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Cia mn ispuka Nulith Butler a SUJETOS DE SEXO/GENERO/DESEO Nose mace mujer: ega wna a sero. ‘SIMONE pa BEAUVOIR Estrictamente bablando, no puede decirse que exitan ls erajeres» Joua Kristeva La tinier no tiene un sexo. Luce Inicaray Et depose dele elie 1 cestable ta nocién de sexo. ‘Mice Foucauur La categoria del sexo es la categoria politica ‘que crea ala sociedad como heterosexual. Monique Wirnic. LAS «MUJERES» COMO SUJETO DEL FEMINISMO En su mayoria, la teoria feminista ha asumido que existe cierta identidad, entendida median la categoria de las mu- 46 BL GENERO EN DISPUTA jeres, que no sdlo introduce los intereses y los objetivos fe- ministas dentro del discurso, sino que se convierte en el st- jeto para el cual se procura la representacién politica. Pero politica y representacién son técminos que suscitan opiniones contrapuestas. Por un lado, representacién funciona como tézmino opetativo dentro de un procedimiento politico que pretende ampliar la visibilidad y la legitimidad hacia Jas mu- jeres como sujetos politicos; por otro, la representacién es fa funciéa normativa de un lenguaje que, al parecer, muestra o distorsiona lo que se considera verdadero acerca de la cate- sorta de las mujeres. Para la teoria feminista, el desarrollo de tun lenguaje que represente de manera adecuada y completa a las mujeres ha sido necesario para promover su visibilidad itica. Evidentemente, esto ha sido de gran importancia, i en cuenta la situacién cultural subsistente, en la que la vida de las mujeres se representaba inadecuadamente ‘ono se fepresentaba en absoluto. Recientemente, esta concepciéa dominante sobre la re- lacién entre teorfa feminista y politica seha puesto en tela de juicio desde dentro del discurso feminista. El tema de las mujeres ya no se ve en términos estables 0 constantes. Hay numerosas obras que cuestionan la viabilidad del «sujetom como el candidato principal dela representaci6n o, incluso, dela liberacién, pero ademés hay muy poco acuerdo acerca de qué ¢s, 0 deberia ser, la categoria de las mujeres. Los campos de «representacién» lingifstica y politica definieron con anterioridad el criterio mediante el cual se originan los sujetos mismos, la consecuencia es que la representaciGn se extiende tnicamente a lo que puede reconocerse como un sujeto, Dicho de otra forma, deben cumplirse los requisitos para ser un sujeto antes de que pueda exienderse la repre- sentacidn. SUJETOS DE SEXO/GENERO/DESEO a Foucaul afirma que los sistemas juridicos de poder pro- ducen a los sujetos a los que mas tarde representan.4Las: no- ciones jurfdicas de poder parecen regular Ia esfera politica tinicamente en términos negatives, es decit, mediante la li- it ‘én, la reglamentacién, el control y has- tala én» de las personas vinculadas a esa estructu- 1a politica a través de la operacién contingente y retractable de la eleccién. No obstante, los sujetos regulados por esas estructuras, en virtud de que estan sujetos a ellas, se const- tuyen, se definen y se reproducen de acuerdo con las impo- siciones de dichas estructuras. Si este andlisis es correcto, centonces la formacién juridica saje y de la politica que presenta a las mujeres como «el sujeto» del feminismo es, de por sf, una formacién discursiva y el resultado de una version especifica de la politica de representaci6n. Ast, el su- jeto feminista esti discursivamente formado por Ja misma estructura politica que, supuestamente, permitird su eman- cipacion. se convierte en una cuestin valcamente toblematica si se puede demostrar que ese sistema crea su- Fins con gencro gue se sian sobre un ce diferencial de do- minacién o sujetos que, supuestamente, son masculinos. En tales casos, recurrir sin ambages a ese sistema para la cmnan- cipacién de las «mujeres» seré abiertamente contraprodu- cente. a E] problema del «sujeto» es fundamental para Ja politi- ca, y concretamente para la politica feministe, porque los su- jetos jurfdicos siempre se construyen mediante ciertas pric- ticas excluyentes que, una vez determinada Ja estructura juridica de la politica, no «se perciben». En definitiva, la canstruccién politica del sujeto se realiza con algunos obje- tivos legitimadores y excluyentes, y estas operaciones politi- cas se esconden y naturalizan mediante un anélisis politico 48 ‘EL GENERO EN DISPUTA en el que se basan las estructuras jurfdicas. El poder jutidi- co «produce» itremediablemente lo que afirma s6lo repre- sentar; asf, la politica debe preocuparse por esta doble fan- ci6n del poder: Ia juridica y la productiva. De hecho, la ley produce y posteriormente esconde la nocisn de «un sujeto anterior a Ia ley? para apelar a esa formacién discursive como una premisa fundacional neturalizada que posterior- mente legitima la hegemonia reguladora de esa misma ley. No basta con investigar de qué forma las mujercs pueden cs- tar representadas de manera més precisa en ef lenguaje y la politice. La critica feminista también deberia comprender que las mismas estructuras de poder mediante las cuales se pretende la emancipacién crean y limitan la categoria de elas, mujeres», sujeto del feminismo. En efecto, la cuestién de las mujeres como sujeto del fe- sminismo plantea Ia posibilidad de que no haya un sujeto que exista «antes» de a les, esperando la represeataci6n en y por esta ley. Quizds el sujeto y la invocacién de un «antes» tem- poral sean creados por la ley como un fundamento ficticio de su propia afirmacién de fegitimidad. La hipstesis preva- leciente de la integridad ontolégica del sujeto antes