You are on page 1of 316

EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN

Consultorio de ética periodística


Los mejores casos, Vol. II

Colección Nuevo Periodismo


Los mejores casos, Vol. II
Catalogación en la publicación – Biblioteca Nacional de Colombia

Restrepo, Javier Darío, 1932-


El zumbido y el moscardón : consultorio de ética periodística. vol. II /
Javier Darío Restrepo. -- Cartagena : Fundación Gabriel García Márquez para
el Nuevo Periodismo Iberoamericano ; Medellín : Tragaluz Editores, 2016.
p. – (Colección nuevo periodismo)

ISBN 978-958-8845-64-7

1. Ética periodística 2. Periodismo I. Título II. Serie

CDD: 174.907 ed. 23 CO-BoBN– a979335

El zumbido y el moscardón. Consultorio de ética periodística. Los mejores casos, vol. ii


Javier Darío Restrepo

Prólogo de
Gumersindo Lafuente

©Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, 2016


© Javier Darío Restrepo, 2016
ISBN: 978-958-8845-64-7

Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano


Director General
Jaime Abello Banfi
Director Ejecutivo
Ricardo Corredor Cure
Director de Programas
José Luis Novoa
Directora Administrativa y Financiera
Ana Teresa Hernández
Director de Estrategia Digital y Contenidos
Carlos Serrano
Selección y edición de las consultas
Hernán Restrepo y Carlos Serrano
Edición y diseño
Tragaluz Editores
Diseño de portada
Paola Nirta
Impresión
Publicaciones VID

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra sin consentimiento escrito del editor.

Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano


Centro, calle San Juan de Dios # 3- 121, Cartagena, Colombia
www.fnpi.org
Este libro es parte del programa Ética Segura, desarrollado por la Fundación
Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-
en alianza con SURA, y que busca abrir espacios de reflexión y debate
acerca de los cambiantes desafíos éticos que enfrentan los periodistas en
un contexto de profundas transformaciones de la práctica, el negocio y la
función social del periodismo.

SURA cree en el periodismo ético, responsable e independiente, que


contribuye a construir una sociedad mejor informada, más incluyente
y democrática. Por eso, es aliado de la FNPI en el reconocimiento y la
promoción de buenas prácticas que permitan, desde la ética, fortalecer un
oficio vital para el desarrollo de nuestra sociedad.
Contenido

Prólogo, Ética para tiempos convulsos....................................... 9

Periodismo, ética e internet.......................................................... 11

Quince años de respuestas............................................................ 23

150 Casos del Consultorio Ético.................................................. 29


• Los fundamentos de la ética periodística............................31
• Principios y valores elementales del periodismo................39
• El compromiso con la verdad..............................................56
• Estudiar periodismo ...........................................................64
• Redacción y ortografía en el periodismo............................70
• Las ruedas de prensa..........................................................74
• Informar en épocas electorales..........................................80
• Informar sobre guerra y paz...............................................86
• Informar sobre suicidios.....................................................94
• Informar sobre niñez..........................................................98
• Informar sobre discriminación ...........................................103
• Manejo de las fuentes........................................................112
• Relación con las audiencias................................................120
• La libertad de prensa y la libertad de expresión.................129
• Compatibilidad del periodismo . ........................................148
• Relación con el medio ........................................................154
• Periodismo y publicidad . ...................................................164
• La autorregulación .............................................................168
• La censura...........................................................................178
• Lidiar con amenazas . .........................................................183

7
• Fotoperiodismo...................................................................193
• El humor gráfico y la caricatura . ........................................221
• El periodismo de espectáculos o entretenimiento ............230
• El periodismo de salud . .....................................................239
• Periodismo de opinión........................................................248
• El periodismo en catástrofes y terrorismo..........................257
• Fenómenos extraterrestres.................................................272
• Ética en la era digital...........................................................274

8 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Prólogo
Ética para tiempos convulsos
Po r
Gumersindo Lafuente

En estos tiempos inciertos en los que cada día a los periodistas nos
preguntan por la supervivencia de nuestro oficio; en este mundo veloz
en el que muchas veces ni nosotros mismos sabemos qué responder;
en este ecosistema atropellado en el que la fuerza de la tecnología ha
cambiado los cimientos en los que se asentaba nuestro trabajo, es más
necesario que nunca amarrarse fuerte al rigor, la credibilidad, el servicio
público y la ética. Ese puñado de ideas básicas sin las cuales el periodis-
mo no sería tal.
Vivimos sumergidos en un barullo terminológico que intenta
confundir todo el rato comunicación, publicidad y marketing con
periodismo. Las “fuerzas del mal” de la política y la economía están
aprovechando la debilidad del modelo de los medios, acosados por
la pujanza de internet y las redes, para colar en su portería los goles
que durante tantos años los periodistas estábamos acostumbrados
a detener.
Los ejecutivos, agobiados por las pérdidas y equivocados pensan-
do que las recetas que valen para vender autos o ropa también
sirven para las noticias, no dejan de cometer errores. Su falta de
criterio se está convirtiendo en una de las grandes amenazas.
Los periodistas, muchas veces presionados por la obtención de
tráfico rápido y fácil, otras por pereza o falta de talento, corremos
el riesgo de tirar el prestigio del oficio por la ventana y que quede
irremediablemente hecho añicos sobre el suelo.
La gente, el público, los antes pasivos lectores, auditan hoy de
forma permanente y activa nuestro trabajo. Es el control social de

Prólogo 9
la información. Los periodistas, acostumbrados a vivir protegidos
en una especie de oligopolio de la intermediación, tenemos que
compartir ahora ese espacio con millones de personas que dispo-
nen de las mismas herramientas que nosotros para hacerse oír.
Acostumbrados a vivir transiciones de medios escritos a audiovi-
suales sin grandes traumas, no estábamos preparados para la gran
disrupción que supone internet. Como dice el maestro Restrepo,
“internet se convierte en un desafío ético porque es un poder. Se
revelaron como poder la escritura, los libros, los periódicos, la radio
y la televisión. Internet los supera como poder”.
Poder y desafío ético. Dos ingredientes que en realidad no de-
berían sorprender a cualquier buen periodista. Siempre hemos es-
tado rodeados de ambos. Y no podemos echarle la culpa a la tec-
nología de nuestros males. Somos nosotros, con nuestro talento,
trabajo y compromiso, con un sentido de rebeldía cotidiana y con
la ética como arma suprema del oficio, los que estamos llamados a
reivindicar su utilidad y su relevancia en este nuevo escenario lleno
de trampas e incertidumbres.
Por eso este libro que nace gracias al Consultorio Ético de la FNPI,
en el que Javier Darío Restrepo nos regala su excelencia, y compa-
ñeros de varios países nos aportan sus inquietudes, es tan impor-
tante. Justo ahora, en tiempos convulsos, es cuando más necesita-
mos saber dónde y cómo debe estar el periodismo.

10 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Periodismo, ética e internet
Po r
Javier Darío Restrepo

Dos historias paralelas

Hubo un tiempo en que los humanos no sabían leer ni escribir y en


que solo usaban la voz y los gestos para comunicarse entre sí. En
las ruinas de Pompeya se encontraron testimonios del tiempo en
que ese analfabetismo de la especie comenzó a ceder. Fue en unos
recibos del comisario Jucundus donde los investigadores pudieron
concluir que siete de cada trece ciudadanos sabían escribir y solo
tres entre trece tenían el hábito de la escritura. Además, la de la es-
critura era una ocupación de esclavos, porque el romano cultivado
tenía una memoria auditiva.
Estos datos del siglo i de la era cristiana vienen a cuento como
referencia para emprender un recorrido por la evolución que han
tenido las tecnologías de las comunicaciones, paralela al desarrollo
de la conciencia ética de sus usuarios.
Puesto que en aquellas remotas épocas la escritura (esa elemen-
tal tecnología de la comunicación) no se miraba como un meca-
nismo de poder, no merecía consideración ética alguna. Hay que
insistir en el dato: leer y escribir eran asuntos de esclavos. El ciuda-
dano poderoso tenía esclavos que escribían por él y leían para él.
Este medio de comunicación comenzó a revelar su importancia en
las universidades, donde hacia finales del siglo xiii, los estudiantes
se habían acostumbrado a copiar las clases que dictaban sus pro-
fesores. Hay miniaturas de la época que muestran al estudiantado
escuchando y copiando. Se decía que los profesores dictaban para
la pluma o para el cálamo (en referencia a la pluma de ave) o para
la caña recortada que servían para escribir.

Periodismo, ética e internet 11


La Edad Media recibió las tablas de cera y los punzones, el pergami-
no, la caña, la pluma y el pincel; después vendría de la China el papel
y, como invención propia, Europa recibiría la ordenación alfabética
de las letras, la planificación de las páginas y los índices temáticos.
Anotan los historiadores, sin afán retórico, que coincidieron en la
misma época las grandes catedrales góticas y el libro portátil, que
reemplazó al libro monumental y profusamente ornamentado. Para
entonces, el libro y la escritura se relacionaron con el poder y los
conflictos éticos vinculados al medio de comunicación comenzaron
a formularse. También entonces se pudo hablar de brecha entre los
que tenían acceso a los textos, y podían leerlos en monasterios ri-
cos y universidades que poseían aquellos libros monumentales, y la
mayoría de la población, que apenas si sabía de la existencia de los
libros o que si los tenía a su alcance, no podía leerlos, circunstancia
que reveló el deber de la comunicabilidad que se cumplía con las
pinturas que acercaban a la población analfabeta los contenidos
de los textos; de ahí surgiría otro deber ético: el de ser fieles a las
realidades y a la doctrina, un esbozo de lo que hoy conocemos los
periodistas como compromiso con la verdad.
Llámese una ética en borrador o esbozo primitivo de la ética
periodística, pero evidencia de que esas primitivas y toscas mani-
festaciones de la técnica de la comunicación traían de la mano los
deberes éticos, porque donde aparece una manifestación de poder,
surge como su aura el deber ético.
En una sugestiva nota de pie de página en su libro El viñedo del
texto, Iván Illich menciona como hardware del siglo xii el papel, la
vitela o las plumas con punta de fieltro, y como software las notas
de pie de página, los subrayados, los índices o los cambios de tipo
de letra. Así hace notar este autor la persistencia, a través del tiem-
po, de unas señales de identificación de la actividad comunicativa.
También fue clara en esos remotos comienzos la naturaleza del
poder que confería la palabra escrita. De Casiodoro es este texto:
“Qué feliz invento. Predicar a los hombres con la mano, abrir sus
lenguas con el dedo, otorgar la salvación silenciosa a los morta-
les y luchar contra el diablo con la pluma y la tinta”. Expresiones
claras del sentido de la responsabilidad que produce el poder de

12 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
comunicar. No se estaba inventando una nueva ética, se estaba to-
mando conciencia de un nuevo poder y de sus obligaciones.
Así ocurrió cuando en 1455 Gutenberg y sus asociados abrieron la
edad de la imprenta en el mundo occidental. Los chinos se habían
adelantado con su libro de siete hojas pegadas una tras otra en 868
y con aquellas planchas de madera grabadas en relieve con las obras
de Confucio, publicadas en 953. Con la Biblia de Gutenberg volvió a
suceder: ¿cómo responder por los efectos que traería la aplicación
de esa nueva tecnología? Fue una percepción ética la que provocó
el fenómeno de las biblias encadenadas, porque los productos de la
imprenta no podían caer en todas las manos sin daño.
En 1631, con la aparición de La Gazette de Teophraste Renaudot,
era la primera vez que se imprimían con periodicidad regular
las noticias. Renaudot es consciente de la implicación ética del
privilegio obtenido del rey y de la aplicación de una técnica nacida
dos siglos antes. Por eso escribe en su primer editorial: “A todos
aquellos que son como yo, amantes de la verdad”. Era un poder en
función de la verdad, como repetirían hasta convertirlo en fórmula
sacramental y en lugar trillado todos los directores de periódicos
del mundo en sus primeras ediciones. Y lo que fue un instrumen-
to militar, operado desde la torre Eiffel en la Primera Guerra Mun-
dial, en 1922 daría lugar a la aparición del primer radioperiódico en
Francia, seguido una semana después por la BBC Noticias.
Con estos noticieros nació la preocupación por el poder que sig-
nificaba la posibilidad de difundir relatos de un hecho mientras se
desarrollaba y para un público que así tomaba contacto con acon-
tecimientos cuyo desenlace era desconocido.
Desde entonces comenzó la cavilación sobre un fenómeno que
había propiciado la tecnología de la radio: el hombre lograba
una comunicación que lo liberaba de las ataduras del aquí y del
ahora. El espacio y el tiempo cedían su rigor carcelario y se hacía
posible conocer lo que sucedía en los lugares más distantes del
mundo en el momento mismo en que el hecho ocurría. Y así se
renovaban, acentuándose, los viejos conflictos éticos del com-
promiso con la verdad y de responsabilidad sobre los efectos de
esa información instantánea.

Periodismo, ética e internet 13


Esos interrogantes se plantearon después de aquellas primeras emi-
siones de televisión, también desde la torre Eiffel, en 1935 y dos años
después de la Exposición Internacional de París. El avance tecnológico
multiplica las inquietudes éticas a partir de hechos contundentes:

• El público de la televisión supera en poco tiempo al de los periódicos.


• Es un medio, el más democrático que el mundo puede permitirse, se-
gún la expresión de Boretsky y Yurovsky, dos autores soviéticos.
• Es global y no censurada, crea la ilusión de absoluta autenticidad, pro-
duce la ilusión de un encuentro individual, genera otra clase de público
y produce una absoluta comunicabilidad.

Son las observaciones, algunas ingenuas vistas desde hoy, de los


primeros televidentes. Cada una supone la reedición de los prime-
ros postulados éticos como respuesta a una nueva situación.
Así, desde aquellos lejanos avances comunicativos con el uso de
las letras garrapateadas en pieles curtidas, hasta la comunicación
por televisión, la respuesta ética no ha sido inspirada por la técnica
sino por el hecho comunicativo, y se ha concentrado en el poder
que genera la comunicación, que son los mismos ejes de una ética
pensada desde la tecnología digital.
He abusado de su paciencia al someterlos al largo recorrido de
la evolución paralela de las tecnologías de la comunicación y de la
conciencia ética de sus usuarios, porque debía dejar clara una pri-
mera afirmación: no se trata de una nueva ética, sino del desarrollo
de unos principios que resultan del hecho de comunicar. A medida
que la tecnología acerca más al otro y hace más eficaz la comunica-
ción, los deberes se acentúan y amplían su esfera.
¿Cuáles son esos principios y cómo se acentúan en internet?,
este es el asunto de nuestra segunda parte.

Internet, desafío ético

Internet se convierte en un desafío ético porque es un poder. Se


revelaron como poder la escritura, los libros, los periódicos, la radio
y la televisión. Internet los supera como poder.

14 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
En la Cumbre de Birmingham, el 12 de mayo de 1998, el presi-
dente de los Estados Unidos, Bill Clinton, se notaba alarmado. Se
había propuesto encontrar medidas de control para el crimen ci-
bernético: “Pueden utilizar computadoras para atracar bancos y ex-
torsionar”, dijo a manera de ejemplo de un poder criminal distinto
de lo conocido hasta entonces. Y agregaría casi enseguida: “Ningún
país del mundo puede controlarlos por sí solo”. Duraba todavía la
reunión cuando los jefes de Estado conocieron la noticia: el satélite
de comunicaciones Galaxy IV había interrumpido inesperadamente
su operación y en Estados Unidos se habían quedado en espera 40
millones de mensajes. La vulnerabilidad del país más poderoso del
mundo se había puesto en evidencia y un nuevo poder hacía su
aparición. El gobierno de Estados Unidos lo sentiría en la Cumbre
de Túnez en 2005, cuando se buscaban frenos para la pornografía
infantil en internet. Allí se concluyó que no había instrumentos le-
gales ni técnicos capaces de frenar el negocio de los mercaderes de
la pornografía. El instrumento en sus manos desafiaba las leyes. Y
ya se sabe: cuando las leyes se revelan impotentes, queda el recur-
so de la ética que reta a cada humano a ser legislador de sí mismo.
Si en ese momento Estados Unidos parecía a la defensiva, hoy se
ve a la ofensiva al utilizar la tecnología digital y su poder como base
de la red de espionaje más grande del mundo y de la historia. Lo
de menos son los 854.000 espías que la conforman, lo de más es
la conciencia que cunde en el planeta de que todos podemos ser
espiados y de que nuestros datos personales se han convertido en
mercancía, merced al uso de internet.
Cuando uno se entera de que Alexei Navalny llegó a constituir un
poder político en Moscú con ayuda de un blog; o de que a Eugene
Kaspersky se le califica como el hombre más peligroso del mundo
porque como asesor de Interpol conoce todos los secretos de la
seguridad informática, comienza a entender la magnitud de este
poder. Así lo han visto los gobiernos de Estados Unidos y China,
que han incorporado las armas cibernéticas como parte de sus ar-
senales militares. Alguno, aterrorizado, habló de una ciberguerra
posible que podría acabar con el planeta.

Periodismo, ética e internet 15


Lo cierto es que estamos ante el primer desafío ético plantea-
do por internet, que pone en las manos de los usuarios un poder
grande y que los somete a un poder incontrolado. Lo que niños y
adultos usan como si se tratara de un divertido juguete es un poder.
Lo que los viejos utilizamos como una cómoda máquina de escribir
es un poder; y el poder se usa para el bien o para el mal, esa es la
cuestión ética.
Es un poder distinto de los demás poderes. Lo expresaba así Paul
Virilio: “En la guerra totalitaria de ayer dominaba lo cuantitativo: la
masa, la potencia de la bomba atómica; pero en la guerra globali-
taria de mañana primará lo cualitativo, gracias a la bomba informá-
tica”. Parecen piruetas mentales de filósofos cuando uno los oye
decir que en internet tienden a desaparecer el espacio y el tiempo.
Lo dijimos hace un rato al hablar de la radio, que por primera vez les
dio a los hombres la sensación de vencer esas categorías limitantes
del espacio y el tiempo. Los teólogos nos asombran al decir que en
la nueva existencia después de la muerte desaparecerán el aquí y el
ahora, el espacio y el tiempo, que son prisiones, límites de los que
el ser humano siempre ha querido escapar.
Internet parece tener la llave que abre esos cerrojos cuando pro-
vee la instantaneidad. Basta oprimir la tecla para que junto con el
letrero “tu mensaje ha sido enviado” las palabras, la fotografía, los
planos y diagramas lleguen a uno o a decenas de lugares como si
las distancias hubieran desaparecido y los largos tiempos entre el
envío y la recepción de un mensaje hubieran dejado de contar.
Se cumple el sueño del periodista que al valorar la rapidez de la
información dijo: “Slow news, no news”. La noticia es rapidez, es
pisarles los talones a los hechos, es estar ahí donde nace la his-
toria y permitirle al lector escuchar sus primeros vagidos. Virilio
corrige a McLuhan: el medio no es el mensaje; la velocidad es el
mensaje. Interpretando el sentir del periodista de hoy, apunta:
“La información es inseparable de su aceleración energética. Una
información lenta no es información digna de ese nombre, sino
un simple ruido de fondo”.
La ética dirá otra cosa. Después de admitir que esa velocidad
ha sido buena para salvar vidas porque ha anunciado peligros y

16 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
promovido ayudas oportunas, la señala como dañina cuando pro-
mueve el conocimiento incompleto o las decisiones equivocadas
cuando obedecen a conocimientos insuficientes; la ética también
muestra ese apresuramiento como indigno de los humanos que,
por experiencia, saben que el conocimiento tiene el ritmo lento y
pausado de las cosas y los pensamientos duraderos. Y como ha su-
cedido siempre que el hombre comunica, por el medio que sea, ha
de dar lo mejor de sí mismo.
Así, pues, la velocidad da lugar a conflictos éticos. Leo en el li-
bro de Cebrián, La red, una reflexión tanto más válida cuanto
que proviene de un periodista: “La velocidad impone un ritmo a
la toma de decisiones cercano a la improvisación, cuando no al
atolondramiento”.
Consumir tiempo, ese recurso siempre escaso y nunca renovable,
para entender, para ser justos o para ser profundos es el resultado de
decisiones éticas lúcidas porque inducen otra forma de liberarse de la
tiranía del tiempo, que es la que resulta de ponerlo al servicio del otro.
Pero el problema ético fundamental de internet aparece en esa
reveladora contradicción que ustedes pueden ver en esa imagen
común: la del nativo digital en la soledad de su cuarto frente a la
pantalla iluminada de su computador cuando hace contacto con
toda clase de personas. A veces lo esencial de esa escena se nos ofre-
ce en los aeropuertos, en el vestíbulo del gran hotel, en un sillón o en
el suelo, en un rincón o en el centro del restaurante: abstraído, silen-
cioso, distanciado de todo su entorno, con una computadora sobre
sus piernas. Es uno de los solitarios de nuestro tiempo. Disponen
de una poderosa tecnología para comunicarse pero se aíslan, pres-
cinden de los demás a su alrededor, absortos, sumergidos en su
mundo virtual. Anota Cebrián: “Embebido en su mundo virtual, se
aparta de las relaciones con los más próximos”.
Telefónica y el Financial Times emprendieron una encuesta en 27
países para averiguar la relación de los jóvenes con la tecnología di-
gital y encontraron a un 87 % con cuenta de Facebook, 1 de cada 10
la mantiene activa; el 60 % revisa de modo compulsivo su celular;
una tercera parte de los encuestados usa el smartphone en el baño
y 3 cuartas partes de ellos se lo llevan a la cama. El 46 % admite

Periodismo, ética e internet 17


que lo tiene a la vista cuando cena en casa o con amigos; y las dos
quintas partes confiesan que sienten que algo les falta cuando no
pueden revisar su celular.
El problema ético consiste en que este aislamiento:

1. Excluye la socialización.
2. También excluye el control social sobre su conducta.

Y amplía Graham este concepto de control social necesario para ser


moral: “La mayor parte de la educación es el resultado de la sociali-
zación. Cuando desaparece esa influencia de la sociedad y el hombre
se aísla, fuera de todo control, los deseos más perversos no tienen
control alguno. En el mundo de internet ese control no existe”.
Lipovetsky se refería a estos solitarios creados por internet como
“la segunda ola individualista”. Internet ofrece, pues, esa doble di-
mensión: o la del aislamiento y autosuficiencia de quien maneja una
tecnología vistosa y atractiva que sumerge en un mundo virtual; o la
posibilidad de multiplicar contactos, diálogos nuevos y reveladores,
el acceso a conocimientos para compartir. Son los dos extremos del
dilema ético que ha de resolver cada uno para fortalecer su libertad.
Es forzoso concluir, por tanto, que el problema no está en la tec-
nología, sino en cada persona. El poder de los medios ha cambiado
según la amplitud de su radio de acción. Uno fue en los tiempos de
juntar letras sobre una piel o un papiro y otro el del humano que se
mueve en la galaxia internet. Y a mayor poder, una más exigente
responsabilidad. Puesto que esta se mide por la conciencia del po-
der que uno tiene al alcance de su mano, los de hoy son tiempos
de más exigente responsabilidad porque son los de mayor poder en
manos de los humanos.
A través del tiempo y de las técnicas se han mantenido las mismas
preguntas: ¿a quién comunicar? ¿Para qué? Cuando se comunica
guiado por esas preguntas, la presión resultante lleva a configurar
el acto comunicativo como una respuesta. El periodista siempre está
respondiendo; por eso, a mejores respuestas, mayor calidad del pe-
riodismo que se hace, e internet provee instrumentos eficaces para
responder.

18 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
En las frecuentes consultas que recibo en el Consultorio Ético apa-
recen como pedidos de auxilio los que echan de menos el respeto
por la propiedad intelectual. Se piratean contenidos, fotografías,
diseños como si se tratara de bienes mostrencos. Y hay quienes lo
justifican como si con la tecnología se hubieran impuesto nuevas
normas de comportamiento, laxas hasta la complicidad en materia
de justicia y de compromiso con la verdad, que no son justificables,
pero sí explicables.
En esta galaxia internet se respira un ambiente de libertades na-
cientes y de hora cero de la historia propio de los colonizadores. El
descubrimiento de una tierra nueva tiene una esfera propia cerca-
na a la anarquía porque todavía hay un orden y unas normas por
imponer para bien de la naciente comunidad. Es una condición ve-
cina a la anomia porque los acuerdos y normas están por venir.
Ese ambiente es, quizás, uno de los atractivos de las películas de
vaqueros en las que todo parece por hacer. Internet en muchos as-
pectos tiene ese aire del salvaje Oeste, donde las cosas y la historia
tienden a seguir el rumbo que les imponga el más fuerte. Los ma-
teriales que se descubren en la red, las imágenes, la música, las vo-
ces, parecen estar ahí a disposición de quien las necesite y las halle
primero, como si el hecho de bajar materiales de la red diera el
mismo derecho de propiedad que da crearlas e infundirles el soplo
irreemplazable del ingenio personal.
Me he referido a este conflicto ético puntual porque ofrece unos
elementos comunes; por un lado, la relación autor-obra que ha
imperado en todos los medios de comunicación; y por el otro, la
singularidad de lo digital que impone las aplicaciones éticas de las
normas de siempre sobre justicia y compromiso con la verdad. No
hay, pues, ni una nueva ética ni un relevo de los valores que deman-
da el ejercicio de la comunicación.
Otro asunto ético de ayer y de hoy. Me refiero al tema de la bre-
cha. Aunque los monumentales libros manuscritos eran propiedad
de los pocos que podían costearlos, entonces no se habló de brecha
del conocimiento, pero sí comenzaba a sentirse la desigualdad en el
acceso a las oportunidades del conocimiento que hoy se mira como
un conflicto ético de equidad y de relación con el otro. La idea de la

Periodismo, ética e internet 19


sociedad como un inmenso café internet tropieza con la realidad de
millones de personas que aún no tienen acceso a esta tecnología, lo
que ratifica que en el mundo hay dos clases: la de los info-ricos y la de
los info-pobres. Escribe Graham: “Las oportunidades de empleo, de
educación, de ocio, de bienestar para los info-ricos aumentan en for-
ma casi exponencial; quienes quedan al margen contemplan cómo
aumentan su marginación y alienación. La nueva estructura global
del mundo determina a unos como amos y a otros como esclavos”.
Son diferentes, y en qué forma, las actitudes éticas de quien se
conforma con el medio exclusivo de los info-ricos y la posición in-
conforme de quien siente que es su deber contribuir al cierre de la
brecha que separa a los info-pobres. El rechazo de esa brecha de-
termina actitudes de la misma manera que el repudio militante de
la miseria y del hambre, de la violación de los derechos humanos,
de los crímenes o de las exclusiones. El buen periodismo, lo sabe-
mos, no lo hacen ni los pasivos ni los resignados.
La rebelión contra lo existente y la convicción de que todo lo real
debe ser cambiado también cuentan frente a internet y determinan
dilemas éticos. Así regresamos al primer problema ético planteado
por el poder que el usuario maneja en internet; pero esta vez no lo
veremos desde internet, sino desde cada persona.
Hay un dilema fundamental que cada uno debe resolver: ¿qué ha-
cer con las propias posibilidades? Todo humano es un ser posible; en
cada uno laten, como en las semillas, realidades vitales en potencia
que pueden llegar a ser o a no ser, según el apoyo que encuentren,
tanto en la persona misma como fuera de ella.
En nuestro recorrido inicial encontramos la permanencia de esa
respuesta a la vocación por lo posible: el que juntó las primeras
letras, el que las copió en papiro, el que las reunió en libros ma-
nuscritos, el que multiplicó esos libros con los tipos de imprenta, el
que hizo periódicos, emisiones de radio o de televisión hasta llegar
a ese solitario frente a la pantalla iluminada, que progresivamente
descubre todo el potencial de internet puesto al servicio de su pro-
pio potencial humano.
Nace allí un grave y fundamental dilema ético, el mismo que
enfrentaron cuantos lo precedieron en el acto de comunicar

20 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
valiéndose del poder de un instrumento: ¿para qué ese poder?
¿Para pasar el tiempo? ¿O para derrotarlo? ¿Para acceder solitaria-
mente a la realidad? ¿Para buscar placeres solitarios nuevos? ¿Para
dividir a los otros? ¿Para unirlos? ¿Para degradarse como ser huma-
no? ¿O para crecer como personas? Las preguntas se multiplican y
cada una nos va revelando nuestro papel de sujetos de una historia.
Puesto que la ética es ese impulso interior a la excelencia que
nos acompaña desde nuestro nacimiento, es urgente que coincidan
esas dos posibilidades: la del instrumento y la de la persona, para
hacer de internet una herramienta que potencie nuestra vocación
humana hacia la excelencia. A eso se deben todas las preguntas y
propuestas sobre el uso de internet.

Discurso de Javier Darío Restrepo en la apertura del taller “Ética en la


red: reglas para un periodismo útil y sensato”, que condujo Gumersindo
Lafuente el 1 y 2 de noviembre de 2013 en Bogotá, Colombia.

Periodismo, ética e internet 21


Quince años de respuestas
Po r
Javier Darío Restrepo

El Consultorio Ético de la FNPI durante estos 15 años ha sido una


fuente de sorpresas. De hecho, las preguntas, toda clase de pre-
guntas, tienen un natural elemento de sorpresa, puesto que cada
una, sea sobre ética, o sobre química, biología, historia, geografía o
sobre cualquier disciplina, expone una zona oscura dentro del co-
nocimiento que debe ser iluminada. Las preguntas de uno suelen
ser las de muchos otros, de modo que hallar la respuesta que uno
demanda es disipar las oscuridades de muchos.
La otra sorpresa ha sido el crecimiento del número de usuarios que
hoy siguen el Consultorio desde 22 países. También ha sido sorpren-
dente la variedad de dilemas éticos que plantean las preguntas: por
ejemplo, el que planteó el ateo que debió cubrir una visita papal; o la
del periodista católico que informó sobre un escándalo de pederastia
clerical; también hubo dilema para el redactor político presionado en
su medio para que siguiera la línea del partido del director; también
le pasó al periodista presionado por los poderosos desde el gobierno,
desde la política, o dentro de su medio. Es interminable la lista de
esos dilemas. Esa lista crece en cada nueva consulta y nos sumerge
en un mar de preguntas y de dilemas.
Aun en los casos en que las preguntas parecen repetir el mismo
tema, es posible detectar la singularidad de cada caso; tan variado
y ancho es el mundo de lo ético.

Quince años de respuestas 23


Reflejo de las realidades

Lo apasionante de este ejercicio de más de quince años es que a tra-


vés de las preguntas se puede conocer la situación de los periodistas
de cada país: los de Ecuador, preocupados por las amenazas a su li-
bertad; los venezolanos, abrumados por el riesgo de ceder al miedo
y sepultarse en el silencio; en Argentina las preguntas se concentran
en las implicaciones de los monopolios de medios; la contaminación
ambiental se vuelve conflicto ético para periodistas de Chile; las acti-
tudes ante las amenazas de los narcotraficantes aparecen en las con-
sultas que llegan desde México y, desde todas partes, los periodistas
consultan sobre el impacto de lo digital en su ejercicio profesional.
Cuando se aproximan las elecciones, este es el tema; y cuando hay
crisis económica, el Consultorio se debe orientar para que se le dé
prioridad al interés de todos por sobre el de individuos o empresas.

El alma común

También sorprende, entre esta variedad de preguntas, la existencia


de una base común: hay una conciencia compartida sobre el papel
del periodista en la sociedad; sobre la necesidad de independencia
y sobre la necesaria distancia frente al poder.
En cada caso la pregunta puede ser el reflejo de una situación
vivida en nuestros países. Han sido, pues, más de 1500 preguntas
y todo indica que seguirán fluyendo, inagotables; un hecho que
puede ser leído como síntoma de buena salud profesional. La ex-
periencia de la vida periodística enseña, en efecto, que cuando a
un periodista se le acaban las preguntas, ha entrado en estado de
decadencia profesional. Lo contrario también es cierto: a más pre-
guntas, mayor vigor profesional. La pregunta contiene avidez de
verdad, humildad para reconocer que no se sabe y valentía para
buscar la verdad donde se encuentre.
Esta es la grata sorpresa que han deparado durante estos quince
años las inagotables preguntas de los usuarios del Consultorio. Han
sido años que han dejado en evidencia que la ética es algo vivo,

24 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
que siempre se está renovando. Escribía Tomás Eloy Martínez en
el prólogo al primer volumen de El zumbido y el moscardón que en
el Consultorio “se ha conformado un cuerpo de doctrina vastísimo
que se renueva todas las semanas”.

La nueva mirada

Vuelvo los ojos atrás para recordar la visión de la ética que tenía-
mos en los talleres de la FNPI y al comenzar este Consultorio.
Dependíamos de los códigos y resolvíamos los problemas éticos
consultándolos. Así fue hasta que en las discusiones de los talleres
o en la investigación para alguna conferencia se perfiló la idea de
que debía haber algo más allá del horizonte de los códigos. No se
trataba de desconocerlos, pero sí de precisar su papel de brújulas y
de ir más allá. Fue el camino para llegar a la idea de que la ética es
una vocación con la que nace todo ser humano y que se manifiesta
en esa pasión por la excelencia, que es la que inspira ese imperativo
de ser mejores y el rechazo a la mediocridad y a la resignación.
Fueron ideas que nacieron y crecieron con la lentitud propia del
pensamiento y que, gradualmente, llegaron a impulsar esa nueva
mirada sobre la naturaleza de lo ético. La reflexión sobre los casos
propuestos al Consultorio, la búsqueda de documentación en los
autores que, pretenciosos, llamamos asesores fundamentaron esa
evolución del pensamiento.
Aprendimos, al mismo tiempo, que en ética no se dicen últimas
palabras y que esta no es una disciplina del espíritu que pueda ver-
se como acabada e inmodificable; por el contrario (y así lo demues-
tra el Consultorio), siempre se está renovando porque sigue el rit-
mo de la historia humana, que todos los días se está reinventando.
De esa dinámica de cambio constante son un ejemplo las nume-
rosas consultas sobre el impacto de lo digital en la ética tradicional
del periodista: ¿se impondrá una nueva ética?, ¿determinará una
nueva manera de hacer periodismo?, ¿la aparición del periodista
ciudadano implicará la desaparición del periodista profesional? Es-
tas fueron algunas de las preguntas con que el Consultorio se intro-
dujo en el mundo apasionante de lo digital.

Quince años de respuestas 25


Un problema de raíz: la identidad profesional

Y entre una y otra consulta, toda esta actividad de reflexión e inves-


tigación sobre el oficio ha llegado a la investigación sobre la identi-
dad profesional del periodista.
Comentaba José María Poirier, director de la revista Criterio, de
Buenos Aires, en la introducción de un libro en que recopila ma-
teriales del Consultorio: “Allí la profesión responde a un llamado
interior profundo, a una verdadera vocación. Es que hay disciplinas
(como el ejercicio de la medicina, el arte, la investigación científica,
el sacerdocio o la docencia) que resultan imposibles de abordar si
no se les considera desde esa perspectiva superadora de la simple
actividad laboral. Se trata de actividades que comprometen a toda
la persona y que no se explican desde lo estrictamente económico”.
De la lectura del Consultorio resulta claro, según Poirier, que “el
periodismo, lejos de todo ejercicio meramente lucrativo o social, es
una verdadera pasión: algo que arde en el alma y en la mente de la
persona que solo encuentra sosiego en la búsqueda de la verdad y
en su comunicación”.

Lo que vendrá

Las preguntas han sido más de 1500 y, sin embargo, no se agotan.


Los periodistas se convencen, con entusiasmo creciente, sobre el
carácter indispensable de su profesión; no importa la tecnología
que utilicen, su tarea diaria les propone siempre numerosos y va-
riados interrogantes que harán cada vez más útil este instrumento
que deberá adecuarse para responder a estos requerimientos.
He propuesto la creación de un grupo de periodistas estudiosos
de la ética que, desde los distintos países, constituyan un Consejo
Ético continental, responsable del Consultorio.
Un grupo así aportará una pluralidad y diversidad de puntos de
vista sobre los casos propuestos por los periodistas y enriquecerá
las soluciones y propuestas éticas.

26 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Será el desarrollo natural de una idea que en estos quince años
ha servido para la consolidación de la sensibilidad ética de los pe-
riodistas y que ha creado un lenguaje común y un vínculo entre los
periodistas de 22 países alrededor del deber ser de una profesión
indispensable.

Quince años de respuestas 27


150 Casos del
Consultorio Ético

29
Los fundamentos
de la ética periodística

Consulta 1

¿Qué es ética periodística? ¿Existe en la actualidad?


Colombia.

Respuesta
Si se mira la ética como el deber ser de las personas o de las pro-
fesiones, se ha de reconocer su existencia como un referente ne-
cesario para todo el impulso de progreso de los humanos y de sus
profesiones.
Esta realidad supone que todo ser humano, lo mismo que toda
profesión, existe para progresar. Por tanto, necesita la sabiduría
para reconocer sus limitaciones y fallas, y el impulso interior para
superarlos. A ese impulso se le da el nombre de ética.
Ese reconocimiento de limitaciones y errores deja a un lado la
idea de lo humano como algo acabado y perfecto y, por tanto, in-
modificable; y destaca a los humanos como seres en obra negra y
en proceso de construcción. El que desecha la ética, o cree que no
necesita cambiar, o que se trata de un asunto sin importancia, se
condena al estancamiento y a la mediocridad como ser humano.
Quien descubre la ética, en cambio, la identifica como el impulso
interior que mueve a los humanos y a las agremiaciones a obte-
ner nuevos logros o a alcanzar metas cada vez más exigentes y a
corregir y reparar fallas, debilidades o vacíos. Así, el profesional se
mantiene en movimiento constante en busca de nuevos objetivos,
mientras las agremiaciones vigilan para que el dinamismo profesio-
nal no se detenga.

150 casos del Consultorio Ético 31


Todo lo anterior permite entender la naturaleza de la ética perio-
dística, centrada en los valores del compromiso con la verdad, de
la independencia y de la responsabilidad social, que son los altos
niveles del mejor periodismo.

Documentación
Para toda profesión y para su correcto ejercicio deben tenerse en
cuenta estas condiciones fundamentales:

• Vocación. Entendida como conjunto de aptitudes naturales orientadas


al logro de una determinada profesión.
• Preparación adecuada. Es decir, conocimientos y adiestramiento debi-
damente cualificados a nivel superior.
• Entrega al trabajo profesional y ejercicio competente de las tareas
profesionales.
• C onstante perfeccionamiento profesional para saber actualizarse y
buscar el mejoramiento en su ejercicio profesional.
• Exigencia justa de los frutos del trabajo profesional como la equitativa
retribución económica, el derecho a un merecido prestigio profesional.
• La ética busca y estimula la formación de criterios y actitudes morales
que fomenten el correcto ejercicio profesional, considerado ante todo
como servicio a la comunidad. La ética profesional se basa en el acata-
miento, libre y responsable, de las normas morales que deben guiar el
ejercicio de una actividad cualificada cuyo objetivo es contribuir al bien
de la sociedad, al logro de los altos objetivos que conforman el bienes-
tar y al progreso de la sociedad.
Alfonso Lopera. Ética del periodismo y la comunicación. Editorial Universidad de
Antioquia, Medellín, 1990, p. 17.

32 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Consulta 2

¿Cuáles son los componentes de un código de autorregula-


ción periodística?
Colombia.

Respuesta
Los códigos de autorregulación tienen en cuenta, inicialmente, una
descripción de la entidad o actividad que se va a autorregular y las
razones por las que se adoptan las normas autorregulatorias. Tal es
el contenido de una introducción o preámbulo del código.
En el cuerpo central se reúnen las normas de autorregulación que
guiarán el ejercicio profesional. Hay normas técnicas: ortografía de
algunos nombres, sintaxis, formas de titular, etc. Y hay normas éti-
cas. Anota Hugo Aznar que esas normas suelen tener distintos én-
fasis de acuerdo con la institución, medio o grupo de personas que
las adoptan. “Es recomendatorio cuando sugiere el comportamien-
to que sería bueno llevar a cabo. Normativo cuando se indican las
conductas que deben seguirse para actuar correctamente. Y, final-
mente, prohibitivo cuando se mencionan explícitamente algunas
acciones que en ningún caso se deben realizar” (Aznar, 47).
En la parte final, los códigos se vuelven prácticos y hablan de su
divulgación y de las actividades para inducir su aplicación: foros, ta-
lleres, seminarios, cursos, etc. Incluyen calendarios para su actuali-
zación periódica, dados los cambios de tecnologías o de circunstan-
cias; otros prevén sanciones o la integración de tribunales, con lo
que el código pierde su fisonomía ética y asume una catadura legal.

Documentación
El estudio mundial de los códigos y consejos de prensa, realizado
por la Unesco a finales de los años setenta, ya destacaba la existen-
cia de una serie de principios comunes a la mayoría de ellos:

• El énfasis en la integridad, verdad y objetividad de toda forma de recogi-


da y difusión de noticias.

150 casos del Consultorio Ético 33


• Mantener en todo momento un flujo de información libre entre gobier-
no y ciudadanía.
• Procurar la mayor profesionalidad de los periodistas, así como que sus
empleadores respeten y protejan su honestidad personal.
• Lealtad al propio país, rechazando el uso de la propia condición de perio-
distas para socavar o dañar su bienestar por motivos económicos o ideoló-
gicos o por requerimientos de un país extranjero.
• Preservar la confidencialidad de las fuentes cuando esté justificado y se haya
producido un acuerdo en tal sentido; dar a conocer las fuentes cuando el
receptor lo precise para juzgar personalmente la validez de la información.
Hugo Aznar. Comunicación responsable. Ariel Barcelona, 2005, p. 45.

Consulta 3

¿Deberían los códigos de ética periodística ser similares a


los códigos judiciales?
P a r a g u a y.

Respuesta
Un código ético es una enumeración de posibilidades porque la éti-
ca se dirige, ante todo, al ser humano posible. Cuando uno examina
lo que hay detrás de los códigos, es admirable la robusta fe de la
ética en las posibilidades de los seres humanos. Por eso, siempre
está exigiendo más y más.
Los mejores códigos no prohíben, proponen, y sus propuestas
son exigentes porque dan por supuesta la poderosa capacidad de
los humanos para hacer reales sus posibilidades. En cambio, en
otros códigos abundan las prohibiciones; en algunos, incluso, apa-
recen sanciones y, por tanto, implican la acción de tribunales que
las impongan y que vigilen el rigor de las prohibiciones. Son códigos
que se acercan tanto al lenguaje, actuaciones y filosofía de lo legal,
que lo ético se desdibuja porque aparece lo impositivo de la ley.
El de la ética es un campo donde se manifiesta el esplendor de la

34 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
libertad hasta tal punto que puede afirmarse que no hay ética sin
libertad ni libertad ausente de la ética. Ética y libertad se exigen
mutuamente, puesto que lo propio de la ética es la construcción de
seres humanos libres, que lo son porque están guiados por lo ético.
Hay, pues, una contradicción en los términos cuando se habla de
tribunales de ética. La ética no admite más tribunales que el de la
propia conciencia.
Sin embargo, ¿qué hacer en un periódico que ha adoptado un có-
digo de ética y que enfrenta actuaciones deliberadamente antiéticas
de alguno o algunos de sus periodistas?
La primera conclusión es que el código ético es un instrumento de-
masiado elevado para estos periodistas. Y cuando desaparece la ética
como parámetro de la conducta, debe intervenir otro instrumento de
inferior calidad: la ley, que es impositiva, que es fuerza externa, im-
posición desde afuera de la persona, exigencia de un orden que debe
ser mantenido por la fuerza si se quiere la defensa de los derechos de
todos. En esas condiciones, no se debe hablar de un tribunal ético,
sino de tribunales como los que urgen el cumplimiento de la ley con el
instrumento de las sanciones.
Puede pensarse, además, en un instrumento preventivo: una co-
misión de estudio de los casos éticos que propongan los periodistas.
A la vez que mantendrá el interés de la redacción en las aplicaciones
de su código a situaciones concretas, ampliará el conocimiento y la
sensibilidad sobre la ética. Este sería el instrumento complementario
del código.

Documentación
Toda profesión entraña un compromiso de servicio a los demás y
por consiguiente está sujeta a obligaciones derivadas de lo que los
demás esperan de ella. Un código de ética profesional no es, pues,
una imposición externa de normas limitadoras de la libertad, sino
una clarificación de las normas que regulan y rigen desde dentro
una práctica profesional. Y esto vale principalmente para la liber-
tad de los medios, que nunca debe entenderse como una ausen-
cia total de límites. Los códigos no son, pues, una restricción de la

150 casos del Consultorio Ético 35


libertad, sino una manifestación suya y una expresión de los com-
promisos morales que han de asumir quienes trabajan con un bien
y un derecho humano tan esenciales como la comunicación y la
información.
Con todo lo dicho conviene recalcar que los códigos deontoló-
gicos de la comunicación tienen que ser especialmente sensibles
en relación con la libertad de expresión. Esta ampara formas muy
distintas de entender y practicar la comunicación. Algunos profe-
sionales podrían pensar que los códigos imponen un tipo de perio-
dismo o de comunicación frente a otros posibles, limitando así su
libertad de expresión.
Ahora bien, en este sentido resulta relevante recordar que cabe
hacer distinciones entre las obligaciones de los códigos. Así, el tono
prohibitivo casará bien con las obligaciones que han de cumplir to-
dos, sea cual sea su modo de entender el periodismo o la comuni-
cación, verbigracia, la prohibición de alterar datos y declaraciones.
En cambio, habría que usar un tono claramente recomendatorio
al proponer conductas que sería preferible seguir sin que tuviera
que ser necesariamente así para todos, verbigracia, asociarse para
la defensa de la profesión. Habría finalmente obligaciones que no
podrían aparecer en un código para toda la profesión, verbigracia,
promover valores ecológicos. Pudiendo aparecer, en cambio, en el
código interno de un medio.
En cualquier caso, la mejor garantía para que un código no limite
las diferentes formas de entender el periodismo y la comunicación
es que en su redacción y aprobación participe el mayor número de
profesionales, para que sea fruto del debate y del consenso de todos.
Hugo Aznar. Comunicación responsable. Ariel Comunicación, Barcelona, 2005, pp. 60, 61.

36 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Consulta 4

¿Cuál es la diferencia entre manual y código ético?


México.

Respuesta
Lo del nombre es lo de menos. A veces se los llama credo de prin-
cipios éticos, declaración de principios éticos, carta de trabajo, guía
ética, derechos y deberes, deontología periodística o, el más co-
mún, código de ética.
En el fondo se trata de mecanismos pedagógicos, a veces mne-
motécnicos, para fijar en la memoria las características esenciales e
ideales de la profesión. No importa cómo se los llame, todos repre-
sentan una ayuda para el periodista porque le responden por qué
trabaja, para quién trabaja y cómo se trabaja para ser una excelen-
te persona y un inmejorable profesional.
Los mejores códigos son los que se limitan a registrar los concep-
tos básicos de la ética periodística. Hay códigos que pretenden ser
exhaustivos en la enumeración de los posibles problemas éticos y
de sus soluciones. El resultado es un extenso y farragoso código de
difícil consulta y de apariencia casuística.
Otro defecto es la contaminación legal, o sea, la idea de que lo
ético es paralelo a lo legal, de modo que así como las leyes se de-
sarrollan en códigos, la ética debe tener su correspondiente formu-
lación en códigos.
Si la ética nos convierte en legisladores de nosotros mismos, ex-
presión de Kant, estos instrumentos son una ayuda para esa legisla-
ción que mana en el interior de cada uno y que no es impuesta por
nadie distinto de uno mismo.

Documentación
La necesidad de los códigos es evidente. Los códigos de ética tienen
un papel preeminente que jugar en cualquier intento de autocon-
trol. Aunque históricamente un código de ética ha sido un convenio
entre iguales, los códigos actuales son más exigentes y tienen que

150 casos del Consultorio Ético 37


estar apoyados sobre la íntegra consideración del servicio a los in-
tereses públicos.
Sin los códigos de ética existiría un peligro real para el autocon-
trol de la prensa, ya que entonces serían los gobiernos y las cá-
maras quienes ocuparían su vacío legislando a su arbitrio normas,
leyes o preceptos que no emanarían de los propios profesionales,
destruyendo así su libertad personal y profesional, su iniciativa y su
sistema de profesión cerrada. Las actuales leyes de la mayoría de
los países dejan un campo abierto para la ocupación de los códigos
de ética periodística en beneficio de los objetivos de la sociedad,
reconociendo así el esfuerzo particular de dichos códigos, que es a
la vez necesario y útil en toda democracia.
Por otra parte, el mejor método para el conocimiento de la deon-
tología profesional es, sin duda, el estudio del conjunto de códi-
gos nacionales y supranacionales que contienen y resumen toda la
deontología del periodismo.
Porfirio Barroso. Códigos deontológicos de los medios de comunicación. Paulinas,
Madrid, 1984, pp. 15, 16.

38 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Principios y valores elementales
del periodismo

Consulta 5

¿Cuáles son las cualidades del buen periodista?


Panamá.

Respuesta
Ha habido intentos para lograr el trazado de ese perfil del buen
periodista. Con ayuda de doce fuentes distintas, entre las que conté
con seis decálogos y seis conocedores como Ryszard Kapuscinski,
Jack Fuller, Adolph Ochs, Edmond Lambeth, Arthur Brisbane y Wal-
ter Williams, obtuve este perfil, propuesto en talleres dictados en
distintos países de América Latina:

• El buen periodista es, ante todo, una buena persona.


• El buen periodista tiene el orgullo de su profesión.
• El buen periodista tiene sentido de misión en su ejercicio profesional.
• El buen periodista es un apasionado por la verdad.
• El buen periodista es autocrítico.
• El buen periodista elabora conocimiento y lo comparte.
• El buen periodista hace periodismo con un objetivo.
• El buen periodista tiene sentido del Otro.
• El buen periodista es independiente.
• El buen periodista mantiene intacta su capacidad de asombro.

Como se ve, cuando se repasa esta lista cuentan más las actitu-
des que las habilidades técnicas; la prioridad la tiene el ser sobre
el hacer, lo que no sucede en todas las profesiones; la singularidad
del periodismo está en ese dato: el periodismo es una actitud hacia

150 casos del Consultorio Ético 39


los demás, hacia la sociedad. Por esa razón, porque es más actitud
que técnica, es tarea difícil llegar a identificar la calidad periodísti-
ca. Esta es una aproximación.

Documentación
Decálogo del buen periodista:

• El único patrimonio del periodista es su buen nombre. Cada vez que se


firma un artículo insuficiente o infiel a la propia conciencia, se pierde
parte de ese patrimonio, o todo.
• Hay que defender ante los editores el tiempo que cada quien necesi-
ta para escribir un buen texto y el espacio que necesita dentro de la
publicación.
• Una foto que sirve solo como ilustración y no añade información no
pertenece al periodismo. Las fotos no son un complemento, sino noti-
cias en sí mismas.
• Hay que trabajar en equipo. Una redacción es un laboratorio en que
todos deben compartir sus hallazgos y fracasos.
• No hay que escribir una sola palabra de la que no se esté seguro ni dar
una sola información de la que no se tenga certeza plena.
• Hay que trabajar con los archivos siempre a la mano, verificando
cada dato y estableciendo con claridad el sentido de cada palabra
que se escribe.
• Hay que evitar el riesgo de servir como vehículo a los intereses de gru-
pos públicos o privados. Un periodista que publica todos los boletines
de prensa que le dan, sin verificarlos, debería cambiar de profesión y
dedicarse a ser mensajero.
• Hay que usar siempre un lenguaje claro, conciso y transparente. Por
lo general, lo que se dice en diez palabras siempre se puede decir en
nueve o siete.
• Encontrar el eje o cabeza de una noticia no es tarea fácil. Tampoco lo es
narrar una noticia. Nunca hay que ponerse a narrar si no se está seguro
de que se puede hacer con claridad, eficacia y pensando en el interés
del lector más que en el lucimiento propio.
• Hay que recordar siempre que el periodismo es, ante todo, un acto

40 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
de servicio. Es ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a
veces, ser otro.
Tomás Eloy Martínez."Los titulares de mañana". La Nación, Buenos Aires, 2005.

Consulta 6

¿Cuál es el primer valor ético para el periodista: la justicia,


la independencia, la verdad, la responsabilidad?
Pe r ú .

Respuesta
Todos son importantes y de acuerdo con las circunstancias del ejer-
cicio profesional, cada uno puede ser el más importante.
Los nombres, características y aplicaciones de estos valores son
partes de una abstracción o esfuerzo de la mente para llegar hasta
sus realidades, que escapan al dominio de los sentidos. No se pue-
den ver ni tocar ni medir, pero están ahí.
Para el médico lo primero será el valor de la vida, para el abogado
el máximo de los valores es la justicia y para el periodista es su com-
promiso con la verdad. Esto no quiere decir que pueda descartar
como insignificantes la justicia, la responsabilidad o la independen-
cia. Entre estos valores hay una interrelación que determina fenó-
menos como el que unos no puedan vivir si no están los otros. No
puede haber verdad sin justicia ni justicia sin libertad; esta a su vez
depende de la verdad, como son inseparables en la llama la luz y
el calor.
Para el periodista, la verdad parece tener la máxima prioridad y así
lo revela el hecho de que en los códigos de ética esta encabeza la lis-
ta de los valores; pero ese omnipresente compromiso del periodista
con la verdad no se sostiene si no está apoyado por la independencia
ni tiene razón de existir si no es una respuesta a la sociedad.
Es, pues, un problema teórico del que se ocupan los filósofos. La
ética, como saber práctico, mira todos estos valores como necesa-
rios para construir el deber ser del periodista.

150 casos del Consultorio Ético 41


Documentación
He aquí las formas en las que algunos códigos mencionan el valor
de la verdad:

• Supremo mandamiento: Alemania.


• Piedra fundamental: Dakota, Estados Unidos.
• Base de la profesión: Missouri, Estados Unidos.
• Primera y principal obligación: España.
• Principio rector: Associated Press.
• Primer deber: Guyana Inglesa.
• Por encima de todo: Oregon, Estados Unidos.
• El periodista debe decirla y adorarla: Nigeria.
• Compromiso fundamental: Brasil.
• Información responsable de los hechos: Chile (Colegio de Periodistas).
• Información correcta y pronta: Dinamarca.
• Norma irrenunciable: Guatemala.
• Preocupación principal: Grecia.
• Historias justas, exactas e imparciales: Kenya.

Véase lo que dice el canon del periodismo japonés:


“Los periódicos son los primeros redactores de la historia, y la
misión de los reporteros se basa en la búsqueda constante de la
verdad. La divulgación debe ser exacta y justa, y nunca se debe ver
afectada por la convicción personal o diagonal del reportero. El jui-
cio editorial debe ser una expresión honesta de la creencia del es-
critor, no para conseguir popularidad”.
Otra curiosidad: el Código de la Unión de Periodistas Búlgaros
dice en su punto cinco que el periodista “no se pone al servicio de
los servicios de inteligencia”.
Pablo Mendelevich. Ética periodística. Fopea y Fundación Konrad Adenauer, Buenos Aires,
2005, pp. 47, 48.

42 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Consulta 7

¿A quién le debe su lealtad el periodista? ¿A la empresa que


le paga, a su país, a los anunciantes?
México.

Respuesta
Antes de definir sus lealtades hay que entender la naturaleza del
trabajo del periodista.
El periodista es, ante todo, un servidor público; esa condición es
la que le da dignidad y peso moral a su trabajo, y la que hace del
medio de comunicación una empresa diferente.
Al prestar el servicio de información, el periodista maneja un
bien público: la información. Esta es la materia prima de la empre-
sa periodística que, al contrario de lo que sucede en las otras, no
es propiedad del empresario, sino del público. Ese público que ve y
oye las noticias es el dueño de la materia prima porque él la hace.
Las noticias, en efecto, están hechas con la historia que el público
crea a diario. Por tanto, es a él a quien debe dar cuenta el perio-
dista. Es el público quien debe conocer esa historia para seguirla
construyendo o para corregirla, si es el caso. Esto ocurre cuando
los gobernantes se equivocan o atentan contra el bien público. De
ahí el poder y deber fiscalizador de la ciudadanía, que se cumple si
dispone de una buena información.
La máxima lealtad del periodista se debe, por tanto, al ciudada-
no. Cuando el gobierno, la empresa periodística o los anunciantes
pretenden que el periodista los tenga en cuenta en primer lugar, no
solo se equivocan, también usurpan un lugar que no es el suyo. Es
al ciudadano a quien el periodista debe su información en primer
lugar. Cuando esto sucede, la democracia es sana y fuerte porque
se apoya en la ciudadanía. Cuando no es así, aparece la tiranía que
reduce al ciudadano a la categoría de súbdito que solo acata, pero
no razona ni se informa ni tiene su propio punto de vista.

150 casos del Consultorio Ético 43


Documentación
Este planteamiento, que los periodistas prestan un servicio a los
ciudadanos, no surgió con facilidad. Hasta los últimos años del siglo
xix no comenzaron los editores de prensa a sustituir la ideología
política por la independencia editorial. La más famosa declaración
de independencia económica se produjo en 1896 cuando un joven
editor de Tennessee compró The New York Times. Adolph Ochs es-
taba convencido de que los neoyorquinos, cansados del sensacio-
nalismo escabroso, recibirían de buen grado un estilo de periodis-
mo más elegante y veraz. Bajo el sencillo titular “Declaración de
la empresa”, Ochs dijo: “Su motivo más sincero sería informar con
imparcialidad, sin favoritismos ni temores, pese a los partidos, sec-
tas o intereses implicados”.
Cuando el Times se convirtió en el periódico más influyente de
Nueva York y del mundo, otros siguieron su modelo, relegando los
intereses empresariales a un segundo plano con la idea de que an-
teponer el lector a los intereses económicos y políticos inmediatos
era la mejor estrategia económica a largo plazo. Por ejemplo, tras
comprar el Washington Post en 1933, Eugene Meyer esbozó un
conjunto de principios en los que se declaraba: “En su búsqueda
de la verdad, este diario está preparado para sacrificar su fortuna
material si es que ello es necesario para el bien público”.
Bill Kovach y Tom Rosenstiel. Los elementos del periodismo. Ediciones El País, Editora
Aguilar, Bogotá, 1997, pp. 74, 75.

Consulta 8

¿Un periodista debe ser neutral o comprometido con una


causa?
Colombia.

Respuesta
La neutralidad le impone al periodista una posición distante res-
pecto de grupos y partidos. Esa distancia permite el examen crítico

44 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
de las opiniones y la posibilidad de ofrecer a los lectores una infor-
mación inteligente, desapasionada y creíble. El compromiso parece
contradecir lo anterior porque le exige al periodista una informa-
ción con una clara intención y una definida opción.
Según el pensamiento de Ryszard Kapuscinski, “toda información
debe ser intencional”. Intencionalidad que se da a veces de modo
calculado y, en otras, de modo inconsciente. En cualquier caso, la
información comprometida vale por su contribución al bien común.
Se puede decir, por tanto, que el del bien de todos es el partido
al que le debe apuntar el periodista. A partir de allí, se vuelve mili-
tante y comprometido con todo lo que beneficia al bien común. Ese
es el partido que lo compromete en causas como la defensa de los
derechos humanos, la defensa de las víctimas o la libertad.
Por eso, entre las opciones que propone el autor de la consulta, la
que más se acerca a lo ideal es la de neutral y comprometido. Neu-
tral para negarles valor de dogma indiscutible a las propuestas de
partidos o candidatos, y comprometido con todo lo que signifique
servicio al bien común.

Documentación
Un claro sentido de la flexibilidad ante situaciones en las que los
actores violentos hablan siempre acompañados de rumores, de ar-
mas de grueso calibre, acompañantes en actitudes desafiantes y
dispuestas a todo, amenazas abiertas o veladas contra nosotros o
algunos de los nuestros. Es claro que los actores violentos no siem-
pre se encuentran por fuera del Estado y que también aquellos
que están dentro pretenden sin más que nos pleguemos a ellos,
o bien actuemos en contra de sus oponentes. Así, la flexibilidad
significa que la neutralidad no es ni una frontera rígida ni un punto
único, y que, antes bien, permite tomar distancias con respecto a
la exigencia de extremismos, "el que no está conmigo está contra
mí", y aprovechar el tiempo y el espacio a favor del rechazo a las
reacciones violentas de cualquier tipo y con cualquier justificación.
La fuerza de la flexibilidad está, claramente, en la capacidad para
anticiparse a los eventos de la guerra.

150 casos del Consultorio Ético 45


En cualquier caso, es fundamental subrayar que la neutralidad es
una acción colectiva que evita cualquier recurso sistemático de la
violencia y, más puntualmente dicho, que recusa toda justificación
del militarismo, el guerrerismo y la violencia.
Carlos Eduardo Maldonado. ¿Es posible la neutralidad? Bioética y conflicto armado.
Ediciones El Bosque, Bogotá, 2002, pp. 38, 39.

Consulta 9

¿Dónde se encuentra la esencia del periodismo?


Colombia.

Respuesta
Cuando se examinan códigos de ética, manuales de estilo y la prác-
tica de los mejores periodistas, se encuentran estos elementos que
definen esa esencia:
Es un servicio, muy al contrario del lugar común que lo define
como un cuarto poder. En cuanto el periodismo se ejerce como un
poder, pierde su esencia y se convierte en otro más de los poderes
que se disputan el control de la sociedad mediante el uso de la
fuerza, del dinero o de las argucias de los políticos. El servicio, por
el contrario, convierte al periodismo en respuesta a la parte más
noble de los humanos, que es su inteligencia. Además, así se res-
ponde a la naturaleza de la profesión que se centra en la palabra,
un producto del espíritu humano.
Es un servicio público. El periodismo se mueve alrededor de lo
público, o sea, del interés de todos. Aunque se trate de empresas
privadas, periódicos, estaciones de radio, canales de televisión o la
red de internet, su objetivo es lo público. El periodismo no preten-
de la vocería oficial de nada ni de nadie, pero interpreta el interés
público, lo defiende, lo promueve y llega a ser, de hecho y no por
ley alguna, la voz de la sociedad. Deriva el periodismo su dignidad e
influjo en la sociedad de esa función pública que ejerce.

46 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
El periodismo sirve informando. La información es la expresión
específica del servicio que presta el periodismo. Mantiene a la so-
ciedad en contacto con la realidad de su historia diaria; por eso, la
actividad cotidiana del periodista tiene que ver con los hechos que
conciernen a todos, recreados mediante el manejo de la palabra.
El periodismo comienza a deteriorarse cuando se aparta de las ca-
tegorías del servicio, de lo público y de las tareas de información libre.

Documentación
“Periodismo es un relato e interpretación de los hechos actuales a
la luz de ciertos principios, con el objeto no solo de informar, sino
de orientar día a día a las personas que viven en sociedad” (Horacio
Hernández Anderson).
Al analizar su definición, Hernández resalta aquello que estima
lo principal: relato de hechos actuales, ya que la noticia es un ele-
mento de carácter esencial; pero, como dice el profesor Alfonso
Ungría, “el simple hecho de dar una noticia, de destacar un suceso
y exponerlo a la atención del público, lleva implícito un comentario
sobre su importancia y su carácter, aparte de algunas sugerencias
expresas que pudieran hacerse en torno a ella, porque la noticia es
el cuerpo y el comentario su alma”.
Para que podamos hablar de periodismo es necesario y condi-
ción básica que el relato o comentario se refiera a sucesos efectiva-
mente ocurridos. Sobre la ficción y el ilimitado campo imaginativo,
donde tienen sus raíces otros géneros literarios, no se construye
el periodismo. Es decir, el periodismo se funda en la realidad que
sucede, en hechos que en la realidad han ocurrido u ocurren.
Otra condición del periodismo es que el comentario o relato se
dirija al conocimiento de personas indeterminadas, generalmente
anónimas. Si yo cuento un acontecimiento a un amigo, incluso si lo
hago a través de un medio audiovisual, no estoy haciendo perio-
dismo, sino usando un medio interpersonal. Lo mismo si le escribo
una carta muy ágil y con un relato vivo y detallado. Tampoco hago
periodismo si guardo esos relatos en un cajón de mi escritorio y los
mantengo en secreto.

150 casos del Consultorio Ético 47


Eso quiere decir que el periodismo es en esencia público y debe
ser orientado de manera masiva, entendiéndose por masa un pú-
blico relativamente grande, compuesto por personas capaces de
sentir o recibir un mensaje y asimilarlo como es debido. No se pue-
de inferir de lo anterior que el periodismo, para que sea tal, ne-
cesariamente tenga que llegar a grandes masas, puesto que hay
algunos ejemplos de periodismo que sin ser masivo logra captar el
interés de grupos más o menos homogéneos en sus convicciones y
sentimientos, y que forman segmentos influyentes y apreciables de
la opinión pública.
Emilio Filippi. Fundamentos del periodismo. Trillas, México, 1997, pp. 12, 13.

Consulta 10

El presidente de Ecuador ha dicho que los diarios de papel


solo sirven para madurar aguacates y que es mejor acabar-
los porque están acabando con los árboles de la Amazonía.
¿Cómo responder ante estas acusaciones?
E c u a d o r.

Respuesta
Si se aplicara el criterio del Sr. presidente, Ecuador tendría que
prescindir de una de sus industrias más significativas económica y
artísticamente, la de la talla de madera para obras de arte, para
muebles y para construcción, porque atenta contra los bosques.
Conscientes de ese riesgo, los usufructuarios de ese recurso de-
vuelven a la naturaleza lo que han tomado de ella con campañas
de reforestación. La expresión presidencial tomada en positivo
equivaldría a una invitación para que los periódicos hagan suya una
campaña reforestadora en el mundo. Algunos ya lo están haciendo.
Además, ese reclamo induce una reflexión positiva sobre el pa-
pel social del periodismo. Fuera de ser útil para madurar aguacates
y proteger los muebles cuando hay pintores en casa, ¿tienen una
utilidad social los periódicos? Y si se da por sentado que tienen esa
utilidad, ¿esta es tal que la sociedad no pueda prescindir de estos?

48 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
No basta responder que son útiles porque informan, pero ¿esa
información es imprescindible? Al llegar a esta pregunta, medios
y periodistas están frente a un asunto medular: ¿qué clase de in-
formación es la que puede considerarse imprescindible? Es una
pregunta útil porque propone el reto de hacer una información
imprescindible, que es la que convierte a la profesión y al profesio-
nal, a su vez, en elementos tan imprescindibles que dan una razón
válida para convertir los árboles en papel. Todos sabemos, por tan-
to, que hay un periodismo prescindible, por el que no vale la pena
sacrificar un árbol, y que hay otro periodismo de tal valor y tan
imprescindible que por él vale la pena sacrificar un bosque.

Documentación
Creo que los periodistas son la médula de la democracia. Son in-
dividuos frágiles, aunque muchas veces son muy narcisistas y muy
pretenciosos en el plano empírico, pero son actores indispensables
de la democracia.
Mi idea es simple: cuanta más globalización de la información
haya, cuantos más mensajes haya, mayor será el acceso a la infor-
mación en el mundo y por lo tanto habrá que valorizar más el rol
esencial de los mediadores de la información, que son los perio-
distas. Estos son los únicos que pueden validar la calidad de la in-
formación. Dicho de otro modo, no hay nada más demagógico que
pensar que la globalización de la información debería conducir a
la reducción de la cantidad de periodistas. Es exactamente lo con-
trario, lo inverso. Cuantos más canales hay, más mensajes hay, y
mayor es la necesidad de que haya periodistas para hacer este tra-
bajo esencial, frágil, discutible, pero muy humanista, que consiste
en realizar un arbitraje dentro de una cantidad de información para
validar aquella que es importante para el público
Mi introducción es sencilla y resume en tres frases la exposición
que voy a hacer. Asistimos, a principios del siglo xxi, a la victoria de
la información, pero esta victoria no es necesariamente una para
los periodistas. La paradoja sería que los periodistas sean las vícti-
mas de la victoria de la información globalizada. Para estos y para
los seres humanos que fabrican y legitiman la información, esta vic-
toria puede ser engañosa.

150 casos del Consultorio Ético 49


A grandes rasgos, el tema es el siguiente: cuidado con la prole-
tarización del medio profesional y cultural de los periodistas en el
mundo. Porque simultáneamente puede haber grandes grupos de
comunicación, industrias culturales y mundiales muy poderosas
con una proletarización del medio periodístico. Esto es así a causa
de tres presiones: la presión técnica, que consiste siempre en supri-
mir a los hombres y reemplazarlos por las herramientas; la presión
económica, porque un periodista siempre cuesta más caro que una
máquina; y la presión política, porque un periodista siempre piensa
peor que una computadora.
Entonces, la triple presión (técnica, política y económica) podría
llevar mucha más información de la que podrían tener muchos más
individuos con muchos menos periodistas. Sin embargo, existe un
margen de maniobra. Pienso que la principal legitimidad de los pe-
riodistas en el mundo, su principal capital, sigue siendo la confianza
del público.
Dominique Wolton. "La comunicación de cara a la democracia". Clarín, 2006,
Buenos Aires, pp. 15, 16.

Consulta 11

¿Cómo se puede inducir a estudiantes y periodistas a una


sana crítica de sus propios trabajos y de los ajenos?
México.

Respuesta
Si usted al recibir un trabajo hecho por sus alumnos (una crónica,
una entrevista, un perfil) convierte dichos trabajos en un material
que redistribuye con el objetivo de que cada uno lea, critique y ra-
zone, de modo que cada crítica sea explicada y complementada con
una propuesta (por ejemplo, esto que está mal podría haberse he-
cho así), logrará varios objetivos:
El esfuerzo de sus alumnos para encontrar los aciertos del tra-
bajo que examinan. Un ejercicio crítico razonado que los obliga a

50 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
encontrar el motivo de sus críticas. Un trabajo creativo para formu-
lar propuestas. La comprobación de que todo trabajo puede mejo-
rarse, por tanto: no hay trabajo perfecto.
Este mismo ejercicio es el que en una sala de redacción se hace
cuando se examina la última emisión o edición. Si esto llega a formar
parte de la agenda diaria, los efectos que se pueden esperar son:
Mejoría de la calidad. Ver las fallas de un trabajo es dar con la
clave para hacerlo mejor. Se adquiere la costumbre de examinar
críticamente el trabajo propio y el ajeno; así se supera la reacción
adolescente de rechazar la crítica y al crítico como enemigos. Se
crea una base, de facto, para trabajar en equipo y para aceptar las
críticas sin traumatismos.
Como se ve, este ejercicio enseña que el verdadero aprendizaje
de un oficio comienza con el hallazgo de los errores y continúa con
la voluntad de hallar sus causas y de aplicar los correctivos necesa-
rios para no repetirlos.

Documentación
El periodismo debe reflejar el drama y la alegría de la vida, los pro-
blemas, las obras y los sueños de los hombres, tanto en lo indivi-
dual como en lo colectivo.
Ni siquiera en el último día de su vida, un verdadero periodista
puede considerar que llegó a la cumbre de la sabiduría y la destre-
za. Imagino a uno de esos auténticos reporteros en pleno tránsito
de esta a la otra y lamentándose así para sus adentros: “Hoy he
descubierto algo importante, pero lástima que ya no tenga tiempo
para contarlo”.
El periodismo es una actitud, una capacidad, un conjunto de
conocimientos y una destreza que no vale declamar, sino probar
todos los días. El periodista nunca termina de hacerse. Nuestro
perfeccionamiento es brega cotidiana. Hasta el último día de nues-
tra existencia estaremos transformándonos. En realidad, nada nos
acerca más al ridículo que pavonearnos con la idea de que ya lo
sabemos todo y que nada ni nadie nos puede enseñar algo nuevo,
interesante y útil para hacernos mejores practicantes del oficio.

150 casos del Consultorio Ético 51


El periodista es un ser social activo. Puede decirse que en alguna
medida ejerce un liderazgo social. Aun sin proponérselo, influye so-
bre las circunstancias, los hechos, las conductas políticas, sociales,
económicas de su país.
El periodismo es esencialmente información. Por tanto, es un
instrumento de la comunicación social y, en consecuencia, forma
parte de la política.
Manuel Buendía. Semillas de periodismo de Ómar Raúl Martínez. Universidad
Autónoma Nuevo León, 2010, pp. 175, 176.

Consulta 12

Soy estudiante de Periodismo y me he encontrado con una


curiosa reacción: los que se enteran de la profesión que he
escogido reaccionan negativamente diciéndome: ¿periodis-
mo? Eso desaparecerá pronto. ¿Es cierto? ¿Desaparecerá el
periodismo?
Chile.

Respuesta
Cuando apareció la radio, con su poder de información instantánea
y con su amplísimo cubrimiento, además de ser un servicio gra-
tuito, se temió el final del periodismo escrito: más lento, con una
restringida área de cubrimiento y más costoso. Los mismos pro-
nósticos se repitieron con más fuerza al aparecer la televisión; y
se ha vuelto a prever el fin de los periódicos con la aparición de la
tecnología digital.
Esta historia de repeticiones del mismo incumplido pronóstico
demuestra que el factor de permanencia de un medio de comuni-
cación no es el aparato ni su tecnología, sino un propósito.
Mientras se mantengan la necesidad de obtener información y
la voluntad de proveerla con mayor calidad cada vez, lo instrumen-
tal será algo secundario y subordinado. El fenómeno que se da, en
consecuencia, es que el periodismo toma lo mejor de cada nueva

52 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
tecnología, desecha lo que las nuevas tecnologías han vuelto des-
echable y continúa prestando su servicio con renovada eficacia. La
muerte del telégrafo, de los teletipos, de los linotipos, de las má-
quinas de escribir, no fue la muerte del periodismo que se valía de
ellos como instrumentos.
En cambio, la voluntad de informar, y de informar de manera
completa, es la que les da a las nuevas tecnologías toda su impor-
tancia y razón de ser.

Documentación
“La confianza es una condición necesaria, aunque no suficiente,
para sobrevivir en un contexto competitivo. El miedo, la incerti-
dumbre y las dudas que reinan en los medios tradicionales están
sobredimensionados en una industria que tiene una inmensa au-
diencia, la posibilidad de cobrar por contenidos exclusivos en la
web y gran capacidad para generar comunidades”, me dijo el con-
sultor de medios Ken Doctor.
La primera sorpresa que arroja una radiografía precisa del sector
es que el presente de los diarios no responde a la visión apocalíp-
tica que predomina entre editores y periodistas. De acuerdo con
los datos de la World Association of Newspapers and Publishers,
hoy se venden más de 500 millones de ejemplares por día en el
mundo y la industria genera más de 200.000 millones de dólares al
año. ¿No son prematuros, entonces, los certificados de defunción
referidos a una actividad con ingresos equivalentes al PIB de un
país como Perú y cuyos productos, considerando su readership, son
consumidos por el 50 % de los adultos del planeta?
Si comparamos los diarios con otros medios, veremos que los pri-
meros se llevan una quinta parte de la inversión publicitaria global
dentro de una distribución en la que la televisión sigue sacando la
mejor tajada e internet continúa creciendo año tras año. Es en la
competencia por el tiempo donde la prensa aparece muy rezagada.
De las siete horas que un habitante promedio en un país desarro-
llado dedica al consumo de medios, solo quince minutos se em-
plean para la lectura de una versión impresa o digital de un diario.
Pero ese cotejo también nos permite concluir que el minuto de los

150 casos del Consultorio Ético 53


diarios es el más valioso. Con un 3 % del tiempo dedicado a los me-
dios, los diarios se llevan el 20 % de la publicidad. América Latina
ha generado un fenómeno similar. La industria gana hoy un tercio
más de lo que ganaba en el 2008 y su circulación se ha mantenido
estable. En 2012, por el cepo publicitario, los diarios argentinos re-
cibieron más de un tercio de una torta local de avisos conformada
por 22 millones de pesos.
Daniel Dessein. Nuevos desafíos del periodismo. Ariel, Buenos Aires, 2014, pp. 157, 158.

Consulta 13

¿Existe violación de los derechos de género en el pago de me-


nores salarios a mujeres con respecto a hombres periodistas?
Colombia.

Respuesta
Este es un abuso que es tanto más grave si se trata de medios de
comunicación.
Dado el papel social que cumplen en la sociedad, estos, si son
periodísticos, tienen el deber de mantener un nivel ético superior
al del promedio de la sociedad, porque son a la vez líderes y edu-
cadores de los ciudadanos. En efecto, el liderazgo moral de los
medios periodísticos proviene de su tarea informadora, que pone
a los periodistas en contacto diario con la conciencia de los ciuda-
danos cuando les indica qué es lo importante y lo secundario en
la historia diaria, exalta a los buenos y previene sobre el daño de
los corruptos.
Una base de ese liderazgo es la enseñanza y respeto de los de-
rechos humanos. De hecho, la sociedad conoce la práctica de esos
derechos en los informes de prensa y protesta contra su violación en
las emisiones y ediciones de los medios. Al reclamar, por ejemplo, los
derechos de las minorías (indios, negros, homosexuales), los medios
destacan la necesidad de respetarlos y de respetar su dignidad.

54 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Entre esos derechos y reclamos de dignidad se encuentra el de
ser tratados como iguales, sin que la raza, el color de la piel o el
sexo sean obstáculo. Es, pues, asunto de coherencia con la función
de la prensa y con lo que ella transmite el que haya una igualdad
de derechos y de condiciones laborales entre hombres y mujeres
en una redacción.

Documentación
Podemos decir que el ser humano tiene dos dignidades: una onto-
lógica, que posee por el solo hecho de ser humano, y otra moral,
que es la que nos damos a nosotros mismos con nuestro compor-
tamiento. La dignidad ontológica descansa en el reconocimiento de
que cada persona entraña un valor especial que no puede dejarse
pasar por alto, así cometa los delitos más graves. En cambio, la dig-
nidad moral está asociada a nuestras acciones particulares; así, una
persona se hace indigna si roba, si mata, si miente.
Las comunidades han visto que si no se defienden los derechos
humanos basados en la dignidad inalienable del ser humano, enton-
ces corremos el riesgo de ser atropellados bajo el menor pretexto.
Defender los derechos humanos significa que cada ser encarna la
dignidad de todo el género humano, que cada vez que se violentan
nuestros derechos en una sola persona, se vulnera la dignidad de
toda la humanidad. Una persona puede perder su dignidad moral,
pero no la ontológica. Así pues, cada vez que se trata con dignidad a
un asesino, aunque este sea el más cruel, en realidad se está respe-
tando el valor de la persona humana en general, incluyendo a sus
captores y sus acusadores. Darnos valor como seres humanos nos
previene contra los abusos del poder y nos da confianza para transi-
tar por la vida sin miedos ni temores. Los derechos humanos, como
lo ha establecido la Asamblea de la ONU, refrendan en general: el
derecho a la vida, la libertad, la seguridad personal, la eliminación
de la tortura, los tratos crueles o degradantes, igualdad ante la ley
y eliminación de todas las formas de discriminación.
José Luís Espíndola. Ética ciudadana. Porrúa, México, 2009, pp. 34 y 36.

150 casos del Consultorio Ético 55


El compromiso con la verdad

Consulta 14

¿Qué es la verdad? ¿Qué papel juega en el periodismo?


México.

Respuesta
Para los periodistas, la palabra verdad significa fidelidad a los he-
chos sobre los que se informa. Otro es el sentido que le dan a la
palabra verdad los filósofos, las religiones o los científicos. Las del
periodista son las verdades humildes de los hechos de cada día.
Por eso, sus verdades son provisionales, esto es, penúltimas pa-
labras, porque los hechos evolucionan y sobre ellos siempre habrá
algo que agregar. El periodista, en consecuencia, es alguien que
siempre está en disposición de corregir, agregar o aclarar sus infor-
maciones sobre los hechos. Heráclito proporciona la imagen más
oportuna al respecto. La historia de cada día es como un río que
fluye de modo que el agua que ves desde el puente pronto es reem-
plazada por otra. Los hechos dejan de ser los mismos y el periodis-
ta debe tener la versatilidad suficiente para reconocer esa calidad
variable y de renovación permanente de los hechos que informa.
Además, deben ser verdades útiles para la sociedad; deben res-
ponder a sus intereses y no solo a su curiosidad. Otro elemento
de la verdad del periodista es que debe ser completa. No responde
solamente a lo que sucede, también debe explorar el porqué, el para
qué, el dónde, el quién, el cómo de los hechos. Es decir, debe ser
completa para que constituya un sólido elemento de juicio en el
momento de decidir.

56 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
¿Se puede alcanzar? Es obligación del periodista hacer cuanto esté
a su alcance para obtener una visión exacta de los hechos. En esto
consiste su compromiso con la verdad.

Documentación
El código de la Unesco es tajante: hay que informar de la manera
más objetiva posible. Para esto, el periodista tiene que adherirse
formalmente a la realidad objetiva.
“La tarea primordial del periodista es la de servir el derecho a
una información verídica y auténtica por la adhesión honesta a la
realidad objetiva, situando consciente los hechos en su contexto
adecuado, manifestando sus relaciones esenciales sin que esto en-
trañe distorsiones, empleando toda la capacidad creativa del pro-
fesional, a fin de que el público reciba un material apropiado que
le permita formarse una imagen precisa y coherente del mundo,
donde el origen, naturaleza y esencia de los acontecimientos sean
comprendidos de la manera más objetiva posible”.
La proclamación solemne de la realidad objetiva, como supremo
desiderátum del informador, viene a confirmar la primacía que en los
códigos de ética periodística se expresa con los términos verdad, ob-
jetividad, veracidad y exactitud. La negación de lo que estos términos
significan es la manipulación en todas sus formas de la objetividad
informativa. El código de la Unesco no ha hecho más que recordar y
confirmar lo que constituye el valor ético que da sentido siempre a la
profesión informativa: ofrecer al público, en la medida de lo posible,
la verdad objetiva que por derecho le pertenece y que el informador
sirve como un honroso e inexcusable deber.
Niceto Blázquez. Ética y medios de comunicación. Biblioteca de Autores Cristianos,
Madrid, 1994, p. 200.

150 casos del Consultorio Ético 57


Consulta 15

¿Es correcto acudir a la actuación y fingir que uno no es pe-


riodista cuando la historia tiene que ver con el bien público?
México.

Respuesta
• En el periodismo de disfraz se percibe un conflicto de identidad
profesional. En efecto, si el periodista tiene claro su objetivo pro-
fesional, descartará la acción espectacular que lo convierte a él
en el centro de atención, porque esa no es la razón de ser de su
trabajo; también desecha todo lo que podría hacer menos eficaz
el servicio que les debe a los receptores de información; el dis-
fraz es un estorbo para quien quiere y debe ser creído.
• El periodismo de disfraz crea la confusión entre la ficción y la
realidad. Si el periodista asume una personalidad que no es la
suya, marca con eso el comienzo de una ficción y por tanto pone
la realidad fuera del alcance del receptor. Así, en el problema de
credibilidad consiguiente, parece alejarse de lo que el público es-
pera de todo periodista: una verdad sin falsificaciones que pue-
da hacer real el derecho de la sociedad a acceder a lo verídico.
En el menos malo de los casos, el disfraz conduce a lo real, pero
sin garantías de credibilidad para el receptor.
• El disfraz para llegar a lo real plantea el problema del fin y de
los medios. Puesto que es cierto que el fin no justifica los me-
dios, esta clase de periodismo utiliza el engaño (un medio malo)
para llegar a la verdad (un fin bueno) y de paso desecha medios
buenos (las técnicas de investigación) para alcanzar un fin que
se obtiene integralmente cuando hay hallazgo de la verdad y ga-
rantía de credibilidad suficiente para que aquella sea aceptada
e influyente.

Documentación
Algunas personas argumentan que los reporteros nunca deben ac-
tuar de manera encubierta y ninguna historia justifica que mientan.

58 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
El que un periodista actúe como si fuera otro conduce a la pérdida
de credibilidad y, sin credibilidad, ningún reportero u organización
periodística puede servir al público. Otros argumentan que los re-
porteros tienen una obligación mucho mayor con el público y por
tanto no pueden estar en ningún tipo de sensiblería. Si para con-
seguir una historia que pondrá al descubierto un gran error y que
protegerá al público de cualquier perjuicio es necesario valerse de
un subterfugio, entonces vale la pena.
Quienes están a favor de esta línea de pensamiento señalan que
a menudo las organizaciones que se encargan del cumplimiento
de la ley recurren a subterfugios para apresar a delincuentes. Un
policía puede actuar como un narcotraficante, un ladrón o incluso
como un asesino para poner en prisión a quienes transgreden la
justicia. Según sus puntos de vista, la obligación de los periodistas
de que el público conozca lo que ocurre es tan importante como
la que tiene la policía de proteger la vida y las propiedades de los
ciudadanos. Por tanto, afirman, es correcto que un reportero actúe
de manera encubierta para realizar una investigación periodística.
Charles Green. Reporteros encubiertos. Pulso del Periodismo, Universidad de Florida.

Consulta 16

¿Es ético que un periodista mienta para obtener información?


México.

Respuesta
Los códigos de ética hablan de “no utilizar métodos incorrectos”
(Federación Internacional de Prensa), de “utilizar medios justos y
honestos” (Australia, Austria, España, Filipinas, Francia). A estas
expresiones se agrega la exigencia de “no disimular ni falsear la
identidad del periodista” para obtener la noticia (Filipinas, Cana-
dá, Australia). Son en total 28 códigos del mundo los que incluyen
esta norma porque dan por supuesto que el periodista siempre
juega limpio, es decir, sin cartas marcadas y con una conducta

150 casos del Consultorio Ético 59


transparente como base de su credibilidad. El compromiso con la
verdad, que es el valor fundamental de la ética periodística, le im-
pone el rechazo de todo engaño aun si se tratara de encontrar una
verdad. Por eso resultan puestas en tela de juicio prácticas como la
de las cámaras escondidas, las grabaciones sin consentimiento del
entrevistado o la sustracción de documentos.

Documentación
En 1977, el Chicago Sun Times había abierto una taberna, la ha-
bía llenado de reporteros y fotógrafos y había esperado a que los
inspectores municipales vinieran a cobrarles soborno. Bautizaron
el bar con el nombre de Espejismo y atraía a criminales de poca
monta como una visión de agua atrae a las víctimas de una sequía.
Los artículos resultaron acompañados por fotografías tomadas con
cámaras ocultas y llegaron hasta las finales del Premio Pulitzer. Pero
después de algunas objeciones del ex director ejecutivo del Was-
hington Post, Ben Bradlee, la junta del premio decidió no conceder
el mismo al Sun Times porque la serie se basaba en un engaño. La
junta llegó a la conclusión de que las empresas dedicadas a decir la
verdad no se debían dedicar a esas tácticas de engaño.
Sissela Bok, en su libro Lying: Moral Choice in Public and Private
Life, identifica cuatro excusas morales básicas para el engaño inten-
cional: evitar un daño, producir un beneficio, requerimientos de la
equidad y protección de la verdad. Todas implican un cálculo utili-
tario, un balance del bien y el mal, de manera que Bok llega a varios
principios generales para totalizar las pérdidas y ganancias morales.
Al considerar diferentes tipos de mentiras debemos preguntar,
en primer lugar, si existen acciones alternativas que resuelvan la
dificultad sin utilizar un engaño. En segundo lugar, ¿cuáles pue-
den ser las razones morales propuestas para justificar la mentira
y cuáles razones se pueden plantear como contraargumentos? En
tercer lugar, como prueba para los dos pasos anteriores, debemos
preguntarnos ¿qué podría decir un público de personas razonables
respecto a tales mentiras?
Ella comienza con un supuesto en contra del engaño porque una
mentira siempre causa un daño moral. En primer lugar, la víctima

60 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
se siente violada y el sufrimiento de un inocente es un poderoso
argumento en contra de la práctica que lo genera. Si un reporte-
ro honestamente tratara de imaginarse cómo se sentiría si le min-
tieran en circunstancias similares, seguramente entendería lo que
quiero decir. En segundo lugar, la mentira crea hábito. Por consi-
guiente, incluso una mentira justificada, podría cambiar el carác-
ter de la conducta general del mentiroso, llevándole a engañar en
circunstancias que no tienen justificación. Es común observar que
una mentira lleva a otra. En tercer lugar, el mentiroso a menudo
supone que no lo van a descubrir y es más fácil para él comprender
sus propias necesidades.
Jack Fuller. Valores periodísticos. Colonial Press International, Miami, 1996.

Consulta 17

¿Debe revelar el periodista la identidad de una fuente que


ha mentido?
Colombia.

Respuesta
Son útiles estas reflexiones previas:
Ninguna fuente está obligada a responderle a un periodista; por
tanto, si lo hace, sabe que actúa en plena libertad para colaborar
con la tarea informativa. Periodista y fuente trabajan con un solo
objetivo: entregar al lector, oyente o televidente una información
de calidad.
El papel del periodista al ofrecer información es proteger al re-
ceptor de su mensaje contra los intentos propagandísticos o de al-
teración de la información; por eso selecciona sus fuentes, busca
plurales y diversas, y examina críticamente la información que re-
cibe de aquellas para descontaminarla de inexactitudes, contradic-
ciones, errores o mentiras.
Como se ve, el único amo que respeta el periodista es el receptor
de su información; y el objetivo esencial de su actividad profesional

150 casos del Consultorio Ético 61


es ofrecerle la información con la mejor calidad posible. Aparece
con igual claridad que todo en su ejercicio profesional está subordi-
nado a la prestación de ese servicio, y esto abarca también la cola-
boración de sus fuentes. Teniendo esto en cuenta se puede concluir
que el lector debe ser protegido contra las mentiras de su fuente.
Por tanto, la relación del periodista con ella está subordinada al de-
recho que tiene el receptor de acceder a la verdad posible; en este
sentido, se ha de entender que si el periodista pacta con su fuente
la no revelación de su nombre, esto se justifica porque facilita el
acceso a la verdad que la fuente provee y que los dos, periodista
y fuente, le deben al receptor. Pero si en vez de verdad la fuente
entrega mentiras, u oculta la verdad, el pacto de secreto pierde su
justificación.
El secreto profesional del periodista tiene valor en tanto sirve al
receptor de la información. Hay dos teorías sobre la actitud ética
frente a la fuente mentirosa. La primera dice que al lector se le de-
ben ofrecer todos los elementos de conocimiento, incluso el nom-
bre de la fuente, cuando sea necesario para disipar la confusión
que produce una que miente o se contradice. La otra teoría rechaza
la revelación del nombre de la fuente porque esta conducta podría
generar desconfianza en otras fuentes posibles que, así, se nega-
rían a dar información.
Resulta evidente, en consecuencia, que lo primero es el lector y
su derecho a conocer la verdad y que, en los casos de la fuente que
se contradice o miente, el periodista debe explicar con claridad las
razones para incumplir el pacto de secreto. Así preservará el dere-
cho prioritario del lector a que se le diga la verdad y mantendrá la
confianza de futuras fuentes.

Documentación
Una cuestión delicada para los reporteros es: si el periodista es lla-
mado por un juez para rendir testimonio, ¿tiene obligación de reve-
lar la fuente de una información con base en la cual se inició el pro-
ceso o de entregar las notas de las entrevistas en las que fundó su
reportaje? Para el antiguo director del Washington Post, Benjamín
Bradlee, no debe cooperar. Algunas veces, asegura, las autoridades

62 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
están más interesadas en castigar al reportero que en atacar los
males denunciados por él. Pero en el fondo de la cuestión yace un
valor ético de mayor entidad. Según Meyer, el periodista profesio-
nal se interesa en señalar un mal general y lo ilustra con un ejem-
plo, en tanto que la autoridad administrativa o el juez están más
interesados en reprimir el caso en particular y no las consecuencias
del mal general. Y la mejor respuesta la da Meyer cuando recurre
a la Declaración de Principios de la Asociación Estadounidense de
Editores de Periódicos de 1975: “Las promesas de confidencialidad
no deberán darse en ausencia de una necesidad evidente y apre-
miante, pero esos compromisos, una vez dados, deben ser respeta-
dos a toda costa. No obstante, una revista como Newsweek rompió
esa norma en una situación cuyas repercusiones todavía se discu-
ten en la prensa de Estados Unidos. El ahora célebre Oliver North
dio a conocer informes reservados sobre el Irongate, los cuales la
revista se comprometió a publicar sin revelar la fuente. Sin embar-
go, la mencionó y justificó su decisión al afirmar que sabía que Oli-
ver North había mentido”.
El conjunto de normas éticas aplicables a situaciones concretas
no está divorciado de las reglas de sentido común. Recomiendan
formularse las siguientes preguntas: ¿tiene la noticia suficiente im-
portancia como para omitir la obligación de decir de dónde viene?
¿Hay en la noticia suficientes pruebas como para permitir un juicio
razonable sobre su plausibilidad? Si lo que distingue al periodismo
de otras profesiones es, precisamente, la posibilidad de no citar la
fuente, algo inconcebible en un trabajo de investigación académica
o científica o en un ensayo literario, el periodista en todo momento
debe tener una clara conciencia de que el abuso de esta licencia
puede convertir en sospechosa su contribución a la sociedad.
Guido Fernández. Agonía a la hora del cierre. Trillas, México, 2000, pp. 80, 81.

150 casos del Consultorio Ético 63


Estudiar periodismo

Consulta 18

¿Debería ser obligatorio contar con título profesional para


ejercer el periodismo?
Bolivia.

Respuesta
Las disposiciones legales sobre esta materia son ambiguas: cuan-
do un gobierno dispone la obligatoriedad del título, puede estar
protegiendo el derecho de la población a una información de cali-
dad. Como se sabe, el progreso de las técnicas de comunicación ha
determinado cambios por la cantidad de información a que tiene
acceso la población; impuso la necesidad de una selección profe-
sional de esa información, creó la urgencia de que la información
sea procesada para proteger al usuario de su multiplicación innece-
saria y de la manipulación a través de lo que le ofrecen, y propició la
exigencia de una comunicación profesional en términos de calidad
de su presentación y de eficiencia en su difusión a través de los
medios. Junto con esa protección del derecho a la información, la
disposición legal podría estar poniendo en las manos del gobernan-
te un instrumento de control para el ejercicio del periodismo y de
restricción para la libertad de informar. Por esa razón, los gobiernos
que son y que parecen democráticos dejan esa facultad de proveer
profesionales idóneos a la sociedad en manos de las agremiaciones
o colegios de periodistas, de los propios medios de comunicación o
de esas dos instancias, que actuarían bajo objetivos de autocontrol
para servicio de la sociedad y para fortalecimiento de la credibili-
dad del gremio periodístico.

64 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Documentación
Entre los distintos modelos que han servido de pauta para estable-
cer las relaciones entre periodismo y política, destaca el liberal. De
acuerdo con este, que encuentra su origen en el liberalismo econó-
mico clásico, el Estado no debe intervenir en el control de calidad
de la información y la prensa debe vigilar y controlar los errores del
poder político. El punto de partida de este modelo es el conflicto
permanente de intereses entre gobierno y medios, por lo que el rol
desempeñado por la prensa es el de adversario. Son muchos los
factores que intervienen en el papel vigilante que deben adoptar
los medios en las sociedades democráticas y apelan a la necesidad
de luchar contra cualquier clase de presión que reciban. Esta con-
cepción liberal tuvo gran aceptación en Estados Unidos, sobre todo
con motivo del caso Watergate.
Frente a ese modelo existe otro de cariz más conciliador en el que
prensa y esfera política tratan de conciliar sus intereses comunes
de transmitir su mensaje a las audiencias. En este tipo de relación
se considera necesario que periodistas y políticos garanticen su en-
tendimiento mutuo. No todos los autores se muestran de acuerdo
con este modelo. Herstgaard considera que ha favorecido que los
periodistas no cuestionen la labor de los políticos, sino que simple-
mente se conformen con mostrarla. Con el fin de encontrar un mo-
delo equilibrado frente al liberal y al conciliador, en el año 1947 se
creó en Estados Unidos la Comisión Hutchins. El modelo propuesto
en esta ocasión se fundamentaba en la teoría de la responsabilidad
social. Esta permitía que el Estado tuviera una mayor intervención
para controlar la libertad y la responsabilidad de la prensa, al mis-
mo tiempo que debían imponerse límites en la intervención para
no coartar la libertad de los ciudadanos. Los principales objetivos
de esta intervención eran, entre otros:

• Garantizar el apoyo a los medios de comunicación que más lo necesiten.


• Procurar que los medios expliquen de forma adecuada a los ciudadanos
la complejidad política.

150 casos del Consultorio Ético 65


• Permitir que los distintos grupos sociales estén representados en las
informaciones políticas. Los medios de comunicación deben ofrecer un
retrato veraz y completo de la situación política.
Ruth Rodríguez Martínez. La dependencia del poder político. La ética informativa vista
por los ciudadanos. El Ciervo, Barcelona, 2010, p. 126.

Consulta 19

¿Puede la formación universitaria ayudar a reducir la pre-


carización del trabajo de periodista?
E c u a d o r.

Respuesta
Cuando una ley de prensa o de comunicaciones se propone corregir
las deficiencias del periodismo, puede escoger, entre otros cami-
nos, estos:
El examen crítico de la formación universitaria de los periodistas.
Una comisión revisora de los pénsumes, compuesta por editores,
jefes de redacción o viejos periodistas podría comprobar si las fa-
cultades se ajustan a los requerimientos de las redacciones; podría,
además, estudiar soluciones para el problema de la sobreproduc-
ción de graduados en periodismo y verificar la idoneidad del per-
sonal docente de las facultades. Una democracia sana reclama un
periodismo de calidad.
El ministerio que dicta y vigila el cumplimiento de las políticas
laborales, a partir de una investigación sobre los salarios que perci-
ben los periodistas, podría asumir una política de salarios justos en
los medios de comunicación. Como se sabe, esa “precarización” y
las prácticas antiéticas, lo mismo que la mala calidad de la informa-
ción, tienen una causa común: los malos salarios, disimulados por
la práctica corruptora de imponerle al periodista la venta de pu-
blicidad como medio para aumentar sus ingresos. Un salario justo
estimula la independencia del periodista y facilita las tareas que le
impone su compromiso con la verdad y con la sociedad.

66 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Documentación
En 2002, la Fundación Knight le pidió a la Universidad de Princeton
que hiciera una encuesta sobre cuál era la frustración más grande
del periodista estadounidense. Los resultados fueron que no reci-
bía capacitación. El entorno está cambiando y se necesita capacita-
ción. Este es un campo que pierde al 60 % de la gente que ingresa
para cuando tienen 40 años. Esto implica que la mayoría de la gente
inteligente se está yendo porque no recibe capacitación en su lugar
de trabajo.
No he escuchado que se diga en ningún momento que lo que
iban a usar para la capacitación del periodista incluyera la historia
del periodismo. No estoy hablando de historias grandes, de Water-
gate, de los héroes estadounidenses, de la teoría de triunfos. Estoy
hablando de retrotraernos a los romanos, las primeras personas
que escribían en la pared lo que estaba ocurriendo.
Yo no he escuchado que nadie diga haber identificado las cien
más importantes historias del periodismo, o cincuenta. Si nosotros
nos proponemos darle un título a alguien sin que estudie los más
importantes trabajos de la historia, los analice, los examine para
que sepa qué es lo que hace que estos trabajos sean buenos e im-
portantes, no estamos haciendo bien las cosas.
Charles Eisendrath. “Desafíos del periodismo real. El desafío de la capacitación”. Clarín,
Buenos Aires, 2006, pp. 53, 54.

Consulta 20

¿Qué utilidad tiene que a los estudiantes de periodismo les


enseñen sobre ética?
México.

Respuesta
A la ética se llega por la vía de la experiencia sobre una base de
conocimiento. Los cursos de ética en las licenciaturas de Comu-
nicación y Periodismo sirven para compartir una experiencia y un

150 casos del Consultorio Ético 67


conocimiento. Sin este acceso del estudiante a lo ético, su estudio
se convierte en el solo conocimiento de una tecnología, o sea, una
comunicación y un periodismo sin alma que, finalmente, derivarían
en un saber deshumanizado y deshumanizante.
La ética, en efecto, revela el porqué y el para qué de la comuni-
cación y del periodismo. Con esa razón de ser, estos saberes alcan-
zan toda su relevancia social y encuentran los fundamentos de su
dignidad.
Hay que recordar, además, que “la grandeza del conocimiento
científico (o tecnológico, agrego yo) no se comprende solamente
por lo que estos valen en sí, ni por lo que puedan producir, sino
por lo que significan para el hombre y desde el hombre” (Juliana
González, El Ethos, destino del hombre). Si esto puede decirse de
cualquiera de las profesiones, cuánto más si se trata de comunica-
ción y periodismo, actividades tan propicias para la humanización
como para la deshumanización.
Comunicólogos y periodistas tienen que ver directamente con
el ejercicio de la libertad de las personas; por tanto, debe animar-
los un criterio ético, bien sea para optimizar su acción o, al menos,
para prevenir los daños posibles, dado el poder del instrumento
que utilizan.

Documentación
El significado profundo de la ética profesional no se encuentra pro-
piamente en sus manifestaciones expresas. No se formula en nin-
guna asignatura o materia de los planes de estudio, ni siquiera en
las carreras humanísticas. Lo más importante y vivo de esa ética
no está en libros ni en códigos ni en juramentos, al menos no se
agota en ellos. Es algo implícito, subyacente, mucho más amplio y
fundamental: está de hecho en las raíces humanas de la actividad
científica o cultural en que se ha puesto la vida.
Por otra parte, ha de advertirse que en sus aspectos básicos la
ética profesional no se adquiere tras el egreso y ya en la prácti-
ca de la profesión, sino que se va gestando y desarrollando en la
propia formación académica o universitaria; se halla implícita en
la significación humana de toda disciplina y en el proceso mismo

68 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
de su aprendizaje cuando este es integral. La formación ética, en
este sentido, es correlativa a la formación intelectual y ha de lle-
gar a ser indisoluble de esta en la medida en que se trata de una
genuina formación y no de una mera acumulación informativa de
conocimientos.
El aprendizaje como tal, particularmente el universitario, conlleva
la adquisición de una serie de virtudes éticas que han de persistir y
formar parte de los rasgos que definen la llamada ética profesional.
Juliana González. El Ethos, destino del hombre. Fondo de Cultura Económica, México,
1996, p. 93.

150 casos del Consultorio Ético 69


Redacción y ortografía
en el periodismo

Consulta 21

¿Hasta qué punto las faltas ortográficas pueden ser conside-


radas como una falta a la ética profesional?
Ve n e z u e l a .

Respuesta
Algunos códigos de ética incluyen normas al respecto, lo mismo
que sobre el deber de hacer buen uso del idioma. Pero aun si no
constaran allí esas normas, sería igualmente válida la exigencia éti-
ca en este sentido.
En efecto, la ética periodística impone el deber de buscar la ex-
celencia en el ejercicio profesional y es entendible que mal puede
hablarse de excelencia periodística en trabajos sin ortografía o con
una sintaxis defectuosa.
Y así como un deber ser del abogado es su conocimiento de los
códigos y del lenguaje jurídico, y el del médico o del odontólogo
el diestro manejo de su instrumental, es obligación elemental del
periodista manejar su instrumento de trabajo, que es la palabra en
todas sus formas, hablada o escrita. El desconocimiento de sus ins-
trumentos de trabajo por parte de un profesional implica un ejerci-
cio profesional de mala calidad y un engaño para los usuarios de su
servicio especializado.
Así lo manifestaron los lectores de periódicos, encuestados por
encargo de la Asociación Americana de Editores de Periódicos
(ASNE) en Estados Unidos. Cuando se les preguntó en 1999, por
las razones de la pérdida de credibilidad de los periódicos, seña-
laron como primera causa los errores de ortografía y de sintaxis

70 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
que encontraban. En efecto, un manejo correcto del idioma y de
la ortografía es lo mínimo que se les puede ofrecer a los lectores.

Documentación
Pedro Salinas hablaba del lenguaje como el instrumento de la in-
teligencia, pero el idioma español es, sobre todo, el instrumento
de los sentidos y de las emociones; no lo manejamos únicamente
como una lengua franca para los negocios o como un segundo idio-
ma mediante el cual se entienden pueblos de lejanos credos mater-
nos. El español tiene una patria de 21 estados y de 400 millones de
corazones, y solo con sus palabras oídas desde la cuna, podremos
los habitantes de esta nación común soñar una novela a la sombra
de un tilo o recrear la mirada en la hornillera y los dujos donde se
esconden las abejas. Hemos podido construir en los últimos siglos
una lengua que ya no pise a los idiomas que conviven en su suelo,
que olvide la diglosia para conocerlos y relacionarse con ellos con
la misma naturalidad con que los hombres del bandolero Roque
Guinart hablan en catalán al manchego don Quijote, y todos ellos
entendían sin hacer cuestión del asunto porque también el catalán
podía ser una lengua de aquel caballero andante.
El uso de nuestro idioma y el intento de comprender a los seme-
jantes nos retrata como seres humanos, las palabras nos revelan
como somos y a veces nos condenan.
Alex Grijelmo. Defensa apasionada del idioma español. Taurus, Madrid, 1998, p. 285.

Consulta 22

¿Hasta qué punto puede un editor corregir las faltas orto-


gráficas y juicios de valor en los escritos de un periodista?
México.

Respuesta
Hay, entre muchas, dos clases de editores: los que se dedican a
subrayar las debilidades y errores de los periodistas. Estos editores

150 casos del Consultorio Ético 71


acaban editando y reescribiendo las notas. Por otra parte, están
los que entienden su función como una asesoría permanente para
formar buenos periodistas. Los primeros se mantienen al borde
de la prepotencia, impiden a sus subordinados crecer humana y
profesionalmente y logran un periódico del tamaño de sus propias
limitaciones. Los otros logran un trabajo en equipo, en el que com-
parten sus experiencias, afirman conocimientos y crean un ambien-
te propicio para el ejercicio del mejor periodismo, que es el que se
alimenta de entusiasmos, ideas y trabajo en común. Es tarea del
editor orientar ese equipo. Alguien vio al editor como un director
de orquesta con capacidad y talento para obtener un producto de
calidad como resultado de la optimización de las habilidades de
cada uno. En un equipo así y con tal editor, cada periodista da lo
mejor de sí.
Cuando se mira así a una redacción no hay lugar para dudar si
se deben corregir o no los errores, si es tarea vedada para alguien
escribir los encabezados o si deben tolerarse los juicios de valor. El
editor pedagogo sabe que a él y a sus redactores los debe guiar el
propósito de hacer todos los días el mejor periódico del mundo con
la cooperación del equipo.
Lo otro, o sea la redacción en que cada uno trabaja aislado de
los demás, en que cada uno defiende su territorio y sus reales o
pretendidas calidades contra los demás, es una que nunca podrá
hacer periodismo de calidad. Una redacción así está condenada a
la mediocridad.

Documentación
Una reportera de un periódico se propuso ayudar a su editor a me-
jorar y le escribió un memorando: emplee más tiempo hablando con
los redactores, uno por uno, de manera informal. Pase por sus escri-
torios y pregúnteles lo que están haciendo. Son relaciones públicas,
lo sé, pero es importante. Su personal tiende a asociarlo a usted, in-
justamente, con castigo, humillación, lacónicos mensajes por com-
putador y otras cosas. Usted es duro y serio, pero no es el conde Drá-
cula. Me gustaría que dejara que más gente viera su personalidad.
Trate de tener más tiempo, desde el comienzo, para consultar con

72 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
los redactores sobre historias claves. ¿Cuál es su objetivo? ¿Qué sabe
usted ya? ¿Qué necesita saber? Y en otro momento: ¿Qué averiguó?
¿Cuál es el enfoque? ¿Cuál es la cabeza? Dos cosas logra con esto:
eliminar sorpresas al cierre y el redactor comienza a mirarlo como
un amigo y no como alguien que lo va a desautorizar más tarde. Un
gran número de redactores se intranquilizan cuando usted corrige
sus trabajos. No creo que ayude hablar inicialmente de lo negativo,
es más importante hablar de las fortalezas y dar confianza. Algunas
veces el trabajo es deficiente y usted quiere gritar, pero el punto es
que tenemos que trabajar con lo que hay, sacarle el mejor partido
todo el tiempo. Si los redactores tienen miedo se paralizarán. El re-
sultado será una baja productividad. Sea generoso con los elogios,
aun si a veces implica exagerar un poco. La alabanza motiva al redac-
tor mucho más que el miedo. Si usted es generoso con los halagos, el
redactor probablemente aceptará mejor su crítica.
Roy Meter Clark y Don Fry. Asesoría editorial a periodistas. Editorial Universidad de
Antioquia. Medellín, 1992, pp. 181, 182.

150 casos del Consultorio Ético 73


Las ruedas de prensa

Consulta 23

¿Cómo se debe tratar la información obtenida en una rue-


da de prensa antes de publicarla?
Colombia.

Respuesta
La ética del periodismo es más exigente que eso y no se satisface
con la simple reproducción de los boletines, de las entrevistas o de
las ruedas de prensa, que son una materia prima de cuestionable
calidad y altamente desconfiable.
Un periodismo que se limita a reproducir esos materiales es
mediocre, que no le ofrece garantía alguna al lector y que lo deja
indefenso en manos de las oficinas de prensa de las entidades pri-
vadas o públicas, en las que suele hacerse propaganda, pero no
información.
El boletín, la entrevista o la rueda de prensa son materiales en
bruto que deben ser procesados después de ser descontaminados.
Cuando el periodista deja de ser un simple intermediario y ejerce
un periodismo profesional, suele cumplir estos pasos:
Verifica la verdad del boletín, la entrevista o la rueda de prensa,
a partir de un doble supuesto: que el poder personal o institucional
suelen echar mano de las mentiras o de las verdades a medias, y
que es deber del periodista proteger a sus lectores o receptores del
engaño del poder.
Investiga los antecedentes de ese material, su contexto y sus
consecuencias.

74 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Somete ese material a otras fuentes idóneas e independientes para
verificar, para complementar o para diversificar el enfoque del hecho.
Busca las aplicaciones y proyecciones de los temas tratados por
los documentos en cuestión.
Como se ve, la agenda del periodista se amplía, no con esos bole-
tines, entrevistas o ruedas de prensa, sino con el trabajo que el pe-
riodista se impone cuando está convencido de que esos materiales
solo son información en bruto.

Documentación
El periodista recoge una noticia y actúa objetivamente con ella al
proporcionar todos los antecedentes posibles de encontrar en las
fuentes. Para eso deberá poner toda su diligencia y celo. Cuando
presenta el material así obtenido es inevitable que ponga algo de
él mismo, de subjetividad, aplica su propio criterio sobre la impor-
tancia real de los hechos, el interés que pueda suscitar en el pú-
blico o la influencia que pudiera tener su divulgación en la gente,
cualesquiera sean los rangos de esta. Salvo que esté movido por
prejuicios o por una intención torcida, no podrá censurarse que el
periodista actúe de ese modo subjetivo. Lo deseable y exigible es
que al efectuar su trabajo el periodista actúe honestamente y con
el ánimo de informar bien, al margen de cualquier interés inferior. Y
que actúe en consecuencia al ofrecer las noticias al público.
Hasta en los hechos de cuantía menor es posible encontrar estos
matices. Supongamos que en una determinada localidad la autori-
dad decide inaugurar una autopista. Según el medio que informe,
la noticia tendrá sus respectivos coloridos. Estos pueden ir desde el
simple relato del acontecimiento, características de la obra, perso-
najes que participaron en el acto inaugural, discursos pronunciados,
costo de los trabajos, longitud, número de pistas, capacidad y datos
similares, hasta una fuerte crítica por la demora en la entrega de la
obra o por la dudosa calidad de la misma. Un reportero acucioso
investigará acerca de los materiales usados, la utilidad de la vía, la
cantidad de personas que trabajaron, el proceso de asignación de
la obra a quienes la ejecutaron y si hubo ofertas mejores y más eco-
nómicas, en caso de que se haya pagado con fondos públicos, y si se

150 casos del Consultorio Ético 75


lograron beneficios adicionales, al tratarse de empresas privadas.
Toda esta labor de investigación periodística entra en el concepto
de una mayor objetividad. Lo subjetivo podría imputarse a la buena
o mala intención del periodista en la búsqueda de los datos de su
relato posterior.
Emilio Filippi. Fundamentos del periodismo, Trillas, México, 1997, p. 28.

Consulta 24

¿Las ruedas de prensa justifican que todos los medios publi-


quen las mismas noticias?
Colombia.

Respuesta
Ryszard Kapuscinski llamó periodismo de rebaño al que se practica
sin criterio propio y de acuerdo con lo que hacen los demás para
neutralizar la fuerza y calidades de la competencia. Por eso, las rue-
das de prensa se convierten en la principal fuente de información;
los reporteros se aglomeran en los mismos sitios y alrededor de
los mismos personajes y todos reproducen los mismos boletines y
comunicados. El resultado es que la información en todos los me-
dios es la misma y que cualquier periódico o noticiero da lo mismo
porque todos son prescindibles.
Desde el punto de vista comercial, esto debería alarmar y exigir
análisis y correctivos. Desde el punto de vista ético, esta práctica
del periodismo uniformado niega los valores básicos de compro-
miso con la verdad porque no hay una búsqueda exigente de la
misma, desaparece la independencia, puesto que predomina la re-
signación a la mediocridad y a lo que quieran informar las fuentes,
mientras la responsabilidad para con el lector y con la sociedad se
mantiene en sus niveles más bajos: no se les da lo que se debe, sino
lo que resulta más fácil.
Una agenda propia significa, desde luego, una búsqueda inde-
pendiente de temas que respondan al interés de los lectores, o sea,

76 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
temas propios que, cuando aparecen publicados, le dan al medio
una personalidad fuerte e identificable. Esa agenda, desde luego,
no excluye los temas comunes, pero tratados de manera propia,
con fuentes propias y con enfoque original y también propio.
Para hacer esto es necesaria una actitud de independencia res-
pecto de la lógica comercial que ordena ofrecer lo que más gusta
y la adopción de una lógica de servicio al lector que impone en-
tregarle la información que más le sirve. Cuando esto sucede se
materializan los principios éticos de la profesión.

Documentación
Los medios influyen, más que en configurar la opinión de la gente
sobre los asuntos pendientes, en convencer a todos de que estos
son efectivamente los asuntos decisivos. Habrá posiciones encon-
tradas para resolverlos, pero se dará por supuesto que estos son los
asuntos que hay que ventilar.
El menú informativo de los medios se establece de una manera
harto singular. El primer elemento, a nuestro juicio, es la oferta o
aun producción de hechos por los interesados en que el público
los conozca. El segundo, la conversación espontánea de los que se
enteran de algo que debiera ser noticia y lo hacen llegar a los me-
dios. A este origen aparentemente anárquico y caprichoso sigue
un proceso de selección no menos curioso. Los seleccionadores no
ponderan la influencia potencial de los hechos, sino que consideran
únicamente su condición técnica de noticia y, en caso de duda, de
más noticia que la que quedará sin publicar.
La gente se entera de lo que pasa y desearía participar en nue-
vos modos de hacer, de vivir, de pensar lo que ve en los medios.
Pero los medios no dejan de ser simplemente eso, medios, instru-
mentos. La influencia de los medios en la sociedad parece menos
determinante que la influencia de la sociedad en los medios. O, al
menos, es una influencia mutua y en conjunto los hechos actúan
como factor decisivo, como persuasores intrínsecos. Los medios in-
fluyen al persuadir a todos de que esto es lo que hay, de que esta
es la agenda.
Lorenzo Gomis. Teoría del periodismo. Paidós, Barcelona, 1997, pp. 162-164.

150 casos del Consultorio Ético 77


Consulta 25

¿Es ético que los periodistas aplaudan al protagonista de


una rueda de prensa?
España.

Respuesta
Cuando el periodista se alindera o atrinchera, disminuyen su cre-
dibilidad y sus posibilidades de influencia. A veces, en las normas
de los códigos o en las de los manuales de estilo se enfatiza en la
necesidad de mantener una posición imparcial, por dos razones:
Porque así se puede acceder a la verdad de los hechos. Un perio-
dista deportivo atrincherado en las filas de un equipo y dispuesto a
aplaudir sus acciones, mal puede reconocer la verdad de los otros
equipos; lo mismo le sucede a quien se alindera del lado de un po-
lítico, de un gobernante o de sus programas, porque se predispone
a mirar hacia un lado y a ignorar o a mirar mal al otro lado, y por
consiguiente estará más dispuesto para la propaganda que para la
información.
Porque se afectan la credibilidad y el buen servicio del medio de
comunicación. El medio que se deja rotular como el medio de un
equipo de un gobierno o de un político, pierde la confianza y la
lealtad de la ciudadanía que no está de acuerdo con esa facción. El
ideal profesional y comercial de un medio es que pueda ser tenido
como de todos. Esa universalidad es conveniente comercialmente,
pero, sobre todo, profesionalmente porque permite hablar en el
lenguaje y sobre el interés de todos, que es el objeto de la palabra
y de esta profesión de la palabra, que es el periodismo.

Documentación
La imparcialidad se puede malinterpretar si se considera un objeti-
vo en sí misma. La imparcialidad debería significar que el periodista
es fiel a los hechos y a la comprensión que el ciudadano debe tener
de ellos y no debería significar "¿estoy siendo imparcial con mis
fuentes para que ninguna de ellas se sienta agraviada?". Tampoco

78 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
debería implicar que el periodista pregunte "¿y mi artículo parece
imparcial?". Estas son valoraciones subjetivas que pueden apartar
al periodista de la necesidad de hacer cuanto sea posible por veri-
ficar su trabajo.
Tras escuchar y estudiar las ideas de periodistas, ciudadanos y otras
personas que han reflexionado sobre el periodismo y la información,
empezamos a vislumbrar un conjunto de conceptos que forman las
bases de la disciplina de verificación. Estos conceptos constituyen los
principios intelectuales de una ciencia de la información:

• Nunca añadas nada que no esté.


• Nunca engañes al lector.
• Sé lo más transparente posible sobre tus métodos y motivos.
• Confía en tus propias investigaciones.
• Haz profesión de humildad.
Bill Kovach y Tom Rosenstiel. Los elementos del periodismo. Ediciones El País, Bogotá,
2003, p. 108, 109.

150 casos del Consultorio Ético 79


Informar en épocas electorales

Consulta 26

Si yo estoy convencido de que un candidato es malo para


mi país, ¿qué puedo hacer como periodista?
México.

Respuesta
Las normas de los códigos y de los manuales de estilo destacan un
aspecto que da la clave para resolver el problema: el valor dialécti-
co de los hechos.
Entre el periodismo insípido de los que no se comprometen con
nada ni con nadie y el periodismo fogoso que se vuelve propaganda
ardorosa a favor o en contra de una causa hay un camino medio: el
del periodista que muestra hechos y los hace entender.
El hecho vale más que mil discursos, su contundencia es tal que
no necesita refuerzos verbales; está al alcance de todos, de modo
que su comprensión resulta fácil e inmediata. Demostrado con do-
cumentos y testimonios, es irrebatible.
Además, es una muestra de respeto al lector porque no ofrece la
apariencia de presión o inducción de la mente del lector, a quien se
convierte en espectador de primera fila de los hechos que permiten
juzgar a los candidatos y a sus políticas.
Un periodista que cuenta hechos y los documenta puede llegar a
tener más fuerza que editorialistas y columnistas.

80 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Documentación
Con motivo de los comicios, algunas personas quisieron abrir un
debate contra la prensa, señalando que no tenía influencia nacional
por el hecho de que sus candidatos no habían sido favorecidos.
Realmente, los diarios apoyan a una u otra persona, pero su mi-
sión no es solo política. El periódico señala una posición. Al asumir-
la quiere manifestar cuál es su conducta ante el país. Qué piensa
de este, qué desea del gobierno, cómo concibe las relaciones ante
sus compatriotas. Su empeño no consiste en tener poder en los
mandos burocráticos. Y así lo expresa en su comentario editorial
permanentemente.
Pero de cada episodio, de cada adhesión de la prensa, querer to-
mar posturas contra ella es hacer enfrentamientos innecesarios…
El periódico que solo da noticias no está cumpliendo con su deber
de orientar. Entregar multitud de datos sin interpretación a un lector
desprevenido, sin cultura, sin tiempo para evaluarlos, es inundarlo
de información que se pierde en el mundo de sus propias urgencias.
Quienes predican que el periódico no debe influir en el juicio de sus
lectores es que temen que estos se solidaricen con los principios de
la crítica. Esta debe ser dinámica para que constituya la expresión
de un mundo vivo, en el cual queremos que la comunidad mejore.
La simple noticia es una manera de mantener sometido al lector sin
interpretación de la vida inmediata, la administrativa, la política, la
económica y la intelectual. Es abandonarlos a su suerte de dramático
silencio. El periodismo honesto, el periodismo responsable, el perio-
dismo verdadero es el que pasa y deja las palabras para cada asunto,
para cada persona, para cada ocasión.
Otto Morales Benítez. Reflexiones sobre el periodismo colombiano. Universidad Central,
Bogotá, 1982, pp. 81 y 206.

150 casos del Consultorio Ético 81


Consulta 27

¿Está bien que un periodista tome partido a favor de un


grupo político?
Argentina.

Respuesta
Una característica del periodismo es su universalidad, es decir, su
permanente disposición de informar para todos, para ser creído
por todos, y su renuencia radical a ser identificado con grupos o
partidos. Así como la palabra (que es el instrumento del periodista)
está hecha para unir a los humanos, la información que se difunde
con palabras a través de los medios no conoce fronteras ni trin-
cheras, se difunde para todos. En esto se funda la dignidad de la
profesión, en que sirve a todos con los instrumentos de la inteli-
gencia, que son las palabras y la información. Cuando el periodismo
se pone al servicio de candidatos, partidos, gobiernos o religiones
se autolimita y se degrada. Y en vez de hacer información, hace
propaganda. A la propaganda la caracteriza su visión limitada: solo
ve las cualidades de un producto, de personajes, de una política,
de un gobierno, y eso es lo que comunica. Y es incapaz de ver y
difundir las debilidades, errores y limitaciones de quien le paga. Por
eso, la propaganda está condenada a decir verdades a medias y no
puede exhibir la dignidad de ser libre. Siempre está bordeando la
indignidad de lo mercenario. El periodismo tiene la elevada digni-
dad de su libertad y de no reconocer otro amo que su lector y, a
través de él, a la sociedad. Además del argumento de su dignidad,
el periodista alega su compromiso con la verdad, que nunca está de
un solo lado; no la tiene partido alguno, ni gobierno ni líder políti-
co ni religión alguna. El periodista entiende que cada ser humano,
cada organización humana, dispone de fragmentos de verdad que
deben completarse con las partículas que otros poseen; por eso, el
ser humano siempre está buscando la verdad, a sabiendas de que
nadie logrará tener la verdad completa. Esta es la explicación que
tiene la insistencia de los códigos en la objetividad, en la tolerancia

82 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
activa frente a las ideas distintas, el rechazo de los dogmatismos y
de la adhesión de medios o periodistas a facciones que limitan su
universalidad.

Documentación
La información garantiza la vigilancia de los cargos de elección po-
pular y contribuye a una contraloría social de la gestión. La elección
de las autoridades implica un trasvase del poder ciudadano que
reside en el pueblo, pero reserva la posibilidad de su vigilancia, a
través de la libre expresión y el control a los propios electores.
Para que esto sea posible, debe garantizarse la libre circulación
de información y de opiniones. De acuerdo con este argumento, en
la posibilidad de la libre expresión reside la de controlar los abusos
de poder. La concepción de autogobierno reserva a los ciudadanos
la función de contraloría ante los excesos y la corrupción adminis-
trativa. El pueblo, para ser maestro de su destino y de su gobierno
elegido, debe estar informado y tener acceso a todas las ideas y
puntos de vista. Así, en este marco, se puede garantizar la gestión
pública transparente y, por tanto, el consentimiento ciudadano
hacia sus gobernantes. El extremo de esta argumentación reivin-
dica que en este derecho lo mejor es que el Estado no haga nada y
por tanto se debe confiar en la libre elección racional de los indivi-
duos. En un segundo y siguiente momento histórico se reivindica la
potencialidad de la libertad de expresión para la promoción de la
interlocución pública. La posibilidad de controlar la función públi-
ca de los elegidos no constituye el único pivote de las sociedades
democráticas, también es relevante la influencia ciudadana en la
gestión gubernamental. Para esto, los ciudadanos deben contar
con un grado razonable de información para que así puedan com-
prender los problemas. Igualmente, deben existir mecanismos para
que las opiniones de los ciudadanos puedan ser conocidas por los
gobernantes. Esto solo es posible si los ciudadanos pueden expre-
sar libremente sus ideas sobre los diversos asuntos que se debaten
en las sociedades democráticas. La libre circulación de información
y de opiniones es un insumo para el buen funcionamiento de las
instituciones representativas.
Carlos Correa. Prensa y elecciones. Ipys, Publicaciones Monfort, Caracas, 2004, p. 132.

150 casos del Consultorio Ético 83


Consulta 28

¿Es ético publicar un video que muestra a un candidato


que entra a un motel con una mujer que no es su esposa?
Respuesta
En las campañas electorales se ponen en evidencia las peores armas
de ataque a los rivales y la ingenuidad, la incapacidad o la mala fe
de los periodistas. Ante unos agresores sin escrúpulos, el periodista
puede ser un instrumento manipulable si no actúa a la defensiva.
Esta clase de videos, fotografías o rumores se deben descartar
radicalmente porque es evidente que se trata de armas innobles de
campaña, que resultan efectivas cuando las activan los periodistas
o los medios que operan como cómplices o como idiotas útiles.
Las visitas a un motel son asuntos personales de un candidato
que no tienen que ver con su campaña política, salvo que el tema
de la fidelidad conyugal o de la castidad personal forme parte de su
programa político, o que la compañía de la esposa tenga el propó-
sito de proyectar una imagen de pareja ejemplar.
De un candidato se espera y se debe reclamar devoción por el bien
público, pulcritud en el manejo de los recursos de todos y disposición
de servicio a la sociedad. No forman parte de las virtudes exigibles a
los candidatos ni la castidad ni la fidelidad conyugal ni otras virtudes
que componen el ideal de un comportamiento personal.
Además, la publicación de esta clase de materiales les da a las
campañas un ambiente de sordidez insultante para el público y de
dañino impacto sobre el certamen democrático.
Es, sin embargo, un material atractivo para el periodista cuando
no existe capacidad para informar en profundidad sobre el evento
electoral. Puesto que es información fácil y atrae consumidores de
información, se multiplican los pretextos: defensa de la moralidad
pública o de la integridad del candidato ideal. Argumentos que bus-
can la legitimación de una publicación que no le hace bien a nadie
y que sí daña a todos.

84 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Documentación
Los procesos electorales libres y equitativos requieren de un alto
grado de libertad en materia de expresión. Ella es vital para que los
ciudadanos puedan debatir y conocer en profundidad a los candi-
datos, sus ofertas y valorar su propia decisión. El debate democrá-
tico permite profundizar la discusión pública de los programas y
las propuestas. Y los electores, en la medida en que se permite su
participación pública, pueden alimentar o esclarecer la polémica.
Es por esto que la restricción de la disidencia inhibe la política
electoral. La represión de la opinión puede hacer que los disidentes
salgan de los cauces legítimos de la participación política y opten
por medios de protesta violentos. La expresión es un mecanismo
para desarrollar la tolerancia por la diversidad y permite que los di-
sidentes tengan presencia en el escenario público y por tanto pue-
dan contar con la posibilidad de convencer a los ciudadanos de las
bondades de sus propuestas.
Las disidencias, incluso de aquellos que están en contra de las
normas, deben tener la posibilidad de expresarse para que las per-
sonas y sus ideas se sometan al debate público. De este modo, las
opiniones se contrastan y validan colectivamente, y en el caso de las
elecciones, la responsabilidad regresa a los que tienen la soberanía.
El mundo de la idea y la propuesta es un horizonte que hay que
abonar para construir opciones que aumenten la posibilidad de la
expresión y el derecho a la información en el conjunto de la so-
ciedad. Esta tarea está llena de conflictos, amenazas e insatisfac-
ciones, pero es el camino para que las sociedades, de modo per-
manente, construyan cotidianamente su propia democracia y la
pongan a prueba en el debate público.
Carlos Correa. Prensa y elecciones. Ipys, Caracas, 2004, pp. 139, 140.

150 casos del Consultorio Ético 85


Informar sobre guerra y paz

Consulta 29

¿Es ético entrevistar líderes guerrilleros?


Colombia.

Respuesta
El problema ético no se plantea por el hecho de entrevistar al líder
guerrillero, paramilitar o militar, fuentes que, por formar parte del
conflicto, deben ser escuchadas. Los interrogantes éticos comien-
zan en la actitud de quien entrevista.
Para prestar un servicio informativo eficaz a los receptores, el pe-
riodista no debe ser ni aparecer como parte del conflicto; por tanto,
debe mantener distancia.
Además, ha de ser consciente de que su entrevistado puede apro-
vechar la oportunidad para lanzar sus proclamas propagandísticas
a favor de la guerra. Esta circunstancia ha inspirado la práctica de
entrevistar en diferido, nunca en directo, así el medio y el periodis-
ta evitan la manipulación de la entrevista por parte del agente ar-
mado y retienen la facultad de editar, para que el receptor disponga
de información y no de propaganda.
Los actores del conflicto, estén de uno u otro lado, deben ser oí-
dos como partes de un hecho que los receptores tienen derecho y
necesidad de conocer en su integridad. El hecho mismo de exponer
sus razones y su versión de los acontecimientos aporta un elemen-
to de racionalidad a un proceso que, generalmente, se conduce
con acciones de fuerza y no de inteligencia. La población, por otra
parte, tiene necesidad y derecho a conocer esa otra versión de un
hecho que le concierne y la afecta. Pretender que se los mantenga

86 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
en silencio es otra de las formas de tomar partido por una de las
partes y de perpetuar el conflicto.

Documentación
La información de la violencia puede tener, sin duda, una dimen-
sión terapéutica que puede representar una ayuda ética en la cura-
ción de la propia violencia.
La sociedad necesita una cierta dosis de información dura y pura
sobre la violencia para poder alcanzar al menos estos objetivos:

• Conocer la realidad social.


• Mantenerse despiertos en la búsqueda de soluciones pacíficas a los
problemas que subyacen a la violencia.
• Inmunizar a los ciudadanos contra la tentación de ser violentos.
• Hacer florecer en todos la estimación por la paz.
• Promover la necesaria confianza de la gente en las instituciones pú-
blicas, en los medios informativos, en las fuerzas de seguridad, en los
tribunales de justicia.
• Desesperar, en fin, a los violentos, es decir, transmitir a todos los ciu-
dadanos la esperanza segura de que la violencia no puede ganar. El
problema está, como ocurre con las vacunas o con los anticuerpos, en
acertar con la dosis adecuada para alcanzar el efecto terapéutico.
Carlos Soria. La ética de las palabras modestas. Universidad Pontificia Bolivariana,
Medellín, 1997, p. 130.

