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Revista Electrónica De La Crítica

Vol.13, año 2017. CELYL-UNEFM


Sí, estudio una cosa que se llama semiótica

Omacel Espinoza
UNEFM
omacel29@gmail.com

La escena es más o menos típica: La reunión familiar permite actualizar a la familia


sobre lo que hacen los parientes. Cuando mis primos dicen a la abuela que estudian
Ingeniería o Medicina, ella y los demás sonríen orgullosamente (no falta, incluso, quien
siente algo de envidia). Los tíos preguntan por las especialidades que los esforzados
quisieran seguir, cuánto les falta para terminan la tesis, etc.
Cuando me preguntan, en perfecto maracucho: "Y vos, ¿cómo se llama eso que
estáis estudiando?". Ante semejante interpelación, me veo conminado a responder,
tímidamente, "Semiótica". Todos se miran las caras, se acomodan en la silla, se soban las
manos; van al baño...
Intento de aclaración a quienes quedan: "Bueno, imaginemos que es como estudiar
Castellano; pero, es mucho más complejo que la gramática. En verdad, se trata de
interpretar lenguajes, sólo que hay que entender que todos los lenguajes no están hechos
de palabras. Medio raro, ¿no? Pero, no tanto. Las fotografías, la ropa, los cuadros de los
pintores, la música, los rituales, la comida, la decoración pueden leerse como textos,
como productos que encadenan elementos de un lenguaje (o código)".
Cuando levanto la vista, luego de esta embrollada explicación, sólo queda mi
abuela, oyéndome por respeto, o más bien por amor; porque pareciera que no es muy
grande el respeto que la semiótica genera; aunque sí causa desconfianza y temor, como
los causa cualquier ocupación ominosa.
Pero, ¿cómo intentar aclaraciones claras y correctas sin ser insoportables? Parece
muy difícil hablar de semiótica sin ser pedante. Sé que debe poderse. Seguro que alguien
puede explicar, sencillamente, a la gente que la "lectura" de diversos discursos involucra
ciertos sistemas de composición y aún de reglas (más o menos flexibles) que, al ser
interpretados, resultan ser muy informativos. Así, ciertas expresiones gráficas, ciertos
sonidos, gestos, posturas, vestidos, y actitudes de nuestros interlocutores (y/o
productores de arte, publicidad, etc.) pueden ser vehículos de "mensajes cifrados u
ocultos". Esto no se refiere sólo a seres especiales: nosotros, en nuestra cotidianidad,
comunicamos mucho, sin ser del todo conscientes de ello; pero también podemos "leer" a
los demás, su carácter, su humor; sus palabras. Podríamos jugar a ser críticos de arte o
tratar de descubrir (los indicios, los signos de) las trampas del candidato electoral que
Revista Electrónica De la Crítica, 2017, (3). Depósito Legal: PPI 1201202FA4198. ISSN: 2343-6615

aparece en una foto abrazando a un niño morenito y harapiento, que vive en un ranchito
ubicado en una calle que el candidato, muy probablemente, nunca había transitado ni
volverá a transitar.
Debe de ser fácil explicar que saber de semiótica es entender la articulación de
estrategias encaminadas a comunicar, confundir, manipular, seducir y agredir a los
demás.
Si eso fuera posible, podríamos dialogar con el elector, con el anciano y con el
estudiante que aplaude, incautamente, ante los chantajes culturales que les ofrecen los
demagogos de todas las tendencias políticas, a partir de un hábil manejo de los símbolos
con los que estos ancianos, estudiantes y funcionarios se identifican. De allí, pasaríamos
a recomendar una actitud crítica hacia la publicidad, la religión y las prácticas burocráticas
de instituciones públicas y privadas.
De esta manera, nos ganaríamos muchas enemistades de peso (y otras que
simplemente nos tendrían por energúmenos reaccionarios e impenitentes) tratando de
hacer entender al mundo que todos nos encontramos atravesados por redes económicas,
políticas e ideológicas de las cuales somos eslabones (vulnerables) aunque no lo
sepamos; tratando de hacer entender al mundo, también, que es momento de comenzar
a comprender qué lugar ocupamos en el entramado social donde los hilos de tales redes
actúan.
Como se ve, tal empresa tiene sus riesgos: Todos estamos de acuerdo en la
necesidad de despertar la conciencia crítica... hasta que nos critican frontalmente.
Pero, aún corriendo los riesgos, ¿cómo explicar que la semiótica es una ciencia
confiable para acometer una crítica de la cultura y de la sociedad a gran escala, si ni
siquiera cuenta con método riguroso de análisis, avalado por las grandes autoridades de
la semiótica? ¿Cómo explicar que no importa si no existe tal método, que viene a ser el
mismo "problema" de las Humanidades, según el pensamiento positivista; y que basta con
que la semiótica y su hermana gemela, la semiología sean, como dijo Barthes, una
aventura?
¿Cómo explicar, finalmente, que la semiótica es el estudio de los signos que
conforman los textos (así como las estrategias de representación) y que ella puede ser un
buen comienzo para comprender y valorar los distintos textos que construyen la cultura,
desde una ética razonable, que enfrente las ráfagas de información que nos viven, que
nos moldean y condicionan, vulnerando nuestra integridad mientras nos prometen,
desvergonzadamente, espejismos de libertades muy variadas y apetecibles?

Fecha de recepción: 16-10-17. Fecha de aceptación: 24-11-17


Revista Electrónica De la Crítica, 2017, (3). Depósito Legal: PPI 1201202FA4198. ISSN: 2343-6615

Debe haber alguien que pueda explicar eso.

Fecha de recepción: 16-10-17. Fecha de aceptación: 24-11-17

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