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MARTIN HEIDEGGER

¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?*

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legaremos a aquello que quiere decir pensar si noso-
tros, por nuestra parte, pensamos. Para que este inten-
to tenga éxito tenemos que estar preparados para
aprender el pensar.
Así que nos ponemos a aprender, ya estamos admitiendo que aún
no somos capaces de pensar.
Pero el hombre pasa por ser aquel ser que puede pensar. Y pasa
por esto a justo título. Porque el hombre es el ser viviente racionaL
Pero la razón, la ratio, se despliega en el pensar. Como ser viviente
racional, el hombre tiene que poder pensar cuando quiera. Pero tal
vez el hombre quiere pensar y no puede. En última instancia, con
este querer pensar el hombre quiere demasiado y por ello puede
demasiado poco.
El hombre puede pensar en tanto en cuanto tiene la posibilidad
de ello. Ahora bien, esta posibilidad aún no nos garantiza que seamos
capaces de tal cosa. Porque ser capaz de algo significa: admitir algo
cabe nosotros según su esencia y estar cobijando de un modo insis-
tente esta admisión. Pero nosotros únicamente somos capaces (ver-
mogen) de aquello que nos gusta (mogen), de aquello a lo que estamos
afectos en tanto que lo dejamos venir. En realidad nos gusta sólo
aquello que de antemano, desde sí mismo, nos desea, y nos desea a
nosotros en nuestra esencia en tanto que se inclina a ésta. Por esta
inclinación, nuestra esencia está interpelada. La inclinación es exhor-
tación. La exhortación nos interpela dirigiéndose a nuestra esencia, nos
llama a salir a nuestra esencia y de este modo nos tiene (aguanta) en ésta.
Tener (aguantar) significa propiamente cobijar. Pero lo que nos tiene en
la esencia, nos tiene sólo mientras nosotros, desde nosotros, mantene-
mos (guardamos) por nuestra parte lo que nos tiene. Lo mantenemos
sino lo dejamos salir de la memoria. La memoria es la coligación del
pensar. ¿En vistas a qué? A aquello que nos tiene en la esencia en tanto
que, al mismo tiempo, cabe nosotros, es tomado en consideración. ¿Has-
ta qué punto lo que nos tiene debe ser tomado en consideración? En la
medida en que desde el origen es lo-que-hay-que-tomar-en-considera-
ción. Si es tomado en consideración, entonces se le dispensa conmemo-

• Texto tomado de Conferencias y Artículos, edición del Cerbal, Barcelona, 1994. Traductor
Eustaquio Barjau.

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ración. Salimos a su encuentro lle- cia falta acción y no falta en abso- tos a aprender el pensar. El hecho
vándole la conmemoración, por- luto pensamiento. de que nos ocupemos de la Filoso-
que, como exhortación de nuestra y sin embargo ... es posible que fía puede incluso engañarnos con
esencia, nos gusta. hasta nuestros días, y desde hace la pertinaz apariencia de que esta-
Sólo si nos gusta aquello que, siglos, el hombre haya estado ac- mos pensando, porque, ¿no es
en sí mismo, es-lo-que-hay-que- tuando demasiado y pensando de- cierto?, "estamos filosofando".
tomar-en-consideración, sólo así masiado poco. De todos modos, parece una
somos capaces de pensar. Pero como puede hoy sostener presunción afirmar que todavía
Para poder llegar a este pensar, alguien que todavía no pensamos no pensamos. Ahora bien, la afir-
tenemos, por nuestra parte, que si por todas partes está vivo el in- mación no dice esto. Dice: lo preo-
aprender el pensar. ¿Qué es apren- terés por la Filosofía, y es cada vez cupante de nuestro tiempo -un
der? El hombre aprende en la me- más activo, de tal modo que todo tiempo que da que pensar- se
dida en que su hacer y dejar de ha- el mundo quiere saber qué pasa muestra en que todavía no pensa-
cer los hace corresponder con con la Filosofía. mos. En esta afirmación se señala
aquello que, en cada momento, le Los filósofos son los pensado- el hecho de que se está mostrando
es exhortado en lo esencial. A pen- res. Se llaman así porque el pensar lo preocupante. La afirmación en
sar aprendemos cuando atende- tiene lugar de un modo preferente modo alguno se atreve a emitir el
mos a aquello que da que pensar. en la Filosofía. Nadie negará que juicio despectivo de que por do-
en nuestros días hay un interés por quiera no reina más que la ausen-
Nuestra lengua, a lo que per-
la Filosofía. Sin embargo, ¿existe cia de pensamiento. La afirmación
tenece a la esencia del amigo y pro-
hoy todavía algo por lo que el de que todavía no pensamos tam-
viene de ella lo llama lo amistoso.
