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Los Derechos Humanos También

son Sexuales.
Manuel Antonio Velandia Mora
Conferencia en presentación de mi nominación al Premio Internacional de Derechos
Humanos Felipa se Souza (1998) por Cerfami Centro de Recursos Integrales para la
Familia, Medellín, 01.08.98. Publicado en la Revista de la misma institución.

Texto previo al presentado en el "Primer Simposio Ética y Sexualidad" noviembre de


1998, Medellín, publicado en la Revista Latinoamericana de Sexología (Volumen 3,
1999). Reúne elementos del texto presentado en octubre de 1995 en el Encuentro Paz
y Tolerancia, Universidad Javeriana, publicado en Pastoral Xaveriana, Volumen 3,
números 1/2, 1996.

Los Derechos Sexuales También son Humanos

La diferencia es suficientemente sutil para pasar desapercibida

Los derechos humanos parecen ser únicamente interés de quienes hacen


parte de una minoría, pues para quienes están o se ubican al otro lado de
la línea asumirse desde su visión como “dueños” del poder les hace creer
que su análisis de la realidad es el correcto y que quienes no lo aceptan
necesariamente están al margen. La oficialidad en el ejercicio de la
sexualidad es la heterosexualidad, el sexo predominante son los hombres y
el género la masculinidad, por tanto, cualquier persona quien no sea de
dicho sexo, género y orientación será considerad@ marginal. Este
pensamiento también hace parte del de quienes se piensan así mismos al
margen, y es aún más demarcado en quienes están mucho más al margen,
como es el caso de las minorías sexuales.

El respeto por los derechos humanos y más aún por los derechos sexuales,
y el interés por que todo acercamiento a la sexualidad de una persona o al
análisis de esta, se fundamente en unos principios éticos que lo son
también de quienes asumen que todos los seres por el hecho de ser
humanos poseen derechos que le son inherentes y que su actuar se
fundamenta en dichos principios.

Explicar la ética para el trabajo de quien lo hace en el tema de la


sexualidad implica pues entender los derechos humanos y su aplicación al
tema de la sexualidad, de ahí el interés del autor en dar una explicación a
los derechos humanos como derechos sexuales.

Sexualidad y Poder

En los campos de concentración en Alemania murieron varios millones de


mujeres y hombres. A tod@s l@s marcaban con un número de serie, pero a
l@s objetoræs (de conciencia los marcaban con un triángulo de color; el
triángulo con el que señalaban a los hombres homosexuales era rosado y
más grande que los otros, el de las mujeres era de color negro. Los
homosexuales estaban sometidos a castigos adicionales: La pena del
silencio y la separación de las personas de las otras orientaciones sexuales;
no podían estar a menos de cinco metros de distancia de las otras barracas
ni hablar con sus congéneres.

En Colombia desde 1986 hasta 1991 se registraron más de ochocientos


asesinatos de hombres homosexuales, trabajadores sexuales y travestíes,
su único delito fue pertenecer a una minoría sexual. Sin embargo, como los
asesinados no nos son cercanos, esas amenazas que muchas veces son
muertes parecen no afectarnos: Son parte de un problema en el que
creemos no estar involucrados, probablemente por que los duelos que por
éllos se hacen no son los nuestros.

Diversidad y Minorías

Una minoría sexual es un grupo de personas, hombres y/o mujeres que por
sus actitudes, comportamientos o prácticas asumen conductas que de
alguna forma los hacen diferentes a otras personas en la comunidad. Se
puede ser minoría por múltiples razones, por ejemplo: por razón del
sujeto-objeto de la genitalidad, por el sujeto-objeto de los afectos, por sus
características corporales, por que las prácticas sexuales o genitales se
asumen como actividad laboral y fuente principal de la economía, por los
elementos con los cuales se logra el placer, por las situaciones en las
cuales tanto las víctimas como los victimarios y otros obtienen placer. De
igual manera se consideran minorías sexuales a amplios grupos de
personas, como lo son las lesbianas, los homosexuales y los bisexuales.
También se asumen minorías sexuales grupos de personas por cuestiones
de género, por usar vestimentas o accesorios considerados propios del otro
género, por pertenecer a un género específico como sucede con las
mujeres. Las anteriores son tan solo una mínima parte de las razones que
se consideran hacen diversa sexualmente a una persona, pero cuando dicha
actividad sexual no es una actitud asumida como “normal, “correcta” ó
“natural” por la mayoría, entonces, la persona se hace y es hecha parte de
una de las minorías sexuales.

Frente a este extenso panorama se podría afirmar que las minorías


sexuales son por su espectro una amplia mayoría. En nuestra comunidad se
encuentra un vasto grupo de personas que por sus vivencias particulares
han determinado que l@s otr@s, quienes vivencian experiencias diferentes
a las suyas son minorías. Las razones de la auto-discriminación y posterior
ghettización de quienes se han hecho parte de una minoría son múltiples, a
saber: Falta de conciencia de sí mism@,, no reconocimiento de la
diferencia y de la identidad de las demás personas; si fuéramos
conscientes de que cada un@ de nosotr@s es únic@, irrepetible,
trascendente, evolutiv@, podríamos entonces comprender y asimilar que
necesariamente cada persona es en sí y por sí misma. Por sus
características ontológicas, cada ser humano tiene un desarrollo particular
y una historia que lo diferencia cada vez más de los otros seres. Cada
hombre y mujer tiene el Derecho Fundamental al Libre Desarrollo de su
Personalidad, es decir, a construirse un universo desde el cual el ejercicio
de su sexualidad, le implica, al mismo tiempo, un particular desempeño de
su afecto, genitalidad y erotismo. Esta particularidad y unicidad nos hace
plenamente divers@s: La diversidad sexual es tan amplia como somos l@s
human@s; de ahí que seamos únicos en lo esencial pero diversos en lo
existencial.

La conciencia de sí mism@ tan sólo es posible desde el reconocimiento de


la propia propia esencia. Este conlleva en sí la identidad. Dicha conciencia
posibilita el reconocimiento del otro y la otra. Las situaciones particulares
asumidas como diferentes a las de l@s demás, por tal razón, tienden a
esconderse para no ser identificad@s socialmente como marginales o
considerad@s minoría sexual.

Familia y Escuela

Los padres de familia y el círculo familiar en general construyen para cada


persona un itinerario y unas metas de vida, que están enmarcadas en un
esquema del “deber ser para la persona”, que a su vez corresponde a un
esquema socializado de la identidad (identidad social). Cuando un hombre
o una mujer rompe con dicho esquema, quienes se han convertido en los
guardianes y defensores de la “moral pública” pasan a su vez por una serie
de procesos hasta lograr adecuar su imaginario del “deber ser” a los
comportamientos sexuales de la persona y “aceptar” a la persona, pero
esta sigue siendo considerada como al margen durante otro tiempo hasta
que realmente es tolerada y por tanto respetada en su existencia. Este
proceso se vive como un duelo, ya que la vivencia particular de l@s otr@s
se asume como una pérdida propia. Dichas pérdidas están relacionadas con
el temor a que se asuman posiciones de género no esperadas para
determinado sexo, o conductas sexuales diferentes a la heterosexual, a la
negación de tener hijos, o simplemente, al asumir una profesión o un
estilo de vida no considerado normal; es decir, siguiendo la norma del
”deber ser” socializado. Estos duelos permiten reparar las lesiones
mentales autocausadas por la intolerancia al libre desarrollo de la
personalidad.

La alternativa implantada desde los Códigos de Policía y por


autodeterminación de algunos representantes de la autoridad para corregir
a aquell@s quienes viven su sexualidad al margen del patrón socialmente
aceptado, parece ser la «limpieza». Esta «limpieza» implica ejercer
permanentemente y como respuesta la violencia contra aquellos individuos
que asumen «conductas inmorales». La violencia conlleva el chantaje, la
agresión física y verbal, el pago de «peajes» (pago de “multas” a la
policía), el aislamiento social bajo la forma del encierro en una comisaría
e incluso, la violencia sexual y la muerte.

Amnistía Internacional, Human Rights y otras ONG’s que trabajan en


Derechos humanos en diferentes partes del mundo, han recogido en sus
informes anuales denuncias de asesinatos de homosexuales en Colombia,
por parte de organizaciones paramilitares –e inclusive militares- de
“limpieza social”. Recientemente Amnistía Internacional publicó un libro
destinado a denunciar las violaciones de Derechos Humanos motivadas por
la orientación sexual de l@s afectad@s. En la obra se dan a conocer
dramáticos hechos acaecidos en diversas partes del mundo, cuyo rasgo
común es el de tener como víctimas a miembros de población homosexual.
En el capítulo dedicado a Colombia, Amnistía Internacional, manifiesta que
en nuestro país: “...Los Escuadrones de la Muerte matan a diario a: Gays –
homosexuales- y a travestidos; pues las autoridades fomentan la
grotescamente denominada Limpieza Social...” (Texto Original).

Debido a los efectos de los posibles duelos familiares y sociales así como
individuales, muy especialmente l@s menores y algun@s adult@s se
encuentran ante el dilema de necesitar apoyo y no encontrarlo en la
familia, obligándose a negar las crisis y aquellas situaciones que ésta les
produce, ante las cuales se sienten imposibilitad@s para obtener
respuestas, situación que también sucede en la escuela. No plantean sus
inquietudes y temores por que conocen la violencia de la que pudieran
llegar a ser víctimas, por parte de sus familiares, compañer@s en los
planteles educativos e incluso por l@s docentes y otr@s profesionales entre
quienes están l@s de la psicología y de servidores de las diversas iglesias.
Esta situación motiva en las personas el rompimiento con sus padres y
familia en general, aislamiento social y deserción escolar, que l@s lleva
incluso a convertirse en habitantes de la calle.

Sexualidad y Salud.

Otras situaciones referentes a la sexualidad y la salud, también logran que


quienes las vivencien sean asumid@s como marginales y minoritari@s, por
ejemplo, las enfermedades de transmisión sexual y en especial el sida, que
desde su primera definición en Occidente fue entendida como una
enfermedad marginal al ser denominada GRID (Inmunodeficiencia
Relacionada con los Gay). Uniendo de paso dos temas controversiales:
Sexualidad y Muerte.

Los efectos del desarrollo e implantación de los discursos preventivos y su


utilización en los programas influyen hasta el punto incluso, como lo
afirma Jonathan Mann de “lograr cambiar las formas de relacionamiento
social” e incluso, a implementar mecanismos de "control social" como
discriminación, estigma y otras formas de perjuicio, como también,
histeria, “cacería de brujas” individuales o colectivas; que son producto de
una deficiente “anticipación social al riesgo”. Situación que este mismo
autor denominó como la “tercera epidemia”.

Dicha discriminación motivó el desarrollo de una propuesta teórica que


buscaba defender los derechos de las personas afectadas por el HIV/sida,
promulgada en junio de 1989 durante la VI Conferencia Mundial de sida y
conocida como Manifiesto de Montreal. Colombia fue uno de los primeros
países en el mundo que retomó dicho manifiesto en su Decreto 559 de
1991, siendo también el primero en revisar su legislación sobre sida,
resultados que se oficializaron en el Decreto 1543 de Junio 12 de 1997. El
discurso sobre el sida ha consolidado también los de la diversidad sexual y
las minorías sexuales, y reforzado el de los Derechos Humanos y Sexuales.

La Tolerancia: respeto por la Diferencia y la Diversidad.


Sentirse únic@ y poseedor(a) de la verdad: Asumir que somos l@s únic@s
en el planeta y que tenemos la respuesta adecuada, la conducta apta, la
opción correcta, el comportamiento esperado, las prácticas acertadas, nos
hace creer que somos l@s poseedores de la verdad; también nos permite
olvidar que la verdad no es única, que es relativa y que incluso es
probabilística, y sobre todo no nos permite elaborar los duelos de
adecuación a los estilos de vida asumidos por las personas que amamos.

El intolerante cree tener la "verdad". Toda "verdad" diferente a la suya


debe ser eliminada, incluso, llega al extremo de deshacerse de la fuente
de esa otra "verdad" que no tolera. Según el ex-Defensor del Pueblo, Jaime
Córdoba Triviño: "El intolerante no cree ni en el diálogo ni en el
pluralismo, pues uno y otro son para él transigencia y debilidad".

Uno de los peligros de entender y explicar la realidad desde la visión como


miembro de una minoría sexual es hacernos intolerantes ante otras formas
de contemplar la realidad, al realizar interrogantes para l@s otr@s pero no
permitirse hacerlos para sí mism@. Desde esta perspectiva la lucha política
por la reivindicación de los derechos minoritarios se transforma en una
acción auto-excluyente en las acciones por los derechos colectivos,
marcando de paso la marginalidad y exigiendo incluso una mayor
ghettización. Recientemente surgieron en el panorama político nacional
una serie de candidat@s que se han asumido a sí mism@s como
representantes de minorías homosexuales y de las trabajadoras sexuales;
dichas personas han olvidado que los derechos sexuales y diversificadores
(mas no reproductivos, por que no somos clones de nuestros padres y
madres) conciernen a todos los seres humanos y no tan sólo a aquellos que
están al margen.

La Intolerancia nace de la Ignorancia.

La adhesión a los propios valores: Cada uno de nosotros ha estado inmerso


en un proceso económico, ecológico y bio-sico-social, concretado en la
familia, la escuela, la iglesia, la comunidad y la cultura, desde el cual se
ha conformado una serie de valores para el interactuar y desarrollar su
particular modelo de vida.
Reconocer que cada persona tiene su propio esquema de valores y que
éstos entran en contradicción, crea en el individuo una serie de tensiones
entre la posibilidad de seguir adherido a los suyos y aceptar los del otro o
la otra. El esquema particular de valores lleva a expresar opiniones
particulares y a vivenciar prácticas en este mismo sentido. Sin embargo, el
miedo a que la otra persona actúe desde sus propios valores está signado
por el temor a la posible desestabilización que puede conllevar lo
desconocido, lo nuevo. Los valores éticos y morales están directamente
influenciados por el pensamiento religioso y la cultura. En general las
diferentes confesiones no tienen una postura clara sobre los valores
pertinentes a la sexualidad, situación que puede denotarse en la
inexistencia de una pastoral para las minorías sexuales, para aquéll@s que
parecen ser "las otras ovejas".