Consulta 30

Si un grupo de periodistas forma conciliábulo e impide la


aportación de los otros periodistas al asunto ¿es posible una
sincera difusión de los temas de paz?
Pe r ú .

Respuesta
Aparte de las implicaciones exclusivamente personales, el caso

150 casos del Consultorio Ético 87


propone un tema útil: la coherencia de la conducta de quien infor-
ma con los contenidos de su información. Es una exigencia que no
aparece en todos los temas, pero sí se impone en asuntos como
el de la paz.
Sin embargo, una cosa es dar cuenta de negociaciones, activida-
des, legislación o procesos de paz y otra emprender una tarea in-
formativa para crear una conciencia de paz en la sociedad. En este
caso es indispensable una coherencia entre lo que se dice y lo que
se hace. Solo personas de convicciones y actitud pacífica pueden
realizar con eficacia una acción educativa de esa naturaleza a través
de la información.
De la misma manera, demanda una actitud coherente el ejercicio
del periodismo como servicio. Quien hace del periodismo un instru-
mento para servir mejor a los receptores de la información, y a través
de ellos a la sociedad, sabe que el mejor periodismo es el que se hace
en equipo, con espíritu abierto y sin las restricciones que crea el espí-
ritu de competencia y de rivalidad, propio de la empresa comercial.
Si en el primer caso impera la lógica de la generosidad y de la liber-
tad, en el segundo, el horizonte se reduce a los limitados intereses
personales o de la empresa en la que se cobra un salario.
Como se ve, todo depende de la idea que se tenga de la profesión.

Documentación
Crear y establecer un proceso de comunicación basado en la inte-
ractividad es necesario y fundamental para que una sociedad se
sienta reintegrada en un proceso de reconciliación. Así, la informa-
ción diseminada tiene muchas más posibilidades de ser aceptada,
pues al venir de ellos mismos es más creíble y oportuna y, por tan-
to, más eficaz.
Entender las necesidades de los individuos y contribuir a la cons-
trucción de la coparticipación tienen que estar en el centro de las
preocupaciones mediáticas de los que trabajan para la resolución
de los conflictos, pues los problemas son tan complejos y variados
que la capacidad de superarlos requiere una diversidad de expertos
y la colaboración por parte de los agentes sociales locales.
Desde que la guerra nació en el espíritu del hombre, es en el

88 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
espíritu del hombre donde la defensa de la paz debe ser construida.
La educación tiene un papel clave en este desafío, enseñando a
los adultos y a los niños a entender los medios de comunicación, a
describir los programas televisivos con el fin de hacer de nosotros
alfabetizados mediáticos.
Así pues, ¿es la información espectáculo o función social? Está
claro que puede ser ambas cosas.
La comunicación es un poder influyente que puede ser utilizado
de manera positiva o negativa; es por tanto necesario ponerla al
servicio del bienestar de la humanidad para la promoción de la paz,
la comprensión y la tolerancia.
Edouard Markiewicz. Medios periodísticos, cooperación y acción humanitaria. Icaria,
Barcelona, 2002, pp. 186, 187.

Consulta 31

¿El periodista debe mantenerse neutral al informar sobre


procesos de paz?
Colombia.

Respuesta
Es conveniente preguntarse, antes de abordar el tema, sobre la
función que le corresponde a la prensa cuando está en marcha un
proceso de paz.
Es evidente que se trata de un período de transición, desde la
guerra, hasta las condiciones que permiten el proceso de conversa-
ciones para la paz. Como período de transición en el que se supone
que terminará un estado de cosas, el de la guerra, y comenzará
otro, el de la paz pactada, las cosas cambian dentro de un estado de
confusión. Se necesitará, por tanto, una comunicación pública que
ayude a desenredar lo que está confuso y a hacer claridad donde
hay penumbra u oscuridad.
Si a esto se agrega que las conversaciones de paz transcurrirán
mientras las operaciones de guerra continúan, la confusión será

150 casos del Consultorio Ético 89


aún mayor (¿cómo hablar de paz mientras se dan órdenes de dis-
parar?). Siendo este el caso, crece la necesidad de claridad.
Hay que tener en cuenta, además, el factor de confusión que in-
troducen los políticos que aprovechan la coyuntura para apoderar-
se de la causa de la paz o para combatirla con sofismas o con distor-
sión de los hechos. La guerrilla, por su parte, alegará sus razones,
mantendrá sus ataques y aportará sus sofismas y su propaganda.
En medio de toda esta confusión, el ciudadano común, con fre-
cuencia víctima de la guerra, es el más necesitado de información
creíble, exacta y oportuna y, por tanto, se convierte en la máxima
prioridad del periodista.
Contra el criterio de la defensa de las instituciones que asume la
opinión más conservadora o del impulso a los cambios que seduce
a los progresistas, se impone el camino del medio, que es el del
servicio a los ciudadanos. A ellos debe llegar una información de
calidad, rigurosa, independiente del poder, para que sea creíble e
inspirada en el bien de todos, para que sea un servicio eficaz.
Como en todas las ocasiones, y en esta en especial, cuando se
trata de un proceso de paz, el periodista está del lado del lector,
oyente o televidente, a quien sirve con su información, y lejos de
toda trinchera.

Documentación
¿Periodista o ciudadano? “El mismo dilema de siempre. Estaba
grabando a un policía que desactivaba un carro bomba que dejó
el ELN en la carretera que conduce a Sardinata, cuando ocurrió la
explosión. Tuve ganas de salir corriendo y ayudarle al policía que se
arrastraba con las piernas destrozadas. ¿Debía seguir grabando o
botar la cámara?”.
Este relato del corresponsal de uno de los canales privados es
uno de los muchos ejemplos del constante debate que viven los
reporteros en el conflicto.
Si bien la mayoría considera que su papel es informar, para mu-
chos esta función es insuficiente y prefieren agregarle funciones
tan especializadas como mediar en conflictos, construir la paz,
mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, fiscalizar al Estado,

90 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
educar y servir de soporte al desarrollo regional y ser la voz de los
que no tienen voz. Es decir, el periodismo sirve para todo.
Esta multiplicidad de funciones que los periodistas se atribuyen
son, por lo general, demandas que hacen la opinión pública y las
instituciones del Estado, aunque en ocasiones responden a sus pro-
pias motivaciones ideológicas.
En varias ocasiones, por ejemplo, los periodistas deben guardar-
se información que a juicio de funcionarios del gobierno afectarían
el proceso de paz. El dilema de callar o publicar está mediado por
un compromiso con la democracia, que tiene diferentes maneras
de interpretarse, de acuerdo con la ideología y los sentimientos de
cada uno.
Esta tensión entre actuar como ciudadano o como periodista
ubicado en el justo medio de los acontecimientos no está resuelta
para los reporteros colombianos ni para los que cubren guerras en
todo el mundo. Ryszard Kapuscinski dice: “Olvidamos que el pe-
riodista es un ciudadano del común. Como periodistas debemos
tener responsabilidad no solo profesional, sino con sentido ciuda-
dano. ¿Es esto bueno para mi ciudad, para mi nación o para mi
patria? No en el sentido partidario, sino en el sentido más alto de
la responsabilidad”.
“El periodista es el que conoce los eventos, los comprende, les
asigna un sentido y lugar y luego los comunica”, dice Ómar Rincón.
A veces, sin plantearse la pregunta “¿cómo debo decirlo?”, van
optando en su rutina periodística por la autocensura.
Proyecto Antonio Nariño. Bajo todos los fuegos. Prisma Asociados, Bogotá, 2007, pp. 101, 102.

150 casos del Consultorio Ético 91


Consulta 32

¿Cómo debe reaccionar un periodista cuando se le pide


apoyar la causa de la paz?
Colombia.

Respuesta
Son dos las cuestiones implicadas en esta consulta:

• El respaldo a una campaña publicitaria.


• La neutralidad ante una campaña de paz.

En cuanto a lo primero, la información sobre la campaña publici-


taria será un servicio para los receptores de las noticias si se evita la
contaminación de lo publicitario. En efecto, aunque así pretendan
hacerlo creer, las campañas publicitarias no lograrán hacer la paz
porque esta, lejos de ser una respuesta política o comercial o de
partido, es una actitud personal que resulta de una visión sobre
los hechos de violencia, en este caso, y sobre su repercusión en
la vida personal y social. La publicidad puede cambiar hábitos de
consumo, pero carece de la fuerza necesaria para cambiar actitu-
des políticas y, menos aún, inducir el perdón y la reconciliación,
fundamentos de la paz.
En segundo lugar, así como no se puede ser neutral ante valores
como la verdad, la justicia, la tolerancia o el amor, tampoco cabe
neutralidad frente a la paz, que es la máxima aspiración de una so-
ciedad, sobre todo cuando ha sido largamente castigada por la vio-
lencia. El de la paz es un derecho de los ciudadanos que no puede
quedar subordinado a las preferencias partidistas de la población.
El hambre, la guerra, la violencia no tienen partido. Tampoco debe
tenerlo la paz, que está por sobre cualquier asunto partidista. Es
deber del periodista hacerlo entender así.

92 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Documentación
La determinación de mantener la actitud de ser pacíficos llevará a
los medios informativos y a los informadores a dar entrada en sus
principios editoriales a convicciones de fondo que representan la
garantía de la verdadera información para la paz. Se necesita enten-
der que la violencia en cualquiera de sus manifestaciones, no solo
la violencia física, sino también la moral, no puede ser el camino de
solución para los problemas personales y sociales de los hombres.
Por tanto, se ha de desterrar del medio informativo la exaltación
abierta y clara de la violencia, y también la exaltación indirecta y
encubierta, con motivo de la descripción de la violencia existente
en la vida cotidiana.
La información para la paz requiere, por otra parte, que los me-
dios informativos no caigan en la trampa que se oculta en el prin-
cipio fácil y cómodo de que el fin justifica los medios. Cuando se
adopta este principio, tarde o temprano se llega a mantener en la
teoría o en la práctica la idea de que la única esperanza para solu-
cionar los problemas humanos es promover la lucha, los enfrenta-
mientos, el odio y los resentimientos.
Estas reflexiones nos indican que no puede haber neutralidad. En
algunos países a las noticias de violencia no se les da más relieve que
a cualquiera de las que conturban lo social en un tiempo determi-
nado, porque en el fondo lo que pretenden es golpear el sistema de
gobierno, el de la justicia, el ejército, la policía, la iglesia, la familia.
Tenemos los periodistas que pensar cuál es nuestra conducta. La res-
ponsabilidad es comunitaria, que nadie se sienta al margen de un
reclamo social que se nos formula cada día. Lo cardinal es escuchar la
voz de la patria. Esta no nos convoca al odio, sino a la mutualidad y al
empecinamiento en defender los altos ideales de la paz y la justicia.
Otto Morales Benítez. Papeles para la paz. El árbol que piensa, Bogotá, 1991, pp. 200, 201.

150 casos del Consultorio Ético 93


Informar sobre suicidios

Consulta 33

¿Es cierto que los casos de suicidio no se deben divulgar, a


menos que se trate de personas públicas?
U r u g u a y.

Respuesta
En algunos manuales de estilo figura la norma relacionada con las
informaciones sobre suicidio. Según esta, debe ser tratada con es-
pecial cuidado.
El diario El País, de Madrid, prescribe que “el periodista debe
ser especialmente prudente con las informaciones relativas a
suicidios”. Explica que “en primer lugar, no siempre la apariencia
coincide con la realidad”. De hecho, son las autoridades las que
determinan, después de una investigación, si se trata de acciden-
te, homicidio, asesinato o suicidio. Cualquier ligereza por parte del
periodista atenido a las apariencias, o a testimonios de personas
inexpertas, conduce a inexactitudes dañinas y dolorosas para pa-
rientes y amigos.
Agrega el Libro de estilo de El País: “La sicología ha comprobado
que estas noticias invitan a quitarse la vida a personas que ya eran
propensas al suicidio y que sienten en ese momento un estímulo de
imitación”. Y concluye: “Los suicidios deberán publicarse solamente
cuando se trata de personas de relevancia o si agregan un hecho
social de interés general”.
En efecto, la responsabilidad obliga al periodista a prevenir el
daño que pudiera derivarse de la publicación de sus informaciones,

94 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
puesto que el perjuicio causado a través de los medios nunca pue-
de repararse totalmente. Se trata de un compromiso ético que obli-
ga como deber personal y profesional; no es una obligación legal.

Documentación
No es fácil describir en qué consiste la competencia profesional del
periodista, pero se pueden dar cinco orientaciones:

• Un periodista competente tiene que ser capaz de saber dónde está la


noticia (la importancia intrínseca de un hecho, su interés humano, su
actualidad, su novedad, sus eventuales causas y consecuencias).
• Tiene que utilizar el lenguaje adecuado.
• Tiene que saber organizar y dar forma a la información de modo que
entre en el ámbito limitado (de tiempo o de espacio) de un medio im-
preso o audiovisual.
• Tiene que saber comprobar los hechos con rapidez y seguridad.
• Tiene que saber equilibrar los distintos elementos de la información para
que se encuentren adecuadamente representados en el producto final.
• La información sobre suicidios exige, además, una fuerte carga de de-
licadeza ética.
• De un suicidio sin ninguna trascendencia pública no hay que informar.
• Si el suicidio se ha producido en un ámbito público: la calle, el río, el
viaducto, la torre, el tren, pero el suicida no es una persona pública, se
puede informar del hecho, mas no es preciso identificar informativa-
mente a quien se quitó la vida.
• En cualquier caso, al informar de un suicidio, hay que cuidar de manera
muy especial el lenguaje informativo que se emplee y ser prudente al
tratar de establecer sus posibles causas, no inventarlas ni aceptar, sin
más, que sean las que el suicida haya podido reseñar por escrito.
• El equilibrio en la información de suicidios es difícil: hay que ser riguro-
sos en la información, pero también hay que ser compasivos.
Carlos Soria. La ética de las palabras modestas. Universidad Pontificia Bolivariana,
Medellín, 1997, pp. 189, 193, 194.

150 casos del Consultorio Ético 95


Consulta 34

¿Qué criterios se deben manejar en los medios al informar


sobre suicidios?
Colombia.

Respuesta
Los manuales de estilo previenen a los periodistas para que las no-
ticias sobre suicidio sean objeto de un cuidadoso tratamiento, a fin
de evitar el manejo sensacionalista que propiciaría el carácter del
tema o la información ligera que prescinde de los posibles efectos
de estas noticias.
El medio sensacionalista encuentra una rica veta de estímulos
para sus receptores en estos episodios extremos, en que entran en
juego la muerte, los dramas personales que conducen a esta y las
pasiones que la explican o que tienen origen en ella.
Por tanto, estas noticias atraen la atención con facilidad y pueden
desarrollarse de modo interesante sin necesidad de mucho trabajo
o talento. Es, por tanto, una noticia fácil.
Pero es, además, una noticia con consecuencias. Se ha comproba-
do que tiene un potencial multiplicador de conductas similares, por
cuanto los detalles de un suicidio suelen ser seguidos con enfermizo
interés por personas que antes de atentar contra sus vidas necesitan
resolver el qué y el cómo del suicidio. Una noticia sobre suicidios ocu-
rridos puede dar una respuesta convincente a esas preguntas.
La práctica más sabia sobre la difusión de estas noticias indica
que se las debe despojar de todo elemento espectacular y llama-
tivo, y reducirlas a un dato escueto y respetuoso del dolor de los
parientes y amigos del muerto.
Vuelve una norma repetida en este Consultorio sobre el deber de
contar todo lo que es útil para la sociedad y la obligación de cuidar
la forma de contar a fin de prevenir posibles daños. El asunto es,
pues, de técnica y de ética, de habilidades y de actitudes.

96 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
Documentación
En general, las noticias sobre suicidios consumados o frustrados deben
limitarse a notas breves que solo contengan la información esencial. Hay
que evitar toda especulación sobre las causas del suicidio o del intento
de suicidio que, en la mayoría de los casos, son personalísimas y com-
plejas. La nota, más bien, puede mencionar las opciones de asistencia
profesional disponibles para quienes sufren de depresión o tienen ten-
dencias suicidas. No olvidemos nuestro deber de dispensar el máximo
respeto a la intimidad de los familiares y amigos del sujeto.
Manual de redacción de El Deber. Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, p. 20.

Es un hecho comprobado que el suicidio es contagioso. Si se necesitara


alguna demostración bastará recordar la epidemia que hace no mucho
se produjo en una localidad de la provincia de Santa Fe.
No se han de ocultar las noticias sobre suicidios, pero se evitará la difu-
sión de detalles macabros, en la medida en que no sean necesarios para
que la información tenga sentido, esté bien calibrada y quede completa.
Manual de estilo y ética periodística de La Nación. Buenos Aires, p. 48.

Las informaciones sobre suicidios se tratarán con la máxima delicadeza


para evitar daños a la fama de las personas, por consideración a la fa-
milia de la víctima y para evitar que el ejemplo cunda. Una delicadeza
igual se aplicará a las informaciones sobre violaciones, para proteger la
intimidad de las víctimas.
Manual de estilo y redacción de El Colombiano. Medellín, a. 2.3.10.

150 casos del Consultorio Ético 97


Informar sobre niñez

Consulta 35

¿Qué aspectos sobre los derechos de los niños debe tener en


cuenta la prensa?
Colombia.

Respuesta
Los derechos de los niños prevalecen sobre los demás derechos; es
un principio en el que se sustentan las normas de protección de la
infancia. Además, se entiende que el niño “tiene derecho a disfru-
tar de una vida plena en condiciones que aseguran su dignidad” y
que por una falta de madurez física y mental necesita protección.
Se agrega el deber de preservar su futuro, dado el impacto que
puede ejercer sobre él alguna acción presente relacionada con la
vida del niño.
La legislación colombiana sobre derechos del niño, o Código del
Menor (decreto 2737 de 1989), tiene en cuenta esos mismos prin-
cipios que inspiraron los de Unicef para informar sobre la infancia.
El documento fue aprobado en la XXIII Conferencia Mundial de Pe-
riodistas reunida en mayo de 1998 en Recife con la participación de
70 países, refrendado en noviembre de 2000 en Panamá, durante
el VII Encuentro Iberoamericano de Periodistas.
Según esas normas se rechaza la utilización de imágenes o el
nombre de los menores cuando esto pueda implicar “una intrusión
ilegítima de su intimidad”.
Se considera intrusión ilegítima la utilización de imágenes que
puedan implicar menoscabo de su honra o reputación, o que sea
contraria a sus intereses.

98 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN
También se prohíbe la emisión de imágenes que identifiquen a
los menores como autores, testigos o víctimas de delitos.
La Federación Internacional de Periodistas (FIP) es enfática al
rechazar “la presentación sensacionalista para promover material
periodístico que implique al menor”. Y explica: “Se cuidará de iden-
tificar visualmente (al menor) a menos que se demuestre que es
por interés público”.
Los principios de Unicef, a su vez, vedan la publicación de imágenes
que puedan suponer un riesgo. Y aunque “pueda ser beneficioso que
se sepa su identidad deberá protegérsele frente a cualquier peligro”.
Son claros los derechos que tutelan estas normas; también lo es
que no pueden interpretarse a la letra, sino teniendo en cuenta “el
interés público” o “el beneficio de revelar la identidad”; o, como
sentenció en 1994 el Juzgado Penal 17 del Circuito de Bogotá, “la
presentación de videos y publicaciones sobre un menor se justificó
por el bien que se seguía para el niño”.

Documentación
En el XXIII Congreso Mundial de Periodistas, celebrado en Recife
en mayo de 1998, al que asistieron periodistas de más de 70 paí-
ses del mundo, se aprobó un código sobre los derechos del niño.
Es significativo que el documento fuera aprobado en Recife, ya
que esta ciudad brasileña ha sido testigo durante muchos años
del drama cotidiano de los niños de la calle y es también uno de
los destinos de turismo sexual que a menudo se basa en la explo-
tación de menores.
El documento plantea unas directrices básicas sobre el trata-
miento informativo de los asuntos relativos a los menores. Se trata
de unas garantías mínimas para la protección del bienestar del me-
nor, para evitar su explotación a través del morbo o del amarillismo
periodísticos y prevenir su identificación, salvo en casos de interés
público que lo justifiquen. Además de otras obligaciones éticas co-
munes del periodismo, como el derecho a la réplica y la verificación
de la información, el documento recoge la obligación de evitar las
connotaciones sexuales en las imágenes de menores y considera

150 casos del Consultorio Ético 99


inaceptable cualquier clase de pago (al niño o a los adultos respon-
sables) por materiales que puedan perjudicar al menor.
Hugo Aznar. Pautas éticas para la comunicación social. Universidad Cardenal Herrera,
Moncada, España, 2005, p. 18.

Consulta 36

¿Qué imágenes de niños no se deben usar?


Colombia.

Respuesta
Las disposiciones sobre este tema en Colombia se pueden consul-
tar en el Código del Menor, donde se compendia la legislación so-
bre publicaciones que riñen con su dignidad, su desarrollo físico,
mental, moral y espiritual.
La razón de estos cuidados exigidos por ley es el interés superior
del niño. Todo cuanto tiene que ver con los menores de 18 años da
por supuesto que esta parte de la población debe ser protegida, a
veces, contra ella misma, por su indefensión y debilidad y, como
expresa la Declaración de la ONU en 1959, “la humanidad debe al
niño lo mejor que pueda darle”.
Según el Código del Menor, debe haber reserva de todo menor
que padezca deficiencias físicas, mentales o sensoriales.
Se debe respetar su ámbito personal; por tanto, se prohíben gra-
baciones, fotografías o videos que violen su vida privada, sus rela-
ciones personales o que afecten su honra o reputación; tampoco se
podrán difundir materiales que atenten contra su integridad síqui-
ca o física, que inviten a la violencia o que contengan descripcio-
nes morbosas o pornográficas. No se lo puede identificar vinculado
como actor o partícipe, testigo o víctima de un delito ni incitarlo al
uso de drogas o sustancias nocivas o estimular su curiosidad por el
consumo de estas.
Dichas normas fueron objeto de las deliberaciones del XXIII Con-
greso Mundial de Periodistas en Recife. Allí se firmó un acuerdo de

100 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


respeto y cumplimiento de esas normas, que también fueron apro-
badas en el VII Encuentro iberoamericano de Periodistas.
Por su parte, Unicef adoptó estos principios para servir al interés
público sin comprometer los derechos de la infancia, porque de eso
se trata: de proteger los derechos de los niños.

Documentación
La dignidad y los derechos del niño habrán de respetarse en cual-
quier circunstancia.
Al entrevistar a un menor e informar sobre él se tendrá en cuenta
de manera especial el derecho de todos los niños a la intimidad
y confidencialidad, a que sus opiniones sean escuchadas, a tomar
parte en las decisiones que les afectan y a ser protegidos frente al
daño y las represalias reales o potenciales.
Los intereses del niño habrán de prevalecer sobre cualquier otra
consideración, inclusive sobre la voluntad de denunciar las cuestio-
nes que afectan a la infancia y a promover sus derechos.
A la hora de determinar qué es lo mejor para el niño o la niña se
ponderará debidamente el derecho a que su opinión sea tenida en
cuenta conforme a su edad y grado de madurez.
Para valorar las posibles derivaciones políticas, sociales y culturales
de cualquier reportaje se consultará a las personas más cercanas al
niño o niña, que conocen su situación y son quienes mejor lo saben.
No se publicarán textos o imágenes que, incluso habiendo mo-
dificado u omitido los nombres u ocultado los rostros, puedan su-
poner un riesgo para el niño o niña, sus hermanos o compañeros.
Principios éticos de Unicef para informar acerca de la infancia.

150 casos del Consultorio Ético 101


Consulta 37

¿Cómo abordar historias que involucran abuso sexual de


menores?
E c u a d o r.

Respuesta
Pregúntese inicialmente si el texto o la información de radio o televi-
sión tienen en cuenta los derechos del niño en tal forma que predomi-
nen sobre los intereses del periodista y del medio de comunicación.
Esos derechos son la guía y la prioridad que se les reconoce; re-
vela si la información es sensacionalista, simplemente comercial o
políticamente interesada.
Otro criterio: ¿se confirmó la verdad de lo que el niño dijo o de lo
que se dijo sobre él?
Más criterios:
¿Se consultó a sus parientes o conocidos en busca de la confir-
mación y de las implicaciones sociales de la información?
¿Las imágenes y nombres utilizados pueden poner en riesgo al
niño, a sus hermanos o compañeros?
¿Es una información que lo estigmatiza?
¿El contexto de la información es real?
Cuando se trata de víctimas de violación o de maltrato, enfermos
de sida, imputados o condenados por algún delito, o de niños com-
batientes en grupos armados, ¿se ocultan su rostro y su nombre?
Son los parámetros que tienen en cuenta códigos y manuales de
estilo cuando se refieren a la información sobre los niños.

102 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Informar sobre discriminación

Consulta 38

¿Está bien que los medios les presten atención a las


declaraciones xenófobas de candidatos políticos?
Estados Unidos.

Respuesta
Está bien que el periodista se pregunte sobre los efectos que pro-
ducirán sus informaciones para evitarlos, si son malos; por ejemplo,
una información alarmista que puede desatar una ola de pánico; o
para potenciarlos, si son buenos, como la información que promue-
ve solidaridad mediante la presentación de conductas ejemplares.
Pero si el efecto es dañino, se puede evitar el daño con la forma de
presentar la noticia o, si no hay otra solución, callándola.
Una declaración xenófoba de un candidato es de obligatoria di-
fusión porque afecta a los electores al descubrirles su pensamien-
to y el impacto social y político de ese pensamiento. No bastará,
por tanto, limitarse a una mecánica presentación del hecho y a la
transcripción escueta de su discurso. Deberán agregarse elemen-
tos informativos con los que el lector pueda construir una opinión
razonada. Por ejemplo, las reacciones de otros candidatos frente al
mismo tema, la apreciación de especialistas, profesores de univer-
sidad, migrantes, historiadores; opiniones con las que el receptor
de la información dispondrá de una mirada múltiple y diversa.
Cuando el periodista investiga y obtiene estos elementos, propicia
la elaboración de un juicio inteligente del hecho político. Pero si se
limita a reproducir pasivamente, en vez de información útil para un
ejercicio libre de la actividad política, produce una información para

150 casos del Consultorio Ético 103


la curiosidad, que es la que se convierte en propaganda. En una pala-
bra: el problema no está en la noticia, sino en la forma de presentarla.

Documentación
La función de los medios al mantener la correspondencia entre los
diversos elementos de la sociedad (lo que puede llamarse media-
ción) es decisiva en la configuración del futuro social.
De esa función forma parte esencial la selección de las noticias y
en el influjo de las diversas noticias se podrán, lógicamente, apre-
ciar sus efectos más importantes y duraderos, y otros de menor
trascendencia. Si una noticia produce efectos, estos podrán ser ma-
yores o menores. Los efectos pueden comprobarse en la huella que
dejan en las acciones sociales que se desarrollan de una manera su-
cesiva. Esos efectos de las noticias en la sociedad los comenta todo
el mundo, incluidos los propios periodistas. Comentan sus repercu-
siones concretas sobre acciones concretas, más interesados por la
actualidad que por la teoría, pero será lógico deducir, generalizan-
do, que son más noticia que otras las que produzcan más y mejores
efectos. Y como la importancia de un efecto puede descomponerse
en otros efectos, podemos dejar de lado la importancia de los he-
chos en que las noticias repercuten y limitarnos a considerar el nú-
mero de hechos registrables. Y como los hechos se registran como
noticia, será más noticia la que repercuta en más noticias.
Lorenzo Gomis. Teoría del periodismo. Paidós, Barcelona, 1997, p. 94.

Consulta 39

¿Debe haber separación entre los temas que cubran hom-


bres y mujeres en los medios?
México.

Respuesta
No debiera haberla, y de hecho, en los casos ya frecuentes en que
una periodista es asignada para el cubrimiento de estos temas, su

104 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


desempeño suele ser de tanta o mayor calidad que el del periodis-
ta. En la esencia del trabajo periodístico no se encuentran elemen-
tos que indiquen la necesidad de una discriminación de género.
El periodismo es, ante todo, una actividad de la inteligencia: se
trata de obtener información, de procesarla para convertirla en co-
nocimiento y de difundirla de modo eficaz. Nada indica que hom-
bres o mujeres, por serlo, estén más o menos calificados para cum-
plir esa tarea.
El periodismo es, también, una actividad de servicio a la sociedad,
aunque se cumpla desde empresas o medios privados. La propie-
dad privada de periódicos, estaciones o canales en nada disminuye
su objetivo social, y aunque por la naturaleza de las funciones que
cumple la periodista como madre o esposa aparece más dispuesta
para el servicio del otro, tampoco esto indica que tenga una mayor
o menor idoneidad para hacer real la esencial vocación social de la
profesión.
La idea de que hay temas periodísticos para mujeres: moda, fa-
milia, espectáculos; y temas para hombres: ciencia, deportes o po-
lítica, ha desaparecido en la práctica a medida que se han superado
prejuicios machistas y que se ha fortalecido el conocimiento del
potencial de la mujer y de la esencia del trabajo periodístico.

Documentación
Un periódico es a la vez una estructura y un alma. Porque es una
estructura funciona como empresa y en cierto modo es una fábrica.
Con esto hemos dicho que tiene unos fundamentos de orden téc-
nico y económico, y con ellos unos condicionamientos, que nunca
podrá saltar. Sus propias condiciones de perduración son la eficacia
y la rentabilidad. Y en medio de eso sois algo más que una empresa
que fabrica productos.
Vosotros os dirigís a una inteligencia que tiene que ser ensanchada
y a una libertad que tiene que ser fortalecida. ¿Qué alma tenéis y
qué alma queréis servir? No se puede vivir ingenuamente. Hay que
preguntarse por los valores últimos desde los que se piensa, sobre
los que se asienta la propia existencia y a los que se sirve cada día
también con su pluma. Hay que ser conscientes de las primacías

150 casos del Consultorio Ético 105


que se establecen, de los silencios y complicidades, de las exclusio-
nes positivas y de las fidelidades sostenidas.
Ensanchamiento de la inteligencia y fortalecimiento de la libertad
del hombre me parecen a mí los dos ideales más sagrados de todo
órgano de comunicación humana; que eso es un periódico ante
todo. Informar, divertir, educar, esperanzar: esos cuatro son los
propósitos que cada día tienen que alimentar la pluma de quienes
hacen un periódico por dentro.
Olegario González. Carta a un periodista. Éticas de la información. Tecnos, Madrid,
1995, pp. 335, 336.

Consulta 40

¿Se vulnera la libertad de expresión al aplicar una ley que


sancione la publicación de contenido racista?
Bolivia.

Respuesta
La norma en sí no debería restringir la libertad de expresión. No
hay, no debe haber libertad para discriminar ni para irrespetar a las
personas por razón de su raza, de su religión, de sus convicciones
políticas o de sus opciones sexuales. En efecto, la libertad de expre-
sión no puede entenderse como la facultad de escribir o decir lo
que uno quiera, sino como la facultad de escribir o significar lo que
uno debe decir. Si por un abuso profesional o por una aplicación
errónea de los principios de libertad, un periodista o un medio deli-
beradamente discriminan o publican expresiones racistas, merecen
sanción. Sin embargo, es discutible la aplicación de esa norma por
parte de los gobiernos, que siempre serán sospechosos de parciali-
dad contra la prensa o a favor de sus intereses políticos. Desde este
punto de vista, el gobierno es un mal juez y así debe entenderse
si se tiene en cuenta la proclividad de los gobiernos a ejercer con-
trol sobre los medios de comunicación. La erradicación del racismo
en los medios es una buena causa; también lo es la protección de

106 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


la honra y el buen nombre de las personas o la independencia de
los medios respecto de banqueros y grupos económicos; pero esas
causas se deslegitiman cuando las asume un gobierno que busca el
control de los medios. Solo tendría autoridad moral para hacerlo un
gobernante probadamente respetuoso de las libertades públicas y,
concretamente, de la libertad de expresión. En esas condiciones, la
garantía de respeto a la diversidad racial la puede y la debe ofrecer
la propia prensa con sus normas y mecanismos de severo autocon-
trol en materia de tolerancia activa y de no discriminación. Si la
prensa no ejerce ese autocontrol, pierde toda autoridad para pro-
testar si otras entidades asumen la tarea de imponer policialmente
el antirracismo.

Documentación
Hoy en día se considera que la comunicación es un aspecto de los
derechos humanos. Pero ese derecho se concibe cada vez más
como el derecho a comunicar y rebasa el derecho a recibir comuni-
cación o a ser informado. Se estima, pues, que la comunicación es
un proceso bidireccional, cuyos participantes (individuos o colecti-
vos) mantienen un diálogo democrático y equilibrado. Esta idea de
diálogo, contrapuesta a la de monólogo, es la base misma de mu-
chas de las ideas actuales que llevan al reconocimiento de nuevos
derechos humanos. El derecho a la comunicación constituye una
prolongación lógica del progreso constante hacia la libertad y la de-
mocracia. En todas las épocas históricas el hombre ha luchado por
liberarse de los poderes que le dominaban, independientemente
de que fueran políticos, económicos, sociales o religiosos, y que
intentaban coartarle la comunicación. Gracias únicamente a unos
esfuerzos fervientes e infatigables, los pueblos han conseguido la li-
bertad de palabra, de prensa y de información. Hoy en día prosigue
la lucha por extender los derechos humanos y lograr que el mundo
de las comunicaciones sea más democrático que ahora. Pero en la
presente fase de la lucha intervienen nuevos aspectos del concepto
fundamental de la libertad. La exigencia de una circulación de do-
ble dirección, de un intercambio libre y de posibilidades de acceso
y participación, da una nueva dimensión cualitativa a las libertades

150 casos del Consultorio Ético 107


conquistadas sucesivamente en el pasado. La idea del derecho a
comunicar eleva todo el debate sobre la libre circulación a un nivel
superior y ofrece la perspectiva de sacarle del callejón sin salida en
el cual se ha mantenido en los últimos tiempos.
Informe McBride. Un solo mundo, voces múltiples. Unesco. México, 1981, pp. 300, 301.

Consulta 41

Siento que después de los atentados terroristas de extremis-


tas musulmanes los medios tienden a generalizar y extre-
mar la musulmanofobia contra el pueblo árabe. ¿Qué ha-
cer para que no sea así?
Respuesta
La ética periodística busca la creación de actitudes con las que el
periodista pueda llegar a la excelencia profesional. Esas actitudes
incluyen, por ejemplo, la exactitud.
La islamofobia mencionada en la consulta, como resultado de
informaciones periodísticas, tiene que ver con el escaso o ningún
rigor al buscar y difundir la verdad de unos hechos y prueba los
daños que produce un informador ignorante.
De esto se quejan los conocedores, para quienes el asesinato de
los caricaturistas de Charlie Hebdo es un acto de guerra que corres-
ponde a otros actos de guerra.
Esta afirmación, enmarcada en un contexto histórico, da una
visión distinta del “acto terrorista”, así llamado en la información
occidental que parece ignorar lo que Jeffrey Sachs, profesor de la
Universidad de Columbia y asesor del secretario general de las Na-
ciones Unidas, describe como un “siglo de destrucción de vidas hu-
manas en Oriente como si nada”. Respalda su afirmación este pro-
fesor en hechos como estos: invasión de Estados Unidos a Irak en
2003 con 100.000 civiles muertos; la guerra civil de Siria impulsada
por Estados Unidos y Arabia Saudita: 200.000 sirios muertos; mu-
cho antes, el Reino Unido, Francia y Estados Unidos “organizaban
golpes de Estado, grandes operaciones encubiertas en el Medio

108 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Oriente; además, Estados Unidos mantiene más de 20 bases mi-
litares en seis países de la región; son acciones que los islamistas
terroristas ven injustificadas”, agrega el profesor de Columbia.
Cada vez que la prensa occidental hace sus llamados a la isla-
mofobia ignora estos hechos y desconoce su deber de informarse
bien antes de emitir conclusiones y consignas. Más que de odio,
son mensajes de ignorancia de quienes debieran informarse antes
de informar.
¿Qué hacer? Desde la universidad se hace necesaria la creación
de una conciencia de respeto y amor por las diferencias, y de la
obligación de informarse bien como disposición necesaria para tra-
bajar las noticias.

Documentación
El problema es también el islam que nos hemos inventado. Creo
que los que solemos escribir sobre el islam, los opinadores, debe-
mos ser mejores conocedores del tema como un deber ético para
con los lectores y para con los creyentes.
Un invento es que el islam es, por definición, violento. La palabra
tiene el mismo origen de salam, que significa paz.
Y musulmán es el que practica el islam, sometido a sus normas,
a la religión que expandió Mohamed por el mundo. Ese someti-
miento es a su fe. Puede resultar ofensivo traducir Mohamed como
Mahoma, ya que sus seguidores prefieren el nombre original y lo
mismo aplica para Allah, Dios en árabe, que no lo traducen.
Pero eso no significa que el dios de los árabes se llame Allah,
como nadie diría que el dios de los estadounidenses se llama God.
Además, no todos los árabes son musulmanes ni todos los musul-
manes son árabes.
La expresión Allahu Akbar, que traduce “Dios es el más grande”,
la he oído de labios musulmanes ante casi cualquier cosa. Su uso no
es necesariamente confesional. Lo difícil es indagar antes de con-
cluir, explorar lo que ellos entienden por islam sin imponer lo que
nosotros deducimos. Por ejemplo, no existen los mahometanos:
los musulmanes no adoran a su profeta, sino solo a Dios (diferen-
te de los cristianos). Y como la prensa debe hablar también a los

150 casos del Consultorio Ético 109


especialistas, qué poca credibilidad genera un texto que empiece
hablando de los mahometanos.
Víctor de Currea-Lugo. Traduciendo el islam. El Espectador. 12 de enero de 2015. p. 31.

Consulta 42

¿Cómo informar sobre personas de la tercera edad sin sonar


denigrante o despectivo?
Colombia.

Respuesta
Hay palabras con mala suerte. No se puede decir “negro”, sino afro-
descendiente; no digas “poner”, sino colocar, ni “secuestrado”, sino
retenido. En esta opera una voluntad política; en la otra, ignorancia
sobre las palabras, y en la primera hay mucho de paranoia o de
complejo de culpa.
El desprecio o mala voluntad hacia los viejos se volcaron en esta
palabra hasta hacerla una expresión de desprecio; por eso, su con-
tenido original pareció desaparecer en boca de los que pretendie-
ron excluir, con otras palabras, la realidad vergonzosa de la discri-
minación para un grupo humano.
Sin embargo, “viejo” es una palabra que mantiene su resonancia
positiva cuando Hemingway titula uno de sus relatos: El viejo y el
mar, o cuando en sus emisiones por radio Sutatenza el padre Sabo-
gal comenzaba: “Mis viejos queridos”, o cuando el cantante Piero
entonaba: Viejo, mi querido viejo. Quienes leían o escuchaban la
palabra la sentían envuelta en su pureza original.
No había ninguna actitud negativa hacia el viejo y por eso en es-
tos casos se hacía caso omiso de cualquier mala comprensión po-
sible de la palabra.
Además de la actitud, ayuda el contexto en que las palabras se
utilizan. Si ese contexto es positivo y con elementos que constru-
yen, la palabra no se presta para equívocos. En cambio los eufemis-
mos: tercera edad, adulto mayor, etc., difícilmente disimulan una
actitud postiza y poco sincera frente a este grupo humano.

110 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


La consideración ética fundamental tiene que ver con el respeto
del otro, con la tolerancia activa que acerca y hace propios los pun-
tos de vista, las expectativas y los problemas de los otros. Cuando
ese estado de ánimo mueve a alguien, vienen, espontáneas, las pa-
labras adecuadas.

Documentación
Las palabras consiguen que los conceptos existan, y no al revés.
En cualquier manual de lingüística se nos dice, por ejemplo, que
cada persona distingue tantos colores como palabras tenga su len-
gua para dividir el espectro cromático, explica Gregorio Salvador, y
añade: si en un determinado sistema lingüístico existen solo tres
nombres de colores, sus hablantes serán incapaces de distinguir
visualmente más; si en tal otro solo hay dos, uno para tonalidades
claras y otro para tonalidades oscuras, sus hablantes serán comple-
tamente ciegos para el color. En una lengua que solo distinga entre
frío o caliente, lo tibio no es que no se nombre, es que no existe
sensorialmente para aquellas gentes. El académico aclara que estos
hechos se dan solo en lenguas indígenas africanas o de los indios
americanos, pero nos ilumina sobre cómo la forma de la palabra
puede condicionar lo que se siembra de nuestra mente.
Las palabras no forman pues una caja de cartón en cuyo interior
solo se ve el dibujo de una idea. Al contrario, dentro de la caja se
halla la idea misma. Quien logra cambiar las cajas de sitio, anular-
las, agrandarlas o reducirlas habrá conseguido también alterar los
pensamientos y por tanto las actitudes, y así habrá creado unas
divisiones en las que el manipulador queda por encima.
Alex Grijelmo. Defensa apasionada del idioma español. Taurus, Madrid, 1998, p. 207.

150 casos del Consultorio Ético 111


Manejo de las fuentes

Consulta 43

¿Cómo debe actuar un medio de comunicación ante el


ofrecimiento de viajes pagados por el gobierno?
Puerto Rico.

Respuesta
La práctica más ejemplar en esta materia es la de los medios de
comunicación que rechazan toda clase de invitaciones o de favores
provenientes de las fuentes. Al imponerlo así, el medio preserva la
independencia del periodista, su propia credibilidad y el acceso libre
de los profesionales a la verdad de los hechos, de las instituciones o
de las personas. Cuando, a pesar de lo anterior, aceptan esas invita-
ciones, los editores y sus periodistas dejan aclarado que van como
periodistas y no como relacionistas o como propagandistas. Esto,
sin embargo, genera situaciones de difícil manejo para el periodista
y para su medio, ya que quien invita suele esperar una retribución
a su esfuerzo económico. Por eso es de alta conveniencia práctica
definir unas claras reglas de juego cuando se acepta esta clase de
invitaciones. Debe tenerse en cuenta, además, el impacto sobre los
receptores de la información, para quienes será difícil aceptar que
la información de un periodista invitado con gastos pagos pueda
ser independiente. De todos modos, siempre será necesario que
se advierta a los receptores que el periodista viaja por invitación
de la entidad, persona o empresa sobre la que se informa. La expe-
riencia de noticieros y periódicos demuestra que informativamente
tiene una débil justificación el cubrimiento de esos eventos y que
la intención detrás de esas invitaciones es propagandística, antes

112 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


que informativa; por tanto, el medio nada pierde si las rechaza. En
cambio, cuando hay de por medio una información de importancia,
ganan la independencia y la calidad profesional si el medio de co-
municación asume los gastos de su cubrimiento directo.

Documentación
Los periodistas de El Tiempo no pueden aceptar descuentos, préstamos
o atenciones que procedan de una fuente de información y que cons-
tituyan regalos monetarios disfrazados. El Tiempo tiene como política
pagar los gastos de viajes para el cubrimiento de hechos noticiosos.
Cuando por alguna razón esto no sea posible y haya de por medio una
invitación que incluya gastos de viajes, hospedajes y viáticos, esta situa-
ción debe ser puesta en conocimiento de las directivas de la redacción y
solo podrá ser aceptada con su expresa autorización. Antes de publicar-
se, toda información que emane de este tipo de invitaciones tiene que
ser consultada y aprobada por las directivas de la redacción y en todos
los casos debe advertírsele al lector que se trata de una invitación.
Manual de redacción de El Tiempo. Bogotá.

Costeamos nuestros propios gastos. No aceptamos regalos ni dádivas


de parte de las fuentes de información. No aceptamos viajes gratis. No
aceptamos ni aspiramos a tener un tratamiento preferencial que se nos
podría conceder debido a la posición que ocupamos. Las excepciones a
la norma de no aceptar regalos son pocas y obvias. Las invitaciones a co-
mer, por ejemplo, pueden ser aceptadas cuando son infrecuentes y can-
dorosas, pero no cuando se repiten y su propósito es deliberadamente
especulador. Tenemos prohibido aceptar entradas gratis a cualquier
acontecimiento que no es gratuito para el público. Las únicas excepcio-
nes son las ubicaciones que no se venden al público, como los palcos de
prensa. Cada vez que esto sea posible, se tomarán las medidas del caso
para pagar las entradas.
Código de conducta de The Washington Post. Estados Unidos

Está absolutamente prohibido a los profesionales de La Nación acep-


tar ningún tipo de retribución ajena por haber participado en cualquier
forma en la publicación de una noticia, un aviso, una colaboración, etc.

150 casos del Consultorio Ético 113


Los redactores suelen ser invitados a viajar al extranjero, sea para cu-
brir informaciones que se producirán durante el viaje o en su destino, o
ya para exposiciones, festivales, etc. En todos los casos, las invitaciones
serán dirigidas a las autoridades que, según las conveniencias y necesi-
dades, designarán al periodista que viajará.
Manual de estilo de La Nación. Buenos Aires.

Consulta 44

¿Si la alcaldía de mi ciudad rifa un auto entre los periodis-


tas, debería recibirlo en caso de ganar?
Ve n e z u e l a .

Respuesta
¿Si usted fuera el ganador de ese vehículo, podría cubrir las noti-
cias de la alcaldía con la misma libertad de los que no fueron a la
fiesta ni ganaron? ¿Si usted fuera lector, oyente o televidente de
las noticias sobre la alcaldía, les daría crédito a las que presenta el
premiado por el alcalde? ¿Con qué ojos se podrá ver en adelante a
ese ganador?
Los directores de medios, editores, jefes de redacción y reporte-
ros que cuidan su credibilidad y la de sus empresas se hacen esas
mismas preguntas, saben que no les gustarán las respuestas y, por
tanto, mantienen unas severas normas de conducta en su relación
con las fuentes de información, sean oficiales o privadas.
Entre estas normas está no aceptar regalos, privilegios ni paga
alguna de las fuentes porque, dada su relación con el periodista o
el medio, todo favor o prebenda adquiere el carácter de soborno.
Los principales afectados por estas conductas son los que reciben
información; ellos tienen el derecho de recibir unas noticias no con-
taminadas por el interés de la fuente ni del periodista ni del medio
de comunicación.
El otro afectado es el propio periodista, que difícilmente podrá
sacudirse el sambenito de haber sido comprado y, además de él, el

114 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


medio de comunicación aparecerá ante el público como instrumen-
to manipulado por el gobernante, y sin credibilidad posible.
Habría que agregar otro perdedor: la fuente misma. Tiene que
haber mucho por tapar cuando un alcalde, gobernador, gerente,
ministro o cualquier funcionario acude a este recurso para fletar o
para silenciar periodistas. Porque, finalmente, todos pierden, sean
los periodistas y medios que pecan por la paga o las autoridades o
empresas que pagan por pecar.
Aquí nadie gana, aunque salga del episodio con carro nuevo.

Documentación
Los códigos son específicos en sus prohibiciones contra los regalos,
hasta el punto de precisar los detalles más insignificantes de lo que
se puede aceptar.
La mayoría de periodistas de Estados Unidos no se deja comprar
por una cartera Gucci, una botella de buen licor o un viaje en avión,
de suerte que el problema para ellos no es dejarse seducir por los
regalos, sino hasta dónde su aceptación afecta al periodismo. Lo
que indica la aceptación de regalos es que hay mucha gente en el
rebusque. Un negocio para el que la credibilidad y la confianza pú-
blica son indispensables no se puede permitir esa clase de imagen.
“Nosotros pagamos todo lo nuestro” es un criterio definido que
deben seguir todos los periodistas y organizaciones. Pero esto de-
bería asumir la forma de patrón de conducta antes que la rigidez
de una regla, dado que a los periodistas no se les debería impedir
aceptar comidas o bebidas ocasionales si eso ayuda a su tarea bá-
sica de conseguir noticias. Vienen a la mente los reporteros de la
Casa Blanca que aceptan una invitación con el fin de conseguir un
acercamiento con el protegido presidente o la imagen de un repor-
tero de alcaldías tomándose un café con algún importante miem-
bro del equipo del alcalde. Por supuesto que en estas y en pareci-
das circunstancias el reportero debería tratar de pagar su parte,
pero eso no siempre es posible. Y en caso de ser imposible, sería
una tontería armar un lío por eso.
Muchos de los 170 periodistas que entrevisté para este estudio
dijeron creer que el gremio es más ético ahora que en el pasado.

150 casos del Consultorio Ético 115


Al preguntárseles la razón, muchos basaron su optimismo en la de-
cadencia de los regalos. Quizás debido a que es muy visible, esta
área de la ética del periodismo es la que muchos periodistas to-
man como medida de progreso. Algunos de los entrevistados no
parecían dispuestos o son incapaces de considerar una visión de la
ética más allá de los regalos y conflictos de interés. Eso era lo que
realmente significaba para ellos una ética del periodismo.
Eugene Goodwin. Por un periodismo independiente. Tercer Mundo, 1994, Bogotá, pp.
144 y 145.

Consulta 45

¿Sería correcto recibir una donación por parte de las fuen-


tes si la noticia salva una vida?
Ve n e z u e l a .

Respuesta
Aceptar regalos, títulos honoríficos, favores, privilegios, cualquiera
que sea el pretexto que se alegue, pone en riesgo la independencia
del periodista, que es una cualidad esencial para hacer un buen
trabajo. Los códigos y normas adoptados por la prensa son seve-
ros en este sentido y llegan a extremos, al parecer, excesivos, pero
explicables. En efecto, una de las más eficaces formas de ejercer
control sobre el periodista es la creación de dependencias por la
vía del agradecimiento que genera cualquier clase de retribuciones.
Esto lo saben los que tienen el poder y la necesidad de manipular al
periodista. Por eso, incluyen en sus tácticas la de maquillar la prác-
tica manipuladora con eufemismos que disimulan la naturaleza de
paga o de soborno y los llaman reconocimientos, agradecimientos,
contribuciones, estímulos, etc.
Las normas éticas indican, junto con la importancia esencial de
la independencia del periodista, la necesidad de que el medio de
comunicación pague sus servicios, de tal manera que nadie pueda

116 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


valerse de las necesidades del periodista como recurso para presio-
narlo y someterlo.

Documentación
Este diario se compromete a evitar un conflicto de intereses o la aparien-
cia de ese conflicto en cualquier parte y en cualquier momento que sea
posible. Hemos adoptado medidas rigurosas sobre estas cuestiones, cons-
cientes de que acaso puedan ser más estrictas que lo acostumbrado en el
mundo de las empresas privadas. Específicamente: costeamos nuestros
propios gastos. No aceptamos regalos ni dádivas de parte de las fuentes
de información. No aceptamos viajes gratis. No aceptamos ni aspiramos a
tener un tratamiento preferencial que se nos podría conceder debido a la
posición que ocupamos. (...) Tenemos prohibido aceptar entradas gratis a
cualquier acontecimiento que no es gratuito para el público.
Código de conducta de The Washington Post. Estados Unidos

El País rechazará cualquier presión de personas, partidos políticos, gru-


pos económicos, religiosos o ideológicos que traten de poner la infor-
mación al servicio de sus intereses. Esta independencia y la no manipu-
lación de las noticias son una garantía para los derechos de los lectores.
Manual de estilo de El País. Madrid.

Ningún periodista de El Tiempo puede, en ninguna circunstancia, acep-


tar regalos o dádivas de una fuente informativa. Todos los obsequios
que puedan llegarle de manera espontánea, a la oficina o a su casa, de-
ben entregarse a las directivas del periódico, las cuales procederán a su
devolución.
Manual de redacción de El Tiempo. Bogotá.

150 casos del Consultorio Ético 117


Consulta 46

¿Cuál debe ser la reacción del periodista si su fuente quiere


sobrepasar el límite de lo laboral?
Colombia.

Respuesta
La característica principal en la relación periodista-fuente debe ser
la independencia. Es el valor que señalan los códigos y los manua-
les de estilo como indispensables en dicha relación. Esa presencia
reguladora de la independencia excluye cualquier clase de depen-
dencia del periodista respecto de su fuente.
No puede depender en lo informativo, puesto que es norma de la
técnica periodística dudar de todas las fuentes; por eso se rechaza
la información de una sola fuente y se ordena confrontarlas con
otras, para darle al lector la seguridad de que no le mienten ni le
entregan información errónea inducida por fuentes únicas.
Tampoco puede depender de los intereses personales del perio-
dista. Es elemental que si la fuente otorga favores al periodista, este
quedará limitado para evaluar críticamente lo que diga aquella.
No puede depender de ella por amistad, afecto o parentesco, ca-
sos en que la dependencia tiene que ser neutralizada por un cotejo
severo con otras fuentes o debe hacérsela desaparecer para que se
mantenga la vigencia de la fuente.
Nunca se debe olvidar que la relación periodista-fuente tiene una
sola razón de ser: llegar a la verdad que se le debe al lector. Cuanto
impida ese acceso debe ser desechado.

Documentación
Estos son algunos consejos que permiten una mayor independen-
cia frente a las fuentes.

• Cubrir procesos más que edificios.


• Entre más grande sea el abanico de las fuentes consultadas, mayor in-
dependencia frente a cada una tendrá el periodista.

118 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


• Ser consciente de la posición que se tiene frente al tema. Esto permi-
te hacer reportería en contra de los propios prejuicios. Por prejuicio
se entiende no solo tener una animadversión frente a esa fuente, sino
cualquier juicio previo sobre el tema.
• Mantener con las fuentes una relación estrictamente laboral. En la me-
dida de lo posible, evitar asistir a fiestas con las fuentes, ir a sus casas,
ser padrino de sus hijos, hacer negocios con ellas, enamorarse de ellas.
• Tener un estricto objetivo de recopilación y verificación de la informa-
ción: lo importante no es tanto que el periodista sea objetivo como que
lo sea su método para constatar la veracidad de la información. Este
método debe incluir al menos lo siguiente: jamás hacer historias de una
sola fuente.
• Consultar fuentes de diverso nivel, con distintos puntos de vista. Pre-
guntarle a la fuente cómo sabe lo que está diciendo y también por
qué está interesado en divulgarlo. Sospechar de otros medios, sobre
todo de internet. Es indispensable verificar sus datos, pues suelen ser
imprecisos.
• Si es imposible confirmar, atribuir.
• La lealtad del periodista es con el lector y no con la fuente.
Juanita León García. La relación entre periodistas y fuentes. Proyecto Antonio Nariño.
Bogotá, 2004.

150 casos del Consultorio Ético 119


Relación con las audiencias

Consulta 47

¿Qué hacer con los comentarios de la audiencia en internet


que buscan dañar la reputación de las personas?
Estados Unidos.

Respuesta
El primer paso que debe darse es precisar qué es libertad, que en
el ejercicio periodístico es decir o escribir lo que se debe publicar,
no lo que a uno le dé la gana de difundir. Esta idea se complementa
con la que se le atribuye a Benito Juárez: los derechos terminan
donde comienzan los derechos del otro.
Para actuar en libertad, cada periodista debería ejercer el control
necesario y así decir solo lo que como periodista debe decir, o sea,
lo que más convenga al interés público. Esto vale para periodistas
y para quienes utilizan un medio de comunicación pública como
internet.
Cuando ese autocontrol no se da, o es débil, a falta de una prácti-
ca ética se impone la aplicación de la ley para proteger los derechos
de las personas.
En el caso de internet, las leyes se muestran débiles e ineficaces.
En la Cumbre de la Sociedad de la Comunicación, reunida en Túnez
en 2005, la actividad se concentró en la búsqueda de instrumentos
legales contra la pornografía, el terrorismo, el asalto a la intimidad
y el buen nombre de las personas en el ámbito de internet. Y se
concluyó, con desaliento, que aún no existen esos instrumentos ni
hay tecnologías eficaces de control.
A falta de esos instrumentos, quedan:

120 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Las reglamentaciones severas para acceder a espacios de opinión
y de interlocución.
Además de las condiciones, para abrir el espacio y participar en
él, hay un control de contenidos previsto en los reglamentos que
la empresa propietaria (periódico, revista, blog, etc.) impone como
condición: identificación, exclusión de ofensas, sustentación sólida
de acusaciones, etc.
Los compromisos éticos de cada persona para hacer uso inteli-
gente y responsable de las nuevas tecnologías.
En este momento, las posibilidades de que internet no se con-
vierta en el campo de los más fuertes y audaces están en la con-
ciencia ética individual.

Documentación
En su intento de ejercer control sobre internet, el Congreso y el De-
partamento de Justicia de Estados Unidos utilizaron un argumento
que nos conmueve a todos: proteger a los niños de los perversos
sexuales que circulan por internet. Pero no sirvió de nada. El 12 de
julio de 1996 un tribunal federal de Pensilvania declaró inconstitu-
cional la ley de decencia de las comunicaciones argumentando que
“igual que podemos afirmar que la fuerza de internet reside en el
caos, el valor de nuestra libertad depende del caos y de la diversi-
dad de expresión sin trabas defendida por la Primera Enmienda”.
El Tribunal Supremo sostuvo este derecho constitucional al caos el
26 de junio de 1997. En junio de 2000, la Corte de Apelación de Es-
tados Unidos en Filadelfia derogó la ley para protección del menor
online de 1998. Así, dadas las dificultades para que en Estados Uni-
dos se imponga la regulación gubernamental de la comunicación
informática y debido a la naturaleza global de la red, parece que el
intento directo por parte del Estado de controlarla, mediante los
medios tradicionales de censura y represión, ha fracasado.
Manuel Castells. La galaxia internet. Plaza y Janés, Barcelona 2001, pp. 194, 195.

150 casos del Consultorio Ético 121


Consulta 48

¿Está bien que un defensor de la audiencia critique a un


medio de la competencia?
Ve n e z u e l a .

Respuesta
Los defensores de la audiencia u ombudsman tienen como misión
principal fortalecer la relación entre los espectadores, sea de te-
levisión, de radio o de medios impresos, y su respectivo medio, a
través de la gestión interna para que sus reclamos sean atendidos y
sus expectativas de información satisfechas. Es, por tanto, el vocero
de los receptores de información en el interior del medio que lo ha
contratado.
Esa tarea de vocería tiene distintas formas, como las que pro-
mueven la elevación de la calidad informativa o las que se propo-
nen hacer de los principios éticos una guía e inspiración para los
periodistas.
En ninguna parte se encuentra indicación o sugerencia sobre el
papel de vigilante o crítico de la actividad de otros medios. Por el
contrario, puesto que las tareas que se le señalan al ombudsman
suponen un gran peso moral y una sólida credibilidad, no son acon-
sejables actuaciones que puedan ser objeto de una mala interpre-
tación; tal es el caso de las críticas a medios de la competencia,
sobre todo cuando se las puede interpretar como inspiradas en una
competencia comercial entre medios o resultado de inquinas per-
sonales. Del ombudsman se espera que esté por encima de esas
situaciones.

Documentación
El defensor del lector representa en el interior del periódico los in-
tereses del público. El objetivo principal de su función es crear y
fortalecer la relación entre los lectores y el periódico.
La función del defensor del lector contempla:

122 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


• La generación de credibilidad. Al promover la credibilidad del periodis-
ta, fortalece la credibilidad del periódico y permite ofrecer al lector una
información creíble.
• Recibir y responder los reclamos, propuestas y aprobaciones de los lec-
tores al material informativo publicado por el diario.
• Someter a crítica pública el material del periódico en busca de una cons-
tante elevación de la calidad del servicio que se presta a los lectores.
• Pedir al personal del periódico las explicaciones que se le deben al lector.
• Proponer publicaciones de rectificación, corrección o aclaración.
Manual de estilo y redacción de El Colombiano. Medellín.

El defensor del lector es el empleado que, dentro de El Tiempo, vela


por los intereses del lector, los defiende y representa en la redacción
del periódico. Su misión principal consiste en procurar que se cumpla el
propósito de El Tiempo de mantener una relación de total transparencia
y equidad con sus lectores. El cargo de defensor del lector equivale al de
ombudsman de otros países. El defensor del lector participará activa-
mente en el proceso de análisis y rectificación, corrección o aclaración
de los errores que aparezcan publicados.
Manual de redacción de El Tiempo. Bogotá.

Consulta 49

En mi diario, el defensor del lector no forma parte de la


plantilla, es un colaborador. Además, es columnista y líder
de opinión, por lo que expresa sus opiniones en diversos foros
al margen de la posición del diario. Mi pregunta es si el de-
fensor del lector es libre de opinar como quiera en sus redes
sociales y si eso involucra la objetividad del diario, puesto que
aparece con una opinión como tuitero y otra como defensor.
Respuesta
Haciendo una paráfrasis de una conocida frase, en este caso podría
comenzar diciendo: no digas como periodista lo que no podrías de-
cir como defensor del lector.

150 casos del Consultorio Ético 123


En efecto, esa unidad entre el periodista y el defensor es el fun-
damento de su credibilidad y de su influencia, por cuanto los lec-
tores la requieren como una de las razones para creer en él. Esta
exigencia es fácil de entender y de aceptar si se tiene en cuenta la
situación que se produciría frente a una persona cualquiera que
unas veces asume una identidad y en otras aparece con otro rostro.
Cuando se trata de definir la honestidad, se llega a ese concepto
de unidad. Honesto es quien hace lo que dice; o sea, unidad entre
el discurso y la acción; lo que deja como inaceptable moralmente el
doble discurso, lo mismo que la doble cara.
Tratándose del defensor del lector, esa exigencia se acentúa.
Él representa a la vez al medio periodístico y a los lectores. Es un
puente cuyo objetivo es acercar el medio a los lectores y los lecto-
res al medio. En esa condición, el defensor debe acumular la máxi-
ma credibilidad y peso moral.
No se trata, pues, de dar cumplimiento o no a una norma o es-
tatuto del defensor. Es asunto de coherencia, o sea, obediencia a
la naturaleza del rol que el defensor desempeña frente al medio y
ante los lectores.

Documentación
Una encuesta entre defensores del lector sobre las cualidades pro-
fesionales que deberían reunir dio por resultado bastante unani-
midad sobre cualidades como la independencia, autoridad moral,
sentido de servicio público y veteranía. Llama la atención que la
combinación independencia, autoridad moral y sentido de servi-
cio público fuera expresada de manera coincidente por siete de los
diez encuestados.
En cuanto a la autoridad moral, el defensor de El Deber seña-
ló, por ejemplo, que para él la persona que ejerza este oficio debe
tener una conducta intachable, tanto en su vida moral como en
su ejercicio profesional. Esta opinión fue compartida por otros
ocho defensores. El sentido de servicio público, mencionado por el
80 % de los encuestados, fue justificado por la defensora de El Nuevo
Día diciendo que “precisamente eso es lo que estás haciendo, estás

124 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


atendiendo este reclamo, lo estás llevando a la dirección para que
se le dé seguimiento”.
Susana Herrera y Rosa Zeta. Ombudsman. Universidad de Piura, 2004, pp. 100 y 101.

Consulta 50

¿Cómo puede redimirse un periodista que le ha mentido a


su audiencia?
Estados Unidos.

Respuesta
La mentira de un periodista tiene un efecto demoledor en la credi-
bilidad que le reconoce el público. Hay una relación estrecha, como
la de la causa con los efectos, entre verdad y credibilidad; de modo
que decir la verdad como costumbre es una actitud que genera
credibilidad.
La credibilidad, a su vez, es de naturaleza frágil. Aunque cuesta
mucho construirla, se derrumba con una sola mentira o, al menos,
se agrieta. Se sabe, además, que la credibilidad no lo es todo, pero
sí una condición indispensable para tener influencia.
Cuando un periodista, por una mentira o error publicados, ve
disminuida su credibilidad, se le impone la ardua tarea de recons-
truirla a partir de cero. Puesto que la credibilidad se genera en los
receptores de información con los actos comunicativos, tendrá que
destacarse en ellos la fidelidad a la verdad hasta que se reconozca
su compromiso con dicha verdad. Es una severa exigencia que se
explica porque el primer compromiso del periodista con sus au-
diencias es proporcionarles la verdad de lo que sucede. La verdad
es el producto que la audiencia espera porque constituye para ellos
una necesidad de primer orden, ya que su relación con el mundo
depende de la verdad de la información que reciba.
Cuando una empresa de información periodística exige de modo
perentorio a sus periodistas la verdad ante todo, lo hace por razones

150 casos del Consultorio Ético 125


contundentes: se trata del argumento que los receptores necesitan
para confiar en el medio y fortalecer su lealtad. Si esa lealtad se
traiciona con la mentira, no solo es el periodista quien pierde credi-
bilidad, también es su empresa la que resulta lesionada.

Documentación
Respetar la verdad por el derecho que el público tiene a conocerla.
Federación Internacional de Periodistas.

Los deberes esenciales del periodista:

Respetar la verdad, sean las que sean las consecuencias que esto pueda
acarrearle, y esto por el derecho que el público tiene de conocerla.
Declaración de los Derechos y Deberes de los Periodistas.

La prensa hará todo lo que esté en su poder para asegurar que la infor-
mación impartida al público sea exacta por lo que a los hechos se re-
fiere. Ningún hecho debe ser conscientemente distorsionado ni mucho
menos hechos esenciales deliberadamente suprimidos.
Código ético de la prensa en Birmania.