hombre no se interese, no se inte- poco quiere marcar con hierro
Conforme a esto, ahora a lo que
rese, queremos decir, del modo candente una omisión. Lo preocu-
hay-que-considerar lo llamare-
como el hombre de hoy entiende pante es lo que da que pensar. Des-
mos lo que es de consideración.
la palabra "interesarse"? de sí mismo nos interpela en vistas
Todo lo que es de consideración
Inter-esse significa: estar en a que nos dirijamos a él, y además
da que pensar. Pero esta dona-
medio de y entre las cosas, estar en a que lo hagamos pensando. Lo
ción únicamente se da en la me-
medio de una cosa y permanecer que da que pensar no es en modo
dida en que lo que es de conside-
cabe ella. Ahora bien, para el inte- alguno algo que empecemos esta-
ración es ya desde sí mismo
rés de hoy vale sólo lo interesante. bleciendo nosotros. Nunca des-
lo-que-hay-que-considerar. Por
Esto es aquello que permite estar cansa sólo en el hecho de que no-
esto ahora, y en lo sucesivo, a lo sotros lo representemos. Lo que da
ya indiferente en el momento si-
que siempre da que pensar, por- que pensar da, nos da que pensar.
guiente y pasar a estar liberado
que dio que pensar antes, a lo que Da lo que tiene cabe sí. Tiene lo que
por otra cosa que le concierne a
antes que nada da que pensar y él mismo es. Lo que desde sí da
uno tan poco como lo anterior.
por ello va a seguir siempre dan- Hoy en día pensamos a menudo más que pensar, lo preocupante,
do que pensar lo llamaremos lo que estamos haciendo un honor tiene que mostrarse en el hecho de
preocupante. especial a algo cuando decimos que nosotros aún no pensamos.
¿Qué es lo que es lo preocu- que es interesante. En realidad, ¿Qué dice esto ahora? Dice: toda-
pante? ¿En qué se manifiesta en con este juicio se ha degradado lo vía no hemos llegado propiamen-
nuestro tiempo, un tiempo que da interesante al nivel de lo indiferen- te a la región de aquello que, desde
que pensar? te para, acto seguido, arrumbarlo sí mismo, antes que todo lo demás
Lo preocupante se muestra en a lo aburrido. y para todo lo demás, quisiera ser
que todavía no pensamos. Todavía El hecho de que mostremos in- considerado. ¿Por qué no hemos
no, a pensar de que el estado del terés por la Filosofía en modo al- llegado aún hasta aquí? ¿Tal vez
mundo da que pensar cada vez guno testifica ya una disponibili- porque nosotros, los humanos, to-
más. Pero este proceso parece exi- dad para el pensar. Incluso el davía no nos dirigimos de un
gir más bien que el hombre actúe, hecho de que a lo largo de años modo suficiente a aquello que ha
en lugar de estar hablando en con- tengamos un trato insistente con sido y sigue siendo lo que-da-que-
ferencias y congresos y de estar tratados y obras de los grandes pensar? En este caso, el hecho de
moviéndose en el mero imaginar pensadores no proporciona ga- que todavía no pensemos, sería
lo que debería ser y el modo como rantía alguna de que pensemos, ni sólo un descuido, una negligencia
debería ser hecho. En consecuen- siquiera de que estemos dispues- por parte del ser humano. Enton-

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ces a esta falta se le debería poder Porque hasta ahora el pensar no de el cual tal vez uno u otro logrará
poner remedio de un modo huma- considera en absoluto este hecho: el salto de que le lleve a pensar lo
no, por medio de unas medidas lo que está por-pensar, a pesar de preocupante.
