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alexandre koyré estudios de historia del pensamiento jg _cientifico ime De la Edad Media a Pascal, Koyré investiga Ia historia del penaa miento cientifico a través de un meticuloso retorno a los textos, a unos textos que nos desorientan porque fueron escritos en uritt lengua cientifica muerta, por un pensamiento que ya no et o no parece ser el nuestr ~ ntonces este estudio? ae llegar eae cm me Jo pensamiento clen- mes eceocer= (AMNION "='snerenere tratamos de compr. ae arrollado la ciencia y nuestra propia vision del mundo. Alexandre Koyré ha creido siempre que la ciencia consiste en la busqueda de la verdad, en la teoria: «Por sorprendente que nos pueda parecer, es posible edificar templos y palacios, incluso ca: tedrales, excavar canales y construir puentes, desarrollar la me talurgia y la ceramica sin poseer un conocimiento cientifico o no teniendo sino sus rudimentos.» Descubrir los limites del papel hie torico de la ciencia puede permitirnos reconstruir la unidad del pensamiento humano. Alexandre Koyré es autor de varias obras que han marcado una época en Ia historia del pensamiento: Estudios galileanos, y Kel mundo cerrado al universo infinito, ambos publicados por Siglo Veintiuno Editores. ISBN 968-23-0003-7 Kir ON Traduccién de ENCARNACION PEREZ SEDENO ~~ y Epuarpo Bustos “esruDIos DE HISTORIA DEL PENSAMIENTO CIENTIFICO, 7 ie Por ALEXANDRE KOYRE PICA Y TECH Smt ta eo & 2 a, Bisidvecase |S ig MEORHALION at x siglo xxi editores, s.a. de c.v. (CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS, 04810, MEXICO, D. F. siglo xxi editores, s.a. TUCUMAN 1621, 7° N, C1OSOAAG, BUENOS AIRES, ARGENTINA siglo xxi de espajfia editores, s.a. MENENDEZ PIDAL 9 BIS, 28096, MADRID, ESPANA Donacién _Notax sume sauion vo. EZ iGto De HOMBRE EpTokes SAIING, 7 ppp 207d. Precio: J40.52L portada de anhelo hemandez primera edicién en espafiol, 197 © siglo xxi de espaita editores, ¢.a. decimosenta edicién en espaftel, 2007 © © siglo xxi editores, s.a. de e.v. isbn 10: 968-23-0003-7 »~ isbn 13: 978-968-23-0003-0 primera edici6n en francés, 1973 titulo original: études d'histoire de la pensée scientifique © éditions gallimard © chapman & hall (para los ensayos “galileo y platén” “galileo y la revolucién cientifica del siglo xvii", “el de motu gravium de galileo: del experimento imagmario y de su abuso”, “un experimento de medicién” “gassendi y la ciencia de su tiempo” y “pascal como cientifico”) derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico INDICE Ge SOt es ie od PRéLoco ORIENTACION Y PROYECTOS DE INVESTIGACIGN EL PENSAMIENTO MODERNO ArrstoTeLigmo Y PLATONISMO EN LA FILoSoFfA DE La Epap MEDIA LA APORTACIGN CIENTIFTCA Det. RENACIMIENTO Los OR{GENES DE LA CIENCIA MODERNA, UNA INTERPRETACIN NUEVA Las ETAPAS DE LA cosmoLoGta CIENTIFICA LEONARDO DA Vincr, 500 AROS vesPUns La DINAMaca DE Niccolo TARTAGLIA JUAN BAUTISTA BENEDETTI, CRITICO DE ARISTOTELES Gatto Y PLaToN GALILEO ¥ LA REVOLUCION CIENTIFICA DEL SIGLO XxvIt GALILEO Y EL EXPERIMENTO DE PISA: A PROPUSITO DE UNA LEYENDA EL «DE MOTU GRAVIUM» DE GALILEO: DEL EXPERIMENTO IMAGINARIO Y DE ‘SU ABUSO ‘TRADUTTORE-TRADITORE: A PROPOSITO DE COPERNICO Y DE GALILEO AcTITUD ESTETICA Y PENSAMIENTO CIENTIFICO UN EXPERIMENTO DE MEDICION GASSENDI Y LA CIENCIA DE SU TIEMPO BONAVENTURA CAVALIERI Y LA GEOMETRIA DE LOS CONTINUOS Pascat como cienrieico PERSPECTIVA DE LA HISTORIA DE LAS CIENCIAS INDICE DE NOMBRES 16 aL 5 e 103 125 150 180 196 258 261 Bee 3m PROLOGO Los articulos y ensayos reunidos en esce volumen ilustran di- versos aspectos de una cuestién de un interés fundamental, a cuyo estudio Alexandre Koyré ha consagrado lo esencial de su obra de historiador del pensamiento cientifico: la génesis de los grandes principios de la ciencia moderna. Al lado de las cuatro grandes obras que ha publicado sucesivamente sobre este tema: la traduccién comentada del primer libro cosmold- gico del De revolutionibus de Copérnico', los Etudes galiléen- nes, La révolution astronomique*y Du monde clos a l’univers infini‘, esta coleccién de articulos merece, sin ninguna duda, un lugar destacado, no sélo por los numerosos elementos comple- mentarios que aporta, sino también por las fecundas conexiones que permite establecer entre los diferentes dmbitos de la histo- ria intelectual y por las valiosas indicaciones que da sobre el método de investigacién y de andlisis de su autor. Este volu- men merecia ser publicado sobre todo porque algunos textos ast reagrupados habian quedado inéditos hasta ahora, al menos en lengua francesa, y porque la mayor parte de los otros ha- bian Megado a ser muy dificiles de consultar. Estos articulos se han vuelto a clasificar siguiendo el orden cronolégico de sus temas, y no seguin sus fechas de redaccién. Es cierto que, habida cuenta de algunas inevitables vueltas atrds, la linea general de las investigaciones de Alexandre Koyré 1N. Copérnico, Des révolutions des orbes célestes, introduccién, tra- duccion y notes ‘de A. Koyré, Paris, Librairie Felix Alean, 1934, ‘VEIT, Pp. P 24K. Koyré, Etudes galiléennes: 1, A Vaube de la science classique; Il, La loi de ia chute des corps. Descartes et Galilée; III. Galilée et 1a tot diinertie, Paris, Hermann, 1940, 3 fasc., 335 pp. 3A. Koyré, La révolution ‘astronomique. Copernic, Kepler, Borelli, Paris, Hermann, 1961, 525 pp. («Histoire de la pensée», IIL) “A. Koyré, Du monde clos a univers infini, Paris, Presses Universi- taires de France, 1962, 279 pp. (trad. francesa de From the clossed world to the infinite universe, Baltimore, The Johns Hopkins Press, 1957). 2 Alexandre Koyré ha seguido este mismo plan cronolégico partiendo de la cien- cia escoldstica hasta llegar a Newton. Excepto los articulos re- lativos al autor de los Principia, que estdn reservados a un volumen especial de Etudes newtoniennes, esta coleccién com- prende en realidad tres grandes partes consagradas respectiva- mente a la ciencia de la Edad Media y del Renacimiento, a Ga- lileo y a la obra de algunos otros sabios eminentes de la pri- mera mitad del siglo XVII (Mersenne, Cavalieri, Gassendi, Ric- cioli, Pascal)’. Aparte de unas pequeftas correcciones de orden tipogrdfico, y de la introduccién de llamadas interiores al vo- lumen, el texto de los articulos reproducidos estd exactamente de acuerdo con el de los originales: las traducciones han sido realizadas con la preocupacién constante de preservar a la vez el pensamiento de Alexandre Koyré y su modo habitual de ex- presion. Al mismo tiempo que reagrupa un conjunto de estudios del mds alto interés sobre los origenes y la génesis de la ciencia moderna, este volumen aporta una viva leccién dé método de investigacién histérica. Varios textos particularmente revela- dores de los principios directivos de la obra de Koyré se en- cuentran aqui, en efecto, reproducidos. El que abre la colec- cidn es notablemente claro y explicito. El autor insiste en él, en primer lugar, sobre su «conviccién de la unidad del pensa- miento humano, particularmente en sus formas mds elevadas» (pensamiento filosdfico, pensamiento religioso y pensamiento cientifico), conviccién que explica en gran parte la evolucién de sus investigaciones *. Si habiendo abordado el estudio de los origenes de la ciencia moderna, pasa sucesivamente de la as- tronomia a la fisica y a las matemdticas, continuard ligando la evolucién del pensamiento cientifico a la de las ideas trans- cientificas, filosdficas, metafisicas, religiosas. Las cuatro obras citadas anteriormente y la mayor parte de los articulos repro- ducidos en este