y la
realidad. Si el periodista asume una personalidad que no es la
suya, marca con eso el comienzo de una ficción y por tanto pone
la realidad fuera del alcance del receptor. Así, en el problema de
credibilidad consiguiente, parece alejarse de lo que el público es-
pera de todo periodista: una verdad sin falsificaciones que pue-
da hacer real el derecho de la sociedad a acceder a lo verídico.
En el menos malo de los casos, el disfraz conduce a lo real, pero
sin garantías de credibilidad para el receptor.
• El disfraz para llegar a lo real plantea el problema del fin y de
los medios. Puesto que es cierto que el fin no justifica los me-
dios, esta clase de periodismo utiliza el engaño (un medio malo)
para llegar a la verdad (un fin bueno) y de paso desecha medios
buenos (las técnicas de investigación) para alcanzar un fin que
se obtiene integralmente cuando hay hallazgo de la verdad y ga-
rantía de credibilidad suficiente para que aquella sea aceptada
e influyente.
Documentación
Algunas personas argumentan que los reporteros nunca deben ac-
tuar de manera encubierta y ninguna historia justifica que mientan.
58 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
El que un periodista actúe como si fuera otro conduce a la pérdida
de credibilidad y, sin credibilidad, ningún reportero u organización
periodística puede servir al público. Otros argumentan que los re-
porteros tienen una obligación mucho mayor con el público y por
tanto no pueden estar en ningún tipo de sensiblería. Si para con-
seguir una historia que pondrá al descubierto un gran error y que
protegerá al público de cualquier perjuicio es necesario valerse de
un subterfugio, entonces vale la pena.
Quienes están a favor de esta línea de pensamiento señalan que
a menudo las organizaciones que se encargan del cumplimiento
de la ley recurren a subterfugios para apresar a delincuentes. Un
policía puede actuar como un narcotraficante, un ladrón o incluso
como un asesino para poner en prisión a quienes transgreden la
justicia. Según sus puntos de vista, la obligación de los periodistas
de que el público conozca lo que ocurre es tan importante como
la que tiene la policía de proteger la vida y las propiedades de los
ciudadanos. Por tanto, afirman, es correcto que un reportero actúe
de manera encubierta para realizar una investigación periodística.
Charles Green. Reporteros encubiertos. Pulso del Periodismo, Universidad de Florida.
Consulta 16
Respuesta
Los códigos de ética hablan de “no utilizar métodos incorrectos”
(Federación Internacional de Prensa), de “utilizar medios justos y
honestos” (Australia, Austria, España, Filipinas, Francia). A estas
expresiones se agrega la exigencia de “no disimular ni falsear la
identidad del periodista” para obtener la noticia (Filipinas, Cana-
dá, Australia). Son en total 28 códigos del mundo los que incluyen
esta norma porque dan por supuesto que el periodista siempre
juega limpio, es decir, sin cartas marcadas y con una conducta
Documentación
En 1977, el Chicago Sun Times había abierto una taberna, la ha-
bía llenado de reporteros y fotógrafos y había esperado a que los
inspectores municipales vinieran a cobrarles soborno. Bautizaron
el bar con el nombre de Espejismo y atraía a criminales de poca
monta como una visión de agua atrae a las víctimas de una sequía.
Los artículos resultaron acompañados por fotografías tomadas con
cámaras ocultas y llegaron hasta las finales del Premio Pulitzer. Pero
después de algunas objeciones del ex director ejecutivo del Was-
hington Post, Ben Bradlee, la junta del premio decidió no conceder
el mismo al Sun Times porque la serie se basaba en un engaño. La
junta llegó a la conclusión de que las empresas dedicadas a decir la
verdad no se debían dedicar a esas tácticas de engaño.
Sissela Bok, en su libro Lying: Moral Choice in Public and Private
Life, identifica cuatro excusas morales básicas para el engaño inten-
cional: evitar un daño, producir un beneficio, requerimientos de la
equidad y protección de la verdad. Todas implican un cálculo utili-
tario, un balance del bien y el mal, de manera que Bok llega a varios
principios generales para totalizar las pérdidas y ganancias morales.
Al considerar diferentes tipos de mentiras debemos preguntar,
en primer lugar, si existen acciones alternativas que resuelvan la
dificultad sin utilizar un engaño. En segundo lugar, ¿cuáles pue-
den ser las razones morales propuestas para justificar la mentira
y cuáles razones se pueden plantear como contraargumentos? En
tercer lugar, como prueba para los dos pasos anteriores, debemos
preguntarnos ¿qué podría decir un público de personas razonables
respecto a tales mentiras?
Ella comienza con un supuesto en contra del engaño porque una
mentira siempre causa un daño moral. En primer lugar, la víctima
60 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
se siente violada y el sufrimiento de un inocente es un poderoso
argumento en contra de la práctica que lo genera. Si un reporte-
ro honestamente tratara de imaginarse cómo se sentiría si le min-
tieran en circunstancias similares, seguramente entendería lo que
quiero decir. En segundo lugar, la mentira crea hábito. Por consi-
guiente, incluso una mentira justificada, podría cambiar el carác-
ter de la conducta general del mentiroso, llevándole a engañar en
circunstancias que no tienen justificación. Es común observar que
una mentira lleva a otra. En tercer lugar, el mentiroso a menudo
supone que no lo van a descubrir y es más fácil para él comprender
sus propias necesidades.
Jack Fuller. Valores periodísticos. Colonial Press International, Miami, 1996.
Consulta 17
Respuesta
Son útiles estas reflexiones previas:
Ninguna fuente está obligada a responderle a un periodista; por
tanto, si lo hace, sabe que actúa en plena libertad para colaborar
con la tarea informativa. Periodista y fuente trabajan con un solo
objetivo: entregar al lector, oyente o televidente una información
de calidad.
El papel del periodista al ofrecer información es proteger al re-
ceptor de su mensaje contra los intentos propagandísticos o de al-
teración de la información; por eso selecciona sus fuentes, busca
plurales y diversas, y examina críticamente la información que re-
cibe de aquellas para descontaminarla de inexactitudes, contradic-
ciones, errores o mentiras.
Como se ve, el único amo que respeta el periodista es el receptor
de su información; y el objetivo esencial de su actividad profesional
Documentación
Una cuestión delicada para los reporteros es: si el periodista es lla-
mado por un juez para rendir testimonio, ¿tiene obligación de reve-
lar la fuente de una información con base en la cual se inició el pro-
ceso o de entregar las notas de las entrevistas en las que fundó su
reportaje? Para el antiguo director del Washington Post, Benjamín
Bradlee, no debe cooperar. Algunas veces, asegura, las autoridades
62 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
están más interesadas en castigar al reportero que en atacar los
males denunciados por él. Pero en el fondo de la cuestión yace un
valor ético de mayor entidad. Según Meyer, el periodista profesio-
nal se interesa en señalar un mal general y lo ilustra con un ejem-
plo, en tanto que la autoridad administrativa o el juez están más
interesados en reprimir el caso en particular y no las consecuencias
del mal general. Y la mejor respuesta la da Meyer cuando recurre
a la Declaración de Principios de la Asociación Estadounidense de
Editores de Periódicos de 1975: “Las promesas de confidencialidad
no deberán darse en ausencia de una necesidad evidente y apre-
miante, pero esos compromisos, una vez dados, deben ser respeta-
dos a toda costa. No obstante, una revista como Newsweek rompió
esa norma en una situación cuyas repercusiones todavía se discu-
ten en la prensa de Estados Unidos. El ahora célebre Oliver North
dio a conocer informes reservados sobre el Irongate, los cuales la
revista se comprometió a publicar sin revelar la fuente. Sin embar-
go, la mencionó y justificó su decisión al afirmar que sabía que Oli-
ver North había mentido”.
El conjunto de normas éticas aplicables a situaciones concretas
no está divorciado de las reglas de sentido común. Recomiendan
formularse las siguientes preguntas: ¿tiene la noticia suficiente im-
portancia como para omitir la obligación de decir de dónde viene?
¿Hay en la noticia suficientes pruebas como para permitir un juicio
razonable sobre su plausibilidad? Si lo que distingue al periodismo
de otras profesiones es, precisamente, la posibilidad de no citar la
fuente, algo inconcebible en un trabajo de investigación académica
o científica o en un ensayo literario, el periodista en todo momento
debe tener una clara conciencia de que el abuso de esta licencia
puede convertir en sospechosa su contribución a la sociedad.
Guido Fernández. Agonía a la hora del cierre. Trillas, México, 2000, pp. 80, 81.
Consulta 18
Respuesta
Las disposiciones legales sobre esta materia son ambiguas: cuan-
do un gobierno dispone la obligatoriedad del título, puede estar
protegiendo el derecho de la población a una información de cali-
dad. Como se sabe, el progreso de las técnicas de comunicación ha
determinado cambios por la cantidad de información a que tiene
acceso la población; impuso la necesidad de una selección profe-
sional de esa información, creó la urgencia de que la información
sea procesada para proteger al usuario de su multiplicación innece-
saria y de la manipulación a través de lo que le ofrecen, y propició la
exigencia de una comunicación profesional en términos de calidad
de su presentación y de eficiencia en su difusión a través de los
medios. Junto con esa protección del derecho a la información, la
disposición legal podría estar poniendo en las manos del gobernan-
te un instrumento de control para el ejercicio del periodismo y de
restricción para la libertad de informar. Por esa razón, los gobiernos
que son y que parecen democráticos dejan esa facultad de proveer
profesionales idóneos a la sociedad en manos de las agremiaciones
o colegios de periodistas, de los propios medios de comunicación o
de esas dos instancias, que actuarían bajo objetivos de autocontrol
para servicio de la sociedad y para fortalecimiento de la credibili-
dad del gremio periodístico.
64 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Documentación
Entre los distintos modelos que han servido de pauta para estable-
cer las relaciones entre periodismo y política, destaca el liberal. De
acuerdo con este, que encuentra su origen en el liberalismo econó-
mico clásico, el Estado no debe intervenir en el control de calidad
de la información y la prensa debe vigilar y controlar los errores del
poder político. El punto de partida de este modelo es el conflicto
permanente de intereses entre gobierno y medios, por lo que el rol
desempeñado por la prensa es el de adversario. Son muchos los
factores que intervienen en el papel vigilante que deben adoptar
los medios en las sociedades democráticas y apelan a la necesidad
de luchar contra cualquier clase de presión que reciban. Esta con-
cepción liberal tuvo gran aceptación en Estados Unidos, sobre todo
con motivo del caso Watergate.
Frente a ese modelo existe otro de cariz más conciliador en el que
prensa y esfera política tratan de conciliar sus intereses comunes
de transmitir su mensaje a las audiencias. En este tipo de relación
se considera necesario que periodistas y políticos garanticen su en-
tendimiento mutuo. No todos los autores se muestran de acuerdo
con este modelo. Herstgaard considera que ha favorecido que los
periodistas no cuestionen la labor de los políticos, sino que simple-
mente se conformen con mostrarla. Con el fin de encontrar un mo-
delo equilibrado frente al liberal y al conciliador, en el año 1947 se
creó en Estados Unidos la Comisión Hutchins. El modelo propuesto
en esta ocasión se fundamentaba en la teoría de la responsabilidad
social. Esta permitía que el Estado tuviera una mayor intervención
para controlar la libertad y la responsabilidad de la prensa, al mis-
mo tiempo que debían imponerse límites en la intervención para
no coartar la libertad de los ciudadanos. Los principales objetivos
de esta intervención eran, entre otros:
Consulta 19
Respuesta
Cuando una ley de prensa o de comunicaciones se propone corregir
las deficiencias del periodismo, puede escoger, entre otros cami-
nos, estos:
El examen crítico de la formación universitaria de los periodistas.
Una comisión revisora de los pénsumes, compuesta por editores,
jefes de redacción o viejos periodistas podría comprobar si las fa-
cultades se ajustan a los requerimientos de las redacciones; podría,
además, estudiar soluciones para el problema de la sobreproduc-
ción de graduados en periodismo y verificar la idoneidad del per-
sonal docente de las facultades. Una democracia sana reclama un
periodismo de calidad.
El ministerio que dicta y vigila el cumplimiento de las políticas
laborales, a partir de una investigación sobre los salarios que perci-
ben los periodistas, podría asumir una política de salarios justos en
los medios de comunicación. Como se sabe, esa “precarización” y
las prácticas antiéticas, lo mismo que la mala calidad de la informa-
ción, tienen una causa común: los malos salarios, disimulados por
la práctica corruptora de imponerle al periodista la venta de pu-
blicidad como medio para aumentar sus ingresos. Un salario justo
estimula la independencia del periodista y facilita las tareas que le
impone su compromiso con la verdad y con la sociedad.
66 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Documentación
En 2002, la Fundación Knight le pidió a la Universidad de Princeton
que hiciera una encuesta sobre cuál era la frustración más grande
del periodista estadounidense. Los resultados fueron que no reci-
bía capacitación. El entorno está cambiando y se necesita capacita-
ción. Este es un campo que pierde al 60 % de la gente que ingresa
para cuando tienen 40 años. Esto implica que la mayoría de la gente
inteligente se está yendo porque no recibe capacitación en su lugar
de trabajo.
No he escuchado que se diga en ningún momento que lo que
iban a usar para la capacitación del periodista incluyera la historia
del periodismo. No estoy hablando de historias grandes, de Water-
gate, de los héroes estadounidenses, de la teoría de triunfos. Estoy
hablando de retrotraernos a los romanos, las primeras personas
que escribían en la pared lo que estaba ocurriendo.
Yo no he escuchado que nadie diga haber identificado las cien
más importantes historias del periodismo, o cincuenta. Si nosotros
nos proponemos darle un título a alguien sin que estudie los más
importantes trabajos de la historia, los analice, los examine para
que sepa qué es lo que hace que estos trabajos sean buenos e im-
portantes, no estamos haciendo bien las cosas.
Charles Eisendrath. “Desafíos del periodismo real. El desafío de la capacitación”. Clarín,
Buenos Aires, 2006, pp. 53, 54.
Consulta 20
Respuesta
A la ética se llega por la vía de la experiencia sobre una base de
conocimiento. Los cursos de ética en las licenciaturas de Comu-
nicación y Periodismo sirven para compartir una experiencia y un
Documentación
El significado profundo de la ética profesional no se encuentra pro-
piamente en sus manifestaciones expresas. No se formula en nin-
guna asignatura o materia de los planes de estudio, ni siquiera en
las carreras humanísticas. Lo más importante y vivo de esa ética
no está en libros ni en códigos ni en juramentos, al menos no se
agota en ellos. Es algo implícito, subyacente, mucho más amplio y
fundamental: está de hecho en las raíces humanas de la actividad
científica o cultural en que se ha puesto la vida.
Por otra parte, ha de advertirse que en sus aspectos básicos la
ética profesional no se adquiere tras el egreso y ya en la prácti-
ca de la profesión, sino que se va gestando y desarrollando en la
propia formación académica o universitaria; se halla implícita en
la significación humana de toda disciplina y en el proceso mismo
68 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
de su aprendizaje cuando este es integral. La formación ética, en
este sentido, es correlativa a la formación intelectual y ha de lle-
gar a ser indisoluble de esta en la medida en que se trata de una
genuina formación y no de una mera acumulación informativa de
conocimientos.
El aprendizaje como tal, particularmente el universitario, conlleva
la adquisición de una serie de virtudes éticas que han de persistir y
formar parte de los rasgos que definen la llamada ética profesional.
Juliana González. El Ethos, destino del hombre. Fondo de Cultura Económica, México,
1996, p. 93.
Consulta 21
Respuesta
Algunos códigos de ética incluyen normas al respecto, lo mismo
que sobre el deber de hacer buen uso del idioma. Pero aun si no
constaran allí esas normas, sería igualmente válida la exigencia éti-
ca en este sentido.
En efecto, la ética periodística impone el deber de buscar la ex-
celencia en el ejercicio profesional y es entendible que mal puede
hablarse de excelencia periodística en trabajos sin ortografía o con
una sintaxis defectuosa.
Y así como un deber ser del abogado es su conocimiento de los
códigos y del lenguaje jurídico, y el del médico o del odontólogo
el diestro manejo de su instrumental, es obligación elemental del
periodista manejar su instrumento de trabajo, que es la palabra en
todas sus formas, hablada o escrita. El desconocimiento de sus ins-
trumentos de trabajo por parte de un profesional implica un ejerci-
cio profesional de mala calidad y un engaño para los usuarios de su
servicio especializado.
Así lo manifestaron los lectores de periódicos, encuestados por
encargo de la Asociación Americana de Editores de Periódicos
(ASNE) en Estados Unidos. Cuando se les preguntó en 1999, por
las razones de la pérdida de credibilidad de los periódicos, seña-
laron como primera causa los errores de ortografía y de sintaxis
70 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
que encontraban. En efecto, un manejo correcto del idioma y de
la ortografía es lo mínimo que se les puede ofrecer a los lectores.
Documentación
Pedro Salinas hablaba del lenguaje como el instrumento de la in-
teligencia, pero el idioma español es, sobre todo, el instrumento
de los sentidos y de las emociones; no lo manejamos únicamente
como una lengua franca para los negocios o como un segundo idio-
ma mediante el cual se entienden pueblos de lejanos credos mater-
nos. El español tiene una patria de 21 estados y de 400 millones de
corazones, y solo con sus palabras oídas desde la cuna, podremos
los habitantes de esta nación común soñar una novela a la sombra
de un tilo o recrear la mirada en la hornillera y los dujos donde se
esconden las abejas. Hemos podido construir en los últimos siglos
una lengua que ya no pise a los idiomas que conviven en su suelo,
que olvide la diglosia para conocerlos y relacionarse con ellos con
la misma naturalidad con que los hombres del bandolero Roque
Guinart hablan en catalán al manchego don Quijote, y todos ellos
entendían sin hacer cuestión del asunto porque también el catalán
podía ser una lengua de aquel caballero andante.
El uso de nuestro idioma y el intento de comprender a los seme-
jantes nos retrata como seres humanos, las palabras nos revelan
como somos y a veces nos condenan.
Alex Grijelmo. Defensa apasionada del idioma español. Taurus, Madrid, 1998, p. 285.
Consulta 22
Respuesta
Hay, entre muchas, dos clases de editores: los que se dedican a
subrayar las debilidades y errores de los periodistas. Estos editores
Documentación
Una reportera de un periódico se propuso ayudar a su editor a me-
jorar y le escribió un memorando: emplee más tiempo hablando con
los redactores, uno por uno, de manera informal. Pase por sus escri-
torios y pregúnteles lo que están haciendo. Son relaciones públicas,
lo sé, pero es importante. Su personal tiende a asociarlo a usted, in-
justamente, con castigo, humillación, lacónicos mensajes por com-
putador y otras cosas. Usted es duro y serio, pero no es el conde Drá-
cula. Me gustaría que dejara que más gente viera su personalidad.
Trate de tener más tiempo, desde el comienzo, para consultar con
72 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
los redactores sobre historias claves. ¿Cuál es su objetivo? ¿Qué sabe
usted ya? ¿Qué necesita saber? Y en otro momento: ¿Qué averiguó?
¿Cuál es el enfoque? ¿Cuál es la cabeza? Dos cosas logra con esto:
eliminar sorpresas al cierre y el redactor comienza a mirarlo como
un amigo y no como alguien que lo va a desautorizar más tarde. Un
gran número de redactores se intranquilizan cuando usted corrige
sus trabajos. No creo que ayude hablar inicialmente de lo negativo,
es más importante hablar de las fortalezas y dar confianza. Algunas
veces el trabajo es deficiente y usted quiere gritar, pero el punto es
que tenemos que trabajar con lo que hay, sacarle el mejor partido
todo el tiempo. Si los redactores tienen miedo se paralizarán. El re-
sultado será una baja productividad. Sea generoso con los elogios,
aun si a veces implica exagerar un poco. La alabanza motiva al redac-
tor mucho más que el miedo. Si usted es generoso con los halagos, el
redactor probablemente aceptará mejor su crítica.
Roy Meter Clark y Don Fry. Asesoría editorial a periodistas. Editorial Universidad de
Antioquia. Medellín, 1992, pp. 181, 182.
Consulta 23
Respuesta
La ética del periodismo es más exigente que eso y no se satisface
con la simple reproducción de los boletines, de las entrevistas o de
las ruedas de prensa, que son una materia prima de cuestionable
calidad y altamente desconfiable.
Un periodismo que se limita a reproducir esos materiales es
mediocre, que no le ofrece garantía alguna al lector y que lo deja
indefenso en manos de las oficinas de prensa de las entidades pri-
vadas o públicas, en las que suele hacerse propaganda, pero no
información.
El boletín, la entrevista o la rueda de prensa son materiales en
bruto que deben ser procesados después de ser descontaminados.
Cuando el periodista deja de ser un simple intermediario y ejerce
un periodismo profesional, suele cumplir estos pasos:
Verifica la verdad del boletín, la entrevista o la rueda de prensa,
a partir de un doble supuesto: que el poder personal o institucional
suelen echar mano de las mentiras o de las verdades a medias, y
que es deber del periodista proteger a sus lectores o receptores del
engaño del poder.
Investiga los antecedentes de ese material, su contexto y sus
consecuencias.
74 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Somete ese material a otras fuentes idóneas e independientes para
verificar, para complementar o para diversificar el enfoque del hecho.
Busca las aplicaciones y proyecciones de los temas tratados por
los documentos en cuestión.
Como se ve, la agenda del periodista se amplía, no con esos bole-
tines, entrevistas o ruedas de prensa, sino con el trabajo que el pe-
riodista se impone cuando está convencido de que esos materiales
solo son información en bruto.
Documentación
El periodista recoge una noticia y actúa objetivamente con ella al
proporcionar todos los antecedentes posibles de encontrar en las
fuentes. Para eso deberá poner toda su diligencia y celo. Cuando
presenta el material así obtenido es inevitable que ponga algo de
él mismo, de subjetividad, aplica su propio criterio sobre la impor-
tancia real de los hechos, el interés que pueda suscitar en el pú-
blico o la influencia que pudiera tener su divulgación en la gente,
cualesquiera sean los rangos de esta. Salvo que esté movido por
prejuicios o por una intención torcida, no podrá censurarse que el
periodista actúe de ese modo subjetivo. Lo deseable y exigible es
que al efectuar su trabajo el periodista actúe honestamente y con
el ánimo de informar bien, al margen de cualquier interés inferior. Y
que actúe en consecuencia al ofrecer las noticias al público.
Hasta en los hechos de cuantía menor es posible encontrar estos
matices. Supongamos que en una determinada localidad la autori-
dad decide inaugurar una autopista. Según el medio que informe,
la noticia tendrá sus respectivos coloridos. Estos pueden ir desde el
simple relato del acontecimiento, características de la obra, perso-
najes que participaron en el acto inaugural, discursos pronunciados,
costo de los trabajos, longitud, número de pistas, capacidad y datos
similares, hasta una fuerte crítica por la demora en la entrega de la
obra o por la dudosa calidad de la misma. Un reportero acucioso
investigará acerca de los materiales usados, la utilidad de la vía, la
cantidad de personas que trabajaron, el proceso de asignación de
la obra a quienes la ejecutaron y si hubo ofertas mejores y más eco-
nómicas, en caso de que se haya pagado con fondos públicos, y si se
Consulta 24
Respuesta
Ryszard Kapuscinski llamó periodismo de rebaño al que se practica
sin criterio propio y de acuerdo con lo que hacen los demás para
neutralizar la fuerza y calidades de la competencia. Por eso, las rue-
das de prensa se convierten en la principal fuente de información;
los reporteros se aglomeran en los mismos sitios y alrededor de
los mismos personajes y todos reproducen los mismos boletines y
comunicados. El resultado es que la información en todos los me-
dios es la misma y que cualquier periódico o noticiero da lo mismo
porque todos son prescindibles.
Desde el punto de vista comercial, esto debería alarmar y exigir
análisis y correctivos. Desde el punto de vista ético, esta práctica
del periodismo uniformado niega los valores básicos de compro-
miso con la verdad porque no hay una búsqueda exigente de la
misma, desaparece la independencia, puesto que predomina la re-
signación a la mediocridad y a lo que quieran informar las fuentes,
mientras la responsabilidad para con el lector y con la sociedad se
mantiene en sus niveles más bajos: no se les da lo que se debe, sino
lo que resulta más fácil.
Una agenda propia significa, desde luego, una búsqueda inde-
pendiente de temas que respondan al interés de los lectores, o sea,
76 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
temas propios que, cuando aparecen publicados, le dan al medio
una personalidad fuerte e identificable. Esa agenda, desde luego,
no excluye los temas comunes, pero tratados de manera propia,
con fuentes propias y con enfoque original y también propio.
Para hacer esto es necesaria una actitud de independencia res-
pecto de la lógica comercial que ordena ofrecer lo que más gusta
y la adopción de una lógica de servicio al lector que impone en-
tregarle la información que más le sirve. Cuando esto sucede se
materializan los principios éticos de la profesión.
Documentación
Los medios influyen, más que en configurar la opinión de la gente
sobre los asuntos pendientes, en convencer a todos de que estos
son efectivamente los asuntos decisivos. Habrá posiciones encon-
tradas para resolverlos, pero se dará por supuesto que estos son los
asuntos que hay que ventilar.
El menú informativo de los medios se establece de una manera
harto singular. El primer elemento, a nuestro juicio, es la oferta o
aun producción de hechos por los interesados en que el público
los conozca. El segundo, la conversación espontánea de los que se
enteran de algo que debiera ser noticia y lo hacen llegar a los me-
dios. A este origen aparentemente anárquico y caprichoso sigue
un proceso de selección no menos curioso. Los seleccionadores no
ponderan la influencia potencial de los hechos, sino que consideran
únicamente su condición técnica de noticia y, en caso de duda, de
más noticia que la que quedará sin publicar.
La gente se entera de lo que pasa y desearía participar en nue-
vos modos de hacer, de vivir, de pensar lo que ve en los medios.
Pero los medios no dejan de ser simplemente eso, medios, instru-
mentos. La influencia de los medios en la sociedad parece menos
determinante que la influencia de la sociedad en los medios. O, al
menos, es una influencia mutua y en conjunto los hechos actúan
como factor decisivo, como persuasores intrínsecos. Los medios in-
fluyen al persuadir a todos de que esto es lo que hay, de que esta
es la agenda.
Lorenzo Gomis. Teoría del periodismo. Paidós, Barcelona, 1997, pp. 162-164.
Respuesta
Cuando el periodista se alindera o atrinchera, disminuyen su cre-
dibilidad y sus posibilidades de influencia. A veces, en las normas
de los códigos o en las de los manuales de estilo se enfatiza en la
necesidad de mantener una posición imparcial, por dos razones:
Porque así se puede acceder a la verdad de los hechos. Un perio-
dista deportivo atrincherado en las filas de un equipo y dispuesto a
aplaudir sus acciones, mal puede reconocer la verdad de los otros
equipos; lo mismo le sucede a quien se alindera del lado de un po-
lítico, de un gobernante o de sus programas, porque se predispone
a mirar hacia un lado y a ignorar o a mirar mal al otro lado, y por
consiguiente estará más dispuesto para la propaganda que para la
información.
Porque se afectan la credibilidad y el buen servicio del medio de
comunicación. El medio que se deja rotular como el medio de un
equipo de un gobierno o de un político, pierde la confianza y la
lealtad de la ciudadanía que no está de acuerdo con esa facción. El
ideal profesional y comercial de un medio es que pueda ser tenido
como de todos. Esa universalidad es conveniente comercialmente,
pero, sobre todo, profesionalmente porque permite hablar en el
lenguaje y sobre el interés de todos, que es el objeto de la palabra
y de esta profesión de la palabra, que es el periodismo.
Documentación
La imparcialidad se puede malinterpretar si se considera un objeti-
vo en sí misma. La imparcialidad debería significar que el periodista
es fiel a los hechos y a la comprensión que el ciudadano debe tener
de ellos y no debería significar "¿estoy siendo imparcial con mis
fuentes para que ninguna de ellas se sienta agraviada?". Tampoco
78 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
debería implicar que el periodista pregunte "¿y mi artículo parece
imparcial?". Estas son valoraciones subjetivas que pueden apartar
al periodista de la necesidad de hacer cuanto sea posible por veri-
ficar su trabajo.
Tras escuchar y estudiar las ideas de periodistas, ciudadanos y otras
personas que han reflexionado sobre el periodismo y la información,
empezamos a vislumbrar un conjunto de conceptos que forman las
bases de la disciplina de verificación. Estos conceptos constituyen los
principios intelectuales de una ciencia de la información:
Consulta 26
Respuesta
Las normas de los códigos y de los manuales de estilo destacan un
aspecto que da la clave para resolver el problema: el valor dialécti-
co de los hechos.
Entre el periodismo insípido de los que no se comprometen con
nada ni con nadie y el periodismo fogoso que se vuelve propaganda
ardorosa a favor o en contra de una causa hay un camino medio: el
del periodista que muestra hechos y los hace entender.
El hecho vale más que mil discursos, su contundencia es tal que
no necesita refuerzos verbales; está al alcance de todos, de modo
que su comprensión resulta fácil e inmediata. Demostrado con do-
cumentos y testimonios, es irrebatible.
Además, es una muestra de respeto al lector porque no ofrece la
apariencia de presión o inducción de la mente del lector, a quien se
convierte en espectador de primera fila de los hechos que permiten
juzgar a los candidatos y a sus políticas.
Un periodista que cuenta hechos y los documenta puede llegar a
tener más fuerza que editorialistas y columnistas.
80 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Documentación
Con motivo de los comicios, algunas personas quisieron abrir un
debate contra la prensa, señalando que no tenía influencia nacional
por el hecho de que sus candidatos no habían sido favorecidos.
Realmente, los diarios apoyan a una u otra persona, pero su mi-
sión no es solo política. El periódico señala una posición. Al asumir-
la quiere manifestar cuál es su conducta ante el país. Qué piensa
de este, qué desea del gobierno, cómo concibe las relaciones ante
sus compatriotas. Su empeño no consiste en tener poder en los
mandos burocráticos. Y así lo expresa en su comentario editorial
permanentemente.
Pero de cada episodio, de cada adhesión de la prensa, querer to-
mar posturas contra ella es hacer enfrentamientos innecesarios…
El periódico que solo da noticias no está cumpliendo con su deber
de orientar. Entregar multitud de datos sin interpretación a un lector
desprevenido, sin cultura, sin tiempo para evaluarlos, es inundarlo
de información que se pierde en el mundo de sus propias urgencias.
Quienes predican que el periódico no debe influir en el juicio de sus
lectores es que temen que estos se solidaricen con los principios de
la crítica. Esta debe ser dinámica para que constituya la expresión
de un mundo vivo, en el cual queremos que la comunidad mejore.
La simple noticia es una manera de mantener sometido al lector sin
interpretación de la vida inmediata, la administrativa, la política, la
económica y la intelectual. Es abandonarlos a su suerte de dramático
silencio. El periodismo honesto, el periodismo responsable, el perio-
dismo verdadero es el que pasa y deja las palabras para cada asunto,
para cada persona, para cada ocasión.
Otto Morales Benítez. Reflexiones sobre el periodismo colombiano. Universidad Central,
Bogotá, 1982, pp. 81 y 206.
Respuesta
Una característica del periodismo es su universalidad, es decir, su
permanente disposición de informar para todos, para ser creído
por todos, y su renuencia radical a ser identificado con grupos o
partidos. Así como la palabra (que es el instrumento del periodista)
está hecha para unir a los humanos, la información que se difunde
con palabras a través de los medios no conoce fronteras ni trin-
cheras, se difunde para todos. En esto se funda la dignidad de la
profesión, en que sirve a todos con los instrumentos de la inteli-
gencia, que son las palabras y la información. Cuando el periodismo
se pone al servicio de candidatos, partidos, gobiernos o religiones
se autolimita y se degrada. Y en vez de hacer información, hace
propaganda. A la propaganda la caracteriza su visión limitada: solo
ve las cualidades de un producto, de personajes, de una política,
de un gobierno, y eso es lo que comunica. Y es incapaz de ver y
difundir las debilidades, errores y limitaciones de quien le paga. Por
eso, la propaganda está condenada a decir verdades a medias y no
puede exhibir la dignidad de ser libre. Siempre está bordeando la
indignidad de lo mercenario. El periodismo tiene la elevada digni-
dad de su libertad y de no reconocer otro amo que su lector y, a
través de él, a la sociedad. Además del argumento de su dignidad,
el periodista alega su compromiso con la verdad, que nunca está de
un solo lado; no la tiene partido alguno, ni gobierno ni líder políti-
co ni religión alguna. El periodista entiende que cada ser humano,
cada organización humana, dispone de fragmentos de verdad que
deben completarse con las partículas que otros poseen; por eso, el
ser humano siempre está buscando la verdad, a sabiendas de que
nadie logrará tener la verdad completa. Esta es la explicación que
tiene la insistencia de los códigos en la objetividad, en la tolerancia
82 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
activa frente a las ideas distintas, el rechazo de los dogmatismos y
de la adhesión de medios o periodistas a facciones que limitan su
universalidad.
Documentación
La información garantiza la vigilancia de los cargos de elección po-
pular y contribuye a una contraloría social de la gestión. La elección
de las autoridades implica un trasvase del poder ciudadano que
reside en el pueblo, pero reserva la posibilidad de su vigilancia, a
través de la libre expresión y el control a los propios electores.
Para que esto sea posible, debe garantizarse la libre circulación
de información y de opiniones. De acuerdo con este argumento, en
la posibilidad de la libre expresión reside la de controlar los abusos
de poder. La concepción de autogobierno reserva a los ciudadanos
la función de contraloría ante los excesos y la corrupción adminis-
trativa. El pueblo, para ser maestro de su destino y de su gobierno
elegido, debe estar informado y tener acceso a todas las ideas y
puntos de vista. Así, en este marco, se puede garantizar la gestión
pública transparente y, por tanto, el consentimiento ciudadano
hacia sus gobernantes. El extremo de esta argumentación reivin-
dica que en este derecho lo mejor es que el Estado no haga nada y
por tanto se debe confiar en la libre elección racional de los indivi-
duos. En un segundo y siguiente momento histórico se reivindica la
potencialidad de la libertad de expresión para la promoción de la
interlocución pública. La posibilidad de controlar la función públi-
ca de los elegidos no constituye el único pivote de las sociedades
democráticas, también es relevante la influencia ciudadana en la
gestión gubernamental. Para esto, los ciudadanos deben contar
con un grado razonable de información para que así puedan com-
prender los problemas. Igualmente, deben existir mecanismos para
que las opiniones de los ciudadanos puedan ser conocidas por los
gobernantes. Esto solo es posible si los ciudadanos pueden expre-
sar libremente sus ideas sobre los diversos asuntos que se debaten
en las sociedades democráticas. La libre circulación de información
y de opiniones es un insumo para el buen funcionamiento de las
instituciones representativas.
Carlos Correa. Prensa y elecciones. Ipys, Publicaciones Monfort, Caracas, 2004, p. 132.
84 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Documentación
Los procesos electorales libres y equitativos requieren de un alto
grado de libertad en materia de expresión. Ella es vital para que los
ciudadanos puedan debatir y conocer en profundidad a los candi-
datos, sus ofertas y valorar su propia decisión. El debate democrá-
tico permite profundizar la discusión pública de los programas y
las propuestas. Y los electores, en la medida en que se permite su
participación pública, pueden alimentar o esclarecer la polémica.
Es por esto que la restricción de la disidencia inhibe la política
electoral. La represión de la opinión puede hacer que los disidentes
salgan de los cauces legítimos de la participación política y opten
por medios de protesta violentos. La expresión es un mecanismo
para desarrollar la tolerancia por la diversidad y permite que los di-
sidentes tengan presencia en el escenario público y por tanto pue-
dan contar con la posibilidad de convencer a los ciudadanos de las
bondades de sus propuestas.
Las disidencias, incluso de aquellos que están en contra de las
normas, deben tener la posibilidad de expresarse para que las per-
sonas y sus ideas se sometan al debate público. De este modo, las
opiniones se contrastan y validan colectivamente, y en el caso de las
elecciones, la responsabilidad regresa a los que tienen la soberanía.
El mundo de la idea y la propuesta es un horizonte que hay que
abonar para construir opciones que aumenten la posibilidad de la
expresión y el derecho a la información en el conjunto de la so-
ciedad. Esta tarea está llena de conflictos, amenazas e insatisfac-
ciones, pero es el camino para que las sociedades, de modo per-
manente, construyan cotidianamente su propia democracia y la
pongan a prueba en el debate público.
Carlos Correa. Prensa y elecciones. Ipys, Caracas, 2004, pp. 139, 140.
Consulta 29
Respuesta
El problema ético no se plantea por el hecho de entrevistar al líder
guerrillero, paramilitar o militar, fuentes que, por formar parte del
conflicto, deben ser escuchadas. Los interrogantes éticos comien-
zan en la actitud de quien entrevista.
Para prestar un servicio informativo eficaz a los receptores, el pe-
riodista no debe ser ni aparecer como parte del conflicto; por tanto,
debe mantener distancia.
Además, ha de ser consciente de que su entrevistado puede apro-
vechar la oportunidad para lanzar sus proclamas propagandísticas
a favor de la guerra. Esta circunstancia ha inspirado la práctica de
entrevistar en diferido, nunca en directo, así el medio y el periodis-
ta evitan la manipulación de la entrevista por parte del agente ar-
mado y retienen la facultad de editar, para que el receptor disponga
de información y no de propaganda.
Los actores del conflicto, estén de uno u otro lado, deben ser oí-
dos como partes de un hecho que los receptores tienen derecho y
necesidad de conocer en su integridad. El hecho mismo de exponer
sus razones y su versión de los acontecimientos aporta un elemen-
to de racionalidad a un proceso que, generalmente, se conduce
con acciones de fuerza y no de inteligencia. La población, por otra
parte, tiene necesidad y derecho a conocer esa otra versión de un
hecho que le concierne y la afecta. Pretender que se los mantenga
86 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
en silencio es otra de las formas de tomar partido por una de las
partes y de perpetuar el conflicto.
Documentación
La información de la violencia puede tener, sin duda, una dimen-
sión terapéutica que puede representar una ayuda ética en la cura-
ción de la propia violencia.
La sociedad necesita una cierta dosis de información dura y pura
sobre la violencia para poder alcanzar al menos estos objetivos:
Consulta 30
Respuesta
Aparte de las implicaciones exclusivamente personales, el caso
Documentación
Crear y establecer un proceso de comunicación basado en la inte-
ractividad es necesario y fundamental para que una sociedad se
sienta reintegrada en un proceso de reconciliación. Así, la informa-
ción diseminada tiene muchas más posibilidades de ser aceptada,
pues al venir de ellos mismos es más creíble y oportuna y, por tan-
to, más eficaz.
Entender las necesidades de los individuos y contribuir a la cons-
trucción de la coparticipación tienen que estar en el centro de las
preocupaciones mediáticas de los que trabajan para la resolución
de los conflictos, pues los problemas son tan complejos y variados
que la capacidad de superarlos requiere una diversidad de expertos
y la colaboración por parte de los agentes sociales locales.
Desde que la guerra nació en el espíritu del hombre, es en el
88 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
espíritu del hombre donde la defensa de la paz debe ser construida.
La educación tiene un papel clave en este desafío, enseñando a
los adultos y a los niños a entender los medios de comunicación, a
describir los programas televisivos con el fin de hacer de nosotros
alfabetizados mediáticos.
Así pues, ¿es la información espectáculo o función social? Está
claro que puede ser ambas cosas.
La comunicación es un poder influyente que puede ser utilizado
de manera positiva o negativa; es por tanto necesario ponerla al
servicio del bienestar de la humanidad para la promoción de la paz,
la comprensión y la tolerancia.
Edouard Markiewicz. Medios periodísticos, cooperación y acción humanitaria. Icaria,
Barcelona, 2002, pp. 186, 187.
Consulta 31
Respuesta
Es conveniente preguntarse, antes de abordar el tema, sobre la
función que le corresponde a la prensa cuando está en marcha un
proceso de paz.
Es evidente que se trata de un período de transición, desde la
guerra, hasta las condiciones que permiten el proceso de conversa-
ciones para la paz. Como período de transición en el que se supone
que terminará un estado de cosas, el de la guerra, y comenzará
otro, el de la paz pactada, las cosas cambian dentro de un estado de
confusión. Se necesitará, por tanto, una comunicación pública que
ayude a desenredar lo que está confuso y a hacer claridad donde
hay penumbra u oscuridad.
Si a esto se agrega que las conversaciones de paz transcurrirán
mientras las operaciones de guerra continúan, la confusión será
Documentación
¿Periodista o ciudadano? “El mismo dilema de siempre. Estaba
grabando a un policía que desactivaba un carro bomba que dejó
el ELN en la carretera que conduce a Sardinata, cuando ocurrió la
explosión. Tuve ganas de salir corriendo y ayudarle al policía que se
arrastraba con las piernas destrozadas. ¿Debía seguir grabando o
botar la cámara?”.
Este relato del corresponsal de uno de los canales privados es
uno de los muchos ejemplos del constante debate que viven los
reporteros en el conflicto.
Si bien la mayoría considera que su papel es informar, para mu-
chos esta función es insuficiente y prefieren agregarle funciones
tan especializadas como mediar en conflictos, construir la paz,
mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, fiscalizar al Estado,
90 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
educar y servir de soporte al desarrollo regional y ser la voz de los
que no tienen voz. Es decir, el periodismo sirve para todo.
Esta multiplicidad de funciones que los periodistas se atribuyen
son, por lo general, demandas que hacen la opinión pública y las
instituciones del Estado, aunque en ocasiones responden a sus pro-
pias motivaciones ideológicas.
En varias ocasiones, por ejemplo, los periodistas deben guardar-
se información que a juicio de funcionarios del gobierno afectarían
el proceso de paz. El dilema de callar o publicar está mediado por
un compromiso con la democracia, que tiene diferentes maneras
de interpretarse, de acuerdo con la ideología y los sentimientos de
cada uno.
Esta tensión entre actuar como ciudadano o como periodista
ubicado en el justo medio de los acontecimientos no está resuelta
para los reporteros colombianos ni para los que cubren guerras en
todo el mundo. Ryszard Kapuscinski dice: “Olvidamos que el pe-
riodista es un ciudadano del común. Como periodistas debemos
tener responsabilidad no solo profesional, sino con sentido ciuda-
dano. ¿Es esto bueno para mi ciudad, para mi nación o para mi
patria? No en el sentido partidario, sino en el sentido más alto de
la responsabilidad”.
“El periodista es el que conoce los eventos, los comprende, les
asigna un sentido y lugar y luego los comunica”, dice Ómar Rincón.
A veces, sin plantearse la pregunta “¿cómo debo decirlo?”, van
optando en su rutina periodística por la autocensura.
Proyecto Antonio Nariño. Bajo todos los fuegos. Prisma Asociados, Bogotá, 2007, pp. 101, 102.
Respuesta
Son dos las cuestiones implicadas en esta consulta:
92 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Documentación
La determinación de mantener la actitud de ser pacíficos llevará a
los medios informativos y a los informadores a dar entrada en sus
principios editoriales a convicciones de fondo que representan la
garantía de la verdadera información para la paz. Se necesita enten-
der que la violencia en cualquiera de sus manifestaciones, no solo
la violencia física, sino también la moral, no puede ser el camino de
solución para los problemas personales y sociales de los hombres.
Por tanto, se ha de desterrar del medio informativo la exaltación
abierta y clara de la violencia, y también la exaltación indirecta y
encubierta, con motivo de la descripción de la violencia existente
en la vida cotidiana.
La información para la paz requiere, por otra parte, que los me-
dios informativos no caigan en la trampa que se oculta en el prin-
cipio fácil y cómodo de que el fin justifica los medios. Cuando se
adopta este principio, tarde o temprano se llega a mantener en la
teoría o en la práctica la idea de que la única esperanza para solu-
cionar los problemas humanos es promover la lucha, los enfrenta-
mientos, el odio y los resentimientos.
Estas reflexiones nos indican que no puede haber neutralidad. En
algunos países a las noticias de violencia no se les da más relieve que
a cualquiera de las que conturban lo social en un tiempo determi-
nado, porque en el fondo lo que pretenden es golpear el sistema de
gobierno, el de la justicia, el ejército, la policía, la iglesia, la familia.
Tenemos los periodistas que pensar cuál es nuestra conducta. La res-
ponsabilidad es comunitaria, que nadie se sienta al margen de un
reclamo social que se nos formula cada día. Lo cardinal es escuchar la
voz de la patria. Esta no nos convoca al odio, sino a la mutualidad y al
empecinamiento en defender los altos ideales de la paz y la justicia.
Otto Morales Benítez. Papeles para la paz. El árbol que piensa, Bogotá, 1991, pp. 200, 201.
Consulta 33
Respuesta
En algunos manuales de estilo figura la norma relacionada con las
informaciones sobre suicidio. Según esta, debe ser tratada con es-
pecial cuidado.
El diario El País, de Madrid, prescribe que “el periodista debe
ser especialmente prudente con las informaciones relativas a
suicidios”. Explica que “en primer lugar, no siempre la apariencia
coincide con la realidad”. De hecho, son las autoridades las que
determinan, después de una investigación, si se trata de acciden-
te, homicidio, asesinato o suicidio. Cualquier ligereza por parte del
periodista atenido a las apariencias, o a testimonios de personas
inexpertas, conduce a inexactitudes dañinas y dolorosas para pa-
rientes y amigos.
Agrega el Libro de estilo de El País: “La sicología ha comprobado
que estas noticias invitan a quitarse la vida a personas que ya eran
propensas al suicidio y que sienten en ese momento un estímulo de
imitación”. Y concluye: “Los suicidios deberán publicarse solamente
cuando se trata de personas de relevancia o si agregan un hecho
social de interés general”.
En efecto, la responsabilidad obliga al periodista a prevenir el
daño que pudiera derivarse de la publicación de sus informaciones,
94 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
puesto que el perjuicio causado a través de los medios nunca pue-
de repararse totalmente. Se trata de un compromiso ético que obli-
ga como deber personal y profesional; no es una obligación legal.
Documentación
No es fácil describir en qué consiste la competencia profesional del
periodista, pero se pueden dar cinco orientaciones:
Respuesta
Los manuales de estilo previenen a los periodistas para que las no-
ticias sobre suicidio sean objeto de un cuidadoso tratamiento, a fin
de evitar el manejo sensacionalista que propiciaría el carácter del
tema o la información ligera que prescinde de los posibles efectos
de estas noticias.
El medio sensacionalista encuentra una rica veta de estímulos
para sus receptores en estos episodios extremos, en que entran en
juego la muerte, los dramas personales que conducen a esta y las
pasiones que la explican o que tienen origen en ella.
Por tanto, estas noticias atraen la atención con facilidad y pueden
desarrollarse de modo interesante sin necesidad de mucho trabajo
o talento. Es, por tanto, una noticia fácil.
Pero es, además, una noticia con consecuencias. Se ha comproba-
do que tiene un potencial multiplicador de conductas similares, por
cuanto los detalles de un suicidio suelen ser seguidos con enfermizo
interés por personas que antes de atentar contra sus vidas necesitan
resolver el qué y el cómo del suicidio. Una noticia sobre suicidios ocu-
rridos puede dar una respuesta convincente a esas preguntas.
La práctica más sabia sobre la difusión de estas noticias indica
que se las debe despojar de todo elemento espectacular y llama-
tivo, y reducirlas a un dato escueto y respetuoso del dolor de los
parientes y amigos del muerto.
Vuelve una norma repetida en este Consultorio sobre el deber de
contar todo lo que es útil para la sociedad y la obligación de cuidar
la forma de contar a fin de prevenir posibles daños. El asunto es,
pues, de técnica y de ética, de habilidades y de actitudes.
96 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Documentación
En general, las noticias sobre suicidios consumados o frustrados deben
limitarse a notas breves que solo contengan la información esencial. Hay
que evitar toda especulación sobre las causas del suicidio o del intento
de suicidio que, en la mayoría de los casos, son personalísimas y com-
plejas. La nota, más bien, puede mencionar las opciones de asistencia
profesional disponibles para quienes sufren de depresión o tienen ten-
dencias suicidas. No olvidemos nuestro deber de dispensar el máximo
respeto a la intimidad de los familiares y amigos del sujeto.
Manual de redacción de El Deber. Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, p. 20.
Consulta 35
Respuesta
Los derechos de los niños prevalecen sobre los demás derechos; es
un principio en el que se sustentan las normas de protección de la
infancia. Además, se entiende que el niño “tiene derecho a disfru-
tar de una vida plena en condiciones que aseguran su dignidad” y
que por una falta de madurez física y mental necesita protección.
Se agrega el deber de preservar su futuro, dado el impacto que
puede ejercer sobre él alguna acción presente relacionada con la
vida del niño.
La legislación colombiana sobre derechos del niño, o Código del
Menor (decreto 2737 de 1989), tiene en cuenta esos mismos prin-
cipios que inspiraron los de Unicef para informar sobre la infancia.
El documento fue aprobado en la XXIII Conferencia Mundial de Pe-
riodistas reunida en mayo de 1998 en Recife con la participación de
70 países, refrendado en noviembre de 2000 en Panamá, durante
el VII Encuentro Iberoamericano de Periodistas.
Según esas normas se rechaza la utilización de imágenes o el
nombre de los menores cuando esto pueda implicar “una intrusión
ilegítima de su intimidad”.
Se considera intrusión ilegítima la utilización de imágenes que
puedan implicar menoscabo de su honra o reputación, o que sea
contraria a sus intereses.
98 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
También se prohíbe la emisión de imágenes que identifiquen a
los menores como autores, testigos o víctimas de delitos.
La Federación Internacional de Periodistas (FIP) es enfática al
rechazar “la presentación sensacionalista para promover material
periodístico que implique al menor”. Y explica: “Se cuidará de iden-
tificar visualmente (al menor) a menos que se demuestre que es
por interés público”.
Los principios de Unicef, a su vez, vedan la publicación de imágenes
que puedan suponer un riesgo. Y aunque “pueda ser beneficioso que
se sepa su identidad deberá protegérsele frente a cualquier peligro”.
Son claros los derechos que tutelan estas normas; también lo es
que no pueden interpretarse a la letra, sino teniendo en cuenta “el
interés público” o “el beneficio de revelar la identidad”; o, como
sentenció en 1994 el Juzgado Penal 17 del Circuito de Bogotá, “la
presentación de videos y publicaciones sobre un menor se justificó
por el bien que se seguía para el niño”.
Documentación
En el XXIII Congreso Mundial de Periodistas, celebrado en Recife
en mayo de 1998, al que asistieron periodistas de más de 70 paí-
ses del mundo, se aprobó un código sobre los derechos del niño.
Es significativo que el documento fuera aprobado en Recife, ya
que esta ciudad brasileña ha sido testigo durante muchos años
del drama cotidiano de los niños de la calle y es también uno de
los destinos de turismo sexual que a menudo se basa en la explo-
tación de menores.
El documento plantea unas directrices básicas sobre el trata-
miento informativo de los asuntos relativos a los menores. Se trata
de unas garantías mínimas para la protección del bienestar del me-
nor, para evitar su explotación a través del morbo o del amarillismo
periodísticos y prevenir su identificación, salvo en casos de interés
público que lo justifiquen. Además de otras obligaciones éticas co-
munes del periodismo, como el derecho a la réplica y la verificación
de la información, el documento recoge la obligación de evitar las
connotaciones sexuales en las imágenes de menores y considera
Consulta 36
Respuesta
Las disposiciones sobre este tema en Colombia se pueden consul-
tar en el Código del Menor, donde se compendia la legislación so-
bre publicaciones que riñen con su dignidad, su desarrollo físico,
mental, moral y espiritual.
La razón de estos cuidados exigidos por ley es el interés superior
del niño. Todo cuanto tiene que ver con los menores de 18 años da
por supuesto que esta parte de la población debe ser protegida, a
veces, contra ella misma, por su indefensión y debilidad y, como
expresa la Declaración de la ONU en 1959, “la humanidad debe al
niño lo mejor que pueda darle”.
Según el Código del Menor, debe haber reserva de todo menor
que padezca deficiencias físicas, mentales o sensoriales.
Se debe respetar su ámbito personal; por tanto, se prohíben gra-
baciones, fotografías o videos que violen su vida privada, sus rela-
ciones personales o que afecten su honra o reputación; tampoco se
podrán difundir materiales que atenten contra su integridad síqui-
ca o física, que inviten a la violencia o que contengan descripcio-
nes morbosas o pornográficas. No se lo puede identificar vinculado
como actor o partícipe, testigo o víctima de un delito ni incitarlo al
uso de drogas o sustancias nocivas o estimular su curiosidad por el
consumo de estas.
Dichas normas fueron objeto de las deliberaciones del XXIII Con-
greso Mundial de Periodistas en Recife. Allí se firmó un acuerdo de
Documentación
La dignidad y los derechos del niño habrán de respetarse en cual-
quier circunstancia.
Al entrevistar a un menor e informar sobre él se tendrá en cuenta
de manera especial el derecho de todos los niños a la intimidad
y confidencialidad, a que sus opiniones sean escuchadas, a tomar
parte en las decisiones que les afectan y a ser protegidos frente al
daño y las represalias reales o potenciales.
Los intereses del niño habrán de prevalecer sobre cualquier otra
consideración, inclusive sobre la voluntad de denunciar las cuestio-
nes que afectan a la infancia y a promover sus derechos.
A la hora de determinar qué es lo mejor para el niño o la niña se
ponderará debidamente el derecho a que su opinión sea tenida en
cuenta conforme a su edad y grado de madurez.
Para valorar las posibles derivaciones políticas, sociales y culturales
de cualquier reportaje se consultará a las personas más cercanas al
niño o niña, que conocen su situación y son quienes mejor lo saben.
No se publicarán textos o imágenes que, incluso habiendo mo-
dificado u omitido los nombres u ocultado los rostros, puedan su-
poner un riesgo para el niño o niña, sus hermanos o compañeros.
Principios éticos de Unicef para informar acerca de la infancia.
Respuesta
Pregúntese inicialmente si el texto o la información de radio o televi-
sión tienen en cuenta los derechos del niño en tal forma que predomi-
nen sobre los intereses del periodista y del medio de comunicación.
Esos derechos son la guía y la prioridad que se les reconoce; re-
vela si la información es sensacionalista, simplemente comercial o
políticamente interesada.
Otro criterio: ¿se confirmó la verdad de lo que el niño dijo o de lo
que se dijo sobre él?
Más criterios:
¿Se consultó a sus parientes o conocidos en busca de la confir-
mación y de las implicaciones sociales de la información?
¿Las imágenes y nombres utilizados pueden poner en riesgo al
niño, a sus hermanos o compañeros?
¿Es una información que lo estigmatiza?
¿El contexto de la información es real?
Cuando se trata de víctimas de violación o de maltrato, enfermos
de sida, imputados o condenados por algún delito, o de niños com-
batientes en grupos armados, ¿se ocultan su rostro y su nombre?
Son los parámetros que tienen en cuenta códigos y manuales de
estilo cuando se refieren a la información sobre los niños.
Consulta 38
Respuesta
Está bien que el periodista se pregunte sobre los efectos que pro-
ducirán sus informaciones para evitarlos, si son malos; por ejemplo,
una información alarmista que puede desatar una ola de pánico; o
para potenciarlos, si son buenos, como la información que promue-
ve solidaridad mediante la presentación de conductas ejemplares.
Pero si el efecto es dañino, se puede evitar el daño con la forma de
presentar la noticia o, si no hay otra solución, callándola.
Una declaración xenófoba de un candidato es de obligatoria di-
fusión porque afecta a los electores al descubrirles su pensamien-
to y el impacto social y político de ese pensamiento. No bastará,
por tanto, limitarse a una mecánica presentación del hecho y a la
transcripción escueta de su discurso. Deberán agregarse elemen-
tos informativos con los que el lector pueda construir una opinión
razonada. Por ejemplo, las reacciones de otros candidatos frente al
mismo tema, la apreciación de especialistas, profesores de univer-
sidad, migrantes, historiadores; opiniones con las que el receptor
de la información dispondrá de una mirada múltiple y diversa.
Cuando el periodista investiga y obtiene estos elementos, propicia
la elaboración de un juicio inteligente del hecho político. Pero si se
limita a reproducir pasivamente, en vez de información útil para un
ejercicio libre de la actividad política, produce una información para
Documentación
La función de los medios al mantener la correspondencia entre los
diversos elementos de la sociedad (lo que puede llamarse media-
ción) es decisiva en la configuración del futuro social.
De esa función forma parte esencial la selección de las noticias y
en el influjo de las diversas noticias se podrán, lógicamente, apre-
ciar sus efectos más importantes y duraderos, y otros de menor
trascendencia. Si una noticia produce efectos, estos podrán ser ma-
yores o menores. Los efectos pueden comprobarse en la huella que
dejan en las acciones sociales que se desarrollan de una manera su-
cesiva. Esos efectos de las noticias en la sociedad los comenta todo
el mundo, incluidos los propios periodistas. Comentan sus repercu-
siones concretas sobre acciones concretas, más interesados por la
actualidad que por la teoría, pero será lógico deducir, generalizan-
do, que son más noticia que otras las que produzcan más y mejores
efectos. Y como la importancia de un efecto puede descomponerse
en otros efectos, podemos dejar de lado la importancia de los he-
chos en que las noticias repercuten y limitarnos a considerar el nú-
mero de hechos registrables. Y como los hechos se registran como
noticia, será más noticia la que repercuta en más noticias.
Lorenzo Gomis. Teoría del periodismo. Paidós, Barcelona, 1997, p. 94.
Consulta 39
Respuesta
No debiera haberla, y de hecho, en los casos ya frecuentes en que
una periodista es asignada para el cubrimiento de estos temas, su
Documentación
Un periódico es a la vez una estructura y un alma. Porque es una
estructura funciona como empresa y en cierto modo es una fábrica.
Con esto hemos dicho que tiene unos fundamentos de orden téc-
nico y económico, y con ellos unos condicionamientos, que nunca
podrá saltar. Sus propias condiciones de perduración son la eficacia
y la rentabilidad. Y en medio de eso sois algo más que una empresa
que fabrica productos.
Vosotros os dirigís a una inteligencia que tiene que ser ensanchada
y a una libertad que tiene que ser fortalecida. ¿Qué alma tenéis y
qué alma queréis servir? No se puede vivir ingenuamente. Hay que
preguntarse por los valores últimos desde los que se piensa, sobre
los que se asienta la propia existencia y a los que se sirve cada día
también con su pluma. Hay que ser conscientes de las primacías
Consulta 40
Respuesta
La norma en sí no debería restringir la libertad de expresión. No
hay, no debe haber libertad para discriminar ni para irrespetar a las
personas por razón de su raza, de su religión, de sus convicciones
políticas o de sus opciones sexuales. En efecto, la libertad de expre-
sión no puede entenderse como la facultad de escribir o decir lo
que uno quiera, sino como la facultad de escribir o significar lo que
uno debe decir. Si por un abuso profesional o por una aplicación
errónea de los principios de libertad, un periodista o un medio deli-
beradamente discriminan o publican expresiones racistas, merecen
sanción. Sin embargo, es discutible la aplicación de esa norma por
parte de los gobiernos, que siempre serán sospechosos de parciali-
dad contra la prensa o a favor de sus intereses políticos. Desde este
punto de vista, el gobierno es un mal juez y así debe entenderse
si se tiene en cuenta la proclividad de los gobiernos a ejercer con-
trol sobre los medios de comunicación. La erradicación del racismo
en los medios es una buena causa; también lo es la protección de
Documentación
Hoy en día se considera que la comunicación es un aspecto de los
derechos humanos. Pero ese derecho se concibe cada vez más
como el derecho a comunicar y rebasa el derecho a recibir comuni-
cación o a ser informado. Se estima, pues, que la comunicación es
un proceso bidireccional, cuyos participantes (individuos o colecti-
vos) mantienen un diálogo democrático y equilibrado. Esta idea de
diálogo, contrapuesta a la de monólogo, es la base misma de mu-
chas de las ideas actuales que llevan al reconocimiento de nuevos
derechos humanos. El derecho a la comunicación constituye una
prolongación lógica del progreso constante hacia la libertad y la de-
mocracia. En todas las épocas históricas el hombre ha luchado por
liberarse de los poderes que le dominaban, independientemente
de que fueran políticos, económicos, sociales o religiosos, y que
intentaban coartarle la comunicación. Gracias únicamente a unos
esfuerzos fervientes e infatigables, los pueblos han conseguido la li-
bertad de palabra, de prensa y de información. Hoy en día prosigue
la lucha por extender los derechos humanos y lograr que el mundo
de las comunicaciones sea más democrático que ahora. Pero en la
presente fase de la lucha intervienen nuevos aspectos del concepto
fundamental de la libertad. La exigencia de una circulación de do-
ble dirección, de un intercambio libre y de posibilidades de acceso
y participación, da una nueva dimensión cualitativa a las libertades
Consulta 41
Documentación
El problema es también el islam que nos hemos inventado. Creo
que los que solemos escribir sobre el islam, los opinadores, debe-
mos ser mejores conocedores del tema como un deber ético para
con los lectores y para con los creyentes.
Un invento es que el islam es, por definición, violento. La palabra
tiene el mismo origen de salam, que significa paz.
Y musulmán es el que practica el islam, sometido a sus normas,
a la religión que expandió Mohamed por el mundo. Ese someti-
miento es a su fe. Puede resultar ofensivo traducir Mohamed como
Mahoma, ya que sus seguidores prefieren el nombre original y lo
mismo aplica para Allah, Dios en árabe, que no lo traducen.
Pero eso no significa que el dios de los árabes se llame Allah,
como nadie diría que el dios de los estadounidenses se llama God.
Además, no todos los árabes son musulmanes ni todos los musul-
manes son árabes.
La expresión Allahu Akbar, que traduce “Dios es el más grande”,
la he oído de labios musulmanes ante casi cualquier cosa. Su uso no
es necesariamente confesional. Lo difícil es indagar antes de con-
cluir, explorar lo que ellos entienden por islam sin imponer lo que
nosotros deducimos. Por ejemplo, no existen los mahometanos:
los musulmanes no adoran a su profeta, sino solo a Dios (diferen-
te de los cristianos). Y como la prensa debe hablar también a los
Consulta 42
Respuesta
Hay palabras con mala suerte. No se puede decir “negro”, sino afro-
descendiente; no digas “poner”, sino colocar, ni “secuestrado”, sino
retenido. En esta opera una voluntad política; en la otra, ignorancia
sobre las palabras, y en la primera hay mucho de paranoia o de
complejo de culpa.
El desprecio o mala voluntad hacia los viejos se volcaron en esta
palabra hasta hacerla una expresión de desprecio; por eso, su con-
tenido original pareció desaparecer en boca de los que pretendie-
ron excluir, con otras palabras, la realidad vergonzosa de la discri-
minación para un grupo humano.
Sin embargo, “viejo” es una palabra que mantiene su resonancia
positiva cuando Hemingway titula uno de sus relatos: El viejo y el
mar, o cuando en sus emisiones por radio Sutatenza el padre Sabo-
gal comenzaba: “Mis viejos queridos”, o cuando el cantante Piero
entonaba: Viejo, mi querido viejo. Quienes leían o escuchaban la
palabra la sentían envuelta en su pureza original.
No había ninguna actitud negativa hacia el viejo y por eso en es-
tos casos se hacía caso omiso de cualquier mala comprensión po-
sible de la palabra.
Además de la actitud, ayuda el contexto en que las palabras se
utilizan. Si ese contexto es positivo y con elementos que constru-
yen, la palabra no se presta para equívocos. En cambio los eufemis-
mos: tercera edad, adulto mayor, etc., difícilmente disimulan una
actitud postiza y poco sincera frente a este grupo humano.
Documentación
Las palabras consiguen que los conceptos existan, y no al revés.
En cualquier manual de lingüística se nos dice, por ejemplo, que
cada persona distingue tantos colores como palabras tenga su len-
gua para dividir el espectro cromático, explica Gregorio Salvador, y
añade: si en un determinado sistema lingüístico existen solo tres
nombres de colores, sus hablantes serán incapaces de distinguir
visualmente más; si en tal otro solo hay dos, uno para tonalidades
claras y otro para tonalidades oscuras, sus hablantes serán comple-
tamente ciegos para el color. En una lengua que solo distinga entre
frío o caliente, lo tibio no es que no se nombre, es que no existe
sensorialmente para aquellas gentes. El académico aclara que estos
hechos se dan solo en lenguas indígenas africanas o de los indios
americanos, pero nos ilumina sobre cómo la forma de la palabra
puede condicionar lo que se siembra de nuestra mente.
Las palabras no forman pues una caja de cartón en cuyo interior
solo se ve el dibujo de una idea. Al contrario, dentro de la caja se
halla la idea misma. Quien logra cambiar las cajas de sitio, anular-
las, agrandarlas o reducirlas habrá conseguido también alterar los
pensamientos y por tanto las actitudes, y así habrá creado unas
divisiones en las que el manipulador queda por encima.
Alex Grijelmo. Defensa apasionada del idioma español. Taurus, Madrid, 1998, p. 207.
Consulta 43
Respuesta
La práctica más ejemplar en esta materia es la de los medios de
comunicación que rechazan toda clase de invitaciones o de favores
provenientes de las fuentes. Al imponerlo así, el medio preserva la
independencia del periodista, su propia credibilidad y el acceso libre
de los profesionales a la verdad de los hechos, de las instituciones o
de las personas. Cuando, a pesar de lo anterior, aceptan esas invita-
ciones, los editores y sus periodistas dejan aclarado que van como
periodistas y no como relacionistas o como propagandistas. Esto,
sin embargo, genera situaciones de difícil manejo para el periodista
y para su medio, ya que quien invita suele esperar una retribución
a su esfuerzo económico. Por eso es de alta conveniencia práctica
definir unas claras reglas de juego cuando se acepta esta clase de
invitaciones. Debe tenerse en cuenta, además, el impacto sobre los
receptores de la información, para quienes será difícil aceptar que
la información de un periodista invitado con gastos pagos pueda
ser independiente. De todos modos, siempre será necesario que
se advierta a los receptores que el periodista viaja por invitación
de la entidad, persona o empresa sobre la que se informa. La expe-
riencia de noticieros y periódicos demuestra que informativamente
tiene una débil justificación el cubrimiento de esos eventos y que
la intención detrás de esas invitaciones es propagandística, antes
Documentación
Los periodistas de El Tiempo no pueden aceptar descuentos, préstamos
o atenciones que procedan de una fuente de información y que cons-
tituyan regalos monetarios disfrazados. El Tiempo tiene como política
pagar los gastos de viajes para el cubrimiento de hechos noticiosos.
Cuando por alguna razón esto no sea posible y haya de por medio una
invitación que incluya gastos de viajes, hospedajes y viáticos, esta situa-
ción debe ser puesta en conocimiento de las directivas de la redacción y
solo podrá ser aceptada con su expresa autorización. Antes de publicar-
se, toda información que emane de este tipo de invitaciones tiene que
ser consultada y aprobada por las directivas de la redacción y en todos
los casos debe advertírsele al lector que se trata de una invitación.
Manual de redacción de El Tiempo. Bogotá.
Consulta 44
Respuesta
¿Si usted fuera el ganador de ese vehículo, podría cubrir las noti-
cias de la alcaldía con la misma libertad de los que no fueron a la
fiesta ni ganaron? ¿Si usted fuera lector, oyente o televidente de
las noticias sobre la alcaldía, les daría crédito a las que presenta el
premiado por el alcalde? ¿Con qué ojos se podrá ver en adelante a
ese ganador?
Los directores de medios, editores, jefes de redacción y reporte-
ros que cuidan su credibilidad y la de sus empresas se hacen esas
mismas preguntas, saben que no les gustarán las respuestas y, por
tanto, mantienen unas severas normas de conducta en su relación
con las fuentes de información, sean oficiales o privadas.
Entre estas normas está no aceptar regalos, privilegios ni paga
alguna de las fuentes porque, dada su relación con el periodista o
el medio, todo favor o prebenda adquiere el carácter de soborno.
Los principales afectados por estas conductas son los que reciben
información; ellos tienen el derecho de recibir unas noticias no con-
taminadas por el interés de la fuente ni del periodista ni del medio
de comunicación.
El otro afectado es el propio periodista, que difícilmente podrá
sacudirse el sambenito de haber sido comprado y, además de él, el
Documentación
Los códigos son específicos en sus prohibiciones contra los regalos,
hasta el punto de precisar los detalles más insignificantes de lo que
se puede aceptar.
La mayoría de periodistas de Estados Unidos no se deja comprar
por una cartera Gucci, una botella de buen licor o un viaje en avión,
de suerte que el problema para ellos no es dejarse seducir por los
regalos, sino hasta dónde su aceptación afecta al periodismo. Lo
que indica la aceptación de regalos es que hay mucha gente en el
rebusque. Un negocio para el que la credibilidad y la confianza pú-
blica son indispensables no se puede permitir esa clase de imagen.
“Nosotros pagamos todo lo nuestro” es un criterio definido que
deben seguir todos los periodistas y organizaciones. Pero esto de-
bería asumir la forma de patrón de conducta antes que la rigidez
de una regla, dado que a los periodistas no se les debería impedir
aceptar comidas o bebidas ocasionales si eso ayuda a su tarea bá-
sica de conseguir noticias. Vienen a la mente los reporteros de la
Casa Blanca que aceptan una invitación con el fin de conseguir un
acercamiento con el protegido presidente o la imagen de un repor-
tero de alcaldías tomándose un café con algún importante miem-
bro del equipo del alcalde. Por supuesto que en estas y en pareci-
das circunstancias el reportero debería tratar de pagar su parte,
pero eso no siempre es posible. Y en caso de ser imposible, sería
una tontería armar un lío por eso.
Muchos de los 170 periodistas que entrevisté para este estudio
dijeron creer que el gremio es más ético ahora que en el pasado.
Consulta 45
Respuesta
Aceptar regalos, títulos honoríficos, favores, privilegios, cualquiera
que sea el pretexto que se alegue, pone en riesgo la independencia
del periodista, que es una cualidad esencial para hacer un buen
trabajo. Los códigos y normas adoptados por la prensa son seve-
ros en este sentido y llegan a extremos, al parecer, excesivos, pero
explicables. En efecto, una de las más eficaces formas de ejercer
control sobre el periodista es la creación de dependencias por la
vía del agradecimiento que genera cualquier clase de retribuciones.
Esto lo saben los que tienen el poder y la necesidad de manipular al
periodista. Por eso, incluyen en sus tácticas la de maquillar la prác-
tica manipuladora con eufemismos que disimulan la naturaleza de
paga o de soborno y los llaman reconocimientos, agradecimientos,
contribuciones, estímulos, etc.
Las normas éticas indican, junto con la importancia esencial de
la independencia del periodista, la necesidad de que el medio de
comunicación pague sus servicios, de tal manera que nadie pueda
Documentación
Este diario se compromete a evitar un conflicto de intereses o la aparien-
cia de ese conflicto en cualquier parte y en cualquier momento que sea
posible. Hemos adoptado medidas rigurosas sobre estas cuestiones, cons-
cientes de que acaso puedan ser más estrictas que lo acostumbrado en el
mundo de las empresas privadas. Específicamente: costeamos nuestros
propios gastos. No aceptamos regalos ni dádivas de parte de las fuentes
de información. No aceptamos viajes gratis. No aceptamos ni aspiramos a
tener un tratamiento preferencial que se nos podría conceder debido a la
posición que ocupamos. (...) Tenemos prohibido aceptar entradas gratis a
cualquier acontecimiento que no es gratuito para el público.
Código de conducta de The Washington Post. Estados Unidos
Respuesta
La característica principal en la relación periodista-fuente debe ser
la independencia. Es el valor que señalan los códigos y los manua-
les de estilo como indispensables en dicha relación. Esa presencia
reguladora de la independencia excluye cualquier clase de depen-
dencia del periodista respecto de su fuente.
No puede depender en lo informativo, puesto que es norma de la
técnica periodística dudar de todas las fuentes; por eso se rechaza
la información de una sola fuente y se ordena confrontarlas con
otras, para darle al lector la seguridad de que no le mienten ni le
entregan información errónea inducida por fuentes únicas.
Tampoco puede depender de los intereses personales del perio-
dista. Es elemental que si la fuente otorga favores al periodista, este
quedará limitado para evaluar críticamente lo que diga aquella.
No puede depender de ella por amistad, afecto o parentesco, ca-
sos en que la dependencia tiene que ser neutralizada por un cotejo
severo con otras fuentes o debe hacérsela desaparecer para que se
mantenga la vigencia de la fuente.
Nunca se debe olvidar que la relación periodista-fuente tiene una
sola razón de ser: llegar a la verdad que se le debe al lector. Cuanto
impida ese acceso debe ser desechado.
Documentación
Estos son algunos consejos que permiten una mayor independen-
cia frente a las fuentes.
Consulta 47
Respuesta
El primer paso que debe darse es precisar qué es libertad, que en
el ejercicio periodístico es decir o escribir lo que se debe publicar,
no lo que a uno le dé la gana de difundir. Esta idea se complementa
con la que se le atribuye a Benito Juárez: los derechos terminan
donde comienzan los derechos del otro.
Para actuar en libertad, cada periodista debería ejercer el control
necesario y así decir solo lo que como periodista debe decir, o sea,
lo que más convenga al interés público. Esto vale para periodistas
y para quienes utilizan un medio de comunicación pública como
internet.
Cuando ese autocontrol no se da, o es débil, a falta de una prácti-
ca ética se impone la aplicación de la ley para proteger los derechos
de las personas.
En el caso de internet, las leyes se muestran débiles e ineficaces.
En la Cumbre de la Sociedad de la Comunicación, reunida en Túnez
en 2005, la actividad se concentró en la búsqueda de instrumentos
legales contra la pornografía, el terrorismo, el asalto a la intimidad
y el buen nombre de las personas en el ámbito de internet. Y se
concluyó, con desaliento, que aún no existen esos instrumentos ni
hay tecnologías eficaces de control.
A falta de esos instrumentos, quedan:
Documentación
En su intento de ejercer control sobre internet, el Congreso y el De-
partamento de Justicia de Estados Unidos utilizaron un argumento
que nos conmueve a todos: proteger a los niños de los perversos
sexuales que circulan por internet. Pero no sirvió de nada. El 12 de
julio de 1996 un tribunal federal de Pensilvania declaró inconstitu-
cional la ley de decencia de las comunicaciones argumentando que
“igual que podemos afirmar que la fuerza de internet reside en el
caos, el valor de nuestra libertad depende del caos y de la diversi-
dad de expresión sin trabas defendida por la Primera Enmienda”.
El Tribunal Supremo sostuvo este derecho constitucional al caos el
26 de junio de 1997. En junio de 2000, la Corte de Apelación de Es-
tados Unidos en Filadelfia derogó la ley para protección del menor
online de 1998. Así, dadas las dificultades para que en Estados Uni-
dos se imponga la regulación gubernamental de la comunicación
informática y debido a la naturaleza global de la red, parece que el
intento directo por parte del Estado de controlarla, mediante los
medios tradicionales de censura y represión, ha fracasado.
Manuel Castells. La galaxia internet. Plaza y Janés, Barcelona 2001, pp. 194, 195.
Respuesta
Los defensores de la audiencia u ombudsman tienen como misión
principal fortalecer la relación entre los espectadores, sea de te-
levisión, de radio o de medios impresos, y su respectivo medio, a
través de la gestión interna para que sus reclamos sean atendidos y
sus expectativas de información satisfechas. Es, por tanto, el vocero
de los receptores de información en el interior del medio que lo ha
contratado.
Esa tarea de vocería tiene distintas formas, como las que pro-
mueven la elevación de la calidad informativa o las que se propo-
nen hacer de los principios éticos una guía e inspiración para los
periodistas.
En ninguna parte se encuentra indicación o sugerencia sobre el
papel de vigilante o crítico de la actividad de otros medios. Por el
contrario, puesto que las tareas que se le señalan al ombudsman
suponen un gran peso moral y una sólida credibilidad, no son acon-
sejables actuaciones que puedan ser objeto de una mala interpre-
tación; tal es el caso de las críticas a medios de la competencia,
sobre todo cuando se las puede interpretar como inspiradas en una
competencia comercial entre medios o resultado de inquinas per-
sonales. Del ombudsman se espera que esté por encima de esas
situaciones.
Documentación
El defensor del lector representa en el interior del periódico los in-
tereses del público. El objetivo principal de su función es crear y
fortalecer la relación entre los lectores y el periódico.
La función del defensor del lector contempla:
Consulta 49
Documentación
Una encuesta entre defensores del lector sobre las cualidades pro-
fesionales que deberían reunir dio por resultado bastante unani-
midad sobre cualidades como la independencia, autoridad moral,
sentido de servicio público y veteranía. Llama la atención que la
combinación independencia, autoridad moral y sentido de servi-
cio público fuera expresada de manera coincidente por siete de los
diez encuestados.
En cuanto a la autoridad moral, el defensor de El Deber seña-
ló, por ejemplo, que para él la persona que ejerza este oficio debe
tener una conducta intachable, tanto en su vida moral como en
su ejercicio profesional. Esta opinión fue compartida por otros
ocho defensores. El sentido de servicio público, mencionado por el
80 % de los encuestados, fue justificado por la defensora de El Nuevo
Día diciendo que “precisamente eso es lo que estás haciendo, estás
Consulta 50
Respuesta
La mentira de un periodista tiene un efecto demoledor en la credi-
bilidad que le reconoce el público. Hay una relación estrecha, como
la de la causa con los efectos, entre verdad y credibilidad; de modo
que decir la verdad como costumbre es una actitud que genera
credibilidad.
La credibilidad, a su vez, es de naturaleza frágil. Aunque cuesta
mucho construirla, se derrumba con una sola mentira o, al menos,
se agrieta. Se sabe, además, que la credibilidad no lo es todo, pero
sí una condición indispensable para tener influencia.
Cuando un periodista, por una mentira o error publicados, ve
disminuida su credibilidad, se le impone la ardua tarea de recons-
truirla a partir de cero. Puesto que la credibilidad se genera en los
receptores de información con los actos comunicativos, tendrá que
destacarse en ellos la fidelidad a la verdad hasta que se reconozca
su compromiso con dicha verdad. Es una severa exigencia que se
explica porque el primer compromiso del periodista con sus au-
diencias es proporcionarles la verdad de lo que sucede. La verdad
es el producto que la audiencia espera porque constituye para ellos
una necesidad de primer orden, ya que su relación con el mundo
depende de la verdad de la información que reciba.
Cuando una empresa de información periodística exige de modo
perentorio a sus periodistas la verdad ante todo, lo hace por razones
Documentación
Respetar la verdad por el derecho que el público tiene a conocerla.
Federación Internacional de Periodistas.
Respetar la verdad, sean las que sean las consecuencias que esto pueda
acarrearle, y esto por el derecho que el público tiene de conocerla.
Declaración de los Derechos y Deberes de los Periodistas.
La prensa hará todo lo que esté en su poder para asegurar que la infor-
mación impartida al público sea exacta por lo que a los hechos se re-
fiere. Ningún hecho debe ser conscientemente distorsionado ni mucho
menos hechos esenciales deliberadamente suprimidos.
Código ético de la prensa en Birmania.
Respuesta
Difundir palabras o imágenes de personas en estado de embria-
guez es una práctica periodística que:
Desconoce los derechos de la persona embriagada. Puesto que
se trata de un estado de inconciencia y de irresponsabilidad, la per-
sona no tiene control sobre sus acciones ni palabras; por tanto, es
un abuso difundir sus palabras o imagen.
Desconoce el respeto debido a las audiencias, a las que se some-
te a un espectáculo repugnante. La presencia de un borracho, en
cualquier auditorio, pero sobre todo en los medios de comunica-
ción, es un acto de mal gusto y de irresponsabilidad.
Es, además, un acto de desconsideración para con los parientes y
amigos del borracho. Todos ellos tienen derecho a la discreción con
una información bochornosa e innecesaria desde el punto de vista
del bien público.
Estas tres obvias consideraciones solo pueden ser ignoradas por
quienes, en vez de informar, se valen de estos hechos para hacerles
daño a las personas o para agredir al público, a quien se le debe en
todo caso una información de buen gusto y de interés; o cuando es
necesario, de denuncia para el bien de todos.
Documentación
La BBC, cadena pública británica de referencia por sus contenidos,
pero también por el tratamiento ético de los mismos, aborda esta
cuestión de forma exhaustiva. Su línea editorial deja bien claro que
el lenguaje ofensivo es una de las causas más frecuentes de queja
y advierte que una misma palabra puede ser recibida de formas
muy diferentes por los receptores según el lugar del mundo donde
vivan, su edad, sexo, educación, creencias, nacionalidad, etc.
Consulta 52
Respuesta
Apoyarse en los anunciantes para sostener un medio periodístico
es un mecanismo que, como cualquier otro, puede tener efectos
buenos o malos para la libertad. Lo mismo sucedería si la financia-
ción proviniera del Estado o de una organización benéfica interna-
cional, de una iglesia o de una cooperativa de periodistas.
El problema para la libertad comienza en las personas que adop-
tan el mecanismo. Puesto que el existente en nuestros países es
el de la financiación a partir de la publicidad, importa señalar los
deberes éticos a que da lugar esta situación.
Cuando la publicidad se otorga como un favor que el anunciante
le hace al medio, de entrada reduce al medio y a sus periodistas a la
condición de instrumentos, porque el pacto expreso o implícito es
que el anunciante entrega la pauta comercial a cambio de la fideli-
dad del medio a su voluntad. En esas condiciones, el medio pone en
venta su libertad y entrega por nada sus espacios y, sobre todo, su
credibilidad, que es el valor definitivo para un anuncio comercial.
Cuando la publicidad se le entrega a un medio a cambio del espa-
cio y de la credibilidad que este le agrega al comercial, en este caso,
no hay benefactor ni beneficiado. Los dos, el anunciante y el medio,
pactan en términos de igualdad. El objetivo del pacto se limita a la
publicación del aviso y al pago de una tarifa, sin más compromisos.
Documentación
Los medios de comunicación funcionan bajo el sistema comercial,
en dos mercados: uno es el mercado de lectores que compran el
diario, la revista o reciben gratis el mensaje radial o televisivo, lo
que hace de esta mercancía un producto muy particular en el capi-
talismo, puesto que es el único que se vende por debajo de su costo
de producción o que se regala. Todos sabemos que el costo de pro-
ducción es el límite inferior hasta el que puede bajar el precio de
venta, pero tenemos un producto que se vende sistemáticamente
por debajo de dicho costo, en el caso de los periódicos o revistas, o
que se regala, en el caso del mensaje radial o televisivo.
Al lado de este mercado primario de lectores funciona uno se-
cundario de anunciantes, que son los que financian centralmente
estos medios de comunicación. La pauta para cualquier medio de
comunicación escrito es de 70 % de financiamiento de publicidad
y 30 % de ventas, en promedio. En la radio y la televisión, es 100 %
publicidad. Por tanto, el control que efectivamente se ejerce sobre
los medios está en ese mercado secundario, publicitario y en la for-
mación de capital.
Me parece importante tenerlo en cuenta porque refuerza la re-
flexión en el sentido del problema de quién controla los medios de
comunicación. El olvido de esta situación hace que seamos muy
perspicaces con la libertad cuando el Estado interviene, pero mu-
cho menos contestatarios cuando los dueños o los publicistas ejer-
cen el control de los medios y aquí, casi tenemos una característica
de los programas de opinión en la televisión: no hay programa de
Consulta 53
Respuesta
Se trata de dos expresiones de la libertad distintas y en ninguna
forma asimilables.
La libertad de empresa garantiza el ejercicio de la actividad eco-
nómica y la iniciativa privada sin más límites que los que protegen
el bien común. Es un derecho que supone responsabilidades.
Otra cosa es la libertad de expresión, que es el derecho a difundir
contenidos simbólicos. La defienden las constituciones de los paí-
ses democráticos como parte de la esencia de la democracia por-
que denuncia la injusticia, hace control al ejercicio de las funciones
públicas, investiga el acontecer incierto y alerta a la sociedad cuan-
do la amenazan peligros de diversa índole.
Como se ve, se trata de ejercicios distintos de la libertad que con-
tribuyen, cada uno en su área, a la consolidación de las libertades
de la sociedad.
Teniendo en cuenta ese objetivo, es posible establecer las priori-
dades que impone la relación de esas libertades con el bien común
y cómo deben operar en un medio de comunicación.
Es evidente que la libertad de empresa está al servicio de la
libertad de expresión y no al contrario. De hecho, la empresa de
comunicación es una entidad de servicio público y, por tanto, ope-
ra en función del bien público a través de la información y la ex-
presión pública.
Documentación
La libertad de expresión, la transparencia, es decir, la democracia
en sí, no tiene sentido ni funciona como debería si no hay confianza
en el Estado, o si no la hay entre los diferentes grupos de personas
que habitan sociedad y territorio.
Quien intente medir el grado de confianza en un país va a com-
probar que en un lugar donde las personas tienen alto grado de
confianza en sus vecinos, colegas, profesores, periodistas, poli-
cías, médicos y políticos, es un país en el que la democracia tiene
buena salud.
Quiero decir que el periodismo libre no es el objetivo final. El
periodismo libre es un actor clave, una herramienta, un medio para
construir un clima social en el que prevalezca la confianza y donde
cada actor social juegue su papel sin interferir de modo violento e
injusto con los demás. Donde hay confianza hay buen periodismo,
hay democracia, y donde hay buen periodismo la confianza puede
crecer y la democracia también. Es una cadena que no funciona si
uno de los eslabones es débil.
Lars Mogensen. "Periodismo y democracia". Correveidile, La Paz, 2008, p. 21.
Respuesta
La libertad de cátedra es un derecho que está al servicio de otro de-
recho: el de los alumnos, cuyos conocimientos serán más amplios si
el acceso a ellos está protegido por la libertad de cátedra.
Esta mutua causación configura un círculo virtuoso. Los derechos
obtienen su validez en cuanto permiten el servicio de los demás;
cuando se los considera y aplica para la sola satisfacción individual,
los derechos se deslegitiman. Así como un profesor no puede ale-
gar derechos para sí y en perjuicio de sus alumnos, en otros órde-
nes como el derecho al trabajo o el derecho a la expresión libre,
es aplicable la misma lógica: el ejercicio de los derechos preserva
y fomenta la dignidad de las personas, en cuanto las habilita para
integrarse a la sociedad mediante su servicio.
Esta filosofía de los derechos corrige la idea del derecho hu-
mano como poder; una concepción ampliamente superada en la
historia gracias al desarrollo de los criterios sobre el ser humano
y la sociedad.
Documentación
La ética es un producto de primera necesidad porque sin ella no
funcionan las grandes instituciones del mundo moderno y posmo-
derno, es decir el Estado, la economía, las empresas, las actividades
profesionales y el tercer sector o Sector Social. Y no funcionan por
múltiples razones:
Es público y notorio que las relaciones sociales se quiebran aun-
que en apariencia sigan funcionando cuando faltan en ellas los va-
lores de credibilidad y de confianza. Estas últimas son de prime-
ra necesidad en la vida pública porque las medidas jurídicas, con
ser necesarias, resultan insuficientes. Por otra parte, y dentro del
mismo ámbito, cuanto más complejas son las sociedades, y más
Consulta 55
Respuesta
El sensacionalismo llega hasta donde comienza el periodismo inte-
ligente. Quiero decir que hay un periodismo de inferior calidad que
se limita a dar respuesta a los sentidos de la vista y del oído. Mues-
tra y deja oír; por tanto, sirve a las sensaciones, por eso se llama
sensacionalista y solo tiene en cuenta una parte del ser humano:
Consulta 56
Respuesta
La denuncia de los abusos oficiales es un derecho y un deber ciu-
dadano, y constituye uno de los instrumentos con que se prote-
ge la democracia. Por esa misma razón es una práctica que debe
defenderse contra el mal uso, que la desvaloriza y le hace perder
Documentación
A la hora de fortalecer éticamente el periodismo de denuncia es
necesario fijar algunas reglas: a) el periodismo de denuncia solo
tiene sentido si se refiere a la vida pública. Los que actúan en la
vida pública, si no quieren que salga a relucir su ropa sucia, deben
probablemente cambiar su profesión. Todo lo público, en princi-
pio, ha de tratarse públicamente, especialmente lo que se pretende
ocultar, distorsionar o escamotear. b) El periodismo de denuncia ha
de partir de la base de que las responsabilidades por la actuación
pública no se agotan solo en las responsabilidades penales o admi-
nistrativas, eventualmente probadas. Es precisamente en la zona
no penal ni civil ni administrativa, sino ética y política, donde se
sitúa con la máxima legitimidad la función informativa y el perio-
dismo de denuncia. c) La verdad de los hechos difundidos al ejer-
cer el periodismo de denuncia es la clave, aquí y ahora, de su real
eticidad, de su concreta legitimidad. Ninguna denuncia periodística
Consulta 57
Respuesta
Una concepción humanística de los derechos llega siempre a la
conclusión de que entre ellos no hay pugna ni predominio de unos
sobre otros, sino armonía, lo cual significa que cuando un derecho
parece estar en oposición a otro, deben buscarse y hallarse las ra-
zones que los complementan y armonizan.
Esto sucede porque los derechos todos están al servicio de la
dignidad del ser humano y ese elemento común, a la vez determi-
nante, revela que la oposición entre derechos es solo aparente y
producto de un conocimiento incompleto.
Cuando, por ejemplo, se mira la libertad de expresión como un
absoluto, se llega a creer que los otros derechos se le han de su-
bordinar; entre ellos, el derecho a la intimidad o a la honra. En
cambio, cuando se reconoce que ninguna libertad es absoluta, sino
que encuentra límites en los derechos ajenos y en el interés públi-
co (un compatriota suyo lo dijo: “Mis derechos llegan hasta donde
Documentación
Los derechos humanos y las responsabilidades implícitas en su dis-
curso son universales, pero los recursos en tiempo y dinero son li-
mitados. Cuando los fines morales son universales, pero los medios
son escasos, la decepción es inevitable. El activismo sería menos
insaciable y menos vulnerable a la decepción si los activistas pudie-
ran apreciar el grado en que el propio discurso de los derechos se
impone o debería imponerse unos límites.
El primer límite responde a una cuestión de lógica y coherencia.
Dado que el objetivo central del discurso de los derechos es la pro-
tección y la mejora de la agencia individual, los activistas de de-
rechos humanos deben, si quieren evitar contradecir sus propios
principios, respetar la autonomía de los agentes. De igual modo,
a un nivel colectivo, el discurso de los derechos respalda el deseo
de los grupos humanos de gobernarse a sí mismos. Si esto es así,
el discurso de los derechos humanos debe respetar el derecho de
esos grupos a definir el tipo de vida colectiva que desean llevar, en
el supuesto de que esa vida cumpla los estándares mínimos que se
exigen para poder disfrutar de derechos humanos.
Los activistas de derechos humanos aceptan este límite en teoría,
pero tienden a diluirlo en el vago requerimiento de mostrar una
cierta sensibilidad cultural en la aplicación de universales morales.
En realidad, este límite significa algo más. Si los derechos huma-
nos sirven para otorgar valor a la agencia individual y los derechos
colectivos a la autodeterminación, entonces la práctica de los de-
rechos humanos está obligada a buscar el consentimiento para sus
normas y a abstenerse de interferir cuando este consentimiento no
se otorgue libremente. Las intervenciones coercitivas en defensa
de los derechos humanos solo pueden justificarse en casos de ne-
cesidad estrictamente definidos, en los que la vida humana peligra.
Consulta 58
Respuesta
La relación con las fuentes tiene una razón de ser: su aporte para en-
contrar la verdad que se comparte con los receptores. La fuente es,
pues, un cooperador en esa tarea de buscar y compartir una verdad.
Por tanto, todo cuanto contribuya al conocimiento de la verdad
que el público recibe está de acuerdo con la naturaleza de esa rela-
ción; de modo que si la revisión del texto contribuye a la precisión
Documentación
Hay pactos que es lícito hacer con la fuente. Lo importante es que
sean explícitos y claros desde un principio. Algunos de estos son:
Información para contexto. El redactor solo puede utilizar la in-
formación como contexto de la historia, pero no la puede citar tex-
tualmente, ni siquiera de manera anónima.
Para no usar. A veces una fuente aporta una información, pero
le exige al periodista que no la use, ni siquiera como contexto, solo
para mejorar su entendimiento de la situación.
Estos compromisos deben acordarse antes de iniciar la entrevista
y se deben cumplir. Violarlos no solo pone en peligro a la fuente y al
periodista, sino que inevitablemente conducirá a perderla.
Retrasar la publicación a cambio de más información. Un reporte-
ro puede negociar con la fuente retrasar la divulgación de un dato
si considera que los argumentos de la fuente son poderosos para
ponerle un embargo a su información y esto no perjudica al lector.
Leerle la historia antes de publicarla. Es un acuerdo válido, pero no
Consulta 59
Respuesta
El acto de comunicar, por el medio que sea, implica tener en cuenta
al otro. Si es una comunicación individual es más fácil definirlo, per-
cibir su identidad, su cultura, sus necesidades de información, su
contexto, etc. Y en la comunicación se imponen esas características
que deben tenerse en cuenta para que la misma sea efectiva, es
decir, para que sea una puesta en común de bienes. Cuando es una
comunicación colectiva o masiva, para un público heterogéneo en
el que hay receptores de distintas características, los temas y condi-
ciones de la comunicación son más exigentes por cuanto requieren
el conocimiento de ese público y el respeto profundo de los dere-
chos de todas las personas. Si en la comunicación individual es de
rigor el respeto del interlocutor, tanto más exigente si se trata de un
desconocido, tratándose de un público masivo ese respeto es más
imperativo; en primer lugar, porque es un reconocimiento de los
derechos y de la dignidad de las personas; y en segundo, porque es
una condición para que la comunicación sea eficaz. En los manuales
de estilo de los periódicos se encuentran expresiones de rechazo
del lenguaje burdo y ofensivo. Esto es aplicable a los mensajes de
Documentación
Es derecho del lector que la información se presente de tal manera que
sea respetuosa de los derechos humanos de las personas, así como para
contribuir a fomentar la cultura del respeto a la legalidad.
Manual de estilo de La Prensa, Panamá.
Son inaceptables las expresiones que sean ofensivas para una persona o
un grupo de personas. Hay que respetar el decoro de las personas y los
sentimientos de nacionalidad, raza, religión y grupo que puedan resultar
heridos muy fácilmente con el uso a la ligera de ciertas expresiones.
Manual de estilo de El Universo, Guayaquil, Ecuador.
Respuesta
No hay libertad para agraviar ni para calumniar. En nombre de la
libertad de trabajo no se puede condenar al policía que detiene a
un ladrón ni es sagrada la libertad para divertirse de quien atruena
con un equipo de sonido a la media noche y al frente de un hos-
pital. Son ejemplos extremos para subrayar que no hay derechos
absolutos y que la libertad tiene sus límites.
En uso de su libertad, ni un ciudadano cualquiera ni un periodista
pueden utilizar los medios de comunicación para agraviar ni para
calumniar. Si se acepta que mi derecho llega hasta donde comien-
za el derecho ajeno, mi libertad de expresión tiene un límite que
me impide convertir los medios de comunicación en instrumentos
ofensivos. Este es el fundamento moral de las normas que imponen
algunos respetables medios de comunicación a los foristas registra-
dos en sus espacios web.
Por ejemplo, el diario Le Monde, de París, notifica a sus foristas
que pueden moverse en su espacio de opinión, pero limitados por
unas normas de respeto a las personas. Esas normas son, a su vez,
una expresión menos severa de las que rigen para los periodistas
que escriben en sus páginas. Sin embargo, es un periódico que de-
fiende, como todos, la libertad de expresión y que sabe, porque
conoce muy bien su naturaleza, que la libertad de expresión no es
un derecho absoluto.