El actuar de las minorías sexuales usualmente logra que se genere en


algunos individuos mayor contradicción de la que logran generar en la
escala de valores otros modelos de comportamiento social. El actuar
pertinente a la afectividad, y sobre todo al erotismo y la genitalidad de
l@s otr@s seres human@s, provoca en cada persona una reflexión sobre su
propio comportamiento. Cuando éste, y las actitudes, conocimientos y
prácticas parecen no ser muy sólidos, los individuos tienen el temor de ser
vulnerados, pero sobre todo, de cambiar su opción, y hacerse víctimas del
proceso de marginación e intolerancia, desde el cuál ell@s mismas se han
comunicado o incomunicado con esos seres puestos al margen, frente a los
cuales son victimari@s.

La tolerancia en general es mal interpretada. Se entiende como un "tener


que aceptar todo lo que los otros hagan", incluso, cuando este actuar
vulnere los derechos individuales. Pero ésta exige una comprensión del
otro, y no tener que aceptar que éste trascienda los límites individuales.
Comprender implica posibilitar el desarrollo de los demás seres, aunque
este proceso no puede entorpecer ni negar el propio.

Para algunos, tolerar parece significar "ignorar", ser indiferente a la


expresión del otro o la otra, sin embargo, cuando estæ nos es indiferente,
no estamos siendo tolerantes, sino que l@ estamos negando. Quien niega a
su congénere asume que esta persona no existe. Para poder ser tolerante
con alguien, es preciso brindar un espacio en el que el otro o la otra surja
como legítim@ en sí mism@. Si la persona no es reconocida, implicaría la
negación de su existencia, y por tanto, intolerancia.

Cuando somos intolerantes, nos atrevemos a cuestionar las opciones


particulares de l@s otr@s, en este caso las de las personas diversas
sexualmente que son minoría. En general, estos interrogantes son a su vez
dudas, temores, inconsistencias en la dinámica individual de quien indaga.
Las preguntas que expongo a continuación son algunas de las muchas
preguntas que permanentemente se formulan a quienes hacen parte de
una minoría sexual, tratando de obtener respuestas a los conflictos que nos
crean aquellas situaciones para las cuales no las tenemos. L@ invito a
cuestionarse, sobre todo a permitirse una respuesta para usted mism@, ya
que en la medida en que tod@s y cada un@ logren definirse, también
podrá comprender, entender, asumir y ser más tolerantes con l@s otr@s.

Algunos interrogantes acerca de su opción sexcuál:

Las preguntas que a continuación se presentan fueron tomadas de

¿Es su padre ó su madre responsable de su opción sexual?

¿Qué cree Usted que generó su opción sexual?

¿Cuándo y cómo decidió su opción sexual?

¿Es consciente de su opción sexual?

¿Cree que el rechazo a otras opciones sexuales l@ llevó a determinar la


suya?

¿Sería que todo lo que Usted necesitara para cambiar su opción sexual, es
un(a) buen(a) amante con una opción sexual diferente a la suya?

¿Considera que un fracaso en un intento sexual l@ llevó a determinar la


suya?

¿Considera que personas con una opción sexual diferente siempre estarán
dispuest@s a seducirl@?
¿Cree que su opción sexual l@ lleva a hacer de su vida un espectáculo
público?

¿Ha consultado a un(a) terapeuta a causa de su opción sexual?

¿Considera que los menores deberían tener maestros con su misma opción
sexual?

¿Permitiría que alguien a quien usted ama sostuviera relaciones con otra
persona cuya opción sexual sea diferente a la suya?

¿Deberían haber leyes especiales para quienes no tengan su misma opción


sexual?

Quien tiene una opción sexual distinta a la suya, debería ser separado de
la sociedad?

¿En qué se diferencia Usted de aquéll@s que tienen una opción sexual igual
a la suya?

¿En qué se diferencia Usted de aquéll@s que tienen una opción sexual
diversa a la suya?

¿Usted cree que vale la pena hacerse todos éstos interrogantes acerca de
su opción sexual?, A la de otr@s?, Para qué le sirve?

Los Derechos Humanos y Sexuales.

Derechos Fundamentales.

Son los que corresponden al ser humano en cuanto tal, es decir, como
poseedor de una identidad inimitable caracterizada por su racionalidad,
que le permite ejercer sus deseos y apetencias libremente, de ahí que se
le reconozca una dignidad -La dignidad de la persona humana- que l@
coloca en situación de superior en el universo social en que se desenvuelve
y por éllo es acreedor(a) de derechos que le permiten desarrollar su
personalidad humana y sin los cuales esta se vería discriminada, enervada
y aún suprimida[1]. El Estado reconoce sin discriminación alguna, la
primacía de los Derechos inalienables de la persona[2]. Estos Derechos son
los mismos que la Declaración Universal de 1948 proclama como Bienes
Jurídicos iguales e inviolables de todos los miembros de la familia humana.
Para la Corte Constitucional, hablando de bienes jurídicos, "el corazón de
la democracia es el respeto de los derechos de las personas". El fin último
y fundamento mismo de la organización política democrática es la dignidad
humana, la cual solamente puede ser garantizada mediante la efectiva
protección de los Derechos Fundamentales.

Algunas Características de los Derechos Humanos[3]

Son pre-existentes por que: Los derechos de la persona humana son


anteriores y superiores a toda forma de organización política (aparición del
Estado) y prevalecen frente a cualquier norma positiva con la cual se
pretenda desconocerlos.

Son Inalienables: Porque no se pueden Enajenar, Ceder ni Transferir

Son Inherentes: Porque constituyen un modo de ser intrínseco al sujeto.

Son Esenciales: Porque es aquello por lo cual un ser es lo que es.

Todos los Derechos Humanos son: Universales, Indivisibles e


Interdependientes

Derechos Sexuales
1. Al Reconocimiento y Aceptación de Sí Mism@ como Hombre o
como Mujer y como Seres Sexuados.

El Psicólogo Carl Rogers, cuando habla de la persona que funciona


plenamente, plantea que “Una personalidad sana surge durante un
proceso que la hace más dueña de sí, capaz de ser auténtico, sin
máscaras”. Lo cual le permite incorporar las experiencias propias,
descubrirse a sí misma en la experiencia total de su organismo y
aceptarse a sí misma y a los demás, con la libertad de ser realmente
lo que es.
Las Mujeres y Hombres pasan por un proceso de de-construcción re-
construcción de su identidad sexual y de éll@s mism@s. Preguntarse
acerca de sí mism@ y sobre otras muchas cosas relacionadas con ser
hombre o mujer, sobre su papel en la sociedad y la significancia de
serlo al interior de todos los procesos sociales de intercambio, surge
como resultado de un cuestionamiento sobre la realidad de ser en sí
mism@s y en su relación con l@s otr@s.

Los procesos educativos formales no permiten generalmente un


cuestionamiento a los educadores por parte de los educandos. Lo
que conduce a negar la existencia de los posibles interrogantes.
Pareciera que para la sociedad las personas no tuvieran la necesidad
de elaborar su sexualidad, que no fuera esencial dicho proceso, que
las respuestas y la sexualidad se dieran "naturalmente" en la
pubertad y que por tanto, los interrogantes y temores propios de
este desarrollo no necesitaran ser respondidos o re-interpretados.

