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OFICINA REGISTRAL DE LIMA Y CALLAO

RESOLUCION DEL TRIBUNAL REGISTRAL N°144-2001- ORLC/TR

LIMA, 30 de marzo de 2001

VISTO, el Recurso de Apelación interpuesto por ARTURO SILVA ROJAS, mediante Hoja de Trámite N° 1960
del 12 de enero de 2001, contra la observación formulada por la Registradora del Registro de Propiedad
Inmueble de Lima, Dra. María Teresa Salazar Mendoza, a la solicitud de CANCELACION POR CADUCIDAD
DE EMBARGO PENAL. El título se presentó el día 28 de noviembre de 2000 bajo el N° 217882. La
Registradora denegó la inscripción por cuanto “ No es procedente efectuar el levantamiento de embargo
solicitado en mérito de la Ley 26639 al tratarse de una medida cautelar dispuesta por judicatura penal:
embargo trabado en el proceso seguido a Emilio Antonio Viscarra Urbán y Rosa Amelia Murguía Benavides
por Delito de Estafa, al ser naturaleza distinta a las medidas ordenadas anotar al amparo del art. 625 del
Código Procesal Civil, el cual reglamentado por la Ley 26639.- Se formula la presente de conformidad. Artículo
2011° del Código Civil. Res. del Tribunal Registral N° 050-97-ORLC/TR.”, habiendo citado al abogado al
informe oral solicitado, quien no concurrió. Interviniendo como Vocal ponente el Dr. Pedro Alamo Hidalgo; y,

CONSIDERANDO:

Que, mediante el presente título se solicita la cancelación por caducidad del embargo inscrito en el asiento 1-
d) de la ficha N° 1637619 que continúa en la partida electrónica N° 11048478 del Registro de Propiedad
Inmueble de Lima, hasta por la suma de US $ 8,300.00 dólares americanos en los derechos y acciones que
sobre el inmueble corresponden a Emilio Antonio Vizcarra Urbán y a Rosa Amelia Murguía Benavides, según
Resolución del 22 de julio de 1996 y su aclaratoria del 29 de agosto del mismo año, expedidas por el Juez del
Primer Juzgado Penal del Cono Este, Dr. Miguel P. Vilcapoma y Secretario Raúl Flores, en la instrucción que
por el delito de estafa en agravio de Laura Flor Antonio Moya, se seguía a los embargados;

Que, para el efecto, el recurrente ha presentado una declaración jurada con la firma legalizada de Emilio
Antonio Vizcarra Urbán ante Notario Público Dra. Rulbi Vela Velásquez, con fecha 27 de noviembre de 2000,
de conformidad con lo dispuesto por el artículo 1 de la Ley N° 26639;

Que, se ha invocado la vigencia de la Ley precitada y el primer párrafo del artículo 625 del Código Procesal
Civil; sin embargo, el supuesto según el cual: “Toda medida cautelar caduca a los dos años de consentida o
ejecutoriada la decisión que amparó la pretensión garantizada con ésta.”, está referido a una de las maneras
de conclusión del proceso civil con declaración sobre el fondo (inciso 1 del artículo 322 del Código Procesal
Civil), que es cuando el Juez declara en definitiva fundada la demanda, constituyéndose en una sanción por la
inactividad de la parte demandante que obteniendo una sentencia fundada con la autoridad de cosa juzgada,
no solicita (durante el plazo de dos años) la ejecución de la medida cautelar trabada para garantizar
precisamente el cumplimiento de lo resuelto en el proceso principal. En este sentido, el embargo mandado
inscribir por la judicatura penal en el caso submateria no se ajusta a la norma diseñada por el primer párrafo
del artículo 625 del Código adjetivo civil;

Que tampoco resulta de aplicación el plazo de caducidad contemplado en el segundo párrafo del artículo 625
del Código Procesal Civil: “ Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo anterior, toda medida cautelar caduca a
los cinco años contados desde la fecha de su ejecución. Si el proceso principal no hubiera concluido, puede el
Juez, a pedido de parte, disponer la reactualización de la medida. Esta decisión requiere de nueva ejecución
cuando implica inscripción registral.”, por cuanto lo que establece esta norma es un plazo ordinario de
caducidad de medidas cautelares ejecutadas para garantizar el resultado de un proceso civil, que pueden
reactualizarse o prorrogarse, se entiende dentro del plazo de caducidad, a pedido del interesado, teniendo que
practicarse un nuevo asiento registral cuando se trate de medidas cautelares inscritas; en cambio, el
ordenamiento procesal penal considera el tema del embargo preventivo para asegurar el pago de la reparación
civil, que conforme al artículo 92 del Código Penal “se determina conjuntamente con la pena”, disponiendo que
se procederá a su levantamiento una vez declarada la irresponsabilidad del inculpado ( artículo 102 del Código
Procesal Penal);

Que, aplicando el método de interpretación exegético a la norma jurídica en cuestión (Ley N° 26639), llegamos
a la misma conclusión que se ha esbozado en los considerandos precedentes, porque si recurrimos al análisis
histórico, tenemos que el Proyecto de Ley N° 931-95 del Poder Ejecutivo estableció “la caducidad de pleno
derecho de los embargos preventivos y otras medidas cautelares que emanen de resoluciones administrativas
o judiciales, con una antiguedad de más de 10 años. Adicionalmente plantea que a los 5 años se produzca la
caducidad de medidas cautelares dictadas en procesos judiciales y administrativos en trámite. La propuesta
del Poder Ejecutivo se fundamenta en que no existía en el Código de Procedimientos Civiles de 1912 una
norma que estableciera la caducidad de las medidas cautelares por el transcurso de determinado plazo (la
cual sí aparece en el actual Código Procesal en su artículo 625).” ( Dictamen de la Comisión de Justicia del
Congreso de la República de los Proyectos de Ley N° 931-95, y N° 1050-95, sobre Caducidad de las medidas
cautelares y extinción de las inscripciones de gravámenes, de fecha 25 de marzo de 1996). La Comisión de
Justicia del Congreso Nacional en el dictamen antedicho, manifestó: “En el proyecto del Ejecutivo se declara la
caducidad de las medidas cautelares dictadas mediante resoluciones judiciales o administrativas. En realidad
la norma aplicable debe ser la del artículo 625 del Código Procesal Civil, haciéndola extensiva a las medidas
cautelares dictadas antes de su vigencia. Estimamos por tanto que los plazos deben unificarse y que la regla
del artículo 625 del Código Procesal Civil debe aplicarse a todos los casos, incluso a los anteriores. En este
sentido se propone un texto sustitutorio.” El referido proyecto sustitutorio se convirtió sin modificación alguna
en la Ley N° 26639, de todo lo cual podemos inferir que teniendo el Poder Ejecutivo la necesidad de llenar un
vacío producido por la falta de regulación de la caducidad de medidas cautelares en el derogado Código de
Procedimientos Civiles de 1912, se planteó la dación de la norma pertinente, por medio del Proyecto de Ley N°
931-95; no obstante, el Congreso consideró que no debería existir una norma distinta (en lo tocante a plazos)
que la ya prescrita en el artículo 625 del Código Procesal Civil, extendiendo sus alcances a las medidas
cautelares dictadas antes de su vigencia, esto es, a aquellas que se trabaron o ejecutaron al amparo del
Código de Procedimientos Civiles. En resumen, la intención del legislador siempre fue resolver un problema
generado en la falta de regulación de una institución - caducidad - en la derogada legislación procesal civil
(téngase en cuenta también la aplicación ultractiva del Código de Procedimientos Civiles para aquellos
procesos judiciales iniciados durante su vigencia). En ningún caso, se trató de complementar o innovar la
normatividad que sobre embargos preveía el Código de Procedimientos Penales, por ende, cuando la Ley
acotada habla de embargos y medidas cautelares dispuestas judicialmente, debemos presumir que estas han
emanado de un proceso civil;

Que, si además admitimos la interpretación sistemática, la solución no varía, por cuanto si se estudia el
articulado de la Ley N° 26639, vemos que se inserta naturalmente en el esquema del derecho civil, derecho
registral y procesal civil, por cuanto trata de la caducidad de las medidas cautelares, la extinción de las
inscripciones de las hipotecas y otros gravámenes; comprobándose de la redacción del artículo 2 en su
relación con el que le precede, el deseo del legislador- expresado en el Dictamen de la Comisión de Justicia
precitado- de resolver un problema vinculado con el ordenamiento procesal civil, sin que quepa extender la
aplicación de la norma a supuestos no regulados por ella. Si como arguye el recurrente, el artículo 1 de la Ley
N° 26639 se aplica a todos los embargos y medidas cautelares dispuestas judicial o administrativamente,
incluso con anterioridad a la vigencia del Código Procesal Civil, sin distinción alguna, luego no era necesario o
resultaba inútil incorporar el artículo 2, pero ello ocurrió así porque el legislador quería dejar en claro los
supuestos de su aplicación;

Que, por consiguiente, para acceder a la cancelación de la anotación preventiva del embargo descrito en el
primer considerando de la presente resolución, es indispensable que se presenten partes judiciales emitidos
con ese propósito, de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 97 del Reglamento de las Inscripciones;

De conformidad con el artículo 2011 del Código Civil, el numeral IV del Título Preliminar, artículos 150 y 151
del Reglamento General de los Registros Públicos; y,

Estando a lo acordado;

SE RESUELVE:

CONFIRMAR la observación formulada por la Registradora Pública del Registro de Propiedad Inmueble de
Lima al título referido en la parte expositiva, por los fundamentos que se derivan de la presente resolución.

Regístrese y comuníquese

Dra. MARTHA SILVA DÍAZ


Presidenta de la Primera Sala
del Tribunal Registral

Dr. FREDY SILVA VILLAJUAN Dr. PEDRO ALAMO HIDALGO


Vocal del Tribunal Registral Vocal del Tribunal Registral

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