Documentación
Wayne Booth, profesor jubilado de Inglés de la Universidad de Chi-
cago, subraya que los miembros de la Convención Constitucional
Respuesta
Si el periodista tuviera que adoptar las mismas creencias, cultura
o partido de las personas que entrevista o que protagonizan los
hechos que registra, sería dramáticamente pequeño el ámbito de
su trabajo profesional en un mundo plural.
El periodismo, por el contrario, tiene una apertura universal que
le permite al profesional hacer suya la sentencia del latino: soy hu-
mano y nada de lo humano me es ajeno. Ante los temas de sus
informes, el periodista observa una distancia respetuosa y, a la vez,
de aprecio por las diferencias.
La distancia para observar críticamente el conjunto, el aprecio,
como base de la tolerancia activa, hace de él y de sus textos un estí-
mulo ejemplar de tolerancia y les da a sus informaciones un alcance
universal. Además, le permite recalcar la diferencia entre informa-
ción y propaganda. Esta, puesto que está del lado del producto,
institución o personas que han contratado su trabajo, no admite
referencia alguna a otros trabajos, productos, personas o institu-
ciones; es decir, la intolerancia resulta una garantía de su trabajo.
No sucede así con el trabajo periodístico que, por principio, re-
chaza esta clase de limitaciones, de modo que el periodista informa
con ecuanimidad sobre cualquier partido, grupo religioso, gobierno
o ideología porque interiormente se ha puesto por encima de esas
divisiones y al servicio de todas las personas, sin excepción. Es un
ciudadano del mundo y parte activa de la humanidad.
Documentación
¿Cómo informar la verdad? ¿Cuáles son las condiciones de produc-
ción de verdades honestas, leales y pertinentes? ¿Cómo instalar
Consulta 62
Respuesta
En principio, todos los trabajos que no interfieran con la indepen-
dencia del periodista, o con su compromiso con la verdad o con su
responsabilidad para con el receptor de la información.
Los más comunes entre periodistas son los trabajos de docencia,
la escritura y publicación de libros; de alguno supe que había mon-
tado una industria panificadora que atendía en las primeras horas
del día; las demás las ocupaba en actividades periodísticas; una pa-
reja de periodistas ocupaba sus fines de semana en la animación
de fiestas infantiles, donde divertían a los niños como payasos. Son
variadas actividades que no ponen en riesgo la independencia.
En cambio, las asesorías a políticos o gobernantes, a empresa-
rios, a industriales o a ejecutivos de instituciones crean proble-
mas como estos:
Poner al periodista al servicio de los intereses de quien pide y
paga la asesoría. En esas asesorías, el periodista limita su servicio,
que debe prestarse en exclusividad al receptor de la información.
Pone al periodista en actividades de publicidad o de relaciones
públicas que son, o deben ser, ajenas a sus disciplinas. Las me-
dias verdades de la publicidad y de las relaciones públicas no van
con la búsqueda integral y desinteresada de la verdad que hace
el periodista.
Consulta 63
Respuesta
La práctica de las relaciones públicas, tal como se da en nuestros
países, resulta incompatible con el ejercicio del periodismo. Las
exigencias de la profesión periodística que formulan los códigos de
Documentación
Las relaciones públicas consisten en la puesta en práctica de una política
de comunicación e información al servicio de una empresa, una admi-
nistración o una colectividad.
Código de la Federación Francesa de Relaciones Públicas.
Consulta 64
Respuesta
La credibilidad, tan valiosa y definitiva como prueba de la calidad
profesional de un periodista, es al mismo tiempo un bien frágil que
Documentación
Si los medios de comunicación quieren servir a la democracia y res-
ponsabilizarse de ese servicio, deben combatir, sin anularlos, los
dos poderes que los tiranizan: el mercado y la técnica. Ambos son
elementos de una modernización que no siempre significa progre-
so humano.
El beneficio económico es un fin que tiraniza si se erige como el
fin que excluye a todo lo que le hace sombra. Es una tiranía similar a
la del poder por el poder como fin político. No cabe duda de que el
poder es bueno. Solo quien lo tiene podrá ejecutar su programa. El
poder político es bueno como medio, pero no como fin en sí. Igual
ocurre con el poder económico. Son medios, que se justifican si el
fin último es encomiable.
Sea pública o privada la titularidad de los medios, estos no pue-
den entenderse sino como servicio público. Porque la información
y la comunicación son un servicio a la colectividad imprescindible
para la supervivencia democrática y para el desarrollo de la cultura.
El concepto de servicio público parece no tener ya otro sentido que
el material: aquel cuya titularidad la tiene el Estado. Pero es otra
reducción. Si es cierto que la información es esencial para el ejerci-
cio de la democracia, si la cultura es un bien básico y se distribuye
en gran medida a través de los medios de comunicación, estos se
adecúan a la definición de servicio público en la medida en que
sean capaces de realizar este servicio.
Victoria Camps. El malestar de la vida pública. Grijalbo, Barcelona, 1996, pp. 166, 167, 168.
Consulta 65
Respuesta
En toda redacción existe, activo o latente, el conflicto entre los in-
tereses comerciales del periódico o del noticiero y la intencionali-
dad periodística. Las gerencias quieren un periódico rentable, los
periodistas buscan un periódico que influya; el gerente argumenta
que un periódico sin dinero no sobrevive, los periodistas juran que
un periódico sin influencia es solo papel entintado. En esa pugna
se ha perdido demasiado tiempo y se han dilapidado energías va-
liosas que se hubieran aprovechado mejor buscando un punto co-
mún entre gerentes y periodistas. Lo planteó sabiamente Joseph
Pulitzer: “Para que un diario resulte de verdadera utilidad para el
público debe tener gran circulación, porque sus noticias deben lle-
gar al mayor número de personas y porque la circulación significa
avisos, los avisos significan dinero y el dinero significa independen-
cia”. No se trata de poner como objetivo principal la ganancia, sino
de incrementar la ganancia para mantener la independencia; pero
la independencia se busca porque con ella se tiene credibilidad,
que es lo que el periódico quiere ofrecer y obtener. Dentro de este
marco se puede afirmar que no hay temas vendedores y temas no
vendedores, sino artículos periodísticos bien hechos y, por tanto,
atractivos; y artículos mal hechos, duros como un ladrillo; hay un
periodismo hecho para entretener, que es prescindible porque no
Documentación
La exigencia primordial, la más urgente y la más constante de cuan-
tas he formulado es: exactitud, exactitud, exactitud. Un diario debe
ser escrupulosamente exacto, claro, tiene que evitar todo lo que
sea sensual o sugestivo, todo lo que sea capaz de ofender el buen
gusto o de rebajar el tono moral de sus lectores, pero dentro de
esos límites el diario tiene la obligación de publicar noticias. Al ha-
blar de buen gusto y de tono moral, no quiero significar esa clase
de buen gusto que se escandaliza por cualquier alusión a las cosas
desagradables de la vida, ni esa clase de moralidad que se niega
a reconocer la existencia de la inmoralidad (ese tipo de moral hi-
pócrita que ha frenado más el progreso de la humanidad que to-
dos los inmorales), sino esa clase de buen gusto que exige aunar
la franqueza y la decencia, esa clase de tono moral que se esfuerza
y no se relaja cuando se la enfrenta con el vicio. Algunos quieren
hacer creer, y lo consiguen, que un diario no debe dedicar espacio
a versiones extensas e impresionantes de homicidios, accidentes,
incendios, linchamientos, corrupción política, peculados, fraudes,
sobornos, divorcios o lo que usted quiera, pero le aseguro que se
equivocan y creo que, si reflexionaran, lo comprenderían. Somos
una democracia y solo existe un medio para sostener en pie una
democracia en cuanto a su conducta individual, social, municipal,
estatal y nacional, y es mantener al público informado de lo que
sucede. No hay delito, trampa, engaño ni corrupción que no so-
breviva en el secreto. Pongamos esas cosas al descubierto, descri-
bámoslas, ataquémoslas, ridiculicémoslas en los diarios y tarde o
temprano la opinión pública se encargará de barrerlas.
Joseph Pulitzer. Citado en Arte y sentido del periodismo por Edmond Coblentz. Troquel,
Buenos Aires, 1966, pp. 24, 25.
Respuesta
Para cualquier empresa periodística es dañina la injerencia de ge-
rentes en las tareas de la redacción porque incide negativamente
en la calidad del producto.
El buen periodismo requiere independencia con mayor urgencia
que tecnología. Con tecnología deficiente o no actualizada es posi-
ble hacer buen periodismo, pero sin independencia es imposible.
Por una parte, esa independencia es necesaria para obtener la ver-
dad de los hechos de cada día, sin sesgos, recortes u ocultamientos.
Cualquier clase de compromiso derivado de un interés personal,
empresarial o gubernamental limita el campo del periodista y lo
inhabilita para llegar a la verdad.
Por otra parte, los lectores, oyentes o televidentes exigen esa in-
dependencia como garantía para creerle a un medio y la premian
con su lealtad. La credibilidad que se le atribuye a un medio o a un
periodista es una forma de reconocimiento de los receptores de
información a la independencia.
Cuando los gerentes intervienen o los dueños o los accionistas pre-
tenden imponer su punto de vista, que suele ser el de sus intereses,
introducen un elemento dañino y engañoso en el producto que ofre-
cen al público. Se supone, en efecto, que tanto los anunciantes como
los suscriptores y lectores esperan un servicio de información profe-
sional. Si en cambio les llega información sesgada o propaganda, el
producto se altera y degrada, y el receptor resulta engañado.
Hacerles entender esto a gerentes y accionistas intrusos es un
paso indispensable para restituirle al medio su respetabilidad, su
independencia, su credibilidad y su calidad.
Respuesta
El ideal de un periódico es que la gerencia y la redacción trabajen
con independencia y separadamente. Otro orden de cosas, como
el trabajo mancomunado entre los vendedores de espacios publi-
citarios y periodistas, siempre resultará en perjuicio del bien más
sensible e indispensable de un periódico, que es su credibilidad.
La credibilidad de un periódico y de un periodista se construye
con generosas cantidades de independencia. A un periódico le
creen porque lo ven independiente, pero esa credibilidad se des-
morona con la sola sospecha de que el periódico, al informar, paga
o solicita favores. El lector tiende a pensar que no le informan la
verdad, sino lo que más les conviene a quienes le están haciendo
favores al periódico o al periodista.
Por eso, una sabia norma es que al lector se le juegue limpio y
se le diga: esto es publicidad, o sea, una verdad interesada, y esto
es información profesional, o sea, una verdad escueta sin intereses
ocultos.
Otra norma es que si por casualidad el tema de un anuncio co-
mercial es el mismo que el de una noticia, no deben ir en la mis-
ma página. Por ejemplo, el aviso sobre seguros contra accidentes
y el informe sobre accidentalidad. Por consiguiente, el agente de
publicidad del periódico debe trabajar en completa independencia
respecto del periodista porque así se preserva la credibilidad del
periódico, que es un activo más importante que la rotativa.
Por último, no basta que el periódico sea independiente, además
debe parecerlo, y cada persona que pueda establecer relación entre
la publicidad que se negocia y la información que el periódico pu-
blica inevitablemente dudará sobre la independencia del periódico.
Respuesta
La incompatibilidad entre políticos o funcionarios en ejercicio y pe-
riodistas es evidente porque se reúne en la misma persona al fisca-
lizador y al fiscalizado, al periodista y al publicista, al dependiente
del poder y al profesional que debe ser independiente y distante
del mismo. Como son términos que se contradicen, mal pueden
coexistir en la misma persona. Salvo que el político asuma funcio-
nes de gerencia totalmente alejadas de las tareas editoriales. Si no
es así, el periódico quedará condenado a ser un boletín de pro-
paganda de un movimiento, partido, líder político o funcionario,
y perderá la autoridad moral indispensable para el ejercicio de lo
periodístico.
El periodismo es, por su naturaleza, universal y abierto a toda la
sociedad. Está hecho para proporcionar a todos una información
útil y creíble. Su lenguaje, su agenda, su tratamiento de los hechos
pretende interesar a todos; por eso su objetivo central es todo lo
que se refiere al bien público.
Es cierto que el político tiene ese mismo objetivo, pero ordenado
al ejercicio del poder; esto lo limita porque convierte su actividad
en un medio para llegar al poder con un punto de vista personal;
el periodista trabaja por el bien común, pero no con la pretensión
de ejercer poder alguno, sino de servir a todos los ciudadanos, for-
taleciendo su libertad por medio de una información completa e
independiente, para que pueda decidir en libertad.
Es un perfil profesional que excluye el del político hasta tal punto
que sus objetivos son inconciliables en una sola persona. Cuando
esta intención aparece en un medio de comunicación, el periodista
que trabaja en esas condiciones:
Documentación
Ser ético, más allá de teorías deontológicas, es mantener indepen-
dencia y, por tanto, una distancia apropiada con el poder. Con ese
poder repleto de funcionarios, de intereses económicos y políticos,
de personas que halagan, que te dicen que eres el mejor para luego
solicitarte favores, que te invitan a almuerzos, cocteles y fiestas.
En medio de esos halagos a los que hay que evadir, ser ético es,
también, advertirle a ese poder, a esas fuentes interesadas, que vas
a buscar a la competencia, al enemigo político, a su contradictor y
crítico para contrastar lo que ese poder ha dicho. Ser ético es cul-
tivar el multifuentismo y no dejarse atrapar por la comodidad y el
facilismo de la fuente única.
Ética periodística es la lucha interna que se libra para cumplir a
cabalidad con el ser y el parecer, porque de lo contrario cualquier
lector preguntará con todo derecho: ¿quién es este periodista para
criticar si él mismo hace lo que critica? Es entender que el periodista
es solamente periodista, un ser humano que intenta ser coherente,
íntegro. Una persona sin ambiciones mezquinas, sin egolatrías, sin
filiaciones o cargos políticos. Es alguien que no utiliza su oficio para
llegar a otras instancias.
Un periodista ético es periodista a tiempo completo, periodista
de la gente, periodista que cuenta la realidad como la ha visto, la
ha sentido y la ha encontrado, aunque en ese esfuerzo ponga en
riesgo la vida.
Rubén Darío Buitrón y Fernando Astudillo. Periodismo por dentro. Intiyán. Quito, 2005, p. 20.
Respuesta
Es un periodismo dañino y de baja calidad el que se hace desde las
trincheras de algún partido o candidato, sin conciencia profesional.
Una conciencia profesional mantiene presente el servicio que
puede prestar la información a todos los ciudadanos, sin excep-
ción. Resulta evidente, por tanto, que una información hecha para
causar daño a una persona, del partido que sea, no obedece a una
conciencia profesional.
Cuando en un período preelectoral el periodismo cumple estos
objetivos:
Informar a los lectores con información independiente y de bue-
na calidad, y así sepan lo necesario para decidir en libertad; inter-
pretar y dar voz a la comunidad de modo que todos se sientan re-
presentados; poner en circulación todos los temas que deben guiar
la actividad de los políticos… Cuando estos objetivos son los que
orientan al periodista, decía, el ejercicio profesional fortalece la de-
mocracia y dignifica la profesión.
El periodismo cumple su función cuando sirve a la sociedad, no
cuando se sirve de ella. Se desvía de esa función cuando se pone al
servicio de políticos, gobernantes, partidos o de los propios medios.
La naturaleza social de esta profesión orienta su ejercicio a tareas
de servicio de toda la sociedad, que son indispensables en una de-
mocracia. Dejar de cumplirlas o alterar sus objetivos es incurrir en
un engaño a toda la sociedad.
Documentación
La primera función de la comunidad democrática es crear una co-
munidad informada.
Consulta 70
Respuesta
El publirreportaje es el resultado del mestizaje entre periodismo y
publicidad, donde lo publicitario predomina hasta hacer desapare-
cer lo periodístico.
La práctica de los medios que encomiendan esa tarea a publi-
cistas es la que más se acerca al ideal ético; cuando esa tarea se
les asigna a periodistas, se les crea una dualidad dañina porque el
periodista, por formación y por talante profesional, no está hecho
para manejar las medias verdades del publicista, sino la verdad más
cercana a la realidad de los hechos.
El publicista, en efecto, orienta la información a las conveniencias
de la persona, entidad o producto que sirve, y es lo que se propone
con el publirreportaje en el que, bajo la apariencia de una informa-
ción periodística, difunde un mensaje comercial. En este sentido,
el publirreportaje tiene mucho de impostura y de engaño al lector.
El periodista sabe que no sirve a nadie más que a su lector. No
acepta presiones del anunciante ni del gerente ni del propio direc-
tor cuando estos quieren apartarlo del servicio a ese único amo que
respeta: el receptor de su información.
Obligar al periodista a que escriba publirreportajes es violentar
su conciencia ética. Peor aun cuando el periodista es quien acepta
una tarea que pervierte su profesión para ganar algún dinero extra.
Documentación
La publicidad debe decir la verdad con su lenguaje peculiar. Su fi-
nalidad lucrativa se presta a toda clase de abusos, desde la excita-
ción irracional del deseo de posesión hasta la explotación de las
pasiones. A pesar de todo, lo peor de la publicidad es su amenaza
constante a la libertad de elección del comprador. El recurso a las
técnicas de persuasión para excitar el deseo de comprar, bombar-
deando el inconsciente de los potenciales compradores, desembo-
ca siempre en lo mismo, impedir la libertad de elección del cliente.
La publicidad se practica como una retórica contra la libertad
interior de los potenciales compradores. Como servicio de infor-
mación comercial es conveniente y útil. Pero el fin supuestamente
bueno no justifica el recurso a cualquier medio para lograrlo. Dado
que la publicidad como lenguaje es una retórica persuasiva e inte-
resada, solo podrá aceptarse en la medida en que el consumidor
pueda defenderse contra el acoso de la persuasión. Si la publici-
dad agrede alegre e indiscriminadamente la libertad ajena, pierde
su legitimidad ética al no poder justificar su estatus profesional y
de servicio social. Los tratadistas y textos legales insisten en que
la publicidad debe presentarse como un servicio informativo de
mercado. En consecuencia debe decir verdad, aunque lo haga con
métodos persuasivos e intenciones no desinteresadas.
Ya no basta reivindicar la verdad sobre la naturaleza y calidad de
los productos y servicios ofertados. En nombre de la ética hay que ir
más lejos, exigiendo el respeto previo a la libertad de los consumi-
dores. De lo contrario siempre habrá fundamento para considerar
la actividad publicitaria como sospechosa.
Niceto Blázquez. Ética y medios de comunicación. Biblioteca de Autores Cristianos,
Madrid, 1994, pp. 634, 635.
Respuesta
Los manuales de estilo y algunos códigos de ética se ocupan de este
tema y establecen:
Que un publirreportaje es publicidad, por tanto debe diferenciar-
se en todo de la información profesional del periódico.
Que un publirreportaje es información interesada, por cuya pu-
blicación paga el interesado. La información profesional, en cam-
bio, es desinteresada y por ella nadie paga.
Que la buena fe con que el lector se acerca a la información del
periódico debe ser honrada con una clara e inequívoca adverten-
cia sobre lo que es publirreportaje o publicidad y lo que es infor-
mación profesional del periódico. Quien contrata con el periódico
la publicación de mensajes de propaganda o publirreportajes no
debe tener injerencia alguna en los contenidos del periódico; por
tanto, se considera intromisión indebida que, a cambio de asignar
una pauta publicitaria, pretenda la inclusión o exclusión de noticias
o comentarios, la ubicación o despliegue de noticias o la asignación
de tareas de los reporteros.
El personal que trabaja en la redacción y edición de publirreporta-
jes y de publicidad debe ser distinto del que trabaja en la redacción
del periódico. Si las directivas del periódico quieren asignar para esa
tarea a periodistas profesionales, deben contar con su consentimien-
to. Un periodista, en efecto, no es un publicista ni un relacionista pú-
blico. Es desaconsejable, por tanto, combinar estas actividades.
Documentación
Uno de los primeros recaudos para servir al lector es que en el diario
pueda diferenciarse con claridad qué es información y qué es publicidad.
Consulta 72
Respuesta
Son dos conductas diferentes. La autolimitación o autorregulación
comprende el conjunto de actitudes de disciplina profesional que
la persona se impone para hacer un trabajo de calidad. Abarca ac-
titudes muy variadas, desde la norma de publicar solo lo que se ha
comprobado con varias fuentes hasta los horarios que el periodista
adopta para optimizar el uso de su tiempo. Siempre son elementos
de disciplina que indican lo que se debe hacer y lo que no para lo-
grar un alto desempeño profesional.
Otra cosa es la autocensura, que impone silencios por algún in-
terés personal o por miedo. Hay autocensura cuando se omiten
temas o noticias que deberían ser publicados, cuando se recortan
informaciones, no por limitaciones de espacio o de tiempo, sino en
acatamiento de alguna presión. La autocensura viola el derecho de
los receptores a conocer toda información que les concierne; es la
aceptación pasiva de una presión externa que se toma el control
del periodista o del medio de comunicación, y es la renuncia a la
independencia y autonomía del medio y del periodista.
Las ocasiones en que se silencian informaciones, porque existe la
certeza de que harán daño, no constituyen actos de autocensura,
sino de una responsable autorregulación.
Respuesta
Si se entiende la libertad como el derecho de hacer lo que uno debe
hacer, desaparece la dificultad. En efecto, la libertad no le extiende
al periodista una carta blanca para escribir o informar lo que quie-
ra, sino lo que debe. Y son los valores éticos los que orientan para la
aplicación de esos deberes en el ejercicio de la profesión.
Cuando el periodista aplica todo el vigor para encontrar la verdad
de un hecho, puede pensar que una vez encontrada esa verdad,
es libre para darla a conocer; sin embargo, no todas las verdades
pueden ser publicadas; algunas son de indispensable conocimiento
y deben ser difundidas, hay otras que si llegan a ser reveladas harán
daño, por ejemplo, los planes militares o policiales para enfrentar
delincuentes o para combatir la corrupción que, conocidos, pierden
efectividad. Estas son verdades que pueden hacer daño y que no
deben ser conocidas por el público. En estos casos concretos, la
reflexión ética llevará a la realidad del autocontrol o de la autorre-
gulación que indican lo que debe callarse o publicarse.
Autorregular no es lo mismo que autocensurarse. Se autorregu-
la el periodista que quiere prestar un mejor servicio informativo,
no contaminado por los vicios que le impiden a la información ser
un factor de beneficio social; se autocensura quien deja de pres-
tar ese servicio por algún interés o por miedo. Concluimos, por
tanto, que la libertad necesita la guía de la autorregulación y que
desaparece cuando la autocensura impone silencios que hacen
daño a la sociedad.
Documentación
El desafío principal que encaran los periodistas y los medios infor-
mativos, en el contexto de su responsabilidad social, se concentra
en la superación de un abultado conjunto de vicios.
Consulta 74
Respuesta
Documentación
Si bien es cierto que entre la ética y el derecho existen algunos pun-
tos en común, también lo es que hay claras diferencias entre el uno
y la otra. La coincidencia más importante reside en que ambos sis-
temas están formados a partir de enunciados normativos, es decir,
de reglas de conducta o imperativos hipotéticos. Por el contrario,
entre las principales diferencias se encuentran las siguientes:
Las normas éticas son autónomas, es decir, creadas por el sujeto
que debe cumplirlas, mientras las normas jurídicas son heteróno-
mas, en tanto son creadas por un sujeto distinto al que van dirigidas.
Las normas éticas son imperativas, es decir, establecen obligacio-
nes para el sujeto que las creó; mientras las normas jurídicas son
imperativo-atributivas en la medida en que estatuyen obligaciones
y confieren derechos al sujeto de derecho.
Las normas éticas son voluntarias, pues su cumplimiento tiene
como premisa el convencimiento personal, mientras las normas ju-
rídicas poseen la coercibilidad como sanción a la conducta contra-
ria a la establecida como debida.
Las normas éticas son particulares, pues van dirigidas únicamente
a quienes integran el gremio, mientras las normas jurídicas tienen
la característica de la generalidad, es decir, van dirigidas a todas las
personas sujetas al sistema normativo.
Las normas éticas tienen como propósito la dignificación y el
reconocimiento social, mientras las normas jurídicas tienen como
finalidad última asegurar las condiciones mínimas para la coexis-
tencia pacífica de los hombres en el seno de la sociedad.
Ernesto Villanueva. Deontología informativa. Universidad Iberoamericana, México, 1999,
pp. 21, 22.
Respuesta
No aceptaría formar parte de un tribunal de ética por las siguientes
razones:
Veo una contradicción entre los términos “tribunal” y “ética”. Los
tribunales están asociados a lo legal; presionan mediante condenas
o absoluciones el cumplimiento de las leyes; son instancias exte-
riores a las personas y están hechos para imponer coactivamente
el cumplimiento de las leyes. La ética, en cambio, es decisión per-
sonal, no impuesta por nadie, solo por las propias personas, que se
convierten en legisladoras de sí mismas. Es, pues, un ejercicio de la
libertad personal, puesto que la ética resulta de una decisión autó-
noma; es la toma de posición frente a la vida, frente a los demás y
frente a uno mismo, en la que no tienen que ver intereses externos,
sino la propia conciencia. Un tribunal, presión externa; una ética,
decisión autónoma: son dos términos contradictorios.
Contradice la naturaleza de la ética que alguien pretenda ser juez
ético de otro. En ética nadie es juez de nadie, salvo de uno mismo,
porque solo uno sabe las motivaciones y las circunstancias de sus
acciones.
Los jueces, con la ayuda de sus códigos, de sus jurisprudencias
y con los resultados de las investigaciones judiciales, tienen en las
manos los elementos para sentenciar; en ética, esos elementos
solo los posee cada persona.
Por tanto, al contrario de lo que sucede en el campo legal, en éti-
ca nadie distinto de cada persona dispone de todos los elementos
para emitir un juicio.
Documentación
Perfilar el diálogo ético en la profesión en general y en las organiza-
ciones noticiosas consiste en aclarar la manera en que las razones
éticas afectan las elecciones y el comportamiento de los periodis-
tas. Un diálogo ético definido busca identificar los principios y las
probables consecuencias y la manera en que se las evalúa para lle-
gar a una decisión.
Valorar los riesgos a que se enfrentan las partes a las que afecta
una decisión ética: las fuentes, el público, los periodistas partici-
pantes, los compañeros y la profesión en general.
Minimizar las posibilidades de que las elecciones se fundamen-
ten en una mera impresión, estilo o deseo personal.
Mostrar, en los casos de principios en conflicto o predicciones
ambiguas de las consecuencias, qué valores guían la elección ética.
Crear, en los casos realmente importantes, un registro de los hechos
con base en el cual otros puedan formular conclusiones y reflexionar,
de tal manera que los beneficios del diálogo se vuelvan acumulativos.
Edmond Lambeth. Periodismo comprometido. Limusa Noriega Editores, México, 1992, p. 172.
Respuesta
La ética es por esencia autorregulación. No puede ser impuesta por
nadie porque es decisión autónoma y libre de cada persona. Una
decisión ética convierte a quien la adopta en legislador de sí mismo
y adquiere la naturaleza de un acto de libertad.
Más que regulación, un código ético traza el perfil ideal del perio-
dista, o sea, el máximo en excelencia personal y profesional que se
puede llegar a ser. Al contrario de los códigos de policía o de leyes
penales, el código de ética más acertado es el que compendia las
posibilidades y los retos que le plantea un periodismo de excelencia
al profesional.
De todo lo anterior se desprende que ni el Estado ni los gober-
nantes tienen nada que hacer en esta materia. A lo sumo, instar a
las agremiaciones de periodistas a buscar y redactar un código ético.
Además de esta inhabilidad derivada de la naturaleza misma de
la ética, el Estado no es competente en esta materia porque todos
sus voceros podrían llegar a constituirse en jueces y parte al inten-
tar la redacción e imposición de un código ético a los periodistas.
La tarea de fiscalizar al poder público y a los funcionarios, que el
periodismo ejerce como servicio a la sociedad, les crea a los gober-
nantes y legisladores una incompatibilidad para asumir la función
de reguladores éticos de los periodistas.
Cuando los periodistas entienden estas dos poderosas razones,
encuentran los motivos para adoptar, de modo autónomo, los instru-
mentos de autorregulación que les son necesarios e indispensables.
Documentación
Algunos códigos se han utilizado en ocasiones para restringir la liber-
tad de expresión. Por ejemplo, en los países de régimen comunista,
Consulta 77
Respuesta
Para esta situación no se ha inventado un mecanismo, treta o juga-
da eficaz.
Son escasos, aunque los hay, los medios sin ataduras a poderes.
Si no están atados al poder político, aparecen ataduras con los go-
biernos o con grupos religiosos y, sobre todo, con grupos econó-
micos. Esta circunstancia determina constantes presiones sobre el
periodista para que no interfiera en esas relaciones con sus infor-
maciones. Estas presiones forman parte de las dificultades corrien-
tes para el ejercicio de la profesión y plantean a diario el mismo
dilema: aceptar sumisa y resignadamente la situación y, por tanto,
obedecer al interés particular de dueños o directores el medio. En
este caso se conserva el empleo y se pierde la dignidad profesional.
Lo peor, sin embargo, es que a los receptores de sus noticias, el
periodista o el medio les servirán información incompleta, sesga-
da o mentirosa. En todo caso, ese periodista obediente y sumiso
quedará condenado a convivir con su mentira y su indignidad. O
se prefiere informar con honestidad, dando la lucha diaria por la
independencia, que es la práctica que distingue a los mejores pe-
riodistas, que son los más dignos y los más honestos. Como se ve,
el mecanismo está en el interior de cada uno.
Respuesta
Las presiones sobre el periodista pueden provocar el efecto de la
autocensura y ese es el objetivo que se proponen los autores de
esas presiones. La autocensura es el silencio impuesto por el mie-
do o por el interés, y en esta predomina el interés propio sobre el
interés público.
Esas presiones, sin embargo, pueden dar lugar a la reacción con-
traria, o sea, la del periodista que enfrenta las amenazas y las ac-
ciones legales con una información sólida y documentada, capaz
de resistir cualquier análisis. En este caso, el interés del periodista
aparece subordinado al del público y su ejercicio profesional se ve
respaldado por una gran credibilidad.
En América Latina se están dando estas dos clases de reacciones
frente a las múltiples presiones que se ejercen sobre la prensa. En
efecto, todo aquel interesado en ocultar algo (malos manejos admi-
nistrativos, actos de violencia o de violación de los derechos huma-
nos, prácticas dictatoriales de gobiernos o críticas a las personas o
gestiones de gobierno) sabe que la presión armada o la legal suele
obtener silencios, pero no excluir la otra reacción, la de medios y
periodistas conscientes de su papel en la sociedad, que afrontan el
riesgo. A estos les pesa y agobia el silencio más que las amenazas.
Documentación
Para ser alguien respetado en la profesión es imprescindible combi-
nar cierta sensibilidad, capacidad de sufrimiento, instinto noticioso
y la resistencia de un corredor de fondo. Todo esto sumado a una
curiosidad enfermiza por el mundo circundante y el don divino de
saber contar historias. Con palabras, con fotos o con lo que sea,
pero contar a fin de cuentas.
Consulta 79
Respuesta
Por falta de precisión conceptual se confunde a la censura con el
autocontrol, que siempre será necesario en la actividad periodísti-
ca. Se ejerce autocontrol, por ejemplo, al seleccionar las noticias y
escoger la más útil para la audiencia sobre otras informaciones que
responden a la curiosidad, pero no al interés público. Hay autocen-
sura cuando se calla un hecho o una parte importante de este para
proteger un interés personal, de la empresa o de una institución,
con perjuicio del derecho que el público tiene a conocer los hechos.
Documentación
La censura es el dictamen o juicio ético sobre alguna obra o escrito.
