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Pontificia Universidad Católica de Chile

Facultad de Letras
Narrativa Chilena e hispanoamericana
Profesor: David Parra
Estudiante: Ignacia Concha Badilla
Ficción paranoica y la figura del paranoico en La muerte y la brújula representada en el
doble o reflejo especular de los protagonistas

Jorge Luis Borges, es un destacado escritor argentino nacido en la ciudad de Buenos


Aires el 24 de agosto de 1899. Su obra incluye ensayos breves, poemas y cuentos, estos
últimos sus construcciones más famosas. Su libro “Ficciones” publicado en 1944 Reúne
diecisiete cuentos considerados los más famosos de su creación. Dentro de ellos, se encuentra
el denominado “La muerte y la brújula” a tratar en este ensayo.

El cuento “La muerte y la brújula”, se encuentra en la sección denominada


“Artificios” del libro del autor argentino. Los personajes principales de este cuento son el
policía-detective Erik Lönrot y el bandido conocido como Red Scharlach. La historia cuenta
como el policía termina siendo asesinado por su archienemigo; quien le tiende una trampa
para hacerle creer que tres asesinatos en la ciudad resultarían ser premeditados y un cuarto
estaría por cometerse.

Este relato, pertenece al género que Piglia denomina “ficción paranoica” en el cual
un elemento importante es la figura del detective o el “buscador de la verdad” y revelador
del enigma quien se caracteriza por poseer una “conciencia paranoica”. Este ensayo tiene por
objetivo demostrar quien es realmente fiel representante de esta figura en el cuento.

En este sentido, se sostiene que en el cuento La muerte y la brújula de Jorge Luis


Borges la figura del detective o del paranoico esta representada, no como se cree por Erik
Lonrot sino por su conjunto con bandido Red Scharlach y por la idea del doble que se
configura con ambos en el cuento. Para corroborar esta hipótesis se utilizarán los textos, de
Ricargo Piglia La ficción paranoica, de Ana María Barrenechea El idealismo y otras formas
de irrealidad y el Diccionario introductorio de psicoanálisis lacaniano de Dylan Evans.
Para comenzar, es necesario especificar algunas definiciones de ciertos conceptos a
utilizar durante este desarrollo. Partiendo por los postulados por Piglia que interesan para el
desarrollo de esta hipótesis. En primer lugar: ficción paranoica. Para Piglia, el género policial
va teniendo a través del tiempo una “evolución literaria” (1), se va construyendo así este
género y distingue principalmente dos elementos, cito:

Estos elementos sociales y formales, que están presentes en el género desde su origen, se
exasperan hoy y dan lugar a esto que yo, de un modo totalmente hipotético, he llamado la
ficción paranoica. (…) Uno es la idea de amenaza, el enemigo, los enemigos, el que persigue,
los que persiguen, el complot, la conspiración, todo lo que podamos tejer alrededor de uno
de los lados de esta conciencia paranoica, la expansión que supone esta idea de la amenaza
como un dato de esa conciencia. El otro elemento importante en la definición de esta
conciencia paranoica es el delirio interpretativo, es decir, la interpretación que trata de borrar
el azar, considerar que no existe el azar, que todo obedece a una causa que puede estar oculta,
que hay una suerte de mensaje cifrado que “me está dirigido” (6-7)

Entonces Piglia, según esta cita, en la ficción paranoica encuentra dos conceptos clave que
es pertinente definir: conciencia paranoica y delirio interpretativo.

Por un lado, en el caso de la conciencia paranoica, Piglia arroja una serie de elementos
relacionados con este concepto: “amenaza, el enemigo, los enemigos, el que persigue, los
que persiguen, el complot, la conspiración” (7) y lo que hace entender finalmente por
conciencia paranoica es en pocas palabras la idea de la amenaza constante. Por otro lado, el
delirio interpretativo se centra en la idea de la no existencia del azar o el destino, es decir, en
las propias palabras de Piglia: “que todo obedece a una causa que puede estar oculta, que hay
una suerte de mensaje cifrado que “me está dirigido”” (7) y eso es importante, que el azar no
existe en cuanto a que todo es un mensaje o una señal hacia el detective.

Finalmente, en estas definiciones breves es necesario introducir los conceptos


psicoanalíticos de los que se hacen cargo los anteriores conceptos piglianos: paranoia y
delirio. En primer lugar, el concepto de paranoia en el diccionario lacaniano de Dylan Evans
se define como “forma de psicosis caracterizada principalmente por delirios” (148). En este
sentido para dar un mejor entendimiento de la definición es necesario mencionar que con
psicosis se está refiriendo a un estado mental en que se pierde contacto con la realidad (Evans,
157) y de la misma definición surge el segundo concepto: delirio. Entonces, en segundo lugar,
el concepto de delirio según Evans es definido como “creencias falsas, firmes e incorregibles,
incongruentes con información de que se dispone y con las creencias del grupo social del
sujeto” (63) además, agrega algo que es pertinente al tema, que “los delirios son el rasgo
clínico central de la paranoia, y pueden ir desde ideas simples hasta redes complejas de
creencias” (63) este añadido ayuda a entender las definiciones piglianas anteriores, con
respecto a la relación entre “conciencia paranoica” y “delirio interpretativo”. Y ahora si es
posible empezar con la argumentación.

El primer argumento a tratar se concentra en la idea de la configuración del doble


entre Lönrot y Red Scharlach. En primer lugar, es importante mencionar que el punto de
encuentro o de unión de estos dos personajes está representado en un momento de la historia:
cuando Lonrot, estando ante el asesinato del rabino, hace caso omiso al azar, lo que es típico
de la figura del detective en la ficción paranoica, y cayendo en el delirio interpretativo luego,
más aún, de ver el supuesto mensaje dejado por el asesino, comienza a forjar toda su
investigación al respecto y es el hilo de donde tira Red Scharlach para comenzar a crear su
plan, que al final también requerirá de investigación para hacer caer al policía y de aplicar
este delirio interpretativo en su contra. Y, en segundo lugar, este punto de encuentro genera
concluir que a fin de cuentas ambos personajes están yendo hacia lo mismo, son un doble o
más bien cada uno un reflejo del otro y se genera en la historia un punto de quiebre que desata
la sugestión de irrealidad de la historia mencionada por Barrenechea y del universo completo
de la historia en la siguiente cita:

“El espejo guarda en su reflejo empañado una constante sugestión de irrealidad y de poesía
que suele enriquecerse con alusiones a los arquetipos platónicos, a la creencia popular en el
doble y en los espejos mágicos, a la idea gnóstica de que el universo es una copia invertida
del orden celeste, a la deformación monstruosa o la multiplicación infinita de sus superficies
enfrentadas.” (Barrenechea, 315)

En base a esto, Lönnrot es el puro razonador y Scharlach es el que entiende su lógica hasta
el menor detalle. Las acciones de los rivales se repiten como en un espejo, la investigación
del policía, como la ejecución de “la trampa” del bandido. Esta temática de los espejos es
muy común en el autor y se relaciona directamente con la paranoia, en el sentido en que los
personajes se basan en delirios o creencias irreales para llegar al otro.
El segundo argumento a tratar se centra en la dependencia que genera este doble o
reflejo generado por los personajes para determinar quien es el detective o el paranoico en la
historia, es decir, que ninguno por sí solo lo es, sino que solo juntos lo logran. En primer
lugar, Piglia dice: “Todo relato va del no saber al saber. Toda narración supone ese paso. La
novela policial hace de eso un tema. (…) Es importante el carácter narrativo de la verdad en
el género. El hecho de que llegar a la verdad sea algo que suponga cierta narración” (4) y de
esto se desprende la pregunta ¿Quién realmente llega a la verdad en el cuento? Se puede
afirmar que es Lonrot cuando descubre la trampa, pero, ese descubrimiento solo es posible
en cuanto Red Scharlach ha creado su plan. Pero ¿por qué esto los configura a los dos como
el paranoico en el cuento? Lo hace porque el delirio interpretativo de Erik Lonrot que lo hace
construir una historia llena de delirios, responde a su paranoia, que, de la misma manera, está
siendo ocupada por Red Scharlach, quien crea estos delirios basándose en la paranoia del
personaje y en su propia paranoia de creer que Lonrot lo busca. En fin, la paranoia se
configura como un elemento en común en los personajes que, sin la existencia del otro,
desaparece.

Finalmente, el tercer argumento a tratar está relacionado con la resolución del enigma,
la cual, solo es posible mediante este doble o reflejo generado por los personajes. El final del
cuento, cuando Lonrot finalmente descubre que Red Scharlach es quien tejió lo que lo llevó
hasta ahí es el momento en que se descubre el verdadero enigma del cuento, que no es como
se pensaba hasta antes, descubrir quien es el asesino de las tres víctimas anteriores. Entonces,
no solo cambia la verdad que se descubre, sino que también cambia el enigma y se descubre
el enigma real escondido en el cuento, que resulta ser, a la vez, un enigma. Piglia dice “Lo
que quiero decir es que, en un relato, en una narración, el enigma, el secreto, a menudo está
en un lugar, es decir, es una problemática que está espacializada, colocada y representada en
un sitio determinado del texto.” (1) Entonces ¿Dónde está el enigma en este cuento? Está en
el doble/reflejo y en la paranoia de esta configuración de personajes ya que por ellos y en
ellos y sus delirios es posible descubrir la verdad del relato. En ellos y las revelaciones hacia
el final del cuento está puesto el enigma, que en este caso sería cómo y por qué Scharlach le
tendió la trampa a Lonrot y la respuesta o la llegada a la verdad es el mismo “plan” (con la
paranoia y el delirio incluidos) y la revelación de su hermano y la herida que el detective en
algún momento le causa.
A modo de conclusión es pertinente aseverar que la construcción del doble o reflejo
que configuran los dos personajes principales del cuento La muerte y la brújula de Jorge Luis
Borges llamados Erik Lonrot y Red Scharlach es la que representa a la figura del detective y
del paranoico planteada por Piglia en su planteamiento acerca de la ficción paranoica en
cuanto a que: son realmente un espejo, dependen de esa unión para que se determine una
figura de búsqueda de la verdad real en el cuento y son los generadores, en conjunto, del
enigma real en la historia. Todo esto en base a su conciencia paranoica compartida y su delirio
interpretativo y sus delirios provenientes de esta. Cabe destacar finalmente, lo interesante
que es que finalmente el enigma cambie hacia el final de la historia, porque, si se pensaba
hasta un punto que lo que se buscaba era la revelación de este asesino serial cuando realmente
era una trampa diseñada por un bandido, entonces, ¿somos nosotros los lectores los
paranoicos?.

Bibliografía

Barrenechea, Ana María. “El idealismo y otras formas de irrealidad”. Historia y crítica de la

Literatura Hispanoamericana III. Ed. Cedenil Goic. Barcelona: Crítica, 1988.

Borges, Jorge Luis. “La muerte y la Brujula”. Ficciones. Buenos Aires: Ed. Emecé Editores,

1944

Evans, Dylan. Diccionario introductorio de psicoanálisis lacaniano. Buenos Aires: Paidos,

2007

Piglia, Ricardo. La ficción paranoica, Clarin, Cultura y nación. Buenos Aires: 1991

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