Professional Documents
Culture Documents
1
"paredes formadas con estructuras de ramas, cubiertas con una especie de reboque
de arcilla y techo de paja", de larga persistencia en tanto todavía aparecen carac-
terísticas similares a mediados del siglo XVII, siendo todavía muy incipiente el uso
de ladrillos y tejas:
"Las casas del pueblo son construidas de barro, porque hay poca piedra en
todos estos paises hasta llegar al Perú; estan techadas con cañas y paja y no tienen
altos; todas las piezas son de un solo piso y muy espaciosas; tienen grandes patios,
y detrás de las casas grandes huertas, llenas de naranjos, limoneros, higueras,
manzanos, peros y otros árboles frutales, con legumbres en abundancia como coles,
cebollas, ajos, lechuga, alberjas y habas; sus melones especialmente son excelen-
tes pues la tierra es muy fertil y buena;/.../" 1
1
ASCARATE DU BISCAY (1657) "Relación de los viajes de Monsieur Ascarate du Biscay al Río de
la Plata, y desde aquí por tierra hasta el Perú, con observaciones sobre estos países". Traducida por
Daniel Maxwell en: NAVARRO VIOLA, Miguel (y) Vicente G. QUESADA (Dir) La Revista de Buenos
Aires. Buenos Aires: Imprenta de Mayo, 1867.
2
En 1774 una ordenanza obliga en Buenos Aires a trazar planos de lo que se va
a construir, con el objetivo de "prevenir en lo sucesivo el notable desorden experimen-
tado hasta hoy en la libertad abritraria con que los vecinos emprenden la construcción
de muchas casas y la ninguna uniformidad y daños reciprocos, que tanto al público
como a ellos mismo resultan de faltarse en esta parte a las reglas y métodos fijos de
policia"2
Por otro lado surgieron los cuartos de alquiler tanto en viviendas tradicionales
reacondicionadas o en las especialmente construidas para dicho fin. Un ejemplo de
este último caso son los denominados "Altos", generalmente conocidos por el apelli-
do de su dueño (Escalada, Elorriaga, Riglos, etc.)
Otra innovación apareció a fines del siglo XVIII cuando el techo de "mojinete y
teja" fue reemplazado por la azotea "con tirantes de palmas traídos del Paraguay", y
que ya está claramente caracterizada por Morales:
"Hasta mediados del siglo pasado, puede decirse que existía en esta ciudad
un tipo único de edificio, la antigua casa española de un solo piso, con techo de azo-
tea, pretil macizo de mampostería y ventanas con rejas" (pp.459)
Las rejas
2
Disposición del Intendente De Paula Saenz del 23 de Noviembre de 1784.
3
hasta bien avanzado el siglo XVIII. El Arquitecto Mario J. Buschiazzo3 sostuvo que
"la aparición de rejas voladas hechas con barrotes cuadrados y planchuelas de hie-
rro de Viscaya, elevó un poco el tono de la arquitectura civil". En una línea de pen-
samiento similar el Historiador, José Torre Revello 4 sostuvo que "las rejas voladas
que ostentaron algunos edificios daban cierta gracia a la línea arquitectónica" . Inclu-
so en versiones más recientes como la del Arquitecto Ramón Gutierrez en Arquitec-
tura y Urbanismo en Iberoamérica se destacó la consagración de una tipología "...el
tipo de casa azotea, que se introdujo en Buenos Aires en la segunda mitad del siglo
XVIII, penetró rápidamente en el litoral a partir de la capitalidad virreinal de la ciudad-
puerto. El lenguaje andaluz de los muros blancos y ventanas con rejas y guardapol-
vos se unificó con la tradicional tipología funcional de la casa mediterránea organiza-
da alrededor de los patios".
Hace unos años, con la Licenciada María Rosa Gamondès5 analizamos aque-
llos relatos de viajeros que proveyeron a partir de la reja distintas imágenes, referi-
das en algunos casos a la vivienda y en otros a la ciudad.
Uno de los recursos utilizados en este tipo de relato, fue la comparación y/o
confrontación entre la cultura y paisaje urbano nativo de cada viajero con el local. En
ese sentido, la reja empezó siendo un argumento que rendía cuenta de la brecha
tecnológica existente en la utilización de materiales. Samuel Haigh, por ejemplo, re-
señó que "las ventanas rara vez tienen vidrios, pero están protegidas por rejas de
hierro que producen un aspecto de cárcel"6. Aquí vemos la contraposición de viven-
cias urbanas entre el uso de ventanas con vidrio y aquellas que tenían rejas, y una
primera imagen a partir de su uso en la vivienda, que les otorgaría ese aspecto de
prisión reseñado.