Así entendida, la censura la encontramos ya en Grecia. En Roma
existía la nota de censura, que el oficial llamado censor decretaba
contra aquellos ciudadanos que habían observado un comporta-
miento opuesto a las buenas costumbres. La nota censurante afec-
taba los derechos públicos y el aumento de los impuestos. Resul-
taba efectiva durante todo el período del censor responsable. El
sucesor podía ratificarla o anularla.
En nuestro lenguaje corriente censurar a una persona o entidad
equivale a descalificar moralmente su conducta, globalmente o en
algún aspecto determinado.
En teoría, es obvio que no se le puede negar al Estado el dere-
cho a imponer la censura previa en nombre del bien común y los
derechos humanos que ha de defender y tutelar. En la práctica, lo
deseable es que el Estado ejerza ese derecho a través de la au-
tocensura reflejada en los códigos deontológicos o profesionales.
Las autoridades estatales, en lugar de imponer la censura previa,
deberían reservarse para aplicar la justicia del bien común y de los
derechos humanos contra sus violadores. La mejor censura es la
conducta ética personal y profesional. Cuando falle ese sentido de
responsabilidad es cuando debería intervenir el Estado y no antes.
Al menos como norma general.
Niceto Blázquez. Ética y medios de comunicación. Biblioteca de autores cristianos,
Madrid, 1994, pp. 499, 500.
Respuesta
La solución ideal sería ser independiente sin molestar a los dueños
del aviso, sobre todo cuando son funcionarios que presionan a tra-
vés de la pauta publicitaria.
La realidad es distinta. Siempre se corre el riesgo de molestar a
uno de los dos quisquillosos señores: el anunciante o el gerente
del medio. O de agraviarlos a los dos. El tercero en discordia es la
conciencia profesional, que si se vende, contenta a uno y a otro. Los
periodistas que han intentado manejar este triángulo han recurrido
a prácticas como estas:
Separar radicalmente la redacción de la gerencia, así será el ge-
rente quien lidie a los anunciantes.
Hacer ver que la relación del medio con los anunciantes no es
de compadrazgo ni de amistad, sino de negocios. El anunciante no
hace un favor al incluir su mensaje comercial en la pauta del medio,
sino un negocio que le permite contar con la credibilidad y la circu-
lación del medio.
Al mismo tiempo, los medios, conscientes de la manipulación
que hacen los gobiernos mediante la pauta publicitaria, buscan
otra financiación en el sector privado. Esto significa que el medio
debe ser competitivo y que esta competitividad es el resultado de
la incidencia de dos factores que se complementan: la calidad del
producto periodístico y la credibilidad.
Consulta 81
Respuesta
Pretender que el periodismo pueda ser una profesión sin riesgos es
reducirla al limitado papel de notario de eventos de sociedad o de
la vida leve de actores, celebridades, reinas de belleza, o de testigo
de desfiles de modas, que son las actividades que un periodista
puede cubrir sin un riesgo notable.
El periodista que refleja la vida de la sociedad corre los mismos
riesgos a que están enfrentados los miembros de esa sociedad. Es-
tará en medio de sus catástrofes naturales o sociales, no le podrá
hacer el quite a sus peligros, sentirá sus miedos, perplejidades e
incertidumbres y alguna vez estará entre dos fuegos o enredado
entre amenazas, acusaciones y procesos judiciales. Nada de lo que
afecta a sus lectores podrá serle extraño.
Es una ilusión esperar que el periodismo pueda convertirse en
una burbuja protectora para el periodista, desde donde se pue-
da contemplar el espectáculo de la historia diaria como desde un
palco de primera fila. Quien aspire a ser periodista, lo mismo que
quien aspira a ser soldado o bombero, debe saber que el riesgo es
un factor que estará presente en su ejercicio profesional.
Sin embargo, no se es periodista para correr riesgos, porque la
temeridad no es una virtud profesional. En cambio, el valor para
afrontarlos, cuando son inevitables, es una de las reservas que el
Documentación
Entre corresponsales hay diferentes tipos: el ávido de emociones,
medallas y alto sueldo, deseoso de vivir peligrosamente para sacar
provecho del riesgo; el cínico, que al regreso se hace el héroe y
cuenta batallitas con un vaso de whisky en la mano; o el que infor-
ma desde la compasión por las víctimas, desde la solidaridad y la
identidad con los que padecen la historia, con las causas perdidas y
los perdedores a los que trata de rescatar, los oprimidos. Considera
que el reportaje es más importante que él.
En este segundo caso aflora la verdadera dimensión informati-
va y humana del corresponsal. En él se mantiene vivo el compro-
miso profesional con la búsqueda de la verdad, precisamente en
el contexto donde esta búsqueda es más peligrosa y arriesgada,
donde peligra su propia vida. Así lo expresaba en marzo de 2000
Julio Fuentes: “Lo primero es cumplir con mi trabajo como perio-
dista, no descansar jamás hasta que doy con la información, con la
noticia propia, esa que uno tiene que buscar a pesar de cualquier
conflicto”.
(...) Entendido así, el periodismo suele dejar de ser un medio de
vida para convertirse en un modo de vida. Un modo de vida que
Consulta 82
Respuesta
La protección del periodista es responsabilidad a la vez de los me-
dios y de los gobiernos. Unos y otros deben responder ante la so-
ciedad por el derecho a la información y, por tanto, por quienes
producen información.
La protección debida a los periodistas es una garantía para la bue-
na información de la sociedad. Esa información fluirá si el periodis-
ta está libre de coacciones, presiones o amenazas; será en cambio
una información restringida o incompleta si al periodista lo asedian
peligros profesionales y no cuenta con apoyo alguno.
Las normas internacionales que consignan el derecho del perio-
dista a esa protección y exigen a los estados para que la provean se
basan, a su vez, en el derecho de la población a una información de
calidad y en el derecho de los individuos a la libertad de opinión y
de expresión.
Puesto que el derecho a la información es la base de los demás
derechos, toda la estructura de los derechos de la sociedad se pone
en peligro cuando al periodista se le impide su tarea de obtener y
ofrecer información o se le presiona para que acuda a la autocen-
sura como mecanismo de defensa.
Los individuos que siguen a un ejército sin formar parte de él, tales como
los corresponsales de periódicos, los cantineros, los proveedores, que
caigan en poder del enemigo y que este considere útil retener, tendrán
derecho al trato de prisioneros de guerra…
Naciones Unidas. Declaración de los Derechos Humanos. Artículos 19 y 13.
Consulta 83
Respuesta
El soldado que va a la guerra, el policía que combate la delincuen-
cia, el bombero que enfrenta un incendio, una inundación o una
catástrofe y el periodista que denuncia hechos delictivos, son pro-
fesionales que al ejercer su actividad le responden a la sociedad y
atienden con los recursos de la profesión sus necesidades. Cual-
quiera de estos profesionales sabe, desde que decidió su carrera,
los riesgos que ella comporta y gran parte de su profesión se orienta
a la capacitación para correr esos riesgos con conocimiento y ma-
durez profesional. En el caso del periodista, él sabe que la denuncia
de los hechos delictivos, sobre todo si son las autoridades las que
están involucradas en ellos, es un deber profesional; también sabe
que su investigación y su información, eficaces y creíbles, son tareas
irrenunciables y que hacerlo, de modo respetuoso de los derechos
de todos, es un asunto de calidad profesional elemental. No se trata,
como se ve, de denunciar por denunciar, sino de entregar a los re-
ceptores todos los datos que permitan a las autoridades determinar
la culpa o la inocencia de los acusados, y a toda la sociedad mante-
ner la vigilancia del bien público. En el periodista se concentran, por
tanto, la decisión de informar el cuidado de los derechos de todas
las personas y la prudencia para no correr riesgos innecesarios.
Respuesta
De las amenazas no se debe hacer caso omiso; se las ha de tener en
cuenta como otro de los obstáculos que el periodista encuentra en
su ejercicio profesional. La amenaza es, por tanto, otro obstáculo;
no es el obstáculo.
Callar como respuesta a la amenaza es una manera de reaccionar
frente al obstáculo, pero no es la única.
Algunos aprovechan la amenaza para hacer autocrítica de su tra-
bajo: ¿algo falla en su actividad profesional? ¿Quien amenaza echa
mano de un medio drástico indignado por la inexactitud de la in-
formación? ¿O por su tono? ¿O porque algo omite? Cuando estas y
otras preguntas dejan en evidencia fallas profesionales, lo correcto
es corregirlas y no utilizar la amenaza recibida como pretexto para
mantener los mismos errores, magnificados por una aureola de he-
roísmo o de martirio.
Hay quien, después de mirar y comprobar la exactitud y pertinen-
cia de la información, busca otros medios para hacerla conocer, con
tanta mayor razón, puesto que alguien quiere silenciarla; todo esto
bajo la convicción de que su deber es hacer llegar la información a
pesar de todo y no importa si a través de su medio o de otro, con su
nombre o con seudónimo, o sin nombre alguno, desde otro lugar o
desde otro país, porque lo que importa es que el hecho, la adver-
tencia o la denuncia se conozcan.
En últimas, la amenaza pone a prueba la consistencia profesional
del periodista y su nivel ético. Los más ejemplares son los que en-
tienden que informar es su misión y al cumplimiento de esa misión
le entregan todo.
Respuesta
En Colombia algunos periodistas pidieron protección y el gobierno
la otorgó. En la mayoría de los casos el periodista enfrentó esa si-
tuación con distintos recursos.
Prudencia en sus desplazamientos: cambio de rutas al movilizar-
se, evitar lugares solitarios, preferir calles vigiladas, disminuir des-
plazamientos. Estas y otras normas fueron dadas a conocer en las
redacciones por agentes de seguridad.
Cambiar de fuentes: de modo que el periodista en peligro, que
cubría judiciales, pasara a otras áreas de menor riesgo previsible.
Las firmas en las notas fueron reemplazadas por un escueto “re-
dacción judicial” o “redacción”. Un pacto entre periodistas (similar
al que Jesús Blancornelas propuso en Tijuana) determinó que si a
un periodista se le amenazaba por su información sobre determi-
nado tema, todos los otros periodistas en sus respectivos medios
investigarían y publicarían sus notas sobre ese tema.
Pedir el traslado del periodista a otra localidad o salir del país.
Afrontar el riesgo con responsabilidad, esto es, con información
rigurosamente comprobada en cada caso y sin comportamientos
temerarios.
En efecto, más importante que cualquier ayuda o protección ofi-
cial es la actitud del periodista. Es el momento de valorar la profe-
sión, de reflexionar sobre su importancia y su influencia en la vida
de la sociedad y de decidir en consecuencia.
Documentación
De una investigación de Medios para la Paz, titulada “La guerra,
una amenaza para la prensa”, algunos hallazgos son aplicables al
caso propuesto.
Consulta 86
Respuesta
La pretensión de resolver casos como este, lo mismo que cualquier
caso ético, escogiendo uno de los términos del dilema, no consulta
la realidad e impondría un juicio injusto. Entre otras razones porque
ninguna realidad se enmarca en uno de los dos extremos teóricos.
Hay que tener en cuenta, además, que las circunstancias del he-
cho solo las conoce el protagonista, el fotógrafo, en este caso. Solo
él sabe si estuvo en condiciones de prestar ayuda y como tal pudo
ser un testigo impotente de la tragedia; solo él sabe si enfrentó un
conflicto de prioridades en aquella fracción de segundo del acci-
dente; o si, en vez de conflicto, él tenía definida una prioridad.
Ante esta situación, todo lo que puede hacerse en una reflexión
ética es:
• Definir para sí cuál es la prioridad que resiste cualquier juicio de valores.
• Esa definición puede ser el comienzo de la formación de una sensibili-
dad que, en un momento dado, responda al instante y sin vacilaciones.
La ética, en efecto, es más sensibilidad que razonamiento.
• Acentuar la convicción de que en ética nadie es juez de nadie, salvo
de sí mismo, porque solo uno mismo conoce todos los elementos que
llevan a una decisión.
Documentación
Un fotógrafo del Middletown Journal se encontraba en un taller de
reparación de autos cuando se produjo una explosión que envolvió
instantáneamente en llamas a un mecánico. Ignorando su cámara,
el fotógrafo tomó de inmediato un sobretodo, envolvió al hombre
y aplacó las llamas; el mecánico escapó de la muerte con quema-
duras de segundo grado en el 30 % de su cuerpo. Este fotógrafo de
26 años comentó después: “Uno no se puede quedar ahí sin más”.
Y después de que un fotógrafo del Santa Fe New Mexican colaboró
rescatando una familia de un semitrailer en llamas, antes de que
tomara una sola fotografía, declaró que su situación era más típica
que aquel estereotipo del reportero que ignora las víctimas solo
para conseguir una buena toma: “Me parece que ese es el estigma
con que se nos asocia”, observó el fotógrafo Mike Heller.
Estos fotógrafos hicieron recordar las fotos que mostraron mon-
jes budistas inmolándose hasta morir como protesta en las calles
de Saigón. Dos de los fotógrafos que las obtuvieron defendieron
su actitud. Malcolm W. Browne, de la AP, admitió que después de
tomar las fotos no se le pasó por la mente que lo hacía para detener
inmolaciones. “Me parece que el deber de un hombre de noticias
es presenciar los hechos y reportar noticias, no tratar de impedir-
los”. Peter Arnett, de la AP, admitió en 1971 que él “hubiera podido
impedir la autoinmolación al acercarse al individuo y arrojar lejos
la gasolina”, pero añadió: “Lo hubiera deseado como ser humano,
pero no podría hacerlo como reportero”.
Consulta 87
Respuesta
El rigor en la información periodística forma parte del compromiso
con la verdad que impone la ética profesional.
Ese rigor rechaza, por ejemplo, el uso de una sola fuente, e impo-
ne el recurso a fuentes plurales y diversas, y el análisis de contenido
de la información.
Contra la convicción común de que basta ver para llegar a la ver-
dad de los hechos, el periodista cuidadoso no considera suficiente
el ejercicio de ver u oír, e incluye entre sus tareas de búsqueda de
la verdad el análisis como base para la interpretación de los hechos.
Así, el ver es otro elemento, no el único para conocer el material re-
gistrado por las cámaras de seguridad. En consecuencia, se incorpora
Documentación
Expertos estiman que los diarios impresos tienen ahora tres cami-
nos para su supervivencia: el perspectivista, el periodismo local y
una tercera vía que es la mezcla de los dos.
El perspectivista, o de referencia, es el que se dedica al análisis, a
la interpretación y la profundización de los temas.
Conocido como inmediatista, el periodismo local busca hacerse
fuerte en su territorio natural. Es coyuntural, de reacción rápida,
privilegia el servicio al lector, la información útil.
El tercer camino es ecléctico; mezcla las dos tendencias anterio-
res y busca un equilibrio basado en ser perspectivista para lo nacio-
nal y mundial, pero de utilidad y servicio en lo local.
Con tres opciones claras para el futuro, la actual crisis de los dia-
rios impresos no parece deberse necesariamente a la competencia
de otro tipo de medios o al avance indetenible de la informática,
sino a la falta de autocrítica.
En efecto, pocos son los propietarios y editores jefes que en me-
dio del vértigo del trabajo cotidiano y de la presión de los cierres se
detienen a reflexionar sobre lo que están haciendo.
Se preguntan a veces con desesperación qué hacer para que los lec-
tores compren el periódico, pero es posible que olviden interrogantes
Consulta 88
Respuesta
Son dos elementos diferentes que pueden llegar a complementar-
se: la fotografía y la información. Como las palabras, las imágenes
fotográficas pueden informar o desinformar; también puede suce-
der que las imágenes entreguen una información que las palabras
no alcanzan a dar; o lo contrario: que las palabras hagan percepti-
bles realidades que se les escapan a las imágenes.
La discusión sobre la calidad informativa, diferente de la imagen
en blanco y negro y la de color, tiene que ver con el papel estimu-
lante de la imagen en blanco y negro o del color y, por tanto, con la
información que transmiten.
Documentación
La inmovilidad del instrumento fotográfico no permitía otra cosa
que una cierta documentación ilustrativa o didáctica. A partir de
este momento, en la historia de las comunicaciones, una nueva di-
mensión se superpone con extrañas correspondencias a la realidad.
Se abre de ese modo la época de la comunicación visual de masas.
En esta nueva etapa, el público forma parte del hecho porque
tiene la sensación de participar de la realidad o, mejor, de una tec-
nología que permite construir una entre múltiples realidades po-
sibles. Pero, al mismo tiempo, la fotografía es la evidencia de que
la noticia es real, ya que no hay mejor prueba que la imagen de un
acontecimiento. Por todos estos motivos, la fotografía se ha con-
vertido en un material fundamental de la comunicación periodís-
tica y, en razón de esto, se ha medido el nivel de importancia que
tiene para el público la fotografía en un diario.
Consulta 89
Respuesta
El derecho a informar con fotografías o videos sobre hechos públicos
debe armonizarse con el derecho de las personas sobre su imagen. Son
dos derechos que no tienen por qué excluirse, sino complementarse.
Documentación
Casi siempre fotografiar a otro ser humano significa meterse en su in-
timidad. A menudo los fotógrafos se sienten desgarrados por un sen-
tido de culpa cuando otros se enfadan con ellos por tomarles fotos.
El fotógrafo Bill Welch escribió acerca de un sentido “de invadir
la intimidad en un momento íntimo casi embarazoso”, cuando foto-
grafió a un veterano de Vietnam que estaba llorando. Se dio cuenta
de que la gente lo miraba indignada, como “si estuviera cometien-
do un acto obsceno”. Susan Sontag asocia la toma de fotografías
al voyerismo y afirma que el acto de fotografiar a una persona “se
asemeja a una violación”.
“Hay una aprensión implícita cada vez que se utiliza una cámara
para fotografiar”, dice Sontag. Lo mismo que la cámara es una subli-
mación de la pistola, explica, “fotografiar a alguien es un asesinato
sublimado… un asesinato suave”. En este aspecto predatorio, un
fotógrafo abusa cruelmente del sujeto y se lleva su imagen como
un botín. “Fotografiar es apoderarse de la cosa que se fotografía”,
afirma Sontag.
Consulta 90
Respuesta
Hay un derecho a la imagen cuando esta se asocia a la intimidad de
una persona. El derecho italiano y el francés miran como una vio-
lación de ese derecho que a alguien se le fotografíe o grabe en un
lugar privado. En España se ve como una violación la imagen que se
obtiene en lugares públicos cuando el fotografiado actúa de modo
íntimo, por ejemplo, la pareja que se besa. Aunque el lugar es pú-
blico, las acciones forman parte de la vida íntima de las personas.
Documentación
Aunque en un sentido la cámara captura la realidad y no solo la
interpreta, las fotografías son una interpretación del mundo tanto
como las pinturas y los dibujos. Las ocasiones en que el acto de
fotografiar es relativamente indiscriminado, promiscuo o modesto
no merman el didactismo de todo el empeño. Esta misma pasividad
y ubicuidad del registro fotográfico es el mensaje de la fotografía,
su agresión.
Las imágenes que idealizan, como casi todas las fotografías de
modas y animales, no son menos agresivas que la obra que hace de
la llaneza una virtud, como las fotografías clasistas, las naturalezas
muertas del tipo más desolado y los retratos de criminales. Todo
uso de la cámara implica una agresión.
Consulta 91
¿Es ético que los medios les den despliegue a escenas tan crue-
les como la del niño migrante sirio ahogado en una playa?
Colombia.
Respuesta
Hay una responsabilidad ética que rige el manejo de las imágenes.
Como las palabras, aunque con mayor fuerza, las imágenes con-
vocan hechos, situaciones, ideas, emociones. Esta posibilidad de
comunicación es la que el fotógrafo y su editor tienen en cuenta
para decidir qué se publica y qué no.
Se publica para informar, para hacer entender, para denunciar,
para compartir una emoción o un conocimiento. Hay quienes publi-
can para vender y puede ocurrir que el fin sea la denuncia, aunque,
como efecto colateral, dispare las ventas, que puede ser el caso de
la foto del niño sirio.
Es una fotografía que debía publicarse como denuncia y, en todo
caso, menos cruel que la realidad de los migrantes, de la que mues-
tra solo un fragmento y que pudo sacudir la indiferencia del mundo,
Documentación
Las imágenes son, de hecho, capaces de usurpar la realidad por-
que ante todo una fotografía no es solo una imagen (en el sentido
que lo es una pintura), una interpretación de lo real; también es un
vestigio, un rastro directo de lo real, como una huella o una más-
cara mortuoria. Si bien un cuadro, aunque cumpla con las pautas
fotográficas de semejanza, nunca es más que el enunciado de una
interpretación, una fotografía nunca es menos que el registro de
una emanación (ondas de luz reflejadas por objetos), un vestigio
material del tema imposible para todo cuadro. Entre dos opciones
ficticias, que Holbein el Joven hubiera vivido el tiempo suficiente
para haber pintado a Shakespeare o que hubiera inventado un pro-
totipo de la cámara tan pronto como para haberlo fotografiado, la
mayoría de los bardólatras escogería la fotografía. Y no solo porque
la fotografía presuntamente nos mostraría cuál era la verdadera
apariencia del escritor, pues aunque la hipotética fotografía estu-
viera desdibujada, fuera apenas inteligible, quizás seguiríamos pre-
firiéndola a otro glorioso Holbein. Tener esa fotografía equivaldría
a tener un clavo de la santa cruz.
Casi todas las manifestaciones contemporáneas sobre la inquie-
tud de que un mundo de imágenes está sustituyendo al mundo real
siguen siendo un eco de la depreciación platónica de la imagen:
verdadera en cuanto se asemeja a algo real; falsa, pues no es más
Consulta 92
Respuesta
La práctica periodística ética demuestra que todo material es publi-
cable si al periodista lo guían una intencionalidad de servicio públi-
co y un correcto manejo de los materiales gráficos.
Es conocida la propensión del periodismo sensacionalista a ven-
der más ejemplares con la publicación truculenta de cadáveres.
Caso en el que es clara la intencionalidad de vender periódicos
mediante el aprovechamiento del morbo de los lectores y del uso
burdo de las fotografías.
Pero cuando el periódico y el periodista tienen la clara intención
de abrir los ojos de la sociedad al peligro que representan los ase-
sinos, el uso de las imágenes será otro. No es una fotografía para el
morbo y para vender; el principal elemento no será la imagen del
cadáver, sino la reflexión política, social o ética sobre este u otros
hechos alrededor de los cadáveres.
Si la imagen venderá o no más ejemplares es asunto que se su-
bordina al objetivo principal de enviar una señal clara y socialmente
eficaz a los lectores.
Documentación
A partir del momento en que el “derecho de ver y de saber” tiende
a ser sacralizado y se extiende la idea de que la gente quiere mirar
la realidad de forma integral, incluso cuando es macabra, ¿cómo
defender el derecho de un ser humano a no verse privado de sí
mismo, de su intimidad y simplemente de su pena?
Los profesionales de la imagen no pueden escapar a estas pre-
guntas, no pueden parapetarse detrás del voyerismo impúdico de
los espectadores que piden más. Mostrar el asesinato de alguien
no aporta nada, solo unos escalofríos que la desgracia proporciona
a los espectadores ávidos, que juegan a provocarse el miedo para
sentir que están muy vivos. Los espectadores no obtendrán infor-
mación suplementaria; mirar la tortura o el asesinato de alguien
en directo puede desestabilizar, repugnar, dejar indiferente, excitar,
pero en ningún caso informar sobre la realidad.
La cuestión fundamental es la del estatuto de las imágenes que
se muestran, evitando una doble trampa: la que consiste en ali-
mentar el cinismo y la indiferencia, y la que consiste en caer en el
mercado de lo compasional. En el fondo, los dos extremos acaban
por unirse; la exhibición emocional, que consiste en instrumenta-
lizar a la víctima reduciendo su drama a un espectáculo generador
de emociones, va de la mano con la indecencia de estas imágenes
que instrumentalizan a las víctimas y a los espectadores.
Michela Marzano. La muerte como espectáculo. Tusquets, Barcelona, 2010, pp. 99, 100.
Respuesta
En la fotografía se pueden dar, con mayor vigor que en las palabras,
los aciertos o los errores del periodista.
Y aunque los manuales de estilo se esmeran en sus normas para
evitar los abusos y estimular los aciertos, las solas normas no son
suficientes.
Es imposible que la aplicación mecánica de las normas baste para
hacer un uso éticamente adecuado del lenguaje fotográfico. Se ne-
cesita, además, una sensibilidad ética.
Las normas hablan de elementos de veracidad que preservan la
versión de la realidad, de alteraciones a través de la manipulación
en el encuadre, en la iluminación o en la edición. Uno es el efecto
de la imagen del guerrillero muerto, en primer plano, y otro el de
esa misma imagen enmarcada entre las botas de los militares que
rodean el cadáver.
También hablan las normas sobre la diferencia entre la intencio-
nalidad mercantil de quienes disponen la foto entre titulares y tex-
tos de escándalo, con colorido llamativo y en una primera página, y
la intencionalidad informativa de quien publica la misma foto en un
contexto que permite entender la importancia social del hecho. Las
fotos, lo mismo que los textos, pueden responder a una necesidad
social de conocimiento. En el caso del guerrillero abatido, la socie-
dad puede entrar en confusión cuando interviene el mito que surge
de manera espontánea cuando se trata de personajes de esta clase:
“No ha muerto, porque estaba ‘rezado’”, “es un falso positivo y el
cadáver no es el del guerrillero” fueron algunos de los comentarios
inspirados por el mito del guerrillero inmortal. Sucedió en este caso
y volverá a suceder si la información pública no es suficientemente
clara y contundente.
Documentación
Las imágenes fotográficas tienden a sustraer el sentimiento de lo
que vivimos de primera mano y los sentimientos que despiertan ge-
neralmente no son los que tenemos en la vida real. A menudo algo
perturba más en las fotografías que cuando se vive en la realidad.
En 1973, en un hospital de Shangai, observando cómo le extir-
paban nueve décimas partes del estómago bajo anestesia de acu-
puntura a un obrero con úlcera avanzada, fui capaz de seguir esa
intervención de tres horas (la primera operación de mi vida que
observaba sin náuseas) y ni una vez sentí la necesidad de desviar la
mirada. En un cine de París, un año más tarde, la operación menos
cruenta del documental de Antonioni sobre China, Chung Kuo, me
hizo estremecer al primer corte de escalpelo y desviar los ojos va-
rias veces durante la secuencia.
Somos vulnerables a los hechos perturbadores en forma de imá-
genes fotográficas, como lo somos ante los hechos reales. Esa vul-
nerabilidad es parte de la característica pasividad de alguien que
es espectador por segunda vez, espectador de acontecimientos ya
formados, primero por los participantes y luego por el productor de
imágenes. Para la operación real me hicieron fregar, ponerme en
bata y luego permanecer junto a los atareados cirujanos y enferme-
ras, desempeñando mi papel de adulta cohibida, huésped cortés,
testigo respetuosa. La operación de la película no solo impide esa
participación modesta, sino toda contemplación activa. En la sala
de operaciones soy yo quien cambia de foco, quien hace los prime-
ros planos y los planos medios. En el cine, Antonioni ya ha escogido
qué partes de la operación yo puedo observar; la cámara mira por
mí y me obliga a mirar, y no mirar es la única opción contraria. Ade-
más, la película condensa en pocos minutos algo que dura horas y
Consulta 94
Respuesta
Las leyes del menor en los distintos países protegen su intimidad
mediante la prohibición de publicar su fotografía en los casos en
que puede ser relacionado con hechos delincuenciales.
La razón de estas medidas es que una fotografía puede marcar de
por vida a una persona e impedir, sobre todo si es joven, que para
ella haya una segunda oportunidad.
Sin embargo, llama la atención la excepción que expresan varios
códigos de ética cuando señalan actos que tienen que ver con el
bien común. El código de Pakistán veda la revelación de vidas per-
sonales “a no ser que tal revelación fuera de interés público”. Tam-
bién el código de Turquía rechaza la exposición de la vida privada
“cuando no sea del interés público”. El código griego también hace
esa excepción: “A no ser que los sucesos de la vida privada estén
claramente relacionados con la violación de los intereses del pue-
blo y de la nación”. Igual sucede en Filipinas: “A menos que el inte-
rés público lo justifique”.
Por otra parte, el derecho de la población a conocer todo cuanto
concierne al interés público es la esencia del derecho a la informa-
ción, que está en la base de los demás derechos.
Documentación
La función pública de la prensa evita cualquier referencia que sea hecha
a la vida privada de un individuo. Es incompatible con la función de la
prensa buscar satisfacer la curiosidad pública, en lugar de servir los in-
tereses públicos.
Austria, artículos 4 y 15.
Respuesta
Si es para causar sensación o satisfacer la curiosidad morbosa del
público e incrementar circulación o sintonía, es obvio que estamos
ante una conducta contraria al deber ser ético.
En otro contexto, similar al de los forenses que hicieron la exhu-
mación y las fotos, o sea de investigación, o para agregar elementos
a la búsqueda de una verdad histórica, la publicación de la imagen
es válida desde el punto de vista ético.
La diferencia entre los dos casos es importante: en el primero, la
foto con finalidad sensacionalista, hay un ser humano que es uti-
lizado, hay unos sentimientos de respeto y de solidaridad que se
desconocen o menosprecian, hay un fin mezquino que se sobrepo-
ne a los demás: ganar dinero o notoriedad.
Todo esto contradice valores, principios y normas éticas consa-
gradas en códigos y manuales de estilo.
En el segundo caso, la foto con fines investigativos, hay un con-
texto de solidaridad y de respeto. Por ejemplo, si se investiga un
crimen para que el criminal sea sancionado y para que dicho cri-
men no se repita. No hay el aprovechamiento egoísta de la foto ni
la morbosa exhibición de un cadáver, sino la demostración de un
hecho del que no debe quedar duda alguna como paso inicial den-
tro del proceso de la justicia.
Hay que examinar, pues, la intencionalidad de la publicación an-
tes de decidir cuál es su calidad ética.
Documentación
Hay que evitar la publicación de fotos con imágenes desagradables que
ofendan al buen gusto, la dignidad o la sensibilidad de los lectores. Estas
solo se pueden incluir en caso de agregar información de importancia
clave a la noticia.
Consulta 96
Respuesta
Los manuales de estilo coinciden en la norma: las fotografías perio-
dísticas se han de publicar sin recortes ni retoques que alteren la
verdad de la imagen. La fotografía es la versión visual de un hecho,
Documentación
Las fotografías que publica El Colombiano son huellas de los hechos
de las que se vale el periódico en su esfuerzo profesional por apre-
hender la realidad de la historia diaria, para comunicarla.
La imagen fotográfica es una imagen sin código, según Roland
Barthes. Es lo real literal, cuyo manejo, como el de los demás mate-
riales informativos, debe hacerse con criterios de verdad, respon-
sabilidad y justicia.
Consulta 97
Respuesta
Los códigos de ética y los manuales de estilo coinciden en el recha-
zo a la manipulación de las fotografías.
Es tanto como manipular los datos de un hecho. El periodista
sabe que esos datos se deben manejar con el respeto y precisión
que merece todo lo humano. Si en los hechos convergen intereses,
sueños, dolores, alegrías, odios o amores, y por eso deben ser res-
petados, en una imagen fotográfica, reflejo de los hechos, aparecen
todos los visos de la realidad y, por tanto, los rostros de la verdad.
Al exigir que se los presente sin alteración, manuales y códigos
tienen en cuenta el compromiso primordial del periodista con la
verdad. El periodista sabe que es su deber, los lectores confían en él
en la medida en que creen que no les dará informaciones alteradas.
Es una confianza parecida a la del paciente que toma confiado sus
medicinas bajo el supuesto de que la enfermera o el médico cum-
plen su compromiso de servir a la salud.
Documentación
Ninguna fotografía noticiosa puede ser sometida a tratamientos electró-
nicos o de otro género que tengan como fin obtener una imagen dife-
rente de la que captó la lente del fotógrafo.
Esta es una norma terminante que se fundamenta no solamente en ra-
zones de ética y compromiso del periódico con sus lectores, sino en la
prevención de problemas legales.
Las normas anteriores tienen que ver con dos de los soportes funda-
mentales de la noticia: la veracidad y la exactitud.
Manual de redacción de El Tiempo de Bogotá.
