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DAVIS, Flora, la comunicación no verbal. Alianza Editorial: Madrid, 2009, 270p.

La comunicación no verbal es una obra literaria de la psicóloga estadounidense Flora Davis, que
tras conocer al profesor Ervin Goffan a finales de la decada de los 70 se empieza a preocupar por la
comunicación no verbal. Fue consciente de la relevancia de este asunto, comenzando de este modo
a escribir este texto, en el que profundiza sobre este tema.
La autora muestra como desde distintos campos de la ciencia se esta estudiando continuamente la
comunicación no verbal, tales ciencias como la psicología, la psiquiatría, la antropología, la
sociología y la etología. La intención de ello no es más que la de una comprensión más amplia de lo
que es el ser humano presentando los signos verbales muchas veces dependientes como
independientes del lenguaje verbal, dándole un carácter más complejo a la comunicación entre seres
humanos. Esta realización la hace mediante el uso de los nuevos y distintos métodos tecnológicos
de las ciencias nombradas anteriormente. A raíz de esto Davis agrupa los resultados y teorías en
distintas categorías, comenzando por hablar del origen de los gestos, luego centrándose en las
distintas partes del cuerpo, y con la información obtenida, identifica como el cuerpo delata lo que
las palabras pretenden esconder. Finalmente la autora aborda lo que es la comunicación determinada
en la mera quínesica y en los sentidos y patrones que se determinan a partir de estos, como lo son
también los signos no verbales ajenos al cuerpo.
En el primer capítulo, Davis muestra la dificultosa tarea que conlleva la interpretación de los
distintos símbolos corporales cuestionándose cuál es la manera eficaz de descifrar los mismos. Sin
embargo, para descubrir los secretos de otra persona mediante la comunicación no verbal no existe
ningún método concreto más allá de la intuición. Y en ocasiones interpretar un gesto o movimiento
requiere de más información debido a que las personas son diferentes y no siguen un único patrón.
Durante el auge de interés por la comunicación no verbal que dio lugar entre 1914 y 1915 los
antropología señalaron que los movimientos corporales se aprenden al igual que un idioma y
distintas disciplinas nombradas en la introducción comenzaron una investigación sobre este tema, el
cual era considerado como algo fundamental al concluir que las palabras han sido sobrestimadas y
que no representan en totalidad el fenómeno de la comunicación.
En el segundo capítulo, Davis trata de explicar que un niño y una niña son tratados de forma distinta
desde el momento en el que nacen, esto hace que a medida que van creciendo las diferencias entre
hombres y mujeres se mueven, actúan y se comunican de diferente forma. Aprenden los indicadores
de sexo en función de la cultura y el tipo de educación que reciben en su familia. La autora además,
hace una diferencia entre la mujer sensual y la mujer sexy. Una mujer sensual comienza la noche
mirando desde lejos y asume un aspecto desinteresado pero cuando habla con un hombre que le
gusta, su postura y su rostro cambia por completo. Por lo contrario la mujer sexy es la que usa
grandes escotes y está rodeada de hombres pero en realidad a ellos no es que les guste la chica, sino
que consideran que es un lugar más seguro. Ésta mujer sólo se centra en ella misma y lo que
pretende es llamar la atención y atraer al hombre, pero en el fondo solo es una figura trágica porque
probablemente desde pequeña aprendió a ser dulce y condescendiente, y al final es usada como un
“objeto sexual”. Esto ocasionó que se convirtiera en una mujer frágil y ansiosa de afecto debido a
que nunca aprendió a responder o intercambiar sentimientos con otro ser humano.
En el tercer capítulo se señalan las diferencias existentes entre los hombres y mujeres durante el
galanteo. Un ejemplo sería que una mujer sabe como corresponder a las insinuaciones de un hombre
atractivo, pero también sabe cómo frenarlas, lo extraño es que ninguna mujer sabe como utiliza este
tipo de técnica, así que se cree que es mediante simple intuición.
En el cuarto capítulo Davis nos comunica que Ray Birdwhistell, el pionero de los especialistas en
cinesis, ha llegado a la conclusión de que la base de las comunicaciones humanas se encuentra en
un nivel por debajo de la conciencia, en el cual las palabras solo tienen una importancia relativa y
estima que no más del 35% del significado social de cualquiera de nuestras conversaciones
corresponde a las palabras habladas. También nos menciona que un especialista en cinesis sabrá
identificar a un europeo de un norteamericano solamente por la forma de arquear las cejas durante
la conversación.
A continuación Birdwhistell dice que considera que los humanos no hemos nacido con nuestro
aspecto físico, sino que lo adquirimos. Esto supone un nuevo enfoque sobre la apariencia personal,
principalmente porque la sociedad nos indica quien es agraciado y quien no lo es, y esto es lo que
constituye al síndrome de la belleza.
El capítulo seis abarca el tema de la similitud entre gestos de animales y humanos, esto se puede
observar gracias a la expedición de la famosa etóloga Jane Goodall, quien convivió en la selva
durante varios períodos con chimpancés y observó las similitudes que tenían con los seres humanos
en la forma de saludar, en que algunas veces se abrazan y se besaban, y en que incluso llegaban a
rozar el labio. También hacían reverencias, se estrechaban las manos e incluso se les veía
palmándose la espalda como gesto de bienvenida.
Respecto al rostro humano se afirma que éste es capaz de mostrar cientos de emociones en función
de las expresiones que se dan en él, por lo tanto es uno de los medios más inequívocos de
comunicación. A través del rostro definimos cosas que no queremos decir con palabras.
En el capítulo ocho se afirma que ojos son la expresión máxima de la conversación sin palabras, es
decir, de la comunicación no verbal. Esta es una comunicación directa de lo que no decimos, ya que
nos indica incluso cuando debemos realizar un acto o cuando se refieren a nosotros en una
conversación. La mirada puede comunicar sentimientos o emociones pero sin embargo no puede
mentir, ya no hacemos una función comunicativa con ella cuando mentimos.
El siguiente tema a tratar es el del movimiento de las manos, ya que aunque no se tenga muy en
cuenta, supone un indicador de nuestra personalidad. Podemos saber el ascendente étnico de una
persona por la forma en que mueve las manos. Así, dependiendo de la región, los movimientos de
las manos son muy distintos. Los gestos que se pueden llegar a hacer con ellas son muchos, de
hecho, el lenguaje primigenio era por signos.
Davis aclara que la distancia es fundamental para tener una buena conversación, pero también
depende de la cultura y también influye el lugar, porque para un norteamericano adulto la distancia
cómoda son 60 centímetros y para el sudamericano es aun más cerca, ya que si juntamos al
norteamericano y al sudamericano surgiría un conflicto porque al norteamericano le incomoda el
acercamiento del sudamericano, ya que para el seria una falta a su privacidad.
También habla sobre la importancia del olfato, que tiene un papel fundamental en la comunicación
no verbal. Aunque en la mayoría de las culturas occidentales se tiende a rechazar los olores, los
olores corporales humanos se intentan erradicar, y ocultar a través de perfumes y otros elementos.
Algunos animales como los perros tienen un olfato muy desarrollado y otros animales como los
mosquitos reaccionan ante los olores humanos, concretamente al de las mujeres, en una fase del
ciclo menstrual cuando el estrógeno está en la fase más alta.
Otro ejemplo es cuando un padre intenta darle el biberón a su hijo, éste lo rechaza ya que su madre
se encuentra en la misma habitación y huele la leche materna, prefiriendo la de su madre. En la
última parte del libro, Flora Davis da una opinión personal sobre cómo ve ella el futuro en la
comunicación y da por hecho que todas las personas van a interesarse por la comunicación no
verbal y van a seguir las pautas para poder controlarla.
Defiende en todo momento la importancia que tiene la comunicación no verbal para el ser humano
ya que si no podemos oír ni hablar, sería el canal fundamental de comunicación. Con la
comunicación no verbal puedes ver si una persona miente, si está nerviosa, puedes conseguir
cambiar los comportamientos, dirigir conversaciones e incluso si sabes utilizar esa comunicación de
forma inteligente.

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