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La salud dividida. Chile 1990-2010 Ideologia, debates y decsiones acerca de la Salud: lo que dicen Jos documentos del pertodo de los gobiernas de la Concertacién Dr. Carlos Montoya-Aguilar (© Carle Montoys- Aguila 1 edie: noviembre 2013, Cabo Ediciones “Teléfono: 225020782 wewzeboproduccionese Pore: Lemar inguiling, le sobre enzo de Ceistbal Tora, Bic: Jie Retamal Salazar Corzecciéa de prueba: Bugenia Prado Diseio: Fugenia Prado Ba Procivecién editosial Italo Revamal 553 Timpres por Productors Ando Lida Santiago de Chile, 2013, nivel de las direcciones de Servicios, hospitales, consultorios, etc. Se propone adaptar el Estatuto Administrative a las distintas realidades regionales mediante la flexibilizacién de las plantas..En cuanto a la gestién de los recursos eco! plantea propen- der a la equidad en at s prestadas segiin necesidades médicas; asignatlos en base a poblacién a atender y a las circunstancias regio- rales; separar la administracién financiera de la provisién de pres- taciones y del organismo contralor, tanto en el subsistema pubblico como en el privado. Se debe otorgar a Fonasa mayor independencia financiera respecto al SNSS, permitiéndole no sélo registrar, sino que administrar los recursos. Fonasa debe establecer en su interior dos divisiones: una, encargada de la MLE que, actuando a modo de Isapre y como empresa auténoma del Estado, sea un compra- ppautas técnicas mejora el control de costos, materia que debe ingresar 4 la formacién de pregrado. Bl oftecimiento a los profesionales de incentivos no técnicos (econémicos) produciria un grave riesgo ético; el control ético es una herramienta fundamental en el equilibrio Sptimo del costo-beneficio. En cuanto a reformas al sector privado, establecet contratos permanentes, con primas estables de por vida y con una pauta de protecciones minimas exigibles; y reforzar la Superintendencia con un Departamento Médico y facultades fiscal zadoras estrictas en el orden econémico” (28). En la Memoria Ministerio-Banco Mundial se dice a este respec to que “EV sector pidbco tendré abora (1995) que abordar los problemas de cquidad y cobertura minima cceptabks, acercéndonos al reconocimiento de que la salud es un derecho... Mientras los problemas de equidad en Ia atenci6n tienen como trasfondo el financiamiento y las vatiaciones cn los sistemas de seguro, los problemas de cobertura exigen dirigir los recursos hacia mejores y més eficaces servicios de salud. Por ello estimo que responder a las necesidades de la poblacién en ambos pla- nos implica necesariamente hacer profundas reformas al sistema actual” (Ministro A. Figueroa, en 1999) (1). 104 IV, CONCEPTUALIZACION DE LOS ‘DILEMAS EN SALUD, 1990-1995 yppractica neoliberal. De dénde venian légicas en contrapunto? La del Estado Bs gicas en contr benefactor, ciertaftente, de la evolucién politica y social de Chile, is y las guerras de la primera mitad del siglo jo de 1973. La otra linea, la neolibs “Jadrillo” * y materializada por el gobierno militar en eyes de 1980 que desintegraron al,sector piblico de salud y creat a Jos seguros privados (Isapres) ( estaba reflejada concre- la coexistencia de institu- asavezenla cris aed de la atencién y su financiamiento y en la desigualdad del estado de salud de las poblaciones beneficiarias de — St ¥en toda uns estructura de insruciones creadas por el Estado de Chile para hacer ‘iable el destrollo nacional: Corporacén de Fomento de a Produccia, CAP, ENAP, Servicios Saitavos, Fectocaraes, Puertos, LAN, Coeporscién del Cobee, Banco del Estado, ENDESA, Cheeta, Soguimich, IANSA, ENTEL, et Seccién i) “Las invenciones que explicaa al Servicio Nacional de S Impacto en la eld dela poblacéa 32 Seccidn i) “Un antecedeate de importancia”. 105 Ja documentacién resalta una confrontacién dos gi as: Ia del mercado y la del Estado, Se aprecia ‘c6mo el gobierno evalué la dualidad piblico privada del sector de salud como un problema mayor y cémo al mismo tiempo conside- | de Ja Salud forma sistema mayor: la Proteccién Social. En tal cardcter, las atenciones de salud se financian de manera anticipada median- te cotizaciones periédicas de los habitantes; estas cotizaciones son proporcionales a los ingresos de las personas, de modo que hay so- lidatidad social. Se agregan aportes del presupuesto fiscal, con lo cual, si el régimen contributivo es progresivo, se refuerza el aspecto solidario, Las atenciones se brindan segxin la aparicién de las necesi- dades de prevencién y de curaci6n, sin relacién_con el monto de la cotizacién efectuada. 7 En términos de la teoria de los sistemas de atencién de la salud (© 6 gh), esas caracteristicas implican una direccién y una inter- mediacién financiera a cargo del Estado y, para optimizar la efectivi- dad y la eficiencia, ojalé también la provisién de las prestaciones por organisms estatales. Por otra parte, el gobierno militar habla creado, en 1981, un ¢s- quema privado de atencién de la salud basado en Seguros lamados ind; es en el 7% de las remmuneraciones de, las familias ‘33, Hasta 1979 a masa de le pobacin stuvo dvidida ete obrezosy empleados nt esse supeimié esta nomenclatarsy hasta oy existe wna divs sega el monto de las cotizaciones,es deci, del ingresa 106 # 4 los requisitos propios de ject, contraen con ido e] compromiso coi pagar las prestaciones de salud que éste eventualmente requiera, cuando la necesidad se zea. En el contrat dividual, se especifica qué pr produc ontrato, que ¢8 in e o- porcién Mel precio Tad el seguro para qué servicios, Bsta es la venta de coberturas fijas para “planes” 0, mejor dicho, “canastas” presa “Seguro” Genen que cuadrar las cotizaciones individuales con ‘comprometido a compensar en el iestros” de cada beneficiatio indi- su automévil, de su expectativa momento de ptoducirs vidual: de su salud, de un beneficio, etc. (i), La atencién cubierta no es necesariamente aquella que las personas vana necesita yO hay adaptacion a la ‘paturaleza de la ‘Medicina, a la forma del Trabajo Médico ( iat financieros las Isapres ocuparon una p: ‘hecho cargo del subsidio maternal. Disfrutaron de libertad para es- tablecer sus reglas, como la de excluir por enfermedades preexisten- tes y,en.general, de i " En 1990 se dicté la ccreé para ellas un érgano supervisor, la Superintendencia de Isapres. Desde entonces crecieron “a tasas nunca vistas”: habiendo tenido 1 450.000 beneficiarios en 1988, pasaron a 2.500.000 en 1991, 3 mi- llones en 1993 y 3.750.000 en 1995 lo cual equivalia al 26, 5% de la teniendo el 20% de todos los beneficiarios. En 1991 si representaron el 31% sobre el patrimonio y en 1995 eran todavia el 23%, El crecimiento en volumen significé una penetracién hacia 107 estratos poblacionales de ingresos algo menores; y en consonancia con ello los gerentes pedian que se les permitiera comprar servicios para sus afiiados en el sector pablico y asf poder vender planes mis baratos a un segmento més modesto de la poblacién (10.1). No estu- vvieron satisfechos con la siguiente Ley de Isapres, N° 19.381 del 2005, que segiin ellos, “rigidiz6 el “sistema’”(26). En las citas se aprecia que ‘no hay solidaridad entre los afiliados y, menos atin, con el resto de la poblacién (26). Las politicas de salud del gobierno, que son las de su predecesor y has del Banco Mundial, se desctiben en la documentacién con el ape- lativo “Reforma”, o “profunda Reforma” (1, 7,9, 10). Esta reforma 6 en corregit lo que habia hecho el gobierno militar ~por ejemplo, la municipalizacién y la creacién de los peculiares “seguros privados” de salud no consistié en terminar con la dualidad. Consis- ti6 en tratar de eliminar lo que quedaba de los principios y la estruc- ‘tura del Servicio Nacional de Salud de Chile (ver: il) Las invenciones que explican al Servicio Nacional de Salud...) *. En vano varios Di- rectores de Servicios de Salud (6S), Decanos de Facultas de Medici- na, ditigentes de Colegios Profesionales y de organismos gremiales, sefalaron que no era indispensable cambiar la legislaci6n, sino mas bien sestaurar por via técnica y administrativa las priicticas de la Salud Piblica (6.3). Como apoyo a esta postura, se observé que en 1989- 1994 hubo descensos de la mortalidad en todas las edades (1, m) los ccuales, dada la indigencia del sistema, s6lo podian atribuirse al efecto atin presente de las estrategias epidemiol6gicas y onganizacionales he- redadas del Servicio Nacional de Salud. La politica de Reforma comenz6 por mantener al sector privado, ccon sus ventajas, usando el postulado de que el sistema de salud 34 Sobre est Servicio nos ten, in embargo, un conocimiento tal, como lo desnsesra 1a aftmacinerrOnea (forte 82) de que “habia un seguro ico el cual estabanaflia- os todos los la prevencia y 3, cuando en realidad la atencion del 70% dela poblacin y parse total de ela eran Gnanciadas fundamentalmeate desde sistema tibutcio, complementado en forma minortaria por las cotizaiones de los ‘obreros con empleo formal (i) 108 debia 10”. En la secci6n sobre objetivos y estrategias se lee 6mo el ministro Jiménez abogd desde el comienzo por un sistema “mixto” (2) y cémo esto fue ratificado en 1994 9), “El buen funcio- namiento de las Isaptes” ~se dijo— “es una responsabilidad pablica ineludible” (7). En segundo lugar, se mantuvo en el nivel minimo al financiamien- to del sector piiblico, y con ello, las listas de espera y la insatisfaccién de los usuarios (n). La dictadura habia sumido al sector puiblico de salud en la miseria y ello generé un escenatio muy negativo, que les dio al gobierno siguiente y al Banco Mundial la oportunidad de “de unciat” la situaci6n y de “acudir al rescate”. Se hablaba mucho de eficiencia y se la procutaba a expensas del personal y culpabilizindolo (0, ). Se requitié una reforma tributatia para compensar en parte el déficit legado por la dictadura (1). Con ello, los ingresos y gastos del sector pubblico de salud llegaron al 3,4% del PNB, y se estimaba que debian ser un 25% mayores para subvenir a lo més elemental (21). La mayor carga cala sobre los usuatios: un 57% entre cotizaciones y co- pagos: los salubrsta y el Colegio Médico proponian que esta propor- invertir en recuperar la infraestructura hospitalatia; en esto ayudaron Jos préstamos extranjeros. En tercer lugar, se siguié fragmentando al sector piblico. Ya se habia separado la atenci6n primaria, municipalizando los consultorios distitales, y se habia dividido al sistema en 26 diferentes Servicios de Salud territoriales. La desintegracin fue intensificada ahora con la aplicacién de dos normas, ambas apoyadas o sugeridas por el Banco Mundial: la descentralizacién y la separacién de fanciones. La des- centralizacién, homologada a “gestién auténoma” por los ministros Jiménez (2) y Massad (8.1), por el Banco Mundial (1) y por Oyarzo y Galleguillos (20) se aplicé 2 los organismos dependientes, en especial el Fonasa. En contraste, la l6gica del sector privado tendié ya en esta fase a la concentracién de los negocios de la salud. 