Modificar una foto por motivos estéticos, entre otros, sugiere que el
periódico acostumbra a cambiar la realidad.
Manual de estilo de La Nación de Buenos Aires.
Consulta 98
Respuesta
El problema no son las imágenes, sino la manera de publicarlas. Es
obvio que la manera sensacionalista de la prensa amarilla con sus
grandes fotos, sus primeros planos y sus textos escritos para excitar
la curiosidad es un irrespeto al lector y a las víctimas.
Observen las características de ese formato sensacionalista:
El tamaño de la fotografía, de grandes dimensiones para llamar
la atención en el primer impacto. Un editor serio adopta un tama-
ño discreto porque su intención no es la del escándalo, sino la de
informar; por eso opta por el tamaño indispensable para ilustrar la
información.
Los primeros planos. Como se sabe, una imagen en primer plano
es aquella con información de un detalle que la cámara registra con
gran tamaño, mientras deja los demás elementos de la imagen en
lugar secundario. La prensa sensacionalista destaca el rostro des-
trozado, el miembro cercenado, la herida sangrante o la desnudez
de lo íntimo porque su propósito es excitar los sentidos. El editor
responsable, por su parte, prefiere los planos medios o los planos
generales, que dan cuenta del hecho sin apelar al morbo ni al estí-
mulo de la sola curiosidad.
Los textos en grandes tipos de color rojo para convocar los
Documentación
Consideraciones de periodistas sobre las imágenes que utilizaron
después del atentado del 11 de septiembre de 2001:
Olivier Mazerolle de France 2 estima que nunca habría ofrecido
imágenes sangrientas, pero admite que los canales estadouniden-
ses se resisten a la hora de rodar ese tipo de imágenes “por razones
patrióticas”.
Jim Rutenberg y Felicity Barringer entraron la noche del 11 de
septiembre a diversas redacciones de televisión para preguntar so-
bre las opciones editoriales. “Empezaban a llegar imágenes horri-
bles. Había sangre. Había cuerpos desmembrados. A pesar de que
algunos periodistas querían mostrar esas imágenes, el director del
canal MSNBC decidió no difundirlas. Creo que existen muchas ma-
neras de enseñar el horror sin caer en lo sanguinolento”. “¿Hay algo
más horrible y visual que un inmueble de 110 pisos cayéndose ante
nuestros ojos?”. “La pregunta es: ¿se informa o se causa un dolor
inútil?”, se oyó en el canal ABC.
Sandy Geneluls de CBS News dijo: “En todo momento nos plan-
teábamos la cuestión: ¿aportamos algo más a la historia difundien-
do esas imágenes? Así, hicimos públicas las imágenes únicamente
por el placer de demostrar que las teníamos”.
Observó Marc Ferro, historiador especialista en imagen: “Nunca
se enseñan los muertos propios, sino los del adversario”.
Comenta el profesor Tom Goldstein: “Los medios de comunica-
ción de Estados Unidos han decidido no enseñar ese tipo de imá-
genes. ¿Eso plantea realmente algún problema? ¿Se trata de un
caso de censura? Rotundamente no. Es un asunto de gusto. Una
diferencia cultural, si usted quiere.
Del Informe de Alexandre Levy y Francois Bugingo para Reporteros Sin Fronteras.
Respuesta
Las fotografías no siempre dicen la verdad. A veces dicen verdades
a medias que el periodista debe completar con el pie de foto o en
el texto informativo.
Pero cuando el periodista hace mentir a la foto, se trata de un
acto que puede ser delincuencial y que debe tratar un juez penal.
Los manuales de estilo aportan normas para impedir el uso abusi-
vo de las fotografías: prohíben su retoque o el uso de técnicas para
alterarlas suprimiendo personas o agregando detalles; previenen
a los fotógrafos contra las fotos de pose, es decir, condenan toda
alteración de la realidad que capta la lente.
En algunos pocos casos esos manuales tienen en cuenta otra
forma de manipulación de la imagen, que es la ubicación de una
fotografía de escasa importancia en primera página o de imágenes
noticiosamente importantes en lugares de poca notoriedad.
La fotografía informativa exige que se la preserve de cualquier
clase de alteración para que mantenga su calidad de testimonio de
lo real. “Se le atribuye el mismo valor formal que a una afirmación”,
anota Blázquez, y por tanto debe manejarse con criterios de verdad
y de rigor. Desde este punto de vista, las facilidades de manipula-
ción electrónica han aumentado con el progreso de la tecnología
digital y demandan una mayor decisión ética del periodista.
Documentación
Dentro de los cambios no permitidos (en las fotos), los más habi-
tuales son los siguientes:
Consulta 100
Respuesta
Un montaje fotográfico implica una manipulación de las imágenes
y, por tanto, una alteración de la realidad para crear otra en prove-
cho de personas o instituciones.
Los principios de veracidad que destacan los códigos de la ética
publicitaria desaparecen cuando la realidad se desfigura para be-
neficio del interés personal o institucional y se erige una técnica de
engaño o con imágenes trucadas, o con redacciones ambiguas que
inducen al error. En la mencionada campaña, el montaje fotográfico
es evidente y el publicista parte del supuesto de que el receptor
Documentación
No se permitirá publicidad que:
Haga uso de imágenes o citas de personas vivas, a menos que hayan sido
obtenidas previamente las expresas autorizaciones. Toda actividad pu-
blicitaria debe caracterizarse por el respeto a la dignidad de la persona
y a su intimidad.
Del Código colombiano de autorregulación publicitaria.
Consulta 101
Respuesta
Entre los pensamientos más recordados de Benito Juárez está el
que señala el límite de las libertades y derechos, que terminan don-
de comienza el derecho ajeno. Es un límite que no señala ley alguna
porque lo traza la conciencia de cada uno, guiada por su sensibili-
dad y apertura hacia el otro.
Es explicable el rechazo a la posibilidad de que se les fijen límites
a libertades como la de expresión e información cuando se da por
aceptado que ser libre es hacer lo que uno quiera; una idea distinta
de la otra: ser libre es hacer lo que uno debe hacer sin que nadie se lo
impida. En la primera, el capricho personal adquiere carta blanca; en
la segunda, el sujeto del derecho se guía por su relación con el otro.
La libertad de expresión que elimina todos los obstáculos para
decir o escribir lo que uno quiera resulta tan absurda como la que
pretendía tener un taxista que reaccionó cuando su pasajero le pi-
dió apagar el cigarrillo que acababa de encender: “Estoy en mi taxi
y aquí hago lo que me dé la gana y lo echo a usted si me da la gana”.
Esos derechos del otro, que señalan los límites de la libertad, im-
ponen el respeto, que implica deberes tan elementales como no
hacerle daño, tratarlo como a persona, no ofenderlo.
La información del periodista es para el receptor; por tanto, tiene
en cuenta las necesidades de este y, desde luego, sus derechos.
Documentación
En los seis años que llevo escribiendo jamás me han censurado una
coma. Por esto, y porque como anarquista soy un defensor a ultran-
za de las libertades, me ha generado un profundo dolor lo ocurrido
en Charlie Hebdo.
Me es muy difícil aceptar que la libertad, y más la libertad de
expresión, tenga límites. Pero los tienen, o por lo menos los tienen
para mí. Mis libertades terminan cuando su ejercicio afecta negati-
vamente las del prójimo. No me atrevería a sugerir censura alguna,
de ningún tipo, a la libertad de expresión. Pero yo, personalmente,
sé que mi propia libertad sí tiene límites y que no puedo decir ni es-
cribir lo que me venga en gana. Como anarquista sé que mi libertad
ha de ser ejercida responsablemente y que mi derecho llega hasta
donde empieza el de los otros.
La masacre contra Charlie Hebdo es injustificable, pero tampoco
valida lo realizado en estos años por esa revista. Porque así como
nada, absolutamente nada, justifica la masacre, nada justifica el
burlarse y mancillar aquello que es sagrado para miles de personas
en el mundo. Así como es sagrada la vida, también lo es respetar las
creencias del otro, por muy absurdas que a uno puedan parecerle.
En el centro de todo, en el ojo de la tormenta, una idea flota, pero
ya no la comprendemos, ya no sabemos lo que significa y nos asus-
ta, nos fastidia, pues la creíamos superada. Pero esa palabra que ya
nadie usa es base del respeto y la convivencia en estos tiempos de
ruido, de confusión. En esta torre de Babel de la edad de las comu-
nicaciones la palabra clave, creo yo, es compasión. La compasión
no es otra cosa que la capacidad de sentir empatía por los otros, de
tratar de ponerse en la piel ajena. ¿Y por qué ha de hacerse? Por las
Consulta 102
Respuesta
Al tratar estos temas el caricaturista cumple una función en la que
reúne las actividades del fotógrafo y la del columnista de opinión.
En efecto, la caricatura es imagen y es opinión; por tanto, para
que sea excelente su tarea debe guiarse por los valores y principios
éticos aplicables a los fotógrafos y a los columnistas de opinión.
Unos y otros tienen un compromiso con la verdad. El rigor y la
exactitud son imperativos para columnistas, para fotógrafos y para
caricaturistas; cada uno dentro de su forma de expresión (la pala-
bra, la fotografía, el dibujo) tiene el deber de la exactitud.
Esa versión de los hechos es, a su vez, una respuesta a la sociedad
que necesita conocer. El caricaturista, dentro de su estilo y expre-
sión propios, amplía el conocimiento de los hechos que suceden
Documentación
(El texto se refiere al caricaturista colombiano Ricardo Rendón).
El tratamiento de Rendón nos ofrece el efecto de un comentario, tal
como se reflejaba en la mentalidad colectiva.
En algunos casos el caricaturista seguía día tras día los ecos de la
indignación pública que no se aplacaba fácilmente. En otros casos
la insistencia era un mero recurso retórico, de la especie que se
utiliza en toda campaña política. Pero aun en estos casos, que son
los más frecuentes, debe verse a Rendón como un reflejo de las
pasiones políticas que agitaban a la muchedumbre.
Se trata casi siempre de una visión que se ofrece al público de
sus propias reacciones. Lo que sorprendía en las caricaturas de
Rendón a sus contemporáneos tal vez no fuera un valor estético
permanente, sino su fidelidad al reproducir estas reacciones co-
lectivas. Era un proceso recíproco, en el que una naciente opinión
Consulta 103
Respuesta
La caricatura, como la columna de opinión o los editoriales de un pe-
riódico, interpreta los hechos reduciéndolos a una imagen. Es, por tan-
to, síntesis y explicación, y así es leída en los periódicos y las revistas.
No tiene la pretensión de la noticia, la crónica o el reportaje en
cuanto estos son versiones de los hechos con la mayor exactitud
posible. La caricatura participa de la libertad de la opinión. Esa li-
bertad no le permite al caricaturista cambiar los hechos e interpre-
tarlos a partir de esa visión alterada o inexacta, pero sí deja espacio
para expresar un punto de vista y aventurar una interpretación.
La mayor fuerza de la caricatura radica en su capacidad de inter-
pretar la opinión pública que, al contemplar la imagen trazada por
el caricaturista, siente que su pensamiento sobre los hechos ha sido
expresado de modo convincente.
Otro elemento apreciable de la caricatura es su vigor pedagógico,
que hace comprender a primera vista situaciones o hechos que, aun-
que conocidos, no siempre habían sido plenamente entendidos. Este
elemento adquiere un mayor dinamismo cuando la caricatura agrega
a la comprensión el humor que hace aprender sonriendo.
Consulta 104
Respuesta
Los montajes humorísticos y las caricaturas son recursos periodís-
ticos cercanos a la columna de opinión y a los editoriales, y, como
estos, se rigen por las mismas normas de cualquier texto periodístico
de opinión.
Su compromiso con la verdad es azaroso porque parte de su don
es reducir situaciones o actitudes de personajes a símbolos que,
mal utilizados, pueden distorsionar, recortar o suprimir la verdad
de un hecho o de una persona. Los caricaturistas siempre expresan
su opinión, pero esa expresión debe estar basada en la verdad de
los hechos. La suya es “la verdad del parecido”.
Cuando el montaje o la caricatura se trabajan sobre falsedades,
equivalen a una agresión burda y se convierten en insultos, como
los de los grafiteros en los muros callejeros. Entonces, el caricaturis-
ta degrada su oficio y le hace perder dignidad y credibilidad.
Los caricaturistas son, por oficio, críticos agudos de los gobier-
nos, destacan sus debilidades y errores sin perder la sonrisa. El
de la crítica es un ejercicio indispensable en las democracias y
satanizado en las dictaduras. Los caricaturistas y los niños tienen
Documentación
La caricatura no debe trabajar sobre falsedades absolutas. Esto no
sería sino una agresión burda, como pueden serlo un insulto o una
bofetada. La desfiguración circunstancial que se hace en busca de
lo grotesco o lo ridículo tiene que estar dentro de ciertos paráme-
tros para que no se devuelva, como un búmeran, contra el propio
caricaturista. El alejamiento de la verdad que va envuelto en toda
caricatura es el elemento más peligroso de cuantos hay que mane-
jar en este arte tan sutil.
La desfiguración que hace el caricaturista envuelve casi siempre
una acusación. Se le atribuye a una persona un dicho, un hecho,
una intención o una simple deformación física que van en detri-
mento del prestigio de la víctima. De ahí que al caricaturista se le
considere como un agresor. Esto hace que, en el periodismo de
nuestro tiempo, tan timorato, tan distinto del oficio panfletario de
principios de siglo, la agresividad inusitada del caricaturista termina
marcando ante el público la propia actitud del órgano en que sus
dibujos se divulgan.
Álvaro Gómez Hurtado. Osuna de frente. El Áncora Editores. Bogotá, 1982, p. 8.
Respuesta
La ética del humor, utilizado como medio para comunicar, coincide
con la ética de la comunicación y demanda unos valores específicos
junto con los valores que hacen de toda comunicación un acerca-
miento y una relación con los demás.
Lo mismo que cualquier comunicación, la caricatura debe decir
la verdad. So pretexto del humor no se puede mentir; y con el pen-
samiento de hacer reír no se puede atentar contra la dignidad de
las personas.
Esa misma ética de la comunicación le impone al caricaturista el
deber de ser independiente como condición para llegar a la ver-
dad de lo que quiere comunicar. También le impone el deber de
la responsabilidad, o sea, de responder por las consecuencias de
su mensaje para prevenir las que pudieran ser dañinas (el humor
corrosivo y malévolo) y optimizar las buenas (el humor que alegra y
hace ver lo que estaba oculto).
Además de esos valores necesarios para toda comunicación, los
hay específicos de los que hacen humor en los medios. La propues-
ta del caricaturista es diferente de la común; la suya es una mirada
propia. Es una mirada rápida que va al fondo de las personas y de
las cosas y los hace ver de esa manera. Puede prescindir de las pala-
bras y comunicar a través de las imágenes; sin embargo, al deformar
personajes, lugares o cosas, debe lograr el milagro de dejar intacta
la realidad, obediente al mandato ético de entregar la verdad, pero
dentro de su lenguaje.
Tiene el poder de persuadir mientras ríe y hace reír; pero la risa
es medio y no fin; y medio para hacer mejores a sus receptores
mediante un conocimiento más efectivo de lo que sucede. Así ha
de hacerlos alegres, pero no pérfidos; por eso con su caricatura
construye y eleva cuando es ético; si corroe y degrada contradice la
naturaleza de la comunicación y de su lenguaje.
Documentación
Ridiculizar es siempre un tipo particular de depreciación. No pode-
mos ridiculizar a alguien mostrando qué bueno es o que es mejor
que cualquiera, o simplemente que es formal. Tenemos que de-
mostrar que es inferior, bien sea inferior a lo normal, bien sea infe-
rior por lo menos a lo que se ha dicho o se ha pensado de él.
Por tanto, las cuestiones que el lector no toma en serio son aque-
llas que el autor le presenta de tal manera inferior que no es posi-
ble asimilar como lógicas.
Es fácilmente observable el hecho de que si alguien se siente alu-
dido por una broma, aun sin trascendencia, tiende a sentir algún
tipo de malestar, sobre todo si tiene en mucho su propia valía y no
ha aprendido a reírse de sí mismo.
A su vez, el autor es inocente o culpable en la medida que utiliza es-
tos recursos, bien sea por simple diversión o para molestar al aludido;
en todo caso siempre tendrá una puerta abierta si desea asegurar su
buena intención o apelar a un malentendido. El ridículo que está im-
plícito en los recursos humorísticos es más enfático si las situaciones o
personajes a los que alude son verdaderos y actuales. Es decir, si per-
tenecen a la escena política, económica o de relieve social presente.
Por esto, en una reciente publicación, Iván Tubau propone dividir
el humor en dos grandes grupos: el humor puro y el humor crítico;
el humor puro sería el que toma como base la invención humorís-
tica desvinculado de la observación de la realidad; el humor crítico
sería el que constituye en mayor o menor medida una radiografía
subjetiva e intencionada de la vida del país o del mundo.
En mayor o menor grado el humorismo ridiculiza, y así se prepara
para convertirse en un arma eficaz al servicio de la crítica periodísti-
ca. Todos los recursos humorísticos tienen un denominador común:
minimizar la exigencia de que algo en particular deba tomarse en
serio, bien reduciéndolo a lo absurdo, bien reduciéndolo a lo negli-
gente, de manera que produzca placer la minimización.
Fabiola Morales. Los recursos del humor en el periodismo de opinión. Universidad de
Piura. Piura, Perú, 1999, pp. 78, 79, 80.
Consulta 106
Respuesta
En principio todo tema es bueno para un buen periodista si su enfo-
que y tratamiento no implica la violación de los derechos de las per-
sonas; por tanto, en este como en cualquier otro tema, la pregunta
inicial tiene que ver con los límites que protegen los derechos de los
otros y que señalan el espacio donde se puede mover el periodista.
La respuesta a esta pregunta inicial deja al descubierto los límites
del periodista y señala el derecho de las personas a su intimidad,
que no pueden ser violados con el pretexto ruin de aumentar la
circulación y las ganancias del medio. Ayuda, en este evento, ha-
cerse la consideración sobre la reacción que el periodista tendría
si alguien quisiera profundizar en su vida privada y exponerla para
aumentar las ventas de un medio.
En un tercer paso, que podría ser el primero, habría que pregun-
tar sobre la utilidad social de publicar esta clase de informaciones.
En efecto, la gran prioridad para publicar es que la información sir-
va a los intereses de la sociedad, no a su curiosidad. En este punto,
los dilemas éticos se multiplican alrededor del principio de que en
periodismo el bien público debe prevalecer sobre el interés privado
de la circulación para el periódico, de la curiosidad morbosa de los
lectores o del cálculo con que el famoso convierte su intimidad en
un truco de propaganda.
Respuesta
En cualquier tema el periodismo puede ser de excelencia y, por
tanto, ético. La pregunta, en consecuencia, es: ¿cómo puede ser
excelente el periodismo de espectáculos? Ese periodismo tiene sus
características:
Ha de ser un periodismo de servicio al lector y no un periodismo
comercial, o de notas de promoción de espectáculos, de cantantes,
o de actores. La excelencia se encuentra por el lado del servicio al
lector. Ha de ser un periodismo que dignifique al lector; esto es, que
sirva y estimule su inteligencia y no su curiosidad o su morbo.
Estos dos principios plantean la necesidad de un periodismo que
les aporte a los lectores elementos para la crítica con los que ellos
puedan determinar por qué es bueno o malo un espectáculo, un ac-
tor, un argumento, un concierto. El espectáculo deja de ser un fin y
se convierte en una oportunidad para aprender, para afinar la sensi-
bilidad estética, para disfrutar lo bello y armonioso; para el periodista
llega a ser una coyuntura propicia para investigar y enseñar mediante
la información.
Estos criterios, además, sirven a los columnistas que quieren ha-
cer crítica de espectáculos para orientar sus textos. Alejados de lo
comercial y frívolo, y centrados en el servicio al espectador, se va-
len de su información como instrumento para habilitar a sus recep-
tores, para el disfrute inteligente del espectáculo. Para llegar a este
nivel de excelencia profesional el periodista necesitará indepen-
dencia frente a las presiones de toda clase de intereses. También
le será indispensable una preparación profesional y una constante
actualización de conocimientos. Así podrá ejercer con autoridad
moral y profesional su tarea de informador del entretenimiento.
Respuesta
Hay una característica del periodismo, que define su condición de
servicio público, y es su universalidad. El periodista informa para
todos porque su tema es lo público y su actitud es la defensa y el
fortalecimiento de lo público. Esto excluye como tema los asuntos
privados, y como actitud, la satisfacción de curiosidades individua-
les y de morbos colectivos que no tienen que ver con lo público.
Las figuras del espectáculo, las celebridades sociales, los podero-
sos llegan a ser temas periodísticos, no porque concentren la aten-
ción y la curiosidad pública, sino cuando afectan el bien público:
cuando tienen que ver con el orgullo colectivo de una sociedad,
cuando representan el afán de superación de los seres humanos,
cuando demuestran que el esfuerzo mantenido logra éxitos, es de-
cir, cuando encarecen los valores con que se sostiene o incrementa
el bien público. También son tema periodístico cuando ponen en
riesgo o destruyen esos valores: el campeón que asesina o estafa,
el que se dopa, la estrella homicida que no responde por su acción,
etc. Si el periodista, al desarrollar estos temas, defiende el bien pú-
blico y da elementos y motivos a los receptores para hacerlo, cum-
ple su función.
Pero el acercamiento periodístico a estos asuntos, cuando se hace
por la vía fácil del curioseo y de responder al morbo, produce una
forma degradada del periodismo, y una información del más bajo
nivel. Entonces, no se defiende el bien público, sino la circulación
o el rating, no se genera la dignidad de lo humano, sino que se la
ofende y destruye, que son los logros del sensacionalismo. Este tipo
de información es un curioseo sobre la intimidad a través del ojo de
la cerradura, como era el periodismo en su más remota infancia.
Respuesta
Es una equivocación frecuente la de los editores que seleccionan su
material informativo con el solo criterio de dar gusto a los lectores.
Este es un criterio válido para las empresas que venden alimentos,
ropa o autos. Son empresas que deben consultar el gusto de los
consumidores de sus productos si quieren hacer un buen negocio.
En el caso del periodista no es así ni puede llegar a ser así. A quien
consume informaciones sobre lo que sucede cada día no se le pue-
den dar noticias que sean de su gusto, sino las que lo pongan en
contacto con la variable realidad de cada día, gústenle o no.
Esa realidad es mucho más que deportes y farándula. Más aún:
estas dos actividades pueden ser miradas como algo marginal de la
realidad, que tienen mucho de artificio y que distraen de la realidad
histórica de cada día.
Precisamente porque debe ayudar a los receptores de informa-
ción a tener contacto con la realidad integral, no puede limitarse a
lo local, ya que el campo de lo real es tan amplio como el mundo.
Ver lo que sucede en el mundo da elementos para entender lo que
ocurre en la aldea; y para obtener los datos que permiten univer-
salizar la aldea, o sea, incorporar a sus vidas los valores y progresos
que alcanza el mundo.
Por tanto, las dos ideas, la del periodismo que busca gustar y en-
tretener y la de la información restringida a lo local, son fórmulas
que empequeñecen la profesión y que la vuelven insignificante y
prescindible.
Respuesta
Las recreaciones de hechos con recursos de ficción se utilizan para
convertir la noticia en espectáculo y forman parte de unas técnicas
que poco o nada respetan la realidad. Son todo lo contrario de lo
que el periodismo se propone como ideal: la exactitud en su ver-
sión del hecho diario, que es la definición de verdad en los códigos
de ética periodística.
Una versión dramatizada de los hechos se puede entender como
un mensaje de ineptitud periodística porque significa: “No pudimos
estar allí donde se produjo el hecho. Por tanto les ofrecemos un re-
medo del hecho”. “No utilizamos las técnicas del oficio: buscar tes-
tigos, visitar el lugar, allegar documentos, en otras palabras, seguir
los rastros que deja todo hecho. En vez de este arduo y serio traba-
jo profesional, echamos mano del recurso más fácil y entretenido”.
“Como ustedes, los televidentes, solo quieren estar entretenidos, no
necesitan saber cómo pasaron las cosas”. Como se ve, la solución del
dramatizado es la menos profesional y seria, y expone al periodista al
peligro de omitir o distorsionar datos y de falsear la realidad.
En la raíz del problema que plantea esta práctica se encuentra
una actitud frente al quehacer del periodista, que es la de asumirlo
como un entretenimiento. De allí parten el equívoco y las conse-
cuencias negativas para la calidad del trabajo periodístico.
Un periodismo hecho para entretener despoja a la profesión de
su dignidad y a la sociedad del derecho a conocer. Entre un perio-
dismo divertido y otro que transmite un conocimiento de la reali-
dad hay tanta diferencia como entre el payaso que entretiene y el
investigador que comunica conocimiento. Con un agravante: el pa-
yaso es un profesional respetable del entretenimiento, el periodista
Documentación
Durante algún tiempo los noticieros de televisión eran lecturas en
estudio. Después alguien descubrió que la misión, el deber de la
televisión, es mostrar las cosas de las que se habla. Y este descu-
brimiento señala el inicio de la degeneración de la televisión. Por-
que este es el hecho que ha aldeanizado la televisión en un sentido
completamente opuesto al que se refería Mac Luhan: en el sentido
de que limita la televisión a lo cercano y deja al margen las localida-
des y países problemáticos a los que cuesta demasiado llegar con
equipos de televisión.
La obligación de mostrar genera el deseo o la exigencia de mos-
trarse. Esto produce el seudoacontecimiento, el hecho que acon-
tece solo porque hay una cámara que lo está rodando y que, de
otro modo, no tendría lugar. El seudoacontecimiento es, pues, un
evento prefabricado para la televisión y por la televisión. A veces
esta fabricación está justificada, pero, aun así, no deja de ser algo
falso, expuesto a serios abusos y fácilmente queda como verdadera
desinformación.
La cuestión es, insisto, que la producción de seudoacontecimien-
tos o el hecho de caer en lo trivial e insignificante no se debe a
ninguna necesidad objetiva, a ningún imperativo tecnológico. En
Francia e Inglaterra, y en otros países, siguen existiendo noticieros
serios que seleccionan noticias serias y que las ofrecen sin imáge-
nes si no las tienen. El nivel al que ha descendido la televisión se
debe fundamentalmente a un personal que tiene un nivel intelec-
tual y profesional muy bajo. Es verdad que la fuerza de la imagen
está en la propia imagen. Para hacernos una idea, basta comparar
la información escrita del periódico con la información visual de la
televisión.
Giovanni Sartori. Homo videns. Taurus, Madrid, 1998, pp. 82, 83, 84.
Consulta 111
Respuesta
Las normas en uso indican las características de la información pe-
riodística. El Código de conducta de The Washington Post incluye:
búsqueda intensa, responsable e imparcial de la verdad. Sin apren-
sión alguna respecto de cualquier interés particular. Sin favoritis-
mos ni privilegios para nadie. Por tanto, “los periodistas de este
diario se comprometen a enfocar cualquier tema periodístico con
la imparcialidad propia de una mentalidad abierta y sin preconcep-
tos”. Agrega este código: “Los comentarios de las personas acusa-
das o puestas en tela de juicio en las noticias deben ser incluidos.
Los motivos de aquellos que presionan tratando de imponernos su
parecer deben ser siempre examinados y se debe reconocer que
tales motivos pueden ser nobles o deshonestos, obvios o velados”.
Bastaría este texto para responder a la pregunta; sin embargo,
debo agregar: la información sobre casos como este debe tomar
como prioridad buscar soluciones, que es lo que corresponde a la
ciudadanía; la búsqueda de culpables es asunto de las autoridades
respectivas, urgidas y fiscalizadas por la ciudadanía.
Documentación
La culpabilidad de una persona solo puede dictaminarla la Justicia, al
cabo del debido proceso. La prensa formula juicios de valor, pero no
produce veredictos ni debe ocupar el lugar de un poder del Estado.
Manual de estilo y ética periodística de La Nación, Buenos Aires.
Consulta 112
Respuesta
En los códigos de ética la intimidad de los personajes públicos se descri-
be como limitada y, en todo caso, menor que la del ciudadano común.
Documentación
Es conveniente aclarar que no se trata tanto del derecho del comu-
nicador o de la empresa periodística, sino del derecho de la socie-
dad a tomar conocimiento de determinados hechos o circunstan-
cias. No está en juego en este conflicto la opinión del informante,
sino el interés de los ciudadanos.
La actividad del periodista, en tal caso, es meramente instrumen-
tal y la resolución del conflicto ético solo podrá abordarse desde la
correcta ponderación de los intereses públicos en juego que, para
el efecto, obran como causa de justificación en la eventual intromi-
sión en la intimidad de las personas.
Está claro que el ciudadano tiene el derecho a ser informado, el
derecho a saber, pero es pertinente esta pregunta: ¿a saber qué?
Hemos dicho que el ciudadano tiene derecho a estar informado
para la construcción de una opinión pública. Esta opinión pública
es necesaria en los asuntos de su propio ámbito, es decir, aquellos
que tienen también una dimensión pública. Los primeros asuntos
con tal alcance son los relativos a las administraciones públicas y al
conjunto del Estado.
Consulta 113
Respuesta
El principio que aplican los códigos de ética en estos casos es el de
la responsabilidad social del periodista. El Código de la Asociación
Latinoamericana de Periodistas explica ese principio en dos partes:
ser responsable es tener conciencia del poder del instrumento que
uno tiene entre manos. Una exhibición como la que motiva la pre-
gunta no la haría nadie ante sus hijos, sobre todo si son pequeños,
por el efecto que, muy probablemente, ejercería en ellos. Si es de
temer y de evitar una demostración de esta clase ante los miem-
bros de la familia, mucho más se ha de temer hacerla frente a la
millonaria audiencia de un programa de televisión, especialmente
si se tiene en cuenta la autoridad que le confiere al periodista el
marco técnico y de representación de un programa de televisión.
Ser responsable, agrega el mismo código, es saber que el mal hecho
nunca se repara totalmente. Al conocido mal que ya hacen los alu-
cinógenos se agrega la cierta legitimación que les confiere su uso
en público. Primero, por parte de un periodista quien, por serlo,
Documentación
En la mayoría de los estudios de ética periodística se denomina
responsabilidad en la comunicación de masas al tópico que aquí
se elabora como mayordomía. Al utilizar este término se preten-
de identificar y establecer en forma más gráfica y determinada la
noción de un compromiso con la administración de un fideicomiso
que el periodista es libre de asumir. La palabra inglesa correspon-
diente se define en el diccionario como “responsabilidad individual
de administrar su vida y su propiedad con la adecuada considera-
ción a los derechos de los demás”. Un periodista se encuentra en
una posición única para ayudar a mantener libres de veneno a las
fuentes del discurso público, si no totalmente limpias. Desde los
puntos de ventaja que su ocupación le proporciona, se encuentra
en mejor posición que muchos ciudadanos para supervisar la con-
dición de la justicia dentro o entre las instrucciones. El periodista
cuenta con un motivo material para proteger unos derechos su-
puestos para todos. Es su responsabilidad hacer todo esto, puesto
que es un administrador (mayordomo) de la libre expresión... La
ocupación del periodista le otorga recursos únicos para ese papel.
Maneja sus recursos de comunicación con la debida consideración
para los derechos de los demás, los derechos del público y la salud
moral de su propia ocupación.
La idea de responsabilidad social se elaboró en los trabajos de la
Comisión para una Prensa Libre y Responsable, llamada Comisión
Hutchins, en 1947, que redactó los requerimientos para una prensa
libre y responsable, así:
Consulta 114
Respuesta
La mayor validez de un testimonio la da su verdad. Afirmación más
que elemental que, sin embargo, parece desdibujarse cuando se
teme que los hechos verdaderos pierdan fuerza ante los supuestos
y las ficciones.
Pero ese carácter verdadero de la versión del hecho (a la muerte
del niño leucémico) adquiere relevancia cuando se investigan las
causas de esta y de otras muertes similares y se averiguan las con-
diciones en que el niño habría podido sobrevivir. Este es el proce-
dimiento del que echa mano el periodismo de propuesta, que no
pone punto final cuando ha agotado los datos del hecho desgracia-
do, sino que con punto y aparte pasa a investigar las causas reales
y las posibilidades que se deberían tener en cuenta en el futuro.