de la ley debe ser entendida como el vestigio contemporéneo de la hipétesis del estado de naturaleza, esa fabula fundacionista que sienta las bases de las estructuras juridicas del iberalis- imo clésico. La invocacién performativa de un «antes» no hist6rico se convient en la premisa fundacional que asegura tuna ontologia presocial de individuos que aceptan libre- mente ser gobernados y, con ello, forman la legitimidad del contrato social. Sin embargo, aparte de las ficciones fundacionistas que respaldan la nocién del sujeto, estd el problema politico con el que se enfrenta el feminismo en la presuncién de que el SUJETOS DE SEXO/GENERO/DESEO 49 término «mujeres» indica una identidad comin. En lugar de un significante estable que reclama la aprobacién de aque- llas a quienes pretende describir y representar, mujeres (in- cluso en plural) se ha convertido en un término problemati- co, un lugar de refutacién, un motivo de angustia, Como sugiere el titulo de Denise Riley, Am I that Name? (Soy yo ese nombre?], es una pregunta motivada por los posibles significados miiltiples del nombre? Si una «es» una mujer, es evidente que eso no es todo lo que una es; el concepto no es cexhaustivo,{no porque una «persona» con un géncto prede- terminado sobrepase los atributos especificos de su géaero, sino porque el género no siempre ituye de forma co- porque se entrecruza con modalidades taciales, de clase, &- nicas, sexuales y regionales de identidades discursivamente constituidas. Ast, es imposible separar el «género» de la in- tersecciones politicas y culturales en las que constantemente se produce y se mantiene. La creencia politica de que debe haber una base univer sal para el feminismo, de que puede fundarse en una iden- tidad que aparentemente existe en todas las culturas, a me~ nudo va unida a Ia idea de que la opresién de las mujeres posee alguna forma especifica reconocible dentro de la es- tructura universal o hegeménica del patriarcado 0 de la do- rminacién masculina. La idea de wa patriarcado universal ha recibido numerosas criticas en afios recientes porque no tie- ne en cuenta el funcionamicnto de la opresién de género en Jos contextos culturales concretos en los que se produce, Una vez examinados esos contextos diversos en el marco de dichas teotias, se han encontrado «ejemplos» o «ilustracio- nes» de un principio universal que se asume desde el princi- pio. Esa manera de hacer teoria feminista ha sido cuestiona- 50 EL GENERO EN DISPUTA da porque intenta colonizat y apropiarse de las culturas no occidentales para respaldar ideas de dominacién muy occi- dentales, y también porque tiene tendencia a construit un < tendra sentido para el feminismo tinicamente cuando el sujeto de las «mujeres» no se dé por sentado en ningtin aspecto. 34 EL GENERO EN DIsPUTA EL ORDEN OBLIGATORIO DE SEXO/GENERO/DESEO ‘Aunque la unidad no problematica de las «amujeres» sue- fe usatse para construir una solidaridad de identidad, la di ferenciacién entre sexo y género plantea una fragment en el sujeto feminista. Originalmente con el oe de dar respuesta a la afirmacién de que «biologfa es destino», esa diferenciacién sirve al argumento de que, con independen- cia de la inmanejabilidad biolégica que tenga aparentemen- te-el sexo, el género se construye culturalmente: por esa ra- 26n, el género no es el resultado causal del sexo ni tampoco ¢s tan aparentemente rigido como el sexo. Por tanto, la uni- dad del sujeto ya esté potencialmente refutads por la dife- Tenciacién que posibilita que el género sea una interpreta- cin mniltiple del sexo.” Si el género es los significados culturales que acepta el ‘cuerpo sexuado, entonces no puede afirmarse que un géne- ro tinicamente sea producto de un sexo. Llevada hasta su limite logico, la distincién sexo/género muestra una discon- tinuidad radical entre cuerpos sexuiados y géneros cultural- mente construidos. Si por el momento presuponemos la es- tabilidad del sexo binario, no esta claro que la construccién de chombres» daré como resultado tnicamente cuerpos masculinos o que las «mujeres» interpreten sélo cuerpos fe- meninos. Ademés, aunque los sexos parezcan ser claratnen- te binarios en su morfologia y constitucién (lo que tendra ‘que ponerse en duda), no hay ningiin motivo para creer que también los géneros seguirdn siendo sélo dos.* La hipétesis de un sistema binario de géneros sostiene de manera impli. cita la idea de una relacién mimética entre género y sexo, en In cual el género refleja al sexo o, de lo contrario, esté limi- tado por él. Cuando la condicién construida del género se SUJETOS DE SEXO/GENERO/OESEO 8 tcotiza como algo completamente independiente del sexo, el .género mismo pasa a set un attificio ambiguo, con ef resul- tado de que hombre y masculino pueden significar tanto un cuerpo de mujer como uno de hombre, y mujer y femenino tanto uno de hombre como uno de mujer. Esta separacién radical del sujeto con género plantea otros problemas. mujer, pero siempre bajo la obligacién cultural de hacerlo. ¥ es evi- dente que esa obligacién no la crea el «sexon. En su estudio ro hay nada que asegure que la «persona» que se convierte en mujer sea obligatoriamente del sexo femenino. Si «el cuerpo es una situacién», como afirma, no se puede aludix a un cuerpo que no haya sido desde siempre interpretado mediante significados culturales; por tanto, el sexo podsia no cumplir los requisitos de una facticidad anatmica pre- discursiva, De hecho se demostrard que e! sexo, por defini- cién, siempre ha sido género."*

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