Los textos escolares, los materiales didácticos y sus ilustraciones


responden a una presentación y contenidos sexistas. Existe una
socialización diferencial; es decir, no se interactúa con hombres y
mujeres de la misma manera. Esta diferenciación es reproducida
igualmente en la familia, en el trabajo y en todos los estamentos de
la sociedad, entonces, no es difícil que una visión y práxis sexista se
perpetúe. No solo influye en nosotr@s aquello que se nos dice,
también nos afecta lo que se nos deja de decir, lo que observamos y
vivimos en lo cotidiano.

Pensarse a sí mism@, implica, pensarse a partir de una


diferenciación sexo-género. Es decir, sobre los datos biológicos de la
diferencia sexual se nos ha construido una identidad como niños y
niñas, y desde esta dicotomía masculino-femenina observamos el
mundo, pero sobre todo nos observamos a nosotr@s mism@s.

La identidad particular, entonces implica el reconocimiento de una


cuádruple construcción: 1. Lo que somos en función de ser hombres
y mujeres (identidad de género); 2. Lo que somos como hombres o
mujeres (identidad de sexo); 3. La escogencia personal e íntima de
él o la sujeto-objeto con el o la cual asumimos nuestra conducta
sexual (identidad de orientación sexual); y además, 4. Lo que nos ha
tocado representar en el papel (rol de género): justificado en "deber
ser" del comportamiento de cada sexo.

La identidad de género: Se adquiere mas o menos a la misma edad


en que el o la menor adquiere el lenguaje (entre los dos y los tres
años). El género es un punto en un continuo en el que los extremos
son lo masculino y lo femenino. La pertenencia a un determinado
género l@ hace identificarse en todas sus manifestaciones:
sentimientos y actitudes, comportamientos, juegos, etc., como niño
o como niña (o más concretamente como masculino o femenino) y
por este tamiz pasa todas sus experiencias.

La identidad particular de sexo: Implica un reconocimiento de la


diferenciación anatómica entre los sexos. Ser mujer u hombre está
sustentado desde nuestras características biológicas y en lo que le es
"propio" a cada sexo, para ello es necesario el reconocimiento del
propio cuerpo, de su genital y de su función. En el caso de la mujer
ésta identidad está signada por una de sus representaciones
asumidas socialmente como más significativa: su capacidad
diversificadora de l@s human@s.

La identidad de orientación sexual: es una escogencia íntima y


excluyente que hace la persona y que por lo tanto es clara para sí.
No existe de por sí, requiere reflexión, justificación y comprensión
para sí mism@ que permita hacer conciencia de él(-la). Esto significa
que se identica (se asume desde sí mism@ y no en función de un
modelo) como heterosexual, bisexual, homosexual o lesbiana. Para
que esta identicación suceda, se necesita tomar conciencia del
objeto-sujeto de su afectividad, de su erotismo y de su genitalidad.

El rol de género: se forma a partir del conjunto de prescripciones y


normas que dictan la sociedad y la cultura, la clase social, el grupo
étnico y hasta el nivel generacional de las personas. Se puede
sostener una división básica que corresponde a la división sexual del
trabajo aún más primitiva: las mujeres paren hijos, y por tanto, los
cuidan; así que: lo femenino es lo maternal, lo doméstico,
contrapuesto con lo masculino como lo público. La dicotomía
masculino-femenina con sus variantes culturales, establece
estereotipos, la más de las veces rígidos, que condicionan los
papeles y limitan las potencialidades humanas de las personas, al
estimular o reprimir los comportamientos en función a su adecuación
al género. La indumentaria (vestido y accesorios) es el elemento
desde el cual se ratifica el modelo del rol de género.

Sin embargo, hombres y mujeres se autodeterminan ante dichos


modelos y asumen su propio actuar del rol, llegando incluso a asumir
actitudes y comportamientos que pudieran considerarse transgénero;
es decir, que son opuestos a lo esperado socialmente para un
hombre o para una mujer. Por consiguiente se encuentran
socialmente hombres con conductas de género femeninas, mujeres
que asumen conductas de género masculinas, y hombres y mujeres
andrógin@s en su actuar particular (un equilibrio entre lo masculino
y lo femenino). Este rol de género consolida la identidad particular
de género para la persona.

La identidad particular en todas sus posibilidades es, por tanto,


como su nombre lo indica, un Proceso de Identicación en el cual el
individuo se hace eje y motor de su propia existencia, donde el
modelo corresponde a sí mism@.

La identidad social está referenciada en primera instancia por lo que


se nos asigna socialmente por el hecho de ser mujeres o de ser
hombres. Desde este patrón-modelo la sociedad espera que mi
identidad particular, responda a lo que élla ha asumido como lo
ideal para la identidad de género, la identidad de sexo, la identidad
sexual y el rol de género.

La socialización diferencial es pues la endoculturación (la


socialización en un espacio y tiempo determinados al interior de un
grupo social) de lo identicado socialmente como propio del hombre y
de la mujer. Es importante recalcar que únicamente será posible
identificarse como un@ mism@ cuando se entiendan y desmonten
como seres únicos e irrepetibles los efectos de la socialización en la
existencia.

Construir una identidad particular es la única posibilidad de ser.


Mientras no se use la libertad de construirse, Ser se hace imposible.
Sin embargo, para la mujer, Ser se ha interpretado socialmente
como una posibilidad que se torna imposible sin el apoyo del
hombre. Desde esta perspectiva la mujer se ha escindido y tan sólo
se le ha posibilitado ser la media naranja, la costilla, el "poder"
detrás del hombre. Construir la identidad de sexo, la identidad de
género, el rol de género, la identidad sexual haciéndose eje y
fundamento de su propio desarrollo, coloca a la mujer en su
verdadero papel social e histórico.

La mujer no está sola, la mujer hace parte de un quehacer social y


su construcción como persona, aun cuando sea un ejercicio solidario
con las otras mujeres, implica también un compromiso comunitario
en el que el hombre no es el enemigo, ni la permanente
reencarnación del poder y la violencia. Mientras los mismos hombres
no revisen su papel de género -que no es lo mismo que el machismo-
la convivencia en lo cotidiano se torna difícil. El hombre no puede
ser el igual con el que se convive y trabaja hombro a hombro, si él
mismo se concibe y asume como diferente. El hombre debe
reconocerse igual a la mujer.

¿Son mis interrogantes similares a los de las otras? ¿Es correcto


imaginar, ensayar, callar, desear? ¿Ocurrió algo que me hiciera ser
distinta a ellos y a las otras? ¿Soy realmente un ser diferente o soy
igual a las otras y a los otros? ¿Si yo no soy un ser escindido, si yo soy
una persona completa, ser como soy y lo que soy, me convierte en
sujeto-objeto de vulneración? Estos interrogantes y muchos otros
más a los cuales la mujer le busca respuesta tienen ahora una
perspectiva diferente en su análisis: la perspectiva de género. Para
entenderla es necesario tratar de entender inicialmente ¿qué es el
género?