Un relato así, coronado con propuesta y esperanza, se convier-
te en un homenaje a las víctimas, puesto que, a partir de ellas, la
sociedad aprende algo nuevo y eficaz en el combate contra la en-
fermedad, la pobreza, la violencia, la injusticia o cualquiera de los
males que la afectan.
Documentación
El buen periodista hace periodismo con un objetivo.
Los periódicos locales en Denver, Colorado, publicaron las reglas
que, según la Liga Protectora de Ciudadanos, debía seguir un buen
periódico.
No publicar nada inapropiado para los niños.
Las informaciones perjudiciales para la ciudadanía debían ser re-
ducidas, lo mismo que las afirmaciones indocumentadas o injuriosas.
Las noticias sobre divorcio, asesinatos, suicidios o crímenes de-
bían publicarse sin escándalo.
Para estos ciudadanos el buen periodismo actúa a favor de ellos,
no en función de la noticia.
También piensan así los periodistas. El cronista estadounidense
Arthur Brisbane, después de anotar que el trabajo periodístico bien
hecho es tan importante como cualquier otro que el hombre pue-
de hacer, precisaba: el mejor periódico es “el que proporciona a la
gente la información que le sirve de base para pensar bien”. No es,
pues, informar por informar, sino dar elementos para pensar.
Otro periodista, el fundador de la Facultad de Periodismo de la
Universidad de Missouri, Walter Williams, proclama en su credo
que la prueba suprema de la calidad periodística es la medida de su
servicio público. Y de hecho los códigos de ética dan esa clave de la
calidad profesional. El mejor periodismo es el que se hace para el
servicio de los lectores.
Ese servicio consiste, según Gabriel García Márquez, en cambiar
algo todos los días. Y según Kapuscinski, “el verdadero periodismo
es intencional, es decir, se fija un objetivo e intenta provocar algún
tipo de cambio. No hay otro periodismo posible. Si leéis los escritos
de los mejores comprobaréis que se trata siempre de un periodis-
mo intencional. Están luchando por algo”.
A su manera, lapidaria, dice Cela en otro mandato: “El periodista
no es eje de nada, es el eco de todo”. El buen periodista se distingue
Consulta 115
Respuesta
El estado de salud de un gobernante se convierte en un asunto pú-
blico cuando su enfermedad puede comprometer la gestión que le
debe al público. Las normas éticas de los códigos, al señalar este
límite del derecho de los funcionarios a la intimidad, exponen la
motivación y la regla para esta invasión de los medios a la intimidad
de las personas.
Es decir, la información puede ir hasta donde sea necesario para
que quien recibe la noticia comprenda las limitaciones o la posibi-
lidad para el funcionario de ejercer su cargo. Todo cuanto exceda
ese límite es abuso: la explotación sensacionalista de los detalles,
la revelación innecesaria o riesgosa de datos que pueden compro-
meter la dignidad, la seguridad o la imagen pública del funcionario.
En últimas, una información morbosa y de intencionalidad exclu-
sivamente comercial convierte lo que debe ser un servicio público
en un condenable comercio de intimidades.
Documentación
Respete la prensa la vida privada de las personas y su esfera íntima. Pero
cuando la conducta privada de una persona afecta los intereses públi-
cos, esa conducta sí puede ser explicada en la prensa, aunque siempre
hay que tener en cuenta si con esa explicación se lesionan los derechos
de otras personas diversas.
Alemania Federal, artículo 7.
Consulta 116
Respuesta
Como el reportero, el columnista tiene el deber de buscar y res-
petar la verdad de los hechos. Esta verdad es, para el columnis-
ta, el fundamento de sus opiniones; por eso, el buen columnista
construye su credibilidad y peso moral con la veracidad de todas
sus afirmaciones y aparece dispuesto a respaldarlas con pruebas y
argumentos sólidos.
Así como el reportero solo afirma lo que puede probar (por eso
utiliza testimonios, documentos, fotografías, grabaciones), para ga-
nar credibilidad, y por tanto autoridad moral e influencia, el colum-
nista selecciona sus fuentes, comprueba sus afirmaciones y cuando
está seguro de un hecho procede a calificarlo y a expresar su opi-
nión con toda libertad. De esta manera, ser libre no es escribir lo
que uno quiera, sino lo que uno debe.
Esta es la segunda gran tarea del columnista: interpretar lo que
pasa. Un símbolo de esa actividad es la que cumplían las sacerdoti-
sas en la Roma antigua cuando leían el futuro en las entrañas de los
animales que habían sido sacrificados a los dioses. El columnista lee
el contenido de los hechos, examina sus antecedentes, su contexto
y sus consecuencias, les encuentra lugar dentro de procesos y es-
cruta lo que va a seguir. Al hacer este ejercicio el columnista presta
un servicio informativo de alta calidad para el ciudadano: hacerle
entender los hechos.
Documentación
Cualquier límite a la información significa, obviamente, censurar
opiniones o silenciar los hechos que, de inicio, tendría que enten-
derse que son de interés para la ciudadanía. En un momento en
que la credibilidad de los medios se sitúa en sus cotas más bajas,
parecería lógico que la libertad de expresión e información preva-
leciera ante cualquier derecho.
Este planteamiento es, sin embargo, más un deseo que una reali-
dad. No hay que olvidar que el aclamado derecho a la información
está llamado a entenderse con otros Derechos, con mayúsculas,
cuyo bien a proteger son las personas. Nos encontramos, por tanto,
ante una colisión de normas que directa o indirectamente recaen
sobre un mismo núcleo: la sociedad, y por ende, sobre los hombres
y las mujeres que la conforman.
Cabría preguntarse: ¿cómo se puede emitir una información ve-
raz y completa poniendo límites a la opinión, incluida la de las fuen-
tes e, indefectiblemente, a los hechos sobre los que se informa? La
primera respuesta que el interrogante arroja es que no es posible
tal convivencia. Y no solo porque la maltrecha credibilidad vuelve a
ponerse en entredicho, sino porque desaparece la subjetiva obje-
tividad del periodismo y, entre otros efectos, las divisorias de rigor
se difuminan. Incluso se podría pensar que se está pervirtiendo el
fin social que justifica y da sentido al periodismo.
Una vez más se comprueba que el beneficio recae en las perso-
nas y en la colectividad de la que forman parte como destinatarios
Consulta 117
Respuesta
En el proceso de búsqueda de la verdad, la opinión cumple un im-
portante papel porque es la exploración de los caminos que con-
ducen a ella.
Ninguna opinión se puede dar por verdadera, sino como aproxi-
mación a la verdad; por eso, el columnista al documentarse busca
opiniones sobre el tema que va a desarrollar, sopesa los pros y los
contras, extrae de unos y de otros los que, según su juicio, se acer-
can más a la verdad y presenta su propia opinión, que puede ser
un paso adelante en el camino hacia la verdad, pero también un
retroceso o estancamiento de la búsqueda.
Es, por tanto, normal que se citen otras opiniones y que el co-
lumnista emita la suya. La columna es, así, un aporte dentro de una
búsqueda de muchas personas sobre la verdad de los hechos.
Al lector le resulta provechoso el conocimiento de las distintas
opiniones y de las razones por las que el columnista privilegia unas
y descarta otras; no es tan útil, en cambio, la expresión de un solo
Documentación
Una opinión es algo más que una mera noción o impresión de las cosas,
personas o acontecimientos, y algo menos que una prueba científica.
Para W. Albig, la opinión es la expresión de aquellos puntos en
controversia, y para Sprott, la línea que toman las personas a favor
o en contra de alguna cuestión en disputa. Otros entienden por
opinión la simple manifestación de una conclusión o juicio cuando
los motivos no nos dan suficiente certeza, pero nos inclinan a creer
que es verdad. Sin embargo, una aproximación mayor al concepto
de opinión, tal como se entiende en opinión pública, la encontra-
mos en su relación con el concepto de actitud e, incluso, con el de
ideología. Si los componentes que encontramos en una actitud son
el cognitivo, el afectivo y el de comportamiento, se podrían definir
las opiniones como aquellas actitudes en que predomina el com-
ponente cognitivo.
En el modelo de Eysenck, las opiniones constituyen el compo-
nente más superficial, inconsistente y cambiante del continuo cog-
nitivo. El modelo tiene una estructura jerárquica y los niveles se
establecen de la manera siguiente:
el nivel de las opiniones específicas, que comprende todas aque-
llas opiniones circunstanciales que emiten las personas sin ninguna
relación.
El nivel de las opiniones habituales, que hacen referencia a las
opiniones que se emiten de forma parecida en distintas ocasiones.
Son opiniones con un grado mayor de coherencia y consistencia.
El nivel de las actitudes, que comprende aquel conjunto de opiniones
estables sobre un mismo objeto. Son las actitudes sociales primarias.
El nivel de la ideología, que estaría formado por una constelación
o conjunto de actitudes correlacionadas, agrupadas entre sí para
originar una sobreactitud o ideología.
Claudio Monzón. La opinión pública. Tecnos, Madrid, 1990, pp. 140, 141.
Respuesta
Las características del sarcasmo indican que se trata de un arma
vedada para el periodista que informa a través de la noticia.
En efecto, el sarcasmo es burla y el buen periodismo se distingue
por su respeto a las personas, a toda persona. Es burla sangrienta y
cruel, agrega la descripción. Esto no corresponde en modo alguno
a la relación que el periodista establece con sus lectores, que es la
de un respetuoso servicio.
Esa misma clase de relación excluye el efecto del sarcasmo, que
es la ofensa y el maltrato de las personas. Un principio ético seña-
la que la verdad periodística no debe hacer daño, por tanto, evita
cualquier ofensa o maltrato.
En las columnas de opinión se hace uso de la ironía, que es una
forma inteligente y fina de hacer burla, y se convierte en un apre-
ciable juego de ingenio cuando hace entender lo contrario de lo
que se dice o expresa. Como tal, la ironía es tenida como un recurso
válido de los columnistas y polemistas. En cambio, el sarcasmo, por
hiriente y destructor, es tenido como arma innoble que le está ve-
dada al periodista, para quien constituye un mandato la vieja sen-
tencia: “No hagas como periodista lo que no puedes hacer como
caballero”.
Documentación
Frustrar la manifestación de opiniones divergentes, impedir el debate sere-
no y usar el insulto es poner trabas y corromper el ejercicio de la profesión.
Código de ética de periodistas de Brasil.
Consulta 119
Respuesta
Un editorial es la opinión de un periódico, por tanto, valen para
él los principios y normas que orientan a los autores de columnas
de opinión.
Desde el punto de vista ético, una columna editorial es, ante
todo, un servicio del periódico al lector. Es una característica que
descarta el uso del editorial como instrumento de poder o de servi-
cio a intereses particulares.
El servicio al lector consiste en el acompañamiento del editoria-
lista a los lectores en su búsqueda de la verdad de los hechos.
Quien opina es alguien que busca la verdad de lo sucedido, de una
idea, de un personaje, de una postura política o religiosa. Lejos de
cualquier posición dogmática, la opinión deja abierta la posibilidad
de un diálogo con otras opiniones y corrientes del pensamiento. La
Documentación
El desarrollo de una democracia como “gobierno de lo público en pú-
blico” y una opinión pública que discute y critica implica la existencia
de un ciudadano calificado para participar en el proceso deliberativo.
Por lo tanto, es necesaria la existencia de una ciudadanía fuerte
y consolidada. Quien conozca y exija el respeto de sus derechos y
haga efectivas sus obligaciones.
Si este presupuesto no se cumple, la población verá disminuida
su capacidad de participación en el debate de “lo público en públi-
co”, no participará de su vida política porque no la entenderá. Los
que participan de la vida política comprenden los reclamos ciuda-
danos y, por supuesto, la esfera de lo público se convertirá así en
una herramienta de oposición al Estado, antes que en un espacio
de confluencia con él.
Los esfuerzos dirigidos a construir una ciudadanía empoderada,
capacitada, con sentido de corresponsabilidad, autonomía y deter-
minación para participar en mecanismos y procesos de toma de
decisiones dan cuenta de que la satisfacción de los derechos ciuda-
danos (libertad personal, de pensamiento, de expresión, igualdad
Consulta 120
Respuesta
El medio debe responder por las informaciones que publica. Debe
responder por su exactitud y por el respeto a los derechos de las
personas. Responde, además, por su columna editorial, que es la
voz del medio de comunicación.
Los columnistas responden por sus opiniones, y, cuando son in-
fundadas o atentan contra los derechos de las personas, deberán
responder ante las instancias judiciales.
Por tanto, es abusivo censurar un artículo de opinión con el que
el director o los accionistas del periódico no están de acuerdo. La
opinión es libre en tanto no viole el derecho ajeno.
Esa libertad es necesaria como parte del proceso de búsqueda
de la verdad. En ese proceso se deben escuchar voces plurales y di-
versas para que los hechos y las opiniones puedan ser examinados
desde distintos ángulos y con pluralidad de miradas.
Cuando el censor silencia una de esas voces, no solo niega una posi-
bilidad de conocimiento, sino que pretende poseer la verdad absoluta.
Esta es la razón por la que una opinión no puede ser silenciada
y por la que un medio de comunicación no puede recibir sanción
alguna por las opiniones de un colaborador, salvo que, como queda
dicho, el columnista haya violado los derechos de alguna persona o
institución, o falseado los hechos que comenta.
Consulta 121
Respuesta
Los códigos, los manuales de estilo, la literatura sobre el tema
abundan en consideraciones que, resumidas, rezan:
Reaccionar racionalmente. Planear su cubrimiento, adoptar un
propósito, es decir, subordinar su actividad a un objetivo de mejo-
ramiento social.
Si el terrorista se ha propuesto difundir el miedo, lo del periodista
es crear un ambiente de serenidad. Si el terrorista busca desacredi-
tar las instituciones, el trabajo del periodista es generar apoyo para
ellas; ese apoyo incluye sus observaciones críticas. Si el terrorista se
propone aparecer como un nuevo poder, esmérese en desenmas-
cararlo: ¿quién es?, ¿cuáles son sus antecedentes?, ¿cuáles son sus
propósitos?
Hable más a la inteligencia de sus receptores y menos a sus sen-
tidos. Se trata de que la audiencia piense más y curiosee menos.
Mantenga claro que su objetivo es contrarrestar la acción del te-
rrorista y ayudar a sus receptores a entender lo sucedido y a sentirse
implicados en las soluciones. Cualquier consideración o motivación
de tipo comercial (aumento de la circulación o del rating, ganarle a la
competencia) debe ser radicalmente excluida.
Mire el hecho como una oportunidad pedagógica y diríjase al in-
terés inteligente de su receptor, no a su curiosidad.
Documentación
Podemos contrastar la filosofía general sobre la responsabilidad
social del periodista de la Unesco con el documento marco titu-
lado The Ethical Journalism Initiative, publicado por la Federación
Internacional de Periodistas (FIP). El informe instruye a sus afiliados
sobre el estado actual de la ética periodística en la profesión y dedi-
ca todo un apartado al tratamiento del terrorismo, donde no huye
del debate ético al constatar que no hace falta decir que tratar con
las víctimas de la violencia requiere un reporterismo sensible y cui-
dadoso y los periodistas deben evitar que la prisa para suministrar
imágenes sensacionalistas de atentados lleve a una percepción de
indiferencia ante el hecho en sí. Es en estos momentos cuando el
periodista debe plantearse las preguntas difíciles: ¿es esta imagen
sangrienta demasiado gráfica para enseñarla? ¿Me afecta lo que he
visto? ¿Cuál será el impacto de su publicación?
Dos corporaciones públicas como la BBC y la RTVE de dos esta-
dos que han sufrido atentados terroristas recientes de grupos ar-
mados como IRA, ETA y Al Qaeda ofrecen dos caminos diametral-
mente opuestos a la hora de tratar estas informaciones. Mientras
el ente británico lleva los valores periodísticos de la objetividad y
la neutralidad a su máxima representación, la corporación espa-
ñola considera prioritaria una función de denuncia de la violencia
que, bajo el marco de la responsabilidad social que deben tener los
medios de comunicación según sus propios códigos deontológicos,
propone, entre otras medidas, eludir expresiones que enmascaren
la realidad, optar por sinónimos menos eufemísticos y tener una
consideración especial hacia las víctimas.
Christopher D. Tulloch. "El tratamiento informativo del terrorismo". La ética informativa
vista por los ciudadanos. Editorial UOC, Barcelona, 2010, pp. 208, 211.
Respuesta
No se puede olvidar que el terrorismo no solo atenta contra la vida
e integridad de las personas o contra los bienes de la sociedad y de
la gente: edificios, instalaciones eléctricas, acueductos y oleoduc-
tos. Esos daños materiales son solo una parte de sus objetivos; la
otra parte, que es la más importante, se refiere al impacto sicológi-
co que se proponen lograr.
Como el nombre lo indica: el terrorismo se propone difundir el
terror, que es uno de los mecanismos para imponer un dominio
sobre la sociedad.
Como ellos, el periodista también quiere influir en el alma de la so-
ciedad mediante el uso de la información y de la palabra, que son sus
instrumentos. Es claro, por tanto, que el terror es el instrumento del
terrorista, lo mismo que la publicidad lo es para los grupos de poder.
El peligro que el periodista debe advertir es que la información
también puede ser un mecanismo para aterrorizar; así, cuando un
terrorista lleva a cabo su acción, uno de los éxitos que espera ob-
tener es que los medios de comunicación difundan su acción de
modo que sus relatos aterroricen o creen desconfianza para con las
instituciones, o que hagan sentir que hay un nuevo poder que debe
tenerse en cuenta: el del terrorista.
Para que la información no produzca esos efectos y mantenga un
equilibrio entre el pánico y la inconsciencia, la información debe
proponerse el mayor bien para la sociedad, que no es lo que logra
la información de interés comercial o de sensación; sino la que se
dirige a la inteligencia de las personas para hacerles entender el
contexto amplio de lo que sucede y mostrarles el real poder y de-
bilidades del terrorista en contraste con los poderes y debilidades
de la sociedad.
Respuesta
Toda información demanda del periodista el ejercicio de su com-
promiso con la verdad, de su independencia y de su responsabili-
dad con la sociedad. Pero hay noticias en las que esa demanda es
más intensa y, por tanto, afecta los procedimientos profesionales al
someterlos a patrones éticos más exigentes.
Cuando, por ejemplo, se notifica sobre la posibilidad de una ca-
tástrofe: un volcán en erupción, un incendio forestal en las vecin-
dades de una población o una avalancha inminente, la información
debe ser más rigurosa en materia de verdad y de responsabilidad
que aquella sobre un evento cultural o una posesión presidencial.
La diferencia está en el impacto inmediato que aquellas producen,
muy diferente del que tienen estas últimas.
Las noticias sobre terrorismo, muy similares a las noticias sobre
guerra, son de impacto mayor, al mismo tiempo que son suscepti-
bles de manejo político por parte de sus protagonistas y de las fuen-
tes. Puesto entre ellos, el gobierno y la subversión, el periodista ne-
cesita un equilibrio que le permita servir eficazmente al tercero en
disputa, que es el ciudadano común. La vecindad del periodista con
el gobierno, o con la subversión, compromete el carácter universal
de su información y lo acerca al tono de lo propagandístico.
Para servir eficazmente al receptor de la información y, por consi-
guiente a toda la sociedad, la noticia debe darse desde una actitud
de total independencia, con apego riguroso a las normas de veraci-
dad y teniendo en cuenta los efectos posibles sobre sus receptores
para prevenir los dañinos.
Ni el gobierno ni sus opositores (armados o no) han de tener prio-
ridad en la intencionalidad del periodista. Desde el punto de vista
ético (así lo ratifican códigos y manuales), la máxima y única priori-
dad del periodista es su lector, oyente o televidente.
Consulta 124
Respuesta
Las portadas dan visibilidad, pero no necesariamente implican un
reconocimiento; obedecen a necesidades informativas, no a inten-
ciones publicitarias ni de relaciones públicas.
Si el lector lee una portada como reconocimiento es porque la ve
como una acción publicitaria o de relaciones públicas y no logra en-
tenderla como información. Para que esto no suceda, las portadas
deben presentarse con elementos informativos explícitos. Además
de la foto, debe informársele al lector en relación con la autoría de
los atentados y sus consecuencias.
Un fenómeno parecido ocurre con las figuras o personajes del año,
que no necesariamente son los mejores ciudadanos o los artistas
más destacados, sino personas cuyas acciones, buenas o malas, de-
terminaron cambios importantes en la historia del país o del mundo.
Por tanto, publicar la fotografía de un criminal o de un santo en
la parte gráfica de una información no debe significar un juicio,
sino un dato.
Dada la ambigüedad de las imágenes, se plantea el cómo de su
presentación para que su contenido llegue, nítido, al receptor. Es
un deber ético hacer comunicables todos los elementos de una in-
formación, de modo que en el caso de esta y otras portadas que
provocan polémicas el problema no lo plantea la selección del per-
sonaje, sino la forma de su presentación.
Documentación
Durante el secuestro de la embajada norteamericana en Irán, un
periodista tuvo la desventurada idea de publicar que seis miembros
de dicha embajada se encontraban entre los secuestrados, al tiem-
po que hacía especulaciones sobre dónde podrían estar. Hay perio-
distas que, fascinados por la notoriedad o primicia de una noticia,
pierden la cabeza y pueden causar daños irreparables. En este caso,
la muerte casi segura de los que habían conseguido escapar. De ahí
las acusaciones que suelen hacerse a los informadores.
La opinión más equilibrada y desinteresada sobre este asunto pu-
diera resumirse así: la experiencia profesional enseña que ha habi-
do reportajes periodísticos que o han puesto en peligro inminente
la vida de rehenes o han dificultado las operaciones policiales. Se
admite que en algunos casos las informaciones periodísticas han
contribuido a la muerte de algunos. Aunque no sea fácil probar con
precisión, parece razonable admitir que los medios de comunica-
ción han estimulado el terrorismo o, por lo menos, ciertas formas
de violencia similares. Gran va aún más lejos y ha llegado a afirmar
que frecuentemente los medios de comunicación se han mostrado,
como mínimo, insensibles a los sentimientos de los rehenes y de
sus familiares y han exhibido una marcada falta de buen gusto en la
forma en que han presentado sufrimientos personales como entre-
tenimiento de un público curioso en exceso.
Niceto Blázquez. Ética y medios de comunicación. Biblioteca de autores cristianos,
Madrid, 1994, pp. 338, 339, 340, 341.
Respuesta
Desde el punto de vista de la excelencia ética es aconsejable acer-
carse a esta clase de información con la predisposición de prestar
un servicio a las víctimas, al público y a las autoridades.
Se excluye, por tanto, el ánimo utilitario de aprovechar el cubri-
miento del hecho para aumentar la circulación o la sintonía. Esas
motivaciones tienen que ser reemplazadas por la voluntad de servir.
La información en estos casos puede contribuir a una mirada se-
rena por parte de las víctimas y a una mayor solidaridad de parte
del público. Las mismas autoridades pueden tener un conocimiento
más claro de los hechos con la ayuda de la información periodística.
Para el periodista llega a ser una motivación responder al pen-
samiento de ofrecer una información que ayude a la no repetición
del hecho trágico, sea que se trate de un accidente de carretera,
de una catástrofe aérea, de un envenenamiento colectivo o de
un incendio. Si se trata de fenómenos naturales (inundaciones,
terremotos, derrumbes o contaminación de ríos), la averiguación
del periodista tendrá que ver con las medidas de prevención o de
amortiguación del daño.
Para lograr una ayuda eficaz será necesario que el periodista
ofrezca información precisa y comprobada, lo que implica una se-
rena recolección y comprobación de los datos. El periodista, por
tanto, evitará contagiarse del nerviosismo general y obrar con san-
gre fría y disciplina sobre sus emociones. Informará sin prisa, en
consecuencia, para prevenir informaciones apresuradas o contami-
nadas por la emoción.
Se trata, por tanto, de prestar un servicio eficaz en un momento
en que la mayoría de las personas sufre el impacto del hecho trágico.
Respuesta
En estas situaciones se pone a prueba la consistencia ética y técnica
del periodista. Esos valores éticos y técnicos son necesarios para
cumplir estas tareas:
La de informar. Saber lo que pasa, con precisión y con oportuni-
dad, puede salvar vidas y ayudar en el uso apropiado de los recur-
sos disponibles. Por tanto, se vuelven indispensables la tarea de
recolección de informaciones, su verificación cuidadosa, el recurso
a fuentes seguras, la presentación clara, concisa y oportuna de las
informaciones y su complementación permanente con desarrollos,
reacciones y el agregado de nuevos hechos.
La de responder oportunamente a las demandas informativas de
autoridades, víctimas y potenciales fuentes de ayuda. La informa-
ción no se ha de limitar al registro completo de los hechos, debe
contemplar las soluciones inmediatas y de largo plazo. Por tanto, la
tarea investigativa del periodista implica la localización y entrevista
de expertos que puedan proveer sugerencias de solución y de per-
sonas y entidades en cuyas manos haya posibilidades de respuesta
a las urgencias surgidas de la situación.
La creación de un ambiente propicio para afrontar positivamen-
te el conflicto y para prestar toda la ayuda posible de modo coor-
dinado. La información apresurada y nerviosa crea situaciones de
confusión, desesperación y pánico, deja sin aprovechar recursos
humanos y materiales, crea el peligro de la improvisación y deja de
ser solución para convertirse en problema. Una información serena
e inteligente, que restablezca la confianza de las personas en sí mis-
mas y en los demás, provee una ayuda de grandes proporciones y
potencia los recursos existentes.
Estas tareas se cumplen eficazmente si la actividad de los me-
dios está regida por una sincera voluntad de servir. Constituyen un
Documentación
La información en situaciones de crisis juega un papel esencial. Y
esto es así en sus tres fases:
En la fase preventiva la información sobre prevención, planifica-
ción y conocimiento de las posibles situaciones de catástrofe de
cada zona puede contribuir a evitarlas y a reducir sus efectos. El
primer factor para el control del riesgo es conocerlo bien y la comu-
nicación adecuada a la población puede ser esencial para esto. Un
periodismo de anticipación y un periodismo de soluciones pueden
ser de gran ayuda en este sentido, especialmente allí donde las ca-
tástrofes tienen un carácter cíclico y por tanto pueden ser previstas
de modo aproximado por los medios.
Sigue después la fase de actuación cuando la situación de crisis
es inminente o ya se ha desencadenado. En este caso también la
información y comunicación adecuadas con la población facilitan
la reacción oportuna. Los mensajes de alerta y prealerta emitidos
por los organismos correspondientes, así como las recomendacio-
nes que las acompañan, juegan un papel fundamental en la reduc-
ción del posible impacto de los acontecimientos. En caso necesa-
rio seguirá la puesta en marcha de los correspondientes planes de
emergencia y evacuación. La difusión de todos estos mensajes y
recomendaciones a través de los medios debe formar parte de esas
pautas de reacción ya establecidas.
Por último está la fase de socorro, ayuda y rehabilitación, don-
de la comunicación juega un papel crucial a la hora de detectar
necesidades, gestionar la ayuda y evaluar resultados. Los medios
son fundamentales para propiciar la percepción por parte de la
opinión pública de la relevancia y el impacto de una crisis de este
tipo, lo que puede convertirse en una fuente fundamental de mo-
vilización de energías y recursos de ayuda humanitaria, ya sea
en el ámbito local, nacional o incluso global. Más adelante debe
abrirse también el debate colectivo en torno a las responsabili-
dades y errores cometidos, de modo especial cuando se trata de
Consulta 127
Respuesta
El ideal ético es el cubrimiento de estos hechos para servicio de las
víctimas. Esto excluye toda clase de información sensacionalista, la
que convierte las catástrofes en un espectáculo lucrativo. Esta clase
de información olvida a las víctimas porque la prioridad es otra: el
aumento de la circulación o de la sintonía. Como se ve, inicialmente
es cuestión de prioridades.
El servicio a las víctimas se presta cuando la información man-
tiene el equilibrio entre dos extremos: el del sensacionalismo, que
difunde el miedo con toda clase de especulaciones, o con el énfa-
sis predominante en los datos más negativos y espectaculares. El
otro extremo es callar para no asustar y para no equivocarse; así,
la población se mantiene inconsciente de los peligros que corre.
Para mantener el equilibrio entre esos dos extremos, la informa-
ción debe ser cuidadosamente verificada y su enfoque debe ser el
propósito de prestar un servicio eficaz, no solo de responder a una
curiosidad.
Por tanto, se extreman los mecanismos de verificación. Se elimi-
nan los adjetivos que llevan consigo juicios de valor y se mantiene
claro el objetivo de solidaridad y de ayuda eficaz.
En circunstancias como estas, en que es fácil ceder a lo emocio-
nal, resulta de utilidad el trabajo en equipo y con unas definidas
líneas de política editorial.
Consulta 128
Respuesta
La práctica de comprar o vender noticias está vedada entre buenos
periodistas. Aunque es normal que el periodista y el fotógrafo vivan
de su trabajo, no lo es que el trabajo profesional de obtener infor-
mación de lo que sucede se convierta en una transacción o nego-
cio, en el que el acceso a aquella resulta condicionado por la mayor
o menor cantidad de dinero que se ofrezca a las fuentes.
El derecho a la información, que es derecho base de los otros
derechos, resultaría limitado y reducido en sus alcances por las po-
sibilidades económicas de los periodistas y sus medios.
La introducción de consideraciones comerciales en la recolección
de informaciones abre, además, el peligro de que por la motivación
de la paga se altere, se oculte o se privilegie por unos el conoci-
miento de los hechos que conciernen a todos.
La razón principal para este rechazo de la compraventa de noti-
cias es la necesidad de preservar a toda costa la completa indepen-
dencia del periodista. Ningún poder distinto al de la propia concien-
cia debe presionar sobre él; en este caso, el poder del dinero usado
por él o a él ofrecido. Los textos que se leen en los códigos de ética
no dejan ninguna duda al respecto: el buen periodismo no admite
el dinero ni como instrumento ni como presión.
Consideración aparte merece el poder corruptor del dinero sobre
las personas que hacen negocio con la información que obtienen
Documentación
Entre otras actividades consideradas intolerables para el periodista está
la de sobornar o ser sobornado para obtener o impartir información,
verdadera o inexacta, la cual no habría sido capaz de obtener o publicar
a través de los medios honestos y lógicamente aceptados en el ejercicio
de su vocación.
Código de los periodistas griegos.
Consulta 129
Respuesta
Sobre estos temas el periodista fluctúa entre dos actuaciones extremas.
• Dar por hecho que se trata de un engaño, sobre hechos falsos y asuntos
de superchería y de credulidad popular. Puesto que se trata de hechos
que se investigan y sobre los que no hay certezas sólidas, sería temera-
rio concluir, sin más, que se trata de ficción, engaño o ilusión. El papel
del periodista es dar a conocer los puntos de vista y las investigaciones
sobre estos hechos. Cuando se trata de aportes serios y de utilidad para
los lectores, es un servicio informativo darlos a conocer y contextuali-
zarlos con otros estudios.
