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ansiedad
Hoy en día sabemos, gracias a los estudios realizados a través de las nuevas
técnicas de neuroimagen funcional, que la actividad de nuestro cerebro
responde a la cualidad de nuestro diálogo interior. Esto quiere decir que a través
de lo que nos decimos mentalmente, o pensamos, podemos repercutir en
nuestra actividad cerebral. En definitiva que nuestro diálogo interno afecta a
como nos sentimos, de forma directa.
Esto nos muestra la importancia que tiene lo que nos decimos a nosotros
mismos. Sin embargo, y aunque esto parezca fácil de comprender, existen
ciertos fenómenos más complejos que debemos conocer. Concretamente
cuando se ven implicadas emociones relacionadas con la ansiedad y el miedo,
las cosas se vuelven más complejas.
Porque por ejemplo, por lo dicho hasta ahora, podríamos pensar que si nos
encontramos nerviosos o ansiosos, y mentalmente nos decimos que tenemos
que tranquilizarnos y eliminar esta ansiedad, nos relajaríamos… pero esto no es
así. El cerebro no responde a las órdenes de nuestro diálogo interior, sino que
su actividad correlaciona con el tono emocional del mismo. Con estas
emociones, y los estados fisiológicos relacionados con el miedo, se produce un
fenómeno paradójico, al intentar evitarlas, de manera que cuanto más
intentamos reprimir el miedo, la ansiedad o el nerviosismo, más aumentan. En
realidad este fenómeno paradójico tiene mucho sentido, pongamos un ejemplo:
Si nos encontramos en una situación que nos produce un alto grado de estrés y
ansiedad, como puede ser una exposición en público, irónicamente si pensamos
en esforzarnos para reducirla, en contra de nuestras intenciones fomentaremos
un aumento de dicha ansiedad, ya que nuestro objetivo de intentar evitarla no
haría más que darle fuerza. Esto ocurre porque sentimos que estamos en un
estado nocivo y negativo, y además al enfocar nuestra atención en este estado,
e intentar evitarlo y no tener las herramientas adecuadas para hacerlo, tenemos
la sensación de pérdida de control sobre nosotros mismos, y sin saberlo cuanto
más nos esforzamos por evitar este miedo, o ansiedad, y más intentamos
relajarnos, por el contrario más nerviosos nos ponemos.
Puede que sea algo complejo y difícil de entender al principio, pero en realidad
es muy sencillo. Normalmente cuando una situación como una entrevista de
trabajo, o una charla cara al público nos aterra, es porque tenemos miedo de los
síntomas que solemos experimentar en estos contextos. Síntomas como:
sudores, temblores, sensación de mareo, taquicardia…. Este temor nos lleva a
intentar evitar por todos los medios estas situaciones. El fenómeno de la
Intención Paradójica se basa en el principio de que estos síntomas aparecen y
se intensifican precisamente cuando intentamos evitarlos. Sin embargo se
reducen o incluso desaparecen si mentalmente intentamos generarlos o
potenciarlos. En la práctica clínica es bastante común su uso, aunque suele
utilizarse como herramienta complementaria, no como una terapia única. El
empleo de esta técnica se ha mostrado efectivo tanto con adultos como con
niños. Habitualmente se utiliza un diálogo interno en clave humorística.
-“Ya verás…, voy a hacer el peor examen que el profesor haya visto en su
vida…”
-“Voy a intentar ponerme tan nervioso como pueda para que se me note lo
máximo posible…”
Aquí te dejamos un vídeo en el cual el Dr. Mario Alonso Puig nos habla de la
importancia de mantener conciencia y dominar nuestro dialogo interior: