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En el mes de diciembre, la revista Scientific American publicaba un artículo con el título de «Taking Wing:
Uncovering the Evolutionary Origins of Bats [El Despegue: Desvelando el origen evolutivo de los
murciélagos]». Suena como que se han encontrado las pruebas, que ahora por fin se desvelan, y que podemos
ahora pasar a leer acerca de ello. En realidad, la redactora Nancy B. Simmons acababa con esta extraordinaria
admisión:
Corynorhinus townsendii
Fuente: Nevada Bureau of Land Management
Luego pasaba a considerar su propio descubrimiento este año del Onychonycteris finneyi en Wyoming, «el
murciélago más primitivo jamás descubierto» (véase el informe sobre su descubrimiento con fecha
de 16/02/2008). Este murciélago, que poseía unas extremidades anteriores más cortas y unas extremidades
posteriores más largas que los murciélagos actuales, era sin embargo totalmente capaz de volar. De hecho, los
murciélagos rinopomátidos actuales de cola larga tienen, dice ella, una relación parecida del aspecto de las alas.
La primera cuestión evolutiva que abordaba su descubrimiento, por tanto, no era cómo había evolucionado el
vuelo activo, sino si evolucionó primero el vuelo, o el sonar primero, o si el vuelo y el sonar evolucionaron de
manera simultánea. Su argumento es que los fósiles conocidos con anterioridad no ayudaban a llenar este vacío,
pero que el Onychonycteris no parecía tener sonar. Así, ganan los proponentes de que el vuelo evolucionó
primero, según dice ella.
«Sin embargo, carecemos de fósiles que establezcan qué relación tienen los murciélagos con otros
mamíferos», decía ella en una sección acerca de la diversidad de los murciélagos actuales. Los estudios
genéticos no los relacionan con otros mamíferos planeadores. Los antecesores más cercanos, «un antiguo
linaje conocido como Laurasiaterios» consiste de «animales tan diversos como carnívoros, mamíferos
ungulados, ballenas, osos hormigueros, musarañas, erizos y topos» —ninguno de los cuales son voladores
(aunque en Fantasía 2000de Disney aparecen ballenas voladoras). Esto deja mucho espacio evolutivo sin
cubrir:
Los primitivos laurasiaterios, sin embargo, fueron probablemente seres del tamaño de un ratón o de una
ardilla que andaban sobre sus cuatro cuartos y comían insectos. Se cree que los
laurasiaterios evolucionaron en el antiguo supercontinente de Laurasia, que comprendía lo que es
actualmente Norteamérica, Europa y Asia, probablemente en el período del Cretáceo superior, hará
como 65 a 70 millones de años. La posición exacta de los murciélagos dentro de este grupo es
incierta, pero es evidente que una cantidad considerable de cambio evolutivo separa
al Onychonycteris y otros murciélagos de sus antepasados terrestres.
Algo de este cambio de habitante de la tierra a volador puede haber tenido lugar con una rapidez
sorprendente, si recientes descubrimientos en el campo de la genética del desarrollo sirven de
indicación. Aunque cortos para ser de murciélago, los dedos del Onychonycteris están muy alargados en
comparación con los de otros mamíferos. ¿Cómo pudo haber evolucionado este alargamiento?
Buena pregunta. ¿Su respuesta? Proteínas morfogenéticas óseas (BMPs por sus siglas en inglés). Los genes para
estas proteínas del desarrollo de las extremidades se expresan de manera diferente en ratones y en murciélagos.
Si podemos imaginar cambios graduales en la expresión génica de las BMPs, entonces podemos imaginar
formas de transición, incluso si no se encuentra ninguna en el registro fósil: