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Epistemología y metodología de la gramática generativa.

Recién a inicios del S. XX la lingüística alcanzó el grado de ciencia al ser dotada de objeto de
estudio y metodología por el estructuralismo, y no fue hasta la década del 50 que Noam
Chomsky rebatió los paradigmas estructuralistas al plantear la gramática generativa, teoría que
cambia el objeto de estudio – Fernandes y Anula (2004) lo resumen como el desplazamiento del
estudio de la conducta linguistica por el de los estados de la mente/cerebro involucrados en dicha
conducta – e introduce una serie de conceptos metodológicos como la competencia, la
gramaticalidad o la adecuación que permiten estudiar el lenguaje como un objeto del mundo
natural y poner a prueba las hipótesis generadas al contrastarlas con los datos empíricos
(Chomsky 1965, 1999 pp. 5-60). Estos nuevos paradigmas han sido cuestionados desde su
aparición. Sin embargo considero que tanto a nivel epistemológico como metodológico el
generativismo está correctamente sustentado. A continuación expondré los argumentos que
validan las posturas generativas.
En el plano epistemológico el desplazamiento del objeto de estudio antes mencionado se
fundamenta en la necesidad de explicar ciertas características del lenguaje. La primera de ellas
es, como lo apuntan Eguren y Fernandez (2004) la creatividad del lenguaje, también conocida
como El Problema de Descartes. Al respecto Chomsky (2017) citando a Darwin señala que «la
capacidad infinita de asociar sonidos con significados» es no sólo lo que nos distingue del resto
de animales sino en sí misma la propia definición del lenguaje. Como todo estudio serio debe
poder explicar las características constituyentes de su objeto de estudio es necesario generar
hipótesis sobre dicha infinitud. Para tal fin es necesario ver el lenguaje desde un enfoque
racionalista; es decir, dar una explicación mecanisista del mismo, por lo que se pasa a entender la
infinitud como una propiedad computacional lo que nos lleva a entenderlo como una expresión
de las capacidades de la mente/cerebro (Lorenzo, 2013). La segunda característica que el
generativismo busca describir y explicar es, en palabras de Longa (1991, p. 577), «el hecho de
que el niño aprendiera con tan aparente facilidad su lengua materna» también conocido como El
Problema de Platón. Siendo este uno de los problemas que presenta el lenguaje su estudio se
hace insoslayable. Con este fin, y recurriendo nuevamente a concepciones racionalistas, el
lenguaje debe presentar propiedades innatas universales – cabe aclarar que el innatismo
generativista se diferencia del racionalista clásico en tanto que el peso de lo innato universal
recae en la dotación genética o en procesos epigenéticos y no en el concepto metafísico de las
ideas innatas – por lo que el objeto de estudio debe ser la manifestación de aquellas propiedades
innatas; es decir, un objeto de estudio natural, en este caso la Gramática Universal, la cual es
definida por Chomsky (2017, p. 45) como «el legado biológico subyacente a la capacidad del
lenguaje». Con base en tales reflexiones se puede sustentar la necesidad de virar el objeto de
estudio de la lingüística hacia uno que sea natural, interno, innato y universal; es decir, el
lenguaje pero entendido como un órgano mental.
El cambio metodológico es consecuencia del enfoque naturalista que adopta el generativismo.
Al concebir – como se indica en Eguren et al. (2004) – que el objeto de estudio de la lingüística
es un componente del mundo natural y que por lo tanto debe ser estudiado formalmente a la
manera de las ciencias físicas y naturales, el generativismo postula nociones que permitan limitar
las hipótesis generadas al ámbito de los problemas científicos y dejar fuera los misterios que no
se pueden explicar en términos científicos ya que escapan nuestras capacidades cognitivas –
distinción que es explicada en Chomsky (2017) –. Es tal la finalidad de dicotomías
metodológicas como Lengua-I/Lengua-E, Competencia/Actuación y la idealización del hablante-
oyente. Otro punto importante en la metodología generativa es el papel que desempeñan los
datos empíricos, mientras que en posturas anteriores eran solo el objeto a ser explicado, el
generativismo propone el uso de los mismos como instrumentos de prueba de las hipótesis
(Chomsky, 1965). Con ese fin se plantean tres diferentes niveles de adecuación: adecuación
observacional, adecuación descriptiva, adecuación explicativa (Bosque y Gutierrez, 2013). Con
tal discriminación de niveles de adecuación se puede evaluar las hipótesis creadas, evitando así
que el internismo de la teoría dé pie a una creación desbordada de especulaciones. La cohesión
existente entre la epistemología propuesta y la metodología adoptada es uno de los puntos a
favor de tal metodología; así como también que posea en sí un mecanismo de evaluación de
hipótesis le da el carácter científico, formal y natural requerido para describir y explicar la
facultad del lenguaje.
En conclusión, los planteamientos epistemológicos y metodológicos no solo guardan
coherencia entre sí; sino que además permiten poner el foco sobre características patentes del
lenguaje e integrar a la lingüística mediante la formalización e idealización, en el conjunto de las
lenguas físicas y naturales, lo cual garantiza una mayor precisión explicativa y predictiva así
como la colaboración interdisciplinaria con otras ciencias cognitivas. La importancia del cambio
de paradigma, o la vuelta al racionalismo, pero ahora a un ‘racionalismo biológico’ – como lo
llaman Eguren et al. (2004) – ha sido tal que sus efectos se ven en muchas otras ciencias e
incluso en posturas dentro de la lingüística alejadas del generativismo, como pueden ser las
corrientes funcionalistas. Estas últimas, nacidas de alguna manera de las primeras épocas del
generativismo, cuestionan el exceso de internismo del mismo e intentan compaginar las
características naturales del lenguaje con las culturales; motivados en gran medida por la gran
variación lingüística y las deficiencias en cuanto al componente semántico que exhiben los
postulados de Chomsky. Sin embargo, en sus cuestionamientos usan el criterio metodológico de
la adecuación descriptiva y explicativa propuesta por el generativismo, y en sus aproximaciones
al componente semántico se alejan de las ciencias naturales al intentar abordarlo sin realizar una
adecuada descripción del fenotipo, tal como lo señala Chomsky (2017).
Bibliografía:

Bosque, I. & Gutierrez, J. (2009). Fundamentos de sintaxis formal. Madrid: Akal.


Chomsky, N. (2017). ¿Qué clase de criaturas somos? (Traductor Paredes, J.) Barcelona: Ariel.
(Obra original publicada en 2017)
Chomsky, N. (1999). Aspectos de la teoría de la sintaxis. (Traductor Pellegrin, C.) Barcelona:
Gedisa Editorial. (Obra original publicada en 1965)
Eguren, L. & Fernández, O. (2004). Introducción a una sintaxis minimista. Madrid: Editorial
Gredos.
Fernández, M. & Anula, A. (2004). Sintaxis y cognición. Madrid: Editorial Síntesis.
Longa, V. (1991). La gramática generativa en su historia: ¿un mismo proyecto de
investigación?, Verba. Anuario Galego de Filoloxía (18) pp. 569-587.
Lorenzo, G. (2013). Biolingüística, la nueva síntesis. [Versión electrónica de Universidad de
Oviedo] doi:10.4061/2011/382679

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