35. Sélo mis adelane se dessacart a descentlizacién hacia os hospitals, por encima de los SS. 108 La separacién de las funciones del sector piblico ~regulacién, prestacién, financiamiento, fiscalizacién— fue bautizada como “mo- dernizacién del sector salud”. Habia sido promovida incansablemen- te por los organismos internacionales, Banco Mundial, OMS, OPS, desde la década de 1980, en el contexto del “ajuste estructural” de los Estados. En Chile, fue “en el ségimen militar que se comenz6 a percibir la conveniencia de separar fanciones” (20); posteriormente el convenio con el Banco Mundial “establecié el concepto de separacién de funciones” (1) y para implantarlo “se creaton tres divisiones...”, El ministro Massad explicaba al Congreso que deseaba tener un Mi- nisterio con funcién notmativa y reguladora, no ejecutora, y mucho mis pequefio (8.1); y segiin él mismo, en el Instituto de Salud. Pablica «queria “separar la funcién productora de la contralota” bién en esta materia el sector privado ha seguido la direccién opuesta: ha tendido a integrat esas fanciones, en su émbito. Como es evidente que toda organizacién implica divisin del trabajo, se puede deducir que el enfitico discurso acerca de descen- tralizacién y separacién de funciones era un recurso retérico para justificar el objetivo ideolégico/politico de debilitar a la direccién superior del Ministerio de Salud, dejando campo libre al ejercicio de la “economia de mercado”, frente a un rol “‘subsidiatio” del Es- tado. El gobierno militar habfa utilizado una retérica similar para justificar la municipalizacién de los consultorios. Aquella reduccién de autoridad coincidfa con la visién oficial de objetivos disminuidos del sistema pablico de atencién; se ponia en duda, por ejemplo, que ¢l programa nacional de alimentacién complementatia 0 la entrega de subsidios por incapacidad laboral sean compromisos propios del Fonasa, es decit, del sector piblico de salud (8.2, 10). 36. Enlaépoca del SNS hsbo un Minsteso pequedlo, repretentando al seco ‘eno del Poder Bjecusivo; pero exit a Diseecién General, que elabo sy 'normas y que coondinaba y supervsaba la marcha dels Direciones zones y delat 110 No se privatizaron los hospitales en el sentido de traspasar su propiedad a capitalistas, pero si se hizo que la l6gica del mercado, Ia filosofia y prictica del negocio echara raices en el sector piiblico: que se lo “privatizara por dentro” (20), con un desperfilamiento de Ja logica del Estado, ldgica que dejé de ser admitida por el gobierno chileno. Se marchaba hacia la “homogeneizacién” de lo piblico y lo pri- -vado en el terreno de la atencién de la salud @.1, 20). parallofueron: SSCS A. Inteaduci smos de la compra y venta de pres- taciones. En el contexto de funciones separadas, se orde- ‘na que el Estado, a través del seguro piiblico, compre las prestacione: a Jiménez anunciaba en 1991 que los hospitales pili nanciarian con la venta de servicios a los SS (0 de ptepago), y que la ampliacién del porcentaje de camas dedicadas a pensionado era el inicio de la compraventa de servicios, incluyendo en este proceso al sector privado (2). ‘Un documento oficial de 1994 ratifica que el sector privado pod comprar y vender atenciones al sector piiblico ¢ indi- cael modo de hacerlo (9). El economista C. Oyarzo, director del Fonasa, justificaba la separacién de funciones con el argumento de que el segu- 10 ptiblico, comprador de servicios, tiene intereses directa- ‘mente opuestos 2 los del proveedor, y que precisamente es la realizacién de este contrapunto lo que genera eficiencia (20); y abogaba por que se facilitara al Fonasa la compra a Jos privados més allé de la modalidad de libre eleccién (2,20). ‘Las operaciones de compra y venta estaban indisolublemen- te ligadas al mecanismo de pago por acto (y no del pago de Jos factores de produccién, incluso del tiempo trabajado, cuyo pago es el salatio). m B_ Lograra hegemonia de Ia intermediacién por el seguro en “pve de la intermediacién estatal. En la prictica del mercado, ~—lse asegura el sespo de cada individuo y es el prestador 0, pfeferiblemente, el usuario, el que asume los riesgos de los —piiniestros (10); y lo que se aseguta es el tiesgo