• Dar por hecho que el fenómeno ha sido comprobado para justificar pu-
blicaciones imaginativas y de gran demanda entre el público. A falta de
razones serias, se echa mano de la ficción. El periodista, en razón de
su compromiso con la verdad y de su deber de ofrecer informaciones
comprobadas, en casos como este presta una ayuda eficaz cuando da a
conocer los distintos puntos de vista para estimular el debate y la inves-
tigación. Entre esas dos actitudes extremas, el periodista tiene delante
de sí una posición de equilibrio, o sea, la de contribuir a las investiga-
ciones con el aporte de la mayor cantidad de elementos que sirvan a
unos y a otros para elaborar sus explicaciones. La tarea del periodista
no es determinar si existen o no los extraterrestres, sino dar a conocer
Documentación
Nuestro futuro, el de los diarios que nacieron hace ya más de dos
siglos, dependerá de que seamos capaces de cumplir con el com-
promiso de suministrar a los ciudadanos una información veraz
para que estos puedan ejercer con libertad su soberanía. En la in-
troducción de La Guerra del Peloponeso, hace dos mil quinientos
años, Tucídides decía: “En cuanto a hechos acaecidos en el curso
de la guerra he considerado conveniente no relatarlos a partir de
la primera información que caía en mis manos ni cómo a mí me
parecía, sino escribiendo sobre aquellos que yo mismo había pre-
senciado, o que, cuando me informaban otros, he investigado caso
por caso, con toda la exactitud posible. La investigación ha sido la-
boriosa porque los testigos no han dado las mismas versiones so-
bre los mismos hechos, sino según las simpatías hacia unos u otros,
según la memoria de cada uno”. Nuestra memoria es frágil, incluso
cuando se trata de hechos recientes. Toda esta obligación de verifi-
car, contrastar, comprobar y luego contar, no según las preferencias
propias de cada uno, es nuestro reto, es el desafío de la verdad al
que debemos responder.
Jesús Ceberio. "Desafíos del periodismo real". Memoria del Seminario Internacional
convocado por Clarín en Buenos Aires, 2005, pp. 40, 41.
Consulta 130
Respuesta
La calidad del periodismo digital incluye, desde luego, todas las ca-
racterísticas del buen periodismo tradicional, pero, además, las que
resultan de las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías.
Es el caso del manejo de las fuentes, estas se multiplican en in-
ternet y esa facilidad trae consigo la obligación de confrontarlas,
de someterlas a crítica y de ofrecer al lector el acceso a fuentes
plurales y diversas. Como es sabido, al multiplicarse las fuentes en
internet, disminuye la identificación y la crítica de los contenidos
que aportan.
La tecnología digital ofrece posibilidades para hacer más comu-
nicable una información y para enriquecerla. El uso de esas posi-
bilidades es otro factor de calidad. El hipertexto, con los enlaces
que se ponen a disposición del lector, con las imágenes fijas o en
movimiento con que se ilustra la información, los sonidos de voces,
de multitudes o de la naturaleza con los que se le puede dar otra
dimensión a la información la hacen más comunicable y rica.
Ofrecen las nuevas tecnologías la posibilidad de que el periodista
profesional dedique su tiempo y esfuerzo a interpretar y profundi-
zar la información mientras el periodista ciudadano aporta lo que
él puede obtener: la materia prima de la información, los datos del
aquí y ahora, las reacciones iniciales, el testimonio inmediato. Así,
en esta tarea de colaboración, el periodista se aplicará a su tarea
Documentación
La red puede ser una herramienta que facilite la comunicación y la
información ciudadana con la inmediatez y la diversidad temática
que la caracterizan, pero nunca debería suplir el papel profesional
de los medios de comunicación.
Periodistas y ciudadanos comparten una responsabilidad social,
la de exigir a los medios el cumplimiento de unos principios demo-
cráticos de una sociedad del siglo xxi. El ciudadano tiene que ser
un colaborador directo del proceso, como fuente, como recolec-
tor de información, como contextualizador, como documentalista,
como garante de la veracidad y de la equidad de las fuentes en la
construcción de la actualidad. El periodista tiene asignadas tam-
bién todas estas funciones, pero ha de responder a una principal: la
calidad en el tratamiento de los contenidos periodísticos. La calidad
exige no solo informar, sino contrastar, señalar los antecedentes,
buscar, explicar y analizar las causas, proponer, diseñar una pers-
pectiva de futuro. Es un trabajo específico del informador que se
apoya en el servicio de los ciudadanos para ofrecer un servicio pú-
blico, exigencia primera de los medios de comunicación.
Hacer información ha pasado así de ser función narrativa a ser
función social con certificado de calidad. ¿Y quién exige ese nivel
de calidad a los medios? Los primeros interesados en conocer las
Consulta 131
Respuesta
La consulta hace referencia a dos aspectos diferentes: la intimidad
en internet. La propiedad intelectual sobre los materiales que apa-
recen en los medios digitales.
Ante todo es útil tener en cuenta las alteraciones que la tecno-
logía digital ha introducido en las aplicaciones de lo íntimo y en el
derecho de propiedad intelectual.
No ha desaparecido el derecho a la intimidad, pero quien quiera
resguardarla debe correr las cortinas. Internet ha abierto unas venta-
nas demasiado amplias que amenazan la intimidad y que obligan a las
Documentación
Más allá de las paredes de cristal del mundo empresarial hay quien
proclama: “Ya no le queda a usted ni un ápice de privacidad, vaya
acostumbrándose”. Aquí el cambio fundamental ha residido en las
tecnologías de recolección de datos asociadas a la economía del
comercio electrónico. En muchos casos, la fuente principal de in-
gresos de las empresas de comercio electrónico es la publicidad y el
marketing. Por otro lado, estas obtienen ingresos de las pancartas
publicitarias que cuelgan para sus usuarios.
Además, venden los datos personales de sus usuarios a sus clien-
tes con fines comerciales o los utilizan ellos mismos para definirlos
mejor. En todos los casos se consigue siempre una valiosísima in-
formación en cada clic efectuado dentro del sitio web. En Estados
Unidos, en el 92 % de los sitios web recogen los datos personales de
sus usuarios y los procesan de acuerdo a sus intereses comerciales.
Las empresas juran que solo los utilizan de forma agregada para
formar perfiles de mercado. Después de todo, la mayoría de los
consumidores no ejerce su derecho de opt-out que les permitiría
negarse a autorizar el uso de sus datos personales.
Consulta 132
Respuesta
Los directores de periódicos que recibieron los primeros volumino-
sos paquetes de cables obtenidos por Assange para Wikileaks fue-
ron cuidadosos: les aplicaron a esos cables las mismas normas que
cualquier periodista debe observar en su manejo de las fuentes;
por tanto, los sometieron al rigor de la comprobación.
También hicieron lo que en las redacciones es un proceso normal:
separar, en las informaciones que llegan, lo pertinente de lo no per-
tinente bajo el criterio de que solo es publicable lo que es de inte-
rés público; y finalmente, deliberaron sobre los efectos posibles de
una publicación para descartar o matizar lo que podría hacer daño
y darle relevancia a lo que podía servir al bien público.
Al actuar así quedaba claro que hay secretos publicables y secre-
tos que deben seguir siéndolo, y que la máxima prioridad es para
los secretos que deben conocerse por interés del bien público. Por
ejemplo, los asesinatos cometidos por militares de Estados Unidos
en Afganistán. Hay otros secretos, en cambio, que no deben ser pu-
blicados y así permanecieron silenciados: los que ponían en peligro
la seguridad pública.
Documentación
Hay un tipo de periodista que, aparentemente, se declara adepto
a la verdad, pero está dispuesto a desviarse de su camino siempre
que sea posible o cuando las circunstancias lo imponen. Estos son
los periodistas teleológicos, los que creen que adherirse a una regla
o axioma absoluto, como hacen los deontólogos, es irracional. Lo
que ellos aprecian es la moralidad del acto. Estos periodistas que
piensan en las consecuencias son los antikantianos, los relativistas,
los periodistas que opinan que esta desviación del camino de la ver-
dad en ciertos casos es un acto ético. Dado que estos periodistas se
preocupan por las consecuencias, ellos se dedican, naturalmente,
a aquellos actos que van a tener como resultado las consecuencias
que ellos desean.
Analicemos un ejemplo común. Un periodista que sabe el nom-
bre de la víctima de una violación, pero que decide dejarlo fuera del
relato se ha deslizado desde el estilo estrictamente periodístico al
estilo neutral. Todo tipo de razones puede usarse para justificar una
acción como esta: la posible venganza de la víctima o de su familia,
incluso otro peligro para ella, en el futuro, pero estas son justifica-
ciones subjetivas basadas en la opinión personal y que tienen que
ver algo con las posibles consecuencias, pero nada que ver con un
trabajo de plena divulgación. ¿El periodista tendría que usar en su
trabajo el nombre de una muchacha de catorce años que ha sido
golpeada, violada y sodomizada? Sería difícil revelar el nombre,
creemos, incluso para el periodista orientado hacia la verdad, pero
algunos periodistas orientados hacia la verdad pueden pensar que
tendrían que hacerlo.
Consulta 133
Respuesta
Contra un sentir extendido entre los usuarios de la tecnología di-
gital, los productos intelectuales o artísticos tienen dueño y es de
justicia darle el crédito correspondiente, lo mismo que la compen-
sación económica cuando se hace un uso comercial.
No siempre es posible identificar al autor del artículo, fotografía
o ilustración que se reproduce; en cambio, sí está a la vista el lugar
o página de donde se toma y esta es la información que debe darse
a falta de una más precisa sobre el autor.
Lo importante es que no se cree el equívoco sobre la autoría de
la obra. A merced de ese equívoco vienen las injustas y mentirosas
atribuciones con que alguien se apodera de una creación que no es
suya o crea apariencias engañosas sobre el autor de la obra.
Documentación
El nivel de relación de la actividad fotográfica con el derecho se da
en el campo de los derechos de autor, los cuales sirven para esta-
blecer la relación moral y patrimonial del autor con su obra.
En el Perú hubo una ley de propiedad intelectual en 1849, que
protegía los escritos, cartas geográficas, grabados y composiciones
musicales, pero no se mencionaba la fotografía, aunque por analo-
gía se la podía incluir. Un siglo después se promulgó la Ley 13714
de derechos de autor (en 1961) que, refiriéndose a la fotografía,
protege a su autor para que la explote en exclusividad por vein-
te años. Este plazo de exclusividad es menor que el asignado a las
obras literarias que, originalmente, era toda la vida del autor, más
cincuenta años contados desde la fecha de su muerte. El gobierno
de Alan García modificó esa norma en 1986 mediante la Ley 24518
y amplió el plazo de explotación de la obra literaria a la duración de
la vida de los hijos, cónyuge y padres del autor.
La Ley 13714 tiene un reglamento extenso donde la fotografía ocu-
pa un lugar limitado. Hay disposiciones adicionales sobre la propie-
dad de las obras artísticas y dice que las obras literarias y artísticas
son bienes de la propiedad conyugal y que los frutos que de ellas
provengan son bienes sociales, es decir, comunes.
José Perla Anaya. Derecho de la comunicación. Didí de Arteta, Lima, 2003, pp. 204, 205.
Respuesta
De hecho lo están cambiando. La muy amplia gama de posibilida-
des que ofrece internet la están aprovechando medios y periodis-
tas que, así, están transformando el periodismo. Menciono algunas
de esas posibilidades:
La apertura al otro. Las facilidades de comunicación con los habi-
tantes del mundo han cambiado el sentido de la palabra “prójimo”,
que antes se refería a la vecindad espacial. Prójimo era el que esta-
ba espacialmente cercano: la familia, los vecinos, los compañeros
de trabajo o de estudio o de asociación. Hoy prójimo es todo aquel
que se encuentra al alcance en la red. No importa la distancia, la
nacionalidad, la cultura o el régimen político, cualquier humano
puede ser fuente o tema para el periodista. Si cada ser humano es
una potencial y viva fuente de información, esta multiplicación de
las fuentes amplía las posibilidades de información, de tolerancia y
de enriquecimiento cultural del periodista.
La tecnología digital amplía el abanico de las posibilidades de co-
nocimiento para el periodista y para sus receptores de información;
por tanto, al hacer más accesible el conocimiento, garantiza la solidez
de la libertad. La libertad se fortalece con decisiones y estas ganan
en calidad y en cantidad cuando se apoyan en un conocimiento más
completo, que es el que puede obtener el periodista en internet.
Hay que agregar que el mundo digital ha previsto la infraestruc-
tura para las redes sociales, un instrumento del que se vale el pe-
riodista para ampliar sus contactos y su visión de las personas y de
la opinión pública.
Estos son los elementos y los usos positivos que hacen progresar
al periodismo. También hay posibilidades negativas que vuelven su-
perficial, irresponsable y dañino al periodismo. Al fin y al cabo, lo
digital es un instrumento que es bueno o malo según quien lo use.
Consulta 135
Respuesta
En la práctica de los medios, la actitud más positiva es la que con-
vierte a estos ciudadanos emisores en colaboradores que aportan
una materia prima de la información. Esos medios (periódicos, noti-
cieros de radio o de televisión) sienten que pueden estar presentes
Documentación
Las cartas al editor existen en la prensa escrita desde hace más de
200 años; y ya en los años noventa del siglo pasado aparecieron
las primeras iniciativas encaminadas a aproximar al periodista al
ciudadano a través del periodismo público. Internet, sin embargo,
aportaba una novedad sustancial: la posibilidad de una relación di-
recta en tiempo real entre periodistas y lectores, y entre los propios
lectores. Cuando esa relación se produce en el marco de los me-
dios, se denomina periodismo participativo. El salto es cualitativo.
El ciudadano aporta contenidos originales que los medios pueden
publicar o utilizar para elaborar informaciones.
Los medios tradicionales incorporaron la participación con su do-
ble objetivo. Por un lado, para legitimarse en concordancia con su
función democrática, ofreciendo espacios para la deliberación en-
tre ciudadanos. Por otro, como aporte de una estrategia económica
encaminada a fidelizar a la audiencia. Y los periodistas reaccionaron
Consulta 136
Respuesta
La legitimidad de esta clase de contenidos depende de la claridad
del pacto implícito que se hace con los receptores de la informa-
ción. Este pacto es posible con audiencias limitadas y habituales
que participan conscientemente en las noticias juego. Cuando eso
no es posible por la magnitud y heterogeneidad de la audiencia, el
peligro de engaño aumenta.
Es un peligro que puede ocurrir por doble vía:
Documentación
El efecto de la noticia es conseguir que la gente hable de aquel hecho
que la noticia define y comunica y que, al hablar de él, piense en lo
que significa. El significado de las cosas y las acciones se concreta en
la conversación y cuando la gente piensa en lo que dicen los medios
que pasa en el mundo, se pregunta enseguida qué va a pasar, cuáles
serán los efectos y consecuencias de aquel hecho, qué otros hechos
van a seguirle. Esto supone que toda noticia hace pensar al que la
recibe en sus repercusiones, lo que equivale a pensar oscuramente
en las noticias que van a seguir y en su posible significado.
Por consiguiente, puede decirse que es más noticia que otra
aquella que más se quede grabada en la mente del lector u oyente
y durante más tiempo le ayude a interpretar un cierto número de
hechos sucesivos y posteriores. También se puede decir que es más
noticia que otra la que abra un filón de hechos más importantes y
duraderos, la que modifique más el curso de los acontecimientos o
que tenga mayor trascendencia en el futuro. En definitiva, puede
decirse que es más noticia aquella que tendrá más repercusiones,
que hará hacer y decir más cosas, que se prolongará más tiempo en
el mismo medio que la ha dado y en otros que la recojan.
La noticia más útil al lector u oyente, aquella por la que con razón
pudiera pagar más, será aquella que mejor le sirva para entender
lo que pasa y hacerse cargo de lo que va a pasar, o también para
entender lo que le espera y en lo que él mismo pueda influir. La
noticia más provechosa para la actuación de más personas durante
más tiempo será, con toda lógica, más noticia que aquella que sirva
a menos personas para actuar durante menos tiempo y mucho más
que aquella que ni siquiera consiguió que la gente hable de un he-
cho y, al hacerlo, piense en él.
Lorenzo Gomis. Teoría del periodismo. Paidós, Barcelona, 1997, pp. 92, 93.
Respuesta
Las redes sociales, “ese lugar intermedio entre lo privado y lo públi-
co, entre lo personal y lo social” (expresiones de Darío Pompili en
La herencia de lo digital), precisan los conceptos sobre lo público
y lo privado y abren nuevas perspectivas a la comunicación. No es
extraño, por tanto, que cuando una polémica se traslada de las pá-
ginas del periódico a la pantalla, se produzca algún desconcierto,
como si alguien estuviera violando confidencialidades.
Las redes sociales no solo amplían el campo de la influencia en el
que se desarrolla una polémica o el alcance de una información, sino
que rompen el estrecho esquema de la comunicación a través del pe-
riódico. Según este, el emisor (director del periódico, columnistas o
reporteros) difunde contenidos para unos receptores que, de manera
limitada, pueden interactuar con una respuesta, réplica o reacción.
En las redes sociales el receptor es también emisor, con capacidad
de respuesta e interactividad, lo que convierte la polémica libre en un
medio para buscar la verdad, contrastar opiniones y rechazar errores.
Es, pues, instrumento de búsqueda colectiva de la verdad sin las
limitaciones de los medios clásicos de comunicación. Por otra parte,
no puede acusarse a quienes se valen de las redes sociales por vio-
lación de privacidad alguna. Lo que se discute en las páginas de un
periódico es público, aunque con difusión limitada si se compara con
lo que obtienen las redes sociales. Uno y otro medio sirven como pla-
taforma para la discusión de puntos de vista y lo ideal es que cuanto
aparece en las redes también sea conocido en el medio impreso.
Respuesta
No es el uso de las imágenes el que resulta cuestionable, sino la
manera de hacerlo. Una emisión por el estilo de “¡Extra! ¡Tenemos
imágenes exclusivas del asesinato!”, es claramente reprochable.
Sería, en tal caso, un tratamiento indebido por la falta de respeto
a la víctima y a su familia. Es convertir una muerte en mercancía.
Tal uso del video, con intención comercial, se distancia de la in-
tención de servicio público que debe presidir las acciones del pe-
riodista profesional.
Esta voluntad de servicio es la que aconseja el uso ético de estas
imágenes. Es un servicio que las convierte en material de denuncia
o de análisis razonado del hecho para información del público.
Cuando los manuales de estilo o los códigos de ética rechazan el
uso sensacionalista de las imágenes, tienen en cuenta la diferencia
que existe entre una información que solo estimula los sentidos y la
curiosidad y la que estimula la inteligencia y promueve la búsqueda
de causas y soluciones, e impulsa, además, la participación para
que el crimen no se repita y la sociedad exija mecanismos y accio-
nes de prevención del delito.
Una información así provee elementos de conocimiento para el
desarrollo humano de la sociedad; lo sensacionalista, en cambio,
contribuye al distanciamiento y a la pérdida de sensibilidad de las
audiencias frente al mal.
Documentación
Cuando en una sociedad la crueldad se vuelve en cierta manera “nor-
malizada”, la propia compasión termina por sufrir las consecuencias.
Y me parece que en la actualidad estamos asistiendo a este proceso,
Respuesta
Ni los tuiteros ni los grafiteros ni los blogueros ni los que tienen
cuenta activa en Facebook pueden llamarse periodistas por razón
de esas actividades comunicativas.
Es cierto que se comunican con públicos que pueden llegar a ser
más extensos que los de cualquier periódico; que pueden comu-
nicarse con mayor frecuencia que un periódico; que pueden tener
la misma periodicidad en su comunicación que un periódico. Sin
embargo, no son periodistas. Para serlo necesitarían:
Consulta 140
Respuesta
Es importante entender que tener a disposición un poder crea unas
exigencias de responsabilidad proporcionales a la magnitud de ese
poder. La tecnología digital pone en las manos del usuario un po-
der que no era conocido. Forma parte de ese poder el cubrimiento
Documentación
La pornografía infantil es un caso extremo, pero lo mismo se puede
decir de ejemplos relativamente inocuos como lo trivial, lo raro,
lo ridículo, que también encontraron en internet un medio en que
todo lo que reprime, verifica y corrige puede ser sorteado y todo lo
que refuerza puede ser buscado una y otra vez. Así, por ejemplo, el
que crea en hadas puede estar seguro de encontrar confirmación
psicológica en la red y no necesita ocuparse de la crítica científica;
el filósofo casero con una grandiosa, pero completamente vacua
teoría de todo encuentra tarde o temprano grupos de gente cuyo
conocimiento y perspicacia crítica son todavía menores, pero es-
tán dispuestos a dejarse impresionar. Esto explica por qué internet
Consulta 141
Respuesta
La rectificación es un deber del medio periodístico y un derecho
de quien recibe información cuando está comprobado el error del
periodista. Ese error debe comprobarse de modo claro, como resul-
tado de una investigación suficiente.
Documentación
Cuando aparezca un error comprobado sobre materia grave que
pueda lesionar los intereses del lector o del protagonista de un he-
cho sobre el cual se haya informado, las directivas de la redacción
en coordinación con el defensor del lector y el departamento jurí-
dico decidirán si rectifican y determinarán la forma en que lo harán.
En los casos de correcciones y aclaraciones también debe oírse el
punto de vista del periodista que las motivó.
Los textos de una rectificación, corrección o aclaración no pueden
tener la palabra involuntario ni sus derivaciones o sinónimos. Se pue-
de presumir que en el periódico no puede haber errores voluntarios.
Debe ser el propio diario el que rectifique los errores en que pudo
haber incurrido, aunque no lo pida el interesado.
Consulta 142
Respuesta
Teóricamente tiene validez la distinción entre lo que se hace como
trabajador de una empresa y lo que se hace como persona particular.
Cuando esta teoría se aplica en la práctica comienzan las dificul-
tades, que son menores si el trabajador opera en una ensamblado-
ra de autos o en una fábrica de tortillas, en las que las dos identida-
des, la de trabajador y la de persona particular, solo están limitadas
por el secreto industrial o profesional que obliga tanto al trabajador
como a la persona particular.
Documentación
Si el periodista conoce los principios éticos de su profesión y es ca-
paz de reflexionar sobre ellos en el ejercicio profesional, esto signi-
fica que tiene conciencia ética y que, como resultado de ella, está
desarrollando la autocrítica como parte de su sentido de la respon-
sabilidad. La autocrítica señalada por Walter Williams, decano de
Periodismo de la Universidad de Missouri en 1923, ha sido recogida
por el código de ética del Círculo de Periodistas de Bogotá de 1990
y en la Declaración del Colegio de Periodistas de Costa Rica del 20
de abril de 2004. Mientras el de Bogotá plantea que “son aconse-
jables la autocrítica profesional y el debate público de los temas
relacionados con la información”, la Declaración de Costa Rica se-
ñala que “es pertinente establecer vínculos entre los individuos que
comparten la profesión de la comunicación y promover la constan-
te autocrítica, como actitud que guía al buen comunicador”.
De esta manera, la conciencia ética del profesional, es decir su
capacidad para reflexionar sobre los principios deontológicos, se
amplía a la discusión autocrítica en el ámbito de las organizacio-
nes profesionales del periodismo, evitando la autocomplacencia y
Consulta 143
Respuesta
Son relaciones que deben plantearse con claridad, puesto que po-
nen a prueba la identidad profesional del periodista y la consisten-
cia de su servicio a la sociedad.
Lo mismo que sucede entre medios impresos y publicidad o en
su relación con la televisión o la radio, la publicidad aprovecha el
medio informativo como plataforma o rampa de lanzamiento de
sus campañas. Su objetivo es ganar para sus productos, servicios,
instituciones o personas que anuncia la credibilidad del medio. Lo
que aparentemente es un negocio: tú le das espacio a mi anuncio y
yo pago por él. Pero el periodista detecta algo más que un negocio:
no se trata solo de un espacio para anunciar, sino del aprovecha-
miento de un intangible que se llama credibilidad, asociada a ese
factor fundamental que es la confianza. El mensaje real es, por tan-
to, que así como tus lectores confían en tu información, que tam-
bién lleguen a creer en la mía. Ese fue el esquema de la relación de
Documentación
En esta primera década de periodismo online hay cinco cosas:
Consulta 144
Respuesta
Los dilemas éticos son los mismos, ha cambiado su frecuencia e in-
tensidad. Esto significa que internet, al aumentar el poder de quien
comunica ha intensificado su responsabilidad; al multiplicar y po-
tenciar las herramientas de trabajo, ha hecho más fuerte el deber
de llevar a cabo las posibilidades de cada uno; al facilitar el contac-
to entre las personas, ha intensificado los deberes para con ellos.
No es, pues, una nueva ética, es una ética más exigente porque
debe responder a un poder más grande.
Documentación
Hay algunos aspectos que no solo no cambian, sino que acentúan
la responsabilidad del profesional de la información. Por ejemplo,
cuando un editor hace su trabajo realiza una tarea indispensable de
ordenamiento, jerarquización y correcta presentación.
Revisión de textos, distribución de tareas, fijación de plazos de
entrega; todos estos son apenas esenciales de la labor informativa
y, por tanto, parece difícil que en algún momento los pueda reem-
plazar una máquina. Al revisar en esta perspectiva estas complejas
relaciones de trabajo, se redescubre no solo la importancia de la
estructura interna del medio, sino también el fundamento de al-
gunas rutinas básicas, como el chequeo de datos, el buen reporteo
y el procesamiento responsable y la entrega cuidadosa de la infor-
mación obtenida.
Respuesta
Unos cuantos datos históricos permiten comprobar la evolución
que ha tenido la definición de periodista.
Algunos creen ver la más antigua versión de un periodista en el
soldado Filípides, que corrió 40 kilómetros para llevar noticias en el
año 49 a. C. sobre la batalla de Maratón. Si es así, el periodista se
define como el que lleva y trae noticias.
En el siglo xiii aparece otro antepasado: el redactor de los Avisi
en Italia, o de los Zeitungen en Alemania; hojas manuscritas con
noticias para el gobernante. De acuerdo con esto, periodista sería
el que informa al poder.
En Inglaterra se miró al periodista como el que escribía para de-
fenderse de las calumnias. Hasta entonces era un delito publicar
críticas contra los gobernantes. Esta idea fue rebatida en 1735 en el
juicio contra Peter Zenger en Nueva York, acusado por sus críticas
al gobernador británico de Nueva York. Absuelto, con ayuda de un
impresor llamado Benjamín Franklin, abrió el paso para una defini-
ción del periodista como fiscal del poder.
En la guerra civil de Estados Unidos se le vio como el que da la
versión de las guerras.
A finales del siglo xix, la competencia de Randolph Hearst y Jo-
seph Pulitzer en Estados Unidos impuso otra definición del perio-
dista como el cazador de noticias de sensación, por lo raras o por-
que permitían mirar por el ojo de las cerraduras.
A mediados del siglo xx se abrió paso otra imagen: la del periodis-
ta intérprete de los hechos y de la vida de la sociedad.
Hoy el periodista no es solo los ojos y oídos de la sociedad. Es su
entendimiento. Estimula, no solo los sentidos, también la inteligen-
cia y la voluntad de los receptores.
Documentación
En una época en que gracias a internet cualquiera puede ejercer
de reportero o comentarista, nos movemos en un periodismo de
dos direcciones, sostiene Seeley Brown. El periodista se convierte
en líder de un foro, o en mediador, más que en profesor o confe-
rencista. El ciudadano deja de ser exclusivamente consumidor y se
convierte en prosumidor, es decir, en consumidor y productor.
La interacción con el lector se convierte en parte integral de la
noticia a medida que esta evoluciona. Sirva de ejemplo lo ocurrido
en 1999 con un perfil biográfico del periodista Cody Shearer escrito
por A. O. Scott para Slate, una revista electrónica. Joe Conason se
percató de que el artículo estaba lleno de imprecisiones y envió un
correo electrónico a Slate, que por su parte no tardó en corregir
la información. A partir de ese momento, todo el que entraba al
artículo de Scott leía una versión corregida que mencionaba a Joe
Conason en una nota de agradecimiento e incluía un vínculo que
daba acceso a su mensaje de queja.
Esta interacción tan propia de las nuevas tecnologías es una clase
de periodismo que recuerda al periodismo de conversación, al pri-
mer periodismo que hace 400 años nacía en cafés y casas públicas.
Desde ese punto de vista, la era digital no provoca ningún cambio
fundamental en la función del periodismo. Es posible que las técni-
cas hayan variado, pero los principios subyacentes son los mismos.
El primer compromiso del periodismo es la comprobación.
Tanto si la desempeña un escritor idealista del Siglo de las Luces o un
teórico de Silicon Valley, ¿cómo se lleva a cabo esta función en la prác-
tica? ¿De qué manera actúa la prensa libre en su papel de baluarte de
la democracia? ¿Llega a actuar en la realidad de alguna forma?
Bill Kovach y Tom Rosenstiel. Los elementos del periodismo.
Respuesta
Los robots, lo mismo que el llamado periodismo ciudadano, tienen
una aplicación provechosa para los periodistas profesionales: están
poniendo en evidencia actividades que, aunque usualmente des-
empeñadas por los periodistas, no son esencialmente periodísti-
cas. En otras palabras, los robots hacen y muestran lo que el perio-
dista no debe considerar esencial para su profesión.
Cualquier tarea que puede ser hecha mecánicamente, con técni-
ca de robot, no es de la esencia de la profesión. El periodista acos-
tumbrado a esas tareas (que son las que cumple el robot o el perio-
dismo ciudadano) está lejos de la esencia.
Esta comprobación lleva a una segunda, que es la respuesta a la
pregunta “¿y cuál es esa esencia de la profesión?”.
Como ya lo decía Pulitzer, el periodismo no es solo dar noticias.
En efecto, es mucho más que eso, de modo que ningún avance
tecnológico podrá reemplazar al periodista que hace entender la
información, que la ubica dentro de un proceso, que sabe destacar
sus proyecciones y que la convierte en un estímulo para la partici-
pación. Son actividades que el periodista desarrolla en la medida
en que informa para cambiar algo todos los días y para convertir a
sus receptores en conciencia de la historia diaria. Estas tareas, nada
rutinarias, se están destacando merced al apremio (para algunos
amenaza) de las nuevas tecnologías.
Respuesta
Es claro que la propiedad intelectual sobre las noticias solo se pue-
de alegar cuando se trata de exclusivas. “Las noticias de actualidad,
los discursos pronunciados o leídos en asambleas deliberantes, en
los debates judiciales, pueden publicarse sin necesidad de autoriza-
ción alguna”, prescribe en Colombia la ley 23/87, al parecer apoya-
da en el Convenio de Berna para la Protección de las Obras Litera-
rias y Artísticas, aprobado en 1952 y revisado en París en 1971. Esa
protección “no se aplicará a las noticias del día ni a los sucesos que
tengan el simple carácter de informaciones de prensa”.
Desde el punto de vista legal esta es la situación. La ética es aún
más severa que la ley e impone una norma de justicia: o sea, reco-
nocer el autor o medio de donde se tomó la noticia mediante el
crédito correspondiente.
Esto obedece al talante ético del periodista que no se apropia
del trabajo ajeno ni crea la apariencia de haber llevado a cabo un
trabajo que no ejecutó. Esta, además de ser una acción de justicia,
es de veracidad. Son dos valores que, sumados, determinan una
conducta que va más allá de lo que prescriben las leyes.
Documentación
El Convenio de Berna de 1952, revisado en París en 1971, para la
protección de las obras literarias y artísticas, establece en el nume-
ral 8 de su artículo 2 que “la protección del presente Convenio no
se aplicará a las noticias ni a los sucesos que tengan el carácter de
simples informaciones de prensa. Todo lo anterior por cuanto no
alcanzan el umbral ni cumplen las condiciones requeridas para ser
incluidas entre las obras literarias o artísticas”.
Consulta 149
Respuesta
Son los últimos días para una clase de periodismo que ha venido
perdiendo sentido, aún antes de la era internet. Me refiero a ese
periodismo que se dirigía solo a los sentidos de la gente y que bus-
caba, a la vez, impactar y vender con una versión audiovisual de la
historia de cada día.
Es un periodismo fácil de reconocer por sus titulares de escánda-
lo, sus imágenes de sensación y sus versiones novelescas. En efec-
to, todo para esta clase de periodismo es susceptible de convertirse
en un entretenido y atractivo espectáculo para ver y oír.
Documentación
En una entrevista, Rushworth Kidder, fundador y presidente del Ins-
tituto para la Ética Global respondió a la pregunta: ¿qué va a ocurrir
en el futuro cuando todo el mundo, gracias a internet, esté conec-
tado y tenga acceso a la información? ¿Quién va a asumir la respon-
sabilidad social de la prensa; el papel que los periodistas amamos
destacar de nuestra labor? ¿Ha pensado usted en eso? Porque es
un subproducto de las nuevas tecnologías.
La respuesta fue categórica: