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El Trombón es un aerófono de la familia del metal, con un registro más grave que
el de la trompa. El sonido se produce por el movimiento de un tubo móvil,
llamado vara, que se desliza dentro del tubo principal en siete posiciones,
acortando o alargando la distancia que el aire en vibración debe recorrer,
produciendo de este modo sonidos mas graves o agudos, que también se pueden
controlar con una mayor o menor presión del aire soplado por el intérprete.
Cuanto más se saque la vara, más se alarga la columna de aire y el sonido
producido es más grave—cada posición da un fundamental medio tono más bajo
que la anterior. Sin embargo también existen trombones con válvulas, aunque
actualmente están en desuso. Al igual que casi todos los instrumentos de esta
familia de viento metal, el trombón de varas es de cobre, y consiste en un tubo
cilíndrico y abierto enrollado sobre sí mismo.
Durante los periodos barroco y clásico se usaba mucho en la música religiosa y
desde el siglo XIX es imprescindible en la gran orquesta sinfónica. También se
utiliza en las bandas y en la música de jazz donde, además de ser un instrumento
clave para la big band, interpreta pasajes solistas.
En la familia del trombón hay muchas variantes con distintas tesituras y tamaños.
En la orquesta se suele usar el trombón tenor y a veces el bajo.
HISTORIA Y ORIGEN DEL TROMBÓN
Familia de trombones
No termina aquí la búsqueda insensata por parte de los estudiosos, para alcanzar
el mayor perfeccionamiento posible. En 1829, en efecto el fabricante bienés Riedl
inventó los pistones dobles aplicando dos por cada bomba que funcionaba por
medio de palancas que quedaban fijas con los pedales del arpa, para cambiar
instantáneamente de tonalidad. El nuevo mecanismo fue bien pronto substituido
por el mismo Riedl con los cilindros o válvulas rotatorias, puestos en función,
también ellos, por medio de palancas, con muy poca diferencia del mecanismo
que se aplica hoy día a los instrumentos de cobre. De tal mecanismo, los
instrumentos tomaron el nombre de "instrumentos a máquinas".
El fabricante Adolfo Sax llevó a seis el número de pistones, llamando "sistema de
los instrumentos a seis pistones independientes", con el fin de obtener mejor
afinación especialmente en las notas que requieren el empleo simultáneo de dos y
tres pistones, pero innovación no tuvo suerte. Por su complicado mecanismo
provoca un manejo muy incómodo de los instrumentos y bien pronto fue
abandonado por consiguiente, la superioridad pertenece, sin lugar a dudas, a la
invención de Riedl. A pesar de todas estás transformaciones e innovaciones,
actualmente el trombón a máquina a caído en desuso casi completamente, se
emplea solo en las bandas, mientras que en orquestas sinfónicas, orquesta de
teatro y particularmente en Jazz se usa únicamente el trombón a vara, el cual por
la exacta proporción de las medidas entre sus varias partes y la óptima calidad
del metal empleado en su fabricación, permite obtener afinación precisa y
hermosa calidad de sonido, llenando así todas las exigencias de la orquestación
moderna.
Utilización del trombón en la orquesta
Desde la modesta función de duplicar las partes del coro en la música sacra y del
empleo hecho por G. Peri (1594) para acompañar la aparición de un Númen en
la ópera "Euridice", se sirvieron del trombón para añadir color a situaciones
dramáticas, Gluck en "Ifigenia en Tauride" y Mozart en "Don Juan".
Al comienzo del siglo XIX la función de los cobres en orquesta era asaz modesta,
cuando no eran completamente excluidos ; se los hacía figurar exclusivamente
como instrumentos de relleno y sólo con algunos compositores gozaron de
consideración como; Beethoven, Weber, Rossini, los cuales utilizaron mejor sus
recursos.
Los compositores modernos conocedores de las posibilidades del instrumento y
aprovechando la habilidad de los instrumentista actuales, logran al máximo todos
los efectos que pueden obtenerse del trombón, considerado por lo tanto
imprescindible en la orquesta moderna.
EL TROMBÓN EN LA ORQUESTA
En este apartado analizaremos las intervenciones trombonísticas más importantes
del repertorio orquestal surgido en el siglo XX. Incluimos en este tema autores
cuya producción está partida entre los dos períodos cronológicos que delimita la
Primera Guerra Mundial. Es el caso de Ravel: parte de sus obras más relevantes
estén escritas en los años anteriores a la 1ª Guerra Mundial y, por tanto, han sido
incluidas en el tema anterior: "Gaspard de la Nuit" (1908), "Rapsodia española"
(1907 08), "La hora española” (1911), las dos suites de “Vaphnis et ChIoé" (1909
12). Otra parte irnportante de su producción, sin embargo, es posterior a la 1ª
Guerra Mundial (el "Bolero", "Le tumbeau, de Couperin' (1917), "La valse"
(1920), 'l´enfant et les sortiléges” (1925),etc.) por lo que hemos decidido incluirla
en este tema. Diferente es el caso de Stravínsky, que aunque algunas de sus obras
más trascendentes sean anteriores a 1914 como "El pájaro de fuego" (1910),
"Pretrushka" (1911) y "La consagración de la primavera" (1913) su estética
musical pertenece plenamente al siglo XX.
Maurice Ravel (1875 1937), aunque muy relacionado con el uso orquestal
característico del llamado "impresionismo musical", aporta un lenguaje musical y
un criterio estético muy personal. El tratamiento que le da al trombón en su
música orquestal es espectacular. Destaca el uso del cromatismo, la utilización
variada de toda la gama de matices dinámicos, los glissandos tan efectistas y que
Ravel utiliza con gran maestría y conocimiento del instrumento, el empleo de la
sordina para lograr el efecto tímbrico deseado (por ejemplo, en el "Concierto de
piano para la mano izquierda". Ravel concede numerosas intervenciones solistas
al trombón en una gran parte de sus obras: "Alborada del gracioso", “l´enfánt et
les sortileges"(solo muy expresivo con ".vibrato e portando”), "Concierto de
piano para la mano izquierda" (con sordina), "La hora española” y "La Valse".
No obstante, es el solo del "Bolero" el más representativo de este autor y, sin duda
alguna, el solo "por excelencia” del repertorio para orquesta del trombón. Con él
consigue Ravel extraer toda la sensualidad y colorido tímbrico del sonido del
trombón, con el toque magistral del glissando tan característico en este autor.
Igor Stravinsky (1882 1971) concede un gran protagonismo al trombón en su suite
"El pájaro de fuego" donde este instrumento adquiere el rango solista en la
"Introducción" (solo a dos partes es decir, para dos trombones, en un matiz ppp) o
en la "Dance of the King Kashtey" donde los dos trombones exponen un motivo
muy incisivo y acentuado que descansa sobre un sforzato muy exagerado (sfff),
continúa después el primer trombón con la trompeta y surgen, unos compases más
tarde, los conocidos glissandos de forma muy descarada. Los glissandos y los
trinos, que son utilizados abundantemente en "El pájaro de fuego", siempre están
perfectamente concebidos y son muy practicables, lo que demuestra el talento
instrumentador de Stravinsky. En “La Consagración de la Primavera", el
trombón también expone algunos diseños muy rítmicos a solo (muchas veces son
dos trombones que tocan un diseño a dos partes) y también aderezados al final
con unos glissandos. "El canto del ruiseñor” es un poema sinfónico, menos
conocido de la obra de Stravinsky, que ejemplifica el sabio uso que de la sordina
hace este compositor en la escritura instrumental para el trombón. También en
este poema sinfónico encontramos algunas intervenciones a solo del primer
trombón. En 'La sinfonía en Do", concretamente en el "Moderato allá breve",
Stravinsky hace dialogar en un breve momento a los tres trombones a solo, en un
estilo marcato y staccato, como si de una especie de fuga se tratara; al final, el
proceso culmina en una intervención solista del primer trombón.
Los compositores ingleses representados en Edward Elgar (1857 1934),
R.Vaughan Williams (1872 1958), Benjamin Britten (1913 1976) y Gustav Holst
(1874 1934) han mantenido una gran tradición en el uso orquestal de los metales.
En lo que se refiere al papel del trombón en sus obras orquestales hay que
resaltar su importancia en "Enigma variations" de Elgar, "A London Symphony"
de Vaughan-Williams (sinfonía en la que hay diferentes intervenciones solistas del
trombón), "Requiem de guerra" de Britten y la especial brillantes del uso de los
trombones que hace Holst en 'Tos planetas".
La Escuela de Viena representa una revolución en el lenguaje musical con la
introducción del dodecafonísmo. Está integrada por Arnold Schónberg (1874
1951), Alban Bert,(1885 1935) y Anton Webern (1883 1945). Respecto al uso
intrumental del trombón en la música orquestal, Schónberg lo destaca en las
'Variaciones para orquesta" Op. 31 (1926 28), obra que se encuadra en su
periodo llamado dodecafánico, 1921 51. En la música orquestal de Berg
resaltamos sobre todo "Wozzeck" y "Lulú'. La ópera "Wozzeck" (1917 1921)
presenta una gran dificultad técnica para los trombones. Entre los aspectos
técnicos más relevantes cabe citar: una escritura serial que exige un manejo de la
vara muy rápido y preciso, y un gran control en la afinación; una gran variedad
de articulaciones y efectos dinámicos (fp, ppp, crescendos, diminuendos) muy
contrastantes; uso de efectos sonoros como el glissando y el "flatterzunge". El
empleo del trombón en la ópera "Lulú" (1928 35) también plantea dificultades
técnicas, aunque su escritura está menos recargada. Ambas obras, sin embargo,
reflejan una emoción extraordinaria y un lenguaje lleno de recursos
expresionistas. El lenguaje musical es mucho más conciso y el material acústico
se selecciona según el sistema musical empleado en la música de A. Webern. Esto
se observa en las "Seis Piezas" para orquesta op.6, en la que emplea cuatro
trombones que interpretan una marcha fúnebre (en la cuarta pieza, "Langsam"
junto a la tuba en un tejido musical polifónico. En la pieza no 2, hay unos
glissandos con sordina.
Paul Hindemith, (1895 1963) hace un uso muy interesante del trombón con una
escritura muy contrapuntística y rítmica en la obra "Metamorfosis sinfónicas
sobre temas de Weber". También destaca el papel del trombón en "Matias el
pintor".
Entre los compositores rusos significativos hay que mencionar, sin duda alguna,
Sergel Prokofieff (1891 1953) y Dimitri Shostakovich (1906 1975). El primero
resalta la aportación de los trombones en sus sinfonías y, especialmente, en el
famoso tema de la suite nº 2 de "Romeo y Julieta', en el que los tres trombones al
unísono tocan un tema muy marcato y en un registro bastante grave. Shostakovich
destaca por su brillantez orquestal y su utilización del trombón es especialmente
interesante en sus sinfonías nº 5, 7 y 9 (en esta última hay un solo de la sección de
trombones junto con la tuba, en un motivo temático en fortíssimo).
Zoltan Kodaly (1882 1967) y Bela Bartok (1881 1945) representan la evolución
musical muy diferente en cada caso partiendo de una estética musical que bebe
del folklore de su país de origen, Hungría. En la suite "Hary Hanos" el uso de los
trombones es determinante. Los trombones inician el tema característico de la
marcha en un matiz de piano. Más adelante, inician un nuevo tema "pesante"
anticipado por unos glissandos; este mismo tema se retorna unos compases más
adelante en un matiz de ff y con la indicación de marcato y grandioso.
Bartok: hace también un gran uso de los trombones, sobre todo en "El mandarín
maravilloso" y "El concierto para orquesta". En esta última obra, los dos
trombones (1º y 2º) presentan un tema a solo, estableciéndose un diálogo entre
ambos. En Francia, algunos compositores pertenecientes al "grupo de los seis"
corno Francis Poulenec (1898¬195.5), Darius Milhaud (1892 1975) y el suizo
Arthur Honegger (1892 1955) hacen un buen tratamiento de los recursos del
trombón cada uno desde su personal estética.
Los compositores americanos aportan una gran riqueza tímbrica y expresiva a los
metales, influenciados bastantes de ellos por el jazz. Destacaremos a Ferde Grofé
(1892 1972) con su "Suite del Gran Cañón” en la que confiere un solo melódico
muy descriptivo en ligado que evoca los paisajes americanos; George Gershwin
(18981937) utiliza los trombones con gran colorido y desde una perspectiva que
nos lleva al mundo del jazz en "Rapsodia in blue"(1924) y "Un americano en
París" (1928); Aaron Copland también parte del interés del jazz (en su primera
etapa) y del conocimiento del folklore ("El Salón México" es una muestra de esto
último y así se trasluce en el uso brillante y colorista del trombón); Leonard
Bernstein (1918 1990) despliega en "West Side Story" toda una espléndida gama
de timbres y sonoridades en el uso de los metales y particularmente del trombón
(también destaca en la obertura "Candide".
Pero para que este post no solo séa de lectura, les daré un adelanto con un par de
cd,s de regalo ^ y se trata de nada más y nada menos que de uno de los más
grandes trombonistas de todos los tiempos, para mi parecer el segundo despúes
de Frank Rossolino, ( cosa de gustos solamente )...........
Nada menos que el gran JJ.
J. J. Johnson