adecuadas que se aplicaran al ser todo, se retira; ni considera tampo- Porque es verdad: lo dicho
humano. co en que medida se retira. hasta ahora, y toda la dilucidación
Sin embargo, el hecho de que Pero ¿de qué estamos hablan- que sigue, no tiene nada que ver
todavía no pensemos, en modo al- do? Lo que hemos dicho, ¿no es con la ciencia, y ello precisamente
guno se debe solamente a que el ser únicamente una sarta de afirma- cuando la dilucidación podría ser
humano aún no se dirige de un ciones vacías? ¿Dónde están las un pensar. El fundamento de este
modo suficiente a aquello que, des- pruebas? Lo que hemos traído a estado de cosas está en que la cien-
de sí mismo, quisiera que se lo to- colación, ¿tiene que ver todavía lo cia no piensa. No piensa porque,
mara en consideración. El hecho de más mínimo con la ciencia? Será según el modo de su proceder y de
que todavía no pensemos proviene bueno que, durante todo el tiempo los medios de los que se vale, no
más bien de que esto que está por que podamos, nos mantengamos puede pensar nunca; pensar, se-
pensar le da la espalda al hombre, en esta actitud defensiva en rela- gún el modo de los pensadores. El
incluso más, que hace ya tiempo ción con lo dicho. Porque sólo así hecho de que la ciencia no pueda
que le está dando la espalda. mantendremos la distancia nece- pensar no es una carencia sino una
Inmediatamente vamos a que- saria para un posible impulso des- ventaja. Esta ventaja le asegura a la
rer saber cuándo y de qué modo
ocurrió este dar la espalda al que
nos hemos referido aquí. Antes
preguntaremos, y de un modo aún
más ansioso, cómo podremos sa-
ber algo de un acontecimiento
como éste. Las preguntas de este
tipo se agolpan cuando, en rela-
ción a lo preocupante, llegamos a
afirmar incluso esto:
Lo que propiamente nos da
que pensar no le ha dado la espal-
da al hombre en un momento u
otro de un tiempo datable históri-
camente, sino que lo que está por-
pensar se mantiene desde siempre
en este dar la espalda. Ahora bien,
dar la espalda es algo que sólo
acaece de un modo propio allí
donde ya ha ocurrido un dirigirse
a. Silo preocupante se mantiene en
un dar la espalda, entonces esto
acontece ya en, y sólo dentro de, su
dirigirse a; es decir, acontece de un
modo tal que esto ya ha dado que
pensar. Lo que está por-pensar, por
mucho que le dé la espalda al hom-
bre, ya se ha exhortado a la esencia
del hombre. Por esto el hombre de
nuestra historia acontecida ha
pensado ya siempre de un modo
esencial. Ha pensado incluso lo
más profundo. A este pensar le
está confiado lo que está por-pen-
sar, si bien de una manera extraña.

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ciencia la posibilidad de introdu- demostrar todo. Pero señalar, fran- Lo que se retira parece estar total-
cirse en cada zona de objetos se- quear el advenimiento por medio mente ausente. Pero esta aparien-
gún el modo de la investigación y de una indicación, es algo que sólo cia engaña. Lo que se retira está
de instalarse en aquélla. La ciencia puede hacerse con pocas cosas y presente, y lo hace de modo que
no piensa. Para el modo habitual con estas pocas cosas además ra- nos atrae, tanto si nos percatamos
de representarse las cosas, ésta es ras veces. de ello de inmediato como si no nos
una proposición chocante. Deje- Lo preocupante, en este tiem- damos cuenta para nada. Lo que nos
mos a la proposición su carácter po nuestro que da que pensar, se atrae ya ha concedido advenimiento.
chocante, aún cuando le siga esta muestra en que todavía no pensa- Cuando conseguimos estar en el ti-
proposición: que la ciencia, como mos. Todavía no pensamos por- rón de la retirada, estamos ya en la
todo hacer y dejar hacer del hom- que lo que está por-pensar le da la línea que nos lleva a aquello que nos
bre, está encomendada al pensar. espalda al hombre, y en modo al- atrae retirándose.
Ahora bien, la relación entre la guno sólo porque el hombre no se
Pero si nosotros, como aque-
ciencia y el pensar sólo es auténti- dirija de un modo suficiente a
llos que han sido atraídos así, esta-
ca y fructífera si el abismo que hay aquello que está por pensar. Lo
mos en la línea que nos lleva a...
entre las ciencias y el pensar se por-pensar le da la espalda al
aquello que tira de nosotros, en-
hace visible, y además como un hombre. Se retira de él reserván-
dose en relación con él. Pero lo re- tonces nuestra esencia está ya
abismo sobre el que no se puede
marcada por éste en la línea que
tender ningún puente. Desde las servado (Vorenthalten) nos está ya
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ciencias al pensar no hay puente siempre pre-sentado. Lo que se re- lleva a ...", Como los que están
alguno sino sólo el salto. El lugar tira según el modo del reservarse marcados así, nosotros mismos se-
al que éste nos lleva no es sólo el no desaparece. Pero ¿de qué modo ñalamos a lo que se retira. Noso-
otro lado sino una localidad com- podemos saber algo, aunque sea lo tros sólo somos nosotros mismos
pletamente distinta. Lo que se abre más mínimo, de aquello que se re- y sólo somos los que somos seña-
con ella no se deja nunca demos- tira de esta manera? ¿Cómo pode- lando lo que se retira. Este señalar
trar, si demostrar significa esto: mos llegar siquiera a nombrarlo? en nuestra esencia. Somos mos-
deducir proposiciones sobre un Lo que se retira, rehúsa el adveni- trando lo que se retira. En tanto
estado de cosas desde presupues- miento. Pero... retirarse no es lo que el que muestra en esta direc-
tos adecuados y por medio de una mismo que nada. Retirada es aquí ción, el hombre es el que muestra.
cadena de conclusiones. Aquel reserva y como tal... acaecimiento y no es que el hombre sea primero
que a lo que sólo se manifiesta en propio. Lo que se retira puede con- hombre y luego, además, y tal vez
tanto que aparece desde sí ocul- cernirle al hombre de un modo de un modo ocasional, sea uno que
tándose al mismo tiempo, aquel más esencial y puede interpretarlo muestra, sino que: arrastrado a lo
que esto sólo lo quiere demostrar de un modo más íntimo que cual- que se retira, en la línea que lleva
y sólo 10 quiere ver demostrado, quier presente que 10 alcance y le hacia éste y, con ello, mostrando
éste en modo alguno juzgará se- afecte. A lo que nos afecta de lo en dirección a la retirada, es ante
gún un módulo superior y riguro- real nos gusta considerarlo como todo como el hombre es hombre.
so de saber. Sólo calcula con un mó- lo que constituye la realidad de lo Su esencia descansa en ser uno que
dulo, y además con un módulo real. Pero precisamente la afección muestra.
inadecuado. Porque a lo que sólo da que tiene lugar por obra de lo real
A lo que en sí, según su consti-
noticia de sí mismo apareciendo en puede encerrar al hombre aislán-
tución más propia, es algo que seña-
su autoocu1tamiento, a esto sólo po- dolo de lo que le concierne, de un
la, lo llamamos un signo. Arrastra-
demos corresponder señalándolo modo ciertamente enigmático: el de
do en la línea que lleva a lo que se
y, con ello, encomendándonos no- concernirle escapándosele al reti-
rarse. La retirada, el retirarse de lo retira, el hombre es un signo.
sotros mismos a dejar aparecer lo
que se muestra en su propio esta- qué esta por-pensar, podría, por esto, Sin embargo, corno este signo
do de desocultamiento. Este sim- como acaecimiento propio, ser ahora señala hacia algo que se retira, este
ple señalar es un rasgo fundamen- más presente que todo lo actual. señalar no puede interpretar de un
tal del pensar, el camino hacia 10 Ciertamente, lo que se retira modo inmediato lo que se retira.