volumen son el fruto de este notable esfuerzo de andlisis y de interpretacién de una de las mds importantes revoluciones de la historia intelectual de la humanidad. Con el fin de «captar el camino seguido por este pensamiento (cien- tifico), en el movimiento mismo de su actividad creadora», es indispensable volverlo a colocar, tan fielmente como sea posi ble, en el marco de su época y analizarlo en toda su compleji- 5 Excepto, por supuesto, el primero y ultimo articulo, en los que Ale- xandte Koyré presenta las ideas directrices de su obra. 6 Vease en particular a este respecto el importante estudio de Y. Be- laval (Critique, agosto-septiembre de 1964, pp. 675-704). Prélogo 3 dad, con sus incertidumbres, sus errores y sus fracasos. Los articulos que siguen ilustran del modo mds convincente el cui- dado con que Alexandre Koyré ha sabido poner en prdctica sus propias reglas de pensamiento, bien con motivo de estudios de sintesis donde se esfuerza por poner de manifiesto las grandes lineas de su obra, el clima cientifico de una época o Ia influencia de las ideas filosdficas, 0 bien con motivo de articulos mds técnicos donde estudia cuestiones precisas apoydndose en nu- merosas citas. Por esta admirable leccién de método que nos da, tanto como por la riqueza de su contenido, esta nueva obra de Ale- xandre Koyré merece ser leida y meditada por los especialis- tas en historia del pensamiento cientifico y, de un modo mucho mds ganeral, por todos los que se interesan por la historia de las ideas. René Taton ORIENTACION , Y PROYECTOS DE INVESTIGACION * Desde el comienzo de mis investigaciones, he estado inspirado por la conviccién de la unidad del pensamiento humano, par- ticularmente en sus formas més elevadas; me ha parecido im- posible separar, en compartimentos estancos, la historia del pensamiento filosdfico y la del pensamiento religioso del que est4 impregnado siempre el primero, bien para inspirarse en él, bien para oponerse a él. Esta conviccién, transformada en principio de investigacién, se ha mostrado fecunda para la inteleccién del pensamiento medieval y moderno, incluso en el caso de una filosofia en apa- riencia tan desprovista de preocupaciones religiosas como la de Spinoza. Pero habfa que ir més lejos. He tenido que convencer- me r4pidamente de que del mismo modo era imposible olvidar el estudio de la estructura del pensamiento cientifico. La influencia del pensamiento cientifico y de la visién del mundo que él determina no esta sdlo presente en sistemas —ta- les como los de Descartes o Leibniz— que abiertamente se apo- yan en la ciencia, sino también en doctrinas —tales como las doctrinas misticas— aparentemente ajenas a toda preocupacién de este género. El pensamiento, cuando se formula como siste- ma, implica una imagen 0, mejor dicho, una concepcién del mundo, y se situa con relacién a ella: la mistica de Boehme es rigurosamente incomprensible sin referencia a la nueva cosmo- logia creada por Copérnico. Estas consideraciones me han llevado 0, mejor dicho, me han vuelto a Ievar, al estudio del pensamiento cientifico. Me he ocupado en primer lugar de la historia de la astronomfa; des- pués, mis investigaciones han tenido por objeto el campo de la historia de la fisica y de las matemdticas. La unién cada vez més estrecha que se establece, en los comienzos de los tiempos * Tomado de un curriculum vitae redactado por A. Koyré en febrero de 1951, Orientacién y proyectos de investigacion 5 modernos, entre la physica coelestis y la physica terrestris, es el origen de la ciencia moderna. La evolucién del pensamiento cientifico, al menos en el pe- riodo que yo estudiaba entonces, no formaba, tampoco, una se- rie independiente, sino que, al contrario, estaba muy estrecha- mente ligada a la de las ideas