2. A la Igualdad de Género

El Concepto de Género: Según la Secretaría de Mujer y Género de la


Consejería para la Política Social, Género se refiere al conjunto de
rasgos adquiridos en el proceso de socialización, que diferencian a
hombres y mujeres en una sociedad. Son las responsabilidades
sociales, pautas de comportamiento, valores, gustos, temores,
actividades, expectativas, etc. que la cultura asigna en forma
diferenciada a hombres y mujeres. En otras palabras, es el modo de
ser hombre o de ser mujer en una cultura determinada. De allí se
derivan necesidades y requerimientos diferentes de hombres y
mujeres para su desarrollo y realización.

El Concepto de Sexo: Se refiere a los rasgos o características de


naturaleza biológica que diferencian a los hombres de las mujeres.
Es la conformación de los órganos sexuales, del aparato
reproductivo, rasgos secundarios como la voz, el vello, la
conformación ósea y muscular. Mientras los rasgos de género varían
de una cultura a otra, de una generación a otra y están en
transformación permanente por efecto de la cultura, los rasgos
sexuales tienen un ciclo de desarrollo marcado principalmente por la
edad y son difícilmente modificables.

Según la Antropóloga y feminista mexicana Marta Lamas para los


fundamentalistas la Categoría género resulta amenazante para el
pensamiento religioso fundamentalista porque pone en cuestión la
idea de "lo natural" (tan vinculado con la de lo divino), y señala que
es la simbolización cultural, y no la biológica, la que establece las
prescripciones relativas a lo que es "propio" de cada sexo... Utilizar
la categoría género para referirse a los procesos de diferenciación,
dominación y subordinación entre los hombres y las mujeres obliga a
remitirse a la fuerza de lo social, y abre la posibilidad de la
transformación de las costumbres e ideas. Así, la perspectiva de
género se aleja de las argumentaciones funcionalistas y
deterministas, y busca explicar la acción humana como un producto
construido con base en un sentido subjetivo.

La estructuración del género llega a convertirse en un hecho social


con tanta fuerza que inclusive se piensa como natural; lo mismo pasa
con ciertas capacidades o habilidades supuestamente biológicas, que
son construidas y promovidas social y culturalmente. Hay que tener
siempre presente que entre mujeres y hombres hay más semejanzas
como especie que diferencias sexuales.

La Perspectiva de Género: La manera como se relacionan hombres y


mujeres en los diferentes procesos sociales, ya sea como pareja,
micro o macrogrupo determina las relaciones de género. Estas están
presentes en todos los ámbitos de dominio: Pareja, familia, amigos,
escuela, iglesia, trabajo, política, etc. Es decir no se circunscribe
sólo a las relaciones entre personas, sino también a todos los
procesos entre los diferentes estamentos y organizaciones. Hombres
y mujeres están inmersos en un sinnúmero de relaciones que
también lo son de poder, dominación, dependencia, equidad,
exclusión, discriminación, tolerancia, equidad, o solidaridad; cómo
se manifiesten estas relaciones depende de como el género se
manifiesta en los procesos de socialización.

Se ha creído que la sociedad es un grupo homogéneo y que por lo


tanto, el bien social es respuesta a la necesidad particular, sin
embargo, los individuos tienen necesidades y expectativas
particulares y estas son diferentes en función de un amplio número
de factores tales como edad, sexo, grupo social, etnia, nivel de
educación, poder adquisitivo, clase social, género, conductas y
orientación sexual. Reconocer la diferencia y poder identificar esas
necesidades particulares y preparar respuestas adecuadas a dichas
circunstancias, favorece no solo un desarrollo integral, sino además
una respuesta en equidad, en la que los mismos actores sean
participes en la toma de decisiones. Dicha participación debe ser
equitativa, pero sobre todo responder a las necesidades particulares
de cada grupo y proceso.

La perspectiva de género parte del reconocimiento de que hombres


y mujeres juegan un papel determinante en el desarrollo social y en
consecuencia deben tener acceso a las decisiones, los recursos, y los
beneficios obtenidos. Las diferencias de sexo y género por ser
procesos culturales son cambiantes, redireccionables y por tanto, no
son camisa de fuerza, limitantes de la participación social, o
demostraciones del ejercicio mal entendido del poder.

La perspectiva de género no es un planteamiento de uso exclusivo


para los programas de la mujer. El género es también una situación
que afecta a los hombres y las relaciones entre éstos y entre
aquellas y como ya lo hemos venido afirmando entre éllos y éllas,
por tanto, debe ser tenida en cuenta en cualquier actividad o
contexto determinado y proponer soluciones pertinentes. Éllo no
niega, que en algunos casos se deban proponer programas
específicos para mujeres y por supuesto para hombres, por que el
enfoque de género no busca únicamente resolver los problemas de la
mujer. Si no, establecer relaciones de equidad entre hombres y
mujeres.

3. Al Fortalecimiento de la Autoestima, la Autovaloración y la


Autonomía para lograr la Toma de Decisiones adecuadas en torno
a la Sexualidad.

Autovaloración: El inicio de la heterovaloración: La construcción de


la identidad particular y de la perspectiva de género son elementos
fundamentales para la participación en los procesos de desarrollo
social, sin embargo, aun cuando cada un@ de nosotros se reconozca
a sí mism@ si no hace un reconocimiento de l@s otr@s su
participación en dichos procesos surgirá de una negación de las
personas, sin las cuales no sería posible el ejercicio de la
democracia.

Quien no se reconoce vital pierde parte de la esencia que constituye


su Ser, por lo tanto se podría afirmar que esta persona no es. Quien
no es, no existe como tal, dado que la existencia como persona (del
griego: Sonar a través de) está representada por lo que en esencia
somos. A pesar de que nosotr@s mism@s no nos autovaloremos o nos
autoreconozcamos l@s otr@s asumen de nosotr@s que somos
personas. L@s otr@s me asumen persona a partir de su propio
reconocimiento, me interpretan desde sus propias vivencias y
particularidades. Cada un@ de nosotr@s no es tan sólo aquello que
otr@s interpretan o quieren que seamos, también se es objeto de la
voluntad ajena y por tanto sujeto-objeto de vulneración.

La Mismidad: Además del reconocimiento de la identidad particular,


es el reconocimiento de la unicidad, de que soy un ser único y que
por tanto no existe nadie igual a mí: Soy irrepetible y su proceso de
desarrollo será necesario y eminentemente particular. El desarrollo
implica un grado de evolución del Ser. Cada nivel de energía o de
desarrollo a su vez posibilita un paso posterior (evolución). La
tendencia evolutiva parece demostrar que la mayoría de los seres
busca permanentemente niveles cada vez más elevados de energía
(anatropía); sin embargo, algunos seres asumen procesos entrópicos,
es decir involutivos.

El proceso evolutivo implica alcanzar permanentemente niveles


superiores, es decir, hombres y mujeres somos trascendentes. Así
mismo, todo nuestro desarrollo evolutivo, consciente o no, hace
parte de nuestra existencia (somos históricos) y ésta, a su vez se
encuentra determinado por nuestra condición de género y su
representación en el proceso de intercambio social.

En resumen, toda mujer o todo hombre consciente de su mismidad,


se fundamenta en su identidad particular, por tanto en su unicidad y
en que es irrepetible, evolutiv@, trascendente e históric@. Cada
un@ de nosotr@s es Ser plen@ en sí mism@.

La Otreidad: Los seres no estamos solos en el planeta,


permanentemente estamos relacionándonos con otros seres, quienes
a su vez también se reconocen en su mismidad. Entendemos a los
otros y a las otras como diferentes (otreidades). Sin embargo, no
siempre logramos asumirlos en su verdadera esencia, generalmente
much@s de éll@s nos son indiferentes, incluso, parecen no tener
sentido en nuestra existencia. Somos intolerantes por que al no
reconocerl@s no estamos reconociendo nuestros propios límites.

Mientras el otro o la otra, siga siendo "otr@", no es posible un


vínculo, ya que este implica un reconocimiento, convierte al "Otro"
en "Tú". Cotidiana y generalmente el trato de "Tú" a una persona
connota un interés, un acercamiento, un posibilitarnos ir hacia él o
élla y permitirle llegar hacia nosotros.

La Liminaridad: Esos "Otros" y esos "Tú" son distintos a "Mí".


Reconocerlos en su mismidad me implica a su vez asumirlos como
una unidad plena y con las mismas condiciones en las que yo me
reconozco. Al marcar la diferencia con aquellos "otros" y esos "Tú"
estoy reconociendo que existe un límite. El ejercicio de ser
permanentemente consiente de los límites de la inter-sujetividad en
las relaciones ("Yo" - "Tú") se ha denominado liminaridad.
La Alteridad: Asumirse en un permanente juego de intercambio
social en el que nuestro quehacer y cotidianidad afecta al "Tú" del
otro y de la otra, y que su actuar permanentemente me afecta a
"Mí", únicamente es posible desde el reconocimiento de mis propios
límites: Liminaridad. Esta exploración de mi posibilidad de afectar
desde mi "Yo" al "Tú" y de sentirme afectado desde su "Tú" se
denomina alteridad. Dicha alteración es posible de ser analizada
desde dos diferentes niveles de manifestación.

El primer nivel hace referencia a la oposición entre los mismos seres


y entre éstos y las cosas, por el mismo hecho de existir. El segundo,
está determinado por las cualidades particulares de esos "otros" y
esos "Tú", es decir, por las relaciones planteadas desde la diversidad.
Dicha diversidad nos plantea el relacionamiento desde nuestras
mismidades y la posibilidad de la hostilidad, la oposición, el
conflicto, la tolerancia, el respeto e incluso, nuestra propia
vulnerabilidad y la de aquell@s con quienes socializamos o nos
negamos a hacerlo.

El proceso de heterovaloración implica pues, la valoración de la


diversidad, el reconocimiento pleno y total de esos "Otros"
transformándolos en nuestros propios "Tú".

4. Al libre ejercicio de la Orientación Sexual

Cada persona hace una escogencia íntima y excluyente y por tanto


clara para sí, de su identidad de orientación sexual. Esto significa
que se identica (se asume para sí mism@ y no en función de un
modelo) como heterosexual, bisexual, homosexual o lesbiana y que
hace conciencia del(-a) objeto-sujeto de su afectividad, su erotismo
y su genitalidad. Esta toma de conciencia es particular y por tanto
pertenece a la esfera de la privacidad, y no atenta contra la
convivencia y la organización social.

Para quienes asumen que la orientación sexual es una opción, ésta


se desarrolla a partir de una vivencia. Este proceso es
eminentemente pregenital (sin intervención de los órganos
genitales), y radica básicamente en la asunción del afecto y el
erotismo; siendo concretado posteriormente, en el intercambio
genital con otras personas de su mismo sexo.
En general, en los homosexuales y las lesbianas este conocer no se
presenta por negación de las personas del otro sexo (heterofobia),
sino por reafirmación de las relaciones con personas de su mismo
sexo, situación que no implica una negación total al grupo
inicialmente mencionado. Hombres y mujeres son virtualmente
afectiv@s l@s un@s con l@s otr@s, sin que por éllo se puedan
catalogar como bisexuales.

En tal sentido, la homosexualidad, el lesbianismo, la


heterosexualidad y la bisexualidad "no pueden transmitirse" por el
simple compartir espacios (como si la identidad sexual fuera
transmitida por un virus aerobio) o aprenderse de un momento a
otro, pues requiere de un proceso en su construcción.

El proceso por el cual la sociedad identifica sexualmente al individuo


se llama identidad social sexual. La sociedad ha creado un patrón
«ideal» de identidad sexual: el heterosexual, desde éste modelo,
quien asuma una identidad diferente a la preestablecida
socialmente, se convierte necesariamente en un ser «diferente», y
por tanto marginal. Ello ha «justificado» que para algunos individuos
la identidad sexual particular y la identidad sexual social no estén
«sintonizadas».

En la sentencia T-539/94 de la Corte Constitucional, que tuvo como


ponente al Magistrado Dr. Vladimiro Naranjo Mesa, se afirma: "...los
homosexuales tienen interés jurídicamente protegido, siempre y
cuando en la exteriorización de su conducta no lesionen una
conducta diferente, a la de los heterosexuales, no por ello
jurídicamente carecen de legitimidad... en aras del principio de
igualdad, consagrado en la Carta como derecho constitucional
fundamental de toda persona humana, no hay título jurídico que
permita discriminar a un homosexual..." En la citada sentencia existe
Salvamento de Voto de los magistrados Jorge Arango Mejía y Antonio
Barrera Carbonell, en la que expresan: "Toda consideración basada
en la conducta sexual como factor de desigualdad, lleva en sí el
germen de la discriminación. La corte por tal motivo, no debe hacer
análisis que partan del supuesto de tratar a los homosexuales como
seres distintos a la generalidad de los humanos".

5. A Elegir las Actividades Sexuales según sus Preferencias

La preferencia sexual responde a una amplia gama de posibilidades y


su reconocimiento tan solo es posible desde la exploración. Cada
individuo tiene derecho a realizar cualquier práctica sexual genital
de forma privada o con otras personas si ella no es nociva para éstas.
La actividad sexual no tiene necesariamente un fin coital. La
genitalidad está limitada a la relación entre personas de sexos
diferentes y el disfrute de ésta, es visto como una "corrupción de la
carne".

Ante el caso del hombre que decide ejercer su inclinación por otros
hombres, la iglesia católica sostiene en su Catecismo; "...La
inclinación sexual no constituye una característica equivalente a la
raza, el origen étnico u otras que se relacionen con la
discriminación, por el contrario, la inclinación homosexual es una
enfermedad... Como seres humanos los homosexuales tienen los
mismos derechos que las demás personas... De todos modos, éstos
derechos no son absolutos. Se los puede limitar de manera legitima
en los casos en que existe una conducta enferma. A veces esto no
sólo es legal, sino también constituye una obligación... Los
homosexuales pueden participar en las actividades de la iglesia, sólo
si practican la abstinencia sexual".