que, desde siempre y para siem- de nosotros del modo como he- De este modo este signo queda sin
pre, da que pensar al hombre. De- mos dicho se marcha de nosotros. interpretación.
mostrar, es decir, deducir de pre- Pero en esto justamente tira con él Holderlin dice en un esbozo
supuestos adecuados, se puede de nosotros y, a su modo, nos atrae. de himno:

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Un signo somos, sin interpretación antes que todo lo demás. Esta coli- preocupante, al hecho de que to-
sin dolor estamos nosotros y casi gación alberga cabe sí y oculta en davía no pensemos. Pero el hecho
hemos perdido la lengua en lo extraño. sí aquello en lo que hay que pensar de que todavía no pensemos, ¿des-
Los esbozos del himno, junto siempre de antemano; en relación cansa en el hecho de que seamos
con títulos como "La serpiente", con todo aquello que esencia y se un signo sin interpretación y este-
"-La ninfa", "El signo", llevan exhorta como esenciando y ha- mos sin dolor, o bien somos un sig-
también el título de "Mnemos- biendo esenciado. Memoria, como no sin interpretación y estamos sin
yne". Esta palabra griega la po- coligada conmemoración de lo dolor en la medida en que todavía
demos traducir a esta palabra que está por-pensar, es la fuente no pensamos? Si fuera esto último,
alemananuestra: Gediichtnis (me- del poetizar. Según esto la esencia entonces el pensamiento sería
moria). Nuestra lengua dice: das de la poesía descansa en el pensar. aquello por medio de lo cual, y
Gediichtnis. Pero dice también: die Esto es lo que nos dice el mito, es sólo por medio de lo cual, se les
Erkenntnis (el conocimiento), dice decir, la leyenda. Su decir se llama regalaría a los mortales el dolor y
die Befugnis (la autorización) y, de lo más antiguo, no sólo porque, se- se le daría una interpretación al
nuevo, das Begriibnis (el entierro) das gún el cómputo del tiempo, es el signo que los mortales son. Enton-
Geschehnis (el acontecimiento). primero sino porque, por su esen- ces un pensar así empezaría por
Kant, en su lenguaje, dice tanto die cia, es, desde siempre y para siem- trasladarnos a una interlocución
Erkentnis (en femenino) como das pre, lo más digno de ser pensado. con el poetizar del poeta, un poe-
Erkentnis (en neutro), y a menudo No hay duda, mientras nos repre- tizar cuyo decir, como ningún
un término está muy cerca del sentemos el pensar según las infor- otro, busca su eco en el pensar. Si
otro. De ahí que nosotros, sin vio- maciones que sobre él nos da la Ló- nos atrevemos a ir a buscar la pa-
lentar la palabra, en correspon- gica, mientras no tomemos en labra poética de Holderlin y a lle-
dencia con el femenino griego po- serio que la Lógica se ha fijado ya varla a la región del pensar, enton-
damos traducir MVT]¡.lOcruVT] por: en un determinado modo del pen- ces, sin duda alguna, debemos
die Gediichtnis, "la memoria". sar, mientras ocurra esto, no po- guardarnos de equiparar de un
y es que en Hólderlin la pala- dremos reparar en que el poetizar modo irreflexivo lo que Hólderlin
bra MVT]J..locruVT] griega es el nom- descansa en la conmemoración; ni dice poéticamente con aquello que
bre de una titánida. Es la hija del podremos darnos cuenta nunca de nosotros nos disponemos a pen-
cielo y de la tierra. Mnemosyne, hasta qué punto esto es así. sar. Lo dicho poetizando y lo dicho
como amada de Zeus, en nueve Todo lo poetizado ha surgido pensando no son nunca lo mismo.
noches se convierte en la madre de de la atención fervorosa de la con- Pero lo uno y lo otro pueden, de
las musas, El juego y la danza, el memoración. Bajo el título de distintas maneras, decir lo mismo.
canto y el poema, pertenecen al "Mnemosyne" dice Hólderlin: Pero esto sólo se consigue si se abre
seno de Mnemosyne, a la memo- "Un signo somos nosotros, de un modo claro y decidido el
ria. Es evidente que esta palabra es sin interpretación ... " abismo que hay entre poetizar y
aquí el nombre de algo más que ¿Quiénes son "nosotros"? No- pensar. Esto ocurre siempre que el
aquella facultad de la que habla la sotros los hombres de hoy, los poetizar es alto y el pensar es pro-
Psicología, la facultad de guardar hombres de un hoy que hace tiem- fundo. También esto lo sabía H6l-
po que dura y que dudará todavía derlin. Tomamos su saber de las
lo pasado en la representación. La
mucho tiempo, en una duración dos estrofas que llevan por título:
palabra memoria piensa en lo pen-
sado. Pero el nombre de la madre de para la que jamás ningún cómputo Sócrates y Alcibíades
las musas no quiere decir "memo- temporal de la historia podrá
ria" como un pensamiento cual- aportar medida alguna. En el mis- "[Por qué, Sócrates santo,
quiera, referido a cualquier cosa mo himno "Mnemosyne" se dice: estás agasajando
pensable. Memoria aquí es la coli- Largo es / el tiempo"; es decir, aquel a este muchacho siempre?
gación del pensar que permanece en el que nosotros somos un signo ¿Nada más grande conoces?
reunido en vistas a aquello que de sin interpretación. ¿No da bastan- ¿ Por qué con amor,
antemano ya está pensado porque te que pensar esto de que seamos como a dioses, lo miran tus ojos?
quiere siempre ser tomado en con- un signo, y concretamente un sig- La respuesta la da la segunda
sideración antes de cualquier otra no sin interpretación? Quizás lo estrofa.
cosa. Memoria es la coligación de que Hólderlin dice en estas y en las "Quien pensó lo más profundo,
la conmemoración de aquello-que- siguientes palabras pertenece a éste ama lo más vivo;
hay-que-tomar-en-consideración aquello en lo que se nos muestra lo excelsa juventud comprende

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quien el mundo miró pensáramos ya de antemano y de pensar? Percibir es la traducción


y los sabios se inclinan un modo claro en dirección a lo de la palabra griega vostv que sig-
a menudo, al fin, hacía lo bello. " que se nos reserva. nifica: darse cuenta de algo pre-
A nosotros nos concierne el De este modo sólo nos queda sente; dándose cuenta de ello, to-
verso: una cosa, a saber, esperar hasta rnarlo delante _y aceptarlo corno
"Quien pensó lo más profundo, que lo que está por-pensar nos di- presente. Este percibir que toma
éste ama lo más vivo". rija su exhortación. Pero esperar no delante es un pre-sentar en el sen-
Sin embargo, al oír este verso, significa aquí en modo alguno que tido simple, amplio ya la vez esen-
pasarnos por alto con excesiva fa- de momento pospongamos el pen- cial de dejar que lo presente esté
cilidad las palabras que propia- sar. Esperar significa aquí estar al ante nosotros, erguido y extendi-
mente dicen, y por lo tanto las pa- acecho -y esto en el seno de lo ya do, tal corno él está, erguido y ex-
labras que llevan el peso del pensado- de lo no pensado que to- tendido.
mismo. Las palabras que dicen davía se oculta en lo ya pensado. Aquel que, entre los primeros
son los verbos. Oiremos lo verbal Con una espera así, pensando, es- pensadores griegos, determina de
de este modo si de una manera in- tarnos ya andando por el camino un modo decisivo la esencia de lo
habitual en relación con el modo al que lleva a lo por-pensar. En este que ha sido hasta ahora el pensar
que tenernos habituado nuestro caminar podríamos extraviarnos. occidental, cuando trata del pen-
oído, acentuarnos de otra forma: Sin embargo seguiría siendo un sar, sin embargo, no se fija en ab-
"Quien p e n s ó lo más profundo, caminar orientado sólo a respon- soluto de un modo exclusivo, y
éste a m a lo más vivo". der a aquello que hay que tornar nunca en primer lugar, en aquello
La estrecha contiguidad de los en consideración. que a nosotros nos gustaría llamar
dos verbos "pensado" y "ama" Pero ¿en qué vamos a conocer el mero pensar. Esta determina-
forma el centro del verso. Según aquello que, antes que ninguna ción de la esencia del pensar des-
esto el amor se funda en el hecho otra cosa, está dando que pensar al cansa más bien en el hecho de que
de que hayamos pensado lo más hombre desde siempre? ¿Cómo se su esencia quede determinada a
profundo. Un haber-pensado nos puede mostrar lo preocupan- partir de aquello que el pensar
corno éste procede presumible- te? Se dijo: lo preocupante, en un percibe como percibir, a saber, el
mente de aquella memoria en tiempo corno el nuestro, que da ente en su ser.
