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LAGCIFRA PORNOLOGIAS Fabian Giménez Gatto Alejandra Diaz Zepeda (coordinadores) itoria © Pornologlas Fabidn Giménez Gatto, Alejandra Diaz Zepeda (coordinadores) ‘© Primera edicién: La Cifea Editor DR. La Cifra Editorial, $. de R. L. de CY. Avenida ‘Coyoacan 1256-501, Col. Del Valle, C.P.03100, Ciudad de México contactolacifra@gmail.com wwwilacifraeditorial.com.mx Disefio de portada: Diego Alvarez / Roxana Deneb Este libro se publics con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologia a través de su programa de Redes ‘Temiticas. Las imagenes contenidas en este libro se utilizan tinicamente como parte de investigaciones académicas y su uso es responsabilidad de cada uno de los autores, ISBN: 978-607-9209-70-4 ‘Todas los Derechos Reservados. prohibida ber pred juccién total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimienta, comprendi reprografla y el tratamiento informatico, la fotacopia o la grabacién, sin la previa aueorizacién por escrito de los edicores. Impreso en México / Printed in Mexico PORNOLOGIAS Fabian Giménez Gatto Alejandra Diaz Zepeda (coordinadores) LA®CIFRA editorial iNDICE A modo de introduccién: El posporno invisible Fabian Giménez Gatto Lo que el posporno nos dejé. Medios de comunicacién, Jlamados al orden ated Laura Milano ,, nee ak Cruising Behavior Ivan Mejia Rodriguez... Erica, apropiacién y deseo, La inquietante historia de la muerte del porno Naief Yehya....... Pornochakalismo Felipe Ernesto Osornio Panini “Lechedevirgen Trimegisto” _.... 59 El cuerpo lesbiano gordo Constanza Castillo... Contra la imaginacién (lo que aniquila la pornografia) Juan Sots Raciices Cuerpos estallados. El cuerpo obeso en la performance y sus roces pospernogrificos Beika Bulle Hermindet. oot sesesssstusthace nissan cand OD, Batatla en el cielo y cl hombre desbordado desde los Estudios Visuales Hugo Chavez Mondragon .0.....cccecce Politica de la alteracién eae Alejandra Castillo ._. PAT ie hi sleskass 18S La ficcién del posporno. Reflexiones activistas a partir de producciones de posporno recientes ange, Leas Pacer cre ee Tt eerie et tec tae A pornografia contemporinea ¢ a estética do grotesco Jorge Leite Jr... Sodomizar al Rey Ana Grynbaum El cuerpo pornogrifico Ercole Lissardi.. Yentrilocuas de una palabra Lucia Egafia. La interfaz pornografica Felipe Rivas San Martin r2ig eS Performando una sexualidad espectral como detonante vivo en medio de una guerra simbélica Porno-transgresién Alejandra Diaz Zepeda. 251 Pospornografia Fabian Giménez Gatto ,, 259 AMODO DE INTRODUCCION: EL POSPORNO INVISIBLE Fabiin Giménez Gatto Alejandra Diaz Zepeda Este libro conjuga una serie de miradas criticas en torno a la pornografia. Teéricos, artistas y activistas latinoamericanos conforman, a partir de sus textos, un archipidlago de teorias y visualidades criticas de la pornografia que, hasta la fecha, habia permanecido sin solucién de continuidad y practi- camente invisibilizado frente a la pregnancia de ciertas escrituras hegeméni- cas provenientes, principalmente, de Espaiia y Estados Unidos. Pormologias retine un puriado de afectos, escrituras y complicidades que enmarcan una produccién singular en una geografia variada (Argentina, Brasil, Chile, ‘Colombia, México y Uruguay). El libro, el primero en su género, despliega ¢n un mismo espacio escritural pasicionamientos criticos de una multipli- cidad de pensadores latinoamericanos que, a pesar de sus diferencias, se en- tretejen bajo una misma preocupacién, Las diversas lecturas comparten un parecido de familia, una especie de impulso deconstructivo frente ala por- nografla més convencional, problematizando sus efectos en la sexualidad, los cuerpos y las corporalidades. La maquinaria pornografica discurre sin cesar, pero raramente discurre sobre si misma. La pornografia muestra, pero no se muestra, la dimensién autorreferencial, propia de todo lenguaje, permanece en silencio, en las som- bras. Desde hace unos aftos, algunos artistas, académicos y activistas, vincu- lados a lo que salemos llamar pospornografia, se han abocado a esta tarea. ‘Tomando a la pornografia como un lenguaje-objeto han generado una suer- rede bucle escépico, donde la pornografia se miraa si misma, produciendo lineas de visibilidad tendientes a hacer explicitos, valga la redundancia, los cédigos de la imagen sexualmente explicita, Ahora bien, nos gustaria ubicar I A MANERA DE INTRODUCCION esta problematizacién