3
BUSCHIAZZO, Mario J. "La Arquitectura Colonial" en: Historia General del Arte en la Argentina.
Buenos Aires: Academia Nacional de Bellas Artes, 1982.(pp. 185)
4
TORRE REVELLO, José La Casa en Hispano-América. (pp. 18)
5
GIUNTA, Rodolfo (y) María Rosa GAMONDES "La Reja - Funciones respecto al adentro y el afue-
ra". Ponencia presentada en el Encuentro Multidisciplinario "Imagen, Texto y Ciudad" organizado por
la Facultad de Arquitectura, Montevideo, República Oriental del Uruguay, del 27 al 29 de Septiembre
de 1991.
6
HAIGH, Samuel Sketches of Buenos Ayres, Chile and Peru. London: Effingham Wilson, 1831.
(La versión española es de Carlos A. Aldao en la edición La Nación, de 1920 )
4
dad tan bien fortificada hubiese resistido con tanta eficacia a un ejército de doce mil
hombres, al mando del General Whitelock" 7.
Habría que empezar por descartar el referente "vivienda" para esta imagen de
"prisión" en tanto ya supera lo formal. Más bien estaríamos dispuestos a pensar que
la prisión a la que se hace referencia, trasciende la vivienda para cuestionar el sis-
tema colonial español en el cual la sociedad se haya inserto y a su vez propiciar un
nuevo tipo de inserción mundial que garantizace el hecho de ser industrioso, civiliza-
do y libre. Sería respecto a la inserción en el mercado mundial, que la reja funcionar-
ía como una divisoria entre un afuera (libertad) signado por el nuevo orden comercial
y un adentro (prisión) signado por las trabas del sistema colonial español. Situación
esta que en el plano estrictamente formal no se revertiría por el mero reemplazo de
las rejas por ventanas de vidrio.
7
BRACKENRIDGE, H.H. Voyage to South America, performed by order of the American government
in the years 1817 and 1818 in the Frigate Congress. London: John Miller, 1820. Versión española de
Carlos A. Aldao en la edición de Buenos Aires: América Unida, 1927. (tomo I pp 247)
8
MIERS, John Travels in Chile and la Plata, including accounts respecting the Geography, Geology,
Stadistics, Government, Finances, Agriculture, Manners and Customs, and the Mining Operations in
Chile. Collected during a residence of several years in these countries. London: Baldwin, Cradock and
Joy, 1826.
5
Desde esta perspectiva ambas imágenes podrían complementarse en tanto el
acecho británico tuvo un fracaso bélico ocasionado por la fortificación; pero el mismo
se revertiría con la consolidación de un nuevo orden comercial que permitiría tras-
cender los límites de la prisión del sistema colonial. Recurso implícito, además, para
demostrarle a la sociedad local la contradicción existente en el hecho de vanoglo-
riarse de haber salvaguardado su "libertad", cuando el sistema vigente era en si
mismo una prisión.
Con respecto al tema de seguridad, su uso fue recomendado, al punto tal que
Woodbine Parish11 aseveró: "Estoy convencido de su necesidad en el estado actual
de la sociedad en esos países, sin mencionar la comodidad que significa poder dejar
abierta una ventana en las calurosas noches de verano sin correr el riesgo de una
intrusión". En este caso, además, la reja también le sirvió para rendir cuenta de una
sociedad muy convulsionada.
Por cierto las rejas no fueron siempre un obstáculo para la audacia y el inge-
nio. En este sentido se puede citar una anécdota ilustrativa:
9
SKOGMAN, C. Viaje de la fragata sueca "Eugenia" 1851-1853. Buenos Aires: Solar, 1942. (pp
61/71)
10
BEAUMONT, J.A.B. Travels in Buenos Ayres, and the adjacent provinces of the Río de la Plata with
obsevations, intended for the use of persons who contemplate emigrating to that country; or enbarking
capital in its affairs. London: James Ridway, 1828
11
PARISH, Woodbine Buenos Ayres and the Provinces of the Rio de la Plata. London: J. Murray,
1852.
6
casos en los que estos han logrado llevarse ropas de los moradores cuando estaban
dormidos, pescando y extrayéndolas a través de las rejas de las ventanas que se
conservaban abiertas en la noche, todo ello a través de un gancho encastrado a una
de las largas cañas del país: de esta forma en un caso muy mentado, un inglés per-
dió un valioso reloj que fue extraído con un gancho del interior de su bolsillo a la altu-
ra de la cabecera de su cama, siendo despertado por su asustada esposa en el
momento justo como para tener un último vistazo del objeto que parecía danzar
hacia afuera de la ventana para siempre"12
Lo cierto es que más allá de ciertos cuestionamientos con relación a las "rejas
voladas" como aparecen en el libro de José Antonio Wilde13 por un hombre que se
lastimó el brazo, o el caso de una mujer que casi pierde un ojo, la reja formó parte
del "paisaje" de la ciudad, provocando también todo un encanto; el mismo Parish
llegó a decir que: "cuando están pintadas de verde, son bastante más vistosas que
en otras ocasiones, particularmente cuando se les cuelgan guirnaldas de hermosas
plantas aéreas del Paraguay que viven y florecen aún sobre el frío hierro; uno se
siente reconfortado con ellas"14
14
PARISH, op.cit., pp. 104
15
SCHAVELZON, Daniel (1994) "La casa colonial porteña. Notas preliminares sobre tipología y uso
de la vivienda". En Medio Ambiente y Urbanización Año 11, Nº 46. Buenos Aires: IIED-AL.
7
Archivo General de la Nación del período virreinal (1784 - 1792), de los cuales sólo
de un tercio se había efectuado su reproducción en alguna publicación. Pero sin du-
da lo más inquietante fue comprobar que de las denominadas "casonas" de 2 o 3
patios, que fueron presentadas como el "modelo" de vivienda colonial sólo existen 8
planos.
16
NOVICK, Alicia (y) GIUNTA, Rodolfo (1994) "La casa de patios y la legislación urbanística. Buenos
Aires a fines del siglo XVIII". En: Medio Ambiente y Urbanización Año 12, Nº 47-48. Buenos Aires:
IIED-AL.
8
El segundo era la Pequeña Domus definida como "la vivienda de menor je-
rarquía, pero dedicada al uso exclusivo de sus dueños y a lo sumo complicada por la
conversión de una sala en cuarto para uso comercial. La entrada se opera en forma
directa o través de un zaguán lateral que abre a un patio pequeño donde ventilan los
ambientes. El tipo nace de la parcelación de los grandes solares en lotes de peque-
ña anchura."
¿A qué se debió semejante esfuerzo teórico? Todo parece indicar que en las
primeras décadas del siglo XX se generó un fuerte movimiento nacionalista que tem-
ía por la disolución de sus raíces frente al creciente cosmopolitismo que depararon
las corrientes migratorias. En ese momento el pasado de larga duración cobró un
nuevo sentido: en el discurso historiográfico se pasó del criterio de "ruptura" con el
orden colonial vigente en las primeras construcciones intelectuales de nuestra iden-
tidad que tuvo su hito en las historias sobre San Martín y Belgrano de Bartolomé Mi-
tre, al criterio de las "continuidades" que buscó las filiaciones más lejanas en nuestro
escenario cultural, que en materia de vivienda se vinculaba con lo aportado por el
sistema colonial. Busqueda de raices que demostró la heterogeneidad vigente, pero
que ese momento había que circunscribir a aquello de lo "colonial" que de alguna
manera había perdurado en el tiempo pese a ciertas modificaciones. En el filo de los
siglo XIX y XX, dos tipos de viviendas muy difundidas en los sectores populares fue-
ron la "casa-chorizo" y los "conventillos". ¿Cómo obtener su filiación colonial? Para
explicar el surgimiento de la tipología de las "casa-chorizo" se recurrió como argu-
mento a la partición al medio de una casona colonial de tres patios -la domus- , ori-
ginando 6 unidades de viviendas (los actualmente llamados propiedad horizontal o
simplemente "PH"), de allí que todavía se haga mención al "medio patio" como dan-
do a entender que la "otra mitad" se haya en la vivienda lindante; paradójicamente la
"casa-chorizo" tuvo su mayor difusión en los barrios que fue creando la expansión
demográfica, donde nunca había llegado el trazado colonial, y a lo sumo era ámbito
de casas quintas o cascos de estancias. A su vez el "conventillo" en tanto formación
de unidades habitacionales múltiples y de reducidas dimensiones se lo hizo derivar
del tipo insula, con sus diminutos "cuartos de alquiler". De esta forma se dotaba a la
vivienda porteña del período de una identidad más sólida al insertarla en una trama
cultural sostenida en el tiempo.
9
De hecho la posibilidad de subdividir una casona colonial en varias unidades
habitacionales fue una propuesta inmobiliaria concreta que podemos apreciar en
anuncios de la Revista Caras y Caretas, pero sin duda fue una alternativa para con-
tados casos, en tanto en el período colonial las mismas formaban parte de un esca-
so muestrario radicado en el centro de la ciudad.
10