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DEFINICION:
La apelación es aquel recurso ordinario y vertical o de alzada formulado por quien
se considera agravia con una resolución judicial (auto o sentencia) que adolece de
vicio o error, y encaminando a lograr que el órgano jurisdiccional superior en grado
al que emitió la reviste y proceda a anularla o revocarla, ya sea total o
parcialmente, dictando otro en su lugar u ordenando al juez a quo que expida una
resolución de acuerdo a los considerandos de la decisión emanada del órgano
revisor. Puntualizamos que este recurso de apelación contiene intrínsecamente el
de nulidad, sólo en los casos que los vicios referidos a la formalidad de la
resolución impugnada.
La apelación no constituye una renovación del proceso o reiteración de su trámite
o un novum iudicium, sino que representa su revisión. Así es, la apelación supone
el examen de los resultados de la instancia y no un juicio nuevo. En virtud de dicho
recurso no se repiten los trámites del proceso principal, sino que se llevan a cabo
otros notoriamente diferenciados y dirigidos a verificar la conformidad de los
resultados de la instancia primigenia con lo previsto en el ordenamiento jurídico y
lo actuado y aprobado en el proceso. De esta manera el superior jerárquico
examina la decisión judicial que se pone a su consideración haciendo uso de los
elementos incorporados al proceso en su instancia originaria, pero no revisando
ésta en su integridad, sino en lo estrictamente necesario.
En nuestro ordenamiento jurídico este recurso se encuentra regulado en el
Capítulo III del Título XII de la sección tercera del código procesal civil, en los
numerales 364 al383. Precisamente el artículo 364 del mencionado cuerpo de
leyes establece claramente que:
“el recurso de apelación tiene por objeto que el órgano jurisdiccional examine a
solicitud de parte o de tercero legitimado, la resolución que les produzca a agravio,
con el propósito de que sea anulada o revocada, total o parcialmente.”
Es un recurso ordinario (no exige causales especiales para su formulación),
vertical o de alzada (es resuelto por el superior en grado), concebido
exclusivamente para solicitar el examen de autos o sentencias, es decir
resoluciones que contengan una decisión del juez, importa la existencia de un
razonamiento lógico-jurídico del hecho o de la norma aplicable a un hecho
determinado.
HINOSTROZA MINGUEZ afirma que la apelación no constituye una renovación
del proceso o reiteración de su trámite o un novum iudicium, sino que representa
su revisión.
CALAMANDREI refiere que la apelación es el medio de gravamen típico que,
correspondiendo al principio de doble grado da siempre lugar a una nueva
instancia ante el juez superior (efecto devolutivo); la apelación es un medio de
gravamen total, ya que produce en la segunda instancia la continuación no sólo de
la fase decisoria, sino también de la fase instructora, de manera que se elimina,
antes de que forme la cosa juzgada, no sólo los errores de juicio del jueza quo,
sino también las deficiencias del material introductorio derivados de la falta o mala
dirección de la defensa de la parte vencida. El recurso de apelación se puede
conceder de dos maneras:
Se suspende la eficacia de la resolución impugnada, es decir,
no debe cumplirse o ejecutarse hasta que se resuelva el recurso
CON EFECTO por el superior. Se concede en los casos que sentencias y autos
SUSPENSIVO que dan por concluido el proceso o impidan su continuación.
El A quo no puede modificar la situación existente, y el
cumplimiento de su decisión se sujeta a lo que resuelva
el superior.
OBJETO:
Las resoluciones judiciales (autos y sentencias) constituyen el objeto del recurso
de apelación. Este es un acto procesal de impugnación dirigido a poner en
evidencia el error o vicio en que incurrió el órgano jurisdiccional y que se halla
contenido en una resolución , la misma que se espera sea modificada o dejada sin
efecto por el juez ad quem.
Es objeto, pues, del recurso de apelación toda resolución judicial que adolece de
vicio o error y que, por lo tanto, causa agravio a alguno de los justiciables. Y
aquella pueda ser apelada en todo o en parte, sujetándose la impugnación a lo
expresamente manifestado por el agravio en su recurso respecto de los alcances
del vicio o error alegado por él.
PROCEDENCIA:
El artículo 365 del código procesal civil sobre la procedencia del recurso de
apelación en los siguientes términos:
“procede apelación:
1. Contra las sentencias, excepto las impugnables con recurso de casación y las
excluidas por convenio entre las partes.
2. Contra los autos, excepto los que se expidan en la tramitación de una articulación
y los que este código excluya; y
3. En los casos expresamente establecidos en este código”.
COMPETENCIA DEL ÓRGANO JUDICIAL REVISOR
El recurso de apelación hace que el órgano judicial revisor asuma la competencia
respecto de las cuestiones objetadas, teniendo plena potestad para resolverlas,
salvo en situaciones excepcionales y expresamente previstas en el ordenamiento
jurídico en dicha potestad sufre limitaciones, como aquella referida al impedimento
del juez ad quem de modificar la resolución recurrida en perjuicio del impugnante
(a no ser que la otra parte hubiese también recurrido la resolución o
formulado adhesión a la apelación). Tampoco puede el órgano judicial revisor
apartarse del objeto del proceso (que fuera conocido en primera instancia) e
inobservar el principio de congruencia, estando impedido entonces de ir más allá
del petitorio o fundar su decisión en hechos distintos de los que han sido
invocados por las partes, por lo que debe descartar todo asunto extraño al
contenido de la relación procesal y al de los escritos constitutivos del proceso.
Asimismo, el órgano judicial revisor se encuentra impedido de examinar las
cuestiones sobre las cuales ha precluido la posibilidad de recurrir y que han
adquirido firmeza.
Se puede apreciar que la competencia del órgano judicial revisor no implica la
renovación de todos los elementos introducidos en la primera instancia,
limitándose prácticamente a lo expuesto en el recurso de apelación y a los
concretos agraviados en él consignados, sin que ello signifique que no pueda
hacer uso de los elementos del proceso necesario para decidir la causa,
especialmente aquellos que conforman el material probatorio.
El art. 370 del código procesal civil versa sobre la competencia del juez superior
en la apelación estableciendo simple y llanamente que:
“el juez superior no puede modificar la resolución impugnada en perjuicio del
apelante, salvo que la otra parte también haya apelado o se haya adherido. Sin
embargo, puede integrar la resolución apelada en la parte decisoria, si la
fundamentación aparece en la parte considerativa.
Cuando la apelación es de un auto, la competencia del superior solo alcanza a
éste y a su tramitación”.
EL PRINCIPIO “TANTUM DEVOLUTUM QUANTUM APELLATUM”:
El conocimiento del órgano judicial reviso enmarca dentro de las pretensiones
consignadas en los escritos constitutivos del presentado en su etapa postulatoria.
Además, no puede superar el ámbito de la apelación interpuesta, de la adhesión a
ésta y de las respectivas absoluciones – si las hubieren- a las mismas. A esta
última limitación al conocimiento del superior jerárquico se refiere el principio
“tantum devolutum quantum apellatum”.
El principio “tantum devolutum quantum apellatum” se funda en el principo
dispositivo que rige lo concerniente a la impugnación. Por ello es que se dice que
el órgano de alzada está impedido de sobrepasar la jurisdicción que le sea
devuelta por consideraciones basadas en la autonomía de la voluntad. Es la
iniciativa de las partes la que da origen al procedimiento impugnatorio y determina
su objeto.
El principio “tantum devolutum quantum apellatum” reposa también en el principio
de congruencia, según el cual tiene que haber conformidad entre el petitorio, los
hechos alegados en el juicio y las partes y lo resuelto por el magistrado. Así es,
primero de los principios enunciados implica la exigencia de correlación entre la
resolución emanada del superior en grado y los agravios expresados por el
apelante o el adherente.
La limitación al conocimiento del superior jerárquico, que se circunscribe
principalmente al contenido de la apelación, no comprende la base jurídica de
ésta, pues, de acuerdo al principio iura novit curia, el juzgador debe aplicar el
derecho que corresponda al proceso, aunque no haya sido invocado por las partes
o lo haya sido erróneamente. Ello es así porque la calificación jurídica de las
pretensiones de los justiciables le corresponde hacerla al juez, no vinculándole la
fundamentación de derecho que hubiesen efectuado aquellos.
La limitación al conocimiento del órgano judicial reviso instituida por el principio
“tantum devolutum quantum apellatum” no alcanza a las omisiones del juez de
primera instancia respecto a las pretensiones de las partes no resueltas en la
resolución impugnada. En consecuencia, aun en el caso de no haber sido objeto
expreso de reclamación por los justiciables, el superior jerarquico puede integrar la
resolución apelada en la parte decisoria, si la fundamentación aparece en la parte
considerativa.
Por otro lado, en virtud del principio “tantum devolutum quantum apellatum” el
órgano de apelación se encuentra impedido de examinar y pronunciarse sobre
cuestiones que han quedado firmes en razón de la preclusión o de la cosa
juzgada. Ello obedece a la naturaleza misma de tales institutos y también a la
circunstancia de que está ausencia la iniciativa privada necesaria para que el
superior jerárquico asuma la competencia del caso.
LA PROHIBICION DE LA “REFORMATIO IN PEIUS”
El principio de la prohibición de la “reformatio in peius” alude al impedimento del
órgano de apelación para modificar la resolución objetada el perjuicio del apelante,
salvo en supuestos de existencia de otro recurso de apelación contra la
resolución de juez a quo o de adhesión de la contraparte a la apelación
presentada.
El principio de la prohibición de la “reformatio in peius” reposa en la diferencia de
objetos entre la primera y la segunda instancia. Esta última no comprende el
objeto de la primera sino que abarca tan solo el contenido de la pretensión
impugnatoria. De allí que no se pueda reformar la resolución recurrida en el
perjuicio de quien propicio la vía impugnativa y fijo sus alcances mediante el
correspondiente recurso de apelación.
El principio que estudiamos se explica en la presunción de que quien no impugna
una resolución esta consistiendo no sólo no favorable sino también aquello que no
lo es. En este modo, si se infringiera el principio de la prohibición de la “reformatio
in peius” se estaría introduciendo indebidamente un punto no invocado en la
instancia y, lo que es peor, se conocería –irregularmente-un extremo de la
resolución apelada sobre el cual consintieron los litigantes.
En relación al principio de la prohibición de la “reformatio in peius” el código
procesal civil en el primer párrafo de su artículo 370 establece con precisión que:
“el juez superior no puede modificar la resolución impugnada en perjuicio del
apelante, salvo que la otra parte también haya apelado o se haya adherido. Sin
embargo, puede integrar la resolución apelada en la parte decisoria, si la
fundamentación aparece en la parte considerativa”.
MOTIVACIÓN DEL RECURSO DE APELACIÓN
La motivación del recurso de apelación que implica la exposición de
los fundamentos tácticos y jurídicos que ameritan, a juicio del recurrente, la
anulación o resolución impugnada. La motivación del recurso de apelación exige
un análisis crítico, exhaustivo y razonado, punto por punto, de los vicios o errores
advertidos en la resolución que se objeta, ya sea en la apreciación de los hechos,
la interpretación del material probatorio o en la aplicación del derecho.
La motivación del recurso constituye un requisito de procedencia del mismo. Su
ausencia o deficiencia faculta al juez a declarar de plano improcedente la
apelación.
El art. 366 del código procesal civil establece claramente al respecto lo siguiente:
“El que interpone apelación debe fundamentar, indicando el error de hecho y de
derecho incurrido en la resolución, precisando la naturaleza del agravio y
sustentado su pretensión impugnatoria”.
LEGITIMIDAD DE LA APELACIÓN
Atendiendo al principio dispositivo que rige en la materia la apelación cede a
iniciativa de parte, constituyendo una facultad de los sujetos procesales o de sus
representantes o de sus abogados patrocinantes, quienes pueden ejercitar o no.
La legitimidad para apelar no implica tan solo recurrir la condición de parte so
tercero legitimado o de representante o de abogado patrocinante, sino que es
indispensable además que el impugnante tenga interés para apelar, el cual,
insistimos, deriva del agravio o perjuicio efectivamente producido por la resolución
recurrida. Es por ello que una resolución es susceptible de ser apelada por una o
por ambas partes, pues el agravio puede afectar a una sola de ellas o también a
las dos.
LA ADHESIÓN A LA APELACIÓN
La adhesión a la apelación, llamada también apelación adhesiva o derivada, es
aquel instituto procesal que tiene lugar cuando una resolución judicial produce
agravio a ambas partes por lo que, planteando, concedido y corrido traslado del
recurso de apelación correspondiente, la otra parte o su representante se adhiere
a él dentro del plazo que tiene para absolver dicho traslado, no coadyuvando a los
intereses de quien interpuso tal recurso ni simplemente contradiciendo los
fundamentos o alegaciones contenidas en él , sino solicitando, al igual que el
apelante, que se modifique o revoque la resolución cuestionada en lo que resulte
agraviante o perjudicial para el adherente y en base a la propia fundamentación
del último o, inclusive, a la invocada por el apelante.
La adhesión en referencia no se trata de otro recurso de apelación, pese a ser
exigible también el pago de la taza judicial respectiva y la motivación de que ella,
porque:
a) El examen de segundo grado es iniciado por la apelación interpuesta y no por la
adhesión del apelado.
b) No produce dentro del plazo legal para apelar sino en el momento posterior.
c) No se dirige al juez ad quem.
El legitimado para formular adhesión a la apelación. De ninguna manera el
litisconsorte del apelante puede adherirse a la apelación por encontrarse en
la misma posición procesal que él.
El código procesal civil establece a cerca de la adhesión al recurso de apelación lo
siguiente:
- En los procesos de conocimiento y abreviado, a contestar el traslado del escrito de
apelación contra la sentencia, la otra parte podrá adherirse al recurso,
fundamentando sus agravios, de los que se confiriera traslado al apelante
el proceso queda expedito para ser resuelto, con la declaración del juez superior
en tal sentido, señalando día y hora para la vista de la causa.
- En los procesos de conocimiento y abreviado el plazo para adherirse a la
apelación de autos con efecto suspensivo y para o su contestación es de tres días
de conferido el traslado del recurso o de la adhesión, respectivamente. El
secretario del juzgado enviará el expediente al superior dentro podía de cinco días
concedida la apelación o la adhesión – si la hubo-, bajo responsabilidad.
- En los procesos sumarísimos, de ejecución y no contenciosos la adhesión a la
apelación concedida con efecto suspensivo, ya sea contra autos o sentencias, se
sujeta a lo dispuesto por el artículo 376 del código procesal civil.
Por consiguiente, el plazo para adherirse y para su contestación, si la hubiera, es
de tres días de corrido el traslado del recurso o de la adhesión, en ese orden. El
secretario del juzgado enviará el expediente al superior dentro de cinco días de
concedida la apelación o la adhesión - la hubo-, bajo responsabilidad.
- La adhesión a la apelación de autos sin efecto suspensivo debe tener lugar dentro
de tercero día de notificado el concesorio de la apelación, pudiendo el adherente,
de considerarlo, pedir al juez que agregue cuaderno de apelación los actuados
que estime conveniente, previo pago de la tasa respectiva.
- La adhesión que no acompañe el recibo de la tasa, interponga fuera del plazo, no
tengan fundamento o no precise el agravio, será de plano declarada inadmisible o
improcedente, según sea el caso.
- El desistimiento de la apelación no afecta a la adhesión. Puntualizamos que, no
obstante estar incluida esta disposición dentro del artículo 373 último párrafo del
código procesal civil, que versa sobre el plazo y trámite de la apelación de
sentencias, resulta aplicable no solo para la adhesión al recurso de apelación
dirigido contra una sentencia, sino que además lo es tratándose de la adhesión a
la apelación de autos con o sin efecto suspensivo. La inclusión de dicha regla de
carácter general en el citado artículo obedece simple y llanamente a un error de
técnica legislativa.
TRÁMITE DEL RECURSO DE APELACIÓN
a) INTERPOSICIÓN DEL RECURSO
La interposición del recurso de apelación resulta ser la declaración expresa de
voluntad de quien se siente perjudicado con alguna resolución dirigida a introducir
el indicado medio impugnativo al proceso a fin de obtener la modificación de
aquella. Dicho acto procesal de introducción del recurso, que adopta, por lo
general, la forma, escrita, inicia, pues, el procedimiento de revisión de una
resolución y se plantea ante el mismo órgano jurisdiccional que la expidió. En el
recurso debe observar los requisitos de ley porque sino su interposición sería
inútil al devenir en ineficaz dicho medio impugnatorio.
El escrito que contiene un recurso de apelación debe comprender el pedido claro y
expreso de revocación y/o anulación de una resolución judicial, así como la
fundamentación de hecho y de derecho correspondiente, a no ser que la
resolución recurrida se trate de un auto expedido en una audiencia, en cuyo caso
la apelación interpone de inmediato, su motivación las demás requisitos pueden
ser cumplido el momento posterior y por escrito.
La apelación contra las sentencias se interpone dentro del plazo previsto en cada
vía procedimental, contando desde el día siguiente a su notificación:
En los procesos de cocimiento el plazo para apelar la sentencia de diez días.
En los procesos abreviados el plazo para apelar la sentencia de cinco días.
En los procesos sumarísimos el plazo para apelar la sentencia de tres días.
En los procesos ejecución el plazo para apelar la sentencia de cinco días.
En los procesos no contencioso el plazo para apelar la resolución final es
de de tres días.
La apelación contra los autos a ser concedida con efecto suspensivo o sin él se
interpone dentro de los siguientes plazos:
Tres días auto es pronunciado fuera de audiencia.
En la misma audiencia, si el auto fuera expedido por ella, pero su fundamentación
y demás requisitos serán cumplidos en el mismo plazo que el acápite anterior.