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0- FIBRAS ARTIFICIALES
La Guerra de Secesión de los EEUU, que entre 1861 y 1865 enfrentó a los estados del norte
contra los estados del sur, ocasionó importantes repercusiones para el mundo textil de la época.
Los estados del Norte - proteccionistas y con mano de obra libre y asalariada - iniciaban una
vigorosa industrialización en competencia con Europa. Los estados del Sur - librecambistas,
aristocráticos, esclavistas y feudales - querían mantener su forma de vida agraria y su comercio
tradicional con Europa. El enfrentamiento era inevitable. Cuando la Unión de los estados
norteños, bloquea los puertos de la Confederación de los estados sureños, ésta última no
puede vender más algodón a las hilanderías inglesas. Esto produce una tremenda escasez de
algodón, primero en Inglaterra y después en toda Europa, que se conoció como “el hambre del
algodón”.
Como consecuencias de la escasez de algodón provocada por la “Guerra de Secesión”,
podemos mencionar tres muy importantes: 1) la afirmación del poder del imperio británico en la
India, Egipto y Sudán, países que con sus producciones de algodón paliaron de alguna forma la
falta del algodón americano, 2) el aumento de la demanda relativa de lana (es justamente en la
década de 1860 que comienza la explotación ovina en Argentina y Uruguay, iniciada por
hacendados ingleses y galeses emigrados) y, 3) la aceleración que, en esos años, adquieren las
investigaciones que conducen al desarrollo de las fibras artificiales. Esta última es, sin duda, la
que tendría mayor impacto en el futuro de la industria textil (ver Capítulo I., “Origen y Evolución
de la Tecnología Textil”).
Los primeros intentos de crear fibras artificiales se remontan a 1664 cuando el naturalista
inglés Robert Hooke sugirió la posibilidad de reproducir los filamentos producidos por el gusano
de seda así como el que producen las arañas para tejer sus telas. René Antoine Ferchault de
Réaumur en Francia, en 1734, tuvo ideas similares. Pero recién en 1855 el químico suizo
George Audemars logró disolver la corteza interna fibrosa del tronco de la morera obteniendo
una solución de celulosa de la que extraía filamentos, sumergiendo y retirando agujas. En 1862
M.Ozanam en Francia, propuso disolver desperdicios de filamentos de seda en ácido nítrico y
extrudir la solución obtenida a través de una placa con orificios, pero no tuvo éxito en desarrollar
un procedimiento para coagular los filamentos.
Se produce un avance importante cuando, en los primeros años que siguieron a 1880, Sir
Joseph W. Swan, un químico y electricista inglés, hizo pasar por pequeños orificios una solución
de celulosa, similar a la desarrollada por Audemars. La solución de celulosa, de alta viscosidad,
salía de los orificios en forma de filamentos y Swan sumergía estos filamentos en un baño donde
coagulaban y se solidificaban. Los filamentos de Swan se usaron en las primeras lámparas
incandescentes inventadas por Thomas Edison y también, en 1885, se exhibieron en Londres
algunas telas tejidas con ellos que no pasaron de ser curiosidades sin aplicación comercial. Unos
años más tarde, en la Exposición Universal de Paris de 1889, se da otro gran paso adelante
cuando el conde Hilario Bernigaud de Chardonet exhibe sus filamentos de nitrocelulosa. La
“seda Chardonnet” presentaba grandes inconvenientes: tenía brillo excesivo, era pesada, dura y
menos elástica que la seda natural, no era lavable, era difícil de teñir y lo peor, era inflamable. A
pesar de todos estos inconvenientes es a partir de ese momento que se inicia una cadena de
éxitos que lleva al desarrollo de los “rayones”. La palabra “rayón” es un nombre de fantasía, que
en su momento impusieron las autoridades francesas con el fin de evitar cualquier confusión
comercial con la seda natural. Primero aparecerá el “rayón cupro-amónico” o “rayón cupro”,
luego el “rayón viscosa” y el “rayón acetato” (di y tri) y finalmente, ya en épocas recientes, el
“Lyocel”. Las fibras artificiales no son solo celulósicas: las hay también proteicas, que si bien
han tenido un desarrollo interesante, encontraron pocas aplicaciones prácticas (ver más abajo
Secc.15.5.0).
15.4.0- LYOCEL
Un proceso que simplemente consistiera en disolver la celulosa, en un solvente apropiado, sin
pasar por la formación de compuestos intermedios, para luego producir filamentos, recuperando
el solvente para su reutilización, fue siempre considerado como un proceso ideal por el menor
impacto que tendría sobre el medio ambiente. Un proceso de este tipo fue desarrollada por las
firmas Lenzing de Austria (“Lyocell”) y por Courtaulds de UK (“Tencel”). En 1992, Courtaulds,
productora líder de rayón viscosa, lanzó al mercado su fibra “Tencel” que es obtenida por
disolución de pasta química de madera en un óxido de amina que luego es recuperado.
Además de producirse por un proceso prácticamente no contaminante, el “Tencel” posee
propiedades excelentes. Como fibra celulósica tiene una buena absorción de humedad, es
biodegradable y de fácil teñido. Su resistencia a la tracción y tenacidad es superior a la del
algodón y a la del rayón viscosa y similar a la del poliéster por lo que resulta ideal para
mezclar con esta última fibra. En húmedo su resistencia a la tracción disminuye solo un 15% y
tiene muy bajo encogimiento. Las telas presentan gran suavidad (tacto “agamuzado”), un lustre
similar al lino, una “mano” y caída” similar a la seda y baja arrugabilidad. Con “Tencel” de 1,7
dtex se pueden producir hilados muy delgados, de p.ej 50 Ne, lo que a su vez permite tejer telas
muy livianas (de p.ej. 80 g/m2). Con telas de Tencel se confeccionan preferentemente vestidos
y blusas de dama, por ahora de alto precio, que se pueden lavar o limpiar en seco sin
inconvenientes.
Sin embargo, sometida a la abrasión húmeda, la fibra presenta el fenómeno de “fibrilación”, es
decir la formación o separación de pequeñas fibras en su superficie (ver Figura 2.147) pero con
tratamientos de superficie especiales se pueden obtener telas con efectos sorprendentes. De
todas maneras, los métodos de tintura de las telas deben ser adecuados para no producir
fibrilaciones incontroladas. El “Tencel” como la más reciente e innovadora de las fibras
artificiales, está generando nuevas e interesantes posibilidades para los diseñadores textiles.
TABLA 2.50 * TENCEL COMPARADO CON OTRAS FIBRAS
TENCEL Viscosa Algodón Poliéster
Denier 1,5 1,5 - 1,5
Tenacidad (*), (g / den) 4,8 – 5,0 2,6 – 3,1 2,4 – 2,9 4,8 – 6,0
Extensión a la rotura (*), % 14 - 16 20 - 25 7,0 – 9,0 25 - 30
Tenacidad en húmedo (g / den) 4,2 -4,6 1,2 – 1,8 3,1 – 3,6 4,8 – 6,0
Extensión a la rotura en húmedo, % 16 - 18 25 - 30 12 – 14 25 – 30
Regain (*), % 11 14 8 0,4
(*) En condiciones estándar, 20ºC y 65 % HR
BIBLIOGRAFÍA
1- “La Guerra Secreta por el Algodón”, Antón Zischka, Ed. Claridad, Bs.As., 1940
2- “Artificial Silk”, CIBA REVIEW, Nº 2, 1967
3- “Man Made Fibers”, H.F.Marks, S.M.Atlas, E.Cernia. Interscience Publishers, New York,1967
4- “Viscose Fibres”, J.E.Ford, Textiles, 1991, Nº3
5- “Regenerated Cellulose Fibres” Ed. C.Woodings, , Woodhead Publ. Ltd., England, 2001,
sales@woodhead-publishing.com
6- “New Fibres from Proteins”, Wormell, R.L., Butterworth, 1954, London