cuyo pensar descansa incluso el que pensar, se muestra en que to- Parménides dice (Fragmento
poetizar, y con él todo arte. Pero davía no pensarnos, todavía no VIII,34/36):
entonces, ¿qué quiere decir "pen- pensarnos correspondiendo pro- rnúróv 8 eO"'tt vOEÍv 'tE KU1. O{)VEKEV
piamente a lo preocupante (lo que EO"n vÓrU.1U.
.
sar"? Lo que quiere decir, por , \" _ 9 , , T
ejemplo, nadar no lo aprendere- más da que pensar). Hasta ahora OU yup UVEU 'tOU EOV'tOC;, EV rol
,
mos jamás por medio de un trata- no hemos entrado en la esencia 1tE<pUnO"/-lEVOV EO"n V,
do sobre natación. Lo que quiere propia del pensar para habitar allí. EÚP~O"ElC; ró VOElV
decir nadar nos lo dice el salto en En este sentido todavía no esta- "Pero una misma cosa es el perci-
el río. Es sólo de este modo corno rnos pensando propiamente. Pero bir y aquello por lo
conocernos el elemento en el que esto dice precisamente lo siguien- cual el percibir.
tiene que moverse el nadar. Pero te: nosotros ya pensarnos, sin em- Porque sin el ser del ente,
¿cuál es el elemento en el que se bargo, a pesar de toda la lógica, to- en el cual esto (es decir, el
mueve el pensar? davía no estarnos familiarizados percibir) está en tanto que lo dicho
En el supuesto de que la afir- con el elemento en el que el pensar no encontrarás el percibir".
mación de que todavía no pensa- propiamente piensa. Por esto to- De estas palabras de Parméni-
rnos sea verdadera, ella dice tam- davía no sabernos de un modo su- des sale con claridad a la luz lo si-
bién que nuestro pensar aún no se ficiente en qué elemento se mueve guiente: el pensar recibe su esencia
mueve propiamente en su elemen- ya el pensar hasta ahora vigente en como percibir a partir del ser del
to propio, y ello porque lo que está la medida en que es un pensar. Hasta ente. Pero ¿qué significa aquí para
por-pensar se nos retira. Lo que se hoy el rasgo fundamental del pensar los griegos, y luego para todo el
nos reserva de este modo y que, ha sido la percepción. A la facultad pensar occidental hasta este mo-
por ello, permanece no pensado, de percibir se la llama la razón. mento: ser del ente? La respuesta
no podernos, desde nosotros mis- ¿Qué percibe la razón? ¿En a esta pregunta, hasta ahora no
mos, forzarlo al advenimiento, qué elemento reside el percibir, de planteada -por demasiado sim-
aún en el caso favorable de que modo que, por ello, acontece un ple-, es: ser del ente quiere decir:

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presencia de lo presente. La res- La filosofía procede como si


puesta es un salto a la oscuridad. aquí, por ningún lado, no hubiera
Lo que el pensar percibe como nada que preguntar.