El periodismo y los periodistas deberán estar al servicio de la verdad, la


justicia social, los derechos humanos y los ideales de perfeccionamiento
de la sociedad y de la paz entre los pueblos.
Carta de ética periodística en Chile.

Se deben observar siempre rigurosamente las exigencias de la verdad, la


interpretación imparcial de los hechos y la divulgación fiel de las noticias.
Código de honor de los periodistas en Italia.

En su labor profesional, el periodista deberá adoptar los principios de la


veracidad y de la ecuanimidad, y faltará a la ética cuando falsee, silencie
o tergiverse los hechos.
Código latinoamericano de ética periodística.

126 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Consulta 51

¿Publicar videos de personas en estado de embriaguez es un


irrespeto a la audiencia?
Colombia.

Respuesta
Difundir palabras o imágenes de personas en estado de embria-
guez es una práctica periodística que:
Desconoce los derechos de la persona embriagada. Puesto que
se trata de un estado de inconciencia y de irresponsabilidad, la per-
sona no tiene control sobre sus acciones ni palabras; por tanto, es
un abuso difundir sus palabras o imagen.
Desconoce el respeto debido a las audiencias, a las que se some-
te a un espectáculo repugnante. La presencia de un borracho, en
cualquier auditorio, pero sobre todo en los medios de comunica-
ción, es un acto de mal gusto y de irresponsabilidad.
Es, además, un acto de desconsideración para con los parientes y
amigos del borracho. Todos ellos tienen derecho a la discreción con
una información bochornosa e innecesaria desde el punto de vista
del bien público.
Estas tres obvias consideraciones solo pueden ser ignoradas por
quienes, en vez de informar, se valen de estos hechos para hacerles
daño a las personas o para agredir al público, a quien se le debe en
todo caso una información de buen gusto y de interés; o cuando es
necesario, de denuncia para el bien de todos.

Documentación
La BBC, cadena pública británica de referencia por sus contenidos,
pero también por el tratamiento ético de los mismos, aborda esta
cuestión de forma exhaustiva. Su línea editorial deja bien claro que
el lenguaje ofensivo es una de las causas más frecuentes de queja
y advierte que una misma palabra puede ser recibida de formas
muy diferentes por los receptores según el lugar del mundo donde
vivan, su edad, sexo, educación, creencias, nacionalidad, etc.

150 casos del Consultorio Ético 127


El Libro de estilo del diario El País indica que las fotografías con
imágenes desagradables solo se publicarán si añaden información;
una referencia que, si bien es explícita, da lugar a la interpretación,
pues dependerá del periodista decidir si una imagen en cuestión
ayuda o no a comprender el mensaje. Estas ambigüedades desa-
parecen a la hora de abordar el uso del lenguaje en el periódico
del grupo Prisa: las expresiones vulgares, obscenas o blasfemas es-
tán prohibidas. Como única excepción a esta norma, cabe incluirlas
cuando se trate de citas textuales, y aun así, siempre que procedan
de una persona relevante o que hayan sido dichas en público o que
estén impresas y que no sean gratuitas.
El código del diario El Mundo, de carácter más reflexivo y elabo-
rado, a partir de ejemplos, se pregunta qué se debe incluir y qué
subrayar por motivos de buen gusto en los textos de imagen. El
propio documento refleja el carácter ambiguo en una sociedad de
valores cambiantes, por lo que termina indicando que no es posible
establecer fronteras fijas e inamovibles en esta cuestión. Finalmen-
te, confía la cuestión al criterio periodístico, recordando que pese a
la dedicación de El Mundo a publicar todo lo que es noticioso y de
relevancia pública incuestionable, la frontera que no se debe tras-
pasar entre crudeza y truculencia, en particular en la información
gráfica, debe quedar siempre presente en la mente de los respon-
sables de la redacción.
Marcel Mauri. La ética informativa vista por los ciudadanos. El Ciervo, Barcelona, 2010.

128 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


La libertad de prensa y
la libertad de expresión

Consulta 52

¿Depender de los anunciantes publicitarios contradice la


libertad de prensa?
Costa Rica.

Respuesta
Apoyarse en los anunciantes para sostener un medio periodístico
es un mecanismo que, como cualquier otro, puede tener efectos
buenos o malos para la libertad. Lo mismo sucedería si la financia-
ción proviniera del Estado o de una organización benéfica interna-
cional, de una iglesia o de una cooperativa de periodistas.
El problema para la libertad comienza en las personas que adop-
tan el mecanismo. Puesto que el existente en nuestros países es
el de la financiación a partir de la publicidad, importa señalar los
deberes éticos a que da lugar esta situación.
Cuando la publicidad se otorga como un favor que el anunciante
le hace al medio, de entrada reduce al medio y a sus periodistas a la
condición de instrumentos, porque el pacto expreso o implícito es
que el anunciante entrega la pauta comercial a cambio de la fideli-
dad del medio a su voluntad. En esas condiciones, el medio pone en
venta su libertad y entrega por nada sus espacios y, sobre todo, su
credibilidad, que es el valor definitivo para un anuncio comercial.
Cuando la publicidad se le entrega a un medio a cambio del espa-
cio y de la credibilidad que este le agrega al comercial, en este caso,
no hay benefactor ni beneficiado. Los dos, el anunciante y el medio,
pactan en términos de igualdad. El objetivo del pacto se limita a la
publicación del aviso y al pago de una tarifa, sin más compromisos.

150 casos del Consultorio Ético 129


Así la libertad de expresión e información queda bajo el control del
medio y sin interferencias externas.
Cuando la publicidad se entrega como un favor político a cambio
de apoyo, ni el publicista ni el medio asumen compromiso alguno
con la información libre. Hacen caso omiso de esta condición para
la información de calidad y, por tanto, pierden de vista el servicio
al lector, pues es asunto que no tiene cabida entre dos negociantes
que buscan solo el propio beneficio. En esas condiciones, el medio
se degrada y se reduce a ser un boletín de propaganda política.

Documentación
Los medios de comunicación funcionan bajo el sistema comercial,
en dos mercados: uno es el mercado de lectores que compran el
diario, la revista o reciben gratis el mensaje radial o televisivo, lo
que hace de esta mercancía un producto muy particular en el capi-
talismo, puesto que es el único que se vende por debajo de su costo
de producción o que se regala. Todos sabemos que el costo de pro-
ducción es el límite inferior hasta el que puede bajar el precio de
venta, pero tenemos un producto que se vende sistemáticamente
por debajo de dicho costo, en el caso de los periódicos o revistas, o
que se regala, en el caso del mensaje radial o televisivo.
Al lado de este mercado primario de lectores funciona uno se-
cundario de anunciantes, que son los que financian centralmente
estos medios de comunicación. La pauta para cualquier medio de
comunicación escrito es de 70 % de financiamiento de publicidad
y 30 % de ventas, en promedio. En la radio y la televisión, es 100 %
publicidad. Por tanto, el control que efectivamente se ejerce sobre
los medios está en ese mercado secundario, publicitario y en la for-
mación de capital.
Me parece importante tenerlo en cuenta porque refuerza la re-
flexión en el sentido del problema de quién controla los medios de
comunicación. El olvido de esta situación hace que seamos muy
perspicaces con la libertad cuando el Estado interviene, pero mu-
cho menos contestatarios cuando los dueños o los publicistas ejer-
cen el control de los medios y aquí, casi tenemos una característica
de los programas de opinión en la televisión: no hay programa de

130 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


opinión en la televisión que no termine censurado por una alianza
entre el Estado y el capital privado.
Rafael Roncagliolo. "Medios de comunicación y libertad de prensa". Seminario-Taller de
Hábitat Perú. Siglo xxi, Lima, noviembre de 1986, memoria, p. 110.

Consulta 53

¿Cuáles son las diferencias entre libertad de empresa y de


expresión?
Pe r ú .

Respuesta
Se trata de dos expresiones de la libertad distintas y en ninguna
forma asimilables.
La libertad de empresa garantiza el ejercicio de la actividad eco-
nómica y la iniciativa privada sin más límites que los que protegen
el bien común. Es un derecho que supone responsabilidades.
Otra cosa es la libertad de expresión, que es el derecho a difundir
contenidos simbólicos. La defienden las constituciones de los paí-
ses democráticos como parte de la esencia de la democracia por-
que denuncia la injusticia, hace control al ejercicio de las funciones
públicas, investiga el acontecer incierto y alerta a la sociedad cuan-
do la amenazan peligros de diversa índole.
Como se ve, se trata de ejercicios distintos de la libertad que con-
tribuyen, cada uno en su área, a la consolidación de las libertades
de la sociedad.
Teniendo en cuenta ese objetivo, es posible establecer las priori-
dades que impone la relación de esas libertades con el bien común
y cómo deben operar en un medio de comunicación.
Es evidente que la libertad de empresa está al servicio de la
libertad de expresión y no al contrario. De hecho, la empresa de
comunicación es una entidad de servicio público y, por tanto, ope-
ra en función del bien público a través de la información y la ex-
presión pública.

150 casos del Consultorio Ético 131


La empresa de comunicación está hecha, principalmente, para
potenciar la expresión y la información y, secundariamente, es un
negocio. Debe ser buen negocio para que el servicio de informa-
ción y expresión sea eficaz. En eso se diferencia de cualquiera otra
empresa. Su libertad de empresa es una garantía para la libertad de
expresión e información.
Cuando esto no es claro para empresarios y periodistas, aparecen
las confusiones y los conflictos.

Documentación
La libertad de expresión, la transparencia, es decir, la democracia
en sí, no tiene sentido ni funciona como debería si no hay confianza
en el Estado, o si no la hay entre los diferentes grupos de personas
que habitan sociedad y territorio.
Quien intente medir el grado de confianza en un país va a com-
probar que en un lugar donde las personas tienen alto grado de
confianza en sus vecinos, colegas, profesores, periodistas, poli-
cías, médicos y políticos, es un país en el que la democracia tiene
buena salud.
Quiero decir que el periodismo libre no es el objetivo final. El
periodismo libre es un actor clave, una herramienta, un medio para
construir un clima social en el que prevalezca la confianza y donde
cada actor social juegue su papel sin interferir de modo violento e
injusto con los demás. Donde hay confianza hay buen periodismo,
hay democracia, y donde hay buen periodismo la confianza puede
crecer y la democracia también. Es una cadena que no funciona si
uno de los eslabones es débil.
Lars Mogensen. "Periodismo y democracia". Correveidile, La Paz, 2008, p. 21.

132 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Consulta 54

¿Cuáles son los límites de la libertad de cátedra?


México.

Respuesta
La libertad de cátedra es un derecho que está al servicio de otro de-
recho: el de los alumnos, cuyos conocimientos serán más amplios si
el acceso a ellos está protegido por la libertad de cátedra.
Esta mutua causación configura un círculo virtuoso. Los derechos
obtienen su validez en cuanto permiten el servicio de los demás;
cuando se los considera y aplica para la sola satisfacción individual,
los derechos se deslegitiman. Así como un profesor no puede ale-
gar derechos para sí y en perjuicio de sus alumnos, en otros órde-
nes como el derecho al trabajo o el derecho a la expresión libre,
es aplicable la misma lógica: el ejercicio de los derechos preserva
y fomenta la dignidad de las personas, en cuanto las habilita para
integrarse a la sociedad mediante su servicio.
Esta filosofía de los derechos corrige la idea del derecho hu-
mano como poder; una concepción ampliamente superada en la
historia gracias al desarrollo de los criterios sobre el ser humano
y la sociedad.

Documentación
La ética es un producto de primera necesidad porque sin ella no
funcionan las grandes instituciones del mundo moderno y posmo-
derno, es decir el Estado, la economía, las empresas, las actividades
profesionales y el tercer sector o Sector Social. Y no funcionan por
múltiples razones:
Es público y notorio que las relaciones sociales se quiebran aun-
que en apariencia sigan funcionando cuando faltan en ellas los va-
lores de credibilidad y de confianza. Estas últimas son de prime-
ra necesidad en la vida pública porque las medidas jurídicas, con
ser necesarias, resultan insuficientes. Por otra parte, y dentro del
mismo ámbito, cuanto más complejas son las sociedades, y más

150 casos del Consultorio Ético 133


cambiantes los entornos, más insuficientes e ineficaces resultan
las soluciones jurídicas y más rentables los mecanismos éticos para
resolver los conflictos con justicia. La necesidad de adquirir hábi-
tos fiables se hace más palpable ante la globalización informática
y financiera. Como recuerda Ángel Moreno, la globalización gene-
ra una situación de incertidumbre ante la que no cabe responder
con reglas miopes, con soluciones de corto plazo, sino con plan-
teamientos de largo plazo, orientados por valores y no por reglas
o normas. El crecimiento de la competencia entre las empresas,
debido a la globalización de la economía, exige a las empresas fide-
lizar a la clientela a través de actuaciones que generan credibilidad
y confianza. No cabe ya confiar en el proteccionismo y la chapuza,
sino en el producto de calidad y en la conducta fiable. El aumento
de la complejidad en el seno de las organizaciones aconseja inte-
grar a cuantos en ellas trabajan de modo que se sepan identificados
en el proyecto. En este sentido la participación en la gestión orga-
nizativa no es un asunto de buena voluntad, sino una necesidad
de organización cada vez más compleja y de saberes cada vez más
especializados.
Adela Cortina. Hasta un pueblo de demonios. Taurus, Madrid, 1998. Pp. 99-105.

Consulta 55

¿Cuál es el límite de la libertad de expresión antes de que


se convierta en sensacionalismo?
Pe r ú .

Respuesta
El sensacionalismo llega hasta donde comienza el periodismo inte-
ligente. Quiero decir que hay un periodismo de inferior calidad que
se limita a dar respuesta a los sentidos de la vista y del oído. Mues-
tra y deja oír; por tanto, sirve a las sensaciones, por eso se llama
sensacionalista y solo tiene en cuenta una parte del ser humano:

134 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


sus sentidos. Este periodismo está atento a satisfacer la curiosidad
y el morbo de las personas, se desvive por entretenerlas y es tan
efímero como cualquier sensación que desaparece y es olvidada en
el momento en que llega otra sensación.
El otro periodismo es el que dignifica la profesión porque sirve a
la parte más noble del ser humano y aporta a la vida de la sociedad.
En efecto, estimula la inteligencia y la imaginación, y al ofrecer un
acceso a la realidad total, les da un fundamento firme a las decisio-
nes y, por tanto, al ejercicio de la libertad. Esta clase de informa-
ción estimula la participación y hace del receptor un sujeto de la
historia diaria. Es el periodismo que impulsa cambios en la vida de
la sociedad y hace mejores a las personas y a la sociedad. Por eso
permanece e influye.
El primero vende periódicos, eleva las cifras de sintonía, pero es
prescindible. Se hace para empresas capaces de negociarlo todo,
pero que no van más allá de eso: solo son negocios que perma-
necen mientras haya ganancia y luego desaparecen en busca de
otros negocios. Para este periodismo la libertad de expresión vale
y se invoca si permite la libertad de empresa y el florecimiento de
los negocios. Pero la libertad que solo tiene esa dimensión es una
apariencia que se maneja de modo utilitario y como excusa.
El otro es el periodismo que el estudiante sueña, que las facul-
tades querrían promover y que los profesionales ejercen con or-
gullo. Pero es difícil, exige consagración, da la satisfacción de que
se contribuye a hacer mejor la vida de la sociedad, mas no siempre
es buen negocio. Se lo ejerce cuando el periodismo se mira como
un servicio público dirigido a lo más noble del ser humano, que es
su inteligencia y su voluntad, y al objetivo más ambicioso, que es
cambiar algo todos los días. Este periodismo se vale de la libertad
como un elemento tan indispensable como el aire para los seres
humanos o el agua para los peces.
Hay, pues, diferencias sustanciales entre el periodismo de sensa-
ción y el periodismo inteligente, entre la libertad de empresa y la
libertad de prensa.

150 casos del Consultorio Ético 135


Documentación
La moralidad pública no debe ser ofendida con la relación pormenoriza-
da de hechos obscenos o inmorales.
Código de Corea del Sur.

Se considera falta grave, digna de sanción, el periodismo que utilice la


obscenidad como atractivo mercantil.
Carta de ética periodística de Chile.

Creemos que en la publicación de los suplementos literarios, fotos y


grabados debemos llegar a conseguir una sana educación de nuestros
lectores y elevar su gusto artístico.
Código de Formosa, Taiwán.

Se prohíbe atentar contra el público mediante la exaltación de las pa-


siones menos recomendables y el empleo de un estilo inadecuado o
ilustraciones impropias y, en general, toda presentación abusiva.
Código de Francia.

Evite descripciones detalladas de actos de indecencia o cualquier otro


detalle que si fuera publicado podría incitar a imitación.
Código de Gales.

Consulta 56

¿Cómo denunciar éticamente los abusos de las autoridades


oficiales?
Guatemala.

Respuesta
La denuncia de los abusos oficiales es un derecho y un deber ciu-
dadano, y constituye uno de los instrumentos con que se prote-
ge la democracia. Por esa misma razón es una práctica que debe
defenderse contra el mal uso, que la desvaloriza y le hace perder

136 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


toda su eficacia. En efecto, para que una denuncia sea eficaz, debe
estar respaldada con pruebas suficientemente sólidas para conven-
cer sobre su seriedad. Cuando el lector percibe una mala intención
personal contra alguien, la denuncia pierde credibilidad ante sus
ojos. Y si además de la inquina personal, la denuncia se presenta
sin pruebas, puede ser objeto de rechazo y de acusación penal por
calumnia. El periodista no puede considerarse autorizado por ra-
zón alguna para atentar contra el derecho que toda persona tiene
(incluidos funcionarios) al buen nombre y a la fama. Desconocer
ese derecho lesiona la justicia y, además, arroja sobre los profesio-
nales periodistas la sindicación de grupo que abusa de su poder en
contra de las personas. No hay constitución que pueda autorizar
esa violación de los derechos de las personas ni ejercicio de la li-
bertad de expresión que pueda dar respaldo a la conducta injusta
y cobarde de acusar sin pruebas y solo para provocar escándalo o
para hacer daño a un rival político. La libertad, por cierto, no puede
servir de excusa para hacer mal alguno; su naturaleza está diseñada
para servir como instrumento que genere más libertad e impulse el
crecimiento interno de las personas.

Documentación
A la hora de fortalecer éticamente el periodismo de denuncia es
necesario fijar algunas reglas: a) el periodismo de denuncia solo
tiene sentido si se refiere a la vida pública. Los que actúan en la
vida pública, si no quieren que salga a relucir su ropa sucia, deben
probablemente cambiar su profesión. Todo lo público, en princi-
pio, ha de tratarse públicamente, especialmente lo que se pretende
ocultar, distorsionar o escamotear. b) El periodismo de denuncia ha
de partir de la base de que las responsabilidades por la actuación
pública no se agotan solo en las responsabilidades penales o admi-
nistrativas, eventualmente probadas. Es precisamente en la zona
no penal ni civil ni administrativa, sino ética y política, donde se
sitúa con la máxima legitimidad la función informativa y el perio-
dismo de denuncia. c) La verdad de los hechos difundidos al ejer-
cer el periodismo de denuncia es la clave, aquí y ahora, de su real
eticidad, de su concreta legitimidad. Ninguna denuncia periodística

150 casos del Consultorio Ético 137


puede ser arbitraria. Ha de ser fundamentada, estar basada en mo-
tivos bastantes. No son suficientes ni los puros indicios ni la simple
verosimilitud de los hechos. d) El periodismo de denuncia exige que
las pruebas de los hechos estén en poder del medio informativo en
el momento en que se publiquen las denuncias. La regla vuelve a
reclamar el elemental principio de justicia que pide que la carga de
la prueba recaiga sobre el medio informativo que afirma las actua-
ciones reprochables desde la perspectiva ética o política.
Carlos Soria. La ética de las palabras modestas. Universidad Pontificia Bolivariana,
Medellín, 1992, pp. 118, 119, 120.

Consulta 57

¿Están en conflicto los derechos a la honra y la libertad de


expresión?
México.

Respuesta
Una concepción humanística de los derechos llega siempre a la
conclusión de que entre ellos no hay pugna ni predominio de unos
sobre otros, sino armonía, lo cual significa que cuando un derecho
parece estar en oposición a otro, deben buscarse y hallarse las ra-
zones que los complementan y armonizan.
Esto sucede porque los derechos todos están al servicio de la
dignidad del ser humano y ese elemento común, a la vez determi-
nante, revela que la oposición entre derechos es solo aparente y
producto de un conocimiento incompleto.
Cuando, por ejemplo, se mira la libertad de expresión como un
absoluto, se llega a creer que los otros derechos se le han de su-
bordinar; entre ellos, el derecho a la intimidad o a la honra. En
cambio, cuando se reconoce que ninguna libertad es absoluta, sino
que encuentra límites en los derechos ajenos y en el interés públi-
co (un compatriota suyo lo dijo: “Mis derechos llegan hasta donde

138 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


comienza el derecho ajeno”), se concluye que todos esos derechos
son formas de reconocimiento de la dignidad humana que operan
sin exclusiones entre ellas y en cooperación para su primero y fun-
damental objetivo: dignificar a los humanos.

Documentación
Los derechos humanos y las responsabilidades implícitas en su dis-
curso son universales, pero los recursos en tiempo y dinero son li-
mitados. Cuando los fines morales son universales, pero los medios
son escasos, la decepción es inevitable. El activismo sería menos
insaciable y menos vulnerable a la decepción si los activistas pudie-
ran apreciar el grado en que el propio discurso de los derechos se
impone o debería imponerse unos límites.
El primer límite responde a una cuestión de lógica y coherencia.
Dado que el objetivo central del discurso de los derechos es la pro-
tección y la mejora de la agencia individual, los activistas de de-
rechos humanos deben, si quieren evitar contradecir sus propios
principios, respetar la autonomía de los agentes. De igual modo,
a un nivel colectivo, el discurso de los derechos respalda el deseo
de los grupos humanos de gobernarse a sí mismos. Si esto es así,
el discurso de los derechos humanos debe respetar el derecho de
esos grupos a definir el tipo de vida colectiva que desean llevar, en
el supuesto de que esa vida cumpla los estándares mínimos que se
exigen para poder disfrutar de derechos humanos.
Los activistas de derechos humanos aceptan este límite en teoría,
pero tienden a diluirlo en el vago requerimiento de mostrar una
cierta sensibilidad cultural en la aplicación de universales morales.
En realidad, este límite significa algo más. Si los derechos huma-
nos sirven para otorgar valor a la agencia individual y los derechos
colectivos a la autodeterminación, entonces la práctica de los de-
rechos humanos está obligada a buscar el consentimiento para sus
normas y a abstenerse de interferir cuando este consentimiento no
se otorgue libremente. Las intervenciones coercitivas en defensa
de los derechos humanos solo pueden justificarse en casos de ne-
cesidad estrictamente definidos, en los que la vida humana peligra.

150 casos del Consultorio Ético 139


Estas reglas de consentimiento informado operan en las democra-
cias liberales para proteger a los seres humanos de intervenciones
médicas bien intencionadas, pero potencialmente dañinas. Las in-
tervenciones en defensa de los derechos humanos deben regirse
por estas mismas reglas de consentimiento informado. Si por ejem-
plo un grupo religioso determina que las mujeres deben ocupar un
lugar subordinado en los rituales del grupo y este lugar es aceptado
por las mujeres en cuestión, no se puede intervenir con la excusa
de que los derechos humanos en materia de igualdad han sido vio-
lados. Los propios principios de los derechos humanos exigen que
los grupos que no persiguen activamente a otros o que no dañan
deliberadamente a sus propios miembros deben disfrutar de tanta
autonomía como permita el imperio de la ley.
Michael Ignatieff. Los derechos humanos como política e idolatría. Paidós, Barcelona,
2003, pp. 44 y 45.

Consulta 58

Una fuente me ha pedido que le envíe el reportaje que estoy


escribiendo antes de su publicación. Le he explicado que no
es una práctica aconsejable, que solo se hace por motivos
técnicos para obtener rigor. Esta es una fuente política, por
lo que creo que no debo hacerlo. ¿Es lo correcto?
España.

Respuesta
La relación con las fuentes tiene una razón de ser: su aporte para en-
contrar la verdad que se comparte con los receptores. La fuente es,
pues, un cooperador en esa tarea de buscar y compartir una verdad.
Por tanto, todo cuanto contribuya al conocimiento de la verdad
que el público recibe está de acuerdo con la naturaleza de esa rela-
ción; de modo que si la revisión del texto contribuye a la precisión

140 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


de los datos o ayuda a su interpretación y mejor comprensión, todo
va en beneficio del receptor. Esto es lo que ocurre con las informa-
ciones de orden técnico o científico, o con las relacionadas con la
economía, y puede servir en las de tema histórico.
La desconfianza para las revisiones de textos sobre política o
asuntos de gobierno se debe a la posibilidad de que el político o el
gobernante esté interesado en alterar, suprimir o recortar informa-
ciones en su propio beneficio.
No es una propuesta que, aceptada, afecte la autonomía o fuero
del periodista; el factor que debe tenerse en cuenta es el interés
del lector y el deber del periodista de proporcionarle los elementos
necesarios para acceder a la realidad de los hechos. Esto es lo que
definitivamente importa. Todo lo demás es secundario. Ni la fuente
ni los directores del medio de comunicación pueden impedir que el
receptor de información la reciba completa y oportunamente. Y es
deber del periodista hacer que así sea.

Documentación
Hay pactos que es lícito hacer con la fuente. Lo importante es que
sean explícitos y claros desde un principio. Algunos de estos son:
Información para contexto. El redactor solo puede utilizar la in-
formación como contexto de la historia, pero no la puede citar tex-
tualmente, ni siquiera de manera anónima.
Para no usar. A veces una fuente aporta una información, pero
le exige al periodista que no la use, ni siquiera como contexto, solo
para mejorar su entendimiento de la situación.
Estos compromisos deben acordarse antes de iniciar la entrevista
y se deben cumplir. Violarlos no solo pone en peligro a la fuente y al
periodista, sino que inevitablemente conducirá a perderla.
Retrasar la publicación a cambio de más información. Un reporte-
ro puede negociar con la fuente retrasar la divulgación de un dato
si considera que los argumentos de la fuente son poderosos para
ponerle un embargo a su información y esto no perjudica al lector.
Leerle la historia antes de publicarla. Es un acuerdo válido, pero no

150 casos del Consultorio Ético 141


muy conveniente, pues la fuente va a querer modificar ciertas cosas.
Sin embargo, si es la condición que pone para hablar y la información
es valiosa para el lector, es mejor ceder. Lo que sí se puede acordar es
que la fuente autorice o no la historia sin cambiarle nada.
Juanita León. La relación entre periodistas y sus fuentes. Proyecto Antonio Nariño,
Bogotá, 2004, p. 18.

Consulta 59

¿Usar palabras ofensivas forma parte de la libertad de


expresión?
Guatemala.

Respuesta
El acto de comunicar, por el medio que sea, implica tener en cuenta
al otro. Si es una comunicación individual es más fácil definirlo, per-
cibir su identidad, su cultura, sus necesidades de información, su
contexto, etc. Y en la comunicación se imponen esas características
que deben tenerse en cuenta para que la misma sea efectiva, es
decir, para que sea una puesta en común de bienes. Cuando es una
comunicación colectiva o masiva, para un público heterogéneo en
el que hay receptores de distintas características, los temas y condi-
ciones de la comunicación son más exigentes por cuanto requieren
el conocimiento de ese público y el respeto profundo de los dere-
chos de todas las personas. Si en la comunicación individual es de
rigor el respeto del interlocutor, tanto más exigente si se trata de un
desconocido, tratándose de un público masivo ese respeto es más
imperativo; en primer lugar, porque es un reconocimiento de los
derechos y de la dignidad de las personas; y en segundo, porque es
una condición para que la comunicación sea eficaz. En los manuales
de estilo de los periódicos se encuentran expresiones de rechazo
del lenguaje burdo y ofensivo. Esto es aplicable a los mensajes de

142 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


toda clase de medios, a partir de la convicción de que es un lengua-
je que, aunque sea de uso familiar, en público suena ofensivo para
muchas personas que sienten menoscabada su dignidad. Es, pues,
el lenguaje burdo y malsonante un obstáculo para la comunicación
y, en algunos casos, ofensivo para las personas. Desde luego que la
libertad de expresión no da patente de corso para ofender, porque
ser libre no es decir lo que a uno le venga en gana, sino tener las
condiciones favorables para decir lo que uno debe decir.

Documentación
Es derecho del lector que la información se presente de tal manera que
sea respetuosa de los derechos humanos de las personas, así como para
contribuir a fomentar la cultura del respeto a la legalidad.
Manual de estilo de La Prensa, Panamá.

El diario ha de observar altos parámetros de buen gusto, comúnmente


aceptados, y ser respetuoso de los valores comunitarios. El lenguaje obs-
ceno puede ser publicado solo cuando es esencial e inevitable para la nota.
Manual de redacción de El Deber, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

Son inaceptables las expresiones que sean ofensivas para una persona o
un grupo de personas. Hay que respetar el decoro de las personas y los
sentimientos de nacionalidad, raza, religión y grupo que puedan resultar
heridos muy fácilmente con el uso a la ligera de ciertas expresiones.
Manual de estilo de El Universo, Guayaquil, Ecuador.

El Comercio no publica groserías. Eventualmente podrá incluirlas si fue-


re necesario para obtener claridad y rigor. En tal caso se publica la pa-
labra malsonante y no sus iniciales o formas indirectas que impiden o
dificultan conocer exactamente el término en cuestión.
Libro de estilo de El Comercio, Lima, Perú.

150 casos del Consultorio Ético 143


Consulta 60

¿La libertad de expresión cubre a aquellos foristas que en


internet publican acusaciones e insultos?
Colombia.

Respuesta
No hay libertad para agraviar ni para calumniar. En nombre de la
libertad de trabajo no se puede condenar al policía que detiene a
un ladrón ni es sagrada la libertad para divertirse de quien atruena
con un equipo de sonido a la media noche y al frente de un hos-
pital. Son ejemplos extremos para subrayar que no hay derechos
absolutos y que la libertad tiene sus límites.
En uso de su libertad, ni un ciudadano cualquiera ni un periodista
pueden utilizar los medios de comunicación para agraviar ni para
calumniar. Si se acepta que mi derecho llega hasta donde comien-
za el derecho ajeno, mi libertad de expresión tiene un límite que
me impide convertir los medios de comunicación en instrumentos
ofensivos. Este es el fundamento moral de las normas que imponen
algunos respetables medios de comunicación a los foristas registra-
dos en sus espacios web.
Por ejemplo, el diario Le Monde, de París, notifica a sus foristas
que pueden moverse en su espacio de opinión, pero limitados por
unas normas de respeto a las personas. Esas normas son, a su vez,
una expresión menos severa de las que rigen para los periodistas
que escriben en sus páginas. Sin embargo, es un periódico que de-
fiende, como todos, la libertad de expresión y que sabe, porque
conoce muy bien su naturaleza, que la libertad de expresión no es
un derecho absoluto.

Documentación
Wayne Booth, profesor jubilado de Inglés de la Universidad de Chi-
cago, subraya que los miembros de la Convención Constitucional

144 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


norteamericana de 1787 querían proteger el discurso democrático,
el derecho absoluto de los hablantes a expresar sus convicciones
reales. Esto, añade Booth, es totalmente diferente del derecho a
expresar lo que uno sabe que es falso o dañino.
Walter Lippman trata el problema de la libertad de expresión de
manera similar. Lo que subraya como la razón de la existencia de
esa libertad es el descubrimiento de la verdad. “Solo de la espe-
ranza y de la intención de descubrir la verdad –escribe– la libertad
adquiere un significado público tan alto”. Y añade después: “Pero
cuando la paja de la estupidez, de la bajeza y del engaño es tan
abundante que ahoga los meollos de la verdad, la libertad de la
palabra puede producir una frivolidad tal o tanta maldad que no
puede ser conservada en contra de las demandas de restaurar el
orden y la decencia”. Si existe una línea que separa la libertad de la
licencia, se encuentra allí donde la libertad de la palabra no es res-
petada más como un procedimiento para llegar a la verdad y llega
a ser el derecho ilimitado de explotar la ignorancia y de incitar las
pasiones de la gente.
A pesar de la obvia sensatez de estas observaciones, muchos pe-
riodistas hoy en día piensan en la libertad como un derecho sagra-
do e incluso ilimitado, y piensan mucho más en ella que en esco-
ger de manera responsable. Sin embargo, esto está cambiando. La
preocupación de los periodistas se dirige hacia una nueva direc-
ción, apartándose de los derechos de la prensa y acercándose a la
responsabilidad de la prensa. Un nuevo énfasis en los imperativos
sociales antes que en los individuales acompaña este cambio desde
la libertad hacia la ética.
John Calhoun Merrill. La ética del periodismo. Universidad Técnica Particular de Loja. Loja
Ecuador, 2007, pp. 126, 127.

150 casos del Consultorio Ético 145


Consulta 61

¿Debería excusarse de realizar la cobertura del papa Fran-


cisco a un periodista que no es creyente católico?
P a r a g u a y.

Respuesta
Si el periodista tuviera que adoptar las mismas creencias, cultura
o partido de las personas que entrevista o que protagonizan los
hechos que registra, sería dramáticamente pequeño el ámbito de
su trabajo profesional en un mundo plural.
El periodismo, por el contrario, tiene una apertura universal que
le permite al profesional hacer suya la sentencia del latino: soy hu-
mano y nada de lo humano me es ajeno. Ante los temas de sus
informes, el periodista observa una distancia respetuosa y, a la vez,
de aprecio por las diferencias.
La distancia para observar críticamente el conjunto, el aprecio,
como base de la tolerancia activa, hace de él y de sus textos un estí-
mulo ejemplar de tolerancia y les da a sus informaciones un alcance
universal. Además, le permite recalcar la diferencia entre informa-
ción y propaganda. Esta, puesto que está del lado del producto,
institución o personas que han contratado su trabajo, no admite
referencia alguna a otros trabajos, productos, personas o institu-
ciones; es decir, la intolerancia resulta una garantía de su trabajo.
No sucede así con el trabajo periodístico que, por principio, re-
chaza esta clase de limitaciones, de modo que el periodista informa
con ecuanimidad sobre cualquier partido, grupo religioso, gobierno
o ideología porque interiormente se ha puesto por encima de esas
divisiones y al servicio de todas las personas, sin excepción. Es un
ciudadano del mundo y parte activa de la humanidad.

Documentación
¿Cómo informar la verdad? ¿Cuáles son las condiciones de produc-
ción de verdades honestas, leales y pertinentes? ¿Cómo instalar

146 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


una relación de confianza entre un periódico y su público, de modo
que le permita producir verdades que cuestionen a sus lectores,
a sus sensibilidades o a sus compromisos? ¿Cómo hacer para que
esta búsqueda incesante, siempre inacabada y siempre recomen-
zada, de un horizonte de verdad sea sólidamente instalada en el
corazón de la vitalidad democrática?
Es aquí donde el periodismo alcanza su propio momento de ver-
dad. Porque el derecho de saber de los ciudadanos ha sido eclip-
sado por otra libertad fundamental, la libertad de expresión con la
que frecuentemente se confunde. La libertad de información no se
puede reducir al pluralismo de las opiniones. No basta creer que se
piensa políticamente cuando se informa la verdad. Con frecuencia
sucede lo contrario. Como lo subrayaba Nietzsche, nuestras convic-
ciones nos pueden enceguecer con mayor eficacia que las mentiras.
Garantizar el derecho de saber del público es crear las condicio-
nes de un periodismo que logra encontrar, tratar, difundir, impo-
ner y asumir informaciones que trastornan sus propias fidelidades,
convicciones, prejuicios o certezas, y así también las del público. Es
un periodismo que, en su práctica profesional colectiva, llega a pen-
sar contra sí mismo, y sin duda no hay desafío más difícil y, algunas
veces, más doloroso.
Edwy Plenel. El derecho a saber. Don Quichotte Editions. París, 2010, pp. 108, 109.

150 casos del Consultorio Ético 147


Compatibilidad del periodismo

Consulta 62

¿Qué otros trabajos son compatibles con el de periodista?


P a r a g u a y.

Respuesta
En principio, todos los trabajos que no interfieran con la indepen-
dencia del periodista, o con su compromiso con la verdad o con su
responsabilidad para con el receptor de la información.
Los más comunes entre periodistas son los trabajos de docencia,
la escritura y publicación de libros; de alguno supe que había mon-
tado una industria panificadora que atendía en las primeras horas
del día; las demás las ocupaba en actividades periodísticas; una pa-
reja de periodistas ocupaba sus fines de semana en la animación
de fiestas infantiles, donde divertían a los niños como payasos. Son
variadas actividades que no ponen en riesgo la independencia.
En cambio, las asesorías a políticos o gobernantes, a empresa-
rios, a industriales o a ejecutivos de instituciones crean proble-
mas como estos:
Poner al periodista al servicio de los intereses de quien pide y
paga la asesoría. En esas asesorías, el periodista limita su servicio,
que debe prestarse en exclusividad al receptor de la información.
Pone al periodista en actividades de publicidad o de relaciones
públicas que son, o deben ser, ajenas a sus disciplinas. Las me-
dias verdades de la publicidad y de las relaciones públicas no van
con la búsqueda integral y desinteresada de la verdad que hace
el periodista.

148 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Documentación
Simone de Beauvoir, en el Segundo sexo, incluye un encantador
análisis de lo que la gente busca en sus relaciones íntimas. Ansían,
sostiene, que la otra persona las refleje como quieren ser vistas,
pero al mismo tiempo necesitan que la persona sea independiente
de ellas; de lo contrario, el reflejo halagador no tendrá ningún signi-
ficado. Si sospechan que la otra persona es simplemente un espejo
hecho para favorecerlos, pierden completamente el respeto por la
opinión y muere la intimidad. La relación entre un periódico y su
comunidad es así. A menos que las personas crean que el periódico
juzga con base en los méritos y no adivinando lo que la comunidad
quiere escuchar respecto de sí misma, eventualmente desaparece-
rá el afecto que la comunidad siente por su diario.
Es un error creer que un periódico es solamente un medio para
transmitir datos. Si es vital, un periódico tiene personalidad, espí-
ritu, sensibilidad y voz, al igual que un ser humano. Si en estos as-
pectos habla el idioma del público, crea un verdadero lazo humano
con ese público. Si no lo hace, deja de ser relevante para sus vidas.
Esta es la tensión: un periódico que no refleja la comunidad pro-
fundamente no tendrá éxito. Pero un periódico que no pone en
tela de juicio las ideas y valores preconcebidos de una comunidad,
perderá el respeto de ésta por dejar de proveer la honestidad y el
liderazgo que se esperan del periódico.
Jack Fuller. Valores periodísticos. SIP. Colección Chapultepec, pp. 80, 81.

Consulta 63

¿Son compatibles el periodismo y las relaciones públicas?


Bolivia.

Respuesta
La práctica de las relaciones públicas, tal como se da en nuestros
países, resulta incompatible con el ejercicio del periodismo. Las
exigencias de la profesión periodística que formulan los códigos de

150 casos del Consultorio Ético 149


ética chocan abiertamente contra el quehacer de los relacionistas.
Sirva como ejemplo el hecho de que el relacionista se debe a la
empresa o entidad que paga sus servicios. Es buen relacionista el
que dedica su talento y creatividad al servicio del buen nombre y de
la imagen empresarial o institucional de quienes lo han contratado.
El periodista, en cambio, está al servicio de los receptores de su
información y, a través de ellos, de toda la sociedad. Allí está su ver-
dadero amo y la razón de ser de su lealtad. Esto significa una gran
diferencia y es allí donde encuentra su mayor incompatibilidad el
periodista que pretende trabajar en los dos campos.
Otro ejemplo: el buen relacionista público, en defensa y para
fortalecimiento de la imagen de su empresa, destaca todas sus
cualidades y logros y silencia sus fracasos y defectos, o al menos
debe atenuar el impacto que pueda ejercer sobre el público el co-
nocimiento de ese lado débil, puesto que su objetivo profesional es
mantener una buena imagen.
Son reservas que no se dan en el ejercicio periodístico, cuyo objeti-
vo es presentar, hasta donde es posible, la verdad de los hechos para
mayor información de toda la sociedad, sean hechos buenos o ma-
los, éxitos o fracasos, tristes o alegres, de avanzada o de retroceso,
porque el periodista no cuida imágenes, presenta hechos. Lo suyo es
transmitir conocimiento de la realidad cambiante de cada día.
Son dos diferencias que dejan al descubierto las razones por las
que en los códigos éticos se rechaza el ejercicio simultáneo del pe-
riodismo y de las relaciones públicas.

Documentación
Las relaciones públicas consisten en la puesta en práctica de una política
de comunicación e información al servicio de una empresa, una admi-
nistración o una colectividad.
Código de la Federación Francesa de Relaciones Públicas.

Son una actividad de dirección por la que la empresa trata de mantener


y obtener la comprensión, la simpatía y la colaboración de aquellos con
quienes se relaciona.
Asociación Internacional de Relaciones Públicas, IPRA.

150 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Es un esfuerzo organizado para comunicar información y modificar las
actitudes y el comportamiento en beneficio de un cliente o una causa.
Robert O. Carlson, Enciclopedia internacional de ciencias sociales.

Es el arte y la ciencia social de analizar tendencias, predecir sus conse-


cuencias, asesorar a los líderes de organizaciones y poner en práctica
programas que servirán a los intereses de la organización y del público.
Declaración de relacionistas públicos, México, 1978.

Existe incompatibilidad entre los cargos de relacionista público y de


periodista cuando este desempeñe funciones en un medio periodísti-
co de información.
Código de ética periodística de Chile.

Es incompatible el ejercicio simultáneo del periodismo con el de re-


laciones públicas o asesorías de prensa cuando el periodista tiene
asignada como fuente la institución y persona para la que ejercería la
segunda actividad.
Código de ética del periodista venezolano.

Se le prohíbe toda actividad ajena a la profesión, remunerada o no, in-


compatible con el libre ejercicio de la misma.
Rechaza toda actividad publicitaria en relación directa con su trabajo de
redacción; no firmará ningún texto cuya inserción esté pagada.
Código de honor del periodista francés.

Consulta 64

Cuando el periodista participa en política, ¿pierde credibilidad?


E c u a d o r.

Respuesta
La credibilidad, tan valiosa y definitiva como prueba de la calidad
profesional de un periodista, es al mismo tiempo un bien frágil que

150 casos del Consultorio Ético 151


se debilita con cualquier apariencia negativa o dudosa. Es decir, no
basta ser creíble, hay que parecerlo.
El de la credibilidad es un juicio de valor que el público emite ante
el trabajo y las actitudes del periodista que, por tanto, está sujeto a
las reacciones de la gente, no siempre motivada por percepciones
objetivas y justas.
Esto explica el grave riesgo que corre la credibilidad del periodis-
ta cuando trabaja para entes oficiales, políticos o para empresas
distintas de las periodísticas. En cualquiera de esos casos, el perio-
dista no podrá escapar a la percepción pública de que para él están
primero los entes o personas que lo contratan y en segundo lugar
sus lectores, y de que el fiscalizador (que eso es el periodista) se
ha puesto del lado del fiscalizado. Esa misma percepción lo sigue
cuando, terminado su contrato, regresa al medio independiente.
Cuando esto sucede, ¿cómo restaurar la credibilidad perdida o dis-
minuida? ¿Cómo mantenerla cuando se trabaja fuera de los medios
y al servicio de empresas privadas?
En ambos casos la confianza del público tiende a fortalecerse
cuando el periodista actúa de modo claramente independiente
respecto de las personas o instituciones que lo han contratado. Así
como deteriora su credibilidad todo gesto de obsecuencia, la forta-
lecen las actuaciones periodísticas alejadas de lo propagandístico,
equilibradas y de servicio al lector. En este sentido es funesto el tra-
bajo de relaciones públicas que, además de ser incompatible con
el periodismo, deja la percepción de una lealtad comprada por el
usuario de sus servicios. Al periodista lo mantiene en su realidad
y en la que percibe el lector la convicción de que este es su úni-
co amo. Posición compatible con una oficina de prensa oficial si,
lo mismo que cualquier funcionario o empleado honesto, pone su
profesión y su cargo al servicio de los ciudadanos o de los clientes.
Todo cargo oficial por definición está al servicio de la ciudadanía.
Desde su cargo, el periodista lo recuerda a sus superiores al orien-
tar la información desde el ciudadano hacia el funcionario o desde
el funcionario para responder y servir al ciudadano. En las empre-
sas privadas la lógica guía para el periodista es la que resulta del
hecho de que las empresas que prosperan a mediano y largo plazo

152 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


son las que sirven a los clientes e inspiran fe en su gestión y en sus
productos o servicios.

Documentación
Si los medios de comunicación quieren servir a la democracia y res-
ponsabilizarse de ese servicio, deben combatir, sin anularlos, los
dos poderes que los tiranizan: el mercado y la técnica. Ambos son
elementos de una modernización que no siempre significa progre-
so humano.
El beneficio económico es un fin que tiraniza si se erige como el
fin que excluye a todo lo que le hace sombra. Es una tiranía similar a
la del poder por el poder como fin político. No cabe duda de que el
poder es bueno. Solo quien lo tiene podrá ejecutar su programa. El
poder político es bueno como medio, pero no como fin en sí. Igual
ocurre con el poder económico. Son medios, que se justifican si el
fin último es encomiable.
Sea pública o privada la titularidad de los medios, estos no pue-
den entenderse sino como servicio público. Porque la información
y la comunicación son un servicio a la colectividad imprescindible
para la supervivencia democrática y para el desarrollo de la cultura.
El concepto de servicio público parece no tener ya otro sentido que
el material: aquel cuya titularidad la tiene el Estado. Pero es otra
reducción. Si es cierto que la información es esencial para el ejerci-
cio de la democracia, si la cultura es un bien básico y se distribuye
en gran medida a través de los medios de comunicación, estos se
adecúan a la definición de servicio público en la medida en que
sean capaces de realizar este servicio.
Victoria Camps. El malestar de la vida pública. Grijalbo, Barcelona, 1996, pp. 166, 167, 168.

150 casos del Consultorio Ético 153


Relación con el medio

Consulta 65

¿Cómo abordar temas que crean conflictos con los intereses


comerciales del medio?
México.

Respuesta
En toda redacción existe, activo o latente, el conflicto entre los in-
tereses comerciales del periódico o del noticiero y la intencionali-
dad periodística. Las gerencias quieren un periódico rentable, los
periodistas buscan un periódico que influya; el gerente argumenta
que un periódico sin dinero no sobrevive, los periodistas juran que
un periódico sin influencia es solo papel entintado. En esa pugna
se ha perdido demasiado tiempo y se han dilapidado energías va-
liosas que se hubieran aprovechado mejor buscando un punto co-
mún entre gerentes y periodistas. Lo planteó sabiamente Joseph
Pulitzer: “Para que un diario resulte de verdadera utilidad para el
público debe tener gran circulación, porque sus noticias deben lle-
gar al mayor número de personas y porque la circulación significa
avisos, los avisos significan dinero y el dinero significa independen-
cia”. No se trata de poner como objetivo principal la ganancia, sino
de incrementar la ganancia para mantener la independencia; pero
la independencia se busca porque con ella se tiene credibilidad,
que es lo que el periódico quiere ofrecer y obtener. Dentro de este
marco se puede afirmar que no hay temas vendedores y temas no
vendedores, sino artículos periodísticos bien hechos y, por tanto,
atractivos; y artículos mal hechos, duros como un ladrillo; hay un
periodismo hecho para entretener, que es prescindible porque no

154 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


es indispensable; y otro periodismo que es indispensable porque
abre los ojos y mantiene el interés sobre el bien común de todos.

Documentación
La exigencia primordial, la más urgente y la más constante de cuan-
tas he formulado es: exactitud, exactitud, exactitud. Un diario debe
ser escrupulosamente exacto, claro, tiene que evitar todo lo que
sea sensual o sugestivo, todo lo que sea capaz de ofender el buen
gusto o de rebajar el tono moral de sus lectores, pero dentro de
esos límites el diario tiene la obligación de publicar noticias. Al ha-
blar de buen gusto y de tono moral, no quiero significar esa clase
de buen gusto que se escandaliza por cualquier alusión a las cosas
desagradables de la vida, ni esa clase de moralidad que se niega
a reconocer la existencia de la inmoralidad (ese tipo de moral hi-
pócrita que ha frenado más el progreso de la humanidad que to-
dos los inmorales), sino esa clase de buen gusto que exige aunar
la franqueza y la decencia, esa clase de tono moral que se esfuerza
y no se relaja cuando se la enfrenta con el vicio. Algunos quieren
hacer creer, y lo consiguen, que un diario no debe dedicar espacio
a versiones extensas e impresionantes de homicidios, accidentes,
incendios, linchamientos, corrupción política, peculados, fraudes,
sobornos, divorcios o lo que usted quiera, pero le aseguro que se
equivocan y creo que, si reflexionaran, lo comprenderían. Somos
una democracia y solo existe un medio para sostener en pie una
democracia en cuanto a su conducta individual, social, municipal,
estatal y nacional, y es mantener al público informado de lo que
sucede. No hay delito, trampa, engaño ni corrupción que no so-
breviva en el secreto. Pongamos esas cosas al descubierto, descri-
bámoslas, ataquémoslas, ridiculicémoslas en los diarios y tarde o
temprano la opinión pública se encargará de barrerlas.
Joseph Pulitzer. Citado en Arte y sentido del periodismo por Edmond Coblentz. Troquel,
Buenos Aires, 1966, pp. 24, 25.

150 casos del Consultorio Ético 155


Consulta 66

¿Cómo debe proceder la empresa periodística cuando la ge-


rencia trata de imponer temas a la redacción?
Pe r ú .

Respuesta
Para cualquier empresa periodística es dañina la injerencia de ge-
rentes en las tareas de la redacción porque incide negativamente
en la calidad del producto.
El buen periodismo requiere independencia con mayor urgencia
que tecnología. Con tecnología deficiente o no actualizada es posi-
ble hacer buen periodismo, pero sin independencia es imposible.
Por una parte, esa independencia es necesaria para obtener la ver-
dad de los hechos de cada día, sin sesgos, recortes u ocultamientos.
Cualquier clase de compromiso derivado de un interés personal,
empresarial o gubernamental limita el campo del periodista y lo
inhabilita para llegar a la verdad.
Por otra parte, los lectores, oyentes o televidentes exigen esa in-
dependencia como garantía para creerle a un medio y la premian
con su lealtad. La credibilidad que se le atribuye a un medio o a un
periodista es una forma de reconocimiento de los receptores de
información a la independencia.
Cuando los gerentes intervienen o los dueños o los accionistas pre-
tenden imponer su punto de vista, que suele ser el de sus intereses,
introducen un elemento dañino y engañoso en el producto que ofre-
cen al público. Se supone, en efecto, que tanto los anunciantes como
los suscriptores y lectores esperan un servicio de información profe-
sional. Si en cambio les llega información sesgada o propaganda, el
producto se altera y degrada, y el receptor resulta engañado.
Hacerles entender esto a gerentes y accionistas intrusos es un
paso indispensable para restituirle al medio su respetabilidad, su
independencia, su credibilidad y su calidad.

156 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Documentación
Muchas tareas y actividades externas son incompatibles con el adecua-
do rendimiento laboral en un diario independiente. Mantener contacto
con el gobierno figura entre las actividades más reprochables. Con el
fin de evitar conflictos de intereses reales o aparentes en la cobertura
de los mercados comerciales y financieros, requerimos que todos los
integrantes de la sección de economía y finanzas den cuenta de sus in-
versiones y activos financieros al editor encargado de la sección.
Sin embargo, la probabilidad de que surja un conflicto de intereses no
está circunscrita solo a los miembros de la sección de economía y finan-
zas. Requerimos que todos los redactores y editores de todas las sec-
ciones revelen al jefe responsable de departamento cualquier interés
financiero que pudiera estar en conflicto o diera la aparente impresión
de estarlo en sus tareas relacionadas con el hecho de informar y de edi-
tar. Los jefes responsables de tal o cual departamento harán sus propias
revelaciones de tipo financiero al secretario general de redacción.
No trabajamos de manera independiente para nadie y no aceptamos
compromisos de palabra sin la autorización responsable de los jefes de
departamentos. La autorización para trabajar de manera independiente
podrá ser otorgada solo si el diario The Washington Post no tiene interés
en determinada noticia y solo si va a ser publicada en un medio que
no compite con The Washington Post. Es importante que no se acepte
ninguna tarea independiente ni honorario alguno cuando eso de alguna
manera pudiera ser interpretado como una dádiva encubierta.
Hacemos todos los esfuerzos razonables para estar exentos de obligacio-
nes con las fuentes de información y los intereses especiales. Tanto nues-
tra conducta profesional como nuestro comportamiento en privado no
deben desacreditar nuestra profesión ni al diario The Washington Post.
Código de conducta de The Washington Post.

150 casos del Consultorio Ético 157


Consulta 67

¿Qué pasa cuando el departamento de publicidad del pe-


riódico le pide al periodista la lista de los temas que va a
trabajar para poner en marcha una estrategia de ventas?
Bolivia.

Respuesta
El ideal de un periódico es que la gerencia y la redacción trabajen
con independencia y separadamente. Otro orden de cosas, como
el trabajo mancomunado entre los vendedores de espacios publi-
citarios y periodistas, siempre resultará en perjuicio del bien más
sensible e indispensable de un periódico, que es su credibilidad.
La credibilidad de un periódico y de un periodista se construye
con generosas cantidades de independencia. A un periódico le
creen porque lo ven independiente, pero esa credibilidad se des-
morona con la sola sospecha de que el periódico, al informar, paga
o solicita favores. El lector tiende a pensar que no le informan la
verdad, sino lo que más les conviene a quienes le están haciendo
favores al periódico o al periodista.
Por eso, una sabia norma es que al lector se le juegue limpio y
se le diga: esto es publicidad, o sea, una verdad interesada, y esto
es información profesional, o sea, una verdad escueta sin intereses
ocultos.
Otra norma es que si por casualidad el tema de un anuncio co-
mercial es el mismo que el de una noticia, no deben ir en la mis-
ma página. Por ejemplo, el aviso sobre seguros contra accidentes
y el informe sobre accidentalidad. Por consiguiente, el agente de
publicidad del periódico debe trabajar en completa independencia
respecto del periodista porque así se preserva la credibilidad del
periódico, que es un activo más importante que la rotativa.
Por último, no basta que el periódico sea independiente, además
debe parecerlo, y cada persona que pueda establecer relación entre
la publicidad que se negocia y la información que el periódico pu-
blica inevitablemente dudará sobre la independencia del periódico.

158 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Documentación
En las décadas de 1940 y 1950 los periódicos captaban fácilmente
en nuestros países el 80 o el 85 por ciento del presupuesto que
las empresas invertían en publicidad. Hoy se sienten contentos si
obtienen el 25 o el 30 por ciento de esa torta en tanto que la tele-
visión se lleva casi la mitad. La respuesta de los periódicos ha sido
aumentar el espacio de publicidad y disminuir el de lectura. Si se
analiza con cuidado una colección de El Tiempo (de Bogotá), se verá
que la relación porcentual textos/avisos fluctúa alrededor del 40 %
y el 60 %. En los otros diarios hay mucho más texto, pero no es por
decisión de las empresas, sino simplemente porque la publicidad
no llega. Esto confirma la conclusión de Bagdikian de que “la publi-
cidad es selectiva y apunta, no a los periódicos en general, sino tan
solo a los capaces de competir”, un eufemismo para referirse a los
de mayor circulación.
El argumento de muchos gerentes es que los avisos también son
información, lo cual es correcto. Solo que con la excepción de los
clasificados, el resto de la publicidad es para tomarse con cuidado,
porque está dirigida a crear una necesidad inexistente y muchas
veces no es veraz, por lo cual al diario le conviene separarla de
los textos que sus mismos reporteros redactan, a fin de que cual-
quier responsabilidad que pueda surgir recaiga en los hombros del
anunciante.
Esto de la separación de los textos informativos y la publicidad se
está cumpliendo cada vez menos, con el pretexto de enfrentar las
crisis económicas. El principio ético que separa información y publi-
cidad es el de que el lector debe tener confianza (y se supone que
la tenga) en la transparencia y credibilidad de las informaciones por
las cuales responde el diario. Cada día es más frecuente encontrar
en los diarios latinoamericanos páginas enteras de información so-
bre productos determinados, con un renglón en letra pequeña que
dice “información comercial”, como para curarse en salud.
Carlos J. Villar Borda. La pasión del periodismo. Universidad Jorge Tadeo Lozano. Bogotá,
2004, pp. 500, 501.

150 casos del Consultorio Ético 159


Consulta 68

¿Es ético que un político sea a la vez dueño o director de un


medio de comunicación?
Argentina.

Respuesta
La incompatibilidad entre políticos o funcionarios en ejercicio y pe-
riodistas es evidente porque se reúne en la misma persona al fisca-
lizador y al fiscalizado, al periodista y al publicista, al dependiente
del poder y al profesional que debe ser independiente y distante
del mismo. Como son términos que se contradicen, mal pueden
coexistir en la misma persona. Salvo que el político asuma funcio-
nes de gerencia totalmente alejadas de las tareas editoriales. Si no
es así, el periódico quedará condenado a ser un boletín de pro-
paganda de un movimiento, partido, líder político o funcionario,
y perderá la autoridad moral indispensable para el ejercicio de lo
periodístico.
El periodismo es, por su naturaleza, universal y abierto a toda la
sociedad. Está hecho para proporcionar a todos una información
útil y creíble. Su lenguaje, su agenda, su tratamiento de los hechos
pretende interesar a todos; por eso su objetivo central es todo lo
que se refiere al bien público.
Es cierto que el político tiene ese mismo objetivo, pero ordenado
al ejercicio del poder; esto lo limita porque convierte su actividad
en un medio para llegar al poder con un punto de vista personal;
el periodista trabaja por el bien común, pero no con la pretensión
de ejercer poder alguno, sino de servir a todos los ciudadanos, for-
taleciendo su libertad por medio de una información completa e
independiente, para que pueda decidir en libertad.
Es un perfil profesional que excluye el del político hasta tal punto
que sus objetivos son inconciliables en una sola persona. Cuando
esta intención aparece en un medio de comunicación, el periodista
que trabaja en esas condiciones:

160 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


• Se somete pasiva y dócilmente a ese estado de cosas, y pierde su identi-
dad y respetabilidad profesional; por tanto, llega a ser un propagandista
o activista político más.
• O rechaza el mestizaje imposible de periodista y político, y deberá de-
fender su identidad profesional todos los días.
• O navega entre dos aguas, situación que será evidente para los lecto-
res que, en consecuencia, le negarán toda credibilidad. El medio nunca
podrá aspirar al reconocimiento del público como medio periodístico
e independiente. Siempre será el boletín informativo del concejal, del
alcalde o del político, porque no basta decir o proclamar que uno es
independiente. Hay que parecerlo, además.

Documentación
Ser ético, más allá de teorías deontológicas, es mantener indepen-
dencia y, por tanto, una distancia apropiada con el poder. Con ese
poder repleto de funcionarios, de intereses económicos y políticos,
de personas que halagan, que te dicen que eres el mejor para luego
solicitarte favores, que te invitan a almuerzos, cocteles y fiestas.
En medio de esos halagos a los que hay que evadir, ser ético es,
también, advertirle a ese poder, a esas fuentes interesadas, que vas
a buscar a la competencia, al enemigo político, a su contradictor y
crítico para contrastar lo que ese poder ha dicho. Ser ético es cul-
tivar el multifuentismo y no dejarse atrapar por la comodidad y el
facilismo de la fuente única.
Ética periodística es la lucha interna que se libra para cumplir a
cabalidad con el ser y el parecer, porque de lo contrario cualquier
lector preguntará con todo derecho: ¿quién es este periodista para
criticar si él mismo hace lo que critica? Es entender que el periodista
es solamente periodista, un ser humano que intenta ser coherente,
íntegro. Una persona sin ambiciones mezquinas, sin egolatrías, sin
filiaciones o cargos políticos. Es alguien que no utiliza su oficio para
llegar a otras instancias.
Un periodista ético es periodista a tiempo completo, periodista
de la gente, periodista que cuenta la realidad como la ha visto, la
ha sentido y la ha encontrado, aunque en ese esfuerzo ponga en
riesgo la vida.
Rubén Darío Buitrón y Fernando Astudillo. Periodismo por dentro. Intiyán. Quito, 2005, p. 20.

150 casos del Consultorio Ético 161


Consulta 69

¿Es ético cubrir solamente noticias de políticos que pautan


en mi medio de comunicación?
México.

Respuesta
Es un periodismo dañino y de baja calidad el que se hace desde las
trincheras de algún partido o candidato, sin conciencia profesional.
Una conciencia profesional mantiene presente el servicio que
puede prestar la información a todos los ciudadanos, sin excep-
ción. Resulta evidente, por tanto, que una información hecha para
causar daño a una persona, del partido que sea, no obedece a una
conciencia profesional.
Cuando en un período preelectoral el periodismo cumple estos
objetivos:
Informar a los lectores con información independiente y de bue-
na calidad, y así sepan lo necesario para decidir en libertad; inter-
pretar y dar voz a la comunidad de modo que todos se sientan re-
presentados; poner en circulación todos los temas que deben guiar
la actividad de los políticos… Cuando estos objetivos son los que
orientan al periodista, decía, el ejercicio profesional fortalece la de-
mocracia y dignifica la profesión.
El periodismo cumple su función cuando sirve a la sociedad, no
cuando se sirve de ella. Se desvía de esa función cuando se pone al
servicio de políticos, gobernantes, partidos o de los propios medios.
La naturaleza social de esta profesión orienta su ejercicio a tareas
de servicio de toda la sociedad, que son indispensables en una de-
mocracia. Dejar de cumplirlas o alterar sus objetivos es incurrir en
un engaño a toda la sociedad.

Documentación
La primera función de la comunidad democrática es crear una co-
munidad informada.

162 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


La opinión pública nace de dos vertientes: de las personas con su
potencial de conocer y evaluar, y de los flujos de información a los
que ellas están expuestas. Los medios de comunicación, de manera
continua, alimentan la conversación y la reflexión de las personas
proporcionándoles un flujo ininterrumpido de información. Se ha
estimado que una persona promedio está expuesta hoy a cinco ve-
ces más palabras-día que hace veinte años.
Para que la información política sirva de base a una opinión públi-
ca activa y sofisticada se requiere, sin embargo, mucho más que un
volumen abundante de mensajes. Se requiere que la información
sea producida y transmitida sin cortapisas de ninguna naturaleza,
por tanto sin censura previa de autoridad ni menoscabo del dere-
cho a informar. Como dijo Milton en el siglo XVII, “dadme sobre
todas las libertades la libertad de saber, pronunciar discursos y di-
sentir libremente de acuerdo a la conciencia”.
Se requiere también asegurar la calidad de la información políti-
ca. Una información política de mala calidad (unilateral, sesgada,
superficial o puramente retórica) crea una opinión pública mal in-
formada y reduce la relación entre gobernantes y gobernados a un
mero juego, sin incidencia en el curso de las políticas. Nunca antes,
por lo mismo, la responsabilidad de las comunicaciones ha sido
más formidable y exigente. De ellos depende, en gran medida, que
pueda florecer una opinión pública activa e influyente.
José J. Brunner. Comunicación y política. Contribuciones. Buenos Aires, Konrad Adenauer,
1996, pp. 9, 10.

150 casos del Consultorio Ético 163


Periodismo y publicidad

Consulta 70

¿Cómo actuar éticamente frente a los publirreportajes?


Pe r ú .

Respuesta
El publirreportaje es el resultado del mestizaje entre periodismo y
publicidad, donde lo publicitario predomina hasta hacer desapare-
cer lo periodístico.
La práctica de los medios que encomiendan esa tarea a publi-
cistas es la que más se acerca al ideal ético; cuando esa tarea se
les asigna a periodistas, se les crea una dualidad dañina porque el
periodista, por formación y por talante profesional, no está hecho
para manejar las medias verdades del publicista, sino la verdad más
cercana a la realidad de los hechos.
El publicista, en efecto, orienta la información a las conveniencias
de la persona, entidad o producto que sirve, y es lo que se propone
con el publirreportaje en el que, bajo la apariencia de una informa-
ción periodística, difunde un mensaje comercial. En este sentido,
el publirreportaje tiene mucho de impostura y de engaño al lector.
El periodista sabe que no sirve a nadie más que a su lector. No
acepta presiones del anunciante ni del gerente ni del propio direc-
tor cuando estos quieren apartarlo del servicio a ese único amo que
respeta: el receptor de su información.
Obligar al periodista a que escriba publirreportajes es violentar
su conciencia ética. Peor aun cuando el periodista es quien acepta
una tarea que pervierte su profesión para ganar algún dinero extra.

164 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


El medio que difunde publirreportajes sin advertirlo al lector in-
curre en un engaño. Denunciar esta clase de prácticas es tan nece-
sario, quizás más, como advertir sobre la venta de agua contamina-
da, drogas vencidas o alimentos descompuestos. Son engaños en
que se abusa de la buena fe del público y que, además, hacen daño.

