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CÁTEDRA: PSICOTERAPIA DEL NIÑO Y ADOLESCENTE

SECCIÓN: 1M
Alumno: Docente:
Khateryn Pantoja CI 26.078.934 María José Benaventa
ENSAYO

Desde un principio en la carrera nos forman e instruyen con ciertas habilidades que un
psicólogo en general debe poseer, donde la atención y la escucha activa son
primordiales sin embargo no son usadas de la misma forma tanto con el adulto como
con el niño, esta fue una de las cosas que la practica con niños me permitió internalizar
pues al enfrentarme a lo que es la psicoterapia infanto-juvenil y enfrentar la realidad de
la práctica terapéutica, supe que a pesar de todo lo que hemos aprendido no estamos
exentos de cometer ciertos errores. Esta experiencia me pareció más que todo un reto,
el poder enfrentarnos a una práctica psicoterapéutica con un niño, ya con todas las
herramientas y conocimientos que poseemos pero sobretodo bajo la supervisión de una
profesora que podía señalar nuestros errores o aciertos.

Desde la primera hasta la última practica mantuve en la expectativa, haciéndome la


misma pregunta ¿cómo reaccionaría yo, si estuviese en el lugar de mis compañero/a,
enfrentándome a ser realmente un terapeuta por un día ?, a lo largo de estas clases
siendo simplemente espectadora he aprendido muchísimo, sobre todo al identificar
ciertos errores o creencias que tengo, me he dado cuenta que poseo ciertas habilidades,
sin embargo hay otras las cuales que me hace mucha falta desarrollar o más bien
estimular, también entendí que el dejarme sorprender por cada caso es crucial, pues a
pesar de todo el conocimiento que nos brinden, cada caso es único y singular, solo
nosotros podremos utilizar todas las herramientas a nuestro favor para resolverlo.

Una característica que resalto mucho a lo largo de este proceso con relación a la postura
del terapeuta fue el uso de la creatividad ,pues hace constante uso de esta habilidad ya
que es indispensable en cualquier clase de terapia, pero sobretodo en la terapia con los
niños donde muchas veces esta es una herramienta fundamental para el juego y que nos
permite conectar con el niño , pues da paso a la innovación durante la terapia mediante
la aplicación de técnicas que nos permiten incentivar la implicación de el niño en esta,
otro elemento fundamental es el establecer el vínculo, que exista una clase de
confidencialidad, un pacto implícito entre ambos, donde el terapeuta va a representar a
aquella figura que le brinda protección pero sobretodo comprensión, pues en este lugar
el niño va a poder ser y crear con mayor libertad.

Otro factor de suma importancia y que permite la diferencia en gran medida con la
terapia con adultos es la manera de actuar y el uso de la palabra del terapeuta infanto-
juvenil, pues el uso del lenguaje con los niños y las formas de explicar o dar ciertas
instrucciones deben ser sumamente comprensible pero sobretodo precisas para que estos
puedan entenderlas con claridad, que no les produzcan ansiedad y que les permita
tranquilizarse y sentirse cómodos a lo largo del proceso.

En la Terapia con niño y adolescente la paciencia y tolerancia es esencial pues es un


proceso el cual hay que respetar, darle la oportunidad al niño de expresarse a su tiempo,
sin presionar, pues esto le puede causar mayor angustia, además le permitirá adecuarse
en su propio tiempo y espacio, permitiéndole al terapeuta tomar en cuenta otros detalles
que más tarde le pueden servir.

Otro punto que es prácticamente obligatorio para el terapeuta infanto-juvenil es el tener


interés por los niños y sobretodo el saber conectarse con su niño interno pues en la
práctica infanto-juvenil, el juego es indispensable y al saber conectarnos con nuestro
niño y dejar que nuestro paciente note esto permitirá que el niño exprese un genuino
interés y que más que una obligación, sea un proceso entretenido para él.

Sin embargo no todo se trata de habilidades sino más bien de conocimiento pues
conocer las diferentes teorías o fundamentos del desarrollo evolutivo nos permitirá
identificar a que se puede deber el problema que presenta el niño o adolescente y a la
vez hacer el uso de nuestro ingenio para aplicar, crear o adaptar distintas técnicas que
puedan permitir la mejora o solución de la problemática planteada, donde muchas veces
no solo dependerá de nuestro trabajo terapéutico sino del trabajo en conjunto con las
personas inmersas en el mundo del niño, su familia o círculo más cercano, que muchas
veces puede hacer la gran diferencia a lo largo del proceso.

Esta experiencia me permitió ver que dentro de cada enfoque existen un sin fin de
técnicas para abordar distintas situaciones donde cada una de estas se puede ajustar
perfectamente a las singularidades de cada paciente, donde muchas veces el regirnos por
un solo enfoque suele limitarnos y estar exentos de todo lo que se puede lograr y las
puertas que nos puede abrir el ver una técnica desde distintos enfoques e incluso el
hacer una mezcla de estos para adaptarla a nuestras necesidades.

A pesar de que la herramienta fundamental de los distintos enfoques es el juego y la


imaginación, pude notar que cada uno tiene sus propia singularidad y donde la posición
del terapeuta no siempre es la misma, pues pone en evidencia otro lado de la Gestalt y lo
libres que son sus técnicas, al igual que con la Sistémica donde todo siempre sale a flote
en la dinámica familiar al simplemente movilizar ciertas piezas permitiendo asi la
identificación del problema que muchas veces no suele ser del niño.

En fin esta materia me permitió darme cuenta que estoy más conectada con mi niña
interior de lo que creía, además que definitivamente le daría más de una oportunidad al
trabajo con niños, pues siento que el terapeuta puede ser más transparente

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