percibir es lo presente en su pre- Pero el hecho de que hasta
sencia. De ella toma el pensar la ahora el pensar descanse en el re-
medida para su esencia como per- presentar, y el representar en la re-
cibir. En consecuencia, el pensar es presentación (en el poner delante),
aquella presentación de lo presen- esto tiene un porvenir lejano. Este
te, la cual nos a-porta lo presente se oculta en un acaecimiento pro-
en su presencia y con ello lo pone pio que pasa inadvertido: el ser del
ante nosotros para que estemos ente aparece en el comienzo de la En el ser, que ha aparecido
ante lo presente y, dentro de los lí- historia acontecida de Occidente como estar presente queda, sin
mites de él, podamos resistir este -aparece para el curso entero de embargo, no pensado el estado-
estar. En tanto que presentación, el esta historia- como presencia. de-desocultamiento que allí pre-
pensar aporta lo presente lleván- Este aparecer del ser como estar valece, del mismo modo como la
dolo a la relación que tiene con no- presente de lo presente es él mis- esencia de presente y tiempo que
sotros, lo restablece refiriéndolo a mo el comienzo de la historia acon- prevalece allí. Presumiblemente,
nosotros. La presentación es por tecida de Occidente, en el supues-
ello re-presentación. La palabra re- estado de desocultamiento y pre-
to de que nos re-presentemos la sente, como esencia del tiempo, se
praesentatio es luego el nombre co- historia acontecida no sólo según
rriente para representar. pertenecen el uno al otro. En la me-
los acontecimientos sino que antes dida en que percibimos el ente en
El rasgo fundamental del pen-
pensemos según aquello que, a tra- su ser, en la medida en que -para
sar hasta ahora vigente ha sido el
vés de la historia, está enviado de decirlo en el lenguaje moderno-
representar. Según la antigua doc-
antemano, y lo está gobernando representamos los objetos en su
trina del pensar, esta representa-
todo lo que acontece. objetualidad, estamos ya pensan-
ción se cumplimenta en el ÁÓYO¡;,
Ser quiere decir estar presente. do. De esta manera estamos pen-
que es una palabra que aquí signi-
Este rasgo fundamental del ser, sando ya desde hace tiempo. Sin
fica enunciado, juicio. La doctrina
del pensar, del ÁÓyO¡;, se llama por que se dice pronto, el estar presen- embargo, a pesar de esto, todavía
esto Lógica. Kant toma de un te, se hace sin embargo misterioso no estamos pensando de un modo
modo simple la caracterización en el momento en que desperte- propio mientras quede sin pensar
tradicional del pensar como repre- mos y consideramos a dónde dónde descansa el ser del ente
sentar cuando al acto fundamental aquello que nosotros llamamos cuando aparece como presencia.
del pensar, el juicio, lo determina presencia remite nuestro pensar. El porvenir esencial del ser del
como la representación de una Lo presente es lo que mora y ente no está pensado. Lo que pro-
representación del objeto (Kritik perdura, y que esencia en dirección
piamente está por pensar queda
der reinen Vernunft. A. 68. B. 93). Si, al desocultamiento y dentro de él. El
reservado. Todavía no se ha con-
por ejemplo, emitimos el juicio estar presente acaece de un modo vertido en digno de ser pensado
"este camino es pedregoso", en- propio sólo donde prevalece ya el por nosotros. Por esto nuestro pen-
tonces, en el juicio, la repre- estado-de-desocultamiento. Pero lo
sar aún no ha llegado propiamente
sentación del objeto, es decir del presente, en tanto que mora y per-
a su elemento. Todavía no pensa-
camino, se representa a su vez, a dura entrando en el estado-de-de-
mos de un modo propio. Por esto
saber, como pedregoso. socultamiento, es presente.
nos preguntamos: ¿qué quiere decir
El rasgo fundamental del pen- De ahí que al estar presente no
pensar? q¡
sar es el representar. En el repre- sólo le pertenezca el estado-de-de-
sentar se despliega el percibir. El socultamiento sino el presente.
representar mismo es re-presenta- Este presente que prevalece en el
ción (poner-delante). Pero ¿por estar presente es un carácter del
qué el pensar descansa en el perci- tiempo. Pero la esencia de este no
bir? ¿Por qué el percibir se desplie- se deja nunca aprehender por me-
ga en el representar? ¿por qué el dio del concepto de tiempo here-
representar es re-presentación? dado de la tradición.

REVISTA
COLOMBIANA
DE PSICOLOGIA
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