de tener que Pagar por las atenciones que se ejecuten: proteccién eco- némica @). No se-menciona la proteccién v reparacisn ce Ia salud. Por eso, la separacion de funciones y la individua- izaciOn de riesgos llevé a los representantes del ejecutivo a plantear también Ia separaci6n de fuentes financieras y de_gnupos beneficiarios: no se concebia actuar en conjun- to para indigentes y cotizantes; se usaba el argumento de Ja propiedad privada de las cotizaciones (aunque fuera una propiedad privada del conjunto de los cotizantes, de “los que pagan”) y se consideraba técnicamente impensable la solidaridad, El ministro Massad fue muy explicito acerca de la diversas facetas de esta politica (8.1); y también, el di- rector del Fonasa: “no se puede estar seguro de que una parte de las cotizaciones no vaya a financiar “bienes pabli- cos” “(8.2); “no se puede cargar a los cotizantes una parte idio” que hay que datles a los indigentes” (8.2); “se pretende que a los indigentes se les administre un plan financiado exclusivamente con recursos fiscales” (20). De ah{ que el mercado sélo acepte a los seguros como in- termediarios financietos. Por su naturalez: & salud”. Lo que se asegura no ¢s.cl.cuidado.y atencién de la salud de las personas y pobla Las prestaciones se convierten en mercancias y son los establecimientos pro- veedores -y no el Ministerio ni los SS ni el seguro— los que 112 deben encargarse de “las decisiones sobre la gestién de los factores de produccién (personal, bienes y servicios no per- sonales) a fin de producir resultados a un determinado cos- to”, negociando después su precio (y calidad) en el mercado. En las palabras del director del Fonasa: “el seguro ofrece a los beneficiarios planes que tienen en cuenta las preferen- cias (sic) de las personas”. El Estado chileno acept6, en el quinquenio considerado, tal Gino To habia hecho desde 1980, estos postulados y con- ceptos del mercado: el uso del seguro como tii 1 pago o compra de actos o de conjuntos 5: planes,-canastas, paquetes basicos (0 no bisicos), ““pagos asociados a diagnéstico” deseable a profundizar. Esta es una fc recursos que esti siendo dejada de lado en los pafses avanzados (encarece los costos), como lo afirmaba aces damente el propio St. Oyarzo al ctiticar la modalidad de libre elecei6n (8.2). Desconocer los principios de la proteccién social: Las co- oficiales ilaminan el hecho de que el gobierno no compartia en absoluto la nocién de Previsi6n Social en Salud. “Que cada cual soporte una carga similar, independientemente del sistema previsional al cual esté afliado: en Fonasa existe un tiesgo de que parte de las cotizaciones se dedique a financiar bienes pablicos (promocién, prevencién) o atenciones a in- digentes o a victimas de accidentes del trabajo no afiliados a ‘Mutuales”, escribia el Director del Fonasa 113 14 D__Introducir en l sector piblico los métodos y técnicas de las escuelas de economia y del Banco Mundial, tales como la valoricién preeminente de la productividad de prestaciones, de mercancias, la externalizaciOn de funciones, usando las licitaciones y concutsos. Con lo anterior, introducir en cargos directivos del sector a nales de la salud formados, por estos. La aceptaci6n de las reglas del mercado en la administracién piiblica chilena ha levado 2 una diversificacién y rotacién de profesionales. En el sector puiblico de la salud han ingre- sado is 8 comerciales y administradores piblicos, a ( ptestaciones, ingresos propios) y del sendimiento cuan- titativo del personal, tema que se relacionaba con el dela” flexibilizacién de Tas remuneraciones; segundo, no tomar decisiones ni actuar directamente sino pasar pgg licitaciones © concursos, externalizando conduccisn del sector; y, tercero, privilegiar los incentivos monetarios sobre los del