de lo pornografico en el marco mas general de una cri- sis de la representacidn estética. La pornografia ya no demarca el limite del arte, su backstage; su parte trasera o su parte maldira, ya no constituye lo que podriamos llamar su dimensidn de exterioridad. Deleuze solia decir que las cosas interesantes siempre suceden en el medio, a mitad de camino, podria- mos pensar este pliegue, este “entre” arte y pornografia, como el espacio dela coqueteria simmeliana (Simmel, 2002: 139), la simuleancidad del si y del no, Ja afirmacién y la negacién simultinea de ambos espacios, la formula de un intercambio imposible. Donna Haraway llamé “ironia posmoderna” a estas formas de coqueteria, a esta posibilidad de lidiar con las contradicciones sin intentar superarlas en una sintesis dialéctica, creo que algo similar sucede con esta tensién entre arte y pornografia, no esperemos superarla, acepte- mos, con humor y seriedad ~como nos recomienda Haraway-, “la tensién inherente a mantener juntas cosas incompatibles, consideradas necesarias y verdaderas” (2005: 253). Erotismo y pornografia como formas duales, antagénicas, en un duelo permanente, en un encadenamiento de las formas, mas alld de la transgresién o de la superacién dialéctica, en definitiva, tracemos un espacio agonistico donde el desafio no desaparezca en una especie de indiferenciacién, de paz cultural o de pluralismo light. Es decir, después del pasaje de la ilusién a la desilusién estética, podrlamos imaginar la posibilidad de-una ilusién tran- sestética, figuras de la reversibilidad, imagenes de una obscenidad seductora, de una seduccién obscena. La ilusién transestética consistird en desviar alas imfgenes de su verdad y de su sentido, més alld de las metiforas erdticas y dela literalidad de lo pornogréfico incursionar en el terreno de la metamor- fosis, encontrar un tercer término —ni literal ni metaférico— que permita, como queria Foucault, hacer escapar al cuerpo de si mismo. Méx alli-del:pcincipio-del placer; el goce instaura nuevas modalidades pornogramdticas, nuevas fusiones del cuerpo y de la escritura (Barthes, 1997: 182), produciendo una suerte de enloquecimiento cn la maquinaria pornografica, entendida como un cnsamblaje sintagmatico de cuerpos y, en. particular, de Aujos y cortes de flujo. Podriamos imaginar una microfisica del deseo, desplegada a partir de otro régimen escépico, utopia pomnolégica, una cfervescencia del cuerpo mis alld de toda organicidad, paralela a una suerte de emborronamiento de la representacién pornografica, signada por el mo- delo falico de la penctracion y la literalidad de lo explicito. La pornografia, 12 PorwoLocias como la vida, no tiene que ser una fatalidad. La idea es liberar al placer del principio del placer, convertir las imagenes de placer en imagenes de goce. Conocemos las imagenes de placer, se reiteran incansablemente en la crada genitalidad del discurso pornografico, las imagenes de goce, en cambio, con- servan, en una cultura de la eyaculacién precoz, el encanto de un enigma, desafian la legibilidad del sexo como signo. El placer de la imagen es aquello que se repite, como si nada, el goce de la imagen radica cn su valor disrupti- vo, una “subyersién sutil” (Barthes, 1995: 89) en la que el cuerpo y el placer se pierden en una especie de afinisis erética, de ilegibilidad del propio deseo, un espacio ciego que introduce un vacio en el cuerpo de la imagen, una por- nografia imposible. A diferencia de una pornografia obvia, seria necesario pensar ala porno- grafia de otro modo, no desde su obviedad, mas o menos descerebrada, sino desde cierto caricter obtuso, ilegible, a través del. goce de la significancia, del sentido “en cuanto es producido sensualmente” (Barthes, 1995: 100), es decir, recuperar al goce como horizonte utépico de la imagen (pos)por- nografica, representacién del cuerpo en estado arépico, del deseo en estado volatil. Emulsiones y significacioncs, finalmente, todo se reduce a eso. En este sentido, la valoracién de lo pornoldgico no se estableceria a partir de la oposicién erotismo/pornografia, vinculada estrechamente a un paradigma de la profundidad del significado o de la representacién entendida en fun- cién de la distancia escénica, sino a partir de sutiles diferencias significantes en términos de placer y de goce, la valoracién tendria que ver, entonces, con efectos de superficie, con procesos de significacién que recorren, como im- pulsos eléctricos, las zonas erégenas de la imagen scxualmente explicita. ‘Obscenidad blanca, purificada, convertida en objeto de representacién, Paradéjicamente, no encontraremos sexo en la infinita parafernalia porno, sdlo signos del sexo, una especie de desaparicién por exceso, proliferacién de Jo sexual en una estrategia hiperbélica, la exageracién hipersexual convertida en estrategia de las formas, aiixesis y afanisis problematizando la reatraliza- cién de lo sexual. El sexo, en sus aspectos mas carnavalescos, se convierte en el cje de este despliegue operatico de signos, en esta semiurgia erdtica, donde el encanto de los signos parece superar su aspecto referencial, es de- cir, los signos del sexo son mas potentes y penetrantes (en el mejor sentido) que la propia sexualidad, el cuerpo o el deseo. Warhol comenté alguna vez que “cl sexo es mis excitante en la pantalla y entre las paginas de un libro 13, A MANERA DE INTRODUGCION que entre las sibanas” (1998: 48). Creemos que el mérito de la pornografia es demostrar, hasta el cansancio, la horripilante precisién de la afirmacién warholiana, Foucault afirmé, a propdsito de la publicacién de su historia de la sexualidad, que “cl sexo es aburrido” (1991: 185), pareciera que lo di- vertido del sexo no es tanto su cruda realidad, sino su conversién en objeto de simulacién, su existencia secundaria en el espacio de la significacién, En este sentido, el universo de signos de lo pornogrifico resulta, a la larga, un poot:sburride:y-chondtache:id babii, da ebehcbitars: eniclerduartion, de ese universo -un tanto predecible y fuertemente codificado— puede depa- rarnos, afortunadamente, placenteras sorpresas, Nos gustaria creer que esta serendipia pornoldgica podrfa ser uno de los muchos efectos secundarios de este libro colectivo. Nos enfrentames, entonces, no a la visibilidad del deseo sino al deseo de bilidad, quizds ahi radique parte de la fascinacién por las tematicas abor- dadas en este libro, no tanto una obsesién por el sexo sino por la visibilidad del sexo convertido en un sistema de significaciones. Erovismo y pornografia no pueden escapar de esta dimensidn simulacral, fantasmagorica, es decir, lo que esta en juego ¢s la visibilidad de lo sexual convertido en un conjunto de signos dados a la mirada, en este sentido, ambos regimenes de representacién funcionan a partir de la misma estrategia hipersexual, la sustitucién del sexo por los signos del sexo. El cuerpo opera como signo al interior de una com- binatoria sintagmatica, la unidad minima de estas discursividades erdticas es el pornograma, la fusién del cuerpo y la escritura en el espacio de la imagen. Ahora bien, esta dimensién de sentido nos conduce a una metamorfosis de la mirada, una suerte de perversion del deseo escdpico (ya, de por si, perver- so), mutacién semiolégica donde la mirada pornogréfica se transforma en lectura pornogramatica: pornologia (Deleuze, 1973: 22). Entonces, la idea es empezar a cartografiar el espacio de lo pornoldgico. En un gesto excesivo, hipertélico, la pornografia excede su finalidad, trans- grede sus propios limites y, en este movimiento, termina por penetrar el es- pacio artistico operando un trastocamiento del mismo, una perversién de la distancia escénica a partir de un desco exacerbado de visibilidad, de pro- fundizacién dela mirada, que culmina en un desplieguc operatico de signos, una semiurgia erética, un arte de la desaparicién donde el sexo es sustituido por sus signos excesivos. Esta singular compilacién de algunos textos fun- dacionales del posporno Latinoamericano intenta trazar ciertas coordenadas vis 4 PornoLocias dean verieorio que: por'sieomplefided, noveenminkide ed ilidad que se merece, las formas extremas de la mirada pueden, aunque suene paradéjioo, pasat desipercibidas, cotiaree invisibles, perderse como lagrimas cn la lluvia. Querido lector, lo invitamas a visibilizar, sin mas predémbulos, algunas oximorénicas guras del posporno invisible en el excre- mo contemporineo. BIBLIOGRAFIA Barthes, R. (1995). EI placer def texto. México: Siglo XI. (9997), Side Besrien Loyola. Madrid Céteden. Deleuze, G. (1973). Presentacion de Sacher-Masoch. Madrid: Taurus. Foucault, M. (1991). Saber y Herdad. Madrid: La piquera. Haraway, D. (1995). Ciencia, eyborgs-y mujeres. Madrid: Cétedra. Siiuineli(Gr(2.008)! Seiredacaooitert Bateeloriar Beniiieals: Warhol, A. (1998). Mi filasofia de A a By de Ba A. Barcelona: Tusquets. 15,

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