Documentación
La publicidad debe decir la verdad con su lenguaje peculiar. Su fi-
nalidad lucrativa se presta a toda clase de abusos, desde la excita-
ción irracional del deseo de posesión hasta la explotación de las
pasiones. A pesar de todo, lo peor de la publicidad es su amenaza
constante a la libertad de elección del comprador. El recurso a las
técnicas de persuasión para excitar el deseo de comprar, bombar-
deando el inconsciente de los potenciales compradores, desembo-
ca siempre en lo mismo, impedir la libertad de elección del cliente.
La publicidad se practica como una retórica contra la libertad
interior de los potenciales compradores. Como servicio de infor-
mación comercial es conveniente y útil. Pero el fin supuestamente
bueno no justifica el recurso a cualquier medio para lograrlo. Dado
que la publicidad como lenguaje es una retórica persuasiva e inte-
resada, solo podrá aceptarse en la medida en que el consumidor
pueda defenderse contra el acoso de la persuasión. Si la publici-
dad agrede alegre e indiscriminadamente la libertad ajena, pierde
su legitimidad ética al no poder justificar su estatus profesional y
de servicio social. Los tratadistas y textos legales insisten en que
la publicidad debe presentarse como un servicio informativo de
mercado. En consecuencia debe decir verdad, aunque lo haga con
métodos persuasivos e intenciones no desinteresadas.
Ya no basta reivindicar la verdad sobre la naturaleza y calidad de
los productos y servicios ofertados. En nombre de la ética hay que ir
más lejos, exigiendo el respeto previo a la libertad de los consumi-
dores. De lo contrario siempre habrá fundamento para considerar
la actividad publicitaria como sospechosa.
Niceto Blázquez. Ética y medios de comunicación. Biblioteca de Autores Cristianos,
Madrid, 1994, pp. 634, 635.

150 casos del Consultorio Ético 165


Consulta 71

¿Qué consideraciones de estructura de texto e información


se propone que son adecuadas para los “publirreportajes”
con información oficial?
México.

Respuesta
Los manuales de estilo y algunos códigos de ética se ocupan de este
tema y establecen:
Que un publirreportaje es publicidad, por tanto debe diferenciar-
se en todo de la información profesional del periódico.
Que un publirreportaje es información interesada, por cuya pu-
blicación paga el interesado. La información profesional, en cam-
bio, es desinteresada y por ella nadie paga.
Que la buena fe con que el lector se acerca a la información del
periódico debe ser honrada con una clara e inequívoca adverten-
cia sobre lo que es publirreportaje o publicidad y lo que es infor-
mación profesional del periódico. Quien contrata con el periódico
la publicación de mensajes de propaganda o publirreportajes no
debe tener injerencia alguna en los contenidos del periódico; por
tanto, se considera intromisión indebida que, a cambio de asignar
una pauta publicitaria, pretenda la inclusión o exclusión de noticias
o comentarios, la ubicación o despliegue de noticias o la asignación
de tareas de los reporteros.
El personal que trabaja en la redacción y edición de publirreporta-
jes y de publicidad debe ser distinto del que trabaja en la redacción
del periódico. Si las directivas del periódico quieren asignar para esa
tarea a periodistas profesionales, deben contar con su consentimien-
to. Un periodista, en efecto, no es un publicista ni un relacionista pú-
blico. Es desaconsejable, por tanto, combinar estas actividades.

Documentación
Uno de los primeros recaudos para servir al lector es que en el diario
pueda diferenciarse con claridad qué es información y qué es publicidad.

166 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


En consecuencia se usan tipografías y diagramaciones diferentes para
cada uno de estos materiales.
Manual de estilo y ética periodística de La Nación de Buenos Aires.

El deber del diario es para con sus lectores y el público en general y no


para con los intereses privados de sus dueños. (...) El diario no deberá
ser aliado de ningún interés específico, y deberá ser imparcial, libre y
puro en sus puntos de vista respecto de los asuntos públicos y de los
hombres públicos.
Código de conducta de The Washington Post.

Publirreportaje es publicidad con diseño de información. (...) Se presen-


tará de tal manera que a pesar de que el arte o la diagramación original
intenten parecerse a una información, el lector debe quedar debida-
mente prevenido de que se trata de un aviso comercial.
Libro de estilo de El Comercio de Lima.

La publicidad siempre estará diferenciada tipográficamente de los tex-


tos elaborados en la Redacción. Los tipos de letra reservados para las
informaciones no pueden ser utilizados en la publicidad. (...) Durante las
campañas electorales, la publicidad política no podrá emplazarse en las
páginas dedicadas a esta información.
Libro de estilo de El País de Madrid.

El lector tiene prioridad sobre cualquier otro interés, incluido el de los


anunciantes. La publicidad, al formar parte del conjunto de informacio-
nes que el diario brinda a sus lectores, debe recibir tratamiento análogo
al noticioso, especialmente en lo referente a la veracidad. El material
publicitario no deberá asemejarse al noticioso de manera que pueda
confundir al lector. Los departamentos de Redacción y de Publicidad son
autónomos y no tienen entre sí ningún vínculo de subordinación.
Manual de redacción de El Deber de Santa Cruz de la Sierra en Bolivia.

150 casos del Consultorio Ético 167


La autorregulación

Consulta 72

¿Qué son autorregulación y autocensura?


Pe r ú .

Respuesta
Son dos conductas diferentes. La autolimitación o autorregulación
comprende el conjunto de actitudes de disciplina profesional que
la persona se impone para hacer un trabajo de calidad. Abarca ac-
titudes muy variadas, desde la norma de publicar solo lo que se ha
comprobado con varias fuentes hasta los horarios que el periodista
adopta para optimizar el uso de su tiempo. Siempre son elementos
de disciplina que indican lo que se debe hacer y lo que no para lo-
grar un alto desempeño profesional.
Otra cosa es la autocensura, que impone silencios por algún in-
terés personal o por miedo. Hay autocensura cuando se omiten
temas o noticias que deberían ser publicados, cuando se recortan
informaciones, no por limitaciones de espacio o de tiempo, sino en
acatamiento de alguna presión. La autocensura viola el derecho de
los receptores a conocer toda información que les concierne; es la
aceptación pasiva de una presión externa que se toma el control
del periodista o del medio de comunicación, y es la renuncia a la
independencia y autonomía del medio y del periodista.
Las ocasiones en que se silencian informaciones, porque existe la
certeza de que harán daño, no constituyen actos de autocensura,
sino de una responsable autorregulación.

168 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Documentación
Todo periódico tiene su línea ideológica y sus consignas, por más que
algunos quieran disimularlo. El peligro de la manipulación aumenta
cuando llega el momento crítico de seleccionar la información. Inde-
fectiblemente, unos serán los elegidos y otros los excluidos. Hay que
reconocer que los silencios de un periódico son frecuentemente más
graves que sus escritos. Pero en materia de información la desgracia
de unos constituye la felicidad de otros, los elegidos.
A veces los mismos periódicos gratifican económicamente a quie-
nes se prestan a este tipo de corruptelas. Los grupos políticos que
cuentan ya con sus periódicos favoritos, solo se preocupan de ser-
vir a sus propios intereses capitalizando las entrevistas y las dis-
cusiones públicas a costa de decir u omitir cuanto sea necesario
contra los demás. A veces ocurre que los políticos y las empresas
informativas se enfrentan acusándose mutuamente. Con motivo
del Watergate, muchos políticos americanos abominaron el trabajo
de los periodistas de investigación.
Las presiones económicas e ideológicas, tanto en contra como a
favor de los medios informativos, terminan convirtiéndose en au-
ténticas amenazas contra la imparcialidad informativa, creándose
el ambiente más propicio para el recurso impune de la manipula-
ción. Las intimidaciones más indignantes tienen lugar cuando se
practica la desinformación desde instancias políticas autoritarias,
pero como demuestra el estudio de Barman y Acouves, también
tienen lugar en el contexto de regímenes democráticos. La única
diferencia es que en estos últimos cabe la denuncia pública y de-
fenderse mejor que en los regímenes totalitarios de cualquier signo
que sean.
Niceto Blázquez. Ética y medios de comunicación. Biblioteca de Autores Cristianos,
Madrid, 1994, p. 53.

150 casos del Consultorio Ético 169


Consulta 73

¿Se opone la autorregulación a la libertad de prensa?


Colombia.

Respuesta
Si se entiende la libertad como el derecho de hacer lo que uno debe
hacer, desaparece la dificultad. En efecto, la libertad no le extiende
al periodista una carta blanca para escribir o informar lo que quie-
ra, sino lo que debe. Y son los valores éticos los que orientan para la
aplicación de esos deberes en el ejercicio de la profesión.
Cuando el periodista aplica todo el vigor para encontrar la verdad
de un hecho, puede pensar que una vez encontrada esa verdad,
es libre para darla a conocer; sin embargo, no todas las verdades
pueden ser publicadas; algunas son de indispensable conocimiento
y deben ser difundidas, hay otras que si llegan a ser reveladas harán
daño, por ejemplo, los planes militares o policiales para enfrentar
delincuentes o para combatir la corrupción que, conocidos, pierden
efectividad. Estas son verdades que pueden hacer daño y que no
deben ser conocidas por el público. En estos casos concretos, la
reflexión ética llevará a la realidad del autocontrol o de la autorre-
gulación que indican lo que debe callarse o publicarse.
Autorregular no es lo mismo que autocensurarse. Se autorregu-
la el periodista que quiere prestar un mejor servicio informativo,
no contaminado por los vicios que le impiden a la información ser
un factor de beneficio social; se autocensura quien deja de pres-
tar ese servicio por algún interés o por miedo. Concluimos, por
tanto, que la libertad necesita la guía de la autorregulación y que
desaparece cuando la autocensura impone silencios que hacen
daño a la sociedad.

Documentación
El desafío principal que encaran los periodistas y los medios infor-
mativos, en el contexto de su responsabilidad social, se concentra
en la superación de un abultado conjunto de vicios.

170 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Pongamos en primer término el problema de los conflictos de
intereses. Ya es cosa común que sepamos de colegas, e incluso de
empresas periodísticas, que sacrifican fácilmente el postulado de la
veracidad para no comprometer prebendas particulares y las de sus
allegados. El compadrazgo y el clientelismo son los valores que pu-
dieran desplazar con descaro pasmoso a la honestidad y al equilibrio.
Cada vez es más frecuente, por otro lado, el ejercicio simultáneo
del periodismo diario y las asesorías de prensa para potenciales (o
asiduas) fuentes informativas. Quienes así obran, y las empresas
alcahuetas, marcan distancia del noble propósito de la indepen-
dencia profesional, apoyado en la incompatibilidad de la práctica
periodística con los servicios paralelos de publicidad y relaciones
públicas en cabeza del mismo individuo.
Se resiente de igual modo el precepto del respeto a la dignidad
humana cuando medios y reporteros extienden un trato denigran-
te, violento o indiferente a los derechos fundamentales de las per-
sonas que, eventualmente, protagonizan hechos criminales o situa-
ciones infortunadas.
El frágil balance entre lo público y lo privado (ámbito de derechos
protegidos por la ley) es desajustado en las arbitrarias invasiones a
la intimidad de los ciudadanos por parte de medios amarillistas y
periodistas amantes del escándalo.
A cualquier precio se obtiene una noticia, una “exclusiva”, sin
importar qué tan mal parado resulte el honor profesional de algu-
nos periodistas y la seriedad de ciertos medios. El periodismo, en
oposición a la política, es un arte en el que el fin nunca justifica los
medios. Por esto no se puede menos que abominar de recursos
como el engaño, el empleo de información privilegiada, el soborno,
el acoso a la fuente, el encubrimiento de la identidad del periodista
y el uso de instrumentos para la captura ilegal de información.
El principio de la presunción de inocencia es la primera víctima de
los excesos del llamado periodismo de denuncia. Periodistas que
se autoimponen las funciones de policías, alguaciles y carceleros
atropellan los beneficios procesales de los individuos sometidos a
juicio, e incluso se arrogan la potestad de declarar culpabilidad y
dictar sentencias.

150 casos del Consultorio Ético 171


La tentación amarillista es incontenible a la hora de cubrir trage-
dias accidentales, catástrofes naturales y simples espectáculos de
la miseria social. Las personas involucradas se convierten en obje-
tos sin derechos ni dolientes para una jauría creciente de periodis-
tas y medios con ávida pasión por el morbo.
Jesús Urbina Serjant. "Periodistas y decisiones morales". www.saladeprensa.com.

Consulta 74

¿Dónde queda la autorregulación profesional cuando ya


existen los códigos de ética?

Respuesta

La deontología define los deberes profesionales derivados de unos


valores y principios éticos. La ética le proporciona el fundamento a
esas normas, muestra la razón de ser de las prácticas que impone
la deontología.
Y así como la ética se funda en la naturaleza del ser humano, la
deontología se basa en la naturaleza de cada profesión; no es, por
tanto, una creación de los profesionales; más bien, estos, al explo-
rar y conocer su profesión, deducen los deberes que impone la na-
turaleza de esa profesión. Y si se puede hablar de normas colectivas
es porque ese conocimiento de la profesión se perfecciona con el
ejercicio profesional.
Así, “el código deontológico abstrae los valores éticos, volunta-
riamente aceptados por un gremio profesional y los transforma en
reglas de conducta obligatorias para los sujetos a ese ordenamien-
to deontológico” (Villanueva, 21).
Esta es la razón por la que comúnmente los códigos de conducta
profesional se denominan indistintamente como códigos éticos o
códigos deontológicos. La deontología está inspirada en la ética.
Cita Ernesto Villanueva (Deontología informativa) a Emmanuel
Derieux para agregar este elemento: “Gracias a la deontología, la

172 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


ética profesional personal adquiere un reconocimiento público, la
moral individual se hace trascendente en el campo de la profesión.
Estos efectos proporcionan a la deontología autoridad, cohesión y
unidad, facilitan su aplicación y aseguran su respeto. De esta forma
los profesionales pueden adquirir una conciencia más exacta, más
práctica y más justa de sus deberes y responsabilidades”.

Documentación
Si bien es cierto que entre la ética y el derecho existen algunos pun-
tos en común, también lo es que hay claras diferencias entre el uno
y la otra. La coincidencia más importante reside en que ambos sis-
temas están formados a partir de enunciados normativos, es decir,
de reglas de conducta o imperativos hipotéticos. Por el contrario,
entre las principales diferencias se encuentran las siguientes:
Las normas éticas son autónomas, es decir, creadas por el sujeto
que debe cumplirlas, mientras las normas jurídicas son heteróno-
mas, en tanto son creadas por un sujeto distinto al que van dirigidas.
Las normas éticas son imperativas, es decir, establecen obligacio-
nes para el sujeto que las creó; mientras las normas jurídicas son
imperativo-atributivas en la medida en que estatuyen obligaciones
y confieren derechos al sujeto de derecho.
Las normas éticas son voluntarias, pues su cumplimiento tiene
como premisa el convencimiento personal, mientras las normas ju-
rídicas poseen la coercibilidad como sanción a la conducta contra-
ria a la establecida como debida.
Las normas éticas son particulares, pues van dirigidas únicamente
a quienes integran el gremio, mientras las normas jurídicas tienen
la característica de la generalidad, es decir, van dirigidas a todas las
personas sujetas al sistema normativo.
Las normas éticas tienen como propósito la dignificación y el
reconocimiento social, mientras las normas jurídicas tienen como
finalidad última asegurar las condiciones mínimas para la coexis-
tencia pacífica de los hombres en el seno de la sociedad.
Ernesto Villanueva. Deontología informativa. Universidad Iberoamericana, México, 1999,
pp. 21, 22.

150 casos del Consultorio Ético 173


Consulta 75

¿Son válidos los tribunales éticos para la autorregulación


periodística?
Bolivia.

Respuesta
No aceptaría formar parte de un tribunal de ética por las siguientes
razones:
Veo una contradicción entre los términos “tribunal” y “ética”. Los
tribunales están asociados a lo legal; presionan mediante condenas
o absoluciones el cumplimiento de las leyes; son instancias exte-
riores a las personas y están hechos para imponer coactivamente
el cumplimiento de las leyes. La ética, en cambio, es decisión per-
sonal, no impuesta por nadie, solo por las propias personas, que se
convierten en legisladoras de sí mismas. Es, pues, un ejercicio de la
libertad personal, puesto que la ética resulta de una decisión autó-
noma; es la toma de posición frente a la vida, frente a los demás y
frente a uno mismo, en la que no tienen que ver intereses externos,
sino la propia conciencia. Un tribunal, presión externa; una ética,
decisión autónoma: son dos términos contradictorios.
Contradice la naturaleza de la ética que alguien pretenda ser juez
ético de otro. En ética nadie es juez de nadie, salvo de uno mismo,
porque solo uno sabe las motivaciones y las circunstancias de sus
acciones.
Los jueces, con la ayuda de sus códigos, de sus jurisprudencias
y con los resultados de las investigaciones judiciales, tienen en las
manos los elementos para sentenciar; en ética, esos elementos
solo los posee cada persona.
Por tanto, al contrario de lo que sucede en el campo legal, en éti-
ca nadie distinto de cada persona dispone de todos los elementos
para emitir un juicio.

174 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Un mejor servicio que el de un tribunal es el que presta una co-
misión de estudios que estimule la reflexión sobre casos concretos
y proponga elementos de juicio para responder “¿qué haría yo en
este caso?”.
Cuando el periodista se ubica en el lugar de otro para asumir las
circunstancias y complejidades de los casos concretos, pone a prue-
ba la consistencia de sus principios éticos, sale de sí y desde el otro
adquiere una visión distinta y renovada, además le da aplicación
concreta al saber ético que, sin este ejercicio, sería solo teoría.
Por último: en los tribunales acecha una peligrosa tentación de
poder con su consecuencia más dañina: sentirse mejor y por enci-
ma de los demás.

Documentación
Perfilar el diálogo ético en la profesión en general y en las organiza-
ciones noticiosas consiste en aclarar la manera en que las razones
éticas afectan las elecciones y el comportamiento de los periodis-
tas. Un diálogo ético definido busca identificar los principios y las
probables consecuencias y la manera en que se las evalúa para lle-
gar a una decisión.
Valorar los riesgos a que se enfrentan las partes a las que afecta
una decisión ética: las fuentes, el público, los periodistas partici-
pantes, los compañeros y la profesión en general.
Minimizar las posibilidades de que las elecciones se fundamen-
ten en una mera impresión, estilo o deseo personal.
Mostrar, en los casos de principios en conflicto o predicciones
ambiguas de las consecuencias, qué valores guían la elección ética.
Crear, en los casos realmente importantes, un registro de los hechos
con base en el cual otros puedan formular conclusiones y reflexionar,
de tal manera que los beneficios del diálogo se vuelvan acumulativos.
Edmond Lambeth. Periodismo comprometido. Limusa Noriega Editores, México, 1992, p. 172.

150 casos del Consultorio Ético 175


Consulta 76

¿Para qué la autorregulación cuando desde el Estado se im-


ponen normas que buscan regir la profesión periodística?
México.

Respuesta
La ética es por esencia autorregulación. No puede ser impuesta por
nadie porque es decisión autónoma y libre de cada persona. Una
decisión ética convierte a quien la adopta en legislador de sí mismo
y adquiere la naturaleza de un acto de libertad.
Más que regulación, un código ético traza el perfil ideal del perio-
dista, o sea, el máximo en excelencia personal y profesional que se
puede llegar a ser. Al contrario de los códigos de policía o de leyes
penales, el código de ética más acertado es el que compendia las
posibilidades y los retos que le plantea un periodismo de excelencia
al profesional.
De todo lo anterior se desprende que ni el Estado ni los gober-
nantes tienen nada que hacer en esta materia. A lo sumo, instar a
las agremiaciones de periodistas a buscar y redactar un código ético.
Además de esta inhabilidad derivada de la naturaleza misma de
la ética, el Estado no es competente en esta materia porque todos
sus voceros podrían llegar a constituirse en jueces y parte al inten-
tar la redacción e imposición de un código ético a los periodistas.
La tarea de fiscalizar al poder público y a los funcionarios, que el
periodismo ejerce como servicio a la sociedad, les crea a los gober-
nantes y legisladores una incompatibilidad para asumir la función
de reguladores éticos de los periodistas.
Cuando los periodistas entienden estas dos poderosas razones,
encuentran los motivos para adoptar, de modo autónomo, los instru-
mentos de autorregulación que les son necesarios e indispensables.

Documentación
Algunos códigos se han utilizado en ocasiones para restringir la liber-
tad de expresión. Por ejemplo, en los países de régimen comunista,

176 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


donde sirvieron la mayoría de las veces como mecanismo de control
político e ideológico de los medios. O en algunos países del tercer
mundo, donde fueron redactados y promulgados por organismos
políticos para poner de manifiesto la línea editorial oficial a la que el
gobierno deseaba que se ajustaran medios y periodistas. Que estos
códigos han servido para controlar la libertad de expresión y prensa
es indiscutible. Pero sí es discutible, en cambio, que se pueda consi-
derar a estos códigos como auténticos códigos deontológicos.
Una nota clave de la autorregulación es que ha de nacer del
compromiso libre y voluntario de los propios implicados. Nunca
puede tratarse de una imposición externa de políticos, de empre-
sarios, etc., destinada a conseguir fines contrarios a los bienes
internos del periodismo.
No cabe duda de que siempre es preferible que la iniciativa de
crear un código nazca de los propios implicados sin necesidad de
presión externa alguna. La condición para que un código de auto-
rregulación lo sea de verdad es que su redacción y, por supuesto, su
aprobación sean fruto de la decisión libre de quienes lo promueven.
Hugo Aznar. Comunicación responsable. Ariel, Barcelona, 2005, pp. 58, 59.

150 casos del Consultorio Ético 177


La censura

Consulta 77

¿Cómo hacer periodismo sin censura a pesar de las atadu-


ras de los medios a poderes políticos y económicos?
E c u a d o r.

Respuesta
Para esta situación no se ha inventado un mecanismo, treta o juga-
da eficaz.
Son escasos, aunque los hay, los medios sin ataduras a poderes.
Si no están atados al poder político, aparecen ataduras con los go-
biernos o con grupos religiosos y, sobre todo, con grupos econó-
micos. Esta circunstancia determina constantes presiones sobre el
periodista para que no interfiera en esas relaciones con sus infor-
maciones. Estas presiones forman parte de las dificultades corrien-
tes para el ejercicio de la profesión y plantean a diario el mismo
dilema: aceptar sumisa y resignadamente la situación y, por tanto,
obedecer al interés particular de dueños o directores el medio. En
este caso se conserva el empleo y se pierde la dignidad profesional.
Lo peor, sin embargo, es que a los receptores de sus noticias, el
periodista o el medio les servirán información incompleta, sesga-
da o mentirosa. En todo caso, ese periodista obediente y sumiso
quedará condenado a convivir con su mentira y su indignidad. O
se prefiere informar con honestidad, dando la lucha diaria por la
independencia, que es la práctica que distingue a los mejores pe-
riodistas, que son los más dignos y los más honestos. Como se ve,
el mecanismo está en el interior de cada uno.

178 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Consulta 78

¿Pueden las acciones legales terminar censurando a un


periodista?
Ve n e z u e l a .

Respuesta
Las presiones sobre el periodista pueden provocar el efecto de la
autocensura y ese es el objetivo que se proponen los autores de
esas presiones. La autocensura es el silencio impuesto por el mie-
do o por el interés, y en esta predomina el interés propio sobre el
interés público.
Esas presiones, sin embargo, pueden dar lugar a la reacción con-
traria, o sea, la del periodista que enfrenta las amenazas y las ac-
ciones legales con una información sólida y documentada, capaz
de resistir cualquier análisis. En este caso, el interés del periodista
aparece subordinado al del público y su ejercicio profesional se ve
respaldado por una gran credibilidad.
En América Latina se están dando estas dos clases de reacciones
frente a las múltiples presiones que se ejercen sobre la prensa. En
efecto, todo aquel interesado en ocultar algo (malos manejos admi-
nistrativos, actos de violencia o de violación de los derechos huma-
nos, prácticas dictatoriales de gobiernos o críticas a las personas o
gestiones de gobierno) sabe que la presión armada o la legal suele
obtener silencios, pero no excluir la otra reacción, la de medios y
periodistas conscientes de su papel en la sociedad, que afrontan el
riesgo. A estos les pesa y agobia el silencio más que las amenazas.

Documentación
Para ser alguien respetado en la profesión es imprescindible combi-
nar cierta sensibilidad, capacidad de sufrimiento, instinto noticioso
y la resistencia de un corredor de fondo. Todo esto sumado a una
curiosidad enfermiza por el mundo circundante y el don divino de
saber contar historias. Con palabras, con fotos o con lo que sea,
pero contar a fin de cuentas.

150 casos del Consultorio Ético 179


A todos nos gusta arropar en palabras rimbombantes esta acti-
vidad, que algunos nos atrevemos a calificar de “laboral”. Todavía
corre de boca en boca la frase pronunciada, en circunstancias pe-
nosas para él, por un célebre y cínico periodista italiano: “Ser repor-
tero es siempre mejor que trabajar”.
Somos cronistas de conflictos, gente que se dedica a ir de gue-
rra en guerra, recalando en cada revuelta, disturbio, insurrección y
toda muestra de locura humana que se cruza en el camino. Y no lo
hacemos por un sueldo jugoso o para alimentar una familia entra-
ñable. Lo hacemos, o al menos eso nos gusta creer, porque es una
forma fascinante de vivir.
Caminar por el filo de la navaja, escapar a la rutina y ubicarnos
periódicamente en situaciones extremas, puede convertirse en un
deseo insoportable cuando lo que más te interesa en la vida no son
los vaivenes del valor de las acciones de la Bolsa, sino las agujantes
contradicciones de la naturaleza humana.
Alfonso Rojo. Ser reportero. Los ojos de la guerra. Plaza y Janés, Barcelona, 2002, pp.
382, 383.

Consulta 79

¿Tiene cabida la censura en el sistema democrático?


Argentina.

Respuesta
Por falta de precisión conceptual se confunde a la censura con el
autocontrol, que siempre será necesario en la actividad periodísti-
ca. Se ejerce autocontrol, por ejemplo, al seleccionar las noticias y
escoger la más útil para la audiencia sobre otras informaciones que
responden a la curiosidad, pero no al interés público. Hay autocen-
sura cuando se calla un hecho o una parte importante de este para
proteger un interés personal, de la empresa o de una institución,
con perjuicio del derecho que el público tiene a conocer los hechos.

180 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Sea impuesta desde fuera o autoimpuesta, la censura viola el de-
recho fundamental a la información. Este es un derecho que está
en la base de los demás y que el periodista hace real mediante una
información libre.
Al recortarse la información por la censura, se priva a la sociedad
de una parte de los instrumentos necesarios para decidir y partici-
par, y se subordina un interés público a un interés particular. Desde
el punto de vista de la ética se violan a la vez los principios deriva-
dos del compromiso con la verdad y los de responsabilidad para
con la sociedad.

Documentación
La censura es el dictamen o juicio ético sobre alguna obra o escrito.
Así entendida, la censura la encontramos ya en Grecia. En Roma
existía la nota de censura, que el oficial llamado censor decretaba
contra aquellos ciudadanos que habían observado un comporta-
miento opuesto a las buenas costumbres. La nota censurante afec-
taba los derechos públicos y el aumento de los impuestos. Resul-
taba efectiva durante todo el período del censor responsable. El
sucesor podía ratificarla o anularla.
En nuestro lenguaje corriente censurar a una persona o entidad
equivale a descalificar moralmente su conducta, globalmente o en
algún aspecto determinado.
En teoría, es obvio que no se le puede negar al Estado el dere-
cho a imponer la censura previa en nombre del bien común y los
derechos humanos que ha de defender y tutelar. En la práctica, lo
deseable es que el Estado ejerza ese derecho a través de la au-
tocensura reflejada en los códigos deontológicos o profesionales.
Las autoridades estatales, en lugar de imponer la censura previa,
deberían reservarse para aplicar la justicia del bien común y de los
derechos humanos contra sus violadores. La mejor censura es la
conducta ética personal y profesional. Cuando falle ese sentido de
responsabilidad es cuando debería intervenir el Estado y no antes.
Al menos como norma general.
Niceto Blázquez. Ética y medios de comunicación. Biblioteca de autores cristianos,
Madrid, 1994, pp. 499, 500.

150 casos del Consultorio Ético 181


Consulta 80

¿Qué puede hacer un medio cuando la dirigencia política


lo censura con pauta publicitaria?
Argentina.

Respuesta
La solución ideal sería ser independiente sin molestar a los dueños
del aviso, sobre todo cuando son funcionarios que presionan a tra-
vés de la pauta publicitaria.
La realidad es distinta. Siempre se corre el riesgo de molestar a
uno de los dos quisquillosos señores: el anunciante o el gerente
del medio. O de agraviarlos a los dos. El tercero en discordia es la
conciencia profesional, que si se vende, contenta a uno y a otro. Los
periodistas que han intentado manejar este triángulo han recurrido
a prácticas como estas:
Separar radicalmente la redacción de la gerencia, así será el ge-
rente quien lidie a los anunciantes.
Hacer ver que la relación del medio con los anunciantes no es
de compadrazgo ni de amistad, sino de negocios. El anunciante no
hace un favor al incluir su mensaje comercial en la pauta del medio,
sino un negocio que le permite contar con la credibilidad y la circu-
lación del medio.
Al mismo tiempo, los medios, conscientes de la manipulación
que hacen los gobiernos mediante la pauta publicitaria, buscan
otra financiación en el sector privado. Esto significa que el medio
debe ser competitivo y que esta competitividad es el resultado de
la incidencia de dos factores que se complementan: la calidad del
producto periodístico y la credibilidad.

182 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Lidiar con amenazas

Consulta 81

¿Es la autocensura la mejor elección de un periodista al


ser amenazado?
Ve n e z u e l a .

Respuesta
Pretender que el periodismo pueda ser una profesión sin riesgos es
reducirla al limitado papel de notario de eventos de sociedad o de
la vida leve de actores, celebridades, reinas de belleza, o de testigo
de desfiles de modas, que son las actividades que un periodista
puede cubrir sin un riesgo notable.
El periodista que refleja la vida de la sociedad corre los mismos
riesgos a que están enfrentados los miembros de esa sociedad. Es-
tará en medio de sus catástrofes naturales o sociales, no le podrá
hacer el quite a sus peligros, sentirá sus miedos, perplejidades e
incertidumbres y alguna vez estará entre dos fuegos o enredado
entre amenazas, acusaciones y procesos judiciales. Nada de lo que
afecta a sus lectores podrá serle extraño.
Es una ilusión esperar que el periodismo pueda convertirse en
una burbuja protectora para el periodista, desde donde se pue-
da contemplar el espectáculo de la historia diaria como desde un
palco de primera fila. Quien aspire a ser periodista, lo mismo que
quien aspira a ser soldado o bombero, debe saber que el riesgo es
un factor que estará presente en su ejercicio profesional.
Sin embargo, no se es periodista para correr riesgos, porque la
temeridad no es una virtud profesional. En cambio, el valor para
afrontarlos, cuando son inevitables, es una de las reservas que el

150 casos del Consultorio Ético 183


periodista mantiene como recurso necesario para cumplir con su
deber profesional. Así como para ser periodista se necesitan una
curiosidad inextinguible, una pasión viva para conocer la verdad,
para hacer triunfar la justicia y para servir a la sociedad, también es
indispensable la decisión de correr los riesgos que sean necesarios
para cumplir con esos objetivos. Unas veces serán riesgos llevade-
ros, como quedar sin empleo o ser acusado o ridiculizado; otras ve-
ces serán riesgos mayores para la vida o el bienestar del periodista
y de los suyos, pero siempre el trabajo le exigirá mucho más que
a los que ejercen otras profesiones protegidas contra todo riesgo.
Esto debe quedarles claro a todos los que aspiran a ser periodis-
tas desde los primeros días de su formación universitaria, cuando
todavía es posible revisar su elección profesional y optar por ca-
rreras que garanticen una vida larga, placentera y alejada de todo
peligro. El periodismo no da esa garantía.

Documentación
Entre corresponsales hay diferentes tipos: el ávido de emociones,
medallas y alto sueldo, deseoso de vivir peligrosamente para sacar
provecho del riesgo; el cínico, que al regreso se hace el héroe y
cuenta batallitas con un vaso de whisky en la mano; o el que infor-
ma desde la compasión por las víctimas, desde la solidaridad y la
identidad con los que padecen la historia, con las causas perdidas y
los perdedores a los que trata de rescatar, los oprimidos. Considera
que el reportaje es más importante que él.
En este segundo caso aflora la verdadera dimensión informati-
va y humana del corresponsal. En él se mantiene vivo el compro-
miso profesional con la búsqueda de la verdad, precisamente en
el contexto donde esta búsqueda es más peligrosa y arriesgada,
donde peligra su propia vida. Así lo expresaba en marzo de 2000
Julio Fuentes: “Lo primero es cumplir con mi trabajo como perio-
dista, no descansar jamás hasta que doy con la información, con la
noticia propia, esa que uno tiene que buscar a pesar de cualquier
conflicto”.
(...) Entendido así, el periodismo suele dejar de ser un medio de
vida para convertirse en un modo de vida. Un modo de vida que

184 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


lamentablemente comporta el riesgo de perderla, un riesgo que
suele aumentar, además, conforme lo hacen el compromiso y la
implicación del corresponsal.
Hugo Aznar. Ética de la comunicación y nuevos retos sociales. Paidós, Barcelona, 2005,
pp. 162, 163.

Consulta 82

¿Cuál es la responsabilidad de los medios si el gobierno


se muestra incapaz de garantizar la seguridad de los
periodistas?
Ve n e z u e l a .

Respuesta
La protección del periodista es responsabilidad a la vez de los me-
dios y de los gobiernos. Unos y otros deben responder ante la so-
ciedad por el derecho a la información y, por tanto, por quienes
producen información.
La protección debida a los periodistas es una garantía para la bue-
na información de la sociedad. Esa información fluirá si el periodis-
ta está libre de coacciones, presiones o amenazas; será en cambio
una información restringida o incompleta si al periodista lo asedian
peligros profesionales y no cuenta con apoyo alguno.
Las normas internacionales que consignan el derecho del perio-
dista a esa protección y exigen a los estados para que la provean se
basan, a su vez, en el derecho de la población a una información de
calidad y en el derecho de los individuos a la libertad de opinión y
de expresión.
Puesto que el derecho a la información es la base de los demás
derechos, toda la estructura de los derechos de la sociedad se pone
en peligro cuando al periodista se le impide su tarea de obtener y
ofrecer información o se le presiona para que acuda a la autocen-
sura como mecanismo de defensa.

150 casos del Consultorio Ético 185


Documentación
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión,
lo que implica el derecho a no ser molestado por sus opiniones, así
como el de buscar, recibir y difundir, sin consideración de fronteras,
las informaciones y las ideas por cualquier medio de expresión.

Los individuos que siguen a un ejército sin formar parte de él, tales como
los corresponsales de periódicos, los cantineros, los proveedores, que
caigan en poder del enemigo y que este considere útil retener, tendrán
derecho al trato de prisioneros de guerra…
Naciones Unidas. Declaración de los Derechos Humanos. Artículos 19 y 13.

Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expre-


sión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir
informaciones de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea
oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier
otro procedimiento de su elección.
Convención Americana sobre Derechos Humanos. Artículo 13.

Toda persona tiene derecho a acceder a la información. Todas las perso-


nas deben contar con igualdad de oportunidades para recibir, buscar o
impartir información por cualquier medio de comunicación sin discrimi-
nación, por ningún motivo, incluso los de raza, color, religión, sexo, idio-
ma, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o so-
cial, posición económica, nacimiento o cualquiera otra condición social.
El asesinato, secuestro, intimidación, amenaza a los comunicadores so-
ciales, así como la destrucción material de los medios de comunicación,
violan los derechos fundamentales de las personas y coartan severa-
mente la libertad de expresión. Es deber de los estados prevenir o in-
vestigar estos hechos, sancionar a sus autores y asegurar a las víctimas
la reparación adecuada.
Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión. Artículos 2, 9.

Toda persona tiene el derecho a buscar y recibir información, expresar


opiniones y divulgarlas libremente. Nadie puede restringir o negar estos
derechos.

186 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


El asesinato, el terrorismo, el secuestro, la intimidación, la prisión injusta
de los periodistas, la destrucción de material de los medios de comu-
nicación, la violencia de cualquier tipo, la impunidad de los agresores
coartan severamente la libertad de expresión y de prensa. Estos actos
deben ser investigados con prontitud y sancionados con severidad.
Declaración de Chapultepec. Artículos 2 y 4.

Consulta 83

¿Cómo manejar fuentes hostiles o que presenten riesgo


para nuestra vida?
Honduras.

Respuesta
El soldado que va a la guerra, el policía que combate la delincuen-
cia, el bombero que enfrenta un incendio, una inundación o una
catástrofe y el periodista que denuncia hechos delictivos, son pro-
fesionales que al ejercer su actividad le responden a la sociedad y
atienden con los recursos de la profesión sus necesidades. Cual-
quiera de estos profesionales sabe, desde que decidió su carrera,
los riesgos que ella comporta y gran parte de su profesión se orienta
a la capacitación para correr esos riesgos con conocimiento y ma-
durez profesional. En el caso del periodista, él sabe que la denuncia
de los hechos delictivos, sobre todo si son las autoridades las que
están involucradas en ellos, es un deber profesional; también sabe
que su investigación y su información, eficaces y creíbles, son tareas
irrenunciables y que hacerlo, de modo respetuoso de los derechos
de todos, es un asunto de calidad profesional elemental. No se trata,
como se ve, de denunciar por denunciar, sino de entregar a los re-
ceptores todos los datos que permitan a las autoridades determinar
la culpa o la inocencia de los acusados, y a toda la sociedad mante-
ner la vigilancia del bien público. En el periodista se concentran, por
tanto, la decisión de informar el cuidado de los derechos de todas
las personas y la prudencia para no correr riesgos innecesarios.

150 casos del Consultorio Ético 187


Documentación
Una serie de recomendaciones para la autoprotección en casos de
amenazas o de situaciones de extrema violencia.

• Descubrir puntos débiles en la seguridad de nuestra casa.


• Mantener a mano el número telefónico de nuestros jefes, la policía y
algunos vecinos.
• Sospechar de cartas o paquetes no esperados.
• Observar si hay personas o vehículos en actitud de espera cerca de
nuestras casas y anotar su número de patente.
• Si nos trasladamos a pie, no caminar por el borde de la vereda, sino por
el interior y en sentido contrario al de la marcha de los vehículos.
• Incluso en países políticamente poco violentos, es conveniente aten-
der nuestra seguridad personal a través de algunos recaudos. En ge-
neral, siempre que tomemos contacto con algún desconocido o per-
sona potencialmente peligrosa informar a los jefes el lugar u horario
de la reunión.
• Nunca provoquemos a quienes nos amenacen y, si hace falta, cambie-
mos nuestra rutina de salidas y recorridos. En caso de recibir amena-
zas de muerte no las hagamos públicas inmediatamente, tratemos, al
contrario, de identificar su origen, por ejemplo, con un identificador de
llamadas para conocer el número de teléfono desde donde parten y
solo después de comprobar la continuidad del hecho y la envergadura
de los recursos de los amenazadores, hagamos una denuncia penal y
difundamos el caso. Así obligaremos al juez y a la policía a investigar y,
seguramente, se pondrá en marcha un operativo público de solidaridad
con nosotros.
Daniel Santoro. Técnicas de investigación. Fondo de Cultura Económica, México, 2004, pp.
127, 128.

188 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Consulta 84

¿Debe el periodista hacer caso omiso de las amenazas o


callar la verdad por proteger su vida?
Colombia.

Respuesta
De las amenazas no se debe hacer caso omiso; se las ha de tener en
cuenta como otro de los obstáculos que el periodista encuentra en
su ejercicio profesional. La amenaza es, por tanto, otro obstáculo;
no es el obstáculo.
Callar como respuesta a la amenaza es una manera de reaccionar
frente al obstáculo, pero no es la única.
Algunos aprovechan la amenaza para hacer autocrítica de su tra-
bajo: ¿algo falla en su actividad profesional? ¿Quien amenaza echa
mano de un medio drástico indignado por la inexactitud de la in-
formación? ¿O por su tono? ¿O porque algo omite? Cuando estas y
otras preguntas dejan en evidencia fallas profesionales, lo correcto
es corregirlas y no utilizar la amenaza recibida como pretexto para
mantener los mismos errores, magnificados por una aureola de he-
roísmo o de martirio.
Hay quien, después de mirar y comprobar la exactitud y pertinen-
cia de la información, busca otros medios para hacerla conocer, con
tanta mayor razón, puesto que alguien quiere silenciarla; todo esto
bajo la convicción de que su deber es hacer llegar la información a
pesar de todo y no importa si a través de su medio o de otro, con su
nombre o con seudónimo, o sin nombre alguno, desde otro lugar o
desde otro país, porque lo que importa es que el hecho, la adver-
tencia o la denuncia se conozcan.
En últimas, la amenaza pone a prueba la consistencia profesional
del periodista y su nivel ético. Los más ejemplares son los que en-
tienden que informar es su misión y al cumplimiento de esa misión
le entregan todo.

150 casos del Consultorio Ético 189


Documentación
En cuanto a la ética, la evolución que ha experimentado ha signifi-
cado al tiempo una subjetivación y una universalización. La célebre
frase de Kant, “la ley moral en mi corazón”, lo expresa perfectamen-
te: la moral es ley, pero una ley no escrita por nadie, sino inscrita en
el corazón de cada individuo. A medida que se seculariza el pensa-
miento, lo hace también la ley moral, que deja de ser heterónoma
para ser autónoma. Una autonomía, sin embargo, para hacer “lo
que se debe hacer” y no para hacer lo que a uno se le antoje.
Tras varias secularizaciones, solo nos queda la libertad, pero una
libertad desorientada y vacilante. Por una parte, somos víctimas de
las fuerzas que realmente mueven a las sociedades y que producen
una homogenización, una universalización de las costumbres, pero
que no satisface como meta, porque es consecuencia de la masifi-
cación y de la mediocridad que la sociedad de masas trae consigo.
Por otro lado, nos damos cuenta de que la única forma de comba-
tir la indiferencia, la única forma de rebelarnos contra ese tout est
bien que tanto exasperaba a Voltaire es imponiéndonos unos lími-
tes imbatibles y recuperando unos criterios que sirvan de conexión
y de freno a la inercia de los poderes que nos arrastran sin que se
note. La libertad es algo más que la anuencia con el “todo vale”.
Y es que el movimiento liberalizador del individuo y sus diferen-
cias, que nace y se desarrolla con la modernidad y significa pro-
greso, se ha conseguido a fuerza de ir ganando en eso que Isaiah
Berlin ha definido magistralmente como “libertad negatividad”. La
libertad que consiste en la desregulación, en la ausencia de normas
y coacciones, en la capacidad para hacer lo que uno quiere sin que
nadie lo impida. Una libertad sin norte, puesto que de eso se trata:
que cada cual determine el rumbo que quiere dar a su vida. El ser
humano –dijo Kant– debe ser autónomo, darse a sí mismo las nor-
mas y no someterse solo a normas establecidas por otros.
Victoria Camps. El malestar de la vida pública. Ed. Grijalbo, Barcelona, 1996, pp. 62, 63.

190 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Consulta 85

¿El Estado está obligado a proveer seguridad a los periodis-


tas o estos deben asumir los riesgos inherentes a su profesión?
México.

Respuesta
En Colombia algunos periodistas pidieron protección y el gobierno
la otorgó. En la mayoría de los casos el periodista enfrentó esa si-
tuación con distintos recursos.
Prudencia en sus desplazamientos: cambio de rutas al movilizar-
se, evitar lugares solitarios, preferir calles vigiladas, disminuir des-
plazamientos. Estas y otras normas fueron dadas a conocer en las
redacciones por agentes de seguridad.
Cambiar de fuentes: de modo que el periodista en peligro, que
cubría judiciales, pasara a otras áreas de menor riesgo previsible.
Las firmas en las notas fueron reemplazadas por un escueto “re-
dacción judicial” o “redacción”. Un pacto entre periodistas (similar
al que Jesús Blancornelas propuso en Tijuana) determinó que si a
un periodista se le amenazaba por su información sobre determi-
nado tema, todos los otros periodistas en sus respectivos medios
investigarían y publicarían sus notas sobre ese tema.
Pedir el traslado del periodista a otra localidad o salir del país.
Afrontar el riesgo con responsabilidad, esto es, con información
rigurosamente comprobada en cada caso y sin comportamientos
temerarios.
En efecto, más importante que cualquier ayuda o protección ofi-
cial es la actitud del periodista. Es el momento de valorar la profe-
sión, de reflexionar sobre su importancia y su influencia en la vida
de la sociedad y de decidir en consecuencia.

Documentación
De una investigación de Medios para la Paz, titulada “La guerra,
una amenaza para la prensa”, algunos hallazgos son aplicables al
caso propuesto.

150 casos del Consultorio Ético 191


Las prácticas y rutinas de los periodistas investigados están pre-
sentes a lo largo de la cadena de producción de la noticia, razón por
la cual la responsabilidad es compartida entre los empresarios, el
equipo directivo y los periodistas; sin embargo, encontramos una
escasa capacidad de autocrítica.
La investigación detectó que las prácticas alrededor de la relación
periodismo-política son las que implican el mayor riesgo y peligro
para los periodistas, especialmente en las pequeñas ciudades. La
agudización del conflicto armado y su presencia en los centros ur-
banos llevaron a que la guerra permeara las actividades políticas y
económicas de las regiones afectadas. Allí el periodista, que habi-
tualmente trabajaba con los sectores políticos, resultó en medio
del conflicto, dando lugar a que los grupos armados lo identifiquen
con sus jefes políticos y como aliado del enemigo.
El periodista, deslumbrado por el reconocimiento social de su
trabajo, se convierte en político o en un activista que cambia de rol
convirtiéndose en mediador de secuestros o defensor de los dere-
chos humanos, lo que se presta a confusiones y estigmatizaciones
por parte de los grupos en conflicto.
Otra gran área donde se encontraron prácticas que se pueden
considerar nocivas es en la relación con las fuentes. La especializa-
ción en una sola fuente generó que el periodista fuera identificado
como aliado de su fuente y que los adversarios lo consideraran ob-
jetivo militar.
En el tratamiento de la información se identificaron prácticas
complejas como sobredimensionar o inflar las noticias, situación
que se explica por la presión excesiva de los jefes, por la ausencia
de espacios de comunicación y reflexión sobre los temas y por los
sistemas de contratación laboral.
Finalmente, las relaciones entre colegas son tan conflictivas en
algunas regiones que, además de acusaciones, descalificaciones y
agresiones mutuas, se presentan denuncias de los colegas ante los
grupos armados.

192 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Fotoperiodismo

Consulta 86

Un fotógrafo fue duramente criticado porque en lugar de


ayudar a una persona que había caído a las vías del metro,
le tomó una fotografía antes de que el tren le pasara enci-
ma. ¿Qué debió hacer?
Colombia.

Respuesta
La pretensión de resolver casos como este, lo mismo que cualquier
caso ético, escogiendo uno de los términos del dilema, no consulta
la realidad e impondría un juicio injusto. Entre otras razones porque
ninguna realidad se enmarca en uno de los dos extremos teóricos.
Hay que tener en cuenta, además, que las circunstancias del he-
cho solo las conoce el protagonista, el fotógrafo, en este caso. Solo
él sabe si estuvo en condiciones de prestar ayuda y como tal pudo
ser un testigo impotente de la tragedia; solo él sabe si enfrentó un
conflicto de prioridades en aquella fracción de segundo del acci-
dente; o si, en vez de conflicto, él tenía definida una prioridad.
Ante esta situación, todo lo que puede hacerse en una reflexión
ética es:
• Definir para sí cuál es la prioridad que resiste cualquier juicio de valores.
• Esa definición puede ser el comienzo de la formación de una sensibili-
dad que, en un momento dado, responda al instante y sin vacilaciones.
La ética, en efecto, es más sensibilidad que razonamiento.
• Acentuar la convicción de que en ética nadie es juez de nadie, salvo
de sí mismo, porque solo uno mismo conoce todos los elementos que
llevan a una decisión.

150 casos del Consultorio Ético 193


• Someter a crítica el pensamiento común entre periodistas según el cual
la actualidad del registro es lo máximo en periodismo.
• Descartar el sofisma según el cual una es la actuación como ser hu-
mano y otra la del profesional, como si en la realidad el ser humano
profesional no fuera una unidad.

Por estas razones, la reacción más honesta y sabia en casos como


este es la que hace las siguientes preguntas: ¿en este caso, qué
habría hecho yo? ¿Por qué? A partir de las respuestas vendrá el
examen crítico, sustentado por principios éticos.

Documentación
Un fotógrafo del Middletown Journal se encontraba en un taller de
reparación de autos cuando se produjo una explosión que envolvió
instantáneamente en llamas a un mecánico. Ignorando su cámara,
el fotógrafo tomó de inmediato un sobretodo, envolvió al hombre
y aplacó las llamas; el mecánico escapó de la muerte con quema-
duras de segundo grado en el 30 % de su cuerpo. Este fotógrafo de
26 años comentó después: “Uno no se puede quedar ahí sin más”.
Y después de que un fotógrafo del Santa Fe New Mexican colaboró
rescatando una familia de un semitrailer en llamas, antes de que
tomara una sola fotografía, declaró que su situación era más típica
que aquel estereotipo del reportero que ignora las víctimas solo
para conseguir una buena toma: “Me parece que ese es el estigma
con que se nos asocia”, observó el fotógrafo Mike Heller.
Estos fotógrafos hicieron recordar las fotos que mostraron mon-
jes budistas inmolándose hasta morir como protesta en las calles
de Saigón. Dos de los fotógrafos que las obtuvieron defendieron
su actitud. Malcolm W. Browne, de la AP, admitió que después de
tomar las fotos no se le pasó por la mente que lo hacía para detener
inmolaciones. “Me parece que el deber de un hombre de noticias
es presenciar los hechos y reportar noticias, no tratar de impedir-
los”. Peter Arnett, de la AP, admitió en 1971 que él “hubiera podido
impedir la autoinmolación al acercarse al individuo y arrojar lejos
la gasolina”, pero añadió: “Lo hubiera deseado como ser humano,
pero no podría hacerlo como reportero”.

194 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Prácticamente nadie discutió las racionalizaciones de Browne
o Arnett en aquellos años. Las fotografías de los monjes se distri-
buyeron ampliamente en toda la prensa de EE. UU. Sin embargo,
la actitud hacia la utilización de fotos como aquellas parece estar
cambiando. Hoy día la mayoría de los periodistas probablemente
cuestionaría la posición de los dos reporteros y argumentaría, por
ejemplo, que quizás su presencia pudo inspirar los suicidios de pro-
testa y que debieron haber intentado algo para impedirlos y sería
inconcebible que tales fotografías recibieran el mismo despliegue
que en los sesenta. Lentamente el periodismo se comienza a alejar
del crudo desapasionamiento, buscando la compasión como base
de una conducta periodística.
Eugene Goodwin. Por un periodismo independiente. Tercer Mundo, Bogotá, 1994, pp.
432, 433.

Consulta 87

Siento que los noticieros de televisión están abusando del


recurso de las cámaras de seguridad que registran asaltos.
¿Está bien esta práctica?
Colombia.

Respuesta
El rigor en la información periodística forma parte del compromiso
con la verdad que impone la ética profesional.
Ese rigor rechaza, por ejemplo, el uso de una sola fuente, e impo-
ne el recurso a fuentes plurales y diversas, y el análisis de contenido
de la información.
Contra la convicción común de que basta ver para llegar a la ver-
dad de los hechos, el periodista cuidadoso no considera suficiente
el ejercicio de ver u oír, e incluye entre sus tareas de búsqueda de
la verdad el análisis como base para la interpretación de los hechos.
Así, el ver es otro elemento, no el único para conocer el material re-
gistrado por las cámaras de seguridad. En consecuencia, se incorpora

150 casos del Consultorio Ético 195


a otros datos que, manejados críticamente y con imaginación, permi-
ten entregarles a los televidentes una versión lo más cercana posible
a la realidad de los hechos. Esto supone un trabajo de recolección de
información mucho más exigente que el solo uso de los videos
Las nuevas tecnologías, por tanto, han de ser utilizadas como
otros recursos para informar, no como sustitutos de la actividad
profesional en busca de la verdad que se pone al servicio de la so-
ciedad. Así como las grabadoras de sonido no han de reemplazar
la memoria ni el ejercicio crítico del periodista al conversar con sus
fuentes, los aparatos de video no pueden ser utilizados como reem-
plazo del ojo ni de la mirada.
Cualquier producto de la tecnología debe ser mantenido en su
calidad de instrumento de una voluntad y de un propósito libre de
los humanos.

Documentación
Expertos estiman que los diarios impresos tienen ahora tres cami-
nos para su supervivencia: el perspectivista, el periodismo local y
una tercera vía que es la mezcla de los dos.
El perspectivista, o de referencia, es el que se dedica al análisis, a
la interpretación y la profundización de los temas.
Conocido como inmediatista, el periodismo local busca hacerse
fuerte en su territorio natural. Es coyuntural, de reacción rápida,
privilegia el servicio al lector, la información útil.
El tercer camino es ecléctico; mezcla las dos tendencias anterio-
res y busca un equilibrio basado en ser perspectivista para lo nacio-
nal y mundial, pero de utilidad y servicio en lo local.
Con tres opciones claras para el futuro, la actual crisis de los dia-
rios impresos no parece deberse necesariamente a la competencia
de otro tipo de medios o al avance indetenible de la informática,
sino a la falta de autocrítica.
En efecto, pocos son los propietarios y editores jefes que en me-
dio del vértigo del trabajo cotidiano y de la presión de los cierres se
detienen a reflexionar sobre lo que están haciendo.
Se preguntan a veces con desesperación qué hacer para que los lec-
tores compren el periódico, pero es posible que olviden interrogantes

196 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


esenciales: ¿realmente hace falta leer el diario para que la gente viva
su día? ¿Hasta qué punto se está volviendo un acto suntuario la com-
pra del diario? ¿Qué contenidos informativos justifican que el lector
realice el esfuerzo económico de adquirir un ejemplar todos los días?
Las respuestas no son fáciles porque pasan, sobre todo, por una
decisión crucial: pensar un periódico distinto, renovado, abierto a
la realidad circundante.
Se trata de un reto difícil porque implica un cambio de mentali-
dad, de cultura y de hábitos y actitud que no se puede hacer por
decreto o memorando del director, sino mediante una estrategia,
con objetivos y cronogramas precisos, cuyo eje sea un proceso in-
tensivo de capacitación, motivación e involucramiento de todo el
equipo que participará en el cambio.
Rubén Darío Buitrón. Periodismo por dentro. Ciespal, Quito, 2005, pp. 86, 87.

Consulta 88

¿Es posible jerarquizar una imagen de baja calidad optan-


do por la inmediatez que brinda un teléfono móvil en vez
de la posibilidad de tener imágenes mejores?
México.

Respuesta
Son dos elementos diferentes que pueden llegar a complementar-
se: la fotografía y la información. Como las palabras, las imágenes
fotográficas pueden informar o desinformar; también puede suce-
der que las imágenes entreguen una información que las palabras
no alcanzan a dar; o lo contrario: que las palabras hagan percepti-
bles realidades que se les escapan a las imágenes.
La discusión sobre la calidad informativa, diferente de la imagen
en blanco y negro y la de color, tiene que ver con el papel estimu-
lante de la imagen en blanco y negro o del color y, por tanto, con la
información que transmiten.

150 casos del Consultorio Ético 197


En teoría se vinculan la presencia de la imagen y la mejor calidad
de la información. Sin embargo, en la práctica los lectores podrán
prescindir de la imagen con tal que la información sea completa. Es
la conclusión que deja la encuesta entre lectores de La Nación y de
Clarín de Buenos Aires. El 76 % del público no considera la fotogra-
fía un atributo que mejora la calidad del diario. En esto descubrie-
ron una diferencia de criterios entre los periodistas y los lectores.
“Los diarios, concluyeron los encuestadores, sobrevalúan el mate-
rial fotográfico, a diferencia de los lectores, que no consideran que
la fotografía agregue valor a las noticias”. Quizás sea la explicación
de la secundaria importancia que le conceden a si la foto es de ca-
lidad o no, con tal de que informe.
Es el caso del material que proporcionan las cámaras de seguri-
dad cuando ocurre un hecho noticioso: para el lector lo definitivo es
que esas imágenes lo informen; lo demás lo consideran añadidura.
En una situación ideal lo deseable es que tanto las imágenes
como la información sean de óptima calidad.

Documentación
La inmovilidad del instrumento fotográfico no permitía otra cosa
que una cierta documentación ilustrativa o didáctica. A partir de
este momento, en la historia de las comunicaciones, una nueva di-
mensión se superpone con extrañas correspondencias a la realidad.
Se abre de ese modo la época de la comunicación visual de masas.
En esta nueva etapa, el público forma parte del hecho porque
tiene la sensación de participar de la realidad o, mejor, de una tec-
nología que permite construir una entre múltiples realidades po-
sibles. Pero, al mismo tiempo, la fotografía es la evidencia de que
la noticia es real, ya que no hay mejor prueba que la imagen de un
acontecimiento. Por todos estos motivos, la fotografía se ha con-
vertido en un material fundamental de la comunicación periodís-
tica y, en razón de esto, se ha medido el nivel de importancia que
tiene para el público la fotografía en un diario.

198 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Para realizar esta evaluación se utilizaron dos afirmaciones:

• Un diario es bueno cuando está ilustrado con muchas fotografías.


• Una noticia está incompleta si no tiene fotos.

Las respuestas permiten afirmar que el 76 % del público lector de


diarios no considera que la presencia de fotografías sea un atributo
que mejore la calidad del diario o de la noticia. Esta tendencia se re-
gistra en todos los segmentos de análisis, pero se profundiza entre los
lectores inexpertos (85 %) y entre los lectores de La Nación (93 %),
que no están de acuerdo con que las fotografías hagan que un diario
sea mejor o que una noticia esté más completa.
Otro elemento gráfico de uso habitual en los medios es la infogra-
fía. En este tema el público de diarios tiende a responder afirmati-
vamente cuando se le enfrenta la siguiente afirmación: las ilustra-
ciones y las fotografías ayudan a entender la noticia.
El 76 % de los lectores entrevistados está de acuerdo con la afir-
mación, acuerdo que no presenta variaciones significativas a la luz
de la experiencia como lector de diario ni desde el análisis por dia-
rio de lectura habitual, aun cuando los lectores de La Nación están
algo menos de acuerdo con la idea de que las ilustraciones y los
gráficos ayudan a entender la noticia (70 %).
Lidia de la Torre y María Teresa Téramo. La noticia en el espejo. Educa, Buenos Aires, 2004,
pp. 190, 192.

Consulta 89

¿Es ético el uso de cámaras escondidas?


México.

Respuesta
El derecho a informar con fotografías o videos sobre hechos públicos
debe armonizarse con el derecho de las personas sobre su imagen. Son
dos derechos que no tienen por qué excluirse, sino complementarse.

150 casos del Consultorio Ético 199


Hay que considerar, además, el tema de la información gráfica. Si
se trata de un asunto relacionado con el interés de todos, la informa-
ción es pertinente y está respaldada por el derecho a la información;
en cambio, cuando se trata de informar asuntos privados, la informa-
ción gráfica pierde su justificación.
No se puede olvidar que la fotografía es una forma de invasión
a la intimidad y de apoderamiento inconsulto de la imagen de al-
guien, salvo que haya habido acuerdo previo del fotógrafo y el foto-
grafiado. Ante este hecho pasa a un lugar subordinado si la imagen
se obtiene en un lugar público. En ese espacio la persona conserva
el derecho a no ser molestada por el fotógrafo.
Todas las anteriores consideraciones resaltan el abuso que repre-
senta el recurso de la cámara escondida, en el que a la violación de
unos derechos se agrega el engaño. Como se ve, una actitud ética
supone un equilibrio entre el interés público de la información y los
derechos de las personas.

Documentación
Casi siempre fotografiar a otro ser humano significa meterse en su in-
timidad. A menudo los fotógrafos se sienten desgarrados por un sen-
tido de culpa cuando otros se enfadan con ellos por tomarles fotos.
El fotógrafo Bill Welch escribió acerca de un sentido “de invadir
la intimidad en un momento íntimo casi embarazoso”, cuando foto-
grafió a un veterano de Vietnam que estaba llorando. Se dio cuenta
de que la gente lo miraba indignada, como “si estuviera cometien-
do un acto obsceno”. Susan Sontag asocia la toma de fotografías
al voyerismo y afirma que el acto de fotografiar a una persona “se
asemeja a una violación”.
“Hay una aprensión implícita cada vez que se utiliza una cámara
para fotografiar”, dice Sontag. Lo mismo que la cámara es una subli-
mación de la pistola, explica, “fotografiar a alguien es un asesinato
sublimado… un asesinato suave”. En este aspecto predatorio, un
fotógrafo abusa cruelmente del sujeto y se lleva su imagen como
un botín. “Fotografiar es apoderarse de la cosa que se fotografía”,
afirma Sontag.

200 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


La invasión de la vida privada está siempre presente en la con-
ciencia del fotógrafo. Su problema no es tanto legal como moral. El
problema de la vida privada está siempre presente ahí. Harry Mar-
sh, jefe del Departamento de Comunicación en la Universidad de
Kansas, escribió una carta al periódico The Quill sobre la imagen de
una familia afligida: “No sé cómo podemos demostrar la realidad si
no es invadiendo la intimidad de la gente”.
Lo que los fotógrafos tratan de hacer es demostrar la realidad.
El fotógrafo Welch comenta que el punto central de su fotografía
del veterano llorando era “dar a miles de los suscriptores del diario
una forma de comprender e incluso de compartir lo que el acon-
tecimiento significaba”. No hay placer en fotografiar la violencia,
el crimen o la tragedia, explica Welch, pero las noticias acerca de
estas tragedias dan una imagen de la sociedad tal como es.
Todos los reporteros afrontan cuestiones éticas sobre cómo obte-
ner la información. Un fotógrafo las encara con especial intensidad.
William L. Rivers y Cleve Mathews. La ética de los medios de comunicación. Gernika,
México, 1998, pp. 222, 223.

Consulta 90

¿Qué tan ético es grabar o fotografiar a una persona sin


que esté enterada? ¿Qué pasa si son imágenes tomadas sin
permiso para su publicación?
Colombia.

Respuesta
Hay un derecho a la imagen cuando esta se asocia a la intimidad de
una persona. El derecho italiano y el francés miran como una vio-
lación de ese derecho que a alguien se le fotografíe o grabe en un
lugar privado. En España se ve como una violación la imagen que se
obtiene en lugares públicos cuando el fotografiado actúa de modo
íntimo, por ejemplo, la pareja que se besa. Aunque el lugar es pú-
blico, las acciones forman parte de la vida íntima de las personas.

150 casos del Consultorio Ético 201


Estas jurisprudencias dejan en claro unos principios aplicables al
ejercicio del derecho a la imagen:
Las imágenes de acontecimientos públicos (un partido de futbol,
una manifestación política, una función de teatro, etc.) convierten
la imagen de las personas presentes en un elemento accesorio y no
hay lugar a reclamo sobre el deber de pedir consentimiento para
la fotografía. También se presume que es un evento público la fo-
tografía de un grupo de graduados o de excursionistas que posan
para la cámara.
Algo distinto es la imagen en un lugar público “con características que
indiquen desmerecimiento o menosprecio del afectado” (Vásquez, 83).
Atenta contra ese derecho la imagen de una persona que se capta
en circunstancias de su vida privada.
Cuando se trata de personas de proyección pública no se violan
su intimidad ni su derecho a la imagen cuando se les capta en acti-
vidades y lugares públicos.
Es de buen estilo advertir a las personas que van a ser mostradas
en primeros planos, que su presencia en lugares y eventos públicos
será registrada y publicada.
El fotógrafo, aunque cazador de imágenes, no es un asaltante que
se apodera de las imágenes de las personas contra su voluntad o
sus derechos.

Documentación
Aunque en un sentido la cámara captura la realidad y no solo la
interpreta, las fotografías son una interpretación del mundo tanto
como las pinturas y los dibujos. Las ocasiones en que el acto de
fotografiar es relativamente indiscriminado, promiscuo o modesto
no merman el didactismo de todo el empeño. Esta misma pasividad
y ubicuidad del registro fotográfico es el mensaje de la fotografía,
su agresión.
Las imágenes que idealizan, como casi todas las fotografías de
modas y animales, no son menos agresivas que la obra que hace de
la llaneza una virtud, como las fotografías clasistas, las naturalezas
muertas del tipo más desolado y los retratos de criminales. Todo
uso de la cámara implica una agresión.

202 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


(…) Hay algo depredador en la acción de hacer una foto. Foto-
grafiar personas es violarlas, pues se las ve como jamás se ven a sí
mismas, se las conoce como jamás pueden conocerse; transforma a
las personas en objetos que pueden poseerse simbólicamente. Así
como la cámara es una sublimación del arma, fotografiar a alguien
es cometer un asesinato sublimado, un asesinato blando, digno de
una época triste, atemorizada.
Quizás con el tiempo la gente aprenda a descargar más agresio-
nes con cámaras y no con armas, y el precio será un mundo más
atragantado con imágenes. Una situación en la que la gente está
sustituyendo balas por película, es el safari fotográfico que está re-
emplazando los safaris armados en África oriental.
Susan Sontag. Sobre la fotografía. Random House, Barcelona, 2008, pp. 17 y 24.

Consulta 91

¿Es ético que los medios les den despliegue a escenas tan crue-
les como la del niño migrante sirio ahogado en una playa?
Colombia.

Respuesta
Hay una responsabilidad ética que rige el manejo de las imágenes.
Como las palabras, aunque con mayor fuerza, las imágenes con-
vocan hechos, situaciones, ideas, emociones. Esta posibilidad de
comunicación es la que el fotógrafo y su editor tienen en cuenta
para decidir qué se publica y qué no.
Se publica para informar, para hacer entender, para denunciar,
para compartir una emoción o un conocimiento. Hay quienes publi-
can para vender y puede ocurrir que el fin sea la denuncia, aunque,
como efecto colateral, dispare las ventas, que puede ser el caso de
la foto del niño sirio.
Es una fotografía que debía publicarse como denuncia y, en todo
caso, menos cruel que la realidad de los migrantes, de la que mues-
tra solo un fragmento y que pudo sacudir la indiferencia del mundo,

150 casos del Consultorio Ético 203


que aún no estaba suficientemente convencido de la gravedad de
este drama humanitario.
Los efectos que se produjeron después de esta publicación de-
mostraron que sí era necesaria la difusión de la imagen. No todo lo
cruel debe ser silenciado en nombre del buen gusto; a veces será
indispensable hacerlo ver para sacudir y hacer tomar conciencia. Le
corresponde al periodista evaluar estas circunstancias desde una
actitud de servicio al bien común.
En efecto, si la publicación hubiera puesto en riesgo la dignidad
del niño o hubiera pretendido satisfacer la curiosidad morbosa del
público, no se hubiera justificado. Las reacciones producidas le dan
a esta imagen la entidad de un grito, de un reclamo, de un lamento
que debía ser oído y entendido. Y eso es lo que está sucediendo.

Documentación
Las imágenes son, de hecho, capaces de usurpar la realidad por-
que ante todo una fotografía no es solo una imagen (en el sentido
que lo es una pintura), una interpretación de lo real; también es un
vestigio, un rastro directo de lo real, como una huella o una más-
cara mortuoria. Si bien un cuadro, aunque cumpla con las pautas
fotográficas de semejanza, nunca es más que el enunciado de una
interpretación, una fotografía nunca es menos que el registro de
una emanación (ondas de luz reflejadas por objetos), un vestigio
material del tema imposible para todo cuadro. Entre dos opciones
ficticias, que Holbein el Joven hubiera vivido el tiempo suficiente
para haber pintado a Shakespeare o que hubiera inventado un pro-
totipo de la cámara tan pronto como para haberlo fotografiado, la
mayoría de los bardólatras escogería la fotografía. Y no solo porque
la fotografía presuntamente nos mostraría cuál era la verdadera
apariencia del escritor, pues aunque la hipotética fotografía estu-
viera desdibujada, fuera apenas inteligible, quizás seguiríamos pre-
firiéndola a otro glorioso Holbein. Tener esa fotografía equivaldría
a tener un clavo de la santa cruz.
Casi todas las manifestaciones contemporáneas sobre la inquie-
tud de que un mundo de imágenes está sustituyendo al mundo real
siguen siendo un eco de la depreciación platónica de la imagen:
verdadera en cuanto se asemeja a algo real; falsa, pues no es más

204 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


que una semejanza. Pero este venerable realismo ingenuo no re-
sulta tan pertinente en la era de las imágenes fotográficas. Pues el
acusado contraste entre imagen y cosa representada no se ajusta
de un modo tan simple a una fotografía. Cuanto más retrocedemos
en la historia menos precisa es la distinción entre imágenes y cosas
reales; en las sociedades primitivas la cosa y su imagen eran solo
dos manifestaciones diferentes, o sea, físicamente distintas, pero
de la misma energía o espíritu. De allí la presunta eficacia de las
imágenes para propiciar o controlar presencias poderosas. Esos po-
deres, esas presencias estaban presentes en ella.
Susan Sontag. Sobre la fotografía. Random House. Barcelona, 2008, pp. 150, 151.

Consulta 92

¿Es ético publicar fotografías de personas asesinadas?


Colombia.

Respuesta
La práctica periodística ética demuestra que todo material es publi-
cable si al periodista lo guían una intencionalidad de servicio públi-
co y un correcto manejo de los materiales gráficos.
Es conocida la propensión del periodismo sensacionalista a ven-
der más ejemplares con la publicación truculenta de cadáveres.
Caso en el que es clara la intencionalidad de vender periódicos
mediante el aprovechamiento del morbo de los lectores y del uso
burdo de las fotografías.
Pero cuando el periódico y el periodista tienen la clara intención
de abrir los ojos de la sociedad al peligro que representan los ase-
sinos, el uso de las imágenes será otro. No es una fotografía para el
morbo y para vender; el principal elemento no será la imagen del
cadáver, sino la reflexión política, social o ética sobre este u otros
hechos alrededor de los cadáveres.
Si la imagen venderá o no más ejemplares es asunto que se su-
bordina al objetivo principal de enviar una señal clara y socialmente
eficaz a los lectores.

150 casos del Consultorio Ético 205


Como se ve, no se trata de impartir reglas tajantes y simplistas,
“no se deben publicar tales o cuales fotos”, se trata de decidir la
forma de publicar en beneficio de los altos intereses de los lectores.

Documentación
A partir del momento en que el “derecho de ver y de saber” tiende
a ser sacralizado y se extiende la idea de que la gente quiere mirar
la realidad de forma integral, incluso cuando es macabra, ¿cómo
defender el derecho de un ser humano a no verse privado de sí
mismo, de su intimidad y simplemente de su pena?
Los profesionales de la imagen no pueden escapar a estas pre-
guntas, no pueden parapetarse detrás del voyerismo impúdico de
los espectadores que piden más. Mostrar el asesinato de alguien
no aporta nada, solo unos escalofríos que la desgracia proporciona
a los espectadores ávidos, que juegan a provocarse el miedo para
sentir que están muy vivos. Los espectadores no obtendrán infor-
mación suplementaria; mirar la tortura o el asesinato de alguien
en directo puede desestabilizar, repugnar, dejar indiferente, excitar,
pero en ningún caso informar sobre la realidad.
La cuestión fundamental es la del estatuto de las imágenes que
se muestran, evitando una doble trampa: la que consiste en ali-
mentar el cinismo y la indiferencia, y la que consiste en caer en el
mercado de lo compasional. En el fondo, los dos extremos acaban
por unirse; la exhibición emocional, que consiste en instrumenta-
lizar a la víctima reduciendo su drama a un espectáculo generador
de emociones, va de la mano con la indecencia de estas imágenes
que instrumentalizan a las víctimas y a los espectadores.
Michela Marzano. La muerte como espectáculo. Tusquets, Barcelona, 2010, pp. 99, 100.

206 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Consulta 93

¿Lesiona algún derecho la publicación del cadáver de líde-


res guerrilleros o narcotraficantes dados de baja?
Colombia.

Respuesta
En la fotografía se pueden dar, con mayor vigor que en las palabras,
los aciertos o los errores del periodista.
Y aunque los manuales de estilo se esmeran en sus normas para
evitar los abusos y estimular los aciertos, las solas normas no son
suficientes.
Es imposible que la aplicación mecánica de las normas baste para
hacer un uso éticamente adecuado del lenguaje fotográfico. Se ne-
cesita, además, una sensibilidad ética.
Las normas hablan de elementos de veracidad que preservan la
versión de la realidad, de alteraciones a través de la manipulación
en el encuadre, en la iluminación o en la edición. Uno es el efecto
de la imagen del guerrillero muerto, en primer plano, y otro el de
esa misma imagen enmarcada entre las botas de los militares que
rodean el cadáver.
También hablan las normas sobre la diferencia entre la intencio-
nalidad mercantil de quienes disponen la foto entre titulares y tex-
tos de escándalo, con colorido llamativo y en una primera página, y
la intencionalidad informativa de quien publica la misma foto en un
contexto que permite entender la importancia social del hecho. Las
fotos, lo mismo que los textos, pueden responder a una necesidad
social de conocimiento. En el caso del guerrillero abatido, la socie-
dad puede entrar en confusión cuando interviene el mito que surge
de manera espontánea cuando se trata de personajes de esta clase:
“No ha muerto, porque estaba ‘rezado’”, “es un falso positivo y el
cadáver no es el del guerrillero” fueron algunos de los comentarios
inspirados por el mito del guerrillero inmortal. Sucedió en este caso
y volverá a suceder si la información pública no es suficientemente
clara y contundente.

150 casos del Consultorio Ético 207


No son razones suficientes para suprimir la foto las muy sugesti-
vas “susceptibilidades”. En cambio, el criterio del servicio público
que prestan una información o una fotografía da una clara indica-
ción. A partir de ese criterio se sabe por qué el cadáver ensangren-
tado de un asaltante abatido por la policía no debe ir en primera
página y sí el de un jefe guerrillero con amplio historial delictivo
que lo había convertido en enemigo público.

Documentación
Las imágenes fotográficas tienden a sustraer el sentimiento de lo
que vivimos de primera mano y los sentimientos que despiertan ge-
neralmente no son los que tenemos en la vida real. A menudo algo
perturba más en las fotografías que cuando se vive en la realidad.
En 1973, en un hospital de Shangai, observando cómo le extir-
paban nueve décimas partes del estómago bajo anestesia de acu-
puntura a un obrero con úlcera avanzada, fui capaz de seguir esa
intervención de tres horas (la primera operación de mi vida que
observaba sin náuseas) y ni una vez sentí la necesidad de desviar la
mirada. En un cine de París, un año más tarde, la operación menos
cruenta del documental de Antonioni sobre China, Chung Kuo, me
hizo estremecer al primer corte de escalpelo y desviar los ojos va-
rias veces durante la secuencia.
Somos vulnerables a los hechos perturbadores en forma de imá-
genes fotográficas, como lo somos ante los hechos reales. Esa vul-
nerabilidad es parte de la característica pasividad de alguien que
es espectador por segunda vez, espectador de acontecimientos ya
formados, primero por los participantes y luego por el productor de
imágenes. Para la operación real me hicieron fregar, ponerme en
bata y luego permanecer junto a los atareados cirujanos y enferme-
ras, desempeñando mi papel de adulta cohibida, huésped cortés,
testigo respetuosa. La operación de la película no solo impide esa
participación modesta, sino toda contemplación activa. En la sala
de operaciones soy yo quien cambia de foco, quien hace los prime-
ros planos y los planos medios. En el cine, Antonioni ya ha escogido
qué partes de la operación yo puedo observar; la cámara mira por
mí y me obliga a mirar, y no mirar es la única opción contraria. Ade-
más, la película condensa en pocos minutos algo que dura horas y

208 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


deja solo partes interesantes presentadas de manera interesante,
es decir, con el propósito de conmover o sobresaltar. El dramático
se dramatiza mediante el didactismo de la presentación y el mon-
taje. En una revista pasamos la página, en una película se inicia una
secuencia nueva, y el contraste es más brusco que el contraste en-
tre hechos sucesivos en el tiempo real.
Susan Sontag. Sobre la fotografía. Random House Barcelona, 2008, pp. 163, 164.

Consulta 94

¿Es correcto publicar la foto de un menor de edad que apu-


ñaló a otro?
E l S a l v a d o r.

Respuesta
Las leyes del menor en los distintos países protegen su intimidad
mediante la prohibición de publicar su fotografía en los casos en
que puede ser relacionado con hechos delincuenciales.
La razón de estas medidas es que una fotografía puede marcar de
por vida a una persona e impedir, sobre todo si es joven, que para
ella haya una segunda oportunidad.
Sin embargo, llama la atención la excepción que expresan varios
códigos de ética cuando señalan actos que tienen que ver con el
bien común. El código de Pakistán veda la revelación de vidas per-
sonales “a no ser que tal revelación fuera de interés público”. Tam-
bién el código de Turquía rechaza la exposición de la vida privada
“cuando no sea del interés público”. El código griego también hace
esa excepción: “A no ser que los sucesos de la vida privada estén
claramente relacionados con la violación de los intereses del pue-
blo y de la nación”. Igual sucede en Filipinas: “A menos que el inte-
rés público lo justifique”.
Por otra parte, el derecho de la población a conocer todo cuanto
concierne al interés público es la esencia del derecho a la informa-
ción, que está en la base de los demás derechos.

150 casos del Consultorio Ético 209


En la práctica, los periodistas más cuidadosos presentan las imá-
genes de los hechos, pero cubren los rostros de los menores; con
esto satisfacen a la vez el derecho de los receptores a conocer los
hechos y el derecho de los menores exigido por las normas legales.

Documentación
La función pública de la prensa evita cualquier referencia que sea hecha
a la vida privada de un individuo. Es incompatible con la función de la
prensa buscar satisfacer la curiosidad pública, en lugar de servir los in-
tereses públicos.
Austria, artículos 4 y 15.

El derecho del individuo a la protección de su reputación e integridad


será respetado. Será evitada la publicidad que viole la santidad de la
intimidad personal, a no ser que se crea necesaria para el interés púbico.
Birmania, artículos 2 y 14.

Se prohíbe descubrir la vida privada de los individuos y los comentarios


relativos al mismo tema, a no ser que se trate de asuntos referentes al
interés público.
Corea del Sur, artículo C. 2.

Respetaremos la vida privada y reputación de los individuos y grupos,


pero nunca dudaremos en exponer un acto privado que tienda a com-
prometer el interés público.
Ghana, artículo 6.

210 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Consulta 95

¿Es ético publicar la fotografía de un cadáver exhumado?


Argentina.

Respuesta
Si es para causar sensación o satisfacer la curiosidad morbosa del
público e incrementar circulación o sintonía, es obvio que estamos
ante una conducta contraria al deber ser ético.
En otro contexto, similar al de los forenses que hicieron la exhu-
mación y las fotos, o sea de investigación, o para agregar elementos
a la búsqueda de una verdad histórica, la publicación de la imagen
es válida desde el punto de vista ético.
La diferencia entre los dos casos es importante: en el primero, la
foto con finalidad sensacionalista, hay un ser humano que es uti-
lizado, hay unos sentimientos de respeto y de solidaridad que se
desconocen o menosprecian, hay un fin mezquino que se sobrepo-
ne a los demás: ganar dinero o notoriedad.
Todo esto contradice valores, principios y normas éticas consa-
gradas en códigos y manuales de estilo.
En el segundo caso, la foto con fines investigativos, hay un con-
texto de solidaridad y de respeto. Por ejemplo, si se investiga un
crimen para que el criminal sea sancionado y para que dicho cri-
men no se repita. No hay el aprovechamiento egoísta de la foto ni
la morbosa exhibición de un cadáver, sino la demostración de un
hecho del que no debe quedar duda alguna como paso inicial den-
tro del proceso de la justicia.
Hay que examinar, pues, la intencionalidad de la publicación an-
tes de decidir cuál es su calidad ética.

Documentación
Hay que evitar la publicación de fotos con imágenes desagradables que
ofendan al buen gusto, la dignidad o la sensibilidad de los lectores. Estas
solo se pueden incluir en caso de agregar información de importancia
clave a la noticia.

150 casos del Consultorio Ético 211


Manual de estilo y redacción de El Colombiano, Medellín, Colombia.

Las fotografías con imágenes desagradables solo se publicarán cuando


añadan información.
Libro de estilo de El País de Madrid.

Debe evitarse la publicación de fotografías con imágenes desagradables.


Estas solo se pueden utilizar en el caso de que agreguen información de
importancia capital a la noticia.
Manual de redacción de El Tiempo, Bogotá.

No se publicarán textos que exacerben, sobrecojan o asusten por su


morbosidad o exagerado dramatismo. Los casos de excepcional conteni-
do informativo deberán ser aprobados por la Dirección.
Solo el compromiso de cumplir con la responsabilidad de informar jus-
tificará la inclusión de fotografías truculentas. El Comercio procurará no
publicar estas u otras cuyo contenido afecte la sensibilidad del lector. Su
publicación deberá ser autorizada por el editor central.
Libro de estilo de El Comercio, Lima.

La publicación de material obtenido solo se justifica cuando los hechos


demuestran que se satisface el interés público.
Código de prácticas de la prensa británica.

Consulta 96

¿Es ético utilizar Photoshop para editar imágenes que se


van a publicar en un diario?
Colombia.

Respuesta
Los manuales de estilo coinciden en la norma: las fotografías perio-
dísticas se han de publicar sin recortes ni retoques que alteren la
verdad de la imagen. La fotografía es la versión visual de un hecho,

212 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


por tanto es el contacto del lector con una realidad; cualquier alte-
ración es un engaño al lector.
Estas normas tienen un fundamento ético: el del compromiso del
periodista con la verdad. Es cierto que para los periodistas, lo mis-
mo que para cualquier ser humano, la verdad total es inalcanzable,
pero esto no exonera al periodista de su deber de buscar y ofrecer
la verdad posible de los hechos. Si se trata de fotógrafos, su com-
promiso con la verdad los obliga a proporcionar la imagen verdade-
ra que permite al lector tener una versión de los hechos igual a la
realidad, hasta donde esto es posible.
El retoque o alteración de las imágenes encaja en las verdades
a medias de la publicidad, que se vale de los programas especiali-
zados de internet para manipular las imágenes de acuerdo con su
interés. Los receptores del material publicitario saben que allí no
está la realidad; en cambio, los lectores dan por supuesto que el
periodista mostrará lo real porque esa es su tarea profesional.
En periodismo esos retoques se ven como alteraciones de un docu-
mento, práctica que instintivamente rechaza el espíritu profesional.

Documentación
Las fotografías que publica El Colombiano son huellas de los hechos
de las que se vale el periódico en su esfuerzo profesional por apre-
hender la realidad de la historia diaria, para comunicarla.
La imagen fotográfica es una imagen sin código, según Roland
Barthes. Es lo real literal, cuyo manejo, como el de los demás mate-
riales informativos, debe hacerse con criterios de verdad, respon-
sabilidad y justicia.

Está prohibida en El Colombiano toda manipulación de las fotos que no


sea estrictamente técnica (edición periodística, eliminación de deterio-
ros o corrección de defectos de revelado o de transmisión). Por tanto no
se puede alterar una fotografía invirtiéndola, suprimiendo o agregando
detalles. Ni siquiera con la intención de que el personaje fotografiado
dirija su vista a la información a la que acompaña.
Manual de estilo y redacción de El Colombiano.

150 casos del Consultorio Ético 213


Queda prohibida toda manipulación de las fotografías que no sea estric-
tamente técnica.
Libro de estilo de El País, Madrid.

La existencia cierta de infinitos recursos electrónicos de manipulación de


la imagen fotográfica abre la posibilidad de cambiar el aspecto visible de
la realidad de una forma que no es periodística. La Nación nunca debe
utilizar este recurso, pues existe en nuestra sociedad la firme creencia
en la fotografía como único documento “real” y esta credibilidad perio-
dística debe ser sostenida por La Nación con absoluta honestidad en el
procesamiento digital de imágenes.
Manual de estilo y ética periodística de La Nación, Buenos Aires.

Consulta 97

¿Es correcto manipular fotografías para eliminar a perso-


nas que ahí aparecen?
Colombia.

Respuesta
Los códigos de ética y los manuales de estilo coinciden en el recha-
zo a la manipulación de las fotografías.
Es tanto como manipular los datos de un hecho. El periodista
sabe que esos datos se deben manejar con el respeto y precisión
que merece todo lo humano. Si en los hechos convergen intereses,
sueños, dolores, alegrías, odios o amores, y por eso deben ser res-
petados, en una imagen fotográfica, reflejo de los hechos, aparecen
todos los visos de la realidad y, por tanto, los rostros de la verdad.
Al exigir que se los presente sin alteración, manuales y códigos
tienen en cuenta el compromiso primordial del periodista con la
verdad. El periodista sabe que es su deber, los lectores confían en él
en la medida en que creen que no les dará informaciones alteradas.
Es una confianza parecida a la del paciente que toma confiado sus
medicinas bajo el supuesto de que la enfermera o el médico cum-
plen su compromiso de servir a la salud.

214 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Los lectores saben que el compromiso del periodista es con la
verdad y que contraría su misión con la sociedad si altera la verdad
e impide el acceso de los lectores a la realidad de los hechos.
Alterar una fotografía con intereses políticos o por intereses per-
sonales supone una deliberación maliciosa, no importa la técnica
que se utilice.
No se puede alegar en favor de esa acción la libertad de informar
o no informar porque nadie tiene libertad para mentir o mutilar la
verdad; tampoco da justificación la real o supuesta mala conducta o
gestión de la persona que es objeto de la manipulación fotográfica.
La alteración de una fotografía en un medio que se debe a todos
los lectores tiene una gravedad en nada comparable con el gesto
despechado e infantil de las novias que destrozan las caras de sus
enamorados infieles en sus álbumes personales.
El hecho de que la eliminación se haga utilizando técnicas de Pho-
toshop no solo es un símbolo. Es un acto de engaño público y un
mensaje sobre los procedimientos políticos que, en vez del uso de
las armas de la inteligencia y de la democracia, prefieren desapare-
cer al contendor. Nada justifica esa práctica.

Documentación
Ninguna fotografía noticiosa puede ser sometida a tratamientos electró-
nicos o de otro género que tengan como fin obtener una imagen dife-
rente de la que captó la lente del fotógrafo.
Esta es una norma terminante que se fundamenta no solamente en ra-
zones de ética y compromiso del periódico con sus lectores, sino en la
prevención de problemas legales.
Las normas anteriores tienen que ver con dos de los soportes funda-
mentales de la noticia: la veracidad y la exactitud.
Manual de redacción de El Tiempo de Bogotá.

Modificar una foto por motivos estéticos, entre otros, sugiere que el
periódico acostumbra a cambiar la realidad.
Manual de estilo de La Nación de Buenos Aires.

150 casos del Consultorio Ético 215


Nunca se deben alterar las imágenes visuales, ya sean fotografías o vi-
deos, más allá de lo requerido normalmente para mejorar la imagen. El
manipular imágenes más allá de este punto es castigado mediante el
despido de la compañía.
Código de conducta de la agencia de noticias Reuters.

Consulta 98

¿En qué casos es válido editar fotografías que van a ser


publicadas en un diario?
Colombia.

Respuesta
El problema no son las imágenes, sino la manera de publicarlas. Es
obvio que la manera sensacionalista de la prensa amarilla con sus
grandes fotos, sus primeros planos y sus textos escritos para excitar
la curiosidad es un irrespeto al lector y a las víctimas.
Observen las características de ese formato sensacionalista:
El tamaño de la fotografía, de grandes dimensiones para llamar
la atención en el primer impacto. Un editor serio adopta un tama-
ño discreto porque su intención no es la del escándalo, sino la de
informar; por eso opta por el tamaño indispensable para ilustrar la
información.
Los primeros planos. Como se sabe, una imagen en primer plano
es aquella con información de un detalle que la cámara registra con
gran tamaño, mientras deja los demás elementos de la imagen en
lugar secundario. La prensa sensacionalista destaca el rostro des-
trozado, el miembro cercenado, la herida sangrante o la desnudez
de lo íntimo porque su propósito es excitar los sentidos. El editor
responsable, por su parte, prefiere los planos medios o los planos
generales, que dan cuenta del hecho sin apelar al morbo ni al estí-
mulo de la sola curiosidad.
Los textos en grandes tipos de color rojo para convocar los

216 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


sentidos destacan el aspecto sensacional de los hechos, aunque
esa solo sea una parte de la verdad del hecho. Se trata de vender
la noticia con lo que se considera su parte más excitante; el medio
responsable, por su parte, armoniza la información verbal con la
imagen porque no piensa atraer lectores o televidentes, sino en
informarlos bien.

Documentación
Consideraciones de periodistas sobre las imágenes que utilizaron
después del atentado del 11 de septiembre de 2001:
Olivier Mazerolle de France 2 estima que nunca habría ofrecido
imágenes sangrientas, pero admite que los canales estadouniden-
ses se resisten a la hora de rodar ese tipo de imágenes “por razones
patrióticas”.
Jim Rutenberg y Felicity Barringer entraron la noche del 11 de
septiembre a diversas redacciones de televisión para preguntar so-
bre las opciones editoriales. “Empezaban a llegar imágenes horri-
bles. Había sangre. Había cuerpos desmembrados. A pesar de que
algunos periodistas querían mostrar esas imágenes, el director del
canal MSNBC decidió no difundirlas. Creo que existen muchas ma-
neras de enseñar el horror sin caer en lo sanguinolento”. “¿Hay algo
más horrible y visual que un inmueble de 110 pisos cayéndose ante
nuestros ojos?”. “La pregunta es: ¿se informa o se causa un dolor
inútil?”, se oyó en el canal ABC.
Sandy Geneluls de CBS News dijo: “En todo momento nos plan-
teábamos la cuestión: ¿aportamos algo más a la historia difundien-
do esas imágenes? Así, hicimos públicas las imágenes únicamente
por el placer de demostrar que las teníamos”.
Observó Marc Ferro, historiador especialista en imagen: “Nunca
se enseñan los muertos propios, sino los del adversario”.
Comenta el profesor Tom Goldstein: “Los medios de comunica-
ción de Estados Unidos han decidido no enseñar ese tipo de imá-
genes. ¿Eso plantea realmente algún problema? ¿Se trata de un
caso de censura? Rotundamente no. Es un asunto de gusto. Una
diferencia cultural, si usted quiere.
Del Informe de Alexandre Levy y Francois Bugingo para Reporteros Sin Fronteras.

150 casos del Consultorio Ético 217


Consulta 99

¿Se puede esperar que una fotografía siempre diga la verdad?


Guatemala.

Respuesta
Las fotografías no siempre dicen la verdad. A veces dicen verdades
a medias que el periodista debe completar con el pie de foto o en
el texto informativo.
Pero cuando el periodista hace mentir a la foto, se trata de un
acto que puede ser delincuencial y que debe tratar un juez penal.
Los manuales de estilo aportan normas para impedir el uso abusi-
vo de las fotografías: prohíben su retoque o el uso de técnicas para
alterarlas suprimiendo personas o agregando detalles; previenen
a los fotógrafos contra las fotos de pose, es decir, condenan toda
alteración de la realidad que capta la lente.
En algunos pocos casos esos manuales tienen en cuenta otra
forma de manipulación de la imagen, que es la ubicación de una
fotografía de escasa importancia en primera página o de imágenes
noticiosamente importantes en lugares de poca notoriedad.
La fotografía informativa exige que se la preserve de cualquier
clase de alteración para que mantenga su calidad de testimonio de
lo real. “Se le atribuye el mismo valor formal que a una afirmación”,
anota Blázquez, y por tanto debe manejarse con criterios de verdad
y de rigor. Desde este punto de vista, las facilidades de manipula-
ción electrónica han aumentado con el progreso de la tecnología
digital y demandan una mayor decisión ética del periodista.

Documentación
Dentro de los cambios no permitidos (en las fotos), los más habi-
tuales son los siguientes:

• Invertir las fotos: esta técnica no es aceptada porque atenta contra la


veracidad de la fotografía periodística.

218 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


• Cortar, pegar o duplicar: este recurso no está permitido, ya que modifi-
ca el concepto de momento decisivo de una foto.
• En el caso de fotografías tomadas a figuras anónimas, especialmente
si se trata de menores, es conveniente solicitar el consentimiento del
fotografiado antes de su publicación.
Manual de estilo de Clarín, Buenos Aires.

Cuando se manipula una fotografía se está distorsionando la realidad y


se le está entregando al lector un verdadero engaño. Esto es tan grave
como escribir una mentira en un texto informativo.
Manual de estilo de El Universo, Guayaquil, Ecuador.

Debe extremarse el cuidado con la publicación de fotos de archivo utili-


zadas como ilustración de contenidos de actualidad. Los periodistas han
de velar porque tal inserción de ilustraciones, al ser extraídas de su en-
torno, no dañen la imagen de las personas que aparezcan en ellas.
Libro de estilo de El País, Madrid, España.

Consulta 100

¿Son éticos los montajes fotográficos de personajes de rele-


vancia sin su consentimiento?
Ve n e z u e l a .

Respuesta
Un montaje fotográfico implica una manipulación de las imágenes
y, por tanto, una alteración de la realidad para crear otra en prove-
cho de personas o instituciones.
Los principios de veracidad que destacan los códigos de la ética
publicitaria desaparecen cuando la realidad se desfigura para be-
neficio del interés personal o institucional y se erige una técnica de
engaño o con imágenes trucadas, o con redacciones ambiguas que
inducen al error. En la mencionada campaña, el montaje fotográfico
es evidente y el publicista parte del supuesto de que el receptor

150 casos del Consultorio Ético 219


acepta esa manipulación de las imágenes como parte de un juego
imaginativo.
A esta ausencia de veracidad se agrega el hecho de que se des-
conoce el derecho de las personas sobre su propia imagen, aun si
se trata de personajes públicos. Estas personas tienen obligaciones
con el público, pero esto no significa que hayan perdido el derecho
a un manejo decoroso y veraz de su imagen. Por esta razón, los có-
digos de ética publicitaria hacen constar que el uso de la imagen de
alguien para fines publicitarios debe contar con su consentimiento.

Documentación
No se permitirá publicidad que:

Haga uso de imágenes o citas de personas vivas, a menos que hayan sido
obtenidas previamente las expresas autorizaciones. Toda actividad pu-
blicitaria debe caracterizarse por el respeto a la dignidad de la persona
y a su intimidad.
Del Código colombiano de autorregulación publicitaria.

Evitar que la actividad publicitaria sea utilizada como instrumento con-


tra lo privado. Serán combatidos los anuncios que utilicen imágenes o
citas de personas que no dieron expresa autorización o que no manifies-
ten respeto a la persona humana.
Del Código brasileño de ética publicitaria.

En el juego de la libre y leal concurrencia, la publicidad no puede dañar


ni el interés general de la comunidad ni el interés particular.
Código belga de la publicidad.

La publicidad debe decir la verdad y evitar distorsionar los hechos o des-


orientar a la opinión pública por medio de insinuaciones u omisiones.
International Chamber of Commerce.

La publicidad no debe contener referencias, testimonios u otras declara-


ciones emanadas de una persona sin la autorización de los interesados
o de quienes tengan derecho a hacerlo.
Código internacional de prácticas leales en publicidad.

220 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


El humor gráfico y la caricatura

Consulta 101

A propósito de lo sucedido con Charlie Hebdo, ¿cuáles son


los límites de la libertad de expresión?
Colombia.

Respuesta
Entre los pensamientos más recordados de Benito Juárez está el
que señala el límite de las libertades y derechos, que terminan don-
de comienza el derecho ajeno. Es un límite que no señala ley alguna
porque lo traza la conciencia de cada uno, guiada por su sensibili-
dad y apertura hacia el otro.
Es explicable el rechazo a la posibilidad de que se les fijen límites
a libertades como la de expresión e información cuando se da por
aceptado que ser libre es hacer lo que uno quiera; una idea distinta
de la otra: ser libre es hacer lo que uno debe hacer sin que nadie se lo
impida. En la primera, el capricho personal adquiere carta blanca; en
la segunda, el sujeto del derecho se guía por su relación con el otro.
La libertad de expresión que elimina todos los obstáculos para
decir o escribir lo que uno quiera resulta tan absurda como la que
pretendía tener un taxista que reaccionó cuando su pasajero le pi-
dió apagar el cigarrillo que acababa de encender: “Estoy en mi taxi
y aquí hago lo que me dé la gana y lo echo a usted si me da la gana”.
Esos derechos del otro, que señalan los límites de la libertad, im-
ponen el respeto, que implica deberes tan elementales como no
hacerle daño, tratarlo como a persona, no ofenderlo.
La información del periodista es para el receptor; por tanto, tiene
en cuenta las necesidades de este y, desde luego, sus derechos.

150 casos del Consultorio Ético 221


Tiene derecho a que le digan la verdad, a que se respete su intimi-
dad, a no ser ofendido.
Esto no obsta para que se controviertan sus ideas, se sometan a
crítica sus creencias, con razonamientos, con humor, con fantasías,
recursos estos que descartan la burla y la ofensa. Es una afirmación
elemental, pero indispensable: no existe ni el derecho ni la libertad
para ofender ni para hacer daño a las personas.

Documentación
En los seis años que llevo escribiendo jamás me han censurado una
coma. Por esto, y porque como anarquista soy un defensor a ultran-
za de las libertades, me ha generado un profundo dolor lo ocurrido
en Charlie Hebdo.
Me es muy difícil aceptar que la libertad, y más la libertad de
expresión, tenga límites. Pero los tienen, o por lo menos los tienen
para mí. Mis libertades terminan cuando su ejercicio afecta negati-
vamente las del prójimo. No me atrevería a sugerir censura alguna,
de ningún tipo, a la libertad de expresión. Pero yo, personalmente,
sé que mi propia libertad sí tiene límites y que no puedo decir ni es-
cribir lo que me venga en gana. Como anarquista sé que mi libertad
ha de ser ejercida responsablemente y que mi derecho llega hasta
donde empieza el de los otros.
La masacre contra Charlie Hebdo es injustificable, pero tampoco
valida lo realizado en estos años por esa revista. Porque así como
nada, absolutamente nada, justifica la masacre, nada justifica el
burlarse y mancillar aquello que es sagrado para miles de personas
en el mundo. Así como es sagrada la vida, también lo es respetar las
creencias del otro, por muy absurdas que a uno puedan parecerle.
En el centro de todo, en el ojo de la tormenta, una idea flota, pero
ya no la comprendemos, ya no sabemos lo que significa y nos asus-
ta, nos fastidia, pues la creíamos superada. Pero esa palabra que ya
nadie usa es base del respeto y la convivencia en estos tiempos de
ruido, de confusión. En esta torre de Babel de la edad de las comu-
nicaciones la palabra clave, creo yo, es compasión. La compasión
no es otra cosa que la capacidad de sentir empatía por los otros, de
tratar de ponerse en la piel ajena. ¿Y por qué ha de hacerse? Por las

222 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


infinitas veces en que hemos deseado que otros hiciesen lo mismo
por nosotros. Porque la compasión es la madre del respeto por la
experiencia de la vida ajena, porque es la forma como podemos
medirnos y autorregularnos frente a los demás.
Pero quizás la pregunta más importante no es ¿cuáles son los
límites de la libertad de expresión?, sino ¿quién ha de imponer
dichos límites y de qué dependen? Creo que dependen de noso-
tros mismos, los columnistas, caricaturistas, locutores, actores,
periodistas, editores y en general aquellos que usamos este gran
poder de los medios y a quienes nadie controla. La verdad es que
no siempre lo hacemos con responsabilidad, pues aun cometiendo
errores, somos incapaces de dar ejemplo y reconsiderar, parar y, de
ser necesario, rectificar.
Julián López de Mesa. "Los límites de la libertad". Columna en El Espectador del 15-01-15.

Consulta 102

¿Hasta qué punto se pueden tratar temas periodísticos de


modo humorístico sin caer en la frivolidad?
México.

Respuesta
Al tratar estos temas el caricaturista cumple una función en la que
reúne las actividades del fotógrafo y la del columnista de opinión.
En efecto, la caricatura es imagen y es opinión; por tanto, para
que sea excelente su tarea debe guiarse por los valores y principios
éticos aplicables a los fotógrafos y a los columnistas de opinión.
Unos y otros tienen un compromiso con la verdad. El rigor y la
exactitud son imperativos para columnistas, para fotógrafos y para
caricaturistas; cada uno dentro de su forma de expresión (la pala-
bra, la fotografía, el dibujo) tiene el deber de la exactitud.
Esa versión de los hechos es, a su vez, una respuesta a la sociedad
que necesita conocer. El caricaturista, dentro de su estilo y expre-
sión propios, amplía el conocimiento de los hechos que suceden

150 casos del Consultorio Ético 223


con su comentario. Algunas veces sus imágenes serán el eco de la
indignación pública frente a algo, o del entusiasmo colectivo, o de
las esperanzas o decepciones del público.
A la vez que la refleja, también crea la opinión en cuanto hace
visibles detalles de los hechos o de los personajes para motivar y
estimular el conocimiento y el ejercicio de la crítica.
Además, cumple la útil tarea de resumirles a los lectores los he-
chos que son objeto del interés público. Es don del caricaturista
compendiar los sucesos o las situaciones con unos cuantos trazos.
Aun las más dramáticas situaciones, tratadas por el caricaturista,
dan comprensión, reflejan la crítica y resumen procesos.
Una situación como la mexicana en el lápiz del caricaturista se
vuelve reflexión, crítica o comentario, pero nunca debe ser burla ni
sarcasmo ni chiste ligero.
El diario El País de España en su Manual de estilo pone los puntos
sobre las íes en esta materia:
“Los dibujos o tiras de humor son consideradas elementos de opi-
nión y por tanto responden al criterio de sus autores. No obstante,
no se permitirán chistes que ofendan la intimidad de las personas
ni que ofrezcan imágenes desagradables”.

Documentación
(El texto se refiere al caricaturista colombiano Ricardo Rendón).
El tratamiento de Rendón nos ofrece el efecto de un comentario, tal
como se reflejaba en la mentalidad colectiva.
En algunos casos el caricaturista seguía día tras día los ecos de la
indignación pública que no se aplacaba fácilmente. En otros casos
la insistencia era un mero recurso retórico, de la especie que se
utiliza en toda campaña política. Pero aun en estos casos, que son
los más frecuentes, debe verse a Rendón como un reflejo de las
pasiones políticas que agitaban a la muchedumbre.
Se trata casi siempre de una visión que se ofrece al público de
sus propias reacciones. Lo que sorprendía en las caricaturas de
Rendón a sus contemporáneos tal vez no fuera un valor estético
permanente, sino su fidelidad al reproducir estas reacciones co-
lectivas. Era un proceso recíproco, en el que una naciente opinión

224 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


pública se veía reflejada, pero se iba formando también con los
apuntes del caricaturista.
La cualidad de intérprete de testimonios que de otra manera nos
serían inaccesibles no debe, sin embargo, anular una apreciación
sobre la obra de Rendón como creadora de opinión pública. Toda-
vía hoy se emiten juicios inapelables sobre personas e incidentes;
juicios que tuvieron su origen en algún apunte de Ricardo Rendón.
Germán Colmenares. Ricardo Rendón. Fondo Cultural Cafetero. Bogotá, 1984, pp. 6, 7.

Consulta 103

En una caricatura le desean al presidente que ojalá termine en


la cárcel, como le ocurrió a uno de sus ministros. ¿Es eso ético?
Colombia.

Respuesta
La caricatura, como la columna de opinión o los editoriales de un pe-
riódico, interpreta los hechos reduciéndolos a una imagen. Es, por tan-
to, síntesis y explicación, y así es leída en los periódicos y las revistas.
No tiene la pretensión de la noticia, la crónica o el reportaje en
cuanto estos son versiones de los hechos con la mayor exactitud
posible. La caricatura participa de la libertad de la opinión. Esa li-
bertad no le permite al caricaturista cambiar los hechos e interpre-
tarlos a partir de esa visión alterada o inexacta, pero sí deja espacio
para expresar un punto de vista y aventurar una interpretación.
La mayor fuerza de la caricatura radica en su capacidad de inter-
pretar la opinión pública que, al contemplar la imagen trazada por
el caricaturista, siente que su pensamiento sobre los hechos ha sido
expresado de modo convincente.
Otro elemento apreciable de la caricatura es su vigor pedagógico,
que hace comprender a primera vista situaciones o hechos que, aun-
que conocidos, no siempre habían sido plenamente entendidos. Este
elemento adquiere un mayor dinamismo cuando la caricatura agrega
a la comprensión el humor que hace aprender sonriendo.

150 casos del Consultorio Ético 225


Utilizada como arma política, la caricatura revela con eficacia y
con economía de expresiones las debilidades y los errores de go-
biernos y gobernantes; por eso, los poderosos temen más la carica-
tura que la carga solemne de un editorial.
Opinar e interpretar no es antiético; cambiar los hechos para sus-
tentar una opinión sí contradice los valores éticos. En cambio, la ver-
dad del caricaturista (y este parece ser el caso) es decir lo que la opi-
nión pública está pensando y hacerlo de modo simple y convincente.

Consulta 104

¿Hasta qué punto son éticos los montajes humorísticos re-


producidos por medios de comunicación?
Ve n e z u e l a .

Respuesta
Los montajes humorísticos y las caricaturas son recursos periodís-
ticos cercanos a la columna de opinión y a los editoriales, y, como
estos, se rigen por las mismas normas de cualquier texto periodístico
de opinión.
Su compromiso con la verdad es azaroso porque parte de su don
es reducir situaciones o actitudes de personajes a símbolos que,
mal utilizados, pueden distorsionar, recortar o suprimir la verdad
de un hecho o de una persona. Los caricaturistas siempre expresan
su opinión, pero esa expresión debe estar basada en la verdad de
los hechos. La suya es “la verdad del parecido”.
Cuando el montaje o la caricatura se trabajan sobre falsedades,
equivalen a una agresión burda y se convierten en insultos, como
los de los grafiteros en los muros callejeros. Entonces, el caricaturis-
ta degrada su oficio y le hace perder dignidad y credibilidad.
Los caricaturistas son, por oficio, críticos agudos de los gobier-
nos, destacan sus debilidades y errores sin perder la sonrisa. El
de la crítica es un ejercicio indispensable en las democracias y
satanizado en las dictaduras. Los caricaturistas y los niños tienen

226 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


el privilegio de gritar que el rey está desnudo cuando los demás
callan intimidados. Suelen ser mal recibidos por los gobernantes
autoritarios. Es una excepción la reacción democrática del presi-
dente Belisario Betancur, de Colombia, quien al hablar a un cari-
caturista le dijo: “Gentes como usted sí le cuentan al gobernante
cómo va él y cómo va el país”.
Sin embargo, esa tarea de denuncia queda mal hecha cuando en
vez de ser una voz sincera el grito es una explosión de odio.
Como se ve, tanto la ética como el público esperan del caricatu-
rista “una obra fina, elegante, sutil y hasta donde sea posible, risue-
ña”. Estas fueron las calidades exigidas por el periodista y político
colombiano Álvaro Gómez Hurtado en un escrito sobre el tema.

Documentación
La caricatura no debe trabajar sobre falsedades absolutas. Esto no
sería sino una agresión burda, como pueden serlo un insulto o una
bofetada. La desfiguración circunstancial que se hace en busca de
lo grotesco o lo ridículo tiene que estar dentro de ciertos paráme-
tros para que no se devuelva, como un búmeran, contra el propio
caricaturista. El alejamiento de la verdad que va envuelto en toda
caricatura es el elemento más peligroso de cuantos hay que mane-
jar en este arte tan sutil.
La desfiguración que hace el caricaturista envuelve casi siempre
una acusación. Se le atribuye a una persona un dicho, un hecho,
una intención o una simple deformación física que van en detri-
mento del prestigio de la víctima. De ahí que al caricaturista se le
considere como un agresor. Esto hace que, en el periodismo de
nuestro tiempo, tan timorato, tan distinto del oficio panfletario de
principios de siglo, la agresividad inusitada del caricaturista termina
marcando ante el público la propia actitud del órgano en que sus
dibujos se divulgan.
Álvaro Gómez Hurtado. Osuna de frente. El Áncora Editores. Bogotá, 1982, p. 8.

150 casos del Consultorio Ético 227


Consulta 105

¿Se puede hablar de una ética del caricaturista?


E c u a d o r.

Respuesta
La ética del humor, utilizado como medio para comunicar, coincide
con la ética de la comunicación y demanda unos valores específicos
junto con los valores que hacen de toda comunicación un acerca-
miento y una relación con los demás.
Lo mismo que cualquier comunicación, la caricatura debe decir
la verdad. So pretexto del humor no se puede mentir; y con el pen-
samiento de hacer reír no se puede atentar contra la dignidad de
las personas.
Esa misma ética de la comunicación le impone al caricaturista el
deber de ser independiente como condición para llegar a la ver-
dad de lo que quiere comunicar. También le impone el deber de
la responsabilidad, o sea, de responder por las consecuencias de
su mensaje para prevenir las que pudieran ser dañinas (el humor
corrosivo y malévolo) y optimizar las buenas (el humor que alegra y
hace ver lo que estaba oculto).
Además de esos valores necesarios para toda comunicación, los
hay específicos de los que hacen humor en los medios. La propues-
ta del caricaturista es diferente de la común; la suya es una mirada
propia. Es una mirada rápida que va al fondo de las personas y de
las cosas y los hace ver de esa manera. Puede prescindir de las pala-
bras y comunicar a través de las imágenes; sin embargo, al deformar
personajes, lugares o cosas, debe lograr el milagro de dejar intacta
la realidad, obediente al mandato ético de entregar la verdad, pero
dentro de su lenguaje.
Tiene el poder de persuadir mientras ríe y hace reír; pero la risa
es medio y no fin; y medio para hacer mejores a sus receptores
mediante un conocimiento más efectivo de lo que sucede. Así ha
de hacerlos alegres, pero no pérfidos; por eso con su caricatura
construye y eleva cuando es ético; si corroe y degrada contradice la
naturaleza de la comunicación y de su lenguaje.

228 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Fundamento de todo esto es la convicción de que se comunica
para acercar y acercarse, que es la visión y la misión ética del humor
en el periodismo.

Documentación
Ridiculizar es siempre un tipo particular de depreciación. No pode-
mos ridiculizar a alguien mostrando qué bueno es o que es mejor
que cualquiera, o simplemente que es formal. Tenemos que de-
mostrar que es inferior, bien sea inferior a lo normal, bien sea infe-
rior por lo menos a lo que se ha dicho o se ha pensado de él.
Por tanto, las cuestiones que el lector no toma en serio son aque-
llas que el autor le presenta de tal manera inferior que no es posi-
ble asimilar como lógicas.
Es fácilmente observable el hecho de que si alguien se siente alu-
dido por una broma, aun sin trascendencia, tiende a sentir algún
tipo de malestar, sobre todo si tiene en mucho su propia valía y no
ha aprendido a reírse de sí mismo.
A su vez, el autor es inocente o culpable en la medida que utiliza es-
tos recursos, bien sea por simple diversión o para molestar al aludido;
en todo caso siempre tendrá una puerta abierta si desea asegurar su
buena intención o apelar a un malentendido. El ridículo que está im-
plícito en los recursos humorísticos es más enfático si las situaciones o
personajes a los que alude son verdaderos y actuales. Es decir, si per-
tenecen a la escena política, económica o de relieve social presente.
Por esto, en una reciente publicación, Iván Tubau propone dividir
el humor en dos grandes grupos: el humor puro y el humor crítico;
el humor puro sería el que toma como base la invención humorís-
tica desvinculado de la observación de la realidad; el humor crítico
sería el que constituye en mayor o menor medida una radiografía
subjetiva e intencionada de la vida del país o del mundo.
En mayor o menor grado el humorismo ridiculiza, y así se prepara
para convertirse en un arma eficaz al servicio de la crítica periodísti-
ca. Todos los recursos humorísticos tienen un denominador común:
minimizar la exigencia de que algo en particular deba tomarse en
serio, bien reduciéndolo a lo absurdo, bien reduciéndolo a lo negli-
gente, de manera que produzca placer la minimización.
Fabiola Morales. Los recursos del humor en el periodismo de opinión. Universidad de
Piura. Piura, Perú, 1999, pp. 78, 79, 80.

150 casos del Consultorio Ético 229


El periodismo de espectáculos
o entretenimiento

Consulta 106

¿Qué hago si mi trabajo es profundizar en la vida privada


de los famosos?
México.

Respuesta
En principio todo tema es bueno para un buen periodista si su enfo-
que y tratamiento no implica la violación de los derechos de las per-
sonas; por tanto, en este como en cualquier otro tema, la pregunta
inicial tiene que ver con los límites que protegen los derechos de los
otros y que señalan el espacio donde se puede mover el periodista.
La respuesta a esta pregunta inicial deja al descubierto los límites
del periodista y señala el derecho de las personas a su intimidad,
que no pueden ser violados con el pretexto ruin de aumentar la
circulación y las ganancias del medio. Ayuda, en este evento, ha-
cerse la consideración sobre la reacción que el periodista tendría
si alguien quisiera profundizar en su vida privada y exponerla para
aumentar las ventas de un medio.
En un tercer paso, que podría ser el primero, habría que pregun-
tar sobre la utilidad social de publicar esta clase de informaciones.
En efecto, la gran prioridad para publicar es que la información sir-
va a los intereses de la sociedad, no a su curiosidad. En este punto,
los dilemas éticos se multiplican alrededor del principio de que en
periodismo el bien público debe prevalecer sobre el interés privado
de la circulación para el periódico, de la curiosidad morbosa de los
lectores o del cálculo con que el famoso convierte su intimidad en
un truco de propaganda.

230 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Documentación
Con el cristianismo y su idea de un destino personal independiente
se afirmó la intimidad asociada con la interioridad del alma y la
trascendencia, en tanto la sociedad feudal consideró la intimidad
como prolongación del derecho de propiedad. Recién en 1980, gra-
cias a la obra pionera de Warren y Brandeis, la intimidad alcanzó
sus contornos instrumentales bajo el concepto de privacidad, tam-
bién deducido del derecho de propiedad. El avance tecnológico en
este siglo otorgó todavía mayor vigencia a la necesidad de cautelar
la intimidad, alcanzando reconocimiento universal.
Se puede concluir que el concepto de intimidad ha evolucionado
paralelamente a su misma idea. Estaba asociado a la idea de hogar
y su inviolabilidad. Ahora implica una posición pasiva del deber de
respeto por parte de los demás y un derecho activo de control del
flujo de información que el individuo ofrece al exterior.
La intimidad es afectada por la sola irrupción en ella, sin impor-
tar la veracidad o no de los hechos imputados o la valoración que
de estos se haga. Comprende una serie de contenidos sugestivos
como creencias, pensamientos, religión y otros objetivos como
corporeidad, sexualidad y sociabilidad. Es una esfera más reducida
que la privacidad y ha sido distinguida del honor, cuyo atentado sí
implica una valoración de hechos. Desde nuestro punto de vista la
intimidad es un derecho sugestivo referido a un ámbito propio y
constitutivo del ser humano.
Aldo Vásquez. Conflicto entre intimidad y libertad de información. Universidad San
Martín de Porres. Lima, 1998, pp. 157, 158.

150 casos del Consultorio Ético 231


Consulta 107

¿Es posible hacer buen periodismo de espectáculos bajo los


lineamientos de la ética periodística?
México.

Respuesta
En cualquier tema el periodismo puede ser de excelencia y, por
tanto, ético. La pregunta, en consecuencia, es: ¿cómo puede ser
excelente el periodismo de espectáculos? Ese periodismo tiene sus
características:
Ha de ser un periodismo de servicio al lector y no un periodismo
comercial, o de notas de promoción de espectáculos, de cantantes,
o de actores. La excelencia se encuentra por el lado del servicio al
lector. Ha de ser un periodismo que dignifique al lector; esto es, que
sirva y estimule su inteligencia y no su curiosidad o su morbo.
Estos dos principios plantean la necesidad de un periodismo que
les aporte a los lectores elementos para la crítica con los que ellos
puedan determinar por qué es bueno o malo un espectáculo, un ac-
tor, un argumento, un concierto. El espectáculo deja de ser un fin y
se convierte en una oportunidad para aprender, para afinar la sensi-
bilidad estética, para disfrutar lo bello y armonioso; para el periodista
llega a ser una coyuntura propicia para investigar y enseñar mediante
la información.
Estos criterios, además, sirven a los columnistas que quieren ha-
cer crítica de espectáculos para orientar sus textos. Alejados de lo
comercial y frívolo, y centrados en el servicio al espectador, se va-
len de su información como instrumento para habilitar a sus recep-
tores, para el disfrute inteligente del espectáculo. Para llegar a este
nivel de excelencia profesional el periodista necesitará indepen-
dencia frente a las presiones de toda clase de intereses. También
le será indispensable una preparación profesional y una constante
actualización de conocimientos. Así podrá ejercer con autoridad
moral y profesional su tarea de informador del entretenimiento.

232 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Consulta 108

¿Se puede considerar ético publicar noticias sobre la vida pri-


vada de un personaje público del mundo del entretenimiento?
Colombia.

Respuesta
Hay una característica del periodismo, que define su condición de
servicio público, y es su universalidad. El periodista informa para
todos porque su tema es lo público y su actitud es la defensa y el
fortalecimiento de lo público. Esto excluye como tema los asuntos
privados, y como actitud, la satisfacción de curiosidades individua-
les y de morbos colectivos que no tienen que ver con lo público.
Las figuras del espectáculo, las celebridades sociales, los podero-
sos llegan a ser temas periodísticos, no porque concentren la aten-
ción y la curiosidad pública, sino cuando afectan el bien público:
cuando tienen que ver con el orgullo colectivo de una sociedad,
cuando representan el afán de superación de los seres humanos,
cuando demuestran que el esfuerzo mantenido logra éxitos, es de-
cir, cuando encarecen los valores con que se sostiene o incrementa
el bien público. También son tema periodístico cuando ponen en
riesgo o destruyen esos valores: el campeón que asesina o estafa,
el que se dopa, la estrella homicida que no responde por su acción,
etc. Si el periodista, al desarrollar estos temas, defiende el bien pú-
blico y da elementos y motivos a los receptores para hacerlo, cum-
ple su función.
Pero el acercamiento periodístico a estos asuntos, cuando se hace
por la vía fácil del curioseo y de responder al morbo, produce una
forma degradada del periodismo, y una información del más bajo
nivel. Entonces, no se defiende el bien público, sino la circulación
o el rating, no se genera la dignidad de lo humano, sino que se la
ofende y destruye, que son los logros del sensacionalismo. Este tipo
de información es un curioseo sobre la intimidad a través del ojo de
la cerradura, como era el periodismo en su más remota infancia.

150 casos del Consultorio Ético 233


Documentación
El Consejo de Juristas de los países nórdicos, celebrado en 1967,
publicó un interesante texto sobre la intimidad y la vida privada.
Parte de que es un derecho natural de las personas, que debe ser
respetado por los informadores y protegido por las leyes. Un dere-
cho, además, con limitaciones.
El derecho a la vida privada implica que las personas sean deja-
das en paz para vivir su propia vida con el mínimo de injerencias
exteriores. En consecuencia, tal derecho debe ser protegido: con-
tra toda injerencia en la vida privada, familiar y doméstica, contra
todos los ataques a la integridad físico-mental, a la libertad moral e
intelectual, contra las agresiones al honor y a la reputación, contra
toda interpretación perjudicial dada a sus palabras o a sus actos.
La intimidad y la vida privada son derechos naturales que han
de ser celosamente respetados con garantías legales suficientes. Lo
cual no significa que sea un derecho absoluto sin limitaciones. La
regla de oro para los informadores responsables en esta materia es
no apartarse jamás del auténtico bien público, que nada tiene que
ver con la mera curiosidad malsana, lo mismo de los informadores
frívolos que de la gente que disfruta morbosamente metiéndose en
la vida de los demás.
Niceto Blázquez. Ética y medios de comunicación. Biblioteca de autores cristianos,
Madrid, 1994, pp. 264, 265.

234 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Consulta 109

En el medio en que trabajo la información internacional


tiene un espacio mínimo porque el criterio del editor es
que a los lectores solo les interesan las noticias locales, los
deportes y la farándula. ¿Hay un deber ético de romper esa
agenda tan limitada?
México.

Respuesta
Es una equivocación frecuente la de los editores que seleccionan su
material informativo con el solo criterio de dar gusto a los lectores.
Este es un criterio válido para las empresas que venden alimentos,
ropa o autos. Son empresas que deben consultar el gusto de los
consumidores de sus productos si quieren hacer un buen negocio.
En el caso del periodista no es así ni puede llegar a ser así. A quien
consume informaciones sobre lo que sucede cada día no se le pue-
den dar noticias que sean de su gusto, sino las que lo pongan en
contacto con la variable realidad de cada día, gústenle o no.
Esa realidad es mucho más que deportes y farándula. Más aún:
estas dos actividades pueden ser miradas como algo marginal de la
realidad, que tienen mucho de artificio y que distraen de la realidad
histórica de cada día.
Precisamente porque debe ayudar a los receptores de informa-
ción a tener contacto con la realidad integral, no puede limitarse a
lo local, ya que el campo de lo real es tan amplio como el mundo.
Ver lo que sucede en el mundo da elementos para entender lo que
ocurre en la aldea; y para obtener los datos que permiten univer-
salizar la aldea, o sea, incorporar a sus vidas los valores y progresos
que alcanza el mundo.
Por tanto, las dos ideas, la del periodismo que busca gustar y en-
tretener y la de la información restringida a lo local, son fórmulas
que empequeñecen la profesión y que la vuelven insignificante y
prescindible.

150 casos del Consultorio Ético 235


Documentación
Con nuestro oficio no podemos cambiar radicalmente el mundo,
pero sí ayudamos a la gente a que lo entienda; nuestro deber pro-
fesional es educarnos, reflexionar, cuestionar, dudar de todo lo que
investigamos, leemos, escuchamos o miramos.
Aquella es la única manera de abrir el camino hacia la contextua-
lización y el equilibrio en la información internacional. Lo contrario
es dejar que el discurso direccionado o tendencioso se consolide en
beneficio de los poderes mundiales.
Parecería absurdo proponer, desde la práctica cotidiana personal,
enfrentar o contrarrestar los ejes del enorme poder informativo
global, pero no lo es; de cada uno de nosotros, de nuestra respon-
sabilidad con el oficio, depende esforzarnos por entender de ma-
nera cabal y profunda las causas, efectos y probables soluciones a
los grandes problemas.
El periodista que considera su oficio como una misión social,
como una labor de servicio a los demás, tiene una obligación ética:
mantenerse en estado de alerta y de alta concentración intelectual
para leer entre líneas y silencios de la información con las que nos
bombardean los centros silenciosos internacionales.
El periodista no puede dejar que lo envuelvan los eufemismos, las
versiones unilaterales, las opiniones o posiciones de una sola fuen-
te. Debe buscar opciones alternativas para completar o contextua-
lizar los hechos. Debe estar atento para contrastar y equilibrar.
Debe entender, aun cuando debamos repetirlo, que toda infor-
mación es sesgada, que toda verdad es relativa, que las noticias nos
las cuentan seres humanos atravesados por prejuicios, subjetivida-
des, presiones, autocensuras.
El periodista debe saber que todo lo que se lee, se escucha y se
ve está contaminado por intereses específicos o por particulares
visiones de la realidad.
Un periodista que camine sin esas luces es irresponsable. Y lleva-
rá sobre sus hombros buena parte de la culpa de la desinformación
y el desconocimiento que tiene su público sobre las razones ocultas
de los hechos más trascendentes.
Rubén Darío Buitrón y Fernando Astudillo. Periodismo por dentro. Ediciones Ciespal,
Quito, 2005, pp. 138, 139.

236 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Consulta 110

¿Es correcto el uso del relato dramático en la narración de


reportajes y notas de entretenimiento?
Pe r ú .

Respuesta
Las recreaciones de hechos con recursos de ficción se utilizan para
convertir la noticia en espectáculo y forman parte de unas técnicas
que poco o nada respetan la realidad. Son todo lo contrario de lo
que el periodismo se propone como ideal: la exactitud en su ver-
sión del hecho diario, que es la definición de verdad en los códigos
de ética periodística.
Una versión dramatizada de los hechos se puede entender como
un mensaje de ineptitud periodística porque significa: “No pudimos
estar allí donde se produjo el hecho. Por tanto les ofrecemos un re-
medo del hecho”. “No utilizamos las técnicas del oficio: buscar tes-
tigos, visitar el lugar, allegar documentos, en otras palabras, seguir
los rastros que deja todo hecho. En vez de este arduo y serio traba-
jo profesional, echamos mano del recurso más fácil y entretenido”.
“Como ustedes, los televidentes, solo quieren estar entretenidos, no
necesitan saber cómo pasaron las cosas”. Como se ve, la solución del
dramatizado es la menos profesional y seria, y expone al periodista al
peligro de omitir o distorsionar datos y de falsear la realidad.
En la raíz del problema que plantea esta práctica se encuentra
una actitud frente al quehacer del periodista, que es la de asumirlo
como un entretenimiento. De allí parten el equívoco y las conse-
cuencias negativas para la calidad del trabajo periodístico.
Un periodismo hecho para entretener despoja a la profesión de
su dignidad y a la sociedad del derecho a conocer. Entre un perio-
dismo divertido y otro que transmite un conocimiento de la reali-
dad hay tanta diferencia como entre el payaso que entretiene y el
investigador que comunica conocimiento. Con un agravante: el pa-
yaso es un profesional respetable del entretenimiento, el periodista

150 casos del Consultorio Ético 237


que entretiene es un aficionado que no lo hace profesionalmente
como el payaso y le niega a la sociedad su derecho a conocer.

Documentación
Durante algún tiempo los noticieros de televisión eran lecturas en
estudio. Después alguien descubrió que la misión, el deber de la
televisión, es mostrar las cosas de las que se habla. Y este descu-
brimiento señala el inicio de la degeneración de la televisión. Por-
que este es el hecho que ha aldeanizado la televisión en un sentido
completamente opuesto al que se refería Mac Luhan: en el sentido
de que limita la televisión a lo cercano y deja al margen las localida-
des y países problemáticos a los que cuesta demasiado llegar con
equipos de televisión.
La obligación de mostrar genera el deseo o la exigencia de mos-
trarse. Esto produce el seudoacontecimiento, el hecho que acon-
tece solo porque hay una cámara que lo está rodando y que, de
otro modo, no tendría lugar. El seudoacontecimiento es, pues, un
evento prefabricado para la televisión y por la televisión. A veces
esta fabricación está justificada, pero, aun así, no deja de ser algo
falso, expuesto a serios abusos y fácilmente queda como verdadera
desinformación.
La cuestión es, insisto, que la producción de seudoacontecimien-
tos o el hecho de caer en lo trivial e insignificante no se debe a
ninguna necesidad objetiva, a ningún imperativo tecnológico. En
Francia e Inglaterra, y en otros países, siguen existiendo noticieros
serios que seleccionan noticias serias y que las ofrecen sin imáge-
nes si no las tienen. El nivel al que ha descendido la televisión se
debe fundamentalmente a un personal que tiene un nivel intelec-
tual y profesional muy bajo. Es verdad que la fuerza de la imagen
está en la propia imagen. Para hacernos una idea, basta comparar
la información escrita del periódico con la información visual de la
televisión.
Giovanni Sartori. Homo videns. Taurus, Madrid, 1998, pp. 82, 83, 84.

238 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


El periodismo de salud

Consulta 111

En menos de una semana dos recién nacidos fallecen en un


centro de salud. El hecho conmociona a la población y de in-
mediato la gente teje responsabilidades sobre los médicos y los
señala como responsables de las muertes. Las familias vícti-
mas señalan que una publicación los podría afectar aún más
después del golpe recibido. ¿Qué debe hacer el periodista?
U r u g u a y.

Respuesta
Las normas en uso indican las características de la información pe-
riodística. El Código de conducta de The Washington Post incluye:
búsqueda intensa, responsable e imparcial de la verdad. Sin apren-
sión alguna respecto de cualquier interés particular. Sin favoritis-
mos ni privilegios para nadie. Por tanto, “los periodistas de este
diario se comprometen a enfocar cualquier tema periodístico con
la imparcialidad propia de una mentalidad abierta y sin preconcep-
tos”. Agrega este código: “Los comentarios de las personas acusa-
das o puestas en tela de juicio en las noticias deben ser incluidos.
Los motivos de aquellos que presionan tratando de imponernos su
parecer deben ser siempre examinados y se debe reconocer que
tales motivos pueden ser nobles o deshonestos, obvios o velados”.
Bastaría este texto para responder a la pregunta; sin embargo,
debo agregar: la información sobre casos como este debe tomar
como prioridad buscar soluciones, que es lo que corresponde a la
ciudadanía; la búsqueda de culpables es asunto de las autoridades
respectivas, urgidas y fiscalizadas por la ciudadanía.

150 casos del Consultorio Ético 239


El miedo de las familias afectadas se explica porque temen que
la prensa no haga bien su trabajo y en vez de propiciar soluciones,
prefiera asumir la tarea que no le corresponde, que es la de buscar
culpables, algo más vendedor, pero ajeno a su función social.

Documentación
La culpabilidad de una persona solo puede dictaminarla la Justicia, al
cabo del debido proceso. La prensa formula juicios de valor, pero no
produce veredictos ni debe ocupar el lugar de un poder del Estado.
Manual de estilo y ética periodística de La Nación, Buenos Aires.

El periodista transmite a los lectores noticias comprobadas y se


abstiene de incluir en ellas sus opiniones personales. Cuando un
hecho no haya sido verificado suficientemente, el redactor evitará
en las noticias expresiones como “al parecer”, “podría”, “no se des-
carta” y similares. Estas fórmulas solo sirven para añadir hechos no
contrastados o rumores.

• Los rumores no son noticia.


• Hay que evitar el recurso de disimular como fuentes informativas aque-
llas que solo aportan opiniones.
• En los casos conflictivos hay que escuchar o acudir siempre a las dos
partes en litigio.
Libro de estilo de El País, Madrid.

Consulta 112

¿Está bien informar sobre el estado de salud y cuánto gasta


un gobernante en medicamentos?
México.

Respuesta
En los códigos de ética la intimidad de los personajes públicos se descri-
be como limitada y, en todo caso, menor que la del ciudadano común.

240 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Este ciudadano tiene el derecho a mantener en reserva sus en-
fermedades y así lo ratifica la norma médica que prescribe el sigilo
o el secreto médico.
El presidente, en cambio, ve limitado ese derecho cuando su
enfermedad puede afectar su desempeño en el servicio público.
Debe, sin embargo, ser clara la relación entre el interés público y la
enfermedad del alto funcionario. Es conocida la anécdota del presi-
dente Johnson, quien después de una operación de apendicitis, en
rueda de prensa, levantó el faldón de su camisa para mostrarles a
los periodistas la cicatriz dejada por la cirugía, para dar fe al público
de la razón de su ausencia de varios días. El funcionario se convierte
en un bien público que debe ser preservado y del que la ciudadanía
debe tener la información necesaria.
Esto no significa que estas personas pierdan todo derecho a la in-
timidad. Hay una parte de ella que no tiene relación con su servicio
público y esa es la que debe ser respetada por la prensa.

Documentación
Es conveniente aclarar que no se trata tanto del derecho del comu-
nicador o de la empresa periodística, sino del derecho de la socie-
dad a tomar conocimiento de determinados hechos o circunstan-
cias. No está en juego en este conflicto la opinión del informante,
sino el interés de los ciudadanos.
La actividad del periodista, en tal caso, es meramente instrumen-
tal y la resolución del conflicto ético solo podrá abordarse desde la
correcta ponderación de los intereses públicos en juego que, para
el efecto, obran como causa de justificación en la eventual intromi-
sión en la intimidad de las personas.
Está claro que el ciudadano tiene el derecho a ser informado, el
derecho a saber, pero es pertinente esta pregunta: ¿a saber qué?
Hemos dicho que el ciudadano tiene derecho a estar informado
para la construcción de una opinión pública. Esta opinión pública
es necesaria en los asuntos de su propio ámbito, es decir, aquellos
que tienen también una dimensión pública. Los primeros asuntos
con tal alcance son los relativos a las administraciones públicas y al
conjunto del Estado.

150 casos del Consultorio Ético 241


(...) Una primera aproximación en nuestro intento de acercarnos
a la solución del conflicto entre los derechos planteados nos indica
entonces que para estoo debe considerarse en primer lugar el in-
terés público en juego como eventual justificación del acceso a la
esfera íntima. Este interés público podría radicar en los asuntos del
Estado por una parte, y de modo creciente en el mundo del trabajo
y de la producción. En consecuencia, sería legítimo informar todo
sobre estos puntos.
Aldo Vásquez. Conflicto entre intimidad y libertad de información. Universidad San
Martín de Porres, Lima, 1998, pp. 103, 104.

Consulta 113

¿Es ético que un periodista consuma alucinógenos frente a


las cámaras para un reportaje?
Argentina.

Respuesta
El principio que aplican los códigos de ética en estos casos es el de
la responsabilidad social del periodista. El Código de la Asociación
Latinoamericana de Periodistas explica ese principio en dos partes:
ser responsable es tener conciencia del poder del instrumento que
uno tiene entre manos. Una exhibición como la que motiva la pre-
gunta no la haría nadie ante sus hijos, sobre todo si son pequeños,
por el efecto que, muy probablemente, ejercería en ellos. Si es de
temer y de evitar una demostración de esta clase ante los miem-
bros de la familia, mucho más se ha de temer hacerla frente a la
millonaria audiencia de un programa de televisión, especialmente
si se tiene en cuenta la autoridad que le confiere al periodista el
marco técnico y de representación de un programa de televisión.
Ser responsable, agrega el mismo código, es saber que el mal hecho
nunca se repara totalmente. Al conocido mal que ya hacen los alu-
cinógenos se agrega la cierta legitimación que les confiere su uso
en público. Primero, por parte de un periodista quien, por serlo,

242 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


ostenta un nivel de credibilidad, alto o bajo, pero está revestido de
esa autoridad. Segundo, por el escenario (la televisión), que se pre-
siente y se supone dotado de cierta respetabilidad. Tercero, por el
contexto, que no es el de la ficción, sino el de lo real, de modo que
el consumo de alucinógenos entra a formar parte de una realidad
legitimada por ese uso público e impune.

Documentación
En la mayoría de los estudios de ética periodística se denomina
responsabilidad en la comunicación de masas al tópico que aquí
se elabora como mayordomía. Al utilizar este término se preten-
de identificar y establecer en forma más gráfica y determinada la
noción de un compromiso con la administración de un fideicomiso
que el periodista es libre de asumir. La palabra inglesa correspon-
diente se define en el diccionario como “responsabilidad individual
de administrar su vida y su propiedad con la adecuada considera-
ción a los derechos de los demás”. Un periodista se encuentra en
una posición única para ayudar a mantener libres de veneno a las
fuentes del discurso público, si no totalmente limpias. Desde los
puntos de ventaja que su ocupación le proporciona, se encuentra
en mejor posición que muchos ciudadanos para supervisar la con-
dición de la justicia dentro o entre las instrucciones. El periodista
cuenta con un motivo material para proteger unos derechos su-
puestos para todos. Es su responsabilidad hacer todo esto, puesto
que es un administrador (mayordomo) de la libre expresión... La
ocupación del periodista le otorga recursos únicos para ese papel.
Maneja sus recursos de comunicación con la debida consideración
para los derechos de los demás, los derechos del público y la salud
moral de su propia ocupación.
La idea de responsabilidad social se elaboró en los trabajos de la
Comisión para una Prensa Libre y Responsable, llamada Comisión
Hutchins, en 1947, que redactó los requerimientos para una prensa
libre y responsable, así:

• Una relación verídica, integral e inteligente de los acontecimientos del


día en un contexto que les dé significado.

150 casos del Consultorio Ético 243


• Un foro para el intercambio de comentarios y críticas.
• Cobertura de las opiniones, actitudes y condiciones de los grupos que
constituyen la sociedad.
• Un liderazgo editorial vigoroso, a través de la presentación y aclaración
de las metas y valores de la sociedad.
• Acceso total al cuerpo de conocimientos disponibles hasta la fecha.
Edmond Lambeth. Periodismo comprometido. Limusa-Noriega Editores, México, 1992, pp. 48, 49.

Consulta 114

Investigando sobre salud obtuve un testimonio muy intere-


sante de la madre de un niño enfermo de leucemia. Antes
de publicarlo, el niño falleció, pero si aclaro esta circuns-
tancia en el texto se desvanece el valor del testimonio. El
testimonio es válido y no quiero faltar a la verdad.
Argentina.

Respuesta
La mayor validez de un testimonio la da su verdad. Afirmación más
que elemental que, sin embargo, parece desdibujarse cuando se
teme que los hechos verdaderos pierdan fuerza ante los supuestos
y las ficciones.
Pero ese carácter verdadero de la versión del hecho (a la muerte
del niño leucémico) adquiere relevancia cuando se investigan las
causas de esta y de otras muertes similares y se averiguan las con-
diciones en que el niño habría podido sobrevivir. Este es el proce-
dimiento del que echa mano el periodismo de propuesta, que no
pone punto final cuando ha agotado los datos del hecho desgracia-
do, sino que con punto y aparte pasa a investigar las causas reales
y las posibilidades que se deberían tener en cuenta en el futuro.
Un relato así, coronado con propuesta y esperanza, se convier-
te en un homenaje a las víctimas, puesto que, a partir de ellas, la
sociedad aprende algo nuevo y eficaz en el combate contra la en-
fermedad, la pobreza, la violencia, la injusticia o cualquiera de los
males que la afectan.

244 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Es importante recordar que lo nuestro no es solo contar noticias;
todo periodismo es intencional y se hace para cambiar algo todos
los días en provecho de la sociedad.

Documentación
El buen periodista hace periodismo con un objetivo.
Los periódicos locales en Denver, Colorado, publicaron las reglas
que, según la Liga Protectora de Ciudadanos, debía seguir un buen
periódico.
No publicar nada inapropiado para los niños.
Las informaciones perjudiciales para la ciudadanía debían ser re-
ducidas, lo mismo que las afirmaciones indocumentadas o injuriosas.
Las noticias sobre divorcio, asesinatos, suicidios o crímenes de-
bían publicarse sin escándalo.
Para estos ciudadanos el buen periodismo actúa a favor de ellos,
no en función de la noticia.
También piensan así los periodistas. El cronista estadounidense
Arthur Brisbane, después de anotar que el trabajo periodístico bien
hecho es tan importante como cualquier otro que el hombre pue-
de hacer, precisaba: el mejor periódico es “el que proporciona a la
gente la información que le sirve de base para pensar bien”. No es,
pues, informar por informar, sino dar elementos para pensar.
Otro periodista, el fundador de la Facultad de Periodismo de la
Universidad de Missouri, Walter Williams, proclama en su credo
que la prueba suprema de la calidad periodística es la medida de su
servicio público. Y de hecho los códigos de ética dan esa clave de la
calidad profesional. El mejor periodismo es el que se hace para el
servicio de los lectores.
Ese servicio consiste, según Gabriel García Márquez, en cambiar
algo todos los días. Y según Kapuscinski, “el verdadero periodismo
es intencional, es decir, se fija un objetivo e intenta provocar algún
tipo de cambio. No hay otro periodismo posible. Si leéis los escritos
de los mejores comprobaréis que se trata siempre de un periodis-
mo intencional. Están luchando por algo”.
A su manera, lapidaria, dice Cela en otro mandato: “El periodista
no es eje de nada, es el eco de todo”. El buen periodista se distingue

150 casos del Consultorio Ético 245


por eso, no trabaja para sí ni para el periódico ni por el solo placer
de dar noticias, es periodista para el servicio de su lector y, a través
de él, de toda la sociedad.
Citas de Diez pasos para llegar a ser un buen periodista. Taller de Javier Darío Restrepo.

Consulta 115

¿Es ético informar sobre el estado de salud de un alcalde


electo, enfermo de cáncer, cuando aún no se ha posesionado?
Pe r ú .

Respuesta
El estado de salud de un gobernante se convierte en un asunto pú-
blico cuando su enfermedad puede comprometer la gestión que le
debe al público. Las normas éticas de los códigos, al señalar este
límite del derecho de los funcionarios a la intimidad, exponen la
motivación y la regla para esta invasión de los medios a la intimidad
de las personas.
Es decir, la información puede ir hasta donde sea necesario para
que quien recibe la noticia comprenda las limitaciones o la posibi-
lidad para el funcionario de ejercer su cargo. Todo cuanto exceda
ese límite es abuso: la explotación sensacionalista de los detalles,
la revelación innecesaria o riesgosa de datos que pueden compro-
meter la dignidad, la seguridad o la imagen pública del funcionario.
En últimas, una información morbosa y de intencionalidad exclu-
sivamente comercial convierte lo que debe ser un servicio público
en un condenable comercio de intimidades.

Documentación
Respete la prensa la vida privada de las personas y su esfera íntima. Pero
cuando la conducta privada de una persona afecta los intereses públi-
cos, esa conducta sí puede ser explicada en la prensa, aunque siempre
hay que tener en cuenta si con esa explicación se lesionan los derechos
de otras personas diversas.
Alemania Federal, artículo 7.

246 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


La función pública de la prensa evita cualquier referencia que sea hecha
a la vida privada de un individuo. Es incompatible con la función de la
prensa buscar satisfacer la curiosidad pública en lugar de servir a los
intereses públicos.
Austria, artículos 4 y 15.

Será evitada la publicidad que viole la santidad de la intimidad personal,


a no ser que se crea necesaria para el interés público, toda noticia que
afecte la vida privada de los individuos no debe ser publicada, a menos
que el interés público exija su publicación. Es distinto el interés público
de la curiosidad pública.
Birmania, artículos 2 y 14.

Se prohíbe descubrir la vida privada de las personas y el comentario


relativo al mismo tema, a no ser que se trate de asuntos referentes al
interés público, pero distinguiendo bien entre el interés y la curiosidad
del público.
Corea del Sur, C. 2.

Absténgase de toda publicidad que pueda constituir una infracción a la


vida privada, a menos que un interés público pida la publicación.
Suecia, 6.
Niceto Blázquez. El desafío ético de la información. Editorial San Esteban, 2000, p. 205.

150 casos del Consultorio Ético 247


Periodismo de opinión

Consulta 116

¿Son iguales las responsabilidades de un columnista a las


de un reportero?
Colombia.

Respuesta
Como el reportero, el columnista tiene el deber de buscar y res-
petar la verdad de los hechos. Esta verdad es, para el columnis-
ta, el fundamento de sus opiniones; por eso, el buen columnista
construye su credibilidad y peso moral con la veracidad de todas
sus afirmaciones y aparece dispuesto a respaldarlas con pruebas y
argumentos sólidos.
Así como el reportero solo afirma lo que puede probar (por eso
utiliza testimonios, documentos, fotografías, grabaciones), para ga-
nar credibilidad, y por tanto autoridad moral e influencia, el colum-
nista selecciona sus fuentes, comprueba sus afirmaciones y cuando
está seguro de un hecho procede a calificarlo y a expresar su opi-
nión con toda libertad. De esta manera, ser libre no es escribir lo
que uno quiera, sino lo que uno debe.
Esta es la segunda gran tarea del columnista: interpretar lo que
pasa. Un símbolo de esa actividad es la que cumplían las sacerdoti-
sas en la Roma antigua cuando leían el futuro en las entrañas de los
animales que habían sido sacrificados a los dioses. El columnista lee
el contenido de los hechos, examina sus antecedentes, su contexto
y sus consecuencias, les encuentra lugar dentro de procesos y es-
cruta lo que va a seguir. Al hacer este ejercicio el columnista presta
un servicio informativo de alta calidad para el ciudadano: hacerle
entender los hechos.

248 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


La mirada superficial del curioso que se acerca a las noticias como
un espectador ávido de novedad y de sensaciones desaparece cuan-
do el columnista estimula, no su curiosidad, sino su pensamiento,
y lo introduce en la esencia e interioridad de los hechos. Ese ciuda-
dano queda con una mayor capacidad para decidir libremente que
quien solo conoce los hechos de pasada y por curiosidad.
Son, pues, deberes del columnista: buscar la verdad de los he-
chos e interpretarlos y nadie, en una democracia, puede atreverse
a impedirle esa tarea al servicio de la inteligencia y de la libertad de
los ciudadanos.

Documentación
Cualquier límite a la información significa, obviamente, censurar
opiniones o silenciar los hechos que, de inicio, tendría que enten-
derse que son de interés para la ciudadanía. En un momento en
que la credibilidad de los medios se sitúa en sus cotas más bajas,
parecería lógico que la libertad de expresión e información preva-
leciera ante cualquier derecho.
Este planteamiento es, sin embargo, más un deseo que una reali-
dad. No hay que olvidar que el aclamado derecho a la información
está llamado a entenderse con otros Derechos, con mayúsculas,
cuyo bien a proteger son las personas. Nos encontramos, por tanto,
ante una colisión de normas que directa o indirectamente recaen
sobre un mismo núcleo: la sociedad, y por ende, sobre los hombres
y las mujeres que la conforman.
Cabría preguntarse: ¿cómo se puede emitir una información ve-
raz y completa poniendo límites a la opinión, incluida la de las fuen-
tes e, indefectiblemente, a los hechos sobre los que se informa? La
primera respuesta que el interrogante arroja es que no es posible
tal convivencia. Y no solo porque la maltrecha credibilidad vuelve a
ponerse en entredicho, sino porque desaparece la subjetiva obje-
tividad del periodismo y, entre otros efectos, las divisorias de rigor
se difuminan. Incluso se podría pensar que se está pervirtiendo el
fin social que justifica y da sentido al periodismo.
Una vez más se comprueba que el beneficio recae en las perso-
nas y en la colectividad de la que forman parte como destinatarios

150 casos del Consultorio Ético 249


del producto informativo, pero de igual modo y, si cabe, más im-
portante, que se refuerza el compromiso y obligación de los me-
dios como generadores de información y de los poderes públicos
como garantes de la misma por el qué, cómo y cuáles pueden ser
las consecuencias (el daño ocasionado por la actividad) de lo que se
difunde y oculta. Se asegura con esto no solo el respeto, sino, inclu-
so, la reparación del daño que pudiera causarse a las personas y a
la sociedad por una actuación poco responsable con sus derechos.
Begoña Zalbidea Bengoa. "Los límites a la opinión e información". La ética informativa
vista por los ciudadanos. El Ciervo, Barcelona, 2010, pp. 179, 180.

Consulta 117

¿Está bien que un columnista de opinión defienda


solamente una perspectiva de los hechos?
E c u a d o r.

Respuesta
En el proceso de búsqueda de la verdad, la opinión cumple un im-
portante papel porque es la exploración de los caminos que con-
ducen a ella.
Ninguna opinión se puede dar por verdadera, sino como aproxi-
mación a la verdad; por eso, el columnista al documentarse busca
opiniones sobre el tema que va a desarrollar, sopesa los pros y los
contras, extrae de unos y de otros los que, según su juicio, se acer-
can más a la verdad y presenta su propia opinión, que puede ser
un paso adelante en el camino hacia la verdad, pero también un
retroceso o estancamiento de la búsqueda.
Es, por tanto, normal que se citen otras opiniones y que el co-
lumnista emita la suya. La columna es, así, un aporte dentro de una
búsqueda de muchas personas sobre la verdad de los hechos.
Al lector le resulta provechoso el conocimiento de las distintas
opiniones y de las razones por las que el columnista privilegia unas
y descarta otras; no es tan útil, en cambio, la expresión de un solo

250 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


aspecto del tema en discusión, caso en el que la columna tendría
un tono dogmático e inapelable, poco favorable para la búsqueda
de la verdad. El columnista, en efecto, no dogmatiza, propone y
comparte su pensamiento.

Documentación
Una opinión es algo más que una mera noción o impresión de las cosas,
personas o acontecimientos, y algo menos que una prueba científica.
Para W. Albig, la opinión es la expresión de aquellos puntos en
controversia, y para Sprott, la línea que toman las personas a favor
o en contra de alguna cuestión en disputa. Otros entienden por
opinión la simple manifestación de una conclusión o juicio cuando
los motivos no nos dan suficiente certeza, pero nos inclinan a creer
que es verdad. Sin embargo, una aproximación mayor al concepto
de opinión, tal como se entiende en opinión pública, la encontra-
mos en su relación con el concepto de actitud e, incluso, con el de
ideología. Si los componentes que encontramos en una actitud son
el cognitivo, el afectivo y el de comportamiento, se podrían definir
las opiniones como aquellas actitudes en que predomina el com-
ponente cognitivo.
En el modelo de Eysenck, las opiniones constituyen el compo-
nente más superficial, inconsistente y cambiante del continuo cog-
nitivo. El modelo tiene una estructura jerárquica y los niveles se
establecen de la manera siguiente:
el nivel de las opiniones específicas, que comprende todas aque-
llas opiniones circunstanciales que emiten las personas sin ninguna
relación.
El nivel de las opiniones habituales, que hacen referencia a las
opiniones que se emiten de forma parecida en distintas ocasiones.
Son opiniones con un grado mayor de coherencia y consistencia.
El nivel de las actitudes, que comprende aquel conjunto de opiniones
estables sobre un mismo objeto. Son las actitudes sociales primarias.
El nivel de la ideología, que estaría formado por una constelación
o conjunto de actitudes correlacionadas, agrupadas entre sí para
originar una sobreactitud o ideología.
Claudio Monzón. La opinión pública. Tecnos, Madrid, 1990, pp. 140, 141.

150 casos del Consultorio Ético 251


Consulta 118

¿Es ético utilizar el sarcasmo en el periodismo de opinión?


Ve n e z u e l a .

Respuesta
Las características del sarcasmo indican que se trata de un arma
vedada para el periodista que informa a través de la noticia.
En efecto, el sarcasmo es burla y el buen periodismo se distingue
por su respeto a las personas, a toda persona. Es burla sangrienta y
cruel, agrega la descripción. Esto no corresponde en modo alguno
a la relación que el periodista establece con sus lectores, que es la
de un respetuoso servicio.
Esa misma clase de relación excluye el efecto del sarcasmo, que
es la ofensa y el maltrato de las personas. Un principio ético seña-
la que la verdad periodística no debe hacer daño, por tanto, evita
cualquier ofensa o maltrato.
En las columnas de opinión se hace uso de la ironía, que es una
forma inteligente y fina de hacer burla, y se convierte en un apre-
ciable juego de ingenio cuando hace entender lo contrario de lo
que se dice o expresa. Como tal, la ironía es tenida como un recurso
válido de los columnistas y polemistas. En cambio, el sarcasmo, por
hiriente y destructor, es tenido como arma innoble que le está ve-
dada al periodista, para quien constituye un mandato la vieja sen-
tencia: “No hagas como periodista lo que no puedes hacer como
caballero”.

Documentación
Frustrar la manifestación de opiniones divergentes, impedir el debate sere-
no y usar el insulto es poner trabas y corromper el ejercicio de la profesión.
Código de ética de periodistas de Brasil.

Se prohíben los ataques injustificados contra funcionarios públicos, ins-


tituciones o grupos.
Código periodístico de Corea del Sur.

252 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Se consideran faltas graves a la ética profesional periodística los ataques
injustificados al honor, la dignidad o el prestigio de las personas, institu-
ciones o grupos.
Código de los periodistas de Chile.

Respete la dignidad del individuo, siempre ponga a un hombre el prefijo de


“señor” y nunca denigre a un hombre porque haya aparecido en un tribunal.
Código periodístico de Gales.

Constituyen faltas graves para un periodista la difamación, la incitación


al odio y toda acusación falta de fundamento contra una nación, una
comunidad, una religión o una raza.
Código de periodistas de Israel.

Consulta 119

¿Cuáles son las bases y principios éticos para escribir un


editorial?
E l S a l v a d o r.

Respuesta
Un editorial es la opinión de un periódico, por tanto, valen para
él los principios y normas que orientan a los autores de columnas
de opinión.
Desde el punto de vista ético, una columna editorial es, ante
todo, un servicio del periódico al lector. Es una característica que
descarta el uso del editorial como instrumento de poder o de servi-
cio a intereses particulares.
El servicio al lector consiste en el acompañamiento del editoria-
lista a los lectores en su búsqueda de la verdad de los hechos.
Quien opina es alguien que busca la verdad de lo sucedido, de una
idea, de un personaje, de una postura política o religiosa. Lejos de
cualquier posición dogmática, la opinión deja abierta la posibilidad
de un diálogo con otras opiniones y corrientes del pensamiento. La

150 casos del Consultorio Ético 253


columna editorial, en consecuencia, además de tolerante, forma
parte de un proceso de búsqueda común de la verdad.
Como cualquier redactor de noticias, el editorialista debe respe-
tar la verdad de los hechos. Una columna editorial se fundamenta
en hechos que, interpretados, son la materia prima de la opinión.
Las mismas normas que definen y estimulan la objetividad del pe-
riodista son las que rigen para el columnista. Una antigua sentencia
periodística dice que la opinión es libre, pero los hechos son sagra-
dos, de modo que en una columna se pueden encontrar lo libre y
lo sagrado o intangible.
La mejor columna editorial es la que logra ese equilibrio entre la
libertad de la opinión y la intangibilidad de los hechos, porque así
se les presta a los lectores el más deseable de los servicios: abrirles
el camino para la comprensión inteligente de lo que sucede y entre-
garles elementos para la búsqueda de la verdad de cada día.

Documentación
El desarrollo de una democracia como “gobierno de lo público en pú-
blico” y una opinión pública que discute y critica implica la existencia
de un ciudadano calificado para participar en el proceso deliberativo.
Por lo tanto, es necesaria la existencia de una ciudadanía fuerte
y consolidada. Quien conozca y exija el respeto de sus derechos y
haga efectivas sus obligaciones.
Si este presupuesto no se cumple, la población verá disminuida
su capacidad de participación en el debate de “lo público en públi-
co”, no participará de su vida política porque no la entenderá. Los
que participan de la vida política comprenden los reclamos ciuda-
danos y, por supuesto, la esfera de lo público se convertirá así en
una herramienta de oposición al Estado, antes que en un espacio
de confluencia con él.
Los esfuerzos dirigidos a construir una ciudadanía empoderada,
capacitada, con sentido de corresponsabilidad, autonomía y deter-
minación para participar en mecanismos y procesos de toma de
decisiones dan cuenta de que la satisfacción de los derechos ciuda-
danos (libertad personal, de pensamiento, de expresión, igualdad

254 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


ante la ley y derecho a la propiedad, etc.) y políticos (elegir y ser
elegido) no bastan para la construcción de una ciudadanía.
Marisol Castañeda. Política de los medios para una democracia deliberativa.
Comunicación y política, Centro de Producción Calandria, Lima, 2005, p. 285.

Consulta 120

¿Son los medios responsables de los artículos de opinión de


sus colaboradores? ¿Es correcto que un medio censure un
artículo de opinión con el que no está de acuerdo?
Ve n e z u e l a .

Respuesta
El medio debe responder por las informaciones que publica. Debe
responder por su exactitud y por el respeto a los derechos de las
personas. Responde, además, por su columna editorial, que es la
voz del medio de comunicación.
Los columnistas responden por sus opiniones, y, cuando son in-
fundadas o atentan contra los derechos de las personas, deberán
responder ante las instancias judiciales.
Por tanto, es abusivo censurar un artículo de opinión con el que
el director o los accionistas del periódico no están de acuerdo. La
opinión es libre en tanto no viole el derecho ajeno.
Esa libertad es necesaria como parte del proceso de búsqueda
de la verdad. En ese proceso se deben escuchar voces plurales y di-
versas para que los hechos y las opiniones puedan ser examinados
desde distintos ángulos y con pluralidad de miradas.
Cuando el censor silencia una de esas voces, no solo niega una posi-
bilidad de conocimiento, sino que pretende poseer la verdad absoluta.
Esta es la razón por la que una opinión no puede ser silenciada
y por la que un medio de comunicación no puede recibir sanción
alguna por las opiniones de un colaborador, salvo que, como queda
dicho, el columnista haya violado los derechos de alguna persona o
institución, o falseado los hechos que comenta.

150 casos del Consultorio Ético 255


Documentación
El periodismo de opinión se ha convertido en una lucha casi desespe-
rada no solo para sobrevivir, sino por conservar un margen suficiente
de libertad que nos permita mantener movilizada y crítica a una so-
ciedad a la cual se le pretende liquidar el derecho a estar informada.
Todo esto nos obliga a tratar de ser más responsables que nunca.
El hecho de liberarnos del yugo de la presunta objetividad para fijar
posiciones, formular juicios de valor y establecer conclusiones no
puede estar reñido con el rigor como objetivo definitivo, situado
más allá de nuestros deseos. Opinar no es denigrar ni mucho me-
nos mentir, máxime cuando estamos en la lupa de los poderosos y
de una opinión pública que, frustrada por el papel de sus dirigen-
tes, quiere y debe seguir creyendo en los periodistas.
Mientras el resto de los factores están siendo borrados del mapa
político, en esa misma medida los periodistas han visto sobredi-
mensionado su papel como forjadores de opinión pública. En au-
sencia de los partidos políticos, indefenso el ciudadano ante unos
poderes públicos castrados que no defienden sus derechos y obtu-
rados como están los mecanismos de mediación social, sobre los
periodistas converge un conjunto de fuerzas, reclamos y conflictos
que lo ponen en el propio ojo del huracán.
No salimos de la universidad para gobernar, sino para algo mu-
cho más delicado: informar, orientar, cuestionar, abrir caminos y
despertar conciencias, una tarea que en democracia puede resul-
tar honrosa y placentera, pero que en circunstancias como las que
estamos viviendo implica reciedumbre moral, fuerza de voluntad
y una determinación inflexible para no ceder ante las presiones y
sus riesgos, de manera que por encima de todo podamos cumplir
a cabalidad, cueste lo que cueste, nuestra más básica obligación: la
búsqueda y exposición pública de la verdad.
Roberto Giusti. "Opinión en prensa, radio y televisión". Foro Comunicación y Libertad.
Universidad Católica Andrés Bello. Caracas, octubre 2005. Memorias, pp. 14, 15.

256 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


El periodismo en catástrofes
y terrorismo

Consulta 121

¿Se deben publicar o no las acciones llevadas a cabo por


grupos terroristas?
Colombia.

Respuesta
Los códigos, los manuales de estilo, la literatura sobre el tema
abundan en consideraciones que, resumidas, rezan:
Reaccionar racionalmente. Planear su cubrimiento, adoptar un
propósito, es decir, subordinar su actividad a un objetivo de mejo-
ramiento social.
Si el terrorista se ha propuesto difundir el miedo, lo del periodista
es crear un ambiente de serenidad. Si el terrorista busca desacredi-
tar las instituciones, el trabajo del periodista es generar apoyo para
ellas; ese apoyo incluye sus observaciones críticas. Si el terrorista se
propone aparecer como un nuevo poder, esmérese en desenmas-
cararlo: ¿quién es?, ¿cuáles son sus antecedentes?, ¿cuáles son sus
propósitos?
Hable más a la inteligencia de sus receptores y menos a sus sen-
tidos. Se trata de que la audiencia piense más y curiosee menos.
Mantenga claro que su objetivo es contrarrestar la acción del te-
rrorista y ayudar a sus receptores a entender lo sucedido y a sentirse
implicados en las soluciones. Cualquier consideración o motivación
de tipo comercial (aumento de la circulación o del rating, ganarle a la
competencia) debe ser radicalmente excluida.
Mire el hecho como una oportunidad pedagógica y diríjase al in-
terés inteligente de su receptor, no a su curiosidad.

150 casos del Consultorio Ético 257


Como se ve, más que un asunto técnico, es una coyuntura para apli-
car y fortalecer las actitudes más positivas del periodista y del medio.

Documentación
Podemos contrastar la filosofía general sobre la responsabilidad
social del periodista de la Unesco con el documento marco titu-
lado The Ethical Journalism Initiative, publicado por la Federación
Internacional de Periodistas (FIP). El informe instruye a sus afiliados
sobre el estado actual de la ética periodística en la profesión y dedi-
ca todo un apartado al tratamiento del terrorismo, donde no huye
del debate ético al constatar que no hace falta decir que tratar con
las víctimas de la violencia requiere un reporterismo sensible y cui-
dadoso y los periodistas deben evitar que la prisa para suministrar
imágenes sensacionalistas de atentados lleve a una percepción de
indiferencia ante el hecho en sí. Es en estos momentos cuando el
periodista debe plantearse las preguntas difíciles: ¿es esta imagen
sangrienta demasiado gráfica para enseñarla? ¿Me afecta lo que he
visto? ¿Cuál será el impacto de su publicación?
Dos corporaciones públicas como la BBC y la RTVE de dos esta-
dos que han sufrido atentados terroristas recientes de grupos ar-
mados como IRA, ETA y Al Qaeda ofrecen dos caminos diametral-
mente opuestos a la hora de tratar estas informaciones. Mientras
el ente británico lleva los valores periodísticos de la objetividad y
la neutralidad a su máxima representación, la corporación espa-
ñola considera prioritaria una función de denuncia de la violencia
que, bajo el marco de la responsabilidad social que deben tener los
medios de comunicación según sus propios códigos deontológicos,
propone, entre otras medidas, eludir expresiones que enmascaren
la realidad, optar por sinónimos menos eufemísticos y tener una
consideración especial hacia las víctimas.
Christopher D. Tulloch. "El tratamiento informativo del terrorismo". La ética informativa
vista por los ciudadanos. Editorial UOC, Barcelona, 2010, pp. 208, 211.

258 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Consulta 122

¿Cómo ser éticos y al mismo tiempo oportunos al informar


sobre terrorismo?
México.

Respuesta
No se puede olvidar que el terrorismo no solo atenta contra la vida
e integridad de las personas o contra los bienes de la sociedad y de
la gente: edificios, instalaciones eléctricas, acueductos y oleoduc-
tos. Esos daños materiales son solo una parte de sus objetivos; la
otra parte, que es la más importante, se refiere al impacto sicológi-
co que se proponen lograr.
Como el nombre lo indica: el terrorismo se propone difundir el
terror, que es uno de los mecanismos para imponer un dominio
sobre la sociedad.
Como ellos, el periodista también quiere influir en el alma de la so-
ciedad mediante el uso de la información y de la palabra, que son sus
instrumentos. Es claro, por tanto, que el terror es el instrumento del
terrorista, lo mismo que la publicidad lo es para los grupos de poder.
El peligro que el periodista debe advertir es que la información
también puede ser un mecanismo para aterrorizar; así, cuando un
terrorista lleva a cabo su acción, uno de los éxitos que espera ob-
tener es que los medios de comunicación difundan su acción de
modo que sus relatos aterroricen o creen desconfianza para con las
instituciones, o que hagan sentir que hay un nuevo poder que debe
tenerse en cuenta: el del terrorista.
Para que la información no produzca esos efectos y mantenga un
equilibrio entre el pánico y la inconsciencia, la información debe
proponerse el mayor bien para la sociedad, que no es lo que logra
la información de interés comercial o de sensación; sino la que se
dirige a la inteligencia de las personas para hacerles entender el
contexto amplio de lo que sucede y mostrarles el real poder y de-
bilidades del terrorista en contraste con los poderes y debilidades
de la sociedad.

150 casos del Consultorio Ético 259


Documentación
¿Cómo ser éticos y oportunos? La respuesta no es sencilla, pero se
pueden hilvanar algunas reflexiones que contribuyan a coberturas
éticas de fenómenos terroristas.
No se debe optar por el silencio informativo. La ausencia de in-
formación en vez de generar tranquilidad hace nacer el rumor, las
noticias no confirmadas y, al final de cuentas, el efecto es contra-
producente en el público que termina desinformado; aunque por
excepción, cuando hay vidas humanas en peligro, el silencio se con-
vierte en un mal necesario para los medios que debe ponderarse
en su justa dimensión.
Prudencia en las imputaciones directas y distinguir si se trata de
informaciones confirmadas de modo que la audiencia se halle en
posibilidades racionales de formarse una idea sobre el fenómeno
informativo. Si no hay distinción, toda noticia de cualquier calidad
se convierte en la verdad para el ciudadano promedio.
No deben convertirse los medios en rehenes de los periodistas
y deben negarse a dar la apariencia de que son solo espejos de la
realidad. En cambio, deben contextualizar y matizar las informa-
ciones recibidas de manera tal que el ciudadano pueda discriminar
lo que recibe de los medios. No se vale informar primero y pensar
después en las implicaciones de las notas. Y es que se puede aplicar
el principio de matar a uno para aterrorizar a diez mil a través de los
medios de comunicación.
No se deben explotar las debilidades orgánicas de la mayor parte
de la sociedad para satisfacer los intereses mercantiles de vender
más ejemplares o de obtener mayor sintonía.
Respetar el derecho a la propia integridad de actores, familiares,
rehenes y testigos de un hecho terrorista. Ese derecho no puede
estar subordinado al interés de la noticia. De esta suerte, toda la
información debe hacerse con la delicadeza y cuidado que merecen
personas en estado de shock o que sufren aflicciones que les impi-
den pensar adecuadamente.
Ernesto Villanueva. "La ética informativa, ausente". Sala de Prensa: http://www.
saladeprensa.org/art278.htm.

260 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Consulta 123

¿Está bien que el gobierno y los medios se pongan de acuer-


do para no informar sobre actos terroristas?
España.

Respuesta
Toda información demanda del periodista el ejercicio de su com-
promiso con la verdad, de su independencia y de su responsabili-
dad con la sociedad. Pero hay noticias en las que esa demanda es
más intensa y, por tanto, afecta los procedimientos profesionales al
someterlos a patrones éticos más exigentes.
Cuando, por ejemplo, se notifica sobre la posibilidad de una ca-
tástrofe: un volcán en erupción, un incendio forestal en las vecin-
dades de una población o una avalancha inminente, la información
debe ser más rigurosa en materia de verdad y de responsabilidad
que aquella sobre un evento cultural o una posesión presidencial.
La diferencia está en el impacto inmediato que aquellas producen,
muy diferente del que tienen estas últimas.
Las noticias sobre terrorismo, muy similares a las noticias sobre
guerra, son de impacto mayor, al mismo tiempo que son suscepti-
bles de manejo político por parte de sus protagonistas y de las fuen-
tes. Puesto entre ellos, el gobierno y la subversión, el periodista ne-
cesita un equilibrio que le permita servir eficazmente al tercero en
disputa, que es el ciudadano común. La vecindad del periodista con
el gobierno, o con la subversión, compromete el carácter universal
de su información y lo acerca al tono de lo propagandístico.
Para servir eficazmente al receptor de la información y, por consi-
guiente a toda la sociedad, la noticia debe darse desde una actitud
de total independencia, con apego riguroso a las normas de veraci-
dad y teniendo en cuenta los efectos posibles sobre sus receptores
para prevenir los dañinos.
Ni el gobierno ni sus opositores (armados o no) han de tener prio-
ridad en la intencionalidad del periodista. Desde el punto de vista
ético (así lo ratifican códigos y manuales), la máxima y única priori-
dad del periodista es su lector, oyente o televidente.

150 casos del Consultorio Ético 261


Documentación
La neutralidad es posible como una acción colectiva y como una
búsqueda de tomar y defender iniciativas que defiendan la vida.
Desde ese punto de vista, la defensa de la neutralidad es el llamado
a un compromiso no partidista con la vida y lo que sea la vida mis-
ma; en este contexto, no exige ser puesto en términos del lenguaje
proposicional.
El llamado a la defensa de la neutralidad no es, pues, otra cosa
que la adopción del principio de inteligencia según el cual para la
defensa de la vida son válidas todas las estrategias y tácticas, con
tal que no se claudique bajo ningún pretexto ante las armas y los
términos de la violencia, la traición a sí mismo y a los otros, la debi-
lidad ante la intimidación, las presiones y la fuerza. Armas y térmi-
nos de la violencia son la sumisión y la complicidad.
Todos o casi todos reconocemos algunos rasgos de estos seres
humanos que saben de neutralidad: son seres humanos íntegros
(un rasgo ético: integridad moral, integridad humana); son inco-
rruptibles e intransigentes con la apariencia, las veleidades y los
facilismos; son abiertos, transparentes y directos (rasgos al mismo
tiempo morales, lógicos y metodológicos), y son cálidos y joviales.
Si la neutralidad es posible, entonces es posible el cuidado de
la vida ajena como de la propia y de la propia en función de y en
correspondencia con la ajena. Michael Ende acusa, en La historia
interminable, cómo los espacios de fantasía van siendo reducidos
por la nada que elimina sistemáticamente toda realidad y posibili-
dad. El trabajo del personaje central en la novela de Ende, Ataryú,
no sabe de descanso ni de fatiga en la defensa de Fantasía. Todo
parece indicar que Fantasía y Neutralidad no son muy diferentes.
“Cómo es posible la neutralidad” significa en realidad dos cosas:
de un lado, para los que no han sido víctimas de la violencia, la neu-
tralidad implica la capacidad para fortalecerse a sí mismo contra y
frente a las demandas, abiertas o veladas de la polarización; para
los que han sido víctimas de la violencia, la neutralidad significa la
capacidad de perdón y volver a tomar la vida en nuestras manos.
El perdón no implica jamás el olvido. Pero en condiciones de ira o
venganza no somos dueños de nosotros mismos. La posibilidad de

262 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


la neutralidad equivale a la recuperación de sí mismos: creer en sí
mismos, en nuestros prójimos y vislumbrar, aún, un futuro. Y eso
no es poca cosa.
Carlos Eduardo Maldonado. ¿Cómo es posible la neutralidad? Bioética y conflicto
armado. Ediciones El Bosque, Bogotá, 2002, pp. 41, 42.

Consulta 124

¿Es ético que un terrorista ocupe la portada de una revista?


Colombia.

Respuesta
Las portadas dan visibilidad, pero no necesariamente implican un
reconocimiento; obedecen a necesidades informativas, no a inten-
ciones publicitarias ni de relaciones públicas.
Si el lector lee una portada como reconocimiento es porque la ve
como una acción publicitaria o de relaciones públicas y no logra en-
tenderla como información. Para que esto no suceda, las portadas
deben presentarse con elementos informativos explícitos. Además
de la foto, debe informársele al lector en relación con la autoría de
los atentados y sus consecuencias.
Un fenómeno parecido ocurre con las figuras o personajes del año,
que no necesariamente son los mejores ciudadanos o los artistas
más destacados, sino personas cuyas acciones, buenas o malas, de-
terminaron cambios importantes en la historia del país o del mundo.
Por tanto, publicar la fotografía de un criminal o de un santo en
la parte gráfica de una información no debe significar un juicio,
sino un dato.
Dada la ambigüedad de las imágenes, se plantea el cómo de su
presentación para que su contenido llegue, nítido, al receptor. Es
un deber ético hacer comunicables todos los elementos de una in-
formación, de modo que en el caso de esta y otras portadas que
provocan polémicas el problema no lo plantea la selección del per-
sonaje, sino la forma de su presentación.

150 casos del Consultorio Ético 263


Esta exigencia de cuidado se acentúa cuando está de por medio
una información sobre terrorismo, dado el manejo que hacen los
terroristas de la información pública. Para que no se la convierta
en instrumento de los delincuentes, deberán sopesarse cuidado-
samente los efectos posibles de la información, de acuerdo con el
valor ético de la responsabilidad, que mide tanto el poder del ins-
trumento comunicativo como el posible daño de una información.

Documentación
Durante el secuestro de la embajada norteamericana en Irán, un
periodista tuvo la desventurada idea de publicar que seis miembros
de dicha embajada se encontraban entre los secuestrados, al tiem-
po que hacía especulaciones sobre dónde podrían estar. Hay perio-
distas que, fascinados por la notoriedad o primicia de una noticia,
pierden la cabeza y pueden causar daños irreparables. En este caso,
la muerte casi segura de los que habían conseguido escapar. De ahí
las acusaciones que suelen hacerse a los informadores.
La opinión más equilibrada y desinteresada sobre este asunto pu-
diera resumirse así: la experiencia profesional enseña que ha habi-
do reportajes periodísticos que o han puesto en peligro inminente
la vida de rehenes o han dificultado las operaciones policiales. Se
admite que en algunos casos las informaciones periodísticas han
contribuido a la muerte de algunos. Aunque no sea fácil probar con
precisión, parece razonable admitir que los medios de comunica-
ción han estimulado el terrorismo o, por lo menos, ciertas formas
de violencia similares. Gran va aún más lejos y ha llegado a afirmar
que frecuentemente los medios de comunicación se han mostrado,
como mínimo, insensibles a los sentimientos de los rehenes y de
sus familiares y han exhibido una marcada falta de buen gusto en la
forma en que han presentado sufrimientos personales como entre-
tenimiento de un público curioso en exceso.
Niceto Blázquez. Ética y medios de comunicación. Biblioteca de autores cristianos,
Madrid, 1994, pp. 338, 339, 340, 341.

264 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Consulta 125

¿Cómo prepararse para cubrir bien catástrofes aéreas?


España.

Respuesta
Desde el punto de vista de la excelencia ética es aconsejable acer-
carse a esta clase de información con la predisposición de prestar
un servicio a las víctimas, al público y a las autoridades.
Se excluye, por tanto, el ánimo utilitario de aprovechar el cubri-
miento del hecho para aumentar la circulación o la sintonía. Esas
motivaciones tienen que ser reemplazadas por la voluntad de servir.
La información en estos casos puede contribuir a una mirada se-
rena por parte de las víctimas y a una mayor solidaridad de parte
del público. Las mismas autoridades pueden tener un conocimiento
más claro de los hechos con la ayuda de la información periodística.
Para el periodista llega a ser una motivación responder al pen-
samiento de ofrecer una información que ayude a la no repetición
del hecho trágico, sea que se trate de un accidente de carretera,
de una catástrofe aérea, de un envenenamiento colectivo o de
un incendio. Si se trata de fenómenos naturales (inundaciones,
terremotos, derrumbes o contaminación de ríos), la averiguación
del periodista tendrá que ver con las medidas de prevención o de
amortiguación del daño.
Para lograr una ayuda eficaz será necesario que el periodista
ofrezca información precisa y comprobada, lo que implica una se-
rena recolección y comprobación de los datos. El periodista, por
tanto, evitará contagiarse del nerviosismo general y obrar con san-
gre fría y disciplina sobre sus emociones. Informará sin prisa, en
consecuencia, para prevenir informaciones apresuradas o contami-
nadas por la emoción.
Se trata, por tanto, de prestar un servicio eficaz en un momento
en que la mayoría de las personas sufre el impacto del hecho trágico.

150 casos del Consultorio Ético 265


Documentación
Es fundamental que el periodista tenga conciencia de que en la co-
bertura de una catástrofe o de una emergencia la prensa cumple
una importantísima función social, que debe ejercer con la mayor
responsabilidad. Los medios constituyen uno de los principales
sitios a los que recurre la población en busca de información. Es
preciso que el periodista tenga presente que la información que
proporcione podrá contribuir, por ejemplo, a:

• Llevar tranquilidad a los damnificados y a sus allegados al proporcionar:


• La nómina de muertos y de personas buscadas.
• Nómina de personas halladas con vida.
• Nómina de heridos, enfermos y establecimientos donde están internados.
• Nómina de personas dadas de alta.
• Familias evacuadas y lugares donde se albergan.
• Teléfonos y lugares donde se puede obtener información.
• Precisiones respecto de que la catástrofe no volverá a repetirse o de
que se espera un mejoramiento de la situación.
• Prevenir consecuencias más serias: precauciones respecto del agua y
de los alimentos.
• Orientar a los afectados en la recepción de ayuda.
• Canalizar los aportes solidarios de la población.
• Evitar que se agrave el caos propio de estos desastres: difundir qué ele-
mentos no son necesarios, actualizar la nómina de calles cortadas o de
tránsito congestionado; detallar los servicios que están interrumpidos.
Señalar los grupos humanos que no están atendidos.
• Hacer públicas las propuestas para paliar la situación.
• Contra las reglas habituales de la redacción periodística, será necesaria la
reiteración de los mensajes. Se está cumpliendo un servicio a la comunidad.
Sibila Camps. "Periodismo sobre catástrofes". Paulinas. Buenos Aires,
1999, pp. 28 y siguientes.

266 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Consulta 126

¿Qué papel juega el periodismo en situaciones de emergencia?


Colombia.

Respuesta
En estas situaciones se pone a prueba la consistencia ética y técnica
del periodista. Esos valores éticos y técnicos son necesarios para
cumplir estas tareas:
La de informar. Saber lo que pasa, con precisión y con oportuni-
dad, puede salvar vidas y ayudar en el uso apropiado de los recur-
sos disponibles. Por tanto, se vuelven indispensables la tarea de
recolección de informaciones, su verificación cuidadosa, el recurso
a fuentes seguras, la presentación clara, concisa y oportuna de las
informaciones y su complementación permanente con desarrollos,
reacciones y el agregado de nuevos hechos.
La de responder oportunamente a las demandas informativas de
autoridades, víctimas y potenciales fuentes de ayuda. La informa-
ción no se ha de limitar al registro completo de los hechos, debe
contemplar las soluciones inmediatas y de largo plazo. Por tanto, la
tarea investigativa del periodista implica la localización y entrevista
de expertos que puedan proveer sugerencias de solución y de per-
sonas y entidades en cuyas manos haya posibilidades de respuesta
a las urgencias surgidas de la situación.
La creación de un ambiente propicio para afrontar positivamen-
te el conflicto y para prestar toda la ayuda posible de modo coor-
dinado. La información apresurada y nerviosa crea situaciones de
confusión, desesperación y pánico, deja sin aprovechar recursos
humanos y materiales, crea el peligro de la improvisación y deja de
ser solución para convertirse en problema. Una información serena
e inteligente, que restablezca la confianza de las personas en sí mis-
mas y en los demás, provee una ayuda de grandes proporciones y
potencia los recursos existentes.
Estas tareas se cumplen eficazmente si la actividad de los me-
dios está regida por una sincera voluntad de servir. Constituyen un

150 casos del Consultorio Ético 267


peligro los medios que de algún modo desembozado o sutil quieren
lucrarse de la situación.

Documentación
La información en situaciones de crisis juega un papel esencial. Y
esto es así en sus tres fases:
En la fase preventiva la información sobre prevención, planifica-
ción y conocimiento de las posibles situaciones de catástrofe de
cada zona puede contribuir a evitarlas y a reducir sus efectos. El
primer factor para el control del riesgo es conocerlo bien y la comu-
nicación adecuada a la población puede ser esencial para esto. Un
periodismo de anticipación y un periodismo de soluciones pueden
ser de gran ayuda en este sentido, especialmente allí donde las ca-
tástrofes tienen un carácter cíclico y por tanto pueden ser previstas
de modo aproximado por los medios.
Sigue después la fase de actuación cuando la situación de crisis
es inminente o ya se ha desencadenado. En este caso también la
información y comunicación adecuadas con la población facilitan
la reacción oportuna. Los mensajes de alerta y prealerta emitidos
por los organismos correspondientes, así como las recomendacio-
nes que las acompañan, juegan un papel fundamental en la reduc-
ción del posible impacto de los acontecimientos. En caso necesa-
rio seguirá la puesta en marcha de los correspondientes planes de
emergencia y evacuación. La difusión de todos estos mensajes y
recomendaciones a través de los medios debe formar parte de esas
pautas de reacción ya establecidas.
Por último está la fase de socorro, ayuda y rehabilitación, don-
de la comunicación juega un papel crucial a la hora de detectar
necesidades, gestionar la ayuda y evaluar resultados. Los medios
son fundamentales para propiciar la percepción por parte de la
opinión pública de la relevancia y el impacto de una crisis de este
tipo, lo que puede convertirse en una fuente fundamental de mo-
vilización de energías y recursos de ayuda humanitaria, ya sea
en el ámbito local, nacional o incluso global. Más adelante debe
abrirse también el debate colectivo en torno a las responsabili-
dades y errores cometidos, de modo especial cuando se trata de

268 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


catástrofes de origen artificial, de forma que se puedan ir mejo-
rando la prevención y la respuesta.
Hugo Aznar. Ética de la comunicación y nuevos retos sociales. Paidós, Barcelona, 2005,
pp. 85, 86.

Consulta 127

¿Cómo cubrir un desastre natural?


Colombia.

Respuesta
El ideal ético es el cubrimiento de estos hechos para servicio de las
víctimas. Esto excluye toda clase de información sensacionalista, la
que convierte las catástrofes en un espectáculo lucrativo. Esta clase
de información olvida a las víctimas porque la prioridad es otra: el
aumento de la circulación o de la sintonía. Como se ve, inicialmente
es cuestión de prioridades.
El servicio a las víctimas se presta cuando la información man-
tiene el equilibrio entre dos extremos: el del sensacionalismo, que
difunde el miedo con toda clase de especulaciones, o con el énfa-
sis predominante en los datos más negativos y espectaculares. El
otro extremo es callar para no asustar y para no equivocarse; así,
la población se mantiene inconsciente de los peligros que corre.
Para mantener el equilibrio entre esos dos extremos, la informa-
ción debe ser cuidadosamente verificada y su enfoque debe ser el
propósito de prestar un servicio eficaz, no solo de responder a una
curiosidad.
Por tanto, se extreman los mecanismos de verificación. Se elimi-
nan los adjetivos que llevan consigo juicios de valor y se mantiene
claro el objetivo de solidaridad y de ayuda eficaz.
En circunstancias como estas, en que es fácil ceder a lo emocio-
nal, resulta de utilidad el trabajo en equipo y con unas definidas
líneas de política editorial.

150 casos del Consultorio Ético 269


Es una sabia política puesta en ejecución en algunos países la de
hacer una sola cadena de radio o de televisión para el cubrimiento
de estos eventos. Se trata, en efecto, de poner el bien público por
encima de cualquier bien particular.

Consulta 128

¿Es ético que periodistas compren a socorristas fotos de víc-


timas de desastres cuando no pueden ingresar a la escena?
Costa Rica.

Respuesta
La práctica de comprar o vender noticias está vedada entre buenos
periodistas. Aunque es normal que el periodista y el fotógrafo vivan
de su trabajo, no lo es que el trabajo profesional de obtener infor-
mación de lo que sucede se convierta en una transacción o nego-
cio, en el que el acceso a aquella resulta condicionado por la mayor
o menor cantidad de dinero que se ofrezca a las fuentes.
El derecho a la información, que es derecho base de los otros
derechos, resultaría limitado y reducido en sus alcances por las po-
sibilidades económicas de los periodistas y sus medios.
La introducción de consideraciones comerciales en la recolección
de informaciones abre, además, el peligro de que por la motivación
de la paga se altere, se oculte o se privilegie por unos el conoci-
miento de los hechos que conciernen a todos.
La razón principal para este rechazo de la compraventa de noti-
cias es la necesidad de preservar a toda costa la completa indepen-
dencia del periodista. Ningún poder distinto al de la propia concien-
cia debe presionar sobre él; en este caso, el poder del dinero usado
por él o a él ofrecido. Los textos que se leen en los códigos de ética
no dejan ninguna duda al respecto: el buen periodismo no admite
el dinero ni como instrumento ni como presión.
Consideración aparte merece el poder corruptor del dinero sobre
las personas que hacen negocio con la información que obtienen

270 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


en el ejercicio de su trabajo profesional, que sería el caso de los so-
corristas, más atentos a su ganancia que a su servicio humanitario.

Documentación
Entre otras actividades consideradas intolerables para el periodista está
la de sobornar o ser sobornado para obtener o impartir información,
verdadera o inexacta, la cual no habría sido capaz de obtener o publicar
a través de los medios honestos y lógicamente aceptados en el ejercicio
de su vocación.
Código de los periodistas griegos.

Será mala conducta profesional el que durante el ejercicio de su profe-


sión el periodista soborne las solicitudes de información o reciba dinero
o material en recompensa y en consideración de publicar o suprimir no-
ticias o puntos de vista.
Código de ética de periodistas de Nigeria.

El periodista rechazará donaciones o contribuciones de origen público


o privado a interferir en su labor informativa. La búsqueda de ventajas
personales contra el bienestar general es incompatible con el ejercicio
del periodismo.
Código de periodistas de Venezuela.

La integridad en sentido restringido significa el rechazo de dinero


ofrecido para corromper la información. En sentido más amplio se
refiere al rechazo de cualquier compensación, directa o indirecta,
distinta del salario justo profesional. En algunos casos la integridad
debe distanciarse de cualquier corruptela que pudiera poner en
peligro su independencia para informar objetivamente y salvar la
buena imagen de la profesión. En el fondo está en juego la fiabili-
dad del periodista y de todo el cuerpo profesional de informadores.
Niceto Blázquez. Ética y medios de comunicación. Biblioteca de Autores Cristianos,
Madrid, 1994, pp. 274, 275.

150 casos del Consultorio Ético 271


Fenómenos extraterrestres

Consulta 129

¿Cómo abordar temas relacionados con fenómenos


extraterrestres?
U r u g u a y.

Respuesta
Sobre estos temas el periodista fluctúa entre dos actuaciones extremas.

• Dar por hecho que se trata de un engaño, sobre hechos falsos y asuntos
de superchería y de credulidad popular. Puesto que se trata de hechos
que se investigan y sobre los que no hay certezas sólidas, sería temera-
rio concluir, sin más, que se trata de ficción, engaño o ilusión. El papel
del periodista es dar a conocer los puntos de vista y las investigaciones
sobre estos hechos. Cuando se trata de aportes serios y de utilidad para
los lectores, es un servicio informativo darlos a conocer y contextuali-
zarlos con otros estudios.
• Dar por hecho que el fenómeno ha sido comprobado para justificar pu-
blicaciones imaginativas y de gran demanda entre el público. A falta de
razones serias, se echa mano de la ficción. El periodista, en razón de
su compromiso con la verdad y de su deber de ofrecer informaciones
comprobadas, en casos como este presta una ayuda eficaz cuando da a
conocer los distintos puntos de vista para estimular el debate y la inves-
tigación. Entre esas dos actitudes extremas, el periodista tiene delante
de sí una posición de equilibrio, o sea, la de contribuir a las investiga-
ciones con el aporte de la mayor cantidad de elementos que sirvan a
unos y a otros para elaborar sus explicaciones. La tarea del periodista
no es determinar si existen o no los extraterrestres, sino dar a conocer

272 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


los elementos que tienen los investigadores para negar o afirmar su
existencia. El lector tiene el derecho a conocer esos elementos y a re-
cibir las observaciones que sobre ellos tiene el periodista para llegar a
un juicio personal.

Documentación
Nuestro futuro, el de los diarios que nacieron hace ya más de dos
siglos, dependerá de que seamos capaces de cumplir con el com-
promiso de suministrar a los ciudadanos una información veraz
para que estos puedan ejercer con libertad su soberanía. En la in-
troducción de La Guerra del Peloponeso, hace dos mil quinientos
años, Tucídides decía: “En cuanto a hechos acaecidos en el curso
de la guerra he considerado conveniente no relatarlos a partir de
la primera información que caía en mis manos ni cómo a mí me
parecía, sino escribiendo sobre aquellos que yo mismo había pre-
senciado, o que, cuando me informaban otros, he investigado caso
por caso, con toda la exactitud posible. La investigación ha sido la-
boriosa porque los testigos no han dado las mismas versiones so-
bre los mismos hechos, sino según las simpatías hacia unos u otros,
según la memoria de cada uno”. Nuestra memoria es frágil, incluso
cuando se trata de hechos recientes. Toda esta obligación de verifi-
car, contrastar, comprobar y luego contar, no según las preferencias
propias de cada uno, es nuestro reto, es el desafío de la verdad al
que debemos responder.
Jesús Ceberio. "Desafíos del periodismo real". Memoria del Seminario Internacional
convocado por Clarín en Buenos Aires, 2005, pp. 40, 41.

150 casos del Consultorio Ético 273


Ética en la era digital

Consulta 130

¿Cómo se mide la calidad del periodismo en red?


México.

Respuesta
La calidad del periodismo digital incluye, desde luego, todas las ca-
racterísticas del buen periodismo tradicional, pero, además, las que
resultan de las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías.
Es el caso del manejo de las fuentes, estas se multiplican en in-
ternet y esa facilidad trae consigo la obligación de confrontarlas,
de someterlas a crítica y de ofrecer al lector el acceso a fuentes
plurales y diversas. Como es sabido, al multiplicarse las fuentes en
internet, disminuye la identificación y la crítica de los contenidos
que aportan.
La tecnología digital ofrece posibilidades para hacer más comu-
nicable una información y para enriquecerla. El uso de esas posi-
bilidades es otro factor de calidad. El hipertexto, con los enlaces
que se ponen a disposición del lector, con las imágenes fijas o en
movimiento con que se ilustra la información, los sonidos de voces,
de multitudes o de la naturaleza con los que se le puede dar otra
dimensión a la información la hacen más comunicable y rica.
Ofrecen las nuevas tecnologías la posibilidad de que el periodista
profesional dedique su tiempo y esfuerzo a interpretar y profundi-
zar la información mientras el periodista ciudadano aporta lo que
él puede obtener: la materia prima de la información, los datos del
aquí y ahora, las reacciones iniciales, el testimonio inmediato. Así,
en esta tarea de colaboración, el periodista se aplicará a su tarea

274 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


más profesional. Al hacerlo desarrolla ese producto agregado que
es otro factor de calidad. Aún podría sumarse a los anteriores el tra-
bajo del periodista para defender al lector de las consecuencias ne-
gativas de la aplicación de lo digital. Por ejemplo, la tentación de lo
inmediato y sus consecuencias de superficialidad y de no reflexión.
Cuando el periodista digital impone la lentitud necesaria para la re-
flexión sobre los hechos y la profundización que permite abordar lo
complejo e ir más allá de la apariencia de estos se le agrega calidad
a la información digital.
Las nuevas tecnologías, al proponer condiciones e instrumentos
nuevos, no están impulsando un periodismo fácil ni automático,
sino uno difícil por lo inteligente y están creando las condiciones
para un periodismo de calidad.

Documentación
La red puede ser una herramienta que facilite la comunicación y la
información ciudadana con la inmediatez y la diversidad temática
que la caracterizan, pero nunca debería suplir el papel profesional
de los medios de comunicación.
Periodistas y ciudadanos comparten una responsabilidad social,
la de exigir a los medios el cumplimiento de unos principios demo-
cráticos de una sociedad del siglo xxi. El ciudadano tiene que ser
un colaborador directo del proceso, como fuente, como recolec-
tor de información, como contextualizador, como documentalista,
como garante de la veracidad y de la equidad de las fuentes en la
construcción de la actualidad. El periodista tiene asignadas tam-
bién todas estas funciones, pero ha de responder a una principal: la
calidad en el tratamiento de los contenidos periodísticos. La calidad
exige no solo informar, sino contrastar, señalar los antecedentes,
buscar, explicar y analizar las causas, proponer, diseñar una pers-
pectiva de futuro. Es un trabajo específico del informador que se
apoya en el servicio de los ciudadanos para ofrecer un servicio pú-
blico, exigencia primera de los medios de comunicación.
Hacer información ha pasado así de ser función narrativa a ser
función social con certificado de calidad. ¿Y quién exige ese nivel
de calidad a los medios? Los primeros interesados en conocer las

150 casos del Consultorio Ético 275


causas y la verdad de los hechos son los ciudadanos, que deberían
tener en sus manos los índices de medición de calidad de los tex-
tos periodísticos a los que cada día acceden, bien en el formato
tradicional, bien en formato digital. Una guía de buenas maneras
periodísticas será el instrumento base para que la opinión públi-
ca deje claras las exigencias que le corresponden y rechace el mal
periodismo que enturbia la labor de los verdaderos profesionales.
Por otro lado, la invasión de la red por la ciudadanía requiere
también certificado de calidad y, por supuesto, una revisión, un fil-
tro de control que los periodistas tienen que aplicar. El internauta,
el bloguero o los seguidores de Twitter o Facebook son fuentes me-
jor o peor informadas, más o menos interesadas o contaminadas.
Por tanto, los índices de medición mencionados son también una
guía de buenas prácticas en el tratamiento informativo que diferen-
cia un producto de calidad de otras modalidades que no pueden
considerarse periodismo.
Curiel, Méndez y Rojas. Parámetros de la calidad del periodismo en red. Calidad
periodística. Universidad de Barcelona, Barcelona, 2013, pp. 130, 131.

Consulta 131

¿Se puede publicar una charla de WhatsApp sin permiso?


Argentina.

Respuesta
La consulta hace referencia a dos aspectos diferentes: la intimidad
en internet. La propiedad intelectual sobre los materiales que apa-
recen en los medios digitales.
Ante todo es útil tener en cuenta las alteraciones que la tecno-
logía digital ha introducido en las aplicaciones de lo íntimo y en el
derecho de propiedad intelectual.
No ha desaparecido el derecho a la intimidad, pero quien quiera
resguardarla debe correr las cortinas. Internet ha abierto unas venta-
nas demasiado amplias que amenazan la intimidad y que obligan a las

276 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


personas a ser más cuidadosas. Así ha quedado en evidencia en casos
como el de la niña que se exhibe ante la cámara de su computador
personal; no tendrá defensa alguna si la imagen circula después en las
redes sociales. Tampoco puede alegar intimidad el que en su cuenta de
Twitter calumnia a alguien. La demanda por injuria, calumnia, hostiga-
miento prospera a pesar de sus reclamos de intimidad.
Un fallo de la Corte Constitucional colombiana obligó a cerrar la
cuenta de Facebook que su padre había abierto a nombre de su hija
menor de edad. La corte alegó los derechos de la niña a que sus
datos personales e intimidad se mantuvieran protegidos. En otros
términos: el padre no tenía el derecho a abrir la ventana sin el con-
sentimiento de su hija.
En cuanto a la propiedad intelectual, esta no desaparece, pues-
to que es exigencia de la justicia y de la verdad; pero está más
expuesta. Es, de todos modos, un derecho que puede ser alegado
ante los jueces.

Documentación
Más allá de las paredes de cristal del mundo empresarial hay quien
proclama: “Ya no le queda a usted ni un ápice de privacidad, vaya
acostumbrándose”. Aquí el cambio fundamental ha residido en las
tecnologías de recolección de datos asociadas a la economía del
comercio electrónico. En muchos casos, la fuente principal de in-
gresos de las empresas de comercio electrónico es la publicidad y el
marketing. Por otro lado, estas obtienen ingresos de las pancartas
publicitarias que cuelgan para sus usuarios.
Además, venden los datos personales de sus usuarios a sus clien-
tes con fines comerciales o los utilizan ellos mismos para definirlos
mejor. En todos los casos se consigue siempre una valiosísima in-
formación en cada clic efectuado dentro del sitio web. En Estados
Unidos, en el 92 % de los sitios web recogen los datos personales de
sus usuarios y los procesan de acuerdo a sus intereses comerciales.
Las empresas juran que solo los utilizan de forma agregada para
formar perfiles de mercado. Después de todo, la mayoría de los
consumidores no ejerce su derecho de opt-out que les permitiría
negarse a autorizar el uso de sus datos personales.

150 casos del Consultorio Ético 277


El ataque global contra la privacidad para recuperar el control
en un modelo de soberanía compartida asegura los derechos de
propiedad sobre la información a cambio de la utilización pública
de dicha información. Con el objeto de afianzar sus intereses, las
empresas y los gobiernos amenazan conjuntamente la libertad, vio-
lando la privacidad en nombre de la seguridad.
Manuel Castells. La galaxia internet. Plaza y Janés, Madrid, 2001, pp. 198, 199, 208.

Consulta 132

¿Qué es lo ético y antiético en los casos de las filtraciones


hechas por Edward Snowden y Julian Assange?
Guatemala.