profesionalismo. Ja productividad dio lugar al “Informe de Caldeta”, que fue muy criticado por el Colegio Médico (8.6) y que debié ser setirado por el ministro Massad (8.1), pese a que verdadera- mente reflejaba el pensamiento del gobierno (8.1). Para probar que el sector pitlico de salud tenia una muy baja productividad, dos economistas elaboraron un indice que tesultaba de dividir el valor de produecién de las prin- Cipales actividades del sector por el gasto incurrido, dando el valor 1 al cuociente de 1990. Con los datos utilizados, el indicador resultaba igual a 0,610 en 1994, es decir, la pro- ductividad habria bajado en 39% en el quinquenio (, e). Las conclusiones obtenidas por los autotes del indicador se invalidaban porque el valor atribuido a las actividades fue el de los precios de Fonasa para la modalidad de libre eleccién, en los cuales no tenia por qué inchuirse el mayor costo real derivado del hecho de que, para producit las actividades en este petfodo, hubo que invertir grandes sumas en infraes- tructura, en equipamiento y en ajuste de remuneraciones del personal, a fin de alcanzar una calidad minima aceptable. Esto se refleja parcialmente en la composicién del gasto del sector piblico de la salud, el cual aumenté en 100% duran- te el quinquenio: de esta suma, la proporcién destinada a “Personal” subié de 33,8% a 38, daa “Inversi6n” subié de 2,2 ejemplo siguiente: al inquirie en un gras por qué no habia aumentado el niimero de endoscopias rea- lizadas, a pesar de haberse entregado una subvencién para acortar la respectiva lista de espera, se encontré que dicha subvencién, utilizada en comprar un segundo endoscopio, ahora permitia disponer de un tiempo para estesilizar los aparatos entre un paciente y otro, cosa que antes no era po- sible debido a la presién de la demandal! Con todo, el argu- mento de la baja productividad se esgrimié una y otra vez, sefialando siempre a una responsabilidad del personal, yen particular, de los médicos (7, 8.1, 8.6). 5 116 Jos métodos de la Salud Publica, tales como scién de las actividades; la for- mulacién de presupuestos por programas, con contabilidad de costos, Ia idiminiswacin sanitararTa epidemioloyi, la biocstaclistica En planificacién algunos hablaron de nificacién estratégica”, rStulo dado al esquema Foda (forta- Keaas, oportinidades; debilidades, amenazas) y que no con. ducia a plan ni programa ni presupuesto alguno, Se empezé 4 introducit, con algin resultado parcial, otto sustituto de ha Benign: los “compromisos de gestion”, es deci, la » dbtencién de objetivo: arciales contra fi- o*% nanciamientos transitorios (4, 9). Este fenémeno coincidid con la escasez del personal, del conocimiento y de la prictica de la Salud Publica (8.3), la cual fue una de las victimas més logradas de la dictadura, al de algunos conceptos tales como el “modelo de atencién familiar, 0 jategral”, o la unidad “biopsicosocial” de las personas, UE sunecs han captado aspectos y terminoloy a salud pablica, para luego le pocos afios, sector privado de fividad. Tdeolo- ‘fy lenguaje van juntos, y este iltimo jugaba un papel: por ejemplo, introducir el 6 ann distinta de “consulta de un nifio en riesgo suvez ellos introduj ‘competencia”, sferencia de tiesgos”, El Banco Mundial se felicitaba del desarrollo de un Otro pilar de la politica de salud es elfimodelo de atencioT/que se favorece. En esto no hubo claridad en el periodo considerado. ‘A.veces se confundia el concepto defiiiGd816 con el dd sare de iencién ©). En algunos de estos documentos si se menciona la importancia de las funciones de promocién y de prevencién; pero se tiende a localizar estas funciones en la atencién primaria (APS), separindolas de la “asistencia en red” (Fuente 9) y no integrando, por lo tanto, lo preventivo con lo curativo. No se cumplié