Para el análisis de la posición de la iglesia, prefiero citar


textualmente al sacerdote jesuita Jhon J. Mc Neill en su libro "La
iglesia ante la homosexualidad", cuya publicación fue autorizada por
la jerarquía jesuítica. En la pág. 20 afirma: “...En 1971, el artículo
de Joseph Mc Caffrey "homosexualidad. Aquinas y la Iglesia",
publicado en Catholic Word, evidenciaba que la actitud de la iglesia
hacia la homosexualidad había permanecido prácticamente
inmutable desde lo que escribió Santo Tomás en el siglo XIII" en tal
sentido "...Mc Caffrey ponía en entredicho el que la visión de Santo
Tomás sobre la naturaleza y la sexualidad humana en general, así
como su comprensión de la homosexualidad, pudiese seguir siendo
base de la valoración moral presente". El análisis de la iglesia
católica no tiene en cuenta a la mujer lesbiana ni a l@s bisexuales.

Las prácticas privadas que implican auto-agresión corresponden a la


espera de la autodeterminación y por tanto son decisión particular.
Las prácticas hetero-agresivas físicas o verbales corresponden a la
autodeterminación de quien es el o la sujeto-objeto de las mismas y
su ejercicio tan solo es posible tras un mutuo acuerdo que implica un
previo consentimiento informado. La actividad sexual por ser una
decisión particular no puede ser fruto del acoso o del abuso.
6. Al Ejercicio Responsable de la Función Sexual en su Modo
Erótico y Reproductivo (o más correctamente diversificado).

Según Camilo José Cela, el erotismo es "...el apetito sexual


contemplado en sí mismo o en función de los signos, las zonas
erógenas, situaciones y objetos capaces de fijar su atención o
despertarlo de su sueño. Es la exaltación -y aún la sublimación- del
instinto sexual, no siempre ligada a la función tenida por sexual...".
El erotismo implica el reconocimiento del otr@ en toda su extensión
y no únicamente en su función genital.

María Lady Londoño considera que "La vivencia de la sexualidad debe


originarse en los deseos, en la excitación, nunca en la obligación, ni
en habito de la rutina, menos aun en el temor de ofender o como un
acto de obediencia... para adentrarnos en el erotismo hay que
aprender a desaprender constantemente, poniéndole alas a los
sueños y a los proyectos de vida". Autorizarse a ser implica
autorizarse a sentir-se vivo, y la vida es una experiencia que solo
puede ser plena cuando nos autorizamos a vivirla. La vida no es una
experiencia que pueda vivirse a medias, es la máxima y única
experiencia que podemos vivir. El erotismo no está en lo dado, no es
historia. El erotismo es la sensación, el sentimiento, el deseo que
vivenciamos. No es una construcción terminada, es un proceso se
construye en cada imaginario realizado o no, con cada ser con quien
nos permitimos fantasear, tocar, oler, mirar, saborear, oír, el
erotismo es un derecho, por que nos da sentido, no es un sin sentido,
porque para ser requiere de nuestros cinco sentidos.

En el esquema judeo-cristiano la genitalidad está eminentemente


ligada a la capacidad reproductiva de los individuos. Generalmente
es analizada desde la perspectiva de los sexos y tiene como fin la
procreación.

Cada hombre y mujer es dueñ@ de sí, de su ser, de su cuerpo.


Colocar el cuerpo al servicio de la procreación, de la maternidad y la
paternidad es una elección eminentemente particular y no una
obligación. Paternar y maternar es un ejercicio que va delante de la
capacidad de ser fecundo, es la posibilidad de generar vida. La unión
de un espermatozoide y un óvulo, es tan solo el comienzo de un
sinnúmero de procesos que únicamente terminan con la muerte.
Proveerlos no significa entonces proveer la vida, cuando mucho es
generar la posibilidad de ésta. El compromiso de la vida entonces no
radica en la posibilidad de realizar un acto genital, sino en el
compromiso de generar una existencia. Que como mínimo implica
dar-se continuamente y hasta cuando la vida generada sea posible y
plena por sí misma.

El hecho de estar consciente de realizar un coito no implica la


conciencia de ser un generador de existencia. En tal sentido, estar
anatómicamente y mentalmente preparados para el disfrute no
significa estarlo para paternar o maternar. Como la genitalidad es un
hecho disfrutable y valido en sí mismo, y diferente al decidir ser
padre o madre, la procreación se convierte en un acto tan valioso
por sí mismo, que debe ser validado en su propia esencia y no, como
una consecuencia de otro acto cuyo fin es totalmente diferente. Los
seres humanos no se reproducen se diversifican, por que las vidas
generadas no son idénticas a las suyas sino únicas e irrepetibles, por
tanto diversas. Procrear no es entonces una diversión sino la
posibilidad de generar la diversidad.

7. A la Educación Sexual Positiva

Desde la infancia hasta la vejez, entendiendo como lo afirma Useche


Bernardo que la Educación Positiva es el "...proceso formativo que le
brinda a la persona según su desarrollo intelectual y emocional, los
conocimientos científicos que le permiten superar la ignorancia
sexual, la ansiedad y la confusión que esa ignorancia genera". Esta
educación debe ser oportuna, laica, gradual, científica, respetuosa
de la identidad particular y con enfoque de género

Para quienes la comprensión de la sexualidad se ha basado


únicamente en el conocimiento de su práctica individual,
aproximarse a un análisis sobre una identidad sexual en particular,
puede constituirse en elemento fundamental para el entendimiento
de la propia, la de otras personas y de la general.

Las personas que tienen como eje de su oficio la educación, apoyo,


asistencia y asesoría a hombres y mujeres jóvenes, tienen la
responsabilidad ética y moral de crear e implementar programas que
brinden aceptación y sean sensibles a los requerimientos,
inquietudes y necesidades de tod@s l@s jóvenes, incluyendo a los
homosexuales, lesbianas y otras minorías sexuales.

Un desarrollo saludable integral, no discriminatorio y positivo, sólo


es posible en sociedades, grupos laborales, familiares, educativos y
de formación en que los hombres y mujeres hayan aprendido a no
maltratar y discriminar, y las "minorías" a no permitir esta situación.

Un claro indicio del fracaso en la educación sobre la sexualidad y los


Derechos Humanos (en especial sobre el libre desarrollo de la
personalidad, la no-discriminación, la tolerancia y el derecho a la
diferencia), radica en que, se permite en todas las instituciones
formativas (escuela, familia, iglesia) los abusos verbales y físicos a
lesbianas, homosexuales y otras minorías sexuales, étnicas y
raciales, entre otras, desde un patrón de comunicación aceptado
socialmente que se caracteriza por ser marcadamente homofóbico,
heterosexista.é inclusive racial.

Muchas de las razones esgrimidas por quienes se consideran


representantes de la ética y la moral social se basan en el
desconocimiento del hecho de que la sexualidad es el componente
más profundo de la personalidad humana. Ésta se desarrolla desde la
más temprana infancia y continúa evolucionando hasta la edad
adulta.

Si hombres y mujeres, lesbianas y homosexuales o de cualquier


orientación sexual no pueden o no les es permitido asumir y vivir su
sexualidad como algo hermoso y significativo para sus vidas, su
crecimiento como personas y su relación consigo mism@ y con la
sociedad, se desarrollará en una doble moral, y sobre todo, en un
proceso cada vez más conflictivo y autodiscriminatorio.

8. A Espacios de Comunicación Familiar para tratar el tema de la


Sexualidad.