Respuesta
Los directores de periódicos que recibieron los primeros volumino-
sos paquetes de cables obtenidos por Assange para Wikileaks fue-
ron cuidadosos: les aplicaron a esos cables las mismas normas que
cualquier periodista debe observar en su manejo de las fuentes;
por tanto, los sometieron al rigor de la comprobación.
También hicieron lo que en las redacciones es un proceso normal:
separar, en las informaciones que llegan, lo pertinente de lo no per-
tinente bajo el criterio de que solo es publicable lo que es de inte-
rés público; y finalmente, deliberaron sobre los efectos posibles de
una publicación para descartar o matizar lo que podría hacer daño
y darle relevancia a lo que podía servir al bien público.
Al actuar así quedaba claro que hay secretos publicables y secre-
tos que deben seguir siéndolo, y que la máxima prioridad es para
los secretos que deben conocerse por interés del bien público. Por
ejemplo, los asesinatos cometidos por militares de Estados Unidos
en Afganistán. Hay otros secretos, en cambio, que no deben ser pu-
blicados y así permanecieron silenciados: los que ponían en peligro
la seguridad pública.

278 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Entre esos extremos se pudieron ubicar los secretos inútiles y
mantenidos por los funcionarios por la sensación de poder que les
originaba; en cambio, debían respetarse los secretos guardados
dentro del legítimo derecho de las personas a su intimidad.
En conclusión: deja de ser ético todo lo que viola los derechos de
las personas o de la sociedad en esta relación del periodista con los
secretos. Es ético, en cambio, lo que preserva esos derechos de los
abusos de quienes ejercen el poder.

Documentación
Hay un tipo de periodista que, aparentemente, se declara adepto
a la verdad, pero está dispuesto a desviarse de su camino siempre
que sea posible o cuando las circunstancias lo imponen. Estos son
los periodistas teleológicos, los que creen que adherirse a una regla
o axioma absoluto, como hacen los deontólogos, es irracional. Lo
que ellos aprecian es la moralidad del acto. Estos periodistas que
piensan en las consecuencias son los antikantianos, los relativistas,
los periodistas que opinan que esta desviación del camino de la ver-
dad en ciertos casos es un acto ético. Dado que estos periodistas se
preocupan por las consecuencias, ellos se dedican, naturalmente,
a aquellos actos que van a tener como resultado las consecuencias
que ellos desean.
Analicemos un ejemplo común. Un periodista que sabe el nom-
bre de la víctima de una violación, pero que decide dejarlo fuera del
relato se ha deslizado desde el estilo estrictamente periodístico al
estilo neutral. Todo tipo de razones puede usarse para justificar una
acción como esta: la posible venganza de la víctima o de su familia,
incluso otro peligro para ella, en el futuro, pero estas son justifica-
ciones subjetivas basadas en la opinión personal y que tienen que
ver algo con las posibles consecuencias, pero nada que ver con un
trabajo de plena divulgación. ¿El periodista tendría que usar en su
trabajo el nombre de una muchacha de catorce años que ha sido
golpeada, violada y sodomizada? Sería difícil revelar el nombre,
creemos, incluso para el periodista orientado hacia la verdad, pero
algunos periodistas orientados hacia la verdad pueden pensar que
tendrían que hacerlo.

150 casos del Consultorio Ético 279


Aquí tenemos otro ejemplo: ¿qué pasa con un relato sobre la
existencia de una operación secreta de la policía, relato que po-
dría destruir la investigación e incluso poner en peligro la vida de
un agente secreto? Aquí también sería fácil justificar el callar esta
historia en vista de las posibles consecuencias. La revelación o la
eliminación de la información, basados en las consecuencias que
se toman en cuenta, puede ser justificada, sin duda, en un sentido
ético, pero los periodistas que hacen esto pueden dudar de su dedi-
cación como informadores. Estos periodistas no tendrían que darse
mucha prisa cuando se trata de condenar a los representantes del
gobierno que pueden adoptar una actitud semejante basándose en
las mismas razones.
John C. Merrill. La ética del periodismo. Universidad Técnica Particular de Loja, Loja, 2007,
pp. 242, 243.

Consulta 133

¿Está bien usar fotografías tomadas de redes sociales para


ilustrar artículos periodísticos?
México.

Respuesta
Contra un sentir extendido entre los usuarios de la tecnología di-
gital, los productos intelectuales o artísticos tienen dueño y es de
justicia darle el crédito correspondiente, lo mismo que la compen-
sación económica cuando se hace un uso comercial.
No siempre es posible identificar al autor del artículo, fotografía
o ilustración que se reproduce; en cambio, sí está a la vista el lugar
o página de donde se toma y esta es la información que debe darse
a falta de una más precisa sobre el autor.
Lo importante es que no se cree el equívoco sobre la autoría de
la obra. A merced de ese equívoco vienen las injustas y mentirosas
atribuciones con que alguien se apodera de una creación que no es
suya o crea apariencias engañosas sobre el autor de la obra.

280 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


La producción intelectual o artística difundida a través de los me-
dios es fiable si es transparente y franca. Cuando así se presenta
exhibe el valor agregado de lo honesto y justo.
En el caso propuesto en la consulta, es importante entender que
es más ético lo más transparente y claro. Lo confuso, ambiguo y os-
curo es lo menos ético porque desaparecen lo justo y lo verdadero.

Documentación
El nivel de relación de la actividad fotográfica con el derecho se da
en el campo de los derechos de autor, los cuales sirven para esta-
blecer la relación moral y patrimonial del autor con su obra.
En el Perú hubo una ley de propiedad intelectual en 1849, que
protegía los escritos, cartas geográficas, grabados y composiciones
musicales, pero no se mencionaba la fotografía, aunque por analo-
gía se la podía incluir. Un siglo después se promulgó la Ley 13714
de derechos de autor (en 1961) que, refiriéndose a la fotografía,
protege a su autor para que la explote en exclusividad por vein-
te años. Este plazo de exclusividad es menor que el asignado a las
obras literarias que, originalmente, era toda la vida del autor, más
cincuenta años contados desde la fecha de su muerte. El gobierno
de Alan García modificó esa norma en 1986 mediante la Ley 24518
y amplió el plazo de explotación de la obra literaria a la duración de
la vida de los hijos, cónyuge y padres del autor.
La Ley 13714 tiene un reglamento extenso donde la fotografía ocu-
pa un lugar limitado. Hay disposiciones adicionales sobre la propie-
dad de las obras artísticas y dice que las obras literarias y artísticas
son bienes de la propiedad conyugal y que los frutos que de ellas
provengan son bienes sociales, es decir, comunes.
José Perla Anaya. Derecho de la comunicación. Didí de Arteta, Lima, 2003, pp. 204, 205.

150 casos del Consultorio Ético 281


Consulta 134

¿Las redes sociales pueden cambiar el periodismo? ¿Si es así,


lo cambian para bien o para mal?
E l S a l v a d o r.

Respuesta
De hecho lo están cambiando. La muy amplia gama de posibilida-
des que ofrece internet la están aprovechando medios y periodis-
tas que, así, están transformando el periodismo. Menciono algunas
de esas posibilidades:
La apertura al otro. Las facilidades de comunicación con los habi-
tantes del mundo han cambiado el sentido de la palabra “prójimo”,
que antes se refería a la vecindad espacial. Prójimo era el que esta-
ba espacialmente cercano: la familia, los vecinos, los compañeros
de trabajo o de estudio o de asociación. Hoy prójimo es todo aquel
que se encuentra al alcance en la red. No importa la distancia, la
nacionalidad, la cultura o el régimen político, cualquier humano
puede ser fuente o tema para el periodista. Si cada ser humano es
una potencial y viva fuente de información, esta multiplicación de
las fuentes amplía las posibilidades de información, de tolerancia y
de enriquecimiento cultural del periodista.
La tecnología digital amplía el abanico de las posibilidades de co-
nocimiento para el periodista y para sus receptores de información;
por tanto, al hacer más accesible el conocimiento, garantiza la solidez
de la libertad. La libertad se fortalece con decisiones y estas ganan
en calidad y en cantidad cuando se apoyan en un conocimiento más
completo, que es el que puede obtener el periodista en internet.
Hay que agregar que el mundo digital ha previsto la infraestruc-
tura para las redes sociales, un instrumento del que se vale el pe-
riodista para ampliar sus contactos y su visión de las personas y de
la opinión pública.
Estos son los elementos y los usos positivos que hacen progresar
al periodismo. También hay posibilidades negativas que vuelven su-
perficial, irresponsable y dañino al periodismo. Al fin y al cabo, lo
digital es un instrumento que es bueno o malo según quien lo use.

282 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Documentación
La profesión periodística está experimentando algunos cambios.
Las redes sociales han hecho que tome cada vez más importancia
lo que se conoce como “periodismo ciudadano”. Los ciudadanos se
convierten en proveedores de noticias, en fuentes de información.
El trabajo del periodista es, como siempre, el de verificar estas in-
formaciones y darles forma.
La sensación entre algunos periodistas es que el incremento del
periodismo ciudadano derivado de las redes sociales puede afectar
en forma negativa la calidad de la profesión. En este sentido, el estu-
dio The Influence of the Internet on European Journalism, publicado
en el Journal of Computed Mediated Communication, pone de mani-
fiesto que los periodistas europeos recelan del impacto que pueda
tener en la calidad de su trabajo. Enric Sierra admite que en la gene-
ralidad de los periodistas todavía tienen ciertas reservas para entrar
en el mundo digital por desconocimiento, mientras que Josep Luis
Micó, profesor del Departamento de Periodismo de la Facultad de
Comunicación Blanquerna y autor de Teleperiodismo digital, asegura
que ese temor es infundado, ya que con las plataformas sociales “la
calidad del periodismo en términos generales ha mejorado”.
Sonia Ortiz. Los usos periodísticos de las redes sociales. Capcalera 146, publicación del
Colegio de Periodistas de Cataluña. Barcelona, diciembre de 2009, pp. 154, 155.

Consulta 135

¿Es conveniente o inconveniente que internet permita a los


ciudadanos convertirse en emisores de información?
Ve n e z u e l a .

Respuesta
En la práctica de los medios, la actitud más positiva es la que con-
vierte a estos ciudadanos emisores en colaboradores que aportan
una materia prima de la información. Esos medios (periódicos, noti-
cieros de radio o de televisión) sienten que pueden estar presentes

150 casos del Consultorio Ético 283


en más lugares, dada la ubicuidad del periodista ciudadano. En
último término, es el profesional periodista quien decidirá si esos
materiales son importantes o no; él determinará si esos datos de-
ben ser confirmados o complementados; de él dependerá que se
presenten de una manera u otra. En cualquier caso, ese ciudadano
emisor viene a ser lo mismo, aunque con elementos técnicos dis-
tintos y superiores, que el testigo a quien el periodista acude para
enriquecer su información.
También es práctica de los medios dedicar al periodista profe-
sional a las tareas de análisis, explicación y complementación de la
información, que son los valores profesionales agregados a la infor-
mación en bruto que aportan los reporteros ciudadanos.
Estas son las actitudes positivas que convierten el fenómeno
del ciudadano emisor en un colaborador valioso del informador
profesional.
Mirarlos como una competencia peligrosa para la supervivencia
del periodista o como una fuente dañina de información es una ex-
presión de inseguridad profesional y de incapacidad para ver todos
los aspectos de las nuevas tecnologías.

Documentación
Las cartas al editor existen en la prensa escrita desde hace más de
200 años; y ya en los años noventa del siglo pasado aparecieron
las primeras iniciativas encaminadas a aproximar al periodista al
ciudadano a través del periodismo público. Internet, sin embargo,
aportaba una novedad sustancial: la posibilidad de una relación di-
recta en tiempo real entre periodistas y lectores, y entre los propios
lectores. Cuando esa relación se produce en el marco de los me-
dios, se denomina periodismo participativo. El salto es cualitativo.
El ciudadano aporta contenidos originales que los medios pueden
publicar o utilizar para elaborar informaciones.
Los medios tradicionales incorporaron la participación con su do-
ble objetivo. Por un lado, para legitimarse en concordancia con su
función democrática, ofreciendo espacios para la deliberación en-
tre ciudadanos. Por otro, como aporte de una estrategia económica
encaminada a fidelizar a la audiencia. Y los periodistas reaccionaron

284 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


entre el entusiasmo y el escepticismo. En todo caso, las redaccio-
nes han tendido a definir espacios claramente diferenciados entre
la aportación de la audiencia y la producción de los periodistas para
evitar que la participación minara el papel del narrador de la reali-
dad. La apuesta clara de los medios por la participación se traduce
en más de una quincena de posibilidades, pero los comentarios y
las noticias son unas de las preferidas por los medios y por las au-
diencias porque posibilitan el debate entre ciudadanos y permiten
fortalecer la función democrática de la prensa.
Ruiz, Masip, Domingo, Noci y Micó. Participación de la audiencia en el periodismo.
Universidad de Barcelona, Aldea Global, Barcelona, 2013, p. 134.

Consulta 136

¿Es ético lo que hacen los sitios web dedicados a publicar


noticias satíricas?
México.

Respuesta
La legitimidad de esta clase de contenidos depende de la claridad
del pacto implícito que se hace con los receptores de la informa-
ción. Este pacto es posible con audiencias limitadas y habituales
que participan conscientemente en las noticias juego. Cuando eso
no es posible por la magnitud y heterogeneidad de la audiencia, el
peligro de engaño aumenta.
Es un peligro que puede ocurrir por doble vía:

• Cuando se hace daño a la fama o buen nombre de las personas; o cuan-


do se les crean temores injustificados o curiosidades sin fundamento.
• Porque se crea una actitud de desconfianza hacia la noticia, que es un
medio de conocimiento de la realidad, necesario para las personas y
para la sociedad. La noticia mantiene la conexión de las personas con
los hechos que ocurren en el resto de la sociedad. Al perder credibilidad
la noticia, las personas y la sociedad se condenan al aislamiento y sus
consecuencias.

150 casos del Consultorio Ético 285


De otro lado, si quienes se identifican como autores de este en-
tretenimiento son periodistas, corren el peligro de perder la credi-
bilidad que les sería necesaria en el momento de dar noticias de
importancia para la sociedad. Estos periodistas serían víctimas de
la misma pérdida de credibilidad que evidencia la fábula del pastor-
cito mentiroso.

Documentación
El efecto de la noticia es conseguir que la gente hable de aquel hecho
que la noticia define y comunica y que, al hablar de él, piense en lo
que significa. El significado de las cosas y las acciones se concreta en
la conversación y cuando la gente piensa en lo que dicen los medios
que pasa en el mundo, se pregunta enseguida qué va a pasar, cuáles
serán los efectos y consecuencias de aquel hecho, qué otros hechos
van a seguirle. Esto supone que toda noticia hace pensar al que la
recibe en sus repercusiones, lo que equivale a pensar oscuramente
en las noticias que van a seguir y en su posible significado.
Por consiguiente, puede decirse que es más noticia que otra
aquella que más se quede grabada en la mente del lector u oyente
y durante más tiempo le ayude a interpretar un cierto número de
hechos sucesivos y posteriores. También se puede decir que es más
noticia que otra la que abra un filón de hechos más importantes y
duraderos, la que modifique más el curso de los acontecimientos o
que tenga mayor trascendencia en el futuro. En definitiva, puede
decirse que es más noticia aquella que tendrá más repercusiones,
que hará hacer y decir más cosas, que se prolongará más tiempo en
el mismo medio que la ha dado y en otros que la recojan.
La noticia más útil al lector u oyente, aquella por la que con razón
pudiera pagar más, será aquella que mejor le sirva para entender
lo que pasa y hacerse cargo de lo que va a pasar, o también para
entender lo que le espera y en lo que él mismo pueda influir. La
noticia más provechosa para la actuación de más personas durante
más tiempo será, con toda lógica, más noticia que aquella que sirva
a menos personas para actuar durante menos tiempo y mucho más
que aquella que ni siquiera consiguió que la gente hable de un he-
cho y, al hacerlo, piense en él.
Lorenzo Gomis. Teoría del periodismo. Paidós, Barcelona, 1997, pp. 92, 93.

286 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Consulta 137

¿Es conveniente que los lectores ahora interactúen en la red


con los miembros de una redacción?
E c u a d o r.

Respuesta
Las redes sociales, “ese lugar intermedio entre lo privado y lo públi-
co, entre lo personal y lo social” (expresiones de Darío Pompili en
La herencia de lo digital), precisan los conceptos sobre lo público
y lo privado y abren nuevas perspectivas a la comunicación. No es
extraño, por tanto, que cuando una polémica se traslada de las pá-
ginas del periódico a la pantalla, se produzca algún desconcierto,
como si alguien estuviera violando confidencialidades.
Las redes sociales no solo amplían el campo de la influencia en el
que se desarrolla una polémica o el alcance de una información, sino
que rompen el estrecho esquema de la comunicación a través del pe-
riódico. Según este, el emisor (director del periódico, columnistas o
reporteros) difunde contenidos para unos receptores que, de manera
limitada, pueden interactuar con una respuesta, réplica o reacción.
En las redes sociales el receptor es también emisor, con capacidad
de respuesta e interactividad, lo que convierte la polémica libre en un
medio para buscar la verdad, contrastar opiniones y rechazar errores.
Es, pues, instrumento de búsqueda colectiva de la verdad sin las
limitaciones de los medios clásicos de comunicación. Por otra parte,
no puede acusarse a quienes se valen de las redes sociales por vio-
lación de privacidad alguna. Lo que se discute en las páginas de un
periódico es público, aunque con difusión limitada si se compara con
lo que obtienen las redes sociales. Uno y otro medio sirven como pla-
taforma para la discusión de puntos de vista y lo ideal es que cuanto
aparece en las redes también sea conocido en el medio impreso.

150 casos del Consultorio Ético 287


Consulta 138

Un periodista mató a una presentadora de televisión y a su


camarógrafo para luego subir el video a Twitter. ¿Actuaron
bien los medios que replicaron el video?
Estados Unidos.

Respuesta
No es el uso de las imágenes el que resulta cuestionable, sino la
manera de hacerlo. Una emisión por el estilo de “¡Extra! ¡Tenemos
imágenes exclusivas del asesinato!”, es claramente reprochable.
Sería, en tal caso, un tratamiento indebido por la falta de respeto
a la víctima y a su familia. Es convertir una muerte en mercancía.
Tal uso del video, con intención comercial, se distancia de la in-
tención de servicio público que debe presidir las acciones del pe-
riodista profesional.
Esta voluntad de servicio es la que aconseja el uso ético de estas
imágenes. Es un servicio que las convierte en material de denuncia
o de análisis razonado del hecho para información del público.
Cuando los manuales de estilo o los códigos de ética rechazan el
uso sensacionalista de las imágenes, tienen en cuenta la diferencia
que existe entre una información que solo estimula los sentidos y la
curiosidad y la que estimula la inteligencia y promueve la búsqueda
de causas y soluciones, e impulsa, además, la participación para
que el crimen no se repita y la sociedad exija mecanismos y accio-
nes de prevención del delito.
Una información así provee elementos de conocimiento para el
desarrollo humano de la sociedad; lo sensacionalista, en cambio,
contribuye al distanciamiento y a la pérdida de sensibilidad de las
audiencias frente al mal.

Documentación
Cuando en una sociedad la crueldad se vuelve en cierta manera “nor-
malizada”, la propia compasión termina por sufrir las consecuencias.
Y me parece que en la actualidad estamos asistiendo a este proceso,

288 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


un proceso en que ante todo los videos, la repugnancia y la compa-
sión dan paso de forma progresiva a la aceptación insensible o a la
resignación de cierto público.
Cuando se busca, voluntariamente, mirar este tipo de imágenes,
se deja de luchar contra el espectáculo al que se asiste. Uno se ubi-
ca en una situación de comodidad, fuera de las escenas crueles y
monstruosas de las que es espectador, como si con la interposición
de la campaña, la realidad no fuera más que una imagen virtual. La
realidad horror termina por instalarse en nuestra vida cotidiana.
Ante estas imágenes de espanto, me pregunto si los espectado-
res que las miran recuerdan todavía que el que muere es un ser
humano, porque estos asesinatos en directo reducen la persona a
una cosa, la cosifican.
El concepto de cosificación tuvo cierto éxito en el mundo germa-
nófono en los años 20 del siglo pasado, en que se convirtió en una
especie de leitmotiv de la crítica de la sociedad y de la cultura. Des-
pués de la Segunda Guerra Mundial, ese concepto cedió el terreno y
las reflexiones de la sociedad más bien se dirigieron a las deficiencias
de la democracia y de la justicia. Durante los horrores de la Segunda
Guerra Mundial la cosificación llegó a su apogeo, ya que el tratamien-
to instrumental de los individuos se convirtió en una práctica corrien-
te. En los campos de exterminio, los hombres y las mujeres fueron
tratados como objetos, como cosas hasta su aniquilación.
Es posible habituarse a la liquidación de los seres humanos, sobre
todo cuando se olvida que son seres humanos y se tratan como un
cargamento. “Estaban tan débiles, no hacían nada para oponerse
a lo que les llegaba, se dejaban hacer. Eran personas con las que
no se tenía nada en común. Así fue cómo surgió ‘el desprecio’”. El
desprecio probablemente no nació de esta cosificación, pero esta
lo mantuvo, por no decir que lo acentuó.
Michela Marzano. La muerte como espectáculo. Tusquets, Barcelona, 2010, pp. 90, 91, 92.

150 casos del Consultorio Ético 289


Consulta 139

¿Los tuiteros son periodistas?


Colombia.

Respuesta
Ni los tuiteros ni los grafiteros ni los blogueros ni los que tienen
cuenta activa en Facebook pueden llamarse periodistas por razón
de esas actividades comunicativas.
Es cierto que se comunican con públicos que pueden llegar a ser
más extensos que los de cualquier periódico; que pueden comu-
nicarse con mayor frecuencia que un periódico; que pueden tener
la misma periodicidad en su comunicación que un periódico. Sin
embargo, no son periodistas. Para serlo necesitarían:

• Dedicación profesional a las tareas de servir a una audiencia, a través


de la información de los hechos diarios de la vida de la sociedad, del
país o del mundo.
• Procesamiento diario de las informaciones para servir al lector con los
antecedentes, los contextos y las proyecciones de los hechos.
• La confirmación y ampliación de los hechos con ayuda de fuentes plu-
rales y diversas que, además, deberán ser idóneas e independientes.
• Seguimiento de las informaciones de modo que el receptor tenga ac-
ceso al conocimiento de los procesos en que los hechos se enmarcan.
• Todos estos pasos deben estar guiados por una conciencia profesional cuyas
normas éticas han llegado a conformar un talante o costumbre de acción.

Tanto los usuarios de las nuevas tecnologías como los periodistas


sin una conciencia clara de su identidad profesional se suelen limi-
tar a las actividades descritas en el primer apartado, que son una
parte mínima del quehacer periodístico.
La aparición de esa apariencia de periodismo, sin embargo, ha
tenido el buen efecto de obligar a periodistas y lectores a pregun-
tarse: ¿qué es un periodista? Las respuestas a esa pregunta han
contribuido a una formulación completa de los elementos de que
está hecha la identidad periodística.

290 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Documentación
¿Será periodista quien da a conocer una información de última
hora a través de Twitter o Facebook? Creo que no.
Allí hay una comunidad, objeto de estudios antropológicos y comu-
nicacionales, que se informa apurada y limitadamente de lo que acon-
tece. Hasta esos límites no puede reducirse el ejercicio profesional.
Además de expresarnos, a los periodistas nos alienta el deber de
garantizar la información veraz, confirmada y contrastada, impar-
cial, contextualizada, transparente y de interés público.
La emoción y fogosidad de quien pone un mensaje en Twitter
difiere del rigor y la responsabilidad de la acción del periodista.
El periodista mantendrá su vigencia de guardián de la democracia
si está dispuesto a denunciar la corrupción, a descubrir lo oculto, a
mantener la independencia de los poderes económicos y políticos,
a pedir cuentas. Y a rendirlas, si transparencia y coherencia forman
parte de los principios del decálogo ético.
Otra cosa es que los medios se apoyen en las redes sociales. Con-
sidero que además de la convergencia, corresponden a una de las
estrategias de adaptación al convertirlas en canal favorito para di-
fundir noticias de última hora y promover contenidos.
Víctor León Zuluaga. Defensor del lector de El Colombiano, Medellín, Colombia.
“La vigencia del periodismo y la evolución de los medios”.

Consulta 140

¿Está bien que un periodista cierre su cuenta de Twitter


cuando recibe insultos por esa vía?
Colombia.

Respuesta
Es importante entender que tener a disposición un poder crea unas
exigencias de responsabilidad proporcionales a la magnitud de ese
poder. La tecnología digital pone en las manos del usuario un po-
der que no era conocido. Forma parte de ese poder el cubrimiento

150 casos del Consultorio Ético 291


espacial, o sea, el alcance físico de los mensajes, que pueden lograr
extensiones inimaginadas. Es igualmente poderosa la instantanei-
dad de los mensajes que parecen eliminar la barrera del tiempo.
Con ese poder en sus manos, a las personas se les abren dos op-
ciones principales: usar ese poder para su propio desarrollo perso-
nal, y así les ocurre a todos los que se hacen mejores con la ayuda
de los recursos del mundo digital. O los que ponen esta tecnología
al servicio de la parte peor de su personalidad.
Actualmente, los responsables de los foros de internet actúan a
la defensiva para controlar o ponerles freno a estos últimos que,
estimulados por el poder de la tecnología y por el anonimato con
que pueden actuar, dan salida a sus más destructores instintos. Los
reglamentos o normas que se están adoptando, como condición
para entrar a estos espacios, son a la vez defensa y pedagogía.
Generalmente son indeseables las personas incapaces del diálo-
go; por eso se las excluye o ignora, al menos mientras no se ajus-
ten a unas reglas civilizadas de conversación: no ofender, valerse
de un lenguaje correcto y decente. En algunos de esos espacios no
se admite, por ejemplo, el texto que va todo en mayúsculas porque
equivalen a un grito y no puede haber diálogo inteligente a gritos.
Es decir, la gran regla es usar la tecnología como instrumento de
acercamiento.

Documentación
La pornografía infantil es un caso extremo, pero lo mismo se puede
decir de ejemplos relativamente inocuos como lo trivial, lo raro,
lo ridículo, que también encontraron en internet un medio en que
todo lo que reprime, verifica y corrige puede ser sorteado y todo lo
que refuerza puede ser buscado una y otra vez. Así, por ejemplo, el
que crea en hadas puede estar seguro de encontrar confirmación
psicológica en la red y no necesita ocuparse de la crítica científica;
el filósofo casero con una grandiosa, pero completamente vacua
teoría de todo encuentra tarde o temprano grupos de gente cuyo
conocimiento y perspicacia crítica son todavía menores, pero es-
tán dispuestos a dejarse impresionar. Esto explica por qué internet

292 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


contiene grandes cantidades no solo de inmundicia, sino también
de estupidez.
El resultado lógico de tal interacción es una fragmentación mo-
ral más que una comunidad moral, y aunque la conclusión práctica
seguramente no llegará a tal extremo, el hecho de que esta sea el
resultado lógico demuestra la existencia de una tendencia destruc-
tora. La libertad de internet está hecha a la medida para fomentar
el libertinaje. Dicha fragmentación es anárquica en el mal sentido,
puesto que es el medio ideal para propagar deseos no tutelados de
cualquier clase.
Por supuesto, hay buenas razones para pensar que nunca se llega-
rá al límite, porque siempre se requerirá un grado básico de comu-
nicación como una lengua de alguna clase, que a su vez requerirá la
sumisión de los impulsos no tutelados a influencias socializadoras
de la manera prescrita más arriba. Incluso quienes utilizan internet
para buscar almas gemelas interesadas en los impulsos más ele-
mentales tienen que encontrar alguna manera de hablar entre sí.
Además, si la conjunción de intereses no tutelados y deseos ha de
resultar en una actividad conjunta, también requiere alguna medi-
da de disciplina y de orden social.
Gordon Graham. Internet. Fronesis, Madrid, 2001, pp. 104, 105.

Consulta 141

¿Es suficiente un tuit de una entidad oficial que exige recti-


ficación para cambiar el contenido de un artículo?
Colombia.

Respuesta
La rectificación es un deber del medio periodístico y un derecho
de quien recibe información cuando está comprobado el error del
periodista. Ese error debe comprobarse de modo claro, como resul-
tado de una investigación suficiente.

150 casos del Consultorio Ético 293


El compromiso del periodista de ofrecer a su audiencia la verdad
de los hechos le crea el deber de investigar y asegurarse de esto
mediante la utilización de las herramientas propias del oficio que
van desde el uso de fuentes plurales y diversas, el examen crítico
de documentos y declaraciones hasta la consulta de fuentes espe-
cializadas. Si por debilidad o falla de algunas de sus fuentes, o por
descuido del propio periodista, aparecen errores en sus textos, es
un derecho del receptor pedir la corrección y es un deber del pe-
riodista hacerla.
Pero este proceso está guiado por la persuasión del periodista y
del receptor de que entre ambos busquen la verdad para beneficio
de todos. También opera la idea de que unos y otros son falibles y
de que ni periodista ni reclamantes pueden suponerse infalibles.
Dentro de este contexto se puede concluir que una exigencia
de rectificación a través de Twitter es inapropiada para iniciar ese
proceso de búsqueda. Los 140 caracteres apenas si son suficientes
para dar una orden, pero no para demostrar la existencia de un
error. El hecho mismo de que sea una exigencia oficial deja suponer
que se pretende imponer, de modo autoritario, un punto de vista o
una versión interesada y no emprender una búsqueda de la verdad
con ánimo constructivo y solidario.

Documentación
Cuando aparezca un error comprobado sobre materia grave que
pueda lesionar los intereses del lector o del protagonista de un he-
cho sobre el cual se haya informado, las directivas de la redacción
en coordinación con el defensor del lector y el departamento jurí-
dico decidirán si rectifican y determinarán la forma en que lo harán.
En los casos de correcciones y aclaraciones también debe oírse el
punto de vista del periodista que las motivó.
Los textos de una rectificación, corrección o aclaración no pueden
tener la palabra involuntario ni sus derivaciones o sinónimos. Se pue-
de presumir que en el periódico no puede haber errores voluntarios.

Todos los textos de correcciones, aclaraciones y rectificaciones deben


ser claros, concisos, serios, no polémicos y sin ambigüedades. Pueden

294 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


contener una explicación del error, pero jamás dar la apariencia de que
se está tratando de justificar.
Manual de redacción de El Tiempo, Bogotá.

Debe ser el propio diario el que rectifique los errores en que pudo
haber incurrido, aunque no lo pida el interesado.

En La Nación, como se sabe, se publica una fe de erratas en la que se


registran errores anteriores. Pero hay casos en que, por su importancia,
las rectificaciones demandan mayor espacio que el que el diario brinda
espontáneamente.
Manual de estilo de La Nación, Buenos Aires.

The Washington Post está empeñado en reducir al mínimo el margen de


errores que comete y en corregir los que se producen. Nuestro objeti-
vo es la precisión; nuestra defensa, la imparcialidad. Debemos escuchar
respetuosamente a las personas que nos hacen notar los errores.
Código de conducta de The Washington Post.

Consulta 142

¿Basta con advertir en mi biografía que mi cuenta de


Twitter es personal para decir ahí lo que me dé la gana?
México.

Respuesta
Teóricamente tiene validez la distinción entre lo que se hace como
trabajador de una empresa y lo que se hace como persona particular.
Cuando esta teoría se aplica en la práctica comienzan las dificul-
tades, que son menores si el trabajador opera en una ensamblado-
ra de autos o en una fábrica de tortillas, en las que las dos identida-
des, la de trabajador y la de persona particular, solo están limitadas
por el secreto industrial o profesional que obliga tanto al trabajador
como a la persona particular.

150 casos del Consultorio Ético 295


Pero en el caso del periodista esa separación entre el trabajador
que informa y el particular que opina se vuelve imposible porque su
credibilidad y el consiguiente peso moral de quien informa deman-
dan la unidad y coherencia con el periodista que opina.
Quien deposita su confianza en el periodista que le informa a dia-
rio no admite ninguna clase de doble juego: ahora debes ver en mí
al periodista que te informa las noticias y en este otro momento
al que opina en la red social. La confianza se funda en la unidad y
coherencia de quien entrega una información confiable.
En Estados Unidos, los “periodistas con un punto de vista” apare-
cen ante los receptores de su información con una actuación trans-
parente que permite relacionar su información con su opinión, no
como dos posiciones separadas, sino como dos partes de un único
proceso informativo. Cuando se obra así, o sobra uno de los dos
medios (el de papel y el digital) o en los dos aparece el mismo ma-
terial informativo.

Documentación
Si el periodista conoce los principios éticos de su profesión y es ca-
paz de reflexionar sobre ellos en el ejercicio profesional, esto signi-
fica que tiene conciencia ética y que, como resultado de ella, está
desarrollando la autocrítica como parte de su sentido de la respon-
sabilidad. La autocrítica señalada por Walter Williams, decano de
Periodismo de la Universidad de Missouri en 1923, ha sido recogida
por el código de ética del Círculo de Periodistas de Bogotá de 1990
y en la Declaración del Colegio de Periodistas de Costa Rica del 20
de abril de 2004. Mientras el de Bogotá plantea que “son aconse-
jables la autocrítica profesional y el debate público de los temas
relacionados con la información”, la Declaración de Costa Rica se-
ñala que “es pertinente establecer vínculos entre los individuos que
comparten la profesión de la comunicación y promover la constan-
te autocrítica, como actitud que guía al buen comunicador”.
De esta manera, la conciencia ética del profesional, es decir su
capacidad para reflexionar sobre los principios deontológicos, se
amplía a la discusión autocrítica en el ámbito de las organizacio-
nes profesionales del periodismo, evitando la autocomplacencia y

296 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


la defensa corporativa, que tanto daño hacen a la profesión y a la
dignidad de los periodistas. Mediante la reflexión y la autocrítica,
hechas en forma personal y colegiada, es posible revisar los erro-
res y corregir las faltas éticas. Desde esta perspectiva, la conciencia
ética se transforma en un elemento importante para el refuerzo de
las normas y principios establecidos en los códigos de ética; estos
no son letra muerta que no se aplica y adquieren la autoridad que
deriva precisamente de la reflexión y discusión acerca de los valo-
res permanentes.
Mario Urzúa. Periodismo y ética, temas actuales. Centro de Estudios Bicentenario,
Audios Impresores, Santiago, 2005, pp. 31, 32.

Consulta 143

¿Cambian las relaciones entre periodismo y publicidad en


internet?
Ve n e z u e l a .

Respuesta
Son relaciones que deben plantearse con claridad, puesto que po-
nen a prueba la identidad profesional del periodista y la consisten-
cia de su servicio a la sociedad.
Lo mismo que sucede entre medios impresos y publicidad o en
su relación con la televisión o la radio, la publicidad aprovecha el
medio informativo como plataforma o rampa de lanzamiento de
sus campañas. Su objetivo es ganar para sus productos, servicios,
instituciones o personas que anuncia la credibilidad del medio. Lo
que aparentemente es un negocio: tú le das espacio a mi anuncio y
yo pago por él. Pero el periodista detecta algo más que un negocio:
no se trata solo de un espacio para anunciar, sino del aprovecha-
miento de un intangible que se llama credibilidad, asociada a ese
factor fundamental que es la confianza. El mensaje real es, por tan-
to, que así como tus lectores confían en tu información, que tam-
bién lleguen a creer en la mía. Ese fue el esquema de la relación de

150 casos del Consultorio Ético 297


la publicidad con los medios tradicionales, y se repite en internet.
Y así como se llega a la impertinencia con los mensajes publicita-
rios impresos o grabados, también lo es para el usuario el pegajoso
anuncio que se sobrepone al texto que necesitas leer, o que va y
viene por la pantalla como Pedro por su casa, y la verdad es que mi
pantalla no tiene por qué ser la casa franca para los anunciantes.
Todas las prevenciones de la ética en los medios tradicionales para
que no se cree confusión entre información y propaganda mantie-
nen su validez en internet, así como el rechazo a la práctica de los
contenidos patrocinados como una forma disimulada de pagar al
periodista para que diga o calle. Ese rechazo no cambia, sino que se
intensifica en el medio digital.
Directores o gerentes de medios, cualquiera que sea la tecnolo-
gía utilizada, están obligados a rechazar las pretensiones del anun-
ciante o del patrocinador que exige por su dinero algo más que el
espacio para su logotipo o mensaje. Esa línea gruesa que marca la
frontera entre publicidad e información periodística debe señalar
hasta dónde puede llegar el publicista y cuál es el espacio que debe
defender el periodista, porque no es tanto su derecho, sino el de la
sociedad el que está en juego. La sociedad necesita, con la misma
urgencia con que el cuerpo humano requiere aire, agua o luz, una
información independiente, no manipulada.
Si la información es un bien social y no una mercancía, tanto los
empresarios como los gobiernos han de saber que ese es un espa-
cio sagrado e inviolable.

Documentación
En esta primera década de periodismo online hay cinco cosas:

• El periódico en internet ganó masa crítica. Todos los periódicos de los


que yo conozco números tienen más usuarios únicos, más personas
que van por día al sitio del periódico, que la circulación de este. Es un
medio indispensable para cualquier persona bien informada.
• Pasó de deficitario a lucrativo, aunque cuando un editor de los Estados
Unidos me dijo el otro día que mi online es lucrativo, yo le dije: debe-
rías avergonzarte porque no es hora de ganar un poquito de dinero en
internet, es hora de invertir en internet para el futuro.

298 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


• Fortaleció la posición del periódico en papel, aumentó su alcance. Hoy
los periódicos no hablan más de tirada, de circulación, hablan de su
outreach, de a cuántos alcanza con internet, con periódico gratis, con el
periódico deportivo, o sea, un universo.
• Ha creado oportunidades para que los periódicos se posicionen mejor
en este mundo de incertidumbre que viene. Internet, por tanto, es par-
te de una revolución, no es como la radio o la televisión. Es un medio
que absorbe las características de los medios. Para sobrevivir, el perió-
dico está evolucionando de una forma mucho más profunda que como
respondieron la radio o la televisión.
• Y aquí se presenta una de las cosas más importantes, un cambio con-
ceptual: el periódico se está moviendo de ser un producto a ser un ser-
vicio, de ser un producto estático, un paquete, a ser un servicio conti-
nuo de información y de noticias. Su negocio nunca fue ensuciar papel
con tinta; su negocio fue siempre la noticia, la información. Y ahora en
cualquier soporte: computadora, las tabletas, etc.; las empresas que no
entiendan esta profundidad no van a sobrevivir.
Rosental Calmon Alves. Desafíos del periodismo real. Clarín,
Buenos Aires, 2006, pp. 114, 115.

Consulta 144

¿Es necesario pensar en una nueva ética periodística hoy


que hay más contacto virtual con las fuentes?
E c u a d o r.

Respuesta
Los dilemas éticos son los mismos, ha cambiado su frecuencia e in-
tensidad. Esto significa que internet, al aumentar el poder de quien
comunica ha intensificado su responsabilidad; al multiplicar y po-
tenciar las herramientas de trabajo, ha hecho más fuerte el deber
de llevar a cabo las posibilidades de cada uno; al facilitar el contac-
to entre las personas, ha intensificado los deberes para con ellos.
No es, pues, una nueva ética, es una ética más exigente porque
debe responder a un poder más grande.

150 casos del Consultorio Ético 299


El dilema fundamental aparece con el poder que lo digital deja
a disposición de cada persona. La posibilidad de comunicar, la de
convertirse en fuente de información, la de entrar a los archivos y
bibliotecas, la de manejar datos en cantidad inimaginable, todo eso
confiere poder y al mismo tiempo genera el deber de responder,
que es el sentido de responsabilidad. Y quien tiene poder contrae, a
la vez, el compromiso de volverlo bueno o malo. Nace así un dilema
ético fundamental.
Se demuestra a la vez que el instrumento no es bueno ni malo.
Es bueno o malo quien lo usa para hacer mejor el mundo o para
hacerlo malo.
Otro dilema ético fundamental es el de las relaciones con el otro.
Internet posibilita la comunicación y el encuentro con incontables
personas, pero también contribuye al aislamiento. Que sea lo uno o
lo otro no se le puede atribuir a la tecnología, sino a quien la mane-
ja, que, si ha adoptado unos valores éticos como guía, hará de inter-
net un medio para el acercamiento, para la creación de comunidad
y para el desarrollo personal. La ausencia de dichos valores puede
hacer de esos aparatos unos peligrosos juguetes.
En realidad, no se necesita una nueva ética, pero sí se hace indis-
pensable la acción de unas nuevas personas, movidas por una fina
conciencia interior.

Documentación
Hay algunos aspectos que no solo no cambian, sino que acentúan
la responsabilidad del profesional de la información. Por ejemplo,
cuando un editor hace su trabajo realiza una tarea indispensable de
ordenamiento, jerarquización y correcta presentación.
Revisión de textos, distribución de tareas, fijación de plazos de
entrega; todos estos son apenas esenciales de la labor informativa
y, por tanto, parece difícil que en algún momento los pueda reem-
plazar una máquina. Al revisar en esta perspectiva estas complejas
relaciones de trabajo, se redescubre no solo la importancia de la
estructura interna del medio, sino también el fundamento de al-
gunas rutinas básicas, como el chequeo de datos, el buen reporteo
y el procesamiento responsable y la entrega cuidadosa de la infor-
mación obtenida.

300 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Esto no ha cambiado con la aparición de internet. Al contrario, se
ha hecho más exigente.
Así lo demuestran ejemplos como el de la publicación del infor-
me Starr en internet en setiembre de 1998, cuando fue conocido
simultáneamente en todo el mundo, dejando a los periodistas un
terreno de maniobra muy estrecho, obligados a efectuar un análisis
de su contenido con más rapidez que nunca, pero con clara con-
ciencia de que cualquier error o descuido podría ser detectado de
inmediato por el público.
Poco antes, el veterano comentarista Pierre Salinger, antiguo ase-
sor del presidente John F. Kennedy, había sido inducido a un gravísi-
mo error al utilizar en un comentario antecedentes sin respaldo que
encontró en internet sobre la explosión del vuelo 800 de la TWA.
Estas situaciones son un duro recuerdo de una obligación bási-
ca del periodismo. Internet no releva al periodista de la necesidad
de poner en juego toda su capacidad, e incluso su instinto, en la
investigación de una noticia. Sigue siendo indispensable chequear
y rechequear, preguntar y confirmar. Desconfiar y revisar. La cre-
dibilidad ha sido siempre la base de toda reputación periodística
perdurable y lo sigue siendo.
La otra gran lección asociada a la incorporación de las nuevas
tecnologías tiene que ver con la responsabilidad social de los me-
dios. Los medios, por tradición, especialmente en los escritos, han
estado a cargo de colocar sobre el tapete de la actualidad los te-
mas de discusión pública. Lo que el profesor Maxwell McCombs
bautizó como “agenda setting” sigue vigente aunque no se aprecie
debidamente su importancia. De hecho, en un mundo tan saturado
de noticias como es el actual, la necesidad profesional de que un
periodista analice la actualidad y vaya planteando los temas más
importantes se ha hecho más evidente que nunca.
Abraham Santibáñez. La ética periodística en el nuevo milenio. Editorial Cuarto Propio,
Santiago, 2001, pp. 147, 148.

150 casos del Consultorio Ético 301


Consulta 145

¿Qué es el periodismo en la actualidad?


Bolivia.

Respuesta
Unos cuantos datos históricos permiten comprobar la evolución
que ha tenido la definición de periodista.
Algunos creen ver la más antigua versión de un periodista en el
soldado Filípides, que corrió 40 kilómetros para llevar noticias en el
año 49 a. C. sobre la batalla de Maratón. Si es así, el periodista se
define como el que lleva y trae noticias.
En el siglo xiii aparece otro antepasado: el redactor de los Avisi
en Italia, o de los Zeitungen en Alemania; hojas manuscritas con
noticias para el gobernante. De acuerdo con esto, periodista sería
el que informa al poder.
En Inglaterra se miró al periodista como el que escribía para de-
fenderse de las calumnias. Hasta entonces era un delito publicar
críticas contra los gobernantes. Esta idea fue rebatida en 1735 en el
juicio contra Peter Zenger en Nueva York, acusado por sus críticas
al gobernador británico de Nueva York. Absuelto, con ayuda de un
impresor llamado Benjamín Franklin, abrió el paso para una defini-
ción del periodista como fiscal del poder.
En la guerra civil de Estados Unidos se le vio como el que da la
versión de las guerras.
A finales del siglo xix, la competencia de Randolph Hearst y Jo-
seph Pulitzer en Estados Unidos impuso otra definición del perio-
dista como el cazador de noticias de sensación, por lo raras o por-
que permitían mirar por el ojo de las cerraduras.
A mediados del siglo xx se abrió paso otra imagen: la del periodis-
ta intérprete de los hechos y de la vida de la sociedad.
Hoy el periodista no es solo los ojos y oídos de la sociedad. Es su
entendimiento. Estimula, no solo los sentidos, también la inteligen-
cia y la voluntad de los receptores.

302 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


La evolución de la idea de esta profesión va, pues, desde la entre-
ga mecánica de un boletín (Maratón) hasta el periodista que define
Gabriel García Márquez como “alguien que tiene la oportunidad de
cambiar algo todos los días”.

Documentación
En una época en que gracias a internet cualquiera puede ejercer
de reportero o comentarista, nos movemos en un periodismo de
dos direcciones, sostiene Seeley Brown. El periodista se convierte
en líder de un foro, o en mediador, más que en profesor o confe-
rencista. El ciudadano deja de ser exclusivamente consumidor y se
convierte en prosumidor, es decir, en consumidor y productor.
La interacción con el lector se convierte en parte integral de la
noticia a medida que esta evoluciona. Sirva de ejemplo lo ocurrido
en 1999 con un perfil biográfico del periodista Cody Shearer escrito
por A. O. Scott para Slate, una revista electrónica. Joe Conason se
percató de que el artículo estaba lleno de imprecisiones y envió un
correo electrónico a Slate, que por su parte no tardó en corregir
la información. A partir de ese momento, todo el que entraba al
artículo de Scott leía una versión corregida que mencionaba a Joe
Conason en una nota de agradecimiento e incluía un vínculo que
daba acceso a su mensaje de queja.
Esta interacción tan propia de las nuevas tecnologías es una clase
de periodismo que recuerda al periodismo de conversación, al pri-
mer periodismo que hace 400 años nacía en cafés y casas públicas.
Desde ese punto de vista, la era digital no provoca ningún cambio
fundamental en la función del periodismo. Es posible que las técni-
cas hayan variado, pero los principios subyacentes son los mismos.
El primer compromiso del periodismo es la comprobación.
Tanto si la desempeña un escritor idealista del Siglo de las Luces o un
teórico de Silicon Valley, ¿cómo se lleva a cabo esta función en la prác-
tica? ¿De qué manera actúa la prensa libre en su papel de baluarte de
la democracia? ¿Llega a actuar en la realidad de alguna forma?
Bill Kovach y Tom Rosenstiel. Los elementos del periodismo.

150 casos del Consultorio Ético 303


Consulta 146

Si se puede llamar periodista ciudadano a cualquier ciber-


nauta que con su computador se ha convertido en receptor
y emisor a la vez, ¿en qué queda la profesión periodística?
Respuesta
Las nuevas tecnologías de la comunicación han creado una coyuntu-
ra favorable para que los periodistas definamos nuestra profesión.
Ser periodista, en efecto, es mucho más que ser periodista ciuda-
dano; o dicho de otra manera, el periodista que limita su tarea a la
que cumple con su computador o con una cámara digital un periodis-
ta ciudadano no está prestando el servicio profesional que se espera.
En este sentido, la emergencia de las nuevas tecnologías ha puesto
en evidencia que existía una idea incompleta sobre la actividad del
periodista y sobre su papel en la sociedad: contar los últimos suce-
sos, disponer de las imágenes de los hechos que están sucediendo
o que acaban de suceder, expresar una reacción frente a los hechos
con los 140 caracteres de Twitter son actividades con las que no se
satisfacen los requerimientos de la profesión. Un periodismo limita-
do a esas actividades es una profesión en vías de desaparición.
El periodismo que sobrevivirá es el que, mediante la información,
convierte al lector, oyente o televidente en conciencia de su historia.
Este es el resultado de un periodismo que hace entender porque in-
terpreta, contextualiza, da antecedentes y dirige la mirada hacia las
consecuencias de lo que está sucediendo. Es un periodismo compro-
metido y comprometedor, digno y dignificador, que no se limita a ser
un espectador distante de la historia de cada día.
Esta actividad supone una preparación académica severa y, sobre
todo, es una manera de ser que una conciencia ética forja en las
personas. Esto, como se ve, establece la principal diferencia con el
periodista improvisado.

304 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Documentación
Cuando, como sucede hoy, las generosas y móviles fronteras del
periodismo abarcan cada día más funciones, tareas y personas dis-
tintas, cuando el espectáculo, la opinión y la operación política se
visten de información, cuando todo y nada es periodismo, la res-
puesta aparece clara: volver a las fuentes.
En otras palabras, redefinir qué es el periodismo, distinguir quié-
nes son periodistas y quiénes deben recibir otro nombre para ca-
lificar su actividad; cuál es la tarea específica que el periodismo
cumple en una sociedad determinada y cuáles son sus principios
básicos; pero sobre todo, construir una visión ética compartida so-
bre el ejercicio de la profesión que conserve los estilos y la plurali-
dad como riqueza básica de la actividad periodística.
En la práctica cotidiana, sin apartarse de los avances tecnológi-
cos ni volverse ciego a las innumerables transformaciones sociales
y del mercado, se impone volver a las fuentes, lo que quiere decir
regresar a las viejas prácticas de investigar, chequear, reconfirmar
nuevamente antes de consignar y publicar los hechos. Aceptemos
que la opinión es importante, pero más importante aún es la vera-
cidad de lo que se cuenta y la forma como se hace.
En este camino se impone recuperar dos nociones básicas: la in-
formación entendida como bien público y una noción personal de
la ética profesional.
El libre consenso que caracteriza a una sociedad democrática de-
pende en gran medida del conocimiento suficiente de los bienes
y de los valores en juego y en discusión. En la democracia la in-
formación correcta es conditio sine qua non para su supervivencia
y prolongación en el tiempo, es la premisa para cualquier tipo de
discusión y de decisión que resguarde el espacio público.
Más que un código deontológico general, más que una declara-
ción de principios, los periodistas necesitamos hoy incorporar una
conciencia ética y un convencimiento íntimo sobre las implicancias
que tiene la tarea de informar que oriente el trabajo cotidiano y
permita procesar las presiones a que la profesión está sometida.
Raquel San Martín. La ética como identidad compartida. Sala de Prensa.

150 casos del Consultorio Ético 305


Consulta 147

Fue noticia que la revista Forbes contrató un robot para


redactar noticias económicas. También hay software para la
redacción de noticias deportivas, un algoritmo analiza ci-
fras y las convierte en historias. ¿Encuentra usted objeciones
éticas al hecho de que los medios estén contratando robots
periodistas?
Colombia.

Respuesta
Los robots, lo mismo que el llamado periodismo ciudadano, tienen
una aplicación provechosa para los periodistas profesionales: están
poniendo en evidencia actividades que, aunque usualmente des-
empeñadas por los periodistas, no son esencialmente periodísti-
cas. En otras palabras, los robots hacen y muestran lo que el perio-
dista no debe considerar esencial para su profesión.
Cualquier tarea que puede ser hecha mecánicamente, con técni-
ca de robot, no es de la esencia de la profesión. El periodista acos-
tumbrado a esas tareas (que son las que cumple el robot o el perio-
dismo ciudadano) está lejos de la esencia.
Esta comprobación lleva a una segunda, que es la respuesta a la
pregunta “¿y cuál es esa esencia de la profesión?”.
Como ya lo decía Pulitzer, el periodismo no es solo dar noticias.
En efecto, es mucho más que eso, de modo que ningún avance
tecnológico podrá reemplazar al periodista que hace entender la
información, que la ubica dentro de un proceso, que sabe destacar
sus proyecciones y que la convierte en un estímulo para la partici-
pación. Son actividades que el periodista desarrolla en la medida
en que informa para cambiar algo todos los días y para convertir a
sus receptores en conciencia de la historia diaria. Estas tareas, nada
rutinarias, se están destacando merced al apremio (para algunos
amenaza) de las nuevas tecnologías.

306 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Documentación
¿Cuáles son las claves que nos hemos trazado para los próximos pa-
sos que estamos dando? Mejor dicho: son presupuestos que siem-
pre estuvieron en nuestros planes, pero que ahora los enfatizamos
aún más.
El primero es mantener vivos los principios y los valores de la pro-
fesión y de la organización; segundo, tener la consigna siempre pre-
sente de creatividad e innovación permanente. Y en este sentido
es clave el trabajo de los periodistas de la redacción central, de la
redacción offline y de la redacción online. Creo que estamos en un
momento de una impresionante y nunca vista transformación de
los medios. Y somos los que trabajamos en los medios, los periodis-
tas, los que debemos inventar estos nuevos caminos que vamos a
recorrer. Más que asustarnos, bloquearnos o deprimirnos tenemos
que sentirnos inventores. Y tenemos la capacidad para hacerlo.
Esa veta de creatividad estaba más enfocada en la edición de
cada día. Ahora tenemos que mirar con una perspectiva mayor y
tenemos que desarrollar ambientes donde se puedan trabajar, so-
bre todo, nuevas ideas que se puedan aplicar.
Hablando de inventar, yo busqué la acepción de inventar en el
diccionario y había dos acepciones de connotación positiva y dos
de connotación negativa. La negativa: “Fingir hechos falsos”, “le-
vantar embustes”. En general, cuando se dice que los periodistas
inventan, la gente se refiere a estas cosas. Estamos trabajando para
que los periodistas inventemos, que corresponde a las primeras
acepciones, o sea, “hallar y descubrir algo nuevo o no conocido.
“Dicho de un poeta o de un artista. Hallar, imaginar, crear su obra”.
En eso estamos.
Guillermo Culell. Desafíos del periodismo real. Clarín, Buenos Aires, p. 122.

150 casos del Consultorio Ético 307


Consulta 148

¿Los sitios que actúan como agregadores de noticias


constituyen una violación frente a los medios que generan
contenidos?
Ve n e z u e l a .

Respuesta
Es claro que la propiedad intelectual sobre las noticias solo se pue-
de alegar cuando se trata de exclusivas. “Las noticias de actualidad,
los discursos pronunciados o leídos en asambleas deliberantes, en
los debates judiciales, pueden publicarse sin necesidad de autoriza-
ción alguna”, prescribe en Colombia la ley 23/87, al parecer apoya-
da en el Convenio de Berna para la Protección de las Obras Litera-
rias y Artísticas, aprobado en 1952 y revisado en París en 1971. Esa
protección “no se aplicará a las noticias del día ni a los sucesos que
tengan el simple carácter de informaciones de prensa”.
Desde el punto de vista legal esta es la situación. La ética es aún
más severa que la ley e impone una norma de justicia: o sea, reco-
nocer el autor o medio de donde se tomó la noticia mediante el
crédito correspondiente.
Esto obedece al talante ético del periodista que no se apropia
del trabajo ajeno ni crea la apariencia de haber llevado a cabo un
trabajo que no ejecutó. Esta, además de ser una acción de justicia,
es de veracidad. Son dos valores que, sumados, determinan una
conducta que va más allá de lo que prescriben las leyes.

Documentación
El Convenio de Berna de 1952, revisado en París en 1971, para la
protección de las obras literarias y artísticas, establece en el nume-
ral 8 de su artículo 2 que “la protección del presente Convenio no
se aplicará a las noticias ni a los sucesos que tengan el carácter de
simples informaciones de prensa. Todo lo anterior por cuanto no
alcanzan el umbral ni cumplen las condiciones requeridas para ser
incluidas entre las obras literarias o artísticas”.

308 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Las noticias publicadas se pueden reproducir, salvo que hubiese
sido prohibido expresamente (artículos 33 y 34 de la Ley 23 del 82).
Un comentario de la Organización Mundial de Propiedad Intelec-
tual dice:
“... Conviene señalar que aunque las informaciones periodísti-
cas no están protegidas por el derecho de autor, no por esto se
encuentran a merced de la rapiña y piratería, ya que se pueden
emplear otros medios de defensa contra las actividades parasita-
rias, por ejemplo, la legislación que reprime la competencia desleal
permite sancionar el comportamiento de una empresa periodística
que obtenga sus informaciones de sus propios competidores en vez
de suscribir un contrato abonándose a los servicios de una agencia
informativa especializada”.
Elker Buitrago. El Periodismo y su régimen legal. Ediciones del Profesional,
Bogotá, 2005, pp. 313, 314.

Consulta 149

¿Está viviendo la prensa tradicional sus últimos días? Ofi-


cios como el del editor o el del reportero pueden ser reem-
plazados por cualquier persona con un blog. Y qué me dice
de la ética: ¿cambio total?
Chile.

Respuesta
Son los últimos días para una clase de periodismo que ha venido
perdiendo sentido, aún antes de la era internet. Me refiero a ese
periodismo que se dirigía solo a los sentidos de la gente y que bus-
caba, a la vez, impactar y vender con una versión audiovisual de la
historia de cada día.
Es un periodismo fácil de reconocer por sus titulares de escánda-
lo, sus imágenes de sensación y sus versiones novelescas. En efec-
to, todo para esta clase de periodismo es susceptible de convertirse
en un entretenido y atractivo espectáculo para ver y oír.

150 casos del Consultorio Ético 309


Este periodismo cuenta hoy con una tecnología que potencia la
vista y el oído, y que habilita a cualquier persona para hacer las ver-
siones audiovisuales de todos los hechos. No es muy exigente en
materia de talento porque solo pide capacidad de ver y oír lo que
sucede; por tanto, no se requiere ser periodista para hacer esos
registros de los hechos.
La aparición de las nuevas tecnologías de comunicación ha reve-
lado que esa clase de periodismo que se venía haciendo de perio-
dismo solo tenía el nombre y que nuestra profesión es más exigen-
te que eso.
En cambio, estos son los primeros días de una era nueva para el
periodismo que no se limita a mostrar o a hacer oír, sino que hace
entender y participar de los hechos. Es el periodismo que considera
al receptor de sus informaciones como un ser inteligente que nece-
sita entender lo que pasa y como un ser social que toma parte en la
historia que sucede para cambiarla.
Si parte del periodismo tradicional pensaba en su receptor como
un curioso que se entretenía mirando los hechos como algo ajeno,
el periodismo que hoy se está desarrollando lo ve como sujeto ca-
paz de entender, participar y cambiar la historia, y no solo como un
curioso más.
Este es el periodismo que sobrevivirá y que dignificará a los recep-
tores y a la profesión. Es el mismo que diseña la ética periodística
y que describen los mejores códigos deontológicos de la profesión.

Documentación
En una entrevista, Rushworth Kidder, fundador y presidente del Ins-
tituto para la Ética Global respondió a la pregunta: ¿qué va a ocurrir
en el futuro cuando todo el mundo, gracias a internet, esté conec-
tado y tenga acceso a la información? ¿Quién va a asumir la respon-
sabilidad social de la prensa; el papel que los periodistas amamos
destacar de nuestra labor? ¿Ha pensado usted en eso? Porque es
un subproducto de las nuevas tecnologías.
La respuesta fue categórica:

310 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


“Si en esta habitación usted no tuviera ningún mueble y yo tratara
de esconder una aguja, sería muy difícil. La mejor de esconder una
aguja es no tener solo una aguja, sino taparla con un montón de paja.
Esa es la manera de lograr que sea prácticamente imposible de encon-
trar. Eso, según me parece, es lo que sucede con internet. El peligro no
es que nos quedemos sin la información que necesitamos; el peligro
es que tengamos tal cantidad de información que nadie, ningún indi-
viduo, pueda usarla realmente o pueda encontrar lo que busca.
El trabajo de un editor en el futuro va a ser aún más importante
que ahora. Consistirá en extraer, de esas enormes cantidades de in-
formación, las dos o tres cosas que crea que el público debe conocer
y lograr que su atención se concentre en ellas. Y luego, encontrar las
20 o 30 informaciones que sería conveniente que se conocieran; ade-
más habrá 40 o 50 cosas más en las cuales algunos están interesados.
El trabajo de los editores será poner orden en todo eso”.
En esencia, lo que ocurre es que esta facilidad de los públicos para
acceder a la información obliga al periodista a hacer su trabajo tradi-
cional de manera más rápida y mejor, con más cuidado por la exacti-
tud de los nombres, datos y otros pormenores. En la medida en que
la gente se conecta directamente con la fuente informativa, podrá
comparar lo que les dice su periodista. No importa si se trata de he-
chos que suceden en su país o en cualquier otro lugar del mundo.
Esta situación fue la que indujo a algunos expertos a postular que
el tiempo de los periodistas se había terminado. Pero ese es apenas
un espejismo. Basta una pequeña reflexión para comprender que:

• Siempre habrá alguien (un periodista probablemente) detrás de la


información.
• Más importante aún, se requiere de alguien (de nuevo, un periodista)
capaz de hacer la selección noticiosa, jerarquizar la avalancha informa-
tiva y orientar a los públicos.

Abraham Santibáñez. Fascinación y peligro de las nuevas tecnologías.


La ética periodística en el nuevo milenio. Editorial Cuarto Propio, Chile, 2001, pp. 149, 150.

150 casos del Consultorio Ético 311


Consulta 150

¿Cuáles son los principales retos del periodista en la era digital?


Respuesta
Los medios digitales amplifican los deberes éticos del periodista
por cuanto aumentan la posibilidad de contacto con otras perso-
nas. Ese cubrimiento ampliado implica que el periodista se deba a
más personas que, aunque desconocidas y distantes, reclaman de
él, por ejemplo, la verdad rigurosa de sus informaciones.
Antes del fenómeno digital, “prójimo” era quien se encontraba es-
pacialmente cercano: familiares, amigos, compañeros de trabajo; lo
digital crea una vecindad que va más allá de lo espacial y convierte en
“prójimo” a cualquiera que se ponga en contacto a través de la red.
Responder e informar con veracidad a ese prójimo universal es
un primer reto.
La red digital le abre al periodista el acceso a una información casi
ilimitada. Al contrario de lo que sucedía antes, el periodista puede
obtener la información o la ampliación de sus datos sin moverse
de su escritorio. Esta facilidad plantea el segundo reto de poner
ese alud de informaciones al servicio de sus lectores y de convertir
toda esa información en conocimiento. Esto vuelve más exigente
el oficio de informar, puesto que el periodista contrae la obligación
de dar una visión de los hechos enmarcada dentro de la abundante
información de internet.
Estrechamente relacionado con este reto, está el tercero: el de
hacer real todo lo posible que la nueva tecnología pone al alcance
del periodista. Hay nuevas posibilidades de comunicación que se
pueden incorporar en la elaboración de la información: gráficos,
mapas, testimonios sonoros, documentación; además se multipli-
can las fuentes y los temas. El reto de aprovechar estas técnicas
para avanzar hacia la excelencia profesional es una forma de hacer
real lo posible, que es un deber ético.

312 EL ZUMBIDO Y EL MOSCARDÓN


Documentación
La realidad virtual es otra forma, diferente, de acceder a lo que ha-
bitualmente tenemos por real. Ella lleva una realidad (potencial y
virtual) que se activa cuando alguien pone en acción, con ayuda de
recursos técnicos, la interactividad a partir de diferentes modali-
dades de convergencia multimediática. Por su parte, Paul Virilio se
muestra muy reservado, si no desconfiado, en cuanto a las conse-
cuencias que las redes de información puedan generar. Asociadas a
la instantaneidad y al inmediatismo, dice Virilio, las autopistas de la
información traen desorientación. Estamos, dice, en las vísperas de
una catástrofe planetaria, de una explosión de información genera-
lizada cuyo motor es la rapidez de la transmisión de las informacio-
nes y la interactividad es el disparador. Es una visión alarmista, es
cierto, pero no menos pertinente cuando tenemos en cuenta hasta
qué punto la información (o la desinformación) transmitida instan-
táneamente a través del plantea puede llevar a una visión modifi-
cada (errónea) de la realidad, o a una construcción de la realidad.
Hemos llegado a conocer mejor y a comunicarnos mejor con
nuestro prójimo virtual situado a 3000 kilómetros que con nuestros
vecinos reales. En este sentido Virilio es a la vez profeta y visionario.
Más allá del espacio y del tiempo, estos modos de actividad infor-
macional y comunicacional constituyen, al mismo tiempo, nuevos
modos de acceso al conocimiento y nuevos modos de adquirirlos.
Patrick Brunet. La ética de la responsabilidad individual en la sociedad de la información.
Imprenta de la Universidad de Laval, Ottawa, 2001, p. 10.

150 casos del Consultorio Ético 313


J av i e r Da r í o R e s t r e p o

Es el máximo referente en asuntos de ética periodística en América Latina.


Se ha desempeñado como reportero, columnista, defensor del lector,
catedrático, conferencista y director de talleres. Es autor de más de 20 libros
sobre ética, comunicación y periodismo. Entre otros, ha recibido el Premio
del Círculo de Periodistas de Bogotá, el Premio Nacional de Periodismo
Simón Bolívar, el Premio Latinoamericano a la Ética Periodística otorgado
por el Centro Latinoamericano de Periodismo, y el Reconocimiento a la
Excelencia del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo. Es maestro
y director del Consultorio Ético de la FNPI.
El zumbido y el moscardón se terminó
de imprimir en el mes de abril
de 2016 en Medellín, Colombia.

You might also like