la inte= gracién enire los niveles del sistema —APS y hospitales— El ministro ‘Massad afirmé que no se volveria atrés sobre la municipalizacién de Ja APS (8.1), a pesar de los elocuentes llamados de los profesionales y técnicos de la salud (8.6, 8.8, 8.10). Y no se volvi6. El documento “De consultotio a centro de salud” (17) proporciona una adecuada desctipcién del modelo de aten itegral. Se deja constancia de que el modelo era parte de “Ia tradicién chilena de medicina social” y de que no se practicé en jos 80, por lo cual ahora se le califi- caba como “nuevo modelo” En sus aspectos principales, su aplica- én fue muy limitada. Un_gbjetivo esencial para la transformacién de la atencién de salud que persegufa el gobieri era el control del personal mediante el debilitamiento de la proteccién que le conferian en su situacién laboral y en su autonomia profesional las leyes y la tradicion del pais @, 4,7, 9, 10, 8.4). Hubo una resistencia activa de los funcionatios. Sélo se logré cooptar a una parte de los médicos para el apoyo a ciertas politicas oficiales, como la mantencién del area privada y el fortalecimiento de la Modalidad de Libre Eleccién del Fonasa (28). Se efectué un catastro general de los recursos humanos del sector, luego del cual se probé un método para elaborar un plan de forma- cién y dotacién de personal; pero, en consonancia con el rechazo general de la planificacién, no existié la voluntad de aplicarlo (26a). En el perfodo 1990-1995, algunos salubristas y las organizacio- res del personal del sector propusieron alternativas al tipo de Refor- Ww ma procedente del gobierno y del Banco, alternativas basadasen los. Ta lbgica del Estado, que ex Salud, evaba a sus sostenedores a abogar por Ia integraci arte, debatir acerca de la destiunicipalizacién de por otra parte, la formacién y la contratacién de ‘ién combinada en los niveles primario y hos- pitalario, En 1991 se planted la necesidad urgente de capacitar en los rubros de “organizacién y métodos”, de “monitoreo central”, de evaluacién y control de las tecnologias utilizadas (8.2), y, espe- cialmente, en “planificacién-programacién-presupuestacion” (8.3). ‘Todo esto fue répidamente inhibido por las autoridades, tal vez por 1a falta, en el caso de algunos, de conocimientos pertinentes. con la calificacién que el Dr. M. Requena (24) hizo de las Isapres —“tienen caracterfsticas unicas en l mundo” parétia dle seguros privados, Debieron “privatizar a los seguros privados”, baciendo de éstos un sgments « uilizar como complemento del iio qu esi bao Ja vigilancia de Ja Superintendencla de Seatos y Valores, como cualquier otro Sa1Gd alc soda as cozasiones ann solo Bando Nacional scare del Ministerio de Salud. Pero no lo hicieron. Tas fuentes se observa Gue, en general, se omitié hacer el con- trapunto con la situacién del Servicio Nacional de Salud chileno y sus antecedentes; y no se aprovech6 esa valiosa experiencia. Falta analizar las causas y modalidades de este hiato en la memoria de Chile (q). 118 Una explicacién parcial de la orientaci6n ideolégica de la politica de salud del perfodo podria residir en el temor al poder que con- servaron las fuerzas que habjan sido derrotadas en el Plebiscito de 1988 (, 8). Frente a tal poder, puede haberse estimado inevitable el continuat las politicas del gobierno militar, elaboradas por el grupo de economistas formados en la Universidad de Chicago (b, ¢ d); y no volver a las que se asociaban con los periodos de Alessandti, Frei Montalva y Allende, presentando una posicién comiin de los parti- dos democriticos en esta actitud de cautela. También es posible que influyera el deseo de contar con el apoyo politico externo del Banco Mundial (1, 34.1) y del gobierno de los EEUU. Referencias a. 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