transcientificas, filoséficas, me- tafisicas y religiosas. La astronomia de Copérnico no aporta solamente una nueva combinacién mas econémica de los «circulos», sino una nueva imagen del mundo y un nuevo sentimiento del ser: el paso del Sol al centro del mundo expresa el renacimiento de la meta- fisica de la luz, y eleva a la Tierra a la categoria de los astros; Terra est stella nobilis, habia dicho Nicolas de Cusa. La obra de Kepler procede de una concepcién nueva del orden césmi- co, fundada ella misma en la renovada idea de un Dios ged- metra, y es la union de la teologia cristiana con el pensamiento de Proclo lo que permite al gran astrénomo liberarse de la obsesién de la circularidad que habfa dominado el pensamiento antiguo y medieval (incluso el de Copérnico); pero es también esta misma visién cosmoldégica la que le hace rechazar la in- tuicién genial, pero cientificamente prematura, de Giordano Bruno y le encierra en los limites de un mundo de estructura finita. No se comprende verdaderamente la obra del astréno- mo ni la del matematico si no se la ve imbuida del pensamiento del fildsofo y del tedlogo. La revolucién metodolégica Ievada a cabo por Descartes procede también de una concepcién nueva del saber; a través de Ja intuicién de la infinitud divina, Descartes llega a su gran descubrimiento del cardcter positivo de la nocién de infinito que domina su légica y su matematica. Por ultimo, la idea fi- losdfica —y teoldgica— de lo posible, intermediaria entre el ser y la nada, permitira a Leibniz hacer caso omiso de los escriipulos que habfan detenido a Pascal. El fruto de estas investigaciones, llevadas paralelamente con mi ensefianza en la Ecole Pratique des Hautes Etudes, ha sido la publicacién, en 1933, de un estudio sobre Paracelso y de otro sobre Copérnico, seguidos, en 1934, de una edicién, con introduccién, traduccién y notas, del primer libro cosmolégico del De revolutionibus orbium coelestium, y, en 1940, de los Etu- des galiléennes. He intentado analizar, en esta ultima obra, la revolucién cientifica del siglo xvi1, fuente y resultado a la vez de una profunda transformacién espiritual que ha cambiado no sélo el contenido, sino incluso el marco de nuestro pensa- miento: la sustitucién del cosmos finito y jerarquicamente or- 6 Alexandre Koyré denado del pensamiento antiguo y medieval por un universo infinito y homogéneo, implica y exige la reestructuracién de los primeros principios de la razén filoséfica y cientifica, la re- estructuracién también de nociones fundamentales, como las de movimiento, espacio, saber y ser. Por eso el descubrimiento de leyes muy simples, como la ley de la caida de los cuerpos, ha costado a genios importantisimos esfuerzos tan grandes que no siempre han sido coronados por el éxito. Asi, la nocién de inercia, tan manifiestamente absurda para la Antigiiedad y la Edad Media, como plausible e incluso evidente para nosotros hoy, no pudo ser puesta de manifiesto con todo su rigor ni siquiera a través del pensamiento de un Galileo, y sdlo lo fue por Descartes. Durante la guerra, absorbido por otras tareas, no pude consagrar tanto tiempo como hubiera deseado a los trabajos tedricos. Pero, desde 1945, he empezado una serie de nuevas investigaciones sobre la formacién, a partir de Kepler, de la gran sintesis newtoniana. Estas investigaciones constituiran el resto de mis trabajos sobre la obra de Galileo. El estudio det pensamiento religioso y filos6fico de los gran- des protagonistas del matematismo experimental, de los pre- cursores y contemporaneos de Newton y del mismo Newton se revelé indispensable para la interpretacién completa de este movimiento. Las concepciones filoséficas de Newton relativas al papel de las matematicas y de Ia medida exacta en la con: titucién del saber cientifico fueron tan importantes para el & to de su empresa como su genio matematico: no es por falta de habitualidad experimental, sino como consecuencia de la in- suficiencia de su filosoffa de la ciencia —tomada de Bacon— por lo que Boyle y Hooke fracasaron ante los problemas de ép- tica, y son profundas divergencias filosdficas las que han ali- mentado la oposicién de Huygens y de Leibniz a Newton. He abordado algunos aspectos de estas investigaciones en mis clases de la Universidad de Chicago, en conferencias en las uni- versidades de Estrasburgo y Bruselas, Yale y Harvard, y en las ponencias presentadas en él Congreso de Historia y de Filoso- fia de las Ciencias (Paris, 1949) y en el Congreso Internacional de Historia de las Ciencias (Amsterdam, 1950). Por otro lado, en mis conferencias en la VI Seccién de la Ecole Pratique des Hautes Etudes he estudiado problemas del mismo orden: la transicién del «mundo del poco mas o menos» al «universo de la precision»; la elaboracién de la nocién y las técnicas de me- dicién exacta; la creacién de instrumentos cientificos que han hecho posible el paso de la experiencia cualitativa a la experi- Orientacién y proyectos de investigacion 7 mentacién cuantitativa de la ciencia cldsica, y, por ultimo, los origenes del cAlculo infinitesimal. La historia del pensamiento cientifico, tal como yo la en- tiendo y me esfuerzo en practicarla, tiende a captar el camino seguido por este pensamiento en el movimiento mismo de su ac- tividad creadora. Con este fin, es necesario colocar de nuevo las obras estudiadas en su medio intelectual y espiritual, in- terpretarlas en funcién de las costumbres mentales, de las preferencias y aversiones de sus autores. Hay que resistir a la tentacién, a la que sucumben demasiados historiadores de las ciencias, de hacer mds accesible el pensamiento con frecuencia oscuro, torpe e incluso confuso de los antiguos, traduciéndolo a un lenguaje moderno que lo clarifica, pero al mismo tiempo lo deforma; por el contrario, nada es més instructivo que el estudio de las demostraciones de un mismo teorema dadas por Arquimedes y Cavalieri, Roberval y Barrow. También es completamente esencial integrar en la historia de un pensamiento cientifico la forma en que él mismo se si- tuaba y comprendia con relacién a lo que le precedia y acom- pafiaba. No podriamos subestimar el interés de las polémicas de un Guldin o de un Tacquet contra Cavalieri o Torricelli; seria peligroso no estudiar de cerca la manera en la que un Wallis, un Newton o un Leibniz consideraban la historia de sus Ppropios descubrimientos, u olvidar las discusiones filosdficas que estos descubrimientos provocaron. Por ultimo, hay que estudiar los errores y lés fracasos con tanto cuidado como los triunfos. Los errores de un Descartes o un Galileo, los fracasos de un Boyle o de un Hooke, no son solamente instructivos; son reveladores de las dificultades que ha sido necesario vencer, de los obstaculos que ha habido que superar. Habiendo vivido nosotros mismos dos o tres crisis profun- das en nuestro modo de pensar —«la crisis de los fundamen- tos» y «el eclipse de los absolutos» matemiticos, la revolucién relativista, la revolucién cudntica—, habiendo sufrido la des- truccién de nuestras ideas antiguas y habiendo hecho el esfucr- zo de adaptacién a las ideas nuevas, estamos mas capacitados que nuestros predecesores para comprender las crisis y las polémicas de antafio. Creo que nuestra época es particularmente favorable a inves- tigaciones de este tipo y a una ensefianza consagrada a ellas bajo el titulo de Historia del pensamiento cientifico. Ya no vivimos en el mundo de las ideas de un Newton, ni siquiera de Max- well, y por esto somos capaces de considerarlas a la vez desde

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