La familia es la consecuencia de la interrelación entre quienes


conscientemente decidieron generar una o más existencias, y
aquell@s en quienes se diversificaron. El compromiso de paternar y
maternar es posibilitar la vida en sus mejores condiciones de
construcción. La sexualidad tan sólo es posible en el ser humano y es
construida en el quehacer cotidiano, actividad que no es por sí
misma, sino que únicamente es posible en el vinculo constructivo
con otros seres. El vínculo no es únicamente posible con aquellos
quienes consiente o inconscientemente generaron el principio de la
existencia, sino también y en especial con aquell@s quienes son por
decisión particular padres o madres.

9. A la intimidad personal, la Vida Privada y al Buen Nombre.


Cada persona decide autónomamente respecto a su vida sexual,
dentro de un contexto ético social y unos principios fundamentados
en la Ley positiva, esta ley esta circunscrita a la Constitución y por
ende a los Derechos Humanos. El ejercicio consiente de la sexualidad
es racional y por tanto autodeterminado y actuado bajo
consentimiento informado.

Aun cuando hombres y mujeres seamos esencialmente iguales, las


múltiples experiencias de la vida, hacen de nuestra evolución,
desarrollo y existencia una historia particular. Dicha historia
corresponde a su intimidad personal, es decir, a lo que decide para
sí. Cada persona determina que hace publico sobre sí o que desea
conservar de su intimidad y nadie puede hacer publica dicha
información sin el consentimiento y autorización explícita de la
persona directamente implicada.

Las relaciones que se establecen con nosotr@s mism@s y con otros


sujetos están fundamentadas en la necesidad de asumirnos a
nosotr@s y a l@s otr@s, de ser reconocid@s por est@s, y en la
búsqueda de satisfacer nuestros deseos, afectividad, erotismo y
genitalidad, teniendo como fin último, el placer o el displacer;
situaciones que determinan la identidad de género y sus roles, las
maneras de relacionarse e inclusive el tipo de sujeto u objeto del
que o en el que se quiere obtenerlos y además cómo lograrlo, es
decir, todo lo que hace es su conjunto a la sexualidad; ésta es
inherente al ser humano y está influida por el periodo prenatal, el
sexo, el medio, la cultura, los entornos social, familiar, educativo,
laboral y los medios masivos de comunicación.

Lo que cada persona decide hacer o vivir en su sexualidad o en su


vida en general, sí sea entendido por otr@s como una autoviolencia,
hace parte de la vida privada de la persona, incluso lo que vive en
relación con otros y fundamentado en su intimidad hace parte de la
vida privada de la pareja, o la familia y no puede ser publicado por
ningún medio sin autorización de la o las personas directamente
implicadas.

Estrictamente hablando, se conoce como outing el proceso de dar a


conocer la condición sexual (es especial la orientación sexual
homosexual) de cierto personaje público, en la creencia de poder
conseguir por este medio los objetivos, generalmente bien
establecidos de antemano, que de otro modo no se
alcanzan.[4] Tremendamente complejo, y con connotaciones que
mezclan los derechos a la intimidad y a la información, con los
objetivos, el fenómeno del outing está íntimamente ligado o la
evolución de las organizaciones pro derechos y libertades a lo largo
del Siglo XX, pero muy especialmente desde 1990. Generalmente se
relaciona el origen del outing con el rechazo Social hacia la
comunidad gay que la aparición del SIDA causó en los Estados Unidos
en los primeros 80, pero aún habrían de pasar unos años antes de
que los primeros casos sonadas tuvieran eco en los medios de
comunicación y, Sobre todo, consecuencias políticas y sociales.

Mucha gente opina que el outing es siempre erróneo y


contraproducente; otros lo contemplan como un arma, una
herramienta que debe ser utilizada contra homosexuales no públicos
en su orientación sexual que perjudican a otros, o a toda la
comunidad. Los más acérrimos defensores del outing argumentan
que este tipo de actuaciones debe efectivamente hacerse público,
pero que utilizar el outing sólo con ese objeto significa equiparar la
revelación de la homosexualidad a la imposición de un castigo; para
éllos, el fin último del outing es evitar la degradación que supone
dar o la homosexualidad un tratamiento distinto, sea el que sea, que
o la heterosexualidad en todos los ámbitos de la vida, incluyendo el
que se otorga a los personajes públicos en los medios de
comunicación.

La interacción social logra que de la persona se construya una


imagen socializada, dicha imagen hace referencia directa al status,
que es la construcción que una persona hace sobre sí y que es
reconocida socialmente. El buen nombre corresponde al derecho que
tiene la persona a que aquello que hace público, en la interacción se
conserve y se explicite tal y como es reconocido y no como es
interpretado por los otros agentes sociales. La persona tiene derecho
a conservar su intimidad, su vida privada y su buen nombre, es decir
a conservarse integro.

Para el autor la “Integridad[5] es un concepto más complejo que el


de autonomía. La integridad abarca la autonomía porque la pérdida
de ésta impide que se obre como ser humano intacto y completo.
Puede ser contemplada desde dos ángulos diferentes
complementados entre sí: la integridad de la persona que a su vez se
subdivide en integridad corporal o física, integridad Psicológica o
mental e integridad social. La segunda es la Integridad Axiológica[6].
Integridad Corporal: toda persona tiene derecho a conservar intacto
su cuerpo; quien acceda a éste debe hacerlo bajo el consentimiento
del otro o incurre en violación de sus derechos. Esta se puede perder
cuando est afectado un órgano o fila un proceso metabólico.

Integridad Psicológica o Mental: La unidad del propio ser con


respecto a su cuerpo; la violencia física corrompe el equilibrio del
ser en cuanto a la conciencia y manejo del mismo. Nuestra propia
identidad está basada en la conciencia de la mismidad y con
referencia a ella, logra un equilibrio emocional; una violación a esa
conciencia des-integra la unidad del ser.

Integridad social: todo ser está inmerso en un juego de relaciones


microgrupales, grupales, sociales, planetarias, universales y éste
envuelve dentro de sí al individuo, haciendo suyas situaciones de los
ámbitos de dominio en los que está inmerso. El individuo hace parte
del juego biopsicosocial y, a su vez, es una resultante del mismo.

Integridad Axiológica: Cada uno de nosotros se define a sí mismo


desde los valores que ha asumido como propios, sin importar de
donde estos sean tomados. Toda interacción debe partir del respeto
a los principios ético-filosóficos individuales”.

Bibliografía
[1] Mauricio Romero, Manuel Velandia Mora, Edgar Jiménez Cruz.
[2] Art. 5 Constitución Nacional.
[3] Mauricio Romero, Manuel Velandia Mora, Edgar Jiménez Cruz.
[4] El término outing (de out: sacar, salir a la luz), fue acuñado por
la revista Time, y en concreto por el periodista William Henry III, en
1989.
[5] Integridad: Etimológicamente, el término integridad proviene del
Latín integer, y significa totalidad, entereza o unidad intacta.
[6] Integridad Axiológica: la naturaleza intacta de los valores que
apreciarnos y adoptarnos.

Publicado por Investigador Manuel Velandia en lunes, agosto 06, 2007.

http://manuelvelandiaautobiografiayarticulos.blogspot.mx/2007/08/los-derechos-humanos-
tambin-son.html

Descargado el 25 de mayo de 2014

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